Lo fantástico y lo neofantástico
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Lo fantástico y lo neofantástico
1. Lo fantástico tradicional (siglo XIX)
El rasgo distintivo de este género es su capacidad de generar miedo
u horror. Roger Callois distingue lo fantástico de lo maravilloso: lo
maravilloso es un universo en el que lo sobrenatural forma parte del
mundo, por lo tanto, no sorprende, no causa miedo. En cambio, en lo
fantástico lo sobrenatural produce una ruptura en la coherencia universal
y se vuelve amenazador porque quiebra la estabilidad de las leyes
conocidas: en un mundo conocido y dominado por las ciencias, el relato
fantástico abre una ventana a lo desconocido introduciendo el temor y el
escalofrío. Peter Penzoldt escribe: “a excepción del cuento de hadas (lo
maravilloso), todos los relatos sobrenaturales son historias de miedo que
nos obligan a preguntarnos si eso que parece pura imaginación no es,
después de todo, la realidad.”
2. Lo fantástico moderno (siglo XX): lo neofantástico.
En Introduction à la littèrature fantastique (1970), Tzvetan Todorov
dice que el miedo puede estar presente en la literatura fantástica, pero no
es una condición necesaria. Así, redefine el género:
En un mundo que es nuestro, se produce un acontecimiento que no se
puede explicar por las leyes de este mundo familiar. El que percibe el
acontecimiento debe optar por una de dos soluciones posibles: o bien
se trata de una ilusión de los sentidos, de un producto de la
imaginación, y las leyes del universo permanecen como son (lo
extraño); o bien el acontecimiento ha tenido lugar realmente, es parte
integrante de la realidad, pero ahora esta realidad está regida por
leyes que desconocemos (lo maravilloso). (…) Lo fantástico ocupa el
tiempo de esta incertidumbre (…) es la vacilación experimentada por
un ser que no conoce sino las leyes naturales y se enfrenta, de pronto,
con un acontecimiento de apariencia sobre natural.
Así, lo fantástico quedaría definido como un momento de vacilación
o incertidumbre durante el cual un acontecimiento inesperado pareciera
desafiar las leyes que gobiernan la realidad. El relato neofantástico (por
ej. Kafka, Borges, Cortázar) prescinde del miedo cuando transgrede un
orden inviolable. Por ejemplo en La metamorfosis (Kafka) el personaje se
convierte en insecto; en Las ruinas circulares (Borges) un mago procrea
un hombre en un sueño; en Cartas de mamá (Cortázar) un personaje
muerto retorna al mundo de los vivos. En esos cuentos tales
transgresiones ocurren con toda naturalidad: en la literatura
neofantástica, los límites entre lo real y lo fantástico se borran. Para
ejemplificar su definición, Todorov transcribe una cita de Sartre:
Me siento –dice Sartre–, pido un café con leche; el mozo me hace
repetir tres veces el pedido y lo repite él mismo para evitar todo riesgo
de error. Se retira, transmite mi pedido a un segundo mozo que lo
anota en una libreta y lo transmite a un tercero. Finalmente, un cuarto
vuelve y dice: “Aquí tiene”, y deja un tintero sobre mi mesa. “Pero”, le
digo, “yo he pedido un café con leche”. “Pues sí, justamente”,
responde yéndose. Si el lector puede pensar, al leer cuentos de esta
especie, que se trata de una farsa de los mozos o de una psicosis
colectiva, hemos perdido la partida. Pero, si hemos sabido dar la
impresión de que hablamos de un mundo donde estas manifestaciones
ridículas aparecen como conductas normales, entonces el lector se
encontrará inmerso de una sola vez en el seno de lo fantástico.
En general estos relatos presentan acciones que permanecen
absolutamente impenetrables y que aceptan múltiples interpretaciones.
Cada relato es una metáfora que escapa a una interpretación unívoca. Sin
embargo, la pluralidad de interpretaciones tan dispares prueba que todas
ellas son válidas y a la vez invalida a todas.
Fantástico Neofantástico Maravilloso
Lo sobrenatural aparece Transgrede el orden
como una ruptura del
orden normal. Busca
producir miedo.
El lector duda si lo
fantástico es real o no.
Desenlace insólito y final
abierto.
natural de las cosas sin
provocar miedo.
Pluralidad de
interpretaciones.
El lector no distingue entre
lo real y lo fantástico:
vacilación.
Los objetos maravillosos
son de uso corriente: no
irrumpen, forman parte del
universo.
Elementos místicos y
maravillosos.
El lector no se cuestiona
los sobrenatural, lo acepta.