Los huesos que nos protegen

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LOS HUESOS QUE NOS PROTEGEN Los huesos que componen el cráneo forman una caja que protege el cerebro. La columna, las costillas y el esternón forman el esqueleto del tronco, que sostienen tu cuerpo y protege los órganos

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LOS HUESOS QUE NOS PROTEGENLos huesos que componen el cráneo forman una caja que protege el cerebro. La columna, las costillas y el esternón forman el esqueleto del tronco, que sostienen tu cuerpo y protege los órganos

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Formas y funciones distintas El esqueleto de la cabeza está formado por huesos planos

que encajan entre sí creando un casco protector para el cerebro, y también por varios huesos con siluetas curiosas que delimitan la cara, las órbitas de los ojos y la mandíbula.

La columna vertebral la componen una serie de huesos irregulares que se llaman vértebras. Todas las vértebras tienen una forma parecida, con un canal central por el que pasa la médula espinal. También tienen huecos en los cuales insertan algunos músculos o se apoyan otros huesos, como las costillas. Las costillas son largas y aplanadas y dibujan una curva desde las vértebras dorsales hasta el pecho.

Junto con el esternón, forman una caja protectora pero flexible, para permitir la respiración. A esta caja se la llama caja torácica.

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El cráneoLos ocho huesos planos del

cráneo están unidos por suturas, articulaciones fijas que no permiten ningún movimiento, y forman el casco que protege el cerebro.

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La mandíbulaEste hueso, llamado también

mandíbula inferior, se une al cráneo mediante una articulación móvil que te permite masticar y hablar.

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La vértebra cervicalTenemos siete vértebras

cervicales. Las dos primeras, el atlas y el axis, se articulan entre sí y son las que nos permiten girar la cabeza.

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El esternónEl esternón es uno de los huesos

más duros de tu cuerpo. Es largo y plano y se une a las costillas formando la caja torácica. Fíjate en sus 3 partes muy bien diferenciadas.

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Las costillas y vértebras dorsalesAunque no forman un espacio tan cerrado

como la caja del cráneo, las costillas protegen muy bien los pulmones, el corazón y los principales vasos sanguíneos. Parten de las vértebras dorsales y se unen al esternón mediante cartílago.

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La vértebra lumbarLas cinco vértebras lumbares se

sitúan en la parte baja de la espalda y no forman parte de la caja torácica.

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El sacro y el coxisLas últimas piezas de tu columna

vertebral son el sacro (cinco vértebras que se han fusionado formando un solo hueso) y el coxis, el resto de lo que en otros animales es la cola.

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LOS HUESOS DE LA CABEZAEn la cabeza tenemos 28 huesos, una de cuyas funciones principales es proteger el órgano más importante del cuerpo: el cerebro. También forman parte del esqueleto de la cabeza los huesos de la cara y los del oído.

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Huesos planos y bien soldados El cráneo está formado por ocho huesos grandes y

planos. Se trata de huesos muy duros que forman el “casco” que protege el cerebro. Los ocho huesos están soldados unos con otros mediante articulaciones fijas llamadas suturas.

Los huesos del cráneo son curvos. Por fuera son más o menos lisos, y con algunos salientes para la fijación de diferentes músculos. Por la parte interna están repletos de hoyos y surcos que alojan pliegues del cerebro y vasos sanguíneos. Dos huesos de forma irregular, el etmoides y el esfenoides, cierran el cráneo por delante y por debajo.

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Frontal Hueso único, que forma la parte

delantera del cráneo, es decir, la frente. Delimita la parte superior de los ojos y la nariz.

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Parietal También es un hueso par, es

decir que hay uno a cada lado de la cabeza. En conjunto forman el “techo” y los lados del cráneo.

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Temporal Hay uno a cada lado del cráneo.

En su interior se encuentran el oído medio y el oído interno.

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Occipital Hueso único que “tapa” el cráneo

por la parte de la nuca. Presenta un gran agujero, por donde entra la médula espinal.

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Los huesos de la cara En la parte frontal de la cabeza se

encuentran los huesos de la cara. Son, en general, mucho más pequeños e irregulares y en conjunto forman estructuras de gran importancia, ya que alojan órganos de los sentidos como la vista y el olfato, así como los huesos y los músculos que nos permiten masticar. Todos ellos están soldados entre sí excepto la mandíbula, unida al resto del cráneo mediante una articulación móvil. La forma de los huesos de la cara determina nuestro aspecto.

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EsfenoidesHueso en forma de murciélago

con las alas extendidas. Está situado en la base del cráneo, a ambos lados de la cabeza, y en torno a él se articulan los demás huesos del cráneo.

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Lagrimal Es un hueso muy delgado y fino

que se encuentra en el lado interno del agujero de los ojos.

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Etmoides Hueso que separa la cavidad

nasal del cerebro.

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NasalHay dos huesos nasales

enfrentados. Juntos forman el puente de la nariz.

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CigomáticoEs el hueso que forma los

pómulos de la cara y los lados del agujero de los ojos. También hay dos.

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Huesos del oídoMartillo, yunque y estribo son los

tres huesecillos del oído. El estribo es el hueso más pequeño del cuerpo.

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MaxilarEste hueso aloja los dientes

superiores y contribuye a formar el techo de la boca.

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Mandíbula Hueso móvil que permite

masticar y hablar.

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Saber más…Cartílago flexible: si te tocas las

orejas o la punta de la nariz te darás cuenta de que son duros, pero flexibles. Esto se debe a que tienen cartílago en su interior. El cartílago de la nariz forma la punta que te permite oler; el de la oreja ayuda a dirigir el sonido hacia el interior.

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Columna y costillasGracias a la columna que recorre tu espalda puedes sostener la cabeza, doblarte y girar el tronco. En su interior queda protegida la médula espinal. Doce pares de costillas ancladas a las vértebras forman la caja torácica.

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La columna vertebral En la columna se apoyan un gran

número de huesos importantes: el cráneo, los omóplatos, las costillas y la pelvis. Las vértebras, los huesos que forman la columna, tienen unas prolongaciones llamadas apófisis que sirven de punto de apoyo a los músculos de la espalda y del cuello. La columna se dobla, pero el número de sus movimientos es limitado. Las vértebras están articuladas entre sí de tal manera que la columna se doble y se gire sólo hasta el límite de seguridad que evite que la médula espinal que se encuentra en su interior se lesione.

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La caja torácica En el pecho tenemos 12 pares de costillas

conectadas a las vértebras y curvadas hacia adelante. Forman una caja que protege el corazón y los pulmones. Las costillas son flexibles y se expanden cuando los pulmones se llenan de aire. Los 7 pares superiores son las costillas verdaderas y están unidas al esternón mediante el cartílago. Los siguientes tres pares son las falsas, y están unidas al esternón a través del cartílago del último par verdadero. Los dos últimos pares son flotantes, son más cortas y por delante están libres.

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Columna: por detrás las costillas se articulan con las vértebras torácicas. Esternón: duro hueso central de la caja torácica.

Costillas flotantes: algunas personas tienen 6 y otras solo 2. Lo más usual son 4. Las costillas flotantes no están unidas al esternón.

Costilla verdaderas verdaderas: las costillas se articulan mediante cartílago con el esternón.

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Vértebras y discos Las vértebras tienen dos partes principales: el cuerpo vertebral, por

delante, más macizo, y el arco neural, por detrás, que tiene en su interior un agujero por el que pasa la médula. De este arco salen dos prolongaciones a los lados (apófisis); a ellas se agarran los músculos. Las vértebras no se tocan entre sí, sino que poseen un disco o almohadilla cartilaginosa entre ellas que las mantiene unidas pero a la vez les permite cierto movimiento. Los discos intervertebrales también funcionan como “amortiguadores”. Cuando saltamos o giramos, los discos evitan quelas vértebras choquen y se dañen.

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Como ha evolucionado nuestro cráneo

El cráneo de nuestros ancestros era muy distinto al nuestro. Empezó siendo el de un mono que andaba a cuatro patas y ha ido cambiando a lo largo de millones de años para llegar a ser como es ahora.

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Del mono al hombre A lo largo de millones de años de historia, los esqueletos humanos han

experimentado grandes cambios: la pelvis, los pies, la longitud de los brazos, la forma de algunos dedos… todo ha evolucionado, aunque los mayores cambios han tenido lugar en el cráneo. Una de las principales diferencias entre el esqueleto de Australopitecos y el nuestro (Homo sapiens) es la mayor capacidad craneal debido a un aumento del tamaño del cerebro. Además, el Homo sapiens tiene la cara más achatada: la barbilla ha retrocedido y la frente está más marcada. Nuestra especie tienen los dientes más pequeños, sobre todo los colmillos, pues se han adaptado a una nueva dieta. Nuestra columna vertebral adquirió ciertas curvas en las zonas lumbar y torácica que nos permiten caminar erguidos, sin tambalearnos.

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Australopitecos Las distintas especies de este género vivieron hace

entre 3 y 4 millones de años. Tenían una capacidad craneal pequeña (450 cm3, su cerebro era una tercera parte del nuestro) y una cara marcadamente prominente, sin frente y con una gran mandíbula.

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Homo habilis Esta especie es la primera perteneciente al mismo

género que nosotros (Homo). Su capacidad craneal era de unos 600 cm3. apareció hace 2,5 millones de años y tenía un cráneo más redondeado y unos dientes mayores que en especies anteriores.

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Homo erectus Apareció hace unos 1,8 millones de

años y tenía una capacidad craneal de 800 – 1.100 cm3. En su cráneo se puede ver una frente más pronunciada y nos dientes más pequeños.

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Homo sapiens Nuestra especie tiene una capacidad craneal

enorme comparada con las especies anteriores: entre 1.100 y 1.700 cm3. Posee también una barbilla desarrollada, una frente alta y unos dientes adaptados a comer tanto carne como fruta y verdura.

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Las fontanelasEn los bebés los huesos del

cráneo todavía no se han soldado por completo y entre ellos existen unos espacios llamados fontanelas. Estás permiten que el cráneo se deformen durante el parto y que el cerebro pueda crecer durante la infancia hasta que el cráneo acabe de soldarse.

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Bebé

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InfanciaA los dos años de edad se cierra

completamente la última fontanela.

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AdultoLas uniones se endurecen en el

individuo adulto y pueden llegar a desaparecer en edades muy avanzadas.

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Mima tu espaldaLa columna vertebral nos permite andar y mantenernos en pie, y también soporta el peso de la cabeza. Pero, aunque tiene mucho aguante debemos cuidarla. Muchos dolores de espalda se deben a las malas posturas. La columna la tenemos detrás, no la vemos, y a menudo no nos damos cuenta de que la estamos forzando, pero es importantes cuidarla, pues los dolores de espalda son muy molestos y perjudican a la salud de todo el cuerpo.

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Buena postura= espalda sana

Muchos dolores de espalda se deben a que nos sentamos o nos mantenemos de pie en mala postura. La columna no es recta, sino que tiene unas ligeras curvas, que debemos procurar no forzar. Además, si cuidas tu columna respirarás mejor, evitarás el desgaste de las articulaciones y los ligamentos, y mantendrás los músculos fuertes. Cuida tu espalda controlando tus movimientos diarios: al recoger algo del suelo, sobre todo si es muy pesado, flexiona las rodillas y mantén la espalda lo más recta posible. Nunca levante un objeto demasiado pesado, ya que la columna y la musculatura de tu tronco se pueden lesionar.

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Mal sentado:A menudo nos sentamos mal sin ser conscientes de ello. En esta posición, la espalda no tiene apoyo suficiente en la zona de las curvas y los discos intervertebrales quedan forzados. La musculatura de la espalda debe realizar entonces un esfuerzo extra para compensar el peso. Tarde o temprano este mal hábito acaba provocando dolores.

Bien sentado:Si te sientas con los pies bien apoyados en el suelo y la espalda recta contra el respaldo, la columna no sufre. Si estás ante una pantalla mantén la mirada recta, a una distancia fija frente a ella. También te convienen evitar las mesas bajas que te obligan a inclinarte y a perder la buena postura.

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La mochila mal puesta:Cuando llevamos la mochila muy cargada de libros es fácil adoptar, sin querer, una mala postura: la espalda se arquea y el excesivo peso se concentra en la zona baja de la columna. Con frecuencia esto provoca dolores lumbares y de cuello. Puedes observar como esta postura puede provocar el desarrollo de un poco de joroba.

La mochila bien puesta:La mejor manera de llevar la mochila es en el centro de la espalda, ni demasiado alta ni demasiado baja, colgada de ambos hombros (nunca de uno sólo) y, si pesa mucho, abrochada mediante una cinta a la cintura. Al caminar tu cuello debe estar recto, mirando hacia delante, con la espalda y el tronco también rectos.

El 80 % de la población

sufre dolores de espalda en

algún momento

de su vida.

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La espalda por dentroCuando los médicos quieren ver la columna vertebral cuentan con distintas máquinas que les proporcionan imágenes del interior. Con estas técnicas pueden detectar lesiones y enfermedades sin necesidad de cirugía.

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Radiografías: Mediante la emisión de rayos X, radiaciones que atraviesan la piel y los músculos, se fotografían los huesos.

Resonancia magnética: La RMN usa un campo magnético para crear imágenes de los órganos de los tejidos y de los huesos.

Tomografía (CT o TAC): El TAC es una serie de imágenes de rayos X de la columna hechas como rebanadas de un trozo de pan.