Libro IPC Invierno 2015 Cap I

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Introducción Somos un animal más, formado por millones de seres vivos unicelula- res que funcionan de manera organizada y especializada. Estos peque- ños organismos son semejantes y parientes de los miles de organismos invisibles que pueblan cada gota de agua que ingerimos. Las instruc- una molécula altamente compleja, que llamamos “ADN”. Evoluciona- mos a partir de alguna forma de vida muy simple. El proceso evolutivo y millones de años, períodos que nuestra mente limitada no puede con- cebir o imaginar. Entre esas contingencias se encuentra la que llevó a género, Neandertales y Homo erectus, con los que convivimos un lar- cercanos son los grandes simios, chimpancés, bonobos, orangutanes, gorilas, etc. Chimpancés y bonobos son genéticamente casi idénticos a nosotros y, sin embargo, no podemos comunicarnos con ellos más que tangencialmente. Tal vez, sea esta soledad la que provocó en nosotros la sensación de que éramos especiales, de que teníamos un origen divino, pero nuestras facultades mentales son muy semejantes a las de otros Ginnobili, Destéfano, Haimovici, Narvaja, Perot 12 animales. Habitamos un planeta que, aunque no lo sintamos, rota sobre sí mismo y gira alrededor de una estrella, una bola de gas encendido, - ma y cercana de estas estrellas llega a nosotros adornando el cielo noc- turno. La luz está formada por fotones, entidades de comportamiento - blemente rápida, un grupo de fotones que surgió en esa estrella. Lo que vemos cuando dirigimos la vista o nuestros instrumentos al cielo es, entonces, el pasado. Parte de lo que percibimos son las reverberaciones aquella en la que nuestro universo se originó. De manera parcial, esta es la leyenda que nos cuentan, a través de his- torias, películas, revistas, y, luego, en las diversas instituciones edu- cativas a las que asistimos. Es muy distinta de aquella que nuestros ancestros contaban a sus hijos alrededor de la fogata previa a un día de caza, y seguramente es muy distinta de la que hoy cuentan aborígenes cada tanto ven perturbada su paz por enigmáticas máquinas ruidosas y brillantes que cortan rugiendo el cielo. Esta leyenda se parece en algu- otros aspectos fundamentales. Creemos en cierta medida en este relato, lo naturalizamos y deja de sorprendernos. No nos cuestionamos, por ejemplo, que la Tierra se mueve velozmente aunque seamos incapa- ces de percibirlo. Principalmente, no nos preguntamos por el origen y abrimos tiene algo de peculiar frente a otros posibles que se han con- tado en otras latitudes y tiempos. Tal peculiaridad no tiene que ver con sus contenidos, tan o más estrambóticos que otros, sino con la forma

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Libro de Introducion al Pensamiento Cientifico

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  • Introduccin

    Somos un animal ms, formado por millones de seres vivos unicelula-res que funcionan de manera organizada y especializada. Estos peque-os organismos son semejantes y parientes de los miles de organismos invisibles que pueblan cada gota de agua que ingerimos. Las instruc-una molcula altamente compleja, que llamamos ADN. Evoluciona-mos a partir de alguna forma de vida muy simple. El proceso evolutivo y millones de aos, perodos que nuestra mente limitada no puede con-cebir o imaginar. Entre esas contingencias se encuentra la que llev a gnero, Neandertales y Homo erectus, con los que convivimos un lar- !"#cercanos son los grandes simios, chimpancs, bonobos, orangutanes, gorilas, etc. Chimpancs y bonobos son genticamente casi idnticos a nosotros y, sin embargo, no podemos comunicarnos con ellos ms que tangencialmente. Tal vez, sea esta soledad la que provoc en nosotros la sensacin de que ramos especiales, de que tenamos un origen divino, pero nuestras facultades mentales son muy semejantes a las de otros

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot12

    animales. Habitamos un planeta que, aunque no lo sintamos, rota sobre s mismo y gira alrededor de una estrella, una bola de gas encendido, $%&'()-ma y cercana de estas estrellas llega a nosotros adornando el cielo noc-turno. La luz est formada por fotones, entidades de comportamiento *)+-blemente rpida, un grupo de fotones que surgi en esa estrella. Lo que vemos cuando dirigimos la vista o nuestros instrumentos al cielo es, entonces, el pasado. Parte de lo que percibimos son las reverberaciones !aquella en la que nuestro universo se origin.

    De manera parcial, esta es la leyenda que nos cuentan, a travs de his-torias, pelculas, revistas, y, luego, en las diversas instituciones edu-cativas a las que asistimos. Es muy distinta de aquella que nuestros ancestros contaban a sus hijos alrededor de la fogata previa a un da de caza, y seguramente es muy distinta de la que hoy cuentan aborgenes /(cada tanto ven perturbada su paz por enigmticas mquinas ruidosas y brillantes que cortan rugiendo el cielo. Esta leyenda se parece en algu-otros aspectos fundamentales. Creemos en cierta medida en este relato, lo naturalizamos y deja de sorprendernos. No nos cuestionamos, por ejemplo, que la Tierra se mueve velozmente aunque seamos incapa-ces de percibirlo. Principalmente, no nos preguntamos por el origen y #abrimos tiene algo de peculiar frente a otros posibles que se han con-tado en otras latitudes y tiempos. Tal peculiaridad no tiene que ver con sus contenidos, tan o ms estrambticos que otros, sino con la forma

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    en que el relato fue construido, con los mtodos que se utilizaron para confeccionarlo. Esos mtodos son los que permiten caracterizar lo que !$%/#)mejorable, provisorio y, probablemente, sea reemplazado en muchas de sus partes en el futuro; y no se caracteriza por aquello que dice, sino por el modo en que se construye. Aprender ciencia, por lo tanto, no consiste de una leyenda particular. Consiste en adquirir mtodos de trabajo es-)/en los programas de materias en instituciones educativas, esto se olvida. Entonces se pasa a ensear ciencia como si ese relato particular que en #))olvidando su carcter esencialmente provisorio y mejorable. Sin embar-!)#las razones por las cuales se piensa hoy que es el ms plausible y la 0()

    &0considerar a la ciencia como un conjunto de datos fros, y se la piensa en base a su historia, se tie de un color mucho ms llamativo, se vuelve heroica y adquiere belleza. La ciencia no es algo que hace un grupo de *#nuestro origen y nuestra naturaleza, curiosidad que todos y cada uno de nosotros compartimos. La historia de la ciencia es, en este sentido, nues-tra propia historia y pensar la ciencia, es pensarnos a nosotros mismos.

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    2. Pensar la ciencia

    & 0 !)'disciplina desde la que se discute y piensa este tema es la Filosofa de la Ciencia (a veces llamada tambin epistemologa). Qu es lo que dis-!34+)#34)34&-#34&!35#"##)intento por responderlas, hemos aprendido mucho y la discusin ha re-sultado progresiva. En este libro intentaremos introducir a los lectores en estas discusiones, y en el estado actual de la disciplina en cuestin. 60que no se la puede describir a lo largo del tiempo como una sucesin de creencias acerca del mundo. Pues cuando comparamos la ciencia actual con la ciencia que, por ejemplo, Aristteles practicaba en la Grecia an-tigua, comprobamos que la misma naturaleza de la ciencia ha cambiado sustancialmente. La historia de la ciencia, no solo es la historia de la construccin de las creencias actuales acerca del mundo, sino que es la historia en la que nuestra concepcin misma respecto de la ciencia ha &0de la naturaleza de la ciencia tenga que estar histricamente informado. Del mismo modo en que para entender la estructura corporal de los hu-manos actuales es interesante estudiar el modo en que nuestro cuerpo evolucion a partir de formas diferentes, resulta relevante y fructfero

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    para discutir la naturaleza de la ciencia actual, discutir cmo esta na-turaleza ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Por este motivo, en el primer captulo se presentarn los dos cambios ms importantes 0 (7 8Como la intencin es que este libro pueda ser ledo por personas en #9no han abordado el estudio en profundidad de una ciencia particular, el propsito de este captulo, adems, ser proporcionar material para la 0

    En esta publicacin nos centraremos en las ciencias fcticas, es decir las ciencias como la geologa, la psicologa, la sociologa, la fsica, la biologa, etc., que se ocupan de estudiar diversos aspectos del mundo, en contraposicin con las ciencias formales, como la matemtica y la geometra. Una caracterstica esencial de nuestra concepcin actual del #-')&)crimen propone hiptesis y teoras, e intenta decidir entre ellas a partir &)tambin como el detective, debe inferir a partir de la informacin re-#!)adecuada. El estudio de la naturaleza y el mtodo (o los mtodos) de la ciencia, en consecuencia, presupone el estudio respecto a las diferentes inferencias que pueden realizarse de los enunciados que describen la '-dia los diferentes tipos de inferencia es la Lgica. El segundo captulo del libro intentar introducir al lector en esta temtica.

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    Una vez abordados los temas que se desarrollan en los primeros dos ca-ptulos, tendremos las herramientas necesarias para comenzar a pensar %&)#ciertos fenmenos, decamos, como un detective se encuentra con una ')los hijos se parecen en cierta medida a sus padres, por qu los planetas !fosilizados de organismos parecidos pero diferentes a los que hoy habitan determinada zona, por qu la mortalidad infantil vara de pas en pas, etc. :#)!-&)! $%&la contrastacin ser tratado en el tercer captulo del libro. Este anlisis re-querir de las herramientas de la lgica abordadas en el segundo captulo.

    4)!-)34!3+)ha habido diferentes posiciones para responder a estas preguntas a lo lar-:)-!compleja. Por otra parte, el cambio en la historia de la ciencia no puede reducirse a la actividad de contrastacin de hiptesis. En este captulo !7principales enfoques del siglo XX respecto a la naturaleza de las teoras )#entre ellos. El estudio de estos enfoques o perspectivas respecto de las )))!sobre la ciencia, as como desandar algunos prejuicios.

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    3. Pensamiento acerca de pensamiento

    '"#)'#)-0-)($%#'#)$)%))$%&-#)&sobre s misma. Por ejemplo, algunos antroplogos, entran en un labora-)()))

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    de manera adecuada de ellos sea una tarea sencilla. Podemos continuar con la analoga con la gramtica para ilustrar el punto. Saber hablar un idioma a la perfeccin no hace que aprender su gramtica sea sencillo. La tarea de pensar acerca de lo que uno hace es complejsima. Piensen en alguna tarea que dominen (manejar un auto, patinar, manejar una bi-!#@(!"##)&)#ser que ni siquiera las reconozca como propias.

    4:03 B))#):estudio de este libro con temticas heterogneas implicar un desafo par-ticular para los lectores, pues al cambiar de captulo, debe cambiarse el enfoque, el tipo de problemas que se discute, el tipo de ejercicios a rea-(4:(#(3'(

    La primera respuesta, consiste en sealar que trata de un saber intere-sante por s mismo. Y aunque a veces tengamos la sensacin de que la !*la verdad es que la concepcin del mundo que tenemos, hayan estudiado )-)'0de sus aplicaciones tecnolgicas, no solo cuando usan un telfono para comunicarse o toman un antibitico para curarse de una infeccin deter-minada. La forma en que actualmente nos sentimos y actuamos frente a humanos de otras etnias, o frente a primates no humanos encerrados en un zoolgico, lo que provoca la inmensidad del cielo nocturno, todo eso #)

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    mundo, y es completamente diferente al modo en que se sentan y ac-tuaban personas en el pasado. Incluso nuestra propia percepcin, como !'cuando miramos la luna al anochecer no es lo mismo que vea Aristteles. Que la ciencia sea ms importante en nuestras vidas de lo que supone-mos, hace que el estudio de la naturaleza de la ciencia, adquiera relevan-cia por s mismo.

    &(#):)())#')))J#@)que pueden colaborar con la resolucin de dichas disputas.

    Por otra parte, considerando de nuevo que se desarrollan o desarrollarn en ))!-mente, se ven obligados a hablar de aquello que hacen y, para eso, requie-&)!$%$%$%$%K)-(!

    Finalmente, los trabajos aclaratorios y elucidatorios de los que venimos hablando, y que se vern en accin a lo largo del libro, colaborarn en

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    sus tareas docentes, si es que alguna vez lo son (del mismo modo que la gramtica puede colaborar con la enseanza de un idioma).

    Hay otra forma de mostrar la relevancia de este tipo de estudios. Ya no )estudiar la temtica, sino por razones que pueden afectarnos a todos, nos )'(pueden ser presentados de un modo ms abarcativo, no como una re-00-)'0)-cos que tienen concepciones del mundo contrapuestas permite compren-der la forma en que, en algunos casos, estos desacuerdos se producen en '(#)la ciencia permiten desarrollar modos de pensar ms claros, precisos y )

    (#que estas diversas tareas representadas en los diferentes captulos se inte-gran, tendrn una comprensin ms profunda de la ciencia, pero adems, !que ustedes mismos tienen acerca del mundo, las razones por las cuales tienen esta concepcin y no otra, y el grado de certeza que brindan dichas (&!metas que nos propusimos en la confeccin del libro. Si es as, esta pro--)

    Las metas son ambiciosas, pero esperamos que la recompensa ser pro-porcionalmente valiosa.

  • Introduccin

    Difcilmente puedan escribirse mejores palabras introductorias a un ! !/MEstudios Galileanos publicados en 1966:

    Afortunadamente, hoy ya no es necesario insistir en el inters que ofrece el estudio histrico de la ciencia, ni tampoco es necesario luego de las magistrales obras de un Duhem, un Emile Meyerson, y las de Cassirer y Brunschvicg insistir en el inters y J@)9!que (junto con la de la tcnica) da un sentido al concepto de progreso, tan ensalzado 9!con la realidad; nos revela sus derrotas, sus victorias; muestra qu esfuerzo sobrehu-mano le ha costado cada paso en el camino de la comprensin de lo real, esfuerzo que condujo, en ocasiones, a una verdadera mutacin en el intelecto humano: transfor-macin merced a la cual algunas nociones laboriosamente inventadas por los ms grandes genios llegan a ser no slo accesibles, sino incluso fciles y evidentes para los escolares. (Koyr,1966, 1)

    El valor y la importancia de la historia de la ciencia en relacin con #)#')!anlisis de los motivos y fundamentos de su aceptacin o de su rechazo carecen de sentido si se los asla por completo de los episodios que la constituyen, es decir, aquellos que encarnan concretamente los concep-

    Captulo I

    Historia de la ciencia Dos revolucionesPor Martn Narvaja y Mara del Carmen Perot

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    #'!sus productos y, tambin, de sus procesos, es un punto de central rele-)aqu dedicados. El objetivo principal de este captulo es favorecer la !-sarrollos tericos implicados en dos de las construcciones intelectuales !)

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    1. Primera parteLa Revolucin copernicana

    &_B_B]]]-cin cultural dando lugar a la sociedad moderna que proveera las bases simblicas y materiales de la vida poltica y civil actuales -propiedad privada, derechos individuales, libertad religiosa, estados constituciona-&0)creencias religiosas. La ciencia no estuvo ajena a estas transformaciones y la Revolucin copernicana, de la que nos ocuparemos en esta primera parte del documento, es un desarrollo crucial en la transformacin que sufri la concepcin de la naturaleza y de la ciencia natural.

    La Revolucin copernicana tiene como hito la publicacin del libro Sobre las revoluciones de las esferas celestes (Coprnico, 1543) de Nicols Coprnico (1473-1543), conocido abreviadamente en latn como De revolutionibus. En este, Coprnico propona una nueva con-(!'-plicar los movimientos de las estrellas, el Sol, la Luna y los planetas partiendo de la base de que la Tierra giraba alrededor del Sol. Es decir en la cosmologa (concepcin del universo). Si bien, desde el punto de vista cosmolgico esta idea no era nueva, ya la haba desarrollado el astrnomo griego Aristarco de Samos (c. 310 a.C. c.230 a.C.), Coprnico fue el primero que la desarroll sistemticamente, satisfa-#^es decir, fue el primero que hizo el arduo trabajo de clculo, trabajo que demor dcadas.

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    En los aos sucesivos a la publicacin del De revolutionibus, las ideas co-(planteaba un conjunto de problemas a resolver, no solo desde el punto de vista de la astronoma (abocada a predecir y describir matemticamente los cambios de posiciones de los astros), sino tambin para la fsica (ocupada del cambio en general y de los movimientos de los objetos en la Tierra) y para la cosmologa (que busca presentar una imagen acerca del universo). La respuesta a estos interrogantes supuso una nueva cosmovisin que solo se ira conformando a travs de un trabajo colectivo y continuo hasta adquirir su for-]"8J~~@siglo XVII, y los posteriores de Pierre Simon Laplace (1749-1827), Simen Denis Poisson (1781-1840) y William Hamilton (1805-1865).

    En este captulo, presentaremos los principales acontecimientos que conformaron la Revolucin copernicana y plantearemos algunas cues-tiones que contribuyan a ordenarlos.

    1.1. Astronoma, cosmologa y fsica

    Si bien egipcios y babilonios, antes, y chinos, mayas e indios, en otras latitudes, observaron el cielo con precisin, elaboraron calendarios, predijeron eclipses y pensaron acerca de la naturaleza del mundo que nos rodea, fueron los griegos quienes a partir del siglo VI antes de Cris-))#)#-:434!3La diferencia fundamental entre los trabajos e investigaciones realiza-#B]+de la Mesopotamia asitica y de Egipto fue el carcter racional de sus #

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    !!((porqu. Si se preguntara: Por qu durante el da hace ms calor que du-!3)7$:es la fuente de luz es tambin fuente de calor, as que da y calor van de %74:!53)-$:!%$:de estar lleno de aire y, entonces, su peso fue mayor al del agua que su volumen desplazaba, Por la ambicin de los dueos de la compaa White Star que queran que atravesara el Atlntico en tiempo rcord. Si se preguntara: Por qu un ciclista est pedaleando en direccin su-3)7$: que est en esa direccin. Finalmente, si se preguntara: Por qu todo 36)7$:)!%5)-

    '#-&-naturaleza de las cosas, sin la intervencin de dioses o de otros elementos m-#&el movimiento y la naturaleza de las cosas en general, de las que se ocupa la fsica, con aquellas acerca de los fenmenos que se observan en los cielos -el da y la noche, las estaciones del ao y el calendario- a los que se dedicaba la )#del universo y del mundo en que vivimos, preguntas cosmolgicas.De este modo, entre los siglos VI a. C. y II de nuestra era, se fue con-#)()

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    # los fenmenos fsicos terrestres y una imagen acerca de la forma del )+los fenmenos deba residir en la naturaleza misma de las cosas.

    1.2. Los fenmenos celestes

    Los principales fenmenos cclicos terrestres -el da y la noche y las estaciones del ao- estn fuertemente correlacionados con fenmenos cclicos celestes las posiciones relativas y movimientos del Sol y las estrellas. Como consecuencia de esta correlacin, y siendo de fundamen-tal importancia para las sociedades antiguas y modernas que dependen fuertemente de la agricultura, conocer y prever la llegada del invierno y del verano, de la temporada de lluvias o de inundaciones, resultaba esen-cial tambin poder determinar y prever los movimientos de los cuerpos celestes. Dado que la diferencia entre los das y las noches as como las estaciones del ao son por todos bien conocidos, esta seccin est dedica-da a presentar sus contrapartes celestes, es decir, a la cuestin de: cules #)3

    Incluso la mirada ms casual al cielo nota un cambio cclico que se re-pite ms o menos regularmente: la alternancia del da y la noche. Cada *)!-!'#pero no son en esencia ms complejos que el recin mencionado.

    La mayor parte de los puntos luminosos que se observan en el cielo durante las noches despejadas se desplazan conjuntamente, esta cons-tancia de sus posiciones relativas hace que el aspecto del cielo sea se-mejante cada noche y a lo largo de la misma. Desde antiguo, algunos

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    conjuntos de esos puntos luminosos, a los que se suele llamar constela-ciones, han adquirido nombres en funcin de su forma: as la constela-cin de Orin, la Osa mayor, y muchas otras (ver Figura 1).

    Figura 1. Panorama celeste y la representacin de algunas de sus constelaciones

    Una segunda caracterstica de los puntos luminosos que conforman las constelaciones, adems de conservar sus posiciones relativas, es que se mueven describiendo crculos a velocidad constante de este a oeste, es decir, en el sentido contrario al de las agujas del reloj si se mira al norte. El tiempo que estas luces emplean en completar una vuelta es de 23 horas y 56 minutos (duracin del llamado da sideral). Aquellos puntos lumi-J #@&centro de los crculos descriptos, se encuentra la denominada estrella po-lar, solo visible desde el hemisferio norte, que no cambia de posicin de forma apreciable y es visible durante toda la noche (ver Figura 2).

    Figura 2. El movimiento diario de las estrellas, mirando hacia el norte desde el hemisferio norte

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    Al mirar hacia el sur desde nuestro hemisferio, en el polo sur celeste, no hay una estrella en el centro de giro, pero lo que se observa es seme-jante: estrellas describiendo crculos concntricos, las ms cercanas al polo, crculos ms pequeos y siempre visibles, y las ms lejanas, cr-culos mayores. Al igual que el Sol, las estrellas ms lejanas a los polos $%$% parte de la noche.

    Los movimientos del Sol

    El Sol es el cuerpo celeste ms llamativo, su presencia o ausencia deter-minan el da y la noche y, no menos importante, su movimiento est aso-ciado a las estaciones del ao. Al igual que las estrellas, el Sol presenta un movimiento diario en sentido antihorario, es decir de este a oeste, empleando en ello 24 horas. De este modo, el da sidreo y el da solar no coinciden (23 horas 56 minutos contra 24 horas). La consecuencia principal de esta diferencia es el cambio en la posicin relativa del Sol )visibles, desde antiguo se emplea un mtodo de observacin indirecto. 5que aparecen inmediatamente despus de la puesta del Sol. A lo largo de un ao, puede observarse un cambio progresivo, consecuencia de los 4 minutos de diferencia entre el da sidreo y el solar.

    Imagnese una carrera de atletismo en pista, en la cual un largusimo pelotn de corredores da una vuelta a la misma demorando 23 horas 56 minutos, en tanto que un corredor solitario demora 24 horas en dar la misma vuelta. La carrera se da en la oscuridad y una fuerte luz ilumina y sigue al corredor solitario (que acaso es popular y tiene mejores patro-

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    cinadores que los dems). Cada vez que el corredor pasa por la salida se saca una foto. En la largada se observar al corredor solitario en cierto punto del pelotn, al completar su primera vuelta, 24 horas ms tarde, la foto evidenciar un cambio en la posicin del corredor con respecto al pelotn (que lo ha adelantado en 4 minutos), lo mismo en la segunda vuelta y as sucesivamente. Si tras muchas vueltas se superpusieran las fotos de cada paso por el punto de partida, podra verse un movimien-to aparente del corredor solitario recorriendo el pelotn hacia atrs. Si la carrera tiene lugar en sentido antihorario, las fotos evidenciaran un movimiento del corredor solitario en sentido horario. Ese corredor soli-tario es el Sol, que a lo largo de un ao, adems de su movimiento este-oeste diario, parece tener un movimiento anual en el sentido contrario J@

    Ya desde la antigedad, y antes incluso de que lo hicieran los griegos, los primeros astrnomos registraron de manera metdica las posiciones #ao y determinaron que el recorrido anual del Sol describa un crculo que no coincida en su eje con respecto al de las dems estrellas. Esto )#J-mera es la que se acaba de sealar, la diferencia entre el da sidreo y el @los polos. Si una estrella se encuentra a 30 de la estrella polar su giro siempre la mantendr a la misma distancia (la imagen del movimiento diario de las estrellas, Figura 2, es la misma para cualquier da del ao). Los movimientos diarios del Sol durante una poca del ao describen crculos ms cercanos al polo norte celeste y otras ms cercanas al polo sur. Veremos, a continuacin, que el cambio de la cercana del crculo diario del Sol a los polos es la causa de las estaciones.

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    Figura 3. Incidencia de los rayos del Sol en solsticios (23,5 al norte y al sur del Ecuador) y en los equi-noccios (coincidiendo con el Ecuador)

    Como se evidencia en la Figura 3, hay cuatro puntos claves en el re-7El primero de ellos se corresponde al 22 de diciembre (solsticio de ve-rano del hemisferio sur); alrededor de esa fecha, el Sol se encuentra ms cercano al polo sur, los das son ms largos que las noches, en nuestro hemisferio la Tierra recibe los rayos solares de forma directa y la temperatura asciende. El segundo es nuestro solsticio de invierno (22 de junio), en esa fecha el Sol sale y se pone ms cerca del norte, las noches son ms largas, la incidencia de los rayos solares sobre nuestro hemisferio es oblicua y las temperaturas ms bajas. En tercero y cuarto lugar, tenemos los equinoccios de primavera (23 de septiembre) y de otoo (21 de marzo). En estos puntos el Sol se encuentra equidistante de ambos polos, sale por el este (y no por el noreste o sudeste como en los solsticios) y se pone por el oeste (y no por el noroeste o sudoeste como en los solsticios). En estas fechas, la duracin de das y noches es

    Para dar una idea ms clara de lo que acabamos de decir puede resultar conveniente desarrollar un ejemplo. Tomaremos cuatro ciudades: Bue-

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    nos Aires (34, latitud Sur), Nueva York (40, latitud norte), Quito (si-tuada sobre el ecuador, capital de Ecuador) y Nuuk, principal ciudad de Groenlandia (64, latitud norte). En el solsticio de diciembre, en Buenos Aires es verano y los das son sensiblemente ms largos que las noches, mientras que Nueva York se encuentra en pleno invierno con das cortos y noches ms largas. Inversamente ocurre el 22 de junio, cuando aqu es invierno y en Nueva York verano. En Nuuk, que se encuentra dentro del crculo polar rtico, durante el solsticio de diciembre, y en los das previos y subsiguientes, la noche dura veinticuatro horas; el Sol hace su recorrido tan al sur que nunca aparece sobre el horizonte. Contraria-noche y el da dura veinticuatro horas; el Sol se encuentra tan al norte que no llega a ponerse en el horizonte. La situacin en Quito, situada sobre el ecuador, ofrece una duracin semejante del da y de la noche durante todo el ao y, al igual que las reas que se encuentran entre los trpicos, ofrece un clima en el cual las estaciones del ao no se corres-ponden directamente con una variacin de temperaturas.

    Figura 4. Recorrido diario del Sol en el solsticio de junio visto desde Nuuk, Nueva York y Quito

    Para concluir con las observaciones que corresponden al Sol, menciona-#omitir, llamado precesin de los equinoccios. Hemos dicho que el Sol !!#Esto permite establecer la medida de un ao como el tiempo que requie-re al Sol en volver a pasar sobre una determinada constelacin. Este ao se denomina ao sidreo y su duracin es de 365 das, 6 horas, 9 minutos

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    ?!-tremos al norte y al sur, denominados solsticios. Esto permite, tambin, establecer la medida de un ao como el tiempo que requiere al Sol el &*denomina ao trpico, y su duracin es de 365 das, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos. Resulta, as, evidente que el ao sidreo y el ao trpico no coinciden. El efecto de este desfasaje es que el inicio de las estaciones se anticipa cada ao. Este adelantamiento, no obstante, es mnimo y, en la medida de la vida humana, imperceptible. Para que el desajuste fuera de una estacin completa sera necesario esperar 6.500 aos.

    Los movimientos lunares

    Los movimientos de la Luna son anlogos a los del Sol. Por un lado, un !J-jas) y un movimiento mensual en la direccin contraria (anlogo al anual @#por delante de la misma constelacin 27 das 7 horas 43 minutos (mes @:'#-bin, cclica y mensualmente de la Luna llena a la nueva pasando por los cuartos creciente y menguante. Estas fases dependen de las posiciones relativas del Sol, la Tierra y la Luna y se repiten cada 29 das, 12 horas 44 minutos (mes sindico). Los eclipses solares y lunares son, asimismo, consecuencia de las posiciones relativas de los tres astros.

    Los movimientos planetarios

    Finalmente, pero constituyendo un punto central para la discusin pos-terior, es necesario referirse a los planetas, tambin conocidos como as-tros errantes, luces cuyos movimientos resultan mucho ms complejos y difciles de describir y, consecuentemente, prever. A ojo desnudo, es decir, sin instrumentos pticos como el telescopio, pueden observarse

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    57KBK-no (Hermes, Afrodita, Ares, Zeus y Cronos respectivamente, para los griegos). Todos ellos comparten el movimiento diurno de las estrellas !/'(#!Jdecir, hacia el este). As como la Luna tiene un perodo de un mes y el Sol de un ao, cada planeta tiene su perodo caracterstico, siendo el ms KJ*@ J*@')ellos: el fenmeno de las retrogradaciones (ver Figura 5). Su recorrido cclico en direccin este no se da a velocidad constante, sino que, a ve-(#-cin oeste y, luego, volver a retroceder. Varan, adems, sus posiciones con respecto al polo Norte celeste (y al Sol), pueden estar ms al norte, o J!@

    Figura 5. Posiciones diarias sucesivas de un planeta en plena retrogradacin

    Mencionamos ms arriba que el movimiento anual del Sol era anlogo al de un corredor solitario en una carrera en pista. El movimiento de

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    los planetas es semejante, con una complicacin ulterior. La pista ahora es como las de ciclismo (con los carriles centrales a una altura inferior @&antihoraria sigue inalterado. All, el Sol cada da atraviesa la meta ro-deado de atletas un poco ms atrasados del largo pelotn. Los planetas hacen algo distinto en cada vuelta. Si bien, en lneas generales van que-dando rezagados, como el Sol, algunas vueltas se atrasan ms y otras menos. A veces, por algunas vueltas mantienen su posicin relativa con respecto al pelotn, e incluso, ganan posiciones para luego volver a perderlas. En ese avance y retroceso de posiciones, van cambiando de carriles, en algunas ocasiones se los observa cruzando la meta ms arri-

    Bien podra continuarse con la enumeracin de fenmenos, hay muchos que no se han mencionado, apenas hablamos de los eclipses y todo ha sido presentado sin entrar en demasiados pormenores. Pero los fenme-nos presentados hasta aqu, que ataen a los movimientos diarios, men-'-)intentaron resolver. En la seccin siguiente presentaremos, de modo es- ( revolucin copernicana: el modelo geocntrico y el heliocntrico.

    1.3. Dos mximos modelos del mundo

    En el apartado anterior se han esbozado los principales fenmenos c-clicos que pueden observarse y vivenciarse desde la Tierra. Ellos cons-tituyen los fenmenos astronmicos bsicos, aquellos que la Astrono-)?!!7-delo geocntrico y el heliocntrico. De acuerdo con el primer modelo,

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    como desarrollaremos luego, la Tierra se encuentra quieta en el centro #movimientos de los dems cuerpos. De acuerdo con el segundo, es el Sol el que cumple esa funcin. Ambas posiciones pretenden dar cuenta de los fenmenos y responder a los intereses prcticos de la astrono-ma (elaboracin de calendarios). Ambas posiciones, que luego desa-rrollaremos como anticopernicana y copernicana, tienen no obstante, implicancias fsicas y cosmolgicas distintas. En el presente apartado, #los fenmenos que acabamos de presentar mediante la elaboracin de &y heliocntrico pueden ofrecer del movimiento diario de las estrellas, del da y la noche y las estaciones del ao. El objetivo principal en-tonces es lograr comprender la labor de elaboracin de modelos de los astrnomos. La pregunta central ser pues: qu movimientos y eventos ) 3 ]74#3+-yas respuestas deben ser compatibles, como veremos luego, no solo con los fenmenos celestes observables desde la Tierra, sino tambin con los principios fsicos que rigen el movimiento y la naturaleza material de las cosas sobre la Tierra.

    Tanto los modelos geocentristas como heliocentristas coinciden en mo-una enorme esfera dentro de la cual se encuentran el Sol, la Tierra y los planetas (ver Figura 6). Tambin, acuerdan en que las luces que brillan ##-damente esfrica, al igual que la Tierra. Aqu comienzan las diferencias.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot38

    Figura 6. Esfera imaginaria de las

    + -trista y geosttico (de acuerdo con el cual, como ya dijimos, la Tierra se encuentra en el centro del universo y quieta), el movimiento diario de !#"estrella polar, coincide con el eje terrestre). De acuerdo con este mismo modelo, el Sol tambin da una vuelta en sentido antihorario alrededor 5J@J@)de las estrellas, como el da y la noche y el retraso del Sol.

    Figura 7. Movimientos diarios de las estre- J!=@(24 horas) con la Tierra en el centro

    !! J como ya dijimos, el Sol se encuentra en el centro y quieto), el movimien-!la Tierra sobre su propio eje en direccin horaria. As, el movimiento de

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 39

    las estrellas sera solo aparente. Del mismo modo, sera aparente el mo-vimiento diario del Sol, tambin quieto y efecto de la rotacin terrestre. Siendo as, cabe preguntarse: por qu el Sol cambia su posicin relativa 3'

    Figura 8. Movimiento anual de la Tierra alrededor del Sol

    !a la pregunta que acabamos de formular y, adems, el principio de la #!del ao. De acuerdo con este modelo, la Tierra se traslada anualmente ! #traslacin terrestre (ver Figura 9).( g )

    Figura 9. Movimiento aparente del Sol sobre el fondo de las

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot40

    Se observar, adems, que el eje de rotacin diaria de la Tierra y el plano de la rbita de traslacin anual no coinciden, ms precisamente, que el eje de rotacin terrestre se encuentra inclinado 23,5 con respecto a la rbita )#-ciones relativo a los polos terrestres. En el solsticio de enero, el polo Sur gira de cara al Sol, en tanto que en el de junio el polo Norte lo hace. En los equinoccios, en cambio, la direccin de la rotacin terrestre no hace diferencia con respecto a la posicin del Sol (Figura 3). El Sol de media noche, as como los das en que no sale el Sol, en las cercanas de los polos Norte (al norte del crculo polar rtico, 66,5 latitud norte) y Sur (al )=@)de una forma bastante evidente.

    '*es sumamente interesante. El movimiento anual del Sol alrededor de la Tierra describira un espiral descendente desde el solsticio de junio al de enero y ascendente de enero a junio (Figura 10). De este movimiento en espiral, pueden abstraerse dos movimientos, el movimiento circular diario y el movimiento anual desde los 23,5 al norte del ecuador celeste hasta los 23,5 al sur del mismo y de regreso en sentido horario a travs #

    Figura 10. Movimiento anual del Sol de acuerdo con el modelo

    geocntrico. Noten la eclptica y consideren que se trata de un

    en un modelo preciso la espiral

    debera contener ms de 180 vueltas descendentes y otras

    tantas ascendentes.

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 41

    /fenmenos. Cada uno de ellos, no obstante deja abiertos ciertos interro-gantes. Los enigmas del modelo heliocntrico son esencialmente dos: el problema de la paralaje (si la Tierra se traslada, cmo es que durante *3@de la Tierra mvil (si la Tierra gira sobre su propio eje demorando 23 horas 56 minutos al da en sentido horario, cmo es que un pjaro puede 3@'-el movimiento de los astros errantes, los planetas por qu se mueven #35# #-tar la astronoma antigua. A continuacin, comenzaremos el recorrido histrico y la evolucin de las ideas que hasta aqu hemos presentado esquemticamente.

    1.4. La ciencia aristotlica, cosmologa y fsica

    )/J++@"8ninguna comprensin cosmolgica es posible sin considerar por partes iguales a la teora de los cielos o astronoma y a los principios de la fsica terrestre. En el caso de la de Aristteles, por su oposicin, y en "8conjunto es iluminadora.

    & ) & J++@)#)-cidan con los del espacio. Tanto las estrellas como el Sol, la Luna y los (#- #no haba materia ni, en consecuencia, nada, ni siquiera espacio vaco. La idea misma de la posibilidad de espacio sin materia resultaba como

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot42

    una abstraccin absurda y solo sera reivindicada en la modernidad. El universo estaba cualitativamente dividido en dos. Por un lado, el mundo sublunar (todo aquello inscripto dentro de la esfera lunar, es decir, entre la Luna y el centro de la Tierra) y, por otro, el supralunar (la esfera lunar !@&este universo se hallaba la Tierra (ver Figura 11).

    El ter, un slido cristalino, llenaba el espacio comprendido entre la #'ms abundante. De ter estaban constituidos los planetas, recordemos 5-#-#inmediatamente inferior y aquella a la siguiente hasta que el movimien-to era transmitido a la esfera ms pequea e interna, la cual produca el ))cielos (Kuhn, 1978, 118).

    Figura 11. El universo aristotlico en dos dimensiones, plano cenital

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 43

    La materia del mundo sublunar est compuesta por cuatro elementos o cuerpos simples: Tierra, Agua, Aire y Fuego (Aristteles, 1952 A. II 1). Su distribucin, de no mediar la intervencin de otros factores hubiera sido similar a la de los cielos y formando cuatro esferas. La inferior y central de ellas constituida de tierra, a su alrededor se ubicara el agua, luego el aire y, por encima de ellos y debajo de la esfera lunar, el fuego. En este estado de )lugares naturales. No obstante, el mundo sublunar no se encontraba en ese 0de distintas substancias individuales (animales, rboles, objetos) producan

    Las leyes que rigen los movimientos de los objetos del mundo sublunar parten de las mencionadas caractersticas o tendencia al equilibrio de los cuatro cuerpos simples. La tierra y el agua tienden hacia su lugar natu-ral en el centro del universo1. El aire y el fuego buscan el suyo al alejarse del centro del universo. Los cuerpos terrestres estn compuestos, por lo general, por los cuatro cuerpos simples en distintas proporciones y su mo-vimiento natural depende del elemento que se encuentra en ellos en mayor proporcin (Aristteles, 1952 C, II 8). Una de las consecuencias de estas tendencias naturales es la coincidencia del centro de la Tierra con la del centro del universo, de la cual se deriva accidentalmente que los cuerpos graves, al buscar su lugar natural en el centro del universo tienden hacia el de la Tierra (Aristteles, 1952 B, II 14). Los movimientos naturales en el mundo sublunar, en consecuencia, son rectilneos (ya sea alejndose o acercndose al centro del universo). Los movimientos naturales en el mun-do supralunar son en cambio circulares a velocidad uniforme (idealmente mantenindose a distancia constante del centro del universo). 1 En El nacimiento de una nueva Fsica, captulo II, Bernard Cohen (1989) elabora una interesante naturales de los cuerpos sera proporcional a su pesantez e inversamente proporcional a la resistencia ejercida por su medio circundante.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot44

    Adems de los movimientos naturales de los cuerpos simples hacia -tos violentos o forzados. Estos son producto de la intervencin de una #(#)-ral. Supone as la aplicacin de una fuerza determinada que vence la resistencia natural del cuerpo a permanecer en su sitio y, tambin, el equilibrio en el cual se encontraba. Una vez concluida la intervencin de dicha fuerza, el cuerpo vuelve o tiende a volver a su lugar natural restablecindose el equilibrio perdido una vez que este alcanza su meta (Koyr, 1966, 9-10).

    '#))0-laridades que se cumplen siempre. No obstante, dada la composicin compleja de los dems cuerpos y la naturaleza aun ms compleja de las muchas sustancias, estas generalidades acaban siendo ciertas, solo en general, la mayor parte de las veces.

    La esfera de la Luna divide al universo en dos regiones de naturaleza completamente distinta: la terrestre, sitio de la generacin y la corrup-cin, y la celeste, eterna e inmutable. Las propiedades de la materia que conformaba los cielos, eran completamente adecuadas a dichas caracte-rsticas. El ter no sufre crecimiento ni disminucin, es atemporal, im-pasible e inalterable. Y lo mismo ocurre con los cuerpos que conforma; la Luna, el Sol, los planetas, las estrellas y las esferas que los contienen.

    El movimiento natural de los objetos del mbito supralunar es circular, alrededor del centro del universo. Este movimiento es eterno, recurren-te, previsible. Nuestras predicciones acerca de l son por siempre ver-#5!/)

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 45

    de plenitud, todo lo que es posible de los cuerpos celestes, en general, es o ser el caso en cada uno de ellos (Aristteles, 1990, IX, 8). Nada (^ (completa y no da lugar a entrecruzamientos de factores pertenecientes a esferas distintas. El movimiento celeste es tan irrevocable como el pasado. Nada podemos hacer para impedir la ocurrencia de uno o del otro. En otras palabras, la fsica celeste es determinista.

    Hemos sealado antes que los movimientos y cambios de la regin su-blunar son producidos por los movimientos en el mbito celeste. Al !)-guntarse por su relacin con los primeros. Cmo puede convivir lo J)@34+pueden interactuar dos mundos sin que azar alguno se transmita hacia 53que cuando el Sol se encuentra en cierta posicin, las temperaturas son ms clidas y los das ms largos. Pero no todos los ejemplos concebi-bles son de este estilo. La relacin entre ambos mundos, entre ambas naturalezas o entre ambas fsicas, puede ser problemtica. En cualquier caso, estas ideas daban un marco cosmolgico y fsico a la astronoma ptolemaica que presentaremos a continuacin. Asimismo, y fundamen-talmente, el carcter necesario de los fenmenos celestes y el contin-gente de los fenmenos sublunares, dentro de los cuales se inscribe toda !la divisin del universo en dos. Los objetos de estudio del universo sublunar y supralunar eran en esencia distintos y, por ello, corresponda que se los estudiara por separado. Este marco es el que comenzara a destruirse a partir del trabajo de Coprnico.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot46

    1.5. La astronoma antigua

    En los apartados 1.2 y 1.3 se han descripto los fenmenos celestes vi-sibles a simple vista y presentado dos modelizaciones alternativas. En el apartado 1.4 desarrollamos esquemticamente la cosmologa y fsi-") ofrecidas por la astronoma antigua de los movimientos celestes en el denominado universo de las dos esferas, el cosmos aristotlico.

    Que la Tierra era esfrica, como ya hemos dicho, jams estuvo en dis-)&7 ^*que desaparece de nuestra vista es su pico, etc. La esfera celeste, a la que hemos hecho referencia en la seccin 1.4, rodeaba la terrestre te-!

    Los principios fundamentales de la astronoma antigua eran dos: la cir-cularidad de los movimientos y la constancia de su velocidad. Dicho de otro modo, las trayectorias atribuidas a los cuerpos celestes deban tener forma circular o poder conformarse a partir de la combinacin de crculos, como veremos ms adelante y las velocidades de los cuerpos siguiendo en esas trayectorias deban ser siempre las mismas los cuer-pos no podan acelerarse ni desacelerarse. Estos principios se encon-traban en perfecta armona con la concepcin aristotlica del cosmos y :#)-)'se mueven a velocidad angular constante, en rbitas circulares cuyo tamao depende de su ubicacin con respecto al polo Norte y al Sur

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 47

    celestes. Si bien, como hemos dicho, el movimiento anual del Sol des-))(-sultado de la composicin de dos movimientos circulares de velocidad J) )@'de los movimientos de los planetas sera anloga: se comprenderan mediante la combinacin de movimientos circulares.

    ')7planetas parecen detenerse y retroceder, y eso pareca ser una clara vio-lacin de los dos principios que acabamos de mencionar. Por otra parte, qu podra cambiar su estado de movimiento si se supona que nada hay #3&74-)))3

    En el siglo II antes de nuestra era, los astrnomos Apolonio (c.262 a.C.- c.190 a.C.) e Hiparco (c.190 a.C.- c.120 a.C.) elaboraron el modelo de epiciclos y deferentes&7) -mente anmalo en un movimiento regular a partir de la combinacin de movimientos circulares. Los planetas se hallaban montados en un crcu-#)J-gura 12). El movimiento de los planetas, as, era un movimiento com-7))$%(que justamente quiere decir, en griego, crculo-apoyado-encima), y el epiciclo se desplazaba a lo largo de la circunferencia llamada defe-rente. El centro del epiciclo estaba siempre sobre el deferente y este tena su centro en el de la Tierra. Al variar los tamaos de los epiciclos, se podan reproducir retrogradaciones de distintas magnitudes; cuanto ms grande el epiciclo, mayor la retrogradacin.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot48

    Figura 12. El sistema de epiciclos

    > #) :#-menos observados era necesario introducir mayores precisiones: no era idntica la retrogradacin de Marte que la de Venus, por ejemplo. Lo ms importante, sin embargo, fue que a partir de esta teorizacin pudo -do los datos reales con las predicciones ofrecidas por el sistema terico. >de observaciones previas estableca predicciones de observaciones nue-vas, predicciones cuya determinacin requera nuevas y ms precisas observaciones. Fueron Ptolomeo (100-178) y sus sucesores quienes se encargaron de esa tarea.

    Sin embargo, el progreso trajo consigo nuevos desafos; para dar cuenta de los datos obtenidos a partir de las observaciones ms precisas posi-bilitadas por la teora y ajustar a ellos las predicciones, fueron necesa-rios nuevos epiciclos. Se incorporaron entonces los llamados epiciclos menores, que servan para eliminar pequeos desacuerdos entre teora y observacin. Estos epiciclos menores, crculos montados sobre los epiciclos previos, se distinguan de los antes mencionados (conocidos @#-

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 49

    gularidades como las retrogradaciones, en que solo cumplan un rol de /-%%)coincida con el centro de la Tierra, y los ecuantes. No es importante )'los epiciclos mayores de los epiciclos menores y otros recursos. Los primeros cumplan una funcin cualitativa (dar cuenta del porqu de @^ ) # precisin cuantitativa (respondiendo no ya a por qu, sino a los detalles del cmo). Veremos, luego, que la propuesta de Coprnico permiti eliminar los epiciclos mayores (tambin conoceremos por qu), pero que, adems, necesit de una serie de recursos adicionales (epiciclos @-ciones. Veremos, asimismo, que a partir del trabajo de Kepler, podr prescindirse de los epiciclos menores, obtenindose as una descripcin cualitativamente aceptable, cuantitativamente precisa y bastante senci-lla, desde el punto de vista matemtico- astronmico.

    El mecanismo de Anticitera: tecnologa en la AntigedadPor Christin C. Carman

    A principios de 1900, un grupo de buzos griegos conclua su temporada de pesca en el norte de frica y regresaba a su hogar. Sin embargo, en el camino de vuelta fue sorprendido por una fuerte tormenta mientras atravesaba el canal entre Citera y Creta y debi hacer costa en una pequea isla llamada Anticitera. Una vez concluida la tormenta, comenzaron a bucear y hallaron un barco hundido lleno de tesoros. Se trat del primer naufragio arqueolgico y, hasta ahora, el ms importante. Los tesoros encontrados actualmente llenan varias salas del Museo Arqueolgico Nacional de Atenas: bellsimas estatuas de bronce, joyas, armas, muebles, pero tambin rescataron fragmentos de lo que pareca ser un aparato de navegacin, hoy conocido como el mecanismo de Anticitera. El naufragio ha sido datado cerca del 70 a.C., mientras que el mecanismo probablemente haya sido fabricado entre el 100 y el 150 a.C. &)*por una caja de madera que tena una puerta adelante y otra atrs. Tena ms de 30 engranajes

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot50

    de bronce y, al menos, 7 relojes sealando distintos eventos. El aparato se manejaba dando vueltas con la mano a una manija, que pona en funcionamiento toda la cadena de engranajes. Girando en un sentido se podra avanzar en el tiempo y, girando en el otro, retroceder.

    En el frente, haba un gran reloj con dos escalas concntricas. La interior estaba dividida en 12 zonas con 30 marcas cada una, en cada zona estaba escrito el nombre griego de un signo ())#''=que correspondan a los das del ao. En el centro de estas escalas haba al menos dos punteros, uno para el Sol y otro para la Luna que giraban cada uno a su propio ritmo. El del Sol daba una vuelta por ao y, as, sealaba en la escala interna la posicin del Sol en el zodaco y, en la )*

    El puntero de la Luna daba una vuelta por mes y mostraba la posicin de la Luna en el zo-daco. Este puntero contaba con dos mecanismos realmente asombrosos por su ingenio y simplicidad: para sealar las fases de la Luna, posea una pequea esfera, mitad pintada de negro y mitad de blanco, que giraba a lo largo del mes (sindico) mostrndose, por lo tanto, parcialmente blanca y parcialmente negra o totalmente de uno u otro color, representando las fases de la Luna. El segundo lograba dar cuenta de las irregularidades en la velocidad de la Luna haciendo que el puntero de la Luna no se desplazara a una velocidad constante, sino que acelerara en los momentos que la Luna aceleraba y desacelerara cuando la Luna lo haca. En general, la astronoma que est detrs, inspirando la construccin del aparato, es la de Hiparco, el astrnomo griego anterior a Ptolomeo ms conocido.

    En la cara posterior haba dos grandes relojes ubicados verticalmente y algunos relojitos subsi-diarios en su interior. El reloj de arriba consista en un complicado calendario luni-solar, basado ~*= 'constaba de 235 celdas (cada una representando un mes) ubicadas en cinco vueltas en forma de espiral. Como cada ciudad griega posea su propio calendario, el nombre de los meses all presentes nos permite concluir que el mecanismo fue hecho para ser utilizado en Corinto o en alguna de sus colonias. Incluso, podra provenir de Siracusa, donde vivi el gran Arqumedes, +

    El calendario luni-solar constaba de dos relojitos subsidiarios: uno giraba una vuelta cada 76 *!))J(cuatro ciclos) para corregirlo. El segundo, uno de los ms asombrosos, daba una vuelta cada cuatro aos y estaba dividido en cuatro celdas: en ellas se indicaban qu juegos panhelnicos se jugaran ese ao: las Olimpadas, los juegos de Nemea, etc.

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 51

    El de abajo estaba dividido en 223 celdas (tambin correspondiendo cada una a un mes sin-dico) distribuidas en cuatro vueltas de un espiral. La mayora de las celdas estn vacas, pero en los meses en los que habra un eclipse, la celda indicaba que lo habra detallando si sera solar o lunar, a qu hora sucedera y si podra o no verse. Los eclipses se repiten cada 223 me-ses, por eso, ese puntero serva para predecir eclipses in aeternum. En realidad, de un ciclo a otro, la aparicin de los eclipses se desplaza 8 horas. sa es la razn por la que el mecanismo posea un relojito subsidiario con un puntero que giraba muy lentamente (una vuelta cada 54 aos) indicando si haba que sumar 8 16 horas o ninguna al valor que apareca en la celda. J-mico con engranajes es 1400 aos posterior y muchsimo ms simple), para muestra basta un botn: el desarrollo tecnolgico en la Antigedad haba llegado mucho ms lejos de lo que habitualmente pensamos.

    :#7++!J~~@&/6-nmica analgica de la antigedad, en Ciencia Hoy~J~@>7!7888

    cienciahoy.org.ar/ch/ln/hoy123/Anticitera.pdf

    1.6. El pensamiento de Coprnico

    Ya en tiempos de Ptolomeo, la astronoma se haba constituido como una disciplina autnoma con respecto a la fsica y a la cosmologa. Pero )su independencia metodolgica y disciplinar, eran conceptualmente de-pendientes: los movimientos de los astros deban ser fsica y cosmol-gicamente posibles. En tiempos de Coprnico, doce siglos ms tarde, las cosas eran semejantes. As, tanto su gran obra, Revolutionibus Or-bium Caelestium, como la de Ptolomeo llamada Almagesto, comenza-ban presentando el marco cosmolgico y fsico en el cual se inscribiran sus trabajos y clculos astronmicos. Ambos libros, de este modo, se iniciaban argumentando acerca de la posicin de la Tierra en el cosmos, su movilidad o inmovilidad y su relacin con respecto a las estrellas. Empezaremos por all.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot52

    Al igual que sus predecesores, Coprnico aceptaba que el universo era esfrico y que esa era la forma de la Tierra y de los dems astros; que los movimientos de los cuerpos celestes eran circulares y su velocidad uni-forme. De tal manera, los primeros cuatro captulos de su libro, compar-ten plenamente las ideas de sus colegas de la antigedad. En el captulo quinto, sin embargo, comienza a argumentar a favor del movimiento de la Tierra, o sea, que la Tierra se mueve. Sus argumentos, que no son de )#-&!+-blece una analoga entre la Tierra y los dems cuerpos celestes: al tener la misma forma, podran convenirles los mismos movimientos. Veremos, luego, que las observaciones de Galileo profundizan esta observacin cosmolgica y siguen la misma lnea: la Tierra es solo un astro ms. En segundo lugar, Coprnico adhiere a la idea aristotlica de los lugares na-turales y procura conservar el marco fsico aristotlico con una diferencia, nada sutil, pero razonable: cambiar el centro del universo por el centro de cada planeta (incluida la Tierra) como lugar al que tienden los graves (los cuerpos que caen). En el caso de una Tierra inmvil, la tendencia natural de los cuatro elementos a buscar su posicin con respecto al centro del universo, coincida con la tendencia natural a buscar el centro de la Tie-/5+las tendencias naturales de los elementos a su centro, como marco de referencia y punto al que caan los graves. '#+5movimientos que la astronoma antigua le haba atribuido hasta ese en-tonces al resto del universo. As, las rotaciones diarias de la esfera de J@Tierra sobre su propio eje en direccin contraria (de oeste a este) que de-!=J~@

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 53

    A su vez, el aparente retraso diario del Sol con respecto a las estrellas se debera a la traslacin terrestre: cada da que pasa, la Tierra se ha movido un poco hacia el oeste, lo cual genera la apariencia del avance paulatino del Sol hacia el este. Y lo mismo, en general, con el movimiento normal de los dems planetas. Con respecto a la cuestin de las estaciones del *-miento del Sol en la eclptica y la inclinacin de la eclptica respecto del "!consecuencia de una inclinacin en el ecuador terrestre (el paralelo 0 en nuestros mapas) y desplazamiento de los polos Norte y Sur terrestres con respecto al plano de traslacin terrestre (ver Figura 8).

    La principal virtud del sistema copernicano, sin embargo, consiste en la >-do con la visin copernicana, la Tierra es el tercer planeta a partir del Sol. Ms cercanos al Sol se encuentran Mercurio y Venus, y ms lejanos, Mar-/crculo cuyo centro est en el Sol. La Luna tiene un crculo aparte, cuyo centro coincide con el de la Tierra. De este modo, las retrogradaciones son meramente las apariencias generadas por el movimiento relativo de los distintos planetas alrededor del Sol (ver Figura 13).

    ~&-cana de las retrogradaciones

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot54

    Estas ideas no solo permitan a Coprnico dar cuenta de las retrograda-ciones de un modo cualitativo, tambin permitan calcular los tamaos de las rbitas planetarias, a partir del tiempo que demoraban los plane-tas en recorrerlas dando una vuelta, y el hecho de que los planetas inte-riores (ubicados entre el Sol y la Tierra) planteaban ms retrogradacio-nes al ao. Tambin, por qu nunca aparecan en el Zodaco alejados de la posicin proyectada del Sol (fenmeno que no mencionamos antes, pero que tiene cierta relevancia). Venus y Mercurio nunca se oponan al Sol, es decir, nunca ocurra que la Tierra quedara en medio del Sol y Venus, KJ))@

    El sistema de Coprnico, no obstante, distaba de ser perfecto, especial-!-mientos celestes. Esta precisin es lo que requeran los astrnomos. Y tenan razn. Coprnico logr eliminar los epiciclos mayores, pero nece-!+su sistema resultaba tan complejo como el ptolemaico y con una gran desventaja: era poco intuitivo desde el punto de vista fsico. Si la Tierra gira sobre su eje cada da y, adems, se mueve miles y miles de kilme-tros alrededor del Sol, cmo es que no salimos disparados por la fuerza )#34no estn aferrados a nada, no se quedan atrs (como quien salta de un tren @34+5!3

    :)(fsica, el problema de la paralaje. Si la Tierra se moviese, razonaban por )Del mismo modo que si caminamos por una habitacin, las posiciones relativas de los objetos que nos rodean cambian (aunque las reales no lo !@:!

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 55

    cierta hora a travs suyo se vea una determinada estrella y suponiendo que la Tierra tuviera un movimiento de traslacin anual alrededor del Sol, luego de un tiempo, la estrella debera dejar de verse a travs del tubo. Para poder seguir observando esa estrella, sera necesario ajustar necesario, de cunto variase la posicin relativa de la Tierra con respec-to a la estrella (ver Figura 14).

    Figura 14. El problema de la paralaje. El ngulo alfa es el llamado ngulo de la paralaje, dependiente de 5

    :(-servaba que la estrella cambiase su posicin (s a lo largo del da, por supuesto, pero no a lo largo del paso de los meses). Es decir, continuan-do con el ejemplo del tubo, es posible seguir viendo la misma estrella a la misma hora en el mismo sitio sin necesidad de ajustes. Esto supona un argumento contundente en contra del movimiento de la Tierra. Co-(a este inconveniente.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot56

    Hemos dicho que el ngulo de la paralaje, el ngulo de ajuste que habra que imponerle al tubo para que siguiera apuntando al mismo objeto, dependa de la variacin de la posicin relativa de la Tierra respecto de la estrella en cuestin. Pero la magnitud de ese cambio de posicin depende de cun lejos estn las estrellas. Es decir, en funcin de qu #& en la Figura 14 vara mucho, porque la estrella se encuentra cercana de la Tierra. Si se encontrara mucho ms lejos, la variacin sera menor. Si se hallara )#-a que resultara indetectable. Y eso fue lo que sostuvo Coprnico, que #que el movimiento de la Tierra alrededor del Sol era despreciable. El universo, argument, era mucho ms grande de lo que se haba imagi-nado. Tanto, que la variacin de posicin de la Tierra con respecto a las ):!)-do tambin esta posibilidad pero la haba descartado por absurda.

    La polmica planetaria

    De acuerdo con los argumentos de Coprnico, la Tierra sera un planeta ms, de la misma categora que Marte o Venus. Posteriormente, como veremos luego, las observaciones tele-scpicas de Galileo daran un fuerte apoyo a esta hiptesis, mostrando nuevas similitudes entre la Tierra y los otros astros errantes. Esto supuso un cambio en la nocin de planeta, un cambio conceptual.

    Para los antiguos, como ya hemos apuntado, el universo se divida espacial y materialmente en dos mbitos: el de los fenmenos terrestres y el de los celestes. Hasta aqu, hemos utili-(#KBKSaturno. Pero dentro del mbito de los cielos, las luces que vemos, que se suponan cuerpos # ) 7 cuerpos que no cambian sus posiciones relativas a lo largo del ao; por otro, los astros errantes o planetas, todos los dems cuerpos que se observan en los cielos y varan sus posiciones noche a noche y da tras da. El concepto de planeta se refera entonces tanto a

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 57

    ''KBKy Saturno eran siete planetas que giraban alrededor de la Tierra, de una naturaleza diferente.

    A partir de la propuesta de Coprnico, el concepto de planeta sufre un cambio radical. En primer lugar, el Sol pasa a ocupar el lugar de cuerpo privilegiado, centro de los movimientos, y deja de ser pensado como un errante. En segundo lugar, la Tierra pasa a ser un planeta ms KBK&'su estatuto, dejando de ser un planeta y convirtindose en un satlite, un cuerpo que gira alrededor de un planeta (idea que abra la posibilidad de que otros planetas tuvieran tambin sus lunas, lo cual posteriormente fue observado por Galileo). Los planetas ahora eran seis y apareca la nocin de satlite. La distincin espacial y material del mundo antiguo en dos mbitos entraba as en una crisis profunda. Ptolemaicos y copernicanos, al referirse a plane-tas no solo estaban pensando en palabras que se aplican a conjuntos de cosas diferentes (no solo se trataba de cambiar el Sol por la Tierra), los conceptos antiguos y moderno de planeta eran solo el signo de un cambio profundo en la concepcin del cosmos. Dos cosmovisiones &)

    1.7. La astronoma de Brahe y de Kepler

    &)-cacin de las retrogradaciones de los planetas. Los llamados epiciclos mayores ya no eran necesarios, porque el movimiento anmalo de los planetas era interpretado como consecuencia de que el observador en la Tierra tambin estaba en movimiento, como ya mencionamos. Sin em-bargo, desde el punto de vista astronmico, que requera precisin pre-resultaba tan inadecuado como el ptolemaico y no menos complicado. &!(de las nuevas y ms precisas observaciones incorporadas como eviden-cia astronmica por los hermanos Tycho (1546-1601) y Sophie Brahe J~==~@)!MJ~=~~@)-plicacin astronmica que gozaba tanto de precisin como de sencillez. Para ello debera poner en cuestin las dos ideas fundamentales de la

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot58

    astronoma antigua: que todos los movimientos celestes se basan en recorridos circulares y que las velocidades de los astros son constantes.Tycho Brahe fue, junto con Coprnico, el mayor astrnomo del siglo XVI. Su aporte crucial a la Revolucin copernicana fue la incorpora-cin de un conjunto enorme de nueva evidencia, observaciones precisas de los fenmenos celestes y, particularmente, los movimientos de los planetas. La evidencia recogida por los Brahe sera fundamental para las discusiones posteriores, no tanto porque favoreciera al copernica-nismo o a sus crticos, sino porque pondra en crisis a ambos sistemas. ?0-contraba en una especie de empate tcnico: los copernicanos podan aducir que no necesitaban epiciclos mayores, pero se comprometan 5#)^los ptolemaicos, tenan la tradicin de su lado y una cosmologa slida detrs, pero carecan de una representacin de los movimientos pla-netarios cualitativamente sencilla; ambos, copernicanos y ptolemaicos, )(-mticos para dar cuenta de los fenmenos con alguna precisin. Las ob-!-nes, tal como estaban planteadas, no se adecuaban a la evidencia. Tanto )correcciones a sus ya complejos sistemas para poder dar cuenta de las observaciones de Brahe.

    Kepler, discpulo de Brahe y heredero de sus observaciones, dio un nuevo giro a la astronoma. El mismo resolvera el llamado problema de los pla-)#'#pensamiento fueron dos: por un lado, una creencia casi mstica y fantica en las armonas matemticas y las proporciones; por otro, un compromiso profundo con la evidencia disponible. Ambas fuentes combinadas, lo lle-

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 59

    que las utilizadas hasta ese entonces por ptolemaicos y copernicanos y al mismo tiempo adecuada a las precisas observaciones con las que contaba. Finalmente, estos compromisos lo llevaran a romper con las dos ideas rectoras de la astronoma antigua que Coprnico haba conservado: mo-vimientos circulares y velocidades uniformes.

    En primer lugar, Kepler observ que los epiciclos menores utilizados #-rente del Sol en algunas pocas y de los planetas en general, se podan evitar abandonando la idea de que los planetas recorren rbitas circu-lares. La llamada Primera ley de Kepler, enuncia su alternativa: los planetas se mueven en rbitas de forma elptica (elipses) estando el Sol en uno de sus focos (ver Figura 15).

    Figura 15. rbitas elpticas y rbitas circulares. Primera ley de Kepler

    Qu es una elipse?

    6) J opuestos paralelos, como el rectngulo y el rombo) a un cuadrado. Es decir, una elipse es una categora ms general. Los crculos son elipses, del mismo modo que los cuadrados son parale-logramos. La diferencia en ambos casos es que tanto los crculos como los cuadrados son ms simtricos. Las dos diagonales de un cuadrado se cruzan en su centro y dan lugar a cuatro trin-gulos iguales. Lo mismo pasa con dos lneas que se crucen en el centro de un crculo, lo dividen en cuatro porciones iguales (piensen en una pizza). Ahora bien, si se hace esto con un rectngulo, o con una elipse que no es un crculo, dos lneas que se cruzan en el centro darn lugar a dos trin-

    gulos ms grandes y dos ms pequeos. Un crculo es una elipse con un solo foco, un solo centro.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot60

    Figura 16. Ilustracin de la Segunda ley de Kepler, la ley de reas

    La Segunda ley de Kepler pone en cuestin la velocidad constante de los planetas. En su lugar, propone una regularidad distinta: los pla-netas no van a velocidad constante sino que barren reas iguales de la elipse en tiempos iguales (ver Figura 16). Esta ley es tambin conocida como Ley de reas. Imaginen que trazan una lnea que une al planeta con el foco de la elipse en el que se encuentra el Sol. Al comparar las posiciones correspondientes a dos momentos distintos, habr quedado recortada un rea de la elipse. Es posible, desde luego, realizar varias observaciones en distintos momentos, obteniendo por resultado distin- M magnitud, el tiempo empleado por el planeta para recorrer la parte de la elipse que las cubre debe ser el mismo. Si aplicamos esta ley a un cuerpo que recorre una trayectoria circular, la ley de reas implica que el cuerpo va a una velocidad constante. Aplicada a otras elipses, la idea implica, que cuando los planetas estn ms cerca del Sol, su velocidad es mucho ms rpida y que cuando estn lejos, su velocidad es menor.

    Estas dos leyes fueron las principales innovaciones respecto de la as-tronoma antigua. Ambas son aceptadas en la actualidad, pero hoy no son consideradas leyes relativas solo al movimiento de los planetas co-nocidos por Kepler alrededor del Sol, sino como leyes universales. Es

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 61

    M)situacin de nuestro sistema solar, en el que las rbitas de los planetas son elipses no circulares y cuyos planetas, en consecuencia, tienen una velocidad que no es constante, como la relativa a otros sistemas plane-tarios posibles. Con estas dos leyes, Kepler pudo predecir y sintetizar los movimientos celestes, planetarios, estelares y solares, prescindien-do incluso de los epiciclos menores y dando al copernicanismo la carta del triunfo como teora astronmica.

    Finalmente, Kepler formul una tercera ley, que vinculaba los perodos de los planetas (cunto tardan en dar una vuelta alrededor del Sol) con /!)(perodos y sus distancias al Sol. Los planetas ms lejanos se mueven ms lento, en tanto que los ms cercanos lo hacen ms velozmente. El M armona profunda acerca, ya no de los planetas con relacin al Sol, sino #general del sistema solar y la ubicacin de sus rbitas.

    1.8. El aporte galileano

    Galileo Galilei (1564-1642) fue el otro gran copernicano del siglo XVII. Su obra otorg plausibilidad fsica y cosmolgica a las idea de una tie-rra mvil. Desde el punto de vista cosmolgico, sus principales aportes a las ideas copernicanas provinieron de las observaciones realizadas a partir de 1609 con el telescopio, tecnologa que, aunque era conocida, !)nuevas observaciones sobre los fenmenos celestes con un espritu y habilidad de propaganda enormes. No solo realiz observaciones como )# '

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot62

    fueron que la Tierra no es ms que un astro como tantos en el univer-so, semejante a los dems planetas y que incluso en los cielos nada es eterno, ni perfecto (como se sostena en la cosmologa de Aristteles).

    1.8.1 Galileo y el telescopio

    'not all montaas y valles muy semejantes a los de la Tierra e incluso, viendo cmo variaban las sombras de las montaas lunares, calcul su altura (el mismo mtodo era utilizado para determinar tales alturas en las montaas terrestres). Esto iba en contra de la idea aristotlica de que la Luna era una esfera perfecta de ter, y de que haba una diferencia cualitativa entre la Tierra y las entidades del mundo supralunar.

    En segundo lugar, adems de observar numerosas estrellas que sin el telescopio no eran visibles, constat que su tamao aparente no varia-(#lejana. Sin embargo, sus principales descubrimientos astronmicos no fueron esos sino los siguientes tres. Galileo observ, en tercer lugar, 5cuatro, lo cual mostraba fuera de casi toda duda que haba movimientos cclicos, cuyo centro no era el centro de la Tierra, ni del universo, ni tampoco del Sol. Por otra parte, la estabilidad del movimiento de esas lunas alrededor de un planeta que se supona en movimiento, constitua una fuerte razn para aceptar la estabilidad fsica de una Tierra mvil: )*atrs, lo mismo valdra para nosotros en la Tierra y los pjaros en el aire. En cuarto lugar, observ que Venus mostraba fases como la Luna y que, 50(#&)

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 63

    propuesta ptolemaica en la que los planetas internos nunca se encontra-ban detrs del Sol. Finalmente, observ los anillos de Saturno, lo que tambin contribua a descartar la idea de que todos los astros son esferas o tienen una forma esfrica (idea que incluso Coprnico aceptaba).

    1.8.2 Galileo y la relatividad del movimiento

    Hasta aqu nos hemos concentrado en los desarrollos astronmicos y cosmolgicos vinculados a la denominada Revolucin copernicana. &aristotlico ptolemaico y abandonar la idea de que la Tierra es un astro privilegiado que se encuentra en reposo en el centro del universo. La M)una trayectoria bastante simple para los cuerpos celestes, la Tierra y los otros planetas eran un argumento demasiado elocuente como para ser ignorado. El sistema de Kepler, a diferencia del propuesto por Coprni-co, era indiscutiblemente superior a cualquier otro sistema astronmico nunca antes conocido. Por otra parte, la virtud propagandstica y la ar-gumentacin convincente de Galileo puso al alcance de la burguesa y la sociedad educada (que saba leer y escribir), la idea de que la Tierra era un astro no muy distinto a los dems (idea que no era nueva, ya Leonardo da Vinci y otros pensadores la haban sostenido). Un captulo ms, sin embargo, nos queda por recorrer: el camino que va desde la idea de lugar natural de Aristteles (apartado 1.4. La ciencia aristot-lica, cosmologa y fsica) hasta la idea de una fsica inercial.

    Supongamos que estuviramos en un tren muy largo que va en lnea recta a una velocidad constante en una zona llana (por ejemplo, 60 !@0!>43/)70!)

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot64

    ) #74!)3:que la del aire que las circunda y buscan su lugar natural en el centro de la Tierra. Ahora bien, si quisiramos calcular las distancias a las que caen, Aristteles no tendra mucho que decir, no era el tipo de pro-blemas a que originalmente se enfrentaba. l pretenda responder a la 740!3740!3^!740!3 Los fsicos posteriores a Aristteles y anteriores a Galileo, ms intere-sados en este tipo de problemas, hubieran respondido probablemente 7 ! 0! direccin (por ejemplo, a 120 km/h) y cae luego de un minuto, esta ha recorrido una distancia de 2 km. En ese tiempo, el tren ha avanzado 1 : 0! 1 km dentro del tren, ya que mientras ella avanzaba 2 km, el tren nos ~'0!)#)postaristotlicos y pregalileanos, se alejar en un minuto en el aire, 2 km de nosotros. En ese tiempo, el tren ha avanzado 1 km. Por lo tanto, 0!)que mientras ella avanzaba 2 km, el tren nos alej 1 km ms.

    ] #:-mos, ahora, que en lugar de viajar en un tren a 60 km/h, lo hacemos en !0!5J!@0!(-ra los mismos 2 km. En ese tiempo, la Tierra habra avanzado 1000 km. (0!)&0!(0!)~

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 65

    &+#-paramos en si estamos pateando la pelota en la direccin del movimien-0!fuerza determinada, sabemos que cae a la misma distancia, no importa en qu direccin apuntemos. As, hay dos posibilidades: o la Tierra no '#))5 -mentos basados en la fsica. Galileo, quien adhera al copernicanismo, #) ) #J0!*#@&modo en que formul esta idea fue el principio de relatividad del mo-vimiento, que sera uno de las bases de la Ley de inercia, enunciada ]"8

    Galileo argument razonablemente lo siguiente: cuando estamos en un barco (podra haber dicho en un tren, pero no haba trenes en ese enton-ces), actuamos del mismo modo que cuando estamos en nuestras casas. El hecho de que el barco se est moviendo no hace que las cosas se nos caigan detrs. Nosotros, al igual que las cosas en el barco, compartimos /en un barco cerrado, en la cabina de un barco, no podramos saber si se encuentra avanzando en alguna direccin o quieto con respecto a un "!(dentro del barco que nos permitiera establecer si este se mueve o no. Y lo mismo ocurre con la Tierra. Como estamos sobre ella compartimos su movimiento, llammosle movimiento inercial, y, por eso cuando sal-tamos, no caemos atrs, pese a que en el segundo en que estuvimos en el aire, la Tierra se ha movido varios kilmetros respecto del Sol. Via-jamos en la Tierra como en un barco, sin notarlo.

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot66

    B!0!-!0!J~!@~0!!&!(~:0!4:3:0!ya comparta el movimiento del tren de 60 km/h. Esa cantidad de movi-)0!!(~'0!disparada en la direccin contraria, se alejar, en su minuto en el aire, 2 km de nosotros. En ese tiempo, el tren ha avanzado 1 km. Sabemos 4:3:0!)!Esa cantidad de movimiento contraria a la del disparo se resta, as que la 0!!!#por su movimiento inercial inicial compartido con el tren en ese tiempo, tambin ha avanzado un kilmetro en la direccin en que avanza el tren, compensando el movimiento que realiz el tren mientras ella estaba en el aire. Considerado desde alguien que ve el tren pasar desde una esta-0!!^0!!ha movido un kilmetro acercndose a ella. Desde nuestro punto de vis-0!!

    La idea de una fuerza tal, que hace que compartamos el movimiento de la Tierra, era novedosa, y el principio de relatividad del movimiento )de Galileo a la fsica. Nuestro viaje en la Tierra es como cualquier otro viaje. Estamos en la Tierra como en un navo. Si estas ideas eran co-rrectas, ya no haba problema alguno en una Tierra mvil. La quietud y la movilidad de la Tierra eran indistinguibles desde el punto de vista fsico. Esto, desde luego, no probaba que la Tierra se moviera, pero s

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 67

    impeda descartar la idea por absurda. Y no se necesitaba ms, ya que ahora abundaban evidencias tanto cosmolgicas, a favor de la semejan-za de la Tierra con otros astros, como astronmicas, vinculadas con que la mejor (ms elegante y ms precisa) descripcin astronmica supona que la Tierra giraba alrededor del Sol recorriendo una elipse.

    1.9. Eplogo: Newton

    '!!'M-bre los movimientos celestes permitieron a la astronoma de base co-pernicana prescindir ya, no solo de los epiciclos mayores, sino tambin J)-nes de Brahe). Los argumentos de Galileo y sus observaciones con el telescopio dieron plausibilidad a la idea cosmolgica de que la Tierra es un astro semejante a los otros planetas. Finalmente, su anlisis de la inercia y relatividad del movimiento, permita dejar de lado los argu-mentos fsicos en contra del movimiento de la Tierra. Seran Gottfried '(J~~~@?J~=~@]"8J~~@)#-verso. Resumiremos a continuacin sus principales rasgos.

    El espacio y el tiempo (de los cuales no hemos hablado hasta aqu de-masiado) son concebidos matemticamente y sin propiedades fsicas perceptibles. Todos los puntos del espacio son iguales, no hay un centro distinguen fsicamente dos puntos del espacio por los cuerpos que los ocupan y dos momentos en el tiempo por la diferencia de las posiciones relativas de los cuerpos en ellos.

    La idea galileana de la relatividad del movimiento y la inercia son enun-ciadas como uno de los principios ms bsicos de los cuerpos fsicos:

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot68

    todo cuerpo conserva su estado de movimiento a menos que sea some-#(!dicho antes sobre Galileo y el movimiento compartido, pero tambin fue enunciado parcialmente por l y tiene un antecedente en los princi-pios de la astronoma antigua. As, si un cuerpo estuviese movindose a 10 km/h respecto de un punto del espacio, seguira el movimiento en la )e incluso las de Coprnico, ya que supone que un cuerpo puede estar en equilibrio y movindose al mismo tiempo (un cuerpo cualquiera inclu-@/era el de reposo (para los cuerpos del universo sublunar). Y supone #) ^ !) lmites del universo.

    "8$'%7Ley de accin y reaccin y la Ley de la fuerza. La primera sostiene que siempre que un cuerpo A ejerce una fuerza en una direccin sobre un cuerpo B, una fuerza de igual magnitud y sentido opuesto es ejercida /6-mentarse disparando un fusil. Una fuerza es ejercida por la bala al dejar el fusil, lo que hace que sintamos la patada, un golpe sobre nuestro hombro. Lo mismo ocurre cuando saltamos: ejercemos una fuerza con-tra el piso, pero en ese instante, el piso ejerce una fuerza igual y en sentido opuesto. Al combinar esto con el principio de relatividad del #('#-za, establece que las fuerzas ejercen un cambio en la velocidad de los cuerpos, una aceleracin que depende en parte de la masa del cuerpo. &

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 69

    #(^sabemos la fuerza a la que est sometido, y su masa, podemos calcu-lar la aceleracin que dicha fuerza producir en l; si conocemos qu aceleraciones producen distintas fuerzas sobre l, podemos calcular su masa. Al combinar la ley de accin y reaccin con la ley de la fuerza, podemos determinar cmo dos cuerpos de masas muy diferentes inte-J#(@'-rn iguales solo si sus masas lo son. Es decir, si tenemos un cuerpo A y uno B y A ejerce una fuerza de cierta magnitud sobre B, B ejercer una fuerza igual pero en direccin opuesta. Si ambos tienen masas iguales, las aceleraciones producidas en A por B y en B por A sern iguales, pero si uno de ellos tiene ms masa que el otro, el que tenga menos masa &concreto, si un tren choca de frente con un pjaro, la fuerza ejercida por el pjaro contra el tren y por el tren contra el pjaro son iguales, sin )porque el tren tiene una masa mucho mayor, en tanto que la aceleracin producida por el tren en el pjaro, ser enorme (porque el pjaro tiene muy poca masa). Es decir, el pjaro saldr volando mientras que el tren ni se inmutar (como cuando un automvil atropella una mariposa, o una ciruela cae sobre la Tierra).

    '"87#(!ni cul es la fuerza ejercida por un cuerpo sobre otro. Pero si agregamos estos datos, nos permiten calcular adecuadamente algunas cosas. Con-"8fuerzas y modelos particulares. En especial, la fuerza gravitatoria. En "8#(distancia que depende de las masas de los cuerpos y de sus distancias. La misma, llamada fuerza de gravedad, es proporcional a la masa de

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    los cuerpos (es mayor cuanto mayores son las masas de los cuerpos) y disminuye en su intensidad como el cuadrado de sus distancias. Resu-midamente, cuando ms cerca estn dos cuerpos, la intensidad de su atraccin crece muchsimo. La idea de que una fuerza actuara a distan-cia hubiera sido inaceptable para Aristteles, y de hecho fue objetada !)#

    Al hacer uso de estas leyes, con los datos adecuados para comenzar, "8))-perimentan al caer, las trayectorias de proyectiles, como las que dis- primera ley de Kepler y precisando los datos de los planetas, que podan M'#"8#))desde el cual tratar el problema del movimiento, tanto de cuerpos sobre "87#una nueva teora general del movimiento desde la cual la fsica terrestre y la celeste pudieran ser tratadas del mismo modo.

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 71

    & 8 por Aristteles, cuya forma de pensar haba dominado por siglos en )

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 73

    &*"8plantea esta solucin (tal vez nunca se le haya ocurrido) que hoy se encuentra a mano, de modo que cualquiera de ustedes podra llegar a descubrirla. Cmo es que los planetas van justo a la velocidad a la que #(3

    El tipo de respuesta que hoy consideramos ms adecuada a este proble-8

    Actividad!)(proponemos responder:

    4+#)3+-deren, especialmente, aquellos descriptos por los siguientes conceptos: J@)4+#$#%34+#3d. En trminos de Aristteles, en qu consisten las diferencias entre el universo 3'+743#4++34&34#+3!4+M34(34+53k. Suele decirse que una de las razones ms fuertes para que se terminara aceptando )"84+!3

    Ginnobili, Destfano, Haimovici, Narvaja, Perot74

    2. Segunda parteLa Revolucin darwiniana

    De manera semejante a como los aportes de Coprnico, de Kepler, de "8#)de El origen de las especies+!>8J~~@#-ples manifestaciones. Parte de ese relato que nos transmiten las princi-pales instituciones educativas a las que asistimos, al que se haca refe-rencia en la introduccin a la materia, nos cuenta que los seres humanos somos tan solo una ms de tantas especies que habitan este planeta. Al igual que el resto de los seres vivos, nuestro desarrollo y crecimiento se />"!a lo largo de millones de aos a partir de formas de vida diferentes, :>8El origen de las especies es uno de los grandes responsables de que hoy asumamos como esencialmente correcto este aspecto de la !>8##)!los seres vivos tan delicadamente ajustados al entorno en el que viven; ciertamente, puede pensarse que su teora de la evolucin por seleccin ##-#capaz de ensamblar un conjunto de evidencias empricas originalmente )-leontologa, la cra de animales, la embriologa, etc.

    Esta segunda parte se divide en cuatro apartados. En el apartado 2.1, re--cepciones denominados creacionistas en su intento por dar cuenta de las adaptaciones y de la diversidad de los seres vivos, respectivamente.

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 75

    En el apartado 2.2, revisaremos algunas de las propuestas evolucionis->8)recibieron por parte de ciertos autores creacionistas. En el apartado 2.3, #0>8-lucin, principalmente su teora de la evolucin por seleccin natural y )&>8!posible y deseable elaborar en la ciencia.

    K!>8El origen de las especies, los naturalistas tenan una gran cantidad de informacin acerca de los !)(>!!les llamaban profundamente la atencin: por un lado, las adaptaciones de los organismos. Al respecto, David Hume [1711-1776] sealaba, en 7$5sus partes diminutas, se encuentran ajustadas entre s con una precisin tal que genera una gran admiracin entre aquellos que las contemplan (Hume, 1779, parte II). Por otro lado, la gran diversidad de seres vivos, literalmente millones de tipos distintos de plantas y animales.

    Las adaptaciones y la diversidad llamaban la atencin de los naturalis-)dentro de esa diversidad. Las incontables variaciones de organismos ())#tena branquias, si bien haba perros de distintos tamaos y formas, nin-

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    guno tena escamas. Los diferentes rasgos de los organismos no se en-contraban repartidos de manera aleatoria, sino que era posible encontrar un sistema, basndose en los patrones en los que tales rasgos se presen-&)(:>8los grandes naturalistas, como Carlos Linneo (1707-1778), ya haban logrado sistematizar una gran cantidad de informacin. A partir de esa (-)$-)%(antiguas de Aristteles. Estos patrones que presentaba la diversidad de '-rrquica que distingua entre reinos (por ejemplo, animal); cada uno de esos reinos, a su vez, se encontraba dividido en clases (por ejemplo, mamferos) que, tambin, podan ser divididas en rdenes (por ejemplo, carnvoros), familias (por ejemplo, canidae), gneros (por ejemplo, ca-nis) y especies (por ejemplo, lupus). Por su parte, las especies podan ser subdivididas en subespecies o variedades (por ejemplo, canis lupus familiaris pastor alemn).

    '( )/)!##)/:/-tteles todas las cosas, y no solo los seres vivos, tenan dos tipos de propiedades: esenciales y accidentales. Si una propiedad esencial de un objeto cambiaba, cambiaba la naturaleza del objeto. En tanto las propie-dades accidentales eran aquellas que podan variar entre individuos u objetos que comparten las mismas propiedades esenciales, sin que cam-bie su naturaleza. La idea es que, en el caso de los seres vivos, estos po-dran agruparse en especies, por ejemplo, debido a ciertas propiedades #en variedades a los organismos de una especie seran accidentales. As,

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 77

    desde el punto de vista aristotlico, un dlmata, un caniche y un collie compartiran una esencia que los hace ser perros, pero se diferenciaran en las propiedades accidentales que caracterizan a cada una de estas variedades: tamao, patrn del pelaje, largo del pelo, etc. Aristteles desarroll su teora de las esencias como un intento de me-jorar la teora platnica de las ideas de acuerdo con la cual cada entidad terrestre era una copia imperfecta de un ejemplar ideal o forma que ) ]abstracciones, tal como lo conceba Platn, no era visible, era accesible /)como se consideraba que un gemetra razonaba y probaba teoremas acerca de las propiedades que poseen formas como el crculo y el trin- ) formas o ideas para la jirafa y el hipoptamo que las ciencias intelectivas de la naturaleza deban indagar. Asimismo, )))#)!()#-fectamente la esencia o idea de hipoptamo (Dennet, 1995).

    ':/0>89'9-(#que, tambin, dejaron su huella en el tipo de preguntas y respuestas consideradas valiosas a la hora de investigar los fenmenos naturales. Aristteles distingua cuatro preguntas bsicas acerca de cualquier en-tidad (Dennet, 1995):

    1.Cul es su materia o causa material3J74 !!3@ 2.Cul es su causa formal3J74#

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    3@ 3.Cul es su 3J74 (3@ 4.Cul es su 3J74 3@

    Aqu nos interesa detenernos particularmente en la aris- : * ) # ! !en llamar explicaciones teleolgicas (el nombre proviene de la palabra telos$%@6:-7porque alguien los invent con un propsito, en este caso para marti-llar (Dennet, 1995). Cualquiera que conviva con nios pequeos habr notado una caracterstica de las respuestas a las preguntas por qu: es posible repreguntar, y repreguntar interminablemente, para cualquiera de las causas aristotlicas.

    Aristteles ofreci una manera de hacer frente a este problema de las 7$%primer motor inmvil. El primer motor inmvil, para Aristteles, es la &-lico, sin embargo, es eterno. No fue creado ni diseado por nadie. Esta ##en el marco de la teleologa cristiana durante el Medioevo. En esta re-#con el dios de los cristianos. Pero, este dios, a diferencia del primer mo-tor inmvil, habra creado el mundo, as como todos sus componentes.

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    '/)##)7>Las diferentes entidades que poblaban el mundo se volvieron artefac-)!)en el plan de creacin. En el siglo XIX, esta visin, que haba sido desterrada de la fsica y la astronoma en la Revolucin copernicana, segua imperando en los estudios acerca de la vida.

    Desde esta concepcin, el origen de los diferentes rasgos de los organis-mos que les permiten estar adaptados a sus ambientes para asegurar su al plan de creacin divina: cmo los colibres adquirieron el pico justo *034+peces adquirieron la forma ptima para nadar en el agua con la menor 34+!!-3'del creador. Dios los dise de ese modo para que pudieran subsistir en sus hbitats naturales. As, por ejemplo, William Paley (1743-1805) ante 7$4:3%)7$:>%:!#seres vivos, argumentaba que de la misma forma en que al ver cmo funciona un reloj atribuiramos el diseo de su estructura a un relojero, al observar el funcionamiento de las distintas adaptaciones biolgicas debe-mos atribuir su complejo diseo a un Dios creador:

    /! han sido hechas unas para otras y con determinado objeto; que ese objeto es el movimiento; y que ese movimiento se dirige a sealar las horas []. Veo que est proporcionado el calibre de estas ruedas a que en tiempo determinado se muevan las manecillas con perfecta regularidad sobre la cartula; que las ruedas son de un ( !))

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    antes de fabricarla; y que al fabricarla se propusiesen el resultado de ella que estoy observando [] Toda observacin hecha [] respecto al reloj puede ser repetida con propiedad, en relacin al ojo, a los animales, respecto incluso a todas las partes organizadas de los dominios de la naturaleza. (Paley, 1802, 1-3)

    />8de las concepciones ms aceptadas acerca del origen de los seres vivos. En el siglo XVII, se encontraba fuertemente establecida la creencia de 5)*-vivos que lo habitaban, apelando a Dios, que haba creado a cada uno de los antepasados de dichos organismos de manera directa, de acuerdo con una idea (Platn) o esencia (Aristteles). De esta manera el idealismo platnico, de la mano del esencialismo y la teleologa aristotlicos, en su -leza en la que la diversidad de los seres vivos poda ser sistematizada por 0esencias en la mente de Dios, que haba creado a cada una de las diferen-tes especies con los rasgos (adaptaciones) que las caracterizaban.

    Hacia mediados del siglo XVIII fue cobrando importancia un movi-miento que no se conformaba con los argumentos esbozados por la teo-loga natural a la hora de dar cuenta de la diversidad de seres vivos y sus adaptaciones. Las motivaciones que condujeron a muchos naturalistas a cuestionar al creacionismo no eran solo intelectuales sino tambin )& #) ]que propona al poder de la razn como principal fuente de conoci- ] !-ciones satisfactorias respecto de los principales fenmenos del mundo natural, y con ello, a los resabios de pensamiento antiguo adoptados por las concepciones monotestas. De este modo, este movimiento co-(#

  • Teoras de la ciencia. Primeras aproximaciones. 81

    de estos fenmenos, muchas de las cuales, como veremos, apelan a un proceso de transformacin de organismos ms simples a organismos cada vez ms complejos (una forma de evolucionismo) que entra en #0 &0#las esencias aristotlicas en su reinterpretacin teolgica como ideas en la mente de Dios, se diferencian entre s en trminos graduales. Pues, como veamos, si bien las diferentes formas pueden cambiar en sus pro-piedade