Lo Que Marx y Engels Escribieron Sobre América Latina

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27/5/2014 El Historiador :: Artículos :: Lo que Marx y Engels escribieron sobre América Latina http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/mundo/lo_que_marx_y_engels_escribieron_sobre_america_latina.php 1/5 Este artículo pertenece al período: Mundo Lo que Marx y Engels escribieron sobre América Latina El 25 de octubre de 1917 comenzó la Revolución Rusa. Basándose en las teorías de Karl Marx, Vladimir Lenin encabezó en esta fecha la primera revolución comunista del siglo XX, instauró la dictadura del proletariado, adoptó como régimen político la República Federal Socialista y Soviética Rusa y expropió a los terratenientes sus tierras y las repartió entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser propiedad del estado, bajo el control de los mismos trabajadores. La Revolución de Octubre -el acontecimiento político, económico y social más importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro calendario, pero al momento de la revuelta, Rusia aún se regía por el calendario juliano, mientras que la mayoría de los países occidentales, inclusive la Argentina, se regían por el calendario gregoriano. Reproducimos a continuación un artículo aparecido en 1972 en La Opinión Cultural, que alude al pensamiento de Marx y Engels sobre América Latina. Fuente: La Opinión Cultural, domingo 12 de noviembre de 1972, pág. 7 Contradicciones de un pensamiento acerca del problema nacional Insertos en las luchas políticas de su época, y elaborando al mismo tiempo herramientas teóricas que permitieran provocar el cambio social, Karl Marx y Friedrich Engels no desdeñaron ocuparse del Nuevo Continente. Dentro de sus escritos teóricos y sus actividades en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, estas reflexiones sobre Norte y Sudamérica son periféricas, pero –no pocas veces– audaces. Sin embargo, resulta irrelevante criticar a los fundadores del materialismo histórico con ojos dogmáticos. Seres humanos al fin, productos también de la Historia, su marxismo no es infalible; y si en su afanosa elaboración de la realidad muchas veces erraron los cálculos, no por eso sus aciertos son menores. Cuadernos de Pasado y Presente publicará próximamente en el país Materiales para la historia de América Latina de Karl Marx y Friedrich Engels, una laboriosa edición con notas críticas de todos los textos que los pensadores alemanes dedicaron a esta parte del continente, muchos de los cuales se editan en español por primera vez. En estas páginas se incluye un fragmento de la introducción al libro, a cargo de Pedro Scaron, y una interesante correspondencia de Engels que revela su conocimiento del movimiento obrero en Buenos Aires. Introducción América Latina rara vez fue objeto de atención preferente, o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la conciencia europea del siglo XIX esta región del mundo era casi una terra incognita, y sólo grandes acontecimientos (la lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de México, la intervención anglo-franco-española contra ese mismo país) obligaron a no pocos estudiosos y políticos del Viejo Mundo a recordar que el término “América” no siempre era un sinónimo exactamente intercambiable por la denominación “Estados Unidos”. Pese a su talento y sus intereses poco menos que enciclopédicos, Marx y Engels no fueron en ese aspecto una excepción. Los textos suyos referidos directa o indirectamente a América Latina, aunque más abundantes de lo que generalmente se supone, representan una parte muy pequeña de su obra total. Estos Materiales para la historia de América Latina constituyen también, y en muy primer lugar, materiales para la historia del pensamiento marxista. En contra de teorías muy difundidas, según las cuales con la redacción del Manifiesto comunista quedarían trazadas, poco menos que definitivamente, las grandes líneas de la concepción que Marx se había formado del mundo, líneas que en los decenios sucesivos sólo conocerían una prolongación armoniosa, el análisis de estos textos contribuye a hacer patente que la evolución del pensamiento de Marx y Engels sobre la cuestión nacional es extremadamente compleja. Diríamos que accidentada, inclusive. La filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés, vale decir lo que Lenin llamó con acierto las “tres fuentes” o “tres partes integrantes del marxismo”, se fusionaron aquí menos felizmente, más conflictiva y trabajosamente que en otras esferas del ideario de Marx. Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, y en particular sobre la expansión de los grandes países del Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo. Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero no posterior a 1847, y que se cierra de Crimea (1856). Lo característico de este período es que Marx y Engels combinan el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la más o menos velada justificación teórica del mismo. Los famosos artículos sobre la dominación británica en la India enuncian notablemente esta posición, reseñada así por el propio Marx en una carta del 14 de junio de 1853 a Engels: “He proseguido esta guerra oculta (a favor de la centralización) en mi primer artículo sobre la India, en el que se presenta como revolucionaria la destrucción de la industria vernácula por Inglaterra. Esto les resultará muy shocking (a los editorialistas de The New York Daily Tribune, el periódico norteamericano en el que colaboraba Marx). Por lo demás, la administración británica en la India, en su conjunto, era cochina y sigue siéndolo hasta el presente”. A juicio de Marx y Engels el capitalismo desarrollado de países como Inglaterra ejercía una influencia “civilizadora” (en ocasiones ellos mismos ponían esta palabra entre comillas) sobre los “países bárbaros”, aún no capitalistas; los sacaba de su quietud (una quietud muy hegeliana, dicho sea entre paréntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del progreso histórico. Las consecuencias devastadoras de la libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en último análisis, como las que resultaban de aquélla en el interior de un país capitalista cualquiera. La libertad comercial aceleraba la revolución social. Era natural, entonces, que Marx, aun cuando “solamente en ese sentido revolucionario”, se pronunciara en esa época “a favor del libre cambio”. Todavía a fines del decenio de 1850 Marx se burla del proteccionista Carey porque éste, aunque consideraba “armónico” el aniquilamiento de la producción patriarcal por la industrial dentro de un país determinado, tenía por “inarmónico” el que la gran industria inglesa disolviera las formas “patriarcales o pequeñoburguesas” de la producción nacional de otros países. Carey relegaba al olvido “el contenido positivo de estos procesos de disolución (…) en su manifestación plena, correspondiente al mercado mundial”.

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    Este artculo pertenece al perodo: Mundo

    Lo que Marx y Engels escribieron sobre Amrica LatinaEl 25 de octubre de 1917 comenz la Revolucin Rusa. Basndose en las teoras de Karl Marx, Vladimir Lenin encabez en esta fecha

    la primera revolucin comunista del siglo XX, instaur la dictadura del proletariado, adopt como rgimen poltico la Repblica Federal

    Socialista y Sovitica Rusa y expropi a los terratenientes sus tierras y las reparti entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser

    propiedad del estado, bajo el control de los mismos trabajadores. La Revolucin de Octubre -el acontecimiento poltico, econmico y

    social ms importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro calendario, pero al momento de la revuelta, Rusia

    an se rega por el calendario juliano, mientras que la mayora de los pases occidentales, inclusive la Argentina, se regan por el

    calendario gregoriano. Reproducimos a continuacin un artculo aparecido en 1972 en La Opinin Cultural, que alude al pensamiento

    de Marx y Engels sobre Amrica Latina.

    Fuente: La Opinin Cultural, domingo 12 de noviembre de 1972, pg. 7

    Contradicciones de un pensamiento acerca del problema nacional

    Insertos en las luchas polticas de su poca, y elaborando al mismo tiempo herramientas tericas que permitieran provocar el cambio social, Karl

    Marx y Friedrich Engels no desdearon ocuparse del Nuevo Continente. Dentro de sus escritos tericos y sus actividades en la Europa de la segunda

    mitad del siglo XIX, estas reflexiones sobre Norte y Sudamrica son perifricas, pero no pocas veces audaces. Sin embargo, resulta irrelevante

    criticar a los fundadores del materialismo histrico con ojos dogmticos. Seres humanos al fin, productos tambin de la Historia, su marxismo no es

    infalible; y si en su afanosa elaboracin de la realidad muchas veces erraron los clculos, no por eso sus aciertos son menores.

    Cuadernos de Pasado y Presente publicar prximamente en el pas Materiales para la historia de Amrica Latina de Karl Marx y Friedrich Engels,

    una laboriosa edicin con notas crticas de todos los textos que los pensadores alemanes dedicaron a esta parte del continente, muchos de los

    cuales se editan en espaol por primera vez. En estas pginas se incluye un fragmento de la introduccin al libro, a cargo de Pedro Scaron, y una

    interesante correspondencia de Engels que revela su conocimiento del movimiento obrero en Buenos Aires.

    Introduccin

    Amrica Latina rara vez fue objeto de atencin preferente, o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la conciencia europea del siglo XIX

    esta regin del mundo era casi una terra incognita, y slo grandes acontecimientos (la lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de

    Mxico, la intervencin anglo-franco-espaola contra ese mismo pas) obligaron a no pocos estudiosos y polticos del Viejo Mundo a recordar que el

    trmino Amrica no siempre era un sinnimo exactamente intercambiable por la denominacin Estados Unidos. Pese a su talento y sus intereses

    poco menos que enciclopdicos, Marx y Engels no fueron en ese aspecto una excepcin. Los textos suyos referidos directa o indirectamente a

    Amrica Latina, aunque ms abundantes de lo que generalmente se supone, representan una parte muy pequea de su obra total.

    Estos Materiales para la historia de Amrica Latina constituyen tambin, y en muy primer lugar, materiales para la historia del pensamiento marxista.

    En contra de teoras muy difundidas, segn las cuales con la redaccin del Manifiesto comunista quedaran trazadas, poco menos que

    definitivamente, las grandes lneas de la concepcin que Marx se haba formado del mundo, lneas que en los decenios sucesivos slo conoceran

    una prolongacin armoniosa, el anlisis de estos textos contribuye a hacer patente que la evolucin del pensamiento de Marx y Engels sobre la

    cuestin nacional es extremadamente compleja. Diramos que accidentada, inclusive. La filosofa alemana, la economa poltica inglesa y el

    socialismo francs, vale decir lo que Lenin llam con acierto las tres fuentes o tres partes integrantes del marxismo, se fusionaron aqu menos

    felizmente, ms conflictiva y trabajosamente que en otras esferas del ideario de Marx.

    Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, y en particular sobre la expansin

    de los grandes pases del Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo.

    Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero no posterior a 1847, y que se cierra de Crimea (1856). Lo caracterstico de este perodo es que

    Marx y Engels combinan el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la ms o menos velada justificacin terica del mismo. Los famosos

    artculos sobre la dominacin britnica en la India enuncian notablemente esta posicin, reseada as por el propio Marx en una carta del 14 de junio

    de 1853 a Engels: He proseguido esta guerra oculta (a favor de la centralizacin) en mi primer artculo sobre la India, en el que se presenta como

    revolucionaria la destruccin de la industria verncula por Inglaterra. Esto les resultar muy shocking (a los editorialistas de The New York Daily

    Tribune, el peridico norteamericano en el que colaboraba Marx). Por lo dems, la administracin britnica en la India, en su conjunto, era cochina y

    sigue sindolo hasta el presente. A juicio de Marx y Engels el capitalismo desarrollado de pases como Inglaterra ejerca una influencia civilizadora

    (en ocasiones ellos mismos ponan esta palabra entre comillas) sobre los pases brbaros, an no capitalistas; los sacaba de su quietud (una

    quietud muy hegeliana, dicho sea entre parntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del progreso histrico. Las consecuencias devastadoras

    de la libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en ltimo anlisis, como las que resultaban de aqulla en el interior de un pas capitalista

    cualquiera. La libertad comercial aceleraba la revolucin social. Era natural, entonces, que Marx, aun cuando solamente en ese sentido

    revolucionario, se pronunciara en esa poca a favor del libre cambio. Todava a fines del decenio de 1850 Marx se burla del proteccionista Carey

    porque ste, aunque consideraba armnico el aniquilamiento de la produccin patriarcal por la industrial dentro de un pas determinado, tena por

    inarmnico el que la gran industria inglesa disolviera las formas patriarcales o pequeoburguesas de la produccin nacional de otros pases.

    Carey relegaba al olvido el contenido positivo de estos procesos de disolucin () en su manifestacin plena, correspondiente al mercado mundial.

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    Dentro de la misma Europa, determinadas naciones eran para Marx y Engels las portadoras del progreso histrico, mientras que las dems no tenan

    otra misin que la de dejarse absorber por sus vecinos ms poderosos. Esta tesis, puede preguntarse el lector, no contradeca la exigencia

    internacionalista formulada en el Manifiesto, la consigna que demandaba la unidad de los proletarios de todos los pases, excluyendo implcitamente

    las rivalidades nacionales entre ellos? Marx y Engels, muy posiblemente, habran respondido que la pregunta estaba mal planteada: aquella consigna

    slo poda tener validez para las relaciones entre pases donde hubiera proletarios. En todos los pases civilizados el movimiento democrtico

    aspira en ltima instancia a la dominacin poltica por el proletariado presupone, por ende, que exista un proletariado; que exista una

    burguesa dominante; que exista una industria que produzca al proletariado y que haya vuelto dominante a la burguesa. De todo esto no

    encontramos nada en Noruega ni en la Suiza de los primitivos cantones. A fortiori, pretender aplicar a la guerra entre Estados Unidos y

    Mxico, por ejemplo, los principios de lo que despus se llam internacionalismo proletario, habra sido visto por Marx y Engels como el colmo de la

    desubicacin histrica.

    Hacia 1856 se abre una nueva etapa en el pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional y colonial, la cual dura, tambin

    aproximadamente, hasta la fundacin de la Internacional (1864). Se trata de una fase de transicin. Marx y Engels no revisan claramente sus

    concepciones tericas sobre la relacin entre las grandes potencias europeas y el mundo colonial o semicolonial, pero en sus escritos acerca del

    tema el aspecto que prevalece, en la mayor parte de los casos, es la denuncia de los atropellos de aquellas potencias y la reivindicacin del derecho

    que asista a chinos, indios, etc., de resistir contra los agresores u ocupantes extranjeros. Un hecho interesante es que la mayor parte de los trabajos

    de Marx y Engels sobre el colonialismo se ubican en esta etapa, que en cierta medida coincidi con la de su actividad periodstica ms intensa.

    Los lmites del tercer perodo se pueden fijar entre 1864 y la muerte de Marx. Si desde cierto punto de vista es exacto que Marx es uno de los

    principales fundadores de la Internacional, no menos cierto es que sta contribuye, aunque no a fundar, s a desarrollar el internacionalismo de Marx,

    a liberarlo de elementos contradictorios con ese internacionalismo. Es notable, con respecto a la cuestin irlandesa. Mientras que en 1848 Marx haca

    suya la ambigua consigna cartista de establecer una firme alianza entre los pueblos de Irlanda y Gran Bretaa, en cartas de noviembre de 1867 le

    escribe a Engels: Antes consideraba imposible la separacin entre Irlanda e Inglaterra. Ahora lo considero inevitable, si bien despus de la

    separacin puede establecerse una federacin. Lo que necesitan los irlandeses es: 1. Gobierno propio e independencia de Inglaterra, 2. Una

    revolucin agraria () 3. Tarifas protectoras contra Inglaterra. La Unin (de 1801 entre Inglaterra e Irlanda), al dejar sin efecto las tarifas protectoras

    establecidas por el parlamento irlands, destruy toda vida industrial en Irlanda. El librecambista (seulement dans le sens rvolutionnaire) de 1848,

    en 1867 es un lcido expositor de la necesidad de que pases como Irlanda defiendan de la competencia britnica, erigiendo barreras protectoras,

    sus incipientes industrias. No menos profunda es la evolucin del pensamiento de Marx, durante el perodo, con respecto a la India. Aunque no

    generaliza sus hallazgos empricos en este terreno, el auto de El Capital se aproxima a la nocin del subdesarrollado. Estamos lejos de las tesis

    segn la cual el capitalismo ingls, mefistoflicamente condenado a hacer el bien pese a su naturaleza maligna, engendrara la industria moderna en

    su inmensa colonia asitica. Ms que la historia de cualquier otro pueblo, la administracin inglesa en la India ofrece una serie de experimentos

    econmicos fallidos y realmente descabellados (en la prctica, infames). En Bengala crearon una caricatura de la gran propiedad rural inglesa; en la

    India Sudoriental, una caricatura de la propiedad parcelaria; en el Noroeste, en la medida en que les fue posible, transformaron la comunidad

    econmica india, con su propiedad comunal de la tierra, en una caricatura de si misma.

    El apoyo de Marx a la rebelin de los indios ya no es, en esos aos, de ndole pura o fundamentalmente moral. Diversos textos sugieren a las claras

    que Marx se ha persuadido de la incapacidad de Inglaterra para cumplir, en la India, con la segunda fase de la doble misin que l le asignara en los

    artculos de 1853, id est, la de sentar los fundamentos materiales de la sociedad occidental en Asia.

    A fines de este periodo, meses antes de la muerte de Marx, Engels realiza una importantsima contribucin terica al definir, respondiendo a

    consultas de Kautsky, la poltica que a su juicio deba mantener, en sus relaciones con el mundo colonial, el proletariado victorioso. Partiendo al

    igual que en los Principios del comunismo, redactados por l 35 aos atrs de la tesis de que la revolucin socialista sera llevada a cavo por la

    clase obrera de los pases europeos ms adelantados (y por la de los Estados Unidos), Engels establece lo siguiente: 1) el proletariado se har

    cargo provisionalmente de las colonias pobladas de indgenas, a las que habr de conducir lo ms rpidamente posible, a la independencia; 2) el

    proletariado que se libera a si mismo no puede librar guerras coloniales; 3) el proletariado victorioso no puede imponer a ningn pueblo felicidad

    alguna sin socavar con ellos su propia victoria.

    Antes de pasar a la etapa cuarta y final (esto es, al ltimo perodo de la vida de Engels), sealemos un hecho significativo: a lo largo de los tres

    perodos descritos, la evolucin del pensamiento de Marx y Engels es, en lo que respecta al problema nacional en el marco de Europa continental,

    muchsimo ms lenta que en lo tocante a las relaciones entre Inglaterra e Irlanda o entre las grandes potencias europeas y el mundo extraeuropeo.

    En 1866, en una serie de artculos escrita a solicitud de Marx, Engels sigue negando a los residuos de pueblos (servios, checos, rumanos incluidos)

    el derecho a una existencia nacional independiente, a la que s son acreedores los grandes pueblos dotados de fuerza vital, viables. En los aos

    siguientes, la militancia en la Internacional y en el movimiento socialista europeo hace que pronunciamientos de este gnero se vuelvan cada vez

    menos publicables, por lo que se los relega a lo que Marx denominaba el lenguaje brutal de las cartas. Todava en 1882, en correspondencia con

    Kautsky y Bernstein, Engels reitera con variantes no esenciales, su actitud de c1849 respecto a los esclavos de los Balcanes, doscientos nobles

    pueblos de bandoleros, pintorescas nacioncitas aliadas del zar y a las cuales nicamente despus de la cada de ste se les podra conceder la

    independencia, aunque nunca, por ejemplo, el derecho de que impidieran la extensin de la red ferroviaria europea hasta Constantinopla.

    La cuarta etapa, como hemos sealado, la constituyen los aos que van de la muerte de Marx a la de Engels. Aunque en aspectos particulares ste

    desarrolla con acierto, durante el periodo, conceptos suyos o de Marx sobre le problema nacional, en general sta una fase de estancamiento,

    cuando no de involucin. El mundo que queda ms all de Europa y de los Estados Unidos despierta cada vez menos el inters del viejo militante, y

    su actitud ante los problemas europeos presenta notorias afinidades con la posicin patritica que, ante la primera de las guerras mundiales,

    adoptara la primera de las guerras mundiales, adoptara la socialdemocracia alemana. En 1891, cuando parece inminente el estallido de una

    contienda blica entre Alemania, por un lado, y Rusia y Francia por el otro, Engels asegura a Bebel y otros dirigentes socialistas que si Alemania es

    atacada todo medio de defensa es bueno: ellos deben lanzarse contra los rusos y sus aliados, sean quienes sean. Podra ocurrir, incluso,

    sostiene Engels, que en ese caso nosotros seamos el nico partido belicista verdadero y decidido.

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    Se ajusta la periodizacin anterior a los textos de Marx y Engels sobre Amrica latina? En lneas generales, s, y particularmente en lo tocante a las

    dos primeras etapas. Los clsicos del marxismo pasan de un respaldo categrico y entusiasta a la expansin norteamericana, en la etapa que

    tentativa y aproximadamente hemos fechado entre 1847 y 1856, a la crtica de la misma en el perodo que va, poco ms o menos, de 1856 a 1864. en

    1861 y aos siguientes Marx se opone resueltamente a la intervencin anglo-franco-espaola en Mxico, pero no deja de ser significativo y tpico del

    perodo que nos ocupa que el fundamento exclusivo de sus crticas a los intervencionistas sea algo tan poco marxista, o si se quiere tan poco

    especficamente marxista, como el viejo derecho de gentes. Los interesantes artculos de Marx en defensa de Mxico podran haber sido firmados

    por ms de un burgus honesto, hostil a la poltica pirata de Palmerston y Napolen III, y no resulta extrao, por ello, que se les utilizara en el

    parlamento britnico para demostrar la insensatez e ilicitud de esa poltica.

    Insuficientemente representada, en cambio, est la etapa que ubicamos entre la fundacin de la Internacional y la muerte de Marx. Se echan de

    menos, en particular, anlisis de la claridad y contundencia alcanzadas por algunos de los que en esa misma poca Marx dedicara a Irlanda y a la

    India. Los textos latinoamericanos escritos por el viejo Engels en sus doce ltimos aos de vida, aunque interesantes, tampoco caracterizan

    suficientemente la evolucin experimentada, en ese perodo, por sus ideas sobre el problema nacional.

    Prrafo aparte merece el artculo sobre Bolvar, escrito por Marx en 1858. El ms grande de los tericos europeos del siglo XIX compone una

    biografa de la ms relevante figura latinoamericana de esta centuria; si el resultado no fue todo lo importante que pudo ser, ello se debe, en parte, a

    algunos de los motivos que harto esquemticamente hemos esbozado en pginas precedentes. Aunque por esa fecha Marx evolucionaba hacia

    posiciones diferentes, comparta an el juicio monocordemente pesimista de su maestro Hegel sobre Amrica latina. Otros elementos gravitaron

    tambin en l, y siempre en el mismo sentido negativo. La aficin de Bolvar por la pompa, los arcos triunfales, las proclamas, as como el naciente

    culto a la personalidad del Libertador, pueden haber inducido a Marx a ver en aqul una especie de Napolen III avant la lettre, esto es, alarmantes

    similitudes con un personaje que despertaba en Marx el ms abismal y justificado de los desprecios. (No nos consta que alguna vez haya comparado

    a Luis Bonaparte con el general y poltico sudamericano, pero sabemos en cambio que los asimil por separado al mismo tertium comparationis, el

    emperador haitiano Soulouque). Lo curioso es que Marx cuya informacin sobre Bolvar era insuficiente, pero no tan pobre como suele creerse en

    su ensayo biogrfico pas como sobre ascuas o sencillamente dej de lado temas que, de no encontrarse tan entregado a la tarea de demoler la

    figura del Libertador, tendran que haberle interesado vivamente. En las Memorias del general Millar, sin duda la mejor de las fuentes por l

    consultadas, aparecen escasas pero sugerentes referencias a la actitud de las clases sociales latinoamericanas ante la guerra independentista, a la

    situacin de los indios y el alcance de la abolicin bolivariana del pongo y de la mita, al proyecto de Bolvar de vender las minas del Bajo y el Alto Per

    a capitalistas ingleses (proyecto resistido por las clases altas, partidarias, dicho sea de paso, de que las minas se cedieran gratuitamente). Pero de

    esos y otros temas, cuyo tratamiento por la pluma de Marx hubiese podido ser tan enjundioso, no encontramos huellas en la biografa de Bolvar,

    centrada en la historia militar y poltica. Con ello no queremos significar que ese extenso artculo carezca de relevancia. Ms importante que como

    biografa bolivariana, sin embargo, el opsculo de Marx tiene un valor propio como documento para el estudio de Marx.

    Pedro Scaron

    La Internacional Comunista y Buenos Aires

    Aunque brevsimos, los textos siguientes contienen datos de inters sobre las relaciones entre Marx, Engels y la Internacional por una parte, y por

    otra el movimiento obrero bonaerense a comienzos del decenio de 1870.

    No eran, por lo que sabemos, los primeros contactos de la gran asociacin proletaria con organizaciones obreras latinoamericanas. En su informe a

    la conferencia de Londres (1865), los delegados franceses aseguran que se han tomado medidas para entablar correspondencia con Ro de Janeiro

    y con las colonias de Guadalupe y Martinica.

    La Sociedad Tipogrfica Bonaerense, fundada en 1857, comenz a enviar en 1870 al Consejo Federal de las secciones internacionalistas espaolas

    su peridico, que es el mencionado por Engels en el texto primero.

    Francisco Mora comunic al Consejo General londinense ese hecho y le recomend ponerse en contacto directo con Buenos Aires; los

    internacionalistas espaoles, a su vez, haran todo lo posible por organizar secciones de la Internacional en Amrica latina.

    La derrota de la Comuna de Pars provoc la dispora de muchos miles de sus defensores, y no pocos ex comuneros se refugiaron en pases

    latinoamericanos, contribuyendo poderosamente a la difusin de las ideas socialistas (marxistas y anarquistas) en los medios obreros locales.

    Auguste Monnot, Emile Faesch y otros fundaron, el 28 de enero de 1872, la primera seccin (francesa) de la Internacional en Argentina. Segn una

    carta suya al Consejo General, fechada el 14 de abril de 1872, contaban entonces con 89 miembros; tres meses despus los afiliados eran 273. Le

    Moussu, encargado por el Consejo General de las relaciones con Amrica, les haban comunicado ya el 1 de julio la admisin oficial de la seccin a

    las filas de la A.I.T. Poco despus de la seccin francesa, se fundaron en Buenos Aires otras dos: una italiana y otra espaola, tal como le escriba a

    Engels, el 25 de mayo de 1873, Jean Larocque.

    En el Congreso de La Haya (setiembre de 1872) la seccin francesa de Buenos Aires estuvo representada tambin por Raymond Vilmart, llamado

    tambin Vilmot. No parece prudente conceder demasiada importancia al carcter especficamente bonaerense de su representacin: Vilmart,

    amigo personal de Lafargue y delegado tambin de secciones de la A.I.T. en Burdeos, muy posiblemente haya debido su credencial sudamericana a

    los esfuerzos que Engels realizara por asegurar a los partidarios de Marx una mayora unida y segura en el congreso. Pero el ao siguiente, Vilmart

    llega a la capital argentina; segn Segall enviado por Marx con la ayuda de Engels y amigos. El 13 de mayo de 1873 acusa recibo de una carta de

    Marx (lamentablemente no conservada, al parecer) y de un paquete de impresos, y deplora que entre stos no se cuenten La guerra civil en

    Francia, el Manifiesto y otras obras. Vilmart desempe un importante papel en el movimiento socialista argentino, y ms tarde simpatiz con el

    anarcosindicalismo. Propag que los socialistas extranjeros deban abandonar su aislamiento por nacionalidades e integrarse a la clase obrera

    criolla.

    El descubrimiento de las cartas, hoy perdidas, escritas por Marx y Engels socialistas europeos residentes en Buenos Aires (y todava se estn

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    hallando en Europa, donde la investigacin es mucho ms intensa, cartas de Marx de las que los expertos no tenan la menor noticia), contribuira sin

    duda a un conocimiento mucho ms afinado acerca de las secciones de la Internacional en nuestro continente.

    Engels y Buenos Aires

    De Engels al Consejo Federal Espaol de la Internacional

    Londres, 13 de febrero de 1871

    () An no tenemos seccin alguna en Portugal; tal vez fuera ms fcil para ustedes que para nosotros establecer relaciones con los obreros de

    ese pas. si ellos es as, por favor escrbannos otra vez sobre el particular. Del mismo modo creemos que, cuando menos en los primeros tiempos,

    sera mejor si ustedes pudieran trabar relaciones con los tipgrafos de Buenos Aires; de todas maneras, convendra que nos informaran

    posteriormente sobre los resultados obtenidos. Entretanto podran prestarnos un servicio grato y til a la causa, envindonos un nmero de los

    Anales de la Sociedad Tipogr(fica) de B(uenos) A(ires) a ttulo informativo.

    Del informe Oficial el Consejo General de Londres

    ()Nos limitamos a consignar que desde el Congreso de Basilea y particularmente desde la conferencia de Londres, celebrada en setiembre de

    1871, la Internacional ha ganado terreno entre los irlandeses en Inglaterra y en Irlanda misma, en Holanda, Dinamarca y Portugal, que se ha

    organizado firmemente en los Estados Unidos y que existen ramificaciones en Buenos Aires, Australia y Nueva Zelandia. ()

    Karl Marx y Friedrich Engels

    (Ledo ante el Congreso Internacional de la Hay el 5 de setiembre de 1872)

    Pasquale Martignetti (1844-1920), traductor al italiano del Origen de la Familia, Trabajo asalariado y capital y otros escritos de Engels y Marx,

    haba sido acusado (todo hace creer que falsamente) de cometer un desfalco en la oficina donde trabajaba. Antes del fallo judicial (el tribunal de

    apelaciones finalmente lo absolvi), Martignetti decidi empezar una nueva vida en Buenos Aires y pidi a Engels una carta de recomendacin. El

    inters de la respuesta de Engels consiste en que la misma demuestra que su autor estaba al tanto de la existencia y actividades del club socialista

    Vorwrts, formado por alemanes radicados en Buenos Aires.

    Se haba fundado esta institucin el 1 de enero de 1882 con el propsito de cooperar a la realizacin de los principios y fines del socialismo, de

    acuerdo con el programa del Partido de la Democracia Social Alemana. El club public durante diez aos, a partir de 1886, el peridico socialista

    Vorwrts y estuvo representa, por intermedio de Wilhelm Liebknecht, en el congreso fundador de la II Internacional (1889). La barrera del idioma y la

    circunstancia de que la emigracin alemana a la Argentina no fuera muy numerosa disminuyeron, sin duda, la influencia de la institucin sobre el

    medio en que actuaba, pero la misma tuvo por momentos un contacto estrecho con los obreros argentinos, como lo demuestran las frecuentes

    reuniones sindicales que stos efectuaron en la sede del Vorwrts. El club mismo particip activamente en la organizacin del primer mitn

    conmemorativo del 1 de mayo realizado en Argentina.

    Ni en la carta a Martignetti ni en la recomendacin se menciona por su nombre a ninguno de los socialistas alemanes residentes en Buenos Aires

    (Engels simplemente pide ayuda para Martignetti a los compaeros alemanes que aqul pueda encontrar), lo que permite suponer que el autor del

    Anti-Dhring no tena por esa poca contacto directo con corresponsales radicados en la Argentina. Tal impresin se robustece por una carta

    anterior (26 de enero de 1887) de Engels a su traductor: La Repblica Argentina sera quizs un terreno ms favorables; existe all una numerosa

    colonia italiana, y usted aprendera el espaol sin grandes dificultades. Pero est lejos, el viaje es caro y difcil el regreso. El pas hace progresos,

    pero esto es todo lo que puedo decir al respecto.

    En la carta que sigue, Engels habla de un texto del socialista italiano Antonio Labriola (1843-1904), publicado fragmentariamente en la revista II

    Messaggero (15 de marzo de 1890) bajo el ttulo de La terra a chi la lavora. Labriola propona que se distribuyera tierra balda de las colonias italianas

    a campesinos de la metrpoli; Martignetti, invitado por aqul a escribir sobre el tema, antes de hacerlo le solicit a Engels su opinin, que incluimos

    aqu por su referencia final a las aspiraciones de los emigrantes italianos que se dirigan a las colonias o a Buenos Aires.

    De Engels a Pasquale Martignetti

    Londres, 13 de enero de 1890

    Querido amigo.

    He meditado sobre el asunto de la recomendacin a Buenos Aires. No puedo engaar a los camaradas sobre lo ocurrido. En la medida en que gozo

    de confianza entre los obreros, ello se funda en la condicin previa de que a todo trance les dir la verdad, y slo la verdad.

    Yo me inclinara, en su lugar, por ir sin ninguna recomendacin de ese tipo. No bien all se entere uno de que usted ha sido condenado, se enterarn

    ciento, y precisamente gente que no leer mi testimonio o a la cual nada le importar el mismo. Y en ese caso usted ya no se sentir ms como en

    su casa, la condena lo perseguir por todas partes. Ms vale una vida nueva con un nombre nuevo. Usted es joven y, a juzgar por su fotografa,

    fuerte: nimo, entonces!

    Pero para tener en cuenta todos los casos, adjunto un escrito en el que digo a su favor todo lo que sin cargo de conciencia puedo y debo decir. Le

    vuelvo a aconsejar, sin embargo, que no haga uso del mismo. Tal vez esto vuelva ms difcil su lucha en los primeros das. Pero seguramente, a la

    larga, una ruptura total con el pasado le facilitar las cosas.

    Usted sabr lo que tiene que hacer. Pero ojal todo esto sea superfluo y la corte de casacin le haga justicia.

    Muy sinceramente suyo,

  • 27/5/2014 El Historiador :: Artculos :: Lo que Marx y Engels escribieron sobre Amrica Latina

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    F. Esngels

    Direcciones: Vorwrts, redaccin: calle Reconquista 650 nuevo (las calles tienen nmeros viejos y nuevos) Asociacin Vorwrts: calle Comercio 880.

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