Los 10 Mandamientos

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Los 10 mandamientos y el camino de vida de Dios Dios, nuestro Creador, sabe perfectamente lo que nos conviene y lo que no. ¿Qué dice la Biblia acerca de cómo quiere Él que actuemos? Dios sabe qué es bueno para nosotros y qué no lo es, y nos lo ha revelado a través de la Biblia para librarnos de la angustia y el sufrimiento que causan las malas decisiones—lo que la Biblia llama “pecado”. Sin embargo, la humanidad entera ha decidido descubrir lo que es bueno o malo a través del método del ensayo y error. Es más, ¡la mayoría de las personas prefieren experimentar las cosas por sí mismos en lugar de aprender de los errores de otros! Pero Jesucristo ya enseñó cuál es el camino de vida correcto y lo resumió en dos grandes mandamientos: Amar a Dios y amar al prójimo (Mateo 22:37- 40). El significado de estos dos principios es ampliado por las leyes que Dios reveló con gran estruendo en el Monte Sinaí—los Diez mandamientos. Y el resto de la Biblia nos detalla aun más la santa, justa y buena ley de Dios, que nos enseña cuál es el camino de vida que traerá bendiciones en el presente y que además es un prerrequisito para obtener la vida eterna (Mateo 19:17). ¿Cómo podríamos conocer la manera correcta de amar a Dios si Él no nos la enseñase? ¿Y cómo evitar los inconvenientes en las relaciones humanas si no es con la sabiduría revelada en la ley de Dios? Le invitamos a descubrir más acerca de la manera en que Dios quiere que vivamos—por nuestro propio bien—en nuestra sección de “Los Diez Mandamientos y el camino de vida de Dios”. Aquí encontrará artículos dedicados a analizar las leyes de Dios y su continuidad a través del Antiguo y Nuevo Testamento. Los diez mandamientos en la actualidad ¿Acaso es necesario actualizar los Diez Mandamientos? ¿O deberían más bien ser ratificados? ¿Cómo se aplican estas antiguas leyes en el mundo moderno? Probablemente haya oído que en el año 2008 al obispo Gianfranco Girotti le pareció que los siete pecados capitales católicos debían modernizarse. Según un reportaje de la BBC, Girotti quería agregar a la nueva lista cosas como contaminación ambiental, manipulación genética, acumulación excesiva de riqueza y tráfico y consumo de drogas. (La lista original, que incluye gula, avaricia y pereza, fue creada por el Papa Gregorio I en el año 590 d.C.). ¿Y qué hay de los Diez Mandamientos? Sin duda son mucho más antiguos que los siete pecados capitales; de hecho, Dios los dió en el Monte Sinaí casi 3.500 años atrás. Es más, si tenemos en cuenta que Abraham los obedeció miles de años antes, estas leyes de Dios son aún más antiguas (Génesis 26:5).

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En el presente trabajo adujunto un trabajo de religion en la cual entendemos algunos parajes de la religion

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Los 10 mandamientos y el camino de vida de DiosDios, nuestro Creador, sabe perfectamente lo que nos conviene y lo que no. ¿Qué dice la Biblia acerca de cómo quiere Él que actuemos?

Dios sabe qué es bueno para nosotros y qué no lo es, y nos lo ha revelado a través de la Biblia para librarnos de la angustia y el sufrimiento que causan las malas decisiones—lo que la Biblia llama “pecado”.

Sin embargo, la humanidad entera ha decidido descubrir lo que es bueno o malo a través del método del ensayo y error. Es más, ¡la mayoría de las personas prefieren experimentar las cosas por sí mismos en lugar de aprender de los errores de otros!

Pero Jesucristo ya enseñó cuál es el camino de vida correcto y lo resumió en dos grandes mandamientos: Amar a Dios y amar al prójimo (Mateo 22:37-40). El significado de estos dos principios es ampliado por las leyes que Dios reveló con gran estruendo en el Monte Sinaí—los Diez mandamientos. Y el resto de la Biblia nos detalla aun más la santa, justa y buena ley de Dios, que nos enseña cuál es el camino de vida que traerá bendiciones en el presente y que además es un prerrequisito para obtener la vida eterna (Mateo 19:17).

¿Cómo podríamos conocer la manera correcta de amar a Dios si Él no nos la enseñase? ¿Y cómo evitar los inconvenientes en las relaciones humanas si no es con la sabiduría revelada en la ley de Dios?

Le invitamos a descubrir más acerca de la manera en que Dios quiere que vivamos—por nuestro propio bien—en nuestra sección de “Los Diez Mandamientos y el camino de vida de Dios”. Aquí encontrará artículos dedicados a analizar las leyes de Dios y su continuidad a través del Antiguo y Nuevo Testamento.

Los diez mandamientos en la actualidad¿Acaso es necesario actualizar los Diez Mandamientos? ¿O deberían más bien ser ratificados? ¿Cómo se aplican estas antiguas leyes en el mundo moderno?

Probablemente haya oído que en el año 2008 al obispo Gianfranco Girotti le pareció que los siete pecados capitales católicos debían modernizarse. Según un reportaje de la BBC, Girotti quería agregar a la nueva lista cosas como contaminación ambiental, manipulación genética, acumulación excesiva de riqueza y tráfico y consumo de drogas. (La lista original, que incluye gula, avaricia y pereza, fue creada por el Papa Gregorio I en el año 590 d.C.).

¿Y qué hay de los Diez Mandamientos? Sin duda son mucho más antiguos que los siete pecados capitales; de hecho, Dios los dió en el Monte Sinaí casi 3.500 años atrás. Es más, si tenemos en cuenta que Abraham los obedeció miles de años antes, estas leyes de Dios son aún más antiguas (Génesis 26:5).

¿Acaso Jesucristo remplazó o actualizó los Diez Mandamientos? ¿Deberían ser modificados en la actualidad? ¿O son más bien principios fundamentales y eternos que nos llevan a actuar y pensar correctamente en lugar de hacer lo incorrecto? ¿Acaso no nos enseñan cómo amar a nuestro prójimo y cómo amar a Dios, según su voluntad?

¿Qué dice la Biblia sobre los Diez Mandamientos?

En Mateo 5:17-19, Jesucristo dijo que no había venido a la tierra para “abrogar la ley o los profetas”—lo que hoy conocemos como Antiguo Testamento. No sólo no anuló los Diez mandamientos, sino que además enseñó cómo aplicarlos más profunda y espiritualmente.

Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, Jesús resumió los Diez Mandamientos—y la Biblia entera—diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es

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semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mateo 22:37-40).

En otras palabras, Cristo reveló el propósito espiritual de los Diez Mandamientos. Los primeros cuatro nos enseñan cómo amar a Dios—y cómo quiere Él que le amemos—mientras que los últimos seis nos enseñan cómo amar a nuestro prójimo.

Otra de las instrucciones de Jesucristo es: “si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:17). Y, cuando le preguntaron cuáles, mencionó cinco de los Diez Mandamientos y uno de los enunciados que los sintetiza: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (vv. 18-19).

En Romanos 7:12, 14, el apóstol Pablo enseña que “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno…Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado”. Siendo así, ¿cómo podría un ser humano natural y carnal obedecer esta ley santa y espiritual? Pablo también revela que esto es posible por medio de Jesucristo y la guía del Espíritu Santo (Romanos 7:25; 8:7-9, 14).

Jesús no sólo pagó la pena de muerte que merecíamos por nuestros pecados (Romanos 5:9; 6:23; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 1:18-19), sino que además nos muestra la manera y nos da la ayuda necesaria para que sigamos el camino de vida bueno y provechoso de Dios—el camino del amor. Si queremos hacerlo, debemos esforzarnos por cambiar, caminar como Él camina y amar como Él ama (1 Juan 2:6; Juan 13:34). Y, como revelan las palabras de Pablo, la ley de Dios fue establecida justamente para enseñarnos cómo amar (Romanos 13:9-10), pues el propósito espiritual de la ley de Dios es el amor.

El obstáculo para obedecer no es la ley; es nuestra debilidad. Pero, siempre que estudiemos la Palabra de Dios y nos esforcemos por obedecerle diligentemente, Él nos ayuda a vencer este obstáculo escribiendo su ley en nuestras mentes y corazones por medio del Espíritu Santo (Hebreos 8:8). Esto es precisamente el fundamento del Nuevo Pacto.

Santiago también habla acerca del trasfondo espiritual de los Diez Mandamientos. En Santiago 2:8, describe la ley de Dios como una “ley real”. ¿Qué significa esto? Que esta es la ley que regirá en el futuro reino de Dios cuando Jesucristo vuelva a la tierra como Rey de Reyes para gobernar este mundo (Apocalipsis 19:16).

En Santiago 1:25 y 2:12, vemos que el autor del libro también se refiere a la ley de Dios como la ley de la libertad. Y en Santiago 1:23-25 la compara con un espejo, explicando que no basta con simplemente mirarnos en él—o sólo tener conocimiento de la perfecta ley de Dios; debemos aceptar la ayuda que Dios nos da para hacer cambios en nuestra vida y amarlo a Él y a nuestro prójimo como su ley nos enseña.

En 1 Juan 5:3, Juan dijo “sus mandamientos no son gravosos”. En Salmos 112:1, el salmista escribió: “Bienaventurado el hombre que teme al Eterno, y en

sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra”. Y en 1 Corintios 7:19, Pablo explica que “La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es,

sino el guardar los mandamientos de Dios”.

¿Qué ley fue abolida?

La ley de la circuncisión física no es parte de los Diez Mandamientos y, como el Nuevo Testamento claramente lo demuestra, fue remplazada por la circuncisión espiritual—un cambio interior profundo (Romanos 2:29). Además, el libro de Hebreos revela que los sacrificios y rituales del templo fueron remplazados por el sacrificio de Jesucristo. Tanto estos como las leyes civiles del antiguo gobierno de Israel no son un requisito para los cristianos en la actualidad; de hecho, generalmente ni siquiera son permitidos. Sin embargo, aun este tipo de leyes nos deja principios y lecciones que podemos aplicar hoy en día.

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En la actualidad, la ley eterna y espiritual de Dios sigue siendo la base para tener una vida honesta y piadosa. Las leyes y principios que la Biblia enseña siguen vigentes y continúan guiando las vidas de los cristianos en el mundo moderno.

¿Cuál era la verdadera esclavitud?

Jesucristo explicó claramente que la verdadera esclavitud es aquella causada por el pecado, de la cual la verdad nos libera (Juan 8:31-36).

Dios ha revelado su verdad a través de la Biblia que, como explica Pablo, fue “inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Y las Sagradas Escrituras—que llamamos Antiguo Testamento—“pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (v. 15).

Entonces, ¿por qué hay Escrituras donde pareciera que Pablo menosprecia la ley? Si bien algunas de estas requieren de más estudio, la mayoría de ellas se aclara cuando tenemos en cuenta algunas de las instrucciones que Pablo intentaba dar:

Los gentiles no necesitan convertirse al judaísmo para ser cristianos. No importa cuán minuciosamente guardemos la ley, esto no gana el perdón de nuestros

pecados pasados ni quita la pena de muerte que merecemos por ellos.

El mismo apóstol Pedro reconoció los escritos de Pablo como parte de las Sagradas Escrituras, pero también admitió que algunas partes sus epístolas eran “difíciles de entender” (2 Pedro 3:16). Por esto, siempre que intente analizar alguno de estos pasajes, recuerde que Pablo también se refirió a la ley como santa, justa y buena (Romanos 7:12), y en una ocasión dijo “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2).

Es cierto que sólo el misericordioso sacrificio de Jesucristo puede hacernos agradables a Dios; nada de lo que hagamos nos hace “merecedores” de su perdón. Pero, sabiendo cuán terrible es el pecado, cuán buena y provechosa es la ley de Dios, cuánto odia Dios el pecado y cuánto nos ama a nosotros, la única reacción correcta es seguir el consejo que Cristo dio a la mujer adúltera: “vete, y no peques más” (Juan 8:11).

Los Diez Mandamientos son un maravilloso regalo de Dios y cada uno de ellos merece nuestro estudio y meditación. Le invitamos a leer un breve análisis de cada mandamiento en esta sección.

Los mandamientos no son gravosos

Algunas personas piensan que obedecer la ley de Dios implica una forma de esclavitud; la consideran una pesada carga de la que Dios nos libró a través de Jesucristo. Sin embargo, estas personas olvidan lo que la Biblia revela claramente: la perfecta, eterna y espiritual ley de Dios es una ley de libertad:

¿Qué son los diez mandamientos?Los diez mandamientos son diez leyes que Dios, nuestro Creador, ha dado para nuestro propio beneficio; son principios que nos enseñan cómo vivir mejor en el presente y cómo agradar a Dios por la eternidad.

Como la Biblia nos revela, Dios mismo dio los Diez Mandamientos oralmente en el Monte Sinaí y los escribió en tablas de piedra con su propio dedo (Éxodo 20:1; 31:18), lo cual enfatiza la gran importancia de estas diez leyes. (Le invitamos a ver la lista completa de los Diez Mandamientos en nuestro artículo “Lista de los Diez Mandamientos”.)

Por otro lado, Jesucristo explicó que los Diez Mandamientos, al igual que todas las leyes de Dios, están basados en el atributo que mejor define la naturaleza de nuestro Creador: el amor.

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¿Qué son los Diez Mandamientos? Leyes que nos enseñan a amar

Dios dió la Biblia a los seres humanos para revelar su camino de vida—el camino del amor. Y las instrucciones de los Diez Mandamientos nos enseñan cómo practicar el amor en cada aspecto de nuestras vidas.

Es por esto que Jesucristo los sintetizó en dos grandes mandamientos que encontramos en Mateo 22:37-40: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Los Diez Mandamientos amplían el significado de estos dos principios, pues los primeros cuatro mandamientos nos revelan cómo quiere Dios que lo amemos y los últimos seis nos enseñan cómo amar a los demás.

Esta conexión entre los Diez Mandamientos y el amor de Dios también es ilustrada claramente por los apóstoles.

Pablo, por ejemplo, explicó que “No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13: 9-10).Y, en 1 Juan 5:3, Juan dijo: “este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”.

Además, Jesús reveló que obedecer los Diez Mandamientos es un requisito esencial para obtener la vida eterna (Mateo 19:16-19). ¿Por qué? Porque estas leyes fueron creadas por Dios y reflejan su manera de pensar. Si los desobedecemos, no estamos demostrando amor a Dios ni a nuestro prójimo.

Quebrantar los Diez Mandamientos causa sufrimiento y serios problemas en nuestras relaciones humanas. Y Dios, en su amor y misericordia, no daría vida eterna a quien rehúse obedecer estas provechosas leyes, pues no quiere que suframos por toda la eternidad, haciéndonos daño a nosotros mismos y a quienes nos rodeen.

¿Qué son los Diez Mandamientos? Leyes que definen el pecado

La palabra “pecado” es usada en la Biblia para describir la desobediencia a las leyes de Dios, incluyendo los Diez Mandamientos. Como leemos en 1 Juan 3:4, “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (énfasis añadido).

En otras palabras, el pecado es lo opuesto a la ley de Dios—es la antítesis de su manera de pensar. Y, como ya mencionamos, el pecado solo causa sufrimiento. Es más, su consecuencia final es la muerte: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

Lamentablemente, todo ser humano ha pecado alguna vez, desobedeciendo los Diez Mandamientos (Romanos 3:23; Santiago 2:10-11). Pero, gracias a la misericordia de Dios, Jesucristo estuvo dispuesto a pagar la pena de muerte que merecemos, permitiendo que nuestros pecados pasados sean perdonados por medio de su sangre cuando nos arrepentimos. Pero, ¿acaso la gracia y el perdón de Dios implican que podemos seguir haciendo las cosas que Él reprueba?

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? (Romanos 6:1-2). “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (v. 12). A quienes le obedecen, Dios ha dado acceso a su poder, el Espíritu Santo, para que puedan luchar contra la tentación del pecado (Hechos 2:38; Gálatas 5:16).

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Los Diez Mandamientos en el Nuevo Testamento

Los Diez Mandamientos son enumerados dos veces en el Antiguo Testamento (Éxodo 20; Deuteronomio 5), y cada uno de ellos se menciona en muchas otras ocasiones en esta primera parte de la Biblia. Sin embargo, algunas personas piensan que los Diez Mandamientos sólo podrían ser un requisito para los cristianos modernos si estuviesen enumerados en el Nuevo Testamento también.

De hecho, el Antiguo y el Nuevo Testamento están en perfecto acuerdo y tanto las leyes espirituales de Dios como su forma de pensar son inmutables (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8).

En cualquier caso, cada uno de los Diez Mandamientos es mencionado en el Nuevo Testamento, y el conjunto de estas leyes se describe como:.

El requisito para “entrar en la vida” (Mateo 19:17-19). Lo necesario para ser “llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:19). Mandamiento “santo, justo y bueno” (Romanos 7:12) Ley “espiritual” (Romanos 7:14) “La ley real” (Santiago 2:8) “La ley de la libertad” (Santiago 2:11-12). “El amor a Dios” (1 Juan 5:3) Mandamientos que “no son gravosos” (1 Juan 3:5)

Si nos estamos pareciendo cada vez más a Jesucristo y estamos practicando el camino de amor de Dios, entonces estamos cumpliendo la ley (Romanos 13:8-10). Los santos—quienes entrarán en el reino de Dios—son aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).

Como hemos dicho, Dios nos enseña cómo amar a través de los Diez Mandamientos.

Actualmente, muchas de las iglesias cristianas aceptan que la mayoría de los Diez Mandamientos sigue siendo importante, pero también piensan que estas leyes ya no están vigentes en su totalidad. Más específicamente, se cree que el mandamiento del sábado—el día de reposo—no es aplicable a los cristianos del Nuevo Pacto. Sin embargo, el Nuevo Testamento revela que los apóstoles y la Iglesia del primer siglo siguieron guardando el sábado aun después de la muerte de Jesús.

Guardar el sábado es uno de los Diez Mandamientos que nos enseña cómo quiere Dios que le amemos. Sería imposible que conociéramos la manera correcta de amarlo y adorarlo si no nos lo enseñase Él mismo. Es por esto que en el Nuevo Testamento no solo encontramos ejemplos de cristianos guardando el sábado, sino que además se nos dice que “queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9).

Si desea más información acerca de los Diez Mandamientos en el Nuevo Testamento y la observancia del sábado por la Iglesia del Nuevo Pacto, le invitamos a leer nuestros artículos “¿Fueron los Diez Mandamientos respetados en el Nuevo Testamento?” y “¿Es el sábado un regalo para todos o sólo un mandamiento para los judíos?”.

¿Qué son los Diez Mandamientos? La ley del Reino de Dios

La Biblia nos da un mensaje muy esperanzador: esta era de desorden y pecado llegará a su fin para dar lugar al reino de Dios, el cual comenzará cuando Jesucristo intervenga y salve al mundo de la autodestrucción (Mateo 24:21-22). Cristo finalmente traerá la paz verdadera y nos enseñará cómo vivir en esa armonía que la humanidad nunca ha podido alcanzar a través de la historia.

¿Cuáles son las leyes que producirán esta paz en el Reino de Dios? Las mismas que han sido reveladas a través de la Biblia—las leyes de Dios, incluyendo los Diez Mandamientos.

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Aun en el último capítulo de la Biblia, donde se habla de la nueva Jerusalén y la eternidad, se nos dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas [los que guardan los mandamientos de Dios], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14).

¡Los mandamientos de Dios son parte del camino de vida que finalmente traerá la paz eterna!

Los Diez Mandamientos escritos en nuestra mente y corazón

El propósito de Dios no es que sus mandamientos queden escritos en tablas de piedra; su deseo es escribirlos en nuestras mentes y corazones para que los recordemos y obedezcamos siempre.

Como revela Hebreos 8:7-8, lo que impidió el éxito del Antiguo Pacto entre Dios y los hombres no fueron Él o sus leyes, sino los seres humanos imperfectos que no pudieron obedecer sus mandamientos buenos y provechosos con perseverancia.

¿Cómo solucionar esto? Con el Nuevo Pacto profetizado por Jeremías. ¿En qué se diferencia éste del anterior? En que Dios prometió: “Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré” (Hebreos 8:10, citando Jeremías 31:33).

El hecho de que los Diez Mandamientos se conviertan en parte de nosotros implica que, eventualmente, podemos llegar a pensar, sentir y actuar como el Creador de esas leyes. Y esto es en parte lo que significa tener la mente de Jesucristo (Filipenses 2:5).

Si desea conocer más acerca de los Diez Mandamientos, le invitamos a profundizar en cada uno de ellos y comprometerse a esforzarse por obedecerlos.

¿Existían los diez mandamientos antes de Moisés?¿Reveló Dios sus leyes desde el principio, o eran desconocidos los diez mandamientos hasta que Moisés condujo a Israel al Monte Sinaí?

Muchas personas reconocen que Dios entregó los diez mandamientos al pueblo de Israel en el Monte Sinaí, aproximadamente dos meses después de librarlos de Egipto (Éxodo 20:1-17).

La pregunta que muchos se hacen es si estos mandamientos fueron conocidos antes de esa época, teniendo en cuenta lo que dice en Génesis 26:5: “Oyó Abraham mi voz, y guardó mis preceptos, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:5).

Ya que Abraham obedeció la voz de Dios y guardó sus mandamientos cientos de años antes de que Moisés existiera, es claro que estos mandamientos eran conocidos por algunas personas antes del Monte Sinaí. La Biblia nos enseña que el pecado es la infracción de la ley de Dios (1 Juan 3:4). La Biblia menciona varias veces el pecado antes de la época de Moisés (Génesis 4:7; 13:13; 18:20; 39:9; 42:22; 50:17; etc.). Esto implica que Dios ya había revelado sus mandamientos, al menos a algunas personas. De hecho, la Biblia tiene evidencia de que los diez mandamientos eran conocidos y se consideraban de gran importancia.

Los diez mandamientos antes de Moisés

El primer y segundo mandamientos ordenan: “No tendrás dioses ajenos delante de mí [Dios]” y “No te harás imagen… No te inclinarás a ellas, ni las honrarás”, respectivamente (Éxodo 20:3-5).

Cientos de años antes, Dios se reveló al patriarca Jacob. Después de que Dios le hablara, veamos lo él hizo con los ídolos que tenían en su familia:

“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. Así dieron a Jacob todos los dioses

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ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem” (Génesis 35:1-4).

Por lo tanto, es evidente que Jacob entendió la importancia de deshacerse de los ídolos y también entendía que sólo debía adorar al verdadero Dios.

El tercer mandamiento dice: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano” (Éxodo 20:7).

Parece que el patriarca Job vivió antes de Moisés, alrededor de la época de Isaac, según Jamieson-Fausset-Brown Bible Commentary [Comentario bíblico de Jamieson-Fausset-Brown], citando al historiador Eusebio. A Job le preocupaba que sus hijos tal vez hubieran estado tomando el nombre de Dios en vano, porque él sabía que esto estaba mal.

“Y acontecía que habiendo pasado el turno de los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos [sus hijos]. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días” (Job 1:5).

El cuarto mandamiento nos dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxodo 20:8). Acordarse del sábado es recordar a algo que fue establecido anteriormente. En Génesis 2:3 leemos: “bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.

Es interesante notar que a Israel se le dijo que debía recordar el sábado antes de llegar al Monte Sinaí. Esto ocurrió cuando Dios les dio el maná para que comieran.

“Y él [Moisés] les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado al Eterno… Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para el Eterno; hoy no hallaréis [maná] en el campo. Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

“Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. Y el Eterno dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?” (Éxodo 16:23-28).

Claramente, Dios esperaba que el pueblo de Israel obedeciera sus mandamientos incluso antes de llegar al Monte Sinaí, incluyendo el cuarto mandamiento.

El quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 10:12). Tanto Jacob como Esaú, deshonraron a sus padres, pero finalmente Jacob sí los obedeció. “Y vio Esaú cómo Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Padan-aram, para tomar para sí mujer de allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás mujer de las hijas de Canaán; y que Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padan-aram” (Génesis 28:6-7).

“No matarás” es el sexto mandamiento (Éxodo 20:13). Dios advirtió a Caín que debía dominar la tentación y evitar el pecado, pues su corazón estaba lleno de ira.

“Entonces el Eterno dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató” (Génesis 4:6-8). La ira de Caín lo llevó a cometer el pecado de matar a alguien.

Después del diluvio la gente sabía que Dios reprobaba el homicidio y que exigía un castigo para quien cometiera dicho pecado. “De mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre” (Génesis 9:5-6).

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El séptimo mandamiento, “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14), era conocido y entendido por José.

“Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:7-9).

Además, Dios advirtió a Abimelec, rey de Gerar, sobre lo que le sucedería si adulteraba con Sara. “Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido” (Génesis 20:3).

El octavo mandamiento, “No hurtarás” (Éxodo 20:15), estaba presente aparentemente en la mente de Jacob al negociar su salario con Labán.

“Responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha de tener como de hurto” (Génesis 30:33).

Los mandamientos noveno y décimo: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” y “No codiciarás” (Éxodo 20:16-17), han sido transgredidos desde el comienzo de la creación, cuando Eva codició el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Adán, al igual que su esposa, comió del árbol prohibido (Génesis 3:6) y, luego, ambos justificaron su pecado (vv. 10-13). Como resultado de ello, Dios los desterró del huerto del Edén por haberle desobedecido.

Job también era consciente de que la mentira y la codicia eran pecados contra Dios, pues dijo: “Si anduve con mentira, y si mi pie se apresuró a engaño, péseme Dios en balanza de justicia, y conocerá mi integridad” (Job 31:5-6). Posteriormente, en los versículos 9-11, el patriarca expresa: “Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo…es maldad e iniquidad que han de castigar los jueces”.

Los 10 mandamientos existían antes de Moisés y todavía son importantes en la actualidad

En resumen, los diez mandamientos ya eran conocidos en la tierra mucho antes de la existencia de Moisés y todavía son leyes importantes para todas las personas en la actualidad. Dios dio sus leyes para nuestro beneficio (Deuteronomio 10:13).Sus leyes están basadas en el amor y nos ayudan a demostrar amor a Dios y a nuestro prójimo (Romanos 13:9-10). “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).

¿Fueron los diez mandamientos respetados en el Nuevo Testamento?¿Fueron abolidos los 10 mandamientos de Dios en el Nuevo Testamento? O, ¿continúa el Nuevo Testamento enseñando y manteniendo la vigencia de todos los 10 mandamientos?

La mayoría de las personas reconocen que varios de los diez mandamientos siguen vigentes para los cristianos en la actualidad, incluyendo los que prohíben la idolatría, el homicidio, el robo, el adulterio y la mentira. Estos forman parte de las leyes que Dios entregó al antiguo pueblo de Israel en el Monte Sinaí. Sin embargo, algunos sostienen que el cuarto mandamiento (Éxodo 20:8-11) no fue respetado en el Nuevo Testamento y, por lo tanto, observar el sábado como día de reposo ya no es un requerimiento para los cristianos de hoy.

¿Fueron todos los mandamientos de Dios respetados en el Nuevo Testamento? Pare responder esta pregunta, debemos analizar lo que Cristo enseñó con respecto a los diez mandamientos y las instancias en que cada uno de estos fue observado tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, las cuales se muestran en el cuadro adjunto.

Lo que Cristo enseñó de los 10 mandamientos en el Nuevo Testamento

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A lo largo de su vida, Cristo guardó los diez mandamientos tal como se enseña en el Antiguo Testamento. De hecho, en el sermón del monte, Cristo dijo expresamente: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).

Algunas personas piensan que la palabra “cumplir” en este pasaje significa “consumar” o “abolir”, pero los versículos siguientes demuestran que esta interpretación es incorrecta: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (vv. 18-19).

Otros reconocen que Cristo guardó todos los mandamientos, incluyendo la observancia del sábado (Mateo 19:17-19; Lucas 4:16), pero postulan erróneamente que el apóstol Pablo introdujo el concepto de gracia, aboliendo la ley de Dios con la aprobación de Cristo.

Sin embargo, la realidad es que Jesús nunca cambió de opinión con respecto a la importancia y vigencia de los diez mandamientos, pues, tal como leemos en Hebreos 13:8, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.

A finales del primer siglo, casi 60 años después de su muerte y resurrección, Jesús reveló por medio de Juan instrucciones de los tiempos del fin en el libro del Apocalipsis. En este libro, Él identifica a los miembros fieles de u Iglesia como: “los que guardan los mandamientos de Dios” (Apocalipsis 12:17). En este libro encontramos detalles acerca de los últimos tiempos que Cristo reveló a Juan hacia finales del primer siglo (alrededor de 60 años después de la muerte y resurrección de Cristo). Algunas de las palabras finales de la Biblia y de esta revelación son: “Bienaventurados los que lavan sus ropas [los que guardan los mandamientos de Dios], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14).

Los diez mandamientos que Dios entregó en el Antiguo Testamento siguen vigentes para los cristianos en la actualidad.

Los 10 mandamientos en el Antiguo y Nuevo Testamentos

En el siguiente cuadro se indican los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamentos en que se mencionan los diez mandamientos..

¿Es usted feliz?¡Muchas personas no lo son! Viven vidas sin propósito y se preguntan si la felicidad vendrá alguna vez. ¿Se siente infeliz con frecuencia? Si es así, hay una solución que usted puede probar.

Todos queremos alcanzar un nivel de bienestar y satisfacción en nuestra vida, pero a pocos se nos ha enseñado o hemos descubierto la clave de la felicidad. Muchas ideas populares y de autoayuda se vuelven algo temporal o aún contraproducentes. La búsqueda de la felicidad puede volverse un juego de tontos.

La solución sencilla

Sin embargo, ser feliz no es tan difícil como usted se imagina. Dios nos dio una guía de cómo ser felices en Proverbios 29:18: “…dichosos los que son obedientes a la ley” (NVI).

¿Algo tan sencillo funciona? La respuesta es ¡sí!

Veamos cómo el fundador del cristianismo resume la ley de Dios —el camino a la verdadera felicidad. Jesucristo lo dijo claramente en Mateo 22:37-40: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el

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segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De todos estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Estos dos grandes mandamientos abarcan todas las leyes de Dios. Dios quiere que lo honremos y no permitamos que la idolatría o algo más se interpongan entre nosotros y nuestra adoración a Él. Él no quiere que tomemos su nombre en vano, y quiere que guardemos su sábado. Dios también quiere que respetemos a otros honrando a nuestros padres y rechazando el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y la codicia.

Éstos son los 10 mandamientos. Ellos reflejan el pensamiento de Dios y traen beneficios automáticos para nosotros y para aquellos que nos rodean. Y Dios promete bendiciones y felicidad para aquellos que obedecen sus leyes.

Un mundo con las leyes de Dios

¿Puede usted imaginarse un mundo en el que todos tratan de guardar las leyes de Dios? ¿Puede usted imaginarse la paz que esto traería? ¿Puede usted visualizar cuánta felicidad y gozo tendrían todos?

La Biblia dice que esto se convertirá en una realidad después de que Jesucristo regrese a la Tierra y dé comienzo a un mundo de paz y felicidad. Todos serán enseñados a guardar las leyes de Dios. Isaías 2:2-3 dice: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán; Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno”.

Y uno de los resultados de este comportamiento será que: “…no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (v. 4).

Piense en esto: ¡no más guerra! Las guerras han cobrado la vida de millones de personas a lo largo de los siglos. La inmensa mayoría de las guerras son el resultado de la codicia (desobediencia al décimo mandamiento) y del quebrantamiento del sexto mandamiento: “no matarás” (Santiago 4:1-2; Éxodo 20:13).

Aun ahora, si todos obedecieran el sexto mandamiento, no habría más guerra, y además, nadie sería asesinado. Nunca volveríamos a oír las trágicas historias de los tiroteos en las escuelas y lugares de trabajo. Las personas serían liberadas del temor de ser baleados, apuñaleados o envenenados.

Finalmente, cuando Dios escriba sus leyes en nuestros corazones y mentes, no habrá más odio —de nadie. Jesús equiparó la ira injusta hacia los demás con el pecado de asesinar (Mateo 5:21-22). Un mundo sin ira no tendrá tampoco intolerancia, violencia, golpizas o intimidación y acoso.

Con sólo guardar este mandamiento, cambiaría totalmente la forma en que las personas se relacionarían con las otras. Por lo tanto, si usted quiere ser feliz ahora, no albergue el espíritu de asesinato o ira contra otros.

La felicidad viene con la obediencia

¡Imagínese lo felices que serían todos si obedecieran las leyes de Dios! Por ejemplo, el séptimo mandamiento nos ordena que no cometamos adulterio. ¿Cuántos matrimonios se salvarían si no se diera la infidelidad? ¿Cuántas personas se salvarían de contraer temibles enfermedades de transmisión sexual si todos obedecieran esta ley?

Así como Jesús enfatizó el significado más profundo del mandamiento contra el asesinato, así también expandió el mandamiento contra el adulterio (Mateo 5:27-28). Un hombre que mira a una mujer diferente a su esposa para codiciarla, ¡ya es adúltero! (Mateo 5:27-28). Si esta ley fuera

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obedecida, la industria de la pornografía no existiría más, los niños no serían explotados sexualmente y la violación sería una cicatriz del pasado.

Si usted quiere ser feliz, no cometa adulterio —punto.

El mismo razonamiento se aplica a todos los mandamientos de Dios. Si usted quiere ser feliz —no mienta, no haga trampas, no robe, y por encima de todo, honre a Dios en todo momento y santifique su sábado.

Dios quiere ayudarnos

Hacer todo esto no es algo imposible —Dios quiere ayudarnos. El apóstol Juan escribió algo muy concluyente en 1 Juan 5:3: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”.

¡Y usted será más feliz! Aunque aquellos que obedecen a Dios van a sufrir en este perverso mundo actual, ellos están tomando decisiones que los van a llevar a la satisfacción y al gozo ahora y por toda la eternidad (Salmo 34:19; 16:11; 1 Timoteo 4:8).

¡Dele entonces una oportunidad! Según Apocalipsis 22:14: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida”. Mientras más rápido empecemos a guardar las leyes de Dios, más felices y bendecidos seremos.

Primer mandamiento: No tendrás dioses ajenos Segundo mandamiento: No te harás imagen Tercer mandamiento: No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano El cuarto mandamiento: acuérdate del día de reposo ¿Fue el sábado remplazado por el domingo? ¿Cómo y cuándo fue reemplazado el sábado por el domingo como día de adoración? ¿Creó Dios el sábado en Génesis 2? ¿Es el sábado una señal del pueblo de Dios? ¿Sábado judío? ¿o es el sábado un regalo para todos? Señor del sábado: ¿Quebrantó Cristo el sábado? ¿Cambió el apóstol Pablo el mandamiento del sábado? ¿Es Romanos 14 prueba de que el sábado fue abolido? Sabbatismos: ¿Se habla de la observancia del sábado en Hebreos 4:9? ¿Cómo debería guardar el sábado un cristiano verdadero? Quinto mandamiento: honra a tu padre y a tu madre Sexto mandamiento: no matarás Séptimo mandamiento: no cometerás adulterio ¿Es pecado la pornografía? Octavo mandamiento: no robarás Noveno mandamiento: no darás falso testimonio Décimo mandamiento: no codiciarás

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Colegio Evangélico “La Patria Norte”

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Pedro Juan Manuel Caal Ico