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Los poemas de Herrera en metros castellanos Rafael LAPESA Real Academia Española La poesía octosilábica de Fernando de Herrera no ha obtenido hasta los últimos decenios la debida atención de los críticos e historiadores de la literatura: cosa explicable por cuanto en volumen, ambición y alcance no puede compararse con la espléndida producción herreriana en metros íta- lo-clásicos. Sin embargo, los poemas octosilábicos que han llegado hasta nosotros forman un pequeño cancionero correspondiente a un período de- cisivo en la vida y obra del poeta, y complementario del magno cancionero petrarquista con que el «Divino» sevillano pensaba competir con el cantor de Laura; presentan tina orientación peculiar del afán de superación ar- tística que caracteriza a toda la obra de Herrera; muestran la vinculación dc éste con la poesía de los cancioneros cuatrocentistas, especialmente con la lírica amatoria de Juan de Mena; y obligan a preguntarse es acertado negar importancia al factor biográfico, según tendencia hoy en boga. Aparte de traducciones y fragmentos citados por Herrera en sus Ano- ¡aciones a las obras de Garcilaso. su producción conservada en metros cas- tellanos se reduce a 27 poesías amatorias recogidas en dos manuscritos sevillanos del siglo XVII, que parecen ser copias de un mismo original. Uno de ellos da como colector a don .losef Maldonado de Avila y Saa- vedra, y lleva fecha de 1637. Los dos fueron descritos puntualmente por Gallardo 2; pero antes de aparecer su Ensayo, tres de estas poesías fueron dadas a conocer por don Juan Colón y Colón en la Revisia Andaluza, «pe- riódico que por los años de 1840, 1841 y 1842 se publicaba en Sevilla», se- gún nota de Adolfo de Castro. quien las incluyó con reparos al final de sus <(Poesías de Fernando de Herrera» ‘. El conjunto no fue impreso hasta que en 1870 José Maria Asensio lo añadió a la controversia de Herrera con el «Prete Jacopin» ~. ateniéndose al manuscrito de la Biblioteca Colombi- En todas las ediciones se atentan sólo veintiséis: pero una (la XX de la cd. de Cuevas, la 2 en la cd. dc Blecua> contiene dos canciones independientes, como después se vera, 2 Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos. ¡ti (Madrid. 888). pp. 88- 194. Biblioteca de N E.. XXXII (Madrid. 1854). pp. 341-342. Fernando de HERRERA: Controversia sobre sus Anotaciones a las obras de Garcilaso de lo Vega. Poesías inMutes (Sevilla: Bibliófilos Andaluces, ¡87<)>. l)ICFNDA, Cuadern os de Filología Hispánica, ni 7 191-211. Edit. Univ. Complut. Madrid, 1987

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Lospoemasde Herrera en metroscastellanos

RafaelLAPESA

Real AcademiaEspañola

La poesíaoctosilábicade Fernandode Herrerano ha obtenidohastalos últimos deceniosla debidaatencióndelos críticose historiadoresdelaliteratura:cosaexplicablepor cuantoen volumen,ambicióny alcancenopuedecompararseconla espléndidaproducciónherrerianaen metrosíta-lo-clásicos.Sin embargo,los poemasoctosilábicosquehan llegadohastanosotrosformanun pequeñocancionerocorrespondienteaun períodode-cisivo en la vida yobradel poeta,y complementariodel magnocancioneropetrarquistaconqueel «Divino» sevillanopensabacompetirconel cantorde Laura; presentantina orientaciónpeculiar del afánde superaciónar-tística quecaracterizaa todala obra de Herrera;muestranla vinculacióndc ésteconla poesíade loscancioneroscuatrocentistas,especialmenteconla lírica amatoriade Juande Mena; y obligan a preguntarsesí es acertadonegarimportanciaal factorbiográfico,segúntendenciahoy en boga.

Aparte de traduccionesy fragmentoscitadospor Herreraen susAno-¡acionesa las obrasde Garcilaso.suproducciónconservadaen metroscas-tellanosse reducea 27 poesíasamatoriasrecogidasen dosmanuscritossevillanos del siglo XVII, queparecensercopiasde un mismo original.Uno de ellos da como colectora don .losef Maldonadode Avila y Saa-vedra, y lleva fechade 1637.Los dos fueron descritospuntualmenteporGallardo 2; pero antesde aparecersu Ensayo,tresde estaspoesíasfuerondadasa conocerpor donJuanColón y Colónen la RevisiaAndaluza,«pe-riódico quepor los añosde 1840, 1841 y 1842 se publicabaen Sevilla»,se-gúnnotade Adolfo deCastro.quien lasincluyó conreparosal final de sus<(Poesíasde Fernandode Herrera»‘. El conjunto no fue impreso hastaqueen 1870JoséMaria Asensiolo añadióa la controversiade Herreraconel «PreteJacopin»~. ateniéndoseal manuscritode la Biblioteca Colombi-

En todas las ediciones se atentan sólo veintiséis: pero una (la XX de la cd. de Cuevas,la 2 en la cd. dc Blecua> contiene dos canciones independientes, como después se vera,

2 Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos. ¡ti (Madrid. 888). pp. 88-194.

Biblioteca de N E.. XXXII (Madrid. 1854). pp. 341-342.Fernando de HERRERA: Controversia sobre sus Anotaciones a las obras de Garcilaso de lo

Vega. Poesías inMutes (Sevilla: Bibliófilos Andaluces, ¡87<)>.

l)ICFNDA, Cuadernos de Filología Hispánica, ni 7 191-211. Edit. Univ. Complut. Madrid, 1987

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na; peromodificó sugrafíay alteróel ordende lascomposicionesal distri-buiríasconformea la forma estróficade cadauna.El primertexto fidedig-no impresoes el establecidoporJoséManuel Blecuaen suedición críticade la Obra poética herreriana~:se ajusta,con preferenciageneralrespectoal códicede la Colombina,al otro sevillanopertenecientea la BibliotecaNacionalde Madrid, el cual, ademásde ofrecermejoreslecturasde ordi-nario. fechados terciosde los poemas~,18 de los27 6 Atento a reproducircon exactitudcl manuscrito,Hlecualos ordenasegúnse sucedenen sus fo-lios; igual criterio sigueMaría TeresaRuestes~. EncambioCristóbal Cue-vas ha preferidosituarprimero,conarreglo a la cronología,los poemasdatados,y a continuaciónlos carentesde fechasegúnel lugarqueocupanen los manuscritos.Comoparael presenteestudiocreoimportantela cro-nologia.me atendréa la ordenacióndeCuevas,querepresentaréen núme-ros romanos.seguidaporla de Blccua entreparéntesisy concifrasarábi-gas.Tendré muy presenteslos estudiosherrerianosde Adolphe Coster,VicenteGarciadeDiego.Antonio Vilanova.JoséManuelBlecua.A. DavidKossoffy OresteMacrí ~. Mucho me ha interesadoel de CristóbalCuevasintroductorioa sucitadaedición,por señalarel ampliodébitode la poesíaoctosilábicade Herreraa la concepcióndel amor,temasy actitudesde lostrovadoresmedievalesy en especialdelos cuatrocentistasnuestroslO; y noolvidaré las certerasconsideracionesde Maria TeresaRuestesen éste yotros aspectos,como el del «amor total» expresopor Herrera

Los 27 poemasoctosilábicosdatadosen su mayoríaentre1567 y 1582no parecensermásqueunapequeñapartede los «muchosromances»12,

glosasi coplascastellanas»que,segúnPacheco,habíacompuestoy «pen-saya manifestar»Herrerat3 Hay que preguntarsepor qué no los «ma-

Anejos del BRAE. XXXII. lomo 1 (Madrid, 1975), ni 1-26. pp- 81-151.6 Ya Gallardo dio noticia de estas fechas, que van de 1567 a ¶582.

Fernando de HERRERA: Poesía. Edición, introducción y notasde Maria Teresa Ruestes.ClásicosUniv (Barcelona: Planeta, 1986).

Fernando de HERRERA: Poesía castellana original completa. Edición de Cristóbal Cue-vas. Letras Hispánicas. 219 (Madrid: Cátedra. 1985).

Cosmn:E de H. (El Divino). 1534-1597 (París:Champion, 1908): GARcÍA DE Dimo. V.:/-? dell., Poesias; Clásicos Castellanos. t. 26 (Madrid. 1914): VILANOvA, X: «Fernando de He-rrera». Historia Gen. de las Literaturas Hispánk-aá; dirigida por 6. Diaz-Plaja, II (Barcelona:Edil. Barna, 1951), Pp. 687-751: BrEctíA. J. M.: Sobre poesio de/a Edad de Oro (Madrid: Gte-dos. 1970), pp. 100-144. y prólogos a las ediciones citadas en las n.

0 5 y 14: KossocÑ A. D.: [it

<-ata/ario de la obra poética de Herrera (Madrid: Real Academia Española. 1966); MACRI, O.:E de U., 2YEdit. (Madrid: Gredos. 1972).

a EdiL cit en la n. 8. Pp. 38-45 y 206-21] -Echa cii. en la n. 7. pp. 25-27.

[2 Para el sentido posible de <¡romance», véase después, n. 19 y texto correspondiente.Citado por CUEvAS. p. 39.

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nifestó»en vida. aunqueconocieransu existenciaamigosy admiradorescomoPacheco.No hay muestrade lírica a la maneracastellanaen la co-lección de 1578 publicadapor Blecua 14; tampocoen la selecciónqueelpoetamismohizo imprimir en 1582 con el titulo deAlgunasobrasdel?er-nando de Herrera. Sólo en las Anotacionesa Garcilasotranscribecuatrocuartetasdcl poema«Dauaporver unahora» tS, referentesal mito deFae-tón. introduciéndolascon la frase «Yo toqué esta isloria fabulosadestemodo».Másextrañotodavíaes queningún poemaoctosilábicoaparezcaen la edición, dispuestay retocadapor Pacheco.delos Versosde Herreraen treslibros (1619).¿Esqueno figurabanenlos «cuadernosi borradores»que. segúnel LicenciadoDuarte 16 suministraronoriginal básicoparataledición? ¿Esque Herreraproyectédar primero a la luz un cancioneropetrarquistay excluyó de él los versos castellanos,dejándolosparamásadelanteo renunciandoa un propósitoanteriorde publicarlos’?

La pretericiónde las obrasen metroscastellanosno fue rara entrelospoetasquecultivaron principalmentelos génerosy metrosítalo-clásicos.De Garcilasosólo figura una copla intrascendentemezcladaentrelas deBoscánen el volumen dadoa la imprentapor la viuda de éste;las demáscoplas y cancionesoctosilábicassupervivientesfueron encontradas,casitodaspor el Brocense,en «libros de mano».Los mejoresmanuscritosquecontienenobrasde Cetina se limitan a la producciónitalianizante:sólouno, sevillano, pero conservadoen la Biblioteca Provincial de Toledo.recogepoesíasoctosilábicassuyas,publicadasporJoséManuelBlecua ~

Fray Luis deLeónno dio entradaa la glosay quintillasqueseconocenco-mo suyas,en la colecciónde su obra poéticapublicadapor Quevedo.Sinduda no pocos imitadoresde Petrarca,Virgilio u Horacio se resistíanaromperla homogeneidadde sus cancionerospersonalesacogiendocom-posicionesobedientesa un arte queestimabande inferior calidad.¿Fueésteel casode Herrera?Susredondillas,cuartetasy quintillas no sonpro-ductosocasionalesy descuidados:revelanaplicaciónsistemáticadecalcu-ladosprocedimientosestilísticosqueno seencaminana igualesmetasquelos aplicadosen los sonetos,cancionespetrarquistas,elegías.etc.; peroson,detodosmodos,fruto dc un arteconscientey sabio.Cabela posibilidaddeque formasenpartede la colección «de todassus obraspoéticasqueélteníacorregidasde última manoi encuadernadasparadarlasa la empren-

“ Fernando de HERRERA: Rimas inéditas, editadas por José Manuel Blecua (Madrid: CSIC.1948).

~> Ya lo advierten los dos manuscritos sevillanos. Las cuartetas figuran en la p. 136 de lasAnotaciones y corresponden a los vv. 36-52 det poema XX! de Cuevas 8 de Blecua).

6 Apud CurvAs. p. 495.17 ¡¡Poemasmenoresde Gutiene de Cetina», Estadios dedicados u Menéndez RicIaL ½‘(Ma-

drid: CSIC. 1954), PP. 185-199. Es significativo que Lucas deTorrepublicara(BRAE. X. 1924),del mismo manuscrito, poemas hasta entonces inéditos de Cetina en metros italianos y omi-tiese Los de tradición castellana.

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ta» y quedesaparecióalos pocosdíasde sumuertepor culpadc alguienqueDuarte.informadorde tal «naufragio»,no quiso nombrar¿No seríaalgúndeudoo allegadode los difuntoscondesde Gelves,deseosode evitarhabladuríassobrelas relacionesentredoña Leonorde Milán y el poeta?De las distintashipótesisquese hanbarajado,éstame parecela máspro-bable It

El lector modernose sorprendeanteel epígrafede«Romance»queenlos manuscritosprecedea cadapoema,salvo al último, a la «letraagena»consuglosa.Habrádeadmitirsequeentrelos sevillanosdel siglo XVII esadenominaciónse aplicabaa cualquiercomposiciónen metroscastellanos.no sólo al romancepropiamentedicho,puesningunadelas26 es serieaso-nantadade octosílaboscon los versos impares libres ~ Ademásperte-necena diversosgéneros:trescorrespondenal esquemade la cancióntra-dicionalconcabeza,mudanzasy vuelta;así la XIII (3 deBlecua),«Callolagloria quesiento»conunacuartetacomocabezay dosoctavascomoglosa.Lasotrasdos cancionesaparecensin separaciónconel númeroXX (2 deBlecua); peroen realidad son independientes,de igual estructuraque laXIII. pero con sólo una octava de glosa cada una. La primera (XX ‘).

«Puesque ia desengañar».termina en el verso 12; la segunda(XX 2)

«Quiensirue do es másseruir»,comprendelos versos13 al 24. La mutuaindependenciaestáaseguradapor tenerrima y temadistintos.

De los 23 poemasrestantes,son indubitablemente«cartas»,aunquenollevental denominación.9 dirigidasa la damao asusojos 20; podríanaña-dirseaestegrupootros dospoemas:el XVIII ( 22) «Puesno puedososte-ner», cuyosreprochesal Amor van destinadosrealmentea la causantede

> VILAÑOvA, pp. 698-699, discute éstay otras explicaciones, sin decidirse por ninguna, yañade: «El hecho cierto es que un velo impenetrable de misrerio. guardado deliberadamentey con ob.slinado mutismo por parte de los contemporáneos, rodea la extraña desaparición delas obras de Herrera». CurvAs, p. It. la atribuye a «oscuros motivos». En 1619 Rioja no creeoportuno declarar el nombre de la alta señora que inspiré la pasión de HERRERA: VILAr4ovA,p. 690. explica esta reserva porque don Nuño Alvarez Pereira Colón. hijo de los condes <leGelves, vivia aún. Es cierto que en su Libro de retraten- Pacheconombra sin ambages a doñaLeonor de Milán; pero aunque el original lleve fecha de 1599. permaneció en poder de suautor hasla después de 1622. año en que murió don Nuño (id.. p. 693).

Lo es. en cambio, el «Romance a Eliodora» tomado porAsensio de una revista sevilla-nade] siglo ÑlX y rechazado como apócrifo por Blecua, p. 76. No figura en ningún manus-cnt0 ni edición antiguos.

2<> Son los poemas II ( = 1) «Ya de vos no e de querer»; IV ( II) ¡<Yo me perdi pormiraros»: X ( = 15). «Comience ya mi dolor»: XI ( Ii) ¡¡Pues viuo desesperado»: XIV

= 4). «Hermosos ojos serenos»; XV = 16), ¡¡Sigueme siempre el Amor»: XVI ( = ¶9).«Desespere el coroqónss: XVII ( 20). <¡Quien viuc en moría] cuidado»: y XIX ( 21), «Yomoriré tan vIao¡»>. Los llamo cadas para subrayar la continuidad con las de los cancionerosy las de Mendoza. asi como para distinguirlas de las epistolas italo-clásicas.

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los males21, y el XXV ( = 25) «Vfano mueroen mismales»,expresamentedirigido aella, aunquela misiva engarce.al final de estrofasde Herrera.versosde poetasanteriores.Por último. 12 poemasson «lamentaciones»sin interlocutorpersonal,aunquefrecuentementeel poetaapostrofeenellas a suspropiascircunstanciasy sentimientoo a otraspersonificacio-

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Lascartassuelensermásapasionadasy expresivas,yaen el ardorafec-tivo, ya en la arrobadacontemplaciónde la bellezao en su evocación,yatambiéna impulsosde la ira. Los accesosdeamoro de irritación se tradu-cenen cambiosde tratamiento,quedel vos,vuestro,normal,saltanal tú dela intimidad o del denuesto,o se disfrazanen la ceremoniosidaddel vues-Ira mercedo vuessarced23 En estascartasde tradición cancionerescaevitaHerrera los nombresgrecolatinostiEliodora. Aglaya. Delia, etc.) con quecelebraa doñaLeonordeMilán en susversositalo-clásicos:perotampocoaparecenLuz ni Sol sino en contextosdondeel nombrepropio poéticopuedeentendersecomo sustantivocomúnmetafórico24 No sabemossitalesmisivasfueronconocidasexclusivamenteporelemisory ladestinata-ría, o si ya en vida de ambostuvieron algunadifusión. El hecho de quePachecono las recogierapuedeser indicio de su caráctersecreto.Lasdeclaracionesde Herrerason,a primeravista,contradictorias:la cartaX

= 15) «Comienceya mi dolor! a publicar lo quesiento»terminadi-ciendo:

;Quién me diese queel cuidadoy este dolor en que muero

2< ¡¡El dolor que me maltrata / dé lugar para dezir / la culpa de quien inc mata/si lopuedeconsentir / Que a manifestar mi ofensa/me atreuo mui cortamente íporque consi-go se afrente / quien de mi tan poco piensa. / ¡O tú, enemigo mortal / de mi esperan¡¿a per-dida! / da tantavida ami mal / quanto mal diste ami vida!» (vv. 17-28); «Mas sien mis pe-na,s mortales / tan poca membranca tienes...» (xv. 33-34); «Que temo menos morir! que su-frir tu condición» (vv. 39-40). etc.

22 Considero lamentaciones los poemas 1 ( = 5), «Dias de mi perdición»; III ( = 14) ¡<Entodas mis alegrias»: y ( = 7) «Viuo en ntíeuo desvaHo»: Vi ( = 9). «Yo lloro mi mal ausen-te»; Vtt ( = 12) «Pues no puede este dolor»; VIII ( = 13). ¡¡Desesperado desseo»: tX ( = 6)¡¡Dulces esperan~as mías»: XII ( = 18). ¡¡Dulce y errada porfía»: XXI ( = 8) ¡¡Dauapor vervna hora»; XXII ( = lO), «Vn mal que nunca descansa»; XXIII ( = 23) <¡Busqué en mi muer-te la vida»; y XXIV ( = 24). «¿Podrá con tal pena quién’?».

23 Vos, os. vuestro y formas verbales correspondientes se usan sin alternar con otros trata-n,ientos en las cartas 11 ( II. X ( = 15), XI ( = 17) y XXV ( = 25): vos. os y tú. en la IV

= II): (vos), juzguéis. tú. a t¿ tu crueza, tu merced, solia,~ holgabas. piensas. etc.. en la XVII= 20): vo.s y vuestra merced, en la XV ( = 16) y en la XVI ( = 19). que además exige vuessarced

para la abreviatura «y. ny» del y. 62 (ya lo advierte CtÁevAs): tú. ñis ojos, quererte y tu merceden la XIX ( = 21). MENA usó ya «Oiga tu merced y crea».

24 ¡¡¿Por Ventura vuestros ojos / hermosa Luz ¡¿o ¡¡luz>V?l celestial. / en mi dolor desi-gua] / pueden sólo dar enojos / y no remediar el mal?» X ( = 15), Vv. 111-115: ¡¡Yo, que demi Sol hermoso/ presumi la pura lumbre» XXI = 8). vv. 44-45. tras haber recordado que¡¡Faelón. con ardor ciego, ¡del Sol llevó los cavallos» vv. 37-38,

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pueda ser manifesíado,y lo que secreto escribodeste mi tormento esquibofuesse a todos descubiertoporque quando fuere muertopuedan dezir que estoy viun!

En los primerosversosdelaXVII ( 20) las expresionesaparentemen-te contradictoriasestánmáscercanas,casi inmediatas,entresí:

Quien viue en mortal cuidado—sí en mortal cuidado viue—perdido y desesperadoa ti, su bien,sólo escriue 25

No juzguéis atreuimientoaquestalibertad miaque no se llama osadíahazer público el tormento 26

La explicaciónquese me ocurrees quepublicaro hazerpñblicosignifi-cabanparaHerrera‘comunicar’. ~hacersabera otro’ lo queocurría en sumundointerior, sacándolodel silenciovoluntario o forzado.De estemo-do, la confesióno quejahechasen secretoala amadaentrabanen el con-ceptode ‘lo publicadoo hechopúblico’. El caráctersecretode la cartaper-mite al poetahablarconmásfranquezaqueenlas lamentaciones,destina-dasa la lecturao auditorio generalesy sujetas,por lo tanto, a las trabasimpuestasporel silenciocortés.Sólo en lascartashayreferenciasprecisasa los favoresconcedidospor la damao a su aceptacióndel amorqueelpoetale rinde.Cienoqueno descubrennadatan explícitoy compromete-dor comola elegía III de Algunasobras («No bañesen el mar sagradocano»),conlas célebrespalabTasqueatribuye,sindar nombre,a «la belladesdeñosa»y conla insinuaciónelusivasobre«lo demásqu’entrenóspas-só»; ni comoel soneto«Presasoy de bos solo y porvos muero—mi bellaLuz me dixo dulgemente»—,del manuscritodc 1578; ni comootro soneto.«Dulcey bello despojode la boca»,tambiéndadoaconocerpor Blecua,en quelos enamoradosquisieranhabermuertoen el besoquelos unió; nipor último, comola elegía V del libro 1 de 1619, «los ojos que son luz del’alma mía»,dondela lágrimavertidapor suEstrella,Sol o Luz. abrasaalamadorquela bebe(viene a la memoriael «mich bat dasunglíickselgeWeib ¡ vergiftet mit ihremTránen»de Ucine).Sin embargo.segúnla carta

25 Sic en las eds. de Bleeua y Ruestes; en la de Cuevas. «a ti, su bien solo. escriue’>. En lamisma carta XVII los vv. 17-18 dicen: ¡¡Mi graue dolor obliga / a escribirte tu c,-ueza’s.

26 En la XVIII ( = 22), ya equivoca coso aparente invectiva contrae1 enemigo Amor yensu electivo destino a la «belle dame sans mercó>, Herrera afirma ¡¡Quiero en póblicotraer / las lástimas de mi ausencia».

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IV ( = 11), ella ha dadoalgún apoyoa las pretensionesdel poeta;éste,enverdad,empiezadiciendorotundamente:

Yo me perdí por miraros.pero nunca quiso Diosque consintiésedes vosque mereciese yo amaros.Porque vuestra hermosurano sufre mortal baxesay es corta tanta venturapara tan alta grandeza.¡Desdichado el pensamtentoque pone en vos la osadia!porquees yana la porfíay corto el merecimIento.

Sin embargo,estásegurode habersidoobjetode algunamiradaalenta-dora,aunquela damase olvide de él en la ausencta:

Sé ciertoque esió 27 en vuestros ojos vivoperO en la memoria muerto.

Y esa mirada(¿compasiva?¿esperanzadora?¿simplementehalagada?)le animaa imitar la osadíade Icaro, puesno obstanteserde altaalcurnia,ladamase ha mostradopropiciaa socorrerle,por lo queél seríade culparsi desistiera:

Leuanto atreuido el buelopara comengar mi guerray aún no salgo de tierray espero llegar al cielo.Mas aunque el lugar es alto 28

prouaba fauorecermccloe es culparimel ya si faltoia que quisiste valerme.

27Manuscritos y ediciones dan «estoy»; la medida del verso exige está forma a,caizante.pero autorizada por el ejempín de Garcilaso (soneto Lv. 5; cane. III. y. 6, y IV. y. 74). HERRE-RA, en sus Anotaciones, no dice nada al respecto, pero él mismo la usó en sus estanyas II. y. 26.ed. Blecua (¡975). II. p. 116.

28 En la poesia cortés se emplean con frecuencia expresiones de lugar para referirse a ladama en quien el poeta babia puesto su amor: Sanrillana dice no haberse enamorado de laserrana de Bedmar por tener su voluntad «agena», esto es. ‘enajenada o entregada. «en me-nr lugar»: cf francés ant. almer ailleurx Por otra parte. el platonismo renacentista repetiaque el amante no vive donde anima. sino donde ama, en la persona amada. Véase el pasajede la lamentación IX a que se refiere la nota 34,

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En consecuenciaconcibela esperanzadeque, si demomentosele nie-gan favoresmás decisivos,la situaciónpodrá cambiaralgún día:

Y adonde Amor me desechapodré esperar en mudangaporque do su bra9o alcancatodo lo pasa su flecha,

Es inevitable recordarque esta carta lleva la fecha de 1572 y que laelegiaIII seescribióenesemismoato, estandosurtaenSevilla la armadavictoriosavenidade Lepanto.Cinco añosdespués(1577)la cartaX ( = 15)da cuentade queel amordel poeta fue aceptadoen tiemposmásfelices,pero rechazadomástarde. Comienzode este procesofue la vista dc ladama:«Quandoyo os pudemirar ¡fue dar fueryasal desseo».Después

Juntáronse por mi dañomi firmeza y vuestr<> engafoen mí mal: pero en vn dioquando mi fee más crecíafue el engaño desengaño (vv. 26-30)Y con nueuo desamoroluidada del fauorque distis. os apartastisde mi remedio, y dexastisen la noche del dolor (vv.36-40).

Su penaaumentaconel recuerdodel bien perdido(vv. 8 1-85). Se pre-gunta si los ojos de su señorasólo puedendar enojosy no remedio;y seresponde:

No, que yo vi, por mi penaen vuestra lumbre serenabolverse en vida mi muertequando gozé en buena suertesólo de mi suerle buena (vv. ¶ ¶6-120).

Perodeja planteadoun nuevointerrogante:

Mas pues yo mereci amaros¿Cómo mereci perderos? (vv. 134-135).

La explicaciónse encuentraen las cartasXI ( = 17). dc 1577 también,yen la XVII ( = 20), de 1579. Segúnla XI, ha sido en castigode su osadía:

Yen pena de lo que ossévos admitís mi passionoluidando el galardóndenido a tan grane feo (Vv. 77-SO).

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La damaacepta,pues,queel amadorsufratormento(passiónconserva-ba suoriginario sentidode ‘padecimiento ‘martirio’, ‘torturas’) por causade ella, perole niegaotra recompensa.Lo mismovienea decirHerreraensu cartaXVII ( = 20). peroespecificandopreviamenteen quéhabíancon-sistidolos favoresquefomentaronsuatrevimientoy quedespuésle fueronrehusados:

¿Adónde estás? ¿A dó ascondesde mi vista tu belleza?¿.0 por qué no, di, respondesa la voz de mi tristeza?Yo me acuerdo que solíasalegre oír mis passionesy con tus blandas razonescortésmente me acogías.Quandoholgabas mostrarmedisgusto de mi dolencia:quando tardabas en darmea la partida licencia;y quando mi descontento.senora, no te plaziay a tu merced íe dolíala pena de mi tormento:quando no se me negabaeL regalo de tu vista;quando mi mal se pagabacon los mates da vna vista;quando mesclau-a en plazerlos daños de mi dolor;quando me diste el favorque no pude merecer.íd (no sé yo si fingidoera el amor que mostrabas)al canto de mi gemidodulcemente te ablandabas.Desvaneciste mi pechoy en soberula le pusiste.y con el bien que me distetodo ini bien fue deshecho (vv. 25-56).

Lascartasy lamentacionesdeHerreradejanen clarocuál fue su propiaactitudy la de doñaLeonora lo largo de los años~,puesaunquelas fechasde redacciónse concentrenen el periodode 1567 a 1582. el poeta,segúnliemos visto, se refiere tambiéncon frecuenciaa tiemposanteriores.Lasmásantiguaslamentacionesoctosilábicasconservadas29 recuerdanante-riores «días¡ de mis pequeñoscontentos».El procesohubode comenzarocho añosantes,al establecerseen Sevilla los condesde Gelves.El poeta.

29 1< = 5) y III t = 3) fechadas en 1567 y 1571.

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cautivadopor la hermosurade la condesa,le rindió suvasallajecortés,suservicioamoroso,y la celebróacompañandolas alabanzasconla reiteradadeclaraciónde suspropiascuitas.Estasno excluyenilusiones,generadorasde pasajerasalegríasy alentadaspor la afabilidadcompasivao complaci-da de la dama:él —quién sabesi conTazón—la interpretacomoindiciode amor; pero la ausenciay la negativaa mayoresconcesionesle hacensentirsedesdeñado,víctima de engañosy celoso; por esoexclama:

O bienes de confusión.causade mi perdición!:¿Adónde me auéis traidoque la dc lo bien seruidodesespero el galardón? (III. vv. lI-lS).

Pero reaccionahaciendode la necesidadvirtud, y esemismoaño 1571en quelamentano esperarya la recompensadeseada,declaraen otropoe-ma —la cartaII ( = 1)— su renunciaa todasatisfacciónque no sea la desufrir por su señora:

Ya de vos no e de querergalardón de mis suspiros.puesde mi pena en seruirosme supe satisfazer (vv. 1-4).

En surechazodetodo alivio, incluso pidea la damaqueseolvide de sumaly no lequite la gloria depadecerlo;el corazóndel poetalo reclamaasí.atormentadopor la idea de que sus penasamengden:

Pues nunca tenéis memoriadel daño que me hazéispara matarme la gloriade mi mal no os ¿icordéis.Que no sufre el coragónno morir la en vuestro olvido:membraos dc su passión ~>.

porque ser menos perdidoes su mayor perdición.Matadme en vuesira menoríaporque menos me n’utéis... (vv. 13-23).

Así llega el amadora la Inás alquitaraday supremafineza; pero nopudomantenerseen estacima: segúnhemosvisto enla cartaIV, de un añodespués(1572), volvió a concebiresperanzasde seramado.anticiposoconsecuenciade la confesiónde amorsecretoqueen laelegía111 pusoenvoz de la bella hastaentoncesdesdeñosa.En los anteriorespoemasoctosi-

a> Véase lo que se dice de passiati antes, a propósito de la caría X.

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lábicos no habíaaparecidola palabra«desseo>ssino referida al de lamuerte21; ahora,al tiempoqueel poetaretornaa suporfía yosaarriesgar-se como Icaro, habla de un «desseo»distinto, frenadopor la «presump-ción», por el alto conceptoque la damatiene de sí y del comportamientoquele cumple 32~ En lo sucesivoesedeseoapetentey arrebatadorsurgeenlos poemasa cadapaso,pero no siempreacompañadopor la esperanza.En las dos lamentacionesde 1573 el estadoanimico del poetaes otra vezdesolador;la V ( = 7) gira en tomoa lassospechasquele asediande estarengañado:

Víuo en nueuo desuariodudoso y desconfiado,y tanto temo el mal mioque huyo de nsj cuidado.Busco ausencia a mi desseo:pero ¿qué vale el oluido.pues que todo quanio veome condena por perdido?

Mis glorias ia son deshechas

Derribé la conf,an~a

que sustentarme solía... (vv. 1-8. 13 y 17-18),

Parano pedir perdón(se sobreentiendequea la dama)de sus sospe-chas,decide sersordoa la razónquelas justifica. Al fin se reconocecul-pable.

Mas. del zelo que consientoaquello que me disculpacausa todo mi tormento (xv. 57-60).

La lamentaciónVI se centraen los malesde la ausenciay en elsilencioimpuestoporla dama,a quienel poetaha ofendidoconsuporfía (y proba-blementecon algunaindiscreción).El queantespedíaserolvidado parapadecermás, se quejaahora de queella «quiereque mueraen oluido, ¡entregadoal mayordaño».Seprometeno deciren adelantecosaqueturbela «gloria»de quien le mandacallar, ni recordarleel mal deque le hahe-cho víctima. Se abrazaráa su tormento;desterrado,cantará.«atadoalhierro. ¡ el biende dolor mortal»; e intentará,aunquetemeno cumplirlo.apagarsu fuego para queel Lamo (¿de la maledicencia?)no abrasealmundoentero½Lasdoslamentacionesde 1576presentana su autorvaci-landounavez más«Ira levanesperanzeel vandolore»:en la VII ( 12)

III ( = 3). y. 68.32 IV t 1 1). vv. 45-46.

VI ( 9). vv. 1-6. 17-28.32.38-40 y 49-56.

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«Puesno puedeestedolor ¡ acabarmeen tal tormentos>,aparecetentadopor nuevasilusionesqueperturbanla estabilidaddesu entregaal padecerAunqueal principio se resisterecordandoexperienciasprevias, terminarindiéndoseal Amor quele incita. La VIII (= 13) es palinodiade la ante-rior; empiezareencarnando,como la IV, el mito de Icaro:

Desesperado desseolenanlami flaco buelo.y aunque su pérdida veo.pretenlo llegar al cielo.Las alas el fuego quemaquando no vale el remedio.. (vv. 1-6),

Perorehusandoengaños,resuelveseguirsometiendosu vida al desdény al tormento:«huirán.qualniebladel viento / mis desseosconsumidos»(vv. 101-102).En 1577 la lamentaciónIX ( 6) acentúalas notasde decep-ción y cansancio:

Dulces esperanías miasque vanamente nacistis,..

Levantástesnse en la cumbreparaderribarme luego;no pude sufrir la lumbrey cai turbado y ciego...

Pa ra tan graue tormentoiquán coita es, Amor, tu gloria.y quán vano el pensamientoque sc ocupa en ial memoriW tvv. 1-2, 5-8 y 17-20).

El poetareconoceel error de supretensión,la justiciade sucastigoy Lavanidadde sus deseos,puestos«en Lugar ~ no agradecido»;pero se en-cuentra«enextremo¡ quela pacienciano basta»;y aunqueterminaado-rando todo su mal conel hierro al cuello en señalde esclavitud,la impa-cienciarebeldeye1cansancioreapareceránparaserreiteradamentevenct-dosen las doscartasde 1577: en la X (= 15). Herrera.apenasdeclaradoelpropósitode exteriorizarlo quesiente,anunciaquelo harásin atenuantes:

Mas si os cansa la rudezade mi profunda tristeza,podí-éis. señora, dezirque poco sabe ~‘ sentirquiendize con sutileza (vv. 15-21)).

-‘~ Véase nota 28.> Sabe suele’, véase Maria Rosa LiDA. «Sabe,-soler’» en las lenguas romances y sus an-

tecedentes grecolatinos» (Ram. Fbi/o!.. II. 1948-49) pp. 269-283.

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Recuerdaa la damasu«engaño»,los aparentesfavoresquele otorgó,yle reprochacon acritudsu mudanza

Porque vide la perdidapor vuestra mano mi vida.

Vuestras manos me acabaronlos bienes que en mi hizieron... (vv. 46-47 y 121-122).

Manifiestahallarse«cansadoia de la vida,¡ peronuncadel desseo>s.y«puestoen unanocheescura¡ queno hiereluz de amor».Pero,contodo,persisteen «abracarmásmi mal ¡ quandomáscreceel tormento»~<‘ En laXl (= 17) se preguntacómo. perdidatodaesperanza,continúaamandoypadeciendo;y le parecepusilanimidadno rebelarsecontrael olvido y losdesaíres:

Pues viuo desesperadode presumir la algún bien,¿por qué no muere el cuidadocon este fiero desdén?En tan declara do oluidoengañarse es poquedad.y en trocada voluntadno sentir ser ofendido (vv. -8>

Yo. que miro en mi presenciaesta mudanga enemiga,no es razón que sufra y digaque conulene la paciencia (vv. 13-16) <.

Susmalesarrancande la antiguacontiendaen quesu libertadsucum-be antesu «voluntaddañada»;sucorazónno dejade sentirlos,perojuzgaflaquezasuya«rendirsea tantapassión»,atantopadecimiento.Si ladamaquierequesiga penando,tendráqueinfundirle vida y acogerloen su me-moria.pues

acordaros de mi malen mi pena más crecida,daria gloria a mi vidacomo si tuesse immortal (vv. 49-52.61-64Y9-92. 117-120).

Perocomolas quejassoninútiles,vestirá«el desnudopecho¡ de cons-tanciay fortaleza»,esperandoremedioen la muertey en pervivir en el re-cuerdode la dama.Estaperduraciónes temaquese repetiráconvariantesen las cartasXV y XVI.

>~ Vv. 71-72, 79-80 y 104-lOS.No creo que en los vv. 15-16. ni en (os posteriores 61-64. haya interrogación, sino nega-

uva. Me adhiero, pues. a la interpretación de BLFrtJA. Pp. 120 y 122.

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En 1578 la lamentaciónXII (~ 18) «Dulcey erradaporfía» da un pasomásen el quintaesenciamientoherrerianodel amor La tentaciónqueelamadorvence en ella es el anhelode «perdersu cuidado»y borrarde lamemoriaelbienpretérito.Sin esperanzay «perdidalaossadia»,desfallecede flaqueza.Peroreaccionaabrazandosu perdicióny descubrequeel pa-decerprocuradeleite: «no tengo másalegría¡ queel dolor de mi des-seo» ~ En supremaparadoja,los malesse le tornanbienes.La granfinezade lacartaII habíacifrado el verdaderomérito del servicio amorosoensu-frir sin esperargalardón;en la lamentaciónXII se le reconoceademáscomo causantede placerNovalis, el místico romántico,habíade decir:

llinliber walllch.und jede Peinwird cm Stachelder Wollust sein,

Herrera.ascetadel amorcortés,se le anticipadiciendo:

Es gloria de mi passiónel grauc dolor que siento,porque está mi perdiciónen acabarse el tormento.Y si bien alguno tengo.del mal que sufro procede.y el mayor mal que sostengopor galardón me sucede.Pero.¿quiénpodrá tenerlanla fineza de amorque sepa bien entenderlos gozos de mi dolor? (vv. 85-96).

Así como los dezires tincosde Santillanay Mena generabana vecescomo«finida»cancionesqueinsistíanen loscorrespondientestemasprin-cipaleso introducíanen ellos algunavariación, la lamentaciónXII tienesecuelaen la canciónXIII (~ 3). queponderala alegríade sufrir y no ladescribepara no perderla:

Callo ¡a gloria que sientoen mi dulce perdición.por no perder el contentoque tengo de mi passión.

Esa canciónde exultantecontrasentidoinaugura la rica producciónoctosilábicaherrerianade 1579. quesumaademáscincocartas.Estaacu-mulaciones síntomade un estadoanimico necesitadodecomunicarse«ex

~> Vv. 9-16. 25-28. 41-48.

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abundantiacordis»,siquieraesaabundanciautilice los caucesdel artificioconsagrado.En las tresprimerasculmina laexaltacióniniciadaen 1578 alsobreponerseal dolor la alegríade sufrirlo. La XIV (n 4) fue condenadacon injusta incomprensiónpordonAdolfo deCastro a”. irritado quizáporlaaparentetautologíaconqueempiezay porel conceptismode la segundaestrofa:

Hermosos ojos serenos.serenos ojos hermosos.de duívura y de amor llenos,lisongeros y engañosos:Quien no os ve pierde la viday el que os ve halla su muerte:oías quien muere desta suerte,cobra la vida perdida (vv. 1-8).

El retruécanoinicial no esocioso:sorprende,sí, de primeras,al lector uoyente,perole hacesaberqueen losojos alabadostienenigual podery va-lor la hermosuray la serenidad.Tantomonta.montatanto.Eran las doscondicionesmásencomiadasen los ojos femenilespor la tradición líricade la Italia renacentista,recogiday superadapor Cetina40, Como en elmadrigal de Vandalio, la cartade Herreraquedailuminada desdeel pri-mermomentopor la luz arrobadorade los ojos amados.Sonéstos«lison-gerosy engañosos»porquebiensabeel poetaquela dulzuray amorquelos llenan no comprometenentrega.Las antítesis,derivacionesy polipto-tos quejueganconperder-hallar-cobrary convida-muerte-morirson mant-dos tópicoscancionerescos.pero ademásde testimoniarla continuidadconla tradicióncastellana.preparanelcaminoal discreteoconceptistadelresto del poema.Discreteoágil y gracioso,a tono con el gozoquela con-templaciónde la belleza produce,superiora todos los dolores. En esascuartetasy redondillasalternasla ligerezay el ingeniosonvehículoexpre-stvo de apasionadaternura:

Poco o nada me deucísen querer yo mis enojos:es fuerqa que me hazéisquando me miráis, mis ojos.Adonde quiera que os veotodos tuis ma les oluido.y en vuestra luz encendidollenáis. qual hado. el desseo (vv.57-64).

~ Bibí. de A. E.. XXXII. p. 341.® Remito a «Poesia de cancionero y poesia italianizante,,. en Garcilaso. E<mdias <-o~nph-—

tos (1985). Pp. =24-225,ya la bibliografía que allí cito.

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La cartaXV (= 16), «SíguemesiempreelAmor»,es un paradójicocan-to de victoria. Quien,comohemosvisto. ha sustituidoel deseode poseerala amadaporel deservirlapadeciendo41, corroborasudecisiónconun ro-tundo«Buscomi mal y lo quiero»;perotemequelosdeleitesquelas penasleprocuranacabenconellas.Sin embargo«el bienquegozoen amar».«laventurade veros»,«la gloria ¡ de lo queen penameresco»prevalecenso-bre los temoresigual que sobrelos tormentos.Una mirada tierna de ladamabastaráparaqueélviva en susojos:y elguardarleella en sumemo-ria lo salvarádelolvido ~ La última de estascartastrillizas, la XVI W 19),empiezaconversosquenosharíanpensaren un retrocesohaciael reque-rimiento porfioso quedemandasercorrespondido:

Desespere el cora~ónque Osó quereros 013 vanO,pues que ningún galardónse espera de vuestra mano.

Las estrofasquesiguendesmientenesta interpretación:muestran,porel contrario,nuevosescrúpulosdel poetaafanosode purificar su amor

Mas, o, que mal empleadoes el bien de mi tormento,pues sobra mi pensamientopor premio de mi cuidado!Queno es digna de memoriala pena que sufro yo,porque deshaze la gloriaque v[uestraj míercedí medio (vv.5-12).

Con todaslas reservasque el laberintico razonamientode Herreraimpone.creoentenderloasí: el biendesutormentoha sido malempleadoal pedircomopremioalgo másquepensaren supena;el «galardón»soli-citadosonlas dospeticionesquehabíaformuladoen la cartaXV: la mira-da benévola(queahorani siquierasc menciona)y el vivir en la memoriadela dama.Talesfavoresanularíanla «gloria»,concedidaporella, de pa-decerpor su causa.Por eso, trasencendidasmanifestacionesde satisfac-ción y hastadejúbilo porsupropiaentregaal dolor ~>. el poetasupeditafi-nalmentea un bien másalto el halagileñoanhelode morir y serrecordadopor ella: el bien de acatarsu orden sufriendoen vida ~

En abruptocontrastecon las trescartasXIV-XVL las dos restantesde

~‘ Por eso podrá decir al final del poema «Y pues he yo merecido / al desseo igual la glo-ria”... Deseo y premio coincidian: ambos consistian en padecer por la amada.

42 Vv. t-lt. 16-30. 61-65 y 76-SO.“~ Vv. 13-20, 23-28. 33-36 y 45-48.“Vv. 57-64.

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1579 reflejanunanuevacrisis derebeldíay consiguientedepresión.El an-damiajede sutilezasconfortadoraslaboriosamenteconstruidose ha veni-do abajo.La XVII (~ 20) vuelvea la acritudy reprochesde engañoexpre-sos dos añosantesen la X y XI: otra vez se sienteofendidoel poeta.otravez recuerdaa la damasuspasadasmuestrasdeamor,acasofingido; leye-crimina su «crueza».su «ánimoendurecido»,su «dura condición»,y afta-de con sarcasmo:

Bien puedes contar por gloriael engaño que me usaste.pero ninguna victoriapodrás dezir que ganaste ~>.

La XVIII (= 22) queempiezaen el mismo tenor,pasaluego a describirla extremapostracióndel poeta:

Mi casa es aqueste yermolleno de espinas y abrojos;el lecho, do nunca duermo.riegan de llanto mis ojos.En las tinieblas de oluidovíuo de bienes desierto.. (vv. 49-54).

Ya no haygozo en el dolor, ni gloria en el martirio amoroso;quedaúnicamenteel ansiade morir expresadaen términosprocedentesde loscancionerosy casiidénticosa losque,en los añosdeHerrera.aplicabanalamordivino SantaTeresay SanJuande la Cruz:

Tal estoi. que ya no esperoremedio a mi nial esquiuo:no vIuo ya. porque vluo,y muero porque no muero (vv. 85-88).

La postracióny el deseode morir inspiran tambiénel último poemaoctosilábicofechadode Herrera,la cartaXIX ( 21) de 1582:

Yo moriré tan víano.si tu merced lo consiente.que sentiré solamenteno aner muerto más temprano (vv. ¡-4).

Estacartaúltima, aunquesuautorcontabasólo48 años,es obrade pa-tético acabamiento:

‘> Vv. 10, IB, 25-64. 76 y 89-92.

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No tengo forma de hombre:llego ia aJ punto postrero,que con tos eflectos mueroy viuo con sólo el nombre (vv. 9-J2).

Pero esteser fantasmalsigue enhebrandoparadójicosrazonamientossobrela suertede susafanesamorososen estayenla otra vida. Comosu-peraen fe a todoslos amadores,sumal tienequesermayorqueelde ellos:cosajusta,puestoqueel valor y la bellezade su señorano tienenigual. Ycomoella,con la luz de susojos, purificó todolo queeramortal en elpoe-ta, el alma inmortal de ésteseguirápenandoeternamente.Ansia una vezmásla miradacompasivay no la consigue,pues

estoi en tu oluido viuo,

peroen tu memoria muerto.

Su mal no tieneremedio,pero a pesarde ello dice:

no me sé desengañarde tan ciego denaneo t

A excepcióndel XXV lospoemasoctosilábicossinfechaañadenpocoalos fechados-Se asemejana éstosen temas,actitudes,léxico y estilo. Lacanción>0< ( = 2 1) «Puesque ja desengañar¡ no me puedeel desenga-ño» estáen la líneade las lamentacionesIII y VII, y de algúnpasajede lacartaX. La canciónXX 2 ( — 2 2), «Quiensiruedo es másseruir¡ encubrirel pensamiento»,es unaquejacontrael silencio impuesto,comolas quehayen los poemasVI y X, entreotros.La lamentaciónXXI ( = R), «Dauaporver vnahora/ serenay sin turbación¡tos bienesquemi señora¡ pro-metepor galardón»coincide,en estapreferenciay en mostrarlos peligrosdel favoraparente,conlas composicionesVII y VIII; en paragonaríafrus-tradaosadíade Faetóny las tentadorasesperanzasdel poetaconcuerdaconlas referenciasal vuelo y caídade Icaro en la IV, VIII y XI; y el deseodel dolor y de la muertees comúna la mayoríade los poemasfechadosysin fechar~ La XXII ( 10), «Vn mal quenuncadescansa»tienecomotemainicial el de laspenasdeausencia,tratadasen la lamentaciónVI y enla cartaXVIII; el deseode quela compasiónhumedezcalos ojos de la da-ma es el mismo quesolicita la miradatiernaen las cartasXV y XIX; y larenunciaatal favor paramantenerestoicamentela propiaentregaal pade-cimientoconvieneconextremosdela XVI, dondeconigual fin se omite lapeticióndel mirar piadosoy se renunciaa vivtr en la memoriade la ama-

~ Vv. 29-52. 89-96 y 103-104.~ Aunquesin datar en el manuscrito, esta lamentación XXI es anterior a 1580. pues Hn.

RRERA cita versos <le ella en sus Anotaciones a Garcilaso (véase nota 15).

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da. En la XXIII ( 23). «Busquéen mi muerte la vida», el despecho,denuestosy ansiasde libertadno difieren de los presentesen las cartasX,XI, XVII y XXIII; y en la >0(1V ( = 24), «¿Podrácontal penaquién?».lostormentos,postracióny vanas ilusionesse acercanestrechamentea losdescritosen las cartasXVIII y XIX.

El ciclo de los poemasoctosilábicosde Herrerase clausuracon unomuy singularel XXV «Vfanomueroen mis males»:porunapartees unacartapersonaldel enamoradoa su amadaausenteparadarlenoticiade laspenalidadesqueagitansumundointerior; peroa lavez es un «poemaco-lectivo», porqueal final de cadaconjuntoestróftco~ se reproducendosversosdeotrospoetas.Estaformade intertextualidado composiciónanto-lógica.conprecedentesen lasliteraturasprovenzaly catalana,tambiénha-bia sido cultivadaen lade Castilla:ejemploinsigneerala Querelladeamordel Marquésde Santillana.dondeun galánmoribundoconcluyecadaes-trofa con versosde Macíasy variospoetasgallego-castellanosmás ~‘>~ Amenor distanciatemporalestabael Infierno deAmor de Garci SánchezdeBadajoz.quepresenta«a los galanesfingiendo quelos vido presosen lacasad’Amor. a los biuos y los pasados.con las cancionesquebizíeron»;asíaparecenJuanRodriguezdel Padrón,el Marquésde Santillana.Gue-vara.Juande Mena.Diego de SanPedroy muchosotros, recitandocadauno dosversos de cancionessuyasal final de la estrofacorrespondiente.Los dos poemasfiguran en el ~SancioneroGeneral ~. y Herrera,quehubodeconocerlos,aprovechóel recursode insertarversosajenosentrelos pro-pios; perosin encuadrarlosen narraciónsimbólica,comoSantillana.ni enficción alegórica,como Garci Sánchez.sino incorporándolosal análisisdesusconflictosanimicos.Así manifestósucontinuidadespiritualy artísticacon los poetasde cancionero.No mencionalos nombresde quienescita—tampocolo habíahechoSantillana—,jugandoa lasadivinanzasconloscatadoresde poesía.En cuantoala manerade incorporara supoemalosversosprestados,adoptaelprocedimientodeGarci Sánchez:cadaconjun-to estróficoestáplaneadocomo unaglosacuyoelementoglosado(el pro-cedentede préstamo),aunqueno se anuncia,estáguardado«in pectore»por el glosadordesdeel primerdiseñodelconjuntohastaengastarloen su

~ En general, al un de cada par de quintillas: en los vv. 14-15. al final de una quintilladesparejada.

<~ Parala Querella de amor y sus antecedentes véase lo que dije en La obra literaria delMarqués de Santil/ana. Madrid, ínsula (1957), Pp. 99-102. Cuevxs (p. 188. nota) señala remi-niscencia del Infierno de los enamorados del Marqués en un pasaje de la carta XVIII de Ile-rrera.

>~ Edie. factimilarcon prólogo de Antonio Rodriguez Moñino. Madrid. Real AcademiaEspañola (¡9581. fols. xxiiij y cxx-cxxj. En los Ibis. ccxvij-ccxviij ~t, figura el Ptírgaw~-iodAmor del Bachiller Niménez, donde «muchos nobles valencianos. 1 caualleros cortesa-nos,>, hablan dc sus respectivas cuitas, No he comprobado si los versos puestos en boca decada uno son realmente suyos o inventados por el Bachiller.

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final. CristóbalCuevasha identificadolos autoresde casi todoslos versosincorporados:Macias o Villasandino, Guevara.Jorge Manrique, GarciSánchez,el ComendadorEscrivá.Juandel Encina,donLuis de Vivero yRodrigo Dávalos5t Es notablequeHerrerano tomaseaquíninguno deMena,recordadopor él en otrasocasiones52 y. comoveremos,su máscla-ro precedenteen la poesiaoctosilábica.

La lecturade los poemasoctosilábicosde Herrerasiguien u su ordencronológicopermite,dentrodel reiteradovaivénde ilusionesy desengañosy a pesarde la insistenciaen los mismostemas,reconocerun procesoregí-do porunavoluntadde purificación y quintaesenciamientoque.superan-do las caídas,alcanzacotascadavez másaltas.Esto,en cuantoa la con-cepcióndel amorcomoservicio,culto y sacrificio.Desdeel puntode vistabiográfico la trayectoriaquelas redondillasy quintillasde Herreradescu-bren no difiere en lo esencialde la señaladahacecasicuarentaañosporAntonio Vilanova ~ basándoseen los poemaspetrarquistas54; es.si. me-nosrectilínea,conmásaltibajosde exaltaciónesperanzaday hundimien-to. Porotrapartelos poemasoctosilábicosson másdiscretoso máscautosquelos italianizantesalhablarde los favoresdel amorcorrespondido.Nocreoquela críticade las obrasliterariasdebaprescindirdelas circunstan-ciasvitalesen queestasnacieron.En losoctosílabosde Herrerahayelabo-raciónacústicadel sentimiento,amoldadoa los cánonesde laconvencióncortésy a la fonnulaciónexpresivaconsagradapor la retóricay el concep-tismo cancionereseo.Perono todoes ficción poéticani ejerciciode virtuo-so:haydemasiadasquiebrasen el decursodel proceso,demasiadoapasio-namiento,demasiadaira y, a veces,demasiadaespontaneidad,paranegarqueen el fondo lateun dramaintensamentevivido. El continuoempleodeantítesisy paradojas¿norefleja la íntima contradicciónentreel deseodesatisfaccióncarnaly los recursosa queel poetaacudeparasuperarla im-

“ Ed. cli., PP. 296-211.>2 HERRERA, VIII ( 13). vv. 45-46: «Pensando en mi bien pasado lno pasa por mi ale-

gria»;MENA. Cancionero Castellano del siglo XV reunido por R. Foulché-l)elbosc (Nueva Bi-blioteca de A. E., XIX, Madrid, 1919) 24<, p. 194: «Cuydar mc haze cuydado /ío que cuydarno deuria;¡ y cuydando en lo passado, ¡ por mi no passa alegría’>. HERRERA, XXIII ( 23)vv. 1-4: «Busqué en mi muerte la vida 1 y hallé en la vida muerte: /ía muerte no me fue vi-cia.! yla vida me fue muerte»; MENÁ, 17<’, p. 185b: «Muchas muertes he buscado! pensandohallar la vida; 1 no hallé muerte complida, 1 mas ellas hanme hallado».

“ Op. cir. en la n. 9, Pp. 722-741.“ Exclúyase la égloga II de las Rimas inéditas (pp. 103-105). «Paced.mis vacas, junto al

claro río>’, incluida entre las de HERRERA en el nis. de 1578. pero cuyo autor es indudable-menteCristóbalMOSQUERA DE Ftounv,oá.según sospeché BErettA después (Obra poética, 1,p. 198) y confirma CUEVAS (p. 233).

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posibilidadde cumplirlo? El carácterausteroy concentradode Herrerafavoreciósu ensímísmamiento,su ahondaren las simasanimicas,su re-creoen el propiosufrir, subúsquedaincesantedemayoresfinezasconqueacendrarsuamorPoresofue el tnásfiel continuadordelas cartasy «dezi-res»líricos deJuande Mena,a quieneraafin en la fundamentalamargu-rayenla ambicióndecrearun lenguajepoéticoselectoy ornado.La dobledirecciónque Menadio a eseornato,latinizante,mitológico y erudito ensusversosde artemayor,perofuertementeconceptuosoen los octosílabosy piesquebradosde su lírica amatoria,tuvo paraleloen la doble orienta-ción estilísticade Herrera,consupoesíaítalo-clásica,afanosade ennoble-cimiento culto, y sus composicionesoctosilábicas,adustasy conceptis-tas ~.

» Escritas las páginas precedentes, llega a mismanos el [volumen de La poesía éspañoladel siglo XVI de Antonio PRIETO (Madrid: Cátedra, 1987). En el excelente capitulo que dedicaa Herrera señala acertadamente la diferencia entre sus poesias en metros castellanos y las dedon Diego HuwrAoo or MENDOZA: éste mezcla en ellas elementos renacentistas, mientrasHERRERA separa las dos artes yen sus octosilabos mantiene voluntaria adhesión a los cáno-

nes cancioneriles y al amor cortés. Tal diferencia es innegable, y no la contradicen losrecuerdos ovidianos de Icaro y Faetón en HEERERA, pues SANTILIANA y MENA baÑan acudi-d0 también a la mitologia clásica en sus «dezires» y cartas de amor. Tampoco es óbice el queHERRERA no se desprenda de reminiscencias garcilasianas. quizá inconscientes (VI ( 9).vv. 39-4U: «Cantaré, atado al hierro / el bien del dolor modal»; Garcilaso, canc. IV, vv. 85-86:«Estoy cantando yo, y está sonando 1 de mis atados pies el grave hierro». HERRERA. XI

= 17), vv. 41-44: «Suspiros que vais perdidos 1 do no seréis escuchados, 1 en males noconocidos,! ¡quán mal que sois derramados!»: Garcilaso, canc. II. vv. 4-II: «... esparzien-do 1 mis quexas de una en una ¡ al viento que las lleva do perecen; 1 puesto que no mere-cen 1 ser de vos escuchadas, 1 (...) ! he lástima de ver que van perdidas 1 por donde suelen irlas remediadas». HERRERA, XXIII ( = 23). vv. 45-46: «Vil efecto de crueza 1 vengarse enhombre rendido»: Garcilaso, son. II, vv. 7-8: «.. Para que sólo en mí fuese provado 1 quántocodaunaspada en un rendido»).