Los abuelitos

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Los abuelitos. 1 Raúl Cardillo. -Pasá querido pasá ¿Te manda la hija de los Enríquez? Es un amor la chica¿Un poco rarita no? Con todas esas historias truculentas que escribe. ¿Vas a hacer el trabajo vos solito? Mirá que hay mucho.¿Vas a poder?Mejor,así te ganás la platita para vos. Te vamos a pagar muy bien,nosotros podemos. Somos solos y siempre ahorramos mucho.El ganaba muy bien.Ahora mismo tenemos muy buenas jubilaciones.Sabés que no confiamos demasiado en los bancos. Precisamente uno de los trabajos que te queremos encargar se relaciona con ese tema. Una cripta,no¿Como se dice?Una bóveda,cripta es para enterrar a los muertos... sí,una bóveda también es para los muertos,aunque no es enterrarlos,los guardan así.Perdón no me hagas caso,soy una vieja loca. Una bóveda para guardar el dinero como en los bancos,ya vamos a hablar de eso.Ahora empezemos por los techos,hay lugares donde se está cayendo y no quiero que lo haga sobre nosotros- Andrés,el paraguayo,como lo conocían todos, casi no podía articular palabra ante la larga parrafada de la anciana.No venía de parte de la hija de los

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Los abuelitos. 1 Raúl Cardillo.

-Pasá querido pasá ¿Te manda la hija de los Enríquez?Es un amor la chica¿Un poco rarita no?Con todas esas historias truculentas que escribe.¿Vas a hacer el trabajo vos solito?Mirá que hay mucho.¿Vas a poder?Mejor,así te ganás la platita para vos.Te vamos a pagar muy bien,nosotros podemos.Somos solos y siempre ahorramos mucho.El ganaba muy bien.Ahora mismo tenemos muy buenas jubilaciones.Sabés que no confiamos demasiado en los bancos.Precisamente uno de los trabajos que te queremos encargar se relaciona con ese tema.Una cripta,no¿Como se dice?Una bóveda,cripta es para enterrar a los muertos...sí,una bóveda también es para los muertos,aunque no es enterrarlos,los guardan así.Perdón no me hagas caso,soy una vieja loca.Una bóveda para guardar el dinero como en los bancos,ya vamos a hablar de eso.Ahora empezemos por los techos,hay lugares donde se está cayendo y no quiero que lo haga sobre nosotros-Andrés,el paraguayo,como lo conocían todos, casi no podía articular palabra ante la larga parrafada de la anciana.No venía de parte de la hija de los

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Enriquez.Ella le había hablado a Modesto,el boliviano,como lo conocían todos,que no podía hacer el trabajo de albañilería porque estaba muy dedicado a la cocina y no porque hubiera empezado a trabajar en un restaurante.Era un buen químico y se le daba bién lo de la pasta base y toda esa mierda,que Andrés odiaba.No la probó nunca,ni cuando estaba allá adentro.El le habló a Andrés de la changa en la casa de los ancianos.Estaba sin trabajo desde que había salido de Varela y buscaba algo legal,por ahora,para hacer conducta.Trató de explicárselo a la vieja,que no detenía su parloteo hasta aceptar lo que ella daba por supuesto,sin pensarlo más.Mientras hablaba sin interrumpirse,lo condujo a través de la casa como si estuviera en algún tipo de gira turística.El chalet era magnífico.Enorme,pero muy deteriorado.Habría albergado una familia numerosa en sus buenos momentos.Ahora tenía sus paredes amarillas y sucias,con partes del empapelado descascaradas mostrando paredes verdosas,como enfermas.Grandes sectores del techo estaban rotos y semi caídos,a punto de desmoronarse,dejando al descubierto oquedades que bién podían servir como cuevas de alimañas.

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El gran salón de la entrada estaba amoblado con amplios sillones de cuero.Rotos como si hubieran sido tajeados con saña,sin que persona alguna se sentara en ellos por años mientras el polvo se acumulaba formando montículos.-Está todo muy descuidado,querido.Antes tomabamos chicas para la limpieza.Pero eran muy malas,solo pensaban en robarnos.Yo no puedo hacer mucho.Soy sola con mi Pedrito,pobrecito,que está inválido en una silla de ruedas hace años.Después de la desgracia.Nuestros dos hijos,los únicos,murieron la misma noche,intoxicados.Cuando llegaron al hospital ya nada pudo hacerse.Fué en una cena de Navidad.Había lechón,pero se vé que estaba en mal estado o contaminado.A ellos les gustaba mucho y comieron en demasía.Nosotros no lo probamos,claro es muy pesado.Continuamos viviendo junto a los fantasmas de la culpa,yo preparé el lechón con mis propias manos,fuí sin querer la asesina de mis hijos.Desde esa Navidad,ellos permanecen a nuestro lado,como espectros de sus vidas.La cena fué allí en ese salón que viste.Todas las Navidades aparece resplandeciente,con todos reunidos y felices.Mas real que la vida.

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Pero¿qué te estoy contando?Todas mis tristezas,o mi locura senil ¡Que vieja de porquería! -

El paraguayo estaba totalmente de acuerdo.La vieja estaba chapita del todo,una porquería y de las grandes.Esperaba que fuera cierto que le pagarían bien.Estos viejos solían tener la platita encanutada bajo siete sellos.¿Y vos Andresito contame algo lindo,sos casado,tenés hijos?-No,mirá abuela.Soy solo.Mi mujer me dejó cuando...antes de empezar el trabajo te quiero contar,vos decidís si me lo dás o no.Mi mujer me dejó cuando caí en la cárcel. Estuve en Varela,tres años por robo.Ahora lo sabés,si no querés que trabaje en tu casa,me lo decís,yo te entiendo--Ni una palabra más,vos también tuviste tus dolores,a nosotros no nos importa,no juzgamos.Acá tenés mucho trabajo para hacer y como te dije,te pagaremos muy bien.Necesitamos la cosa esa para los muertos,¿La cripta?No,la bóveda,siempre me confundo.Vas a ser como un hijo para nosotros.Vení que te presento a Pedrito-Entraron a una habitación que semejaba la réplica de una sala de hospital del siglo diecinueve,en

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miniatura.El olor indescriptible y característico de los nosocomios inundaba el ambiente.Orines,formoles,fármacos y la adrenalina de la angustia dolorosa de la enfermedad,se maceraban para producir esa esencia que permitía olfatear la muerte.Junto a una ventana cuadrada con cortinas a cuadros rojos,un hombre inmóvil permanecía en una silla de ruedas acondicionada con almohadones. Una frazada,también roja a cuadros,cubría sus piernas.Sus ojos vacíos carecían de mirada.-Quedó así después de aquello que te conté.Los médicos no se ponen de acuerdo.Dicen que puede ser neurológico.O psiquiátrico.Le hicieron un montón de estudios.Le tengo que dar un puré de pastillas pobrecito.La comida en la boca.Cambiarlo y bañarlo.Pero es mi Pedrito,llevamos cuarenta años juntos-La viejita era pequeña y algo encorvada,sus cabellos blancos estaban bien peinados,llevaba un anticuado vestido floreado que lucía como recién comprado.El hombre de la silla era corpulento,alto si se parase.Se notaba aún en su estado.La anciana cambió el tono de voz hacia un registro más alegre.-Andresito,¿Cuando empezás a trabajar?-

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A la mañana siguiente Andrés,el paraguayo,estuvo puntualmente a la hora convenida con la anciana.-Nosotros nos levantamos temprano,bueno yo,por que mi pobre Pedro ya no se levanta,pero esa fué siempre nuestra costumbre.A las siete o las ocho estará bien-habían sido sus palabras.Al llegar a la casa,la abuelita lo esperaba con café recién hecho.-Yo sé que a ustedes les gusta mucho el mate.Nosotros hace años que no tomamos.Nos produce acidez y nerviosismo.Para el caso también el café.Te lo hicimos para vos antes que comienzes tu jornada.

Solamente quitar el empapelado le llevó tres semanas,otras dos para terminar la pintura.Lo mas arduo consistió en la reparación de los techos.Si bién Andrés no era techista,se dió maña para terminar el arreglo.Luego comenzaron con aquello que parecía tan importante para la vieja.La construcción de la bóveda en miniatura para el dinero.-Yo sé que nadie me cree,pero todo el sistema bancario va a colapsar.El capitalismo se derrumbará,aunque el dinero se continuará

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utilizando.Nosotros tenemos mucho ahorrado.Y lo vamos a guardar acá en casa.En la cripta,perdón en la bóveda que vos nos vas a construir-Mientras Andresito,el paraguayo,cavaba un pozo de dos metros diez de largo por uno y medio de ancho,algo oscuro como ese humus,como los duros terrones que sacaba en baldes hacia el exterior se iba abriendo paso en su interior.Durante las largas semanas que había trabajado en la derruída vivienda pudo comprobar el aislamiento en que vivían los ancianos.Ningún familiar ni amigo,ni jóven ni viejo,se acercaba por el lugar.Carecían de teléfono.El barrio donde se levantaba la desolada casona,parecía tan derrumbado como una ciudad abandonada por la guerra o la peste.Era necesario caminar trescientos o cuatrocientos metros para encontrar alguna señal de vida.Andrés no se cruzaba con nadie,ni al llegar o al retirarse.Sabía que nadie había reparado en su presencia.Sería sencillo huir a Uruguay,o mejor a Brasil con el dinero.Gruesos fajos de dinero contante y sonante.Crujientes dólares que le permitirían salir de la miseria y del delito.La viejita había tenido la imprudencia,o la soberbia

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de mostrárselos.Pilas de auténticos billetes norteamericanos,para nada falsos.Mediante un único crimen,doble sí,pero que era casi un favor hacia esos viejos destruídos por la culpa.Ignoraba quién era la hija de los Enríquez y de Modesto,el boliviano cocinero,no debía preocuparse.Había huído de la policía hacia su país natal o algún ignoto destino.La obra,como todo suceso en el tiempo,llegó a su fin.El sótano,que posiblemente quedaría clausurado hasta el fin de los siglos,tenía por fin su bóveda o cripta.Profunda,revestida con rectángulos de cerámica verde y reforzada con planchas de acero inoxidable.La pesada puerta,con las mismas características,se cerraba ajustándose con precisión,asegurada por una sencilla combinación.Una clave accesible a la frágil memoria de los viejos y escrita con desmesurado lápiz rojo sobre un viejo almanaque amarillo que pendía sobre la grasienta cocina.

Una última vez Andresito,el paraguayo,descendió a la bóveda.La viejita le iría alcanzando los fajos.No estaba decidido si lo haría de inmediato o luego de acomodar el dinero.Quizá lo más pronto

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mejor,aunque la abuelita no presentaba problema alguno y el postrado menos.Bajo su viejo buzo verde había disimulado una pistola calibre veintidós que para el caso sería suficiente,aunque no tuvo tiempo de usarla.La sorpresa de ver al viejo de pié junto a la bóveda y no inmóvil en su silla de ruedas lo desconcertó.Se veía mucho mas alto y corpulento.Y notoriamente ágil.También era muy extraño que llevara un bate de béisbol en la mano.A su lado la vieja se había transformado totalmente en una auténtica arpía.Sus cabellos blancos,prolijamente peinados hacia atrás,todos los días,se veían parados y revueltos,pegoteados con una indefinible sustancia que a simple vista parecía sangre reseca.Llevaba un largo camisón,quizá blanco en algún pasado remoto y ahora cubierto de lamparones inmundos,como producido por orines y detritus fecales.Los ojos aparecían desorbitados por la locura,pero lo peor eran los instrumentos que blandía en ambas manos.En la derecha llevaba un gran cuchillo de cocina,que hubiera servido para eviscerar cualquier res y en la izquierda un hacha de medianas dimensiones,pero con una hoja de terrible filo.

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El hombre solo llevaba el bate de béisbol,pero el endeble aspecto que presentaba en la silla de ruedas parecía mutar a cada instante en una fortaleza descomunal.Semejaba cada vez más alto,más musculoso,más ágil.Andresito el paraguayo,quedó de pié como si lo hubiera sorprendido un rayo durante un tiempo bastante largo mientras era atacado por la senil y demente pareja.Luego cayó,chorreando sangre y vísceras por las innumerables heridas.Parte del dinero fué salpicada por los líquidos orgánicos.A los viejos no les importó.Tenían demasiado.La cripta o bóveda,tan bién construída,se cerró para siempre.