Los Fotogramas Invisibles

Los Fotogramas InvisiblesVamos a explicar esto de forma clara y sencilla, desde un ejemplo que podría parecer, en principio, complicado. ¿Cómo conseguiremos esta aparente paradoja? Ya van a ver...

¿Conocen el experimento de la doble rendija de física cuántica? En este libro, como no somos científicos, vamos a explicarlo de forma muy simple, y lo vamos a relacionar en nuestra propia vida para que podamos ver por nosotros mismos si lo que nos dicen esos “científicos locos” es una realidad obvia.

Experimento con materia: *Supongamos que queremos lanzar unas canicas, y en medio le ponemos un panel con una rendija vertical. Si lanzamos varias canicas, veremos que se forma un patrón en la pared con las huellas que dejan, que será de una línea. *¿Qué pasa si ponemos dos rendijas? Bien, pues al lanzar las canicas, unas pasarán por una rendija, otras por la otra, y el patrón que tendremos en la pared será de dos líneas.

Experimento con ondas: *Si lanzamos agua en el experimento, con una sola re n d i j a , l a s m a r c a s q u e v a m o s a e n c o n t r a r e n

LOS FOTOGRAMAS INVISIBLES: La Observación y La Economía en Convergencia

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la pared será justamente en el punto de la onda que primero llega a tocar, que está justo en frente de la ranura. Algo similar a lo que pasa con las canicas. *Pero ¿qué pasa si ponemos ahora dos ranuras? Pues que si la parte superior de una onda choca con la inferior de otra, éstas se eliminan entre sí, y en la pared obtenemos un patrón de interferencias, es decir, nos deja la marca de múltiples líneas.

Vamos a ver qué pasa ahora si lanzamos un electrón, que como ya sabemos, es una partícula muy muy pequeña de materia. *Una rendija: se comporta igual que en el caso en que enviábamos una pelota o una partícula de materia. *Dos rendijas: ¡Se comporta como una onda! Da un patrón de interferencias.

Lo que significa esto es que cada electrón sale como partícula, se convierte en una onda, pasa por las dos ranuras, e interfiere consigo mismo hasta que golpea la pared como partícula.


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Los científicos decidieron examinar electrón por electrón, para ver qué hacía en el viaje, de modo que instalaron un dispositivo observador de medición para ver por cuál de las dos ranuras pasaba. Y aquí la sorpresa fue mayúscula, pues al poner el observador, el electrón se comportaba como una partícula. Recordemos que, sin el observador, se comportaba como onda y partícula a la vez, con todos los potenciales de opciones posibles activos (entra por una ranura, también entra por la otra, entra por las dos a la vez... ) pero al incluir el observador, solo queda una opción: partícula.

Llegados a este punto, aunque no hayamos entendido del todo este aparentemente complejo experimento, veremos que, al ir avanzando y aplicándolo a nuestra propia vida, vamos a ir entendiéndolo mucho mejor.

Los científicos han visto que estos sucesos tan inesperados se dan en lo muy muy pequeño pero ¿qué pasa con lo grande?. Si en el electrón están todas estas posibilidades a la vez, ¿por qué no vemos eso en nuestras vidas? De modo que han resuelto, sencillamente, pensar que la física cuántica es aplicable a lo muy pequeño, pero no a lo muy grande. En este desarrollo vamos a ver cuál es el error de esta percepción y el por qué es tan sumamente importante ver esto en nuestras vidas.


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Si vamos a lo grande ¿quién es el observador que transforma la percepción y que, en lugar de permitirnos acceder a un potencial completo de posibilidades, simplemente elige una de ellas? ¿No seré “yo” ese observador que, donde pone atención, está eligiendo una única posibilidad y eliminando un infinito potencial de posibilidades? Y la pregunta más importante: ¿Quién ese “yo”? ¿A qué me refiero cuando digo “yo”?

En este punto crucial es donde confluyen Ciencia y Conciencia. Pero, he aquí la cuestión, que ya no es imprescindible que dejemos estos temas exclusivamente en manos de los científicos, sino que, el hecho de que este entendimiento lo tengamos cualquier persona de “a pie”, es algo, como iremos viendo, absolutamente transformador para todos. Ya no es tiempo de DEPENDER (resalto esta palabra pues no es que el aporte del otro no sea importante, sino que no dependo de ello) del conocimiento y actos de otro, sino que estamos descubriendo que uno puede acceder en su interior a entender la información que recibo del científico. Sus aportes se van a poder integrar cada vez con más rapidez y eficacia, en nuestras propias vidas, sin tener que depender de esperar a que ese aporte sea llevado al terreno tecnológico. Es decir, el descubrimiento de la física cuántica nos ha hecho ver maravillas en la tecnología. Nosotros ahí, simplemente esperamos a que nos llegue la hora de poderlo utilizar: nos lo dan hecho. Pero en estos aportes que empiezan a surgir y que vemos cómo se van integrando Ciencia y Conciencia, es nuestra perspectiva la que va a poder aplicarlos


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en nosotros mismos. Si la tecnología sigue avanzando al nivel que lo hace, pero nuestra conciencia sigue siendo la misma, vamos de cabeza a una manipulación tecnológica del ser humano, lo que los científicos han llamado “la singularidad”, que sería ese momento en el que las máquinas adquieren tal punto de inteligencia que tendrían capacidad de actuación por sí mismas. Pero si el ser humano, cualquiera de nosotros, puede aplicar estos aportes magníficos a su vida cotidiana, la cosa va a ser muy distinta, pues no es lo mismo encontrarme ante una computadora cuántica con un nivel de conciencia básico, que con un nivel de conciencia cuántica.

Vamos a explicar todo esto con dibujos y por pasos, para poder ir aplicándolo en uno mismo:

Partamos del Origen. Aquel punto en el que está contenido todo. Vamos a llamar a este Origen, el Plano 7.

(De estos planos, en profundidad, nos habla Alejandra Casado en una serie de vídeos que se pueden encontrar en Youtube, sobre la Perspectiva Universal del Desdoblamiento de los Tiempos. Nosotros aquí únicamente vamos a explicarlo para que podamos ir entendiendo las estancias por las que pasa el origen hasta llegar a la manifestación material y, sobre todo, podemos ir viendo en nosotros mismos cómo se manifiestan estos planos o niveles, haciendo el camino inverso, es decir, desde mi relación con el plano físico, yendo hacia atrás, hasta el Origen. Es decir,


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es como si me fuera pelando capas, como una cebolla, capas de todo aquello que ha sido puesto ahí, después de mí, para ir encontrando lo que soy yo en esencia.)

¿Por qué “estados” pasa ese Origen para verse manifestado? Bien, primero de todo necesita un campo de energía (Plano 6), un campo que contenga todas las potencialidades y que lo empuje a expandirse. Después necesita una lógica (Plano 5) con la que desarrollarse, una lógica con la que “crear” en la manifestación. Más tarde, esa lógica seguirá un diseño (Plano 4), un diseño que se traspasa al plano mental (Plano 3) para que la herramienta mente pueda llevar a cabo los planes de ese diseño. Ese plano mental se manifiesta como energía creadora en movimiento, e-moción (plano 2), que es el lenguaje final de comunicación con lo que nos rodea. Ese mundo que veo “fuera” (Plano 1), percibe mis emociones, que vienen de mis creencias y la lógica que estoy utilizando, y en base a ello crea experiencias. En la siguiente imagen hemos dibujado un ojo arriba de la pirámide, que vendría a representar al Observador Original, que sería algo así como un Observador Neutral, al igual que lo era el científico en el experimento de la doble rendija. Sin embargo, al igual que en el experimento, ese Observador Neutral Original quiere poner un observador más detallado en el camino de los “electrones”, entonces pone un observador en los estratos que van a ir formando la manifestación.


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¿Qué sucede si el Observador Original, al poner esos observadores, se identifica con ellos, se cree que es los observadores? Pues que al tomar aquellos observadores una identidad, van a tomar un camino diferente, al igual que pasaba con los electrones al ser observados por el dispositivo que miraba la doble rejilla.


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Si la observación no es neutral, sino que tiene una identidad, tiene también una distorsión de lo que es el universo original, de modo que nos vamos a ver en una manifestación que experimenta esa distorsión.

En concreto, nuestra manifestación experimenta el diseño de los cuatro programas que ya hemos visto anteriormente (Supervivencia, Protección, Comparación y Valores) Cuando me identifico con estos programas, ese pequeño observador que está en el plano del diseño, se encarga de la experiencia, que sería lo mismo que decir que el dispositivo observador que ponemos en el experimento de la doble rendija, creyera que es el propio científico, y que él es quien dirige el experimento. Esta “confusión” de identidad, que no es más que un juego del Origen, es lo que nos lleva a ver el mundo desde una perspectiva de “partícula”. Al estar esa identidad agarrada a todos los planos de la manifestación, entonces dejamos de tener la totalidad de las opciones, de los potenciales, para tener una única opción: la partícula. Dejo de ser el Todo, para ser únicamente una parte.

¿Y cómo veo el mundo desde la partícula? Pues bien, tendré una percepción concreta en función de los condicionamientos que tenga la partícula, y viviré una serie de experiencias en polaridad en función de las polaridades a las que me siento adherido como partícula. Por ejemplo, yo creo que ser “bueno” es lo correcto. Y que ser bueno implica sacrificarse por los seres


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queridos, entonces, las experiencias que se aparezcan ante mí, serán en base a que pueda experimentar esa creencia. Pero como esas cargas de la partícula son “polares”, es decir, que tienen carga + y carga -, lo que probablemente vea frente a mí es muchas personas a las que considero “malas”, pues en la comparación es donde me voy a sentir “bueno”. Si no me comparo con alguien al que considero malo, ¿cómo podría sentirme bueno?, si nunca trabajo ¿cómo voy a saber lo que son las vacaciones?.

Mientras mi percepción esté en la partícula, tendré una carga. Cuando entro a percibir desde la onda, puedo observar las dos


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polaridades sin identificarme con ninguna. Es entonces cuando estoy sacando la identidad de ese observador particular, para ir dándome cuenta de que mi identidad original está en el observador neutral original. Este “darse cuenta” va cambiando inmensamente mi percepción y, al tiempo, la realidad cotidiana con la que me voy encontrando, pues van a ir desapareciendo, paulatinamente (o en algunos casos instantáneamente), las experiencias en la polaridad que antes, por la fuerza de mi creencia, vivía.

Pero ¿cómo salir de esa identificación con la polaridad? Bien, como pueden ver en el dibujo, en ese plano físico, una partícula con la que estoy identificado, alrededor de sí expande un campo de energía que va “hacia afuera”, una energía que empuja a la experiencia, y ahí se abre una experiencia de tiempo. Siguiendo con el ejemplo anterior, si yo tengo una creencia de que tengo que ser buena persona, esa creencia lleva una “carga”, por ejemplo, la autoexigencia, la lástima por el que está sufriendo...etc. A lo que estamos acostumbrados es a huir de esa carga. Como no queremos sentirla, tratamos de cambiar las cosas que nos rodean, CAMBIAMOS LO DE FUERA para que pare ese “ruido”. Cuando entro a moverme por la carga, entro en el campo de la división. Lo energético divide al pensamiento, de modo que aparecen ahí las opiniones parciales con las que me identifico, eligiendo unas y descartando las demás. Así generamos gran parte de los conflictos humanos. Por


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ejemplo, un amigo mío tiene ideas “de derechas”, y cuando habla, yo me irrito, porque tengo ideas “de izquierdas”. Siento una rabia que no me gusta sentir, de modo que voy a ver a mi amigo como una amenaza para mí, pues tiene unas ideas que me resultan peligrosas para mi estabilidad. Entonces intento convencerlo de que no piense así, pongo todas mis armas ideológicas y dialécticas para tratar de convencerlo, para no sentir esa rabia, y para no sentir ese miedo que me supone el entrar en peligro, que alguien me pueda desestabilizar o dañar. Ese miedo es un temor del plano de la “Protección”, es decir, me tengo que proteger de los enemigos. Es un temor ancestral, que viene con nosotros desde miles de años de evolución, de modo que es automático sentirlo. Por eso, juzgarnos por ello es absurdo, pues ya no se trata de aprender a “controlarlo”, como nos ha enseñado la moral de las religiones y otros movimientos espirituales, sino de poder aceptarlo y observarlo y, así, contemplar cómo se desmantela por sí mismo.

Veamos: Mi amigo me da sus ideas, pongamos, dictatoriales. Entonces me saltan todas las alarmas, me siento en peligro, siento miedo, siento rabia... etc. Bien, ¿qué pasa si simplemente observo esa rabia y ese miedo?¿qué pasa si no voy detrás de ellos, si no les doy credibilidad? ¿Qué pasa si no huyo de la sensación, si la dejo atravesarme, si la siento completamente?Solo a través de la experiencia es que podremos ver la inconmensurable ventaja de hacer esta vuelta en la bisagra de las “cargas”.


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La energía en distorsión: cargas

La energía, ya vimos en un capítulo anterior, nace en el Campo Cuántico (Plano 6), aquel que rodea a la semilla original y necesario para expandirse y crear, manifestarse. Al atravesar el resto de planos es cuando puede entrar en distorsión, o entrar en convergencia. Si mi lógica (Plano 5), está distorsionada, dividida, entonces el diseño que se realizará en el plano 4 será un diseño sustentado en esa distorsión, y los pensamientos (Plano 3) que me lleguen, serán alimento para esa distorsión. Por lo tanto, cuando la energía llega al Plano 2, que es el plano que canaliza la energía para materializarse en Plano 1, estará distorsionada en forma de “carga”, como acabamos de decir. El plano 2, por tanto, ese canal energético, es sumamente importante, pues es el canal de comunicación con la experiencia, con las vivencias que yo tengo en el plano material, o plano 1. La energía siempre va a buscar el equilibrio, de modo que si yo estoy polarizado en una carga positiva, esta carga será automáticamente atracción para una carga negativa que pueda equilibrarla. Todas mis expectativas, mis deseos, se polarizan en una carga positiva, y este hecho me lleva a experimentar, por el equilibrio que habita en todo, también la carga negativa de esa misma experiencia. Por eso, si quiero “ser rico”, si la carga que alimenta mi polaridad es la codicia, voy a encontrarme en el plano físico con personas más pobres que yo, para que pueda experimentar esa polaridad. Voy a ver frente a mí la carga negativa del positivo que estoy experimentando. De modo que


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podríamos decir que mi interés por ser rico está generando pobreza.

La vida nos muestra el equilibrio en el plano físico de todo nuestro nivel energético, que es el producto de hacia dónde están enfocados los planos anteriores y, más importante aún, dónde está enfocada nuestra lógica, pues ahí comienza o se desmantela la distorsión, es decir, en la forma en la que vemos el mundo, en nuestra percepción.

De este modo, cuando observamos de una forma mucho más amplia, podemos empezar a ver esa correspondencia de lo externo y lo interno, de cómo encajan perfectamente los engranajes internos, las “cargas” que sostenemos, con el plano físico-material que nos encontramos en nuestras vidas.

Si estoy identificado con un único lado de la pila, el otro lado me parece producto del caos, no veo relación alguna entre ambos. Pero cuando puedo soltar la carga, entonces puedo ver ambos lados de la pila y la relación existente entre ambos. Además, puedo empezar a ver todo el entramado que se gestó en planos superiores, puedo ver todo el iceberg completo cuando antes solo veía lo que queda fuera del agua. Puedo ver, pues, LOS FOTOGRAMAS INVISIBLES que me estaban velados, dominando inconscientemente mi vida, al igual que el fotograma 25 en el cine puede hacer publicidad subliminal, ya que el ojo no puede percibirlo, pero sí nuestro inconsciente.


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El Plano 2 es, por tanto, la energía resultado de lo que se gesta en todos los planos superiores. La “carga” funciona como un tapón que me mete en un “tiempo” para experimentar lo que implica esa carga, es decir, las polaridades (ricos- pobres, listos- tontos, santos- malvados...etc) y ese tiempo no es más que el pasado manifestándose una y otra vez. El sustento de esa experiencia es el pasado, lo que traigo “de serie”, mi educación, mis valores, tradiciones, religión, ideologías...etc, pues solo con esa experiencia pasada puedo instalarme en una polaridad, a través del deseo o del rechazo de algo. Si no tengo una experiencia pasada, no tendré preferencia por una u otra situación. Por supuesto, no queremos decir aquí que la experiencia evolutiva del pasado no sea importante; al contrario, es importantísima, pues hemos ido aprendiendo a manejarnos en el medio, a crear tecnología y comodidades...etc. Todo eso está muy bien, del pasado que hablamos que distorsiona, es el que se forma como equipaje psicológico, no al biológico e intelectual.

En ese tiempo hay sufrimiento. En ese tiempo el pensamiento está dando vueltas buscando una salida, provocando más y más dolor. Sin embargo, si detectamos esa carga, la observamos, la permitimos, la aceptamos... entonces el canal se abre, se amplían nuevos canales por los que la energía puede fluir libremente, y no en distorsión y acumulación, permitiendo que el sustento de mi vida no sean las experiencias pasadas, sino la FUENTE que surge en el AHORA, libre de las limitaciones del PASADO.


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Un armónico funcionamiento de la menteSeguiremos insistiendo, una vez más, en poner en práctica todo lo hablado, observando en nosotros mismos.

Supongamos que voy a disponerme a realizar un barco en miniatura. Tengo que comprar los materiales, las herramientas, hacer un diseño y ponerme a unirlos. En ese trabajo, el trabajo en sí no me provoca conflicto, como ya dijimos antes con el ejemplo de la casa, es decir, que cuando mi mente se comporta como una herramienta para llevar a cabo algo en el plano material, algo concreto, no crea ningún conflicto. El conflicto entra cuando la mente se hace responsable de los cuatro programas raíces. Por ejemplo, si empiezo a ver que mi vecino tiene un barco más grande que el mío y me siento incómodo, puedo sentir una “carga” que no siento cuando la mente solo se está comportando como herramienta.

Cuando la mente entra en ese ámbito, entra en el tiempo mental, es decir, entra a divagar entre pasado, presente y futuro con un asunto. La diferencia cuando se comporta como herramienta, es precisamente que ahí no hay tiempo (mental), ni “carga”, sino que simplemente llevo a cabo en el ahora lo que tengo que hacer, sin conflicto. Cuando la mente entra, por ejemplo, a compararse con otra persona, sintiéndose inferior o superior, empieza a “darle vueltas al pensamiento”, entonces abre ese tiempo que crea las experiencias de percepción desde las cuáles nos identificamos con un único lado de la pila y huimos del otro,


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es decir, entramos en la polaridad y en el sufrimiento. Es así que podemos hablar ahí de “mente programada”, pues nuestra mente entra a comportarse según los programas y, para hacerlo, necesita del miedo y del deseo de repetición del placer (que son las dos polaridades de la misma pila) para mantenerse dentro, éstos son los combustibles de los programas.

Cuando siento placer en una determinada situación, si ese placer es soltado en el mismo momento que es sentido, no tiene más que hablar; sin embargo, cuando mi pensamiento se queda enganchado ahí, queda grabado en mi memoria ese placer, entonces quiero repetirlo y voy a buscarlo, de modo que, cuando no lo siento, me siento ansioso, o triste, pues estoy comparando la experiencia pasada con la experiencia presente. Aí polarizo las experiencias, convirtiéndolas en positivas o negativas porque mi memoria asocia las situaciones con una determinada carga. Sin embargo, si no tengo en mi mente grabado ningún ideal de cómo debería ser este momento, si no tengo un ideal con qué compararlo, entonces, sencillamente, este momento no tendrá carga alguna.

Cuando hablamos de “carga”, estamos siempre refiriéndonos a que estoy portando en mi memoria una sensación, una emoción a la cual no dejo fluir, sino que la cargo. Hago esta aclaración para no dar lugar al lector a creer que no es bueno sentir emociones, pues la emoción es algo completamente natural. En el momento en el que la estamos manteniendo en la memoria, en


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la mente, como un peso, es cuando la emoción se convierte en “carga”, pues le estamos dando un tiempo mental que es ilusiorio y que provoca sufrimiento y más proyecciones, alimentando un pensamiento doloroso.

De modo que, a medida que vamos soltando el apego a todas las imágenes del pasado, presente y futuro que llevamos adheridas a nuestra memoria, estamos soltando esa “carga”, y al tiempo que esto sucede, nuestra mente comienza a funcionar, cada vez más, en su modo correcto, que es como herramienta. No quiere decir que tenga que olvidar el pasado, sino que, simplemente, tengo que soltar la forma en la que lo miro: soltar mi apego al pasado, a cómo veo mi propia vida, la forma en la que entiendo todo lo que me sucedió.

Cuando la mente no siente esas cargas, funciona ligera, y es capaz de enfrentarse a las situaciones de la vida sin miedo, sin culpa, sin violencia... simplemente aceptando la situación tal y como es. Cuando nuestro cerebro está limpio de esas interferencias, funciona como un receptor de una inteligencia mucho más grande que aquella que nos proporcionan los programas: vamos a llamarla Inteligencia Cuántica.

El cerebro, como receptor, siempre está conectado a algo, no puede funcionar sin conexión, y por eso nos resulta tan complicado soltar esa conexión con los programas, pues el cerebro siempre está necesitando recibir una conexión. Sin


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embargo, si no soltamos “el vino viejo”, no se van a llenar los odres con el “vino nuevo”.

¿Qué hacer pues con ese vino viejo, con esas “cargas” que nos impulsan, adictivamente, a meternos en el pensamiento que da vueltas y dobla el tiempo?

En primer lugar, la comprensión total de esto que estamos aquí mostrando, es un potentísimo agente que desestructura todo lo cristalizado en la mente. Nuestra mente en los programas siempre está esperando “hacer algo concreto”, pues esa es su función, y le cuesta comprender que es el entendimiento mismo el que va limpiando, el que va sacando y podando las ramas secas. Cuando el entendimiento nos deja con la mente mucho más ligera de pensamiento, es una herramienta genuina; sin embargo, cuando intentamos entender a través del análisis mental, de dar vueltas al pensamiento una y otra vez, entonces convertimos la mente en un inconveniente.

Si quiero recibir la información que me trae “el vino nuevo”, no puedo ir a buscar al estanque de los programas del “vino viejo”, pues ahí no está.

La conexión con ese campo amplio e ilimitado, tiene unas características muy claras que vamos a desarrollar aquí para distinguirlas:


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*Lo que viene directo de la Inteligencia Cuántica, viene solo; no tengo que ir a buscarlo. Es decir, estamos acostumbrados al “análisis mental”, a que el pensamiento vaya buscando las respuestas a través del esfuerzo mental, y esa es la forma de trabajar de la mente que está en los programas. Si yo quiero conectarme a ese campo ilimitado, no puedo estar utilizando la forma antigua de pensamiento, de modo que es importante entender que tengo que soltar la forma de entender las cosas a la que estoy acostumbrado. Éste es un entendimiento automático, que no tiene tiempo. Si al entendimiento le estoy dando tiempo a través del pensamiento, entonces estoy en el análisis de los programas.*La info que viene de la Inteligencia Cuántica no tiene “cargas”: no me produce un peso, una responsabilidad, un miedo, una culpa, o una ansiedad. Es ligera, fresca.*Es siempre nueva, y renueva todo lo anterior: es como el agua de una fuente que constantemente está en movimiento y limpia todo aquello que encuentra a su paso. *No es competencia con otras informaciones, pues es siempre única en cada uno y encaja como ficha de puzzle con las demás.


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¿Cómo observamos?La OBSERVACIÓN viene siendo uno de los temas que más preguntas recibe y entiendo que, por lo menos para mí, es el tema más importante de este proceso, pues puedo convertir la observación en un esfuerzo más, o puedo encontrar la sencillez de la observación sin esfuerzo, y relajarme y vivir el proceso de forma mucho más simple.

La observación va, eso sí, totalmente unida con la SINCERIDAD BRUTA (como dice mi suegra). Es muy sutil a veces cómo nos decimos: “¡vah, no... no me molesta eso!”... y tiro para adelante... pero la realidad es que sí, me molestó. Ahí entra la sinceridad bruta. Veo que me molestó, y ahí está mi límite, mi advertencia. Ahí me detengo, y eso es lo que, al ser detectado, produce los mayores cambios. Sin ningún esfuerzo. No lo quiero cambiar, no lo quiero entender de la forma a la que estoy acostumbrado, porque ya entendí que esa forma analítica que utiliza el pensamiento es, en sí misma, la causa del conflicto, de modo que solo detecto y no le doy más vueltas al asunto, pues sé que el entendimiento más global, el que viene del original, viene solo, y viene en cuanto suelto el querer entenderlo de la vieja forma.

Uno de los primeros inconvenientes que parecemos encontrarnos en la observación de la que hablamos, es que "la mente quiere controlar la observación". Mientras la mente quiera controlar, la verdadera observación no se produce,


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pues no le pertenece a ella este ejercicio. Así que, ¿qué hago? pues sencillamente observo que estoy haciendo un esfuerzo mental. Observo que estoy queriendo entender o queriendo “eliminar” una carga. Observo que estoy queriendo tener la razón y salir vencedor del conflicto. Observo que estoy culpando...etc. Primero todo eso, porque si hay mucha maraña, no voy a poder entrar de buenas a primeras en las sensaciones, en las cargas.

De modo que, si no acepto que mi visión del asunto la tengo que soltar, no puedo comenzar la verdadera observación. Es decir, si un tema viene y viene a la cabeza, es porque estoy queriendo entenderlo de la misma forma de siempre, programada, con tiempo y análisis, o porque estoy queriendo tener la razón, o porque estoy convencido de que, como yo lo veo, es como es correcto. Si “estoy cargado de razones”, entonces, simplemente estoy “lleno de cargas”. Estos personajes son los que interrumpen la verdadera observación.

De modo que, primero de todo: ACEPTO que mi visión actual es errónea. ¿Por qué es errónea? pues simplemente porque me mantiene en un conflicto, y la visión convergente no provoca conflicto alguno, de modo que estaré navegando por algún programa. Bien, acepto que no estoy viendo la situación como es, así que, la suelto. Suelto el rollo mental porque ya entendí que, por muchas vueltas que le dé a mi lavadora mental, con ese


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pensamiento compulsivo y lleno de cargas no voy a encontrar la solución.

A partir de ahí ya puedo empezar a observar las cargas, porque el pensamiento no me está interrumpiendo de forma constante y violenta. Le quito la credibilidad, que es el poder que le estoy dando constantemente, y si sigue viniendo, mientras yo ya no lo crea, terminará por agotarse solo, pues sin mi energía, el pensamiento no tiene vida.

Si viene un pensamiento de culpa, observo la carga; si viene la ira, observo la carga; si viene el miedo, observo la carga... etc. Solo DETECTO y SUELTO. Y ahí empieza a despejarse el asunto. Esta observación es completamente SIN ESFUERZO, y SIN CONTROL mental.

Esto es sumamente importante: mi mente va a tratar de ir en busca del miedo, para tratar de eliminarlo, y en ese esfuerzo lo va a mantener. Solo lo aleja temporalmente, después vuelve. Sin embargo, si simplemente observo lo que se me presenta en la cabeza y en las sensaciones, no controlo mentalmente mi observación, cuando aparece el miedo, solo lo observo, lo permito, lo dejo que sea, no intervengo, y no hago nada más. Entonces sí empiezan a desmembrarse las cargas. Pero si está el esfuerzo de eliminarlas, conseguimos lo contrario. El ánimo de esta observación es más bien de DESCUBRIR al miedo (o a cualquier otra carga), y no de destruirlo.


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Solo permito que las imágenes que vengan a mi cabeza, de forma espontánea, y sus cargas sean observadas. No las intento modificar, ni salir de ellas, sino que me las permito. Observo desde el lugar en el que soy consciente, no desde el lugar en el que hago esfuerzos por observar y por controlar la observación.

La buena noticia es que, a todas nuestras quejas internas “es que yo no sé observar, lo veo muy difícil, eso es muy mental”....etc... todas ellas, simplemente pueden SER DETECTADAS. Todo pensamiento que te llega puede SER OBSERVADO, y en ese detectar, YA está perdiendo su fuerza. Darse cuenta, eso es todo.


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En la observación, contempla AHORA lo que se te presenta AHORA.

Es muy común ir a buscar mentalmente una situación que nos asusta para tratar de eliminar ese miedo. Si

estamos tratando de eliminarlo, entonces, no estamos observando de forma neutral, pues estamos eligiendo

con un interés personal. Solo permite, contempla lo que AHORA llega a tu

mente. La observación neutral no tienen interés alguno.


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Reacciones automáticasLas reacciones, los impulsos de la mente, salen de forma inevitable, como una fuente con un fuerte chorro de energía. Podemos intentar, para que no se salga el agua, ir a tapar ese chorro por la fuerza, pero con el tiempo la potencia del agua volverá a salir.

Del mismo modo, no hay forma de frenar al pensamiento, de ponerle diques para que no estén esas cosas que me disgustan. “No quiero tener miedo”, me digo, entonces, cuando surge el miedo me engaño a mí mismo y me digo que no lo tengo, que soy valiente. Esta negación de lo que sucede realmente, es inmensamente común, y de hecho, cuanto más vamos descubriendo en uno mismo, más sutil se hace y más engañosa si uno se empieza a creer que ya no lo hace.

Pero la fuente, ese chorro de reacción que es el HECHO REAL, sigue ahí, de modo que, por mucho que me diga a mí mismo que no, que no tengo una determinada expectativa, que no siento un determinado odio por alguien, que no me estoy engañando, que no estoy juzgando, que no me importa la opinión de otro... etc., el chorro sigue saliendo. Por eso, por mucho que observemos, si la observación no se produce en la reacción TAL Y COMO ES, esa observación no transforma, sino que me tiene dando vueltas.

Sin embargo, en cuanto observo con total firmeza lo que sucede, TAL Y COMO ES, SIN QUERER CAMBIARLO, SIN


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INTENCIÓN ALGUNA más allá del descubrir, entonces esa observación es absolutamente transformadora.

Observo ese impulso de miedo, esa reacción que me impulsa a salir corriendo, esa carga de culpa que aparece... etc.

Para poder observarlas tal y como son, tengo que poder aceptar el hecho de que esa fuente de reacciones que etiqueté de “indeseables”, está en mí, al igual que está en todos, pues tiene una constitución, una estructura que nos afecta de la misma forma a toda la humanidad. Es decir, primero tengo que permitirme todas esas sensaciones “indeseables”, dejar de juzgarme por ello, aceptarlas, PUES ME HAN VENIDO DADAS. También aceptar el hecho de que, aunque me hayan venido dadas, soy responsable de seguir manteniéndome a través de ellas, o tomar las riendas de mi libertad. Responsable, no como una carga, sino como una habilidad para decidir.

Todas esas estructuras inconscientes que hemos dibujado aquí como una especie de pulpo (Imagen 5 de la pág siguiente), es todo el condicionamiento que traigo “de serie”. Cuando entiendo esto, puedo entonces permitirme la observación de todo lo que ahí sucede, sin querer mover un ápice de lo que sucede.

A medida que puedo permitirme esa observación, veo mis juicios, veo la energía que llevan, veo mis culpas y su carga, veo mis miedos... etc., observo SIN CONTROLAR nada de lo que


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sucede, simplemente permito a cada pensamiento, a cada carga, a cada emoción, surgir TAL Y COMO ES.


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Entonces podemos acceder a VER todas esas estructuras inconscientes que estuvieron tanto tiempo manejándonos por no ser vistas. Y en ese VER está la libertad.


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Los sueños son límites

Los deseos, las expectativas, lo que "quieres que te suceda", son simplemente límites, barreras que marca

la mente en los programas. Lo que se manifiesta a través de ti, en tu esencia

original, cuando sueltas esos límites, es infinitamente más beneficioso de lo que hubieras imaginado. Esos "sueños" que quieres conseguir, para la

Conciencia, no son más que pequeños límites.


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¿Quién observa? Jueces del procesoComo ya hemos visto, la mente va creando imágenes de lo que considera que debería ser, porque en un pasado le dio placer, le hizo “sentirse bien”, y quiere que se repita. A esa imagen, -como podéis ver en la Imagen 6-, la he llamado “La Guay”, y ésta quiere ser de una determinada manera: unos querrán aparecer ante los demás como inteligentes, cultos; otros como buenas personas; los de más allá como fuertes, con personalidad, que nadie se ríe de ellos, que no les importa lo que digan los demás, que somos originales, modernos... etc. En fin, cada uno tiene sus imágenes de lo que considera que está “bien” y lo que está “mal” para él/ella.

Pero, como en este mundo de dualidades no existe una pila que funcione sin sus dos cargas opuestas, todas estas imágenes que deseo tienen su contraparte, su opuesto; es decir, una persona insegura, que no lucha por lo que es suyo, que se deja comer la merienda, que es ignorante, enfadica, agresiva, temerosa... en fin, de nuevo cada uno tiene sus “debilidades”.

Como hemos decidido que “La Guay” me hace sentir “bien”, automáticamente, “La Chunga”, que es como he llamado a su contraparte, me hará “sentir mal”, pues he decidido que esas actitudes son negativas. Les he puesto una carga. Así que, voy a elegir hacer cosas para no sentir a “La Chunga”. Es posible que haga cosas que no me gustan, solo para no sentir esa vocecita


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interior que me dice: “te estás dejando comer la merienda, no luchas por lo que es tuyo, eres muy agresiva, tienes que ser más calmada con los demás, eres una cagueta, te da miedo la


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gente... etc.” Por ejemplo, es posible que te veas "luchando" por conseguir algo que, en realidad, no quieres, pero luchas por ello para no sentir esa voz interna que te dice que tienes que pelear por lo tuyo y que no te puedes dejar comer la merienda. Probablemente, si cedes de forma inconsciente a pelear desde ese personaje, se te aparecerán en frente personas críticas, que serán las voces que intentas callar: "¡no sabes pelear, te dejas comer la merienda, deberías tener más carácter, a ver si haces algo y me defiendes!... o bien al revés: ¡"eres muy agresivo, das miedo, deberías calmarte porque así no se puede hablar contigo!... etc"

Hasta aquí todos hemos visto muchas veces esas actitudes en nosotros mismos, las hemos observado, ¡¡¡pero no cambian!!!. Entonces ¿por qué no cambio, si las estoy observando?

Bien, la cuestión aquí es ¿QUIÉN las observa? y ¿QUIÉN es la fuente de esas frases tan dolorosas? ¿no es acaso EL JUEZ que ha decidido que La Guay es su referente (lo cual es una referencia externa, pues es una imagen creada por la sociedad y asumida por los individuos), y que la Chunga es contra la que hay que luchar?

Si estamos identificados con esta dualidad, es posible que estemos identificándonos con el juez, y que estemos observando desde ahí, por eso no se mueve la identificación. Pero cuando ese juez es observado, cuando es observada la fuente de


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todas esas expectativas y rechazos, entonces tengo la oportunidad de poder observar toda la pila completa y así sí, se convierte en combustible. Una pila que solo tiene un lado positivo, no es una pila, no funciona. Pero una pila con sus dos lados es portadora de energía.


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Mi mente se coloca en el Futuro para BUSCAR allí la Respuesta a una preocupación. Sin embargo, las

Respuestas solo viven en el AHORA, un AHORA que incluye todos los tiempos.

En el AHORA las respuestas llegan sin ser buscadas.


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El fin de la autoexigenciaTienes miedo a equivocarte, y te agarras a las imágenes y actitudes con las que consideras que no te equivocas.

Empleas tu energía en elegir el camino correcto y en descartar el camino erróneo. En “hacer” lo necesario para alimentar una imagen de ti mismo siempre sentado en el sillón adecuado. No te gusta sentir que te equivocaste, te avergüenzas y huyes de esa sensación.

Tus pensamientos se atan entre sí, se cortan los unos a los otros, se descartan entre sí, pelean entre sí, se juzgan entre sí. Y “tú” quieres controlar esa orgía a la que no has sido invitado. Eliges constantemente entre un pensamiento y otro, entre una reacción y otra, y esa elección es, precisamente, tu esclavitud.

Eliges una, le das tu creencia, le das tu energía y le das tu identidad, descartas a las demás. Peleas con el resto, quieres ocultar a las otras, te esfuerzas por la que apostaste, trabajas por destruir a las contrarias... Y después, una voz externa te grita lo que tanto esfuerzo dedicaste en ocultar, hasta convertirlo en “inconsciente”, de modo que pelearás también con ella para hacerla callar. Pero la vida te ha dado el más grande regalo: no te permite que te escondas de ti mismo. Así que, te muestra una y otra vez aquello de lo que huyes, te muestra una y otra vez que es la huida justamente lo que te hace sufrir.


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Permite que todas las opciones sean vistas, sin elegir la “correcta”, sin decantarte por la que crees que no te va a dejar en ridículo, sin descartar la que te avergüenza, sin cortar aquella en la que te sientes juzgado o herido. Deja que se expresen todas, como una fuente que brota libremente. Permite que el combustible que alimenta el control sea soltado, permite que circule la energía que, estancada, alimenta el control. Observa el agua sin querer manejarlo, sin intervenir en la gota que parece que me va a meter en problemas.

Permítete errar, y deja que la vergüenza, el miedo, la culpa y el

error sean vistos. No los escondas de TI.


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Por un momento, no elijas ninguna opción de las que se cocinan en tu mente bajo el fuego de las cargas. Si eliges una, estás cortando las demás, y mientras las quieras controlar, son ellas las que te controlarán a ti.

Es al revés, siempre fue al revés.

La libertad no nace del esfuerzo de elegir siempre lo correcto; la libertad está ahí, antes de cualquier elección. La ACEPTACIÓN es PERMITIR que esa fuente sea observada tal y como es, sin querer cambiar un ápice de la misma.


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Los Fotogramas Invisibles

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