Los Senderos De La Vida

10
Los Sende ros De La Vida

Transcript of Los Senderos De La Vida

LosSende

rosDe La

Vida

Caminando por entre los senderos llenos de la hojarasca otoñal de

su vida, se encontró con ella. Cargaba en sus manos una

canastilla con flores de vívidos colores, las mismas que producen el estío de la existencia. Sus ojos se encontraron y sus miradas se cruzaron por un breve instante…

…”¿Para dónde caminas, mujer de hermosos ojos?” Preguntó.

-“No sé” dijo ella bajando su mirada.

-“Llevas una canastilla repleta de lindas flores”

-El que tengan lindos colores no quiere decir que todas sean lindas…¿Y tu canastilla, caminante, dónde está?

-¿La mía?...

…La mía? Dijo casi hablando consigo mismo…La mía…creo que la dejé en uno de los recodos del sendero, hace ya algún tiempo. Recuerdo que sólo quedaron un puñado de mustias hojas y que sus colores eran anaranjados, amarillentos y café…Y debajo de ellas había sólo abrojos.

Muchas veces metí las manos entre las hojas y al sacarlas

sangraban.

-”Mira, todavía tengo las marcas.”

Y le mostró sus manos.

Ella se agachó para dejar su canastilla en el suelo, y al

levantarse y mirarle a los ojos se sorprendió por el color de ellos.

-¿”Por qué tienes los ojos violeta”? Preguntó.

-”He sufrido mucho”, dijo él.

Ella tomó sus manos entre las suyas y pasó suavemente sus

dedos por las marcas y le volvió a mirar a sus ojos.

-” ¿Sabes?, dejamé darte la más linda de mis flores”, dijo sacándola de la canastilla y

ofreciéndosela con una sonrisa triste y dulce a la vez.

El inclinó su cabeza para que ella no

viera una lágrima que comenzaba a descender por su

mejilla, y al hacerlo notó manchas rojas

en las manos de ella.

-”Tus manos sangran”, le dijo

tomándosela.

-”Sí. También entre las flores de mi canastilla hay

muchas espinas y constantemente me

hiero las manos. Pero no importa”.

Tiernamente el tomó el rostro de

ella en sus manos y muy dulcemente

besó su frente.Ella lo abrazó y se acurrucó en su

pecho.

-”Ven, vamos a buscar tu

canastilla”, le dijo ella. “Quizás

mientras tanto, entre los dos

podemos sacar y tirar las espinas

que hay entre mis flores y una vez sin

ellas, podremos compartir lo que

quede”.

Ella se agachó, recogió su canastilla, Tomó su mano y se perdieron entre los recodos de aquel camino que muchos llaman vida.

Recuerda que cada vez que sonríes, se borra una tristeza y

se ilumina una esperanza

FIN

M. L.