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  • Cecilia Bergoboy

    Que las runas

    te murmuren el secreto

  • Cecilia Bergoboy

    Que las runas te murmuren el secreto

  • Direccin Nacional del Autor.Nmero de expediente: 179981

    Diagramacin: Romn Mazzilli

  • Indice

    Dedicatorias 9Prlogo. Presentacin a la primera edicin del libro 10

    Primera parteEl futharc un prtico maravilloso 14Mi aproximacin al futharc 16Runas, trazos mensajeros 18Runaspostas 20La energa de las letras 22Cmo elegir un juego de runas 22El conocimiento est en los rboles 24Las tres iniciaciones de Odn 25El cuerpo, vehculo de la energa de las letras 28

    Segunda parteOcteto 1Recorrido por el primer octeto 32Fehu, la abundancia de dar y recibir 33

    Podra decirme dnde queda la felicidad? 35Uruz, la fuerza de la iniciacin 38Thor, la fuerza de un gigante 41

    Encontrar el modo de dar tu flor al mundo 44Ansuz, en un principio fue el verbo 49

    La ruta de la palabra 51Raidho, el viaje hacia mi destino 54Kaunaz, el ojo de Dios 57

    El orden, otra manera de ver 59Gebo, el regalo de una pareja equilibrada 63

  • Wunjo, un lugar de llegada para mi alegra 66Maestro 68

    Octeto 2Recorrida por el segundo camino de ocho letras, de la granizada al sol 70Hagalaz, el arma de los gigantes de la escarcha 73

    En las manos de Dios 75Naudhiz, la maestra que da el dolor 78

    Pobrecita 81Isa, el hielo. El silencio del movimiento 84

    Escuchando los rboles 86Jera, la paciencia de sostener un ciclo 89

    Aprendiendo a pedir ayuda desde un buen lugar 93Eeihwaz, muerte y transformacin en el corazn del futharc 95

    Hacer beneficencia o promover el intercambio 98Perdhro, el secreto se oculta en nuestro corazn 103Algiz, la oportunidad de decir no 107Sowilo, un camino hacia el Sol 110

    Momentos 112

    Octeto 3Pasaje por las ltimas ocho runas 114Tiwaz, reposando en la fe 116

    De regreso al s 118Berkano, el coraje de lo femenino 120Ehwo, un paseo que enlaza universos 123Mannaz, la raza humana 126Laguz, un cuerpo de agua 131

  • Ingwaz, la potencia de un comienzo 134Crislida 137

    Dagaz, la irrupcin de la luz 140Claroscuridad 142

    Othalaz, el liderazgo: un estado que viene de la accin de los ancestros 146

    Tercera parteVisin del prtico 152Que las runas te murmuren el secreto 159Runas, un ritual comprometido o la abundancia de lo pequeo 161Cmo extraer las runas 163Interpretacin de una tirada 164Descripcin de otra tirada 168Diferentes formas de tirar las runas 171Creando el recorrido 174

  • Dedicatorias

    A mi hijo, Luis Pablo, maestro en mi vida espiritual.A mi esposo, Daniel, primer transcriptor amoroso y pa-

    ciente de mi tarea.A mis padres, generadores de mi historia.A mis alumnas, colaboradoras y compaeras de ruta, entre

    ellas Carmen Avila. A Pablo Runa, mi maestro de runas y camarada de investi-

    gaciones.A Alcira Merayo, maestra de paciencia, de fuerza y del

    Sistema conciente para la tcnica del movimiento.A mis amigas y colegas de sendero, Marta Especel, Susa-

    na Dodiuk, Estela Lerner y Mara Padilla.A Daniel Passerman, amigo y reparador de entuertos ciber-

    nticos.A Silvia Caaveral con la que transitamos encuentros gra-

    mticos, que hicieron posible esta nueva edicin del libro

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  • Prlogo

    Presentacin a la primera edicin del libro

    Ante todo agradezco a Cecilia permitirme el honor de ha-cer esta presentacin de su libro.

    Es algo que me da verdadero gusto; de modo que voy a tra-tar de explicarles cules son las razones por las que me gustapresentarles este libro.

    Hay dos clases de ceguera, la ceguera de los ojos y la ce-guera del alma. Esta ltima, est bastante ms extendida quela primera, como Uds. saben.

    Lo que yo les aseguro es que Cecilia, si bien padece la ce-guera del cuerpo, tiene, en compensacin, la visin del alma.

    Y qu diferencia hay entre la visin de los ojos del cuer-po y la de los ojos del alma?

    La visin de los ojos del cuerpo depende de una fuente deluz exterior, si no hay luz, no hay visin. En cambio, los ojosdel alma iluminan su objeto, y tiene la virtud de contagiar es-ta capacidad iluminante.

    Uds. quiz se preguntarn cmo s que Cecilia ve con elalma.

    Aqu es donde entra en juego su libro. Porque cuando lolean, o lo escuchen, vern que est escrito a partir de unafuente de luz interior, y que, siendo as, ilumina.

    De modo que me gusta presentar este libro, en primer lu-gar, porque ilumina, y exige, y promueve la visin del alma.

    La segunda razn por la que me gusta presentar este libroes que lo ha escrito alguien que habita por aqu, en un barriode Buenos Aires, cerca de la plaza Irlanda, en la Repblica

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  • Argentina, en la que ser prximamente la Confederacin La-tinoamericana.

    Es decir: este libro no surge de una traduccin mecnica,ni de la glida pluma de algn ingls perdido en un suburbiode Londres; sino de la interpretacin viva de alguien de ac.Lo que supone un trabajo de apropiacin intelectual y vital;con el consiguiente enriquecimiento para nuestra cultura lati-noamericana.

    Este libro no es un refrito de prrafos copiados de librosajenos, sino una asimilacin profunda de un lenguaje simb-lico generado por una lejana y antigua cultura, pero enfocadocon los ojos de plata de un alma argentina.

    Esa es la segunda razn.Y la tercera razn por la que me gusta presentar este libro

    es que trata acerca de un sistema simblico. Y un libro escrito desde el corazn acerca de un sistema

    simblico no es poca cosa. Es una muestra de la ms alta sa-bidura de la que somos capaces los seres humanos.

    Es un libro sobre runas, el sugerente alfabeto inspirado enlos rboles. Un alfabeto en el que las letras no son meros sig-nos, sino que abren su arcn simblico a todos aquellos queosen destrabar la cerradura.

    Las runas son un sistema simblico: reparemos en queesta frase carece de sentido para la cultura que pretende domi-narnos.

    Qu es un sistema simblico?Un sistema simblico es como una escalera que apoyndo-

    se en la tierra se levanta hacia el cielo. Las runas son una es-calera de 24 peldaos al cielo; el Zodaco es otra, de 12; el r-bol de la Vida otra, de 10; el I Ching una ms, de 64; el Zo-

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  • daco maya, una de 20. Los sistemas simblicos constituyen una posibilidad de

    movernos por la vertical de la sabidura y la belleza; tal vez lanica.

    La cultura que pretende dominarnos, en cambio, repta porla horizontal del poder y no ve en los lenguajes simblicosotra cosa que instrumentos de su voluntad de podero.

    Por el contrario, un sistema simblico es un idioma; perono para comunicarnos entre nosotros, sino para comunicar-nos con los dioses. Es la manera de facilitarle a los dioses lacomunicacin de sus mensajes. Por sus peldaos desciende yasciende nuestra alma.

    Es cierto que, por ms bellos que sean, los sistemas simb-licos no nos llevan justo hasta la morada de los dioses; peronos dejan cerca; tan cerca que, entonces ellos, cuando quie-ren, admiten descender hasta nosotros y rozarnos el alma conel fuego sagrado.

    Por eso ser poco til leer este libro para aquellos que ten-gan el alma deshidratada, el corazn light, clausurado elgesto del amor, o archivado el sueo de su vida. En cambio,ser nutritivo para los que, con el genial Marechal estn dis-puestos a emprender el descenso y el ascenso del alma por labelleza, y con el gran Macedonio tengan la sospecha de queno toda es vigilia, la de los ojos abiertos.

    Jorge Bosia28-10-2002

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  • Primera parte

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  • El futharc, un prtico maravilloso

    Definicin de la palabra puerta:PORT, familia de una raz indoeuropea: *per : Atrave-

    sar.En griego, peirein: traspasar, atravesar agujerean-

    do, de dnde proviene poros: conducto, pasaje, y peron:toda punta que atraviesa un objeto, perno de fijacin, y porcomparacin, el ms delgado de los dos huesos de la pier-na.

    En latn: 1) portus pasaje y en particular entrada de un puerto

    y en latn clsico, el puerto propiamente dicho, de dondeprovienen opportunus, literalmente, que empuja hacia elpuerto, de donde, en latn clsico cmodo, ventajoso y suopuesto importunus literalmente sin puerto, de accesodifcil, inabordable, enojoso.

    2) porta abertura, en particular puerta de la ciudad,de dnde en bajo latn portarius portero.

    3) porticus pasaje cubierto sostenido por columnas.4) Portare, portatus llevar (sobre los hombros, en ani-

    males, carros, o embarcaciones) de dnde, apportare, lle-gar a un puerto, aportar, llevar hacia; comportare lle-var en el mismo lugar; deportare llevar de un lugar, aotro; exportare llevar fuera de; importare, traer, desdefuera llevar dentro; reportare, literalmente llevar haciaatrs, reportar, informar; supportare transporta en subida;y del bajo latn transportare llevar a travs.

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  • Lo que antecede est traducido del francs y extrado delLE ROBERT, Dictionnaire etymologique du franais(Diccionario etimolgico del francs, LE ROBERT )

    Tambin me pareci interesante lo que deca el Breve dic-cionario etimolgico de la lengua espaola de Guido G-mez de Silva:

    Puerta vano por el que se puede entrar a un cuarto o aun edificio; estructura mvil con la que se puede cerrar estevano; medio de acceso, o entrada. Del latn porta puerta,entrada, abertura; puerto de montaa, depresin o boqueteque da paso entre montaas; estrecho, paso angosto que unedos mares. Del indoeuropeo per conducir, atravesar.

    Portal galera o soportal que est por fuera de un edifi-cio; entrada. Ver puerta.

    Se mencionan las palabras: pasaje, abertura, llegar a unpuerto, portar o llevar, conducir, atravesar, medio de acceso oentrada a, vano por el que se puede entrar a, estructuramvil por la que se puede cerrar.

    Todo alude a la estructura del futharc o alfabeto rnico.Atravesar el futharc, dar ese paso entre montaas, confiar

    sin ver, construir ese pasaje dentro de m y recorrerlo, conti-na siendo mi desafo.

    Al ir acompaando a otras personas por ese paso entre pi-cos montaosos, blancos y helados gigantes, voy aprendiendoa pasar yo misma.

    Vamos paso a paso, dejando que las runas tomen forma ennosotros.

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  • Vamos, atentos y concientes.Vamos dejndonos investir por la energa de las letras.Los convido a caminar, de poros abiertos, por este maravi-

    lloso pasaje.

    Mi aproximacin al futharc

    Las runas llegaron a m, casi como un juego inocente. Es-taban en un lugar de mi casa y yo las consultaba sin saber, sinconocer su verdadero significado. Despus de muchos aos,realic una investigacin profunda acerca de este orculo.

    Las runas conforman un sistema que antes de ser alfabeto,fue orculo. Las utilizaban antiguos pueblos vikingos para de-cidir estrategias frente a la guerra o a ituaciones comunitarias.

    Fui descubriendo una a una cada respuesta, fui trabajandocon mi cuerpo la postura que corresponda a cada letra y cadaletra me devolvi una emocin, un mensaje.

    Runa significa secreto y hoy, las runas, me siguen revelan-do sus secretos.

    S que todos poseemos una sabidura interior que nos gua;tambin sucede, que a veces, nos hallamos desconectados deella. La misin del orculo, en este caso las runas, es reconec-tar a la persona con ese lugar gua.

    Cuando preciso clarificar algn tema para m o para otro,necesito deshacer los ruidos externos, los ruidos de la calle ylos que se producen por los propios pensamientos.

    Si quiero obtener una respuesta reveladora, preciso cen-trarme en la pregunta, despejando de la mente todo aquelloque no sea el momento presente. Es por eso, que me resulta

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  • indispensable hacer un aquietamiento antes de abrir la pre-gunta. Ese aquietamiento significa conectar con lo sagradoque habita en cada uno de nosotros. Cuando he logrado un si-lencio de otros temas y he conseguido enfocar la pregunta,llega el momento de hacer la tirada.

    En mi opinin, la tirada tiene como partcipe fundamentalal consultante. Es l quien elige las respuestas guiado por suintuicin. Es l quien elige las runas que respondern a suspreguntas.

    Mi misin, en esta ceremonia, es hacer la traduccin de loque el orculo nos est diciendo.

    Las runas tienen la posibilidad de bajar a la materia lo sa-grado de la respuesta. As, me adentro en el secreto de la per-sona, sin juzgar, sin aconsejar slo interpretando el mensajeque la runa propone. En ese momento, pido al consultante quetrate de asociar esa respuesta, que proviene de un pueblo an-tiguo, de un pueblo guerrero y lejano, con los acontecimien-tos que son motivo de su consulta. El enhebrado es perfecto,claro y evidente.

    El sentido de la tirada es sealar siempre caminos de evo-lucin, ya que las runas constituyen un prtico de autoconoci-miento traspasado el cual, la persona ampla su concienciaacerca de lo que est sucediendo.

    El futharc o alfabeto rnico est compuesto de veinticuatrorunas o letras rnicas, dispuestas en 3 caminos de ocho. Estoscaminos se relacionan entre s formando un sistema que vamostrando las distintas energas que actan en el universo yen la vida de los seres humanos.

    El objeto de hacer una tirada es comprender lo que la vidanos est pidiendo en el momento presente, comprender cul

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  • es la accin evolutivamente correcta para nuestro ser y poderobservar las situaciones que se nos van presentando como de-safos, como oportunidades de ser mejores cada vez.

    Ese es el secreto de las runas. El secreto habita en nuestrocorazn.

    Runas, trazos mensajeros

    El alfabeto rnico, se llama futharc.Este es su nombre, porque las primeras letras de dicho al-

    fabeto, son: F, U, TH, A, R, C.runa significa tambin: secreto, y este antiguo alfabeto, fue

    orculo antes todava de ser utilizado para la escritura.Los trazos de cada letra, son verticales y oblicuos. No exis-

    ten trazos curvos, tampoco horizontales.Si observamos el alfabeto futharc notaremos en el trazado

    de la mayor parte de las letras, ngulos que se cierran comoposibilidades que se bloquean, que se desaconsejan, que ter-minan en un no, y ngulos que se abren como plieguesabiertos, que amplan posibilidades, que abren perspectivas,que muestran caminos de accin.

    El diseo de cada letra tiene ntima relacin con su mensa-je. Existen algunas runas que poseen una doble lectura segnsalgan derechas o invertidas al realizar una tirada.

    Los vikingos fueron pueblos guerreros, marciales, de deci-siones contundentes. Esta forma de ser qued plasmada en susmisteriosas letras llamadas runas.

    Cada runa es una fotografa diagnstica del momento enque se tira, mostrando al que consulta ciclos, posibilidades,

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  • certezas o inconveniencias para su proceso evolutivo. Cadaruna retrata situaciones de vida de esa persona y se constitu-yen en partes del camino del hroe, que somos nosotros mis-mos en nuestro recorrido vital.

    En nuestra ansiedad por conocer el futuro, los seres huma-nos, nos hemos preguntado siempre qu nos pasar el da demaana?, qu resultar de tal o cual situacin de nuestra vi-da? Estos tiempos de turbulencias, de cambios, de transforma-ciones, nos llevan obligatoriamente a concentrar nuestra aten-cin en el momento presente de un tiempo infinito.

    Para ayudarnos a soportar aquello que no sabemos ni po-dremos saber tejemos hiptesis y conjeturas acerca de la con-cordancia entre nuestro presente, nuestro pasado y nuestro fu-turo. En estos tiempos de movimientos, transformaciones yturbulencias, los seres humanos buscamos una voz, una vibra-cin, un sonido, una letra que nos facilite la captacin de lasabidura infinita. Ese mensaje viaja hacia nosotros a travsde diferentes canales.

    Para m, las letras van cruzando el puente del arco iris des-de la morada de los dioses hasta la morada de los hombres.En cada tirada, las runas me siguen murmurando su secreto,armando rompecabezas desde el caos hacia la comprensin decada situacin que me muestran.

    Para que cada pieza sea colocada en su lugar, necesito abrirmi voz a la confianza, respirarla pacientemente, y aguardar lavibracin del sonido de cada palabra. Con gran asombro demi parte, las palabras se ubican cada una en su lugar, a travsde m y ms all de m, permitindome armar delicados bor-dados, encajes mandlicos que muestran el ncleo de lo quesucede y los posibles caminos que nos permiten entender los

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  • para que.Llegado a este punto de profundidad en una tirada, la pre-

    gunta de: qu me suceder con m futuro?, empieza a disol-verse naturalmente. Con simplicidad lo que crece es el centrodel mandala, que representa la sabidura para nuestro accionarde hoy.

    Esa sabidura, como centro, irradia su fuerza de tal modoque barre con todas las quejas y todos los temores acerca delfuturo.

    La armona llega en forma de alivio cuando gira el calei-doscopio de las palabras y el centro acomoda las sugerencias.

    Reina as un nuevo orden que encadena los mensajes. Re-cin entonces, llega el momento del agradecimiento. Las le-tras vuelven a cruzar el puente del arco iris desde la moradade los hombres hasta la morada de los dioses. Se cierra all untiempo sin tiempo y se vuelve entonces al transcurrir cotidia-no. Respetuosamente concluye el parntesis, bajando la deli-cada tapa de una caja de msica, que guarda un secreto entredos.

    Runaspostas

    El sentido de que hoy en pleno siglo veintiuno, consulte-mos las runas es procurar el enhebrado de nuestras accionescon la evolucin. El famoso hroe de las zagas mitolgicas vi-ve en cada uno de nosotros y el autntico herosmo, hoy, con-siste en manifestarnos como seres espirituales, encarnados ennuestro tiempo.

    La contundencia del orculo rnico nos ofrece la posibili-

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  • dad de decidirnos a una accin correcta, o sea a favor de laevolucin espiritual.

    Cada letra rnica es un trazado misterioso. Correr el velode su significado trae, a la buscadora de respuestas que soy,una tarea que va apareciendo a lo largo del trayecto. Se tratade ir ms all y aduearse de un tesoro secreto, que est ocul-to en el dibujo original de nuestra huella.

    Las runas son algo ms que un diseo, son algo ms quedeshojar la margarita, son algo ms que un esperado futuro.Las runas son postas en el camino del hroe. En cada posta lavida nos propone un desafo, y a cada momento el aprendiza-je se renueva.

    Pero acaso es posible investigar acerca de las runas comoalgo que sucede por fuera de cada uno de nosotros? Decidida-mente mi respuesta es: no.

    Cada runa es parte nuestra como si furamos nosotros mis-mos el futharc o alfabeto rnico. La vivencia propia nos ayu-da a comprender el mensaje de cada signo, a darle encarnadu-ra para luego, a partir de la propia experiencia, ayudar a otrosa desenredar la madeja de su situacin.

    Fui descubriendo que me es muy til explicar la energa decada runa con posturas corporales. Si permanecemos con to-da conciencia en la forma aparecern contenidos inesperados,que llegan a nuestro saber desde lugares desconocidos.

    Desde los velos que se descorren frente a nosotros llega laluz, filtrada por delicados encajes, hasta que se abre el mo-mento del darse cuenta. Entonces, giramos el caleidoscopio yse ordena, por un momento, nuestro mbito.

    As permanece este nuevo orden, hasta que caiga la prxi-ma piedra que alborote el agua de nuestro lago interior.

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  • La energa de las letras

    Muchas veces me he preguntado cul es la relacin quehace que este sistema de letras funcione como un orculo. Loque comprendo hasta hoy, es que el diseo de cada runa, sutrazado particular, no es caprichoso. El dibujo de cada letrasignifica traer a la materia, plasmar una energa, la energaguerrera de estas letras.

    He trabajado cada trazado con una postura corporal, imi-tando con el cuerpo el dibujo de las letras. En ese momento seme hace claro el vnculo entre la forma rnica y su respuestaoracular.

    A medida que me voy adentrando en este sistema alfabti-co, se me van revelando las relaciones entre las letras. En la su-cesin del alfabeto aparecen runas opuestas y a la vez comple-mentarias, que nos muestran una situacin y luego su comple-mento. A ellas le sigue una tercera runa que constituye una sn-tesis de ambas. Este esquema se va reiterando, igual que en lavida cuando se nos presenta la oportunidad de sintetizar nues-tros aprendizajes, observndonos desde un lugar de totalidad.

    El pasaje por cada letra del futharc me remite al recorridode mi propia vida como si este alfabeto conociera mi pasadoy mi presente, escribiendo con mgicos trazos que provienende una sabidura csmica.

    Cmo elegir un juego de runas

    Lo ms importante para elegir, en mi opinin, es el traza-do de las letras. Esto es as, porque los signos traen el mensa-

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  • je. Los glifos (signos) estn constituidos por trazos fuertes,verticales u oblicuos, y no se ven en ellos lneas curvas ni ho-rizontales.

    Existen alfabetos rnicos posteriores, a los que se les haagregado otros signos. En lo personal, he elegido trabajar conlas letras ms antiguas, con el alfabeto tradicional de veinti-cuatro signos rnicos.

    El material sobre el que estn grabadas o pintadas las letraslo elige cada uno. Algunas personas prefieren confeccionarellas mismas sus propias runas, tal como lo hacan en la anti-gedad. Las he visto realizadas en madera, en cermica, enpiedra e incluso una versin muy original trazada sobre habassecas. Me gustan ms las runas hechas con materiales nobles.Solo hay que tener en cuenta un detalle: que todas las fichassean de igual tamao y forma. Adems, no podemos olvidarque tienen que ser rectangulares u ovaladas para que en el mo-mento de la tirada podamos leerlas derechas o invertidas.

    Despus de elegir un juego de runas que nos sea afn, va-mos a necesitar conectarnos con ese material. Para ampliar laconexin, recordemos que nosotros mismos somos puentes deluz, puentes de amor, puentes de energa; recordemos que elcielo y la tierra se mezclan en nuestro vehculo corporal; re-cordemos que la antena que somos transmite palabras habla-das desde una sabidura ms all de nosotros.

    Entonces, recin entonces, juguemos con las runas, arme-mos el alfabeto futharc segn su orden, encontremos relacio-nes entre los dibujos, en fin, tomemos contacto con ellas.

    Luego pidamos permiso al universo para hacer preguntas.Sabremos si estamos preparados al extraer una runa y verifi-car la respuesta.

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  • Poco a poco iremos reconociendo ese vnculo, que va a re-flejar nuestro vnculo con lo sagrado. Con la prctica y eltiempo, acompaados por una profundizacin en los senderosde la conciencia, las palabras se abrirn paso a travs de nues-tra voz y acudirn en el momento propicio.

    Palabras-llaves abren compuertas de entendimiento.La voz que cura busca coincidir con un odo atento y abierto.La gran comunicacin puede hacerse presente si permane-

    cemos en lo medular de nuestro ser.El alma busca precisar la direccin del camino. La perso-

    nalidad, que a veces no alcanza a comprender, sufre y pregun-ta: por qu a m?

    La respuesta aparece en forma de signos rnicos sobre unpao.

    La traduccin del mensaje exige el destierro de la crtica yla apertura hacia la posibilidad de una accin evolutivamentecorrecta.

    El poder de transformarnos siempre queda en nuestras ma-nos. Entonces, sobreviene el alivio de sostenerse. A la vez,una gran responsabilidad por nuestro propio destino, se hacepresente.

    Es as como la vida nos lleva a encontrarnos con nuestrasfuerzas esenciales y a reconocernos enteros, nicos, escucha-dores atentos de la gran voz.

    El conocimiento est en los rboles

    Antiguas leyendas celtas nos cuentan que los tesoros estnescondidos en los bosques. Por fin, comprend que ese tesoroera el conocimiento. Los pueblos vikingos lo simbolizaron a

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  • travs de un fresno mtico llamado hyggdrassil.Erase una vez un fresno llamado hyggdrassil. Este rbol, el

    mejor de todos los rboles, era el lugar donde habitaban losdioses. Las hermosas ramas de hyggdrassil se extendan msall de todos los mundos.

    Hyggdrassil est sostenido por tres fuertes races. Pueblaneste rbol ardillas, pjaros y ciervos. Sus races abrevan entres fuentes en las que Odn, padre de la mitologa vikinga, re-cibe sus tres iniciaciones.

    La creacin sigue creando en m a hyggdrassil. Hay vecesen que pequeas ardillas me recorren contndose risueas sussecretos. Otras veces, siento el revuelo de los pjaros en mismanos. Y otras, se me presenta Nidhcc, la mtica dragona, queigual que a hyggdrassil me roe las races hasta hacerme crecer.

    Como Odn contino buscando el tesoro que se halla alcruzar el puente del arco iris. Como Odn, d mi ojo a cambiode sabidura y mir mi propia sombra. Como Odn en el rbolsacrificial, dej morir viejas creencias que desangrndose meabandonaron.

    En la oscuridad me esperaba un conocimiento desconoci-do. As fue como cruc maravillada el portal, que abra unnuevo camino hacia lo mejor de m.

    Las tres iniciaciones de Odn

    En la visin del mundo runa existe un gran rbol maravi-lloso. Ese rbol mtico, llamado hyggdrasil, es en realidad unlugar interno en cada ser.

    Cualquiera de nosotros podra identificar a la mtica drago-

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  • na Nidhcc royendo con vehemencia nuestra raz, causndo-nos dolor y hacindonos crecer a la fuerza. Cualquiera de no-sotros podra ponerle nombre a las ardillas cuenteras que nosrecorren a veces, o a los pjaros-sueos que nos marean consus vuelos y gorjeos hasta causarnos vrtigo.

    Pero veamos lo que sucede cuando nos vamos ms profun-do dentro de nuestro ser, hasta llegar a la raz de nosotros mis-mos.

    Si pensamos en la zaga de Odn, podemos escuchar su his-toria como un cuentito, como algo que le sucede o le sucedia otro y que nada tiene que ver con nosotros. Otra posibilidades relacionar esas iniciaciones con sucesos que han dejadohuella en nuestra existencia.

    La primera iniciacin de Odn aconteci en la fuente deMimir. Este es el nombre de un gigante, guardin de la fuen-te de la sabidura y de los antepasados. Mimir, como lo es lavida, es sumamente responsable de su misin. Cuando Odnse acerca a dicha fuente para beber de ella, el gigante Mimir,se lo impide. Odn insiste, pero es intil, no lo logra. Sola-mente le ser permitido abrevar de esa fuente, si entrega al gi-gante uno de sus ojos. Visto que ese es el nico camino, Odnentrega a Mimir un ojo a cambio de sabidura.

    Entonces, podemos pensar que al quedar con un nico ojo,Odn logra la mirada de la unidad, la mirada del tercer ojo, esdecir, la mirada ms all de la visin fsica. Estoy hablando deuna mirada interna desde un lugar trascendente, con la cualpodramos, si quisiramos, desocultar nuestra luz y tambinnuestra sombra. Esta posibilidad de observar en nosotros loque est oscuro, rechazado o negado, es la semilla de una pro-funda transformacin personal. Esos aspectos de uno mismo

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  • que no desearamos ver, ni nombrar, slo pueden ser observa-dos con el nico ojo de Odn, que representa la mirada de latotalidad. Esta conciencia tambin implica un reconocimientoagradecido a nuestros padres, quienes nos precedieron en laencarnacin y que forman parte, como antepasados, de estafuente.

    Esta manera de entender el primer portal inicitico abarcala entrega de una porcin de densidad material y la obtencinde una posibilidad espiritual que se ampla. El acto de inicia-cin implica dejar atrs la materia densa, ofrendndola. El va-lor obtenido, en cambio, es incalculable. Se trata de una sabi-dura ms all de la encarnadura, que atraviesa la medida dela polaridad y se aloja con su ojo en el corazn energtico.

    Poder ver con los ojos del alma es un lugar al que se arri-ba, y como deca un prncipe nio que conoca la fuente deMimir ...lo esencial es invisible a los ojos.

    La segunda iniciacin de Odn transcurre en la fuente deJwerguelmir. En este lugar existen tantas vboras rezumandoveneno, que ninguna lengua puede contarlas. Este es el sitioelegido por nuestro hroe para clavarse nueve das y nueve no-ches en el hyggdrasil, desangrarse y dejar su condicin de h-roe humano para adquirir la categora de dios de las runas, lapalabra, la poesa y la elocuencia. As es como la sangre deOdn cae hacia la tierra, atraviesa el veneno y llega hasta teirlas runas, que se hallaban enterradas debajo de las races dehyggdrasil y perdidas para la humanidad. En ese momento ini-citico Odn deja su encarnadura, y la humanidad rescata unasabidura que se vuelve accesible gracias a su decisin.

    Podemos relacionar esta segunda iniciacin de Odn conlas sucesivas muertes y renacimientos, que cada uno de noso-

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  • tros experiment a lo largo de su vida. A veces, dejar caer an-tiguos ropajes intiles para abrirse a una autenticidad que de-sea aflorar es un acontecimiento corriente. La vivencia de mo-rir y renacer a partir de nuestra llegada al mundo fsico se rei-tera y nos da la experiencia sacrificial de una entrega que im-plica dolor y aporta conciencia. Esta es la segunda fuente quenutre el saber rnico.

    La tercera y ltima iniciacin de Odn sucede en un sitiomuy diferente a los dos anteriores. Se trata de una raz que seeleva al cielo y llega a la fuente de Urd, donde habitan las nor-nas, seres elementales que tienen el dominio del tiempo y deldestino de los hombres. Esta fuente de agua sagrada blanqueae ilumina todo a su alrededor. Odn toma posesin del lugar yse apodera del destino y del tiempo de los seres humanos.Funda aqu la morada y el tribunal de los dioses, sitio al quese llega atravesando el puente del arco iris.

    Habiendo logrado la mirada interna desde un lugar de uni-dad, y habiendo experimentado el dolor de crecer en concien-cia, parece que estamos en condiciones de acompaar nuestrodestino, habilitando para ello la morada de los dioses, o sea,nuestro corazn.

    El cuerpo, vehculo de la energa de las letras

    A travs del cuerpo pasan las formas rnicas y sus mensa-jes. Moldean significados y ofrecen precisiones acerca de sudiseo. La postura corporal, que corresponde al dibujo de ca-

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  • da runa, nos ayuda a la comprensin de su energa. Existe unaposibilidad de captar y entender, al vivir dentro de la forma,cada una de las letras rnicas.

    El cuerpo, que enlaza la Tierra y el Cielo, entiende desdeun espacio visceral el secreto.

    Cada uno de los que procure una conexin con estos sm-bolos puede hacer la prueba de permanecer en una posturaanloga al signo rnico, en contacto consigo mismo. De estemodo, con certeza, le surgirn ideas, reflexiones y asociacio-nes.

    Cabe, despus, realizar el enhebrado y unir lo que llega, atravs del puente-cuerpo, con lo que conocemos de cada letra.

    Al final de cada runa, propongo una postura corporal querefleja la energa de ese glifo.

    Invito a los lectores a experimentar con estas posturas o arecrear otras diferentes, segn su manera de ver el mensaje delas letras.

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  • 30

  • Segunda parte

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  • Recorrido por el primer octeto

    A lo largo del primer octeto se suceden: FEHU F, URUZU, THURISAZ TH, ANSUZ A, RAIDHO R, KAU-NAZ C o K, GEBO G y WUNGO W.

    Fehu: desde la fuerza del fuego comunitario que circula porlas venas de la tierra, as como por mis propias venas, con laabundancia de Fehu, recibo y doy.

    Al sentirme parte de un todo, reconozco la fuerza de mipropio fuego. Encarno la potencia indomable de Uruz y prepa-ro mi iniciacin.

    Llego a Thurisaz, donde mi fuerza activa gobierna. El diosThor me presta su martillo mgico y su puntera colosal paraque yo reconozca que tambin son parte de m.

    Ansuz: desde el fondo de mi voz nace la palabra, la mismaque vibr en labios de Odn despus de beber el mgico elixir.

    Raidho: un viaje en carro. Viajo a un destino soado. Mepongo en movimiento. Voy.

    Haber viajado me da la perspectiva de una nueva mirada,estoy en Kaunaz. Se abre para m un horizonte de luz. Me am-plo en la mirada del adentro.

    Gebo: al fin dos partes de m se encuentran y logran reco-nocerse. Se funden en un instante infinito que ofrendo a losdioses. Gebo es la pareja.

    Por ltimo Wungo: planto la bandera de mis metas y conci-bo la criatura de mis sueos. Llego a la cima y all me instaloy me ilusiono. Por un momento siento la alegra del nio...

    As finaliza este primer tramo. Luego la vida me arrojarbajo la granizada: Hgalas, la primera runa del siguiente octe-to.

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  • Fehu, la abundancia de dary recibir

    Tambin llamada F, Faiu y Feo. Corresponde a nuestra le-tra F.

    Fehu es una antena que atrae y distribuye energa. Es la pri-mera letra del alfabeto futharc y representa el fuego comuni-tario, la alegra que se comparte, la abundancia que se prodi-ga.

    Su diseo nos muestra un canal vertical que une el arribacon el abajo y facilita el trnsito desde la unidad a la diversi-dad y otra vez a la unidad. Los dos brazos de Fehu nos mues-tran otro sentido de circulacin de energa: del corazn hacialas manos y de las manos entre s.

    Fehu representa el dinero. Es la primera runa del octeto co-rrespondiente al plano fsico que nos recuerda la condicin dela vida encarnada. Fehu es energa que circula. Bienes mvi-les, ganado o dinero que se obtuvo batallando. Fehu es ener-ga que fluye por las venas de la tierra y que deviene en ma-teria. Simboliza al fuego colectivo. Es un bien de todos y quea la vez nadie puede atrapar.

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  • Existe un ritual perteneciente a los pueblos originarios lla-mado la atadura de los aos, que nos ayuda a comprender elmensaje de Fehu. Al concluir un ciclo, en toda la regin, seapagan la totalidad de los hogares y durante varios das no secocinan los alimentos ni se utilizan los fuegos. Todo perma-nece a oscuras y sin calefaccionar. El da indicado un sacer-dote se dirige hacia un lugar sagrado, y all enciende el fuegonuevo como si fuera el primer hombre. Con esa reverenciadistribuye un tizn a cada jefe de clan. Estos llevan ese tizncandente a su tribu y con l van encendiendo el hogar de ca-da casa. As recomienza el ciclo. En dicha ceremonia el fue-go es un smbolo de abundancia y del carcter colectivo y en-riquecedor de la misma. Este es el modo como circula la ener-ga de esta runa.

    Cuando Fehu sale invertida, indica que la persona est em-barcada en una tarea intil como querer aferrar el agua o laarena que corre entre los dedos. Significa energa desperdicia-da, despilfarro, malgastar dinero o fuerza vital. Tambin pue-de tener que ver con pensamientos circulares situacin que seconoce como el rumiar de la mente, lo cual es de por s undesperdicio de la fuerza mental. Puede sealar despojo de di-nero o prdidas cuantiosas de bienes mviles.

    Fehu, primera runa del alfabeto, contiene el impulso delinicio, el empuje de lo que empieza. Esa potencia es alimentopara todos y tambin se sostiene con la fuerza de toda la co-munidad.

    Postura corporal

    De pie con los pies juntos, sentimos la verticalidad.

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  • Los brazos se elevan por el frente y se dirigen hacia el cie-lo y hacia adelante. Las palmas de las manos estn enfrenta-das y la cabeza un poco levantada.

    Observemos que tanto las manos como la cabeza y la mi-rada, van hacia lo alto y hacia delante.

    Podra decirme dnde queda la felicidad?

    Hace muchos aos conoc una persona que preguntaba a lagente por la calle: Por favor, podra decirme dnde queda lafelicidad? La pregunta era formulada rpidamente, como si setratara de la averiguacin de una direccin. Las respuestaseran tan variadas como inverosmiles: yo no soy de aqu,no conozco el barrio, no tengo ni idea, etc. Casi sonabadivertido observar la poca atencin que las personas otorgana las palabras que aparentemente escuchan, y cmo cobra im-portancia, en cambio, el gesto o la manera de formular la pre-gunta.

    Me sigue interesando saber en dnde est la felicidad, pe-ro con certeza no se halla en el aire que flota entre seres queno logran or a otros.

    En mi experiencia cotidiana como persona ciega, adviertoque el escuchar tiene mucho de comprometerse, de poner to-da la atencin en ese momento y en ese lugar. El apuro deladentro que se inventa en la gran ciudad o tal vez tambin enotros lugares internos, prioriza la velocidad y deja de lado elintercambio de energas. De eso se trata el saludo: unas po-cas palabras que hacen sentir la presencia de otro ser humanoque tambin transita por esos caminos.

    Resulta bastante frecuente que personas mayores ofrezcan

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  • ayuda a los ciegos por la calle. En estas ocasiones se suele vi-vir un real dilogo de almas. Lo que ms me gusta en estos ca-sos es preguntar a los mayores por sus experiencias de vida,ancdotas y recuerdos. Trato de desviar la conversacin haciaesos temas y siento que entonces florecen las palabras, se ha-ce presente la pasin y hago mo el compromiso de escuchar.

    Es as como la atencin atenta vuela como una mariposa, aveces se posa sobre m y a veces sobre otros, y a cada cual nostoca abrirnos a su aleteo y aceptar gustosos su presencia. S-lo el apuro del adentro quiebra el frgil cristal del amor de es-tar presente en el momento presente y desperdicia una delica-da posibilidad de encuentro que, por su simplicidad, disimulael gran secreto de la sonrisa de los ngeles.

    Y entonces, dnde queda la felicidad? Tal vez en el ins-tante de un encuentro, en la oportunidad de dar, de ayudardesde la experiencia personal, de regar con amistad o conagradecimiento el trayecto que compartimos. A veces, ese co-mienzo de tejido entre dos nos dura hasta que nuestros mlti-ples requerimientos nos lleven a atender otras cuestiones. Aveces, el recuerdo de una sonrisa queda tierno en algn rincndel corazn. A veces, nos queda el sabor amargo de un recha-zo o de una incomprensin apresurada huyendo de no se sabequ.

    Pero entonces, dnde queda la felicidad? Seguramenteque ella se encuentra en un tiempo presente, demorada en uninstante infinito, iluminada y fugaz. Sorpresivamente la en-cuentro escondida en las cosas ms sencillas o tambin en lasms complicadas de entender o de vivir. Est agazapada encada pequeo o gran logro, en cada darse cuenta, en cada s.Es veloz y cambiante, pero su aroma persiste en el tiempo, en-

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  • tibindonos el corazn.Salir al encuentro de la felicidad, con lo mucho o lo poco

    que hayamos caminado, es permanecer disponible, abierto algran encuentro. Siento que la meta es el camino, y el domici-lio buscado consiste en acompaarme con lo mejor de m, su-ceda lo que suceda. Si consigo generar ese acompaamientoy disfrutar el da a da, habr comenzado a responder aquellafamosa pregunta.

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  • Uruz, la fuerza de la iniciacin

    Tambin llamada Ur o Urs. Corresponde a nuestra letra U.Uruz es la segunda letra del alfabeto rnico tradicional.

    Representa al uro o buey salvaje, animal de fuerza indomable,extinguido en los bosques hace ya muchsimos aos.

    La nica forma de domesticar al uro es matndolo, por eso,Uruz es runa de sacrificio cuando sale invertida.

    Uruz indica fuerza y sabidura. Uruz apela a la reserva in-dividual que nos habita, a ese fuego propio. Uruz se alimentade la fuerza de la tierra que asciende por sus cuatro patas. Es-ta potencia permite a Uruz embestir, perseverar y concretarsabiamente.

    En las antiguas tribus vikingas la matanza del uro era par-te de un ritual inicitico. Se mandaba a los adolescentes de latribu a matar al uro y si regresaban con l, su adultez queda-ba sellada. Era costumbre mojar a los jvenes con la sangredel uro y luego comer su carne para incorporar su fuerza, supotencia viril y su sabidura.

    Su aparicin en una tirada nos sugiere recurrir a las poten-cias del instinto como motor de vida, autoabastecerse y re-troalimentarse, cualidades estas pertenecientes al uro.

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  • Uruz invertida es runa de sacrificio. Sacrificio no significasometimiento a una circunstancia, sino que sacrificio signifi-ca hacer sagrado, es decir, elevar una materia densa, ofrendar-la para recibir una energa sutil. El uro era el cuerpo del sacri-ficio; lo que se reciba a cambio de ese sacrificio era el pasa-je a la madurez, la integracin al mundo adulto.

    Cuando sale invertida, la indicacin de la runa dentro de latirada es dejar de embestir como un salvaje acerca de lo quese est preguntando. Entonces se necesita reconocer el plandel alma, deponer el ataque de ira y la ceguera del uro, y de-jar de malgastar las energas luchando contra los molinos deviento.

    La sugerencia de la runa es aceptar lo intil del sacrificiofrente a la contundencia de los dictados del destino. En estecaso lo indicado es la aceptacin, confiando en que la sabidu-ra manifestada guiar nuestra evolucin. La comprensin dela situacin sobrevendr ms tarde con la experiencia y latranquilidad de una mirada retrospectiva.

    Uruz impone una presencia majestuosa. El secreto consis-te en aprovechar su energa en el momento cierto y aceptar lafuerza de las circunstancias como ofrenda a la voluntad deluniverso. Lo importante es poder reconocer frente a cada mo-mento, lo oportuno de embestir o lo oportuno de aceptar.

    Postura corporal

    Abrimos los pies en el ancho de caderas. Bajamos el tron-co y los brazos, dejando que la cabeza cuelgue en direccin alpiso.

    En esta posicin podemos avanzar, golpeando rtmicamen-

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  • te con los pies en la tierra.Observemos que la fuerza de la postura se halla en los pies

    y en las piernas.

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  • Thurisaz, la fuerza de un gigante

    Tambin llamada Thorn. Corresponde a la letra Th.La runa Thurisaz est representada por el gigante Thor. Es-

    te es un personaje que rene en s tres joyas mgicas, que alu-den a su excepcional potencia: el martillo mgico de Thor, lla-mado Miolnnir, que es el elemento a travs del cual el gigan-te concreta su accin; el guantelete mgico, que le permite re-cuperar el Miolnnir cada vez que lo arroja; y finalmente elcinturn, que le posibilita la duplicacin de su fuerza. Estostres elementos mgicos lo identifican con una accin potente,directa e irreflexiva.

    Cuando en las leyendas vikingas se habla de gigantes, enrealidad se hace una referencia a las grandes montaas de as-pecto helado e imponente, que se asemejan a gigantes expo-niendo su fuerza. Si nos asomamos a este paisaje y lo obser-vamos todo desde nuestra posicin de seres humanos, peque-itos al pie de la montaa, comprenderemos la energa deThor.

    Thurisaz es runa de curacin. No hablamos de una cura-cin que armoniza, sino de una accin desestructurante quecura destruyndolo todo para reordenar despus la situacin.

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  • En las leyendas vikingas el dios Thor mata a sus padres. Estosignifica que rompe con estructuras anteriores que, necesaria-mente, tienen que sucumbir para dar lugar a lo nuevo.

    En el caso de que esta runa aparezca en una tirada el pasa-je de una situacin a otra es violento, sorpresivo o directo.Con certeza el mtodo que se ha de usar est ms cerca de loshechos que de las palabras. En Thor existe una semilla de ac-cin que crece repentinamente y se expresa con toda la fuer-za de un impulso. Este caudal que se desborda como un rugi-do viene avalado por una experiencia de provisin comunita-ria en Fehu y por una fuerza-sabidura inicitica en Uruz, ru-nas que la preceden en el octeto de la vida fsica.

    Durante la infancia es frecuente observar esta energa enaccin. Los nios suelen encarnar sin falsos pudores dichafuerza. En cambio los adultos seguimos otros procedimientospara aduearnos de las posibilidades de Thor. Se van reunien-do dentro de nosotros ciertas condiciones que precisan madu-rar una decisin y, en el tiempo y el espacio propicios, elMiolnnir sale con toda su potencia a asegurar el cambio. Aslo siento actuar en m, precedido por un tiempo lento dedica-do al contenido, al detalle de una construccin de hormiguita.Esa tarea de paciencia en algn momento se transforma enfuerza incontenible. En el instante indicado la vida me pideactuar sobre la materia, sobre los objetos, sobre el cuerpo, yms all de m misma y de mi voluntad, la energa de Thoraparece casi necesariamente. Si no permito que este caudalaflore y se expanda me siento atragantada y furiosa. Es la en-carnacin de la runa invertida.

    Cuando en una tirada Thurisaz sale invertida toda esa po-tencia de hacer se vuelve en contra, y el debilitamiento que

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  • produce el enojo por no actuar en el momento propicio se ha-ce presente. Tambin aqu aparece el dolor que causa una es-pina clavada hacia adentro. Es la mirada interior la que pro-voca ese dolor punzante. Se trata de todo lo negado, lo no re-conocido, lo que desearamos suprimir de nuestra existencia yque sin embargo constituye la herramienta principal de la cu-racin.

    El significado oracular de Thurisaz invertida puede ser tan-to mirada interior, como tambin que todo acto en esa ocasinconduce al debilitamiento de la situacin. En realidad la ac-cin est desaconsejada de todos modos. La sugerencia es ob-servar el paisaje adentro, en quietud, y evaluar, sopesar ancon la espina clavada y el sufrimiento de ver, los aspectos quems rechazamos de nosotros mismos.

    Si consideramos el futharc como un prtico de conoci-miento, descubriremos siguiendo en orden el alfabeto rni-co a Isa, el hielo debajo de Thurisaz, y ms abajo a Ehwo,el caballo, con lo cual obtenemos la secuencia: accin des-tructiva, inmovilidad - centramiento, movimiento equilibra-do.

    Hay ocasiones en que nuestro camino nos solicita quietud,otras veces las circunstancias nos piden accin y puntera. Esees el caso de Thurisaz derecha. Se trata de una energa msall de nuestras tendencias naturales; ms all de nuestros de-seos. Es un momento de necesidad evolutiva. Si logramos si-tuarnos en esta comprensin de lo que hay que hacer en elmomento y la situacin ms propicios, nos sentiremos en paz.

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  • Postura corporal

    De pie con los pies juntos. Los brazos suben por adelantehasta quedar paralelos al suelo a la altura de la boca del est-mago. Las palmas de las manos se hallan hacia abajo y los de-dos mayores unidos, uno sobre el otro.

    Toda la intencin de nuestra mirada, del centro del pecho,de la boca del estmago y del ombligo, se proyectan hacia de-lante en direccin a los dedos que forman la espina o el mar-tillo de Thor.

    Observemos la concentracin de fuerza.

    Encontrar el modo de dar tu flor al mundo

    Inexorablemente iba perdiendo visin. Da tras da mi ima-ginacin iba supliendo la imagen. Fantasmas viejos y nuevosinvadan mi cotidianeidad de madre reciente, inexperta y de-solada. Un duelo persistente transcurri durante algunos aos:era mi llegada lenta a la ceguera.

    Por fin y gracias a que la naturaleza, al nacer cada da, lodispone aparece un punto de luz orientador.

    Mi vocacin por la lectura, rescatadora de los abismos demi infancia, se hallaba desesperanzada. Mi necesidad de leerque desde nia era casi mi nico entusiasmo y mi juego pre-ferido, me colocaba hacia mis veintiocho aos en un lugar deresentimiento con la vida. Frente a este insoportable senti-miento de ira por no poder leer, el ro vital me empujaba in-sobornable hacia lo que verdaderamente estaba destinado pa-ra m.

    Algunos llamados, algunas averiguaciones y finalmente

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  • una entrevista concertada en la escuela Hadley de Buenos Ai-res.

    Era una maana cerca de los ltimos meses de 1984. Mimadre me acompaaba. Estbamos a unos pasos del sitio in-dicado cuando un encuentro causal e inolvidable aconteci.Un hombre ciego caminaba con su bastn blanco y mi madrele ofreci ayuda. Cmo podra yo saber que ese hombre has-ta ese momento desconocido, sera el sealado por las hadas?Su nombre: Pedro Rossel Vera. Quin podra adivinar que unvarn me dara a luz por segunda vez? Esa maana, que coin-cidimos por un designio perfecto, marc la hora de mi segun-do nacimiento.

    El esfuerzo y la alegra tieron mi existencia y Pedro fuepara m, a partir de entonces, nombre de maestro. El gran de-safo de descifrar puntos que bailaban bajo mis dedos estabaplanteado. Necesitaba comprenderlos a toda costa. Todo miser estaba abocado a ello, y mi paciencia cultivada como fuer-za sostena mi voluntad. As fui logrando dar... un paso.

    Tena en aquellos aos muchas dudas acerca de casi todaslas situaciones de mi vida. Una de mis pocas certezas era miclase de sistema Braille y, como remedio de rescate, la entre-vista con mi maestro.

    El ansiado reencuentro con la fuerza de las palabras se em-pezaba a producir y mucho ms que eso sucedi.

    El latido de la energa vital pujaba en m, llevndome porsenderos que en esos tiempos se me antojaban labernticos.Ahora, desde la perspectiva de mis cuarenta y cinco aos veoclaramente mi recorrido, guiado por una Perfeccin que ense-a.

    El sistema Braille, su aprendizaje y prctica, me acerc a

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  • otras personas ciegas. Ese contacto me ense la naturalidady la aceptacin que estaba precisando para convivir con midiscapacidad visual.

    La vida continuaba y me urga con planteos nuevos que meaterraban. La necesidad de subsistir y mi reciente divorcio mellevaron a vender en la calle a veces medias, a veces golosi-nas... y una vez ms la direccin del gran ro vital me pedamuy a mi pesar que desplegara todas mis fuerzas. Permanecen la calle enfrentando mi da a da afuera: mostrndome, sa-liendo, adaptndome necesariamente a viajar, comprar, salir yentrar, a vivir con mi ceguera a la luz.

    Mientras tanto una fuerte indicacin dentro de m, me con-duca al estudio de la digitopuntura. Con mi primera y queri-da pizarra braille de cuatro renglones fui desgrabando mis cla-ses y comprendiendo algo acerca de mis dones y mis perdo-nes. La medicina tradicional china me fascinaba. Esa manerade enhebrar el cosmos sanaba algo dentro de m. A la vez da-ba direccin al caudal de mis intereses. Me dediqu a profun-dizar mis conocimientos, a desentraar los misteriosos cami-nos de la energa vital y las valiosas ayudas que proporcionanlas hierbas, las manos y las palabras.

    A medida que mis conocimientos se extendan, mis carpe-tas con las lecciones escritas en sistema Braille aumentaban eiban llenando los estantes de mi biblioteca. El resultado fueque me convert en una copista bastante aceptable, aunque lalectura me sigue todava hoy dando mucho trabajo.

    Continu transitando caminos de autoconocimiento, estu-diando e investigando. En la actualidad escribo acerca de unalfabeto antiguo: las runas. Me sumerg en las runas, pensn-dolas como alfabeto y como orculo. El trazado de las letras

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  • me sigue apasionando y en mi imaginacin las dibujo.Pas mucho tiempo sin lograr encontrar un mtodo para

    escribir. Tuve una irracional resistencia hacia las computado-ras, un temor de arruinar la mquina por mi torpeza. La velo-cidad de mi pensamiento era absolutamente impar con la ve-locidad de mi escritura Braille, utilizando mi vieja y queridapizarra de cuatro renglones. As, en el ao 1998 junto con mireciente matrimonio se hizo presente en mi casa su majestad:la mquina Perkins (mquina de escribir en sistema Braille).Ella fue testigo y acompaante de mi esposo en sus aos deestudiante universitario y desde esas pocas permaneca solay desplazada por instrumentos tcnicos ms modernos. Pensque no sera fcil acceder a este nuevo aprendizaje, sin embar-go, empec a practicar y la vieja Perkins me result adorable.El increble procedimiento que utilizaba para elaborar mis ar-tculos era el siguiente: escriba en la mquina Perkins una se-rie de ideas, sin tener tan en cuenta ni la redaccin ni los de-talles. Luego haca una lectura en voz alta para mi grabador,que me escuchaba pacientemente. Or mi propia voz sin rea-lizar el esfuerzo de la lectura me ayudaba a corregir y volvaa la escritura Braille, ampliando, recortando y agregando, vol-viendo a escribir todo hasta ponerme de acuerdo conmigomisma.

    Cualquier persona que escuche este relato pensar que merefiero a la Edad de Piedra y a veces yo misma lo creo as. Elabordaje de la computacin me haba sido sencillamente im-posible en aquel momento. Me haba propuesto en firme em-prender nicamente aquello que cautivara mi atencin, sinpresionarme; y tal vez el tiempo de entenderme con las m-quinas llegara algn da. Y ese da lleg.

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  • Tengo en este momento de mi vida muchas ms certezas ymenos dudas. El hilo conductor que gua mis pasos me llevahacia revelaciones totalizadoras, susurrndome secretos al o-do. Admiro la coherencia insobornable de la Evolucin. Pien-so en m misma antes y despus del conocimiento del sistemaBraille.

    Habiendo adquirido la ceguera en una edad adulta, el sis-tema Braille signific no solo una ansiada apertura hacia loexpresivo, sino que funcion como facilitador de mi rehabili-tacin. A partir de la aceptacin de mi estado de discapacidadvisual, el Braille fue un sendero hacia el despliegue de todaslas posibilidades para el rescate de lo ms autntico de mi ser.El conocimiento de dicho sistema, mi reconexin con las le-tras y el hallazgo de una nueva forma de insertarme en la so-ciedad, fueron un puente que cruc para encontrar la manerade colocar mi flor en el mundo.

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  • Ansuz, en un principio fue el verbo

    Tambin llamada ansur o as. Es la cuarta letra del alfabetofutharc y corresponde a la letra A de nuestro abecedario.

    Ansuz simboliza la voz, la palabra, la poesa. La llave desu trazado abre el prtico del alfabeto futharc y me introduceen los caminos no fciles del conocimiento de s.

    La voz hablada: vibra, cura o maldice.La voz callada: espera; iluminando comunica con inespe-

    rados darse cuenta.En Ansuz la vibracin del sonido de cada palabra se mate-

    rializa. En el transcurso de mi da a da, la voz hablada o si-lente cobra la fuerza de un conjuro que me protege de los de-siertos de afuera y de los de adentro.

    Ansuz comunica con los dioses arquetpicos que habitandentro de m.

    Comunica mi cabeza con mi cuerpo a travs del puente demi cuello.

    Comunica mi pensamiento con el exterior, plasmndoloen sonidos, letras, palabras, tonalidades.

    Palabras mgicas abrieron mi garganta; fuerzas no conoci-das se posaron en mi frente, y condujeron mis manos a una ac-

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  • cin guiada. La fuerza del sonido pasa a travs de m y me re-crea dentro de la creacin.

    Fui aprendiendo poco a poco a espiar la vibracin de lasvoces que escucho y a distinguir matices, colores y sentimien-tos; energas diferentes. La voz es como un gesto no disimu-lado para m. En la voz se cuelan datos del alma que me lle-gan silenciosamente, como un secreto murmurado al odo.

    Ansuz es ofrecer mi voz al mundo. Cuando Ansuz sale de-recha en una tirada, se plantea la necesidad de hablar, comu-nicar explcitamente pensamientos y emociones. Ansuz encar-na a dos dioses de la mitologa vikinga: Odn y Loqui. Odnque es el padre de las runas representa la sabidura, la elo-cuencia, la poesa y las palabras mgicas. Loqui, deidad trai-cionera y mentirosa que se disfraza para cometer todo tipo detropelas, representa la palabra que engaa y la mentira, ya seaque el engao provenga de afuera o desde el interior de la pro-pia persona.

    Cuando Ansuz sale invertida significa llamarse a silencio,o puede suceder que la energa del dios Loqui circunde la si-tuacin acerca de la cual se pregunta y tal vez nos estemos en-gaando acerca de algo o de alguien.

    Ansuz se refiere al chakra larngeo que representa la auto-ridad paterna y tiene relacin con Odn, padre de las runas. Lacomunicacin de la que habla Ansuz es con los dems y tam-bin con uno mismo. Despus de haber abordado un buen di-logo interior uno puede hacerlo con los otros. En un sentidovertical Ansuz nos comunica con lo divino que llevamosadentro, o bien con los dioses arquetpicos. De este modo ve-mos nuestra parte Odn y nuestra parte Loqui.

    Los vehculos propiciatorios de dicha comunicacin son

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  • los mantras y las palabras mgicas. En un sentido horizontaly despus de haber dialogado con lo divino dentro nuestro, seproduce la comunicacin con los dems cuyos vehculos pro-piciatorios son los conjuros y los poemas.

    Ansuz abre lo que est cerrado a nuestro entendimiento.Ansuz cuenta con la inspiracin y el aliento divino para elbrete ssamo de nuestro corazn.

    Postura corporal

    De pie con pies juntos. Los brazos se elevan por adelantehasta quedar a cuarenta y cinco grados del cuerpo, en actitudde ofrecer. Las palmas de las manos hacia arriba y la gargan-ta abierta en conexin con las manos con la intencin de darla voz.

    La ruta de la palabra

    Siempre, desde pequea, me interesaron las palabras. Param la palabra tuvo desde todo mi tiempo, un peso y un po-der que alimentaba la confianza y el creer.

    El sabor de las letras escritas me atraa, y hoy an las ex-trao. El sonido de mi propia voz en silencio dentro de m meextasiaba, y prefer siempre la lectura o la escucha de cuentosa cualquier otro juego.

    Al quedarme ciega la palabra cobra, en mi vida, un lugarrelevante, y yo dira imprescindible. Esa relevancia aparecejuntamente con el contenido, el tono, la intencin y la vibra-cin del sonido de cada una de ellas. Cada vez con mayor cla-ridad se asoma por entre los pliegues de la voz el alma de

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  • quien se acerca, y casi es como si pudiera ver de quien se tra-ta. Esa presencia sonora me aporta datos que quizs el rostropodra, si quisiera, disimular. La voz, en cambio, sale autnti-ca y reveladora, y puede generar en m sosiego y confianza, oinquietud y recelo. En esos momentos en que la intuicin esla reina de mi estar presente se pierde para mi entendimientoel discurso, y pasa a ocupar un primer plano la vibracin.

    En el intercambio cotidiano percibo con decepcin que laspersonas se alejan cada vez ms del lenguaje, y que se aferrana gestos y murmullos de significado incierto. Para nosotros,personas ciegas que procuramos vivir dndonos un espacio ymanifestando cada uno lo propio, el silencio indiferente oapurado del resto de los humanos resulta una frustracin quenos deja perplejos. Ante cada pregunta sin respuesta verbal,ante cada no s, no s, ni idea, una pesada persiana de inco-municacin cae y nos asla. Una mezcla de impotencia y eno-jo por no lograr comunicarse se apodera, entonces, de mi per-sonalidad que no quiere abandonar su propsito. Aqu se ocul-ta, como siempre, una posibilidad si es que los seres implica-dos quisieran aprovecharla. Se trata para nosotros los ciegosde hacer docencia, o sea, de explicar en unas dcimas de se-gundo lo que necesitamos lo ms claramente posible. Infini-tas veces recib respuestas vacas de calor humano, pero tam-bin infinitas veces sent la apertura de un panorama concien-te y ampliado ante m. Me refiero, naturalmente, al sentido delas palabras y la comunicacin entre dos seres.

    Voy a referirme a una situacin cotidiana para m: me de-tengo en una esquina para cruzar la calle y una persona, conbuenas intenciones, me toma del brazo atenazndome confuerza para evitar una cada, que en su fantasa podra suceder

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  • fcilmente. Mi sensacin es que mi enojo no va a permitirmehablar, pero en un supremo esfuerzo, en lugar de pedirle a gri-tos que me suelte, que me duele el brazo, que no soy un obje-to, que me siento agredida, cosificada, humillada Pienso depronto que esta persona se acerc a ayudarme, y le pido porfavor si me permite tomarme de su brazo, que de ese modo mesiento ms segura.

    En ese momento puedo percibir que se abre ese maravillo-so abanico y se derrite una capa de hielo que paralizaba el vn-culo. Entonces suspiro y sonro, agradecida dentro de m. Aveces la ruta de la palabra est bloqueada por una cerraznimpenetrable, y la comunicacin no se produce. Entonces, re-signadamente, me digo que yo tambin estuve, por pocas,muy cerrada, muy obstinada en esquemas de caparazones cal-creos de los que me cost mucho trabajo salir, y an hoy si-go trabajando en ello.

    Mirndome en el espejo de ese pasado, revive en m la es-peranza de nuevas y mayores perspectivas, abiertas como ca-minos aguardando ser recorridos y habitados.

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  • Raidho, el viaje hacia mi destino

    Raidho o Rad corresponde a la letra R de nuestro alfabeto.Significa viaje, un largo viaje en carro. Es encuentro y comu-nicacin con los pares. Comunicacin a travs de la accin.

    Si observamos su diseo vemos que una patita de la R es-t dando un paso. Est en el aire, con la accin sugerida deavanzar hacia delante. Raidho es: hacia donde voy, el pueblo,mi destino o mi objetivo. Estoy decidiendo, en esta runa, tras-cender la puerta del futharc: salir del lugar en donde me en-cuentro para buscar activamente, fsicamente, la meta que mehe trazado. Se trata de elegir ir al encuentro de otros seres que,como yo, transitan senderos de vida. Mientras esto ocurre es-toy en viaje. Concentro mi atencin en ese trayecto, voy dis-frutando el mientras tanto. Me siento en movimiento.

    La accin de Raidho sana. Es considerada runa de cura-cin. Deja un lugar y procura otro a travs de la reunin conlos objetivos fijados. Significa: encontrar un estado perdido yre-unirse con los propios deseos. Nos habla tambin de bs-queda de pareja y comunicacin corporal. Recordemos que setrata de una runa perteneciente al plano fsico.

    Su direccin hacia Gebo, la runa de la pareja, est ntima-

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  • mente ligada con esa comunicacin de aspectos dentro de ca-da uno de nosotros. Ese entendimiento en lo interno, esa coo-peracin entre la meta y el destino, fluyen con la decisin deir hacia all, hacia donde est nuestra misin y nuestro desa-fo.

    Dar el paso en ese sentido significa ir en busca de nuestrologro en Wunjo, ltima runa del camino fsico. Al observar lostrazos vemos a Wunjo incluida en Raidho.

    Si imaginramos un largo viaje en carro, desde el futharc,el caballo es Ehwo que me lleva y es mi aliado, mi par, le con-fo mi suerte y las riendas. El piso est representado por elfluir eterno del tiempo, Laguz, el agua, que contina su movi-miento flexible y adaptable. A lo largo del viaje no veo dosveces la misma piedra. En la rueda hay una mancha, cclica-mente aparece cada vez que la rueda da vuelta: es Jera. El ejeque est quieto, pero que gira sobre s mismo es Eeihwaz.

    Si observamos en el alfabeto rnico la columna compues-ta por las runas Raidho, Eeihwaz y Laguz; vemos a Eeihwaz,la runa de la muerte, debajo de Raidho, y a Laguz, la fuentede la vida, situada debajo de Eeihwaz.

    Raidho se halla dentro de la puerta, del prtico mismo,conformando la porcin central del sistema futharc. Es aqudonde ocurre la transformacin del hroe.

    Invertida significa atascarse en la puerta, ruptura por de-sencuentro o por estancamiento, trabas, rodeos. Es ruptura,sobre todo ruptura de pareja.

    Observemos la sensacin de perpendicularidad en los dise-os de los tres pares de runas, que conforman la puerta mis-ma. Ansuz vertical en su comunicacin cielo-tierra, y Raidhohorizontal en el paso que da hacia su meta; Jera horizontal gi-

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  • rando con sus bisagras, y Eeihwaz vertical como el tronco deun tejo; Mannaz horizontalidad desplegada en su diseo, yLaguz vertical en su trazado. Aparecen como polaridadesopuestas y complementarias.

    Raidho, bardo andariego y cantor, rene, armoniza, juntalo que est separado dentro de m. Para que yo pueda, des-pus, unir mis caminos exteriores y armar las postas de misendero.

    Caminar y caminar.El balanceo del viaje me lleva a un ritmo interior.Accedo, mecindome, a un estado ya perdido.Las consejas de la infancia, maduraron hacia una mirada

    orientadora,estrella de Beln, que brilla, adelante y prxima.

    Postura corporal

    De pie con los pies juntos, y los brazos recogidos en ngu-lo de noventa grados por delante del centro del pecho, con laspalmas de las manos enfrentadas.

    Vamos separando las palmas de las manos como si con unade ellas fijramos un destino. Con el pie del mismo lado, da-mos un paso avanzando hacia el punto sealado por la mano.Entonces, volvemos a juntar pies y manos como en la posi-cin inicial.

    Observemos el movimiento de ir hacia

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  • Kaunaz, el ojo de Dios

    Esta es Kaunaz, la runa de la visin clara. Tambin se lallama Cano y Ken. Corresponde a la letra C o K.

    Quin mira a travs de mi mirada azul sin ver? Desdequ ptica observa Kaunaz proyectndose ms all de m yampliando mi perspectiva?

    Kaunaz, la runa de la visin clara, logra unir el palo y elfuego encendiendo luz y juntando los opuestos en un lugar detotalidad. Este don de la mirada de Kaunaz es un canal pordonde pasa la ptica de lo divino.

    El gigante Handall, dios de la mitologa nrdica, posee unodo tal que le permite escuchar el sonido producido por lahierba al crecer, y una vista tan aguda que puede ver el vuelode las moscas hasta en los ms lejanos confines del mundo.Handall encarna a Kaunaz. El lugar donde aquel gigante seencuentra es el puente del arco iris llamado Bifrost. En la mi-tologa nrdica, el arco iris une el paraso o morada de los dio-ses al mundo; este lugar de unin de dos polaridades, Tierra yCielo, es el ngulo por donde mira Kaunaz: el ojo de Dios.

    La sexta runa del plano fsico representa los adelantos tec-nolgicos y la creacin artstica y artesanal. Su forma nos su-

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  • giere la realizacin de un producto a partir de dos energas ypor eso mismo, de conocimiento y de sntesis de opuestos.

    Cmo ser ver la vida desde un lugar situado en el arcoiris transitando todos los matices, pero sabindose luz radian-te y unificada?

    Kaunaz llega despus de haber traspasado el prtico situa-do en el centro del alfabeto rnico. Este es un portal de auto-conocimiento que lleva en s mismo una prueba y un desafo.

    La que mira a travs de esa mirada azul sin ver, es la po-tencialidad de una misin que necesita tomar forma en manosde la gran artesana de la vida.

    Cuando Kaunaz sale invertida en una tirada significa lce-ra, llaga, dolor que se ampla hacia adentro, acidez estomacal,el dolor de no ver y la corrosin de la autocrtica. Su energainvertida trae el dolor de mirar la propia sombra. La ofensa yla autocrtica empaan la gran posibilidad de acceder al ojo deDios, como La gran mirada que unifica los dos hemisferioscerebrales.

    Mano izquierda, mano derecha, mano izquierda, mano de-recha... las artesanas de la vida crean, descubren, realizan enla tierra Tu Voluntad.

    Postura corporal

    Sentados con piernas abiertas y estiradas a ras del piso. Losbrazos se abren hasta quedar paralelos al suelo y abiertos conlas palmas de las manos hacia arriba.

    Observemos la sensacin de ampliar.

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  • El orden, otra manera de ver

    Cuando por primera vez en mi vida de creciente limitacinvisual tom mate en casa de una persona ciega, not con granasombro que cada vez que renovaba la yerba, cosa que hizovarias veces en nuestro largo dilogo, guardaba prolijamentelos elementos en su estricto lugar. Pensando en una obsesinpor el orden le pregunt porqu lo haca. Me respondi que laspersonas ciegas que deseaban ser independientes deban man-tener un orden detallado y minucioso, de lo contrario habaque depender de otra persona que procurara cada objeto en lu-gar de hacerlo ellas mismas.

    Incrdula me qued pensando en ese episodio y en esa afir-macin Sera realmente indispensable mantener un orden es-tricto? Podra yo conseguirlo? La situacin me produca unavieja e intil rebelda que yo conoca de m misma.

    Es cierto que mi dificultad para mantener mis cosas en or-den me haba trado algunos inconvenientes, pero nada gra-ve, por lo general. Pero ahora, con esta nueva situacin, se meiba volviendo cada vez ms complicado sostener el control delos objetos que me rodeaban y de los elementos que necesita-ba a diario. La idea me fastidiaba, martillndome. Tambineso tendra que modificar.

    Poco a poco la realidad con su peso se fue imponiendo y,aparentemente en contra de mi naturaleza, comenc a guardarcada objeto en un lugar fijo y permanente. Tambin, poco apoco, una sensacin de tranquilidad me fue ganando la su-puesta batalla interior cuando me daba cuenta de lo sencillo ygrato que resultaba buscar y encontrar las cosas en el lugardonde las haba dejado. Sent que poda descansar en mi pro-

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  • pio orden, y hasta la ceguera pareca disminuir frente a la di-ficultad concreta de buscar algo.

    Una vez ms la vida, docente insobornable, me pona en elcamino una indispensable condicin. En aquellas pocas yodesconoca la sabia premisa hermtica: Como es arriba esabajo, como es adentro es afuera. En este presente que sien-to tan distante de aquellos momentos difciles, pero de grantransformacin, comprendo que las pequeas cosas hacen aun todo mayor. Me resulta claro que existe una corresponden-cia entre el orden de nuestros objetos manipulados con amo-rosa dedicacin, y un orden interno que a su vez alude a un or-den csmico.

    Hace algunos aos atrs tuve una inolvidable experienciacuando viv en una comunidad que una cada tarea cotidianacon la espiritualidad. All aprend que cuando limpio estoylimpiando adentro mo, cuando planto estoy plantando dentrode m, y cuando pongo orden a mi alrededor, mis acciones or-denan mis pensamientos y mi sentir.

    Descubr tambin que las pequeas y sencillas rutinas metranquilizan cuando siento ansiedad. Los movimientos habi-tuales representan una annima compaa que est presente ami lado, imprimiendo un ritmo conocido. La reiteracin, quetambin puede ser creativa, constituye un piso seguro paraemprender lo nuevo. Entonces es como si nosotros, las per-sonas ciegas, tuviramos en nuestras manos una manera alter-nativa de ver. Este aparente estatismo de poner cada cosasiempre en un mismo lugar, no es tal, sino que es una autn-tica plataforma de lanzamiento para la autonoma. Estos deta-lles contribuyen a la serenidad que tanto necesitamos en nues-tro da a da y que nos permite, si as lo buscamos, encontrar

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  • un espacio para la creatividad en las relaciones humanas, enlo cotidiano, en lo intelectual, y en lo artstico tambin.

    Esta manera alternativa de ver necesita de un elementoesencial: la colaboracin de todos aquellos que conviven enese lugar, ya sea la casa o el mbito de trabajo. Si esto no su-cede, todo esfuerzo ser intil; y el enojo, la frustracin y lanecesaria dependencia surgirn enredando los vnculos y ha-ciendo ms complicada una convivencia que podra resolver-se con simplicidad.

    Una forma de ponerse en el lugar de alguien que no ve, espensar si una persona con vista podra manejarse en su casasin encender la luz. En el caso de que los objetos permanecie-ran en su lugar, la memoria de nuestro cuerpo recordara. En-tonces sera posible imaginar y resolver. De lo contrario, elchoque permanente con aristas o superficies inesperadas pro-vocaran como mnimo ansiedad e impotencia.

    En estos das siento que el orden es mi gran aliado. Estefue otro gran cambio necesario, yo dira indispensable, paracontribuir a la armona que todos precisamos, an ms al nover. Muchas veces pienso que la situacin de estar ciego eszen, porque requiere de nosotros toda la atencin. Todo nues-tro ser necesita estar presente en el momento presente, que co-mo indica la sabidura milenaria es el nico tiempo posible deser vivido. Es por eso que tenemos necesidad vital de convo-car todo el resto de nuestros sentidos, y mucha gente dice queestos adquieren mayor desarrollo. En realidad, lo que ocurrees que no nos queda otro remedio que centrar all toda nues-tra presencia. Con toda atencin, conseguimos descubriraquello que se esconde hbilmente de la vista de los dems.

    El nuevo orden a mi alrededor logr, poco a poco, ir aco-

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  • modando mis asuntos internos. Esta tarea contina y conti-nuar mientras viva. En este delicado aprendizaje voy cre-ciendo y voy perfeccionando ese hacer. Sin embargo, s quetoda esta accin no tendra ningn otro sentido que ir desha-ciendo apasionadamente todo lo que se presenta en m comoaparentemente inamovible. Ir moviendo estas cuestiones re-quiere una condicin que no puede faltar: una actitud transfor-madora y amorosa hacia nosotros mismos.

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  • Gebo, el regalo de una pareja equilibrada

    Tambin llamada gifu o gift. Corresponde a nuestra letraG.

    La posibilidad que Gebo nos trae es la asociacin entre dosseres independientes que en un punto se encuentran y compar-ten una parte de sus vidas. Ese encuentro no resulta un obst-culo para que cada uno desarrolle su mundo interno segn sucamino. Ya sea que se trate de una pareja o de una sociedad,el mundo personal de cada parte enriquece el espacio comn.

    Aqu estn presentes dos fuerzas. Ellas podran representaral cielo y a la tierra, o tambin lo sutil y lo material. En el en-cuentro se enriquecen y continan su rumbo, transformadaspor el intercambio.

    Gift en ingls significa regalo, y Gebo o Bifu es la runa delregalo o don. Gebo indica el momento de captar el don quenos fue dado desde nuestro nacimiento. Despus de transitarsituaciones difciles, la vida nos conduce reflexivamente ha-cia alguna conclusin. Esa dificultad fue maestra para cadauno de nosotros, y esa enseanza se convierte en el don o po-tencial a travs del cual podemos dar a otros nuestra esencia.

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  • Captar el don, en definitiva, es tomar conciencia de que pa-sar por momentos lmites nos conduce por senderos diferen-tes procurando paz. Con certeza no caminaramos por all sinla ayuda de ese gran Titiritero, que nos empuja a toda cos-ta al encuentro de lo que es mejor para cada cual. Lo que lle-g con la apariencia de un problema, se convierte en el rega-lo que los dioses hacen a su discpulo. El regalo o don no esconsecuencia de hacer ofrendas, es producto de un camino re-corrido con el objetivo de servir a Dios.

    El mago Merln,druida o sacerdote de los celtas, da tresmandatos para cada uno de los tres octetos. Estos mandatos secorporizan en las sptimas runas de cada camino de ocho le-tras y son: sirve a Dios que se cumple en Gebo. Dicho ser-vicio, concretado en esta runa, es tambin servir lo divino encada uno de nosotros; y esta prctica nos habla de un gran en-cuentro. El mandato para el segundo octeto, el de la vida es-piritual, se plasma en Algiz y es: abstente del mal y nosmuestra que la persona que transit por situaciones de dolor,es capaz de poner lmites con amor y firmeza porque conocesu propio espacio. El tercer mandato para el octeto de las re-laciones humanas, que se cumple en Dagaz es: s valiente ypropone un salto de confianza hacia el crecimiento de la luz.

    Si nos conectamos con la forma de Gebo recibimos la im-presin fuerte y estable de su simetra. En todo sentido Geboes simtrica. Podramos pensar en dos Kaunaz como dos se-res que se miran. Si cortamos a Gebo en forma horizontal, ve-mos dos flechas que se encuentran. Podramos pensar en lacua de Thurisaz y Kaunaz que se tocan en un punto, comomirando hacia adentro y hacia fuera del prtico. O bien, doslneas opuestas que se cortan y luego continan su rumbo. De

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  • todos modos reina la simetra.Gebo es comunin de intereses, de caminos, de proyectos,

    es una comn unin, que fundamenta su estabilidad en elequilibrio entre la independencia de sus partes y lo que lasmantiene unidas.

    Voy a tu encuentrovestida de nocheestrelladaLlevo de regalo la paloma de mi almaEs el amorel que nos aproxima en este besosin dolor de despedidaEl misteriodel encuentro se produce sin buscarloUna matemtica perfecta sumalas dos unidades que somosy pactacon los duendesinfinitos encuentros en el espacio.

    Postura corporal

    De pie abrimos las piernas en el ancho de caderas. Los bra-zos se elevan por los costados reproduciendo una letra X .

    La postura consiste en formar con el cuerpo dos lneas, quese cruzan en un punto a nivel de la boca del estmago.

    Observemos la sensacin de estabilidad.

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  • Wunjo, un lugar de llegada para mi alegra

    Tambin llamada Winn. Corresponde a la letra W.Finalmente voy llegando a un lugar de alegra dentro de

    m. En la recorrida a travs de todo el octeto voy sumando vi-vencias. Luego de encontrarme con algunas de las fuerzasopuestas que forman parte de mi ser, procuro reconocerlas co-mo distintas y darles un lugar.

    El paso que sigue despus de Gebo, la runa de la pareja, esel hijo. Este es el producto de ese encuentro. Wunjo est ubi-cada al final del octeto que representa al mundo material. Serefiere a la concrecin de una meta, al nacimiento de un pro-yecto, o a la materializacin del mismo. El resultado que seexpresa en Wunjo viene por aadidura como el fin de un ca-mino lleno de postas.

    Tambin se la llama Winn. De all viene nuestra palabra:Bingo; y de esta, otra de las acepciones de Wunjo: me lo ga-n, lo consegu, lo logr.

    Se trata de una runa de logro concretado en el plano fsico.Se habla, por ejemplo, de un hijo o de la alegra por su naci-miento. As se conforma el clan o la familia que esta runa re-

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  • presenta.Los antiguos pueblos vikingos hablaban de conseguir un

    botn de guerra o cobrar piezas de pesca. Imaginemos por unmomento la alegra de estas personas, que en climas tan froso condiciones tan adversas obtenan su ganancia.

    Las tres ltimas runas de cada octeto poseen esa cualidad,donde el universo les reconoce el camino emprendido y lesprocura un final grato. Tengamos en cuenta que en las spti-mas runas se cumplen los mandatos del mago Merln, despusde lo cual llegan las bendiciones.

    Aqu estoy plantando mi bandera, aqu soy, aqullegu, tomo posesin de mi territorio porque melo gan. Estoy feliz de haberlo logrado y deseofestejarlo.

    En su posicin invertida significa demoras en obtener re-sultados. Esperas prolongadas. A mi modo de ver tambin sig-nifica que el resultado no es en lo que tenemos que concen-trarnos, sino ms bien soltarlo y dedicar nuestra atencin a ca-da parte del proceso. Sera deseable independizarnos todo loposible de lo que pueda obtenerse, ya que ganar, en la situa-cin de la que estemos hablando, no es lo ms importante pa-ra ese momento de nuestra evolucin.

    Comienzo a reconocer los instantes de mi autn-tica felicidad que es serena y avanzandoAgradezco a mi hijo la alegra y la maestra queda el dolor.

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  • Postura corporal

    De pie sentimos el suelo bajo los pies, y el cielo por enci-ma de la cabeza. Los brazos se elevan por adelante y sin do-blarse: estn paralelos al piso, los dedos se tocan, y las palmasde las manos quedan enfrentadas.

    Observemos el estiramiento de los brazos.

    MaestroA mi hijo, Luis

    El gestor espiritual de mi vida anda caminando por ah sinsaberlo. Mientras su cuerpo-envoltorio avanza mirando haciaabajo con el corazn escondido y sufriente, su alma maestralo sigue flotndole atrs como si fuera un gran globo de gasatado a su persona por un pioln. En su inocencia desconocela evidente maestra de su alma, que supo mostrarme didcti-camente un mundo interior que hasta el momento de su con-cepcin yo desconoca.

    Con certeza testaruda me ense el discernimiento que mipropio ocano no me permita conocer. Con firmeza malhu-morada me empuj hasta una de las experiencias ms enrique-cedoras de mi vida: la estada en una comunidad holstica lla-mada Nazar. Cuando contaba con pocos meses de edad medijo sin hablar, desde una pupila azul interesada y profunda,que ya me conoca desde antes y yo no lo entend. Ahoranos expresamos con palabras, discutimos y sonremos. Ya ha-ce mucho tiempo nos reconocimos en algn punto de luz.

    El apuro que tie toda su personalidad y el revuelo desor-denado de sus emociones le permite asomarse poco a la uni-

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  • dad. Me conmueve saber que l no sabe que es mi maestro. Laignorancia de su maestra muchas veces lo desconcierta y de-sorienta sus pasos momentneamente. De todos modos yo co-nozco la insobornable sabidura de la vida y presiento que sudestino es apertura.

    Por el momento l camina serio, ceudo, preocupado porel mundo y por s mismo. Ya no ve los ngeles que lo acom-paan, pero su alma flotndole atrs como un gran globo degas lo gua secretamente y lo ubica en la encrucijada correctaen cada instante infinito. Su humor, maestro pcaro y espont-neo, lo salva de la angustia de vivir en la Tierra; le endulza eldiscurso y hace florecer sonrisas en las asombradas caras desus eventuales escuchadores, mientras l permanece impasi-ble. Percibo su presencia, le adivino el sentir y el no hacer desu cuerpo fsico, que cohabita con su cabeza preocupadamen-te anticipada.

    A lo largo de los aos, tambin yo he logrado ensearle al-go y a veces me sorprendo con sus puntos de vista plenos dedarse cuenta.

    S que la Creacin, incansable hacedora, encontrar su co-razn, y juntos, acompandose rtmicamente, recorrern ellaberntico trazado de su destino.

    Las matemticas de Dios conspiraron para su llegada y enesas manos est su viaje. Vivir cada momento como un infini-to presente queda a cargo de su propia maestra.

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  • Recorrido por el segundo camino deocho letras: de la granizada al sol

    Los trazos de los caracteres rnicos son verticales u obli-cuos sin lneas curvas. Ellos nos hablan de la contundencia deun pueblo guerrero: los vikingos. Las runas conservan el es-pritu de esta cultura. La clase de respuesta que aparece en unatirada de runas es clara, fuerte, y nos seala caminos en trmi-nos de accin.

    Los antiguos vikingos consultaban las runas para tomar de-cisiones acerca de temas familiares o comunitarios. Los moti-vos de consulta, hoy, expresan la necesidad de nuestro ser porre-unirnos con una sabidura perdida. A quin est dirigida,entonces, la pregunta? A quin se formula el pedido deorientacin? La respuesta es: a un lugar sabio de nosotrosmismos. Las respuestas estn escritas en el aura de cada unode nosotros, es por eso que aparece con tanta potencia la pre-gunta.

    Los veinticuatro signos rnicos pueden grabarse en peque-os mosaicos de cermica, madera, cuero o cualquier otro ma-terial. Lo que importa es el trazado de cada signo. Los drui-das, que eran los sacerdotes celtas, confeccionaban las runasen el momento bajo la sombra de un rbol sagrado: el tejo.Los rboles eran considerados depositarios de un tesoro parti-cularmente codiciado: el conocimiento.

    El segundo camino de ocho letras me recuerda la turbulen-cia, la vivencia de adolecer. Tambin representa el camino dela espiritualidad que comienza con Hagalaz, el granizo, y fi-naliza con Sowilo, el sol.

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  • Hagalaz, la granizada, me golpea y me arrasa. Me sientopequea y vulnerable frente a las fuerzas de la naturaleza.Golpeada, entrego mi voluntad a Tu Voluntad.

    En ese desierto blanco intento encender un fuego. Sola-mente consigo el fuego de mi propia acidez, que me quemapor dentro como si fuera la legendaria dragona royendo lasentraas de un fresno mtico que sostiene los mundos. Esta esNaudhiz, la runa del dolor.

    Llego a Isa. Ahora dos bloques de hielo paralizan mis mo-vimientos aprisionndome, y me obligan a una quietud queme subleva intilmente. Toda la energa circula necesaria-mente por un eje interno. Esta parlisis es circunstancial, muypronto el sol derretir el hielo y me liberar la accin.

    Estoy en Jera. La promesa de una buena cosecha me enti-bia el corazn. La paciencia, esa fuerza que impone su propioritmo, me ensea el cuidado amoroso de los retoos duranteun ciclo anual.

    La prxima runa se llama Eeiwhaz. Representa a los ante-pasados, a la muerte, a la transformacin. Aqu siento que porel eje de mi ser circula la savia de un tejo, rbol transmutadory mgico, que me une al corazn de mi especie.

    Pasamos a Perdhro. Esta es la runa de lo desconocido, queoculta el secreto hasta el momento propicio, preservndonosde una revelacin anticipada.

    Algiz es la runa que me llam con insistencia amorosa has-ta lograr que mi atencin se posara en este antiguo orculo.Significa la necesidad de poner lmite al mal, dejando un es-pacio libre alrededor de s. Algiz es proteccin; me confo asus lmites que me permiten discriminarme y ser.

    Al concluir el camino aparece el sol, es Sowilo. Un gran

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  • S se dibuja en mi alma. Me encuentro con mi propio brillo,se halla presente toda mi calidez para conmigo misma y paralos dems. Soy la gran estrella centro de un sistema, y soytambin una pequesima luz flotando en la inmensidad im-perturbable.

    Este recorrido comienza con la granizada, fuerza elemen-tal que destruye, y finaliza con la aparicin del sol que va aca-riciando mis heridas, cicatrizando el pasado y transformandoen luz lo que estaba en sombra, para poder liderar nuestra pro-pia evolucin.

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  • Hagalaz, el arma de los gigantes de la escarcha

    Es la letra H, tambin llamada Haegl.En medio de un paisaje blanco y helado el granizo cae co-

    piosamente, apedreando con su poder el comienzo del octetode la vida espiritual.

    Condiciones externas destruyen la situacin con la poten-cia de los elementos. En este caso nos referimos a los gigan-tes de la escarcha, hijos de Ymir, la esencia del hielo.

    Hagalaz es fuerte y estable, no toma energa ni de la tierrani del cielo. Se halla instalada all hasta que al final del octe-to llegue el sol y la derrita con un calor poderoso que se im-pone. Los gigantes de la escarcha arrojan sus piedras de hielosin miramientos sobre lo que sucede. El hombre, entonces,cobra conciencia de su propia vulnerabilidad. Resultan vanoslos intentos por sostener lo que queda. Igual que la adolescen-cia, que irrumpe en la vida del nio dejando arrasadas suscreencias infantiles, as Hagalaz nos sorprende dejndonosperplejos y sometindonos a su influencia insobornable.

    Hagalaz nos otorga un potencial no elegido, impuesto porlas condiciones externas. Se trata del poder de haber pasado

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  • por una situacin y saber cmo es. Capitalizar esta experien-cia es el secreto de Hagalaz. Pero el momento, con toda su di-ficultad, exige entrega y ceder ante lo irremediable, hasta queel propio camino del hroe nos conduzca trabajosamente poreste octeto.

    Situacin trabada, es la energa que Hagalaz irradia. Peroentonces Por qu se la llama el gran despertador? Hagalaz esconsiderada runa de curacin y una de sus versiones se halladibujada en las ambulancias de terapias complejas. Estos atri-butos de curacin y de despertar se refieren a la situacin pos-terior a recibir la granizada. Despus de que nuestra tierra fuearrasada y nuestro ego qued reducido a cero, la vida comien-za a obrar lenta y pacientemente con cuidado de no ahondarlas llagas, presentando opciones diferentes, probablementeinesperadas y tal vez inaceptables antes de sufrir los efectosdel granizo.

    La reconstruccin que requiere lo nuevo en nosotros toda-va espera agazapada en una semilla que comenzar a germi-nar recin en Jera, la runa de la cosecha.

    La respuesta interna que podemos dar frente a Hagalaz esel fortalecimiento, el cual proviene de la confrontacin con elconflicto.

    As como Fehu ofrece abundancia para la comunidad yfuego para todos, a Hagalaz le toca golpear con su granizo atoda una situacin. El fuego comunitario de Fehu genera elfuego de la creatividad individual en Uruz, y las piedras dehielo en Hagalaz generan el dolor de la necesidad en Naudhiz.Tambin la valenta de Tiwaz generar la necesidad de echarraces en Berkano.

    Podemos observar, entonces, que las tres primeras runas

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  • que encabezan los octetos se refieren a lo externo y crean unarespuesta desde lo interno, que se concreta en las segundas ru-nas.

    Hagalaz no tiene posicin invertida, salga como salga suefecto es ineludible.

    Siento la dureza de tu accin sobre mMis pertenencias, mis creencias, mis ilusionesdesaparecen bajo tu golpe seco

    Nada puedo hacerMe entrego, ya sin fuerzas para resistirHaz de m lo que quieras

    Postura corporal

    De pie con pies juntos. Los brazos se abren en cruz, expo-niendo la parte anterior del trax.

    Observemos la sensacin de estar expuestos.

    En las manos de Dios

    Me he preguntado un milln de veces si estoy nutriendo micamino con las acciones necesarias para contribuir a mi evo-lucin. Esta pregunta ha sido gua de mis bsquedas y de misencuentros. Mi estructura de balanza, procurando siempre elequilibrio tan deseado, me conduce constantemente a la inte-rrogacin. La tenaza de la exigencia y el martillo de la culpaaparecen amenazando mi estar en m, aunque cada vez menos

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  • a medida que van pasando los aos y los aprendizajes.Las visitas peridicas de control mdico me perturban, me

    angustian y las siento como un peso, una obligatoria prdidade tiempo y sobre todo de energa. Las retaceo buscando ex-cusas.

    Con todo, el futuro no deja de preocuparme. Y qu hacer,entonces, que sea lo mejor para m?

    Siguiendo el hilo de esta inquietud fui tropezando con tra-bajos corporales que renen fuerza y conciencia; y desenro-llando ese ovillo acced a terapias psicolgicas y energticas;de all a la medicina tradicional china; a los remedios florales;a la alimentacin macrobitica; a diversos talleres de autoco-nocimiento; a la vida en una comunidad holstica;