Lontananza Edición digital– nº. 5. MAYO 2019 LONTANANZA · EXCURSIONES cobrado participantes...
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Lontananza - Edición digital– nº. 5.– MAYO 2019
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LONTANANZA
Lontananza - Edición digital– nº. 5.– MAYO 2019
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EDITORIAL
REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS EMPLEADOS DE
CAJA SEGOVIA
Mahonias, nº 30 .
40005—Segovia
Tel. 921460318— 603481046
Correo electrónico:
www.asociacionantiguosempleadoscajasegovia.es
Blog: http://jubiladoscs.blogspot.com.es/
Coordinación
Federico de la Vega, José C. Encinas.
Lontananza no se hace responsable del contenido de los artículos, ni comparte sus opiniones. Sólo se limita a editarlos
Queridos compañeros, bienvenidos un año más a Lontananza.
Si. Ha pasado ya un año desde nuestro anterior número, un año en el que seguro
que ha habido cosas muy buenas, buenas e, incluso, algunas menos buenas. Un año
a lo largo del cual nos han dejado algunos de nuestros socios y también hemos da-
do la bienvenida a algunos nuevos. En resumen: Un año más.
En nuestra revista os notificamos de las actividades de la Asociación desde el ultimo
número, y os trasladamos una vez más aquello que nuestros colaboradores nos en-
vían, como son sus recuerdos, sus viajes, sus sentimientos y su forma de entender la
vida. También se incluyen artículos de humor y poesía. Es bonito soñar, pero tam-
bién lo es el plasmar nuestros sueños en un papel y poderlos compartir con los de-
más.
En resumen, que esperamos que disfrutéis de este nuevo número de la revista, de
NUESTRA revista, y una vez más, también os invitamos a trasladarnos vuestras ex-
periencias y ponerlas al alcance de todos nuestros lectores . Por cierto, este ejem-
plar hace el número 5 de nuestra edición digital, así que debéis tener presente
que……. no hay quinto malo.
Os deseamos un feliz verano y hasta el próximo número.
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SU
MA
RIO
Resumen de los gastos e ingresos de la Asociación en 2018
Presupuesto para 2019. Páginas 4,5 y 6
VENGANZA A MUERTE
NADIE ES MÁS QUE NADIE
LA CICATRIZ
LA DESPEDIDA
Página 9
Página 14.
Página 17
Página 20
POESIA Página 24
HUMOR Pagina 27
Pagina 7
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RESUMEN DE GASTOS E INGRESOS EN 2018
CONCEPTO DETALLE COBROS PAGOS LÍQUIDO TOTAL
CUOTAS DE SOCIOS 4.360,00 40,00 4.320,00
RECAUDACION POR CUOTAS 4.320,00
ACTIVIDADES
INFORMATICA cobrado participantes 2.013,00
pago de clases 1.940,00
TOTAL ACTIVIDAD 2.013,00 1.940,00 73,00
INGLES cobrado participantes 8.110,00
pago de clases 8.110,00
TOTAL ACTIVIDAD 8.110,00 8.110,00 0,00
FRANCES cobrado participantes 1.225,00
pago de clases 1.252,00
TOTAL ACTIVIDAD 1.225,00 1.252,00 -27,00
CHI-KUNG cobrado participantes 2.100,00
pago de clases 2.100,00
TOTAL ACTIVIDAD 2.100,00 2.100,00 0,00
EXCURSIONES cobrado participantes 22.740,95 21.193,00
BALNEARIO pago actividades 13.920,00 13.860,00
TOTAL ACTIVIDAD 36.660,95 35.053,00 1.607,95
TOTAL ACTIVIDADES 1.653,95
ESPECTACULOS Y MUSEOS (1)TEATRO-ZARZUELA-
MUSICALES cobrado participantes 6.305,00
pago actividades 8.915,60
TOTAL ACTIVIDAD (1) 6.305,00 8.915,60 -2.610,60
TOTAL ESPECTÁCULOS Y MU-SEOS -2.610,60
OTRAS ACTIVIDADES
(2)GASTRONOMIA 4.611,50
2.300,00
TOTAL ACTIVIDAD 4.611,50 2.300,00 2.311,50
RECONOCIMIENTO MEDICO cobro participantes 1.850,00
pago actividades 1.850,00
TOTAL ACTIVIDAD 1.850,00 1.850,00 0,00
VINO ASAMBLEA
Vino y aperitivos 80,00
TOTAL ACTIVIDAD 0,00 80,00 -80,00
TOTAL OTRAS ACTIVIDADES 2.231,50
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GASTOS E INGRESOS VARIOS
Coronas Flores 290,00
Comisión gestión de ficheros 14,52
limpieza 125,00
Franqueos 7,15
Material oficina 101,70
Regalos socios 160,00
Luz 848,47
Tasas Ayuntamientos (agua y 243,92
Seguros 1.008,81
Telefonía 492,43
Informáticos 2.788,14
3 Comunidad de propietarios 371,02 842,08
Equipos Local 306,69
TOTAL GASTOS E INGRESOS VARIOS 371,02 7.228,91 -6.857,89
TOTAL GASTOS E INGRE-SOS VARIOS -6.857,89
TOTAL GENERAL DE GASTOS E INGRESOS -1.263,04
SALDO EN CUENTA a 12.996,25
Saldo en cuenta al 31/12/2017 14.259,29
Aumento de recursos -1.263,04
ACLARACIONES
(1) Pago de entradas incluidas en coste excursión
(2) El cobro a los socios comida 2017 se realizó en 2018
3 Incluidos importes abonados por la Fundación en 2018 correspondiente a derramas
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PRESUPUESTO ESTIMADO 2019
CONCEPTO DETALLE COBROS PAGOS LÍQUIDO TOTAL
CUOTAS DE SO-CIOS (220) 4.380,00 4.360,00 4.360,00
RECAUDACION POR CUOTAS 4.360,00
GASTOS FIJOS
COMUNIDAD DE PROPIETARIOS 500,00
ENERGIA ELECTRI-CA 900,00
SEGUROS 1.000,00
RECIBO DE TELE-FONO 500,00
ATENCIONES ASO-CIADOS 380,00
LIMPIEZA SALO-NES 150,00
MATERIAL INFOR-MATICO Y DE OFI-CINA 20,00
GASTOS WEB 900,00
FRANQUEOS 10,00
TOTAL OTROS GASTOS E INGRE-SOS. 0,00 4.360,00 -4.360,00 -4.360,00
DEFICIT PREVIS-TO 0,00
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Un año más, os enviamos un cordial saludo a todos nuestros socios lectores de Lontanan-
za.
Como en años anteriores hemos intentado que todas nuestras actividades fueran costea-
das por los que han participado en ellas, como consideramos que es imprescindible para
la supervivencia de una Asociación que no cuenta con ningún tipo de subvención. Los
gastos que afrontamos son exclusivamente los de mantenimiento de nuestra sede social
como son los de Comunidad, Luz, seguros y mantenimiento de material informático de
la misma, pues como todos sabéis, la Fundación Caja Segovia no nos cobra ninguna renta
por los locales, a la que desde aquí queremos trasladar nuestro agradecimiento. Es para
cubrir estos gastos para lo que utilizamos las cuotas satisfechas por nuestros socios.
Entre nuestras actividades realizadas durante el curso 18/19, vamos a empezar por los
cursos que venimos realizando año tras año y a los que asisten cerca de 80 de nuestros
socios, repartidos entre todos ellos.
Empezamos por los cursos de idiomas Ingles (que incluye distintos niveles) y Francés que
tienen lugar en nuestra sede social, así como los de Chi-Kung cuyo número de participan-
tes va en aumento. Los cursos de Informática por su parte tienen lugar en el Si@ del Cris-
to del Mercado de la Fundación Caja Segovia. Esta actividad se desarrolla en dos horarios
distintos de Octubre a Junio, fechas en que nos tienen reservadas las mañanas de los
martes para uso exclusivo de nuestros socios.
Los viajes son también un fijo entre nuestras actividades, si bien es justo reconocer que
no todos los que planteamos se han podido llevar a término, dado que para que sean
viables existe un mínimo de inscritos que no siempre se logra.
En este curso se han realizado viajes a la zona de Matarraña (Teruel) conocida como La
Toscana Española, también se ha viajado a Punta Umbría (Huelva), al balneario de Trillo
(Guadalajara) y a Tordesillas y Urueña en la provincia de Valladolid.
Se han realizado también viajes a Madrid y Valladolid para asistir a diversos espectáculos
musicales o teatrales. En el caso de Madrid hemos asistido a ver el Musical West Side
Story y la obra de teatro Burundanga. El viaje a Valladolid se realizó para asistir a la zar-
zuela La Verbena de la Paloma y realizar una pequeña visita organizada a la ciudad.
LA JUNTA DIRECTIVA INFORMA
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En este año también se ha continuado realizando el reconocimiento médico para todos
aquellos socios que lo solicitan, contando con el equipo médico que hemos tenido du-
rante años en Caja Segovia. Esta actividad sigue teniendo una importante aceptación.
Como actividad destacada dejamos la comida de Navidad, que este año se ha realizado
en el Convento de Mínimos en el Casco antiguo de nuestra ciudad, habiendo contado
además con la participación de un D.J. que ha amenizado la sobremesa, y en el que pu-
dieron desahogarse todos nuestros socios aficionados al baile. Este acto es un clásico
entre todas nuestras actividades y una excelente ocasión para poder compartir una co-
mida entre compañeros y que nos permite reencontrarnos con amigos que práctica-
mente solo vemos en esta ocasión especial y que nos permite charlar e intercambiar fe-
licitaciones navideñas entre todos los asistentes. Normalmente ronda el centenar el nú-
mero de inscritos, siendo el más concurrido de entre todas nuestras actividades.
Capítulo aparte merece nuestra página web, medio por el que difundimos nuestras ac-
tividades, publicamos la revista Lontananza o las fotos de los distintos actos colectivos,
y que consideramos una iniciativa primordial para el futuro de la Asociación y su difu-
sión.
Dentro de las posibilidades de utilización de las nuevas tecnologías estamos usando
WhatsApp para la difusión de noticias puntuales para lo cual es imprescindible dar de
alta en los contactos del teléfono el número del móvil de la Asociación (603481046). Es-
ta aplicación tiene restringido su uso de forma que no se puede ver los datos del resto
de socios, ni pueden recibir el resto de socios cualquier comentario que se realice, se-
gún la ley de protección de datos.
Para terminar, hablamos de nuestra Asamblea General anual, en la que presentamos
cuentas, oímos propuestas de nuevas iniciativas o aspectos mejorables en nuestra ges-
tión. En esta actividad echamos de menos una mayor participación, pues normalmente
el número de asistentes está entre los veinte y cuarenta socios, lo que consideramos
que es un numero mejorable, por lo que os invitamos a acudir a la próxima para expo-
nernos vuestras ideas y sugerencias.
Desde aquí os deseamos un bonito verano y que nos reencontremos para el próximo
curso con toda la ilusión. Un fuerte abrazo a todos.
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VENGANZA A MUERTE:
A modo de introducción: Retrocedamos unos siglos en el tiempo hasta aquellos
años de arcabuces, pistolones y espadas, aquellos tiempos de pícaros, golfos y bu-fones.
… Y allí junto al río consiguen apresarme. Me zarandean, me dan varios golpes que
apenas siento. Estoy agotado, extenuado de tanto correr. Me atan de pies y manos. Tiran
una soga a lo alto de una rama de un viejo fresno y se disponen a colgarme. Son los hijos
del herrero, tres fornidos hermanos que llevan persiguiéndome todo el día. Sin tregua,
sin descanso hasta reventarme. Ya exhausto de fuerzas han conseguido darme caza.
“¿qué vais a hacer, locos, no os dais cuenta de que soy inocente, debe tratarse de una
confusión. Yo no he hecho nada?”
Les grito, pero no contestan siguen preparando un nudo corredizo en la soga. Me veo
en las últimas, estos tíos me cuelgan aquí mismo dejando mis huesos y escasa chicha para
los cuervos y alimañas.
Forcejeo intentando liberar mis manos pero lo único que consigo es hacerme rozadu-
ras con la cuerda. No tengo escapatoria. Necesito pensar, concentrarme, hacer uso de mi
argucia para convencerles de mi inocencia, pero no me salen las palabras, me tiemblan las
piernas y mi cabeza se atasca de tanta tiritera.
Por fin consigo serenar algo mis nervios y me dirijo a ellos:
“¿cómo sabéis qué he sido yo? No os dais cuenta que matar a un inocente os llenará
de pesadillas el resto de vuestros días. Por Dios, tened piedad, os lo suplico, misericor-
dia…, os daré todo lo que tengo, haré lo que me pidáis, trabajaré para vosotros toda la vi-
da pero por el amor a Dios no me matéis…”
Me rasgan la camisa y me quitan el calzón dejándome como mi madre me trajo al
mundo. El lazo me lo colocan en los pies en vez de en el pescuezo y terminan colgándome
cabeza abajo. Les oigo insultos y juramentos y dirigiéndose a mí dicen:
“Te vas a enterar ahora lo que es bueno, picha brava. Te vamos a dar una buena so-
manta de palos hasta que no te quede un solo hueso sin quebrar. Después te cortaremos el
badajo para que se lo coman los peces y cuando ya no seas nada serás pasto de moscas y
gusarapos”.
COLABORACIÓN
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Vuelvo a insistir. En ello me va la vida:
Pero que estáis diciendo si yo no he hecho nada. Me confundís con otro, por Dios
Santo os lo suplico bajarme de aquí. Haré lo que me pidáis.
Como si no me oyeran. Están tan enfurecidos que solo piensan en la venganza. Han
cortado unas ramitas de mimbre y se disponen a sacudirme con ellas. Empiezan por las
manos, luego por los pies, brazos, piernas y después siguen por todo el cuerpo. El dolor
se hace insoportable. El mayor de los hermanos decide dejarme descansar un rato para
que se alargue mi sufrimiento y empezar después a castigar mis partes más íntimas por
las que se jugaran unas jarras de vino.
Con esta postura la sangre me baja a la cabeza, no soy capaz de pensar, ni tan si-
quiera de articular palabra. Lloro, no sé si de dolor o de pena pero son lágrimas vacías,
secas de tanto calvario. Me abrasa la boca y tengo los labios ensangrentados de tanto
morder para aguantar los envites. Por fin consigo emitir un sonido parecido a unas pala-
bras empapadas de sangre:
“Matadme ya, os lo suplico”.
Nada, ni caso. Vuelven a la carga, ahora han cogido varias piedras del rio y se pre-
paran para lapidarme. Quieren demostrar su puntería a pedrada limpia y han elegido na-
da más ni nada menos que a mi miembro como diana. Les oigo hablar entre ellos:
El que menos veces le sacuda en la verga es el que paga las jarras de vino en la po-
sada.
Lo que me faltaba, ahora me van a machacar lo poco bueno que tengo y que más
aprecio de mi cuerpo. No podrían ahorcarme de una puñetera vez y dejar que mi ánima
viaje a los infiernos o quién sabe si soy merecedor de los cielos.
Hideputas, malparidos, pensé para mis adentros.
Ya apretaba de nuevo los dientes para aguantar el dolor de los cantazos y enco-
mendaba a nuestro Señor mí alma, cuando un jinete vestido de oscuro se acerca hasta
nosotros:
Basta ya, soltad al bellaco.
A lo que contesta el hermano mayor que no se meta en asuntos que no son los
suyos.
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Míos son, pues soy alguacil del reino y no voy a decirlo más veces que si ha justicia
el mentecato ya lo dirá el señor juez.
No les convence mucho a los hermanos que de inmediato abren sus grandes y afila-
das navajas y amenazan haciendo frente, pero el alguacil no se deja amedrentar y co-
giendo su arcabuz apunta para disparar:
Primero caeréis uno, otro con mi pistolón y el siguiente le atravesaré con la espada.
Impone respeto y no con muchas ganas cortan la cuerda. Como no me sujetan me
pego un buen trompazo. Después me desatan pies y manos. Ya en el suelo me doy cuenta
de que estoy molido del palizón que me han dado estos hideputas. Al menos estoy vivo.
Apenas me quedan fuerzas para ponerme en pie pero con mucho esfuerzo lo consigo.
El alguacil me coge de un brazo y tira de mí hasta conseguir que monte sobre las
nalgas de su jaca. Enseguida nos alejamos de los hermanos, quienes a voces juran ven-
ganza por el honor de su hermana.
Después de un buen rato cabalgando paramos en una posada. Nos sentamos en
una mesa mugrienta y un barrigudo mesonero nos sirve un guiso, dice de carne y pue-
rros, pero verdura poca, chicha ninguna. Sabía cómo el agua de fregar pero estaba calien-
te y yo hambriento y en un santiamén di buena cuenta de ello. Lo acompaña con una
jarra de vino, un poco agrio, pero calienta el gaznate y levanta el ánimo, así que aunque
malo bienvenido sea. Paga el señor comisario, pues yo no tengo un chavo, a cambio me
pide que le detalle la historia y aquí la cuento:
Vivo la vida como puedo, con mucha astucia, poco trabajo y utilizo mis habilida-
des con las mujeres de las que suelo aprovechar las dos ces, carne y cobre. En esta oca-
sión llevaba varios días escondiéndome tras unos juncos en el rio para espiar los baños
desnudos de la hija del herrero. Sé que ella sabía de mi presencia y no la importaba, al
contrario, cada vez más me mostraba sus encantos. Una hermosa moza, con grandes
tetas y mejor culo, ni que decir cuando me acerque hasta ella y pude ver sus grandes
ojos y labios tiernos, suaves como pétalos de flor. Y allí mismo, no sin mucho trabajo y
astucia conseguí camelarla o tal vez fue ella quien se aprovechó encendiendo mis más
fogosos deseos hasta arder en llamas por quemar su cuerpo. Al poco ya estaba yo tocan-
do los muslos primero, las nalgas después…, mientras ella se deshacía de mis escasas ro-
pas y llegaron los besos y las caricias, todo junto, hasta que fuimos solo uno. Allí está-
bamos entre sonrisas y grandes suspiros de la herrerilla cuando nos descubrió un chi-
quillo quien salió chutando a cascarlo a su padre, el mismo que mi amada.
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Era momento de no perder tiempo y salir chutando, así que desnudo, con la
verga colgando entre las piernas, cogí el hatijo de mi ropa y eche piernas cuesta
arriba hasta llegar a una zarza, en donde pude ponerme las botas y el calzón, la cami-
sa, según corría.
Después de un buen rato sin parar mire hacia atrás por ver si me perseguían y
vi a lo lejos una polvareda que provocaban los tres grandullones rastreando mis pisa-
das. Continué corriendo, queriendo volver al río, pensando que allí sería más fácil
buscar resguardo, pero cuando quise llegar estaba agotado y los hermanos me habían
atajado terreno por lo que ya no tuve escapatoria. De lo demás es usted testigo.
No había terminado mi relato cuando entran en el mesón tres hombres que nos
miran de arriba abajo sentándose en la mesa de al lado. Al principio me dan mala espi-
na pero enseguida se ponen a hablar de la siega. El tema me tranquiliza y pienso que
son labradores que han terminado su jornada.
El comisario gustoso de mis historias pide otras dos jarras de vino de las que da-
mos buenos tragos y nos facilitan la palabra.
Estamos tan sumidos y animosos en nuestros relatos cuando la puerta se abre de
nuevo y aparece el herrero con sus tres hijos. Vienen armados con maza, hoces, garios
y navajas. Se colocan delante de nuestra mesa y antes que el alguacil quiera sacar su
pistolón le agarran por detrás los supuestos labradores sujetándole con fuerza. Toma la
palabra el señor herrero que con voz ronca amenaza:
Mi familia siempre ha respetado a la justicia y hoy no va a ser menos. No se
preocupe usted señor comisario que si permanece quieto saldrá de aquí sano y salvo,
pero este piltrafa ha mancillado la honra de mi hija y merece la horca.
A lo que responde el comisario :
Nadie puede tomarse la justicia por su mano y antes de aniquilar a la gente hay
otras formas que pueden atenuar los daños. Además siete contra uno es un abuso y es
de cobardes.
Para que vea que no somos gallinas y si una familia con honor preparemos un
duelo entre uno de mis hijos y ese mentecato. Que sea a navaja a sangre y muerte y
que Dios provea .
Sea.
Responde el alguacil a quién tienen bien sujeto y con la amenaza del filo del cu-
chillo en el gaznate.
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Entiendo que el señor comisario sienta miedo por su vida pero que permita un
duelo con tanta desigualdad entre un forzudo y un enclenque no es lo correcto. Vamos
digo yo.
Y otra vez me vuelvo a ver en el umbral de la tía parca. Aquí a la espera de que este
energúmeno me rebane el pescuezo o me abra en canal como a los gorrinos.
Ya en la calle la gente nos rodea en un círculo para que no escapemos y nos facili-
tan una navaja a cada uno. Antes el grandullón me coge por la pechera y me levanta co-
mo una piltrafa amenazando:
Estas muerto. Te voy a rebanar el gaznate. Te hare cachitos y serás comida para
los cangrejos
Ahora sí que no tengo escapatoria, esta es la última. Estoy cagado de miedo. No sé
si cerrar los ojos y esperar el tajo o dármele yo mismo.
Ahí viene a por mí como los osos. En su primera envestida, cuando llega a mi altura
brinco a un lado y el filo me roza en un brazo. Es un rasguño. Se da la vuelta y como un
toro se lanza a la carrera para llevarme por delante. Vuelvo a saltar, la cuchilla pasa a dos
dedos de mi garganta. Sigo vivo, no puedo creerlo. Otra vez lo tengo enfrente, suda como
los cerdos y bufa como los toros. Levanta los brazos y coge aire para lanzarse de nuevo.
Esta vez me agacho todo lo que puedo y levanto mi brazo con la navaja bien empuñada.
Ya ha pasado, sigo vivo. Abro lo ojos y me alarma un reguero de sangre, me palpo todo
el cuerpo buscando el origen. Yo no soy. Con la mirada busco a mi contrincante quién está
soltando su arma y echándose ambas manos a la barriga. Le he dado tal tajo que le cuel-
gan las tripas. Cae al suelo entre alaridos de dolor, esperando lo peor. Me acerco hasta él
con intención de rematarle. Cuando llego hasta su cuerpo sus ojos parecen suplicarme y
le digo:
Me juzgaras por golfo pero no por asesino.
Y dirigiéndome al resto les dije:
Cosed a este hombre antes de que se le escape la vida.
Y así me marche de allí. Cogiendo un camino cualquiera, un sendero que me lleva-
rá quién sabe dónde. Tal vez a una nueva aventura.
PABLO GOMEZ DE LA FUENTE
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NADIE ES MÁS QUE NADIE
Nadie es más que nadie. Que bonitas palabras, representan tranquilidad de concien-
cia, confianza, cercanía, validan una seguridad en las personas como si de una reali-
dad absoluta se tratara. Pero no, en realidad representan oportunismo, falsedad,
utilización del fuerte frente al débil y confiado conciudadano, que ante una interesa-
da aproximación del poderoso hacia él, éste sucumbe sin dobleces, sin valorar lo
que realmente el otro persigue.
Desde que nacemos, la sociedad nos condiciona. No es lo mismo vivir en una socie-
dad democrática que vivir bajo un régimen autocrático. En la primera, los individuos
pueden disfrutar de más oportunidades, al tener reconocidos unos derechos básicos
como ciudadanos y como seres humanos. En el segundo, el poder autocrático lo
controla todo, el ciudadano medio se ve sometido a sus designios, no existen las
oportunidades, los derechos son concesiones particulares, de los que solo disfrutan
unos pocos y muy próximos al régimen. Por el contrario, los otros, es decir el resto,
se limitan a sobrevivir, a ser posible con las mínimas complicaciones, y si consiguen
cambiar de status no es por mérito propio sino por ser objeto de alguna concesión
del que ostenta el poder.
Nadie es más que nadie. La dignidad de las personas debería ser el principal factor
en la defensa de la igualdad en todos los sentidos. Sin embargo, socialmente nues-
tros propios prejuicios condicionan todas nuestras reacciones. Diferenciar entre mu-
jeres y hombres, ricos y pobres, guapos y feos, listos y tontos, cualificados y no cua-
lificados, altos y bajos, jóvenes y viejos, poderosos y sumisos, empresarios y trabaja-
dores, jefes y empleados, heterosexuales y homosexuales, casados y solteros, profe-
sores y alumnos, comparar a los jueces, médicos, abogados, ingenieros, artistas, ac-
tores, escritores, etc., con el trabajador medio de una empresa, o con los que no tie-
nen trabajo, con los subsidiados, con los autónomos, con los que se tienen que bus-
car la vida cada día, con los amos de casa, con un albañil, agricultor o ganadero me-
dio, es el primer paso para llegar al convencimiento de que en la estructura social de
cualquier país, llegar a decir que nadie es más que nadie, sencillamente es el primer
axioma de una falacia
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Sin embargo, donde existe la norma también lo hace la excepción. Respetarnos a no-
sotros mismos, siendo coherentes en las actuaciones y planteamientos, es la base
para conseguir el respeto de los demás, es el primer paso para que nadie se crea su-
perior a nadie. Todos tenemos nuestros propios valores sobre la vida, la sociedad, la
religión, la política, el trabajo o profesión, llegando a la conclusión que cada uno ocu-
pamos un lugar en la estructura compleja del tablero de ajedrez del que formamos
parte y por ello cuando una pieza se desencaja, la estructura se desmorona y la so-
ciedad sufre. Un barrendero, un responsable de la limpieza, puede ser considerado,
por algunos, como uno de los escalones más bajos del sistema y cuando este sirvien-
te social se revela lo sufre la sociedad entera, la basura se acumula y condiciona la
salud y la vida de todos los integrantes de ese tablero. Cuando seamos conscientes
de que somos engranajes de esta compleja maquinaria, el mundo cambiará.
En cualquier caso, existen tipos de personas que, frente a una sociedad abierta, per-
manecen inmutables en el Interior del refugio de su propio ego y para demostrarlo
se manifiestan ante todos, sin pudor alguno, con su riqueza o posición social. Necesi-
tan demostrar quién es más importante o imprescindible y por ello no se conforman
con hacerse notar, tienen necesidad de que los demás lo sientan y para ello humi-
llan, sin paliativos, a los que callan, a los que consideran inferiores. Por lo general
son tan inseguros que pasan más tiempo controlando a quienes están en su entorno,
que dedicando tiempo a labores constructivas. Temen que alguien pueda hacerles
sombra o que les pongan frente a frente con su propio ser y descubran lo frágiles
que son. Entre tanto, el daño que producen en la sociedad es ilimitado por su incom-
petencia, tienen la habilidad de rodearse de aduladores, tan incompetentes como
ellos, pero más dañinos, porque éstos creen tener libertad suficiente para interpretar
los deseos inconfesables de sus amos y llevarlos a cabo sin preguntar. Toda esta ton-
tería inagotable es soportada estoicamente por los que permanecen bajo su esfera
de influencia que, en innumerables ocasiones, agrupa a gran parte de los ciudadanos
de un país.
De toda esta gente nociva estamos saturados, pero como la tontería de los humanos
es inagotable, no tiene justificación permanecer callados, tenemos derecho a defen-
dernos de estos individuos y destronarlos para salvar al mundo de su incompetencia.
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En este grupo se pueden incluir los ambiciosos de poder, personas destructivas,
capaces de mentir a los demás, incluso a sí mismos, para conseguir sus fines a cos-
ta de la buena fe y de la ingenuidad de la gente que todavía cree de verdad en el
ser humano y sus valores y que, sin darse cuenta, se dejan atrapar en sus redes,
siendo partícipes involuntarios en la escalada de despropósitos en la que son em-
barcados por estos embaucadores profesionales. Pero, por fortuna, la vida tiene
sus propios mecanismos de autodefensa y al final la tontería inagotable, que les
invade, queda al descubierto cuando se quitan la máscara por exigencias del
guión.
FRANCISCO VALVERDE GÓMEZ.
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LA CICATRIZ
....y la adolescencia trajo consigo el infortunio al corazón de aquel muchacho. El des-pertar de sus sentidos imponía su ley acrecentando cada día sus dudas y vacilaciones; el acoso de la "CARNE" ejercía tal presión que comenzaba a ser insoportable; el "DEMONIO", siempre alerta, urdía sus redes y propiciaba acciones transgresoras como naturales o las dulcificaba con ardides aduciendo que en el "MUNDO" esos "tres enemigos del alma" no eran tales sino que formaban parte de su vida,....de todas las vidas. Semejantes maquinaciones, que desbordaban su imaginación, y el superávit de testos-terona que acumulaba lo doblegaron y, al fin, claudicó. Deambulaba ya por aquellas "veredas" sin que sus fantasías colmaran sus pretensio-nes. Pronto, sin embargo, los vestigios de inocencia que aún retenía en su espíritu y su candidez despertaron los recelos de aquellos centinelas de la pureza del sistema y de la castidad obligatoria quienes, con argucias y subterfugios, detectaron indicios e identificaron a los "senderistas" verificando en tiempo récord con su proverbial efica-cia, aquellas excursiones y la "carga pecadora" que transportaban en sus mochilas. Y el desenlace fue traumático. Un día de primavera de aquel imborrable tercer curso académico, asistía a cla-se cuando entró en el aula el jefe de estudios quien en voz baja se dirigió al profe-sor; éste hizo un gesto de asentimiento y pronunciando su nombre lo miró y dijo: "salga y acompáñelo". Enfundada su ya espigada figura en un exiguo y raído guarda-polvos beis, caminaba en silencio tras el supervisor. -¿Adónde vamos? -Preguntó. Pareció no haberlo oído pues continuó su marcha sin ni siquiera mirarlo. Era un hom-bre de mediana edad, receloso, de actitud inquisitiva y gesto severo, nunca se le vio reír; vestía una sotana impoluta con botonadura forrada y alzacuellos muy blanco, las manos siempre ocultas en las bocamangas que solo extraía para reprobar, advirtiendo con su amenazador dedo índice, las impulsivas travesuras de los alumnos; impecable-mente afeitado, se peinaba con raya a la derecha y andaba despacio, como si contara sus pasos, inaudibles gracias a las suelas de goma de sus brillantes zapatos negros. Siempre aparecía cuando menos se le esperaba.
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-Te llama el Rector-dijo al cabo secamente. La respuesta lo dejó atónito y presintió que algo grave iba a ocurrir. Avivó el paso para ponerse a su altura y acongojado y con voz trémula, insistió: -¿...y para qué me llama?, suplicó. Lo miró con displicencia y, sin detenerse, respondió: -Ahora lo vas a saber. La puerta estaba entreabierta, llamó tímidamente rozando apenas con los nudillos Se oyó decir "adelante", puso una mano en su hombro y con un leve impulso dijo: "entra"; y se marchó. La tensión e incertidumbre que soportaba trocó en angustia al ver a su padre, de cuya presencia no había sido advertido. Estaba sentado frente al rector, se había descubierto y sujetaba la boina que colgaba de sus manos encallecidas. Lo saludó con un beso pero en aquel rostro curtido por mil inclemencias solo apareció una desgarradora mirada de reproche. Mecánicamente se acercó a la silla vacía de madera labrada y apoyó una mano sobre el respaldo. Permaneció inmóvil, expectante. Mientras el rector, obviando su presencia, rasgaba con parsimonia un sobre con su abrecartas refulgente y mango marfileño, atrajo su atención el portalápices de cuero repujado con el escudo episcopal que tenía sobre la mesa de caoba junto a un breviario impecable, primorosamente en-cuadernado en piel, con titulares y canto dorados. De nuevo buscó refugio con su mira-da en la de su padre y solo halló enojo y amargura. Y se sintió confuso y desorientado. El rector, impasible y ajeno al drama que se estaba viviendo al otro lado de la mesa, de-positó al fin la plegadera sobre el tapete y con voz engolada y tono petulante que evi-denciaban sin disimulo su altivez, ordenó, sin ambages, con cruel condescendencia: -"Se va Vd. a casa, recoja sus cosas y preséntese en portería, donde le esperará su pa-dre". Lívido y asustado sumido en un estado de terrible confusión, miraba alternativa-mente a éste que, cabizbajo y abrumado, lo rehuía y al rector que lo observaba hierático e imperturbable. Quiso decir algo y solo pudo balbucir "¿por qué?”.....la respuesta fue el silencio, un silencio opresivo, asfixiante, podía oír los latidos de su corazón.....él sabía que con su conducta había quebrantado un precepto que proscribía una realidad a la que, muy pocos o ninguno, en aquella etapa de sus vidas, podía sustraerse, pero nunca fue consciente de las secuelas de la catarsis que sobrevino. Aturdido, reparó un instante en el magnífico crucifijo que, enmarcado sobre terciopelo, pendía de la pared, tras el rector; impulsivamente imploró su intercesión; estaba convencido de que Él lo hubiera escuchado con indulgencia, benevolencia y tolerancia. Y sobre todo con amor.
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-Puede retirarse", ordenó el rector autoritario mirándolo con dureza; "pero es que..." lo-gró articular con voz apenas audible, "salga, por favor”, reiteró con acritud. En silencio, dio media vuelta, miró a su padre que, confundido, callaba y salió. Caminaba con pasos desmayados mientras se dirigía a la planta superior, donde se ubica-ba el dormitorio general, con las manos en los bolsillos del guardapolvos, sin poder apartar de su mente la decepción y frustración que había visto reflejadas en su padre. Un gran dolor y un atisbo de orfandad, que ya no olvidaría, se adueñaron de su ánimo. Y se sintió solo. El claustro por el que discurría enlazaba con el corredor de las aulas; maquinalmente, se desvió de su trayecto y se acercó a la suya; trataba de escuchar desde fuera, junto a la puerta de cristales translúcidos, a su profesor, que tanto le apreciaba, impartir su lección de geografía e historia; oía con dificultad retazos de la misma, mientras con el dedo ín-dice dibujaba arabescos en el tabique; la lección versaba sobre el inicio de la Reconquis-ta; giró sobre sí mismo y con la espalda pegada a la pared entornó los párpados mien-tras rememoraba en un susurro: "Cangas de Onís , Batalla de Covadonga, D. Pelayo, su hijo Favila, despedazado por un oso en una cacería, Alfonso I......", abrió los ojos y reanu-dó su camino; recogió sus libros en la gran sala de estudio y ya en su dormitorio extrajo la vieja maleta de madera de debajo de su cama; con una leve presión lateral hizo saltar cada uno de sus dos cierres metálicos, se despojó del guardapolvos, retiró con desaliento las sábanas y la funda de la almohada plegándolas sobre la cama para no arrastrarlas, co-locó todo sobre sus escasas prendas de quita y pon y volvió a cerrarla; aturdido, se sentó sobre el colchón de borra mientras deslizaba una mirada errática por la gran estancia-dormitorio que debía abandonar; ....tres camas más allá vio, colgado de la barra del catre, un minúsculo y desportillado muñeco de pelo rubio vestido de futbolista en cuya camiseta se leía "kubala"....y se sintió muy desdichado y le entraron ganas de llorar; al fin, entre sollozos, se incorporó, cogió la maleta y, agobiado por su peso, tomó el ca-mino de la portería..... Erró sin rumbo por muchos caminos durante el viaje de su vida y estos fueron los prime-ros pasos que lo llevaron a la soledad pero también al encuentro consigo mismo.
TOMAS VIRSEDA SANZ
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LA DESPEDIDA
El cobrador había descolgado la escalerilla articulada sujeta a la baca del coche de línea. Sostenido por su mano izquierda y apoyado en el primer peldaño, a media altura del suelo, agarraba con la mano libre los bultos que le alcanzaban los viajeros y los co-locaba en el portaequipajes tratando de acoplarlos. Aquel muchacho le entregó su ma-leta de madera mientras comentaba:
- Paco estará durmiendo...
- Sí, dice su madre que anoche llegó tarde...
-Es que... nos reunimos todos los amigos y....sin darnos cuenta.....
-Ya, ya....sin darnos cuenta, añadió mordaz.
Sobraban asientos y eligió uno situado en las últimas filas, junto a la ventanilla.
Observaba al revisor que, tras enganchar el artilugio a la cubierta, anotaba en una libreta de tapas verdes, con un lápiz que desprendió de su oreja derecha, algún recado que un hombre con boina y nariz roma le encomendaba; apuntado el aviso, maquinal-mente, encajó de nuevo el lápiz, cerró la libreta y la introdujo en el bolsillo de la peche-ra de su chaqueta azul; ya se retiraba cuando una señora vestida de negro, con mandil y pañuelo a la cabeza, anudado bajo la barbilla, llegaba jadeante y le entregaba un pa-quete atado con una cuerda; al fin subió al autobús por la puerta trasera, cerró dando un portazo y en voz alta dijo: "vámonos". Logró el chofer encender el motor al tercer intento; el vehículo se estremeció y sus temblores hicieron vibrar los cristales de las ventanillas mientras una turbia nube de humo se elevaba tras la luna posterior; enfiló, al cabo, la angosta y parcheada carretera y, enseguida, dejaron atrás las últimas casas del pueblo; miraba distraído el panorama, de cielo azul y horizontes infinitos; atrajo su atención un aguilucho que, suspendido, como colgado en el aire, aleteaba escudriñan-do fijamente el terreno; más allá, desparramaba un labriego pequeños montículos de estiércol mientras otro, encorvado, gobernaba la yunta y maniobraba la esteva, sote-rrándolo; le sorprendió ver entre ellos, confiadas, dos cigüeñas que con paso tardo, fle-mático, exploraban la tierra recién ahuecada.... a todos parecía animar el mismo hado.
Habían alcanzado ya la paramera y se abría ante él un paisaje desolador de tierras yermas, eriales y pedrizas plagadas de matorrales espinosos; apoyaba el codo en el re-salte de su ventanilla y el mentón en la palma de la mano mientras miraba al exterior con la vista perdida en el horizonte sin que nada suscitara su interés; los párpados le
COLABORACIÓN
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y notó que el runrún del motor le producía una especie de somnolencia; se acomodó en el asiento, cruzó los brazos, inclinó la cabeza sobre su pecho y cerró los ojos...pero no dormía.....
...la veía entrando en el baile con sus amigas; delgada, de estatura comparable a la suya, melena corta de pelo castaño, tez bronceada, ojos negros, un poco rasgados y soñadores y unos labios gordezuelos que siempre sonreían; vestía falda floreada y camisa blanca, inmaculada, que dejaba ver los bordados del cuello sobre su rebeca de color rojo azafranado bajo la cual unos senos turgentes modelaban su figura....
......Aquel tocadiscos emitía una canción melódica, suave, dulzona.
...La ceñía por el talle mientras se movían al compás de la música, lentamente. Pero sus grandes ojos negros, siempre risueños, lo miraban ahora melancólicos.
-¿Te vas en el coche de las ocho?, preguntó de pronto.
-Sí, en la "diligencia".
-Por fin llegó el día...suspiró.
-Por fin, sí.... todo llega...pero alegra esa cara, sabes cuánto me afecta verte triste.
-No es tristeza lo que siento.... es temor y preocupación por ti...por nosotros.
-¿Por qué dices eso?
-Porque me da miedo que te vayas...porque vas a conocer otras chicas...porque sé cómo eres...porque no podré estar contigo cuando quiera verte...por muchas cosas, argüía in-quieta.
-¡Que casualidad!, ¡creí que esos recelos y vacilaciones solo me incordiaban a mí! res-pondió.
-No me hagas caso.....es que...no sé qué me pasa.
-No nos pasa nada; esta ausencia nos aflige a los dos pero ten confianza, lo conseguiré y ya nada podrá separarnos.....aunque ahora no faltará algún listillo que lo intente, aña-dió con media sonrisa fingida.
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-Muy gracioso.....
-Sí ¿verdad? A mí también me hace mucha gracia imaginarlo.
-En mi corazón solo cabes tú...confesó bajando la vista.
Acercó él las manos enlazadas a su barbilla y, con suavidad, la levantó para que lo mira-ra.
-¿Dudas, acaso, de a quién llevo yo en el mío? inquirió, estrechándola.
Se dejaban ir...ya no deseaban seguir hablando....querían oír su silencio, necesitaban sentirse....y sus cuerpos se fundían en un abrazo; notaban en el rostro sus cálidos alien-tos y sus miradas apasionadas les enardecían....estaban tan cerca que sus labios se roza-ban levemente....
Cesó la música y Paco se acercó con su pareja: "hemos quedado los amigos en el bar del frontón después del baile", dijo.
-Esta noche va a ser larga por lo que veo.
-¡Hombre, claro!; tendremos que despedirnos ¿no?
-Allí estaré.
Sonaba ahora un pasodoble, el bullicio era ensordecedor y se sentaron.
-¡Qué calor! ¿Te apetece una cerveza?
-Bueno…
Poco después sorbía con fruición el espumoso y dorado líquido.... ¡estaba sediento!, co-mentó satisfecho y ella, sonriendo, bebió también
-¿Sabes una cosa? dijo de pronto, "mañana te voy a llevar conmigo".
-No lo sabía, ¿se te acaba de ocurrir?, respondió sorprendida.
-Hace un poco, sí, mientras bailábamos. ¿No notaste nada especial?
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-Mejor dejarlo ¿no te parece?...y desvió la mirada.
-...Sentía en mi pecho tu palpitar acelerado y cuando nuestros labios casi se tocaban, cerré los ojos y aspiré profundamente tratando de absorber tu espíritu..... ¡para llevár-melo!
Y... ¿lo has conseguido? Replicó atónita.
-¡Estoy seguro!... ¡porque ya lo percibo dentro de mí! ....y, además, noté que aquella in-tensa aspiración mía te provocaba sofoco....como si te faltara el aire...., respondió rien-do con franqueza.
-Estás muy loco ¿lo sabias?
-¡Tuya es la culpa!!....y de esos ojos que llevo grabados a fuego en mi alma....
Ella lo miraba fijamente; una sonrisa se dibujó en sus labios y, sin disimulo, desde el otro lado de la mesa, entornando los párpados, lo mandó un beso.....
..... aquella imborrable noche de su despedida descubrieron el Paraíso Terrenal y comie-ron de la manzana del árbol del Amor......
Rebulló inquieto en el asiento y abrió los ojos. El autobús transitaba fatigosamente por aquel páramo inacabable. Minutos después, más relajado, notó que el sueño lo rendía. Sin poder evitarlo se levantó y acercándose a la última fila de asientos, vacía, se tendió en ella y, con sus brazos como almohada, se quedó dormido....
Cumplió viaje "la diligencia" sin que nuestro viajero se apercibiera; de pronto, sintió un leve zarandeo y oyó decir: " bajas o te quedas". Se incorporó precipitadamente mientras se alisaba el pelo con las manos; "gracias...es que anoche".....se excusó; "ya, ya, ano-che...sin darnos cuenta", comentó, burlón, el cobrador quien poco después le entregaba su maleta de madera y, ahora con tono afectuoso, lo despedía: "que te vaya bien, hom-bre",..."muchas gracias", respondió y, con paso decidido, sin mirar atrás, se marchó.
Eran jóvenes...y "pensaban" con el corazón....
TOMAS VIRSEDA SANZ
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LA ALEGRÍA DE LA VIDA
Qué hermosura el despertar en la mañana!
Sentirse vivo y recordar
La vida hermosa que ha pasado,
Y soñar que todavía queda
Más historias por pasar.
¡Qué hermosura cuando se está cansado!
Viene el sueño a sosegar,
Dormir y coger fuerzas
Para después seguir vivo y disfrutar
De la vida que nos trae
Tristeza y felicidad.
¡Qué hermosura cuando llueve!
Cristalinas gotas caen del cielo
Sangre son para la tierra
Vida también a las plantas
Todo es bonito en la vida
Si se sabe degustar.
¡Qué hermosura cuando nieva!
Copos blancos caen tranquilos
Cubren la tierra y el alma,
Y el mirarlos entre cristales
Nos tranquilizan el alma.
¡Qué hermosura que es la vida!
Que nos la han regalado
Vívanla con regocijo,
Olviden ratos amargos,
Que la vida sólo hay una,
Y se vive disfrutando.
¡Qué hermosura el caer la tarde!
Saber que el día termina
Para recogerse y ver
Que la vida no termina.
¡Qué hermosura que es la vida!
Si la sabemos vivir,
Y llevar con alegría
Las penurias que nos trae
Siempre con ello la vida.
¡Qué hermosura, qué hermosura!
Es vivir siempre la vida.
Pedro Rodríguez Villa
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POESIA
S O N E T O
Quisiera hacer un soneto en la clase
pero no me sale ni un cuarteto
de todas maneras pienso, pienso
y no sale ni el cuarteto ni el soneto.
Rima que rima, piensa que piensa
no sé si lo logro o me quedo corto
de todas maneras lo escribo, y lo intento
tal vez no sea ni soneto ni cuarteto.
Pedro Rodríguez Villa
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Flor blanca en la maceta La tierra en que se sustenta
asentada siempre en tierra si no se la riega bien
mirando a su alrededor la flor decae y marchita
sin inmutarse por nada. pues el agua necesita.
Si está en el balcón suspira ¡Quién fuera flor! No princesa
dentro de casa se ahoga que viviendo sin sentir
escucha conversaciones gozar de la vida misma
y siente las emociones. sin pensar y sin sufrir.
Pétalos blancos, rojos Campos de Castilla, campos
un sinfín de mil colores con florecillas silvestres
que nunca podremos tener amapolas, margaritas muchas
la belleza de las flores. que alegran esos terruños
cuando amarillos están
Esa paz que ella respira por la sequedad que hay.
la placidez del silencio
la sencilla vida misma Cae la noche, el cielo estrellado
que solo al mirar enseña. y en medio del Universo
contemplando las estrellas
Otra cosa puede ser ahí, estoy yo.
que queramos aprender Me veo empequeñecido
con la simple observación pienso y pienso sin parar
de lo que queremos ser. el ser humano no ve
que no es cuestión del azar.
Pedro Rodríguez Villa.
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humor
--Oye, ¿sabes cómo de llaman los habitantes de Madrid?
--Hombre, pues todos no.
--¿Dónde vas, Antonio?
--A por estiércol para las fresas.
--¿Pero por qué no te las comes con nata, como todo el mundo?
--Llaman a la puerta para hacer el censo y preguntan:
--¿Su nombre?
--Adán
--¿El de su esposa?
--Eva
--¡Increíble! Por casualidad...--¿La serpiente también vive aquí?
--Si, un momento
--¡¡SUEGRAAAA la buscan!!
ADIVINANZAS
Yo con mi hermana gemela andamos siempre al compás, con la boca por delan-
te y los ojos por detrás. ¿Quién soy?
Viene del cielo, del cielo viene, a unos disgusta y a otros mantiene, ¿Quién es?
Todos pasan por mí, yo nunca paso por nadie. Todos pregunta por mí, yo nunca
pregunto por nadie.
Solución 1º Las tijeras; 2º La lluvia 3º La calle
Pedro Rodríguez Villa
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Mama, mama.. Me han dicho que los ángeles se ríen mucho. ¿Por qué?
Por la gracia de Dios hija, por la gracia de Dios
¿Cuántos técnicos de Microsoft hacen falta para cambiar una bombilla?
Ninguno, es un problema de Hardware.
¿Cuál es el plato preferido de los informáticos?
-Las patatas CHIPS .
¿Qué pasa si te expulsan de cuatro universidades?
-Que estás perdiendo facultades .
-¡Egoísta!. Te has comido toda la tarta sin acordarte de tu hermano.
-¿Sin acordarme?. Si casi me atraganto pensando que venía.
- Pepe, dame al niño.
- ¡Espera que llore!
- ¿A que llore?. Pero… ¿Por qué?.
- Porque no se donde lo he dejado.
DOS VASCOS:
¿Oye, Patxi, que te da el último problema de matemáticas?
- Infinito.-
- ¿ Solo?