Los Molinos de viento en América Latina

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A la memoria de Agustín Cueva

ice Junichiro Tanizaki1,comparando las historias deEuropa y de Japón, que los

europeos tuvieron la fortuna de quesu historia se desenvolviera en etapasderivadas, cada una, de las trans-formaciones internas de la anterior.Mientras que en Japón, en particulardesde la IIa. Guerra Mundial, suhistoria, esto es, el sentido de ella,fue alterada desde fuera por lasuperioridad militar y tecnológica“occidental”. Esa reflexión admite,por supuesto, como válida laperspectiva eurocéntrica y sucaracterística mirada evolucionista,testimoniando así la hegemoníamundial del eurocentrismo comomodo de producción y de controldel conocimiento. Pero en la propiaEuropa Occidental, dicha perspec-tiva es más bien una marca de latardía hegemonía intelectual de susregiones del centro-norte, ajena ycontraria a la herencia de Don Quijote.En el 400º aniversario de ese librofundador, es tiempo de volver a esaherencia.

La fabulosa escena en la que DonQuijote arremete contra un gigantey es derribado por un molino deviento es, seguramente, la máspoderosa imagen histórica de todoel período de la primera moder-nidad: el des/encuentro entre, de unlado, una ideología señorial,caballeresca –la que habita lapercepción de Don Quijote– a laque las prácticas sociales ya nocorresponden sino de modofragmentario e inconsistente, y, delotro, nuevas prácticas sociales–representadas en el molino deviento– a las que aún no corres-ponde una ideología legitimatoriaconsistente y hegemónica. Comodice la vieja imagen, lo nuevo no haterminado de nacer y lo viejo no haterminado de morir.

En verdad, todo el libro estáatravesado de ese des/encuentro: elnuevo sentido común que emergíacon el nuevo patrón de poderproducido con América, con supragmatismo mercantil y su respetopor el “poderoso caballero DonDinero” (Quevedo dixit), no es aúnhegemónico, ni está todavíaconsistentemente constituido y sin

embargo ya ocupa un lugarcreciente en la mentalidad de lapoblación, aunque ciertamente másen unos sectores que en otros. Estoes, ya disputa la hegemonía al sentidocaballeresco, señorial, de la existenciasocial. Pero tal sentido caballerescoestá aún activo y, aunque en diferentesmodos y medidas, aún habita, no hadejado de habitar, la subjetividad detodos y no ha dejado del todo sularga hegemonía.

Lo que es indispensable observar,en el contexto específico de la futuraEspaña de ese momento, es que

ninguna de aquellas perspectivas desentido puede existir, ni con-figurarse, separada y depurada dela otra. Aquella inter-subjetividad nopodía no ser, ni dejar de ser, sinouna imposible en principio, peroinevitable en la práctica, amalgamade pragmatismo mercantil y devisiones caballerescas.

Se trata de un momento de lahistoria en la cual los varios tiempose historias no se configuran enningún orden dualista y en ningunasecuencia unilineal y unidireccionalde evolución, como el eurocen-

trismo enseñó a pensar desde finesdel siglo XVII. Son, por el contrario,partes cambiantes, estructuras derelaciones, de sentidos y de sig-nificados cambiantes, de múltiplesprocedencias geohistóricas y desimultáneas y entrecruzadasacciones, de un mundo nuevo enplena constitución. No porcasualidad, el molino de viento eraallí una tecnología procedente deBagdad, integrada al mundomusulmán-judío del sur de laPenínsula Ibérica cuando aquel aúnera parte del mundo Mediterráneo,una sociedad productiva y rica,urbana, cultivada y de sofisticadodesarrollo, el centro del tráficomundial de mercaderías, de ideas yde conocimientos filosóficos,científicos y tecnológicos. Mientrasque la ¨caballería¨ era el modelo desociedad que los militarmentevictoriosos, pero social y cultu-ralmente atrasados, señores delNorte de la Península habían tratadode imponer, sin poder hacerlo deltodo, sobre los escombros de laderrotada sociedad musulmano-judía, avasallando y colonizando alas comunidades autónomas de lapenínsula.

Ese régimen señorial, dominadoél mismo por la Contrarreforma ypor su Inquisición, no tarda endecretar la expulsión de “moros” y“judíos” e imponerles el famoso“certificado de limpieza de sangre”,la primera “limpieza étnica” de todoel período colonial/moderno. Y elmismo arcaico modelo señorial,feudal, de existencia social, tambiénllevará a la Corona a centralizar sudominio político, no precisamenteprocurando producir con todas lasdemás poblaciones una identidadcomún (nacional, pues), sinoimponiendo sobre las demásidentidades y nacionalidades de laPenínsula un régimen de co-lonialismo interno, que no haterminado hasta hoy. De ese modo

LOS MOLINOS DE VIENTO DEAMÉRICA LATINA*

Don Quijote cabalga de nuevo

Aníbal Quijano

Don Quijote cabalga de nuevo a desfacer entuertos, paraayudarnos a desfacer el entuerto de partida de toda nuestra

historia, la trampa espistémica del eurocentrismo, que nos hace vergigantes desde hace 500 años para permitir a los dominadores eluso exclusivo de nuestros molinos de viento y deja en la sombra el

gran entuerto de la colonialidad del poder.

D

* Esta nota es parte de un texto másamplio y que será pronto publicadobajo el título de “América Latina ysus fantasmas”. Y quiero dedicarlaa la memoria de Agustín Cueva, conquien aprendimos juntos esa lecciónde Don Quijote.

I

Grabado de Salvador Dali para una edicion del Quijote. Paris.

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impidió el proceso de naciona-lización que se desarrolló después enel centro-norte europeo en el mismocauce y en el mismo movimiento deaburguesamiento de la sociedad.

IIDespués de América, en un

tiempo de rápida expansión delcapitalismo, cuando ya una partecreciente de la nueva sociedadpeninsular está ya inmersa en elnuevo patrón de poder, tal señoríoya no podía evitar él mismo tenerlos pies en el suelo mercantilista,cuando su cabeza aún habitaba elarcaico, si bien en su imaginario nomenos caudaloso, cielo de su¨caballería¨. Sin ese des/encuentro,que confluía con los desastrososefectos de la expulsión de moros yjudíos sobre la producción materialy cultural, no se podría explicar porqué, con los ingentes beneficioscomerciales obtenidos con losminerales y vegetales preciososproducidos desde América con eltrabajo no pagado de “indios”siervos y de “negros” esclavos, lafutura España estaba ingresando,bajo todas las apariencias contrarias,en un prolongado curso que la llevódesde el centro del mayor poderimperial hasta el duradero atraso deuna periferia en el nuevo sistema-mundo colonial/moderno.

Ese curso hizo visible que aquelseñorío caballeresco dominante ybeneficiario inmediato del primerperíodo de la colonialidad del podery de la modernidad era yademasiado arcaico para cabalgarsobre este nuevo y arisco caballo yconducirlo en beneficio de su país ydel mundo. Era ya incapaz demutarse plena y coherentemente enburguesía, cabalgar las pulsiones yconflictos democratizantes delnuevo patrón de poder y dirigir lanacionalización de la heterogéneapoblación, como, en cambio,pudieron hacerlo sus rivales ysucesores en el centro-norte deEuropa Occidental. Por el contrario,ese arcaico señorío fue pudriéndosedurante centurias en el ambiguolaberinto señorial-mercantil, en elinconducente empeño de preservarel señorío sobre la base delcolonialismo interno impuestosobre las diversas identidades de lapoblación, nada menos que en eltiempo del capitalismo mundial y apesar de los realmente excepcionalesrecursos de la colonialidad delpoder.

¿Dónde reside la diferencia? Ladiferencia es, sin duda, América. La“Corona”, los Habsburgos, dueñoscoloniales de las colosales riquezasque producía América y delinagotable trabajo gratuito de“negros” esclavos y de “indios”siervos, se persuadieron de queteniendo el control de esas riquezaspodían expulsar a “moros” y“judíos” sin pérdida mayor y másbien con efectiva ganancia en el

control del poder. Eso llevó a losHabsburgos a des-democratizarpor la violencia la vida de lascomunidades e imponer una formade colonialismo interno sobre lasotras identidades (catalanes, vascos,andaluces, gallegos, navarros, etc),imponiendo sobre todas esaspoblaciones una dominaciónseñorial de modelo feudal. Elconocido resultado fue ladestrucción de la producción internay del mercado interno fundado enaquella, y el secular retroceso yestancamiento de los procesos de

democratización y de “ilustración”que la modernidad/colonial abría.

Lo que empobreció y enseñoritóa la futura España, y la hizo ademássede central del oscurantismocultural y político en Occidente porlas próximas cuatro centurias, fue,precisamente, lo que permitió elenriquecimiento y secularización delcentro-norte de la EuropaOccidental emergente, y más tardefavoreció el desarrollo del patrónde conflicto que llevó a lademocratización de esas regiones ypaíses del centro-norte de Europa

Occidental. Y fue eso mismo, lahegemonía histórica posibilitada deese modo, lo que permitió a estospaíses elaborar su propia versión dela modernidad y de la racionalidady apropiarse de la herencia históricagreco-romana preservada y tra-bajada en el Mediterráneo musul-mano-judío, como exclusivaidentidad histórico-cultural de“Occidente”.

IIITodo eso ocurrió –y tal hecho

no debe ser perdido de vista sopena de perder el sentido mismo deesa historia– en un período en el cualla colonialidad del poder era aún,exclusivamente, un patrón derelaciones de poder en América yentre América y Europa. En otrostérminos, cuando “EuropaOccidental” estaba siendo pro-ducida sobre el fundamento deAmérica. No hay modo de noreconocer tales implicacioneshistóricas del establecimiento de estenuevo patrón de poder y de larecíproca producción histórica deAmérica y de Europa Occidental,en esa secuencia, como sedes de ladependencia histórico-estructural ydel centro del control dentro delnuevo poder. Hoy, aunque las reglasdel capital se han finalmenteconsolidado en España, sobre todocon el apoyo de la integracióneuropea, los remanentes del“señoritaje” en la cultura no hanterminado de extinguirse. Y las“autonomías” actuales, así como elterrorismo etarra en busca deindependencia nacional, dan cuentade que ese laberinto no haterminado de ser destruido noobstante todos los cambios. Nadiemejor que Cervantes, y pues CideHamete Benengeli, percibió esedes/encuentro histórico con tantalucidez y perspicuidad.

Esa es para nosotros latino-americanos de hoy, la mayor lecciónepistémica y teórica que podemosaprender de Don Quijote: laheterogeneidad histórico-estructural,la co-presencia de tiempos his-tóricos y de fragmentos estruc-turales de formas de existenciasocial, de varia procedencia históricay geocultural, son el principal modode existencia y de movimiento detoda sociedad, de toda historia. No,como en la visión eurocéntrica, elradical dualismo asociado, para-dójicamente, a la homogeneidad, ala continuidad, a la unilineal yunidireccional evolución, al“progreso”. Porque es el poder,ergo las luchas de poder y suscambiantes resultados, lo quearticula formas heterogéneas deexistencia social, producidas entiempos históricos distintos y enespacios distantes, las junta y lasestructura en un mismo mundo, enuna sociedad concreta, en fin enpatrones de poder históricamenteespecíficos y determinados. Y esa es

LA VERDAD SOBRESANCHO PANZA

FRANZ KAFKA

ancho Panza -que, por lo demás, nunca se jactóde ello- en el transcurso de los años logró,

componiendo una gran cantidad de novelas decaballería y de bandoleros, en horas del atardecer yde la noche, apartar de tal manera de sí a sudemonio (al que después dio el nombre de DonQuijote) que entonces este, incontenible, llevó acabo las más grandes locuras, las cuales, empero,por falta de un objeto predeterminado, que debíaprecisamente ser Sancho Panza, no perjudicaron anadie.Sancho Panza, un hombre. libre, quizá por unsentido de cierta responsabilidad siguió a ese DonQuijote en sus andanzas, de lo cual obtuvo ungrande y útil esparcimiento hasta su fin.

Escritos, 1928.

S

“Ese régimen señorial, dominadoél mismo por la Contrarreforma y por su

Inquisición, no tarda en decretar la expulsión de‘moros’ y ‘judíos’ e imponerles el famoso

‘certificado de limpieza de sangre’, la primera‘limpieza étnica’ de todo el período colonial/moderno.

Y el mismo arcaico modelo señorial, feudal, deexistencia social, también llevará a la Corona acentralizar su dominio político, no precisamente

procurando producir con todas las demás poblacionesuna identidad común (nacional, pues), sinoimponiendo sobre las demás identidades ynacionalidades de la Península un régimen

de colonialismo interno, que no haterminado hasta hoy”.

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también, precisamente, la cuestióncon la historia del espacio/tiempoespecífico que hoy llamamosAmérica Latina. Por su constituciónhistórico-estructuralmente depen-diente dentro del actual patrón depoder, ha estado, todo este tiempo,constreñida a ser el espacioprivilegiado de ejercicio de lacolonialidad del poder. Y puestoque en este patrón de poder elmodo hegemónico de produccióny de control de conocimiento es eleurocentrismo, encontraremos enesta historia amalgamas, contra-dicciones y des/encuentros aná-logos a las que el Cide HameteBenengeli había logrado percibir ensu propio espacio/tiempo.

Por su naturaleza, la perspectivaeurocentrista distorsiona, cuando nola bloquea, la percepción de nuestraexperiencia histórico-social, mientraslleva al mismo tiempo a admitirlacomo verdadera2. Opera, pues, enel mundo de hoy y en particular enAmérica Latina, del mismo modoen que la “caballería” actuaba en lavisión de Don Quijote. En con-secuencia, nuestros problemastampoco pueden ser confrontadossino de ese modo distorsionado, niresueltos, salvo también parcial ydistorsionadamente. De esa manera,la colonialidad del poder hace deAmérica Latina un escenario dedes/encuentros entre nuestraexperiencia, nuestro conocimientoy nuestra memoria histórica. No essorprendente, por eso, que nuestrahistoria no haya podido tener unmovimiento autónomo y coherentey más bien se haya configuradocomo un largo y tortuoso laberintodonde nuestros insolutos problemasnos habitan como fantasmashistóricos. Y no se podría reconocery entender este laberinto, es decir,debatir nuestra historia e identificarnuestros problemas, si no se lograraprimero identificar nuestrosfantasmas, convocarlos y contendercon ellos.

IVEmpero, los fantasmas histó-

ricos, como el habitante de lassombras de Elsinor, o como el quefuera convocado en 1848 por Marxy Engels en el Manifiesto, tienen unaespesa, oscura y compleja densidad.Y cuando entran en la escena de lahistoria, ocasionan siempre tur-bulencias violentas y algunas vecesmutaciones sin retorno. En Elsinor,el dubitativo Hamlet se muta al finen el exasperado héroe cuya espadaya no vacila mientras ciega la vidade muchos personajes, como elmodo directo de resolver susconflictos. El otro, el furtivofantasma que rondaba Europa amediados del siglo XIX, emergedespués como un protagonistacentral del siglo siguiente, de dosguerras mundiales, de violentasrevoluciones y contrarrevoluciones,de poderosas aunque a veces Don Quijote y Sancho. Edición de la Real Academia Española, 1780.

malhadadas y frustradas esperanzas,de frustraciones y derrotas, de la viday de la muerte de millones de gentes,y aún no se ha desaparecido. Hoy,asedia al mundo.

No se convoca, pues, impune-mente a los fantasmas que produjola historia. Los de América Latinaya han dado muchas muestras desu capacidad de conflicto y deviolencia, precisamente porquefueron producto de violentas crisisy de sísmicas mutaciones históricascuyas secuelas de problemas nohemos podido aún resolver. Esosfantasmas habitan nuestra existenciasocial, asedian nuestra memoria,inquietan cada proyecto histórico,irrumpen con frecuencia en nuestravida, dejan muertos, heridos ycontusos, pero las mutacioneshistóricas que les darían finalmentedescanso no han estado hasta hoya nuestro alcance. Con todo, nosólo es importante hacerlo. Es,l iteralmente, urgente. Porquemientras este patrón de poderculmina su trayectoria de desa-rrollo, y en el momento mismo dela exacerbación de sus peorestendencias, con la planetarización desu dominio, América Latina no sólosigue prisionera de la colonialidaddel poder y de su dependencia, sinoque, precisamente debido a eso,incluso arriesga no llegar al nuevomundo que se va configurando enla crisis actual, la más profunda yglobal de todo el período de lacolonial/modernidad. Para tratarcon tales fantasmas y lograr quizáque nos alumbren antes dedesvanecerse, es indispensableliberar nuestra retina histórica de laprisión eurocentrista y re-conocernuestra experiencia histórica.

Don Quijote cabalga de nuevo adesfacer entuertos, para ayudarnosa desfacer el entuerto de partida detoda nuestra historia, la trampaespistémica del eurocentrismo, quenos hace ver gigantes desde hace500 años para permitir a losdominadores el uso exclusivo denuestros molinos de viento y dejaen la sombra el gran entuerto de lacolonialidad del poder.

LA GRAN HISTORIADEL QUIJOTE

JORGE GUILLÉN

odo el mundo sabe quién es Don Quijote. Menosconocen a Alonso Quijano. ¿La vida y la muerte

de Alonso Quijano son nada más el prólogo y elepílogo de la gran historia de Don Quijote? ¿AlonsoQuijano será el mero antecedente oscuro de DonQuijote el héroe, y al fin, negado el héroe, fracasado,volverá Alonso Quijano como la consecuenciadolorosa de las desilusiones de Don Quijote? Segúnesta interpretación, Alonso Quijano no pasará de serun personaje secundario de la gran novela,concentrada en Don Quijote, mientras el héroe seolvida, merced a su locura, del hidalgo modestamentecuerdo que ha sido.

“Vida y muerte de Alonso Quijano”,en el Quijote, edición de G. Haley, 1980.

T

1 In Praise of Shadows. Leete’s Island Books,1977. New York, USA.2 He discutido esta cuestión en Colonialidaddel poder, eurocentrismo y América Latina,originalmente en Edgardo Lander, com.Colonialidad del saber, eurocentrismo y cienciassociales. CLACSO-UNESCO 2000. BuenosAires, Argentina. Y en Colonialidad del podery clasificación social. Originalmente enFESTSCHRIFT FOR IMMANUELWALLERSTEIN. En Journal of World-Systems Research, vol. VI, No. 2, Summer/Fall 2000. Special Issue, Edited by GiovanniArrighi and Walter Goldfrank, Part I.(Available in Portable Document Format(PDF) only). Institute of Research onWorld –Systems, Colorado, United States.