Libros en America

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EL LIBRO EN EL CONTINENTE AMERICANO

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE

SAN AGUSTIN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA RELACIONES

INDUSTRIALES Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS DE LA

COMUNICACIÓN

CURSO:

ESTUDIO DE MEDIOS2ºB

TEMA:

EL LIBRO EN EL CONTINENTE AMERICANO

PROFESOR:

MG. ROBERT SILVA FERNADEZ

PRESENTADO POR:

APAZA MARTINEZ, DILVERCOLQUEHUANCA ANAYA, LETICIAFERNANADEZ CANALES, MARICRID

MAMANI KAPA, MAURAZAMATA PACSI, JIMENA

AREQUIPA, 2015

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INDICE:

Presentación…………………………………………………………………………………………………….…………….…..….1

1.HISTORIA DEL LIBRO EN EL CONTINENETE AMERICANO………………………………..………..…………….21.1 EL IMPRESOR ANTONIO DE ESPINOSA……………………………………………..…………………...…….31.2 LAS MISIONES JESUITAS………………………………………………………………………………………….….41.3 RAMÓN PANÉ…………………………………………………………………………………………………………..…51.4 LA IMPRENTA EN AMERICA…………………………………………………………………………………..…….51.5 JUAN PABLOS, PRIMER IMPRESOR EN MÉXICO Y EN AMÉRICA……………………………..……..7

1.5.1 LA EMPRESA DE CROMBERGER………………………………………………………………………..…81.6 JUAN PABLOS, EL GUTENBERG DEAMÉRICA……………………………………………….………………101.7 LOS PRIMEROS LIBROS DE LATINOAMÉRICA: CÁDICES, MANUSCRITOS, INCUNABLES CRONICAS……………………………………………………………………………………………………………….…..….111.8 LORETO: CUNA DEL PRIMER LIBRO IMPRESO EN AMÉRICA DEL SUR……….……………….…12

2. LIBRO EN EL PERU2.1 HISTORIA DEL LIBRO EN EL PERÚ………………………………………………………………….……….142.2 LA IMPRENTA EN EL PERÚ……………………………………………………………………...……..……..192.3 NOVELAS, ENSAYOS, POESÍA, CUENTOS Y MÁS DE LOS MÁS DESTACADOS LITERATOS NACIONALES………………………………………………………………………………………………………….…..20

3. EN AREQUIPA………………………………………………………………………………………………..………………..….223.1 PRINCIPALES BIBLIOTECAS DE AREQUIPA…………………………………………………..……....22

3.2 LITERATURA AREQUIPEÑA………………………………………………………………………………………..………25

CONCLUSIONESBIBLOGRAFIASANEXOS

PRESENTACION

UNIVERSIDAD NACIONAL DE

SAN AGUSTIN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA RELACIONES

INDUSTRIALES Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS DE LA

COMUNICACIÓN

CURSO:

ESTUDIO DE MEDIOS2ºB

TEMA:

EL LIBRO EN EL CONTINENTE AMERICANO

PROFESOR:

MG. ROBERT SILVA FERNADEZ

PRESENTADO POR:

APAZA MARTINEZ, DILVERCOLQUEHUANCA ANAYA, LETICIAFERNANADEZ CANALES, MARICRID

MAMANI KAPA, MAURAZAMATA PACSI, JIMENA

AREQUIPA, 2015

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Los primeros libros consistían en planchas de barro que contenían caracteres o dibujos incididos con un punzón.

La elaboración de las técnicas de impresión por parte de Gutenberg hacia 1440 dio paso a la entrada del libro en la era industrial. El libro ya no era un objeto único, escrito o reproducido de acuerdo con la demanda. La edición de un libro requiere de toda una empresa, capital para su realización, y un mercado para su difusión. Por consiguiente, el coste de cada ejemplar baja considerablemente lo que, a su vez, aumenta notablemente su expansión, este es el punto de partida para el presente trabajo presentado por el grupo

1. HISTORIA DEL LIBRO EN EL CONTINENETE AMERICANO

Como es de esperar, la llegada de la primera imprenta al continente hispanoamericano se hace esperar. Aunque no ocurre lo mismo con los primeros libros, ya que el

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continente cuenta con importantes civilizaciones cuya riqueza cultural causará asombro a los primeros conquistadores

La historia del libro en Hispanoamérica no comienza ni mucho menos, con la llegada de los españoles. Los mayas, olmecas, mixtecos, toltecas y aztecas contaron con su propia cultura y escritura mucho antes de la conquista. Quizás la cultura que mas nos llama la atención es la de los Mayas que a pesar de contar con un texto fundamental como el de la “Relación de las cosas de Yucatán” (1566) considerado “la piedra Rosetta Maya”, resulta difícil completar su desciframiento. Se entiende por literatura prehispánica la producción literaria de los pueblos que ocupaban el territorio que hoy es América Latina antes de la Conquista de América. Resulta difícil precisar la fecha de origen de las obras, ya que en muchos de los pueblos se transmitían oralmente.

Los mayas desarrollaron un complejo sistema de escritura jeroglífica de tres tipos, se ha logrado conocer la matemática y cronológica, pero hasta la fecha no se ha descifrado la literaria, aunque la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de Landa constituye un intento en ese sentido.

Otro problema para estudiar esta literatura fue la destrucción casi sistemática de códices (ya sea por los mismos indígenas o por los conquistadores). Sin embargo, se puede deducir que el esplendor de la literatura maya debió ser anterior al siglo X, que fue cuando abandonaron las ciudades (aunque los registros escritos son de varios siglos después), y que la literatura náhuatl data de aproximadamente el siglo XIII

Tenían sus propias escuelas, con cantos dirigidos a los dioses, la historia o la astronomía que han llegado a nosotros y conocemos como códices hispanoamericanos. Algunos se llaman con el nombre de su poseedor o su descubridor y se conservan unos 500 de los cuales una veintena proceden del periodo prehispánico y que se encuentran dispersos por muchos países. Así tenemos en Dresde el códice Dresde o en el Vaticano el Códice Vaticano. Por su lugar de origen proviene el Códice Azoyu y relacionados con su propietario tenemos el Códice Borgia o Borbónico y la mayoría llegaron al contienente traidos por los primeros conquistadores como parte del botín capturado.Con la llegada de los españoles, traen de la mano el invento de la imprenta. Los Cromemberg llegaron desde Sevilla y crearon la primera imprenta en México en 1539. Años antes, en 1521 se había creado allí mismo la primera universidad. Al nuevo mundo llegaban numerosos libros de la mano de las órdenes religiosas, como los jesuitas, no sin antes haber sufrido expurgo de manos del Tribunal de la Inquisición de Sevilla. Sin embargo, la prohibición y los tribunales de la inquisición era burlada por los marinos y piratas que introducian libros heréticos y prohibidos en el nuevo mundo.

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Es en México donde se crea una de las primeras bibliotecas de mano del Obispo Zumárraga con no menos de 400 volúmenes. El Convento grande de San Francisco contó con casi 17.000. La Biblioteca Mayor de la Universidad de Córdoba en 1767 contaba con 12.148 volúmenes. Pero por encima de todo, de la época colonial destacan dos: La Biblioteca Turriana formada por el Dr. Luis de Torres, ampliada por sus sobrinos y donada finalmente a la Catedral. Sin embargo, muchos libros fueron extraviados o robados y tras la independencia de México, contaba “tan sólo” con unos 10.000 volúmenes que fueron la base de la Biblioteca Nacional de México. La otra, fue la Biblioteca Palafoxiana obra del Obispo de Puebla Juan de Palafox y Mendoza.

l obispo Palafox donó su librería personal, compuesta de cinco mil volúmenes ante el notario el 5 de septiembre de 1646, para que fuera consultada por todos aquellos que quisieran estudiar, pues su principal condición fue que estuviera abierta al público y no sólo a eclesiásticos y seminaristas.Como curiosidad podemos citar el caso de Melchor Pérez de Soto, vecino de Puebla y acusado de poseer libros heréticos. Muerto en la cárcel, tenemos la suerte de poseer su listado gracias a la labor de la Inquisición. Constaba de 1.663 volúmenes de matemáticas, física, astronomía, medicina y fue una de las bibliotecas más completas de la época. Lo curioso es que no era ni noble ni pertenecía al círculo religioso. Melchor, era un albañil con una obsesión voraz por los libros.Además de México, se introdujo una imprenta en Buenos Aires por parte del virrey Juan José de Vertiz y Salcedo en el año 1780 en la casa de los Niños Expósitos. Su producción fue caudalosa pero muy heterogénea. Sin embargo, el equipo era muy deficiente y el personal que trabajaba en la imprenta, aparte de escaso, con poca práctica y preparación. En 1825 se transformó en Imprenta del Estado, a las que se añadirian en el primer cuarto de siglo una docena más en todo el país.Por otra parte, la primera imprenta llegó a Cuba en 1723. Santa Fé (Colombia) en 1738, Equador en 1754, Chile en 1780, Montevideo 1810 y Panamá en 1820

1.1 EL IMPRESOR ANTONIO DE ESPINOSA

La prensa se estableció en México en 1539 en la que entonces se llamaba la Casa de las Campanas, por decisión del editor Juan Cromberger, que radicaba en Sevilla y la pusó a cargo del impresor italiano Juan Pablos, que trabajó durante diez años a cambio de los gastos de su manutención. En ella trabajó Antonio de Espinosa hasta que dejó la imprenta de Juan Pablos para montar la suya propia. Sevillano de nacimiento, esconsiderado el mejor tipógrafo del siglo XVI en el continente hispanoamericano. Consiguió anular el monopolio sobre la impresión de libros en México que tenia el taller de Juan Pablos y gracias al trabajo en este taller, disponía una riqueza de tipos tanto góticos como romanos. Su primera obra impresa fue la Gramática de Maturino

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Gilberti (1559) y el Túmulo imperial de la gran Ciudad de México un año después. De su taller salieron algunas de las mejores obras de este siglo en el continente.

1.2 LAS MISIONES JESUITAS

Las misiones jesuíticas guaraníes, fueron los pueblos misionales fundados por la Compañía de Jesús entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin evangelizar a los nativos de la actual provincia argentina de Misiones, el norte de Corrientes e importantes territorios actualmente en el Paraguay y sur del Brasil. La Compañía de Jesús se estableció por tanto en una vasta zona del continente americano. La gran necesidad de libros que padecían para su labor evangelizadora, era paliada con las importaciones que hacían frecuentemente desde la península. Con el objetivo de obtener una licencia para imprimir y una imprenta, se apoyaron en la necesidad de editar gramáticas y sermones en las lenguas indígenas. Al no conseguirlo, decidieron construirla ellos mismos. Fruto de esa rudimentaria imprenta fué en 1700 el Martirologio romano en el pueblo de Loreto. Le siguió el Flos Sanctorum un año después. Los dos con muchas deficiencias. Esto se corrigió en el año 1705 con la obra “De la diferencia entre lo temporal y lo eterno. Crisol de desengañosde Juan Eusebio Nuremberg, de una calidad sorprendente sobre todo por sus magníficas láminas, 67 de ellas grabadas en manera y 55 en bronce. El texto a dos columnas, está en guaraní.

La labor impresora de los jesuitas no fue todo lo prolífica que hubiesen deseado por la necesidad que tenían de importar el papel desde la lejana Europa. Se desconoce con certeza si hubo una o más imprenta, pues en los pies de imprenta figuran distintos lugares: Loreto, San Javier, Santa María la Mayor. Quizás tuviesen más de una o quizás como parece probable, la imprenta fuese itinerante. En Córdoba fundaron la Universidad de San Ignacio de enorme prestigio, donde hubo una excelente biblioteca y una imprenta que finalmente, pudieron comprar en Génova, siendo el primer libro publicado allí en el año 1766.

1.3 RAMÓN PANÉ

Monje de la Orden de San Jerónimo, de origen catalán, nació en la segunda mitad del siglo XV. Acompañante de Cristóbal Colón en su segundo viaje a las indias, fue

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quizá el primer europeo en estudiar y aprender una lengua indígena, el taíno, hablado en la isla de La Española. Por encargo del almirante Cristóbal Colón, investigó y escribió el primer tratado escrito por los españoles en América: Relación acerca de las antigüedades de los indios. Fray Ramón Pané fue el autor del primer libro escrito en América, titulado "Relación Acerca de las Antigüedades de los Indios". Ermitaño jerónimo, quien llegó a la Española en el Segundo Viaje del Almirante Cristóbal Colón. Gracias al aporte dejado por este religioso, quien ayudó al Vicario Apostólico Bernardo Boil el día 6 de enero de 1494, a celebrar la primera misa en tierras americanas, podemos conocer valiosos rasgos de La cultura taina, ya que para cumplir su misión de "primer catequista" se vio en la necesidad de aprender el lenguaje de los nativos y conocer su cultura. También se sabe que pertenecía a la orden de los jerónimos dado que él mismo lo dice en su libro donde se identifica como un "pobre ermitaño de la orden de San Jerónimo". De su vida más nada se conoce con certeza, sólo que probablemente conoció a Cristóbal Colón durante el encuentro que este tuvo con los Reyes Católicos en el monasterio de San Jerónimo de Murtra, en el mes de abril de 1493, cuando les dio razón de lo que había "descubierto" en su primer viaje, y dónde se organizó su siguiente expedición.

1.4 LA IMPRENTA EN AMERICA

La imprenta llegó a América algo más tarde, en 1540, año en que comenzó a funcionar la primera en México. La edición de libros se inició en seguida y se multiplicó extraordinariamente, tanto en Nueva España como en el Perú.No pasó ni medio siglo desde que América fue conquistada por los españoles cuando la imprenta hizo su aparición en tierras amerindias. En cambio, en las colonias inglesas de Norteamérica, tardó un siglo más en instaurarse. En efecto, a México la imprenta llegó en 1539, mientras que a Estados Unidos llegó en 1639.

¿Por qué tanta diferencia?

Para el mejicano Jorge de Buen Unna, profesor universitario y miembro de la Asociación Tipográfica Internacional, la razón es de intereses prácticos. Mientras que los británicos estaban “mucho más ocupados en apropiarse de grandes extensiones labrantías, pues para ellos era mejor negocio llevar granos a Inglaterra que almas al cielo”, en cambio, “en la incipiente Nueva España era urgente proveer a los monasterios de textos sagrados; a los templos, de obras de culto, y a los ministros de la Iglesia, de obras de catequesis en español y lenguas indígenas”.Si bien los dos imperios perseguían el sometimiento de los pueblos conquistados, los unos tenían intereses más terrenales, frente a los otros que tenían intereses más espirituales.Y como la imprenta había demostrado en Europa ser un instrumento eficaz en la difusión de las ideas religiosas, los Reyes Católicos quisieron utilizar la misma

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estrategia en tierras americanas. Esta la razón, según Buen Unna, de que la imprenta haya llegado a la América hispana con tanta presteza y “por qué hubo de transcurrir un largo siglo antes de que se estableciera por primera vez en las colonias inglesas”.Como lo dijimos al inicio, México fue el primer país de América donde se instauró la imprenta de Gutenberg. Fue introducida en 1539 por el español Juan Pablos, quien cumplía así un encargo de un impresor sevillano para establecer en el país azteca una sucursal de su negocio. Juan Pablos es considerado el primer impresor de América y, para muchos, el Gutenberg de América.Según el historiador Albert Sutton, el primer libro que se imprimió en este continente fue la Breve y más compendiosa doctrina cristiana, que salió de esos talleres en ese mismo año.Lima fue la segunda ciudad del Nuevo Mundo y la primera de Sudamérica donde se instaló una imprenta. Ello sucedió en 1584; a su cargo estuvo el impresor Antonio Ricardo. La primera impresión fue la Pragmática sobre los diez días del año. Para fines del siglo XVII se empezaron a imprimir las primeras relaciones u hojas volantes impresas, que salían sin ninguna regularidad.A Guatemala le cupo el tercer lugar en este listado de países americanos que se hicieron de este invento. Ello sucedió en 1641, aunque no se consolidó hasta antes de 1660.Es decir, las imprentas de México y Lima se instalaron en el siglo XVI y la de Guatemala en el siglo XVII.Las prensas en los restantes países empezaron a instalarse con retraso de hasta casi tres siglos en relación a la de Gutenberg. En el siglo XVIII: Paraguay (1705), La Habana (1707), Córdoba, Argentina (1766), Bogotá (1739), Ambato, Ecuador (1754), Quito (1760), Santiago de Chile (1776), Buenos Aires (1780). En el siglo XIX se instalaron en  Montevideo (1807), Caracas (1808), Río de Janeiro (1808), Puerto Rico (1808), Bolivia (1811), Honduras (1830), Nicaragua (1835).Varias causas se pueden señalar para este retraso. Por un lado, las comunidades religiosas -a la sazón, los únicos centros de cultura- tenían fondos depositados en Europa, especialmente en España e Italia,  para la impresión de sus libros de religión y filosofía. Por otro, los primeros impresores que se establecieron en América tenían celo profesional, por lo que trataron de defender su industria y no permitir la difusión de la misma.A ello se sumó la idiosincrasia de muchos de los lectores de las colonias españolas, que preferían leer libros y periódicos publicados en España.También estaba la dificultad en el abastecimiento de tipos, papel, tinta y las propias prensas, todo lo cual era importado de Europa, principalmente de España. Según recuerda Benítez, las prensas que se empezaron a construir en las colonias eran de madera.Esta serie de situaciones llevó a que autores de libros como el cronista Gaspar de Villarroel o el científico Pedro Vicente Maldonado, de la Real Audiencia de Quito (hoy Ecuador), hicieran imprimir sus obras en Europa, donde les era más fácil enviar sus originales que hacerlo a Lima, Bogotá o, peor aún, a México.La introducción de la imprenta en las colonias americanas, ya lo dijimos antes, tenía como propósito la difusión proselitista de la religión católica. Por eso es que, al igual

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que en Europa, muchos años debieron pasar, luego de que fueran instaladas, para que se dedicaran a imprimir noticias.Mención especial en esta aventura del desarrollo de la imprenta en tierras americanas merece la orden de los Jesuitas, quienes demostraron especial interés por el arte tipográfico. De hecho, según cuenta Wilson Hallo, la Compañía de Jesús había estructurado sus propias prensas en Viena de 1559 a 1565. En los siglos XVII y XVIII, las misiones jesuíticas de Bolivia, Ecuador, Paraguay, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, Brasil instalaron sus prensas que, en un principio, homologando a sus antecesoras europeas, se dedicaron a imprimir libros religiosos, santorales, oraciones, ejercicios.Luego, conforme se descomponía el poder colonial de España y avanzaban las tropas insurgentes en pos de la libertad, las imprentas empezaron a pasar al servicio de los insurgentes, que las utilizaron en su proceso de liberación. Y donde los talleres de impresiones aún no existían, los propios patriotas los fueron llevando como parte de sus expediciones militares. Así lo hizo Francisco de Miranda, en Venezuela, y Juan José Castelli, en Bolivia, mientras comandaba el ejército libertador argentino.La introducción de las primeras imprentas corre paralela al aparecimiento de los primeros periódicos. De hecho, México, Perú y Guatemala, que tuvieron los primeros talleres tipográficos, dieron a luz las primeras publicaciones periódicas del continente, como veremos más adelante.

1.5 JUAN PABLOS, PRIMER IMPRESOR EN MÉXICO Y EN AMÉRICA

Juan Pablos recibió de Juan Cromberger 120,000 maravedís destinados tanto a la compra de la prensa, tinta, papel y otros aparejos, como a los gastos del viaje que emprendería con su mujer y dos acompañantes más. El costo total de la empresa fue de 195,000 maravedís o sea de 520 ducados. Juan Pablos, de origen italiano cuyo nombre, Giovanni Paoli, conocemos ya castellanizado, llegó a la Ciudad de México junto con su esposa Gerónima Gutiérrez, entre septiembre y octubre de 1539. Venían también con él Gil Barbero, prensista de oficio, así como un esclavo negro.Con el apoyo de sus patrocinadores, Juan Pablos estableció el taller "Casa de Juan Cromberger" en la Casa de las Campanas, propia del obispo Zumárraga, ubicada en la esquina suroeste de las calles de Moneda y cerrada de Santa Teresa la Antigua, hoy licenciado Verdad, frente al costado del ex arzobispado. El taller abrió sus puertas hacia abril de 1540, siendo regidora de la casa sin llevar salario, sólo su mantenimiento, Gerónima Gutiérrez.

1.5.1 LA EMPRESA DE CROMBERGER

Fue el virrey Mendoza quien concedió a Juan Cromberger el privilegio exclusivo de tener imprenta en México y traer libros de todas las facultades y ciencias; el pago de

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las impresiones sería a razón de un cuartillo de plata por pliego, es decir 8.5 maravedís por cada hoja impresa y el cien por ciento de ganancias en los libros que trajese de España. Estos privilegios respondían sin duda a las condiciones impuestas por Cromberger quien además de ser un hábil comerciante de libros, tenía intereses en actividades mineras en Sultepec, en cooperación con otros alemanes, desde 1535. Juan Cromberger falleció el 8 de septiembre de 1540 casi un año después de iniciado el negocio de la imprenta.Sus herederos lograron del rey la confirmación de lo acordado con Mendoza por el término de diez años, y la cédula fue firmada en Talavera el 2 de febrero de 1542. Pocos días después, el 17 de ese mismo mes y año, el cabildo de la Ciudad de México concedió a Juan Pablos el título de vecino, y el 8 de mayo de 1543 obtuvo un solar para la edificación de su casa en el barrio de San Pablo, en la calle que iba precisamente hacia San Pablo, a espaldas del hospital de la Trinidad. Estos datos confirman el deseo de Juan Pablos de arraigarse y permanecer en México a pesar de que el negocio de la imprenta no tuviese el desarrollo deseado, ya que había de por medio un contrato y privilegios de exclusividad que creaban una situación difícil e impedían la agilidad requerida para el crecimiento de la empresa. El mismo Juan Pablos se quejaba en un memorial dirigido al virrey que estaba pobre y sin oficio, y que se sostenía gracias a las limosnas que recibía.Al parecer el negocio de la imprenta no llenó las expectativas de los Cromberger a pesar de las condiciones tan favorables que obtuvieron. Mendoza, con el ánimo de favorecer la permanencia de la imprenta, concedió mercedes más lucrativas con el fin de motivar el interés de los herederos de esta casa impresora en la conservación del taller de su padre en México. El 7 de junio de 1542 recibieron una caballería de tierra para siembras y una estancia de ganado en Sultepec. Un año después (8 de junio de 1543) fueron de nuevo favorecidos con dos sitios de ingenios para moler y fundir metal en el río de Tascaltitlán, mineral de Sultepec.Sin embargo, a pesar de estos privilegios y mercedes, la casa de Cromberger no atendió la imprenta como las autoridades esperaban; tanto Zumárraga como Mendoza y posteriormente la Audiencia de México, se quejaron ante el rey de la falta de cumplimiento en la provisión de los materiales indispensables para la imprenta, papel y tinta, así como del envío de libros. En 1545 solicitaron al soberano se exigiera el cumplimiento de esta obligación a la familia Cromberger en virtud de los privilegios que se les habían concedido anteriormente. La primera imprenta con el nombre de "Casa de Juan Cromberger" duró hasta 1548, aunque a partir de 1546 dejó de aparecer como tal. Juan Pablos imprimió libros y folletos, en su mayoría de carácter religioso, de los que se conocen ocho títulos realizados en el período 1539-44, y otros seis entre 1546 y 1548.Tal vez las quejas y presiones contra los Cromberger favorecieron el traspaso de la imprenta a Juan Pablos. Dueño de ésta a partir de 1548, aunque con grandes deudas por las condiciones onerosas en que se dio la venta, obtuvo del virrey Mendoza la ratificación de los privilegios concedidos a los antiguos propietarios y posteriormente la de don Luis de Velasco, su sucesor.De este modo disfrutó también de la licencia de exclusividad hasta agosto de 1559. El nombre de Juan Pablos como impresor, aparece por primera vez en la Doctrina Cristiana en lengua Castellana y Mexicana, terminada el 17 de enero de 1548. En

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algunas ocasiones añadió el de su origen o procedencia: "lumbardo" o "bricense" pues era natural de Brescia, Lombardía.La situación del taller empezó a cambiar hacia 1550 al conseguir nuestro impresor un préstamo de 500 ducados de oro. Solicitó a Baltasar Gabiano, su prestamista en Sevilla, y a Juan López, violero, vecino de México que viajaba a España, le consiguieran hasta tres personas, oficiales de imprenta, para ejercer su oficio en México.En septiembre de ese mismo año, en Sevilla, se concertó el trato con Tomé Rico, tirador (prensista), Juan Muñoz componedor (cajista) y Antonio de Espinoza, fundidor de letra quien llevaría como ayudante a Diego de Montoya, de trasladarse todos a México y trabajar en la imprenta de Juan Pablos durante tres años, los cuales se contarían a partir de su desembarco en Veracruz. Se les daría el pasaje y alimentos para el viaje en el océano y una cabalgadura para su traslado a la Ciudad de México.Se cree que llegaron a fines de 1551; sin embargo, no fue sino hasta 1553 cuando el taller desarrolló el trabajo de forma regular. Se manifestó la presencia de Antonio de Espinosa por el uso de tipos romanos y cursivos y de nuevos grabados en madera, lográndose con estas modalidades superar la tipografía y el estilo en los libros e impresos anteriores a esa fecha.De la primera etapa de la imprenta con denominación "en casa de los Cromberger" podemos citar las siguientes obras: Breve y mas compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana que contiene las cosas mas necesarias de nuestra sancta fe catholica para el aprovechamiento destos indios naturales y salvación de sus ánimas.Se cree que esta fue la primera obra impresa en México, el Manual de adultos del que se conocen las tres últimas páginas, editado en 1540 y mandado hacer por la junta eclesiástica de 1539, y La Relación del espantable terremoto que agora nuevamente ha acontecido en la ciudad de Guatemala publicado en 1541.A estos siguieron en 1544 la Doctrina Breve de 1543 destinada a todos en general; el Tripartito de Juan Gerson que es una exposición de la doctrina sobre los mandamientos y la confesión, y tiene como apéndice un arte de bien morir; el Compendio breve que trata de cómo se van hacer las procesiones, destinado a reforzar las prohibiciones de las danzas y regocijos profanos en las fiestas religiosas, y la Doctrina de fray Pedro de Córdoba, dirigida exclusivamente a los indios.El último libro realizado con el nombre de Cromberger, como casa editora, fue la Doctrina Cristiana breve de fray Alonso de Molina, con fecha de 1546. Dos obras editadas sin el nombre del impresor, fueron la Doctrina Cristiana mas cierta y verdadera para gente sin erudición y letras (diciembre 1546) y la Regla Cristiana breve para ordenar la vida y el tiempo del cristiano (en 1547). Esta etapa de transición entre un taller y el otro: Cromberger-Juan Pablos, se debió tal vez a las negociaciones iniciales de traspaso o a la falta de cumplimiento del contrato establecido entre las partes.

1.6 JUAN PABLOS, EL GUTENBERG DE AMÉRICA

En 1548 Juan Pablos editó las Ordenanzas y compilación de leyes, utilizando en la portada el escudo de armas del emperador Carlos V y en las diversas ediciones de la doctrina cristiana, el escudo de los dominicos. En todas las ediciones realizadas hasta

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1553, Juan Pablos se apegó al uso de la letra gótica y de los grandes grabados heráldicos en las portadas, característicos de los libros españoles de ese mismo período.La segunda etapa de Juan Pablos, con Espinosa a su lado (1553-1560) fue breve y próspera, y trajo como con secuencia que se le disputase la exclusividad de tener la única imprenta en México. Ya en octubre de 1558 el rey concedió precisamente a Espinosa, junto con otros tres oficiales de imprenta, la autorización para tener negocio propio.De este período, incluso, se pueden citar varias obras de fray Alonso de la Veracruz: Dialéctica resolutio cum textu Aristótelis y la Recognitio Summularum, ambas de 1554; la Physica speculatio, accessit compendium sphaerae compani de 1557, y Speculum coniugiorum del 1559. De fray Alonso de Molina el Vocabulario en lengua castellana y mexicana apareció en 1555, y de fray Maturino Gilberti el Diálogo de la doctrina cristiana en lengua de Michoacán, publicado en 1559.Reproducción de la imprenta de Gutenberg. Tomado del folleto del Museo de Gutenberg en Mainz, Col. Museo de Artes Gráficas Juan Pablos. Fundación Armando Birlain Schafler para la Cultura y Las Artes, A.C.Estas obras se encuentran en el acervo custodiado por la Biblioteca Nacional de México. El último impreso de Juan Pablos fue el Manual Sacramentorum, aparecido en julio de 1560. La casa impresora cerró sus puertas ese año, pues se cree que el lombardo murió entre los meses de julio y agosto. Y en 1563 su viuda arrendó la imprenta a Pedro Ocharte casado con María de Figueroa, hija de Juan Pablos.Son atribuibles a la primera etapa de la imprenta teniendo como editores a Cromberger y a Juan Pablos, 35 títulos de los supuestos 308 y 320 que se imprimieron en el siglo XVI, indicativos del auge que tuvo la imprenta en la segunda mitad del siglo.Los impresores y también libreros que figuran en este período fueron Antonio de Espinosa (1559-1576), Pedro Balli (1575-1600) y Antonio Ricardo (1577-1579), pero Juan Pablos tuvo la gloria de haber sido el primer impresor en nuestro país.Si bien la imprenta en sus inicios publicó sobre todo cartillas y doctrinas en lenguas indígenas para atender la cristianización de los naturales, al término del siglo había cubierto temas de muy diversa índole.La palabra impresa contribuyó a la difusión de la doctrina cristiana entre los indígenas y apoyó a quienes, como evangelizadores, doctrineros y predicadores, tuvieron la misión de enseñarla; y, a la vez, fue también un medio de difusión de las lenguas indígenas y de la fijación de éstas en las "Artes", así como de los vocabularios de estos dialectos, reducidos por los frailes a caracteres castellanos.También la imprenta propició, a través de obras de carácter religioso, el fortalecimiento de la fe y de la moral de los españoles que llegaban al Nuevo Mundo. Los impresores incursionaron notablemente en temas de medicina, derechos eclesiástico y civil, ciencias naturales, de navegación, de historia y de las ciencias, propiciando socialmente un alto nivel de cultura en el que destacaron grandes figuras por su aportación al conocimiento universal. Este patrimonio bibliográfico representa para nuestra cultura actual un legado invaluable

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1.7 LOS PRIMEROS LIBROS DE LATINOAMÉRICA: CÁDICES, MANUSCRITOS, INCUNABLES Y CRÁNICAS

Publicado el 24 de abril de 2008 Mª Luisa Álvarez de Toledo 6 comentariosHa pasado el Día del Libro, promovido por las asociaciones de editores y del copyright, y yo he estado revisando la aparición del libro en América Latina, las obras más antiguas y su libre disponibilidad a través de Internet. Los famosos códices mayas, se pueden considerar los libros más antiguos en lenguas pre colonial. Podemos ver el maravilloso Códice de Dresde, en su versión digital, en el portal de la Famsi (Fundacián para el avance de los estudios mesoamericanos) Codex dresdensis . Además Famsi tiene digitalizados muchos más códices mayas, mixtecos y aztecas.La Relación de las cosas del Yucatán de Diego de Landa en 1566 es la primera obra que transcribe signos mayas a signos latinos. El estudio Un monje etnólogo. Diego de Landa   muestra parte de la obra y sus ilustraciones. Podemos leer el texto completo sin imágenes de La Relación de las cosas del Yucatán promicionado por la Asociación Europea de Mayistas.Una muy curiosa colección de antiguos libros que tratan y transcriben las lenguas indígenas es la Colección de Lenguas indígenas, biblioteca digital de la Universidad de Guadalajara, México. Es un proyecto que pertenece al programa Memoria del Mundo de la Unesco.Leo que en Perú, estos días 24, 25, 26 y 27, se celebra una interesante exposición titulada "la Primera exposición-venta del papel antiguo en Perú" organizada por La Librería Anticuaria "La Casa del Libro Viejo" en las instalaciones del histórico Museo Pedro de Osma en Barranco. En el Tiempos dicen: "Recordemos que Perú es el primer país donde la imprenta llegó en Suramérica,… explicó Ortiz en entrevista a Efe”. Pues no es así, lo siento por Perú. Lima fue la segunda ciudad en la que se estableció la imprenta, en 1584, y su primer libro impreso es la Doctrina Christiana y catecismo para instrucción de los Indios. Stella Maris Fernández, una autoridad en la Historia del Libro en Hispanoamérica, confirma que es México el sitio de las primeras ediciones de libros impresos, aunque hay discusiones sobre el primer impresor y el primer libro impreso y la fecha concreta ( 1537? 1539?)En Internet me encuentro con que en el Centro histórico de la Ciudad de México se conserva un casa con esta leyenda “El Virrey Don Antonio de Mendoza estableció aquí en el año de 1536, la Primera Imprenta de América"Los primeros impresos latinoamericanos no tratan de la descripción del nuevo mundo por los españoles que llegaban, nada de observar objetivamente y describir esa postura científica corresponderá a los ingleses. La imprenta, elemento de poder todavía hoy, estaba al servicio de la Corona. La lista de prohibiciones y cláusulas para la imprenta y circulación de libros en América era verdaderamente una “losa” para

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evitar cualquier desvío e insumisión. Eran libros religiosos, catecismos, gramáticas: “Doctrina breve muy provechosa de las cosas que pertenecen a la fe católica y a nuestra cristiandad." o “Catecismo en lengua mexicana y española , breve y muy compendioso…”Supongo que, por muy breves y compendiosos que sean, ahora muchas personas no tendrán interés en su lectura. Pero en cambio sí les resultará apasionante el pavor que produjo el terremoto de Guatemala en 1541, relatado en el libro “Relación” de Juan Rodriguez Cabrillo. Y para leer tenemos también, los relatos de los Cronistas de Indias que relataban lo que veían y lo que imaginaban con un estilo que, a veces, parece sacado de las novelas de caballerías. Fueron libros manuscritos inéditos hasta pasados años. Tenemos los textos legibles en Arte Historia. Crónicas de América. Textos.Los Diarios de Colán no se imprimieron hasta el siglo XIX. El original manuscrito del primer viaje está perdido pero igualmente desde la Biblioteca Digital Hispánica podemos leer un extracto de los viajes de Colán realizado por Fray Bartolomé de las Casas y desde la Biblioteca Virtual Cervantes podemos leer las Cartas que escribió sobre el descubrimiento de América y testamento que hizo a su muerte publicadas en 1880. La Biblioteca Virtual Cervantes nos ofrece desde su portal Biblioteca Americana ya citada en otras entradas una gran cantidad de transcripción libros antiguos latinoamericanos para mirar, leer o curiosear simplemente. No quiero terminar sin recordar que cualquier aficionado a los libros en América Latina es deudor de José Toribio Medina, el gran estudioso de la bibliografía latinoamericana. La Biblioteca Nacional de Chile tiene su legado y es lo que forma la sala Medina, una colección de tesoros bibliográficos. Además el portal “Memoria Chilena” le dedica un apartado exclusivo y podemos encontrar mucha información sobre Toribio Medina y sobre los primeros libros chilenos

1.8 LORETO: CUNA DEL PRIMER LIBRO IMPRESO EN AMÉRICA DEL SUR

Loreto es un pequeño municipio de poco más de 1.200 habitantes que se encuentra a pocos kilómetros de Posadas, capital de la provincia de Misiones en la República Argentina. Este pequeño poblado, que crece a la vera de la ruta nacional Nº 12, fue el lugar que eligieron los jesuitas para “fabricar” e instalar -por primera vez en Sudamérica- una imprenta, ese revolucionario invento que tanto ha influido en el desarrollo de la humanidad.Sí, allí, en pleno siglo XVIII, en la Reducción Jesuítica de Nuestra Señora de Loreto, entre los años de 1699-1700 se fabricó la primera imprenta manufacturada de manera íntegra en América del Sur con materiales de la región: el cuerpo principal con maderas nobles -cedro o jacarandá-; los tipos fueron hechos con aleaciones de estaño y plomo, y la tinta era la resultante de una mezcla de cerca de una docena de hierbas locales entre las que figuraba la yerba mate. Se habla de que en realidad serían tres las imprentas que se construyeron y que se encontraban en las reducciones de Santa

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María, en San Javier y en Loreto. Otra teoría explica que sería una sola pero móvil y que era trasladada a distintos lugares.Como sea, lo cierto es que con estos sencillos materiales, sesenta y cinco años antes que en Córdoba y ochenta antes que en Buenos Aires, dos padres jesuitas, Juan Bautista Neumann y José Serrano, con la colaboración del pueblo guaraní, iniciaron el desarrollo de la tipografía imprimiendo los primeros libros en el suelo argentino. El primero elaborado por la imprenta vio la luz en el año 1700 y consistió en una traducción del Martirologio Romano realizada por el Padre Serrano. Más tarde, el padre Eusebio Nieremberg publica De la diferencia entre lo temporal y lo eterno (1705). Siguieron otros libros de biología, astronomía, geografía, religión escritos en guaraní, latín y castellano, y diccionarios de traducción en estos idiomas. La producción literaria fue inmensa. Los registros históricos cuentan que cada pueblo contaba con su propia biblioteca: Santa María la Mayor contenía 445 libros, Santos Mártires: 382 libros; Loreto: 315 libros; Corpus: 460 y Candelaria -que era el asiento oficial de los superiores jesuitas- guardaba más de 4.725 ejemplares. La mayoría de los cuales fueron impresos en la prensa misionera.Entre los libros publicados se destacan los de la autoría del Cacique Nicolás Yapugay.Hombre ilustrado, que dominaba los idiomas guaraníes, latín y español, además era músico, compositor, grabador y tipógrafo. La profusa actividad de la Compañía de Jesús se apuntaló sobre las obras de Yapugay. Este literato, elaboró y publicó en la mencionada imprenta la obra denominada Explicación del Catecismo en Lengua Guaraní (1724). También son de su autoría los Sermones y Ejemplos en Lengua Guaraní (1727), y colaboró como ilustrador en la obra El arte de la lengua guaraní, del padre Antonio Ruiz de Montoya.“Muy conocida y superior a lo que puede caber en un indio es la capacidad de ese Nicolás Yapuguay, cacique y músico de Santa María, y con razón muy alabada de todos su composición, por la propiedad, claridad y elegancia con que felizmente se explica, aun en cosas tocantes a Dios… Yo no hice más que darle la materia…”. Así lo describe el padre jesuita Pablo Restivo, con quien de manera conjunta enseñaban el idioma guaraní a los jesuitas y la escritura a los guaraníes.Nicolás Yapugay (o Nicolas el “verídico o verdadero”, porque sus traducciones eran fieles del latín o español) no sólo se destacó en materia religiosa y como traductor e ilustrador. Es considerado el primer antropólogo social del Río de la Plata y posiblemente de Sudamérica, debido a que también diseñó sus famosas Tablas de Parentesco o consanguinidad de las etnias guaraníes.Tres de estas importantes obras del cacique guaraní aún se conservan y son considerados parte de los denominados “incunables”, es decir los primeros libros impresos desde la aparición de la imprenta, por lo que su valor histórico es inmenso. Dos de ellas se encuentran en de la provincia de Misiones. Uno en el Museo Andrés Guacurari y el otro bajo la custodia del Instituto Antonio Ruiz de Montoya. El tercero está bajo la guarda del Museo Mitre, en Buenos Aires.Con respecto a la imprenta, con la expulsión de los jesuitas, las versiones históricas refieren que ésta fue llevada al Hogar de los Niños Expósitos en Buenos Aires y actualmente se la expone en el Museo del Cabildo de esta última ciudad. Otra tesis sostiene que la prensa permaneció en Santa María la Mayor hasta que en 1890 fue enviada al museo histórico y de allí pasó al Museo del Cabildo, en 1942.

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Recientemente, el gobierno de la provincia de Misiones reclamo la entrega de la histórica imprenta teniendo en cuenta que forma parte del acervo histórico cultural del pueblo de Misiones y allí debería estar. Sin embargo, la Secretaría de Cultura de la Nación se negó a hacerlo.Hasta el año 2012 la imprenta se mostraba en dicho museo porteño con una referencia escrita que expresaba: “Probablemente se trate de la primera prensa que funcionó en el Río de la Plata. Una creación local construida y manejada por los padres jesuitas e indígenas guaraníes en la reducción Nuestra Señora de Loreto, actual provincia de Misiones. Realizada en 1700 a partir de madera, hierro y piedra con tipos de estaño y plomo”.Luego del reiterado reclamo por parte la provincia de Misiones, la referencia histórica de la imprenta fue cambiada. Ahora indica que es “una prensa tipográfica del siglo XVIII denominada Common Press, un instrumento mecánico empleado para la reproducción de textos impresos, mediante la transferencia del entintado de caracteres tipo móviles”. Ya no se cita ningún dato que vincule a esta imprenta con la histórica prensa originada por la cultura jesuítica-guaraní, que fuera creada en el pueblo de Loreto en Misiones, y que originara las primeras obras literarias de la República Argentina.

2. LIBRO EN EL PERU

2.1 HISTORIA DEL LIBRO EN EL PERÚ

2.1.1 Época Pre inca e Inca

¿Tuvieron escritura los antiguos peruanos? En los últimos años se han venido acumulando información sobre los sistemas de comunicación de las diversas culturas peruana y sobre todo revisando la visión de cronistas como la de Gracilazo de la Vega, que negaron la misión del quipu como portador de ideas al sentenciar que "el nudo dice el número más no la palabra.

"Son principalmente trabajos aislados que conforma un corpus científico que desmiente la ausencia de una manera de comunicarse que no fuera oral", según afirma el periodista e historiador Juan Gargurevich Regal, en su libro "La comunicación imposible", en el cual destaca el coloquio realizado en Estados Unidos que abrió nuevas puertas de comprensión y búsqueda que habían sido arbitrariamente cerradas.

Destaca también los trabajos de Larco Hoyle, en especial su teoría sobre la estructura de los mochicas, estudios de Victoria De la Hara sobre una presunta escritura de los Incas en los tejidos o "tocapus y los trabajos de William Burns, quien, luego de una serie de ejercicios de comparación de dibujos en telas y ceramios afirmó: "Creemos que los casos de verificación presentados son suficientes para convertir la hipótesis de la existencia de escritura Inca en tesis".

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2.1.2 En la colonia

Con la llegada de los españoles en 1532 se incorpora el libro impreso a la vida nacional.

Y pregunto el dicho Ingá a fray Vicente quién se lo había dicho. Responde fray Vicente que se lo había dicho evangelio, el libro. Y dijo Atahualpa: dámelo a mi el libro para que me lo diga. Y ancí se lo dio y lo tomó en las manos, comenzó a hojear las hojas del dicho libro. Y dice el dicho Ingá: ¿qué, cómo no me lo dice? ¡ni me habla a mí el dicho libro! Hablando con gran majestad, asentado en su trono, y lo hecho el dicho libro de las manos el dicho Ingá Atahualpa”. (Guamán Poma de Ayala)

Cincuenta años después de la conquista llegó la primera imprenta. Lo trajo Antonio Ricardo, italiano que primero se afinco en Méjico y luego, en 1580 llegó a Perú. Debido a una real Orden que prohibía la impresión de libros en el virreynato, salvo autorización expresa, recién puede imprimir un libro en 1584 el "Tercero Catecismo y exposición de la Doctrina Cristiana por Sermones"

La publicación de libros en la Colonia tuvo restricciones, ya que debía tener autorización previa y determinados temas no podían publicarse. No obstante, las imprentas cobraron un relativo auge. Así para 1630 existen 4 imprentas que satisfacen las necesidades generadas por la Universidad y los Colegios.

Durante los aproximadamente primeros cien años de la colonia, hubo una directiva de parte de la corona de alfabetizar a los indios, sobre todo a los de la nobleza e imponer el castellano para una mejor catequización. Para ello se fundaron los Colegios de Caciques: el de Lima, en 1595, y el de Cusco, en 1599. Los indios aprendieron con mucha facilidad. Fray Motolinia así lo corrobora, al decir:

"Con mucha brevedad aprendieron (los indios) a leer así nuestro romance castellano como latín y tirado o letra a mano. ..".todos saben leer, hasta los que ha poco se comenzaron a enseñar"

Se presume que las ordenes conventuales, al igual que muchos particulares, contaban con muy buenas bibliotecas, las cuales debían satisfacer la demanda de libros que la creación de la primera universidad de América y los Colegios mayores generaron.

Pese a varias Ordenanzas que prohibían, desde 1531, la importación de libros de ficción, hubo un comercio fluido de ellos, como se puede constatar en las actas la Casa

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de Indias, en los documentos que se conservan en los archivos de indias y en el de Lima, así como en el hecho de que el Quijote haya llegado a tierras americanas cinco meses después de haber sido editado. Dan fe también de ello, la cultura integral que demuestran en sus obras nuestros intelectuales indios como Guaman Poma de Ayala y Juan Espinosa Medrano.

"Si no eran así escasos los limeños que escribían, mucho mayor era desde luego el número de quienes sólo gozaban y apreciaban las obras que leían; y son muchos los documentos que manifiestan un copioso comercio de libros, con librerías algunas tan famosas como la que Juan de Sarriá y Miguel Méndez tenían en la Calle de Mantas, en una esquina de la Plaza Mayor". (Aurelio Miro Quesada, Lima)

Además, existía en en Lima importantes bibliotecas de personas privadas o comunidades que contenían las mejores producciones de la literatura europea, española, italiana, francesa. Estos libros estaban exentos de todos los impuestos y aranceles que tanto gravaban las otras mercancías -ni alcabala, ni diezmo, ni portaje-, lo que facilitaba mucho su importación (Descola: La vida cotidiana en el Perú).

En las postrimerías de la colonia "a la multiplicidad de libros franceses de los considerados subversivos que se filtraban, sin mucha dificultad, en el virreynato, se unieron en el mismo siglo XVIII las primeras publicaciones periódicas de Lima, que no por hallarse permitidas y hasta auspiciadas por las autoridades dejaron de encauzar una renovación de vasto alcance: la Gaceta de Lima (1743), el Diario de Lima (primer diario regularmente publicado en América. 1790), el Semanario Crítico (1791), y sobre todo elMercurio Peruano (1791), que realizo una siembra vigorosa de las nuevas ideas y propicio un estudio atento, consiente y decidido de la tierra y el hombre americanos" (Aurelio Miro Quesada)El nuevo local de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) está ubicado en el distrito de San Borja y fue inaugurado el 27 de marzo de 2006 y fue construido con la finalidad de contar con los ambientes adecuados para conservar el valioso patrimonio bibliográfico del país. Durante 185 años la BNP ocupó el histórico local de la Av. Abancay, en el centro de la capital, ahora convertido en la Biblioteca Pública de Lima. Biblioteca Nacional del PerúLa historia del antiguo local data de 1568, cuando la orden jesuita fundó allí el Colegio Máximo de San Pablo. En 1584, los jesuitas dan asilo al italiano Antonio Ricardo quien introduce la imprenta en Lima. Ricardo imprime el primer libro incunable en América del Sur: Doctrina Christiana y catecismo para instrucción de los indios y las más personas, que han de ser enseñadas en nuestra Santa Fé. En 1616 funciona en el mismo local el Colegio de Caciques para indios nobles, que en 1767 cambia su nombre a «Colegio de Príncipes». Ese mismo año, los jesuitas son expulsados de las colonias españolas y un año después, la biblioteca de la orden pasó a formar parte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El 28 de

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agosto de 1821, a un mes de haber proclamado la independencia del Perú, el General Don José de San Martín, firmó el decreto de creación de la Biblioteca Nacional y la definió como «una de las obras emprendidas que prometen más ventajas a la causa americana» porque se le destinaba «a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia». El 17 de setiembre de 1822 se inauguró la Biblioteca Nacional, que contaba con 11mil 256 volúmenes que procedían de la antigua biblioteca de los jesuitas y de donaciones particulares, entre ellos 600 volúmenes de propiedad del General San Martín. Como Primer Bibliotecario fue nombrado el clérigo arequipeño y brillante orador del Congreso Constituyente, don Mariano José de Arce. El histórico local de la cuarta cuadra de la Av. Abancay debió enfrentar duros acontecimientos a lo largo de su historia. Primero, el ingreso de las tropas realistas a Lima entre 1823 y 1824, lo que ocasionó la pérdida de buena parte de la colección con la que contaba al momento de su inauguración. Luego, durante la Guerra del Pacífico, después de las batallas de San Juan y Miraflores, los chilenos ingresaron a la ciudad de Lima y ocuparon diversos edificios públicos entre ellos la Biblioteca Nacional, que fue saqueada, perdiéndose una gran cantidad de libros. Firmado el Tratado de Ancón, el presidente Miguel Iglesias llama, para dirigir la Biblioteca Nacional, a don Ricardo Palma, quien entrega 29 años de su vida a esta labor. Palma, autor de las famosas "Tradiciones Peruanas" es conocido como el "bibliotecario mendigo" por su infatigable labor de solicitar donaciones a las naciones hermanas aprovechando su ya ganada fama de escritor. Posteriormente, otro hecho trágico marca historia en la BNP: un incendio, ocurrido el 10 de mayo de 1943 que destruye valiosísimo material de nuestra Biblioteca que era, junto con las de México y Río de Janeiro, una de las más ilustres de América. Luego de producido el hecho el gobierno del Dr. Manuel Prado nombra al Dr. Jorge Basadre como Director de la Biblioteca Nacional. Basadre, con una paciente labor, logra levantar a la BNP de sus cenizas y la convierte en una institución altamente técnica. El recordado historiador tacneño emprendió la inmediata reestructuración del material bibliográfico, la formación técnica del personal y la reconstrucción del edificio principal. Creó la Escuela Nacional de Bibliotecarios en 1944 y es considerado como "El Padre de la Bibliotecología Peruana" por su contribución al desarrollo del movimiento bibliotecario en el Perú. En 1986, durante la gestión del recordado librero Juan Mejía Baca, se consiguió un terreno en San Borja para que, en un nuevo local, la BNP albergue los tesoros bibliográficos de la institución, pues el local del Centro de Lima resultaba insuficiente para atender a una población que crecía cada vez más. Los fondos para la construcción debían obtenerse de un tercio de la tasa de US $30.00, que era el impuesto de salida al exterior, según lo estableció un Decreto Legislativo que fue firmado el 31 de diciembre de 1989 y que se derogó en agosto de 1992. En abril de 1994, siendo Directora de la BNP, la Bib. Martha Fernández de López, con la participación del Consejo Nacional del Colegio de Arquitectos, se realiza la

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Convocatoria al Concurso Público de Anteproyectos Arquitectónicos para el nuevo local, resultando ganadora la propuesta de los arquitectos Guillermo Claux Alfaro, Francisco Vella Zardín, Walter Morales Llanos y Augusta Estremadoyro de Vella. En diciembre de ese año, se otorga la licencia municipal de construcción. En 1995, el Colegio de Arquitectos del Perú hace entrega del Proyecto Integral que consta de planos, metrados, presupuestos y especificaciones técnicas. La construcción de la primera etapa se inició el 22 de enero de 1996 y se paralizó en marzo de 1997 por falta de financiamiento. Siete años después, en marzo de 2004, se reinició la construcción de la obra, durante la gestión como Director de la BNP del Dr. Sinesio López Jiménez (2001-2006). El Dr. López inició en agosto de 2003, la campaña nacional "Un nuevo sol para la Biblioteca Nacional del Perú", que recibió el apoyo de los medios de comunicación y creó conciencia en la población sobre la necesidad de culminar la construcción del nuevo local. Después de superar algunos contratiempos por los recortes de partidas presupuestarias para culminar la obra, el nuevo local de la BNP, considerado uno de los más modernos y funcionales de América Latina, fue inaugurado el 27 de marzo de 2006, en una grandiosa ceremonia que contó con la asistencia del Presidente de la República, Dr. Alejandro Toledo, Ministros de Estado, autoridades de gobierno e intelectuales nacionales y extranjeros. El moderno local de la BNP recibió en octubre del año 2006, por voto unánime del Jurado, el Hexágono de Oro, el máximo galardón de la XII Bienal Nacional de Arquitectura, organizada por el Colegio de Arquitectos del Perú. Asimismo, obtuvo el Padis 2007 VI Premio a lo mejor del Diseño organizado por el Instituto Toulouse Loutrec. Un ansiado retorno se produjo el 6 de noviembre de 2007. Después de diversas gestiones de la Cancillería Peruana y la propia Biblioteca Nacional del Perú, el gobierno chileno adoptó la decisión de devolver oficialmente a la Biblioteca Nacional del Perú 3 mil 788 libros que salieron del país durante la Guerra del Pacífico, a fines del siglo XIX. Los libros fueron identificados de manera clara, concluyente y definitiva, entre otras medidas, por la existencia en ellos del sello de la antigua Biblioteca de Lima, que consistía en un Timbre con el Escudo del Perú y la leyenda "Biblioteca de Lima". Los libros, contenidos en 238 cajas, fueron recibidos en una ceremonia especial por el Director de la Biblioteca Nacional del Perú, doctor Hugo Neira y entre ellos se encuentran obras de gran valor por su antigüedad y rareza, que han pasado a formar parte del valioso patrimonio de la institución. El año 2011 constituye un hito en la historia de la Biblioteca Nacional del Perú, su director Ramón Mujica Pinilla realiza el primer Inventario general de los fondos antiguos y valiosos (siglo XIII-siglo XIX), y lanza la Campaña “Se buscan libros perdidos de la Biblioteca Nacional del Perú. Recompensa: 30 millones de peruanos agradecidos”, que es respaldada por personalidades de la cultura nacional como Mario Vargas Llosa (premio nobel de la literatura), Fernando de Szyszlo, Ruth Shady, Tom Zuidema, Marcos Martos, María Rostworowski, Uriel García, Aníbal Quijano, Julio Cotler, Feffrey Klaiber, David Block, Fermin del Pino,

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entre muchos otros, así como también instituciones internacionales como Memoria del Mundo e IFLA de la UNESCO. Gracias a esta campaña se han recuperado invalorables piezas bibliográficas y documentales extraídas de la Biblioteca Nacional y del país por los traficantes de bienes culturales. El apoyo del Congreso de la República a la BNP se ha expresado en la aprobación por unanimidad de la Ley N° 30034, Ley del Sistema Nacional de Bibliotecas, que convierte a nuestra institución en el ente rector de la gestión bibliotecaria a nivel nacional. Es la primera norma específica en esta materia emitida desde 1821 en que se funda la República del Perú y la Biblioteca Nacional como una de sus instituciones emblemáticas. En este período el Perú logró inscribir en Memoria del Mundo de la UNESCO los “incunables peruanos” que son los 39 impresos más antiguos de Sudamérica, publicados en Lima entre 1584 y 1616. Por otra parte, el incremento sustancial del presupuesto de la Biblioteca Nacional en el período 2011-2014, ha permitido emprender el salto tecnológico consistente en la implementación de dos sistemas modernos: el sistema integrado de videovigilancia y el sistema de gestión bibliotecaria con el software Absysnet.

2.2 LA IMPRENTA EN EL PERÚ

Recién se introdujo en el Perú he imprimió los primeros en 1584. La historia de la introducción de la imprenta en el Perú tiene que tener en cuenta el nombre del impresor italiano Antonio Ricardo, natural de Turín en el Piamonte quién en 1580 llegó al Perú procedente de México con sus máquinas de imprimir y se demoró por una prohibición real que impedía imprimir libros en Lima y en el Perú y después de arduas gestiones, se dio el visto bueno el 7 de agosto de 1584.El primer folleto que imprimió Ricardo fue denominado "Pragmática de los diez días del año" que contenía la corrección gregoriana del calendario cristiano, labor que hizo en 1583, y el primer libro considerado como tal, fue el denominado "Doctrina cristiana y catecismo para la instrucción de los indios", que había sido aprobado por el tercer concilio límense y que fue preparado por algunos curas doctos, que fue impreso en tres idiomas: español, quechua y aymará. Este libro es el primero impreso en el Perú y en América del sur. Con el nació la literatura peruana, impresa en el país y con una significación multilingüe y pluricultural. La "Doctrina cristiana" fue impresa en 1584.

2.3 NOVELAS, ENSAYOS, POESÍA, CUENTOS Y MÁS DE LOS MÁS DESTACADOS LITERATOS NACIONALES

1 Comentarios reales de los incas: Inca Garcilaso de la Vega (1609)Conocida como “Comentarios reales”. Obra histórica escrita por el primer literato mestizo peruano, el Inca Garcilaso de la Vega. La obra se centra en el pasado prehispánico peruano. Es considerada la obra literaria más importante

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de la época colonial. Cuenta con una segunda parte, “ Historia General del Perú”, que continúa desde la época conquista y el inicio de la colonia.2 Ollantay(Siglo XVIII)Obra literaria escrita en quechua colonial, atribuida al sacerdote Antonio Valdés, aunque existe una gran discusión de su origen. Esta obra dramática está escrita en 3 versos, los cuales están divididos en 3 actos; la obra relata la historia de Ollantay, un guerrero inca de origen plebeyo.3 Ña CatitaManuel Ascencio Segura (1845 en 3 actos - 1856 en 4 actos) Genial comedia en verso escrita en 3 actos (1845) y una segunda versión también escrita por Ascencio Segura de 4 actos (1856). Fue llevada con mucho éxito al teatro de la época. Esta obra narra los enredos de Ña Catita, una viejecilla limeña beata, entrometida y chismosa.4 Aves sin nido Clorinda Matto de Turner (1889)La obra más representativa del “indigenismo”, movimiento literario de raíces peruanas. La novela narra la historia de un matrimonio criollo que viaja a la serranía peruana para trabajar en una mina, ahí encuentra otra realidad y muchas injusticias.5 Las tradiciones peruanas Ricardo Palma (1890)Conjunto de textos publicados en revistas, diarios y libros, recopilados y publicados por el mismo Ricardo Palma desde 1890. De manera genial y coloquial Palma narra una serie de hechos históricos, leyendas y demás acontecimientos que iban desde la colonia hasta la época republicana, usando el lenguaje de la época y dejando un hito de las costumbres y tradiciones peruana.6 El Caballero Carmelo Abraham Valdelomar (1918)Probablemente el cuento más icónico y más importante de la literatura peruana. El cuento narra la historia de un gallo viejo llamado “Caballero Carmelo”, quien debe enfrentar irremediablemente a un gallo más joven.- Esta obra se encuentra en un libro llamada el “El Caballero Carmelo”, en donde se encuentran otros célebres cuentos de Valdelomar.

7 Trilce -Julio César Vallejo (1922)Emblemático poemario de Vallejo, considerada una joya de la Vanguardia poética en español. Esta obra encumbró a su autor y lo colocó entre los principales poetas del mundo y uno de los más emblemáticos de la literatura en español. El poemario consta de 77 poemas sin título. Esta obra confirmó el talento de Vallejo que ya había en “Los heraldos negros”.8 El mundo es ancho y ajeno Ciro Alegría (1941)

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Una de las obras más emblemática de la narrativa peruana, probablemente la que dio inicio a esta corriente, su autor considerado el primer novelista clásico peruano. La novela narra las injusticias en un pueblo indígena en los Andes peruanos.9 Los ríos profundos - José María Arguedas (1958)Novela que inicia la llamada “corriente neoindigenista”, presentando la problemática indígena de una perspectiva más cercana. Considerada la obra maestra de Arguedas. La novela narra el periplo de Ernesto por varios pueblos del sur del Perú, en donde conoce una realidad que le era ajena.10 Conversación en La Catedral- Mario Vargas Llosa (1969)Tercera novela del Premio Nobel peruano, quizá la más emblemática de Vargas Llosa, aunque su prolífico trabajo literario haga difícil elegir una sola en este listado. Incluida entre las 100 mejores novelas en español del siglo XX. La novela narra el encuentro después de varios años de “Zavalita” y Ambrosio, en un bar de pobres, “La Catedral”. Destaca por sus sabrosos diálogos y la inteligente prosa conocida de Vargas Llosa. 11 Un mundo para Julius .-Alfredo Bryce Echenique (1970)Una entrañable novela que a la postre fue la más emblemática del escritor limeño. La novela narra sabrosamente la historia de Julius, un niño de clase alta que empieza a vivir la vida a través de una singular perspectiva del mundo.12 La palabra del mudo - Julio Ramón Ribeyro (1973)Obra que recopila los cuentos más célebres y algunos más inéditos del desaparecido Julio Ramón Ribeyro. Entre los más importantes encontramos “Los gallinazos sin plumas”, “Cuentos de circunstancias”, “Tres historias sublevantes”. Esta obra ha sido reeditada años después de su primera publicación (1973) y se le han sumado más cuentos.

3. EN AREQUIPA

En nuestra, fue gracias a don Jacinto Ibáñez, nacido en Arequipa en 1780, que por primera vez en nuestro medio logro elaborar una imprenta. El relojero de la Catedral, llamado el "Gutemberg arequipeño", tuvo por primera impresión las invitaciones a la instalación de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes que se verifico el 10 de diciembre de 182. Don Jacinto Ibáñez tuvo la gloria de fundar el periodismo

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arequipeño junto con el capitán Andrés Negron. Gracias a ellos fue posible la edición del primer periódico de Arequipa llamado "La Primavera de Arequipa" o "Mañanas de su Independencia" aparecido el 8 de enero de 1825.

3.1 PRINCIPALES BIBLIOTECAS DE AREQUIPA

3.1.1 LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE AREQUIPA Y SUS JOYAS CULTURALES

Aunque la búsqueda de libros en la Biblioteca Municipal de Arequipa continúa en forma manual, a través del título, autor o partes más representativas de la obra, sigue siendo muy visitada por niños, jóvenes y adultos, porque guarda valiosas joyas culturales. Cada libro que se guarda en la principal biblioteca de la Ciudad Blanca cuenta hasta con 10 tarjetas para ser ubicado por los lectores. La Biblioteca Municipal de Arequipa cuenta con 57 mil 500 ejemplares de diversos títulos entre ellos el más antiguo es el acta del cabildo que data de 1546 escrito en paleografía, pero por su antigüedad y delicadeza solo puede ser consultado por historiadores.Otras joyas culturales que podemos encontrar son los 78 volúmenes de libros y manuscritos de las reales cédulas de 1585, la historia de la academia de Ciencias de Francia que data de 1724, la colección de vates de Arequipa “La colección de la lira arequipeña” escritos en 1889.Otros títulos como “La imprenta en Arequipa, Cusco, Trujillo y otros pueblos del Perú durante las campañas de la independencia de 1820 a 1825”, compendios de la historia de Arequipa, colecciones del Diario el Pueblo desde 1905, colecciones del diario La Bolsa de 1865 a 1910. “El internet no es competencia para la biblioteca municipal, porque contamos con valiosos libros, donde las consultas pueden ser más profundas y amplias, lo que no sucede con el internet”, detalló la jefa de la biblioteca, Narvi Valencia.

3.1.1.1 Historia

La primera biblioteca en la ciudad de Arequipa fue de la Academia Lauretana la cual dio origen a la biblioteca del colegio Independencia. Por acuerdo de sesión de consejo municipal del 12 de febrero de 1875 se aprobó crear la Biblioteca Municipal de Arequipa en base a lo que quedó de la biblioteca del colegio Independencia, instalándola en un salón del primer patio de la casona de la calle San Agustín de la Universidad Nacional de San Agustín. La biblioteca fue creada por insistencia del

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entonces coronel Trinidad Pacheco Andía quien vio cristalizado su proyecto un 28 de julio de 1878, acto al que acudieron las principales autoridades de Arequipa. En 1940 la biblioteca cambia de local, siendo instalada en el Ateneo Municipal donde actualmente funciona; contando con un depósito de libros, sala de acceso, reprografía, salas de lectura y espera, búsqueda de bibliografía, hemeroteca, biblioteca infantil y sala de archivo de libros históricos y sala de lectura especializada. Diariamente acuden a la Biblioteca Municipal de Arequipa entre 350 a 400 lectores, siendo los libros más consultados los de arteculinario, manualidades y otros, no solo por pobladores arequipeños sino también del extranjero.

3.1.2 BIBLIOTECA MARIO VARGAS LLOSAEl Gobierno Regional de Arequipa tiene como política institucional promover el desarrollo integral de los pueblos con proyectos de gran impacto social. En ese sentido, el actual esfuerzo de la gestión del Doctor Juan Manuel Guillén Benavides, es mejorar la calidad educativa en la región. La creación del Sistema Regional de Bibliotecas Mario Vargas Llosa, obedece a ese interés por fortalecer la educación y la cultura regional. En una segunda etapa, el proyecto comprende la construcción de bibliotecas descentralizadas. La construcción de bibliotecas periféricas responde a la necesidad de llevar conocimiento y cultura a todos los ámbitos de la provincia de Arequipa. Y en una tercera etapa, el objetivo del proyecto es potenciar las bibliotecas públicas municipales de las capitales de las provincias de la región Arequipa. Como se ve, la magnitud del proyecto es de gran impacto social, el mismo que contribuirá a fortalecer el hábito de la lectura en la región Arequipa. Lo cual ha sido, precisamente, uno de los objetivos del proyecto, contribuir a la oferta cultural en Arequipa, poniendo a disposición de los arequipeños bibliografía moderna en los diversos campos del conocimiento humano, promoviendo la cultura con la programación de actividades artísticas y literarias, que den a conocer la historia, costumbres y tradiciones de las ocho provincias de la región Arequipa. De igual manera que la producción intelectual permita fortalecer la integración regional, a través de la cultura y el conocimiento. En ese sentido, con la creación del Sistema Regional de Bibliotecas Mario Vargas Llosa, el Gobierno Regional de Arequipa apuesta por convertir a la cultura en un eje de desarrollo regional. Fue inaugurada el 22 de marzo del año 2011, a iniciativa del Doctor Juan Manuel Guillén Benavides, Presidente del Gobierno Regional de Arequipa, con la presencia del escritor arequipeño Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010. En aquella oportunidad, el escritor recordó que empezó a leer a los cinco años, tiempo desde el cual empezó a soñar con ser escritor, más aun cuando leyó a Jorge Luis Borges, quien comparó al paraíso con la forma de una biblioteca.

“A través de los libros podemos ver aquello que no tenemos y que quisiéramos tener, gracias a los libros combatiremos los prejuicios y vemos lo absurdo e irracional que

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son las diferencias. La literatura nos hace más humanos, la literatura nos hace más razonables, la literatura nos hace más libres, rompe fronteras”, señaló Mario Vargas Llosa en la inauguración de la biblioteca regional.n A partir de entonces ha registrado hasta el momento más de 120 mil usuarios y participantes de sus actividades culturales, convirtiéndola en poco tiempo en el principal centro cultural de Arequipa.

Los Servicios que ofrece la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa son los siguientes:

1. SALA MARIO VARGAS LLOSA, con más de 3,000 libros sobre literatura peruana, latinoamericana y universal, además de clásicos griegos y latinos, incluida literatura arequipeña. En esta sala destaca la mayoría de obras de Mario Vargas Llosa. Asimismo, la colección Biblioteca Clásica Gredos y la edición bilingüe de los clásicos griegos y latinos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.

2. REPOSITORIO DE LIBROS, con más de 11 mil colecciones sobre historia, filosofía, literatura, antropología, sociología, artes, ciencia y tecnología, disponibles para ser leídos en cuatro salas de lectura.3. SALAS DE LECTURA Y ESTUDIO, cómodos ambientes para que los lectores de la biblioteca regional puedan leer los libros del repositorio y también estudiar en un espacio especial para ellos.4. SALA DE INVESTIGADORES, cuenta con la colección Álvaro Rojas Samanez, especializada en libros de historia política peruana, además de la colección Guillermo Mercado Barroso, con copias mecanográficas del poeta arequipeño.5. SALA VIRTUAL, con acceso a Internet gratuito con contenidos educativos. Se trata, entonces, de una biblioteca híbrida que armoniza la tradición con la modernidad.6. HEMEROTECA, está suscrita a periódicos y revistas locales y de circulación nacional, además de revistas especializadas en ciencias sociales, economía y cultural general.7. SALA DE EXPOSICIONES BIBLIOGRÁFICAS, donde se realizan exposiciones temáticas sobre escritores peruanos, y particularmente arequipeños. La muestra es temporal y convierte a la biblioteca en un lugar de aprendizaje interactivo, donde los usuarios pueden conocer la vida y la obra de los escritores y pensadores peruanos de todos los tiempos.8. SALA DE CAPACITACIONES, para realizar talleres afines a los objetivos de la biblioteca regional.9. SALA DE ARTE, con exhibición de muestras pictóricas, a fin de promover el arte regional

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10. VIDEOTECA, con acceso a material multimedia, videos y documentales, para hacer más interactivo el proceso de aprendizaje.11. SALA DE CONSULTAS, la biblioteca cuenta con un moderno catálogo electrónico, donde el usuario podrá realizar la búsqueda y selección de libros, para lectura en sala.

12. SALA DE MÚSICA, para incentivar el cultivo de la música clásica entre los niños y jóvenes que desean aprender a tocar un instrumento musical.13. AUDITORIO, con capacidad para 50 personas. Allí se realizan eventos académicos y también la actividad del Teatro de Títeres y los Cuenta Cuentos Infantiles, los días sábados a las 11: 30 horas y los domingos, a las 11:00 horas, respectivamente.14. CASILLEROS, pensando en el mejor servicio y la seguridad de los usuarios, se dispone de más de 100 casilleros para que guarden sus pertenencias cuando ingresen al local de la biblioteca regional.Las obras literarias peruanas más icónicas de todos los tiempos

3.2 LITERATURA AREQUIPEÑA

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 28 de marzo de 1936) Nobel de Literatura en 2010 . La identidad de la literatura arequipeña está ligada a los albores libertarios del siglo XIX. Mariano Melgar es, en ese sentido, un referente obligatorio, pues con la calidad de su lírica, con su ejemplo vital y con su atención a los temas y modos de la tierra trazó la línea que orientaría la creación literaria en su ciudad natal. A mediados del siglo XIX, las voces poéticas de Benito Bonifaz, Manuel Castillo, José Mariano Llosa, Ignacio Gamio, entre otros, otorgaron prestigio a las letras arequipeñas. A fines de ese siglo, la novela Jorge, el hijo del pueblo (1892), de María Nieves y Bustamante, en la línea de Víctor Hugo, en opinión de Luis Alberto Sánchez, nos daba en su interesante «Introducción», algunas señas preciosistas de la Ciudad Blanca.

Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso, Poeta y revolucionario independentista peruano

La poesía se encamina hacia el magisterio vibrante de Manuel González Prada, y surgen los poemas llenos de ideas y conceptos de Jorge Polar, filósofo y jurista, autor de Arequipa. Descripción y estudio social (1891), cuya afirmación: «Años se ha batido Arequipa bravamente para conquistar instituciones libres para la Patria. No se nace en vano al pie de un volcán», sintetiza el sentimiento que inaugurara Mariano Melgar y

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que, de una u otra forma, está presente en la literatura arequipeña del siglo XIX y buena parte del XX; y la voz romántica de Francisco Mostajo, caudillo popular, quien critica abiertamente el tono imperante y propugna sin conseguirlo, los aires vitales del modernismo en sus Pliegos al viento de 1908.

3.2.1 Grupo El Aquelarre

El siglo XX impone el ritmo y el desenfado característico de los jóvenes. En ese ámbito aparece el Grupo El Aquelarre, con aspiraciones netamente modernistas. Sus representantes conforman una generación variopinta, pero con una misma inquietud de cambio. Están en sus filas: Percy Gibson, César Atahualpa Rodríguez, Federico Agüero Bueno y Renato Morales de Rivera. Este grupo arequipeño, especie de «colónidos» (del grupo Colónida de Lima, que fundó Abraham Valdelomar en la década del 10), al que se suman los destacados poetas Alberto Guillen y Alberto Hidalgo este último un vanguardista que no ha recibido aún el reconocimiento que merece, asume un lenguaje más libre, alejado ya de la retórica imperante romántica. Su filiación estaría más cerca de algunas nociones vanguardistas. La tertulia se organiza en los salones, y el talento de los poetas de la época son reseñados magistralmente no por un arequipeño, sino por Abraham Valdelomar, quién evoca una velada de 1910 en el artículo «El trono del sol. Notas de un viaje». El Conde de Lemos destaca en él a Percy Gibson autor de los versos del famosísimo vals Melgar, al que puso música Benigno Ballón, a quien invita a escribir en la revista Colónida.

En ésta Gibson llegó a publicar el poema «Evangelio democrático»

¡Yo soy arequipeño del cogollo,valeroso, nervudo, de meollo/ volcánico,

fantástico, potentey lo mismo que yo es cualquier criollo!...

Revista Colonida - Percy Gibson, «Evangelio democrático»Por su lado, La torre de las paradojas (1926), de César Atahualpa Rodríguez, que rinde homenaje a su tierra natal, tanto como su «Canto a Arequipa» (1918), marcan la pauta de ese orgullo regionalista al que nos hemos referido al comienzo. A este grupo sucedió el que representaron Mamuel Gallego Sanz, los hermanos Jorge y Xavier Bacacorzo y Guillermo Mercado (1904-1983), este último, poeta que se inicia dentro de indigenismo y que publicara, entre otros libros, Oro del alma (1925) Un chullo de poemas (1928) y Canto a Sachaca (1940). La prosa tuvo su máximo exponente, en la primera mitad del siglo XX, en la figura de Augusto Aguirre Morales (1888-1957), quien dejó como prueba de su maestría la novela El pueblo del sol (cuyo primer torno es de 1924), la cual logró resonancia continental. Entre sus obras destacan Flor de

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ensueño (1906) y Devocionario (1913), poemarios, y La justicia de Huayna Cápac (1919), novela.

3.2.2 Época contemporánea

Hombre de letras y periodista, Aguirre Morales trabajó en los diarios Universal y La Crónica. Entre sus contemporáneos están Juan Manuel Osorio y Juan Manuel Polar. Más tarde, Arequipa también produciría a un notable crítico literario, reconocido internacionalmente, Enrique Cornejo Quea (1936-1996) quien aplicó con agudeza el concepto lo de «heterogeneidad» en los estudios literarios latinoamericanos. Nacido en Arequipa en 1931, Oswaldo Reynoso dio a conocer, en 1961, «Los inocentes, relatos», y en 1964, la novela «En octubre no hay milagros, que han tenido múltiples re ediciones. Dueño de una prosa de aliento poético, posteriormente ha publicado El escarabajo y el hombre» (1970), «En busca de Aladino» (1993) y «Los eunucos inmortales» (1995). Pero, sin duda, el arequipeño más renombrado en el campo de las letras es Mario Vargas Llosa (1936), premio Nobel de literatura en 2010 y autor entre otros textos de La ciudad y los perros(1964), La casa verde (1966), La guerra del fin del mundo (1981), La fiesta del Chivo (2000) y la inspirada en la vida de Flora Tristán, El Paraíso en la otra esquina(2003).

Arequipa mantiene una vida literaria intensa y, para mencionar solo algunos nombres de generaciones distintas, citaremos a José Ruiz Rosas, poeta que, aunque nacido en Lima (1928), desarrolló su valiosa obra poética en la ciudad de Arequipa y actualmente reside en esta, entre otros, los poemarios Tienda de ultramarinos (1978), Poemas (1980), Poesía reunida (1992) en la Ciudad Blanca; Oswaldo Chanove (1953), poeta, autor de El héroe y su relación con la heroína (1983), Estudio sobre la acción y la pasión (1987) y.el jinete pálido (1994); o Carlos Herrera (1961), narrador de enfoque original que ha publicado Blanco y negro (1995) y Crónicas del argonauta ciego (2002); Orlando Mazeyra Guillen,(1980). Escritor y cronista. Editor Cultural de la Universidad La Salle y colaborador del semanario "Hildebrandt en sus trece". Su último libro "Mi familia y otras miserias" apareció bajo el sello Tribal (Lima, 2013). Ha publicado ficción y no ficción en El Malpensante (Colombia)y otros trabajos narrativos en revistas literarias virtuales como Ciberayllu, Cervantes Virtual (Alicante), El Hablador (Lima), Letralia (Venezuela), Hermano Cerdo (México), Badosa.com (Barcelona), Destiempos y en el Proyecto Patrimonio de Santiago de Chile. Ha sido incluido en las antologías Disidentes 2: los nuevos narradores peruanos 2000-2010 (Ediciones Altazor, 2012) y 17 cuentos peruanos desde Arequipa (Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, 2012);Pablo Nicoli Segura (1964), Autor de de relatos Fantásticos Arequipeños; Jull Antonio Casas Romero (1972), Narrador de Historias Urbano Fantásticas de Arequipa, con su último Libro "Arequipa Relatos a Media Luz (2013)"; y muchos otros más.

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CONCLUSIONES

PRIMERA: Los libros son muy importantes porque nos hecha a volar la imaginación escapándonos de la realidad, descansa el pensamiento y des estresa, hace cosas muy bonitas y crear.

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SEGUNDA: El libro es hoy uno de los representantes más claros y aún más importantes de la cultura, pese al avance de diferentes soportes tecnológicos que le han hecho perder parte de su popularidad. El libro es sin duda alguna una de las creaciones más relevantes del ser humano no sólo en lo que hace a la conservación sino también a la transmisión de diferentes tipos de conocimiento a las siguientes generaciones.

BIBLIOGRAFÍA

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- Borges, Jorge Luis, Siete noches, México, FCE, 1980.- Dahl, Svend. Historia del Libro, México. Alianza-Conaculta, 1991.- Fokkema, D.W., y ElrudIbsch, Teorías de la Literatura del Siglo XX,

Madrid, Cátedra, 1984.- Fowler, R., Para comprender el lenguaje, México, Nueva Imagen,

1978.- Gadamer, Hans Georg, Verdad y método, vol. I, Salamanca,

EdicionesSígueme, 1984.- Genette, Gerard, Seuils, Paris. Editions du Seuil, 1987.- Iser, Wolfang, The act of reading, Baltimore, John Hopkins

University Press, 1976.- Jitrik, Noé, La lectura como actividad, México, Premia Editora,

1982.

- MUELLE LÓPEZ, Luis. El Libro en el Perú: Situación y Perspectivas. Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (1986) Bogotá, Colombia.

- VARILLAS MONTENEGRO, Alberto. La literatura peruana del siglo XIX. Fondo Editorial (1992) Perú

Webgrafia

- Instituto del Libro y la Lectura, INLEC del Perú y Capulí, Vallejo y su Tierra

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ANEXOS

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Tipos de Biblioteca

Pueden clasificarse de acuerdo con los objetivos que persiguen y el tipo de usuarios que a ellas concurren. Hay cuatro tipos:La Biblioteca PúblicaEstá al servicio de todas las personas, sin distinción de edad, raza, credo o posición social, y proporciona un servicio gratuito. Los servicios esenciales son el préstamo de libros dentro de la biblioteca y a domicilio, y el servicio de consulta. Este último además de resolver los problemas del usuario en cuanto a información, puede contribuir a mejorar su nivel intelectual. Los usuarios que asisten a este tipo de bibliotecas son: Estudiantes, Profesionistas, Obreros, Empleados, Profesores, Amas de casa, OtrosLa Biblioteca InfantilEs complemento de la biblioteca pública. Posee un acervo especializado que comprende literatura infantil de tipo instructivo, educativo y recreativo, el cual es adecuado para que los niños acudan a ellas. En esta no hay préstamo a domicilio.La Biblioteca AcadémicaComprende las bibliotecas de las escuelas primarias, secundarias, preparatorias y las universitarias. Su objeto es servir a los alumnos de las instituciones educativas, el fin es ampliar sus conocimientos sobre las áreas que abarcan los programas educativos y de investigación de dichos establecimientos docentes. Las bibliotecas universitarias, deben contar con un acervo completo, especializado y actualizado. Los servicios que proporcionan son: préstamo a domicilio, consulta, reprografía y la facilidad de libros en reserva para uso determinado de un grupo de alumnos y profesores, es las diversas áreas.La Biblioteca EspecializadaEsta supera a la de los otros tipos, en cuanto a acervos y servicios. Los acervos contienen material especializado en los temas que son de su competencia; cuenta con: libros, publicaciones periódicas, folletos, informes sobre los diversos tipos de investigación que se llevan a cabo en laboratorios, colegios, etc. Estas bibliotecas se especializan en servir a instituciones bancarias y comerciales, laboratorios químicos,

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clínicas y hospitales, escuelas, empresas y a la industria en general. Esta se originó después de la Primera Guerra mundial.

Literatos Jóvenes de Arequipa. Apuntes de una próxima conferencia/ Augusto Aguirre Morales

  

Arequipa, ciudad de leyenda, fue siempre cuna de caracteres explosivos y soñadores. De allí salió gran parte de los hombres más notables de nuestra vida republicana; si bien no tan altos ni tan selectos como el desmesurado orgullo provinciano los ha pintado, hasta hacer, en la tierra del Misti, una leyenda de colosos que no existen sino en la fantasía loca de jóvenes anémicos ó de viejos misoneistas. Pero cabe, sí, apuntar que en ninguna otra parte de la República, la vida intelectual se intensificó ni tuvo mayores caracteres de hombría durante los primeros treinta años de vida independiente, que en Arequipa; fenómeno natural, si se anota que el intelectualismo arequipeño de aquella época es el exponente de la inquietud revolucionaria de entonces. Inquietud revolucionaria, temperamento pasional y desorientado, fuerte dosis de orgullo regional y plétora de energías sin desbravar; todo eso fue Arequipa en los primeros años de vida republicana; y todo eso son los periodistas, los polemistas de esa época, los intelectuales más vigorosos y más fuertes que hasta hoy haya tenido ese pueblo.

Aquellas duras características que anotamos, han desaparecido casi por completo en la hora presente. La única gran virtud de ese pueblo, la virtud del carácter, se ha esfumado, dejándole aspecto desleído e incoloro, del cual sólo le salva —como pueblo en decadencia— la intensidad soñadora y la aguda crisis de nerviosismo que suele resolverse en explosión de energías; propiciado todo ello por su especial temperamento, la claridad intensa de su cielo, el panorama ubérrimo de su campo y la visión gallarda de sus altas cumbres nevadas.

Ochenta años de vida republicana, con tiranías bufas, han ido plasmando ese carácter; ochenta años de consumirse en tanteos, en esfuerzos locos sin finalidad idealista; ochenta años en los que culmina, como golpe máximo, el desastre del 79, que acabó con la generación de batalladores e inauguró caravana de vencidos, de cloróticos incapaces de un gran gesto. Y cuando más habíamos menester de la voluntad bravía y el verbo castigador, se inició —lógica de naturalezas cansadas y débiles— el romanticismo: aguda crisis de lirismo llorón y mujeril; vaciado en versos desleidos y con léxico ramplón de cien vocablos.

En prosa no se relieva en la Arequipa de ese entonces, ni una pluma fácil; todo es verso, síntoma de degeneración intelectual; verso infantil, que cuando quiere ser épico, se torna eclosión de voces hinchadas, sin médula. Se olvida, por completo, el buen decir y se desciende a un vulgarismo inocuo y desmelenado que conoce, apenas, las más elementales funciones de la técnica; y así como Samuel Velarde, poeta de intensidad anímica, culmina, haciendo el punto de unión entre el viejo elemento fuerte, ya desaparecido, y la ecolalia de la generación siguiente, así Renato Morales vino a redimir los largos años de vacuidad intelectual de la época romántica, salvando a la técnica, elevando el pensamiento y dignificando, en fin, el verso.

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Como estas líneas no son otra cosa que señalamiento de preliminares ideas para presentar a la juventud intelectual de Arequipa, no me detengo, mayormente, en el análisis de literatos anteriores a la generación que hoy escribe.

Con Renato Morales, —aunque ligeramente posterior— se hermana la figura de Juan Manuel Polar, el primer prosador de relieve después de largos años de esterilidad; y de entonces a Juan Manuel Osorio, cultísimo conteur que encaja ya en el plan de estos artículos, existe una laguna en la que se agitaron vulgaridades o fracasados del arte, cuya manifestación literaria no tendrá futuras resonancias.

El verdadero literato, el profesional, recién comienza a cuajar en esa tierra. Pinpollece —como diría More— el espíritu ecléctico y la fuerte voluntad de hacer arte. La cultura se orienta; y como es aquella, tierra de mayor aunque desorientada fuerza cerebral que Lima y de más seriedad intelectual, cabe esperar que de allí saldrá la dignificación literaria de este país ahíto de pobre literatura y enfermo de bastardas egolatrías. 

Curiosidad intelectual y recogido, silencioso y hondo anhelo de belleza, son las especiales características de la juventud que hoy hace arte en Arequipa. Hay, en aquella florescencia de espíritus nuevos, alto orgullo de solitarios y sorda, fundamental hostilidad contra la palabrería hueca del arribismo literario que es plétora en la capital; hostilidad que se bastardiza vaciándose en rencorcillo contra el arte capitalino. Explícase todo ello por razones de carácter de los dos pueblos: seriedad, recogimiento de pensativos y ensimismamiento de absurda egolatría en Arequipa; ligereza, sonrisa, frivolidad y despreocupación en Lima.

Quince o veinte muchachos enfermos del más peligroso arribismo hacen ambiente intelectual en Lima, quince o veinte muchachos ignorantes de todo lo que no sea teatralería y verborrea insustancial, y cuya erudición no pasa de los más vulgarizados literatos franceses y españoles; ellos hacen el periódico, el teatro, la crítica y fallan, con el sublime convencimiento de la ignorancia, sobre los valores intelectuales de la República, que desconocen en lo absoluto; dando a la capital original cachet de frívola ignorancia que no tuviera si los que escriben y piensan de verdad, abandonaran la perezosa complacencia en que viven y la cómoda postura de entregarse al elogio de aquellos otros que creen que el arte es una palmada, un gesto, un banquete, un anhelo de llegar y total desconocimiento del libro y de la naturaleza.

No quita esto las características de pereza, desconfianza serrana y recogimiento indígena de que adolecen los del sur, cerrados, por regla general, a toda espontaneidad; lo que explica la falta de comunión intelectual entre Lima y Arequipa y señala la razón del intercambio entre escritores bolivianos y arequipeños.

Tres poetas prestigian hoy, en Arequipa, la literatura peruana: Percy Gibson, agusto Renato Morales y Cesar A. Rodríguez y se relievan tres prosadores: Juan Manuel Osorio, Miguel Urquieta y la escritora que se firma Luisa de Valiere.

El admirable Percy, el de más hondo sabor arequipeño, no necesita, por cierto, presentación mía, toda vez que ha hecho larga vida intelectual en Lima. Gibson, con esa extraña manera que le hace ver el aspecto irónico y la silueta retorcida de las cosas, en golpe de luz que las

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descarna haciéndolas ciertas en la plasticidad del verso, e no sólo poeta sino admirable de inquisición objetiva; característica que determina la personalidad del poeta dándole el sabor que, la visión honda que penetra en la vida de todo lo quieto, de todo lo que se mueve reflejamente y en cuyo fondo palpita la espiritualidad de una existencia compleja que, por ser tal, no es alcanzada sino por ojos comprensivos y avizores que saben verla con amor.

Es por ello que Gibson reune las más altas condiciones de poeta bucólico; pero no en el aspecto cantarino y pictórico del versificador fácil, sino en el aspecto ya dicho de intensidad comprendedora e inquisitiva.

Augusto Renato Morales es hoy, sin disputa alguna, el más alto representativo de la emocionalidad criolla, intensificada por nota de tristeza tenaz sin deseos de elegantizar posturas. Dice sus versos en actitudes tranquilas que se convulsionan, a ratos, con la brusquedad de un pico andino que se exalta en ansiedad de cielo: epilepsia de la forma que no afecta a la serenidad pasiva y dolorosa del fondo. Y Morales no es un lírico, ni tiene estigmas de jeremizante adocenado; es un analizador sutil e impiadoso que se desliza a veces —sinceramente— en nebulosos simbolismos, intensos de tragedia anímica pero de imprecisos relieves; manera que no es imitación ni reminiscencia de la literatura de los pueblos nórdicos, sino niebla, frío, eternidad de lluvia y perspectiva inacabable del yermo montañoso en nuestras sierras.

Yo no creo que exista en el Perú (sin incluir por cierto, ni remotamente, en mis afirmaciones a ese caso máximo que se llama José Santos Chocano) no creo que exista —si se exceptúa a Bustamante y Ballivián y Eguren— poeta que tenga más honda y estética comprensión de la tristeza de vivir, que este muchacho de 24 años que indolentiza su vida en el terruño; tiene la más alta de las despreo- cupaciones y el más amplio y libre de los criterios.

César Rodríguez es revelación de última hora en Arequipa; pero revelación de poeta que ha cristalizado su espíritu en larga labor de meditativo y solitario. Su aparición tuvo la insólita brusquedad de los gestos con que disloca sus versos.

Tiene este poeta, a no dudarlo, malogradoras influencias de lo que se llamó el diabolismo, Baudelaire ha exprimido sus Flores del Mal en ese espíritu y Verlaine le ha dejado impiadosos resabios de amarga ironía, ya que en Rodríguez no ha podido cuajar el ingenuo cinismo que es alma de la poesía verlainiana. Vale que las sugestiones de estos maravillosos sobre Rodríguez, se adivinan mal pegadas, yuxtapuestas, sin fuerza alguna de cohesión con el espíritu del poeta que es altamente recio y desigual; aleonado en convulso sacudimiento de melenas o felino en la traidora suavidad de una poesía perversa. Rodríguez —discúlpele la falta de ambiente y la hosquedad de su vida— no ha refinado el gusto; fáltale esquisitez, que se aprende; y es por ello que junto a un zarpazo luminoso o un brocha- zo admirable que descoyunta una tela dándole ese único valor definitivo, aparece el verso desleído y flojo, como músculo cansado por esfuerzo heroico.

Por todo ello señálase Rodríguez como el poeta más vigoroso y de mayor personalidad que haya producido la actual generación en el Perú.

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Como prosadores avanza en primer término la figura de Juan Manuel Osorio, casi desconocido en Lima no obstante ser (y quizá por el desmedro que produce la amplificación) uno de los escritores que más ha laborado en Arequipa. Osorio —temperamento de novelista— ha escrito innumerables cuentos cuya mayor parte señala marcadas tendencias a la novela de bien estudiado objetivismo criollo. Desorientado a veces, a fuer de excesivos y sutiles refinamientos, ha extraviádose en no pocas oportunidades el criterio literario de Osorio, cayendo hasta en femenina puerilidad que no sólo afea sino destruye muchas de sus páginas que deben extrañarse de llevar al pie la firma de este delicado espíritu en el que ha hecho crisis el afán preciosista que desmedra la sinceridad y la altitud del pensamiento a favor de inútiles ampulosidades de forma; y todo esto sea dicho con el más estricto criterio, toda vez que Osorio tiene ya muy amplia labor literaria. De toda la obra de este infatigable se destacan vigorosos, diez o doce cuentos que bastan para darle uno de los más altos puestos en la literatura peruana. Después de Clemente Palma, con quien no existe punto de vista para la comparación, no encuentro cuentista alguno que pueda colocarse al lado de Osorio sino es este exquisito Valdelomar, más artista y más intuitivo; pero menos intenso que Osorio; y quizá también Aurelio Arnao en tres o cuatro cuentos admirables que escribiera otrora.

Miguel Angel Urquieta señala tendencia hacia la prosa recia; huye del florilegio en la palabra para marchar a la rotundidad del pensamiento panfletario. Ha publicado un libro que es escorzo; acusa desorientación; no hay en él todavía nada definitivo, sino es el aspecto fustigador aún en los momentos en que se torna lírico. Es, en todo caso, una anunciación de relieves precisos. Tiene apenas 21 años.

Mi adjetivo más caluroso y mi más efusiva presentación sean para la escritora que firma Luisa de la Valiere. Totalmente desconocida en Lima, su nombre tiene gratas resonancias en Arequipa y La Paz en cuyos periódicos ha colaborado con relativa frecuencia.

La Valiere escribe con vigor masculino, influenciado quizá por la voluntad poderosa que fluye de las páginas de la Rachilde, de cuya lectura parece haberse empapado esta escritora que ha tenido la virtud de escapar a la insufrible bachillería femenina y a la vulgaridad del arte con taxativas en que, por lo general, se vierten las damas con pruritos de escribir.

La Valiere hace cuentos; a veces prosas sencillas que dicen solamente de un estado anímico; y es en ellas que se vacían sus más altas calidades; labora, también, versos de los que no cabe hablar por el derecho que a todas nuestras gentilezas tiene una mujer.

Es justiciero deber, citar los nombres de los que se inician y tienen ya conquistado el derecho a continuar. En primera línea Alberto Hidalgo, espírirtu simpático y entusiasta de gran intuición y alto y generoso entendimiento; Nathal Llerena con apreciables condiciones para ser; pero perdido quizá en la oscuridad de bastarda misantropía; Carlos Enrique Telaya, sugestivo temperamento artístico Belisario Calle y Bustamante y Rivero.

Voluntariamente he reservado especialísimo sitio para ese enhiesto y vibrante temperamento que se llama Federico More. Federico es arequipeño en la totalidad de sus manifestaciones; y si por accidente, que no determina calidad territorial, nació en Puno, él es de Arequipa, porque en esa tierra aprendió a vivir, o mejor dicho realizó sus primeras actitudes de no saber vivir.

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En el ambiente intelectual de Arequipa se ha criado More y determinó allí también ambiente intelectual. Es íntegramente arequipeño, como lo manifiesta él con esas rotundidades que se tornan gesto agresivo cuando alguien le cree puneño.

Estas líneas no son, por cierto, presentación, sino imprescindible necesidad de señalar a More en el alto puesto que rotundamente le pertenece entre la juventud intelectual de Arequipa; absteniéndome, lógicamente, de toda frase de elogio, inútil para quien como More ha conquistado ya en el Perú legítimo sitial de pensador vigoroso y literato.

Y dicho lo anterior no cabe insistir sobre las especiales características del actual movimiento literario en Arequipa, que desprén- dense, naturalmente, de estos brevísimos apuntes.

Cabe, si, satisfacerse por esta obra de sinceridad que cobijan las páginas de Colónida.

Porque, bien o mal dicho, hay en estas líneas verdad, justicia e ideal de reparaciones discretamente entendidas; en desmedro quizá —no lo sé— de pomposas y vanas inutilidades.