Locke y el Constitucionalismo

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2º de Bachillerato, John Locke, tema de selectividad, Dos ensayos sobre el gobierno civil.

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JOHN LOCKE Y EL CONSTITUCIONALISMONOMBRE APELLIDOS123. Si en el estado de naturaleza el hombre es tan libre como hemos dicho; si es dueño absoluto de su propia persona y posesiones, igual que el más principal, y no es súbdito de nadie ¿por qué razón renuncia a su libertad? ¿Por qué entrega su imperio y se somete al dominio y control de otro poder? La respuesta obvia es que, aunque en el estado de naturaleza tiene ese derecho, aun así, su capacidad de disfrutarlo es muy incierta y se ve constantemente expuesta a la invasión de los otros. Pues, al ser todos tan reyes como él, todos por igual, y dado que la mayoría de ellos no son estrictos observadores de la equidad y la justicia, el disfrute de la propiedad de que dispone resulta ser bastante inseguro. Esto es lo que le hace desear abandonar esta condición, que, por muy libre que sea, está llena de temores y peligros continuos. Y no le falta razón cuando procura y anhela unirse en sociedad con otros que ya lo están o que tienen el propósito de estarlo, para la mutua preservación de sus vidas, libertades y haciendas, a todo lo cual me vengo refiriendo con el término general propiedad.124. Por lo tanto, el fin supremo y principal de los hombres al unirse en repúblicas y someterse a un gobierno es la preservación de sus propiedades, algo que en el estado de naturaleza es muy difícil de conseguir.Primero, porque falta una ley establecida, firme y conocida, recibida y aceptada por un consenso común, que sea el modelo de lo justo y lo injusto, y la medida común que decida en todas las controversias que puedan surgir entre ellos. Pues, aunque la ley natural sea clara e inteligible para todas las criaturas racionales, con todo, al ser los hombres parciales en favor de sus propios intereses, además de ignorantes por falta de estudio de la misma, no son capaces de reconocerla como una norma obligatoria cuando ha de aplicarse a la resolución de sus casos particulares.125. En segundo lugar, en el estado de naturaleza no existe un juez conocido e imparcial, con autoridad para dictaminar en los conflictos de acuerdo a la ley establecida. Pues, dado que, en ese estado, cada uno es juez y ejecutor de la ley natural y los hombres son parciales en su provecho, la pasión y la venganza pueden llevarlos demasiado lejos, al abordar sus casos con un excesivo ardor; y, por la misma razón, pueden llegar a tratar despreocupada y negligentemente los asuntos de los demás.126. En tercer lugar, en el estado de naturaleza, lo normal es que no existía un poder ejecutor que respalde y apoye como es debido las sentencias justas. Por lo general, quienes cometen una injusticia, no dejarán de emplear la fuerza para llevar a cabo su propósito. Esta resistencia hace que el castigo sea, con frecuencia, peligroso, y no es raro que resulte fatal para aquellos que intentan que se cumpla.127. De modo que los seres humanos, pese a todas las ventajas del estado de naturaleza, se encuentran en una pésima condición mientras se hallan en él, con lo cual, se ven rápidamente llevados a ingresar en sociedad. De ahí que sea muy difícil encontrar hombres que sean capaces de vivir juntos durante un tiempo en este estado. Los inconvenientes a los que se exponen, debido al ejercicio irregular e incierto del poder con que cuenta cada uno para castigar las transgresiones de los otros, los llevan a encontrar refugio bajo las leyes establecidas de los gobiernos y a procurar en ese ámbito la preservación de sus propiedades. Es lo que los vuelve tan dispuestos a renunciar a su poder de castigar en favor de aquel a quien ellos elijan, y ello de acuerdo con las reglas acordadas por la comunidad o quienes ésta determine. Tal es el derecho y el nacimiento originario del poder legislativo y del ejecutivo, así como de los gobiernos y sociedades mismos.128. En el estado de naturaleza, aparte de la libertad de disfrutar ciertos placeres inocentes, un hombre tiene dos poderes.El primero le brinda la posibilidad de realizar cualquier cosa que considere conveniente para su propia conservación y la de los demás, dentro de los límites que permite la ley natural. Esta ley común a todos ellos determina que tanto él como el resto de la humanidad son una comunidad, forman una sociedad distinta de todas las otras criaturas. Si no fuese por la corrupción y el vicio de los hombres degenerados, no habría necesidad de nada más; no sería preciso que los hombres se separaran de esta gran comunidad natural y acordaran reorganizarse en otras asociaciones más pequeñas Y divididas.Además de esto, un hombre en el estado de naturaleza tiene el poder de castigar los crímenes cometidos contra esa ley. Tanto este poder como el anterior los entrega cuando se une a una sociedad política privada o particular, si podemos llamarla así, cuando se incorpora en una república, separándose del resto de la humanidad.LOCKE, Dos ensayos sobre el Gobierno Civil, segundo ensayo, capítulo IX, «De los fines de la sociedad política y el gobierno», parágrafos 123-129 (trad. F. Giménez Gracia, Madrid, Espasa-Calpe, 1991, pp. 293-295).

1. RESUMEN DEL TEXTO1º) ¿Cuál es el tema del texto? _________________________________________.

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Señala las ideas más importantes: 1ª) __________________________________________________________________________2ª) __________________________________________________________________________3ª) __________________________________________________________________________4ª) __________________________________________________________________________5ª) __________________________________________________________________________7ª) __________________________________________________________________________2. SUCESOS NARRADOS Y SÍMBOLOS O METÁFORAS QUE UTILIZA EL AUTOR1ª) La propiedad es el primer derecho en el estado de naturaleza. ¿Por qué renuncia el hombre a su libertad en el estado de naturaleza y se somete al dominio y control de otro poder? Locke es claro porque el estado de naturaleza no garantiza su vida, su libertad y su hacienda. El disfrute de su propiedad resulta inseguro. Hobbes había definido el estado de naturaleza como la guerra de todos contra todos. Esto justificaba la monarquía absoluta. El Leviatán es el Estado. Locke se sitúa en esta tradición no para justificar la monarquía absoluta sino, en un giro de 180 grados, el parlamentarismo. El hombre se une en sociedad para preservar su propiedad. El trabajo, por consiguiente es su sustento. Lo que pueda conseguir con su trabajo le pertenece. La propiedad es el primer derecho en el estado de naturaleza. 2ª) El fin del principal del hombre es unirse en repúblicas y el gobierno debe garantizar sus propiedades. Recordad la definición aristotélica “el hombre es un animal político” y “sólo los dioses y las bestias quedan fuera de este orden”. Locke se apunta a esta tradición de pensamiento que encontramos también en Spinoza. En el estado de naturaleza no es posible esta garantía, al menos por tres razones:3º) Primero, la ausencia de una ley común aceptada por un consenso: una Constitución, una Carta Magna.4º) En segundo lugar, porque en el estado de naturaleza no hay un juez conocido e imparcial, cada uno es juez y ejecutor. En el estado de naturaleza todo hombre es el poder legislativo y ejecutivo.5º) En tercer lugar, no hay un poder ejecutor que respalde las sentencias justas. 6ª) Conclusión: en el estado de naturaleza el hombre se encuentra en una pésima condición. La salida del estado de naturaleza es la sociedad, dada la precaria situación en la que se encuentran. La sociedad permite la preservación de sus vidas y de sus propiedades. A esto se llama derecho y origen del poder legislativo (Cámara, Parlamento, Soberano) y ejecutivo así como de los gobiernos y de las sociedades. 7º) En el estado de naturaleza el hombre disfruta de dos poderes: a) el poder de formar una comunidad amparados por la ley natural con el fin garantizar su vida y su propiedad; b) Además, tiene el poder de castigar los crímenes cometidos contra esa ley (ley natural). El hombre renuncia a estos dos poderes cuando se une a una sociedad política privada o particular, cuando se incorpora a una república. Este es el fin supremo. 3. EXPLICACIÓN DE DOS NOCIONES PRESENTES EN EL FRAGMENTO (2 PUNTOS)DERECHO NATURAL Y PACTO SOCIALDOS ENSAYOS SOBRE EL GOBIERNO CIVILEn su prefacio a los Treatises of Civil Gobernment, Locke expresa su esperanza de que lo que ha escrito sea suficiente para “asentar firmemente en el trono de nuestro gran restaurador, nuestro actual rey Guillermo y legitimar su título en el consentimiento del pueblo”. Se ha solido ver en los Dos ensayos sobre el Gobierno de Locke una defensa y justificación de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra y el propio autor da pie en ello con esta cita. Pero la verdad es que la composición del libro es muy anterior a la Revolución Gloriosa. El prefacio, una parte al menos, sí fue escrito en 1689, hacia el mes de agosto. Pero las investigaciones de Laslett han puesto de manifiesto que la composición de los Dos ensayos sobre el Gobierno estaba terminada antes de 1683 por lo que el libro no puede considerarse como una justificación de lo ocurrido en 1688.PRIMER TRATADOEn el Primer Tratado, Locke rebate la teoría del derecho divino de los reyes expuesta en El Patriarca (1680) por Sir Robert Filmer. Locke asegura que “la posición principal de Sir Robert Filmer es que los hombres no son libres por naturaleza. Éste es el fundamento sobre el que descansa la monarquía absoluta”. Esta teoría es rechazada por Locke quien sostiene en el Segundo Tratado que los hombres en el estado de naturaleza son libres e iguales. “El atinado Thomas Hooker considera esta igualdad natural de los hombres tan evidente por sí misma y fuera de toda discusión que la convierte en fundamento de la obligación de amor mutuo entre aquéllos, fundamento sobre el que se asienta los deberes que tenemos unos para con otros y del que hace derivar las grandes máximas de justicia y caridad”. Locke parte como Thomas Hobbes del estado de naturaleza. SEGUNDO TRATADOEn el Segundo Tratado, rebate a Hobbes: “Todos los hombres están naturalmente en este estado y permanecen en él hasta que por su propia voluntad se convierten en miembros de una sociedad política”. Y continúa: “El estado de naturaleza se caracteriza porque los hombres viven juntos según la razón, sin que haya

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en la tierra un superior común para dirimir los conflictos entre ellos”. La fuerza, cuando se ejerce fuera de la esfera del derecho crea la guerra; pero éste no debe identificarse con el estado de naturaleza, puesto que constituye una violación de éste; es decir, de lo que el estado de naturaleza debe ser. EL ESTADO DE NATURALEZAEn el estado de naturaleza hay una ley moral natural que puede describirse por la razón. “El estado de naturaleza tiene una ley que lo gobierna que obliga a todos; y la razón que es esta ley, enseña a todos los hombres que la consultan que son iguales e independientes y que nadie debe dañar a otro en su vida, su salud, su libertad o sus bienes”. Ya que todos los hombres son criaturas de Dios. Y aunque el hombre pueda defenderse contra un ataque y castigar a los agresores según su iniciativa privada, ya que no hay ningún juez o soberano temporal común, su conciencia encuentra como límite la ley moral natural que obliga con entera independencia de la sociedad civil y sus leyes. La ley natural, por lo tanto, tiene un sentido completamente diferente en Locke y en Hobbes, ya que para el último quería decir la ley del poder, de la fuerza y del engaño, mientras que para Locke el sentido de una ley moral universalmente obligatoria, promulgada por la razón humana como reflejo de Dios y sus derechos, de la relación del hombre con Dios y de la igualdad fundamental de todos los hombres como criaturas racionales. Al creer en una ley independientemente del Estado y de su legislación, Locke también creía en la existencia de derechos naturales. El derecho natural al que Locke dedica más atención es el derecho a la propiedad privada. ¿Cuál es el título primario de propiedad privada?EL TRABAJOEl trabajo. El trabajo es la vía de acceso a la propiedad. “Mío es aquello que puedo apropiarme con mi trabajo”. Si un hombre corta tres árboles en un bosque y hace un claro, lo ara y lo siembra, la tierra y lo que produzca son suyos, puesto que constituyen el fruto de su trabajo. La tierra no da trigo si no se la cultiva. Locke expresaba la mentalidad de los propietarios Whigs (Partido Liberal Británico) en oposición a Tory (Partido Conservador). La objeción que se plantea es que cualquiera puede amasar tanta propiedad como pueda obtener mediante su trabajo. Locke responde: “No es así. La misma Ley de la naturaleza que nos da por estos medios, la propiedad, la limita también. Del mismo modo que cada uno puede hacer uso de su vida en su propio beneficio antes de que se consuma, así también puede adquirir la propiedad por medio de su trabajo; todo lo que excede de esto, pertenece a los demás. En cuanto a la tierra, la doctrina de que el trabajo es título de propiedad pone límite a la misma, pues “tanta tierra como un hombre labra, planta, mejora y utiliza en su provecho constituye su propiedad”. Está claro que Locke presupone un estado de cosas tal que haya tierra para todos, como en la América de su época. “En el comienzo todo era como América, puesto que en ninguna parte se conocía el dinero”. John Adams uno de los padres de la Constitución Americana escribe diez años antes de la revolución: “Considero siempre que la colonización de América como el inicio de un gran proyecto y designio de la Providencia destinado a ilustrar a los ignorantes y a emancipar a aquella porción de la humanidad esclavizada sobre la tierra” (Disertation on the Canon and the Feudal Law, 1765). América debió de haber representado para las teorías del contrato social ese origen de la sociedad y del gobierno que había supuesto como condiciones ficticias sin las cuales no podían ser explicadas las realidades políticas existentes. Locke y, posteriormente, Adam Smith, cuando afirmaron que el trabajo y las faenas penosas, eran la fuente de toda riqueza. De igual modo, Thomas Jefferson había sustituido en la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776, el término “propiedad” de la antigua fórmula “vida, libertad, propiedad” con que usualmente se definían los derechos civiles por el de “búsqueda de la felicidad”.LA FAMILIADe igual modo, Locke opina que la familia es una sociedad natural. “Todo hombre nace con un doble derecho; de un lado, un derecho de libertad de su propia persona; de otro, un derecho a heredar con sus hermanos, antes que ningún otro hombre, los bienes de su padre”. La familia es una sociedad natural y los padres deben velar económicamente por sus hijos”. LA SOCIEDADY sigue avanzando que en los orígenes de la sociedad política está el pacto social. “Aunque el estado de naturaleza configura un estado de cosas en el que los hombres no tienen por encima de ellos ninguna autoridad común, ‘Dios los colocó bajo el imperio de fuertes necesidades, conveniencias e inclinaciones para impulsarlos a la sociedad’”. Pero esta situación dista mucho de ser ideal: en primer lugar, “aunque la ley de la naturaleza es sencilla e inteligible para todas las criaturas racionales, sin embargo, los hombres, inducidos a parcialidad en su propio interés, así como ignorantes por falta de estudiarla, no están dispuestos a admitirla como ley que exige aplicación en sus casos particulares”. Se hace deseable, por lo tanto, una ley escrita para definir la ley natural y decidir los conflictos. En segundo lugar, aunque los hombres en estado de naturaleza gozan del derecho de castigar las transgresiones, siempre actuarán en su propio beneficio y muy poco en favor de los demás. Por consiguiente, es conveniente que haya un sistema judicial establecido que goce de reconocimiento general. En tercer lugar, en el estado de naturaleza, los hombres carecen con frecuencia de

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poder para castigar los crímenes, aunque su sentencia haya sido justa. “De este modo, los hombres, a pesar de sus privilegios del estado de naturaleza al estar, no obstante, en una situación precaria mientras permanecen en él, se ven inducidos, en seguida, a formar sociedad”. La sociedad política surge “donde quiera que una serie de hombres en estado de naturaleza entran en sociedad para constituir un pueblo, una comunidad política, bajo un gobierno supremo; o bien cuando algún hombre se asocia e incorpora a una comunidad política ya establecida”. El principal fin del pacto es la conservación de la propiedad individual. Los hombres se agrupan en sociedad “para la mutua preservación de sus vidas, libertades y patrimonios, que llamamos de modo general, propiedad”.TEORÍA DEL PODER POLÍTICOLocke intenta mostrar que la sociedad política y el gobierno se basan en fundamentos racionales. Y el único modo de demostrarlo es sostener que se basan en el consentimiento. Ningún hombre puede ser sacado del estado de naturaleza sin su consentimiento. “Por ser los hombres, como ya henos dicho, libres, iguales e independientes todos por naturaleza, ninguno de ellos puede ser sacado de este estado y sometido al poder político de otro sin su propio consentimiento. El único modo que tiene de despojarse de su libertad natural y someterla a los límites de la sociedad civil es acordar con otros hombres unirse y asociarse en una comunidad para vivir cómoda, segura y agradablemente unos junto a otros, en el disfrute tranquilo de sus propiedades y con gran seguridad frente al que no pertenece a ella”. ¿A qué renuncian los hombres que dan su consentimiento? A su poder legislativo y ejecutivo en favor del gobierno de la mayoría. En cierta medida puede decirse que la libertad del estado de naturaleza sufre una restricción. Los hombres no renuncian a su libertad para pasar a una condición de servidumbre. “No puede suponerse que ninguna criatura cambie su condición voluntariamente para empeorar”. El pacto original implica el consentimiento de los individuos sometidos a la voluntad de la mayoría: “Es necesario que el cuerpo se mueva en la dirección de la mayor fuerza, que es el consentimiento de la mayoría”. Da la impresión que los hechos y acontecimientos ocurridos en América tuvieron mayor influencia en sus teorías que la que pueda haber tenido sobre sus fundadores la lectura de sus Dos ensayos sobre el gobierno civil. Locke consideraba que el derecho de la mayoría a representar a la comunidad era evidente por su propio peso; pero no reparaba en la posibilidad de que una mayoría actuase tiránicamente con relación a la minoría. De cualquier modo, su intención era mostrar que la monarquía absoluta era contraria al pacto social original y pensaba, sin duda que el peligro que representaba para la libertad el gobierno de la mayoría era mucho menor que el que provenía de la monarquía absoluta. Y al haber incluido en su “pacto original” el consentimiento dado al gobierno de la mayoría, podía afirmar que “la monarquía absoluta” a la que algunos consideran el único soberano del mundo, es en realidad contradictoria con la sociedad civil y, por tanto, no puede ser una forma de gobierno civil. James Madison, uno de los padres de la Constitución Americana afirma que: “si los hombres fueran ángeles, no sería necesario ningún gobierno. Si los ángeles gobernasen a los hombres, no sería necesario ningún control externo o interno del gobierno”. CONTRATO DE SOCIEDAD Y CONTRATO DE GOBIERNOLocke distingue entre contrato de sociedad y “contrato” de gobierno. Por el primero, el original contract se crea una comunidad, una sociedad que supera el estado de naturaleza. Al segundo, es decir, a la relación entre los gobernantes y los gobernados, Locke no lo llama “contrato”, sino que aplica el término de trust, es decir, la entiende como una relación basada en la confianza. Si esta relación fuera un contrato cada parte debería obtener recíprocamente algo de la otra. Los súbditos no están obligados contractualmente con el gobierno, y los gobernantes, por su parte, no obtienen nada específico de su función de gobernar; sólo se benefician de ella como miembros de un “cuerpo político”. El poder político es definido por Locke como un fiduciary Power o fiduciary Trust y los que lo desempeñan son simplemente trustees, es decir, fideicomisarios, personas del cuerpo político a las que se le encomienda, sobre la base de la confianza, la utilización de ese poder para el bien de los individuos y de la comunidad. Y esos fideicomisarios podrán ser destituidos si fallan en la confianza en ellos depositada. Como queda dicho, la monarquía absoluta es contraria al pacto social original. La 1ª y fundamental ley de una sociedad es la que establece el poder legislativo: gobierno, parlamento, soberano. “La primera y fundamental ley positiva de una comunidad es la que establece y un poder legislativo. Y la comunidad pone el poder legislativo en manos de quienes piensa que responderán a su confianza de ser gobernados por leyes definidas, pues de otro modo su paz, tranquilidad y propiedad estarían afectadas de la misma inseguridad de que estaban afectadas en el estado de naturaleza”. Locke habla del legislativo como del poder supremo de la comunidad.DIVISIÓN DE PODERESLa separación de poderes no fue un descubrimiento de Montesquieu 1689-1755, el concepto es antiguo; aparece de forma implícita en la discusión tradicional de las formas mixtas de gobierno y puede demostrarse que procede de Aristóteles, recordemos la Constitución Mixta Politeia o, al menos, de Polibio, quien fue el primero en tener conciencia de alguna de las ventajas que se derivan de un sistema de frenos y contrafrenos al

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poder. El descubrimiento de Montesquieu, concernía en realidad a la naturaleza del poder. Sólo el poder contrarresta el poder. Frase que podemos completar sin destruirlo, sin sustituir el poder por la impotencia. La no separación de poderes no es la negación de la legalidad, es la negación de la libertad. Sin duda, antes que Montesquieu también está Spinoza y, por supuesto, John Locke. Para Locke el legislativo es el máximo poder de la comunidad, Locke destaca la deseabilidad de una división de poderes. No es deseable que las personas que hacen las leyes, las ejecuten. Por consiguiente, el ejecutivo habría de estar separado del legislativo. El poder legislativo no es absoluto y está sometido a la ley moral, tiene que responder a la confianza depositada en él. En primer lugar, el legislativo debe gobernar por leyes promulgadas que han der ser las mismas para todos y no distintas para algunos casos particulares. En segundo lugar, esas leyes deben inspirarse solamente en el bien del pueblo. En tercer lugar, no debe establecer impuestos sin el consentimiento del pueblo, expresado por él mismo o por sus diputados, ya que el fin principal por el que se constituyó la sociedad es la protección de la propiedad; En cuarto lugar, el legislativo no tiene capacidad para transferir el poder de promulgar leyes a persona o asamblea a las que el pueblo no haya otorgado su confianza, ni puede hacerlo válidamente. Por tanto, los poderes son en Locke: legislativo, ejecutivo y federativo (el poder de hacer la guerra y firmar la paz, de concertar alianzas y tratados “y todo tipo de transacciones con todas las personas y comunidades externas a la comunidad”). No habla de judicial como un tercer poder como hará Montesquieu, pues el poder legislativo incluye la función de pronunciar sentencias. DISOLUCIÓN DEL GOBIERNO O EL DERECHO A LA REBELIÓNEn el último capítulo del SegundoTratado afirma que el gobierno puede disolverse desde fuera o desde dentro. Locke llama disolución por la fuerza “destrucción desde el exterior” (como la ejercida por un conquistador). Pero también puede haber una disolución desde dentro mediante la modificación del legislativo. Si el Príncipe sustituye las leyes por su arbitrariedad; o si cambia arbitrariamente el consentimiento del pueblo; si el que ostenta el poder ejecutivo abandona o descuida su cargo; o cuando el Príncipe o el legislativo obran de modo contrario al mandato recibido, entonces la rebelión está justificada: es el derecho a la revolución. Las rebeliones no tienen lugar de hecho “por cada pequeño acto de mal gobierno de los asuntos públicos”. Y aunque hablamos de “rebelión” o “rebeldes” para designar a los súbditos y sus actos, debíamos hablar con más propiedad de rebeldes al referirnos a los gobernantes que se transforman en tiranos y obran de modo contrario a la voluntad y a los intereses del pueblo. Es cierto que pueden haber insurrecciones y rebeliones injustificadas que den lugar a crímenes, pero la posibilidad de estos excesos no anula el derecho a la rebelión y si se pregunta quién ha de juzgar las circunstancias que hacen legítima la rebelión “contesto: el pueblo juzgará”. Ya que el pueblo puede decidir si el mandatario ha abusado del mandato que se le ha conferido. La doctrina de la resistencia la desarrolla, finalmente, junto con la doctrina del contrato social en la Carta sobre la tolerancia publicada en 1689 y en los Dos ensayos publicados en ese mismo año que estamos comentando. En el caso de un tirano está claro ese derecho contra un gobernante que actúa abiertamente contra los fines del Estado que son la conservación de la vida, de la libertad y de la propiedad de los miembros de la comunidad. Finalmente, en el caso de que un gobierno se disuelva desde dentro, como indicábamos, de manera contraria al trust, el pueblo puede establecer un nuevo legislativo y ejecutivo. El pueblo, la comunidad es quien decide. El recurso de la revolución sigue subsistiendo como como comunidad aun cuando el gobierno se haya disuelto.4. CONTEXTUALIZACIÓNJohn Locke 1632-1704 es figura cumbre del empirismo inglés, junto con Berkeley y Hume, educado en el puritanismo, su padre había luchado en la Guerra Civil al lado del parlamento hecho que, sin duda, influyó en sus ideas políticas. En 1666, ya cumplidos los treinta y cuatro años, Locke se encontraba en Oxford cursando los estudios de medicina que había iniciado en la década anterior y que había interrumpido varias veces. ANTHONY ASHLEY COOPERFue ese mismo año cuando se inició su larga amistad con Anthony Ashley Cooper, más tarde earl de Shaftesbury. Político infatigable, Ashley había apoyado los intereses de la Corona durante la guerra civil entre realistas y parlamentarios hasta 1644, año en que las fuerzas de Carlos I fueron derrotadas en Marston Moor. Alistado en el bando parlamentario, ofreció su lealtad al victorioso Oliver Cronwell, descontento con el carácter autoritario que había adquirido el protectorado cronwelliano, hizo pública su disconformidad y se empeñó activamente en procurar el regreso a Inglaterra del exiliado Carlos II. Restaurada la monarquía en 1660, Ashley se ganó el favor inicial del rey quién vio en el earl una decidida voluntad de tolerancia religiosa. Con el tiempo, fue creciendo en Ashley un sentimiento de desconfianza hacia el rey Carlos, motivado por las tendencias pro-católicas de éste. Tanto para Ashley como para Locke, la amenaza católica fue siempre intolerable. Renunciando a su tradicional apertura y a su actitud latitudinaria, el earl de Shaftesbury apoyó el Test Act de 1673, estatuto que excluía de los puestos públicos a todo ciudadano inglés que no pronunciase un juramento de alianza a la supremacía de la Iglesia Anglicana, que no recibiera la comunión según el rito de dicha Iglesia y que no renunciase públicamente a la doctrina católica de la transustanciación. Su oposición a Carlos II llegó a

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comprometer a Lord Ashley hasta el extremo de verse obligado a abandonar el país (también lo abandonó Locke siguiendo sus huellas), refugiándose en Holanda, donde moriría exiliado en 1683. ENSAYO SOBRE LA TOLERANCIA Y CARTA SOBRE LA TOLERANCIALocke jamás puso en duda que era responsabilidad del Estado velar por la religión de los ciudadanos; pero es más fácil deducir de la lectura del Ensayo sobre la tolerancia 1666 y de la Carta sobre la tolerancia de 1685, esa misión supervisora debía ser lo más amplia y comprehensiva posible. Se trataba de ignorar las diferencias marginales y de fijarse en las coincidencias esenciales al mensaje cristiano: buenas obras, pureza de vida personal, justo y verdadero amor al prójimo. Tales cosas constituían un programa de vida válido para todos. La prescripción lockeana consistió en tolerar toda clase de opinión religiosa que no perjudicase los intereses fundamentales de la sociedad y del Estado. Pero tanto en el Ensayo como en la Carta, más en el primero que en la segunda, marcan claramente una limitación a la tolerancia. Hay que tener en cuenta que Locke es un hijo de la Reforma. El contenido de la carta va dirigido a un establishment ilustrado del cual se espera una conducta generosa y tolerante. Su intención no es pastoral sino política; la finalidad de sus consideraciones no es la salvación de las almas, sino la protección del Estado. Una actitud latitudinaria era la que pedían los tiempos anteriores e inmediatamente posteriores a la Restauración. Según Locke “no deben ser tolerados quienes niegan la existencia de Dios” (Carta), y tampoco los católicos. Éstos “deben ser considerados como enemigos irreconciliables de cuya fidelidad nadie puede estar seguro mientras sigan prestando obediencia ciega a un Papa infalible (…) como se hace con las serpientes, no se puede ser tolerante con ellos y dejar que suelten su veneno” (Ensayo).PERSONA NON GRATA VERANO DE 1683En el verano de 1683, Locke tenía buenas razones para sospechar que se le consideraba persona poco afecta a la monarquía. Carlos II ocupaba el trono desde 1660 y había declarado al earl Shaftesbury persona non grata. La caída de Ashley, quién tuvo que dejar Inglaterra, hizo aconsejable que Locke, su más estrecho colaborador, también abandonara el país. Los cinco años y medio de su exilio en Holanda fueron de importancia decisiva para Locke. Sus Dos tratados sobre el Gobierno estaban terminados cuando Locke llegó a Amsterdam, pero permanecían inéditos y pendientes de revisión. A los cincuenta y un años, aquel cambio de ambiente fue favorable para su siempre precaria salud. En Amsterdam, durante los meses de noviembre y diciembre de 1685, compuso su célebre Epístola de Tolerantia, cuando el católico Jacobo II, hermano del difunto Carlos, ya había iniciado su breve reinado en Inglaterra, siendo una de sus primeras decisiones de gobierno la petición de extradición del filósofo. Bajo un nombre falso, refugiado en la casa del Dr. Egbert Veen, decano del Collegium Medicum de Amsterdam, Locke fue dando nueva forma a las ideas contenidas en el inédito Ensayo de 1666, teniendo lugar así la composición de la Epístola. Esta fue dedicada por Locke a su amigo Philip van Limborch, humanista hombre de negocios que solía visitar al exiliado en su refugio. Fue el propio Limborch quien gestionó la edición de la primera versión latina de la obra. La Epístola vio la luz en febrero de 1689, publicada anónimamente en Gouda por el impresor Justus van Hoeve. Para entonces, Locke ya había regresado a Inglaterra. Un radical cambio de régimen se había consumado en el país. GUILLERMO DE ORANGEDurante años el príncipe holandés Guillermo de Orange había permanecido en contacto con la oposición inglesa de Jacobo II. Guillermo había hecho públicas sus preferencias protestantes y sus aspiraciones al trono. Éstas se vieron realizadas tras una larga serie de negociaciones secretas con los nobles protestantes, quienes al fin lograron la caída de la monarquía. En el año 1688 Guillermo cruzó el Canal de la Mancha con un ejército de 15000 hombres, realizándose de este modo la Gloriosa Revolución de 1688. Sin que hubiera derramamiento de sangre, a Jacobo se le permitió escapar a Francia. El nuevo rey y su cónyuge, María II (hija protestante del monarca depuesto), asumieron la Corona después de jurar la Declaración de Derechos que les fue impuesta por el Parlamento. PUBLICACIÓN DE LA CARTA SOBRE LA TOLERANCIAAntes de que Locke recibiera en Inglaterra ejemplares de la Epístola, ésta había sido distribuida en los círculos intelectuales de Amsterdam, llegando a manos de William Popple, quién decidió traducirla al inglés inmediatamente. La traducción de W. Popple se publicó a finales de 1689 con éxito inmediato. Tras unos pocos meses apareció una segunda edición. Ni en esta ni en la primera se revelaba el nombre del autor o traductor. Fue en abril de 1690 cuando, debido a una indiscreción de Limborch, la paternidad de la Carta fue públicamente atribuida a Locke, lo cual provocó una amarga desavenencia entre los dos amigos, hoy difícil de entender si se tiene en cuenta que tanto en Inglaterra como en Holanda se medio supo desde un principio quiénes eran los responsables del escrito. Sólo en su testamento reconoció Locke la obra como suya. La Carta sobre la tolerancia no difiere en lo sustancial del ensayo de 1666. La separación entre la Iglesia y el Estado es la propuesta más decisiva pero no está libre de paradojas. Hay según Locke, valores de importancia mayor de la que puedan tener la libertad de asociación o la libre adhesión a tales o cuales credos religiosos. Admite la

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conveniencia de conceder al pueblo estas libertades mas por encima de todo hay que situar siempre la seguridad del Estado y la estabilidad social. De tal modo que si la tolerancia inicial da lugar a que se fragüen movimientos sediciosos o deslealtad política al magistrado, tal tolerancia ha de suprimirse de raíz. Su determinación de proteger el orden civil y la propiedad privada frente a la rapiña del prójimo es una constante. Todo ha de supeditarse a la seguridad y estabilidad de la convivencia. Si el magistrado juzga que una práctica o una confesión religiosa son dañinas para la sociedad civil, debe prohibirlas. Donde Locke concede libertad prácticamente ilimitada es en el orden de la intimidad personal, en el de la actividad privada que de suyo no compromete ni los intereses del prójimo ni la seguridad del Estado. En este sentido, el Ensayo y la Carta constituyen un poderoso y útil recordatorio que nos ayuda a marcar los límites de la ley civil. La ley, nos advertirá Locke, nada tiene que decir acerca de determinadas creencias o acciones privadas que, por grande que sea su torpeza moral, no afectan negativamente el bienestar del prójimo o la seguridad del Estado. Nos guste o no, la distinción debe conservarse a cualquier precio, si todavía queremos seguir manteniendo alguna esperanza de libertad.FILOSOFÍA MODERNADescartes y Francis Bacon son los dos filósofos que a principios del siglo XVII proporcionan al pensamiento los dos pilares que los sostendrán. Descartes (1596-1650) impulsa la filosofía –y también la ciencia- por el camino de la razón, Francis Bacon (1561-1626) encamina, por el contrario, el pensamiento moderno por la ruta de la experiencia. A pesar de representar uno y otro los dos extremos de la filosofía moderna –con Descartes se inicia el Racionalismo y Bacon es el precursor del empirismo- concuerdan ambos, sin embargo, en sus críticas al silogismo, al que hacen responsable del atraso de la ciencia. Francis Bacon escribe en el Novum Organon, publicado en 1620 y cuyo título revela la intención de la obra, pues los escritos de lógica de Aristóteles llevan el título de Organon, que la lógica aristotélica, entonces en uso “es inútil para la invención científica” y “sirve más para fijar y consolidar errores, fundados en nociones vulgares que para inquirir la verdad, de tal modo que es más perjudicial que útil”. Sostiene que “el silogismo no es aplicable a los principios de las ciencias” y sólo sirve para imponer “el asentimiento, pero no aprehende la realidad”.EL SILOGISMOEl silogismo es un razonamiento deductivo que parte de una verdad general, enunciada por la premisa mayor, para descender, apoyada en la premisa menor, al caso particular que interesa. Pero si no hay verdades generales, no hay premisa mayor y, por lo tanto, no hay silogismo. Volvamos al ejemplo de Aristóteles: “Todos los hombres son mortales”; “Sócrates es un hombre”; luego, “Sócrates es mortal”. El razonamiento parece perfecto y la conclusión innegable. Es innegable, en efecto, siempre que la premisa mayor sea verdadera. ¿Cómo sabemos que la premisa mayor es verdadera? Porque hemos observado que miles y miles de hombres han muerto. Esto es, por existencia. Si no hubiéramos admitido previamente que Sócrates es mortal –verdad que el silogismo pretende darnos como conclusión novedosa-, no habríamos podido enunciar la premisa mayor: “Todos los hombres son mortales”. En otras palabras, la conclusión no es algo nuevo que se extrae de las premisas, sino que está en el fundamento de la premisa mayor, a la que antecede y no sigue, como pretende el silogismo. Por esta razón, Bacon invierte por completo el orden del razonamiento. El silogismo –y, en general, el razonamiento deductivo- parte de lo general y desciende a lo particular. Pero como no puede haber verdades generales –según Bacon- que no se sostenga en sus respectivos casos particulares, tendrá que partirse siempre de los casos particulares, y ascender paso a paso y con mucha cautela a las verdades más generales. Sólo así tendremos la seguridad de no cometer ningún error, basado en la generalización precipitada. A la deducción opone Bacon la inducción, que parte de la observación de los casos particulares para remontarse a la enunciación de verdades de generalidad cada vez mayor.IGUAL ACTITUD ASUME DESCARTESIgual actitud asume Descartes que escribe en El discurso del método (1637) que los silogismos de la lógica y “la mayor parte de las demás instrucciones que da, más sirven para explicar a los otros las cosas ya sabidas o incluso, como el arte de Raimundo Lulio, para hablar sin juicio de las que se ignoran, que para aprehenderlas”. Ambos filósofos coincidieron en señalar la escasez de conocimientos auténticos logrados por la humanidad en siglos de búsqueda se debía a la falta de un método seguro. Señala Bacon que los descubrimientos alcanzados se deben más al azar y que “la causa y raíz única de casi todos los males de la ciencia es ésta: que mientras admiramos y ensalzamos sin razón las fuerzas de la mente humana, no le procuramos los auxilios apropiados”, es decir, un método adecuado y fecundo. “Ni la mano desnuda ni el entendimiento abandonado a sí mismo pueden mucho” y “del mismo modo que los instrumentos impulsan o guían los movimientos de la mano, así los de la mente humana inspiran el pensamiento y le previenen”. La actitud de Descartes no es menos entusiasta que la de Bacon. Es tan grande la fe que ambos han depositado en el método que llegan a restar importancia al talento y la capacidad racional. Escribe Descartes: “No basta con tener buen entendimiento: lo principal es aplicarlo bien…; los que caminan lentamente pueden llegar mucho más lejos si

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van siempre por el camino recto, que los que corren y se apartan de él”. Bacon había descrito algo parecido: “El cojo dentro del camino adelanta al corredor fuera de él. Y también es claro y manifiesto que el que corre fuera del camino tanto más se desvía cuanto más hábil y veloz es. Nuestro método pone los talentos e ingenios a un igual. Pues así como para trazar una línea recta o describir un círculo perfecto importa mucho la firmeza y entrenamiento del pulso si se hace por medio de la mano, pero poco o nada si se emplea una regla o compás, lo mismo sucede con nuestro método”.EMPIRISMOEl término empirismo, en su uso ordinario (del griego empeiria = experiencia) significa el empleo de métodos basados en la experiencia práctica como un cuerpo de teoría aceptado. Pero en filosofía, la palabra se usa solamente en un sentido distinto y técnico para referirse a la teoría filosófica de que todo conocimiento se deriva de la experiencia. “Empirismo radical” fue el nombre que William James dio a su versión de esta teoría. El empirismo ha sido desarrollado por una serie de filósofos ingleses, de los cuales los más importantes son: Locke, Berkeley, Hume y J. S. Mill. Aunque movimientos como el enciclopedismo (Diderot y D´Alembert) en Francia se han inspirado en las ideas empiristas, el empirismo nunca ha conseguido arraigar en el continente, mientras que en Inglaterra ha sido la tradición dominante de la filosofía desde el siglo XVIII. Además los empiristas continentales como el francés Condillac siempre han estado directa o indirectamente influidos por la filosofía inglesa. Los principios generales del empirismo se oponen a los del racionalismo y fue por reacción contra los sistemas de Descartes, Spinoza y Leibniz como se originaron los empiristas modernos. Una cuestión está en pugna entre empiristas y racionalistas. Se refiere a los conceptos a priori (o “ideas innatas” como fueron erróneamente llamadas en el siglo XVII), esto es, ideas que según se afirma no se derivan de la experiencia sensible sino que son producidas independientemente por la razón o intelecto. Los racionalistas admiten que algunos conceptos son empíricos (por ejemplo, que derivamos nuestra idea de rojo de nuestra experiencia de ver objetos rojos), pero mantienen que el conocimiento que tenemos del mundo implica conceptos a priori como los de causa y sustancia. Para el empirismo es fundamental negar la existencia de tales ideas. Los empiristas, por tanto, argumentan que o bien los pretendidos conceptos a priori pueden ser analizados o descompuestos en una combinación de conceptos más simples que se derivan de la experiencia, o bien, en ocasiones, de manera más radical, que no son conceptos genuinos (por ejemplo, que “sustancia” en cuanto que término metafísico, es simplemente una palabra a la que no se puede asignar ningún significado. Como resultado de su desacuerdo en estas cuestiones de principio, racionalistas y empiristas tienen actitudes distintas respecto a la ciencia natural y la metafísica. Los racionalistas se han inclinado a pensar que las creencias basadas en experiencia estaban infectadas por el error. Para ellos, no se puede obtener el entendimiento del mundo mediante la percepción sensible que es confusa, sino mediante la especulación metafísica. Pero precisamente porque la metafísica pretende proporcionar conocimiento de una realidad que trasciende la experiencia, la investigación metafísica depende que tengamos conceptos a priori. La tradición empirista ha sido antagonista de la metafísica y le ha dado a la ciencia un alto valor a la ciencia como medio de adquisición de conocimiento. No es ningún accidente que Hume describiera a Newton como “el genio más grande que surgiera nunca para ornamento e instrucción de la especie”.JOHN LOCKE EMPIRISTAEn El Ensayo sobre el entendimiento humano de 1690, Locke manifiesta que “la mente es, como nosotros decirnos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. ¿Cómo se llena? ¿De dónde procede el vasto acopio que la ilimitada y activa imaginación del ser humano ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo yo con una sola palabra: la experiencia. En ella está basado todo nuestro conocimiento y de ella se deriva en último término”. Recordad aquella sentencia: “El empirismo es un hecho empírico”. Locke daba por sentado que nuestra experiencia quedaba confinada a las ideas, los contenidos de la mente. ¿Qué entiende Locke por experiencia? Todas nuestras ideas derivan, en último término de la sensación o de la reflexión. Y éstas constituyen la experiencia. “Nuestros sentidos, convergiendo entre los objetos sensibles, transmiten a la mente varias percepciones distintas de las cosas, según los modos en que tales objetos los afectan… cuando digo que los sentidos transmiten a la mente quiero decir que transmiten a la mente aquello de los objetos externos que produce tales percepciones”. Esto es la sensación. La otra fuente de las ideas está constituida por la percepción de nuestras propias operaciones mentales tales como percibir, pensar, dudar y creer. Esta fuente es la reflexión. Esta fuente es la reflexión. Todas nuestras ideas provienen de una u otra fuente. No hay ideas innatas. “Es opinión establecida entre los seres humanos que en el entendimiento existen ciertos principios innatos, ciertas nociones primarias, como si estuvieran estampadas en la mente humana y que el alma los tiene desde su origen, trayéndolos al mundo con ella. Para convencer al lector carente de prejuicios de la falsedad de esta suposición, bastaría mostrar cómo los seres humanos, por el simple uso de sus facultades pueden obtener todo el conocimiento que poseen sin ayuda de ninguna impresión innata”. Locke estaba convencido de que la experiencia es la fuente de todas nuestras ideas innatas. Si observamos a los niños, vemos cómo sus

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ideas se forman, desarrollan y multiplican a compás de la experiencia: la atención del ser humano se dirige en primer término al mundo exterior y, de este modo, la sensación se convierte en la principal fuente de ideas. Si empleamos las palabras cuando no hemos tenido ninguna clase de experiencia de las actividades correspondientes, no sabemos lo que éstas significan. La conclusión de Locke es que “Todos esos sublimes pensamientos que, como torres se elevan tan altos como el cielo mismo, por encima de las nubes, tienen su origen y cimiento en ella, todo el inmenso espacio en el que flota la mente; todas esas especulaciones lejanas con las que parece que se eleva no son capaces de ir un ápice más allá de las ideas cuya sensación o reflexión nos ofrece”. ÉTICAAl rechazar la teoría de las ideas innatas, negaba la existencia de principios innatos de carácter especulativo como de orden moral o práctico. El ideal ético racionalista también es sostenido por Locke: “La moral es tan susceptible de demostración como las matemáticas”. Por consiguiente, si nos tomamos el trabajo de definir los términos morales de un modo claro y preciso “el conocimiento moral puede llevarse a un grado de claridad y certeza tan alto” como nuestro conocimiento matemático. En las ciencias naturales no conocemos las esencias reales de las cosas, sino sólo las esencias nominales. Sin embargo, en matemáticas esta discusión entre esencia nominal y esencia real deja de tener sentido; y lo mismo ocurre en la ética. Nuestra idea de justicia se deriva en último término de la experiencia, en el sentido de que los elementos de que está compuesta dependen de ésta última, pero no hay “ahí fuera” ninguna entidad llamada justicia, cuya esencia real pudiera sernos conocida. No hay ninguna razón para que la ética no pueda convertirse en una ciencia de carácter demostrativo. Al decir que nuestras ideas morales son arquetipos, la idea de Justicia es ella misma un patrón por medio del cual distinguimos entre acciones justas e injustas; la Justicia no es una entidad subsistente con la que deba concordar una idea de Justicia para ser una idea verdadera. Por consiguiente, si nos tomamos el trabajo de definir los términos morales de un modo claro y preciso el conocimiento moral puede ser tan alto como el matemático. 5. COMENTA UN FILÓSOFO CONTEMPORÁNEO RACIONALISTA: SPINOZA, 1632-1677En 1665, Spinoza interrumpe la Ética en la proposición 80 de la tercera parte (De la sociedad y del Estado), para entregarse a la redacción del Tratado teológico-político. El mismo Spinoza se encarga de indicar que se apoya en la Ética y en el Tratado político y las da por supuestas. EL HOMBRE ES UN ANIMAL PASIONAL, FUNDAMENTACIÓN DEL ESTADOEl hombre está sometido a las pasiones. La pasión spinoziana es como la duda cartesiana y la define en forma de conatus “cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance por perseverar en su ser”. “El hombre está siempre necesariamente sometido a las pasiones”. De modo que “para que los hombres puedan vivir en concordia y prestarse ayuda, es necesario que renuncien a su derecho natural y se den garantía mutua de que no harán nada que pueda redundar en el perjuicio del otro”. Dado que un afecto sólo puede ser vencido por otro más fuerte y contrario, el estado político sólo será efectivo si hace surgir, frente al egoísmo, la renuncia y frente a la ambición dominadora, el deseo de concordia. “De acuerdo con ese principio se podrá establecer una sociedad, con tal de que ésta reclame para sí el derecho que cada uno tiene de tomar venganza y de juzgar acerca del bien y del mal y que tengan la potestad de prescribir una norma común de vida y de dictar leyes y respaldarlas, no con la razón, que no puede reprimir los afectos sino con amenazas”. Esta sociedad es el Estado; y quienes son protegidos por él se llaman ciudadanos.LA FINALIDAD DEL ESTADO“El hombre que se guía por la razón es más libre en la sociedad, donde vive conforme a una ley general, que en la sociedad donde se obedece a sí mismo”. De dos males, el hombre elige el menor, cualquier perjuicio es compensado por el bien que surge del estado político. Spinoza escribe: “Cuál sea la mejor constitución de un Estado cualquiera se deduce fácilmente del fin del estado político, que no es otro que la paz y la seguridad de la vida”.EL GOBIERNO DE LA MAYORÍA, LA DEMOCRACIAAhora bien, ni la vida humana consiste en la circulación de la sangre sino en la razón, ni la paz es la ausencia de guerra, sino “una virtud que brota de la fortaleza del alma”. Por eso, el buen gobierno no sólo debe buscar un fin humano sino, además, por medios humanos y aceptados por la mayoría. Pues “una cosa es gobernar y administrar la cosa pública con derecho y otra cosa distinta, gobernar y administrar muy bien”. Más delicada es la cuestión de definir con exactitud qué tipo de poder constituye el derecho y qué tipo de pacto constituye la democracia, como esencia misma del Estado y no como simple forma de gobierno. EL PACTOEstado es producto de un pacto fundado sobre la ley suprema de la propia utilidad; y que, como ese pacto es obra de todos, el Estado es, al mismo tiempo, un Estado o poder absoluto y una democracia o poder colectivo. en el Tratado político mantiene la misma idea del hombre y del Estado pero pone el acento, simultáneamente,

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en la seguridad del Estado y en la libertad individual: en que el Estado es el poder de la multitud, es decir, un poder democrático resultado de la suma de poderes de todos los individuos; pero, al mismo tiempo, el poder de una multitud unida por el interés, por la razón y por la ley y, por tanto, un poder absoluto, es decir, un poder superior al de cualquier individuo. Aunque su metafísica deriva o intenta derivar todas las cosas naturales de los atributos divinos, su política no se inspira en la religión, sino que se funda en el pacto social y en la utilidad pública, es decir, en el voto popular. ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO DEL AUTORLocke se anticipa a Montesquieu con la separación de poderes: legislativo, ejecutivo y federativo. Rechazaba el autoritarismo en todos los terrenos, en el intelectual y en el político y fue uno de los primeros expositores del principio de tolerancia. Pero estaba también lejos de ser partidario de la anarquía y reconocía la existencia de límites a la aplicación de este principio. Era empirista en el sentido de creer que todo el material de nuestro conocimiento nos viene dado por percepción sensorial o por introspección. Era racionalista en el sentido de creer que todas las opiniones y creencias debían comparecer ante el tribunal de la razón y disgustarle que los juicios emocionales y sentimentales suplantaran a los juicios racionalmente fundados. A pesar de ser creyente no era un fanático. La novedad de Locke radica en señalar que la propiedad es un derecho natural. El hombre sale del estado de naturaleza renuncia a su poder legislativo y ejecutivo personal para fundar la sociedad y el Estado. El Estado debe garantizar la libertad de los ciudadanos, y sus propiedades. Si el poder legislativo o ejecutivo falta a la confianza del pueblo, Locke asegura que el derecho a la revolución está justificado. Movimientos como “El 15 M” que reclama más implicación de los políticos con el pueblo. De igual modo, los movimientos conocidos como “primavera árabe”: Túnez, Egipto…; o, recientemente, las movilizaciones en Kiev de la ciudadanía para estrechar sus lazos con Bruselas apuntan a la espontaneidad de los ciudadanos movilizados contra la arbitrariedad de los políticos. Hannah Arendt afirma en su libro Sobre la revolución que: “El gobierno representativo se ha convertido en gobierno oligárquico, aunque no en el sentido clásico de gobierno de los pocos en su propio beneficio; lo que ahora llamamos democracia es una forma de gobierno donde los pocos gobiernan en interés de la mayoría, o, al menos, así se supone. El gobierno es democrático porque sus objetivos principales son el bienestar popular y la felicidad privada; pero puede llamársele oligárquico en el sentido de que la felicidad pública y la libertad pública se han convertido de nuevo en privilegio de unos pocos”. La nueva doctrina es sintetizada por Benjamin Rush: “Todo el poder se deriva del pueblo, éste sólo lo posee el día de las elecciones. Después se convierte en propiedad de sus gobernantes”. Tras 1789, Thomas Jefferson propuso que la Constitución contemplase “su propia revisión a plazos regulares” que se corresponderían aproximadamente con los períodos de una generación. Su idea de que toda nueva generación tiene “derecho a elegir por sí misma la forma que estime más adecuada para su felicidad”. Lo que Jefferson pretendía era asegurar a cada generación el “derecho a enviar representantes a una convención”, de hallar los procedimientos y medios para que las opiniones de todo el pueblo “se expresasen, discutiesen y decidiesen libre, completa y pacíficamente por la razón común de la sociedad”. Lo que Jefferson quería procurar era una repetición exacta de todo el proceso operacional que había acompañado a la Revolución, y mientras en sus primeros escritos consideró fundamentalmente esta actividad desde la perspectiva de la liberación, de la violencia que había precedido a la Declaración de Independencia, posteriormente se mostró más preocupado por la elaboración de la Constitución y por el establecimiento de un nuevo gobierno, esto es, por aquellas actividades que constituían por sí mismas el espacio de la libertad. Aunque es difícil precisar en qué medida Locke influyó en líderes de la Revolución americana como Jefferson, su teoría dio expresión a un movimiento que ejercerá enorme influencia en el futuro en el terreno de la ética, la política, el liberalismo económico del laisser-faire tal y como se halla en los escritos de los “fisiócratas” franceses como François Quesnay, 1694-1774, y en la Wealth of Nations de Adam Smith (1776).