Los tratamientos de lo involuntario en las Éticas de Aristóteles: una ...

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Ideas y Valores ISSN: 0120-0062 [email protected] Universidad Nacional de Colombia Colombia Rossi, Gabriela Los tratamientos de lo involuntario en las Éticas de Aristóteles: una cuestión de métodos Ideas y Valores, vol. LXI, núm. 150, diciembre, 2012, pp. 203-228 Universidad Nacional de Colombia Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80925522009 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    Rossi, Gabriela

    Los tratamientos de lo involuntario en las ticas de Aristteles: una cuestin de mtodos

    Ideas y Valores, vol. LXI, nm. 150, diciembre, 2012, pp. 203-228

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    Los tratamientos de lo involuntario en las ticas de Aristteles: una

    cuestin de mtodosAristotles Discussions of Involuntary Actions in the Ethics:

    A Question of Methods

    Gabriela Rossi 1*CONICET - Argentina

    ResumenEn el artculo se examinan los dos intentos de Aristteles por explicar el fenme-no de las acciones voluntarias e involuntarias: tica Eudemia (EE) II 6-9 y tica Nicomaquea (EN) III 1. Entre ambos tratamientos hay muchas coincidencias, pero tambin diferencias sustantivas, tanto en la caracterizacin de las acciones involun-tarias como en la estrategia argumentativa general y la definicin de lo voluntario. El artculo procura dar cuenta de dichas diferencias de contenido en funcin de la estrategia metodolgica general por la que opta Aristteles en uno y otro caso.

    Palabras clave: Aristtoles, tica Nicomaquea, tica Eudemia, accin

    involuntaria.

    AbstractThe article examines Aristotles two attempts to explain the phenomena of voluntary and involuntary actions: Eudemian Ethics (EE) II 6-9 and Nicomachean Ethics (EN) III 1. Though there are notorious coincidences, there are also substantial differences between them in the characterization of involuntary actions, in the general argu-mentative strategy, and in the definition of voluntary actions. The paper endeavors to account for these material differences on the basis of the general methodological strategy used by Aristotle in each case.

    Keywords: Aristotle, Nicomachean Ethics, Eudemian Ethics, involuntary

    action.

    Artculo recibido: 27 de septiembre del 2011; aprobado 7 de febrero del 2012 * rossigabriela@gmail com

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    [2 04] GABRIELA ROSSI

    1. Dos enfoques sobre el problema de la involuntariedad: tica Eudemia II 6-9 y tica Nicomaquea III 1

    Aristteles discute el problema relativo a la voluntariedad e in-voluntariedad de las acciones en los dos escritos ticos de su autora conservados, ms precisamente en tica Eudemia (EE) II 6-9 y en tica Nicomaquea (EN) III 1 y 5.1 Ambos tratamientos, por cierto, tienen una serie de puntos en comn, pero tambin varias divergencias, no slo en aspectos de con tenido, sino tam bin en lo que concierne al mto-do o estrategia argumentativa utilizados por Aristteles en uno y otro caso para aproximarse a este fenmeno. Este conjunto de diferencias ha lleva do a los intrpretes a considerar, de modo casi unnime, que el tratamiento de EN III sera la versin ms elaborada de Aristteles sobre el asunto y que ella superara, en varios sentidos, a la discusin de EE.2

    Si bien todo indica que este diagnstico general es acertado, no puede dejar de reconocerse que, en ciertos aspectos, la aproximacin de EE puede resultar esclarecedora en comparacin con la de EN, en especial, en lo que se refiere a ciertas coordenadas ontolgicas en el marco de las cuales se ubican las acciones voluntarias y en lo rela-cionado con ciertos elementos de la estructura causal de las acciones involun tarias. Por ello no es poco frecuente interpretar ciertos aspec-tos del tratamiento de EN a la luz de algunos esquemas causales que Aristteles delinea en EE (vase, por ejemplo, Sauv 1993). No obstan-te, el uso de este ltimo texto del Estagirita para esclarecer el primero corre el riesgo de una sobre-interpretacin o una deformacin del planteamiento nicomaqueo y, por ello, requiere ser tratado con es-pecial prudencia hermenutica. Para ello, es importante atender a las diferencias entre ambos escritos: no slo las referidas puramente al contenido, sino tambin, y fundamentalmente, las concernientes al

    1 Por voluntario, involuntario y sus derivados traduzco respectivamente las pa-labras en griego , , y , a pesar de ser consciente de que estos trminos en castellano no cubren exactamente el mismo campo semntico que los trminos griegos. Para los fines de este artculo y a falta de una traduccin mejor, no obstante, el uso del trmino voluntario resulta relativamente inocuo. Puede verse un diagnstico de las limitaciones y problemas del uso de voluntario en Gauthier-Jolif (1970 vol. II 1 169-170), Furley (1977), Kenny (1979 27-28), Moline (1989). En cambio, para una defensa de la traduccin voluntario/involuntario, vase Sauv (1993 9-14).

    2 La nica excepcin a esta regla, hasta donde conozco, es Kenny (1979), cuyo pun-to de vista, sin embargo, no ha tenido eco entre los intrpretes. Por otra parte, los problemas que comporta el tratamiento de EE y resolvera el de EN varan segn la consideracin de diferentes autores; para algunos diagnsticos, puede verse por ejemplo Heinaman (1986 y 1988) y Sauv (1993).

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    mtodo, es decir, al enfoque y a la estrategia argumentativa empleados por Aristteles en uno y otro caso. Las diferencias de enfoque entre ambos textos (algunas de ellas radicales) pueden ayudar a compren-der el papel que cumplen en un escrito ciertas afirmaciones y agregar matices a algunas tesis, sobre todo a la hora de valorar su rendimiento para la interpretacin del otro texto.

    En el tratamiento de EE, Aristteles enfoca el problema de la voluntariedad de las acciones racionales o propiamente humanas con-siderndolas como un tipo especial de movimiento, diferente de los movimientos naturales. Esto, como ha sealado Donini (1999 XVI-XIX), es un rasgo metodolgico que no se limita a la discusin sobre lo in-voluntario, sino que atraviesa, en general, todo el escrito y constituye un punto de distancia con la EN. Por esta razn, el texto de EE aporta elementos tericos que contribuyen a esclarecer el tipo de estructura ontolgico-causal que subyace a la produccin de acciones racionales voluntarias consideradas como movimientos y que es, con ello, una de las condiciones de posibilidad de este tipo de acciones, lo que las distingue, adems, de otro tipo de movimientos.3 Con todo, este tipo de enfoque obstaculiza hasta cierto punto, como inten tar mostrarlo, el intento de capturar en su particularidad especfica los diversos mo-dos en que puede darse lo involuntario en estas mismas acciones. En otras palabras, los fenmenos de desperfecto parecen escurrirse entre los dedos de este tipo de aproximacin metodo lgica, por uno u otro resquicio. Esta ltima dificultad no constituye, claro est, un resulta-do necesario de este tipo de aproximacin metodolgica (no es eso lo que pretendo sugerir), sino que, meramente, se encuentra favorecida por este tipo de enfoque. De hecho, en mi opinin, las razones meto-dolgicas por las cuales encontramos en EE elementos especulativos que nos permiten iluminar en alguna medida la discusin de EN son, paradjicamente, las mismas razones que tienden a dificultar el trata-miento de la involuntariedad en EE y, en especial, el reconocimiento de la estructura especfica de sus diferentes tipos.

    La EN, en cambio, practica, en palabras de Natali, una suerte de ascesis terica, en el sentido de prescindir de todo presupuesto cos-molgico en el estudio de la realidad prctica, y basarse, en cambio,

    3 Estoy de acuerdo con Donini (1999 XVIII) cuando sostiene que este rasgo metodol-gico de la EE, en contraposicin a la relativa ascesis terica de la EN, no indica que Aristteles pretendiera sustituir completamente la validez de la primera por medio de la segunda, sino que ambos desarrollos pueden ser compatibles: qualcosa che non esplicitamente detto nell opera posteriore e che si trova invece nella pi antica non necessariamente si debe credere sia stato da lui sconfessato o abbandonato (ibid ).

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    en aquella porcin de verdad que pueda encontrarse en los sobre el asunto discutido (cf 159). Esta tesis, que quiz pueda ser dis-cutible a propsito de uno u otro punto de la EN,4 encuentra por cierto un ejemplo claro en el tratamiento de la involuntariedad. En este caso, Aristteles no procura analizar la estructura ontolgica de las acciones voluntarias ni de las involuntarias, sino que parte, ms bien, del hecho de que a ciertas acciones se dirigen normalmente elogios o reproches e incluso castigos en sede forense, mientras que frente a otras se tiene otro tipo de actitud, como la indulgencia o la compasin, teniendo en cuenta que slo las voluntarias pueden ser objeto de elogio o reproche.5

    Me propongo mostrar que estas decisiones de tipo metodol gico, que he repasado someramente, tienen gran relevancia y llevan a re-sultados diferentes, no slo en cuestiones de nfasis, sino tambin en cuestiones sustantivas referidas al reconocimiento de las estructuras diversas que involucra la involuntariedad en uno y otro escrito. En la siguiente seccin, pasar revista de modo sucinto a las diferencias de contenido que pueden encontrarse entre ambas discusiones sobre la involuntariedad; luego me detendr en las diferencias en la caracteri-zacin de lo voluntario y, en la cuarta seccin, mostrar las diferencias metodol gicas entre uno y otro tratamiento del problema de la invo-luntariedad. Por ltimo, en la quinta seccin, procurar dar cuenta del peso que tienen estas decisiones metodolgicas iniciales que toma Aristteles en uno y otro estudio para aproximarse al fenmeno de la involuntariedad.

    4 Por ejemplo, en un reciente artculo Zingano (2007) sostiene que Aristteles abandona en EN el mtodo dialctico consistente en tomar como punto de partida los .

    5 Una breve aclaracin: si bien lo que defender aqu acerca del mtodo utilizado por Aristteles en una y otra discusin de la involuntariedad se conecta con el asun-to general (y largamente discutido) del tipo de mtodo usado por Aristteles para justificar las proposiciones ticas, hay que decir que, en este caso particular, mis con-clusiones no gravitarn tan claramente sobre el asunto concerniente al mtodo de la tica en Aristteles (cf por ejemplo, Barnes 1980, Kraut 2006, Zingano 2007, para diferen tes tomas de postura acerca del problema). En efecto, en estos captulos de EE y EN Aristteles no se ocupa de la justificacin de proposiciones con contenido moral normativo, del tipo x es bueno o la virtud consiste en x, etc., sino que, ms bien, trata de determinar qu tipo de cosa puede ser bueno/malo o virtuoso/vicioso. Se tra-ta, en el caso de la discusin de lo voluntario e involuntario, de una instancia previa a la valoracin moral o, dicho de otro modo, de aquello que delimita el terreno de la normatividad moral. Si bien la determinacin de este tipo de cosas es un problema concerniente a la filosofa prctica y tiene consecuencias en el plano normativo, el problema mismo de la imputabilidad moral parece encontrar en cuanto tal, al mismo tiempo, ciertos nexos con la filosofa terica, como pone de manifiesto con claridad el tratamiento de EE II 6-9.

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    2. Diferencias entre los dos tratamientos: (I) la definicin de lo involuntario

    La primera y ms importante diferencia entre uno y otro tratamien-to de la involuntariedad es, precisamente, el modo en que se define lo involuntario. Por lo pronto, en un caso encontramos una definicin de lo involuntario, mientras que en el otro encontramos dos caracteriza-ciones o definiciones, correspon dientes a distintos tipos de acciones involuntarias, cada uno de ellos con una estructura que le es peculiar.

    As, en el tratamiento de EN III, Aristteles presenta dos carac-terizaciones que corresponden a cada uno de los tipos de acciones involuntarias:6

    (1) Parece que las [acciones] involuntarias son las que se producen [i] por la fuerza o [ii] por causa de la ignorancia.7 (1109b35-1110a1, cf 1111a22-23)

    Muy brevemente: [i] las acciones involuntarias forzosas () o que se producen por la fuerza () son definidas en EN como aquellas causadas por un principio externo al agente. Aqu principio debe entenderse, evidentemente, como principio del movimiento. Para poder afirmar que el principio es externo al agente, y por lo tanto tambin la accin involun taria, el agente no debe contribuir en nada a la realizacin de la accin en cuestin (cf 1110a2-3, 1110b1-3, 15-17). Es el caso, por ejemplo, de alguien que es arrastrado a algn lugar por el viento o por hombres que lo tienen en su poder (cf 1110a3-4). Con esto, Aristteles no slo estara descartando que los casos en que el agente acta por placer, persiguiendo un objeto externo, constituyan acciones forzadas (cf 1110b9-15, 1111a27-b3),8 sino que, adems, lo sean aquellos casos en los que el agente acta para evitar un mal mayor (cf 1110a4-5), es decir, los casos en que se encuentra forzado, hasta cierto punto, por la circunstancia en la que ha de actuar, pero tenien-do el principio del movimiento en s mismo, de modo tal que todava depende de l realizar la accin o no realizarla y, por lo tanto, dicha ac-cin no puede llamarse forzosa, sino que es voluntaria (cf 1110a15-18).9

    [ii] A lo largo de las lneas 1110b18-1111a21, las acciones involun-tarias por causa de la ignorancia ( ) son caracte rizadas con

    6 En efecto, el hecho de que lo voluntario tenga una sola definicin, no implica, in-versamente, que lo involuntario se defina de un solo modo, ni que ambos tipos sean reducibles necesariamente a un nico modelo de causa lidad

    7 La traduccin de los textos de Aristteles es ma.8 En este caso, en efecto, si bien el objeto perseguido (y con ello causa final de la accin)

    es externo, el principio de donde proviene el movimiento est en el agente.9 No me detendr, en este trabajo, en el anlisis de la interesante y compleja estructura

    de este tipo de acciones en particular.

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    [2 08] GABRIELA ROSSI

    ms detenimiento que las anteriores. All Aristteles realiza tres dis-tinciones previas que permiten situar con precisin, a su entender, el tipo y el alcance de la ignorancia que ha de estar involucrada para poder considerar que la accin en cuestin es involuntaria.

    En primer lugar, Aristteles distingue las acciones no-voluntarias ( ) de las acciones involuntarias () por igno-rancia. Para que una accin sea no slo no-voluntaria sino adems involuntaria, debe ser tal que el haberla realizado cause dolor al agente (), es decir, el agente debe arrepentirse tras haberla realizado ( ) (cf 1110b18-25).10 En segundo lugar, se trata de actuar por causa de la ignorancia ( ) y no mera mente en estado de ignorancia (). Evidentemente, quien acta por causa de la ignorancia lo hace en estado de ignorancia, pues lo primero implica lo segundo; pero no se da la inversa, ya que la causa del estado de igno-rancia puede estar tambin en el agente. En tercer lugar, la ignorancia involucrada en este tipo de acciones no es la ignorancia acerca de qu sea conveniente o bueno hacer, ya que esto no sera causa de la invo-luntariedad de la propia accin, sino ms bien de la propia maldad (cf 1110b30-32, 1135b25). La ignorancia involucrada en las acciones in-voluntarias por ignorancia est referida, en cambio, a lo particular ( ), ms precisamente, el agente acta de manera involun-taria por causa de la ignorancia toda vez que, al actuar, ignora alguna de las marcas situacionales particulares de la circunstancia concreta en que se desarrolla su accin.11

    Respecto de las definiciones de las acciones involuntarias en EN III, vale la pena subrayar que Aristteles las presenta y trata como dos tipos de acciones involuntarias, cada uno de los cuales merece una de-finicin y una caracterizacin diferentes. Aspasio, en su comentario al texto, ha visto con claridad esto: Mientras que lo voluntario tiene

    10 Como es bien sabido, este requisito, o su validez como criterio para distin guir una accin involuntaria, ha suscita do algunas inquietudes entre los intrpretes; pero no entraremos aqu en el terreno de esa discusin.

    11 Aristteles enumera estas marcas situacionales en 1111a3-6: el agente puede ignorar (i) quin () realiza la accin. Es claro que el agente no puede ignorarse a s mismo (cf 1111a7-8), pero puede perfectamente ignorar bajo cul de las descripciones que le caben est actuando en el caso particular; (ii) qu (), esto es: ignorar qu es lo que se est haciendo realmente, por desconocer la descripcin relevante de la accin en cuestin; (iii) respecto de qu cosas acta ( ) o aquello sobre lo cual recae su accin ( ) (interpreto ambos como una misma marca situacional, del mismo modo que Grant II 12, Dirlmeier 1999 47, Taylor 146); (iv) con qu instrumento realiza su accin () y (v) cmo o de qu modo acta (). Una enumeracin parcial de estas notas circunstanciales puede encontrarse tambin en EN V 8, 1135b12-13 y en EE II 9, 1225b1-7.

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    una sola definicin, [] no es posible, sin embargo, adoptar una nica definicin de lo involuntario (Aspasio, Et Nic 59.10-12).12

    Para que se advierta de manera superficial la diversidad de las estructuras causales involucradas en ambos tipos, vale la pena sealar que, mientras que en el caso de las acciones por la fuerza el principio externo debe ser entendido como un principio del movi-miento, en el otro tipo de acciones involuntarias la ignoran cia como causa, evidentemente, no puede ser entendida como un principio del movimien to, as como tampoco su opuesto: el conocimiento de las circunstancias. Pero no es este el lugar para emprender un anlisis de estas estructuras.

    Pasemos ahora a la EE. En el captulo II 9, Aristteles concluye la discusin de los captulos II 6-8 caracterizando lo involuntario del siguiente modo:

    (2) Lo que es [realizado] por causa de la ignorancia de lo que se est haciendo, [del instrumento] con el cual [se est haciendo] y de aquel a quien se lo hace, es involuntario []. (1225b6-7)13

    Esta definicin de lo involuntario coincide con uno de los dos ti-pos de accin involuntaria de EN (esto es: las acciones por causa de la ignorancia). El hecho de que en EE II 9 la involuntariedad se defina slo por recurso a la ignorancia llama la atencin, tanto ms cuanto no contempla ni recoge el caso de las acciones realizadas por la fuer-za () y siendo el agente coaccionado (), que son los casos alrededor de los cuales ha girado la discusin en el captulo an-terior (EE II 8). En cambio, la definicin de II 9 se limita a mencionar las acciones realizadas por ignorancia, acerca de las cuales, por aa-didura, nada se ha dicho en los captulos precedentes. Tampoco aqu agrega Aristteles mayores elabora ciones respecto de la estructura o de la fenomenologa de las acciones involuntarias realizadas por el agente a causa de su ignorancia, a diferencia de lo que ocurre en EN, ni distingue entre acciones involuntarias y no-voluntarias realizadas por ignorancia.

    12 [] . Por ello, el comentador afirma que involuntario se predica de manera sinnima de las acciones por la fuerza y de las acciones por ignorancia.

    13 Unas lneas ms abajo (1225b14-16), Aristteles agrega un par de condiciones adicio-nales respecto de la ignorancia que hace a una accin involuntaria y, por lo tanto, inimputable moralmente al agente, a saber: no debe tratarse de la ignorancia de algo fcil o de algo que l o ella debiera conocer, tal que su ignorancia pudiera deberse a la negligencia o a una distorsin epistmica causada por perseguir el placer o evitar el dolor. En todos estos casos, en efecto, el agente que realiza una accin tal es censura-ble, con lo cual, se sobreentiende, su accin no es considerada involuntaria (cf EN III 5, 1113b30-1114a4).

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    [210] GABRIELA ROSSI

    Con todo, es claro que Aristteles tiene alguna razn para defi-nir de este modo lo involuntario. En efecto, uno de los resultados de la discusin de los captulos EE II 7-8 es identificar el pensamiento () como aquello de acuerdo a lo cual () son realizadas las acciones voluntarias y en contra de lo cual () son realizadas las involuntarias.14 De all que lo involuntario, al ser lo que ocurre en contra () del pensamiento, pueda ser caracterizado como lo que ocurre por causa de la ignorancia.

    En lo que respecta al papel de la fuerza en la caracterizacin de lo involuntario, por cierto, antes de ofrecer su definicin (2), en distintos puntos de la discusin llevada adelante en los captulos precedentes, Aristteles presenta caracterizaciones de lo involuntario, al pare cer tomadas del mbito prefilosfico, que lo identi fican, precisamente, con aquello que es realizado de manera forzada ().

    As, tras haber establecido que lo voluntario se halla relacionado de algn modo con el pensa miento (), en EE II 8 Aristteles agrega que es preciso llevar el argumento un poco ms all, dado que:

    (3) [] parece que hacer algo por la fuerza o no [ ] es propio de lo mencionado [de lo voluntario y lo involunta-rio]. En efecto, decimos que lo forzado [] es involuntario y que todo lo involuntario es forzado. De modo que en primer lugar hay que investigar, acerca de lo [que es realizado] por la fuerza [], [i] qu es ello y [ii] qu relacin guarda con lo voluntario y lo involuntario. (EE II 8 1224a9-13, nfasis agregado)

    La identificacin entre lo forzado y lo involuntario se repite varias veces a lo largo de estos captulos (cf 1223a29-30, 1223a35; 1223b20-21 y 1224b39), y ella pa rece consistir en un que se presenta como autoevidente e intuitivamente claro. De hecho, este ya fun-ciona como premisa implcita en la mayora de los argumentos que Aristteles ha presentado a lo largo del captulo II 7 para descartar al deseo como aquello en contra de lo cual () se realizan las accio-nes involuntarias (cf Sauv 1993 66-6; infra 20).

    En el pasaje (3), Aristteles parece presentar este como un (nuevo) punto de partida provisional que (como suele ocurrir con los ) no es aceptado sin ms. De ello da cuenta el hecho de que Aristteles afirme que es preciso investigar no slo (i) qu es lo rea-

    14 Sobre la eleccin de la como factor determinante para la voluntariedad e involuntariedad de las acciones, que resulta en algn punto desconcertante, Zingano (2008 142-143) sostiene que estara hasta cierto punto influenciada por la tradicin de la ley ateniense de homicidio, que consideraba equivalentes lo voluntario () y lo realizado con premeditacin ( ) (cf MacDowell 45-47, 58-60, 110, 118-120), (cf Irwin 119).

  • [211]Los tratamientos de lo involuntario en las ticas de Aristteles

    ideas y valores vol. lxi n.o 150 diciembre de 2012 issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en lnea) bogot, colombia pp. 203 - 228

    lizado por la fuerza, sino adems (ii) qu relacin hay entre lo que es realizado por la fuerza, lo involuntario y lo voluntario. As, nuestro fi-lsofo no acepta de buenas a primeras la identificacin absoluta entre involuntariedad y fuerza que proviene del sentido comn, sino que se propone someterla a examen.15

    En cuanto a la relacin entre lo involuntario como forzado y la definicin (2), segn la cual lo involuntario consiste en actuar por causa de la ignorancia, poco dice Aristteles, y no resulta en absoluto claro, a lo largo de toda la argumentacin de estos captulos, cul es exactamente esa relacin.16 Este ltimo es uno de los puntos que pue-den sealarse como problemticos en el planteo de EE.

    La relacin entre ambas caracterizaciones de las acciones invo-luntarias parece ser mejor abordada en EN,17 en donde Aristteles

    15 La discusin que sigue en el texto de EE II 8 1224a13-1225a2, apunta, a mi entender, a mostrar que la mera presencia de la fuerza (entendida como la contrariedad res-pecto de un impulso interno del agente) no basta para considerar que una accin ha sido involuntaria. De ello dan cuenta las aporas que Aristteles construye a partir del caso del continente y del incontinente (dos tipos de agente que actan en contra de un impulso interno y, sin embargo, actan voluntariamente). As pues, para que la accin pueda considerarse involuntaria la fuerza a la que est sometido al agente debe implicar una coaccin tal que la realizacin de la accin (o la no-realizacin de la accin) ya no est en su poder () (cf 1225a9-14). Para ms precisiones sobre el sentido de en este contexto, cf 1225a25-27. Por lo dems, el asunto referido a las acciones realizadas por coaccin () es un punto en el cual ambos trata-mientos de la involuntariedad se distancian, como suele sealarse en la literatura crtica. En este artculo no me ocupar especialmente de la contraposicin entre la postura sostenida en sendos escritos alrededor de este tipo de acciones.

    16 Sauv (1993 67-68) sostiene tambin que Aristteles no suscribira el que identifica lo involuntario con lo forzado sin ms, en la medida en que no todo lo in-voluntario es forzado, como resulta claro a partir de la definicin de involuntariedad (2). Segn Sauv, la idea de Aristteles sera ms bien que some feature distinctive of forced action is common to all involuntary activity. No obstante, an con la salvedad que introduce la autora, no es menos cierto que la relacin entre las acciones realizadas por la fuerza y la definicin de involuntariedad (2) que ofrece Aristteles en EE II 9 dis-ta de ser clara o evidente y que Aristteles no ofrece ninguna explicacin al respecto.

    17 Puede discreparse respecto del modo preciso en que la discusin de EN supera a la de EE en este punto. Una posible lnea de interpretacin consistira en ver en el trata-miento de EN las claves que permiten reunir bajo un mismo esquema o patrn comn ambas caracterizaciones de la involuntariedad (a saber, la ignorancia y la fuerza) que aparecan en EE deficientemente conectadas. Este patrn comn sera, segn la inter-pretacin de Sauv, el paradigma del movimiento forzado, que el propio Arist teles presenta como la clave de la involuntariedad en EE II 8 1224a13 ss. La lectura de Sauv, por cierto, rescata algunos aspectos estructural mente relevantes de las acciones in-voluntarias en general. Con todo, hay que sealar que el pasaje en que Aristteles presenta el caso del movimiento forzado se encuentra en un contexto muy preciso y debe ser ledo en l: se trata del marco de la discusin del que identifica

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    [212] GABRIELA ROSSI

    distingue, sobre la base de las dos notas de la involuntariedad, dos tipos diferentes de acciones involuntarias que no intenta (al menos ex-presamente en la EN) reducir a un nico modelo ni subsumir bajo una estruc tura comn. La reconstruccin y el anlisis de la estructura causal propia de cada uno de estos tipos de acciones involuntarias de EN III 1 quedarn fuera del alcance de este artculo. En cambio, me ocupar aqu solamente de los aspectos metodolgicos que favorecen una y otra aproximacin al fenmeno de la accin involuntaria.

    3. Diferencias entre los dos tratamientos: (II) la definicin de lo voluntario

    En ambos tratados lo voluntario ( ) es definido por oposicin a lo involuntario (EE II 9 1225b1-10, en especial 6-10; EN III 3 1111a22-24). Por lo tanto, teniendo en cuenta que hay diferencias impor-tantes en la definicin que Aristteles ofrece de lo involuntario en cada uno de estos escritos, cabra esperar que ello se refleje en sendas caracte-rizaciones de lo voluntario. No obstante, un anlisis detenido de ambas definiciones muestra que en verdad ellas coinciden en lo esencial.

    La definicin de lo voluntario de EN III 1 dice:(4) Puesto que lo involuntario es lo realizado por la fuerza y por

    causa de la ignorancia, lo voluntario [ ] parecera ser aquello [i] cuyo principio est en el propio agente [ ], [ii] que co-noce las notas particulares de la circunstancia en la que realiza la accin [ ]. (1111a22-24)

    Arist teles menciona as dos notas caractersticas de lo volun-tario que se corres ponden precisamente con las dos formas bajo las cuales puede darse lo involuntario segn la EN. As, (i) aquello cuyo principio est en el propio agente se contrapone a lo que es realizado de modo involuntario por la fuerza y (ii) el no ignorar las notas parti-culares de la circunstancia en la que se realiza la accin se contrapone a la igno rancia como causa de una accin involuntaria (cf Irwin 121-122, Taylor 149). En suma, la definicin de lo voluntario de EN consiste en la conjuncin de las dos notas que se contraponen (y por lo tanto excluyen) a los dos tipos de involuntariedad que Aristteles reconoce en este escrito.

    involuntariedad y fuerza. Ms precisamente, Aristteles procura despejar, a partir del recurso al movimiento forzado, los interrogantes (i) y (ii) que hemos identificado ms arriba en el pasa je (3). Es probable, pues, que el carcter paradigmtico del movimiento forzado deba matizarse teniendo en cuenta que depende de la identi-ficacin absoluta entre fuerza e involun tariedad, que Aristteles no ha justificado expresamente ni podemos pensar suscribe por completo.

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    ideas y valores vol. lxi n.o 150 diciembre de 2012 issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en lnea) bogot, colombia pp. 203 - 228

    La definicin de lo voluntario de EE II 9 se presenta inmediata-mente a continuacin de la definicin de lo involuntario citada arriba en (2):

    (5) Por lo tanto, lo contrario ser voluntario [ ]. Pues bien, las cosas que [el agente] [i] realiza cuando est en poder de s mismo no realizarlas [ ], [ii] sin ignorar y [iii] por causa de s mismo [ ], necesariamente stas son volunta rias [], y en esto consiste lo voluntario [ ]. (1225b7-10; cf 1226b30-32)

    Aqu Aristteles anuncia expresamente que lo voluntario se defi-ne por oposicin a lo involuntario y esto ltimo se haba caracterizado en (2) el pasaje inmediatamente anterior como lo que es realizado por causa de la ignorancia de determinado tipo de cosas, que llamare-mos x. Teniendo en cuenta que en 1225a37-b1 y, como resultado de la extensa discusin que ha desarrollado en el captulo EE II 7, Aristteles sos tiene que lo voluntario se define en funcin de lo que es acorde al pensamiento ( ), es natural que, de modo corres-pondiente, la ignorancia juegue un papel central tanto en la definicin de lo voluntario como en la de su contrario, lo involuntario.

    No obstante, al definir aquello que el agente realiza de modo vo-luntario, Aristteles no se limita a mencionar que debe tratarse de algo que el agente realice sin ignorar x, sino que presenta otras dos notas que parecen integrar, ahora s, en la definicin de lo voluntario, la discusin sobre el problema de la compulsin llevada adelante en la mayor parte de EE II 8, pero que no aparecan en la definicin de lo involuntario (cf Woods 148). As, adems de excluir cierto tipo de ignorancia, (iii) lo voluntario debe ser realizado por causa del agente y (i) debe estar en su poder el no hacer lo que hizo (y, por lo tanto, tambin el hacerlo).

    El sentido de estas dos ltimas notas puede interpretarse, en par-te, a la luz de 1226b30-32, donde Aristteles vuelve a mencionar, al pasar, qu significa actuar de modo voluntario ():

    (6) aquello que est en poder de uno mismo hacer o no hacer, toda vez que uno lo haga (o se abstenga de hacerlo) por causa de s mismo y no por causa de la ignorancia, [en tal caso] lo hace (o se abstiene de hacerlo) voluntaria mente.18 (EE II 10 1226b30-32)

    En esta formulacin, lo voluntario resulta ser, en primer lugar y del mismo modo que en la definicin (5) (i), aquello que est en poder

    18 , , .

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    del propio agente hacer o no hacer. En la discusin que Aristteles lleva adelante en los captulos anteriores, por cierto, ya haba iden-tificado al menos una vez lo voluntario con lo que est en poder del agente (cf 1225a9-11). A partir del pasaje (6), parece que esta identifica-cin no ha de entenderse en trminos absolutos, sino que en todo caso lo que est o, mejor, estaba19 en poder del agente hacer o no hacer puede bien interpretarse como el mbito dentro del cual caen las ac-ciones voluntarias (cf Woods 120, Sorabji 227-238). No obstante, para que la accin realizada sea voluntaria son necesarias dos condiciones ulteriores, que son introducidas en la oracin subordinada con valor condicional: que ello haya sido realizado por causa del propio agente y que no haya sido realizado por causa de la ignorancia.

    Ahora bien, con aquello que est en poder del agente ( ) hacer o no hacer en (5) y (6), Aristteles parece referirse al hecho de que la accin tenga su principio en el propio agente. Esto se contra-pone al caso en que no est verdaderamente en su poder hacer o no hacer lo que hace, sino que ello ocurre, precisa mente, por fuerza o por necesidad (1225a9-11).20 Si ello es as, la inclusin de esta condicin de la voluntariedad (que haba sido tematizada ya a lo largo de los captulos II 6-8) retomara la idea de que lo que ocurre por la fuerza

    19 La reformulacin se debe a lo siguiente: una accin particular puede considerarse vo-luntaria o involuntaria slo retrospectivamente, i e una vez que ya ha sido realizada. En tal medida, es pertinente determinar si tambin estaba en poder del agente no rea-lizar la accin en cuestin. Lo que est en poder del agente hacer o no hacer, cuando es considerado de modo prospectivo, configura ms bien el mbito de la posibilidad prctica (EE II 10, 1226b15-16), posibilidad que puede o no ser actualizada posterior-mente por el agente. No es casual, en este sentido, que la categora de lo o delimite el mbito de lo que puede ser objeto de deliberacin () y por lo tanto de eleccin (), ambas instancias previas a la realizacin efectiva de la accin. Debo esta observacin a Alejandro Vigo. Para lo o como objeto de la deliberacin y eleccin: EE II 10, 1225b37, 1226a2, 1226a32-33, EN III 1111b29-30, 1112a30-31, 1113a9-11, Rh. 1359a37-39; cf EE II 10, 1226a22-26. De modo correspondiente, la deliberacin tcnica es aquella que se remonta a travs de una cadena causal hasta encontrar aquello que est en poder del agente realizar (cf Met. Z 1032b15-21).

    20 Me inclina a pensar esto, adems, el hecho de que Aristteles considere en la EE que las acciones por coaccin () son tan involuntarias como las forzadas, de modo tal que asimila ambas acciones, toda vez que no estaba en poder del agente no hacer lo que hizo. En efecto, en este contexto, Aristteles define lo que est en poder del agente como aquello que su naturaleza es capaz de soportar (1225a25-26). Es decir, que las acciones por coaccin, cuando la coaccin es tal que la naturaleza del agente ya no es capaz de soportarla, son tales que no realizarlas no estaba en poder del agente y, por lo tanto, son involuntarias.

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    o por coaccin es involuntario.21 Ms an, la idea de que lo que est en poder del agente hacer o no hacer se contrapone a la fuerza como principio del movimiento aparece reforzada, adems, por la correla-cin que establece Aristteles entre lo que es (i e lo que est en nuestro poder) y aquello de lo que somos causa como principio del movimiento (cf EE II 6 1223a4-9 con 1222b20-22). En este sentido, pre-cisamente, los agentes como causas motrices de sus propias acciones, se contraponen con otro tipo de causas motrices como la naturaleza (),22 la necesidad () y el azar ().23 As, las cosas que estn en nuestro poder ( ) se constituyen en una suerte de ca-tegora ontolgica ubicada dentro del mbito de lo contingente, que delimita un tipo especfico de cosas contingentes, a saber: aquellas de las cuales el hombre es causa, i e las acciones (). En este sen-tido, podemos interpretar, del mismo modo que Sauv (1993 185-189), que este elemento de la definicin de lo voluntario en (5) pretende delimitar, ms precisamente, el tipo de cosas de las cuales el agente puede ser causa prima facie.24

    Ahora bien, el requisito (iii), segn el cual la accin para ser vo-luntaria ha de ser realizada por causa del propio agente ( ), en las definiciones arriba citadas (5) y (6) es un tanto difcil de inter-pretar, sobre todo en relacin con la condicin (i). Lo ms natural es considerar que este requisito ha de comprenderse por contraposicin a la fuerza como causa de las acciones.25 La dificultad es que, en este caso, el requisito de que la accin sea realizada por causa del propio agente podra parecer redundante respecto de (i) y, en tal caso, no contara como una condicin ulterior para la voluntariedad, lo cual pareca sugerido, sin embargo, por la estructura gramatical de la frase en (6). No obstante, es posible entender, como sugiere Sauv (1993 185-189), que mientras el requisito (i) ( ) delimita el mbito de las cosas que prima facie o tipolgicamente tienen su principio del movi-miento en el agente racional, la expresin apunta, en cambio,

    21 Esto sera, por cierto, diferente de lo que ocurre en EN V 8 1135a23-28 y 31-33 en donde lo que est en poder del agente y lo que no es forzado son claramente dos condiciones diferentes.

    22 cf EE II 10 1226a22-25; EN X 9 1179b21-22.23 cf EE II 6, 1223a10-12; EN III 3 1112a30-33; Rhet. I 10 1368b32-37.24 Sauv llama a esto el sentido amplio de la expresin .25 As lo entienden, en efecto, Irwin (121) y Woods (148, ad 1225b9). Esta lectura podra

    estar reforzada por el hecho de que en EN V 8 1135a23-28 y 31-33 (como se sabe, un texto ms cercano al planteo de EE sobre lo involuntario que al de EN III) lo que est en poder del agente y lo que no es forzado son presentados claramente como dos condiciones diferentes, tal como nota Sauv (1993 185-189). No me internar, sin embargo, en el anlisis de estos pasajes.

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    a lo que efectivamente ha sido causado por el agente y no por la fuerza, es decir, a las condiciones en que se ha producido la accin particular.

    Teniendo en cuenta esto, probablemente lo ms adecuado es en-tender en (5) el requisito (iii) de que la accin sea realizada por causa del propio agente y el requisito (ii) de la no-ignorancia, como una suerte de clusula ceteris paribus. De este modo, la accin ser rea-lizada voluntariamente si se trata del tipo de cosa que est en poder del agente tanto realizar como no realizar, y siempre que no ocurra nada accidental, esto es: siempre que el agente conozca todas las notas circunstanciales relevantes involucradas en su accin y que el prin-cipio del movimiento se encontrara en este caso efectivamente en el agente.26

    En suma, la diferencia ms relevante entre las definiciones de lo voluntario de EE y EN es la inclusin de la condicin (i) ( ) en EE, condicin que est ausente en la definicin de EN. As pues, si la lectu-ra que acabo de ofrecer es correcta, esta condicin no contara como un tercer requisito de la voluntariedad al mismo nivel que los otros dos (que son los que tambin aparecen en EN III), sino que constituira una delimitacin tipolgica positiva del mbito de lo voluntario, que lo circunscribe al terreno ontolgico de aquellas cosas contingentes que est en nuestro poder hacer o no hacer, es decir, de aquellas cosas contingentes cuyo principio del movimiento es prima facie el hombre.

    Por lo dems, la delimitacin de este terreno ontolgico es lle-vada a cabo extensa y cuidadosamente en EE II 6 y conlleva ciertas peculiaridades metodolgicas que analizar en la siguiente seccin y que distancian decisivamente esta discusin sobre la involuntariedad de la que Aristteles lleva a cabo en EN III 1. Por lo pronto, podemos decir lo siguiente: dado que la inclusin de la condicin (i) en la defi-nicin de la voluntariedad en EE II 9 y 10 (textos 5 y 6) es la nica parte de esta definicin que no coincide con la correspondiente en EN III 1 (texto 4), y si hay que interpretar esta parte de la definicin como una delimitacin del mbito ontolgico en que se dan aquellas acciones

    26 No estoy de acuerdo, en este punto, con Zingano (2008 19), quien entiende que el estar en su poder hacer o no hacer algo est estrechamente vinculado con la capacidad humana de pensar (i e con la ), si bien no explica en qu consistira exactamente este vnculo. Por su parte, Heinaman (1988 260-61), considera que la ausencia de ignorancia es condicin necesaria tanto para que la accin sea por causa del propio agente como para que est en poder del agente no hacerla. No obstante el autor no logra explicar satisfactoriamente (tal como l mismo reconoce) en qu sentido exactamente la ausencia de ignorancia sera condicin para que est en poder del agente realizar o no la accin. Por el contrario, uno bien podra pensar que lo que el agente hace por ignorancia, en sentido estricto, estaba en su poder el hacerlo o no, ms all de que lo que hizo no es lo que quera (y crea) hacer.

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    que prima facie son voluntarias, entonces esto puede explicarse, en buena medida, por aquella diferencia de enfoque entre ambos trata-dos a la que nos referamos al comienzo de este artculo: mientras que en EN III Aristteles prescinde de toda consideracin referida a la estructura causal de las acciones voluntarias (y a su relacin con la estructura de otro tipo de movimientos) y parte ms bien de las prcticas prefilosficas de elogio y reproche para caracterizar lo vo-luntario y lo involuntario, en cambio, en la EE enfoca el problema de la accin humana desde el marco ms amplio provisto por el fenmeno del movimiento y se esfuerza por precisar aquello que resulta distin-tivo de la accin humana como un tipo especial de movimiento. De ah el papel del requisito (i) en la definicin de la voluntariedad (5) y (6). Precisa mente, Aristteles circunscribe especficamente la accin, en EE II 6, como un tipo de movimiento cuyos principios no son ne-cesarios, sino contingentes y, ms an, cuyo principio es el hombre, en la medida en que est en su poder ( ) que la accin ocurra o no. As, es dentro de este mbito ontolgico de la contingencia (es decir, de las cosas que pueden ser de un modo o del contrario)27 que lo voluntario puede tener lugar; ms precisamente, en el mbito en el cual que las cosas ocurran de un modo o del otro est en nuestro poder ( ).

    4. Las diferencias metodolgicas entre ambos tratamientosAdems de las distancias entre ambos tratamientos que he repa-

    sado en los apartados anteriores, existen otras, que no conciernen a aspectos doctrinales o de contenido, sino a aspectos metodolgicos. En esta seccin analizar, precisamente, este tipo de diferencias entre ambas aproximaciones aristotlicas al problema de la involuntarie-dad. Ya he mencionado, al final del apartado anterior, cmo ciertas diferencias en la caracterizacin de lo voluntario en EE y EN pueden ex-plicarse, en parte, apelando a las diferencias de enfoque metodolgico

    27 Como se sabe, Aristteles no emplea en griego un trmino equivalente a contin-gencia, sino que se refiere a ello como las cosas que pueden ser de un modo o del contrario ( 1222b41-42) o lo que puede ser de otro modo ( ) (cf EN VI 1 1139a13-14; VI 2 1139b7-9; VI 4 1140a1-2; VI 5 1140a35-b3; EE II 6 1222b22). En esta categora cae todo aquello que no est determina-do por sus principios a tergo con necesidad absoluta en uno u otro sentido, sino que es ms probable que ocurra de un modo que de otro (es decir, ocurre la mayora de las veces de un modo), o bien, es indistintamente probable que ocurra de cualquier modo. A este grupo de cosas pertenecen, claro est, tanto las acciones como los pro-cesos naturales en el mundo sublunar. A su vez, el concepto de contingencia as entendido en Aristteles no debe confundirse con el concepto aristotlico de azar; para este punto me permito remitir a la discusin en Rossi (2011 212-215).

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    entre estos escritos. En lo que sigue ahondar en el anlisis de estas di-vergencias de enfoque y tratar de mostrar que ciertas diferen cias en la caracterizacin de lo involuntario en cada uno de los dos tratados tambin depen den, en ltima instancia, de ciertas decisiones metodo-lgicas iniciales que toma Arist teles en uno y otro escrito.

    Mucho se ha dicho en la literatura especializada sobre el tipo de aproximacin negativa que gua el enfoque de EN III: aqu Aristteles no intenta de modo directo obtener una definicin de lo voluntario, i e de las condiciones bajo las cuales es posible que un agente produzca una accin voluntaria, sino que considera las formas bajo las cuales puede darse la involun tariedad y, sobre esa base, define lo voluntario por oposicin. Bien mirado, no obstante, esto no podra considerarse una genuina explicacin de la produccin de acciones voluntarias ni de la voluntariedad; tampoco el texto apunta a producir este resultado. Se trata ms bien de una caracterizacin negativa de la voluntariedad (ms all de que la formu lacin no involucre necesariamente negaciones, cf 1111a22-24): toda vez que una accin no haya sido producida bajo al-guna de las condiciones que la vuelven involun taria, ella es voluntaria. Esto, en efecto, no constituye una explicacin de cmo se produce una accin voluntaria ni provee un anlisis del tipo de estructura causal que subyace a la produccin de acciones voluntarias (Aristteles no examina aqu, por ejemplo, el papel causal del deseo ni de la facultad discriminativa ni del objeto desea do ni de la eleccin deliberada en la produccin de estas acciones). No se trata de saber cmo o por qu mecanismo un agente llega a realizar tal o cual accin, sino que ello se da por sentado en el presente plano de anlisis. El ncleo fuerte de la discusin apunta a determinar, ms bien, cundo y por qu esa accin es involuntaria, es decir, cundo no es imputable moralmente al agen-te que la ha realizado. Dentro de estas coordenadas, como sabemos, Aristteles presenta inicialmente dos tipos de accin involun taria: las acciones involuntarias por la fuerza () y las acciones involuntarias realizadas por causa de la ignorancia ( ).

    Para arribar a estas caracterizaciones de lo involuntario, Aristteles parece tomar como punto de partida las prcticas prefilosficas de elo-gio y censura, as como las prcticas legales atenienses (cf Moline 1989) y, ms precisamente, de modo indirecto, los presupuestos en los que ellas se apoyan, es decir, ciertos que funcionan implcitamente como fundamento de esas prcticas de elogio y censura, en la medi-da en que tienen por objeto los factores o elementos que dejan a una accin por fuera del terreno en que se dirime la dicotoma entre lo elogiable y lo reprochable (y, por lo tanto, entre la virtud y el vicio). Este punto de partida es, por supuesto, reelaborado y clarificado por nuestro filsofo.

  • [219]Los tratamientos de lo involuntario en las ticas de Aristteles

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    Este tipo de aproximacin metodolgica, centrada en determi-nar con la mayor precisin posible las condiciones bajo las cuales las acciones son involuntarias, parece sugerir que la voluntariedad e im-putabilidad de las acciones se presupone por defecto: si no hay nada que indique lo contrario, o ceteris paribus, hay que dar por sentado que la accin que ha realizado un agente ha sido voluntaria y que, por lo tanto, le es imputable moralmente. En otras palabras, se da por sen-tado que cuando los agentes actan, hacen lo que han querido hacer, lo cual, por un lado, es lo que ocurre la mayora de las veces28 y, por otro lado, es lo que permite la interaccin con otros agentes en con-textos prcticos. Naturalmente, esta presuposicin, sobre la cual se apoyan las prcticas prefilo sficas de elogio/censura y en general la in-teraccin prctica y social, no podra jugar ningn papel en el terreno de la bsqueda de las causas naturales por las cuales se producen las acciones por ejemplo, en la discusin de De Motu Animalium (MA) y De Anima (De An ), sino que se sita un paso ms ac de ese tipo de consideraciones y slo tiene razn de ser en el terreno de la reflexin que tiene por objeto especfico a la praxis humana, entendida como cierto tipo especial de movimiento dotado de sentido.29 Esto ltimo constituye un punto de distancia relevante respecto de los lineamien-tos generales de la aproximacin al problema de la voluntariedad en EE, el cual no es tenido en cuenta a menudo en la literatura secundaria o, al menos, no en estos trminos. En efecto, si nos hacemos cargo de esta distancia metodolgica, tenemos que tener en cuenta que, dado que el estudio de EN no se enfoca en la bsqueda de las causas de las acciones voluntarias e involuntarias consideradas como cierto tipo de movi mientos, esto es una buena razn para ejercer mucha prudencia herme nutica al intentar extender a la EN ciertos resultados de EE; por ejemplo, los referidos al uso del modelo del movimiento forzado para la comprensin de todo tipo de involuntariedad en las acciones.

    En definitiva, podemos decir que, partiendo de ciertas prcticas prefilosficas de interaccin social (legalmente codificada o informal), el inters del texto de EN parece ser ms analizar la estructura y condi-ciones bajo las cuales una accin puede considerarse involuntaria, que analizar la estructura y condiciones de la accin voluntaria como un cierto tipo de movimiento. Esto ltimo ocurre, en cambio, en la EE.

    28 Para una discusin de este punto vase Rossi (2011 252-258).29 Si bien es cierto que la accin es un tipo de movimiento, como sostiene Aristteles en

    EE II 6, no obstante, ella no es slo un movimiento, sino que involucra una dimensin de sentido que permite tambin dar cuenta causalmente de su produccin, desde el punto de vista de la racionalidad prctica. Para esta distincin entre el sustrato de la accin (o la accin considerada como un movimiento) y su dimensin de sentido, vase Vigo (2008).

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    [22 0] GABRIELA ROSSI

    Si bien, como he dicho antes, en ambos escritos Aristteles arriba a una caracteri zacin de lo voluntario por la va negativa, contraponindolo a lo involun tario,30 no obstante, los dos escritos tienen grandes diferencias desde el punto de vista metodol gico. No me detendr aqu en consideraciones respecto de la discusin que Aristteles lleva adelante en EE II 7-8, en la que pueden reconocerse algunos elementos dialcticos, sino que me interesa sealar ms bien algunos rasgos muy generales de su aproximacin metodolgica al problema de lo voluntario e involuntario. Algunos de estos rasgos, en verdad, hacen que esta discusin sea un tanto excepcional respecto de los estndares metodo lgicos aristotlicos, en general, y, en especial, en el terreno de la filosofa prctica.

    La discusin de EE sobre la voluntariedad, a diferencia de lo que ocurre en EN III, plantea el problema en trminos causales: como hemos visto, el agente es la causa y principio de las acciones que rea-liza de modo voluntario y por las cuales es digno de elogio o censura (cf 1223a9-20). Si bien esto es algo acerca de lo cual todos estn de acuerdo (1223a16) (es decir, un ), ello constituye la conclusin o el punto de llegada de la investigacin de EE II 6 y no su punto de partida. En lugar de empezar la investi gacin por aquello que todos opinan o que es ms conocido para nosotros un rasgo que constitu-ye una marca metodolgica caracterstica de su filosofa Aristteles lleva adelante la investi gacin acerca de la voluntariedad en EE II 6 de modo exactamente inverso, partiendo por los primeros principios, es decir, por lo ms conocido en s y avanzando sucesivamente hasta lo ms conocido para nosotros.

    As, Aristteles no toma como punto de partida las prcticas pre-filosficas de elogio y censura moral, sino que (i) parte de la nocin filosfica de principio (), una nocin generalsima, que de hecho es transversal a todas las sustancias.31 (ii) A continuacin, distingue un tipo especfico de principio que es el principio del movimiento (1222b20-28). (iii) Un tercer paso es distinguir, entre los movimientos, un tipo especial de movimiento, que es la accin (), del cual slo el hombre puede ser principio (1222b28-29). (iv) Con el fin de ca-racterizar qu tipo de principio del movimiento es el hombre respecto

    30 En muchas ocasiones se considera, errneamente, que la definicin de lo voluntario en EE es positiva, a diferencia de la de EN, que sera negativa. Esto, por cierto, no es as: ambas definiciones son negativas y se formulan, por oposicin, a partir de la deter-minacin de las notas que caracterizan la involuntariedad. La diferencia entre ambos tratamientos es, ms bien, como enseguida veremos, que el tratamiento general de EE es positivo, en cuanto se enfoca estructuralmente en el caso de la volunta riedad.

    31 Ntese que Aristteles parte de una nocin de principio que es comn y no propia-mente prctica: se trata del modo en que toda es principio (cf 1222b15-16).

  • [221]Los tratamientos de lo involuntario en las ticas de Aristteles

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    de sus acciones, a su vez, Aristteles delimita el mbito de lo que se produce con necesidad (cuyos principios tambin son necesarios) y el mbito de lo que se produce de modo contingente. (v) Dentro de este ltimo mbito, pues, estn las accio nes, de las cuales el hombre es principio (cf 1223a1-5). Lo que distingue al hombre como principio de sus acciones respecto de otros principios del movimiento que operan en el terreno de lo contingente como la es que est en poder del hombre ( ) no slo que la accin ocurra, sino tambin que no ocurra.32 Dicho de otro modo, el hombre, como agente racional, no se encuentra determinado a realizar aquellas acciones para las cuales no encuentra obstculo alguno. Y por estas acciones, precisamente, puede considerrselo merecedor de elogio o de censura.33

    El procedimiento discursivo en este texto consiste, pues, en to-mar como punto de partida los principios ms generales y conocidos en s y avanzar hasta lo ms particular y conocido para nosotros (en este caso las prcticas de elogio y censura moral, cuyas condiciones de posibilidad quedan as explicitadas), por medio de una serie de distin-ciones que van ganando en especificidad hasta llegar a circunscribir el mbito ontolgico de la voluntariedad y de la responsabilidad moral.34 Este proceder es tanto ms llamativo cuando ocurre en un escrito de filosofa prctica, dado que en un conocido pasaje de EN I 4 (1095b2-4) Aristteles anuncia que ha de partir por aquello que es ms conocido

    32 La naturaleza, como principio del movimiento, no es tal que est en su poder que los movimientos ocurran o no ocurran, cf Phys. 255a9-10. Por el contrario, cuando se verifica la circunstancia en la cual una potencia natural puede actualizarse, ello ocurre necesariamente, siempre que nada lo impida.

    33 Mi reconstruccin del esquema de principios planteado por Aristteles en este pasaje difiere de la de Kenny (5-7) y ello deriva fundamentalmente del siguiente punto: Kenny considera que slo el hombre y el azar son principios (del movimiento) de cosas contingentes y pasa por alto el hecho de que la naturaleza tambin lo es. Con mi reconstruccin, paradjicamente, se confirma la lectura seguida por Kenny de las lneas 1223a1-3 contra Dirlmeier (cf Kenny 7 n. 8). En ese pasaje Aristteles se refiere, as, plausiblemente, a que entre las cosas contingentes, muchas son causadas por el hombre.

    34 Algunos intrpretes ponen en duda que la discusin aristotlica sobre la voluntariedad en EN III sea adems una discusin acerca de la responsabilidad moral y fundan esta duda principalmente en el hecho de que en este texto Aristteles declara que lo voluntario es comn a animales y a nios (y que ninguno de ellos, claro est, puede ser considerado responsable moralmente) (cf por ejemplo, Roberts 1989 y Zingano 2008 144-147). Para una interpretacin que defiende la idea de que Aristteles se ocupa aqu de todos modos de la responsabilidad moral, vase principalmente Sauv (1993). No obstante, el texto de EE, que estamos considerando, en donde no encontramos alusiones a animales y nios como agentes voluntarios, puede leerse sin grandes dificul tades como un texto abocado a la problemtica de la responsabilidad moral.

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    [222] GABRIELA ROSSI

    para nosotros, para luego ascender, desde all, a lo ms conocido en s. Algunos intrpretes han conside rado, incluso, que este pasaje de EN tiene un valor prescriptivo fuerte desde el punto de vista metodo-lgico, en el sentido de que este sera el mtodo propio de la tica, i e partir de lo ms conocido para nosotros hacia los primeros principios (cf Ross 197).35 As, el caso de EE II 6 puede considerarse como un contra ejemplo respecto de esta recomendacin metodo lgica.

    5. Las races metodolgicas de algunas diferenciasMs all de que, formalmente, Aristteles elabore en EE II 9 una

    definicin de lo voluntario en trminos negativos y por oposicin a lo involuntario, hay que decir que la orientacin general de la inves-tigacin en EE II 6-8 es positiva y que ello viene determinado por la aproximacin metodolgica peculiar por la que opta nuestro filsofo para enfocar este asunto. En cuanto parte de un principio general y desciende en bsqueda de los principios ms particulares, la inves-tigacin est orientada, por su diseo, a la bsqueda de un principio positivo (bajo la forma que sea) que permita dar cuenta de la volunta-riedad de las acciones, en cuanto ese principio sera, precisamente, su causa primera entendida como el principio del movimiento.

    Es por ello que la respuesta a la pregunta qu es lo voluntario y qu es lo invo luntario (EE II 7 1223a21) gira, desde un comienzo, en torno a la identificacin de un factor x en el agente que sera el genuino principio de las acciones voluntarias, es decir, aquello segn lo cual () las acciones voluntarias son realizadas y en contra de lo cual () las acciones involuntarias son realizadas (cf 1223a23-26). En el movimiento descendente que hemos descrito en el apartado anterior, el caso de desperfecto, que constituyen las acciones invo-luntarias, slo puede ser capturado como negacin del caso normal. Es natural, entonces, que la investigacin subsiguiente se dirija a iden-tificar el elemento preciso x que hace las veces de principio en un caso y que es negado (o contrariado) en el otro, y una de las conse cuencias (no necesarias, pero s favorecidas) de este tipo de aproximacin es que los casos de desperfecto queden as nivelados bajo un nico mo-delo. Es decir, que la diversidad de sus estruc turas no sea capturada.

    As pues, la argumentacin del captulo II 7 est destinada a evaluar posibles candi datos para constituir dicho factor x alrededor del cual

    35 Stewart I 48 dice que la ciencia moral debe proceder por el mtodo inductivo, igual que Gauthier-Jolif (II 1 19), quienes sostienen que el pasaje establecera que el mtodo de la tica es la induccin y Broadie (22) quien sostiene: in ethics we must start from what is known to us, and really start from this, not skip over it (nfasis agregado). En contra de estas interpretaciones, vase la buena discusin en Hardie (34-37).

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    gira la voluntariedad e involunta riedad de las acciones,36 mientras que la discusin de II 8 tras establecer que lo voluntario estara en el actuar merced a cierto tipo de pensamiento ( ) introduce expresa mente el caso de las acciones forzosas, a causa de que parece () que hacer algo por la fuerza es algo propio de lo involuntario (cf 1224a9-10). Ahora, la introduccin de la consideracin de la fuerza () como elemento caracterstico de la involuntariedad, as vista, no obedece slo a un criterio prefilosfico o endoxs tico, sino que tambin tiene su razn de ser en la lgica misma del planteo del problema en EE. Me refiero a lo siguiente. Puesto que lo involuntario es concebido desde la partida como aquello que se realiza contra () cierto factor x, esto deja a Aristteles a un paso de asociar el caso de las acciones involunta-rias con el modelo ms general del movimiento forzado (cf 1224a15-23), cuya estructura formal es precisamente esta: se trata de lo que ocurre contra ()el impulso o principio interno del movi miento de la enti-dad en cuestin (sea cual fuere, en el caso concreto, dicho principio).37 Ms an, Aristteles utiliza el modelo del movimiento forzado casi al modo de un argumentativo incluso antes de haberlo presentado expresa mente, en la discusin llevada adelante en EE II 7, cuando in-tenta identificar el factor x en contra del cual se realizan las acciones involuntarias y segn el cual se realizan las voluntarias.38

    Ahora bien, como hemos visto, esta discusin tampoco culmina en una caracteriza cin de lo involuntario enteramente coherente con el modelo del movimiento forzado, sino que la definicin (2) identifica como involuntario aquello que es realizado por causa de la ignorancia de ciertos elementos relevantes de la situacin de accin. No se ve, como ya hemos dicho, qu relacin guardan, a ojos de Aristteles, la ignorancia fctica y la fuerza como marcas de la involuntariedad. Estas dos marcas, que dan lugar a dos tipos diferentes de accin involuntaria

    36 Los tres candidatos a constituirse en este factor pivotante son el deseo () en alguna de sus formas, la eleccin deliberada () y el pensamiento ().

    37 El modo en que Aristteles apela aqu al movimiento forzado para explicar la relacin entre lo forzado y lo involuntario, constituye nuevamente un ejemplo del tipo de aproximacin metodolgica atpica a la que me he referido ms arriba: para explicar en qu consiste el movimiento forzado, Aristteles presenta, en primer lugar, el caso ms general e incluso comn a lo inanimado (cf 1224a15-17), que consiste en la contrariedad respecto del impulso interno, para luego descender hasta el caso espec fico del hombre, que tiene la peculiaridad de tener ms de un impulso interno () (cf 1224a23 ss.).

    38 En efecto, es usual la apelacin a lo involuntario como forzado, y por lo tanto como doloroso, a lo largo de toda la discusin de II 7, que se ocupa de descartar al deseo y sus tipos como posible factor x alrededor del cual se decidiera la voluntariedad e involuntariedad de las acciones (cf 1223a29-35, 1223b19-21). Sauv (1993 62) tambin advierte esto.

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    en EN III, son bara jados en EE II 7-9 alternativamente como elemen-tos definitorios de las acciones involuntarias, las cuales son tratadas aparentemente como un todo indiferenciado, lo cual lleva, en ltima instancia, tanto a desdibujar la estructura de lo forzoso, como a dejar poco claro cmo se llega a la conclusin de que la ignorancia fctica determina que una accin sea involuntaria, pues nada se ha dicho de ella en discusin precedente. Ms bien, la identificacin del pensa-miento () como aquello en funcin de lo cual se determina la voluntariedad o involun tariedad de las acciones es alcanzada por me-dios deductivos, tras haber descartado los otros dos posibles factores internos que podran determinar lo voluntario (i e el deseo y la elec-cin deliberada) (cf 1225a36-b1). Como hay tres factores que pueden delimitar lo voluntario y lo involuntario, y se han descartado dos de ellos en EE II 7, slo queda que el correcto sea el tercero.

    Este resultado no se alcanza, pues, a partir de un anlisis de la estructura causal o fenomenolgica de las acciones involuntarias, sino de modo descendente, es decir, de modo deductivo. Con todo, la no es un impulso interno. Esto es ms claro an si se tiene en cuenta que como aparentemente hay que entender a raz de la defi-nicin (2) ella se refiere al conocimiento de las notas particulares de la circunstancia en que se acta y no a la representacin del bien (real o aparente) como fin de la accin.39 De este modo, la idea derivada del modelo del movimiento forzado segn la cual las acciones invo-luntarias seran contrarias () a un impulso interno, finalmente, se desdibuja tambin al postular la como aquello contra lo cual se realizaran las acciones involun tarias.

    En definitiva, como la discusin de EE II 6-8 se apoya, desde la par-tida, sobre el supuesto segn el cual hay un principio de las acciones, que sera el factor x segn el cual () el agente realiza acciones voluntarias y contra el cual () realiza las involuntarias, y en la medida en que ese principio es tratado como una unidad, resulta hasta cierto punto na-tural que las acciones involuntarias respondan a un solo tipo, tal como aparece plasmado en la definicin (2). Con todo, las oscilaciones en la caracterizacin de lo involuntario y la consideracin de lo forzoso como un elemento distintivo de la involuntariedad parecen responder, en EE, a una concesin inevitable al que indica que hacer algo por la fuerza es lo propio de la involuntariedad. En este punto pareciera, pues, que Aristteles no logra resolver satisfactoriamente el conflicto entre los

    39 Dirlmeier (1984 286) sostiene que la nica explicacin que encuentra para que Aristteles se refiera a la aqu es que esto sera fruto de la influencia de las definiciones acadmicas de lo voluntario como y lo involuntario como .

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    fenmenos40 que corresponden a las diferentes formas de la involunta-riedad y los principios que deberan dar cuenta de ellos.

    El planteo de EN III, en cambio, no parte de los primeros principios, sino que, como ya hemos dicho, parte de los fenmenos (las prcticas prefilosficas de elogio y cen sura, y de recompensa y castigo) y pro-cura dar cuenta de ellos filosficamente. Aunque este planteamiento no llega, por cierto, a explicitar los principios que hacen posible la accin voluntaria, ni tiene como propsito primario dar cuenta de los principios de la accin involuntaria, logra, no obstante, reconocer y caracterizar suficientemente la heterogeneidad de las estructuras cau-sales que corresponden a los dos tipos de accin involuntaria: las que son por causa de la fuerza y las que son por causa de la ignoran cia.

    6. ConclusionesComo balance de lo expuesto en estas pginas, podemos con-

    cluir que la aproxima cin metodolgica de EE, por su diseo, tiende a perder de vista la diversidad estructural de los casos de desperfecto. Metodolgicamente, en efecto, la tipologa positiva de los casos defec-tivos es decir, aquella que los describa de otro modo que como meras privaciones del caso normal no puede obtenerse deductivamente (ni por divisiones) descendiendo a partir de los primeros principios. Ella puede resultar, ms bien, de un anlisis que atienda, en primer lugar, a los casos particulares, dado que all es donde lo anmalo puede mos-trarse a travs de sus rasgos positivos. Por rasgos positivos me refiero a aquellos rasgos que exceden su no pertenecer al tipo x y que con-sisten ms bien en poseer tal o cual determinacin. Por ejemplo, en las acciones, haber sido producida por el viento o haber matado a su padre por no saber que era su padre y creer que era un ladrn, etc. Estos rasgos no pueden deducirse a partir del tipo, sino que deben ser captados, por as decir, a posteriori. As, partiendo de los modos en que manifiesta lo involuntario a travs de ciertas prcticas prefilosficas de elogio y censura moral, puede procurarse dar cuenta filosficamente de dichas prcticas buscando los principios que den cuenta de ellas, tal como ocu-rre en el tratamiento de este mismo problema que encontramos en EN III. El proceder sera, en este caso, ascendente y no descendente.

    Por lo dems, es interesante notar que hay ciertos rasgos de la discusin de EE que son heredados por algunos enfoques interpre-tativos, en la medida en que ellos se centran, desde la partida, en el problema de las causas de la volunta riedad, es decir, en la medida en que comparten la opcin metodolgica que Aristteles toma en este

    40 Uso aqu este trmino en alusin a los en tica que, como ha mostrado Owen (1961), no son sino los .

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    escrito. Esto lleva, concretamente, a la nivelacin entre ambos tipos de accin involuntaria en dichas interpretaciones: los dos tipos de invo-luntariedad de EN, que, como hemos visto, no estn suficientemente diferenciados en EE, tienden tambin a ser reducidos a un esquema comn en estas lecturas, o bien tendencialmente nivelados. Es el caso de Sauv, por ejemplo, quien sostiene en sus trabajos la tesis de que Aristteles toma el modelo del movimiento forzado como paradigma general para la explicacin de las acciones involuntarias en EE y que, an ms, Aristteles mantiene y profundiza esta idea en la discusin de la EN convirtiendo al movimiento forzado en la clave interpretativa para entender todas las acciones involuntarias (cf Sauv 2006 148). Ms all de que esta reconstruccin da en el clavo en lo que se re-fiere al punto de suma importancia del papel del carcter () del agente como factor determinante, desde el punto de vista causal, respecto de la voluntariedad e involunta riedad de sus acciones,41 ella pierde de vista, al mismo tiempo, que las acciones involuntarias por ignorancia no se agotan, estructuralmente, en el paradigma del movi-miento forzado. Ellas involucran, adems, en su produccin, otro tipo de estructura causal accidental un tanto ms compleja, que guarda es-trecha conexin con la estructura del azar y que responde a un tipo de factor causal que tiene que ver ms con lo discriminativo que con lo motriz.42 Esto ltimo, por fin, podra tener a su vez consecuencias en el modo de entender la estructura causal de las acciones voluntarias: si no hay uno, sino dos tipos diferentes de acciones involuntarias, esto podra contar, hasta cierto punto, como un signo de que el principio de la accin voluntaria, o bien no es slo uno (como se asuma en EE II 6), o bien no se trata de un principio simple sino complejo, esto es, que el principio del movimiento que da lugar a la accin involucra, a su vez, un elemento discriminativo.43 En otras palabras, el planteamiento so-bre lo involuntario de EN III 1 sugiere, por aadidura, que la estructura causal de la accin voluntaria que se ofrece en EE que la considera slo como un tipo de movimiento, sin ser falsa, es todava insuficiente.

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    41 Algo que ya haba sido sealado por Stewart I y Furley, entre otros. Este punto tiene enorme peso para interpretar la distincin entre acciones involuntarias y no-volun-tarias por ignorancia en EN III 1, uno de los asuntos ms debatidos por los intrpretes.

    42 El anlisis de este punto deber quedar pendiente para otro trabajo.43 Una estructura compleja que el propio Aristteles examinar luego en De An III 10.

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