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Los bosques riojanos

LOS BOSQUES RIOJANOS

Antonio Guillén Oterino

Antonio Guillén 1

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LOS BOSQUES RIOJANOS

Sumario: Introducción 2 Factores que influyen en el desarrollo del bosque 3 Las principales formaciones de bosque de La Rioja: Pinares 5 Hayedos 6 Rebollares 8 Quejigales 9 Encinares 10 Bosques mixtos 12 Bosques de ribera 13 Otras formaciones de Interés: Tejedas 15 Acebales 15 Tamarizales 16 Listado de los árboles y arbustos silvestres que forman parte de las formaciones boscosas en La Rioja 16 La mejora de nuestros bosques 20 Bibliografía 21 Introducción.- Hace dieciocho años se publicó en Logroño un pequeño librito titulado Los bosques de La Rioja editado por la Consejería de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, ahora, de nuevo, con la misma idea de dar a conocer, aunque sea de una manera parcial, una pequeña parte de la Naturaleza que tenemos más próxima, nos hemos encontrado con él y llama la atención cómo las palabras que abrían la introducción de aquel trabajo, parecen escritas hoy; la situación de los bosques, aunque algo mejor, no ha variado tanto, eso sí, con cierto pensamiento utópico queremos imaginar que esas palabras, que ahora reproducimos, no tendrán nada que ver con la realidad del futuro de nuestros bosques dentro de otros dieciocho años, quizá para entonces, ese futuro sea tan bueno que no lo podremos reconocer en este texto: “Cualquier caminante que haya tenido la curiosidad de recorrer La Rioja en sentido Oeste a Este a través de sus Sierras, se habrá visto de pronto sorprendido al rebasar la línea de cumbre que separa la Iregua de Leza, el Cameros Nuevo del Viejo. En muy poco espacio habrá pasado de contemplar un variado paisaje de bosques, matorrales y pastos, a encontrarse con valles erosionados salpicados de matorrales o esquilmados pastos sobre los que aparece de vez en cuando alguna reducida masa de árboles. Si el caminante se aventura en la época del estío, verá cambiar los arroyos y riachuelos en áridos barrancos rodeados de laderas llecas

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hacia el oriente. Y se preguntará ¿cuál ha sido la causa de semejante transformación del paisaje? Allí donde el hombre taló bosques, incendió sus retoños, roturó tierras y sobrecargó de ganado los pastos de pronunciadas pendientes, la Naturaleza fue perdiendo poco a poco su capacidad de regeneración, su impulso vital. El resultado de esta sucesión de atentados contra el equilibrio natural es lo que contemplamos hoy desde cualquier atalaya de los Cameros Viejo y las Alpujarras, el valle del Cidacos o del Alhama. Sin embargo, hoy, gran parte de estas montañas están despobladas y como consecuencia de ello la Natureza ha iniciado el camino inverso al anterior. De este modo, podemos observar cómo brotan vigorosamente las estepas, aulagas o retamas, entre rocas y pastos, o despuntan zatorros, hayornos o pinochos, protegidos entre matorrales y arbustos, señales del regreso hacia los antiguos bosques serranos...” Se puede considerar a los bosques como ecosistemas en los que una o varias especies de árboles definen un paisaje característico. Los árboles que conforman el bosque constituyen el primer eslabón de producción de muchos de los ecosistemas terrestres, los vegetales son capaces de sintetizar la materia orgánica que se repartirá mediante complejos mecanismos entre los incontables seres que dan vida al bosque y que no son sólo animales y plantas, también los que no se ven, hongos, bacterias y otros microorganismos, desempeñan un papel fundamental. La desaparición o alteración de los árboles en un bosque supone la desaparición de todos los seres vivos relacionados con él, se trata de ecosistemas muy dinámicos que evolucionan con el paso del tiempo hasta alcanzar el equilibrio en la madurez, por eso, cuando el bosque es dañado, retrocede a etapas menos evolucionadas y tratará, de nuevo, de volver lentamente a recuperar el equilibrio perdido, pero si el daño es severo, la situación se hará irreversible y no habrá retorno posible, esto puede ocurrir si el suelo queda desprotegido y la erosión actúa implacable -más de 1/3 de la superficie de La Rioja sufre pérdidas de suelo de altas a críticas, superiores siempre a las 25 Tm/ha/año, las principales causas de esta situación son la ausencia de vegetación, casi siempre ligada a la acción humana y las pronunciadas pendientes-.

Más de 1/3 de la superficie de La Rioja sufre pérdidas de suelo

de altas a críticas.

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Los bosques constituyen un extraordinario banco de biodiversidad, contribuyen a frenar la erosión al fijar los suelos con su sistema radicular, también intervienen en su proceso de formación al disgregar las rocas, proporcionan gran cantidad de materia orgánica al substrato, materia que al descomponerse constituirá el humus; ayudan a retener el agua tanto en sus tejidos como a través del ciclo de la evapotranspiración, fijan el CO2 atmosférico mediante fotosíntesis, proporcionan al hombre recursos materiales: madera, productos químicos...y nos hacen la vida más agradable con sus colores, su sombra, sus olores y todos los misterios que encierran, en definitiva, con toda su belleza cambiante. Factores que influyen en el desarrollo del bosque en La Rioja El que en una zona se instale y desarrolle un tipo de bosque u otro es el resultado de complejas interacciones entre el clima, el relieve, la altitud, el tipo de suelo, la humedad del substrato, la intervención humana, etc. De este modo hay bosques que sólo se presentan en climas mediterráneos como el encinar o atlánticos como los hayedos, unos crecen en zonas bajas como los bosques de ribera, mientras otros, como los pinares de pino silvestre, buscan las zonas altas de montaña; algunos muestran preferencias por sustratos básicos, quejigales, otros por los silíceos como los rebollares e incluso por los salinos como los tamarizales, los hay que como los encinares requieren poca humedad edáfica mientras que otros, como las alisedas, necesitan tener las raíces encharcadas... La Rioja, por su ubicación y su orografía presenta gran cantidad de variables que multiplican las posibilidades de que aparezcan unos u otros tipos de bosque, de esta enorme heterogeneidad en un pequeño territorio como éste, surge una gran riqueza potencial y de variedad de hábitats que se traduce en diversidad y es precisamente la diversidad la característica que quizá pueda definir mejor nuestros bosques.

Los hayedos y bosques mixtos se desarrollan en enclaves de la sierra

a los que llega la influencia atlántica

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Por su ubicación, nuestro territorio está expuesto a tres claras influencias climáticas, por un lado, la proximidad al Cantábrico hace que los frentes procedentes de la costa lleguen a las Sierras del sur de La Rioja donde descargan precipitaciones y suavizan la temperatura; por otra parte el Valle del Ebro permite la entrada del influjo mediterráneo desde el E lo que determina una marcada sequía estival e inviernos más rigurosos, también condiciona la aparición de un gradiente térmico de W a E; por fin, una tercera influencia es la que ejerce el Sistema Ibérico que contribuye a la continentalización del clima favoreciendo así prolongados fríos invernales.

La coscoja, Quercus coccifera, da lugar a formaciones de matorral mediterrráneo

xerófitico en el oriente de la Comunidad.

En cuanto a la orografía, se pueden destacar en La Rioja dos unidades de relieve claramente diferenciadas: en toda la mitad norte, la depresión del Valle del Ebro, y hacia la mitad meridional las diferentes alineaciones montañosas y estribaciones del Sistema Ibérico que constituyen la Sierra; además de estas unidades hay que señalar también la importante barrera orográfica de la Sierra de Cantabria que situada al norte del Valle del Ebro separa la España Atlántica de la España Mediterránea. Estos relieves condicionan el desigual reparto de precipitaciones, que disminuyen progresivamente hacia el oriente al ir descargándose los frentes que barren La Rioja de W a E en las diferentes alineaciones montañosas que se disponen transversalmente al Valle del Ebro. Todos estos factores señalados con anterioridad, unidos a la existencia de diferente tipo de substrato, generalmente silíceo en el cuadrante suroccidental y de cierta basicidad en el resto del territorio y de la diferente presión ejercida por el hombre en los distintos enclaves de nuestra geografía, son la razón de la gran variedad de hábitats y de la diversidad de bosques a la que hacíamos mención antes. De las 503.400 Has. que ocupa el territorio de la Rioja, 128.9171 están cubiertas por árboles, lo que representa el 26% de la superficie total, sin embargo el suelo forestal desarbolado ocupado por eriales, matorrales y pastizales llega a cubrir el 33%; estos terrenos, que antaño estuvieron cubiertos por bosques, están

1 Datos de las superficies forestales arboladas según la información que, para La Rioja, contiene el II Inventario Forestal Nacional (1988). Los datos de la evolución de las superficies arboladas se han obtenido comparando el I Inventario Forestal Nacional (1968) con el segundo. En líneas generales, la situación del inventario de 1988 es indicativa del panorama actual.

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experimentando una lenta recuperación como consecuencia de la notable disminución de la presión humana y ganadera.

El abandono de las actividades agrícolas y ganaderas

en la montaña está favoreciendo la recuperación del bosque.

La distribución de los bosques en La Rioja se concentra sobre todo en las zonas serranas del occidente a las que llegan las influencias atlánticas y donde se manifiestan por la altitud y aislamiento condiciones climáticas de carácter continental, en los valles altos del Oja, Najerilla, Iregua y Leza, se presentan las mayores y mejor conservadas masas forestales, mientras que el Valle y las sierras orientales, que tienen un carácter marcadamente mediterráneo, y que han estado sometidas durante muchos siglos a una fuerte presión humana, están prácticamente deforestadas, por eso se muestran desoladas y solamente aparecen árboles formando algunos bosquetes de carrascas y sotos en los ríos. En el corazón de la montaña los bosques varían según la altitud y la orientación. Por la Sierra de la Demanda y zonas próximas se extienden los hayedos mezclados con roble albar y los bosques mixtos de fresnos, olmos, tilos y cerezos silvestres en los fondos del valle, con rebollares en las solanas, mientras que en las Sierras de Cebollera y de Cameros o en el alto Iregua, predominan los pinares naturales de pino silvestre; ya en la zona de contacto entre la Sierra y el Valle los encinares están salpicados de quejigos. En la actualidad muchos de los bosques de La Rioja se recuperan a ritmo lento como consecuencia del abandono de los pueblos y con ellos de las tierras de cultivo; también la disminución de las actividades ganaderas y sobre todo del pastoreo están favoreciendo esta recuperación, sin embargo otros peligros

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acechan al bosque: los incendios forestales, la roturación de laderas con fuerte pendiente, la construcción de infraestructuras turísticas, de embalses, carreteras y la introducción y plantación de especies foráneas, son sólo algunos ejemplos. Mediante la educación desde edades tempranas, campañas de información, ordenación del territorio y la implicación de la administración y de todos nosotros la situación puede mejorar, así contribuiremos hacer un Planeta más habitable ¿qué mejor herencia pueden recibir nuestros hijos?

Distribución en altitud de las principales formaciones de

as principales formaciones de bosque de La Rioja:

inares s pinares de pino silvestre, Pinus sylvestris, son los únicos que con

ntaña se caracteriza por su

Bosque en La Rioja

L P Locarácter autóctono se desarrollan en nuestra Comunidad, se encuentran generalmente ocupando un piso superior al de las hayas -desde los 1500 a los 1900m- e igual que éstas se muestran indiferentes al sustrato. Crecen preferentemente sobre suelos sueltos y son capaces de resistir temperaturas bastante más extremas que aquellas; tanto las máximas como las mínimas que no permiten el desarrollo del haya sí pueden ser adecuadas para el pino silvestre. El pino silvestre es árbol de tronco recto, muy característico por presentar la corteza de la parte media y alta del tronco de color anaranjado o pardo rojizo, al ir desprendiéndose ésta en forma de láminas papiráceas de este color; las hojas son muy cortas y se insertan en las ramitas por parejas, las piñas, cónicas y pequeñas, rara vez sobrepasan los 6 cm de longitud. La fauna que se encuentra en los pinares de moriqueza en reptiles y la apreciable representación de micromamíferos y ungulados, sin embargo, la avifauna está pobremente representada, entre los animales más

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comunes cabe citar el herrerillo capuchino, carbonero garrapinos, azor,ciervo, ardilla roja y víbora áspid.

Las formaciones de Pinus silvestris se extienden en las cimas de las sierras de La Rioja y en

Las principales formaciones naturales de pino silvestre se encuentran en la

especial por las de la Cebollera.

Sierra Cebollera, características por su extensión y madurez, que se prolongan hacia el oeste por Hoyos de Iregua hasta el Mojón Alto, llegando a la Sierra de la Demanda por el Barranco del Portilla hasta el macizo de Cerezales en los términos de Canales de la Sierra, Mansilla y Villavelayo; también crecen en las faldas meridionales del Alto de la Agenzana en las proximidades al Rasillo. En las zonas altas de Cebollera llegan a hibridarse con las poblaciones de pino negro, Pinus uncinata, en las inmediaciones del Castillo de Vinuesa, en estos límites altitudinales -cerca de 2000m- las condiciones de vida para el pino silvestre ya son críticas y es sustituido en estos enclaves por el Pino negro, Pinus uncinata, que únicamente aparece representado en este enclave riojano. Los pinos silvestres se hacen raros hacia el oriente de la comunidad y el valle del Ebro, donde los pinos que aparecen corresponden a plantaciones forestales llevadas a cabo con otras especies, fundamentalmente pino carrasco, Pinus halepensis, y pino marítimo, Pinus pinaster.

Aspecto general y detalle d o silvestre, el pino más extendido n la comunidad

El pino silvestre se ha extendido con relativa rapidez por muchas zonas de La Rioja, tanto es así que en los últimos veinte años se ha duplicado el número de

el pin e

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in uos, -aunque la superficie ocupada por esta especie es algo inferior a la que ocupan las hayas-, esta expansión se ha realizado de manera natural en los lugares que antaño debió ocupar como por otras zonas que son claro dominio del rebollar y del hayedo. Sin duda, la intervención humana ha contribuido de una manera más que notable a la expansión de esta especie que durante décadas se ha empleado en plantaciones forestales como árbol de extracción maderera; en este sentido cabe señalar que la producción de madera de pino silvestre ha aumentado considerablemente durante estos últimos años, como consecuencia de la realización de las primeras cortas en pinares de repoblación con más de 40 años de antigüedad.

divid

Mapa de distribución del pino silvestre en La Rioja.

Los pinares d estado fitosanitario bueno y los daños provocados en los pinares provienen fundamentalmente de la

abro, en Villoslada de Cameros, ofrece un aspecto muy llamativo por

e pino silvestre presentan en La Rioja un

nieve, los insectos y el viento y en menor medida de hongos y otros agentes patógenos. De entre los ejemplares singulares de pino silvestre de la Comunidad, el Pino Candelsu espectacular ramificación basal.

El pino carrasco, Pinus halepensis, es un pino netamente mediterráneo que se ha utilizado extensamente en nuestra comunid ara realizar plantacione n las zonas del valle.

ad p s e

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Hayedos.

Constituyen, dentro de los bosques de frondosas, una de las comunidades ás características de la región eurosiberiana; en La Rioja, crecen siempre en

tivamente altos, entre los 1200 y 1600m aproximadamente, en mlugares relaaquellas zonas donde las precipitaciones son abundantes y las nieblas frecuentes; por este motivo, los hayedos se encuentran con frecuencia situados en laderas de orientación norte donde los frentes procedentes del Atlántico y cargados de humedad liberan el agua al encontrar el obstáculo de la montaña. Aunque las hayas se muestran indiferentes al sustrato, en la Rioja suelen crecer sobre suelos silíceos y lo hacen en aquellos lugares en los que no están muy compactados, no toleran bien los ambientes muy cálidos ni las heladas tardías, por este motivo desaparecen donde el clima se inclina hacia la continentalidad.

Los hayedos dan lugar a formaciones cerradas en aquellos lugares de

la sierra a los que llegan las influencias del clima atlántico.

El ha za lisa de color ceniza y as u ovaladas, lustrosas por el haz y con nervios paralelos bien marcados por el envés; los frutos, hayucos, que recuerdan diminutas castañas angulosas, están protegidas por una

ya, Fagus sylvatica, es árbol robusto de tronco derecho, cortecopa aovada; las hojas, caedizas, son elíptic

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envuelta erizada, más pequeña y alargada que la del castaño, que se abre por cuatro costuras y está recubierta de picos endebles cortos y curvados.

Aspecto general y detalle de una ramita de haya.

Las hayas dan lugar a formaciones muy tupidas en las que la luz apenas enetra en el sotobosque, en estas condiciones la vida para otras especies resulta

muy desfavorecida y o se encuentra muy limitada. En los hayedos riojanos se encuentra una fauna parecida a la de los

a través de los valles de los ríos Cárdenas, Tobía y umbrías

p la biodiversidad vegetal dentro del hayed

hayedos europeos, escasa, pero con un alto interés biogeográfico; entre la avifauna de estos bosques quizás las aves más representativas sean el carbonero palustre, el trepador azul y el agateador norteño, también encuentran cobijo en estas formaciones algunas rapaces raras y singulares como el abejero europeo, el azor y el gavilán; entre los mamíferos más comunes los lirones, tanto gris como el careto y el ratón leonado no suelen faltar, así como corzos y jabalíes, cada vez más abundantes; entre los reptiles quizá la culebra lisa europea sea el ofidio más común. Los hayedos en La Rioja son especialmente abundantes en el cuadrante suroccidental de la Comunidad: valle de Santurdejo, cabecera del Oja, Llano de la Casa, inmediaciones del Gatón, laderas de la Sierra de Moncalvillo, etc. y se extienden hacia el Edel de Valvanera, siguen por Camero Nuevo donde los más extensos ocupan las laderas situadas bajo las cumbres del Serradero, medio y alto Iregua, Mojón Alto, Hoyos de Iregua y Monterreal y continúan desarrollándose en todas las laderas orientadas al N y NW de la Sierra de Camero Viejo, desde la Sierra Pineda hasta la Sierra del Hayedo de Santiago. Hacia el valle de Leza y Cidacos el haya se

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enrarece extraordinariamente y alcanza su límite oriental -y por eso presenta un interés especial- en las umbrías próximas a la cumbre de la Sierra de la Hez y en Poyales, en la Sierra de Achena; otros hayedos trasformados por la acción del hombre forman bosquetes adehesados como las de Torre en Cameros, Dehesa de Santa Marina, Dehesa de Hornillos, Dehesa de Torremuña y Luezas; por último, hacia el norte de la Comunidad es posible encontrar hayas en la vertiente meridional de la Sierra de Cantabria en aquellos enclaves en los que, las situadas en las vertientes septentrionales, ya en territorio alavés o navarro, sobrepasan la línea de crestas en su expansión hacia el sur y se instalan en lugares umbrosos de las laderas riojanas. En cualquier caso, como ya hemos señalado, la superficie cubierta por los hayedos disminuye progresivamente de oeste a este y de sur a norte. En las últimas décadas se ha cuantificado una sustancial recuperación de esta especie, que alcanzaría, según la comparación entre el Inventario Forestal de 1968 y el de 1998, hasta el 70% en los pies menores y de un 20% en los mayores -menor que en el caso anterior por efecto de las importantes talas efectuadas en los hayedos maduros-. La salud de los hayedos de la Comunidad es muy buena dado que se estima que el 96% de los individuos no presentan daños evidentes, la nieve, el viento, las heladas tardías, los insectos y los hongos, son los principales causantes de daños en estas masas forestales.

Mapa de distribución del haya en la Comunidad.

Entre los ejemplares de haya catalogados como singulares en nuestra comunidad se encuentran el Haya Peinada de Villarejo, el Haya de Ortigosa en Ortigosa de Camero de la Cogolla, o el Haya Torcida de Anguiano.

Los rebollares riojanos son robledales constituidos principalmente por uercus pyrenaica, el rebollo, melojo o marojo y dan lugar a las formaciones de ble más extendidas en nuestra Comunidad, cubren la misma superficie forestal

, el 21,1%, y se extienden desde los 800 hasta los 1100m de altitud.

s, el Haya de los Carrias en San Millán

Rebollares. Qroque las hayasEl rebollo es árbol no muy alto, de tronco más o menos recto pardo grisáceo, con la corteza agrietada y de copa irregular; las hojas, de pecíolo corto, se mantienen marchitas sobre el árbol durante todo el invierno, están profundamente hendidas en lóbulos irregulares y aparecen recubiertas por un fino indumento de pelos estrellados que apaga su verdor inicial; las bellotas, solitarias o en grupos de 2-3,

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se insertan en las ramitas por rabillos muy cortos. El rebollo vive en zonas montanas, generalmente por debajo del haya y en lugares más elevados que el quejigo y la encina, pero es capaz de soportar condiciones de más continentalidad que el haya, aguanta la escasa humedad, requiere precipitaciones en primavera y otoño y soporta temperaturas más extremas, pero cuando los contrastes térmicos se acentúan el rebollo es sustituido por el pino silvestre. Los rebollares son netamente silicícolas y prefieren los suelos sueltos y con buen drenaje a aquellos que tienen tendencia a encharcarse donde se desarrollan árboles con preferencias higrófilas como avellanos, fresnos, olmos, etc. A diferencia del haya, los rebollos suelen situarse en las laderas orientadas a mediodía o hacia el sur y huyen de las zonas de nieblas persistentes o de los barrancos umbríos donde la insolación es escasa.

Los rebollares son formaciones netamente silicícolas y se suelen instalar

sobre suelos sueltos y con buen drenaje.

La fauna que habita en los robledales es rica en comunidades de roedores, carnívoros el pinzón, petirrojos, cárabo y agarto ocelado o el omnipresente jabalí y la musaraña de Millet.

ortilla, medio y alto Iregua donde el

, quirópteros, reptiles y aves y suelen estar presentes en ellos aguililla calzada, además del l

En La Rioja, los rebollares ocupan grandes extensiones y se asientan en casi todas las zonas montañosas del cuadrante suroccidental, pero faltan en las sierras más orientales; entre los más representativos se encuentran los del curso medio del Oja, alto Najerilla, Barranco del Pmarojo conforma bosques más húmedos que en otros emplazamientos -Villoslada, Lumbreras, Ortigosa, Villanueva, Collado de Sancho Leza y Velandia, entre Pinillos y Laguna de Cameros, etc., también se extiende por las faldas de las cumbres del Serradero y de la Sierra de Moncalvillo-; hacia el este, ya en las cuencas del Leza y Cidacos, da lugar a grandes formaciones discontinuas en los alrededores de El Collado, Bucesta y Santa Marina y en la Sierra de la Hez ocupa de forma continua las solanas; en estas mismas cuencas aparece aclarado en formaciones adehesadas en Torre en Cameros, Jalón, Valdeosera y Treguajantes y recupera su territorio en algunas dehesas de Leza; hacia las zonas más orientales de la comunidad vuelven a aparecer los rebollos en las cumbres de la sierra de Yerga donde se encuentran acompañados de carrascas; por fin, en la

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cuenca del Ebro aparecen salpicando en forma de bosquetes algunas umbrías de la Sierra de Cantabria que presentan suelos descarbonatados; merecen asimismo destacarse robledales como el Carrasquedo de Grañón, rebollar adehesado que ocupa una extensión de 320 has. y que, situado a una altitud media de 730m, es uno de los más bajos de La Rioja; también la Dehesa de Cirueña cuenta con una extensión de 180 has. en la que los rebollos, muy bien conservados y crecidos, se mezclan hacia el oeste con formaciones de quejigo y, por último, los bosquetes de melojo que sobreviven en las zonas altas de la dehesa de Navarrete casi con carácter relicto.

Aspecto general y detalle de una rama de rebollo.

En cuanto a la expansión de los rebollos se ha constatado en el último inventario forestal un incremento de pies jóvenes que se puede calificar como extraordinario, pues se ha pasado de los 27 a los 62 millones de individuos, mientras que los rebollos de pies mayores han pasado de 1,8 millones a 3,3

illonem s en tan sólo veinte años. Esta recuperación obedece a la menor presión que sufren estas formaciones, disminución de la población rural, disminución del aprovechamiento ganadero y sustitución de la leña por combustibles fósiles.

Mapa de distribución de los rebollares en La Rioja.

La salud de los rebollares no es tan buena como la de los hayedos o la del pino silvestre, aunque un 77% de los ejemplares no presenta lesiones; los principales agentes , hongos y plantas epifitas.

causantes de daños provienen de insectos

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Quejigales De los bosques caducifolios, estos son los que presentan un carácter más marcadamente mediterráneo y guardan más similitud con los bosques esclerófilos, de hecho constituyen formaciones de transición entre los robledales y los ncinares. Los quejigales están constituidos por un tipo de roble, Quercus faginea,

caracteres morfológicos intermedios entre el roble y la encina. Es

El quejigo mantiene durante todo el invierno las hojas secas que son reemplazadas por otras nuevas la primavera siguiente.

Al igual que la encina, este roble resiste muy bien los marcados contrastes

rmicos, pero parece aguantar mejor que ésta mínimas más bajas en invierno; po e suelos básicos y se puede d a diferencia del rebollo, en suelos arcillosos compactados que no dr nan bien. Hibrida frecuentemente con el

eque presentaárbol de tronco derecho, no muy grueso, de corteza pardo grisácea, rugosa y marcada por numerosas grietas poco profundas, la copa es bastante regular y con frecuencia más o menos redondeada; las hojas, de forma casi elíptica y consistencia coriácea están recortadas en dientes triangulares y permanecen secas en las ramas durante el otoño y a veces durante parte del invierno, las bellotas del quejigo se sujetan a las ramas por cortos rabillos. Las preferencias ecológicas de los quejigos se sitúan entre las de los bosques mediterráneos húmedos y los mediterráneos secos representados por los melojares y encinares respectivamente.

r contra, requiere abundantes lluvias primaverales y otoñales. Habita sobresarrollar con normalidad,

emelojo y, por ello, no es raro encontrar diferentes formas intermedias difíciles de adscribir a una u otra especie. El cortejo de especies arbóreas que acompaña al quejigo suele ser más amplio que el de las hayas o el pino silvestre, entre ellas destacan el arce, Acer monspessulanum, majuelo, Crataegus monogyna, enebro, Juniperus communis, guillomo, Amelanchier ovalis, endrino, Prunus spinosa, boj, Buxus sempervirens además de zarzamoras, Rubus sp. y rosas silvestres de distintas especies Rosa sp. Las formaciones de quejigo han sido muy castigadas en La Rioja, de ellas se ha aprovechado su madera, fundamentalmente para leña, y sus ramas bajas como alimento para el ganado. Los quejigales más extensos se localizan en las laderas del curso medio del Iregua, pero aparecen también representados hacia la Sierra de la Demanda en algunos afloramientos calizos como en Canales de la Sierra, Villavelayo, el Barranco del Portilla y Valgañón; en la zona de Cebollera-Cameros además de los que se extienden desde Islallana a Villanueva en el curso medio del Iregua, las mejores formaciones se encuentran al pie de Cerroyera, Torrecilla, Almarza, Pradillo -donde vive un quejigo de

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espectaculares dimensiones- y Gallinero; también crece más al norte sobre calizas, en las laderas del Serradero y Ribabellosa; hacia las cuencas del Leza y Cidacos los quejigales, de poca extensión, se localizan sobre todo en la zona media del Leza: Dehesa de Santa Marina, San Román de Cameros y Terroba y forman pequeños bosquetes en Montalbo, Luezas, Torre en Cameros, Trevijano, Zenzano, Soto en Cameros, Lagunilla de Jubera o Enciso, alcanzando también las umbrías del Monte Laturce; hacia el Valle del Ebro aparecen salpicando zonas de dominio del encinar y sólo alcanzan cierta extensión en Galbárruli y Cellorigo; por último cabe citar la presencia de estas formaciones en la Dehesa de Navarrete, en la que, a veces, se entremezclan con encinas y pinos de plantación. Enclave de interés especial por ser el más oriental donde se encuentran quejigos en la Rioja es el que se halla situado en la solana y cerca las cumbres de la Sierra de Yerga. Los ejemplares más viejos se encuentran en el quejigal de Peñamiel en Pradillo.

Apariencia general y detalle de las hojas y fruto del quejigo.

En cuanto a la evolución de los quejigales en La Rioja, según datos del último inventario forestal, el numero de árboles ha aumentado un 57% respecto a los pies menores y un 50% respecto a los mayores, aunque de todas las formaciones abo rmaciones que

enos extensión ocupan en la Rioja con un 5,6% de la superficie arbolada. De las rdadas en este trabajo los quejigales son las fo

mespecies arbóreas quizá sea el quejigo el árbol más afectado por hongos, insectos y plantas epifitas, ya que sólo el 68% de los individuos no presenta ningún daño. Son numerosos los quejigos singulares que aparecen en nuestro territorio: Quejigo Roble de las Once en Tobía, el Quejigo de Mansilla en Mansilla de la Sierra, el Roble Gordo o de las Palomas en el quejigal de Peñamiel de Pradillo- con más de 2m de diámetro - que posiblemente sea el más antiguo de la Comunidad, Roble de

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la Virgen en Cañas, Roble de la Virgen del Patrocinio en Pedroso o el Quejigo de Cerro Laguna constituyen un nutrido ejemplo de individuos muy característicos.

Mapa de distribución del quejigo en nuestra Comunidad.

Encinares Son los bosques que en nuestra Comunidad presentan una mediterraneidad m e los árboles de carácter más rústico que habita en nuestro territorio, presenta el tronco derecho y

cenicienta o parduzca aparece resquebrajada por grietas poco

Los encinares constituyen la vegetación cimácica en buena parte de los territorios del valle.

ás acusada. La encina, Quercus ilex, es uno d

la corteza profundas, la copa suele ser amplia y redondeada y las hojas, elípticas o anchamente lanceoladas y de borde entero -suelen presentar borde con dientes espinosos las inferiores o las de los individuos arbustivos- son perennes y muy correosas y están recubiertas por un indumento afieltrado por el envés; las bellotas se asientan sobre pedúnculos muy cortos y la cúpula en la que se insertan presenta escamas planas, a diferencia de la de la coscoja, Quercus coccifera, que las tiene ganchudas y algo espinosas. Se trata de una planta especialmente adaptada a los climas secos y térmicamente muy contrastados, aquí soporta una prolongada sequía estival y subsiste con un régimen muy bajo de precipitaciones del otoño a la primavera, de este modo, las encinas aguantan las extremas temperaturas estivales e invernales de las zonas medias y bajas de La Rioja y resisten bien exiguas precipitaciones que pueden alcanzar tan solo los 350mm anuales en algunos enclaves. La carrasca suele vivir entre los 400 y los 800m de altitud sobre todo tipo de substratos, bien sean silíceos o calizos, pero tolera muy mal las sales y los terrenos encharcados.

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Aunque las diferencias entre los encinares silicícolas y los que viven sobre rrenos calizos no son muy significativas, cuando el encinar es maduro sí lo son

sus os te

etapas de degradación, así, los encinares degradados sobre suelos calizdan lugar a formaciones de coscoja, romerales, tomillares, aulagares y formaciones de espliego, mientras que los que aparecen degradados sobre suelos silíceos, forman escobonares, retamares, cantuesares y piornales; esta diferencia entre unos y otros puede apreciarse muy bien en las formaciones que aparecen al norte y al este de la Comunidad, -por ejemplo, entre las estribaciones y laderas meridionales de la Sierra de Cantabria donde estas formaciones tienen un marcado carácter calcícola- y aquellas otras netamente silicícolas instaladas en el sur de La Rioja, situadas al pie de la Sierra de la Demanda y Cebollera. Aunque los encinares aparecen dando lugar a formaciones dispersas en todo el territorio riojano, a excepción del Valle del Ebro, son más escasos en el tercio oriental; en esta zona, se encuentran al pie de las vertientes meridionales de la Demanda y de la Sierra de San Lorenzo, valle medio de Valvanera y Barranco del Portilla; interés especial merecen los encinares montanos de la zona media-alta del Najerilla extendidos en suelos de muy fuerte pendiente y en valles encajonados y secos, además de los de las vertientes occidentales de las Cumbres del Serradero. En la zona de Cebollera-Cameros empiezan a aparecer los encinares sobre el valle medio del Iregua en laderas orientadas a poniente entre Villoslada y Torrecilla, cuando las influencias mediterráneas se hacen más marcadas; ya en el curso bajo del Iregua, al abrirse el valle, la influencia mediterránea llega con menos dificultad y por eso los encinares se sitúan en las dos vertientes; en las Cuencas del Leza y Cidacos, toda la superficie de encinares comprendida entre el valle del Ebro y la Sierra de la Hez ha sido roturada, a excepción del monte de Ausejo; no obstante, quedan en esta zona algunas pequeñas manchas de encinar como las que se encuentran en la umbría del Monte Laturce o las de Jubera, Santa Lucía, Ocón y las Ruedas; otros carrascales que aparecen dispersos por la zona son los de Carbonera-Tudelilla, el de Bergasa, Zarzosa, La Rada, o Valdevicente y Carranzo en Munilla-Enciso; pero es en el extremo suroriental de la provincia donde los encinares se extienden por una mayor superficie, así los de la Sierra de Yerga ocupan las laderas de ésta hasta el monte Gatún, de menos extensión, pero bien conservado hay que destacar el de Villarroya y hacia el sureste el de Villaroso en el término de Cornago, más al sur, en las laderas orientales de la Sierra de Alcarama y las umbrías de Monegro, en Aguilar de Río Alhama, se encuentran los encinares más meridionales de la Comunidad.

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Encina y detalle de una ramita con fruto.

Los carrascales que ocuparon la casi totalidad de la superficie del Valle del Ebro fueron talados e incendiados para la obtención de tierras de cultivo, ocupadas hoy, en su mayor parte, por cereal y algunos viñedos; entre los restos de aquellos bosques el carrascal de Cidamón, en los términos de Cidamón y San Torcuato ocupa 600 has. sobre suelos lavados y donde las encinas aparecen acompañadas de enebros y algunos ejemplares muy desarrollados de pino piñonero; también en la Dehesa de Navarrete acompañan a los quejigos. Por último, pequeñas manchas de encinar como las de Sotés, Huércanos, Ventrosa y Fuenmayor constituyen restos de otros encinares mucho más extensos y hoy ocupados por tierras de labor. Mención especial merecen los que crecen en los barrancos de la umbría de los Obarenes, singulares por la presencia de madroño, durillo o labiérnago, especies todas ellas escasas en La Rioja y bien representadas en los encinares estelleses y burgaleses. Los rodales de encinar mejor conservados dan cobijo al más nutrido grupo de mamíferos carnívoros de la comunidad: gato montés, garduña, gineta, comadreja y zorro, además del omnipresente jabalí. Entre los reptiles el lagarto ocelado y la culebra de escalera encuentran su óptimo en los carrascales. Por otra parte aves como el águila culebrera, la abubilla o diferentes especies de currucas nidifican en estos bosques.

Mapa de distribución de los encinares en nuestra comunidad.

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Quizá sea la encina el árbol que en los últimos años haya mostrado una más espectacular recuperación, aumentando un 293% en pies menores, aunque tan solo un 15% en pies mayores, esta recuperación es fruto de la menor presión demográfica y ganadera y de la sustitución de la leña por combustibles fósiles. En cuanto a la salud de los encinares, los porcentajes de individuos afectados por diferentes males es superior al de pinos, robles y hayas y se sitúa en un 21% de los individuos, los principales agentes de estos daños son los hongos y los insectos y, secundariamente, las plantas epifitas, la nieve, el viento o la sequía. Entre las encinas singulares de La Rioja, las de Vallejoco en Viniegra de Abajo y las de Villarroya se encuentran entre las más destacadas. Bosques mixtos Los bosques mixtos son formaciones vegetales de gran valor biológico constituidas por diferentes especies arbóreas en las que ninguna domina especialmente sobre las demás, en La Rioja pueden estar formados por una mezcla de hayas, robles albares, Quercus petraea, rebollos, Quercus pyrenaica, acebos, Ilex aquifolium, tilos, Tilia platyphyllos, fresnos, Fraxinus excelsior, arces, Acer campestre, serbales, Sorbus sp., tejos, Taxus baccata, olmos de montaña, Ulmus glabra, etc. Este tipo de bosques en nuestra Comunidad se suele instalar en zonas de media montaña, generalmente en pleno dominio del hayedo, en lugares de fuerte pendiente y, con frecuencia, recluidas en el fondo de barrancos y junto al agua. Se extienden, en La Rioja por una superficie muy reducida, a pesar de esto, su gran variedad florística está acompañada de una gran riqueza faunística pues conviven en estos ecosistemas los invertebrados y vertebrados más variados representativos de hayedos, robledales, acebales, fresnedas, cursos de agua, etc.

El acebo suele acompañar a robles, serbales y arces en las

formaciones de bosque mixto.

Los bosques mixtos se sitúan formando pequeñas manchas preferentemente en el cuadrante suroccidental de la provincia. En la zona de la Demanda el bosque mixto del alto Oja, es el de más extensión de la Comunidad y ocupa una superficie de 1000 has. en enclaves poco higrófilos y donde los robles albares, rebollos, fresnos, arces, y acebos, son las especies más frecuentes, también son de interés los del Valle de Santurdejo, Llano de la Casa y Barranco

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del Portilla; en la cuenca del Najerilla merecen la pena destacarse por su importancia los situados en las laderas septentrionales del cerro de Urbaña con una superficie de 570 has. y compuestos por fresnos, arces, tilos y roble albar y el de Roñas, en el extremo oriental de la Sierra de San Lorenzo, con una composición muy variada pero bastante castigado por la acción humana y en el que son frecuentes los tilos además de fresnos, arces, roble albar y rebollos; también en el valle del Iregua, cerca de Nieva de Cameros se extienden sobre suelos frescos en los que forma tupidos rodales el avellano, Corylus avellana. En cualquier caso, unos y otros nos ofrecen un magnífico regalo en otoño y también a principios de primavera, cuando sus copas, formando un mosaico de colores cálidos salpican valles y laderas. En conjunto las especies que entrar a formar parte de este tipo de bosques han experimentado un espectacular aumento en los 20 años que separan los datos de los dos inventarios forestales, a que nos hemos referido antes y en los que se ha producido un incremento en el número de árboles de un 310% en pies menores y un 23% de los mayores. Entre los árboles singulares que forman parte de los bosques mixtos en La Rioja señalaremos aquí los siguientes: de roble albar, Quercus petraea, merece la pena destacarse el Roble del Riguelo en Viniegra de Abajo, el Roble de la Solana en Canales de la Sierra, el Roble de la Dehesa de las Fuentes en Mansilla de la Sierra y los robles albares de la Heredad de Canales, Mansilla y Villarejo; de tilos, Tilia platyphyllos, el Tilo de Calamintío, en Mansilla de la Sierra, el Tilo Fallizco de Valgañón o el Tilo de Cidamón, constituyen ejemplos de individuos notables; de olmos, Ulmus glabra, el Olmo del Rasillo en El Rasillo; de abedules , Betula alba, el Abedul de Nava en Lumbreras; de mostajos, Sorbus aria, el Mostajo del Río Cárdenas en San Millán de la Cogolla; de arces, Acer campestre , el Arce de las Roñas en Anguiano; de fresnos de montaña, Fraxinus excelsior, el Fresno de la Virgen de Canalejas en Zarzosa; de maguillos, Malus sylvestris , el Maguillo de las Roñas en Anguiano; de cerezos silvestres, Prunus avium, el Cerezo del Chorreto en Ojacastro o de álamo temblón, Populus tremula, la Tembleda, pequeña comunidad de esta especie en Canales de la Sierra y de origen incierto, constituyen una nutrida representación de la variedad y particularidades de estas formaciones. Bosques de ribera. Estas formaciones, como los bosques mixtos, están compuestas por varias especies que viven junto al margen de ríos y arroyos. Siempre dependen de la humedad del suelo y secundariamente del clima, una de las características que mejor se puede apreciar en estas formaciones es su localización ordenada respecto a un cauce, así, la vegetación de estos lugares se dispone en una serie de bandas paralelas al río y, de este modo, a diferencia de lo que hemos venido comentando en otros tipos de bosque en los que el clima es el primer condicionante de la vegetación, aquí, el factor diferenciador es la mayor o menor proximidad al agua y de manera secundaria el clima. Así, en aquellos sotos o bosques de ribera que no han sido muy alterados es posible diferenciar dos bandas de vegetación que discurren paralelas al cauce, la primera de ellas, más próxima, se instala incluso en contacto con ella y está constituida por especies

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muy exigentes respecto a la humedad edáfica, esta vegetación es capaz además de resistir los efectos de las crecidas gracias al desarrollo de sus raíces; sauces, alisos y secundariamente chopos, conforman esta primera franja que está en contacto con otra segunda en la que pueden completar el cortejo otras especies como chopos, álamos, fresnos, olmos, avellanos o tamarices, que crecen sin necesidad de tener encharcadas sus raíces. No todos esos árboles aparecen siempre a lo largo de los cursos fluviales de La Rioja, en aquellas zonas con una mayor influencia atlántica, generalmente en valles de montaña media o baja y sobre suelos poco salinizados y ácidos crecen alisos, avellanos o el olmo de montaña, sin embargo, en las zonas con más marcada influencia mediterránea los álamos sustituyen paulatinamente a los chopos y si los suelos son ricos en sales aparecen los tamarices o los álamos.

Chopo y detalle de ramita con sus semillas.

Los bosques de ribera han sido tradicionalmente bosques muy castigados por ocupar generalmente suelos ricos y húmedos en zonas de fácil acceso, juegan un importantísimo papel en la naturaleza, pues además de constituir una importante reserva de biodiversidad, frenan la erosión y protegen el terreno de los daños devastadores provocados por las crecidas. En La Rioja, los sotos más extensos y mejor conservados se encuentran en diferentes tramos del Ebro, preferentemente en La Rioja Baja, aunque también se presentan en aceptable estado de conservación en la confluencia del Ebro con los ríos Oja, Najerilla e Iregua. Los de las riberas del Oja presentan una vegetación escasa y buena parte de la superficie está ocupada por prados de siega; en el Najerilla los más interesantes quizá sean los de Torremontalbo; más hacia el este, en las riberas del Cárdenas, se presenta una estrecha franja con sauces, chopos, fresnos, avellanos y arces, además de prados de siega; en las riberas del Tobía las formaciones vegetales son muy parecidas a las del Cárdenas. Ya en el Ebro los bosques de ribera presentan dos tramos bien diferenciados, el primero de ellos discurre desde las Conchas de Haro hasta Logroño y está caracterizado por el estrecho cauce del

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río y la existencia de una vegetación de ribera restringida a una pequeña franja; el segundo abarcaría las riberas del Ebro comprendidas entre la capital riojana y Alfaro; en este tramo el cauce se ensancha y con él las formaciones vegetales de las orlas que en algunos lugares permiten el desarrollo de sotos con álamos, Populus alba, chopos, Populus nigra, numerosos sauces: Salix eleagnos, Salix purpurea, Salix triandra, Salix alba, Salix atrocinerea, etc., además de olmos, Ulmus minor, fresnos, Fraxinus angustifolia, cornejo, Cornus sanguinea, aliso, Alnus glutinosa y en suelos salinizados tamariz, Tamarix gallica. De entre todos los sotos del Ebro, los de la Isla Soto de Briones presentan especial interés, el estrato arbóreo aquí está formado fundamentalmente por álamos, sauce blanco, fresno y aliso, también la Isla Soto de Buicio en Fuenmayor o el soto de los Americanos en Logroño presenta álamos, olmos, chopos, fresnos y sauces como el de San Martín. En La Rioja Baja, los Sotos de Alfaro, declarados Reserva Natural, en el año 2001, constituyen una excelente representación de lo que pueden llegar a ser estas formaciones maduras y de ellos el de la Duquesa y el de Morales son buenas muestras de ello, este último sin duda vestigio del que fue el más grande de Alfaro. Finalmente los de Calahorra y Recajo constiyen también pequeñas formaciones destacables, aunque todos ellos, incluso los mayores, se extienden por una superficie muy exigua.

Bosques de galería en el Alto Oja.

La fauna asociada a estos bosques está constituida por numerosas especies de invertebrados y vertebrados, entre estos últimos cabría citar algunas rapaces como milano negro o águila calzada, además de otras aves cuya dieta fundamental está constituida por peces, tal es caso de las garzas o el martín

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pescador, entre los mamíferos merece la pena destacarse la nutria que aunque escasa, comienza a recuperar sus poblaciones, y el visón europeo, joya de la fauna riojana y que en este tipo de ecosistemas concentra en nuestro territorio el 20% de la población europea, entre los reptiles el galápago leproso, aunque escaso, todavía puede verse en algunos tramos fluviales. Además de ser muy vulnerables por su ubicación, la fauna de estos ecosistemas corre serio peligro cuando los vertidos contaminantes de distinta naturaleza alcanzan las riberas de tan frágiles ecosistemas. Entre los árboles singulares relacionados con especies que aparecen en este tipo de hábitats señalamos el Fresno de Alfaro, ejemplar de Fraxinus angustifolia en esta misma localidad; álamos, Populus alba, el de San Asensio en San Asensio y el Álamo de la Fuente en Tricio y un olmo, Ulmus minor, Olmo de la Carrera, en Arnedo. Otras formaciones arbóreas de interés: Tejedas. El tejo, Taxus baccata, es especie escasa en nuestra Comunidad. Se trata de un árbol con pies masculinos y femeninos separados, tronco grueso, corteza pardo-grisácea que se desprende en tiras y copa más o menos cónica o irregular de color oscuro; las hojas, oscuras por el haz y más pálidas por el envés son lineares, perennes, con un nervio central prominente y se disponen en dos hileras opuestas de la misma anchura a ambos lados de las ramitas; el fruto lo conforma una envuelta carnosa de un vivo color rojo que rodea a modo de anillo a la semilla, cuya punta asoma por el extremo. Toda la planta es extremadamente tóxica, a excepción del anillo carnoso, dulce y viscoso que envuelve a la semilla. En La Rioja no llega a constituir formaciones cerradas, normalmente suelen encontrarse ejemplares aislados o formando pequeños bosquetes en zonas medias y altas de montaña en el dominio del haya, rebollo, roble albar o pino silvestre.

Detalle de rama de tejo.

Debido a su preciada madera los tejos han desaparecido de muchas de sus áreas originales y han quedado recluidos ahora en lugares prácticamente inaccesibles entre roquedos y en barrancos de montaña, así se encuentran en la umbría de Peñalmonte, quizá la tejeda mejor conservada en nuestro territorio, está situada -y un tanto oculta- al abrigo de pinos de plantación. Entre los tejos singulares de La Rioja el Tejo de Urbión en Viniegra de Abajo y el Tejo de Anguiano (Anguiano) -posiblemente el árbol más viejo de la comunidad con una edad que se acerca a los 1500 años- constituyen dos de los ejemplares más llamativos de estas tierras.

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Acebales Los acebos, Ilex aquifolium, son arbolillos que habitan en zonas montanas donde las hayas y pinos silvestres establecen su territorio, se trata de un árbol de corteza lisa y verdosa y copa de forma muy variable, a veces con ramas que parten desde el tronco a nivel del suelo; las hojas, perennes, son muy rígidas, de borde ondulado fuertemente espinoso y muy lustrosas; los frutos, carnosos y rojizos del tamaño de un guisante se presentan agrupados al final de las ramas y forman parte de la dieta invernal de un buen número de vertebrados. Los acebos rara vez dan lugar en La Rioja a formaciones boscosas pues suelen acompañar a pinos y hayas en orlas y claros de bosque, una excepción a este hecho la constituye el acebal de Valgañón, bosquete casi impenetrable que ocupa cerca de 10 has. en una pequeña depresión situada en la Dehesa de Valgañón, aquí, el acebo alcanza porte arbóreo y vive acompañado en las orlas por hayas, quejigos, tilos y fresnos; los acebos sirven de refugio al ganado vacuno que pasta por estas zonas montanas, pero también dan cobijo y alimento a jabalíes, corzos y ciervos y a numerosa avifauna. Tamarizales Los tarais o tamarices son pequeños árboles que pertenecen al género Tamarix, generalmente aparecen asociados a la vegetación riparia habitando sobre suelos salobres; en La Rioja se encuentran formando parte de la vegetación de riberas, sobre todo en el tramo medio y bajo del Ebro y sus afluentes y rara vez dan lugar a formaciones propias; una excepción la constituye el Tamarizal de La Laguna en Ausejo, la mayor extensión de tamarices de la Comunidad; ocupa el fondo de una pequeña depresión que se extiende por cerca de 300 Has. y que está situada en la confluencia de los barrancos Escarrillo y Henar, aquí la salinidad del substrato la aporta el yeso y la alta concentración de sulfato sódico que presentan los suelos arenosos donde se desarrollan estas plantas. La especie dominante de tamariz en estas singulares formaciones es Tamarix gallica, no obstante, cuando las condiciones de salinidad se acentúan es reemplazada por Tamarix canariensis. El interés de los tamarizales es muy notable pues no sólo albergan a una flora halófita particular por su rareza en nuestro territorio, también sirven de refugio a algunas aves limícolas que invernan en estos enclaves.

Tamarizales en las inmediaciones de Ausejo.

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Entre los tamarices singulares de La Rioja, el de Matacanal en Alcanadre alcanza un tamaño y desarrollo superior a lo habitual en esta especie, Tamarix gallica. Listado de los árboles y arbustos silvestres que forman parte de las formaciones boscosas en La Rioja: 1. Acer campestre: arce, vive formando parte de los bosques mixtos en zonas de

media montaña, se desarrolla sobre suelos frescos y húmedos. 2. Acer monspessulanum: arce, habita en los quejigales, encinares, robledales y

bosques mixtos de carácter submediterráneo. 3. Acer opalus: acirón, aparece salpicando algunos bosques en cantiles rocosos

de montaña sobre suelos calizos, es muy escaso en La Rioja y únicamente se ha encontrado en la cara norte de de los cortados de Cerroyera.

4. Alnus glutinosa: aliso, junto a chopos y sauces forma parte de la vegetación riparia, vive en fondos de valle y zonas inundadas.

5. Amelanchier ovalis: guillomo, arbusto que vive en laderas pedregosas de montañas calizas, escaso.

6. Arbutus unedo: madroño, entra a formar parte de los encinares y sus etapas de degradación, requiere suelos frescos y clima suave puede llegar a formar bosquetes en la vertiente meridional de la Sierra de Cantabria.

7. Betula alba: abedul, vive en turberas, humedales y cursos de agua del piso montano.

8. Betula pendula: abedul, comparte la ecología de la especie anterior pero es mucho más escasa en la Comunidad.

9. Buxus sempervirens: boj, arbusto que vive formando extensos matorrales en montañas calcáreas ocupando claros de robledal y hayedo.

10.Castanea sativa: castaño, se supone introducido en nuestra comunidad, vive sobre suelos frescos en zonas de valles montanos, los de Ribabellosa en Almarza de Cameros constituyen una arboleda singular.

11.Celtis australis: almez, vive en barrancos y entre grietas de rocas, en zonas de clima suave y sobre suelos frescos, no es común en La Rioja.

12.Cornus sanguinea: cornejo, sanguiño, forma parte de la vegetación de setos y espinares en bosques y claros de bosque, vive sobre suelos frescos.

13.Corylus avellana: avellano, entra a formar parte de los bosques mixtos en zonas de montaña, requiere suelos frescos y profundos.

14.Cotoneaster integerrimus: membrillo falso, arbusto que vive en cantiles y bosques aclarados sobre materiales calizos en zonas subalpinas.

15.Crataegus azarolus: acerolo, vive formando parte de sotos y ribazos, especie escasa, a veces cultivada por sus frutos.

16.Crataegus laevigata: majuelo, arbolillo que vive en claros y orlas de bosque en zonas de media montaña.

17.Crataegus monogyna: majuelo, espino albar, arbolillo, entra a formar parte principalmente de orla de encinares, quejigales y sotos.

18.Euonimus europaeus: bonetero, es arbolillo que se cría en espinares, setos y vaguadas sobre suelos frescos, en ambientes de bosque caducifolio.

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Bonetero, Euonimus europaeus. Fresno de montaña.

19.Fagus sylvatica: haya, componente característico de los bosques atlánticos de

las zonas montanas del sur de La Rioja. 20.Frangula alnus: arraclán, sanguiño, pequeño arbolito que vive en orlas de

bosques húmedos y orillas de arroyos sobre suelos frescos. 21.Fraxinus angustifolia: fresno, vive en las riberas formando parte de los sotos y

en zonas de valle, requiere suelos frescos. 22.Fraxinus excelsior: fresno, se cría sobre suelos frescos y húmedos,

preferentemente de montaña donde forma parte de los bosques mixtos. 23.Ilex aquifolium: acebo, vive formando parte de los bosques en zonas de

montaña, generalmente dominio del hayedo, ocasionalmente forma bosquetes como el de Valgañón.

24.Juniperus communis: enebro, entra a formar parte de los matorrales xerofíticos en pinares aclarados encinares y rebollares y sus etapas de degradación.

25.Juniperus oxycedrus: enebro, forma parte del matorral xerofítico en sierras orientales, escaso en La Rioja.

Juniperus oxycedrus, es el enebro menos común en La Rioja.

26.Juniperus phoenicea: sabina, forma parte de la vegetación xerofítica en

crestones y roquedos. 27.Ligustrum vulgare: aligustre, arbusto que entra a formar parte de los setos y

espinares y claros de bosque sobre suelos calizos. 28.Lycium europaeum: cambronera, arbusto muy ramoso de ramas espinosas

que forma parte de los setos en bordes de cunetas y cultivos. 29.Malus sylvestris: maguillo, manzano silvestre, aparece de forma escasa y

aislada en claros de bosque y valles de las sierras occidentales. 30.Myricaria germanica: comparte ecología con los tamarices, pero es especie de

porte arbustivo, necesita humedad permanente y ambiente cálido.

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31.Phillyrea angustifolia: labiérnago, olivilla, arbusto que se cría en madroñeras y ambientes degradados de encinar y que requiere ambientes termófilos.

32.Phillyrea latifolia: labiérnago, arbolillo que vive en encinares y suele acompañar al madroño en aquellas zonas de suelos frescos de clima suave.

33.Pinus halepensis: pino carrasco, pino naturalizado de origen mediterráneo utilizado con frecuencia en plantaciones forestales del Valle.

34.Pinus nigra: pino negral, especie naturalizada empleada en plantaciones forestales.

35.Pinus pinaster: pino marítimo, vive en bosques mixtos y ha sido empleado en plantaciones sobre suelos descalcificados.

36.Pinus sylvestris: pino silvestre, da lugar a formaciones naturales en zonas serranas.

37.Pinus uncinata: pino negro, especie naturalizada escasa en La Rioja, vive en el límite altitudinal de la vegetación arbórea.

38.Pistacia lentiscus: lentisco, arbusto típico del matorral mediterráneo, se cría en el ambiente de los encinares sobre cualquier tipo de suelos.

39.Pistacia terebinthus: cornicabra, arbolillo característico de los matorrales, encinares aclarados y rebollares, suele vivir en suelos rocosos o laderas pedregosas.

40.Populus alba: álamo, chopo blanco, forma parte de los sotos ribereños junto a sauces y olmos.

41.Populus nigra: chopo, forma parte de los sotos y vegetación de ribera. 42.Populus tremula: álamo temblón, suele vivir en zonas de montaña en

pequeños grupos sobre suelos frescos. La tembleda de La Soledad en Canales de la Sierra está catalogada como arboleda singular de esta especie.

43.Prunus avium: guindo, cerezo silvestre; salpica los bosques mixtos y aparece en barrancos, generalmente aislado.

Prunus avium es el cerezo silvestre.

44.Prunus lusitanica: loro, se trata de un arbolito del que sólo se conocen tres pies

en la ladera meridional de la Sierra de la Demanda, vive en barrancos y gargantas húmedas y abrigadas.

45.Prunus mahaleb: cerezo de Santa Lucía; vive en barrancos y pie de cantiles rocosos en zonas de montaña sobre substratos calizos.

46.Prunus spinosa: arañón, endrino, arbusto espinoso, forma parte de los setos, espinares, calveros de bosque, cascajares y laderas pedregosas.

47.Quercus coccifera: coscoja, en matorrales xerofíticos en zonas degradadas de encinar, se desarrolla preferentemente sobre substratos calizos.

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48.Quercus faginea: quejigo, entra a formar parte de los bosques mixtos en zonas montanas, gusta de suelos húmedos algo básicos.

49.Quercus humilis: roble, generalmente vive sobre suelos húmedos y substratos básicos en zonas montanas, sus caracteres morfológicos son muy variables y se puede confundir con el quejigo aunque es mucho más escaso.

50.Quercus ilex: encina, carrasca, da lugar a los encinares, bosques climácicos mediterráneos en nuestro territorio.

51.Quercus petraea: roble albar, forma parte de los bosques mixtos en zonas altas de montaña, vive sobe suelos silíceos en el SW de nuestro territorio.

Roble albar, Quercus petraea. Aladierno, Rhamnus alaternus.

52.Quercus pyrenaica: rebollo, melojo, da lugar a las formaciones de roble más

extensas en la Comunidad, vive en zonas de montaña sobre suelos silíceos. 53.Quercus robur: roble, carballo, vive sobre suelos frescos y profundos de

dominio del haya, prefiere los substratos silíceos. 54.Quercus suber : alcornoque, árbol introducido por el hombre y con presencia

testimonial en La Rioja, los alcornoques de Préjano están catalogados como arboleda singular.

55.Rhamnus alaternus: aladierno, pequeño arbolillo de hojas perennes que se cría formando parte del matorral alto en los ambientes propios de la encina.

56.Rhamnus alpinus: pudio, pequeño arbolillo propio de los suelos pedregosos ricos en cal de las montañas, es frecuente en canchales y torrenteras.

57.Rhamnus catharticus: espino cerval, arbolillo que se cría en setos y espinares, sobre terrenos pedregosos calcáreos en ambiente de encinar y quejigal.

58.Rhamnus lycioides: espino negro, arbusto enmarañado de fuertes espinas vive en coscojares y en zonas de encinar degradado sobre suelos calizos.

59.Rhamnus pumilus: arbustito tumbado, de ramas tortuosas que vive en fisuras de rocas calizas de montaña.

60.Rhus coriaria: zumaque, arbusto que vive en ribazos y bordes de cultivos en el Valle del Ebro, se utilizó como curtiente.

61.Ribes alpinum: grosellero, forma parte de los matorrales espinosos de montaña se cría entre rocas sobre substratos calizos.

62.Ribes petraeum: grosellero de roca, se cría en bosques húmedos aclarados y roquedos umbrosos y frescos de montaña; corre peligro de extinción en La Rioja donde sólo se conoce una localidad en el oeste de Cameros.

63.Rosa: género muy complejo que corresponde a los escaramujos o rosales silvestres, lo incluimos aquí por que casi todas las especies entran a formar

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parte de orlas de diferentes tipos de bosque, entre ellas: R. arvensis, R. moschata, R. pimpinellifolia, R. pendulina, R. stylosa, R. canina, R. squarrosa, R. pouzinii, R. corymbifera, R. tomentosa, R. agrestis, R. micrantha, R. rubiginosa, R. tomentosa, R. elliptica, R. blondeana.

64.Rubus: género de gran complejidad al que pertenecen las frambuesas y zarzamoras, aunque no presenta ni llega a presentar porte arbóreo, lo incluimos por estar asociada su presencia a las orlas de casi todas las formaciones arbóreas tratadas aquí. Recogemos seguidamente una muestra de las que parecen estar presentes en nuestro territorio: Rubus idaeus, frambueso, en zonas altas de montaña; R. ulmifolius, R. candicans, R. canescens, R. caesius, R. radula. y los endemismos ibéricos: R. henriquesii, R. vagabundus, R. vigoi, R. urbionicus, R. castroviejoi y R. lucensis del que sólo se conocen dos localidades ibéricas, una de los Ancares lucenses y otra del Puerto de Piqueras.

65.Salix alba: sauce blanco, entra a formar parte de la vegetación de sotos y riberas.

66.Salix atrocinerea: sauce, en terrenos frescos bordes de cursos de agua y prados encharcados.

67.Salix caprea: sauce, en bordes de arroyos en zonas de montaña. 68.Salix eleagnos: sauce, en la orilla de ríos, arroyos y torrentes de montaña.

Salix eleagnos. Sorbus torminalis.

69.Salix fragilis: sauce, forma parte de la vegetación de ribera y los sotos en

zonas templadas. 70.Salix pentandra: sauce, en cursos de agua y praderas húmedas. 71.Salix purpurea: sauce, en zonas de depósitos aluviales de ríos en su tramo

medio. 72.Salix salviifolia: sauce, forma parte de la vegetación de ribera. 73.Salix triandra: sauce, en bosques húmedos y bordes de cursos de agua. 74.Sambucus nigra: saúco, pequeño arbolillo que crece en sotos y ribazos, sobre

suelos frescos, el saúco de Zorraquín está catalogado como árbol singular en nuestra Comunidad.

75.Sorbus aria: mostajo, se encuentra en bosques mixtos de montaña 76.Sorbus aucuparia: serbal, forma parte de bosques mixtos y de orlas de

hayedos y rebollares en zonas altas de montaña. 77.Sorbus torminalis: mostajo, especie no muy frecuente que aparece formando

parte de la orla de quejigales y rebollares en zonas de media montaña.

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78.Tamarix africana: tamariz, forma parte de la vegetación de ribera en emplazamientos con suelos algo salinos.

79.Tamarix canariensis: tamariz, tolera muy bien concentraciones salinas elevadas en el suelo, aparece en cursos de agua y saladares.

80.Tamarix gallica: tamariz, arbolillo que forma parte de la vegetación de ribera en suelos algo salinizados, aparece en cursos fluviales del oriente provincial.

81.Tamarix parviflora: tamariz, comparte con el resto de especies del género el mismo tipo de hábitats, se ha empleado como ornamental en jardinería.

82.Taxus baccata: tejo, entra a formar parte de los bosques mixtos en barrancos y laderas umbrías.

83.Tilia cordata: tilo, especie escasa que vive en barrancos y zonas húmedas, formando parte de los bosques mixtos en el dominio del hayedo.

84.Tilia platyphyllos: tilo, es la especie de tilo más común, aparece formando parte de la vegetación de bosques mixtos, sobre suelos frescos de montaña.

85.Ulmus glabra: olmo de montaña, entra a formar parte de los bosques mixtos en zonas de montaña, es especie escasa.

86.Ulmus minor: olmo, negrillo, vive en zonas de suelos profundos, generalmente en valles, la grafiosis ha esquilmado a esta especie que parece comenzar a recuperarse.

87.Viburnum lantana: morrionera, arbusto que vive en montañas calizas y forma parte del matorral de claros de bosque en quejigales y carrascales.

88.Viburnum tinus: durillo; arbusto que se cría en los bosques de encina y madroñeras en lugares de clima suave, umbrosos y sobre suelos pedregosos.

La mejora de nuestros bosques. Es incuestionable que los bosques nos reportan beneficios a todos y de todo tipo, aunque en ocasiones la presencia del bosque choque con intereses particulares, fundamentalmente los agrícolas y ganaderos; estos intereses han pesado mucho a lo largo de los siglos y en buena parte son el origen de la situación actual que es sustancialmente mejorable. En las zonas en las que todavía estos intereses particulares perduran, hacer compatibles la práctica agrícola y ganadera con la existencia del bosque no es fácil, esa incompatibilidad ficticia constituye un hecho cultural arraigado que lamentablemente se ha dado en gran parte de nuestro territorio y desterrar esa idea una realidad posible; la ganadería extensiva o las prácticas agrícolas y ganaderas en dehesas son buena muestra de ello y pueden ser alternativas válidas. Pero para alcanzar ese cambio de mentalidad se necesita una adecuada formación, educación e información, junto a la labor que individualmente podemos hacer cada uno de nosotros por conseguir un entorno más habitable; también el papel de las diferentes administraciones es fundamental si desarrollan y aplican las normas y favorecen las iniciativas que hagan posible ese cambio de percepción y de dejar de sentir al árbol como un enemigo invasor. Afortunadamente, poco a poco, la Naturaleza, por su cuenta, va recuperando los espacios arrebatados por el hombre cuando éste ha abandonado los terrenos dedicados a la agricultura o a la ganadería, este avance hacia la

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recuperación del bosque es lento, pero efectivo, si el daño causado no ha sido irreversible.

El cuidado y el amor por la Naturaleza puede impulsarse desde la Educación, en casa o en la Escuela.

Nuestra propia actitud, la sensibilización mediante campañas informativas y la educación medioambiental desde edades tempranas constituyen pilares básicos para que esté garantizada una mejora sustancial de nuestro entorno, pero también es necesaria la realización de acciones concretas llevadas a cabo desde las diferentes administraciones, promovidas o exigidas por ellas: replantar terrenos deforestados con las especies propias del hábitat frente a cultivos forestales; regular la práctica ganadera en los lugares sensibles; favorecer el crecimiento de rodales de vegetación autóctona en lindes de fincas; prohibir la roturación y el cultivo en zonas de pendiente pronunciada, etc., pero sobre todo haciendo el esfuerzo de incentivar a los jóvenes en el disfrute y el conocimiento de la Naturaleza, de ese mismo gozar y saber hay muchas posibilidades de que brote el respeto por el bosque y con ello su mejora y recuperación. Bibliografía: Arizaleta Urarte, J. A. (1991) Actualización del catálogo florístico de La Rioja. Zubía 3: 143-284. Arizaleta Urarte, J. A. (1991) Los Espacios Naturales de La Rioja. Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja. Arizaleta Urarte, J. A. y Fernández Aldana (1991) Los bosques de ribera de La Rioja. Zubía 3: 9-45. Castroviejo Bolíbar, S. et al. (eds.) (1986-2001). Flora Iberica. Plantas vasculares de la Península Ibérica e Islas Baleares. Real Jardín Botánico de Madrid. CSIC. Vols.I-VI y IX Ceña Martínez, A., Ceña Martínez, J. A. y Moya Mallafré, I. (1996) Fauna de La Rioja. Fundación Cajarioja. Colectivo Ecologista Riojano (1997) Los bosques de ribera. Fernández Aldana, R., Lopo Carramiñana, L., Rodríguez Ochoa, R., (1989) Mapa forestal de La Rioja. Consejería de Agricultura y Alimentación de La Rioja; Instituto de Estudios Riojanos. Ferreras, C. y Arozena, M. E. (1987) 2. Los bosques. Guía física de España. Gobierno de La Rioja (1998) El bosque riojano recupera sus dominios. Páginas de información ambiental. 0: 8-9.

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