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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Hiplito Mendoza EnrquezLos estudios sobre la juventud en Mxico

    Espiral, vol. XVIII, nm. 52, septiembre-diciembre, 2011, pp. 193-224,Universidad de Guadalajara

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Espiral,ISSN (Versin impresa): [email protected] de GuadalajaraMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Los estudios sobre la juventud

    en MxicoDurante gran parte del siglo XX la juven-tud y las problemticas que le son inhe-

    rentes no fueron consideradas objeto de anlisis por parte de las ciencias sociales

    en Mxico, debido a la poca relevancia del tema. Sin embargo, a partir de 1985, con la celebracin del Ao Internacional de la Juventud, sta adquiri cierta relevancia

    dentro de la agenda gubernamental y por ende, en la academia, de ah que se hayan generado los primeros esbozos tericos en el estudio de la juventud en Mxico. Por ello el presente trabajo tiene como J=HE@=@E@AJPE?=NH=OLNEJ?EL=HAO=LKN-taciones tericas y los distintos relatos de investigacin en la construccin del ?KJK?EIEAJPK?EAJP?KOK>NAHKFQRAJEHen Mxico. En este sentido, destacan las contribuciones en cuanto a las organiza-ciones, culturas e identidades juveniles, enfatizando en este ltimo aspecto algu-

    nos de los principales hallazgos en cuanto a la heterogeneidad juvenil. Asimismo, se detallan los resultados ms importantes respecto a las problemticas que afectan

    de manera general a los jvenes en el pas.

    Palabras clave: juventud, jvenes, cultu-ras e identidades juveniles, problemticas

    generales de los jvenes.

    Introduccin

    Las investigaciones sobre la juventud en Mxico se han ido incorporando pau-

    latinamente a las distintas discu-siones terico-metodolgicas gene-radas por las distintas disciplinas sociales, a travs de las cuales se reconoce a los jvenes como actores sociales. Ante este contexto se han llevado a cabo numerosos estudios de caso sobre las mltiples pro-blemticas juveniles (econmicas, educativas, laborales, polticas y sociales) bajo ciertos contextos sociohistricos y marcos tericos HVSHFtFRV

    En este sentido, el objetivo del presente trabajo es mostrar las UHH[LRQHV WHyULFRPHWRGROyJLFDVy los relatos de investigacin ms visibles desarrollados sobre la juventud en Mxico. De ah que en un primer momento se abor-den algunas de las aportaciones tericas ms importantes de los FLHQWtFRV VRFLDOHV QDFLRQDOHV HQtorno al estudio de la juventud, para posteriormente observar las investigaciones de las principales culturas e identidades juveniles

    Hiplito Mendoza EnrquezX

    Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad 193

    XEstudiante de la Maestra en Adminis-tracin Pblica y Gobierno, Universidad Autnoma del Estado de Mxico.

    [email protected]@hotmail.com

    Vol. XVIII No. 52TSeptiembre / Diciembre de 2011

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    en el pas, as como los estudios ms representativos sobre este grupo y sus problemticas.

    Aportaciones tericas al estudio de la juventud por mexicanos

    En 1985 el gobierno mexicano cre el Centro de Estudios sobre la Juventud Mexicana (CEJM), organismo del cual dependi la revista de estudios sobre la juventud In Tel-pochtli, In Ichpuchtli, a travs de la cual se comenzaron a concretar estudios ms rigurosos sobre el tema.

    En un primer momento los investigadores mexicanos encargados de estudiar a la juventud enfocaron sus esfuer-zos desde perspectivas descriptivo-prescriptivas y de carc-ter analtico-interpretativas (Reguillo, 1998). Estas ltimas VHHQIRFDURQKDFLDODFRPSUHQVLyQGHGLVWLQWDVFRQJXUDFLR-nes identitarias y prcticas juveniles de ciertos grupos de jvenes. Mientras que las primeras observaron a la juven-tud en torno a la nocin de desviacin exaltando de cierta manera las prcticas juveniles de sectores marginales. No obstante, de entre todos los trabajos destacan las aporta-ciones de Guilln (1985), quien plante una discusin te-ULFDHQWRUQRDOVLJQLFDGRGHMXYHQWXG3DUDGLFKDDXWRUDesta etapa de la vida debe ser entendida como un producto social, el cual se encuentra determinado por el lugar que los jvenes ocupan dentro de la estructura jerrquica de la sociedad y por el tipo de relaciones que establecen con las dems instancias sociales.

    En este orden de ideas, Guilln (1985) observ a la juven-tud como producto de las relaciones de poder, mencionando que la diferencia de edades, o ms bien la jerarquizacin de la sociedad por edades da lugar al establecimiento de relaciones de dominacin entre generaciones, donde la preocupacin central de los adultos sobre los jvenes gira en relacin con la formacin y el control que se pueda ejercer

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    sobre los mismos. Ello se traduce en que los adultos busquen tener cierto control sobre los jvenes.

    De ah se explica la importancia que por una parte tiene para los adultos la preparacin y especializacin de los jvenes para la vida y, por otra, donde stos ltimos tengan una posicin de subordinacin hacia los mayores, debido a que stos son los poseedores del conocimiento, hecho por el que se le considera al joven como alguien que no tiene la capacidad de autodeterminacin y por lo tanto se convierte en objeto-sujeto del aprendizaje y la formacin necesaria para lograr su adaptacin a la vida productiva y social (Guilln, 1985).$XQDGRD OR HVSHFLFDGRHQ OtQHDVDQWHULRUHV*XLOOpQ

    (1985) tambin visualiz de manera muy acertada a la MXYHQWXGFRPRXQSURGXFWRKLVWyULFRDOLGHQWLFDUTXHODaparicin de la fase juvenil se determina por la existencia de dos factores estrechamente vinculados: la presencia misma de la juventud, es decir, su existencia como tal, y el recono-cimiento de los agentes externos a ella, lo que contribuye a VXFHUWLFDFLyQVRFLDO

    Si bien las aportaciones de Guillen (1985) siguen teniendo cierta relevancia en el estudio de la juventud dentro de las ciencias sociales, el desarrollo de los medios de produccin (expresados por medio de la cada del fordismo y el auge GH ODDFXPXODFLyQH[LEOH YLOD\&UX]\GH ODVWHFQRORJtDVGHODLQIRUPDFLyQKDQPRGLFDGRHOUROGHVXE-ordinacin de ciertos grupos de jvenes (estudiantes, quie-nes tienen mayores ventajas en el uso y aplicacin de las nuevas tecnologas y conocimientos) respecto a los adultos (Brunet, 2004). Asimismo, es pertinente sealar que con posterioridad a 1985, en el pas los desarrollos tericos en la materia fueron muy escasos, limitados y desarticulados, por lo cual, junto con la falta de difusin y continuidad de las producciones generadas, observamos que un nmero

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    muy reducido de investigadores continu su labor y del tema poco qued.

    Sin embargo, a mediados de la dcada de los noventa del siglo anterior el inters de la academia por discutir tericamente a la juventud y la necesidad por observar las problemticas que le aquejaban, tuvieron un resurgi-miento muy interesante, lo que se tradujo en un importante desarrollo de las investigaciones en la materia, tan slo comparado con lo que haba realizado la dcada anterior. /RV UHVXOWDGRV JHQHUDGRV VH YLHURQ UHHMDGRV HQ TXH ODmayora de las investigaciones centraron su anlisis sobre los jvenes integrados, mientras que otras aproximaciones enfatizaron su inters hacia sectores juveniles excluidos (Hermo, 1998). Estos estudios se basaron en estructuras [] interpretativo-hermenuticas que tratan de conciliar la oposicin exterior-interior como parte de una tensin LQGLVRFLDEOH D OD SURGXFFLyQGHO FRQRFLPLHQWR FLHQWtFR(Reguillo, 2000: 108).

    En esta lgica, frente al gran cmulo de producciones e investigaciones realizadas en Mxico en torno a lo juvenil, tericamente destacan aportaciones en cuanto a la organi-zacin, agregaciones y/o culturas juveniles. En relacin con los trabajos centrados en la organizacin juvenil, sobresalen las contribuciones efectuadas por Garca (1985) en cuanto al estudio de la organizacin juvenil de las bandas. Por su parte, Reguillo (1998) propone observar el concepto a la luz de dos nociones muy ricas e interesantes: la de mbitos de agregacin (como el espacio-tiempo de acuerpamiento de los jvenes), y la de los mbitos de interaccin (como el espacio-tiempo del roce y del contacto entre los jvenes y sus alteridades). As, el concepto de organizacin juvenil, para dicha autora debe ser comprendido a la luz de la inte-gracin e interaccin que se establece entre los jvenes al formar parte de un grupo u organizacin.

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    De modo que, desde la perspectiva de anlisis de la organizacin juvenil, el concepto de juventud posee un carcter polismico, donde la clase social de pertenencia del individuo [] marca fundamentalmente las caracte-rsticas de las expresiones juveniles (Pay, 1998: 62). Ello explica en parte el hecho de que los jvenes (excluidos), al autoorganizarse, busquen cumplir algunas de las funciones que el Estado y la sociedad han dejado de lado; por ejemplo, el brindarles diferentes espacios educativos y laborales para su desarrollo, lo que evidencia el agotamiento de los paradigmas que pretendan ubicar a los jvenes de manera plena y funcional en las estructuras formales de la socie-dad. De ah que la agrupacin de los jvenes se geste con el propsito de ser observados y escuchados por las polticas y programas dirigidos a ellas y ellos, los cuales la mayora de las ocasiones tienden a excluirlos.

    De esta manera, la agrupacin de los jvenes en orga-nizaciones da pauta al surgimiento de distintas culturas y subculturas1 juveniles, las cuales pueden ser entendidas de una forma muy general como [] la manera en que las experiencias sociales de los jvenes son expresadas colectivamente mediante la construccin de estilos de vida distintos, localizados fundamentalmente en el tiempo libre, o en espacios intersticiales de la vida institucional (Feixa, 1998: 60). Es decir, los diferentes estilos que adop-ten determinadas agrupaciones juveniles les proveern de identidad, diferencindolos respecto a otros grupos sociales DGXOWRVQLxRV\RWURVJUXSRVGHMyYHQHVGHQLHQGRDVtODVculturas juveniles. Por ejemplo, en el caso de los jvenes pertenecientes a comunidades populares, stos construyen

    1. Las subculturas son, por consiguiente, formas expresivas; lo que expresan en ltima instancia, sin embargo, es una tensin fundamental entre quienes ocupan el poder y quienes estn condenados a condiciones subordinadas y vidas de OACQJ@=?H=OA"OP=PAJOEJOAATLNAO=CQN=PER=IAJPAAJBKNI=@AAOPEHK@ARE@=subcultural (Hebdige, 2004: 180 y 181).

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    formas de ver al mundo de manera subalterna, emergiendo as nuevos referentes en oposicin a la cultura hegemnica, constituyndose a la par nuevas estrategias para el recono-cimiento de la heterogeneidad.

    Como bien lo menciona Brito (2002), la construccin del sujeto juvenil se debe ms a la divergencia que a la conver-gencia, debido a que el joven, como sujeto social, es hete-rogneo, diverso, mltiple y variable (Reguillo, 2000). Por ello requiere de explicaciones mltiples y diversas, es decir, la juventud no remite a algo unvoco, sino diverso (vila y Cruz, 2006). De modo que la identidad juvenil se logra a travs de una praxis, la que al diferenciarse de los dems, JHQHUDSURFHVRVGHLQWHJUDFLyQ\DQLGDG5D]yQSRUODFXDOBrito (2002) propone el concepto de SUD[LVGLYHUJHQWH,2 para conceptualizar el proceso de construccin de las identidades MXYHQLOHVDSDUWLUGHVXGHVLGHQWLFDFLyQFRQORVJUDQGHVobjetivos y valores culturales dominantes; debido a ello los jvenes adquieren relevancia social en el momento en que VXVFRQGXFWDVGLHUHQGHPDQHUDJUXSDORFROHFWLYDGHRWURVsectores de la sociedad de la que forman parte.

    En esta lgica, Garca (1995) menciona que la identidad se construye a partir de dos factores fundamentales: la apropiacin de un territorio3 y la independencia. Aunado a lo anterior, tambin sobresalen las contribuciones de 5HJXLOOR\9DOHQ]XHOD(VWH~OWLPRLGHQWLFDvarios factores en la conformacin de las identidades juve-niles, entre los que podemos mencionar: la conformacin de relaciones sociales histricas, situacionales, representadas, de adscripcin simblica, cambiantes, construidas de las relaciones de poder, y transitorias.

    2. A partir de su praxis discordante, los jvenes se han ido construyendo una estructura simblica, que ha operado como un refugio existencial, para la supervivencia juvenil (Brito, 2002: 44).3. Podemos entender que el territorio juvenil es un espacio fsico y simblico que se constituye como un lugar de enunciacin, donde los sujetos expresan su pertenencia.

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    En esta lnea de anlisis, dicho autor observa que [] ODVLGHQWLFDFLRQHVMXYHQLOHVHVWDEOHFHQQH[RVPiVLQWHQ-sos de reconocimiento cuando existen mayores similitudes en las condiciones objetivas de vida, por lo que las clases sociales ejercen un papel importante en estos procesos de reconocimiento/exclusin (Valenzuela, 2009: 39). Mien-tras que Reguillo (1991) argumenta que la identidad de los jvenes de los barrios populares agrupados en bandas se da a partir de tres elementos: el espacio, el grupo y la objetivacin simblica.

    As, los factores de construccin identitaria juveniles pertenecen al orden de lo simblico en tanto procesos intersubjetivos de conformacin de lmites de adscripcin, no estticos, ni esencialistas. stos remiten a la construc-cin de un nosotros relativamente homogneo en ciertos grupos de jvenes, en contraposicin con otros, con base en atributos, marcas o rasgos subjetivamente seleccionados y valorizados, los cuales a la vez funcionan como smbolos que delimitan el espacio identitario. De manera que los umbrales simblicos de adscripcin delimitan quines pertenecen al grupo juvenil y quines quedan excluidos de ste. En esta lgica, las diversas identidades juveniles slo DGTXLHUHQVHQWLGRGHQWURGHFRQWH[WRVVRFLDOHVHVSHFtFRV\en sus interacciones con otros sectores sociales. Es decir, la FRQVWUXFFLyQGHLGHQWLGDGHV\FXOWXUDVMXYHQLOHVUHHUHQDtodo aquel conjunto de vida y valores que es expresado por colectivos juveniles en respuesta a sus condiciones de vida.

    Como bien lo menciona Feixa (1993), la mayora de los estudios que han abordado a las culturas juveniles en Mxico, en tanto conforman expresiones y estilos de vida diversos que conviven al interior de una misma generacin de jvenes, han enfatizado en aquellos aspectos espectacu-lares observados fcilmente por el conjunto social. Estas tendencias sealan que el inters de los estudiosos en el tema [] se ha centrado de manera prioritaria en aque-

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    llas formas de agregacin, adscripcin y organizaciones juveniles que transcurren fuera de las vas institucionales (Reguillo, 2000: 107). Dicha seleccin obedece a la necesi-dad de reconocimiento del sujeto juvenil. Sin embargo, al utilizar esta categora analtica no se debe generalizar a los jvenes no integrados como esencialmente contestatarios o marginales, debido a que se estara generalizando lo diverso.

    Asimismo, a travs de estas perspectivas terico-meto-dolgicas se ha incorporado de maneras muy diversas [] el reconocimiento del papel activo de los jvenes, de su capacidad de negociacin con sistemas e instituciones y de VXDPELJHGDGHQORVPRGRVGHUHODFLyQFRQORVHVTXHPDVdominantes (Reguillo, 2000: 109). De manera que el cono-cimiento del joven en tanto actor social debe analizarse en HOFRQWH[WRTXHVHGHVDUUROODSDUDGHYHODUVXHVSHFLFLGDGEn el caso de Mxico, Monsivis (1988) rescata algunos elementos para la comprensin de las distintas formas culturales de la juventud.

    Estudios sobre las identidades juveniles en Mxico

    En prrafos anteriores describimos algunos de los aportes WHyULFRVPiVUHOHYDQWHVHIHFWXDGRVSRUFLHQWtFRVVRFLDOHVnacionales en torno al estudio de la juventud; no obstante, al revisar la bibliografa existente sobre el estudio de las problemticas de los jvenes en Mxico, visualizamos dos clases de trabajos: por una parte, observamos la realiza-FLyQGHLQYHVWLJDFLRQHVFRQFDUiFWHUHWQRJUiFRVREUHODVdiferentes identidades o grupos juveniles (chavos banda, GDUNVSXQNVURFNHURVIUHVDVJUDIWHURVFKRORV, etctera); y por otra, aquellos que se centran en el anlisis global de la MXYHQWXGDERUGiQGRVHDVtWHPDVGHPRJUiFRVHGXFDWLYRVlaborales, migratorios, de salud, drogadiccin y adicciones, participacin poltica, gnero, violencia, religin y valores juveniles.

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    Para entender el surgimiento de las diferentes agrega-ciones y culturas juveniles en nuestro pas, es necesario remontarnos a la dcada de los ochenta del siglo anterior, la cual estuvo fuertemente marcada por la crisis econmica, poltica y social a nivel nacional, manifestndose con ml-tiples efectos en todos los mbitos de la vida. En relacin con la juventud, se observa que el sistema social en general ya no le otorgaba a este grupo los espacios necesarios para su insercin en la sociedad; ello evidencia el agotamiento del [] estereotipo construido por la sociedad mexicana sobre el ser joven (Urteaga, 2000: 405). Adems, puso GHPDQLHVWRODHPHUJHQFLDGHXQQXHYRDFWRUMXYHQLOHOjoven de las colonias urbano-populares y barrios urbano-marginales; fue as como aparecieron los chavos banda en las zonas marginales de la ciudad de Mxico y los cholos en los barrios populares del norte del pas.

    Estos acontecimientos marcaron el punto de partida de un intenso debate acadmico en relacin con el origen social, organicidad y naturaleza de los chavos banda y de otras agrupaciones y fenmenos juveniles. En esta lgica, Garca (1985) observ a la banda como un fenmeno nuevo, el cual fue un producto de factores estructurales asociados al modelo de desarrollo y a otros coyunturales vinculados a la crisis econmica de 1982. Mientras que en el discurso RFLDOVHREVHUYyDODVEDQGDVFRPRRUJDQL]DFLRQHVIXQHVWDVde jvenes, las cuales se vinculaban con hechos violentos y drogadiccin; no obstante, es conveniente sealar que la aparicin de las bandas se gest como una respuesta de los jvenes excluidos hacia los modelos econmico y social dominantes (Valenzuela, 2009).

    Con posterioridad a la literatura sobre bandas, la tem-tica que ms se ha estudiado es el movimiento rockero, debido a que como gnero musical ha sido objeto de diversas interpretaciones y anlisis, e incluso Urteaga (1998), ms all de una forma musical, lo visualiza como una actitud

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    juvenil de vida. Desde esta perspectiva, el rock trasciende su condicin de gnero musical para convertirse en lugar de interpelacin de distintas colectividades juveniles (Urteaga, 2002).3RURWUDSDUWHDQDOHVGHOVLJORDQWHULRUWDPELpQLGHQ-

    WLFDPRVHQWUHORVGLYHUVRVJUXSRVMXYHQLOHVDORVcholos, quienes han empleado como smbolos identitarios los mura-les, los placazos, los low riders,4 los JUDIWLV5 y el tatuaje; en relacin con la msica son seguidores del hip hop y el rap, tienen un estilo particular de vestir (caracterizado por su ropa holgada) y de uso del lenguaje tanto verbal como ges-tual y con un determinado cdigo de valores, manifestndose HQHOUHVSHWRKDFLDODIDPLOLDVREUHWRGRDODJXUDPDWHUQDseguimiento del catolicismo como religin, el machismo y el uso de la violencia como mecanismos de resolucin de FRQLFWRVJUXSDOHV9DOHQ]XHOD*DPDSin embargo, ante un escenario de constantes cambios, los grupos y culturas juveniles no deben reducirse a los chavos banda, los rockeros y los cholos, debido a que se estaran generalizando distintas particularidades.(QHVWD OyJLFD8UWHDJD \2UWHJD DUPDQTXH

    durante los ltimos 20 aos los jvenes han tenido dos ele-mentos centrales de identidad, manifestndose en la msica y el baile. De tal forma que a los cholos les gusta el gnero JUXSHURPLHQWUDVTXH ORVYDTXHURVGHQGHVHPDQDVHrenen en lugares como los rodeos. En tanto que las bandas EDOOHQDWDVVHLGHQWLFDQFRQORVGHQRPLQDGRVFKRORPELDQRVen Monterrey. Por su parte, los seguidores del ska gustan del break. Aunado a lo anterior, se continan organizando

    4. Los low riders son automviles y bicicletas adaptados con accesorios chicanos ULEJP=@KO?KJ?KHKNAOUCQN=OHH=I=PER=O5. En palabras de sus mismos creadores, el CN=BPE puede ser arte o vandalismo, expresin o forma de comunicacin. Quienes lo realizan tienen conciencia de lo mal vistos que son por el resto de la sociedad y, aunque transgredan las normas establecidas, esto no les impide continuar con esta clase de actividades (Cruz, 2007).

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    tocadas de rock y msica tecno en las discotecas; a estas ltimas asisten jvenes de las clases media y alta.

    Desde esta perspectiva de anlisis, Urteaga y Ortega (2004) y Valenzuela (2009) a principios de siglo enfatizan en que las diversas culturas juveniles se perciben por aspectos tales como la vestimenta y el peinado, pero tambin en el comportamiento, el uso del lenguaje, los gustos musicales, los lugares de convivencia y la utilizacin de ciertos bienes de consumo. De tal forma que adems de los chavos banda, los rockeros y los cholos, existen otros estilos juveniles, entre ORVTXHLGHQWLFDPRVIUHVDVZDQQDEpSDQGURVRVSXQNVdarks, nacos, hippies, oos o nerds y los x.

    Los fresas se asocian primordialmente a un alto estatus econmico y social, caracterizndose por tener actitudes y comportamientos de superioridad muy vinculados a los esti-los de consumo y generalmente se encuentran contrapuestos con los nacos, quienes se perciben como jvenes sin clase, de mal gusto y descuidadamente vestidos (Hernndez, 2007). En tanto que los pandrosos son desalineados y caracteriza-dos por su falta de aseo personal. Mientras que los darks, punks y vampirosVHLGHQWLFDQFRQHOPRYLPLHQWRRVFXUR6 y denotan con su particular forma de vestir su frustracin y desilusin con el sistema social, en particular hacia institu-ciones como la familia, la religin, las escuelas y el gobierno (Castillo, 2004). Por otra parte, los nerds o oos son quienes VHLGHQWLFDQFRQORVPDWDGRV\HVWXGLRVRVSRURWURODGRORVx son los invisibles o quienes pasan inadvertidos esttica-mente, y los ZDQQDEpV son quienes sin tener los medios para ser fresas, quieren aparentar serlo y se dedican a imitarlos en su forma de hablar, de actuar y tratando de vestir a la moda pero sin ropa de marca (Zarza, 2009).

    6. Cabe mencionar que el movimiento oscuro [] es resultado de una mezcla de escenas gticas a nivel mundial, lo que inscribe al grupo dentro de las lgicas CHK>=HAO LANK ?KJ ATLNAOEKJAO HK?=HAO =H K>A@A?AN = NA=HE@=@AO AOLA??=O Udiferentes (Arce, 2007: 97).

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    Aunado a las culturas juveniles mencionadas en lneas anteriores, recientemente en los medios de comunicacin del pas se habla de dos estilos urbanos denominados los emos y las lolitas/DLPDJHQGHORVSULPHURVSXHGHLGHQWLFDVHporque usan pantalones oscuros y entallados, as como camisetas y sudaderas de colores llamativos, peinndose con copete relamido y el cabello en la nuca esponjado. En esta lgica los jvenes que se conciben como emos7 intentan perecer tristes y amargados y basan todo su fsico en pro-blemas emocionales. En tanto que las lolitasVHLGHQWLFDQSRUUHHMDUDSDUWLUGHVXYHVWLPHQWD\SHLQDGRXQFDUiFWHUsocial infantil (La jornada, 21 de marzo de 2008).

    Estudios sobre las problemticas generales de los jvenes en Mxico

    Una vez observados los principales aportes tericos en relacin con la construccin del conocimiento de la juventud SRUFLHQWtFRVVRFLDOHVQDFLRQDOHV\GHVFULWDVODVFDUDFWHUtV-ticas ms importantes que presentan las diferentes agrega-ciones que componen a la juventud mexicana, es necesario observar a grandes rasgos conclusiones ms relevantes de las diversas investigaciones que han estudiado a este VHFWRUFRPRXQWRGRGHPRJUiFDVHGXFDWLYDVODERUDOHVmigratorias, adicciones, sexualidad, etctera).(QUHODFLyQFRQORVHVWXGLRVVRFLRGHPRJUiFRVVREUHORV

    jvenes en el pas, los primeros documentos que ofrecen un panorama muy general de la situacin fueron los Censos de Poblacin y Vivienda realizados por el INEGI (desde la dcada de los aos cincuenta del siglo anterior). En dichos compendios estadsticos es posible observar: el nmero, HGDG JpQHUR RFXSDFLyQ \ GLVWULEXFLyQ JHRJUiFDGH ORV

    7. Emo proviene del vocablo anglosajn emotion, y quienes siguen este estilo juvenil aseguran ser depresivos y melanclicos (La Jornada, 21 de marzo de 2008).

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    jvenes en el pas. Sin embargo, estos datos homogenizan lo diverso, por ello las dos ltimas administraciones pblicas federales, a travs del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) han buscado diversas aproximaciones que den cuenta de las problemticas que giran en torno a la juventud, razn por la cual se elaboraron las Encuestas Nacionales de Juventud 2000 y 2005 con el propsito de observar las realidades a las que se enfrentan los jvenes mexicanos en: educacin, salud, trabajo, sexualidad, procreacin, esfera de la vida privada, esfera de la vida pblica, valores, acceso a la justicia y derechos humanos (IMJ, 2007). Desafortuna-damente los avances logrados en cuanto a la condicin de lo juvenil no han impactado en la elaboracin de diferentes polticas hacia este sector en el pas.

    Por otra parte, existe un buen nmero de investigacio-nes centradas en la educacin de los jvenes en Mxico. La mayora de estos trabajos han tenido por objeto el an-OLVLVGHUDVJRVVRFLRGHPRJUiFRVGHORVHVWXGLDQWHVQLYHOde ingresos, estado civil, condicin laboral, etctera), as como las prcticas escolares de la poblacin estudiantil (desempeo escolar, horas de lectura, desercin y niveles GHHFLHQFLDWHUPLQDOGHORVQLYHOHVPHGLRVXSHULRU6RVD2002) y superior (ANUIES, 2006; Gil, et al., 2009; Silva, 1996; Taborga, 2003). A su vez, se han desarrollado otra clase de estudios que han enfocado su atencin hacia el tipo de formacin que se le otorga a la juventud y su relacin con los empleos que los jvenes obtienen (Izquierdo, 1998; Jusidman, 1998; Miranda, 2003; Rendn y Salas, 2000). Mientras que otro grupo de trabajos han centrado su lnea de anlisis en proponer una reestructuracin de los planes y programas de estudio (Guzmn, 1994) para ajustar a los jvenes al proceso de reestructuracin econmica, que ha PRGLFDGRODGHPDQGDODERUDOHQUHODFLyQFRQODVFDSDFL-dades de los trabajadores.

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    En esta lgica, es posible observar que los temas refe-rentes a la educacin y formacin que los jvenes reciben guardan estrecha relacin con el empleo que stos obtienen. Tomando en consideracin esta lnea de anlisis, ubica-mos una serie de artculos y documentos que examinan la transicin de la escuela al trabajo de la juventud en Mxico (Izquierdo, 1998, 2001). Ahora bien, los resultados de las investigaciones realizadas en torno a los jvenes y el empleo, en trminos generales muestran que durante los ltimos aos la situacin laboral de stos empeor en trminos abso-lutos, en sintona con el deterioro de los mercados laborales (Brunet, 2004; Weller, 2007).

    No obstante, en la realidad laboral juvenil existe una gran heterogeneidad, la cual se explica en virtud de fac-tores como: la oferta y demanda laboral, la clase social, el nivel educativo, el gnero, las caractersticas del hogar de procedencia, etctera. As, por el lado de la oferta laboral es posible observar un aumento en el nivel educativo de los nuevos trabajadores y el incremento del nmero de mujeres a la fuerza laboral (Navarrete, 1992; Pederzini, 2004; Rendn y Salas, 2000). Mientras que por el lado de la demanda, se ha acrecentado el uso de la mano de obra MRYHQFDOLFDGD\H[LEOH:HOOHU+HFKRTXHVHKDtraducido en que los jvenes de clases altas con niveles de instruccin por encima de la media, compitan ventajosa-mente en el mercado de trabajo (INEGI y STPS, 1995), en tanto que sus pares de clases sociales bajas carecen de una formacin adecuada, por lo que no desarrollan a plenitud sus diferentes capacidades y habilidades, lo que los lleva a emplearse en trabajos que requieren escasa preparacin profesional, de ah que laboren bajo condiciones precarias caracterizadas por la inseguridad (Soares, 2000), tempora-OLGDGH[LELOL]DFLyQGHUHFKRVODERUDOHVFHUFHQDGRV\FRQbajas remuneraciones econmicas (Brunet, 2004; Cama-

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    Los estudios sobre la juventud en Mxico

    rena, 2004; Leyva y Rodrguez, 2002; Navarrete, 1992; Rendn y Salas; 2000).

    Si a lo anterior le agregamos que los jvenes menos cali-FDGRVHLQVWUXLGRVVRQORVPiVDIHFWDGRVSRUHOGHVHPSOHR(Touraine, 1988), e incluso apreciamos que este fenmeno ha comenzado a afectar a los graduados de educacin superior (de clases media y baja), observaremos que dicha situacin en Mxico se ha recrudecido con la existencia de alrededor de siete millones de jvenes que no estudian ni trabajan (ninis),8 hecho que evidencia la inoperancia de los programas dirigidos hacia este sector. Adems, ello es una prueba fehaciente de que la sociedad como tal no es capaz de brindarles un espacio a los jvenes para que se desarrollen como tales. En suma, apreciamos que no existe un presente para los jvenes, y al no existir ste, no se puede hablar de un futuro promisorio para la juventud.

    Ligado a la educacin y al empleo juvenil, la migracin se ha constituido como otra temtica de estudio que en aos recientes ha ganado presencia en el campo de investigacin de los juvenlogos.9 Dicho fenmeno constituye una de las FRQVHFXHQFLDVGHODH[SORVLyQGHPRJUiFD\ODFULVLVHFR-nmica por la que atraviesa el pas. Situacin que se ha incrementado durante la ltima dcada, al representar la poblacin juvenil alrededor de 70% del total de emigrantes hacia Estados Unidos (Garca, 2006). Adems, se observa que los jvenes migrantes ya no slo provienen de comu-nidades rurales como a mediados del siglo anterior, sino que ahora tambin de espacios urbanos. En este sentido, destacan investigaciones hechas sobre los jvenes indge-nas jornaleros (Reyes, 2006), as como de sectores juveniles

    8. Estos jvenes son denominados ninis, debido a que no trabajan ni estudian al no tener oportunidades para hacerlo y, por ende, observan que su futuro ser demasiado precario.9. El campo de investigacin de lo que denominamos juvenlogos est conformado por todos aquellos autores que desde diversos enfoques tericos, tradiciones y preocupaciones se han dedicado al conocimiento de los jvenes en Mxico.

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    con preparacin profesional (lamo, 2006). En este tipo de estudios se ha concluido, por un lado, que los jvenes emi-grantes mexicanos hacia Estados Unidos son vulnerables y sufren algn tipo de discriminacin, mientras que por otro, su cohesin social como grupo se fortalece y adems se especializan en alguna ocupacin.

    Por otra parte, el estudio de la salud juvenil en Mxico VHKDFHQWUDGRHQWUHVWHPiWLFDVGHPRJUiFDVH[XDOLGDG\adicciones, perspectivas que se interrelacionan para conocer las situaciones patolgicas que padecen y preocupan a los MyYHQHV(QPDWHULDGHWHPDVHVWDGtVWLFRV\GHPRJUiFRVinstancias como el INEGI (2005) y el IMJ (2000, 2007) han analizado el acceso que tienen los jvenes a las instituciones de salud, as como los principales padecimientos de los que son objeto. Mientras que en los trabajos de investigacin enfocados en la sexualidad juvenil se ubican cuatro aproxi-PDFLRQHVGLVFLSOLQDULDVORVHVWXGLRVVRFLRGHPRJUiFRVORVmdicos y epidemiolgicos, los psicosociales y antropolgicos y los demoantropolgicos (Rodrguez, 2000).(OHQIRTXHGHDQiOLVLVVRFLRGHPRJUiFRTXHREVHUYDOD

    sexualidad de los jvenes, ha enfatizado en el conocimiento de sus pautas reproductivas (Ehrenfeld, 2002; Prez y Morales, 1996; Stern, 1998), las prcticas sexuales en riesgo (Saavedra, et al., 2007), incluyendo las enfermedades de transmisin sexual como el VIH/sida, la edad de la primera relacin sexual, el uso de anticonceptivos, entre otros (Welti, 1998). Bajo esta perspectiva, la poblacin que ms se ha analizado ha sido la de los estudiantes y las prcticas sexuales femeninas; no obstante, durante los ltimos aos se incluyeron en sus temticas de estudio: el aborto, los derechos reproductivos, la masculinidad (Montesinos, 2002; Vendrell, 2002), la homosexualidad, entre otros.

    Por otro lado, la vertiente de estudios mdicos y epide-miolgicos se ocupa de la salud de ciertos grupos de jvenes. En tanto, la perspectiva antropolgica analiza la sexualidad

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    juvenil de las regiones rural e indgena del pas (Gonzlez,

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    las que los jvenes de escasos recursos consumen drogas, pero no ayuda a descifrar la causalidad de que jvenes de otros estratos sociales tambin lo hagan.

    Los resultados de las investigaciones tanto cuantitati-vas como cualitativas muestran que los jvenes en general consumen drogas y alcohol a edades ms tempranas, y que los promedios de su ingesta se ha incrementado y diversi-FDGRKHFKRTXHHYLGHQFLDTXHORVSURJUDPDVSUHYHQWLYRVHQ ODPDWHULDQRKDQJHQHUDGR UHVXOWDGRV VLJQLFDWLYRVpara disminuir esta situacin problemtica, que da a da afecta a un mayor nmero de jvenes mexicanos. Aunado a lo anterior, en materia de salud juvenil a principios del siglo XXI se empiezan a llevar a cabo algunos esfuerzos que buscan observar la situacin que viven los jvenes con alguna discapacidad o con capacidades diferentes (Marino, 2008; Rascn, 2008).

    Otra vertiente de anlisis en el estudio de la juventud corresponde a la participacin poltica, temtica que en dcadas anteriores fue concebida como casi exclusivamente vinculatoria a la esfera de la poltica formal tradicional, entendida sta como la partidaria y electoral. Dentro de esta perspectiva destacan los trabajos de Crespo (1989, 1990) y Pacheco (1991), quienes observaron que los jvenes participaban electoralmente con tendencias ms amplias hacia la pluralidad.

    Sin embargo, a principios de este siglo dicha lnea de DQiOLVLVKDVLGRUHSODQWHDGDFRQODQDOLGDGGHREVHUYDUdesde diferentes aristas las diversas prcticas polticas de los jvenes, as como su aportacin en la construccin de ciudadana. De esta manera, Cisneros (1998) observ el paso de minoras desviadas de jvenes a minoras activas, las cuales han adquirido conciencia de la situacin de exclusin y marginacin que sufren. En tanto que otras investigaciones muestran que la limitada participacin de los jvenes en asuntos pblicos se explica en buena medida

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    Los estudios sobre la juventud en Mxico

    por su nula o dbil vinculacin a las instituciones (IMJ, 2000, 2005; Ramos, 2004), lo que se traduce en que no se sienten GHELGDPHQWHUHFRQRFLGRV\VXFLHQWHPHQWHUHSUHVHQWDGRVpor el engranaje poltico imperante y, por ende, desconfen de ste (Caldern, 2008; Ramos, 2004).

    Adicionalmente a las temticas que estudian de manera general a la juventud, se aadieron tres vertientes de anli-sis: gnero, violencia y juventud rural. Las investigaciones que se ubican en esta ltima perspectiva dan cuenta desde aspectos que tienen que ver con la conceptualizacin de la juventud rural (Bevilaqua, 2009), hasta otras que abor-dan las principales situaciones problemticas a las que se enfrenta este grupo poblacional: pobreza, aislamiento, violencia, marginacin, discriminacin tica y falta de HTXLGDGHQHODFFHVRDFLHUWRVVDWLVIDFWRUHV%RQODurston, 1998). Si bien este tipo de investigaciones empie-zan a preocuparse por la juventud rural e indgena del pas, an falta un largo trecho por recorrer y conocer acerca de las preocupaciones y problemticas de este sector que ha quedado tan marginado de la actual poltica juvenil.

    Mientras que a travs de los estudios de gnero10 se abrieron diferentes espacios a un considerable nmero de diseos de investigacin, sobre todo en lo relativo a la sexualidad y la salud reproductiva (embarazo adolescente, maternidad, derechos reproductivos, uso de anticonceptivos, enfermedades de transmisin sexual, incluyendo el VIH/sida, entre otros) (Gayet, et al., 2007; Prez y Morales, 1996; Stern y Garca, 1999). Pero tambin se observan trabajos que abordan el tema de la masculinidad (Montesinos, 2002; Vendrell, 2002). Asimismo, se ha puesto mucho nfasis en el estudio de las situaciones problemticas relacionadas con la desigualdad, marginalidad y violencia que viven las

    10. El gnero hace referencia a una construccin simblica mediante la cual ciertas caractersticas son atribuidas como pertenecientes a uno u otro sexo (Ramos, 2002).

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    mujeres jvenes (Ramos, 2002; Riquer y Tepichin, 2001; Silveira, 2001). En suma, los estudios de gnero han sido de vital importancia para conocer la problemtica juvenil de la mujer y han tenido como propsito que cuando se hable de juventud, las mujeres jvenes no continen siendo consideradas en trminos secundarios.

    En tanto que los estudios centrados en la violencia juvenil, han dado cuenta de que sta constituye un factor intrnseco en la propia condicin juvenil (Tenorio, 1975). Mientras que otro tipo de aproximaciones en la materia han GHVPLWLFDGRORVIDOVRVHVWHUHRWLSRV1DYDUURTXHHOdiscurso dominante del ser joven gener al categorizar a ciertos grupos de jvenes como delincuentes (por el simple hecho de ser morenos, pobres, marginales y de trabajo de calle). Este tipo de manejo ideolgico provoc la exclusin de un importante nmero de jvenes de la sociedad, lo cual ha sido uno de los factores para que los jvenes se vinculen con el crimen organizado (Salazar, 1998), especialmente con los crteles mexicanos de la droga (La Jornada, 12 de enero de 2010).11 Razn por la cual es necesario repensar desde el imaginario social los espacios de insercin que como sociedad estamos generando para nuestros jvenes.

    Ahora bien, una vez observados los principales estudios que han dado cuenta de la realidad y problemticas por las que atraviesan los jvenes mexicanos, es necesario res-ponder la siguiente pregunta: cules son los principales valores y creencias de la juventud mexicana? En trminos generales, la situacin que viven los jvenes en cuanto al tema de los valores y la religin es producto del estado que experimenta el conjunto de la sociedad, el cual a prin-

    11. De acuerdo con Alfredo Nateras (La Jornada, 12 de enero de 2010), las causas por las que los jvenes se unen al crimen organizado se explican en virtud de que estas organizaciones delictivas cumplen funciones sociales y simblicas que el Estado no ofrece, tales como dar empleo, arreglar una escuela o hacerse cargo de la educacin de los jvenes que coopta para que sirvan a sus intereses.

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    Los estudios sobre la juventud en Mxico

    cipios del siglo XXI no es muy alentador. En este sentido, los pocos estudios en la materia subrayan que los jvenes adquieren una carga valorativa muy importante en sus hogares (Luengo, 2000; Palomera, 1990), a diferencia de la poca formacin recibida en las escuelas (Bazdresch, 1987). Adems, se observa que los jvenes pertenecientes a las FODVHVPHGLD\EDMDVRQLQXLGRVGHPDQHUDGHWHUPLQDQWHHQVXFRQJXUDFLyQYDORUDO\UHOLJLRVDSRUORVPHGLRVPDVL-vos de comunicacin.

    Como bien lo menciona Luengo (2000), lo anterior se traduce en que los valores juveniles presenten como carac-tersticas: su tendencia hacia el individualismo, sentido de independencia, soledad e inseguridad existencial, deseo de cambio, actitud crtica hacia las instituciones, entre otras. En lo que corresponde a temticas religiosas, la gran mayo-UtDGHMyYHQHVVHGHQHQFRPRFDWyOLFRVDXQTXHUHFRQRFHQque no practican dicha religin, debido a que les causa cierta indiferencia el tema (Alducn, 1998), y en otros casos buscan nuevas explicaciones a su vida, razn por la cual se unen a otro tipo de creencias religiosas.

    Conclusiones

    En suma, observamos que los primeros estudios sobre la juventud en Mxico datan de mediados de la dcada de los ochenta, destacando las aportaciones de Guilln (1985), quien plante una discusin terica en torno al concepto de juventud, entendindola como un producto social e histrico generado por las relaciones de poder. Sin embargo, con posterioridad al Ao Internacional de la Juventud (1985) el tema qued en el olvido respecto a las prioridades guberna-mentales. Fue hasta mediados de la dcada de los noventa cuando el inters de la academia por discutir tericamente a la juventud y sus problemticas tuvo un resurgimiento muy

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    interesante, lo cual se tradujo en un importante nmero de trabajos en la materia.

    De esta manera, los estudios sobre la juventud en Mxico se dividen en tres categoras: los aportes tericos al conoci-PLHQWRGHORMXYHQLOODVLQYHVWLJDFLRQHVHWQRJUiFDVVREUHlos distintos grupos que componen a este sector social, y el anlisis global de sus problemticas. Respecto a las apor-taciones en torno al conocimiento de la juventud, sobresa-len los trabajos de Garca (1995), Pay (1998) y Reguillo (1998) en cuanto a la organizacin juvenil. Por otra parte, son relevantes las ideas de Feixa (1998) en relacin con las culturas juveniles. Aunado a ello, son fundamentales las contribuciones de autores como Brito (2002), Reguillo (2000) y Valenzuela (1997, 2009) sobre las identidades juveniles.$VXYH]GLYHUVDVLQYHVWLJDFLRQHVGHFDUiFWHUHWQRJUiFR

    mostraron ciertas particularidades de grupos juveniles tales como: FKDYRVEDQGDFKRORVURFNHURVIUHVDVZDQQDEppandrosos, punks, darks, nacos, hippies, oos o nerds, los x, los emos y las lolitas. Estos grupos evidencian la exis-tencia de una gran diversidad juvenil en el pas, la cual se determina desde el espacio temporal, donde el estilo y la imagen son elementos muy importantes para la comunica-FLyQGHFLHUWRVLGHDOHVTXHLGHQWLFDQDGLVWLQWRVJUXSRVGHjvenes. En esta lgica, el vestido, el peinado, la msica y la forma de hablar representan algunos de los medios que ORVMyYHQHVKDQHPSOHDGRDORODUJRGHOWLHPSRSDUDGHQLUsu identidad y, con ello, su adhesin a las normas sociales establecidas o, en todo caso, su contraposicin hacia stas.

    Ahora bien, dentro de las investigaciones que abordan las temticas generales de la juventud en Mxico, ubi-camos aquellos trabajos centrados en el anlisis de tipo: GHPRJUiFRHGXFDWLYRPLJUDWRULRGHVDOXGGURJDGLFFLyQadicciones, participacin poltica, gnero, violencia, juven-tud rural, religin y valores juveniles. Este tipo de estudios han generado conclusiones globales de las problemticas a

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    Los estudios sobre la juventud en Mxico

    las que se enfrentan los jvenes; no obstante, los resultados de las mismas no han sido utilizados para la elaboracin de polticas dirigidas hacia este grupo poblacional.

    Cabe agregar que en el pas las discusiones en torno a ODMXYHQWXGKDQVLGRPX\SUROtFDVWDQWRSRUORVDSRUWHVtericos de los estudiosos en el tema, as como por el anlisis GHORVDFWRUHVHVSHFLFLGDGHVPRYLPLHQWRV\SUREOHPiWLFDVque padecen los jvenes. Por ello es necesario continuar los esfuerzos de investigacin que den cuenta de la realidad de lo juvenil y vinculen los resultados obtenidos en las investi-gaciones con los tomadores de decisiones para que se geste una poltica integral de juventud, donde los jvenes tengan un presente y, por ende, un futuro que vivir.

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