Los Escritos Universitarios Del Joven Ratzinger

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  • 1. La tesis doctoral

    La actividad cientfica de Benedicto XVI comenz muy temprano, cuandotodava era estudiante del seminario diocesano de Frisinga, el ao anterior a su or-denacin sacerdotal. En julio de 1950, al terminar el semestre de verano, JosephRatzinger fue invitado (suave coaccin) por la Facultad de Teologa de Mnchen,y muy particularmente por su maestro y amigo Clemens Gottlieb Shngen (1892-

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    ISSN 1133-0104

    Los escritos universitarios del joven Ratzinger(1951-1962)

    Josep-Ignasi SARANYANA

    Sumario: Se analiza la trayectoria teolgicade Joseph Ratzinger durante los primeros onceaos de su carrera universitaria, desde su tesisdoctoral hasta el comienzo del Concilio Vati-cano II y su traslado a Mnster in Westfalen.Se observa que los temas que entonces focali-zaron su trabajo de investigacin se han man-tenido a lo largo de los aos: relaciones entreTradicin y Escritura, claves eclesiolgicaspara comprender las relaciones entre Iglesiauniversal e Iglesias particulares, condiciones deposibilidad de la Teologa como ciencia (fun-cin de la razn en el trabajo teolgico), me-diacin nica de Cristo.

    Palabras clave: Joseph Ratzinger, Revela-cin, Iglesia universal, Iglesia particulares, fi-losofa y teologa.

    Abstract: This article analyzes the theologicaltrajectory of Joseph Ratzinger during the firsteleven years of his University career, from hisdoctoral dissertation up until the beginning ofthe Second Vatican Council and his transferralto Mnster in Westfalen. The author portrayshow the topics on which he focused his initialinvestigation have remained constant throug-hout the years: the relationship between Tradi-tion and Scripture, the ecclesiological keys tounderstanding the relationships between theUniversal and Particular Churches, the premi-ses for the possibility of Theology as a science(the role of reason in Theological discourse),the singular mediation of Christ.

    Keywords: Joseph Ratzinger, Revelation, Uni-versal Church, Particular Church, philosophyand theology.

  • 1971), a presentarse a un concurso teolgico, consistente en redactar un trabajo deinvestigacin sobre Pueblo y casa de Dios en la enseanza sobre la Iglesia de SanAgustn. Si su disertacin teolgica alcanzaba la aprobacin de la Facultad, comoas ocurri, el joven Ratzinger tendra abiertas las puertas del doctorado, pues eltrabajo se podra computar como una memoria de investigacin para la obtencinde ese grado, que debera completarse con unos exmenes orales y escritos y la de-fensa pblica de unas tesis teolgicas tomadas de las disciplinas de los estudiosinstitucionales. La tesis fue terminada poco antes de la ordenacin sacerdotal, esdecir, a finales de la primavera de 1951. Se public en 19541.

    Esta monografa en torno a pueblo y casa de Dios en la enseanza de SanAgustn sobre la Iglesia sorprende todava hoy si se toma en cuenta que su autortena slo 24 aos al redactarla. Basta, para ello, una mirada a la espectacular bi-bliografa, distinguible porque est sealada de la bibliografa nueva que aa-di al enviar el trabajo a imprenta. Ratzinger justifica su mtodo teolgico en unabreve e interesante introduccin. La investigacin histrica y la especulacin teo-lgica, dice, deben darse la mano para avanzar armnicamente en el progreso dela comprensin de la fe cristiana. Y, en este contexto, agradece al Prof. Shngenque le haya ofrecido la posibilidad de entrar en un tema tan rico, que es tributariode las tres grandes cuestiones que la teologa latina tena planteadas en el siglo IV:el problema del Antiguo Testamento (es decir, su relacin al Nuevo), el problemade la armonizacin entre ley y sacramento, y las dificultades que el Estado paga-no y la gentilidad presentaban a la especulacin cristiana (su aceptacin o conde-na). Sobre todo, aquella primeriza investigacin le permiti constatar que unaespiritualizacin anti-institucional del concepto de pueblo era ajena a Agustn y ala tradicin occidental2. Ticonio, en cambio, sostena lo contrario, es decir, que laIglesia era efectivamente (y slo) el Cuerpo de Cristo, entendido en sentido pneu-mtico.

    En la Alemania de la posguerra se recordaba a Ticonio. La sombra de Tico-nio, aquel donatista disidente, contemporneo de San Agustn, que nunca se hizocatlico, se proyectaba sobre una nocin de Iglesia estrictamente carismtica, que

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    1. La memoria de Ratzinger obtuvo el premio pocos das antes de la ordenacin sacerdotal, acae-cida el 29 de junio de 1951. El 1 de octubre de 1952, despus de un ao de intensa actividad pastoral,fue llamado por sus superiores a la docencia en el Seminario de Frisinga. En julio de 1953 obtuvo eldoctorado. Al ao siguiente public su primer libro, que fue el trabajo premiado en 1951 por la Facul-tad de Teologa de Mnchen: Joseph RATZINGER, Volk und Haus Gottes in Augustinus Lehre von derKirche, Zink (Mnchener Theologische Studien, II/7), Mnchen 1954, xxiv + 332 pp. La mejor re-sea de la amplsima obra escrita de Joseph Ratzinger se halla, a mi entender, en Pablo BLANCO, Jo-seph Ratzinger: razn y cristianismo, Rialp, Madrid 2005, pp. 245-290.

    2. Joseph RATZINGER, Prefazione, en Aidan NICHOLS, Joseph Ratzinger, ed. ital, a cargo de JacquesServais, San Paolo, Cinisello 1996, p. 5.

  • casaba bien con algunas eclesiologas surgidas de la Reforma. Tambin Ratzingerhabra de dedicarle una pequea monografa, poco despus de su trabajo doctoral3.Quera armonizar la irrepetibilidad del acontecimiento salvfico (encarnacin, muer-te, ascensin y resurreccin de Cristo) con su misma universalidad; la unicidadobjetiva del evento, con la universalidad subjetiva de su eficacia. Le interesaba re-saltar que no hay oposicin entre carisma e institucin; que lex et sacramentum no seoponen. Deseaba ofrecer una correcta inteligencia de la clusula teolgica extraEcclesiam nulla salus.

    Quiz sea el momento de preguntarse quin era Shngen, ese maestro quele haba empujado a reflexionar sobre cuestiones de tanta envergadura eclesiolgi-ca. En su tesis doctoral, en su trabajo de habilitacin, en su leccin inaugural en laUniversidad de Bonn, en sus memorias redactadas en 1997, Ratzinger ha recono-cido siempre, con gratitud y especial afecto, su deuda con Shngen.

    Clemens Gottlieb Shngen era entonces Profesor ordinario de Teologa fun-damental en la Universidad de Mnchen. Pensaba siempre a partir de las fuentesmismas comenzando por Aristteles y Platn, pasando por Clemente de Alejandray Agustn hasta Anselmo y Buenaventura, Toms, Lutero y la escuela teolgica deTubinga del siglo pasado [siglo XIX]. Tambin Pascal y Newman estaban entre susautores preferidos4. Shngen, adems, haba transitado de la filosofa a la teolo-ga, y era, por lo mismo, un excelente conocedor de la Ilustracin alemana y de lafenomenologa.

    Con lo dicho tenemos un panorama de la atmsfera cultural en que se des-envolva el joven Ratzinger: los Padres del siglo IV, sobre todo San Agustn, y larenovacin histrica de la teologa (lejos del historicismo). Para completar el cua-dro, habra que aadir el influjo de las nuevas corrientes patrsticas francesas, yadesde los aos de sus estudios seminarsticos o institucionales5. No hay duda, portanto, de que la memoria doctoral ratzingeriana se nos ofrece como una pieza sli-da, bien documentada, firmemente anclada en la Tradicin, segn el estilo de sumaestro Shngen.

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    3. En Revue des tudes Augustiniennes, 2 (1956) 173-185.4. Joseph RATZINGER, Mi vida. Recuerdos (1927-1977), trad. cast., Ediciones Encuentro, 1997, pp.

    67-68. Cfr. tambin Pablo BLANCO, Joseph Ratzinger. Una biografa, EUNSA, Pamplona 2004.5. Benedicto XVI atestigua que en otoo de 1949, casi al final de sus estudios institucionales, Al-

    fred Lpple (1915-...) le regal Catholicisme de Henri de Lubac, que le produjo gran impacto, lle-vndole casi de inmediato a leer Corpus Mysticum, otra obra del mismo autor. Con motivo de la re-ciente eleccin pontificia, Alfred Lpple, ya nonagenario, ha ofrecido a la opinin publica excelentesrecuerdos de sus relaciones con el papa Benedicto XVI, cuando ambos eran colegas en Mnchen-Freising. Lpple fue despus muchos aos Profesor ordinario de Teologa pastoral de la Universidadde Salzburg.

  • 2. Primeras experiencias pastorales

    Recibida la ordenacin sacerdotal, fue destinado como coadjutor (vicario) auna parroquia muniquesa Heilig Blut (septiembre 1951-septiembre 1952). Frutode sus primeras prcticas pastorales fue una conferencia titulada Los nuevos pa-ganos y la Iglesia, publicada algunos aos ms tarde, en 1958, en la revista Hoch-land 6.

    Sostena en ese texto de 1958 que Europa se mantena substancialmentecristiana; pero afirmaba tambin que era el lugar de nacimiento de un nuevo pa-ganismo que creca incontenible en el corazn de la Iglesia misma y amenazabacorroerla desde dentro. La imagen de la Iglesia en los tiempos modernos estabaesencialmente definida por el hecho de haber venido a ser enteramente una nuevaIglesia de los gentiles, y de serlo cada vez ms: no ya como antao Iglesia com-puesta de gentiles que se hicieron cristianos, sino Iglesia de gentiles que seguanllamndose cristianos, pero que en realidad haban vuelto al paganismo7.

    Hagamos ahora un salto en el tiempo y trasladmonos al 18 de abril de 2005,a la misa concelebrada por el colegio de electores. En ella pronunci una impor-tante homila Joseph Ratzinger como cardenal decano. Constataba las consecuen-cias de ese nuevo paganismo, sealado ya al comienzo de su carrera teolgica,casi medio siglo antes, y describa cunto sufrimiento haba padecido la Iglesia alo largo de esos aos, agitada por toda suerte de ideologas8.

    Los dos textos, el de 1958 y el de 2005, no pretendan lo mismo, ni los dosse pronunciaron desde la misma perspectiva; pero tienen, a la vuelta de medio si-

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    6. En Hochland, 51 (1958/59) 303-316.7. Joseph RATZINGER, El nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una Eclesiologa, trad. cast., Her-

    der, Barcelona 1972, p. 359. La conferencia sobre los neopaganos, junto con lo ms substancioso desu primer trabajo teolgico sobre San Agustn y su ensayo sobre Ticonio, se incorporaron a esta im-portante monografa titulada Das neue Volk Gottes, cuyo original data de 1969. Aqu aparecen, ade-ms, otras reflexiones provocadas por su trabajo como perito del Concilio Vaticano II.

    8. Quanti venti di dottrina abbiamo conosciuto in questi ultimi decenni, quante correnti ideologi-che, quante mode del pensiero... La piccola barca del pensiero di molti cristiani stata non di radoagitata da queste onde, gettata da un estremo allaltro: dal marxismo al liberalismo, fino al libertinis-mo; dal collettivismo allindividualismo radicale; dallateismo ad un vago misticismo religioso; da-llagnosticismo al sincretismo e cos via. Ogni giorno nascono nuove sette e si realizza quanto diceSan Paolo sullinganno degli uomini, sullastuzia che tende a trarre nellerrore (cfr. Ef 4, 14). Avereuna fede chiara, secondo il Credo della Chiesa, viene spesso etichettato come fondamentalismo. Men-tre il relativismo, cio il lasciarsi portare qua e l da qualsiasi vento di dottrina, appare come luni-co atteggiamento allaltezza dei tempi odierni. Si va costituendo una dittatura del relativismo che nonriconosce nulla come definitivo e che lascia come ultima misura solo il proprio io e le sue voglie(Homila del Cardenal Joseph Ratzinger en la Missa pro eligendo Romano Pontifice, concelebradapor los cardenales electores, el da 18.04.05).

  • glo, un hilo conductor: mantienen la preocupacin sacerdotal por la universalidadde la salvacin. El primer texto escrutaba el futuro a la luz de la todava escasa ex-periencia pastoral y profesoral; adivinaba el porvenir. La homila ante el colegiode electores era una reflexin madura de un prelado eclesistico curtido por unarica experiencia de gobierno, quien, ante la ya inminente votacin consistorial, re-cordaba a los electores las responsabilidades que los electores pondran sobre lasespaldas del elegido. Ni en la primera conferencia haba apocamiento, ni en la se-gunda desnimo. En 1958 detectaba un peligro; en 2005 adverta, con gran realis-mo, que las expectativas se haban cumplido, al menos en parte. Con todo, tantoantes como despus, Cristo no haba fracasado; la eficacia redentora de su sacrifi-cio en la Cruz era sobreabundante. Cristo es el centro de la historia: fuera de Cris-to no hay salvacin9.

    3. La habilitacin para la libre docencia

    Volvamos a la Baviera de la inmediata postguerra. Ratzinger pretenda con-cursar a la ctedra de Teologa fundamental del Seminario de Frisinga. Orientadonuevamente por Shngen comenz la tesis de habilitacin para la libre docenciasobre un tema muy ambicioso: la historia de la salvacin en San Buenaventura(1221-1274). Este trabajo deba ser un complemento a sus estudios doctorales so-bre la eclesiologa de san Agustn.

    Se puso manos a la obra a finales del verano de 1953 y a finales de otoo de1955 haba depositado la nueva tesis en la Facultad de Teologa de Mnchen. Eltrabajo fue duramente criticado por Michael Schmaus, uno de los dos calificado-res, y le fue devuelto en la primavera de 1956, para que lo corrigiera con deteni-miento. Finalmente, reducida a una tercera parte, fue aprobado en febrero de 1957y publicado poco despus, en 195910. Esta tesis de habilitacin habra de prepararal joven docente para un debate importantsimo que tendra lugar entre 1962 y1965. Para comprenderlo, conviene recordar algunas cosas del ambiente teolgicode aquellos aos.

    Como se sabe, estudiando la redaccin del decreto tridentino sobre las Es-crituras y las tradiciones apostlicas, Geiselmann haba concluido, poco antes delConcilio Vaticano II, que los padres tridentinos haban previsto inicialmente em-

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    9. Es el mismo tema, en definitiva, que impuls a Ratzinger a promover la declaracin DominusIesus, de 6 de agosto de 2000, sobre la unicidad y la universalidad salvfica de Jesucristo y de la Igle-sia.

    10. Joseph RATZINGER, La teologa de la historia de san Buenaventura, trad. cast., Ediciones En-cuentro, Madrid 2004, 240 pp. Publicada en alemn por Schnell und Steiner, Mnchen 1959.

  • plear la frmula partim... partim, es decir, que la Revelacin se contiene parteen la Escritura y parte en la Revelacin11. Posteriormente se habran decantado porotra expresin ms genrica: in libris scriptis et sine scripto traditionibus12. Gei-selmann afirmaba que los padres tridentinos haban querido expresar, al decidirsefinalmente por el et, que tanto la Sagrada Escritura como la Tradicin nos tras-miten la revelacin divina; ambas, cada una por cuenta propia, lo contienen todo.

    Por esos aos previos al Vaticano II, la teologa acadmica acu, adems,la tesis de que la Biblia contena la plenitud material de la fe. Por ello se afirma-ba que la Iglesia no poda ensear nada que no fuese expresamente rastreable enlas Sagradas Escrituras. Y puesto que algunos identificaban interpretacin de laEscritura con el mtodo histrico-crtico, se apuntaba que la ltima instancia her-menutica deba ser la exgesis bblica. Esto no lo deca expresamente Geisel-mann, pero fue as divulgado por muchos en aquella hora.

    A la vuelta de los aos, Ratzinger se referira a la cuestin suscitada porGeiselmann como presunto descubrimiento histrico13. En efecto, cuando el jo-ven Ratzinger fue a las actas de Trento advirti que la cuestin destacada por Gei-selmann no haba sido ms que un insignificante aspecto secundario en el debateentre los padres conciliares, quienes se haban empleado mucho ms a fondo parailuminar la cuestin fundamental de cmo puede traducirse la revelacin en pala-bra humana y, por tanto, en palabra escrita14.

    En esto [en descubrir la falacia de Geiselmann] me ayudaron mucho losconocimientos adquiridos con mis estudios sobre el concepto de revelacin deBuenaventura. Ratzinger se percat de que los padres tridentinos se haban movi-do en el mismo horizonte cultural que los medievales. Los autores del siglo XII,como tambin ms tarde San Buenaventura, consideraron que revelar es una ac-cin transente, que exige un sujeto revelador, que es Dios, y un receptor de la re-velacin, sin la cual la revelacin no sera nada. Hay un Revelador, que es infini-to, un recipientario de la revelacin divina, un portador de ella y un transmisor.Por consiguiente, no cabe imaginar la revelacin como un depositum substantecon independencia de los receptores de la revelacin divina. La revelacin es reci-bida, trasmitida y en algn momento escrita. Tampoco lo escrito es un depositum

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    11. Josef Rupert GEISELMANN, Die Heilige Schrift und die Tradition. Zu den neueren Kontroversenber das Verhltnis der Heiligen Schrift zu den nichtgeschriebenen Traditionen, Herder, Freiburg imBr. 1962. Geiselmann haba divulgado su tesis entre los especialistas desde mediados de los aos cin-cuenta. Ratzinger afirma que Geiselmann las present por ver primera en 1956, en un Congreso deTeologa dogmtica celebrado en Knigstein.

    12. CONCILIUM TRIDENTINUM, sessio IV, decretum primum, 8 de abril de 1546 (COeD 66323).13. Joseph RATZINGER, Mi vida, cit. en nota 4, p. 101.14. Ibidem, p. 103.

  • sin ms, completamente estanco, porque es interpretada por la misma revelacintrasmitida.

    Todo esto que acabo de sealar no lo deca Joseph Ratzinger en su tesis dehabilitacin, pero estaba supuesto en sus investigaciones, como l mismo lo ha re-conocido con posterioridad. En todo caso, emergi en los escritos ratzingerianosde la poca conciliar, cuando participaba intensamente en el debate que preparabala constitucin Dei Verbum. De este modo, el telogo alemn llegara a la conclu-sin de que Escritura y Tradicin no forman dos fuentes diferentes, sino una solaen la que ambas se unen ntimamente. Las primeras formulaciones de estas refle-xiones fueron presentadas al pblico en una conferencia romana, pronunciada enoctubre de 1962, mejorada para otra intervencin tenida en Paderborn, en marzo de1963, y editada finalmente con pocos retoques en 1965, como una quaestio dis-putata15.

    Mucho despus, rememorando sus estudios bonaventurianos de juventud ytodo el proceso que acabo de resumir, Ratzinger ha dicho que la Revelacin prece-de a las Escrituras y no es simplemente idntica con ellas16. En pocas palabras:

    [La exgesis bblica] ha tomado conciencia de que la Palabra bblica, en elmomento de su fijacin escrita, ya ha recorrido un proceso ms o menos largo deconfiguracin oral, y que, al ponerse por escrito, no ha quedado solidificada, sinoque ha entrado en nuevos procesos de interpretacin relectures, que han desarro-llado ulteriormente sus potencialidades ocultas. La extensin, por tanto, del signifi-cado de la Palabra no puede quedar reducida al pensamiento de un autor singular deun determinado momento histrico. Ms an, la Palabra no pertenece a un nicoautor, sino que vive en una historia que progresa, y posee, por eso, una extensin yuna profundidad hacia el pasado y hacia el futuro que finalmente se pierden en loimprevisible. Slo a partir de aqu se puede empezar a entender qu quiere decirinspiracin17.

    Desde el punto de vista histrico-gentico, la gran Tradicin, es decir, latradicin apostlica, haba rodado ya mucho antes de ponerse por escrito, y slouna parte de aquella se traslad a los libros sagrados bajo la gua del Espritu San-to. La canonicidad de la Escritura quedaba resuelta por este camino, abrindoseuna va de anlisis que recuerda muy de cerca la nocin teolgica de la circumin-

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    15. Vase el trabajo de Pablo BLANCO, Joseph Ratzinger, perito del Concilio Vaticano II, que sepublica a continuacin de nuestro estudio, en este mismo volumen de AHIg, pp. 43-66.

    16. Joseph RATZINGER, Mi vida, cit. en nota 4, p. 84.17. ID., Qu es propiamente la teologa? Discurso pronunciado el 31 de enero de 1998, en El

    Cardenal Ratzinger en la Universidad de Navarra. Discursos, coloquios y encuentros, Facultad deTeologa, Universidad de Navarra, Pamplona 1998 (edicin ad usum privatum), pp. 26-27.

  • cessio: la Tradicin es la regla veritativa de la Escritura, y la Escritura es regla ca-nnica de la Tradicin18.

    La habilitacin le puso en contacto, adems, con una forma sui generis deexgesis bblica divulgada por el abad Joaqun de Fiore (ca. 1130-1202). Esto le lle-v a reflexionar sobre las revelaciones del Apocalipsis jonico, sobre la cuestindel milenarismo, sobre la reforma gregoriana y su recepcin, sobre los orgenes deljoaquinismo medieval, sobre Francisco de Ass y su revolucin pacfica y acerca dems cuestiones. Ratzinger entroncaba, de esta forma, con una veta especulativa ale-mana, cultivada en los aos de entre guerras y despus de 1945 por Ernst Benz,Alois Dempf, Martin Grabmann, Romano Guardini, Marjorie Reeves, HerbertGrundmann y muchos otros. Tambin le supuso entrar en contacto con la revolu-cin medievalstica promovida desde Pars por tienne Gilson y Marie-DominqueChenu. En Espaa hubo muy pronto ecos de las investigaciones de Ratzinger, tra-dos por los jvenes doctorandos que acudan a Mnich por aquellos aos19.

    Yves-Marie Congar todava no haba publicado sus preciosos estudios his-trico-eclesiolgicos sobre las diatribas parisinas provocadas por los secularescontra los nuevos mendicantes20. Sin embargo, Ratzinger ya haba intuido, tanto en

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    18. En las conferencias cuaresmales que predic en Mnchen en 1981, y que dio a la imprenta en1985, hallamos, por ejemplo, expresiones muy explcitas al respecto: Al fin y al cabo la Sagrada Es-critura no es como una novela o un simple manual, escritos de un tirn desde el principio hasta el fi-nal; es ms bien el eco de la historia de Dios con su pueblo. Es el resultado de las luchas y los cami-nos de esta historia; recorrindolos, podemos conocer los auges y decadencias, los sufrimientos, lasesperanzas, la grandeza y de nuevo la flaqueza de esta historia. La Biblia es, pues, expresin del em-peo de Dios por hacerse progresivamente comprensible al hombre; pero es al mismo tiempo expre-sin del esfuerzo humano por comprender progresivamente a Dios (Joseph RATZINGER, Creacin ypecado, trad. cast., EUNSA, Pamplona 1992, p. 31).

    19. Por ejemplo: Olegario GONZLEZ DE CARDEDAL, Misterio trinitario y existencia humana. Es-tudio histrico teolgico en torno a San Buenaventura, Rialp, Madrid 1966. Ms tarde: Josep-IgnasiSARANYANA, Joaqun de Fiore y Toms de Aquino. Historia doctrinal de una polmica, EUNSA, Pam-plona 1979; e Josep-Ignasi SARANYANA, Ana DE ZABALLA, Joaqun de Fiore y Amrica, Eunate, Pam-plona 21995. Con todo, la reflexin ms notable sobre el Abad Joaqun, posterior a la publicacin en1959 de la tesis de habilitacin La teologa de la historia de san Buenaventura, es: Henri DE LUBAC,La postrit spirituelle de Joachim de Flore, Editions Lethielleux, Paris 1979 y 1981, 2 vols. De Lu-bac exagera, quiz, la presencia joaquinista a lo largo de la historia, como una invariante que emergeperidicamente. Sin embargo, es un ensayo de una grandeza indiscutible y constituye ya un lugarprimario de la investigacin sobre teologa de la historia.

    20. Cfr. el famoso estudio Yves-Marie CONGAR, Aspects ecclsiologiques de la querelle entre men-diants et sculiers dans la seconde moiti du XIIIe sicle et le dbut du XIVe, en Archive dHistoireDoctrinal et Littraire du Moyen ge, 36 (1961, pero es de 1962) 35-162. As mismo, ID., Ekklesio-logie, en Michael SCHMAUS, Alois GRILLMEIER, Leo SCHEFFCZYK (Hg.), Handbuch der Dogmenges-chichte, Herder, Freiburg im Br. 1963. Congar, por su parte, no conoca la tesis de Ratzinger, cuandoredact estos dos importantes estudios.

  • su tesis de habilitacin como en un estudio contemporneo que escribi para unaFestschrift dedicada a Schmaus21, la importancia histrica de la querella de losmendicantes, ocurrida en Pars en los aos medios del siglo XIII. En esa querella,larga y dolorosa, que se extendi por ms de veinte aos, estuvieron en juego dosmodelos de organizacin eclesistica. Aunque se discuta sobre dos concepcionesde la accin pastoral de la Iglesia (una apoyada preferentemente en la autoridaddel Romano Pontfice y pilotada directamente por l y la otra de carcter diocesa-no, dirigida por el obispo), se apuntaba ms bien a otra cuestin de mayor enver-gadura: las nociones de Iglesia particular e Iglesia universal, y su mutua interrela-cin. Un tema de mucho alcance, ms interesante, sin duda, que la cuestin slocoyuntural, relativa a la plena aplicacin de la reforma gregoriana. Ratzinger ha-bra de abordar, aos ms tarde, las relaciones del primado romano con el episco-pado, y las relaciones entre la Iglesia universal e Iglesias locales.

    4. Primera ctedra en Freising

    El 1 de enero de 1958 obtuvo la ctedra de Teologa fundamental del Semi-nario de Frisinga22. En agosto de 1958 falleci su padre: Senta que el mundo sehaba vuelto un poco vaco para m y que una parte de mi persona, de mi hogar, sehaba marchado al otro mundo23.

    Conviene atender a otro libro de esos aos previos al Vaticano II: Die christ-liche Brderlichkeit. Era la reedicin, en 1960, de unas conferencias pronunciadasen Viena en la Pascua de 1958, publicadas todava en ese mismo ao en la revistaSeelsorger 24. Aidan Nichols ha destacado esta obra como el primer escrito perso-nal de Ratzinger, es decir, fruto de una reflexin independiente y no al hilo de laopinin de otros autores (Agustn, Ticonio, Joaqun de Fiore, Buenaventura). Qui-z tenga razn.

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    21. Joseph RATZINGER, Einfluss des Bettelordensstreites auf die Entwicklung der Lehre vom pps-tlichen Universalprimat, en Johann AUER, Hermann VOLK (Hg.), Theologie in Geschichte und Gegen-wart. Michael Schmaus zum sechzigsten Geburtstag, Zink, Manchen 1957, pp. 697-724.

    22. Conviene recordar que la reforma de los estudios eclesisticos impulsada por Po XI en 1931,con su constitucin apostlica Deus scientiarum Dominus, determin que las ctedras de los semina-rios diocesanos se cubriesen por medio de rigurosos concursos u oposiciones. Los seminarios alema-nes se ajustaron en el procedimiento a la tradicin acadmica de las Universidades humboldtianas,de modo que exigieron a los aspirantes poseer la habilitacin para la docencia. La primera ctedrapropiamente universitaria que obtuvo Joseph Ratzinger fue, por tanto, la de la Universidad de Bonn,durante el verano de 1958.

    23. Joseph RATZINGER, Mi vida, cita. en nota 4, p. 95.24. ID., La fraternidad cristiana, trad. cast., Taurus, Madrid 1962.

  • Este pequeo opsculo se planteaba una cuestin de gran calado: la aparentedicotoma (irritante paradoja), en la que estuvo inmerso el pueblo de Israel, porser su Dios-nacional al mismo tiempo el Dios del universo. La eleccin divina, gra-tuita por completo, poda cesar en cualquier momento. Por este motivo, el pueblojudo vivi de continuo en una constante zozobra e inseguridad, como atestiguanlos escritos profticos. En escritos tardos la idea de eleccin habra de conducir auna especie de nacionalismo, que dara lugar a la separacin entre el Antiguo Tes-tamento y el judasmo o Sinagoga. En tal contexto, difcilmente poda abrirse pasola idea de la fraternidad universal. El pueblo de Israel se convenci de esa parado-ja, un verdadero dilema, al meditar sobre las cuatro parejas de hermanos, uno re-probado y el otro elegido (Can y Abel, Can y Set, Ismael e Isaac, Esa y Jacob) ycontrastar despus sus conclusiones con las enseanzas de Cristo. La insistencia deJess en la paternidad divina (el Dios que hace llover sobre buenos y malos, judosy gentiles), las parbolas sobre los llamados a servir en la via y de los invitados ala boda y tantos otros pasajes describen con crudeza el drama del pueblo de Israel.

    La fraternidad universal, dependiente del cumplimiento de la voluntad deDios, se ensea con toda claridad en la percopa, reportada por los tres Sinpticos,que nos narra el encuentro de Jess con su Madre y sus hermanos. ContinuabaRatzinger con unas consideraciones acerca de la fraternidad cristiana, destacando sunovedad: la hermandad de los discpulos entre s y con Cristo ntimamente ligada ala paternidad de Dios. Esto supona, como es obvio, la abolicin del rabinismo.Hermanos eran para Jess aquellos que estaban unidos a l en la comn aceptacinde la voluntad de Dios. El discurso conclua en unas reflexiones ecumnicas (laIglesia sirve a la difusin de la gracia, pero no debe ser confundida con ella).

    Al cabo de esta rpida recapitulacin es inevitable suponer que esas conside-raciones volveran a la mente del cardenal Ratzinger, cuando Juan Pablo II pregun-t a la Comisin Teolgica Internacional sobre los fundamentos teolgicos que ava-laban una purificacin de la memoria histrica, que finalmente se concret en unamemorable liturgia celebrada el 7 de marzo de 2000, en pleno ao santo jubilar.

    Recapitulando los primeros aos bvaros de Ratzinger, ha escrito Aidan Ni-chols:

    El trabajo teolgico de Ratzinger constituye como un microcosmos de latradicin muniquesa. Cuando insiste en el contexto teolgico de la vida eclesial pa-rece recordar a Johann Michael Sailer. Con su orientacin hacia la metafsica, elmisticismo y la filosofa social es como un reflejo de la particular amalgama de in-tereses del crculo de Mnich representada por Franz Xaver Baader y Johann Jo-seph von Grres. Cuando afirma que la teologa sistemtica debe nutrirse siemprede la teologa histrica, y manifiesta su inters por la continuidad orgnica de la tra-dicin de la Iglesia, parece hacer eco a Johannes Joseph von Dllinger. La explora-

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  • cin profunda del corpus patrstico (sobre todo de Agustn) contina los esfuerzosde Otto Bardenhewer. Su estudio del pensamiento medieval se basa en los resulta-dos de Martin Grabmann y Michael Schmaus25.

    A estos ilustres pensadores, representantes de la gran tradicin cultural b-vara, unos catlicos, otros protestantes y hasta alguno excomulgado, habra queaadir, sobre todo, el influjo de Shngen, como ya se dijo.

    5. Actividad acadmica en la Universidad de Bonn 26

    En abril de 1959 comenz su docencia en Bonn en la ctedra de Teologafundamental. El 24 de junio pronunci su solemne leccin inaugural sobre el temaEl Dios de la fe y el Dios de los filsofos. Conservamos el texto de esa conferen-cia, publicada de inmediato, con algunos retoques, slo con una serie de anota-ciones para la fundamentacin cientfica de lo que en ella se dice27. Esta leccinmerece tambin una cuidadosa contextualizacin.

    Tres aos antes, en 1956, Jean Danilou haba publicado su famoso Dieu etnous, que abordaba, al menos en parte, la misma temtica28. Tanto Danilou comoel joven Ratzinger remitan al famoso Memorial de Blaise Pascal (1623-1662),donde se narra la experiencia sobrenatural de ste el 23 noviembre de 1654, quecambi la vida del gran solitario de Port-Royal29. Aunque la obra de Daniloupudo influir en el tema elegido por Ratzinger para su leccin inaugural, no olvide-mos dos hechos: que no es citada en ella, que el tema elegido era un tema claro deTeologa fundamental y que Gottlieb Shngen era un convencido pascaliano. Porello, pensamos que la principal influencia parece venirle de su maestro Shngen,referido en el turno de agradecimientos, de quien reporta un libro interesante sobresemejante materia, fechado en 192830.

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    25. Aidan NICHOLS, Joseph Ratzinger, cit. en nota 2, p. 32.26. Como se sabe, estuvo en la Universidad de Bonn hasta que comenz su docencia en la Univer-

    sidad de Mnster in Westfalen, en el semestre de verano de 1963.27. Joseph RATZINGER, El Dios de la fe y el Dios de los filsofos, trad. esp. Taurus, Madrid 1962.

    El texto alemn (Der Gott des Glaubens und der der Philosophen) haba sido editado por Schnell undSteiner, Mnchen 1960.

    28. Jean DANILOU, Dieu et nous, ds. Bernard Grasset, Paris 1956, traducido al castellano Dios ynosotros, Taurus, Madrid 1961. Hay una nueva edicin castellana a cargo de Csar Izquierdo, con ex-celente introduccin, en Eds. Cristiandad, Madrid 2003.

    29. Pascal narra su encuentro mstico con el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, con el Dios deJesucristo, y no con el Dios de los filsofos.

    30. Gottlieb SHNGEN, Die Neubegrndung der Metaphysik und die Gotterkenntnis, en Poblemeder Gotteserkenntnis, Albertus Magnus Akademie, Mnster 1928, pp. 1-55.

  • La obra de Danilou consta de seis breves captulos, el segundo de los cualesse ocupa directamente del Dios de los filsofos. El inters del jesuita francs no eratanto presentar un discurso acadmico, por as decir, cuanto dialogar con las inquietu-des religiosas de los crculos universitarios que l frecuentaba en la dcada de los cin-cuenta. Su pretensin era legitimar el uso de la filosofa en el conocimiento de Dios,interrogarse sobre el estatuto de la filosofa dentro de una perspectiva teolgica.

    El pequeo opsculo de Ratzinger, fechado en la fiesta de Santo Toms deAquino de 1960, comienza con una larga referencia al Memorial de Blaise Pas-cal. La leccin se divide en dos partes. En la primera se plantea el problema: pare-ce que el Dios de la fe se contrapone al Dios de los filsofos; an ms, que la reli-gin no tiene ningn espacio para la ratio. Este aparente dilema ha provocado,segn Ratzinger, dos actitudes: la de Toms de Aquino, para quien el Dios de la re-ligin y el Dios de los filsofos caen por completo el uno en el otro; y la tesis con-traria, sostenida por el telogo reformado Emil Brunner. En la segunda parte delensayo Ratzinger afirma la legitimidad de establecer un sistema de parcial identi-dad, a lo Aquino, entre el Dios de la fe y el Dios de los filsofos.

    Cabe preguntarse si esta leccin primeriza habra de tener alguna repercu-sin en la obra teolgica futura de Ratzinger. Cabe pensar que pudo tenerla en laencclica Fides et ratio, de 14 de septiembre de 1998, en la medida en que el carde-nal prefecto de la Doctrina de la Fe pudo intervenir en ella. En todo caso, el tema defondo de la encclica coincide con la propuesta de aquella leccin inaugural deBonn: reivindicar el protagonismo de la razn en la formalizacin de la fe religio-sa; la interaccin, en definitiva, entre teologa y filosofa. Uno de los epgrafes se ti-tula curiosamente: la ciencia de la fe y las exigencias de la razn filosfica31.

    6. El primado romano y el episcopado

    En el otoo de 1962 se inaugur el Concilio Vaticano II. En la primera se-sin Ratzinger habra de participar slo como consejero teolgico del Cardenal Jo-seph Frings (1887-1978). Al terminar esa sesin sera nombrado perito o telogodel Concilio. Por la misma poca recibi una llamada para la ctedra de Teologadogmtica de la Universidad de Mnster, de la que tomara posesin en el semes-tre de verano de 1963.

    Conviene, pues, para no romper el orden cronolgico que tratemos aqu elcontenido de la cuestin disputada sobre el episcopado y el primado romano. Este

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    31. Este es precisamente el tema de la monografa dedicada al pensamiento de Ratzinger, prepara-da por Pablo BLANCO, Razn y cristianismo, cit. en nota 1, sobre todo los captulos I y II.

  • texto, verdaderamente proftico, preanunciaba algunas de las soluciones que apor-tara la constitucin dogmtica sobre la Iglesia del Vaticano II. La citada cuestinse public por vez primera en alemn en 1961, con el ttulo Episkopat und Primat.En diciembre de 1964, al trmino de la tercera sesin conciliar, Karl Rahner y Jo-seph Ratzinger fecharon el prlogo a la versin castellana de esa quaestio dispu-tata. Ratzinger es personalmente autor de la segunda parte de la quaestio, titula-da: Primado, episcopado y successio apostolica32.

    Entre el original y la traduccin espaola mediaron, por consiguiente, casicuatro aos. En ese tiempo Ratzinger pronunci una importante conferencia enTubinga sobre el mismo tema33. Tambin se discuti mucho sobre los contenidosde la cuestin, dentro y fuera del aula conciliar, mientras se preparaba la constitu-cin dogmtica De ecclesia, que finalmente sera la Lumen gentium, votada y apro-bada el 21 de noviembre de ese mismo ao de 1964.

    Era la primera vez que un concilio ecumnico abordaba el estudio del mi-nisterio episcopal (las relaciones entre funcin episcopal e Iglesia local, el carctercolegial de esa misma funcin y la plenitud del sacerdocio propia del episcopado).No obstante, haba quedado pendiente uno de los ncleos de la citada quaestiodisputata: las relaciones entre primado y patriarcado y, muy ligada con ella, lasrelaciones prcticas (no teorticas) entre episcopado y primado, precisamente eltema que Ratzinger haba desarrollado en el opsculo de 1961.

    Cul era el contexto histrico-doctrinal de esa cuestin disputada impresapoco antes de la apertura del Concilio?

    Conviene remontarse a la segunda mitad del siglo XII. La reforma gregoria-na haba acentuado la centralizacin administrativa, jurisdiccional y litrgica delpatriarca de occidente, y haba resistido heroicamente al emperador en la luchapor las investiduras laicas. Esa reforma haba enmendado la vida de los clrigoscombatiendo la barragana, y haba promovido cierto clima de paz en Europa. Sinembargo, la iniciativa de la Santa Sede haba derivado, en el algn sentido, haciauna concepcin del obispo como una especie de delegado del Romano Pontfice.Tal visin del episcopado, favorecida quiz por las discusiones teolgicas acercade la naturaleza propiamente sacramental del orden episcopal, haba salido refor-zada por la victoria del papado sobre el conciliarismo, llegando prcticamente in-clume al Vaticano I. Un sector de la manualstica, en efecto, haba concluido con

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    32. Karl RAHNER, Joseph RATZINGER, Episcopado y primado, trad. cast., Herder, Barcelona 1965,pp. 43-69.

    33. Joseph RATZINGER, Episkopat und Primat, Vortrag bei der Tagung des Institute of EuropeanStudies in Tbingen, am 19. Juli 1964, publicado por vez primera en El nuevo Pueblo de Dios, cit. ennota 7, p. 137-164.

  • ligereza que la lucha entre el episcopalismo y el conciliarismo con el papismo sehaba resuelto sin ms, en 1870, con el triunfo de este ltimo.

    Segn Ratzinger, sin embargo, la cosa no era tan simple. Los obispos noeran meros delegados del papa, no eran como sus representantes all donde el Ro-mano Pontfice no poda llegar34. En la pugna histrica entre las dos poderosascorrientes [episcopalismo y conciliarismo, por una parte, y papismo, por otra], labalanza no se inclina a una parte ni a la otra, sino que se crea una nueva posicinque, pasando por encima de todo pensar constitucional humano, formula la espe-cial peculiaridad de la Iglesia, que no proviene de arbitrio humano, sino en ltimotrmino de la palabra de Dios. En definitiva, qu hallamos en la tradicin al res-pecto? Convena volver los ojos a la poca pregregoriana, sobre todo a los tiempospostapostlicos, para encontrar alguna luz que facilitase la solucin.

    La tradicin dice que el ministerio del obispo se halla en estrecha relacincon la sucesin apostlica. Junto a la sucesin apostlica se detecta tambin la su-cesin papal, porque la sede romana es apostlica de modo preeminente, por habersido santificada por Pedro y Pablo. La sucesin apostlica designa la especial re-lacin de un obispo con una sede directamente apostlica. Posteriormente apare-ceran las sedes indirectamente apostlicas. Esta sera la estructura establecida porla tradicin. Frente a ella se levant otra estructura, aparecida en tiempos pos-tconstantinianos, de carcter administrativo u organizativo, estrechamente ligada alas condiciones polticas y geogrficas, que sera la fuente de los patriarcados. Lospatriarcados acabaran oscureciendo la antigua idea de la sedes apostolica.

    El tema, como se puede advertir, tiene una enorme enjundia ecumnica y nodej nunca de preocupar a Joseph Ratzinger. Aos ms tarde, siendo ya prefecto dela Congregacin para la Doctrina de la Fe escribi una carta, el 19 de enero de 1985,dirigida al Pontificio Comitato di Scienze Storiche, en la que expresaba el inters desu dicasterio por que se estudiara con el mayor rigor cientfico el histrico-teolgicorelativo al primado del obispo de Roma en el primer milenio, con una finalidad bienprecisa y actual: delimitar con exactitud aquello que durante el mencionado perodohaba sido considerado por las Iglesias de Oriente y Occidente como depositumfidei. Se celebr un congreso cientfico en Roma y sus actas fueron publicadas35.

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    34. Cuando se public en castellano el trabajo de Ratzinger, esa desviacin prctica de la canons-tica y, en algn sentido, de la eclesiologa, haba sido ya oportunamente rectificada por el Vaticano II.Interesa aqu sealar que el joven telogo alemn se haba adelantado a las declaraciones de Lumengentium al respecto.

    35. VV.AA., Il primato del Vescovo di Roma nel primo millennio. Ricerche e testimonianze. Attidel Symposium storico-teologico, Libreria Editrice Vaticana, Citt del Vaticano, 1991, IX + 782 pp.Cfr. una extensa y erudita recensin de este volumen, preparada por Jos Orlandis, en Anuario deHistoria de la Iglesia, 2 (1993) 387-389.

  • Las relaciones entre las sedes apostlicas directas o indirectas y la privilegia-da sede romana llevan aparejado otro tema: la armonizacin entre la Iglesia univer-sal y las Iglesias particulares. Lumen gentium haba dicho cosas importantes al res-pecto. Al cabo del tiempo, ya siendo prefecto de la Congregacin de la Fe, Ratzingerpromovi un documento de la mayor trascendencia teolgica, en lnea con las gran-des discusiones eclesiolgicas habidas despus del Concilio. Me refiero a la Carta alos obispos de la Iglesia catlica, titulada Communionis notio, 28 de mayo de 1992,donde se recuerda que la Iglesia universal no es un mero agregado de Iglesias parti-culares, como si el todo resultase de la suma de pequeas clulas o tomos.

    6. Consideraciones finales

    Durante el Concilio Vaticano II Ratzinger se consagrara como un telogode primera lnea, a pesar de su juventud, pues no haba cumplido todava los cua-renta aos. Entre tanto haba pasado a la ctedra de Teologa dogmtica de la Uni-versidad de Mnster, donde se senta ms cmodo que explicando Teologa funda-mental, su tarea en Freising y Bonn. Cindonos al corto perodo de once aos queva desde su tesis doctoral hasta el comienzo del Concilio, qu conclusiones cabesacar de nuestro recorrido por la primera obra teolgica de Joseph Ratzinger, aho-ra Benedicto XVI?

    En primer lugar su fidelidad al mtodo aprendido de su maestro Shngen:hay que estudiar los problemas en el contexto de la Tradicin de la Iglesia. Sinsoslayar, por supuesto, la Sagrada Escritura, que es fuente privilegiada y normanormada de la Tradicin, hay que acudir a los dems testigos: escritos post-apos-tlicos, apologticos, siglo de Oro, tanto de occidente como de oriente, era visig-tica y franca, etc. La Tradicin tampoco se agota en los tiempos patrsticos (aunquesta, por ser ms antigua, tenga mayor autoridad, al estar ms prxima a la Palabrarevelada). La Palabra no pertenece a un nico autor, sino que vive en una historiaque progresa, y posee, por eso, una extensin y una profundidad hacia el pasado yhacia el futuro que finalmente se pierden en lo imprevisible36. En consecuencia,es preciso tomar en cuenta toda la vida de la Iglesia e intentar comprender las ra-zones y el contexto de un proceder u otro. Slo despus de un detenido anlisis, deuna atenta escucha a la historia de la Iglesia, se estar en condiciones de vislum-brar la solucin a una pregunta teolgica candente.

    En segundo lugar, se observa la interrumpida atencin de Ratzinger a unaserie de cuestiones dogmticas que l mismo se haba planteado al comienzo de su

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    36. Joseph RATZINGER, Qu es propiamente la teologa?, cit. en nota 17, p. 27.

  • carrera acadmica: las relaciones entre Tradicin y Escritura; la aparente dialcti-ca eclesiolgica entre institucin y carisma; la armonizacin entre Iglesia univer-sal e Iglesias particulares; las posibilidades efectivas de la razn humana para arti-cular un discurso verdadero sobre las cosas divinas (la posibilidad de la Teologacomo ciencia); la salvacin por Cristo, nico mediador. Esas cuestiones, incoadasal principio de su itinerario universitario, se han perfilado a lo largo de los aos,dando lugar, algunas de ellas, a trabajos de la Congregacin para la Doctrina de la Fe.

    Asombra cmo la divina providencia prepara con tiempo y paciencia a susinstrumentos para las misiones que tiene previsto encomendarles. Desde el puntode vista estrictamente teolgico, sin entrar para nada en otros mbitos, es fcil de-tectar ahora, a la vuelta de los aos, cmo Benedicto XVI se introdujo poco a pocoen una serie de temas dogmticos que lo habilitaran para ser, primero un buen pe-rito del Concilio Vaticano II, despus un dinmico e inteligente prefecto de la Con-gregacin para la Doctrina de la Fe (en tiempos nada fciles) y ahora para el des-empeo del supremo ministerio petrino.

    Josep-Ignasi SaranyanaInstituto de Historia de la Iglesia

    Universidad de NavarraE-31080 [email protected]

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