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Los Siete Samuráis

Hoy en día existen diversidad de películas, unas buenas y otras no tanto, sin

embargo, cada una de ellas tiene un toque especial que las identifica, elementos

que las convierten en buenas o malas, esto lo determinaran ciertas características

con las que cuente o no dicha cinta.

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La película de los Siete Samuráis, es una muestra clara de que a pesar de

no contar con la tecnología necesaria, se logró un gran trabajo, por parte de su

creador Akira Kurosawa, quien incorporó muchos elementos que convirtieron en

única a esta película; siendo la base de otros trabajos cinematográficos que se

rodaron tiempo después.

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Es muy destacable el ingenio utilizado por esté gran director, ya que él era

muy perfeccionista en su trabajo. Por ejemplo, solía darles a los actores sus trajes

con algunas semanas de anticipación, para que se fueran familiarizando con ellos

y de esta manera, lograran proyectar correctamente el personaje que les

correspondía interpretar. En el caso de los campesinos, les sugirió que ellos

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mismos rasgaran sus trajes para que de igual manera se notara más naturalidad

en sus actuaciones.

Uno de los elementos más destacables que utilizó Kurosawa era la lluvia, la

cual en este rodaje optó por pintarla de color negro; esto para dar un efecto de

más intensidad y que se lograra notar en la grabación como si fuese real, además

utilizó toda el agua que se encontraba disponible para obtener una tormenta lo

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más real que se pudiera nota. Cabe mencionar que puso en aprietos a la

producción ya que agotó todo lo que estaba disponible.

En la mayoría de las películas, muy pocas veces se logra explicar la

historia de los personajes que son indispensables en la trama, pero el director

trató de revelar brevemente como fue que llegó cada uno de los samuráis, con lo

que logró captar más la atención, ya que no solo aparecieron sino que cada uno,

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tuvo su momento, en el que se lograba apreciar porque fueron tomados en cuenta

para defender la aldea.

De igual manera, en esta cinta ejemplificó la decadencia que tuvieron los

samuráis, quienes con el paso del tiempo se volvieron innecesarios, puesto que

con la llegada de la pólvora, se fueron creando las primeras armas de fuego, que

obviamente eran más eficaces que un samurái y su sable.

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Es una película muy destacable y muy importante, ya que lejos de ser una

más del montón, es verdaderamente admirable el trabajo y cada uno de los

detalles con que fue realizada, ya que el empeño y la dedicación que Akira

Kurosawa, logró consagrar esta película, proyectándola como uno de los rodajes

más importantes y memorables de la historia cinematográfica.

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Películas que tomaron en cuenta la temática de los Siete Samuráis

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Tal fue el impacto de la película de Akira Kurosawa, que ha servido de

inspiración para la filmación de otros rodajes, uno de ellos se aplicó al salvaje

Oeste, en “Los Siete Magníficos” (John Sturges, 1960). Fue un western, y una

película, muy popular durante los sesenta. La música que compuso Elmer

Bernstein, uno de los grandes de la banda sonora, convirtió a esta película en un

gran éxito.

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Otra película que tomó de referencia a este rodaje fue la de “Los Siete

Magníficos del Espacio”, (Jimmy T. Murakami, 1980). La diferencia evidente que

se puede observar en este filme es que cambiaron el Japón del siglo XVI, por

planetas y galaxias. Como dato particular se puede mencionar que, Robert

Vaughn, uno de los intérpretes del western de Sturges, participaba encarnando a

un malvado mercenario espacial.

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En un enfoque distinto, Bichos, una aventura en miniatura,  es

una película de animación generada, producida y distribuida por Walt Disney

Pictures y Pixar Animation Studios.

Se estrenó en los Estados Unidos el 20 de Noviembre de 1998. Esta

versión está más enfocada para el público infantil y nos cuenta la historia una

colonia de hormigas que está constantemente oprimida por una banda de

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saltamontes  que llegan cada temporada exigiendo comida de las hormigas.

Retoman la misma problemática que planteaba Kurosawa en la versión original,

solo que aquí en lugar de ser samuráis los que ayudaron a que mejorara su

condición de vida, fueron unos insectos que traían un show de circo y que por

casualidad llegaron a su comunidad para ofrecer su espctáculo.

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Y la más reciente de las películas, es la de Siete espadas (Tsui Hark, 2005).

Considerada como una espectacular coproducción entre Hong-Kong, China y

Corea del Sur, que nos situaba un siglo después de los hechos narrados por la

película de Kurosawa y cambiando el lugar por China. El telón de fondo es la lucha

de los rebeldes nacionalistas contra los invasores manchúes.

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Es evidente, el legado tan importante que dejó Kurosawa, elementos claves, que

siguen a lo largo del tiempo y que son pruebas claras de lo que es el buen cine y

del valioso trabajo que realizó, ya que, a pesar de tantos años, diferentes

directores siguen retomando esta temática y algunos de los elementos que

siempre distinguirán a la cinta de “Los Siete Samuráis”, claro cambiando ciertas

características de su historia, pero manteniendo siempre ese sello y toque único.

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BIBLIOGRAFÍA

http://www.blogdecine.com/noticias/scott-mann-dirigira-el-remake-de-los-

siete-samurais

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“Pi, el orden del caos” de Darren Aronofsky

Pi, la orden del caos (1998), filmada en blanco y negro para vigorizar su contraste

áspero y misterioso, es una cinta de ciencia ficción bastante controvertida por

poner de manifiesto la naturaleza de la obsesión mental. El filme, aparentemente

realizado en el barrio chino de Nueva York, adopta un panorama original muy

diferente a la cinta dirigida por el mismo director, Darren Aronofsky (Brooklyn,

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Nueva York; 1969), Réquiem por un sueño (2000), con la que se consagró como

un ícono cinematográfico americano por revelar de forma honesta y directa el

mundo de las drogas.

Pi, signo que representa la relación aproximada entra la circunferencia y el

diámetro de un círculo (3.141592653589), es un buen pretexto para la realización

de esta cinta, pues su misma naturaleza se ha visto reflejada, según la historia, en

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diversos razonamientos universales como la circunferencia de “El hombre de

Vitruvio” que en el film es un punto crucial para su perfeccionamiento: “Recordar a

Da Vinci, artista inventor, escultor, naturalista, Italia, S. XV. (Sic) Redescubrió la

perfección del rectángulo dorado y lo dibujó en sus obras maestras. Conectando

los concéntricos rectángulos con una curva, se genera la mítica espiral dorada.”

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  La característica principal de Aronofsky es, como el mismo o explica en su

biografía, “decidir el camino que me inspire mayor pasión por lo que hago, para

estar seguro de no culparme a mí mismo de hacer o decidir lo incorrecto”, siendo

esta película el mayor ejemplo, pues años después, su filmografía advertiría la

insuficiencia de sus ideales y aspiraciones con “El prisionero” (2002) y Batman

(2003), que carecen de discernimiento.

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En “Pi, el orden del caos”, Maximiliano Cohen, interpretado por Sean Gullet

(Boston, Massachusetts; 1968), es un genio matemático perturbado por un patrón

numérico que, aparentemente, lo conducirá a descubrir el orden del mundo detrás

del caos. Obsesionado con esa idea, Max tras experimentar diversos resultados

fallidos en su computadora Euclides, adaptada a sus necesidades, se involucra

con una ambiciosa firma de Wall Street y una secta ultra religiosa de cabalistas

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jasídicos que tras el descubrimiento numérico, intentarán a toda costa obtener el

resultado para resolver grandes misterios como la caída y la alza de la bolsa de

valores y el “momento verdadero de Dios” representado en 216 dígitos.

Al borde de la locura y evadiendo las sugerencias  de su maestro Sol, Max

se adentra en un juego paradójico entre la locura y la razón donde sólo el caos

podrá salvarlo y regenerarlo.

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Como referencia, esta cinta me recuerda a la legendaria novela de Issac

Asimov “Yo robot” (1950), adaptada al cine en 2004 por Alex Proyas (Australia,

1963) debido a que ambas presentan esquemas sino iguales por el tema,

similares por su tratamiento enfocado a la relación del hombre con su naturaleza o

bien a la relación del hombre con lo desconocido y por su género ficcional. En el

caso de “Yo robot” exponen 3 leyes fundamentales que rigen el comportamiento

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del robot y en “Pi, el orden del caos” 3 premisas básicas que buscan el orden de

las cosas detrás del caos: 1. Las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza. 2.

Todo puede ser representado o entendido con números. 3. Al graficar cualquier

sistema en número hay patrones y es en la misma naturaleza donde se

encuentran.

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La tarea de Aronofsky con esta película es minuciosa y desconcertante.

Nos conduce al redescubrimiento de las matemáticas desde un ángulo diferente y

a la idea del universo infinito y sin embargo explorable. ¿Ciencia?, ¿religión?,

¿metafísica?: “el orden está detrás del caos”. “Pi”, actualmente se consagra como

uno de los mejores thrillers de ciencia ficción nunca antes visto. Cien por ciento

recomendable.

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 “Nota personal: De niño mi madre me decía que no mirase nunca al sol. A

los seis años, lo hice. Su brillo me deslumbró, pero eso ya lo había visto. Seguí

mirando, tratando de no pestañear. La brillantez fue desapareciendo. Mis pupilas

se contrajeron y pude verlo todo claramente”.

BIBLIOGRAFÍA: http://www.chiapasparalelo.com/trazos/2013/09/pi-el-orden-del-

caos-de-darren-aronofsky/

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