Los Procesos de Intervención Frente a La Relación Humano-Animal-Ambiente
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LOS PROCESOS DE INTERVENCION
FRENTE A LA RELACION
HUMANO-ANIMAL-AMBIENTE ©2009.
Más que un cambio de metodología se requiere un cambio en la filosofía del
acercamiento a la problemática
Rosa E. Pérez Peña
Médico Veterinario
M.Sc. en Estudios Humanísticos
Docente Fundación Universitaria San Martín
Palabras claves: participativo, intervención comunitaria, relación humano-animal-
ambiente, bienestar animal.
Teniendo en cuenta las falencias encontradas tanto teórica como prácticamente
en los procesos de intervención comunitaria que se realizan para mejorar la
relación humano-animal-ambiente, se propone aquí partir de un marco filosófico
diferente para los modelos metodológicos de capacitación e intervención con los
dueños, poseedores, propietarios o tenedores de animales dentro de los
programas que velen por una mejor relación humano-animal-ambiente, el cual
busca se de espacio a la construcción de contenidos temáticos ajustados a las
necesidades particulares de las zonas y permita obtener una formación integral
que favorezca el bienestar de los animales, con el desarrollo de acciones asertivas
desde un marco socio-cultural particular.
Lo que aquí se entiende por participativo
Part ------------ > Porción de un TODO
Lo participativo no puede ser tomado como sólo una acción, involucra muchas
acciones (Silva, 2009):
· Partir: Lo participativo involucra partir, marchar de o hacia un mismo proceso u
objetivo
· Compartir: Lo participativo involucra compartir, bienes materiales, ideas,
conocimientos, espacios, objetivos
· Departir: Lo participativo involucra la interacción, el diálogo mutuo, las
reuniones de tipo flexible, el intercambio de ideas.
· Repartir: Lo participativo involucra repartir éxitos pero también fracasos
A la vez incluye varios elementos:
· Unos partícipes: copropietarios, codueños, cómplices, cointeresados (la
comunidad, organización, campesinos, etc.).
· Un espacio incluyente: de intercambio, conexo, recíproco, interactivo, popular,
democratizador, representativo, de diálogo.
· Una acción conjunta: colaborativa, colectiva, que involucra, de interés, propia,
modificadora.
Una institución copartícipe: Socia, asociada, cómplice, compañera, colaboradora.
Qué se espera con el proceso:
Con su aplicación se espera una acción flexible, integral, continua y participante,
basada en el contexto local, que hace énfasis más en el desarrollo de procesos
comunitarios en torno a la relación-humano-animal-ambiente, que en la
transmisión de contenidos y acciones predeterminados, atenta a las diferencias
culturales asociadas a los procesos que involucran el bienestar humano, animal y
ambiental.
Estos procesos participativos necesitan la presencia de equipos multidisciplinarios
y trasdisciplinarios, pues siendo un proceso integral se toman varios frentes de
acción: social, técnico, cultural y económico; también se cree fundamental una
acción interinstitucional, ya que la metodología exige mayor esfuerzo a la
comunidad y al equipo asesor o acompañante y acciones que siendo
complementarias deben coordinarse.
Las necesidades a satisfacer no sólo deben ser las tecnológicas, sino las
necesidades socioculturales expresadas por las comunidad local y los
profesionales integrantes involucrados en el proyecto, haciendo énfasis en torno a
la obtención del bienestar animal en las condiciones de uso actual, lo que implica
identificar y caracterizar los conocimientos existentes que pueden constituirse en
barrera a la comunicación, para tomarlos como punto de partida, siendo el
objetivo complementarlos desde el saber científico/académico, estableciendo un
verdadero diálogo de conocimientos. Por eso se habla de una capacitación
“formativa”, que proporciona herramientas a los asistentes para desempeñar su
oficio cotidiano, en su lugar de origen, bajo unas condiciones específicas,
teniendo en cuenta el bienestar animal, a través del desarrollo de nuevas
habilidades y capacidades, diferenciándolos laboralmente de quienes no han
participado del proceso de capacitación.
El modelo, al complementar el saber común que tiene la comunidad, genera la
información básica que corrige los conocimientos existentes en torno a las
prácticas que habitualmente se dan en la vida. Ello permite un manejo más
adecuado del animal y el medio, la identificación temprana de los problemas y la
aplicación de soluciones con recursos locales al alcance de las comunidades.
De los resultados encontrados:
1. Nivel de profundización en cada eje temático: permite la realización de los
ajustes necesarios en el contenido temático de la capacitación, con base en los
conceptos previos que maneja la comunidad de cada localidad.
2. Prácticas a desarrollar en cada localidad: permite la identificación y
caracterización de rutinas y costumbres de cada localidad en su relación humano-
animal-ambiente para preservarlas, modificarlas, complementarlas o implementar
nuevas técnicas si es necesario.
3. Identificación de herramientas didácticas aplicables: permite encontrar
lenguajes y medios de comunicación, aplicables y manejables, dependiendo de
las características particulares de la zona.
4. Elaboración de Cartillas guía: Construcción de materiales apropiados a
las condiciones locales, que incluyen la información acerca del conocimiento
previo (común) y la información técnica complementaria a este saber para cada
tema desarrollado.
Contrario a lo que pensaban los técnicos profesionales, se ha encontrado que los
asistentes a los programas conocen mucho sobre los temas por su experiencia
cotidiana, lo que ha permitido que la complementación hecha desde el saber
académico conduzca a un nivel de capacitación bueno. En ningún momento se
entra en conflicto con su saber común, se respeta, simplemente se modifica
cuando es necesario. Esto permite generar confianza para que las acciones
propuestas se lleven a cabo. Esta continuidad entre el saber común y el saber
académico tiene que darse cuando la intervención es participativa, pues la acción
debe partir de los participantes de manera intencional y duradera, producto de su
comprensión de la misma.
De la ejecución, seguimiento y evaluación participativos
Como bien es sabido en todo proceso de ejecución de acciones comunitarias el
participante primario debe ser la comunidad; por ello, en esta propuesta son los
partícipes quienes realizan el proceso de ejecución, seguimiento y evaluación de
las acciones de intervención, apoyados por unas herramientas propuestas y
discutidas conjuntamente con el equipo técnico, quien se propondrá verificar que
el seguimiento y evaluación se esté desarrollando por parte de la comunidad de
la forma acordada.
La evaluación permanente, en un proceso participativo y constructivista
como este, es indispensable para introducir los cambios que se requieran de
manera inmediata cuando se detecta alguna situación problemática. De acuerdo a
la experiencia propia comparando los resultados hallados mediante entrevistas
semiestructuradas en la situación inicial y en las evaluaciones posteriores, se
puede afirmar que se cumple el objetivo propuesto, puesto que la intervención es
evidente a simple vista, notándose una organización del saber común dentro de
unas categorías propias del saber académico.
Algunas recomendaciones sobre el seguimiento y la evaluación
participativos.
Los profesionales/técnicos deben tener en cuenta que:
· Esta es una evaluación diferente a la evaluación basada en resultados, la cual
compromete más la obtención de resultados materiales como resultado de un
proceso de desarrollo de unas actividades. Importa más el proceso.
· Tampoco es una evaluación “apreciativa”, con mirada “externa” y emotiva,
sino endógena y guiada por un plan establecido para valorar todos los resultados
(cualitativos y cuantitativos), reflexionando sobre ellos y aplicando las
correcciones necesarias inmediatamente.
· Este enfoque busca evaluar “procesos” de enseñanza-aprendizaje y desarrollo
de organización comunitaria en torno a acciones de intervención más que
resultados materiales puntuales.
· El marco de acción de una acción de intervención de este tipo busca:
* Administración comunitaria de las actividades
* Uso de metodologías de capacitación interactivas y participativas
* La promoción de cambios de actitud y de prácticas comunes.
· Es necesario utilizar múltiples estrategias para el manejo de la información,
como las entrevistas individuales detalladas, entrevistas a informantes clave,
entrevistas grupales, observación participante, diario de campo.
El papel del Profesional:
Este tipo de trabajo requiere de un cambio en el papel del profesional, un
cambio de actitud frente al conocimiento, la comunidad, el animal y el contexto.
Los profesionales que están acostumbrados a impartir capacitaciones magistrales
o a seguir puntualmente libros de texto o materiales pre-elaborados, pueden
hallarse en dificultades al tener que cambiar hacia una capacitación y acción más
centrada conjuntamente en la comunidad, el tipo de animal y contexto
existentes, que conlleva la particularización del tipo de conocimiento a impartir y
a relegar el control sobre qué enseñar, cómo enseñarlo, cuándo y para qué.
Así mismo le exige al profesional trabajar en múltiples direcciones y en
diferentes actividades a la vez, haciéndolo depender de unas capacidades y
habilidades propias desarrolladas y permitiéndole descubrir otras que debe
desarrollar para el avance de las acciones. De esta manera el papel del
profesional ya no es pasivo sino activo, pues genera su propio proceso de
aprendizaje y le exige un proceso permanente de contextualización de los
contenidos.
Mientras que el trabajo inicial durante la planificación del proyecto
requiere de más tiempo de acompañamiento por parte del profesional, una vez
que este se encuentre en vías de ejecución, el profesional tiene menos
intervenciones que realizar y actúa más como un guía o facilitador a lo largo de
su ejecución, seguimiento y evaluación. Esto se hace más evidente sobre todo en
aquellos procesos desarrollados dónde las acciones llenan las expectativas de la
mayoría de los partícipes. Lo que indica que la apropiación no sólo depende de la
identificación de unas necesidades como propias sino también de la interpretación
y comprensión de sus posibles soluciones y el reconocimiento del posible papel
que se juega frente a ellas.
Es posible que muchos profesionales deban aceptar que no son expertos
en todo y que la comunidad con la que está trabajando pueden saber más,
especialmente cuando de tecnología “apropiada” se trata, pues son ellos quienes
conocen los pro y contra de las mismas.
Las experiencias desarrolladas también muestran la necesidad de formar
profesionales con este perfil, pues la mayoría muestra deficiencias en el
desarrollo de capacidades y habilidades para un trabajo participativo con
comunidades locales, sobre todo en lo que tiene que ver con el manejo de
metodologías cualitativas. Se recomienda acompañar este tipo de procesos con
seminarios permanentes de formación en metodologías cualitativas e
investigación integrativa.
El papel de los integrantes de la comunidad
También se demanda un cambio en el papel de los participantes de la acción de
intervención:
Muchas comunidades han perdido la costumbre de asumir un papel activo
dentro del desarrollo de las actividades de elaboración, presentación, seguimiento
y evaluación de acciones de intervención por el tipo de acompañamiento
institucional habitual, dónde generalmente se les permite mayor participación en
la ejecución, cuando en realidad son indispensables para tomar decisiones sobre
el hacer, trabajar colaborativamente, tomar la iniciativa, hacer presentaciones
públicas y, en muchos casos, construir o reconstruir su propio conocimiento.
Para las comunidades esto puede ser desafiante al comienzo, aunque la
mayoría encuentra el trabajo con acciones participativas de aprendizaje
significativo atrayente y más relevante para sus vidas cotidianas. Están
generalmente más motivados, se desempeñan mejor y retienen más fácilmente el
nuevo conocimiento, pues su nivel de comprensión es mayor. Se aclara no sólo el
qué sino el por qué, cómo, cuándo, quién, dónde y para qué.
El papel de la tecnología
La transferencia de tecnología no es el eje central en este tipo de trabajo, pues la
esencia es lograr la organización de la comunidad en torno a acciones de
intervención a favor de la relación humano-animal-ambiente, desde una acción
significativa, que favorece la experiencia del aprendizaje y les permite hacer las
conexiones necesarias con su mundo cotidiano, encontrar recursos propios y
alcanzar sus propios productos.
Algunos profesionales pueden no sentirse cómodos, pueden tener la
impresión que esto representa una barrera para la implementación de tecnologías
de punta, como comúnmente llaman a lo que académicamente manejan, pero
estos desafíos pueden ser superados desde el desarrollo endógeno, pues la
complementariedad de los conocimientos permite que las prácticas comunes
sean enriquecidas a través del trabajo conjunto desde el saber científico.
Aprendiendo conjuntamente puede llegarse a lograr cambios en las formas de
hacer, pensar, sentir y ser.
Identificación de algunos puntos críticos dentro de los esquemas
metodológicos participativos existentes
Deben detectarse cuáles esquemas metodológicos participativos han sido y son
utilizados en la zona a trabajar. Una vez identificados tener en cuenta algunos
puntos críticos que hemos encontrado:
· Muchos de ellos requieren que el partícipe se apoye en personas externas a la
comunidad para la elaboración de formatos de seguimiento y evaluación, pues su
diligenciamiento se torna difícil por el lenguaje técnico empleado en ellos. Esto
quita autonomía a las comunidades y espacio a personas que en un momento
determinado no cuenten con la ayuda externa o que sean “novatas” en estos
asuntos, facilitando que sean sólo algunos los que realmente puedan participar.
· Las personas “externas” que ayudan a la comunidad, habitualmente
profesionales y/o técnicos, guían los procesos a la satisfacción de necesidades
técnicas, bien sea programas que algunas instituciones adelantan en la región o
programas que a ellas les gustaría se adelantarán en la región, situación que
permite se satisfagan sus expectativas más no las de la comunidad, lo que
disminuye el interés por participar.
· Generalmente los profesionales y/o técnicos que pueden ayudar a las
comunidades tienen una formación que hace énfasis en lo teórico, ven las cosas
de manera “parcelada”, especializada, lo que riñe con la realidad, donde las cosas
funcionan como un sistema integrado en el cual sus partes o aspectos
fundamentales no pueden ser vistos, estudiados, analizados e intervenidos de
manera separada, particular o parcelada. La mirada debe ser integral.
· La formación de los profesionales y/o técnicos debe incluir el desarrollo de
habilidades y capacidades que permitan una verdadera participación activa de la
comunidad en la formulación, seguimiento y evaluación de sus propios proyectos,
así como la delegación de los espacios que corresponden a las personas pues
estas también son capaces de una acción responsable.
Identificación de algunos puntos críticos dentro del proceso de manejo
de la información en el proceso participativo
Siendo el flujo de información el proceso más importante en una acción de
intervención participativa se recomienda identificar los mecanismos utilizados
para que este se de y detectar en ellos los puntos críticos. Algunos que hemos
detectado son:
· TODAS y cada una de las personas participantes del proceso deben recibir de
ser posible la misma información; esto evita “malos entendidos” y comentarios
“fuera de lugar” sobre los proceso. La información debe ser “oficializada” y no
puede ser emitida por ningún miembro del equipo técnico por aparte. Juntar
criterios mantiene el objetivo claro.
· El espacio para el flujo de información debe permitir la participación de TODOS
y cada uno de los participantes, no sólo de aquellos que comparten el mismo
punto de vista que el profesional acompañante del proceso. No se busca
“seguidores” sino participantes, personas críticas y activas, con sus propios
puntos de vista, encaminados hacia una misma acción.
· Debe darse suficiente tiempo para la participación; muchas personas requieren
de mayor tiempo para recibir y dar información, lo cual no quere decir que no
participen activamente, sino que su ritmo es diferente al de las demás. Esto evita
“que siempre participen los mismos”.
· El lenguaje es fundamental, utilizar palabras cuyo significado haya sido puesto
en común; los mensajes largos, confusos, incompletos, confunden. Hemos
encontrado que hacer paralelos entre lenguaje común y científico es satisfactorio
para ambas partes, los dos –comunidad y profesional-aprenden.
· Es necesario construir cronogramas de actividades conjuntamente, institución-
comunidad, para concertar tiempos de visita y resultados a evaluar. De la misma
manera es necesario hacer evidente mediante un cronograma mensual particular,
construido por la propia comunidad, las actividades que tendrán que desarrollar
mes a mes, para que las programen dentro de sus actividades cotidianas y sepan
qué tiempo les van a dedicar semanalmente. Esto genera capacidades de
organización y gestión. En el mismo debe aparecer los responsables.
CONCLUSIONES:
1. Cuando se trabaja con comunidades que manejan saber popular se hace
necesario desentrañar los principios implícitos existentes en su
cosmovisión, para lograr su comprensión.
2. Se hace necesario reconocer que estas comunidades trabajan sus
animales y el medio con lógicas diferentes y tienen objetivos distintos a
los profesionales, por lo que debemos establecer lazos de comunicación
desde los puntos que tenemos en común y no desde las diferencias.
3. Para lograr una intervención en comunidades que manejan saberes
tradicionales es obligatoria la “revalorización” de estos, pues sólo
conociéndolos y manejándolos se pueden modificar.
4. Toda intervención de este tipo sólo es posible con el diálogo intercultural y
el mutuo respeto.
5. Se ha logrado una organización de los conocimientos tradicionales
o comunes y la obtención de unas herramientas que les permite
argumentar y justificar muchas cosas que hacen bien y otras que deben
modificar o dejar de hacer; con estas herramientas ya se atreven a
contradecir a sus compañeros de labor, pues además de ser conocedores
de los efectos, reconocen las consecuencias en el animal y el medio.
6. El apersonamiento del proyecto, permite que la fase de iniciación y
ejecución se agilice bastante. Entre mayor comprensión más claro tienen
el camino a seguir.
7. Se recomienda que la comunidad nombre un equipo valuador del
desarrollo de las actividades y que sean ellos mismos quienes enumeren
qué, cómo y cuándo evaluar.
Rosa E. Pérez Peña ©2009
Médico Veterinario
M.Sc. en Estudios Humanísticos
Docente Fundación Universitaria San Martín
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