LOS FRANCESES BLANCOS DE LA CHARGEURS REUNIS

1
22 DÍA DE FIESTA / I! EL DÍA, Tenerife, domingo 4 de diciembre de 1983 A LLÁ por la segunda mi- tad del pasado siglo, los servicios regulares de vapores entre puertos euro- peos y los de América del Sur estuvieron supeditados al desa- rrollo económico de las jóvenes repúblicas desgajadas del árbol hispánico. Tras la Royal Mail Steam Packet Company, los emprendedores armadores franceses se lanzaron a la aventura y, a partir de 1853, por Santa Cruz de Tenerife pa- saron las unidades de las na- vieras Gauthier, Navigation Mixte —uno, el «France», con aquella máquina que utilizaba vapores de agua y éter— Mes- sageries Imperiales y Genérale de Transports Maritimes a Va- peur. De tales empresas navieras, unas se mantuvieron en servi- cio durante pocos años en la lí- nea del'Plata y, otras, cargadas de tradición y años de buen y bien hacer, continúan luciendo sus contraseñas en la mar. En 1872, una nueva naviera; con capital de ocho millones de francos, se constituyó en El Havre —la Compagnie des Chargeurs Reunis— repartién- dose sus acciones entre peque- ños armadores del puerto cita- do y, también, entre firmas pa- risinas interesadas en la expor- tación de sus productos y en la creación de nuevos mercados, El 16 de octubre de 1872, el vapor «Belgrano» —de 2.131 to- neladas y 700 Hp.~- zarpó de Él Havre y, pocas semanas más tarde, lo hizo el «Henri IV», casi similar al anterior en tonelaje y fuerza de máquina. Ambos ha- bían sido adquiridos de segun- da mano y, de momento, cons- tituyeron la flota inicial -de la Chargeurs Renunis, naviera que un año más tarde comenzó a hacerse cargo de los nuevos y flamantes «Ville de Bahía», «Vi- lle de Río de Janeiro» y «More- no», construidos todos en los astilleros de La Seyne. La línea regular de la Char- geurs Reunis ganó en pocos El «Ville de Maranhao», primer «francés blanco» que, en julio de 1889, hizo escala en Santa Cruz de Tenerife Santa Cruz de ayer y de hoy 35 Los «franceses blancos» de la Chargeurs Reunis años merecido renombre y, pa- ra mantener el ganado presti- gio y aumentar la esfera de sus actividades, en 1877 se ordenó la construcción de dos nuevos vapores -«Dom Pedro» y «Pam- pa»— ya con bodegas refrigera- das para el transporte de car- nes y otros productos perece- deros. En su dilatada vida en la mar, ambos sufrieron graves y frecuentes averías. En agosto de 1894, el «Dom Pedro» quedó al garete por rotura del eje de la hélice y, dando al viento todo el trapo de su aparejo —lo lleva- ba de bergantín redondo— puso proa a Santa Cruz de Tenerife, puerto en el que dio fondo feliz- mente. La llegada del «Para- guay», de la misma naviera, re- solvió la situación pues, a re- molque, el «Dom Pedro» siguió a El Havre, su puerto de desti- no, donde descargó y fue repa- rado. Un año antes —abril de 1893— había arribado a Santa Cruz el «Pampa» gobernándose con un timón de fortuna, pues había perdido el suyo durante un fuerte temporal encontrado en la travesía. Ajustada y re- forzada la provisional instala- ción, el «Pampa» siguió viaje y arribó felizmente al puerto de destino. Los hechos expresados son simples, sencillas anécdo- tas en el constante ir y venir por aguas de Santa Cruz de Te- nerife de aquellos cargueros y mixtos de la Chargeurs Reunis que, con chimenea negra, fran- ja blanca y cinco estrellas rojas en ella, aquí eran conocidos por «los de las estrellas», sobrenom- bre que —como luego veremos— compartieron con otro, especial para los de la línea africana. En 1889, la Chargeurs Reu- nis obtuvo contrato del Gobier- no para, en combinación con la Fraissinet —sus barcos eran los aquí conocidos por «los france- .ses de las monjas»— crear nue- vo servicio regular a puertos del África Occidental francesa. El 5 de julio de dicho año, el «Ville de Maranhao» zarpa de El Havre rumbo a Santa Cruz de Tenerife, Dakar y otros puertos africanos. Así quedó inaugurada la nueva línea y, a partir de entonces, «los de las estrellas» en el servicio a Dakar abandonaron el severo color negro de sus cascos y adopta- ron el blanco, mucho más apro- piado para las aguas cálidas de África. Como lógica consecuen- cia, esto trajo que a los barcos de dicho servicio se les denomi- nase aquí, a la sombra de Ana- ga, con el sobrenombre de «franceses blancos», mante- niéndose tal práctica durante muchos años. De momento, estos «france- ses blancos» fueron unidades retiradas de otras líneas regu- lares —«Canarias», «Paraná- gua», «Río Negro», etc.— y así se continuó durante unos años, suplementando con los trasa- tlánticos del servicio sudameri- cano las necesidades del afri- cano. En 1901 naufragó uno de los primeros «franceses blan- cos» —el «Paraná»— y, cinco años más tarde, se entregó por por los astilleros de St. Nazaire el «Europe», de 5.000 tonela- das, 15 nudos de media y aco- modación para 250 pasajeros en tres clases; por los astilleros de la Swan, Hunter and Co. in- glesa la Chargeurs Reunis reci- bió el «Afrique» que, muy simi- lar al anterior, daba media de 17, nudos a régimen normal. Meses después, a estos tra- satlánticos se une el «Tchad» —antiguo «Cholon», de la línea a Extremo Oriente— barco que, a su capacidad para pasajeros, unía amplitud de bodegas, ne- cesaria cuando comenzaba a dar resultado la campaña agrí- cola de los colonizadores fran- ceses en tierras africanas. De este terceto de «franceses blancos», el «Europe» fue requi- sado durante la Primera Gue- rra Mundial y, artillado, agre- gado a la Marina de Guerra co- mo crucero auxiliar; los «Afri- que» y «Tchad» cooperaron en el transporte de tropas senega lesas a Francia, volviendo a di- cha tarea cuando, firmado el Armisticio, se procedió a la re- patriación de las fuerzas colo- niales. Devueltos a sus armadores —y tras necesario recorrido de casco y máquinas— los tres «franceses blancos» volvieron a la línea regular, vía Santa Cruz de Tenerife, si bien por poco tiempo el «Afrique». En la no- che del 11 al 12 de enero de 1920, fue sorprendido a lo lar- go de Burdeos por un fuerte temporal; de momento, proa a la mar pudo hacer frente a la tempestad, pero una avería en la máquina lo dejó ai garete y fue arrojado sobre unos bajos rocosos donde, destrozados sus fondos, se hundió con la mayo- ría de sus pasajeros y tripula- ción. El «Tchad» fue vendido en diciembre de 1929 y desguaza- do en Escocia, fin idéntico al que, un año más tarde, tuvo en Dunkerque el «Europe». En 1914, y poco antes de que el cañón llamara a la guerra en el mundo, se entregó por la fir- ma Ateliers et Chantiers de France el «Asie». De 8.561 tone- ladas y 16 nudos de media, te- nía acomodación para 160 pa- sajeros en primera, 80 en se- gunda e idéntico número en tercera. Su particularidad —aparte la de adoptar para el casco un gris azulado, que no el blanco tradicional— fue la de ser el primero con dos chime- neas en la flota de la Chargeurs Reunís. El 30 de mayo de 1914, el «Asie» zarpó de El Havre en viajé inaugural pero, una vez roto el frágil cristal de la paz, fue habilitado como buque-hos pital y agregado ala Marina francesa. Luciendo grandes cruces rojas en amuras y< ale- tas, intervino en la campaña de los Dardanelos —los heridos eran evacuados a Egipto— y, terminada la guerra, fue de- vuelto a sus armadores. Modernizado, el «Asie» vol- vió a sus antigua línea, si bien a partir de 1930 emprendió una serie de cruceros de turismo con escala en Santa Cruz. Una de ellas —26 de junio de 1932— fue en mes memorable desde el punto de vista del desarrollo del turismo marítimo, ya que empezó con la llegada del «Ho- meric» y siguió con las de los «Leopoldville», «Atlantis», «Orontes», «Andalucía Star», «Amerique», «Lapalnd» y «Strathnaver que, bajo la con- traseña de la P. and O., realiza- ba su primer viaje. Ya por entonces, los «france- ses blancos» no eran tales y, con el casco negro, nada les distinguía de los que hacían las líneas de Buenos Aires o Extre- mo Oriente. En 1939, con Francia r nuevo en guerra, el «Asie» af me la misma humanitaria i rea que desempeñó desde 191 a 1918. La intervención de Ita- lia en el conflicto significó su apresamiento y, rebautizado «Rossano», navegó en el Medi- terráneo bajo el tricolor de Sa- voia. El 10 de mayo de 1944 faltaban 10 días para el treinta aniversario de su viaje inaugu- ral, fue bombardeo por los alia- dos en Genova y, alcanzado de lleno, se incendio y hundió. So- bre las aguas asomó hasta el ; fin de la guerra —cuando fue desguazado— el casco del últi- mo «francés blanco» que recaló por Santa Cruz de Tenerife. Con el «Asie» terminaron los «franceses blancos» si bien, allá por los últimos años de la déca- da de los 50, dos trasatlánticos de la naviera, los «Brazza» y «Foucauld», adoptaron el blan- co para la línea africana tras una larga etapa pintados de ne- gro. Y blancos lucieron hasta que, adquiridos por la Marina de Guerra de su país, pasaron al Pacífico hasta el fin de sus días en la mar. Con muchos años de histo- ria, los barcos de la Chargeurs Reunis siguen sus tradicionales escalas en Santa Cruz de Tene- rife y, como siempre, en sus chimeneas las cinco estrellas de siempre, las mismas que —hace más de un siglo— a la sombra de Anaga lucieron los «Belgrano» y «Henri IV».— Juan A. Padrón Albornoz. SUPERMERCADO Castillo,7S.tel.281111-287309 En los precios de nuestras cestas está CESTAS Y LOT DE NAVIDAD * PARA EMPRESAS DISPONEMOS DE UNA EXTENSA VARIEDAD DE LOTES.VINOS, LICORES Y UN GRAN ATENCIÓN JUGUETERÍA LA ROSA Pone a su disposición una extensa gama de jugue- tes Nacionales y Extranjeros. Artículos de Navidad. SE HACEN RESERVAS PARA REYES Visítenos sin comoromiso

description

Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Santa Cruz de ayer y hoy", 1983/12/04

Transcript of LOS FRANCESES BLANCOS DE LA CHARGEURS REUNIS

Page 1: LOS FRANCESES BLANCOS DE LA CHARGEURS REUNIS

22 DÍA DE FIESTA / I! EL DÍA, Tenerife, domingo 4 de diciembre de 1983

A LLÁ por la segunda mi-tad del pasado siglo,los servicios regulares

de vapores entre puertos euro-peos y los de América del Surestuvieron supeditados al desa-rrollo económico de las jóvenesrepúblicas desgajadas del árbolhispánico. Tras la Royal MailSteam Packet Company, losemprendedores armadoresfranceses se lanzaron a laaventura y, a partir de 1853,por Santa Cruz de Tenerife pa-saron las unidades de las na-vieras Gauthier, NavigationMixte —uno, el «France», conaquella máquina que utilizabavapores de agua y éter— Mes-sageries Imperiales y Genéralede Transports Maritimes a Va-peur.

De tales empresas navieras,unas se mantuvieron en servi-cio durante pocos años en la lí-nea del'Plata y, otras, cargadasde tradición y años de buen ybien hacer, continúan luciendosus contraseñas en la mar.

En 1872, una nueva naviera;con capital de ocho millones defrancos, se constituyó en ElHavre —la Compagnie desChargeurs Reunis— repartién-dose sus acciones entre peque-ños armadores del puerto cita-do y, también, entre firmas pa-risinas interesadas en la expor-tación de sus productos y en lacreación de nuevos mercados,

El 16 de octubre de 1872, elvapor «Belgrano» —de 2.131 to-neladas y 700 Hp.~- zarpó de ÉlHavre y, pocas semanas mástarde, lo hizo el «Henri IV», casisimilar al anterior en tonelaje yfuerza de máquina. Ambos ha-bían sido adquiridos de segun-da mano y, de momento, cons-tituyeron la flota inicial -de laChargeurs Renunis, navieraque un año más tarde comenzóa hacerse cargo de los nuevos yflamantes «Ville de Bahía», «Vi-lle de Río de Janeiro» y «More-no», construidos todos en losastilleros de La Seyne.

La línea regular de la Char-geurs Reunis ganó en pocos

El «Ville de Maranhao», primer «francés blanco» que, en julio de 1889, hizo escala en Santa Cruz de Tenerife

Santa Cruz de ayer y de hoy 35

Los «franceses blancos» de laChargeurs Reunis

años merecido renombre y, pa-ra mantener el ganado presti-gio y aumentar la esfera de susactividades, en 1877 se ordenóla construcción de dos nuevosvapores -«Dom Pedro» y «Pam-pa»— ya con bodegas refrigera-das para el transporte de car-nes y otros productos perece-deros.

En su dilatada vida en lamar, ambos sufrieron graves yfrecuentes averías. En agostode 1894, el «Dom Pedro» quedóal garete por rotura del eje dela hélice y, dando al viento todoel trapo de su aparejo —lo lleva-ba de bergantín redondo— pusoproa a Santa Cruz de Tenerife,puerto en el que dio fondo feliz-mente. La llegada del «Para-guay», de la misma naviera, re-solvió la situación pues, a re-molque, el «Dom Pedro» siguióa El Havre, su puerto de desti-no, donde descargó y fue repa-rado.

Un año antes —abril de1893— había arribado a SantaCruz el «Pampa» gobernándosecon un timón de fortuna, pueshabía perdido el suyo duranteun fuerte temporal encontradoen la travesía. Ajustada y re-forzada la provisional instala-ción, el «Pampa» siguió viaje yarribó felizmente al puerto dedestino. Los hechos expresadosson simples, sencillas anécdo-tas en el constante ir y venirpor aguas de Santa Cruz de Te-nerife de aquellos cargueros ymixtos de la Chargeurs Reunisque, con chimenea negra, fran-ja blanca y cinco estrellas rojasen ella, aquí eran conocidos por«los de las estrellas», sobrenom-

bre que —como luego veremos—compartieron con otro, especialpara los de la línea africana.

En 1889, la Chargeurs Reu-nis obtuvo contrato del Gobier-no para, en combinación con laFraissinet —sus barcos eran losaquí conocidos por «los france-.ses de las monjas»— crear nue-vo servicio regular a puertosdel África Occidental francesa.

El 5 de julio de dicho año, el«Ville de Maranhao» zarpa deEl Havre rumbo a Santa Cruzde Tenerife, Dakar y otrospuertos africanos. Así quedóinaugurada la nueva línea y, apartir de entonces, «los de lasestrellas» en el servicio a Dakarabandonaron el severo colornegro de sus cascos y adopta-ron el blanco, mucho más apro-piado para las aguas cálidas deÁfrica. Como lógica consecuen-cia, esto trajo que a los barcosde dicho servicio se les denomi-nase aquí, a la sombra de Ana-ga, con el sobrenombre de«franceses blancos», mante-niéndose tal práctica durantemuchos años.

De momento, estos «france-ses blancos» fueron unidadesretiradas de otras líneas regu-lares —«Canarias», «Paraná-gua», «Río Negro», etc.— y así secontinuó durante unos años,suplementando con los trasa-tlánticos del servicio sudameri-cano las necesidades del afri-cano. En 1901 naufragó uno delos primeros «franceses blan-cos» —el «Paraná»— y, cincoaños más tarde, se entregó porpor los astilleros de St. Nazaireel «Europe», de 5.000 tonela-

das, 15 nudos de media y aco-modación para 250 pasajerosen tres clases; por los astillerosde la Swan, Hunter and Co. in-glesa la Chargeurs Reunis reci-bió el «Afrique» que, muy simi-lar al anterior, daba media de17, nudos a régimen normal.

Meses después, a estos tra-satlánticos se une el «Tchad»—antiguo «Cholon», de la línea aExtremo Oriente— barco que, asu capacidad para pasajeros,unía amplitud de bodegas, ne-cesaria cuando comenzaba adar resultado la campaña agrí-cola de los colonizadores fran-ceses en tierras africanas.

De este terceto de «francesesblancos», el «Europe» fue requi-sado durante la Primera Gue-rra Mundial y, artillado, agre-gado a la Marina de Guerra co-mo crucero auxiliar; los «Afri-que» y «Tchad» cooperaron enel transporte de tropas senegalesas a Francia, volviendo a di-cha tarea cuando, firmado elArmisticio, se procedió a la re-patriación de las fuerzas colo-niales.

Devueltos a sus armadores—y tras necesario recorrido decasco y máquinas— los tres«franceses blancos» volvieron ala línea regular, vía Santa Cruzde Tenerife, si bien por pocotiempo el «Afrique». En la no-che del 11 al 12 de enero de1920, fue sorprendido a lo lar-go de Burdeos por un fuertetemporal; de momento, proa ala mar pudo hacer frente a latempestad, pero una avería enla máquina lo dejó ai garete yfue arrojado sobre unos bajos

rocosos donde, destrozados susfondos, se hundió con la mayo-ría de sus pasajeros y tripula-ción.

El «Tchad» fue vendido endiciembre de 1929 y desguaza-do en Escocia, fin idéntico alque, un año más tarde, tuvo enDunkerque el «Europe».

En 1914, y poco antes de queel cañón llamara a la guerra enel mundo, se entregó por la fir-ma Ateliers et Chantiers deFrance el «Asie». De 8.561 tone-ladas y 16 nudos de media, te-nía acomodación para 160 pa-sajeros en primera, 80 en se-gunda e idéntico número entercera. Su particularidad—aparte la de adoptar para elcasco un gris azulado, que no elblanco tradicional— fue la deser el primero con dos chime-neas en la flota de la ChargeursReunís.

El 30 de mayo de 1914, el«Asie» zarpó de El Havre enviajé inaugural pero, una vezroto el frágil cristal de la paz,fue habilitado como buque-hospital y agregado a l a Marinafrancesa. Luciendo grandescruces rojas en amuras y< ale-tas, intervino en la campaña delos Dardanelos —los heridoseran evacuados a Egipto— y,terminada la guerra, fue de-vuelto a sus armadores.

Modernizado, el «Asie» vol-vió a sus antigua línea, si bien apartir de 1930 emprendió unaserie de cruceros de turismocon escala en Santa Cruz. Unade ellas —26 de junio de 1932—fue en mes memorable desde elpunto de vista del desarrollodel turismo marítimo, ya que

empezó con la llegada del «Ho-meric» y siguió con las de los«Leopoldville», «Atlantis»,«Orontes», «Andalucía Star»,«Amerique», «Lapalnd» y«Strathnaver que, bajo la con-traseña de la P. and O., realiza-ba su primer viaje.

Ya por entonces, los «france-ses blancos» no eran tales y,con el casco negro, nada lesdistinguía de los que hacían laslíneas de Buenos Aires o Extre-mo Oriente.

En 1939, con Francia rnuevo en guerra, el «Asie» afme la misma humanitaria irea que desempeñó desde 191a 1918. La intervención de Ita-lia en el conflicto significó suapresamiento y, rebautizado«Rossano», navegó en el Medi-terráneo bajo el tricolor de Sa-voia. El 10 de mayo de 1944faltaban 10 días para el treintaaniversario de su viaje inaugu-ral, fue bombardeo por los alia-dos en Genova y, alcanzado delleno, se incendio y hundió. So-bre las aguas asomó hasta el

; fin de la guerra —cuando fuedesguazado— el casco del últi-mo «francés blanco» que recalópor Santa Cruz de Tenerife.

Con el «Asie» terminaron los«franceses blancos» si bien, allápor los últimos años de la déca-da de los 50, dos trasatlánticosde la naviera, los «Brazza» y«Foucauld», adoptaron el blan-co para la línea africana trasuna larga etapa pintados de ne-gro. Y blancos lucieron hastaque, adquiridos por la Marinade Guerra de su país, pasaronal Pacífico hasta el fin de susdías en la mar.

Con muchos años de histo-ria, los barcos de la ChargeursReunis siguen sus tradicionalesescalas en Santa Cruz de Tene-rife y, como siempre, en suschimeneas las cinco estrellasde siempre, las mismas que—hace más de un siglo— a lasombra de Anaga lucieron los«Belgrano» y «Henri IV».— JuanA. Padrón Albornoz.

SUPERMERCADO

Castillo,7S.tel.281111-287309En los precios de nuestras cestas está

CESTAS Y LOTDE NAVIDAD

* PARA EMPRESAS DISPONEMOS DE UNA EXTENSAVARIEDAD DE LOTES.VINOS, LICORES Y UN GRAN

ATENCIÓNJUGUETERÍA LA ROSA

Pone a su disposición una extensa gama de jugue-tes Nacionales y Extranjeros.

Artículos de Navidad.

SE HACEN RESERVAS PARA REYESVisítenos sin comoromiso