Los Ejes de las Relaciones Internacionales

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Primer semestre 2012 Grupo de Estudios Internacionales Contemporáneos LOS EJES DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

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Los asuntos mundiales que ocupan la portada de diarios y revistas en su sección de “internacionales”, al igual que la realidad global imperante, son diversos, complejos y, en particular, realmente cuantiosos. Por ello, el objetivo de este documento es presentar las principales temáticas en torno a las cuales se centraron las Relaciones Internacionales en el primer semestre del año, y sobre las que continuará focalizada la atención mundial en los próximos meses.

Transcript of Los Ejes de las Relaciones Internacionales

Director GeneralFederico Trebucq

Director AcadémicoJoaquín Coniglio

Director de ContenidosNadia Nasanovsky

InvestigadoresLuciano LiendoSantiago Calvo

Virginia Iribarne

Comisión Directiva GEICFederico TrebucqJoaquín Coniglio

Nadia NasanovskyVirginia IribarneLuciano LiendoSantiago Calvo

Federico MagraIgnacio RomanuttiVerónica Cipolatti

Oscar Oñativia

Diseño editorialEstefanía Borda Bossana

Editorial GEICCrisol 263 PB “C” – Córdoba – Argentina

ISSN

[email protected]_GEIC.InternacionalPrimer semestre 2012

Grupo de Estudios Internacionales Contemporáneos

LOS EJES DE LASRELACIONES INTERNACIONALES

Director GeneralFederico Trebucq

Director AcadémicoJoaquín Coniglio

Director de ContenidosNadia Nasanovsky

InvestigadoresLuciano LiendoSantiago Calvo

Virginia Iribarne

Comisión Directiva GEICFederico TrebucqJoaquín Coniglio

Nadia NasanovskyVirginia IribarneLuciano LiendoSantiago Calvo

Federico MagraIgnacio RomanuttiVerónica Cipolatti

Oscar Oñativia

Diseño editorialEstefanía Borda Bossana

Editorial GEICCrisol 263 PB “C” – Córdoba – Argentina

ISSN

[email protected]_GEIC.InternacionalPrimer semestre 2012

Grupo de Estudios Internacionales Contemporáneos

LOS EJES DE LASRELACIONES INTERNACIONALES

Los asuntos mundiales que ocupan la portada de diarios y revistas en su sección de “internacionales”, al igual

que la realidad global imperante, son diversos, complejos y, en particular, realmente cuantiosos. Por ello,

el objetivo de este documento es presentar las principales temáticas en torno a las cuales se centraron las

Relaciones Internacionales en el primer semestre del año, y sobre las que continuará focalizada la atención

mundial en los próximos meses.

Con ese propósito, el documento “Los Ejes de las Relaciones Internacionales”, es una iniciativa del Grupo

de Estudios Internacionales Contemporáneos que pretende desentrañar los temas candentes de la agenda

internacional y así, aportar un análisis que vaya más allá de los sucesos inmediatos, sin olvidar la actualidad

global.

Los Ejes seleccionados se vinculan con los sucesos internacionales recientes que están instalados en las

discusiones internacionales y que tendrán repercusiones en el corto y/o mediano plazo. Es pertinente esta

aclaración, dado que si bien desde GEIC se sostiene que se están gestando cambios estructurales a nivel

mundial, esto no deja de lado que, en el horizonte más cercano, haya temas que acapararán mayormente la

atención mundial.

En este marco, las temáticas seleccionadas y analizadas serán:

1. Crisis Europea

2. Inestabilidad en Medio Oriente

3. Elecciones Presidenciales 201

Introducción

Crisis EuropeaLa crisis europea puso en evidencia las debilidades

subyacentes en el proceso de integración del Viejo

Continente. Las sustantivas diferencias entre las po-

líticas económicas de los miembros de la eurozona

dieron paso a la inestabilidad de la región, obligan-

do a los gobiernos a salir en ayuda de las economías

más expuestas e incluso a replantearse el futuro de

la Unión Económica y Monetaria. A pesar de ello,

toda crisis también representa una oportunidad:

aquella falta de acuerdos explícitos sobre políticas

fiscales dieron paso al Tratado de Estabilidad, Coor-

dinación y Gobernanza en el cual se promueve una

nueva cesión de soberanía hacia las estructuras co-

munitarias.

Si bien aún debe ser ratificado por la mayoría

de los gobiernos, dicho tratado contiene implícita

una germanización de las economías de la eurozo-

na, impulsando la constitucionalización de la regla

de oro que requiere un equilibrio entre ingresos y

gastos públicos. En la antípoda de la política econó-

mica europea, el crecimiento se hace presente en la

agenda económica de la región de la mano del nuevo

regente en el Eliseo, François Hollande, induciendo

a su vez a flexibilizar los discursos focalizados en la

austeridad.

Desde el comienzo de la crisis, Alemania

ha tomado las riendas de las decisiones políticas y

económicas de la Unión, permitiéndole imprimir

su visión de cómo hacerle frente. La fortaleza de la

economía germana, con una sólida base industrial

y competitiva capaz de soportar un euro aún más

fuerte, y su capacidad para sortear los vientos de

recesión que golpean al continente, le permiten ocu-

par ese lugar.

A su vez, estas acciones no han presentado

un vigoroso cuestionamiento por parte de sus socios

dado que coexistió en la región un consenso político

acorde con los parámetros alemanes de austeridad.

En efecto, la histórica función de contrapeso francés

quedó relegada a un acompañamiento de las políti-

cas esbozadas en Berlín, ratificando de esta manera

que las cumbres celebradas por el tándem Mercozy

definiesen el futuro accionar de la eurozona.

La postura germana era clara: conociendo

las consecuencias de un derrumbe del euro estaba

dispuesta a sostenerlo, pero no a cualquier precio.

Acompañó los consecutivos desembolsos a las eco-

nomías más frágiles, aunque de manera sucinta y

bajo la condicionalidad de ajustes internos y mayo-

res controles externos en cada uno de ellos, avaló la

renegociación de la deuda griega y aceptó la creación

del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ins-

trumento que permitirá ayudar con financiamiento

a otros países europeos afectados por la crisis y que

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sustituirá a largo plazo el Fondo Europeo de Estabi-

lidad Financiera.

Sin embargo, la ayuda germana encontró su

límite frente a la potencial emisión de eurobonos

que permitiesen solidarizar las deudas o frente a la

creación de moneda por parte del Banco Central Eu-

ropeo (BCE). El fantasma de la inflación en Alemania

llevó a plasmar su visión en la constitución del BCE,

dejando de lado cualquier posibilidad de inundar la

eurozona con emisión monetaria. Por otro lado, se-

gún Merkel, una emisión de eurobonos “igualarían

las tasas de interés de todos los países y eso nos im-

pediría saber dónde están los problemas”. Es decir,

que se autorizaría a que los gobiernos mantengan

una laxitud en sus políticas fiscales en detrimento

de aquellas economías ordenadas.

En esta dirección, se impulsó un singular

acuerdo denominado Tratado de Estabilidad, Coor-

dinación y Gobernanza en la Unión Económica y Mo-

netaria. El Tratado contiene dos grandes incentivos:

la credibilidad que otorga constitucionalizar la lla-

mada regla de oro y el acceso a los fondos del MEDE.

En primer lugar, los adherentes al nuevo tratado

constitucionalizarán la regla de oro presupuestaria,

que requiere un equilibrio entre ingresos y gastos

públicos, estableciéndose el tope máximo de déficit

público estructural en el 0,5% sobre el PIB. De esta

manera, Alemania busca germanizar las políticas fis-

cales de sus socios y, para asegurar su cumplimiento,

los presupuestos y las políticas de reforma estructu-

ral pasarán a estar supervisados por la Comisión Eu-

ropea, que podrá vetar las cuentas públicas anuales

si los países están recibiendo financiación del fondo

de rescate europeo. Por otra parte, el MEDE será un

instrumento económico de gran relevancia, con una

capacidad efectiva de préstamo de 500.000 millones

de euros.

Entre las particularidades de este Tratado se

puede observar que, por primera vez en la historia

del proceso de integración europea, no se estable-

ció el requisito de la unanimidad para su entrada en

vigor, sino que quedó supeditada a que 12 de los 17

miembros del euro ratifiquen el Tratado. Portugal,

Grecia y Eslovenia ya hicieron lo propio, sin embar-

go Irlanda optó por realizar un referéndum para

incorporarlo a sus políticas nacionales, dado que

el tratado modificaría su Constitución, obligando al

Gobierno a celebrar la consulta popular.

Frente aquel escenario de austeridad re-

gional esbozado a finales de 2011, las elecciones

en Francia vinieron a modificar profundamente el

espectro político y económico de la UE. La posibili-

dad de una victoria del candidato de izquierda en la

primera vuelta en abril de este año produjo una al-

teración de la visión económica centrada en el con-

trol de las políticas fiscales. Desde ese momento, el

crecimiento económico comenzó a tomar cuerpo y a

hacerse presente en los debates sobre el futuro de la

UE.

Finalmente, la victoria de Hollande puso

sobre la mesa la necesidad de incluir políticas que

potencien la reactivación económica y se planteó la

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posibilidad de renegociar el pacto fiscal. A su vez, los

socialistas no solamente ganaron la presidencia y el

gobierno, sino que también tienen la mayoría en el

Senado, la totalidad de las presidencias regionales,

más de la mitad de los departamentos del país y la

mayoría de los gobiernos de las grandes ciudades.

La segunda vuelta de las elecciones legislativas, ce-

lebradas a mediados de junio, otorgó también la ma-

yoría en la Asamblea Nacional, generando una con-

centración de poder nunca antes vista en Francia.

En respuesta a esta situación, Merkel ha ma-

nifestado que una modificación del nuevo tratado

es inviable, aunque se mostró dispuesta a realizar

concesiones. La flexibilización de la postura alema-

na responde no sólo a las presiones del nuevo presi-

dente francés, sino también a una serie de limitantes

internos y externos.

Entre las variables internas es necesario

comprender que la ratificación del Pacto Fiscal ne-

cesita dos tercios de ambas cámaras, lo que obliga a

negociar con la socialdemocracia. Esta, por su parte,

se ha visto revitalizada por la victoria electoral en

Francia, permitiéndole erguirse con mayor firmeza

a la hora de exigir la inclusión de incentivos al creci-

miento en el tratado.

Entre los factores externos, se encuentran

el posible rechazo al pacto fiscal de un aliado his-

tórico de Alemania, como es el caso de Holanda. A

pesar de lograr un ajuste presupuestario de emer-

gencia que respeta el 3% de déficit impuesto por

Bruselas, el gobierno de liberales y democristianos

ha perdido el apoyo de la ultra-derecha, obligando a

realizar nuevas elecciones en septiembre. Por otro

lado, el respaldo brindado por el G-8 a la necesidad

de promover el crecimiento y los empleos puede ser

visto como un triunfo de Hollande sobre la canciller

alemana, al imponer su visión en el foro económico

mundial más importante.

Como consecuencia de estas acciones se han

bosquejado una serie de medidas -aún por aprobar-

que permitirían promover la reactivación económi-

ca en la UE. Hoy en día parecen factibles la aproba-

ción de la tasa Tobin, el impulso al Banco Europeo

de Inversiones (BEI) y el uso inmediato de los fon-

dos estructurales bloqueados para estimular el cre-

cimiento.

• El primero de ellos es un impuesto global a

las transacciones financieras que podría ayudar a

ponerles un límite, algo que hubiera sido inimagi-

nable en los tiempos previos al colapso financiero

de los últimos años. Dicho impuesto recaería sobre

todo movimiento, bien de compraventa de bonos o

de contratos sobre derivados financieros.

• La siguiente medida apunta a recapitalizar

el BEI con 10.000 millones de euros. Si no fuera po-

sible por la asfixia presupuestaria en las capitales

europeas, los planes de Bruselas pasan por hacer in-

geniería financiera: inyectar hasta 11.700 millones

procedentes del dinero del presupuesto europeo no

gastado en el fondo de rescate, como garantía para

activar proyectos de infraestructuras, energía verde

y tecnologías avanzadas público-privados a través

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

de los llamados Project Bonds. Ese dinero se utiliza-

ría como palanca para atraer unos 200.000 millones

de euros del sector privado.

A modo de cierre, se pueden observar dos

grandes aspectos que dificultan una pronta salida de

la recesión que atraviesa el continente. Por un lado,

además de la necesidad de avanzar en la resolución

de los controles fiscales y en la creación de mecanis-

mos que fomenten el crecimiento económico, la UE

sigue atravesando problemas cotidianos que obsta-

culizan su recuperación. Hoy, los temores causados

por los problemas del sistema bancario de España y

el riesgo de una salida de Grecia de la zona del Euro

son claros ejemplos de ellos.

Por otro lado, y a pesar de los avances hacia

una Europa más integrada, la Comisión se presenta

aún carente de impulso político, expectante de las

decisiones que se tomen en Berlín y París. Por con-

siguiente, esta crisis no hizo más que refrendar el

hecho de que el Estado-Nación sigue siendo el epi-

centro de la toma de decisiones políticas, regla que

rige, al menos, para aquellos Estados de mayor peso.

La Inestabilidad en Medio Oriente

1 Singh, J. (2012), “Return to the Arc of Crisis”, Project Syndicate, February 21. Disponible en: http://www.project-syndicate.org/commentary/return-to-the-arc-of-crisis2 Contabilizando desde la llegada al poder de Hafez al-Asad, padre del actual presidente, la familia al-Asad lleva en la actualidad más de 30 años en el poder.3 El sistema de seguridad del régimen está compuesto por: los servicios de inteligencia (mujabarat), las fuerzas de seguridad o mer-cenarios (shabihas) y las FFAA (300.000 miembros).

La actual situación en Medio Oriente nos lleva a re-

pensar la región dentro de lo que Zbigniew Brzezins-

ki, ex asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter,

definió hace más de tres décadas como el “Arco de

Crisis”1. Este arco atraviesa desde el subcontinente

indio en el este hasta el cuerno de África en el oes-

te, donde Medio Oriente aparece como su núcleo

central. La actual guerra en Afganistán, la retirada

en curso de Irak, el despertar árabe, la situación en

Siria, los movimientos terroristas que surcan el me-

dio oriente ampliado, el programa nuclear iraní, las

cuestiones de seguridad de Israel; son todos indica-

dores de que una de las regiones geopolíticas más

importantes del planeta, se ha estado recalentado

en este último tiempo.

La abrumadora cantidad de situaciones

planteadas y la complejidad de todas ellas, se han

ido tratando de forma detallada en GEIC, por lo cual

este trabajo sólo busca detenerse en analizar el in-

cremento de la conflictividad y la violencia en Siria y

los avances y contramarchas en el programa nuclear

iraní. Nuestro interés, se refuerza en la importancia

geopolítica de ambos casos y los correlatos políticos

que de ellos se derivan para la (in)estabilidad de la

región.

El Conflicto y la Violencia en Siria

Hoy por hoy, la rebelión siria contra la au-

tocracia de al-Asad2 ha cumplido su año de vida, y

pese a la supervivencia del régimen y a la tenacidad

de la oposición, la situación parece haber desembo-

cado en un punto muerto. Lo problemático del caso

radica en que las opciones que se vislumbran en el

corto plazo no logran destrabar el conflicto, y mu-

chas de ellas, por su timidez, no harían más que pro-

fundizar la violencia abriendo las puertas hacia una

guerra civil extendida.

Los orígenes de la revuelta en Siria no difie-

ren en sus condiciones subyacentes del resto de los

levantamientos en el mundo árabe: falta de oportu-

nidades políticas y económicas para la juventud, co-

rrupción endémica de las clases gobernantes, autori-

tarismo y arbitrariedad en el uso del aparato estatal,

saqueo de las riquezas nacionales y profundización

de las desigualdades sociales, entre otras. Frente a

este marco común, el llamado a la realización del

“Día de la Ira” en febrero de 2011, se convirtió en

la mecha que incendiaría al país y daría comienzo a

los brotes de violencia y al posterior surgimiento de

una oposición armada, frente al accionar punitivo de

los aparatos policiales y de seguridad del Estado3.

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

4 Sayigh, Yezid (2012), “The Coming Test of the Syrian Opposition”, Carnegie Endowment for International Peace, April 19. Dispo-nible en: http://carnegieendowment.org/2012/04/19/coming-tests-of-syrian-opposition/acqs5 Ver Tsang, S. (2012), “Chinas´s Syrian Folly”, Project Syndicate, February 8. Disponible en: http://www.project-syndicate.org/com-mentary/china-s-syrian-folly6 Rusia no sólo posee una base militar en Tartus en la costa siria, sino que también ha firmado numerosos contratos de venta de armas al régimen, muchos de los cuales están en vigencia en el momento.

La actual imposibilidad de romper el punto

muerto entre las fuerzas de oposición y el régimen,

se explica tanto por condicionantes internos como

externos. Las Fuerzas Armadas Sirias y sus aparatos

de seguridad han ejercido, desde los comienzos del

levantamiento, una función clave a la hora de evitar

la caída del régimen. Por su parte, la oposición, si

bien ha permanecido segmentada hasta al momen-

to, ha ido creciendo en peso y ha conseguido com-

plicar el despliegue y las operaciones de las fuerzas

oficiales.

Pese a sus logros, la oposición no ha alcanza-

do todavía un grado de unidad operativa y de con-

senso sobre algunas temáticas decisivas, como la

invitación a una intervención militar externa, el pro-

ceso de diálogo con el régimen Alauita y el aprovi-

sionamiento de las fuerzas rebeldes4. Las divisiones

entre el Consejo Nacional Sirio en el exilio, donde

los Hermanos Musulmanes retienen un gran peso,

el Ejercito Libre de Siria que opera en el terreno y

el Cuerpo Nacional de Coordinación para el Cambio

Democrático (NCB por sus siglas en inglés); elevan

la desconfianza de los actores internacionales sobre

el futuro del país si el régimen cae, y disminuyen las

posibilidades de que la oposición en su conjunto ac-

túe como un actor unificado.

A nivel internacional, los sucesos aconteci-

dos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas

(CSNU), evidencian que las instancias para atacar las

problemáticas a la paz y a la seguridad internaciona-

les continúan estando teñidas de las prerrogativas

de poder a las que aspiran los responsables máximos

de este órgano. La oposición china5 y rusa a repetir

la experiencia de Libia en Siria, se ha evidenciado en

su continua negativa a aprobar una resolución del

CSNU que inste al uso de la fuerza en “el Levante”. El

telón de fondo que amalgama a ambos países es evi-

tar la injerencia de potencias extra-regionales en los

asuntos internos, con la vista puesta en sus propios

conflictos. En el caso particular de Rusia, los víncu-

los económicos y militares con Damasco6 y el temor

a perder su último aliado fiel en la región, refuerzan

su accionar en el foro.

El resto de los miembros del Consejo, y Occi-

dente en su conjunto, han condenado enérgicamen-

te el hostigamiento que Damasco ha realizado sobre

su población y la violación sistemática a los Dere-

chos Humanos. Sin embargo, el temor a que el vacío

de poder incendie las líneas de fractura internas del

país y se esparza por la región, activando conflictos

latentes o potenciales, como el de Líbano o la transi-

ción en Irak, es algo que preocupa de sobremanera

a Occidente. Para ellos, lo que está en juego en Siria,

es la estabilidad misma del conflicto suní-shií que

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surca toda la región, así como la pulseada constante

entre opciones de gobierno laicas e islamistas. Tam-

bién preocupa que la anarquía en Siria se traduzca

en un caldo de cultivo para el ingreso de Al-Qaeda y

de otros movimientos terroristas.

A nivel regional, las implicancias del conflic-

to sirio se traducen en la disputa por el poder regio-

nal entre el Consejo de Cooperación del Golfo, lide-

rado por Arabia Saudita y que aglutina a países de

confesión suní, y el polo de resistencia Irán-Siria, de-

fensores del shiismo en la región. La Liga Árabe por

su parte, si bien ha suspendido al país en noviembre

último, no parece ser el ámbito indicado para pro-

mover iniciativas de peso en la solución del con-

flicto, como su tenue misión de observadores lo ha

demostrado. Turquía, por su parte, ha tomado una

posición severa de condena a Bashar al-Asad y de

acercamiento a la oposición, especialmente al Con-

sejo Nacional Sirio. La respuesta de Damasco a las

políticas de Ankara se ha evidenciado en la reactiva-

ción, al igual que en los años ‘80 y ‘90, del Partido de

los Trabajadores Kurdos. Por su parte, la postura de

Israel ante el régimen es ambivalente. Por un lado,

su caída debilitaría a Irán, desde donde provienen

hoy las mayores preocupaciones de Tel Aviv. No obs-

tante, el desmoronamiento de la autocracia de al-

Asad rompería la tranquilidad en la única frontera

segura del país.

En la complejidad de este contexto y en la

configuración de las diferentes aristas del conflic-

to, es que actualmente se enmarca la situación de

Siria. Ya pocos dudan de que el régimen terminará

sucumbiendo, pero el temor a las implicancias de

tomar parte en la solución frente a un escenario tan

imbricado, es lo que ha frenado acciones directas de

los actores externos. Pese al papel jugado por Da-

masco en la resistencia a la influencia occidental en

la década pasada, el régimen espantaba gran parte

de los fantasmas que hoy se les aparecen a occiden-

te cuando piensa la Siria post al-Asad y en manos

de una oposición fragmentada. En esta línea, el plan

propuesto por el ex Secretario de Naciones Unidas,

Kofi Annan, pareciera que sólo buscó darle una últi-

ma oportunidad al régimen para alcanzar una salida

negociada. Sin embargo, la foto de Mubarak tras las

rejas en Egipto, le recuerdan a Bashar al-Asad y a su

círculo íntimo que deben resistir hasta el final.

El Programa Nuclear Iraní

En lo relativo al tratamiento internacional

del programa nuclear iraní, con fuertes implicancias

sobre la estabilidad regional, las rondas de negocia-

ciones entre el P5+17 e Irán en Estambul y Bagdad,

han vuelto a posicionar en la agenda diplomática in-

ternacional la “cuestión iraní” y las ambiciones nu-

cleares del régimen. Las nuevas rondas no sólo han

devuelto a Irán a la mesa de negociación, sino que

también han abierto una ventana de oportunidad

para buscar y alcanzar una solución negociada so-

bre las cuestiones sensibles de su programa nuclear,

7 Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China, Rusia (miembros del CSNU) + Alemania.

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

8 Goldberg, Jeffrey (2012), “Obama to Iran and Israel: ‘As President of the United States, I Don´t Bluff ’”, the Atlantic, March 2. Dis-ponible en: http://www.theatlantic.com/international/archive/2012/03/obama-to-iran-and-israel-as-president-of-the-united-states-i-dont-bluff/253875/9Teherán firmó en 1968 y ratificó en 1970 el TNP.10 El ciclo implica la obtención del Uranio en estado natural, su enriquecimiento y el reprocesamiento de los residuos, es decir el Plutonio. El Uranio de bajo enriquecimiento (hasta el 20% del isótopo 235 activo en el Uranio 238) es el que se utiliza para fines pacíficos y civiles. Un enriquecimiento tanto del Uranio como del Plutonio, superior al 90%, permite la construcción de armas nucleares. La importancia de controlar el ciclo, radica en que el salto del 20%, la capacidad que hoy Irán ya ha alcanzado, al 90% no es tan complicado y no lleva tanto tiempo. Ver: De Salazar, Gonzalo (2010), “El desarrollo de la energía nuclear y los riesgos de proliferación: el caso de Irán”, Real Instituto Elcano, ARI 156/2010, Octubre.

tales como el nivel de enriquecimiento de uranio y

las inspecciones de la OIEA. No obstante, estas ron-

das se desarrollan en un contexto de tensión donde

Barack Obama expresó que Estados Unidos no acep-

tará un Irán con armas nucleares8.

El programa nuclear iraní tuvo sus orígenes

en los años ‘70 bajo el gobierno del Sha Reza Pahle-

vi. Pensado en un marco dual, pero expuesto como

un programa con fines civiles y pacíficos, Irán como

firmante del Tratado de No Proliferación (TNP) ha-

cía uso de sus derechos soberanos e internacionales

para el uso y producción de energía nuclear9. La Re-

volución Islámica de 1979, suspendería el programa

en pos de abocar sus energías a solucionar otros

problemas y a cimentar las recientes conquistas po-

líticas.

Adentrado el Siglo XXI, Irán retomaría su

programa nuclear, profundizado en 2005 por el ac-

tual presidente Ahmadineyad y dando origen así a

la actual crisis que enfrenta al país con la comuni-

dad internacional. La reactivación de dicho progra-

ma, el encubrimiento en primera instancia de sus

capacidades y el confesado deseo iraní de contro-

lar técnicamente todo el ciclo nuclear10 ; activaron

los temores de la comunidad internacional frente a

sus verdaderas intenciones. Si bien Irán expone que

ejerce su legítimo derecho, sus detractores alegan

que el control del ciclo en su totalidad convierte al

régimen de los ayatolas en una potencia con “capa-

cidad nuclear militar” de facto. Lo que preocupa en

este punto ya no es una cuestión técnica, sino la im-

posibilidad de precisar las intenciones del régimen.

Las motivaciones de Irán para alcanzar sus

objetivos son variadas. El control completo del ci-

clo nuclear elevaría su posicionamiento regional, le

otorgaría prestigio internacional y serviría como un

arma de disuasión frente a la injerencia externa. En

este punto, no es casual que se haya reactivado el

programa en el marco de la guerra de Afganistán e

Irak y el desembarco norteamericano en la región

bajo la administración Bush. Por otra parte, para

Irán el programa en cuestión es ya una temática de

orgullo nacional que se refuerza en el recuerdo de la

guerra contra Irak en los ‘80, donde Bagdad utilizó

armas químicas en los campos de batalla frente a la

impotencia del régimen. Finalmente, el desarrollo

nuclear ha permitido distraer en el país las convul-

siones internas y aunar posiciones, retratando al

accionar internacional como un acto injusto que ex-

cede la cuestión nuclear y que busca atentar contra

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

11 Botta, Paulo (2011), “Implicancias regionales de un Irán nuclear”, CEMOC – Documento de trabajo 01/2011 – Programa de Es-tudios sobre Irán Contemporáneo, enero. Disponible en: http://www.cemoc.com.ar/Documento%20de%20Trabajo%2001-2011.pdf12 Ver Resoluciones 1737 (2006), 1747 (2007), 1803 (2008) y 1929 (2010) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Estados Unidos por su parte, impartió sanciones contra el Banco Central de Irán y la Unión Europea decretó un embargo a las importacio-nes de petróleo iraní, ambos en 2012.13 Hibbs, Mark (2012), “Iran and the IAEA Talk Again”, Carnegie Endowment for International Peace, May 12. Disponible en: http://carnegieendowment.org/2012/05/12/iran-and-iaea-talk-again/aqry

desarrollo autónomo del país.

En términos geopolíticos, esta situación dis-

para implicancias regionales directas. En primer

lugar, rompe el monopolio nuclear de Israel y aleja

aún más las posibilidades de declarar, en el marco

del TNP, a Medio Oriente como una zona libre de ar-

mas nucleares y otras armas de destrucción masiva.

Sumado a lo anterior, para Israel impone un fuerte

tema de seguridad en su agenda, donde Irán es visto

desde el proceso de paz con el mundo árabe como

su enemigo existencial. En segundo lugar, la con-

sumación de los intereses iraníes podría desplegar

una carrera armamentística en la región, en el caso

de que potencias regionales como Arabia Saudita o

Turquía tratasen también de desarrollar su propia

capacidad nuclear. Por último, la adquisición de ca-

pacidad militar nuclear iraní, al cambiar la configu-

ración de poder en toda la región y al relegar aún

más al mundo árabe de su tradicional papel de lide-

razgo, podría ser una nueva fuente de inestabilidad

en la línea de fractura suni – shií11.

Para Occidente, y principalmente para Esta-

dos Unidos, la cuestión iraní presenta un serio desa-

fío a la estabilidad regional de Oriente Medio. Este es

el punto principal, dada la importancia estratégica

y económica de la región y los diferentes conflictos

en curso. Frente a este diagnóstico, la situación del

programa nuclear iraní fue tratada de manera dual.

Desde 2009 en adelante la administración demócra-

ta de Obama buscó impulsar diferentes instancias de

negociación, donde se enmarcan las actuales rondas

entre el P5+1 e Irán. Simultáneamente, se orquesta-

ron diferentes tipos de sanciones en pos de tratar de

frenar el impulso iraní12.

Frente a la fuerte presión israelí y la dificul-

tad de doblegar a Irán, la opción militar ha logrado

colarse en la batería de opciones, principalmente

tras la presentación del informe de la Agencia Inter-

nacional de la Energía Atómica (AIEA) en noviem-

bre último13. No obstante, la opción militar sería

contraproducente por diversos motivos. Diferentes

ataques “quirúrgicos” sobre las instalaciones nu-

cleares difícilmente pudiesen destruir todo el mate-

rial sensible; esto sólo demoraría un par de años el

programa, pero no lo acabaría. A su vez, un ataque

de este tipo revertiría el proceso de descomposición

en las bases de apoyo que el régimen de Jamenei y

Ahmadineyad viene experimentando desde 2009

con el surgimiento de la Revolución Verde, girando

así el sostén popular nuevamente hacia al régimen.

Al mismo tiempo, implicaría represalias inmediatas

de Irán en el Estrecho Ormuz, donde pasa el 35% del

petróleo comerciado por vía marítima del mundo;

como así también ataques directos a Israel o por me-

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

dio de Hamas y Hezbollah, todo lo cual fomentaría el

recalentamiento regional.

Es en este complejo escenario, en el cual la

evolución del programa nuclear iraní será dirimi-

da en el transcurso de este año. Cualquier decisión

que implique salirse del marco de negociación es-

tablecido hasta el momento, sólo será factible tras

las elecciones presidenciales de EEUU en noviembre

próximo. Basta sólo recordar cuando Israel actuó

contra Gaza a fines de 2008, como para tener un pa-

rámetro de acción. Sin embargo, los ámbitos multi-

laterales de cooperación no han fallado todavía, las

actuales reuniones muestran que sigue habiendo

espacio para negociar y más aún si se sopesan las

consecuencias antes mencionadas de una interven-

ción militar. Las sanciones han logrado su propósito

y han devuelto al país a la mesa de negociación, lo

cual hasta cierto punto es bueno. Sin embargo, as-

fixiar completamente al régimen tampoco parece

ser la mejor estrategia, dado que crea espacios para

irracionalidades de su parte.

La comunidad internacional no debe tam-

poco perder de vista que la principal fuerza motriz

del programa nuclear iraní es la misma que tuvieron

India y Pakistán en su momento: adquirir capacidad

de disuasión y status de potencia regional. No es el

deseo de destruir Israel, de dar armas nucleares a

Hamas o Hezbollah, o chantajear a la comunidad

internacional como lo hace Corea del Norte. Esto

no quita que lo que Irán persigue atente contra el

avance normativo alcanzado en los últimos tiempos,

pero al menos permite plantear otra veta de análisis

contra quienes construyen un mundo mucho peor

con un Irán nuclear en pos de sus intereses.

La situación en Siria y en Irán insumirá gran

parte de la agenda internacional en lo que resta del

año, con posibilidades de extenderse aún más. La

complejidad de ambos casos y la red de intereses

e implicancias que se tejen a su alrededor, no habi-

litan ningún curso de acción simple. Esto lo hemos

observado en el titubeo de la comunidad internacio-

nal en su conjunto, y en la dificultad de ambos re-

gímenes para alcanzar sus objetivos. Desde GEIC se

intentó desentrañar dicha complejidad a través de

este breve análisis, para poder dimensionar ambas

situaciones y sus correlatos.

Elecciones Presidenciales 2012El 2012 ha sido, y aún sigue siendo, un año de elec-

ciones presidenciales. En marzo fue elegido en Rusia

Vladimir Putin como Jefe de Estado por tercera vez,

luego de haber ejercido dicho cargo desde el año

2000 hasta el 2008. Entre abril y mayo, se definieron

las presidenciales en Francia, dando como resulta-

do el triunfo del socialismo, de la mano de François

Hollande. Asimismo, el 6 de noviembre se llevarán a

cabo las elecciones en Estados Unidos, momento en

el cual se definirá el renovado apoyo a Obama, con

sus políticas y estrategias más próximas a la centro –

izquierda, o bien la elección de un nuevo Presidente

Republicano, Mitt Romney, partidario de una posi-

ción más cercana a la derecha del espectro político

estadounidense. En este contexto, se entiende que

uno de los ejes de las relaciones internacionales gira

en torno al siguiente interrogante: ¿hacia dónde se

dirigen los liderazgos mundiales? ¿Responderán a

una lógica statuquista o a una tendencia de cambio?

Si bien los procesos objeto de estudio se es-

tán desarrollando en diversos países del mundo, se

entiende que en aras de dar respuesta a los interro-

gantes planteados, los casos antes mencionados nos

ayudarán a comprender, no sólo el contexto y la si-

tuación en cada uno de los tres países, sino también

cuál será el escenario venidero a nivel de liderazgos

internacionales.

Rusia está cambiando

Para comprender qué tipo de liderazgo asumirá

Vladimir Putin en sus próximos años como Presi-

dente de la Federación Rusa, es necesario enten-

der que Rusia está cambiando. Ya en las elecciones

parlamentarias de diciembre de 2011, importantes

sectores de la población expresaron su malestar y

descontento por el probable fraude electoral, dando

lugar a numerosos debates públicos en los medios y

redes sociales, a lo que se han sumado algunas du-

das respecto a la validez y transparencia de las elec-

ciones presidenciales del 4 de marzo de 2012.

Putin ha inaugurado su tercer mandato en la Pre-

sidencia, esta vez por seis años, relevando a Dmitri

Medvédev, quien ahora asumirá como primer minis-

tro. Claramente, este “recambio” no ha sido vis-

to con buenos ojos por parte de la ciudadanía rusa,

más aún cuando a los doce años de “Putinismo” se le

adicionan los seis venideros, profundizando el tán-

dem del poder.

No es tarea simple saber cómo va seguir esta

historia, pero estos fenómenos parecen indicar que

el “consenso Putin” se ha quebrado y que la pobla-

ción de Rusia ya está agotada ante una extendida

corrupción en la vida política cotidiana, asociada al

partido en el poder, Rusia Unida.

En el plano doméstico, Putin enfrenta un

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

gran desafío de carácter económico. No obstante

actualmente la situación macroeconómica es bas-

tante positiva, las preocupaciones radican en la alta

dependencia de los precios del petróleo. Existe un

amplio consentimiento en la elite política rusa res-

pecto a la necesidad de generar nuevas fuerzas de

crecimiento, más allá de aquellas que fueron las

responsables del gran desarrollo económico desde

1999 hasta 2008. En este contexto de bienestar,

los rusos están comenzando a demandar un mejor y

más amplio modelo de gobernanza pluralista y una

efectiva distribución de bienes públicos y sociales.

Es paradójico observar que fue Putin quien, de algún

modo, creó las condiciones para tal crecimiento, y es

Putin hoy quien debe hacer frente a las consecuen-

cias de dicho mejoramiento en el bienestar de la po-

blación.

Respecto a sus relaciones con Estados Uni-

dos, el reto será superar el pico máximo del pacto

entre Obama y Medvédev (“reset”) y dar cuenta de

una agenda mucho más contenciosa en las relacio-

nes entre Washington y Moscú, que incluirá temas

como la situación en Siria, Irán, y el escudo antimisi-

les en Europa. Putin necesita una relación construc-

tiva con Estados Unidos, y su reunión próxima con

Obama será la oportunidad. Un vínculo de este tipo

le ayuda a Rusia a balancear el rápido crecimiento

e involucramiento chino en las áreas de influencia

rusas, que es mirado con gran desconfianza desde

Moscú.

Putin enfrenta un doble desafío, interno y

externo. En el ámbito doméstico parece emerger un

período de disturbios y manifestaciones, reclaman-

do mayores niveles de democracia y transparencia

en la gestión de políticas públicas, demandando al

mismo tiempo nuevas condiciones de crecimiento

económico que sostengan el desarrollo de la econo-

mía rusa. En sus relaciones exteriores, Rusia tam-

bién debe renovarse protegiéndose, en palabras del

actual Presidente, “de presiones exteriores cuya in-

tensión sólo puede ser debilitarle.”

Ante este contexto de desconfianza, cambio y

movilización social, los analistas se preguntan ¿cuál

será el rasgo predominante de este nuevo mandato?

Algunos arriesgan a pensar en un giro reformador, o

lo que J. Nye denominaría un líder transformacional,

en este caso en el plano doméstico. Otros, creemos

que Putin mantendrá ante todo un modus operan-

di statuquista, signado por estoicas declaraciones

y cambios engañosos. En otras palabras, Putin será

un líder transaccional, pero cabe preguntarse si su

gestión y ejecución serán tan buenas como para pre-

servarse en el poder y responder a las demandas de

una sociedad cada vez más hostil.

El significado de la victoria de François Hollande.

La izquierda europea ha renacido con la victoria de

Hollande el pasado 6 de mayo, tras imponerse con

el 51,67% de los votos sobre Nicolás Sarkozy. Así, el

actual presidente francés se convierte en el segundo

mandatario socialista de la Quinta República fran-

cesa, luego de la presidencia de François Mitterand

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

desde 1981 hasta 1995.

Raramente una elección ha resonado tan-

to en Europa como las presidenciales de Francia e,

igualmente resulta extraño que un cambio de lide-

razgo en uno de los países miembros de la Unión

Europea cree tantas expectativas de un verdadero

cambio de política regional.

En tal sentido, la elección de Hollande por

parte del pueblo francés implica dos cosas. Por un

lado, marca un cambio de rumbo para Francia y un

evidente repudio de los votantes a Sarkozy, más que

un giro del electorado hacia la izquierda. Los ciuda-

danos franceses aún recelan el estilo monárquico y

elitista del sistema de gobierno, y el saliente presi-

dente, con su hiperpersonalismo e hiperactivismo,

menoscabó esa condición. Al mismo tiempo, el re-

sultado de los comicios supone una resistencia al

giro extremista de Nicolás Sarkozy, quien buscó la

reelección adoptando las ideas de la extrema dere-

cha.

Por otro lado, la victoria de Hollande tiene

un gran significado para Europa: es un claro recha-

zo a la política de austeridad que ha sido defendida

y aplicada como el remedio para los problemas de

la eurozona. El triunfo socialista implica un nuevo

aire para el viejo continente, comprometiéndose a

acabar con una política centrada exclusivamente

en la reducción del déficit. Hollande, además, se ha

comprometido a renegociar el Pacto Fiscal, firma-

do a principios del 2012 por Ángela Merkel y el ex

presidente francés, sosteniendo la necesidad de re-

considerar el acuerdo en aras de ejecutar estímulos

tendientes al crecimiento económico. En pocas pala-

bras, Hollande no rechaza el rigor fiscal que implica

el pacto impulsado por Alemania, sino que pretende

añadirle una política de crecimiento a escala euro-

pea.

Las ideas enarboladas en la campaña presi-

dencial por el candidato socialista encuentran eco

en los dirigentes de otros países europeos: en la Ita-

lia de Monti, en la España de Rajoy y en la Bélgica

de Di Rupo, quienes están de acuerdo con la nece-

sidad de reactivar la economía europea. La mayoría

de los Estados miembros de la UE se han sentido

apartados por el famoso eje “Merkozy”, lo que hace

necesario un retorno hacia la Europa comunitaria,

reforzando las instituciones de la Unión.

Tanto para los franceses como para los eu-

ropeos en general, la UE no es una entidad extraña

ni, mucho menos, extranjera, por lo que sus decisio-

nes son parte integral de las políticas nacionales de

cada Estado. De este modo, y teniendo en cuenta que

Francia se beneficia actuando a través de organiza-

ciones multilaterales para incrementar su influen-

cia diplomática en el mundo, Hollande se encuentra

ante la posibilidad de posicionarse como un líder

pro-europeo en la escena internacional, dándole al

país la notoriedad que los franceses desean.

En el ámbito de la política exterior, se espe-

ra que el líder francés no genere cambios radicales.

En su libro Changer de destin, publicado en febrero,

se pueden inferir algunas líneas de acción: respalda

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

un accionar duro contra Irán, apoyó la intervención

militar en Libia y también la condena al régimen del

presidente sirio Bashar al-Asad. En efecto, es proba-

ble que si se decide una acción militar en Siria, Fran-

cia termine participando de dicha iniciativa.

Adicionalmente, más allá de haber decidido retirar

las tropas francesas de Afganistán para fines de

2012, Hollande no está en desacuerdo con la plena

reincorporación de Francia a la OTAN, habida cuenta

de las debilidades de una política de defensa euro-

pea, más aún tras la crisis económica que atraviesa

el continente.

Pues bien, podría señalarse que Hollande se

presenta como un líder transformacional en cuanto

a su postura frente a la crisis, el Pacto Fiscal y la va-

riable crecimiento económico, convirtiéndose en el

primer político europeo que ha rechazado formal-

mente la línea de rigor fiscal sin crecimiento. Ade-

más, en su escaso tiempo ejerciendo la presidencia

ha demostrado más impulsos hacia el cambio que

hacia la continuidad, con la retirada de Afganistán

como un claro ejemplo. Sin embargo, es cierto que

no pretende deshacerse del papel amigable con Es-

tados Unidos, ni abandonar sus principales alianzas.

Tal vez a Hollande le interesaría centrarse

sólo en Francia y en la economía europea. Sin em-

bargo, la realidad internacional y la interdependen-

cia que afecta al mundo en su conjunto lo obligan

a encontrar un balance entre lo que debe y lo que

desearía hacer, y a demostrar que puede trabajar

efectivamente con los líderes mundiales.

Barack Obama Vs Mitt Romney

A menos de cuatro meses de las elecciones presiden-

ciales en Estados Unidos, las primarias Republica-

nas se han definido, ubicando a Mitt Romney como

candidato por dicho partido. Si bien no es objeto de

este documento hacer algún tipo de futurismo, los

indicadores políticos y económicos vislumbran una

elección muy cerrada, donde el histórico nivel de po-

larización partidaria asegura que será muy reñida y

dividida.

Por años, los Republicanos han utilizado las

cuestiones de seguridad nacional en contra de los

Demócratas. Sin embargo, esta vez las elecciones

presidenciales se resolverán considerando la evolu-

ción de un único indicador: el desempeño de la eco-

nomía, y la percepción de los votantes acerca de su

futuro económico con cada uno de los candidatos.

En este contexto de polarización partidaria e

ideológica, los escenarios se plantean radicalmente

opuestos. En política doméstica, los temas más rele-

vantes en el debate por la competencia presidencial

parecen ser la economía, el empleo, la política fis-

cal y la inmigración, entre otros. Si bien las cuestio-

nes de defensa y política exterior han sido ubicadas

como más importantes que algunos temas sociales,

la mayoría de la población estadounidense no las

considera verdaderamente relevantes.

En relación a la economía, se distinguen es-

trategias muy contrapuestas. El debate entre aus-

teridad y economía, tan presente en Europa, cobra

relevancia también en Estados Unidos. Romney se

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

ha alineado a la visión republicana de la Cámara de

Representantes, que argumenta que los recortes

presupuestarios y las reducciones de impuestos son

la combinación de políticas necesarias para reducir

la deuda norteamericana y reactivar la economía en

crisis. El Presidente Obama, por su parte, aboga por

un mayor estímulo para generar crecimiento en el

corto plazo, mientras que busca trazar un plan a lar-

go plazo para reducir el déficit y la deuda. Claramen-

te, se ponen de relieve las diferencias filosóficas en-

tre republicanos y demócratas, donde los primeros

tienden a favorecer la estricta austeridad, en línea

con Alemania y otros países de la UE; y los segundos

se alinean con la posición de crecimiento económico

defendida por el electo Presidente francés, François

Hollande.

Respecto de la inmigración, un tema muy

controvertido no sólo en esta campaña sino también

durante todo el mandato del actual Presidente, aun-

que es conocida la distancia en las visiones de am-

bos partidos, la posición de Romney no ha sido aún

determinada. Algunos analistas se arriesgan a apos-

tar por una línea rígida y alienante, de “mano dura”

contra los inmigrantes ilegales. Sin embargo,

lo cierto es que la política de inmigración del candi-

dato no ha sido definida, más allá del categórico re-

chazo al Dream Act. Dicho proyecto es el caballo de

troya de Obama, quién, apostando de nuevo por la

aprobación de una ley que permitiría a los estudian-

tes indocumentados regularizar su situación a cam-

bio de alistarse en el ejército o acceder a la univer-

sidad, ha definido con claridad su posición, en línea

con la tradicional ideología del Partido Demócrata.

En política exterior, el más serio e inmediato

desafío que tendrá el próximo Presidente de los Es-

tados Unidos será definir la estrategia a llevar a cabo

en Irán. Las siguientes prioridades deberían ser, tal

vez, China y Rusia. Por un lado, Obama ha utilizado

con grandilocuencia el recurso a la diplomacia y a

las negociaciones con el régimen iraní, evitando,

hasta el momento, el uso de la fuerza. Esta estrategia

ha sido ampliamente criticada por el Partido Repu-

blicano, el cual afirma que Estados Unidos debe es-

tar preparado para un ataque militar, dado que una

vez que las negociaciones y las sanciones fallan, la

diplomacia deja lugar al accionar militar. El objeto,

entonces, es evitar el surgimiento de un Irán con ca-

pacidad de fuego nuclear.

Pues bien, empero la economía será deter-

minante, otros eventos podrán tener un impacto de-

cisivo en la competencia por la jefatura de la Casa

Blanca. Las decisiones en temas sociales como el se-

guro médico o el futuro de los inmigrantes podrían

redibujar las líneas de batalla política. Asimismo, los

efectos de la austeridad y recesión en España, Gre-

cia e Italia podrían generar una nueva crisis euro-

pea, los precios del petróleo y otros combustibles

podrían reanudar su ascenso, la peligrosidad de la

península coreana podría incrementarse, etc. Hoy

no podemos saber qué pasará, sólo destacar que se-

rán temas que podrían afectar el resultado final.

No obstante, dos elementos son claros. En

Los ejes de las Relaciones Internacionales Primer semestre 2012

primer lugar, los candidatos presidenciales repre-

sentan visiones muy diferentes en sus principios y

objetivos políticos, y la elección parece concentrarse

en esas diferencias. Bajo las presidencias de Clinton

y Obama, los Demócratas se han convertido en un

partido más statuquista (o transaccional), situado

en la centro – izquierda del espectro político. Con-

trariamente, el Partido Republicano, después de

George W. Bush y ahora con Mitt Romney, se ha con-

vertido en un partido poco tradicional y muy con-

servador, ubicado cada vez más hacia la derecha del

tablero político estadounidense.

En segundo término, la evolución de la eco-

nomía condicionará y, quizá, determinará la decisión

última de los votantes en Estados Unidos. La econo-

mía podría crecer rápidamente en los próximos me-

ses, dando una clara ventaja a Obama. Sin embargo,

las actuales condiciones favorecen al candidato re-

publicano.

A modo de cierre, se podría decir que em-

pero Putin y Obama se situán más hacia una línea

de líderes transaccionales o statuquistas, salvando

las grandes distancias entre ambos; el recién electo

Presidente francés y el candidato a presidente por

el Partido Republicano en Washington se acercan a

la idea de un líder más propenso al cambio que a la

continuidad. Hollande por responder básicamente a

unos valores y concepciones muy alejados de lo que

representaba Nicolás Sarkozy, y Mitt Romney, sim-

plemente por pertenecer al Partido Republicano y,

por defecto, al ala conservadora de la política nor-

teamericana, muy distante de la imagen progresista

que refleja Barack Obama.