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- - LOS DES LI ZAM IENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS LOS DESLIZAMIENTOS SUBMARINOS ISLAS CANARIAS Introducción L OS deslizamientos son un fenó- meno relativamente frecuente en los taludes submarinos. inclu so con pendientes rcl.¡livarncntc pequeñas. de ]0 o me nos. Se sabe que exi ste una amp lia gama de lipos de dcsli7.amlcntos y. en ge neral. pro- cesos de inestabilidad submarina. En l os úh i- mos años. modernas téc nicas como la batimetría de rnuhihaz. los so nares de barrido l at e ra l sumergi dos de gran proFundidad. y el pcrliluje sísmico de refl ex ión hun aponado una pl éyade de imágenes y dalos de gnm ca li - dad que han pcnnitido identificar, describir y comprender los deslizamientos submarinos CO mO nunca antes en la historia. Los desliza- mientos en fl ancos de islas oceánicas. como es el caso de C. mari¡¡s. const ituyen un caso partic ul ar. de gran interés cicntífico. en cuyo co nocimiento también se ha avanz ado eno rm emente en la última década. La aceptación dc la so l :l existencia de grandes desliz;lmie nt os e n las islas oce:'Í.nic:ls ha estauo prccediua. hi stóricamente. de una notable polémica. En purtk ular. los esc:lrpcs de la s zonas de cabecera emergidas. muy patentes en el relieve de algunas islas. fu eron atribuidos inicialmente a la erosión marina. a f:l ll :ls. :1 procesos volcánicos de distinta índole y. tmis raramentc. a des li zamientos. De lodos modos, la génes is por desliza mi en- to de tales escarpes no fu e plenamente acep- I:lda por la comunid ud cient ífi ca hasla que se descubrieron y cartografiaron. en los nuncos insulares submarinos. los enormcs depós it os de bloques resultantes. A Lipman el al. (1988) Y Moore el al. (1989) les corresponde el honor de huber sido los primeros en ¡¡por- tar prueb¡¡s indi sc utibl es de nu mcrosos deslizamien t os gigant es e n los nancos de lus Islas HawaiL Post erionne nte. se ban identifi- cado depósitos de dcslizamiento. además de en el Archipié lago Camlrio, en la s MAKARONESIA 57

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-- LOS DESLIZAM IENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS

LOS DESLIZAMIENTOS SUBMARINOS k~

ISLAS CANARIAS

Introducción

LOS deslizam ientos son un fenó­meno relativamente frecuente en los taludes submarinos. incluso

con pendientes rcl.¡livarncntc pequeñas. de ]0

o menos. Se sabe que existe una amplia gama de lipos de dcsli7.amlcntos y. en general. pro­cesos de inestabilidad submarina. En los úh i­mos años. modernas téc nicas como la batimetría de rnuhihaz. los sonares de barrido latera l sumergidos de gran proFundidad. y el pcrliluje sísmico de reflex ión hun aponado una pléyade de imágenes y dalos de gnm cali­dad que han pcnnitido identificar, describir y comprender los deslizamientos submarinos COmO nunca antes en la historia. Los desliza­mientos en fl ancos de islas oceánicas. como es el caso de C.mari¡¡s. const ituyen un caso particul ar. de gran interés cicntífico. en cuyo conocimien to también se ha avanzado enormemente en la última década.

La aceptac ión dc la sol:l existencia de grandes desliz;lmi entos en las islas oce:'Í.nic:ls ha estauo prccediua. hi stóricamente. de una notable polémica. En purtk ular. los esc:lrpcs de las zonas de cabecera emergidas. muy patentes en e l relieve de algunas islas. fueron atribuidos inicia lmente a la erosión mari na. a f:l ll:ls. :1 procesos volcánicos de distinta índole y. tmis raramentc. a deslizamientos. De lodos modos, la génesis por deslizamien­to de tales escarpes no fue plenamente acep­I:lda por la comunidud cient ífica has la que se descubrieron y cartografiaron. en los nuncos insulares submarinos. los enormcs depósitos de bloques resultantes. A Lipman el al. (1988) Y Moore el al. ( 1989) les corresponde el honor de huber sido los primeros en ¡¡por­tar prueb¡¡s indiscutibles de nu mcrosos deslizamientos gigantes en los nancos de lus Islas HawaiL Posterionnente. se ban identifi ­cado depósitos de dcslizamiento. además de en el Archipiélago Camlrio, en las ~

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NOVEDADES CIENTíFICAS

Marquesas (Barsczus el al .. 1992), las dor­sales de Emperor y Michelson (Smool y King, 1992), y en tos monles submarinos de Marcus-Wake (Smool y King ( 1992), lodos ellos en el Pacífico: en Tristan da Cunha (Holcomb y Searle, 199 1), en el Atlántico; y en La Reunión (Lenal el (JI .. 1989; Ollier et

al .. 1998), en el Indico. Los materiales afecta­dos por los deslizamientos pueden ser lrans­ponados talud abajo a lo largo de centenares de kilómetros, recubrir varios centenares o incluso millares de km1 del fondo marino en lomo a las islas. e invo lucrar asirrúsmo volúmenes de centenares o mi les de km),

lA 1 hallazgo de las evi dencias sub­

I.J. marinas ha contribuido sin duda el hecho de que, con la salvedad de

los escarpes de cabecera y algunos depósitos de bloques, las morfologías resultantes de ' los deslizamientos se preservan mejor en el fOndo marino que en las áreas emergidas.

donde frecuentemente han sido erosionados o recubiertos por materiales volcánicos más rec ientes (Urgeles, 1999). Ello no dis mi­nuye. sin embargo. el papel detenninante de los grandes deslizamientos en la morfogéne­si s del paisaje insular. tanto di recta como indirectamente. La verificación de la con­tinuidad entre las estructuras emergidas y las sumergidas es de gran importancia para demostrar que ambas forman una única enti­dad y que responden. por tanto. a un mismo proceso. La integrac ión de datos topográfi­cos y geológicos marinos y lerrestres es, en consecuencia, necesaria para abordar con rigor el eSludio de los deslizamientos en los naneas de las islas oceánicas . De hecho. las dorsales o zonas de rifl de distribución ra­dial, propias de muchos edific ios volcánicos insulares. pueden constitu ir áreas de despegue inicial en las cabeceras de desliza­mientos gigantes (Moore y Kri voy. 1964). Por su parte. los deslizamientos pueden

Fig. l.. Deslizamientos en el Archipiélago Canario. a p~r1¡r de las fuentes citad~s en elle~lo. colocados sobre un modelo digi tal delte=no (molla de. 2 x 2 km) cons truido 11 purtir de dlltos digitales de las bases ETOP05 (batimetna). GTOP030 (altimetría) y GEBCO (linea de costa). LII numer~ción de los desl il.amientos es In de la Tabla l. LII cobert uru de ciertos desli:romientos. en particular e l I 'J el 2. e.s insuficiente. por lo que algUnO de los límitcs señalados en el mapa debe ser considerado COn prudencia. La barra de colores inrerior indica ahiludcs y profundidades en mc!ros.

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modificar, por efecto de descarga brusca en la zona de cabecera y carga en la zona de acumu lación, el régimen de hundimiento de las is las (Moore el al., 1994; Watts y Masson. 1995), y también pueden estim ular la renovación de la actividad volcánica. especialmente en las cicatrices de cabecera (A ncochea el al., 1994; Fúslcr el al. , 1993).

... _____ ~L~os deslizamientos canar ios

insulares situados aguas a[uera de presuntas cicatrices de cabecera observables en tierra. en particular frente a los vall es de La Orotava. Ieod y Güimar en Tenerife. la Caldera de Taburiente y e l arco de Cumbre Nueva en La Palnm, y El Golfo en El Hi erro (cL rers. anL). Otros estudios se han ocupa­do de investigar los nancos de Gran Canaria (Funck y Schminke, 1998) y de las islas o­rientales de Fuerteven turu y Lanzarote (Rhim et al .. 1998). En la mayoría de estos trabajos, efectuados a bordo de buques ingle­ses, españoles y alemanes, se han empleado sistemas de batimetría de mullihaz Simrad EM I2. Simrad EM 12S y Hydrosweep paru cartografiar e l relieve submarino y obtener otros datos de interés, como imágenes de renectividad del fondo, mapas de pendientes e imágenes tridimensionales: y sistemas de sonar de barrido lateral de gran profundidad TOB I y GLOR IA (Riddy y Masson, 1996; Blondel y Murton. 1997) para obtener imá­genes acústicas de detalle de la superfície de los depósitos de deslizamiento y así poder comprender mejor los propios procesos de deslizamiento. Estos datos han sido comple­mentados mediante la obtención de perfi les de sísmica de reflexión con distintos grados de resolución y penetración. útil es en el intento de conocer la estructura interna de los depósitos, e identi fica r la base y los límites de los mismos. También se han obtenido testi gos y, en los nancos de Gran Canaria y la Ll anura Abisal de Madeira -donde se han acumulado los ténn inos más distales (lejanos) de a lgunos deslizamientos-o sondeos del "Ocean Drilling Program" (Schminke el al. , 1995). Por último, se han reulizado también mediciones in situ de las variaciones de la presión de porosidad en el flunco occidental profundo de La Palma CUrgeles el al., 2000). Se dispone, por tanto, de un extraordinario conjunto de datos de los flancos submarinos de las Islas Canarias.

f6 os deslizamientos constituyen un proceso de suma importancia en la evolución de las !S]¡IS Cananas y,

especialmente. en las islas occ identales de Tenerife, La Palma y El Hierro, que son, por este orden. las más jóvenes del archipiélago y también las que presentan un vo\canismo más acUvo. El descubrimiento hasta la fecha de los efectos de 19 grandes deslizamientos en los fondos y subrondos marinos cananas (Fig. 1) ha confirmado algunas controvertidas inter­pretaciones previas basadas en la geología de las islas (Bravo. 1962; Nav<lITO y Coello. 1989). Ha sido sobretodo en la segunda mitad de los años 90 cuando más artículos, apoyados en datos difícilmente contestables, se han pu­blicado sobre este tema en la li teratura cientí­fica internacional (Masson, 1996: Masson et al .. \998; Teide Gmup, 1997; Urgeles, 1999; Urgeles el al. , 1997 y 1999: y Watts y Masson. 1995, entre OIrOS). Es previs ible que en breve vean la luz nuevos artículos sobre el lema (Gee el al.. en prensa; Kraslel el al., en prensa; Masson el al .. en prensa; Urgeles el al .. en prensa). Asimismo, dentro del proyecto de cartografía de la Zona Económica Exclusiva Española. se han publicado algunas hojas batimétricas de Canarias, todas ellas a escala \: \25.000 (Palomo et al., 1998a,b).

La mayor parte de estudios submarinos se han centrado en sectores de los flancos

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NOVEDADES CIENTíFICAS

La mayoría de desli zamientos canarios penenecen al ti po dcnom imldo "dcbris ava lanchc", o alud rocoso, mov imi ento en masa rápido de una mezcla incoherente en [a que abundan los fragmentos y bloques de roca. En los aludes rocosos se diferencian tres tramos. La zona de cabecera. o tramo proximal, suele estar ocupada por un escarpe en forma de anllteatro. En ItI zona de depósi­to se distinguen a menudo llll tramo interme­dio y un tramo distal. En e l intermedi o puede haber bloques de decenas de km de diámetro. mús o menos próx imos a lu base de l escarpe. En el tramo di stal !ambién abundan los blo­ques. aunque de tamaños menores, de hasta 1 km de di ámetro. La zona deposicional suele foonar un lóbulo arqueado. salpicado de blo­ques. cuyo espesor to¡¡¡1 decrece tanto hacia el frente como huciól la co la dcl lóbulo. El espesor de los depósitos de alud rocoso puede alcanzar los 2 km (Moore el (j I .. [9g9). En los llancas submarinos canarios se han observado también "slumps" (deslizamientos rotacionales de bloques de gran tamaño), "g[ides" (desliza.mientos tmns[aciona[es de gra ndcs bloques) y "debri s nows" o co ladas de derru bios. Los al udes rocosos. los desliza­mien tos rotacionales y los desli7 .. amientos translacionales removil izan las rocas vo lc¡íni­cas e intrusivas de las islas. mientras que las co ladas de derrubios só lo afectan al recubrimi ento sedi mentario de los Ilancos submarinos de las isl¡ls.

Los términos más lej anos de los movimicntos en nmSil. y especialmente los resultantes de coladas de derrubios y ca· rrientes de turbidez se han acumulado pre­ferenlemcnte cn las ll anuras abisales shu­'Idas más allá de la base de [os edificios insu­lares. a profundidades que superun los 4.000 m, como [a Llanura Abis;lI de Madeiru (Alibés et aL, 1999). Se habla a menudo del "contínuo" de los movimientos de masa pura

referirse al hecho de que durante el trans­porte se puede producir una evolución desde un proceso a otro dist imo. Es frecuente , por ejemplo, que una co lada de derrubios se transforme. ta lud abajo. en una corriente de turbidez. o que un des li za miento transla­ciona[ dé lugar a una colada de derrubios.

os ileslizamientos submarinos de Lllnzarote y Fuerteventura

~ on las is las más antiguas y de menor re lieve del archipiélago. con una fase construc ti va sub­

tierea de escudo en Fuerleventura datada en 20.7 mill ones de años (Schminke. 1990; Coello el (JI ., 1992). O¡lIOs oblenidos en 1997 con el Sonar de barrido lateral GLO­RI A revel:m la presencia de deslizami entos signil'i cóll ivos en al menos dos áreas. la primera al oeste de l estrecho que separa Lanzarotc y Fuerteventura. del tipo desliza­miento de derrubios, y la segunda al noroeste de la Península de Jandía (Rh im el al .• 1998) (Fig. [). Estos des li zamientos no han sido. sin embargo. estudiados aún en dcw[[e. por lo que son los menos conocidos de todos los que se describen en este artículo.

Los desli7..amicntos submarinos de Gran Cu naria

~ n Gran Canaria se han sucedido tres pcríotlos pri ncipales de aeti vi­dad vold nica. enl re 16 y 9 Ma

(millones de años). 4.5 y 3.5 Ma. y de 3,5 Ma a [a actualidad, separados por períodos de eros ión. Funck y Sc hminke ( 1998) han hallado evidencias e indicios de desliza­mientos en varios seelOres de los naneas sumergidos de la isla (Fig. 1 Y Tabla 1). Concretamente, aguas afuera de la cubeta de

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LOS DESLIZAM IENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS

fig . 2.- Im¡¡gen de relieve ~ol11brcado d ~ lo~ ~ llIdC!i mcos.os del fhmco ocei(lcnlal de La Pal ma. ubtenida u p;tnir de datos de b~limcln'u de Illl,hihal (modificado de Urgch:s el {,l .. 1999!. La ~isión c.s dcs¡]e el SW (22fr! ton Una elevación de 2(f.

La ilumiu;lción "nin,,,¡ es del N (35tr) Y la .:seala wnica l eSI:', cxager.u.la 6 veces. Lus tr.lZOS roj()~ limilall los dcPÓSjlo~ de los llistimos :¡Iulles. separndos por canales en el !alud cOlllinemal. El esca lón entre 1:1 pl,n"f"r",,, ~onli nem,,1 ye1,alud supaior es una di sloll>ión deb ida a la ausencia de datos en esta lima. Nótese talllbién la dorsal volcánica ~ubmurinn sito ­,,¡,la ,,1 sur de 1,1 isla (esquina dcrccllll de I:! figuru ).

Horgazales, al oeste. y del amplio semicircu­lo que rorma la COSla noroeste. enlrc 1<1 Pun ta de la Aldea y Sardina. ambos datados en unos 14 Ma y. por tanto, de finales de la rase constructi va de escudo. El segu ndo sería si ncrónico con la rormación de la caldera de Tejeda. De hecho. todo el fl anco occiden tal de Gran Canaria es el más propicio para los deslizamientos durante la rase constructiva. dado que ya entonces era muy abrupto y. en consecuencia. más inestable, que el Jlanco oriental de Gran Canaria. Los depósitos del deslizamiento del noroeste. o de Tejeda. eSlUrían . según estos mismos autores. recu­biertos en gran parte por los produclOs vo l­cánicos más jóvenes del Te ide. Otros des li zamientos son posteriores a la fase de escudo y están. por tanto, asoc iados a fases dc acti vidad volcánica más recientes. Así. al norte de la isla se habría producido otro deslizamiento. datado por los mi smos autores en 14- 12 Ma. reJm:ionado con la

¡¡ctividad volcánica del Mioceno, mientras que al sur habría tenido lugar el denominado alud rocoso de Roque Nublo después del máximo de actividad volcánica homón imo. en el Plioceno. Tasas de sedimentación ele­vadas posteri ores a los des li zamientos habrían con tribuido al enterramiento de los bloques de los dep6sitos de deslizamiento submarinos grancanarios.

Los desli7.3 mientos submarinos de Tcnerire

eneri fe es la primera isla en exten­sión y la más alta del archipiélago c¡lIlurio. Los primeros depósitos

submarinos de aludes rocosos fueron identi­ficados por Walls y Masson ( 1995) recu­briendo gran pane del naneo septentrional de In isl" . Los mismos autores identificaron posteriormente al menos cuatro eventos dis­tintos (leod. La OrOlava. Roques de Garda y

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NOVEDADES CIENTíFICAS

Anaga), con un volumen total de unos 1.000 kmJ (Watl<; y Masson, 1998). Las dificultades en discernir claramente los depósitos resu l­tantes de los di stintos eventos complican la tarea de atribuir volúmenes y superficies pre­cisas a cada uno de e llos (Tabl a 1). En e lllan­ca meridional de Tenerife se ha identificado otro depósito de alud rocoso, aguas aFuera de l Valle de Güímar (Teide Group, 1997; Krastel e l al. , en prensa). A estos hay que añadirles dos depósi tos de brechas de deslizamiento más anriguas descritas a partir de l estudio de alloramientos en tierra por Can tagrel e l al. ( 1999) .

El alud rocoso de Icod es el más reciente del flanco norte de Tenerirc. eDil un espesor míni­mo de 45 rn (Watts y Masson. en prensa). A profundidades de menos de 3.()(X} m se puede seguir el depósito hasta una depresión alarga­da de unos 10 km de ancho y 400 In de pro­fundidad, con un fondo rclmi vamenle plano y unos bordes abruptos, que se extiende hasta el unliguo Valle de Icod-La Guancha. ya en tierra (Masson el l/l. , en prensa). El alud rocoso de La Orotava, que se extiende al none del valle homónimo, es uno de los mayores de Ca­narias. La densidad de bloques y la reflectivi­dad del fondo son inferiores a los del alud de Ieod, debido probablemente a un mayor recubrimiento sedi mentario (unos 20 m) y. por tanto, a una mayor antigüedad del alud de La Orotava. La supcrfície del depósito está carac-

rocoso de Roques de García. identificado en tierra, al oeste de l Valle de !cod-La Guancha. por Cant:tgrel er l/l. ( 1999), se sitúa en una zona donde se produjo al menos otro alud rocoso también anterior a l de lcod, denomina­do de Tena por Watts y Masson ( 1998). El alud rocoso submarino de Anaga ha sido iden­tifi cado esencialmente por la expresión topográfica de su cicatriz de cabecera, que se extiende desde el borde de la platafonna con­tinental hasta unos 3.000 m de profundidad (Watts y Masson, 1998). Se trataña de uno de los grandes movimientos de masa más anti­guos de Tenerife, recubierto por más de 100 m de sedimento y con su límite occidental sola­pado por el alud rocoso de La Orotava.

El alud rocoso de Güímar es el único cono­cido producido en un llaneo insular soporta­do por otro. concretamente por e l nanco occidental de Gran Canari a. Esta c ircunstan­cia habña detenninado e l desvío hacia el nordeste de l flujo rocoso. El Valle de Güfmar tiene unos 10 km de anchura, una base rela­ti vame nte plana. y unos bordes bien definidos, marcados por escarpes de 300 a 600 m de a ltura. En su cabecera, el valle se divide en dos subvalles que alcanzan la cres­ta de la estrecha dorsal que le separa del Valle de La Orotava. a l norte. Deberá espe­rarse <l la publicación del artícu lo de Kraste l el al. (en prensa) para tener más información acerca del evento de Gilímar.

teri zada por creSlas y surcos longitudinales ..,,......,.....,,_...,. __ _

con un desnivel de cresta a seno de 300 a 400 Los deslizamientos submarinos de La Palma m, y una longitud de onda de 5 a 8 km (Waus '---y Masson, 1995). El alud rocoso de La Orotava puede ser seguido hasta el Valle de La Orotava. limitado por escarpes abruptos, e l cual constituye e l mús claro exponente de las cicatrices de cabecera en Tenerife. Se cree que e l deslizamiento de La Orotava es el resultado del colapso lateral del edi ficio de Las Cañadas, anterior al complejo de Pico Viejo. El alud

~ a Isla de La Palma, de unos 2 Ma de anliguedad, constituye la parte subaérea de un volcán de 6.400 m

de a ltura. En su naneo occidental se ha iden­tificado un extraordinario comp lejo de depósitos de aludes rocosos, con cuatro lóbul os diferenc iados. que recubren una

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superficie total de unos 2.()(X) km l (Urgeles et l/l., 1999). El alud rocoso de Cumbre N ueva, el más joven, cubre unos 780 km' y tiene un volumen de 95 kml (Urgeles el al .. 1999). El correspondiente lóbulo forma una intumescencia claramente visible entre 2.500 y 4.000 m de profundidad. La cicatriz de cabecera, bastante degradada por proce­sos erosivos subsigu ientes (Carnlcedo el al .• 1999), se extiende hasta la Caldera de Taburiente y la dorsal de Cumbre Nueva (Fig. 2). El complejo de a ludes rocosos de Playa de la Vela. más antiguo que el de Cumbre Nueva, con un volumen total de 650 km3. está formado por tres lóbulos diferen­ciados si tuados entre 1.000 y 3.000-4.000 m de profundidad. Los lfmites entre lóbulos están definidos por canales en los que hay indicios de transporte tractivo. Probable­menle, cada lóbu lo representa un evento diferenciado, aunque es difícil establecer la cronología relativa.

Jr ambién en el flanco oriental de La Palma existen indicios de un depós ito de alud rocoso. al que

Masson el al. (en prensa) denominan alud rocoso de Sa nt a Cruz. La cicatriz de C<lbecera estaría situada en la amplia bahía donde se situa la capital de la isla, si bien la misma habría s ido rellenada posteriormente por productos volcánicos de los volcanes de Cumbre Nueva y Taburiente. lo que suge­riría p¡¡ra este evento una edad próxima al millón de años (Carracedo et l/l. , 1997b).

Las fisuras superficiales abiertas dunmte la erupción de 1949 en los taludes occiden­tale. .. de la dorsal de Cumbre Vieja. con desplazamientos de algunos metros a lo largo de un sistema de fisuras de unos 4 km de longitud , podrían ser indicadores de movimientos rotacionales o translacionales a mayor profundidad (Carracedo el al .. 1999).

La magnitud de este desplazamiento es seme­jante a la observada en el evento de 1975 en el desli zamiento de Hilina. en Hawaii (Moore el al. , 1989). Sin embargo. en el flanco sumergido occidental de Cumbre Vieja no se ha apreciado hasta ahora ningún indicio de deslizamiento translaciona1 o rotacional (Masson el (jI .. en prensa).

Los deslizamientos submarinos de El Hierro

rE: I Hienu. con su forma de estrella de tres puntas, es la más joven de las Islas Canarias, con sólo 1,12

Ma de antiguedad. Cada uno de sus brazos es en realidad una dorsal volcán ica y. por tanto, una zona de extensión o rift. Los amplios senos de El Golfo, Las Playas y El Julan, situados entre las dorsales volcánicas princi­pales. han sido originados por deslizamien­ros cuyos correspondientes depósitos han sido identificados en los flancos sumergidos de la isla. Un deslizamiento m:1s antiguo. el de liñor. sólo ha sido identificado en tierra (Carracedo el al., 1997a). Además. se cono­cen en la zona dos coladas de derrubios. la de Canarias. originada en los taludes sub­marinos de El Golfo, y la del Sahara, proce­dente del margen nor-occidental afri cano.

El alud rocoso de El Golfo es el más reciente y mejor definido de todos los ex istentes en el archipiélago canario (Fig . 3) . La cicatriz del deslizamie nt o tiene una altura total de 4 .700 m. desde e l Pico de Malpaso, de 1.500 de a ltura. hasta 3.200 m de profund idad (U rgeles et al .. 1997) . En e l talud proximal de la isla, la cicatriz forma un amplio corredor de fondo li so, l imitado por escarpes de hasta 600 m de alto. En la zona de acumulación se han identificado bloques individuales de hasta 1,2 km de diámetro y 300 m de ahura dis- ~

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NOVEDADES CIENTíFICAS

tribu idos a l azar. El deslizam iento de Las Playas liene su c1c:nriz superior en el valle homónimo. de menos de 10 km de anchura. en la COSI:! oriental de la is la, cerca del Parador Nacional. extendiéndose hasta 2.500 rn de profundidmj (Masson el 01., en prensa). De hecho. en la zona dcposiciona l se han observado dos e lementos bien diferenciados. un 'llud de bloques en la parte central. súbreirnpucslo a un paquete de c¡¡pas defor­madas mucho más extenso. El talud sub­marino de El Julan. al sur de la isla. ha sido interpretado como un ta lud parci a lmente desl izado a favor de fractu ras rotacionales someras, con escasos bloques en slIpcrfíc ie (Musson el lIf,. 1998). El espesor IOtal ;Irec­tado por el deslizamiento se ría de unos 300 111. La morfología del fondo recuerd" la observada en El Golfo.

lA Igunas protuberancias có ni cas han s ido inte rpret adas co mo edifici os volC<Ínicos posteriores

<1 1 deslizamiento. se mejan tes a los pe­queños conos volcánicos tan abu ndan tes en El Hierro (Oee el al .. en prensa). Un recubrimiento sedimentario de entre la y 12 m de pote ncia reve laría que e l desliza­mi ento de El Ju lan es rc1ativml1 en tc viejo. hecho que concuerda con l;l edad de las lavas ( 158.000 años) que rellenan la parte emergid a de El J ll lan (Carracedo el al" 1997a: Day el al .. 1997). Un hecho desta­cab le e n El Ju lan es lu presenc ia de indi­cios (fract urac ió n de lo s sedime ntos superfic ia les observada en las imágenes de sonar de barrido ]¡H er:tl) de movimi en­tos rec ientes. Podría tratarse tanto de pro­cesos sob rei mplles lOs al desliza mi e nt o prin cip;ll antiguo, como al socavamiento de l pie de dicho des li zam iento por la cola­da de derrubios del Sahara (véase más adelante), o bien a la actividad sísm ica asociada con e l a lud rocoso de El Golfo.

hace sólo 15.00U años (Masso n el al.. en prensa). Se Irata. en defi nitiva. de un deslizamiento co mp lejo aún inco mple ta­ment e desarrollado. Sería muy co nve­niente exam inar deta ll adamente el tullid emergido de El Ju la ll para tra tar de identi ­ficar posib les fi suras abi ertas y recientes que permiti ese n confirmar la ineslabilidud actu;ll de 1;1 zona.

La co luda de derrubi os de Canar ias está forrnuda por matcri¡l l sed imentar io proce­dente de l flanco occ idental de El Hierro. Se cree que fue desencadenada por la sobre­carga bruscu de l tulud submarino al deposi­tarse sobre é l e l <llud rocoso de El Golfo (Masson e/al .. 1998) . El espesor promedi o de esta co lada es de unos 10m. y cubre una área de 40.UOO km' con um! pendiente de mcnos de 1°. Además. se correlaciona late­ralmente con una Ill rbidita (depósitos for­mados por corri entes de fango di lu ído) identificada en la Ll anura Ab isa l de Mudeira. Desde su área fuente hasta la ll a­nura abi s<l l, e l flujo habría recorrido 600 km. lo que habla bi en II llls claras de su gran movi lidad. en claro contraste con el recorrido de s610 unas decenas de km de la mayoría de aludes rocosos (excepciona l­mcnte. algo mús de 100 km según Masson e / al .• en prensa) .

lL ti co lada de derru bios del Sáhara no es de origen clllwrio s ino que procede de l margen afr iC;II1O. a

24°N aproximadamente. Su recorrido, de 700 km. pasa por e l sur de El Hi erro donde ha rctrabujado y. pos iblemente. recub ierto parte de los materia les del deslizamiento de El Julan (Oee ef al .. IlJ99: véase más arriba). E l volumen de materia l volcani­c llÍs ti co de El Julan removi lizado e incor­por;ldo a la col ada de derrubios del Sahar<l se calcu la en 40 km).

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-- LOS DESLIZAMIENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS

Significado de los deslizamientos canarios

lb a Tabla I muestro que los desliza­mientos más recientes se han pro­ducido en 1 ,l~ islas más jóvenes y.

por [an(O, aiX)Yu en su conjunto el hecho de que los desl izam ien tos en los naneos de islas oceánicas ocurren preferentemente :[] fina l de las fases principales de conslnlcción volcánica (Fig. 4) y. en con<.:rcto. con Iu." corres¡xJndicrl!cs dorsales de expansión volcánica. Existe, no obstante. un mecanismo de retroalimentación que favorece el des'UTOl lo de nuevos ed ificios volcánicos en las zoml~ de cicatriz súbitamente descargadas por el ereclo de los aludes rocosos y otros tipos de deslizamientos. Así. se hu podi­do comprobar en Tenerife. La Palma y El Hierro donde con posterioridad ¡¡ gmnctes des liw mientos se han fomludo, entre otros, [os edificios volcánicos de Teide- Pico Viejo, del Bcjenado. y los mi .. pequeños de la cicatriz de

Alud rocoso de El Golfo

El Golfo y del talud submarino de El Julan. Tanto en Tencrife como en El Hierro los des lizamientos estañan asociados con sistemas de dOr.iaJe.s de tres brazos. espaciados unos 120". El sistema de dOniales centro-meridional de 1..<1 Palma está dornimldo. en cambio. por una unica d irección definida por la alineac ión Cumbre Nueva-Cumbre Vieja. Ello se debe probablemcnte al ;'lpoyO de la dOnial meridional sobre [¡l ]l<1r1e nOr1C y más <lntigua de la isla. Los

fl ancos más inestables serían los que cumplie­ran alguna/s de estas condiciones: - los dc pendiente más pronunciada: - los que se 1117 .. an sobre profundidades mayores: - los q ue no est:ín apoyados en el fla nco de ninguna otra isla; - los que como consecuencia de desliza­mi entos anteriores ex pe rimentarían UTlll

rc,lctivació n de la .lctividad vo lc;ín ica: - los que presenla'ien niveles de despegue for­mados a menudo por antiguas brechas (como la fOnll:lCión denominada "l11ol1alón" en Tcnerifc): y

Fig. 3.- Irnuj!cn de rdic"c sornbr"mJo dd alud ro,.:oSu de El Golfu. en el naneo nor-occid~llIal d~ El Hicrro. obl~nida ~ part ir de dalo!> de batimelrí" d~ mullih:t~. (rl"Kli!kudn de Urgdes. 1999). L1 "isi611 e..~ desoJe el NW (31ff) con una ele­ración de 20". La iluminación artille:!) es del NF... [45") Y la exagcmción "crtical es de 6 v~-ces. El tmm rojo limiw el depósi to del alud rocoso de El Golfo. N,\I~rlSC I u.~ dar.ls dif~l"(! rl~i al"i1l5 mllrfo lógil':¡' CIlIn: I:i lona oJc cicmril .• l~ w na oJc paw)' la I.u!!a oJ" u~urnllladlill. ~"" nUlllc"",,,s bllXju~s. PIl~dc l1 observarse también parte dc tos depósitos de alud mcrnlO de La Palm;1 a la if.quicrdu dc 1:1 l"igum.

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NOVEDADES CIENTíFICAS

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Fig. 4.- Modelo evolutivo de la fonn;¡¡;jón de un~ al ineación d~ islas oceánicas y su~cs ión de procesos geológicos relaciona· dos con la misma. OW r\'esc como los edificios volcánicos más "nTiguos se Vlln nlejando prq:res ivamerllc del área de n[Xlrte m~gm¡jtico prirn:ip<ll. así como la presencia de grnmles desliz:nlÍentos periféricos inmedialllmcnte desplJl!s de Ia.~ fases cons­tructivas principales. La.s nueve secciones están ce lllr.lll:l'i resJXCIO a In plulIla rnmllélica (nllXlificndo dc Urgc!es. 1999).

- los que recibiesen mayores tasas de preci­pitación que aumentarian el agua retenida en los poros de las roca~ , di sminuyendo así su re­sistencia a la cizalla, situación que se da en los nancos septentrionales de algunas islas.

Todos estos faclores ayudan a explicar la desigual distribución de este tipo de eventos en algunas de las islas. A éstos se le superponen indi rectamente factores de alcance global, como las variaciones relativas del nivel del mar y. posiblemente, las nuctuaciones climálicas.

[6 os desliz..'1mientos mejor conocidos son los de las islas occidentales. con edades inferiores al millón de años

en casi todos los casos. y con algunos tan recientes como el alud rocoso de El Golfo y la colada de detnlbios asociada de Canarias. de tan sólo 15.000 años de antiguedad (Tabla 1).

Las cifras presentadas d¡m un período de recu­rrencia de menos de 75.000 años para las tres

islas occidentales princ ipales de Tenerife, La Palma y El Hierro. Los desli zamientos consti­tuyen, sin embargo, riesgos geológicos poten­ciales no negligibles. Un único deslizamiento puede removilizar hasta el 25% del volumen total emergido de una isla. Por ejemplo. el alud rocoso de El Golfo removi lizó unos 50 km' de una isla que probablemente no tenía más de 200 km) de volumen. Casi el 50% de los fondos marinos que rodean El Hierro hasta una distan­cia de 60 km de la costa están cubienos por depósitos de deslizamientos. En relación con eJ volumen total del edific io por encima de los fondos marinos adyacentes. tanto en La Palma (6500 km) de volumen total) como en El Hierro (5.500 km) alrededor deJ 10% ha sido removi­lizado por los movimientos de masa (com­párense estas cifras con las de la Tabla 1). Los flancos occidentales de Cumbre Vieja, en La Palma. y de El Julan. en El Hierro. son actual­mente, según todos los datos examinados, los potencialmente más inestables. •

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LOS DESLIZAMIENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS

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_ LOS DESLIZAM IENTOS SUBMARINOS DE LAS ISLAS CANARIAS

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Volumen Edad Tipo N° Desl izamiento (Km2-) (Km' ) (M a )

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