Los Grandes Contaminadores que Financian La Cop21

CORPORATE ACCOUNTABILITY INTERNATIONAL1 LEÑA AL FUEGO

LEÑA AL FUEGO: LOS GRANDES CONTAMINADORES

QUE FINANCIAN LA COP21 El 30 de noviembre de 2015, todo el mundo se reunirá en Paris para negociar un nuevo tratado para enfrentar el cambio climático. Organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la 21a Conferencia de las Partes (COP21) buscará un acuerdo jurídicamente vinculante sobre la acción climática, a saber, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por todos los países del mundo. Sin embargo, con los mayores contaminantes industriales utilizando sus enormes capacidades de financiación para influir la política climática a cada paso, ¿cómo se puede asegurar un acuerdo significativo? La urgencia del momento es innegable: Los síntomas del cambio climático ya son omnipresentes en las sequías, las inundaciones, las olas de calor, los incendios, y la acidificación de los océanos que amenazan tanto los ecosistemas del mundo como la sociedad humana. Sin acción inmediata y de gran alcance para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el caos climático es una certeza.1 Las corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones en los países más ricos del mundo han causado la crisis climática.2 La gente más pobre del mundo, sin embargo, asumirá las consecuencias desmesuradamente.3 Nuevos patrones climáticos de desastres naturales, inundaciones costeras, malas cosechas, y enfermedades epidémicas amenazarán la vida de cientos de millones de personas en los países globales del Sur.4 El mandato de la CMNUCC de mitigar el cambio climático por medio de un tratado jurídicamente vinculante y universalmente ejecutable es, por lo tanto, más que una necesidad ambiental; es un imperativo social y moral. Increíblemente, mientras la CMNUCC prepara la reunión, los intereses corporativos responsables de impulsar la crisis son los mismos que han sido incluidos como “partes interesadas” oficiales, tanto en la organización de las reuniones como en el proceso de negociación.5 La COP21 está siendo patrocinada y financiada por grandes corporaciones transnacionales con intereses fuertes en las industrias de los combustibles fósiles y las altas emisiones, y con un historial establecido de interferir con el desarrollo de la política ambiental en todos los niveles de gobernanza. El patrocinio corporativo de la COP21 crea un conflicto de interés peligroso en tres aspectos claves. Primero, muchos de los patrocinadores cuentan con grandes inversiones en petróleo, gas, carbón, y otros sectores contaminadores de los combustibles fósiles, y tienen un interés creado en obstaculizar o debilitar cualquier acción verdaderamente en contra del cambio climático. Segundo, al


permitir que estas corporaciones patrocinen las conversaciones, la CMNUCC y sus gobiernos miembros dejan que estas corporaciones responsables de causar la crisis climática armen una fachada verde sin implementar el menor cambio significativo en sus operaciones contaminadoras. Finalmente, al ceder a estas corporaciones un rol privilegiado en las negociaciones, la CMNUCC corre el riesgo de ratificar un acuerdo que preste apoyo más al lucro que a la gente y al planeta. Para exponer estos conflictos de interés, este informe esquematiza y analiza los crímenes climáticos y los esfuerzos perniciosos de cabildeo por parte de los patrocinadores corporativos oficiales de la COP21, particularmente Engie (anteriormente GDF Suez), Électricité de France (EDF), BNP Paribas, y Suez Environnement. Este informe revela los antecedentes de interferencia que tienen estos patrocinadores en el establecimiento de la política ambiental, los cuales se demuestran en una variedad de tácticas solapadas; sus intereses creados en prácticas industriales de altas emisiones; su integración mundial con otras corporaciones y sectores industriales que se benefician de inversiones perjudiciales para el ambiente; y sus esfuerzos de pintar de verde sus motivos de lucro y crímenes climáticos con nuevas prácticas de relaciones públicas de “responsabilidad social y ambiental corporativa”. De este modo, el informe fortalece el argumento en favor de excluir los grandes contaminadores de las conversaciones climáticas globales debido a inherentes conflictos de interés. A la vez, revela la manera en que organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales por todo el mundo se esfuerzan en colaborar con los delegados para restablecer las negociaciones multilaterales en la COP21. A partir de éxitos ya cumplidos, incluido el Artículo 5.3 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, van construyendo una barrera entre la CMNUCC y la influencia indebida de los grandes contaminadores corporativos.

Captura corporativa de la COP21

La influencia corporativa ha predominado dentro de la CMNUCC. En la COP21, algunos de los mayores contaminadores industriales de Francia servirán como patrocinadores financieros oficiales. 6 Corporaciones de altas emisiones del mundo entero han gozado de la condición de observador en las reuniones gracias a sus asociaciones comerciales, y grandes contaminadores industriales y grupos de cabildeo empresariales poseerán una presencia formidable dentro de las delegaciones de gobiernos nacionales. Como resultado, todo el proceso de la CMNUCC corre el riesgo de obstrucciones, desvió, o cooptación por parte de contaminadores corporativos transnacionales. De hecho, aunque las reuniones no han comenzado todavía, las corporaciones transnacionales se han asegurado la capacidad de influir o establecer los términos de cualquier tratado potencial luego de décadas de


El resultado ha sido 20 años de inacción deliberada—para que las corporaciones sigan, sin reglamentaciones, con la extracción de combustibles fósiles y la contaminación.

entrometerse en el proceso de la formulación de las políticas. El patrocinio oficial de la COP21 por grandes corporaciones francesas, la mayoría de las cuales son contaminadores globales de los combustibles fósiles, es un ejemplo indudable del conflicto de interés que existe entre los intereses corporativos creados y las necesidades políticas de las Partes de la CMNUCC. Sin embargo, aunque el patrocinio comercial es el símbolo más visible de la interferencia corporativa en la COP21, es síntoma de problemas endémicos e insolubles de la interferencia corporativa en la política climática mundial.

Veinte años de inacción traídos a usted por…

Después de dos décadas de negociaciones, la CMNUCC se ha encontrado incapaz de realizar acciones significativas respecto al cambio climático. La falta de éxito de 20 cumbres climáticas hasta la fecha se ha correspondido al aumento dramático en las tasas de emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, a partir de 1988, se ha generado más de la mitad de todas las emisiones industriales de los combustibles fósiles, aumentando la posibilidad de cambio climático irreversible.7 La incapacidad de la CMNUCC de negociar un tratado multilateral se debe, en parte, a la estructura de poder entre los estados y las corporaciones transnacionales. A medida que la economía mundial ha sido globalizada, corporaciones transnacionales han “captado” cada vez más estados por medio de ejercer influencia inequívoca sobre la inversiones, la producción, y el empleo en todos los niveles de la actividad económica, impulsando que los estados ajusten sus políticas en el sentido pro-corporativo. Respecto al cambio climático, esta captura ha resultado en la postergación de acciones necesarias en la política climática por parte de muchos gobiernos del Norte global, con el fin de proteger los intereses globales de las industrias más contaminadoras.

La inacción mundial frente al cambio climático es también consecuencia de interferencias políticas y económicas por parte de la industria de los combustibles fósiles. Por décadas, corporaciones, como ExxonMobil y Shell, han realizado campañas sofisticadas y eficaces de negación y engaño sobre el

cambio climático. 8 Para socavar el progreso de la política climática y para asegurarse del beneficio propio, han empleado una gama de tácticas de interferencia, incluidas las contribuciones financieras, corrupción y cabildeo, campañas de relaciones públicas, litigio y amenazas legales, el financiamiento de ciencia basura, la emisión de declaraciones contradictorias, y el patrocinio de grupos de fachada, think tanks, y asociaciones comerciales para ocuparse de su trabajo sucio. 9 A través de estos esfuerzos, las corporaciones—basadas


principalmente en el Norte global—han podido capturar y dictar las posiciones y acciones acerca de la política climática de gobiernos por todo el mundo. Las mismas corporaciones también han intervenido en los procedimientos y las operaciones de la CMNUCC. A partir de las primeras reuniones de la COP, corporaciones transnacionales y sus asociados grupos de cabildeo empresarial se han posicionado para socavar o influir cualquier tratado climático potencial.10 Lo han logrado directamente por medio de patrocinios comerciales oficiales y la clasificación de grupos de interés corporativo como miembros de la “sociedad civil” en eventos de las NNUU; e indirectamente por medio de conferencias paralelas, campañas en los medios de comunicación, y cabildeo. El resultado ha sido 20 años de inacción deliberada—para que las corporaciones sigan, sin reglamentaciones, con la extracción de los combustibles fósiles y la contaminación. La asociación de corporaciones transnacionales con la CMNUCC no ha simplemente obstaculizado o impedido la acción climática significativa. También ha cambiado el enfoque de las negociaciones a soluciones basadas en el mercado, como el precio y comercio del carbono, y tecno-arreglos como la captura del carbono, la fracturación hidráulica (conocida como “fracking”), y la energía nuclear, ninguna de las cuales ha reducido emisiones a nivel global, ni estimulado inversiones bajas en combustibles fósiles en las economías nacionales que cumplen con los plazos científicos para evitar el caos climático.11 Como argumenta Joshua Galperin, director del programa de Derecho y Política Ambiental de Yale, la negación climática y las fechorías corporativas han forzado a quienes se preocupan por el futuro de nuestro planeta a comprometer sus llamamientos para una acción significativa a fin de encajar en las agendas con fines de lucro de la responsabilidad social corporativa.12 Si la CMNUCC se compromete con esta agenda, legitimará las mismas corporaciones responsables del cambio climático y la inacción global de las dos décadas pasadas.

Patrocinios de la COP: un ataque a la rendición de cuentas democrática

La interferencia corporativa en las últimas cumbres de la COP no tiene precedentes. La COP19 en Varsovia fue precedida por varios días de reuniones entre delegados de gobiernos y grandes corporaciones de altas emisiones. Grupos de cabildeo corporativos como BusinessEurope y el American International Business Council—los cuales han ejercido presión en contra de la regulación de emisiones—también participaron en estas reuniones. A la vez, el Ministro de Economía polaco unió fuerzas con la Asociación Mundial del Carbón para organizar una cumbre que promovía las ventajas del “carbón limpio”. Durante las sesiones oficiales de la COP19, la agenda favorecía a los intereses


Si la CMNUCC se compromete con esta agenda, legitimará las mismas corporaciones responsables por el cambio climático y la inacción global de las dos décadas pasadas.

Sesión inaugural de COP20 en Lima, Peru. Via Flickr,

Creative Commons, Ministerio de Relaciones Exteriores

comerciales tanto que organizaciones de la sociedad civil se retiraron en protesta.13 La COP20 en Lima fue testigo de la misma dedicación a las ganancias sobre las personas y el medio ambiente. La Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA), un supergrupo de cabildeo a favor de “soluciones” al cambio climático basadas en el mercado para corporaciones como Shell, BNP Paribas, Engie, BHP Billiton, EDF, y Chevron,14 organizó 64 eventos durante la COP20 e incluso contaba con un pabellón en el sitio de la COP. Uno de estos eventos fue una conversación pública, entre el CEO de la IETA Dirk Forrister y la Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC Christiana Figueres, que se trataba de los mecanismos basados en el mercado, un testimonio a la habilidad de los representantes corporativos de infiltrarse en los más altos niveles del proceso de diseño de las políticas.15

La contradicción innegable entre la necesidad urgente de la acción climática y la captura corporativa de la COP20 incitó protestas, incluido un bloqueo del sito de la cumbre bajo el lema “¡Cambio de sistema, no cambio climático!”16 La COP21 en Paris se perfila para exhibir el mismo ataque a la rendición de cuentas democrática—y catalizar una respuesta

intensificada de la sociedad civil. Después de que el Senado francés recortó la financiación para la cumbre, el gobierno

francés declaró que patrocinadores corporativos se responsabilizarían del 20 por ciento del evento que costará €170 millones.17 Como demuestra este informe, incluidas entre los patrocinadores están muchas corporaciones de altas emisiones que se han visto desafiadas en todo el mundo por movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil.

Trucando los dados Corporaciones transnacionales se han esforzado en preparar los resultados de Paris incluso antes de que comiencen las reuniones. En mayo de 2015, una cumbre de Negocios y Clima tuvo lugar en Paris, organizada por varias agencias de las NNUU y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, cuya afiliación incluye corporaciones como Shell, BP, EDF, Engie, y Chevron.18 Solutions COP21, una gran exposición corporativa de “soluciones” al cambio climático basadas en el mercado, coincidirá con la cumbre de las NNUU en Paris. 19 Conforme con este planteamiento, el sitio web oficial de la COP21 insiste que las grandes empresas son “partes interesadas cruciales para el

diseño de soluciones eficaces.”20 Según


Pierre-Henri Guignard, el Secretario General de la cumbre de la NNUU, “estamos armando una COP amigable con los negocios.”21 Sin embargo, las corporaciones globales siguen apostando. De hecho, grupos de cabildeo corporativos promueven que las soluciones amigables con el mercado rijan cualquier tratado potencial. El 1 de junio 2015 seis grandes empresas petroleras—BG Group, BP, Engie, Royal Dutch Shell, Statoil, y Total—mandaron al Ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Laurent Fabius, y a Christiana Figueres, la Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC, una carta que llamaba a que el precio del carbono sustentara cualquier tratado vinculante.22 El 20 de octubre, veinte grandes asociaciones de empresas industriales e instituciones del mercado del carbono hicieron un llamado a la CMNUCC.23 Su carta insistía en la importancia de mercados del carbono y promovía para que los “mecanismos basados en el mercado” se incluyeran como parte de cualquier acuerdo futuro. La carta se negaba a reconocer que los precios bajos en existentes mercados del carbono no han logrado generar transiciones hacia una economía baja en carbono conforme con los plazos científicos para frenar un cambio climático catastrófico.24

Ya llegó el momento de la acción

Por dentro y por fuera de la cumbre de la COP21, corporaciones transnacionales se movilizarán y se posicionarán para capturar y dirigir las negociaciones multilaterales. Al mismo tiempo, movimientos sociales en todo el mundo desafiarán—por dentro y por fuera de las reuniones de la COP21—la influencia de los grandes contaminadores industriales. Ya llegó el momento de la acción. Bajo la mirada del mundo, los gobiernos deben ponerse de acuerdo en sacar la influencia de las corporaciones de los combustibles fósiles y otras industrias contaminadoras de las negociaciones del cambio climático. Conforme con el precedente establecido en el derecho internacional—específicamente, el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco—es posible excluir los grandes contaminadores de las cumbres de las NNUU sobre el cambio climático. Es más, es la única manera de asegurar una política fuerte y eficaz que detenga los efectos del cambio climático y nos lleve a todos hacia un futuro más justo y equitativo.

ENGIE: CONTAMINADOR GLOBAL CON COMBUSTIBLES FÓSILES

Engie, anteriormente GDF Suez, es el ejemplo emblemático del programa de patrocinio corporativo de la COP21. Con €74 billones en ingresos anuales, y con operaciones empresariales en por lo menos 70 países, Engie es el productor de energía independiente más grande del mundo.25 Ha invertido grandes sumas en varios


sectores del mercado global de energía, incluido el del carbón, y es responsable de las altas emisiones de gases de efecto invernadero que rivalizan con los de las naciones enteras de Europa. Promueve activamente las “soluciones” al cambio climático que protejan sus ganancias basadas en carbono, e intenta limpiar su historial climático al ponerse una máscara engañosa de “responsabilidad social y ambiental corporativa”. El perfil Un autoproclamado “actor mundial de la energía”, Engie posee una parte dominante del mercado de electricidad global, gas natural, y servicios de energía. En Europa, es el importador más grande de gas natural licuado, opera la red de distribución de gas más extensa, y tiene la mayor capacidad de almacenamiento de gas. Más allá de Europa, opera y financia por todo el mundo centrales eléctricas, gasoductos, y terminales de gas natural licuado.26 Se involucran el gas natural y el carbón en una enorme cantidad de las operaciones de Engie, constituyendo más de 70 por ciento de la producción energética de la corporación, comparado con aproximadamente 19 por ciento de energía derivada de fuentes renovables.27 Como patrocinador corporativo de la COP21, Engie ha publicado un compromiso con el “crecimiento responsable” y ha prometido buscar “energía sostenible” y la “mitigación y adaptación del cambio climático”.28 Con estos fines, Engie respalda Solutions COP21, la exhibición corporativa para “mostrar soluciones climáticas” que coincide con la cumbre de las NNUU.29 Pero el historial de Engie respecto al ambiente y el cambio climático revela algo muy distinto. Los trapos sucios: la producción de los combustibles fósiles

Para empezar, Engie ha invertido grandes sumas en operaciones emisoras de gases de efecto invernadero, con más de 131 megatones de emisiones de GEI producidas en 2014.30 Para dar mayor perspectiva, Engie produjo emisiones equivalentes a, o más altas que, las de países enteros como Bélgica, Grecia, o Austria.31 Aunque Engie ha reducido mínimamente su tasa de emisiones de dióxido de carbono, su estrategia empresarial oficial indica una estrategia de crecimiento global que probablemente aumente sus emisiones absolutas.32 Aumentando la infamia es el hecho de que Engie posee 30 centrales eléctricas de carbón, las cuales emiten más de 80 millones de toneladas de dióxido de carbono. 33 Diez de estas son centrales “sub-críticas” que figuran entre los contaminadores peores del mundo. 34 Antes de la COP21, Engie había planificado ampliar su red de centrales de carbón, pero la indignación de la sociedad civil, que señalaba la hipocresía del patrocinio de una cumbre climática por una corporación energética tan sucia, la obligó a anunciar que cortaría aquellas inversiones.35 Al mismo tiempo, Engie hace grandes inversiones en otra


A medida que suba el nivel del mar, el potencial de marejadas

e inundaciones aumentará. Aparece en la foto la costa de , Assateague Island después del Huracán Sandy. Via Flickr,

Creative Commons, NPS Climate Change Response

“solución” industrial no comprobada—la captura y el almacenamiento del carbono—para sus existentes centrales eléctricas, y la considera una faceta clave de la mitigación del cambio climático.36 Un vistazo fugaz a la estructura de gobernanza de Engie muestra claramente que la corporación tiene poco interés en cumplir con la palabra de sus campañas de relaciones públicas enmascaradas de verde. El comité de dirección de Engie junta ejecutivos de corporaciones de servicios energéticos como International Power, Total, y Rexel.37 También incorpora a directores del gigante industrial, Siemens AG, y del Consejo Mundial de Energía, un cuerpo energético acreditado por las NNUU, cuyos patrocinadores incluyen Alstom y Saudi Aramco,38 y que creó el nuevo Centro Mundial de Gas para promover la producción de gas natural.39 Sencillamente, los directores de Engie han invertido mucho en los intereses emisores de corporaciones mundiales, y, por lo tanto, se encuentra profundamente comprometidos con ellos. La fachada verde

Para enmascarar sus operaciones destructivas al ambiente, Engie ha firmado el Pacto Mundial de Naciones Unidas, una “iniciativa de sustentabilidad” voluntaria y corporativa que funciona efectivamente como una plataforma de relaciones públicas. 40 La corporación también participa en Caring for Climate, una iniciativa lanzada por el Secretario General de las NNUU Ban Ki-Moon en

2007, y la cual “hace hincapié en mejorar el papel de los negocios en identificar soluciones estratégicas para la

adaptación a los impactos del cambio climático sobre el desarrollo”. 41 La participación de Engie en estas iniciativas es un ejemplo más de una corporación que se posiciona como solución al mismo problema que ha generado y que sigue impulsando, a medida que se niegue a implementar cambios significativos en sus operaciones contaminadoras. Conforme con esta fachada, la corporación promueve la producción de gas natural, incluido el gas de esquisto extraído por fracking, como un combustible fósil “sustentable”, pese a investigaciones establecidas que indican que el proceso de extracción del combustible podría calificarse como más sucio que el carbón. 42 En los EEUU, Engie planifica ampliar sus operaciones de los terminales y el comercio de gas natural licuado.43 En el RU también, recién firmó un acuerdo de $39 millones para explorar un terreno de 850 kilómetros


cuadrados para la fracturación hidráulica.44 A pesar de los peligros ambientales de la extracción de gas natural por fracking, como actividad sísmica aumentada y la contaminación del agua potable en las comunidades circundantes, 45 el Director Ejecutivo de Engie, Gérard Mestrallet, habló en la Conferencia Mundial de Gas en junio de 2015, donde llamaba a una generación eléctrica que diera al gas un “lugar de privilegio”.46

El cabildeo

Además de promover soluciones falsas, Engie participa en la obstrucción de la política climática a través de varias tácticas de cabildeo. Más allá del rol activo que tuvo Engie en el cabildeo a la Dirección General de Energía de la UE,47 el oficial de inteligencia de mercados de la corporación fue parte de la delegación chilena en la COP20 en Lima, 48 y sin duda influyó las posiciones de los negociadores para que se alinearan con los intereses de la corporación. Para dar respaldo a sus actividades de fracking, Engie se sumó al Centre for Non-Conventional Carbons, un grupo de fachada corporativo para legitimizar el uso de los combustibles fósiles “no convencionales” como el gas natural.49 La corporación ha infiltrado hasta la European Science and Technology Network on Unconventional Hydrocarbon Extraction, una red creada por la Comisión Europea para analizar la seguridad y legitimidad de fracking como una fuente energética sustentable. El grupo ha sido criticado por tener solo un 10 por ciento de representación de la sociedad civil y más de 70 por ciento de representación de grupos y corporaciones pro-fracking, como Engie, Shell, y Total.50 La participación de Engie en el cabildeo pro-fracking se hace evidente por su membresía en International Oil and Gas Producers (IOGP), una asociación comercial que sostiene que “la producción del gas de esquisto es segura y sensata,” a pesar de la amplia evidencia que demuestra lo contrario. IOGP se jacta de “mantener un diálogo constante con el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE, y la Comisión Europea”, cosa bastante problemática dado que el mismo grupo está públicamente a favor de “aumentar la participación de sus miembros” en el Ártico.51 Engie también es miembro de la European Round Table of Industrialists (ERT), que tiene antecedentes de interferencia en la política climática de la Unión Europea. En octubre de 2013, el grupo luchó contra el aumento de 20 a 30 por ciento de la reducción objetiva de emisiones de la UE y al mismo tiempo promovía soluciones amigables con las corporaciones, como la captura del carbono y energía nuclear.52 Además de esta obstrucción, en febrero de 2014 abogó directamente a los responsables políticos de la UE para que cualquier reglamentación climática diera prioridad a “la competitividad industrial”.53 Quizás el ejemplo más atroz de la abogacía peligrosa de la ERT es una carta mandada directamente al presidente del Consejo Europeo, el cuerpo que determina la


política general de la UE, 54 para “priorizar el gas natural dentro de la combinación energética”.55 Conclusión

Es claro que Engie pretende que las corporaciones transnacionales formen y determinen las estrategias de la adaptación al cambio climático empleando los mismos mecanismos del mercado que generó la crisis—y que todavía no han catalizado inversiones económicas bajas en los combustibles fósiles.56 Como era de esperar, a pesar de su retórica, las actividades de la corporación apuntan a mantener ingresos y cuotas del mercado—no a la descarbonización ni a la reducción significativa y correspondiente de emisiones. Dados su fachada verde y su historial del cabildeo, los responsables políticos, incluidos los delegados de la CMNUCC, deben cuestionar seriamente las intenciones verdaderas de Engie al financiar las reuniones en Paris.

ÉLECTRICITÉ DE FRANCE (EDF): ESPECULACIÓN DE CENTRALES ELÉCTRICAS

Électricité de France (EDF) es otro contaminador mundial y sin remordimientos entre los patrocinadores corporativos de la COP21. La compañía mantiene activos en toda clase de generación eléctrica, emite megatones de dióxido de carbono en sus centrales de

energía sucia, y tiene antecedentes demostrados de interferir en iniciativas de la política pública. Con baja credibilidad en muchos aspectos, la corporación no tiene lugar en la cumbre de la COP21.

Perfil

Como una de las empresas más grandes del mundo de los servicios eléctricos, EDF ganó €72.9 billones en ingresos en 2014. La empresa participa en todos los sectores de la industria eléctrica, como generación, transmisión, distribución, y marketing. También es el principal operador nuclear del mundo.57 EDF depende de sus enormes apuestas en la energía nuclear para enmascarar su historial ambiental. Tras el sesgo verde, EDF tiene grandes inversiones en la economía de los combustibles fósiles. En 2014, la corporación produjo 64 megatones de dióxido de carbono, ocho de los cuales fueron producidos en Francia, con el resto emitido por subsidiarias en todo el mundo. 58 Esta “deslocalización” de las emisiones de gases de efecto invernadero por inversiones extranjeras directas socava la historia de transformación verde que EDF pretende en países como Francia.


Las inversiones que tiene EDF en la industria mundial de carbón revelan la hipocresía de la corporación respecto al cambio climático.

Los trapos sucios: inversión en carbón

Las inversiones que tiene EDF en la industria mundial de carbón son responsables de las altas emisiones de gases de efecto invernadero—y revelan la hipocresía de la corporación respecto al cambio climático. La compañía opera 11 centrales de carbón en Europa y cinco en China que juntas generaron más de 69 megatones de dióxido de carbono en 2012. Para dar mayor perspectiva, las emisiones de estas centrales fueron mas altas que las totales emitidas por países enteros como Austria (64,7 megatones) y Colombia (67,4 megatones).59 Del mismo modo, EDF opera dos centrales eléctricas en el Reino Unido cuyas emisiones forman un 13 por ciento de las emisiones totales de la generación eléctrica del RU. Las mismas centrales figuran entre las 30 más contaminadoras de Europa.60 No cabe duda por qué la central de carbón de EDF en Nottinghamshire se ha convertido en un enfoque de indignación de la sociedad civil. En 2014, docenas de personas bloquearon y ocuparon un tren que llevaba carbón a la central. Sus acciones echaron luz sobre el uso de carbón sucio por EDF, y la complicidad del gobierno del RU en el cambio climático a través de las subvenciones a la industria de carbón y una política pública que prolongaba la supervivencia de centrales de carbón en el país.61

En marzo de 2015, científicos en la Universidad de Oxford publicaron un informe sobre cien compañías cuyas centrales de carbón “sub-críticas” son las menos eficaces—y por lo tanto las más contaminadoras—del mundo. Cuatro de las centrales de EDF

aparecían en la lista: dos ubicadas en Francia y dos en el RU.62 Aunque EDF señala a la clausura de muchas de sus centrales de carbón en Francia como evidencia de su compromiso en cuanto al cambio climático, sigue invirtiendo en centrales en Europa del Este y en China.63 En 2016, EDF tiene previsto construir una central en la provincia de Guangxi con China Datang Corporation. EDF poseerá una cuota de 49 por ciento en la nueva compañía, la cual construirá y gestionará la central con costo estimado de €900 millones.64 Los trapos sucios: inversión en gas

Aunque las centrales de carbón constituyen las emisiones más sucias de EDF, plantas de gas también son activos de la cartera. En el RU, la planta en West Burton perteneciente a EDF se ha convertido en un punto álgido.65 De hecho, la


sociedad civil ha emprendido una campaña exitosa de “No Dash for Gas” que se enfoca en la planta.66 Activistas se oponen a la planta con el argumento de que aumentará el consumo de los combustibles fósiles y la producción de gas de esquisto, avanzando las emisiones de gases de efecto invernadero. Como otros gigantes corporativos, EDF ha respondido con acciones legales de alto riesgo. Después de que individuos de la campaña “No Dash for Gas” ocuparon la planta de West Burton en octubre de 2012, la compañía solicitó la indemnización por daños, por un valor aproximado a £5 millones, con la meta de disuadir futuras protestas. Sin embargo, ante el clamor público, EDF abandonó el juicio.67

La fachada verde y el cabildeo

EDF intenta redimir sus inversiones en carbón y gas por sus participaciones en la energía nuclear. Aunque las centrales nucleares de EDF son libres de carbono en el punto de operación, representan una forma muy cara y centralizada de energía, y llevan años de construcción durante los cuales otras fuentes renovables podrían ser empleadas—en particular, la energía eólica y solar. La energía nuclear también es relacionada con peligros sociales, ambientales, y sanitarios y puede presentar riesgos significativos a la seguridad nacional. Finalmente, la extracción, transporte, almacenamiento, y procesamiento del uranio requieren el uso del carbono y hacen más daño al ambiente y a la salud humana que ningún subproducto del consumo de los combustibles fósiles.68 Las actividades nucleares de EDF también han sido vinculadas a cabildeo secreta. En 2010, EDF participó en una campaña de política secreta para reducir el impuesto de la eliminación de desechos nucleares en el RU.69 Un conflicto de interés también surgió en el proceso de aprobación de la central nuclear Hinkley Point C en Somerset, RU. En particular, expertos nucleares con pensiones de EDF participaron en la revisión de seguridad oficial de la propuesta de inversión de la compañía.70 En 2014, EDF también fue acusada de retener información crítica respecto a la clausura de la central nuclear en Dungeness por dudas sobre la fortaleza de la playa de guijarros entre la central y el océano.71 EDF y otras empresas energéticas en el RU también han formado fuertes lazos con el Partido Conservador—por ejemplo, a través de donaciones políticas y varias reuniones personales con Primer Ministro David Cameron.72 EDF participa en interferencia política en otros foros también. Gastó más de €3

millones en cabildeo a la UE en 2014, y es miembro asociado del European Energy Forum, que consulta con miembros del Parlamento Europeo sobre votos de legislación.73 Finalmente, aunque EDF dice estar “comprometido con un mundo


descarbonizado”, 74 participa en varias asociaciones comerciales que han trabajado en obstruir la acción sobre el cambio climático. Es miembro de BusinessEurope, donde se une a los gigantes de los combustibles fósiles como BP, ExxonMobil, y Shell en su cabildeo en contra de la acción climática.75 La organización ha públicamente apoyado un acuerdo firme en Paris, aunque al mismo tiempo argumenta en contra del objetivo de reducción de emisiones en Europa, sosteniendo que “un objetivo vinculante no es la mejor manera de hacerlo y puede aumentar costos”.76 BusinessEurope entregó recomendaciones formales a la UE en su marco para la energía y la política climática 2030. En la entrega, el grupo decía que el sistema de comercio de emisiones en Europa es “la herramienta principal para reducir emisiones industriales” y que el continente debería “ser más positivo ante el gas de esquisto”. Una de las siete recomendaciones principales que BusinessEurope aporta es “la eliminación gradual del apoyo del despliegue en el mercado de energía producida por fuentes renovables”, sosteniendo que los precios de energía renovable “no son viables para la economía de la UE”, a pesar de evidencia reciénte de la Agencia Nacional de la Energía de que los precios de la energía eólica y solar han bajado notablemente en los últimos cinco años.77 EDF también es miembro de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones,78 el supergrupo de cabildeo para los esquemas del comercio del carbono, que ha despachado a miles de cabilderos a cumbres previas de la COP para promover el comercio del carbono como una solución al cambio climático amigable con el mercado, y que puede atribuirse el éxito de varios mecanismos del mercado en el ya difunto Protocolo de Kyoto.79

Conclusión

El historial de EDF en una diversidad de archivos ambientales—carbón, gas, centrales nucleares—debería descalificar la empresa para cualquier rol—simbólico o material—en la COP21. Las estrategias empresariales y las campañas de relaciones públicas de la corporación precisan dos realidades: la primera, el mundo real, donde EDF es una de los contaminadores más grandes y nefastos, y la segunda, un país de fantasía de las campañas de relaciones públicas, en donde se preocupa profundamente por el futuro del planeta y se esfuerza sinceramente en ser parte de la solución. A diferencia de EDF, delegados y responsables políticos se encuentran obligados a operar en el mundo real y deben tomar acción en contra de este delincuente climático. Para empezar, EDF y sus grupos de comercio deben ser expulsados de la COP21.

BNP PARIBAS: EL FINANCIERO DE LA ENERGÍA SUCIA

Si la COP21 resulta ser un hecho consumado para los grandes negocios, BNP Paribas sin duda


En Francia, la corporación proporcionó una mitad del apoyo financiero—aproximadamente €30 billones—a la industria francesa de carbón entre 2005 y 2014.

1 El

año pasado, BNP Paribas fue la vigésima fuente más grande de financiamiento para las mayores centrales de carbón en el mundo.

tomará una parte del crédito. Con billones de dólares de activos en la industria de los combustibles fósiles, este gigante bancario mundial tiene muchos motivos para seguir con lo habitual. Sus antecedentes de financiar la contaminación de los combustibles fósiles y sus esfuerzos superficiales de enmascarar su culpabilidad climática con iniciativas “voluntarias” lo hacen el candidato ideal para el patrocinio sucio de la COP21. El perfil

Con presencia en 75 países, BNP Paribas es el séptimo banco más grande del mundo.80 En 2014 registró €39.2 billones en ingresos.81 Formado por una fusión de Banque Nationale de Paris (BNP) y Paribas, es un banco mundial que opera tanto en los servicios bancarios minoristas como en las fianzas corporativas e institucionales. Con semejantes capacidades, se encuentra al ápice del capital financiero transnacional.82 Aunque BNP Paribas se presenta como una corporación responsable, la verdad es que su división bancaria corporativa e institucional se vincula económicamente con las industrias de las combustibles fósiles y las altas emisiones que son las responsables del cambio climático. Según sus registros, los combustibles fósiles formaron 59,5 por ciento de la combinación eléctrica financiada por BNP Paribas en 2014. Este año, la corporación ha registrado que el carbón forma 23,5 por ciento de sus inversiones eléctricas, el gas 28,2 por ciento, petróleo 7,8 por ciento, nuclear 17,2 por ciento, y renovables 7,5 por ciento.83 Los trapos sucios: el financiamiento de carbón

El banco debe la mayor parte de su mala fama al financiamiento de carbón. Aunque el carbón es responsable del 44 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, 84 BNP Paribas confiesa que, “como proveedor de servicios financieros, el banco estaría dispuesto a apoyar a compañías/países que deseen desarrollar sus plantas de energía producida por carbón”.85 BNP Paribas justifica sus inversiones altas en carbono como un forma de “electricidad económica y fiable” para el “desarrollo económico”. Este razonamiento vacío se propaga también en la industria misma, con campañas como la de “Energía Avanzada para la Vida” de Peabody Energy y por el concepto ya penetrante de “pobreza energética”.86 En Francia, la corporación proporcionó la mitad del apoyo financiero—más de €15,5 billones—a la industria francesa de carbón entre 2005 y 2014.87 El año

pasado, BNP Paribas fue la vigésima fuente más grande de financiamiento para las mayores centrales de carbón en el mundo.88 En 2014, tuvo $1.52 billones en


inversiones, relacionadas con carbón, en compañías como Anglo American, ArcelorMittal, BHP Billiton, y Glencore.89 Como era de esperar, el banco tiene lazos económicos con muchas centrales de carbón. Entre ellas está la central de 4.000 de megavatios Tata Mundra en Gujarat, India. Aparte de aumentar las emisiones del carbono, la central hará daño al ecosistema costal y a las comunidades en su entorno, según el pronóstico de una investigación del Banco Mundial sobre los efectos sociales y ambientales del proyecto.90 Este noviembre, pescadores y campesinos del noroeste de la India entablaron un juicio contra la Corporación Financiera Internacional, el sector de inversión privada del Banco Mundial, en un tribunal federal estadounidense por los efectos perjudiciales del proyecto y el apoyo que le brindaba el Banco Mundial.91 BNP Paribas también ha financiado dos centrales eléctricas de carbón en Sudáfrica—las centrales Kusile y Medupi. Una vez completadas, éstas figurarán entre las más sucias del mundo por su capacidad y sus emisiones del carbono.92 Entre 2005 y 2013, BNP Paribas también suscribió €34,7 millones en cuotas y bonos para la mina de carbón Kaltim Prima en Indonesia. Como una de las minas más grandes del mundo, Kaltim Prima se culpa de deforestación, desplazamiento de la población, contaminación del agua, y contaminación atmosférica y acústica.93 Los trapos sucios: la extracción de arenas petrolíferas

La posición del banco sobre la extracción de arenas petrolíferas exhibe el mismo compromiso primero con el lucro, luego con el planeta. En su declaración acerca de las arenas petrolíferas, BNP Paribas escribe que el banco “podría respaldar a compañías dispuestas a desarrollar reservas de arenas petrolíferas de manera equilibrada y responsable”.94 Con esto ignora la energía extraordinaria requerida para la extracción de este petróleo y el efecto ambiental devastador, por no mencionar las emisiones que resultan de la combustión de uso final.95 De hecho, por casi cinco décadas, BNP Paribas ha invertido en las arenas petrolíferas de Canadá.96 En la tierra, las arenas petrolíferas contienen el doble de la suma de dióxido de carbono emitido previamente por el consumo mundial de petróleo. Por eso, el renombrado científico climático James Hansen plantea que si BNP Paribas y otras empresas bancarias y energéticas siguen explotando las reservas, “será el final de juego para el clima”.97 La fachada verde y el cabildeo

Con tantas inversiones en la energía sucia, BNP está desesperado por una fachada verde y una imagen fabricada por medio de una estrategia de relaciones públicas. Como patrocinador oficial de la COP21, la compañía ha publicado su


James Hansen plantea que si BNP Paribas y otras empresas bancarias y energéticas siguen explotando las reservas, “será el final de juego para el clima”.

compromiso con varias normas voluntarias, como el Carbon Disclosure Project, los Principios de Inversión Responsable, los Principios de Ecuador, el Pacto Mundial de Naciones Unidas, y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, entre otros.98 La compañía también ha publicado varios informes ambientales, declarando sus directrices para inversiones en centrales de carbón, en producción de arenas petrolíferas, y en energía nuclear.99 En el pasado, BNP Paribas ha lanzado campañas de relaciones públicas—a través de los medios de comunicación, conferencias, y think tanks financiados—sobre su compromiso con la responsabilidad social y ambiental corporativa.100 Como otros gigantes corporativos, BNP Paribas promueve “soluciones” al cambio climático basadas en el mercado y en la tecnología. Por ejemplo, respecto al financiamiento de carbón, argumenta que “hay que encontrar un equilibrio entre la necesidad de aumentar el acceso a la electricidad…y la necesidad de reducir el CO2”.

101

Desde esta perspectiva, la compañía afirma que “las mejores tecnologías disponibles deberían promoverse para mejorar la eficacia de centrales de carbón y disminuir su huella ambiental”. 102 Aparte de ignorar las limitaciones de las tecnologías de la captura

del carbono y la evidencia indudable en contra del concepto de carbón “limpio”,103 el argumento a favor de soluciones eficaces no puede garantizar que las nuevas tecnologías eviten la producción ampliada—y con ésta, mayores emisiones de dióxido de carbono. En su promoción de “soluciones” basadas en el mercado, BNP Paribas también es miembro de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones, la cual ejerce presión para el precio y comercio del carbono—y las reducciones no estrictas de emisiones—como fundamentos de cualquier tratado climático.104 Junto con otras grandes petroleras, BNP Paribas es miembro del Business Council of Australia (BCA).105 El BCA ha abogado en contra de varios aspectos de la reglamentación significativa del cambio climático; mientras tanto ha alentado soluciones basadas en el mercado. El grupo ha promovido públicamente los esquemas del comercio del carbono en Australia, entre ellos un llamado a eliminar las limitaciones a la compra de permisos internacionales de la reducción del carbono.106 Esto podría conllevar una disminución en el costo de los permisos (debido a que un suministro nacional superior disminuiría los precios), la cual sería eliminar cualquier incentivo para que las corporaciones adopten operaciones de energía limpia.107


Otro ejemplo es el cabildeo del BCA al Objetivo de Energía Renovable (RET) de Australia, destinado a suministrar 20 por ciento de energía renovable antes de 2020. Sin embargo, en 2014, el país tuvo el potencial de suministrar por lo menos 28 por ciento en el mismo periodo.108 Este impulso positivo fue visto como una amenaza a las corporaciones que forman el BCA, pues el grupo avanzó un “objetivo verdadero 20 por ciento antes de 2020” para impedir que el país lograra el objetivo renovable y asegurar que siguiera dependiente de la energía sucia.109 Finalmente, durante una charla en un foro industrial en 2014, el CEO afirmó apoyar una transición a una economía baja en emisiones apenas después de criticar duramente las moratorias de extracción de gas natural y “el alto costo de la reglamentación y planificación ambiental” sosteniendo que era “el momento cuando más necesitamos estos recursos”.110 Conclusión

Dadas sus inversiones financieras y asociaciones políticas, BNP Paribas intentará desviar la COP21 hacia “soluciones” que favorecen el lucro. Como otras corporaciones transnacionales con un interés creado en el capitalismo del carbono, BNP Paribas brinda campañas de relaciones públicas tramposas y participa en el cabildeo político para maximizar sus beneficios de los combustibles fósiles. Como patrocinador oficial de la COP21, BNP Paribas se ha posicionado como el financiador mundial del problema y también de la solución. Con semejante conflicto de interés y billones de dólares en juego, delegados y responsables políticos deben ver el gigante bancario tal como es: el zorro en el gallinero.

SUEZ ENVIRONNEMENT: EL LUCRO DEL CAMBIO

CLIMÁTICO

El patrocinador de la COP21 Suez Environnement es una corporación más que emplea su autoridad e influencia para socavar la política climática sólida. Propiedad en parte de Engie, 111 Suez es “proveedor de servicios

ambientales” transnacional a una variedad de industrias mundiales. Ha despertado la cólera de comunidades en todo el mundo por su posición dominante y agresiva a la gestión del agua y residuos—y por su explotación con fines de lucro del cambio climático. También promueve políticas climáticas que posibilitan sus inversiones y beneficios transnacionales. El perfil

Suez es un gigante mundial en las actividades del agua y residuos. En 2014, vio ingresos de €14,3 billones en aproximadamente 70 países.112 Es una de dos


Millones de cabezas de ganado se han muerto debido a las condiciones climáticas extremas en Mongolia. Via Flickr,

Creative Commons, Asian Development Bank

grandes transnacionales “ambientales” y vincula abiertamente el futuro desempeño de su negocio de agua y residuos con los efectos perjudiciales del cambio climático. Al mismo tiempo, Suez es uno de los mayores contaminadores y tiene inversiones en varias industrias de las altas emisiones. También promueve “soluciones” al cambio climático que prolonguen el uso de los combustibles fósiles. Suez funciona a partir de la premisa distópica de que el cambio climático está ocurriendo y que la corporación puede beneficiarse del caos climático. En sus palabras: “Estamos en los albores de la revolución de recursos. En un mundo que se enfrenta al fuerte crecimiento demográfico, la urbanización descontrolada y la escasez de recursos naturales, obtener, optimizar, y renovar recursos es fundamental para el futuro”.113

En este contexto, Suez se ha enfocado en los suministros de agua para la mercantilización y el beneficio. De hecho, con el estrés y las interrupciones que el cambio climático impone al ciclo y suministro de agua, Suez se jacta de haber “dominado por completo cada paso de los ciclos de agua y residuos, lo cual permite la aplicación de sinergias comerciales y tecnológicas a todas las

actividades”. 114 Además, su estrategia empresarial es maximizar “la cadena de valores” del ciclo de agua.115 Mejor dicho, la corporación ha diseñado un modelo de negocio basado en el control y la explotación del agua a cada paso. Hasta la fecha, Suez opera 1.100 plantas de producción de agua potable y 2.200 plantas de tratamiento,116 por las cuales controla el acceso al agua de 92 millones de personas, la mayoría de las cuales viven en áreas del mundo afectadas por escasez de agua y estrés hídrico.117 Para ampliar su alcance, la corporación tiene una estrategia de crecimiento internacional, “particularmente en los países que brindan un alto potencial de crecimiento en actividades ambientales”.118 Leída entre líneas, esta estrategia implica la identificación de las zonas en donde el agua ya es, o podría resultar en ser, más valiosa por escasez. Por si acaso, Suez ha buscado la privatización de los sistemas de agua pública.119 Los trapos sucios: las guerras del agua


El legado de los esquemas de Suez para privatizar el agua ha sido catastrófico—y pone en cuestión la credibilidad de la corporación respecto a otros temas ambientales, en particular el cambio climático. Por ejemplo, en los años 1990, Suez compró el sistema de agua de Yakarta por un acuerdo no transparente bajo el gobierno del entonces Presidente Suharto. Suez no mejoró los servicios de agua, pero se aumentaban los precios continuamente. Recién, luego de una larga campaña de la sociedad civil, el alcalde de Yakarta anunció que las autoridades municipales reclamarán los servicios de agua.120 La misma dinámica política ocurrió en La Paz, Bolivia, donde movimientos de masas lograron reclamar los servicios de agua privatizados de una subsidiaria de Suez, la cual había aumentado las cuotas de conexión a más de 75 por ciento del ingreso anual promedio, sin cumplir con los objetivos de la cobertura de servicios de agua.121 Como respuesta a esos desafíos, Suez ha utilizado la acción legal punitiva. En Buenos Aires, logró demandar por daños un valor de $405 millones al gobierno argentino por la rescisión de un contrato de la concesión de agua y saneamiento en 2006. 122 Del mismo modo, en Rockland County, NY, la subsidiara de Suez United Water emprendió acciones legales para recibir $56,8 millones de los residentes locales, cuya oposición política impedía la realización de una inversión de $153 millones para desalar y distribuir el agua fluvial.123 Los trapos sucios: delincuencia de carbono

Suez reconoce el vínculo entre el cambio climático y el estrés hídrico, y afirma que apoyará “la lucha en contra del cambio climático”, que “limitará los impactos de actividades corporativas”, y que “protegerá y garantizará la seguridad del agua”.124 Mientras tanto, Suez minimiza su historial de contaminación de los combustibles fósiles. En total, su negocio de residuos emitió 5,961,827 toneladas equivalentes de C02 (76 por ciento de las emisiones totales de la compañía), y su negocio de agua y tratamiento emitió 1,921,934 toneladas equivalentes de CO2 (24% de las emisiones de la compañía).125 Las emisiones de la corporación de gases de efecto invernadero solamente en Europa, 4.6 megatones equivalentes de CO2 en 2014, se comparan con las de países de bajos ingresos como Grenada, Yibuti, y las Islas Salomón.126 Los trapos sucios: inversiones en los combustibles fósiles

Grandes inversiones en arenas petrolíferas y en industrias petroquímicas de altas emisiones disminuyen más todavía la credibilidad que brinda Suez a las conversaciones climáticas. Su subsidiaria Degrémont trata el agua usada en el drenaje por gravedad asistido con vapor de las operaciones de arenas petrolíferas en el oeste de Canadá.127 A través de la compra por Degrémont en


2014 de Process Group de Australia, la corporación busca crecer en los mercados industriales de agua, como deshidratación de gas, endulzamiento de gas, tratamiento de agua producida, y gestión de arenas.128 En 2015, la compañía abrió una oficina en Houston, Texas, para acceder a las industrias petroquímicas, petroleras, y eléctricas de la ciudad. Con esto, Suez ha sido contratado por el gigante petroquímico Sasol para diseñar y suministrar sistemas de tratamiento de agua bruta y aguas residuales para un complejo de cracking de etano y derivados en Louisiana, con valor de $8.1 billones.129 Consideradas estas inversiones, no es de sorprender que el comité de dirección de la compañía una a varios individuos con lazos fuertes a industrias contaminadoras. Por ejemplo, Judith Hartmann de Engie, Alain Chaigneau y Isabelle Kocher forman parte del comité de Suez. También están Harold Boël de Sofina (un holding de inversiones con participaciones en materiales industriales avanzados) e Isidro Fainé Casas de Caixabank (un banco universal con participaciones en la empresa de petróleo y gas Repsol).130 La fachada verde y el cabildeo

Para enmascararse de verde, la corporación públicamente sostiene apoyar “la firma de un tratado climático ambicioso” en la COP21, pero se esfuerza en buscar soluciones basadas en el mercado—sobre todo, un acuerdo sobre el precio del carbono.131 Con este fin, respalda la iniciativa “Put a Price on Carbon” del Banco Mundial132 y es miembro de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, y el Centre for Non-Conventional Carbons.133 También patrocina Solutions COP21, la exposición corporativa que coincide con la cumbre de las NNUU.134 El director técnico de soluciones industriales ha discutido la participación de la corporación en “compartir experiencia y métodos” a favor del fracking en el RU, desafiando la “resistencia fuerte de las comunidades locales” que el ejecutivo señalaba.135

Conclusión

Para Suez, el cambio climático es una oportunidad para la mercantilización y control monopolístico del agua, y para nuevas inversiones en los combustibles fósiles como el gas natural. Planifica beneficiarse directamente de la escasez de agua exacerbada por un clima que va cambiando rápidamente. Y, a pesar de sus antecedentes, rivalizados solamente por su propietario parcial Engie, la corporación distrae al público de sus inversiones—impulsadas por el lucro y el daño al ambiente—con sus proyecciones engañosas de las campañas de relaciones públicas, que proclaman su “responsabilidad ambiental”. El paradigma de Suez, según el cual el cambio climático es una oportunidad para el beneficio, conduce toda el cabildeo y la manipulación de la corporación y debería provocar alarma entre responsables políticos y delegados. Dicha actitud


presenta un grave conflicto de interés y precisa la expulsión inmediata de la corporación, de la CMNUCC y de la política climática mundial.

CONCLUSIÓN: GRANDES CONTAMINADORES, ¡FUERA! La cumbre de la COP21 en Paris es una oportunidad para que los gobiernos se pongan de acuerdo sobre una acción real en contra del cambio climático. El momento es crítico: 2015 ha visto olas de calor sin precedentes en Europa, incendios incontenibles en Indonesia, y tormentas extremas en México y las Filipinas.136 No obstante, las mismas corporaciones responsables del cambio climático se están movilizando para obstruir, debilitar e influir la COP21 con el fin de incrementar sus beneficios a través de la explotación continua de los combustibles fósiles. Para que los gobiernos logren un acuerdo histórico, se debe prohibir el cabildeo de corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones. La CMNUCC ya ha permitido un nivel injustificable de interferencia corporativa por el programa de patrocinio corporativo de la COP21. Corporaciones francesas como Engie, Suez Environnement, Électricité de France (EDF), y BNP Paribas (entre otras), tienen grandes inversiones en los combustibles fósiles, pero han sido otorgadas una plataforma privilegiada de la cual puedan influir la cumbre de las NNUU. Estas corporaciones tienen numerosos conflictos de interés. Se benefician de las emisiones de gases de efecto invernadero, y son fuertemente vinculadas con otras corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones. Emplean campañas de relaciones públicas fraudulentas para enmascarar de verde sus historiales ambientales, y promueven soluciones falsas como fracking, captura del carbono, y otros tecno-arreglos en vez de soluciones verdaderas. Además, tienen antecedentes de interferencia con la política climática. Por eso, su presencia en la COP21 significa una sola cosa: más inacción sobre la política climática mundial.

Increíblemente, grandes contaminadores ya están obteniendo acceso a las sesiones de negociación, mientras la sociedad civil tiene la entrada prohibida. Para muchos grupos de la sociedad civil, limitaciones estrictas de acreditaciones han impedido su asistencia, mientras el


Godwin Ojo de Environmental Rights Action llama a la

expulsión de grandes contaminadores de la política climática durante un acción en las reuniones del tratado en junio.

patrocinio corporativo ha garantizado el acceso de los contaminadores. La implicación es asombrante: grandes contaminadores pueden patrocinar una

cumbre de las NNUU sobre el cambio climático, pero las personas afectadas por sus impactos se quedan afuera. Si esto ocurre, no habrá posibilidad de llegar a ningún acuerdo que responda a las necesidades de los más impactados, y detenga adecuadamente el calentamiento de nuestro planeta.

El precedente del tratado mundial sobre tabaco

Para corregir esta situación, la CMNUCC debe prohibir que las corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones participen en las conversaciones climáticas. El principio en práctica es sencillo: las industrias que se benefician de la producción o el uso de los combustibles fósiles no deben ejercer ninguna influencia sobre la política climática mundial. El conflicto de interés que existe entre los afanes de lucro de esas corporaciones y los objetivos basados en la ciencia de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero debería impedir cualquier cabildeo o interferencia corporativa en la COP21.

El precedente legal para lograr semejante protección ya existe en el derecho internacional—específicamente, en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT). De hecho, según Artículo 5.3 del CMCT, “las Partes actuarán de una manera que proteja dichas políticas contra los intereses comerciales y otros intereses creados de la industria tabacalera”.137

El precedente para las negociaciones del cambio climático es claro: corporaciones con intereses creados en los combustibles fósiles deben excluirse de cualquier proceso relacionado con la política pública. En la COP21, la introducción de este principio impediría que las corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones interfieran con el establecimiento y aplicación de reglamentaciones críticas de emisiones de gases de efecto invernadero. Quizás lo más importante, despertaría la esperanza para el medio ambiente y habilitaría a los delegados para el avance de las políticas conformes con la necesidad urgente de acción, no con la preservación del status quo del carbono catastrófico.

Unidos por la justicia climática

La COP21 debe otorgar a los gobiernos un espacio para ponerse de acuerdo sobre reducciones significativas de emisiones de gases de efecto invernadero. Estas reducciones deben coincidir con el consenso científico sobre los aumentos “seguros” de temperatura mundial, y apoyar el desarrollo verde de países en todo el mundo.


La realización de esta clase de acuerdo será posible solamente con la exclusión de las negociaciones de las corporaciones de los combustibles fósiles y las altas emisiones responsables del cambio climático. Al expulsar estas corporaciones de las conversaciones climáticas, las causas fundamentales de la crisis pueden ser tratadas, y gobiernos y movimientos sociales pueden forjar soluciones eficaces y justas. Muchos gobiernos del Norte y Sur global ya están preparados para firmar un tratado ambicioso que cumpla con estos imperativos ambientales, sociales, y morales. En Paris, serán apoyados por el movimiento de justicia climática, que incluye activistas ambientales, pueblos originarios, sindicatos laborales, grupos religiosos, asociaciones agrícolas, y muchos otros actores de la sociedad civil global. Una demanda de este movimiento es que las corporaciones transnacionales sean expulsadas de las negociaciones climáticas. El movimiento pretende lograr esto a partir de victorias pasadas de la sociedad civil global, específicamente, la campaña para expulsar las grandes tabacaleras del CMCT de la Organización Mundial de Salud. El CMCT se realizó por un movimiento internacional de las Partes y de la sociedad civil del Sur global, a donde la industria tabacalera exportaba su epidemia de muerte y enfermedad. Este movimiento fue apoyado fuertemente por organizaciones en el Norte global, donde se basaban muchas de las corporaciones. El CMCT derrocó décadas de obstrucción por la industria tabacalera, que había usado el mismo tipo de ciencia basura, cabildeo agresivo, y campañas de relaciones públicas que hoy en día emplea la industria de los combustibles fósiles.138 Hay un movimiento global en marcha para recrear el éxito del CMCT y aplicar sus precedentes a la CMNUCC. Ahora, una coalición parecida está creciendo rápidamente para desafiar la interferencia corporativa en la política climática y obligar que los contaminadores más grandes del mundo rindan cuentas por sus abusos climáticos. Una de sus demandas principales es que grandes contaminadores industriales sean excluidos de las negociaciones climáticas y del diseño de la política nacional. Es un llamado ambicioso, pero necesario y posible. Como se vio en el CMCT, cuando la gente se organiza y se une por la justicia, no hay manipulación ni interferencia política que pueda obstaculizarla. Ya que los gobiernos y la sociedad civil convergirán en Paris en una semana, ahora es el momento. El futuro del planeta—y millones de vidas—penden de un hilo.

REFERENCIAS


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Los Grandes Contaminadores que Financian La Cop21

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