Los Últimos Siete Días de Mi Vida

download Los Últimos Siete Días de Mi Vida

of 22

description

Novela que narra los últimos días de un rico heredero que se encuentra frente a la única solución para resolver sus problemas financieros.

Transcript of Los Últimos Siete Días de Mi Vida

Los ltimos siete das de mi vida

Los ltimos siete das de mi vida

Lunes Da 1

Argentina es un pas grande, y no precisamente me refiero a ste por ser el octavo de mayor extensin en el mundo, sino por quienes lo conforman. Sus habitantes son el producto de aos de influencia europea y, como no serlo, si su capital fue tomada por el viejo continente. Hubo un momento de su historia que el 60% de quienes habitaban Buenos Aires, provenan de Europa.Esta mezcla inyect al pas sudamericano un gen particular que hizo posible muchas fortunas, una de ellas, la de los Mont. Esta historia nos habla del ltimo de los hijos, uno que lucha por sobrevivir, y se encuentra en una encrucijada, una que le orilla a tomar la decisin ms dura, pero aparentemente la nica que ofrece una solucin a sus maysculos problemas. Santa Fe, Argentina es la ciudad donde se desarrollan los ltimos siete das de la vida Luigi Mont. La ciudad est sofocada por un calor inusual que no deja de azotarla ni de da ni de noche.

-Pero-Sr. Mont por favor!- puso su mano sobre mi pecho, con firmeza, pero a la vez con respeto. Esta accin tena como objetivo indicarme que no deba avanzar ms. Desplac entonces la vista hacia mi familia. Estaban rodeados de unas cuantas maletas que contenan lo que habamos alcanzado a rescatar. El momento que tanto habamos temido haba llegado. Los oficiales de desalojo procedieron con rapidez y frialdad ayudados de la complicidad de la sorpresa y el pnico que abraza a los que son presa de ellos. Haba una fuerza superior a nosotros que nos haca permanecer frente a la residencia, como si el quedarse ah estupefactos dotara de misericordia a los oficiales y con ello nos fueran a regresar lo que por los ltimos aos haba sido nuestro hogar. Me fue imposible detener la reproduccin acelerada de lo ah vivido. Los primeros aos de matrimonio, la llegada de los hijos, las reuniones de navidad. Todos y cada uno de los momentos felices llegaron a m. Se acumulaban para hacer el momento ms denso an. El silencio fue quebrado por Massima quin sbitamente fue poseda por un ataque de ansiedad dirigido en contra ma. Golpeaba mi pecho con furia y desesperacin. No haba forma de reclamarle por ello, incluso yo hubiera hecho lo mismo si fuera posible. Reciba sus golpes de manera estoica. Mereca el castigo, ojal que ello fuera la solucin para lo que vivamos. Mi cuerpo se balanceaba al hacerlo sin apenas sentir dolor. Toda mi atencin se centraba en las lgrimas de la mujer que haba pasado los mejores aos de su vida a mi lado. El dolor en el alma que me causaba la escena, la impotencia de no poder dar fin a la pesadilla que vivamos, sobrepasaba por mucho el dolor inferido por sus puos.Cerr los ojos, haba una obscuridad total en mi interior, me sent aislado, entonces me pregunt:->Aspir y cuestion de nuevo el cmo haba llegado a ese punto: la arrogancia?, el exceso de confianza?, mi falta de capacidad?... Qu fue? No encontr la respuesta, pero si una para determinar, en forma clara, el momento en que inici el descenso. Fue cuando la impotencia se apoder de m, lo hizo sin hacer ruido a su llegada, me paraliz lentamente, maniatndome, envolvindome en un vendaje hecho de tristeza y depresin. Cuando intent reaccionar ya era demasiado tarde, estaba tan ajustado su vendaje que mis movimientos por salir de l no produjeron resultado alguno. En un corto tiempo haba perdido todo, lo haba dejado escapar de entre mis manos. Un ltimo intento por encontrar respuestas me llev a buscar el punto de quiebre. El da, el instante en que haba tomado la mala decisin que desencaden todo, porque seguro era algo que hice mal, que decid mal y luego se encaden a otra mala decisin y as y as sucesivamente. La respuesta no lleg, y quizs nunca llegara, tena meses buscndola.Abr los ojos, Massima estaba ahora impvida. Una paz siniestra fue la siguiente sensacin, similar a la que antecede a la batalla.Dnde ira?, dnde dormira mi familia esa noche?, con qu dinero? Revis mis bolsillos y estaban vacos. Imagin las limitaciones que se avecinaban, an mayores a las ya vividas. Hubo un momento que pens que haba tocado fondo, pero el desalojo me hizo ver que no era as, lo peor estaba por venir. Mi mirada extraviada se estacion en Sebastin, el ms pequeo de mis hijos, el cual, observaba asustado a su madre. Lo haca con la incapacidad, propia de los cinco aos, para comprender lo que estaba experimentando. Definitivamente no poda procesarlo, pero si intuir que lo vivido no era algo bueno, nuestras caras, nuestras actitudes se lo decan. Me inclin y le abrac, le di un beso en la frente, l no se inmut, su atencin estaba puesta en Massima. No apartaba la vista sobre ella, su rostro reflejaba la angustia del momento. Sebastin no saba si deba llorar o no no saba qu hacer. Lo abrac con todas mis fuerzas, como si con ello le protegiera del momento. Su pequeo rostro qued justo en mi corazn, fue solo entonces que dej escapar un sollozo, uno discreto para no importunar.Mientras tanto Luigi, el mayor de nuestros hijos, de apenas catorce aos, trataba de entrar a casa, los canas, los policas que acompaaban a la autoridad, lo detenan. Impedan su avance sin esfuerzo alguno. Su furia, intrnseca de la edad, le impulsaba a librar una lucha desigual, dos mastodontes contra un adolescente que intentaba salir de su empaque de nio. Mi primer impulso fue detenerlo, pero despus decid no intervenir, de una u otra manera tena de dejar salir la frustracin de la experiencia o quizs quien me detuvo a intervenir fue Sebastin con su llanto, quera morir al verlo como sus pequeitas manos cubran su rostro, como se replegaba a mi pecho, quera borrar sbitamente lo vivido. - Sr. Mont, por favor controle a su hijo!- mi actitud observadora fue reconvenida por el hombre que diriga la accin de desalojo, ste haba sido trabajador de mi padre en las pocas de auge, quizs por eso su actitud era pasiva y consecuente- acompeme por favor. Me retiro a unos pasos de todos, de mi familia, la polica y los vecinos que se haban citado para ver el espectculo. -No puedo hacer nada, comprndame, quisiera ayudarle, pero no est en mis manos si no se van de aqu tendr que llevarlos a la estacin de polica.-No se preocupe, nos vamos ya-Gracias- contest de manera apenas perceptible. No saba a dnde ira, solo que no podra permanecer ms tiempo frente a lo que haba sido mi casa, hacerlo significaba arresto. La ley citaba que por noventa das no podra acercarse a la propiedad motivo del desalojo ninguna persona que hubiera ocupado la casa antes de ste. El calor que haba azotado la ciudad y que esa noche pareca ms intenso, se dej de sentir apenas tocaron la puerta los policas con la orden del juez. Mi mundo se par, no poda procesar nada, todo pareca parte de un sueo, de una pesadilla. El calor pas a un segundo trmino, con seguridad porque el calor interno era mayor que el del ambiente. -Vamos camina Massima- dije deshecho mientras abrazaba y empujaba con disimulo a mi mujer. Ella no contest, solo se limit a cargar maletas y caminar, los tres hacamos lo mismo. -Sr Mont - era uno de los canas- su hijo debe llevarse a su hijo. Sebastin se haba regresado, se haba escapado de las manos de Massima para irse a parar frente a la casa, la vea ensimismado, secndose las lgrimas. No lloraba ms. Toqu su hombro e hice un leve esfuerzo para obligarlo a emprender la partida.-Hijo es hora de irnos- murmur a su odo. Apenas termin de hablar se vir y tom mi rostro entre sus manos, lo peg al de l y dijo:-A qu horas regresaremos?- saba la respuesta, pero formul la pregunta pensando en la posibilidad de que estuviera en un error. No supe que contestar, si con una mentira piadosa o con una dura verdad. Fue entonces que la ansiedad trep por el interior de mi cuerpo para presionar mi garganta, mi respirar comenz a dificultarse, el miedo entonces me abraz con una intensidad nunca antes sentida, me sent solo y con un largo camino por recorrer. Mi mano derecha tembl sin poder controlarla, el dedo meique vibr an ms que el resto, cerr entonces con fuerza el puo, pero aun as el temblor ya era incontrolable. -No no s hijo- me agach y acarici su rostro- no lo s Leo- acomod su cabello sin prisa alguna.-No volveremos?-S, un da lo haremos. Te lo prometo.-Vmonos pues ya!- extendi su pequea mano sudorosa debido al ambiente ardiente que baaba la noche con 43 grados sumado al generado por la tensin del momento. El caminar por el bloque, el mismo en el que habamos vivido los ltimos quince aos, fue como un paseo por la humillacin, conforme cruzbamos las casas de nuestros, ahora antiguos vecinos, se cerraban las contraventanas. No hubo ningn adis, no hubo alguna invitacin a pernoctar. Solo los perros, que estaban en los jardines frontales, nos lanzaban ladridos. No supe si eran de despedida o de desprecio. En la esquina nos esperaban Massima y Luigi, di gracias a Dios que mi padre hubiera fallecido un par de aos atrs. No hubiera soportado que viera ese momento, l que tanto esperaba de m en la vida y verme derrotado a la mitad del camino, justo donde se supone que debera estar consolidando mi carrera. Con seguridad volvera a morir. Mov mi cabeza en negacin, no por lo que estaba viviendo, sino por mis errores, dentro de mi dolor quedaba un pequeo espacio para la molestia conmigo mismo. -Suba!- grit el taxista, con un nimo inusual. Intento entrar al automvil, pero la sorpresa me echa hacia atrs.- Qu haces aqu?-Suba!- me hizo una seal con su mano para que me apurara- el calor est infernal.Ya sentado repito la pregunta. -Qu haces aqu?- el chofer era un joven que haba trabajado en nuestros almacenes como contador, el cual, al percatarme que era inevitable la cada estrepitosa de la empresa lo recomend con uno de nuestros clientes. -Qu haces manejando un taxi?-Estoy aqu para llevarlo seor. -Pero -Eres contador Ariel!-Ningn trabajo es malo seor. -No me refiero a eso pas algo?-No, solo vine aqu para ayudarle. Usted lo hizo conmigo, la vida es recproca. -No lo creo Ariel, ahora mismo lo estoy comprobando. -Hay ocasiones que uno ve el panorama ms obscuro de lo que es. -Ayudarme?!- asimil tardamente su respuesta, una totalmente ilgica. Solo se escuchaba el roda de los neumticos, Ariel no respondi, nadie hablaba, momentneamente el encuentro haba hecho apartar de mi cabeza el trauma del desalojo. -Ya viste quin conduce?- ahora dirig la pregunta a Massima, la cual tambin debera estar sorprendida por haberse cruzado con Ariel. No contest, su cabeza estaba contra el vidrio, en medio de ambos estaba Sebastin quien ya dorma, seguramente la tensin del momento lo haba vencido y se haba quedado dormido apenas subimos al taxi. En la parte delantera iba Luigi en total seriedad. -Massima- toqu su hombro con delicadeza. Sent el estremecer de su cuerpo. En primera instancia pens que le haba asustado, pero no era as, el movimiento era involuntario, era uno provocado por el llanto contenido. Solo hasta ese momento me percat que sollozaba hacia el interior. Separ mi mano y la dej a unos milmetros de ella, no supe si intentar de nuevo hablarle o dejarla con sus pensamientos. Aspir, cerr los ojos y permanec en silencio al igual que todos. No saba a dnde se diriga el vehculo, con seguridad el destino haba sido indicado por Massima antes de que me subiera. La soledad me dej de frente con la realidad, el percatarme de sta provoc que las lgrimas aparecieran, sin poder evitarlo comenzaron a salir, como si hubiera abierto el grifo. De manera constante unas pesadas, llenas de dolor, de desesperacin, recorrieron mis mejillas. No hice nada por contenerlas, sent algo de paz al llorar.Cuando no haba ms lgrimas por sacar de mi cuerpo limpi con el dorso de mi mano la humedad sobre mis mejillas, lo hice con energa, con coraje. No quera que mi familia me viera doblegado, si fuera as, perderan todo sentido mis palabras a la hora de la reconstruccin, porque seguro habra una, esto solo sera una cada, una estrepitosa y mayscula, pero solo eso, una cada. Ya de nuevo con el control sobre mis temores pude comprender el por qu Massima iba as, de espalda. Se guardaba de no llorar frente a los nios, frente a m. No pude evitar entonces una segunda rfaga de sentimientos, me desmoronaba no poder hacer algo por ella, no tener una palabra de aliento una promesa, ya todo se haba esfumado y mis palabras haban perdido influencia sobre ella. Con justa razn, lo que vivamos era solo una muestra.Mis ojos los clav entonces en el pavimento, por nada permitira contaminarlos con mi debilidad. La va despus de un momento se torn ms obscura, luego unas grietas apenas perceptibles se comenzaron a dibujar, el lugar se torn desconocido, me jactaba de conocer cada rincn de la ciudad, pero pero ste no. No tuve la fuerza ni el nimo para levantar la mirada y tratar de descubrir en dnde estbamos. Prefer que el destino me llevara, con seguridad cualquier destino era mejor al del desalojo. Dormit por un largo tiempo, me pareci que haba sido una vida, ah tuve un sueo, apareca en medio de un camino largo y obscuro, un hombre vestido de blanco que me tenda la mano y me mostraba un camino, l puso sobre mi hombro su mano, al hacerlo, sent una inmensa paz. Camin por un largo trecho a mi lado hasta que me dijo: >. Lo vi desaparecer sin sentir miedo, me qued con la paz que haba trado al tocar mi hombro. Un salto del vehculo hizo que regresara del sueo y me dejara con la vista frente al panorama. Las casas elegantes de mi residencial haban dejado su lugar a unas minsculas y mal construidas, por ms que intentaba recordar no tena xito. Dnde estara?, no quera preguntarle a Massima antes de esforzar mi mente en ubicar el lugar. No poda ser que no me acordara!, con seguridad era a las afueras de la ciudad, las casas se empezaban a alejar unas de otras, estaban como salpicadas en un lienzo, los bloques, las calles, perdan su sentido, ni con imaginacin podras determinar donde iniciaba y terminaban. Ya desesperado, en plena obscuridad y soledad pregunt: -Dnde estamos? -Dnde me indic la seora- haba algo extrao en la contestacin, pero sobre todo en su voz, podra decir que era ttrica. -Dnde?- insist con mi pregunta. -Estamos por llegar al destino que me indic la seora- un escalofro recorri mi cuerpo, la voz no corresponda a la de Ariel, era la de un hombre. viejo? -Quin es usted!!!- pregunt a la vez que replegaba mi cuerpo al asiento. De manera instintiva trataba de alejarme de l. -Su chofer. -Mi chofer? Yo no tengo chofer!!!- respond molesto a su aseveracin. El tono de mi contestacin era ms un acto de defensa que por enojo mismo. Temeroso sera en todo caso la palabra que defina mi estado. -Se siente bien seor?- contest con una calma aterradora aquel que haba tomado el lugar del joven.-Y Ariel?- seguramente cuando dormitaba el hombre haba tomado el lugar del joven.Silencio fue la respuesta. La obscuridad abonaba a mi incertidumbre. Se haba tornado ms que profunda. El rostro del hombre ero lo nico que se poda percibir en el interior del vehculo gracias a las luces del tablero. Me sent solo y en medio de la nada.-Exijo que me diga quin es usted, hace un momento estaba conduciendo Ariel! Dnde est, dnde lo dej?Vir su cabeza sin prisa alguna, qued frente a m, fue entonces que me di cuenta que no haba sido producto de mi imaginacin, confirm mis sospechas. Al hacerlo tome la manija del auto para bajar de l, estaba bloqueada.-Ariel!- era l, pero con cien aos encima. Haba envejecido sbitamente!-Dgame seor- contest sin perder la calma. -Sebastin!- instintivamente me lanc sobre Sebastin. Haba que protegerlo, pero NO ESTABA! Me impulso, ya sin que me importara ms Ariel, hacia el asiento delantero, donde iba Luigi su lugar est vaco. -Y mi hijo?!- grit desesperado- Mis hijos!!!- sent un vaco sbito, una daga haba penetrado mi cuerpo dejando un hueco en mi alma. El dolor era indescriptible. El hombre no contest, sigui con la mirada fija en el camino, el cual ya estaba totalmente desierto y obscuro. -Pare el auto! YA!!!-Ya estn bien- una voz tierna y apacible respondi. Era Massima.-QU?!-Luigi est bien desde hace diez aos. Sebastin descansa hace una semana amor. -Qu dices?-Que ellos ya estn bien- contest el chofer- ya no sufren. -Quin es este hombre?-Es Ariel el fiel Ariel. -Cul Ariel ni que ocho cuartos!-S amor, es l- era desesperante como ninguno de los dos perdan la calma, pareciera que el que estaba mal era yo. Nos habamos subido en el taxi apenas unos minutos atrs y estaba ahora sucediendo todas estas cosas extraas con seguridad haban bajado a los nios y este hombre haba tomado el lugar de Ariel. Quiz sera su padre o su abuelo, porque si se pareca y mucho. -Massima!- la voltee del hombro violentamente- qu sucedi!-La vida transcurri la vida- pude en ese momento percatarme de que su voz era diferente, lenta, cansada. No poda verla, la obscuridad baaba su rostro. Era ella pero pero diferente. -Los muchachos dnde estn?-Ya no estn- su respuesta y la forma de sta me aterr. -Detengo el auto seora?-No an no es tiempo. -Cmo que no es tiempo tiempo de qu?-Dnde bajaste a los nios?- el sudor ya estaba por todo mi cuerpo, el calor no era quin lo produca sino la ausencia de mis hijos, sta aumentada por la tranquilidad de Massima. -No te preocupes, todo estar bien dentro de poco tiempo, estaremos juntos de nuevo. -Quines estaremos juntos?-Todos. Los cuatro. -Qu qu dices? Dnde estn los nios!!!-Calma amor.-Massima, no estoy para juegos y menos despus de lo que acaba de pasarnos!Aspir un par de veces, deba de tener todo esto una explicacin y lo mejor sera controlarme, as sera ms fcil hallarla. -Por favor dime que pas- hice una pausa ms para retomar el control total de mi respiracin- dnde estn los nios y porqu est este seor en el lugar de Ariel. Por qu te diriges a l con tanta familiaridad dmelo por favor. Su mano sali de la obscuridad y se introdujo con lentitud en mi cabello. -Ests empapado en sudor!Tom su mano para retirarla, sin saber por qu, la preocupacin de los nios desapareci repentinamente, como si nunca hubiera estado. Entonces lejos de retirarla la comienzo a acariciar, me percato que su mano es la de una anciana! Su rostro es entonces que sale de la obscuridad y puedo percatarme que era Massima, pero con muchos aos encima. Estaba consumida, su piel estaba pegada a los huesos, el cabello totalmente encanecido, su piel tena pliegues sobre pliegues Era una anciana!!! -Massima?-S. Soy yo. -Qu te pas?-La vida. -Pero hace un momento-La vida se va en un momento, en un segundo. Nos lo dicen y no creemos que eso sea posible siendo que est pasando en ese instante, se nos est yendo de entre las manos. Observo mis manos con temor, significaba que si Massima haba envejecido yo -Te sientes bien?, ests empapado en sudor- sus speras manos se perdan entre mi cabello produciendo an el mismo efecto tranquilizador de aquella primera y lejana vez que lo hizo. Las lgrimas comenzaron a aparecer sobre mis mejillas de nuevo, intent seguir el camino de ellas, el hacerlo me hizo percatarme de una cosa, mi rostro estaba lleno de bordos que impedan que corrieran normalmente, estaba lleno de arrugas. Coloqu mis manos en la endeble luz que iluminaba el rostro de Massima y pude ver que eran las de un anciano. La vida haba pasado sin darme cuenta. Cierro los ojos y comienzo a desvanecerme. -Luigi!Era Massima, su voz haba dejado de ser tranquila. Ahora mostraba preocupacin. -Luigi!- me estremeca, pero yo no quera contestarle, no quera abrir los ojos, pens que el no hacerlo me mantendra en lugar seguro. -Luigi!!!Su voz perda fuerza. Lo haca a la vez que yo perda en la misma intensidad la visin, sta se empezaba a cerrar de forma circular, del exterior hacia el interior. Igual que si fuera cayendo el teln. El momento era agradable, nada me dola, no haba calor, no haba preocupaciones, las dolencias, esas que se te van sumando con los aos y aprendes a vivir con ellas, se haban tambin ido. -Lui - como la voz producida por una brisa escuch el inicio de mi nombre. Algo me hizo voltear hacia atrs. Caminaba, con una ligereza inusual, podra jurar que levitaba. Un efecto inverso comenz a ocurrir. Un punto de luz justo en el centro del camino apareci. Un impacto certero me uni con esa luz, al momento de hacerlo estremeci mi cuerpo, pero no para mal, al contrario, sent una descarga de felicidad, s eso fue, una de felicidad plena. No haba duda hacia donde debera dirigirme. A pesar de que todo era obscuridad, no tena temor, la paz era inmensa y emanaba de m. Conforme me acercaba al punto de luz, ste se haca ms grande, proyectaba un blanco intenso, nunca haba visto esa tonalidad de blanco, pero adems, haba una fuerza en l. Algo hermoso suceda, era algo que sobrepasaba por mucho la ms inmensa felicidad. El punto de luz se convirti en un crculo que abarcaba la mitad de mi panorama. Cuando lleg a ese nivel unas voces, apenas perceptibles, comenzaron a llenar el lugar. Mi rostro comienza a esbozar una sonrisa no puedo creerlo! -Hola pequeo!- era mi padre, no poda verlo, pero si escucharlo, no solo escucharlo sentirlo! era l- te encuentras bien?-S pap muy bien!- no tena edad, haba perdido ese parmetro, me senta como nio, pero tambin como adulto y como joven, me senta como todo a la vez. La voz de pap fue tranquilizadora, pero lo siguiente fue-Ven hijo ma deja abrazarte- era mam, no tena ansias en verme, era como si nunca hubiera dejado de estar a mi lado, yo tambin senta lo mismo. Era como si repentinamente se hubiera abierto un canal en m, uno que me mostrara una vida paralela en la que nunca hubo sufrimiento, y en el que su apertura suprimiera el que yo recordara como el vi. Desapareci, todo era paz. Mi rostro estaba con una sonrisa permanente, el de mis padres tambin, aunque no los poda ver, saba que as era.-Llega a la luz, ah vers a todos. Ellos te esperan. Asent, comprenda todo, sin saber cmo o porqu, todo lo entend. En la luz comenc a visualizar una forma, era una silueta, no muy bien definida, pero si lo suficiente para saber que era una y que me llamaba:-Ven ven. Entra- su voz, conforme me acercaba se converta clara, penetraba por mis odos y recorran todo mi ser. Ese recorrido iba dejando un gozo pleno en cada parte, cerr mis ojos y pude ver eso, el recorrido de la voz por mi cuerpo. La luz blanca se convierte en niebla. Mi mente detiene ese momento de xtasis cuando estaba en el clmax. Lo hace justo cuando a lo lejos, casi imperceptible se escucha un murmuro. Intento desorlo, s que fue l responsable de que mi comunin con el xtasis fuera suspendido. Aspiro y expiro, una y otra vez, con ello controlo la turbulencia de la niebla, la voy aquietando, voy haciendo, sorprendentemente, que se esfume y con ello comienza a regresar todo Hago un esfuerzo superior para sellar mis odos. No debo permitir que regrese de nuevo ese murmuro, no permitir que esa paz me abandone de nuevo.-Luigi!!!- un estridente grito me toma por sorpresa. No s porque extraa razn, pero puedo ver con claridad, al igual que lo hice cuando fue la luz quien penetr la paz, el avanzar por mi cuerpo del llamado. Iba viendo su trayectoria a detalle y el cmo iba quebrando en sta mi conexin con la luz. Lo haca a una velocidad vertiginosa. El impacto final trajo consigo una implosin. En ella succion los ltimos destellos de luz. Poda ver mi interior, todo era obscuridad. Intentaba acostumbrarme a ella cuando de nuevo algo me interrumpe.Un certero golpe en la mejilla es el responsable. No me interesa saber que sucedi y permanezco con los ojos cerrados. Tengo la seguridad que estaba por llegar a un lugar extraordinario y deseo alcanzarlo, quiero estar ah. Una sensacin incmoda me visita, con ello me percato que el estado de ligereza, donde no exista dolor alguno, se ha marchado. Paso mi mano por el cuello, lo hago para retirar de l una densa capa de sudor, estoy baado de sta, mis brazos lo transpiran, se forman en sus poros pequeas perlas de mi transpiracin. Una doble dosis de cachetadas logra su objetivo y en esta ocasin abro los ojos.-Luigi!!! Gracias a Dios!Mi vista est borrosa, cierro y abro los ojos para enfocar mejor. Me siento extrao, desubicado, comienzo a explorar alrededor, conforme lo hago el panorama se torna claro. Al regresar a mi vista frontal veo a Massima, est sobre m envuelta en lgrimas.-Qu pas?- pregunto atontado.No contesta, el llanto se lo impide, su llanto era parecido al mo cuando mis hijos haban MIS HIJOS!!!- Los nios!!!- quiero volverme loco. -Massima est en ese momento sobre mi pecho, no responde, est sumida en su llanto a la vez que da gracias a Dios una y otra vez. Le estrujo, es como puede reaccionar y repito la pregunta. -Dnde estn los nios?!- aunque mi cabeza est hecha los, puedo discernir la realidad de la fantasa y lo que acabo de vivir, en mi cabeza, es real.-En su habitacin- contiene el llanto y me contesta asustada- Por qu?-Estn bien?-S-Segura?-S. Fui a verlos hace un momento- intent levantarme para ir a cerciorarme, pero an las fuerzas no regresaban en su totalidad.- Tranquilo. Todo est bien.-Dnde estamos?- no reconoca nada, apenas a Massima.-En la habitacin en la casa. -En la casa, en cul casa?-En la nuestra. -Los nios?-Ya te dije. Estn en su cuarto. -Segura?-Claro! Con algunos esfuerzos, y con la ayuda de Massima me sent sobre la cama. Ya estaba recuperndome, muy adolorido, pero mejor. Las sbanas estaban empapadas de sudor, toco mi pecho y puedo percatarme que mi corazn late ms rpido de lo normal, aunque va descendiendo su carrera. Me quedo en la misma posicin hasta que el ritmo regresa a la normalidad. -Qu pas?- pregunto con la seguridad de que ella tuviera la respuesta.-Tenas una pesadilla. Me levant porque estabas hablando y-Qu deca?- su rostro se empez a llenar nuevamente de lgrimas. Lo cubri con ambas manos- Qu dije?Algo ms debi haber pasado, con seguridad mi pesadilla no era lo que provocaba el llanto de Massima. -Es que- asustada comenz a platicarme- estabas hablando primero con Ariel- me platic todo mi sueo, lo ms extrao es que lo recordaba a exactitud, y conforme lo narraba lo volva a vivir. Mi sensacin no era en lo ms mnimo la de recordar un sueo, sino la de volver a vivir una experiencia. Los sueos se vuelven, apenas regresas de ellos, en confusos, borrosos, se eliminan conforme avanzas el tiempo. Con ste no sucedi as, estaba intacto. -Es extrao Massima, lo que me cuentas es exacto y todo lo tengo en mi cabeza, idntico a tus palabras. -Te moriste Luigi.-Qu?-Mo moriste. Cuando comenzaste a discutir con Ariel o a quien le reclamabas, tu voz comenz a apagarse, me asust e intent despertarte. Tena mi mano sobre tu mejilla, sta comenz a enfriarse, el sudor, en el que estabas envuelto segundos atrs, desapareci. Mi respiracin se contuvo. Mi cabeza ech a andar el recorrido hecho por el tnel. Las palabras de Massima confirmaban que no haba sido un sueo, que lo que pas en mi cabeza haba sido real.-Mi mano, la cual tenas apretada, la soltaste, como cuando cae una hoja, as sent, se desvaneci. Las fuerzas te abandonaron, era como si tu alma se hubiera desprendido. Ah supe que- comenz a temblar y sollozar- supe que te haba perdidoLe abrac, no pudo continuar, su llanto se volvi desenfrenado.-Tranquila. Ya pas. Todo est bien- sent la falsedad de mis palabras. Eso era lo que quisiera, que todo estuviera bien, pero en mi vida todo iba mal.Estuvimos as un largo tiempo. Haca tiempo que no tenamos contacto, la cercana se haba perdido con los aos, quisiera decir que ramos un par de extraos, ese tipo de relacin hubiera sido preferible a la que tenamos, nos comportbamos como dos enemigos acrrimos. Tenamos una relacin psima, ello hizo que el verla agazapada en mi regazo diera una tregua. -Qu pasara?- mis pensamientos me traicionaron y se transparentaron. -Te deshidrataste- yo no cuestionaba lo que me haba sucedido, preguntaba qu nos haba sucedido, donde habamos perdido el amor, dnde se haba tornado en indiferencia, para luego acabar en una animadversin profunda. Cmo dos personas que se aman pueden acabar en el otro extremo? Era otras de esas preguntas sin respuesta que me taladraban a diario la cabeza. -Seguro, seguro eso fue- su cara retom el gesto adusto ordinario, el de quien est a la defensiva. Se retir y ya saliendo de la habitacin me dijo:-Te traer agua, necesitas rehidratarte. -No hay, se la di a los nios antes de dormir.-Luigi! Debes de tomar t tambin- se sent de nuevo a mi lado, tuve una sensacin placentera el sentir la calidez de su cuerpo, an a esas insoportables temperaturas. -Ya no haba. -En la mesa de la sala dej una botella con algo de agua. -Yo voy- le dije- durmete, ya voy a levantarme. -Son las cuatro! Debes de descansar, por favor, por lo menos hoy. -Tengo que revisar unos papeles. -A sta hora? Despus de lo que te pas?-Ya estoy bien, no te preocupes ms. -Cmo no voy a preocuparme! No sabes lo que sufr verte as!-Creme. Estoy bien- acarici su rodilla en seal de agradecimiento. Eso era ya una muestra de amor excesiva en una relacin desgastada como la nuestra- t duerme, ya casi es hora de levantarse. En el caf te platico amor.Amor? Le dije amor? Haca aos que esa palabra se haba suprimido de nuestro vocabulario. Fue involuntaria, me haba dejado ir por su actitud. Ella tambin reaccion sorprendida y me sonri tmidamente. Un silencio incmodo reino por unos instantes, era claro que ninguno de los dos sabamos cmo actuar. Para romperlo me met la playera que acababa de recoger del suelo, me la haba quitado al estar dormido. Calc unas sandalias de piel, un regalo de mi padre, razn por lo cual las hacan especiales. Antes de desaparecer por la puerta escucho su voz. -Oye- toma aire y dice- que bueno que ests bien. Me alegro mucho.-Gracias. En la cocina puse a hervir agua ya que la botella que haba dejado Massima en la sala se la haba tomado Sebastin y no haba nada que beber. Estaba deshidratado, mi cuerpo me peda el lquido a gritos. Me siento en la silla ms lejana a la estufa, el calor del ambiente quemaba y no quera aumentarlo con el de sta. Un par de bostezos fueron los responsables de acabar de despabilarme, ellos ayudan a despertarme. En ese momento fue apenas cuando comenc asimilar lo que me haba sucedido. Tener conciencia de ello desata un escalofro que recorre todo mi cuerpo, al finalizar recibo una pequea descarga que hace estremecerme. -Te asusta morir?- pregunta una voz en mi interior. sta corresponde a quien siempre he supuesto debe de ser mi conciencia.No respondo. Se queda mi vista fija en la nada. Paralizo todo mi ser, incluso contengo la respiracin. La respuesta no est a flor de piel. Es por mucho ms compleja que lo que aparenta. -Tienes miedo morir?-No pero- frunzo el ceo. Hago un gran esfuerzo, quiero contestar esa respuesta y hacerlo con la verdad. -Tuviste miedo- ya no es pregunta, es sentencia.-No claro que no!- lo contradigo rpidamente. Llevo mi pensamiento a otro lado con la intensin de cortar la conversacin. No es normal que est hablando conmigo mismo. Nadie me ha comentado que lo haga. Alguien ms lo har? Quizs s. Probablemente todo mundo lo hace, pero nadie platica de ello. -Te gust caminar por la luz?No contesto. No quiero seguir tejiendo ese juego en el cual me interrogo y respondo. -Solo dime si te gust. Silencio. -Te gust?Silencio. Aprieto los ojos y comienzo a reconstruir el da anterior. El hacerlo me ayuda a fijar mi atencin en algo en especfico, y as retirar mis pensamientos de donde no quiero que estn.-Contstame, no puedes ocultarte de m, estoy en tu interior. -No?-Claro que no, ya lo has intentado, y sabes que no lo logrars, no tiene caso que me evadas. -La respuesta es s- no s porque huyo a la conversacin, el hablar conmigo mismo me reconforta- fue una experiencia increble. Nunca haba experimentado algo as en la vida. -En la vida? No estabas vivo, pasaste por el trance entre la vida y la muerte A quin buscas engaar?Cerr mis ojos, las palabras de mi conciencia las sent como un regao por querer evadir la realidad. Al comprenderlo abro los ojos, lo hago sin prisa para luego asentir con mi cabeza. Sent la pesadez de las lgrimas en ellos, estaban contenidas en la base de mis ojos a punto de derramarse. Un dolor en mi corazn antecedi a un desgano total. Volv a cerrar los ojos, los tallo con lentitud. Tena muchas ganas de llorar, pero ya no poda hacerlo. Mi reserva de llanto se haba agotado.-Sabes qu fue lo ms fascinante de ese viaje?Fijo la vista en el ventanal que da al jardn, me dispongo a escuchar. -La ligereza que sentimos al caminar, eso fue lo que a m ms me gust. El cuerpo con los aos se va desgastando, va acumulando dolencias, pero como las personas viven a diario con ellas llegan a pensar que es normal. Lo hacen cuando olvidan del cmo era vivir sin esos achaques. Se acostumbran a tal grado que piensan que lo normal es como viven ese momento. -Ser?-Lo es. -Y t cmo lo sabes? Solo eres mi conciencia. Hubo un silencio. No encontr respuesta. -Quin eres?-Qu quin soy? Me preguntas en serio?-S, hablo muy en serio. Siempre he tenido esa duda. Quin eres y si solo a m me pasa que tengo estas plticas cerradas con una voz interna. -Soy t. T me creaste. Llmame como quieras. Conciencia no me disgusta, pero soy parte de tu diseo, como el corazn o el pulmn. -No estar volvindome loco?-Creo que s-De verdad lo piensas as?- mi propia conciencia sera incapaz de mentirme.-Si no lo ests ya, ests por volverte. -Tienes razn, la presin me rebas- nunca lo haba pensado, quizs lo est y no lo sepa. Supongo que as es, el que est enfermo no lo sabe, mientras que es tan claro para quienes estn a su alrededor. -Era broma. No lo ests y es normal que hables conmigo que soy tu. Soy tu conciencia, me creaste para equilibrarte, para poder escuchar consejos internos, para dar salida a tus miedos, temores, incluso alegras. Es para poder hablar contigo mismo. -Y para qu hara eso?-Las personas tienen una doble vida, una es la que aparentan ser y la otra es la que son. Sin m no podras sostener esa dualidad, es aqu, en nuestras conversaciones que te liberas de ese mundo irreal que creas y presentas a los dems. -Cmo?-Como lo haces ahora, preguntas como si no entendieras, siendo que lo sabes perfectamente. Aunque debo de darte un poco de crdito, no debe de ser fcil aceptarlo. -Quieres decir que mi vida es una mentira? -Hasta cierto punto s, pero no te preocupes, la de todos lo es. Va desde pequeas, cuando te preguntan cmo te va y tu contestas, bien ah va todo...-Claro! No podemos ir por el mundo contndole a todos de mi situacin. -Por qu?-Puessss... no s. Es algo que solo a m me atae!-Mmm-No me crees?-Recuerdas la ltima vez que fueron a casa de los paps de Massima, que cenaron ah.-S claro.-Tomaste la mano de ella Lo recuerdas?-No-Claro que s. Lo hiciste para crear apariencias, y ella tambin, respondi a tu apretn y te acarici. Ambos fingan. -No recuerdo, pero si fue as era para que sus paps no se preocuparan. -Fingen para que los dems estn bien, pero no para que ustedes lo estn No se te hace extrao?-Es natural, no podemos estar peleando por ah enfrente de todo el mundo. -Y por qu lo hacen frente a los nios? -No lo hacemos!- contest ofendido. -Otra mentira. A m no me puedes engaar, yo conozco todo desde el origen recuerda. Estoy adentro de ti. -Es que-Jajaja. Lo mismo de siempre, buscar una explicacin basada en que los dems son culpables. Con seguridad le echars la culpa a ella.-No, no iba hacer eso. -Mmm-Pues aunque dudes. Yo soy una persona objetiva. S cundo me equivoco y lo reconozco.-Te tengo una noticia. Todos piensan igual, si pudieras escuchar a Massima cuando habla consigo misma te sorprenderas de lo segura que est que la razn le pertenece. -Es obstinada!-No puedo negarlo.-Sus ideas son inamovibles, todo es perfecto mientras ests de acuerdo con ella.-Pues s, es una buena descripcin. -Ves que tengo razn, hasta t lo sabes. -Cmo que hasta yo? Si yo soy t. Todo lo que t crees saber lo conozco yo, pero de manera objetiva. Aunque en ocasiones no me hagas caso. -No te entiendo. No entiendo esa dualidad, eres yo, pero ms-No tengas miedo- me interrumpi mi propia conciencia. -Miedo?-S, a la muerte. -No es miedo, es el temor a lo desconocido. Siempre ha sido as. -S, pero para ti ya no lo es, ya sabes que es un lugar de paz, ah estaremos mejor. Bueno estars, yo no entro ah, mi funcin termina cuando t mueres. -Ya no conversara contigo si entro a donde la luz?-No me necesitars, es por eso que el cuerpo no hace el viaje contigo, ya no es necesario.-Tiene lgica. Aunque me hars falta. Sabes cuando ms confuso estoy, cuando necesito hablar o busco respuestas t eres el mejor lugar. -Esa es mi funcin. -Qu extrao?-Oye, hoy hay algo diferente- recapacit sobre algo que me haba pasado desapercibid- Por qu me dirijo a ti en segunda persona? Siempre que tena estas conversaciones eran monlogos. Era un dilogo reflexivo conmigo mismo y hoy te hablo como si fueras alguien ms. -Porque tomaste conciencia de mi existencia. Llegaste a otro nivel, uno en el que me puedes percibir de una forma distinta.-Y eso es bueno?-Podra decirse que s, poca gente lo logra. -Y t como sabes tanto? Solo has vivido en m. -Tu pregunta es tonta, pregntale al corazn como late. Quin le ense a hacerlo. -Es un impulso. -Y la mente? Quin le enseo a ella a pensar? Es un impulso?-Pues.-No todo tiene explicacin, por lo menos a este nivel. No quise confundirme ms as que retom la conversacin inicial. Tuve la necesidad imperiosa de hablar. -S tuve miedo-Es bueno reconocerlo. No pareciera, pero el hacerlo te ayuda a crecer. -Fue solo al principio, porque cuando entr a la luz todo cambi, ah me olvid de esto- volte e inspeccion con la vista la cocina.-Desaparece, ya nada necesitars. Llegas a otro lugar donde solo requieres el alma, la materia se queda, es el vestido que usas mientras ests aqu.-Por qu cuando estaba ah no record a mis hijos?- se aclararon muchas cosas repentinamente- Por eso tengo miedo! Quiero ir ah, pero no solo, me dolera mucho dejarlos aqu. -Te duele ahora el pensar en separarte, pero en ese lugar nada duele. Comprendes que es solo pasajero. Ahora no lo puedes entender. -Y t por qu s? Se supone que somos lo mismo t y yo.-As es somos lo mismo, pero en diferentes niveles.Me qued solo. Fueran las ltimas palabras en mi cabeza. Toda la conversacin se llev mientras esperaba que hirviera el agua. Ya comenzaba a evaporarse. -Qu extraa pltica!-dije en voz alta- Debe de ser una alucinacin- no encontraba explicacin racional a todo lo que acaba de experimentar. Quizs era producto de lo recin vivido. Son enigmticos los caminos de la vida. Quizs al morir creamos todo esto con el poder de la mente y lo hace a tal grado de perfeccin que creemos que es real.

NOTA: Lo que usted acaba de leer es el primer borrador, sin correccin alguna, por lo cual le ofrezco una disculpa por errores que con seguridad encontrar. El objetivo del ejercicio es solo conversar con los lectores sobre la historia. Ivn Eduardo LpezcamposPgina 20