Los pequeños detalles

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Los pequeños detalles no 11 febrero 2014 Juntos

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Los pequeños detalles

SOÑEMOSno 11 febrero 2014

Juntos

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Saludos a todos amigos y amigas:

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Soñemos Juntos

¡Quién lo diría! Ya vamos por el segundo mes del año:

• y parece que fue ayer que celebrábamos en familia el cariño que nos tenemos con pequeños detalles…

• y parece que fue ayer que vimos a nuestros padres o familiares preocupados porque no nos faltara nada para iniciar el curso esco-lar o volver al trabajo, esos pequeños detalles…

• y parece que fue ayer cuando aquella persona querida o quizás desconocida tuvo un gesto inesperado y gratuito en casa, en la es-cuela, en la calle, un pequeño detalle…

Pequeños detalles que valen mucho, ¿no es cierto? Seguramente podrías continuar esta lista con tus propias anécdotas. Piénsalo por un momento y verás. Otra lista interesante que también pudieras hacer sería escribiendo cuán-tas veces tus actitudes y gestos se han convertido en “pequeños detalles” para los otros… Es más, ¿cuántas veces hoy has sido “detalle” de Dios para quienes nos rodean? Junta ahora una y otra lista (lo recibido y lo entregado), examina luego los sentimientos que te producen, réstale las veces en que quizás no has sabido corresponder o responder a los gestos de los demás, y multiplícalo todo por el misterio de Dios, que obra en nosotros y por nosotros, tantas veces sin sa-berlo. Quizás sea una buena fórmula para iniciar la reflexión de este número de la revista: Dios nos habla a través de los pequeños detalles y por nosotros también se hace presente en el prójimo. Que lo apoveches.

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Marcelino Champagnat expresaba gran ternura a cada uno de los Hermanos. A los Hermanos de una escuela, poco antes de visitarlos, les escribía: “Tengo muchas ganas de verles, abrazarles y mostrarles el gran afecto que les tengo en nuestro Señor. Nada podía darme mayor satisfacción como saber, por la carta de ustedes, que están todos bien y contentos.”

Pero no se conformaba con manifestarles su amor con palabras; siempre es-taba pendiente de las necesidades de cada uno. Al enviar a los Hermanos a las escuelas siempre les hacía preguntas para asegurarse que no les faltaba nada. En una ocasión, llegó un grupo numeroso de Hermanos a despedirse de él y tras contestarle que llevaban todo lo necesario, le preguntó directa-mente a un Hermano jovencito que iba a la escuela por primera vez: “Y usted, amigo mío, ¿lleva su equipo completo? Vamos a ver, ¿cuántos pares de cal-cetines tiene?” La atención y el amor del Padre habían intuido la distracción; el Hermano sólo llevaba los calcetines que tenía puestos.

Cuando alguien llegaba al Hermitage, si lo veía sudoroso, lo enviaba a cam-biarse de ropa, tomar algo caliente, y le aconsejaba evitar las corrientes de aire (el clima en el valle se ponía frío y húmedo). En un día lluvioso lle-

Marcelino Champagnat y los pequeños detalles

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garon varios Hermanos empapa-dos hasta los huesos. Marcelino inmediatamente mandó llamar al Hermano administrador para entregarles ropa seca, pero éste andaba fuera y no había dejado la llave de la ropería. Preocupado por la salud de los Hermanos, el P. Champagnat rompió la cerradura de la puerta con una herramienta y repartió ropa a los que venían mojados.

En otra ocasión, llegó un Herma-no joven a despedirse, pues partía hacia la escuela en la que le to-caría trabajar. Champagnat abrió la gaveta de su escritorio para darle algún dinero. Al ver que sólo quedaban dos francos y cincuenta céntimos, el Hermano le dijo que no necesitaba dinero, pues podía llegar a su destino sin gasto al-guno. “Es posible, hijo – le res-pondió el Padre-, puede suceder-le cualquier imprevisto y no quiero que se encuentre en necesidad y sin tener con qué remediarla. Es cierto que ya no queda nada; pero la Providencia nunca nos abando-na.” Y al decir esto, le entregó un franco y veinticinco céntimos.

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ser signo de la ternura de Dios

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Julián es uno de los Hermanos que nos ha precedido y que nos anima con el testimonio de su fidelidad. El Señor lo llamó de manera repentina e inesperada en febrero del 2004, cuando a sus 61 años cumplía su mi-sión como superior de la Residencia Champagnat (co-munidad de los Hermanos mayores) en Guatemala.

- ¡Lo recuerdo siempre sonriente! –me comentó San-dra B., una de las enfermeras de la Residencia Cham-pagnat, cuando le pedí que me dijera qué recordaba con cariño del Hno. Julián-. Y continuó: -A la hora del almuerzo se ponía a contar chistes y a pedir que no-sotras contásemos alguno. Él era el que más se reía, y nos contagiaba a los demás, Hermanos y enfermeras. Empezaba a reír y no paraba-.

Los Hermanos enfermos a veces dan problemas, porque les duele algo, porque se olvidan dónde están, por mil razones. Ser superior de una casa de Hermanos an-cianos no debe ser fácil; sin embargo, él mantenía la calma y no dejaba nunca de mostrarnos a nosotras y a ellos una sonrisa. Cuando a algún Hermano se le caía

HNo. Julián Güezmes

AlegreSonrienteEntregadoSensible

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la comida, el Hno. Julián se acercaba a él y le decía “No te preo-cupes que esto se arregla” y a nosotras nos decía también: “No te preocupes”.

Quería mucho a los Hermanos; todos los días venía a cantar el Ave María con el Hno. Enrique, y cómo lo disfrutaba el Hermano. En ese momento Sandra A., otra de las enfermeras, nos recordó: - Les hacía piñatas para los cumpleaños, para que los Hermanos se divertiesen.

Después Irene G., también enfermera de la Residencia, agregó: - También quebraba piñatas para nosotras. Era una persona muy especial, me ayudó bastante, me escuchaba y me animaba a salir adelante. Fue bien especial conmigo y con toda mi familia. El 23 de diciembre pasado nos hizo un almuerzo a todos los empleados, in-cluso los que no estábamos de turno; nos hizo una “gran bulla”, nos tomamos fotos y pasamos una tarde muy agradable.

Entonces Sandra A. continuó: - Un día se llevaba de paseo a los Hermanos que caminan y otro a los que están en silla de ruedas. Se las arreglaba para animarlos: -“¡Vamos de paseo!”, les decía, y salían a dar una vuelta por la ciudad.5

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El Hno. Fidentino coincidía con ellas: -Escuchaba a los Hermanos, les asistía en todo y no les negaba nada que necesitasen. Cuando me operaron iba al hospital todos los días a acompañarme. Yo le decía que no se preocupara, que ya bastante trabajo tenía, pero ahí estaba todos los días. Llegaba, platicábamos y se echaba la siesta cuando yo descansaba.

Bueno, y hace años, cuando llegué de España a San Miguel (El Sal-vador), me preparó un gran recibimiento con toda la comunidad. Ya tenía yo 68 años. Me preguntó qué clases me gustaría dar. Me sentí apoyado y a gusto de estar de regreso en estas tierras. Allá en San Miguel lo querían tanto que para el funeral vinieron hasta aquí (Gua-temala) dos autobuses llenos de gente.

El Hno. Luis Carlos me contó algo sobre el Hno. Julián en Puerto Rico: -Tenía una gran sensibilidad social y sentido religioso. Don-dequiera que había un centro de ayuda allí iba él. Con unas religio-sas entraba hasta la barriada “El Vietnam” a entregar ayudas y a hablar con los vecinos...

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La gente le recuerda mucho por su ale-gría, era muy sonriente y entregado. En el Colegio Marista de Guaynabo pasa-ba por todos los salones de los peque-ños. Su gran ilusión era transmitir su amor por Marcelino Champagnat.

Y bien que lo hizo, con la palabra y con la vida. Un padre de familia de Guayna-bo me comentó hace un tiempo: -Así debió de haber sido Marcelino Cham-pagnat. ¡El Hno. Julián es para mí la imagen viva de Marcelino!

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Reflexiona y comparte. Este es el es-píritu de esta sección de la revista, donde se te proponen algunas actividades para profundizar en la temática de los pequeños detalles en nues-tras vidas y puedas hacer tuyo de una forma más personal el contenido que se te presenta.

No olvides de compartir con todos tu reflexión usando nuestras redes sociales o por e-mail. Aquí tienes las direcciones por si se te han olvi-dado o no las conocías:

• Facebook: Pastoral Vocacional Marista América Central.• Twitter: @PVMaristaAC• e-mail: [email protected]• www.maristasac.org/vocacional

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Recuerda alguna vez que alguien haya tenido un gesto contigo que te haya alegrado el día, alguien que haya tenido un “pequeño detalle” contigo. Anótalo.

Recuerda a una persona que haya tenido “pequeños detalles”. ¿Cómo es? ¿Por qué lo hace?

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Para reflexionar...

actividades

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Recuerda alguna vez en que hayas sido tú el de esos detalles. Cuéntanos cómo fue... ¿Con quién? ¿Por qué? ¿Qué sentiste?

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Como Susanita y Mafalda, las per-sonas asumimos diferentes ac-titudes ante las realidades que se nos presentan.

Te invitamos a ser valiente y a tomar una MISIÓN ESPECIAL: Observa las necesidades (físicas, psicológicas, morales) de las per-sonas que te rodean en la escuela, el hogar y el vecindario. Haz una lista de 10 necesidades que veas a tu alrededor.

Atentos a las necesidades de los demás.

Para compartir

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TE VEO

Esta canción nos lleva a ver la presencia de Dios en los pequeños detalles de la vida. En todos y cada uno de los momentos que en nues-tra vida se van manifestando los pequeños gestos de Dios con cada uno de nosotros.

PEQUEÑOS DETALLES

Vídeo de Life Vest Inside, un movimiento social cuyo obje-tivo es simplemente fomen-tar la difusión de la felicidad a través de pequeños actos de bondad.

Para ver y compartir...

http://www.youtube.com/watch?v=GgfnJRoF5qk

http://www.youtube.com/watch?v=GKrQBILpBnI

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Una vida (Hermanos - Kairoi)

Una vida, no busca grandeza,no alza la voz, sabe que hay una palabra que da fortaleza,y todo lo espera, y está en ti.

ERES TÚ, HERMANO,QUE OFRECES CONFIANZAY BRINDAS TU AMOR.ES QUE A TU LADOSE HACE FUERTE LA ESPERANZA,NO EXISTE EL TEMOR.

ERES TÚ, HERMANO, QUE CAMINAS EN POBREZAY ACEPTAS EL DON.ES QUE A TU LADO SE RESPIRA LA ALEGRÍAQUE VIENE DE DIOS.

Una vida viene del silencioque canta al amor,sabe que hay una llamadadesde el interior,mueve el corazón y está en ti.

Para orar y compartir...

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NOTICIAS de familiaCASA ABIERTAZona 6 (Guatemala)Ser seguidor tuyo, Señor,es aceptar tu llamado, dejar todoy ponerse en camino,tras tus pasos. Es el 04 de enero de 2014, una fecha que sin duda tomó un gran sig-nificado para nosotros. Desde entonces iniciamos una nueva etapa de nuestro proceso de discernimiento, ahora como postulantes a Hermanos Maristas. Hermanas y Hermanos Maristas de las distintas comunidades y el hermano Provincial, nos han acogido con sonrisas, abrazos llenos de emotividad y palabras de aliento para darnos la bienvenida a la 13

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Casa de Formación, así como algunos de nuestros familiares de manera presencial y otros a la distancia. Además del recuerdo de amigos y personas que nos han acompañado en nuestro caminar que también se unen a la celebración de nuestra entrada a nuestra nueva casa, la cual culminó con una cena especial donde la fraterni-dad estuvo presente.

Con la despedida de nuestros seres queridos, comienza toda una nueva aventura para nosotros, formar parte de la comunidad de la Casa de Formación. Aunque por circunstancias no hemos podido es-tar todos desde el comienzo, poco a poco iremos formando fuertes lazos, como comunidad, como familia. Nosotros: Javier Castillo (El Salvador), Roberto Constanza (El Sal-vador) y Sergio Natareno (Guatemala); provenientes de lugares dis-tintos, con historias propias y rostros concretos grabados en nuestra mirada, hemos coincidido en este camino, al cual se le suman Her-manos con diferentes funciones dentro de la Provincia, que sin duda constituirán testimonios cercanos de vida y fe. Estar con el corazón abierto y las manos dispuestas para compartir vida con quienes nos rodean es uno de los objetivos comunes que poco a poco hemos adoptado al iniciar esta nueva experiencia. Aho-ra es tiempo de aprender, conocer y adentrarnos en las realidades circundantes, vivir la intensidad de los matices cotidianos, despertar, escuchar y responder con sencillez a la voluntad del Dios de la Vida, así, como el P. Champagnat lo hizo. Confiados en nuestra buena y tierna Madre: Javier CastilloRoberto ConstanzaSergio Natareno

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¡Gracias, Señor!