Los 3 Cerditos

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Quridos amigos saben que me mude les habla benjamín los extraño mucho yo estoi en el mismo colejio del jose como los quisiera ver me acuerdo los buenos momentos que emos pasado con mis amigos de la calle como quisiera jugar con Eduardo catalina y jose y lucas

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Cuento Los 3 Cerditos

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Quridos amigos saben que me mude les habla benjamín los extraño mucho yo estoi en el mismo colejio del jose como los quisiera ver me acuerdo los buenos momentos que emos pasado con mis amigos de la calle como quisiera jugar con Eduardo catalina y jose y lucas

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Tres cerditos habían crecido alegres en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papas decidieron que era hora de que construyeran, cada uno, su propia casa. Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y fueron a ver como era el mundo.

El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir. El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer la cabaña de madera. No tardo mucho en construirla. Y luego se fue a comer manzanas. El tercer cerdito, muy trabajador, optó por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero estaría más protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque.

No tardo mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!. Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entro en la casa de madera de su hermano. El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamo a la puerta, y dijo: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare! Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo y soplo, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano. Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos, llamo a la puerta y grito: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare! Y el cerdito trabajador le dijo: - ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!

Entonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era muy fuerte y resi

El zorro glotón

Un buen día, un zorro encontró una cesta de comida que unos granjeros habían dejado en el hueco de un árbol. Haciéndose tan pequeño como pudo, pasó por el estrecho agujero para que los demás animales no le vieran devorándose aquel rico banquete. El zorro comió, comió, comió y comió. ¡No había comido tanto en toda su vida! Pero cuando terminó todo y quiso salir del árbol, no pudo moverse ni un centímetro. ¡Se había

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vuelto demasiado gordo para salir por el hueco! Pero el zorro glotón no se dio cuenta de que había comido demasiado y pensó que el árbol se había hecho más pequeño. Asomó la cabeza por el agujero y gritó: ¡Socorrooo! iSocorrooo! Sáquenme de esta horrible trampa.

En ese mismo momento, una comadreja pasó por allí y, al verla, el zorro exclamó: -Oye, comadreja, ayúdame a salir. El árbol está encogiendo y me está aplastando. -A mí no me lo parece - rió la pequeña comadreja - El árbol es igual de grande que cuando lo he visto esta mañana. Quizá tú hayas engordado. -¡No digas tonterías y sácame de aquí! -le chilló el zorro - Me muero, en serio. A esto la comadreja replicó: -Lo tienes bien merecido por comer demasiado. Lo malo es que tienes los ojos más grandes que el estómago. Tendrás que quedarte ahí hasta que adelgaces y entonces podrás salir. Así aprenderás a no ser tan glotón. El pobre zorro tuvo que quedarse dos días y dos noches en su triste encierro. ¡Nunca jamás volvería a comer tanto!