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LOS MENOS MALOS: LOS COLONOS ITALIANOS Pbro. Dr. José Benigno Zilli Manica En VERACRUZ PUERTO DE LLEGADA. México, H. Ayuntamiento de Veracruz, 2007, 156pp. La del Trentino fue una de las regiones de donde salieron los inmigrantes italianos rumbo a México, como es el caso de la familia Lazzeri, que se instaló en la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca.1920. Col. José Benigno Zilli Manica

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LOS MENOS MALOS: LOS COLONOS ITALIANOS

Pbro. Dr. José Benigno Zilli Manica

En VERACRUZ PUERTO DE

LLEGADA. México, H. Ayuntamiento de Veracruz, 2007,

156pp.

La del Trentino fue una de las regiones de donde salieron los inmigrantes italianos rumbo a México, como es el caso de la familia Lazzeri, que se instaló en la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca.1920. Col. José Benigno Zilli Manica

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Recuerdo de la familia Zilli desde Italia a sus parientes de la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca. 1890. Col. José Benigno Zilli Manica

LOS MENOS MALOS: LOS COLONOS ITALIANOS Hubo italianos entre nosotros desde el principio: soldados en el ejército de Hernán Cortés, misioneros de la primera evangelización y personajes singulares por la época de la Colonia. No dejaron de ser casos aislados.

Pero en el siglo XIX, y hasta principios del XX, fue la etapa de las grandes migraciones de Europa hacia América, la tierra de promisión. Italia aportó uno de los mayores contingentes para Estados Unidos de América, Argentina, Brasil, Uruguay, y algunos grupos de italianos llegaron también a México, donde, por cierto, eran considerados como los “menos malos” entre los posibles colonos. De españoles no hablar, en 1829 se les había expulsado; con los franceses había habido guerras recientes; los colonos sajones se habían apoderado de Texas con el desastroso resultado de la guerra de 1847. ¿Quién podría confiar en ellos? Los africanos y asiáticos estaban muy lejos por la geografía y los prejuicios. Los grandes proyectos se harían con los italianos.

México necesitaba colonos. Los invitaba y les ofrecía tierras: “Sobran tierras y faltan brazos”, se decía por todos los medios posibles. Desde la Independencia, los colonos fueron considerados una de las claves del futuro desarrollo del país. En esto estaban de acuerdo todos los partidos políticos, pero quienes más lucharon por atraer a los colonos fueron los liberales.

Si se mira la totalidad de estas inmigraciones que de Italia llegaron a nuestro país, se puede hablar de seis barcos de colonos propiamente dichos: el Tecolutla, que llega a la barra del mismo nombre el 26 de abril de 1858 con doscientos colonos; el Atlántico I, que llega a Veracruz el 19 de octubre de 1881 con cuatrocientos veintiocho colonos; el Casus, 27 de enero de 1882, con ciento ochenta personas; el Messico, 24 de febrero de 1882, con mil quinientos trece colonos; el Atlántico II, el 25 de septiembre de 1882, con seiscientos cinco colonos, y el Espagne, el 7 de junio de 1924, con trescientos colonos. A estos hay que añadir los barcos que también llegan a Veracruz, en 1900, con los braceros

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Los Demeneghi, una familia típica de rancheros que se estableció en la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca. 1930. Col. José Benigno Zilli Manica

que van a trabajar en el ferrocarril de Motzorongo. Son el Centro Mercantil o Centro América con quinientas personas, y el San Gottardo, también con quinientas.

LA PRIMERA COLONIA O LA COLONIA MODELO

La primera ley sobre inmigración había sido expedida el 16 de febrero de 18541 durante el régimen de Antonio López de Santa Anna. Pero el 1 de marzo de ese mismo año comenzó la revolución liberal de Ayutla.

Los liberales que tomaron el poder convocaron de inmediato a los

colonos. Primero, toda clase de colonos. Los que quisieran venir. Les ofrecieron los terrenos de cuatro colonias entre Xalapa y Veracruz. 2En los cartapacios del Archivo de la Secretaría de relaciones Exteriores hay volantes con el decreto del 10 de mayo de 1956 que anunciaba la creación de las colonias El Chico, rinconada, Paso de Ovejas y Santa Fe.

Pero por diversas razones, el proyecto de las cuatro colonias entre Xalapa y Veracruz no se pudo llevar a cabo y su lugar lo tomó la colonia Modelo de Papantla con doscientos inmigrantes italianos. Su finalidad era la de mostrar “una

1 Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la República, t. VII, arreglada por los licenciados Adolfo Dublán y Adalberto A. Esteva, continuación de los ordenados por los licenciados Manuel Dublán y José María Lozano, México, 1989, p.51. 2 Véase José Benigno Zilli Manica, “Proyectos liberales de colonización en el siglo XIX”, La Palabra y el Hombre, octubre-noviembre de 1984, núm. 52.

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colonia-modelo que tenga por objeto hacer palpables las ventajas de la inmigración en la república”. El decreto es firmado por Ignacio Comonfort el 31 de julio de 1856.3

Los doscientos genoveses que

llegaron a Tecolutla desembarcaron en las orillas del río del mismo nombre y de allí fueron a los terrenos ubicados cerca de Papantla. Toda una historia de fraude y engaño.4 Y por añadidura, el México que los había llamado estaba en plena guerra civil: la Guerra de Tres Años o de Reforma.

Al principio hubo una gran confusión en torno al objetivo de esta primera colonia o colonia Modelo. Se sospechaba que eran mercenarios traídos para apoyar la causa liberal. Se quedaron en total abandono. Las condiciones del país no daban para

más.

3 Memoria de la Secretaría de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y comercio de la República Mexicana, escrita por el Ministro del Ramo, C. Manuel Siliceo, para dar cuenta de ella al Soberano Congreso Constitucional, México, 1857, p. 19 4 José Benigno Zilli, La Villa Luisa de los italianos, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1997.

Miembros de la Sociedad de Beneficencia de la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca. 1910. Col. José Benigno Zilli Manica

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Juan Zuccolotto, uno de los profesores más queridos y recordados de la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca. 1920, col. José Benigno Zilli Manica

Años más tarde, estos colonos bajaron hacia la congregación de El Cristo, cerca de Gutiérrez Zamora, donde uno se encuentra con sus descendientes. El cultivo de la vainilla y la ganadería han sido sus ocupaciones principales. Son mexicanos ciento por ciento y muchos de ellos hasta han olvidado la historia de sus antepasados.5 De todos ellos quizá los Lombardo son los más conocidos en el país. Pero allí están los Montessoro, Gaia, Montini, Casazza, Morosini, Tassinari, Arzani, Romagnoli, Ricci, Maggi, Sacchi, Yorio, Bigurra, Cena, Cuesta, Gudini, Beccaria, Capellini, Nanni, Russi Boccardi, Bayardini, Mariani… EL GRAN PROYECTO DE CARLOS PACHECO Durante el periodo de gobierno de Manuel González (1880-1884), hubo un ambicioso plan de colonización promovido por el ministro de Fomento, don Carlos Pacheco. En Italia, por otra parte, las inundaciones del río Adige, en el Trentino, y del Piave, en el Véneto, obligaban a numerosas familias a buscar el camino de la emigración. El gobierno mexicano organizó conscientemente una campaña de propaganda para atraer a los italianos, a pesar de las recomendaciones adversas de su encargado de negocios en la corte de Roma: “En los meses que llevo de permanencia en esta nación he podido formarme juicio, que tal sea inexacto en algunos detalles, pero que es incuestionable en sus rasgos generales, sobre la poca conveniencia de la inmigración italiana en México”.6

5 Gutierre Tibón recogió la tradición oral llena de errores y de lagunas, Cf. Aventuras en México, 1937-1983, Diana, México, 1985, pp. 359-363. 6 En José Benigno Zilli Manica, Italianos en México, Ediciones San José, Xalapa, 1981, p. 68

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Los inmigrantes italianos avecindados en nuestro país mantenían una correspondencia permanente con sus parientes que habían dejado en Europa. Aquí, un recuerdo de boda que fue enviado a una de las familias de la colonia Manuel González. Autor no identificado, ca. 1930. Col. José Benigno Zilli Manica.

El panorama que E. Velasco pinta de las condiciones económicas y del carácter de los italianos es aterrador: “un estado de miseria, abyección y envilecimiento, con todos los vicios que son inherentes a semejante situación”. Su conclusión tiene unas recomendaciones que en el futuro serán tenidas en cuenta por el gobierno mexicano: “Se debe poner como condición que los inmigrantes serán del Norte de Italia, es decir, piamonteses, lombardos o ligures; habría también necesidad de pactar expresamente que dichos inmigrantes serán campesinados, y que se comprobarán todas estas circunstancias con un certificado de la autoridad donde han tenido su residencia”.7 Luego del fracaso de las negociaciones con Enrico Valentino Conti, el 22 de marzo de 1881 se firma en Roma el convenio con la Sociedad Rovatti y Cía., de

Livorno, para una expedición de colonos. El primer artículo del convenio dice:

La sociedad Rovatti y Cía., se obliga a expedir de la Italia a Veracruz en el plazo más corto posible un número de ciento cincuenta familias de agricultores expertos y laboriosos de la Alta Italia y del Tirol no excediendo de quinientas [las] personas de dos años de edad en adelante.8

7 Ibid., p.74 8 Ibid., p. 82

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Con el tiempo, los italianos, como otros inmigrantes extranjeros, se casarían también con ciudadanos y ciudadanas mexicanos. Aquí, Vicente Lazzeri, con su esposa Cristina Quijano y su hijo Gustavo Lazzeri Quijano. Autor no identificado, ca. 1940. Col. José Benigno Zilli Manica

Como se ve, eran las condiciones que había exigido E. Velasco: de la Alta Italia y agricultores. El 19 de octubre de 1881 llega esta remesa de italianos en el vapor Atlántico. La colonia Manuel González, cercana a Huatusco, está formada por tiroleses, milaneses y vénetos que traen todos sus papeles en regla y que se dedican a la agricultura, al café de manera especial.9 En una carta de los primeros colonos se lee: “todos los terrenos están levemente accidentados y hay colinas y pequeños valles a la redonda, pero en lontananza el horizonte se cierra con una cadena de montañas en cuya cima blanquea perpetuamente la nieve”.10

Estos colonos están muy agradecidos con México y con el presidente don Manuel González. La colonia lleva su nombre y en la plaza principal hay una placa de bronce con su efigie. En el parque de Huatusco existe un monumento dedicado a don Miguel Hidalgo y Costilla, que los italianos pusieron en 1910, en señal de admiración y respeto al padre de su nueva patria. Los descendientes de los colonos habitan hoy en Huatusco, Córdoba, Orizaba, Veracruz, Xalapa y en muchas poblaciones por donde pasa el tren del Istmo. De entre sus hijos hay que enumerar a los maestros Juan Zuccolotto, Juan Zilli Bernardi, el novelista Sergio Pitol y el obispo de la ciudad de Querétaro don Mario de Gasperin.

9 Flavia Colle, Anna Mario, Destinazione Messico, Comune di Lentiai-Provincia di Belluno, 1998. 10 José Benigno Zilli Manica, ¡Llegan los colonos!, Ediciones Punto y Aparte, Xalapa, 1989. P. 77.

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Vicente, Ángel, Federico, Inés, Oscar, Elena y Flora Pitol, junto con Esther y Toyo Croda, celebrando la boda de Beda Croda y Adán Pitol. Fotógrafo no identificado, ca. 1930. Col. José Benigno Zilli Manica

Pero en el contrato que se firma en México, con Francisco Rizzo, ya no hay ninguna de estas exigencias (5 de octubre de 1881). En el segundo barco, el Casus, llega toda clase de personas. La mayor parte de ellas vagaban sin trabajo en Nueva York. Al saber de las promesas y terrenos en México, se vinieron a nuestro país. El fracaso de Barreto, la colonia del estado de Morelos, era muy explicable. Y quizá todo esto tuvo que ver con el suicidio del embajador italiano Joannini. Más tarde (6 de diciembre de 1881), se firma en roma un segundo contrato con la casa Rovatti, que no habla de agricultores, pero exige todavía que los colonos sean de la Alta Italia y del Tirol. Serán los mil quinientos trece colonos que abarrotan el vapor Messico que llega a Veracruz el 24 de febrero de 1882 y cuya distribución causará no pocos problemas: Mazatepec, Puebla; otra vez Barreto, en el estado de Morelos, que se había quedado vacía, y Ciudad de Maíz en san Luis Potosí. El 25 de septiembre de 1882, llega la última partida de estos colonos que eran parte de un inmenso proyecto. Vienen en el vapor Atlántico. Son seiscientos cinco y van a la colonia de Chipilo, que será la demás duración y fama. Durante años y años permanecieron como encerrados en sí mismos y para sorpresa de todo mundo conservaron el dialecto de sus antepasados, por lo que se han convertido en objeto de estudio de investigadores y lingüistas. Son famosos también por su tenacidad y su trabajo.11

11 José Agustín Zago, Breve historia de la fundación de Chipilo, Chipilo, Puebla, 1982 y Los Cuah’tatarame de Chipíloc, Chipilo, Puebla, 1998.

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CUANDO NADIE LO ESPERABA… Una vez concluida la Revolución mexicana –que ocasionó considerables estragos en las colonias–, y cuando ya nadie lo esperaba, un nuevo grupo de italianos emprendió otra vez la aventura de la colonización en 1924: los trentinos, que se establecen en la hacienda de La Estanzuela, no lejos de Guadalajara.12 Es casi patética esta historia de una colonización perfectamente planeada, y con un sistema de cooperativa, que fracasa casi de inmediato. Algunos autores piensan que muy probablemente la mayor parte del grupo estaba animada por el deseo secreto de pasar a Estados unidos, que apenas hacía pocos años se habían cerrado a la emigración. Como hoy lo piensan tantos otros que vienen de América Central y del Sur, y también desde Asia, estos italianos imaginaron que el paso para entrar en el “sueño americano” sería más factible desde México. De hecho, un buen número de los que se quedaron en el país está en la frontera, en Tijuana, donde establecieron restaurantes y más tarde se dedicaron a la producción vitivinícola en la que han sobresalido notablemente. Los más conocidos son los Cetto. Pero también están los angeli, Bombardelli, Casagrande, Foradori, Leoni, matteoni, Parigi, santini, Tavernini, Trenti, Mora, Cattoi y Salizzoni. En Guadalajara están los Manica.

12 José Benigno Zilli Manica, La Estanzuela (Historia de una cooperativa agrícola de italianos en México), Editora del Gobierno del estado de Veracruz, Xalapa, 1998.

LOS “BRACEROS” DE 1900

No eran propiamente colonos ni emigrantes, porque de alguna manera se consideraban a sí mismos como trabajadores temporales en un país extranjero. De hecho, estos mil italianos fueron contratados en Italia por el conde Cini para trabajar en las vías del ferrocarril que en 1900 tendía sus vías de Córdoba a Tuxtepec. La compañía constructora era norteamericana.13

El 27 de abril de 1900 llegó el primer barco, el Centro Mercantil o Centro América, como se le designa con frecuencia, con quinientos veinticinco trabajadores. Las condiciones laborales de Motzorongo les parecieron infernales. El 20 de mayo de ese mismo año, llegaron los restantes en el San Gottardo. Pero a su arribo, la huelga ya había estallado. La primera huelga del país era organizada por estos italianos que se plantaron en la Plaza de Armas de la ciudad de Veracruz y cuya acción tenía un efecto de demostración, o de modelo, mucho más fuerte que el de la primitiva colonia. No debemos olvidar que se estaba en pleno Porfiriato, período en el que predominaba la aplicación irrestricta del programa de los liberales en lo que toca a economía y a trabajo, pero sin libertades democráticas en cuanto a la organización política. En este contexto, los dirigentes o líderes fueron puestos en la cárcel.

13 José Benigno Zilli, Braceros italianos para México (La historia olvidada de la huelga de 1900), Universidad Veracruzana, Xalapa, 1986.

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El 7 de mayo, el jefe político de Orizaba mandó un telegrama al gobernador don Teodoro A. Dehesa con la noticia, a la vez que le hacía una sugerencia interesante:

Por desavenencias con los contratistas están llegando muchos italianos a los cuales he pensado dar trabajo. Soy de opinión que esa superioridad los sostuviera durante algún tiempo mientras jefes políticos les dan quehacer. En vez de repatriarlos convendría conservarlos para que sean útiles al Estado.14 El gobernador Dehesa contestó que era de la

misma opinión. Es de suponerse, pues, que muchos de estos braceros se quedaron en México. Y su historia se había perdido. Los descendientes también la desconocían. Están en todo el país y poco a poco están apareciendo. LOS NOMBRES SINGULARES Se ha dado cuenta y razón, en lo posible, de los inmigrantes llegados en grupos, y sobre todo de los que vinieron para trabajar la tierra como auténticos colonos. Pero hay, por supuesto, personalidades singulares y familias que han llegado al país, y cuyos hijos y nietos se han integrado a la nación mexicana y honran a sus antepasados. Hay que referirse de manera especial a la ciudad de México, donde italianos e italianas, industriales, profesionistas y comerciantes, han formado una colonia que poco a poco toma conciencia de su propia historia. Y

14 Ibid., p. 14

también a los fundadores de Tubos y Aceros de México, Sociedad Anónima (TAMSA), en Veracruz, con Bruno Paliai a la cabeza. Otra característica de estos casos, es que han llegado por vía aérea, o por la frontera con Estados Unidos, y no carecen de recursos. Caso especial es el de Ezio Cusi que trabaja el campo, pero que llegó de Estados Unidos y con muy buen capital.15 En cambio, los grupos de los que hablamos al principio llegaron a Veracruz, o a la barra de Tecolutla, y suelen ser personas más bien sencillas que poco a poco han dado a sus hijos mejores oportunidades. SUS DESCENDIENTES EL DÍA DE HOY ¿Cuántos son los descendientes de los colonos que llegaron a nuestro país en el siglo XIX y principios del XX? No se han hecho las estimaciones adecuadas. Se están haciendo. Arturo Cessa es autor de un libro sobre los que llevan su apellido a partir de uno de los colonos llegados en 1882 y enumeró casi tres mil nombres.16 Los colonos italianos fueron traídos por los liberales para que poblaran el país y para que ayudaran a su desarrollo: en ambos casos, lo han logrado con no mediocre desempeño

15 Ezio Cusi, Memorias de un colono, Jus, México, 1989. 16 Arturo Cessa Camacho, Los Cessa de México, editorial Atenas, Córdoba, 1997.