Libro de leyendas

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Escuela Rafael Obligado Leyendas inolvidables P P P R R R O O O M M M O O O C C C I I I Ó Ó Ó N N N 2 2 2 0 0 0 0 0 0 9 9 9

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Libro de Leyendas confeccionado con los alumnos de 4to Año de Turno Mañana y Tarde de la Escuela Rafael Obligado.

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Escuela Rafael Obligado

Leyendas

inolvidables

PPPRRROOOMMMOOOCCCIIIÓÓÓNNN 222000000999

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LLeeyyeennddaass IInnoollvviiddaabblleess

Prólogo

Después que los alumnos de cuarto grado de la Escuela Rafael Obligado, promoción

2009, leyeran e investigaran varias leyendas, decidimos hacer un libro que quedara en la

escuela, para que pudiera formar parte de su biblioteca.

Por un lado, en este libro se presenta un conjunto de leyendas que fueron recopiladas

durante el año.

Por otro lado se redactaron leyendas generadas de la imaginación de los alumnos y

por último, se recogieron, a través de una investigación, leyendas que son conocidas en el

ámbito del hogar de cada uno de ellos, este aporte fue realizado a partir de relatos de sus

familiares que se van transmitiendo de generación en generación.

Esperamos que lo disfruten de la misma forma en que nosotros fuimos viviendo cada

una de estas historias a través de la lectura.

Los alumnos y Srta. Edith Ripoll

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Índice

Leyendas Tradicionales ____________________________________________________________ 5

La leyenda del Hornero _________________________________________________________________ 5

La leyenda del Ceibo ___________________________________________________________________ 7

La Calavera ___________________________________________________________________________ 8

Lagunera _____________________________________________________________________________ 9

Leyendas Zondinas _______________________________________________________________ 11

El meteorito de la laguna _______________________________________________________________ 11

Los duendecitos de la siesta_____________________________________________________________ 11

La Pericana “La siesta sanjuanina” _______________________________________________________ 12

Leyenda de la Virgen de Luján de las Sierras Azules __________________________________________ 13

Leyendas Fantasiosas de los Alumnos de 4to Grado ____________________________________ 15

La Leyenda de José ____________________________________________________________________ 15

La leyenda del águila __________________________________________________________________ 16

El niño lobo __________________________________________________________________________ 17

La Leyenda de los pájaros ______________________________________________________________ 17

Estefaní, la bella mariposa ______________________________________________________________ 18

La fantasía de Julián ___________________________________________________________________ 18

Leyendas Para Redactar ___________________________________________________________ 20

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LLeeyyeennddaass TTrraaddiicciioonnaalleess

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LLEEYYEENNDDAASS TTRRAADDIICCIIOONNAALLEESS

LLAA LLEEYYEENNDDAA DDEELL HHOORRNNEERROO

Cuentan que hace muchos, muchísimos años, cuando las costas del Bermejo estaban

pobladas por indígenas, en medio de un pequeño valle y al amparo de las rocas, se

levantaba una choza muy humilde.

En ella vivía, junto a su anciano padre, el joven Jahé, un muchacho apuesto, alegre,

valiente y, por sobre todas las cosas, muy laborioso. Era un excelente alfarero, maestro en

la técnica de trabajar el barro. Sus piezas fueron las más valiosas que se hicieron en su

época.

Diariamente se lo veía trepar por las sierras y remontar los arroyos en busca de los

alimentos que pródigamente le proporcionaba la naturaleza.

Y una de esas tardes en que regresaba de perseguir un carpincho, rendido por el

cansancio, Jahé se tendió a descansar a la orilla del río. Entonces escuchó a lo lejos un

canto melodioso. Era un canto diferente del de su amigo el jilguero. No se parecía tampoco

al de la calandria imitadora. Ni al del churrinche que tantas veces lo saludaba temprano.

¿Quién era entonces ese nuevo músico? Atrapado por la curiosidad, se acercó

sigilosamente al lugar de donde provenía el canto, pensando que tal vez sería algún pájaro

desconocido, venido de otras tierras. Pero cuando lo descubrió, su sorpresa no tuvo límite.

No se trataba de un pájaro, sino que la melodía provenía de la garganta de una bellísima

muchacha, más esbelta que los juncos de los esteros y las cañadas, Ipona era su nombre.

Desde ese día sus corazones se encendieron de amor, y, siempre juntos, esperaban

dichosos tener lo suficiente para casarse. Claro que, para casarse, Jahé primeramente

tendría que hacerse hombre y, según los ritos y las leyes de la tribu, únicamente lograban

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ser hombres quienes superaban airosamente tres pruebas de fuerza y de destreza a las

que eran sometidos anualmente todos los muchachos. Era habitual que el ganador,

además de acreditarse el flamante título de adulto, recibiera un valioso premio.

El joven enamorado se presentó ese año a la competencia. La primera prueba consistía

en correr muy rápido, mucho más que el viento veloz. Para superar la segunda tenían que

nadar de un lado al otro del río. Con la sonrisa y el canto de Ipona en su mente, poco le

costó a Jahé superar las dos primeras pruebas, en las que además resultó triunfador.

Faltaba la última, la más difícil.

Antes de iniciarse esta tercera y última prueba, fue anunciado el premio a los

participantes: quien pudiera permanecer encerrado durante cinco lunas, totalmente atado

con cueros frescos de animales, ese año tendría como premio el honor de casarse con

Cauté, la hija del cacique.

Jahé no quería ganar. Su corazón pertenecía a la bella Ipona. A medida que el sol

contraía los cueros, los participantes iban abandonando. El joven enamorado, que no

quería ganar pero tampoco quería abandonar, resistió hasta el final.

Mientras los ancianos de la tribu se dirigían a desatarle los cueros para declararlo

vencedor, el joven iba achicándose, achicándose, presa de un extraño temblor. Por último,

dio un salto, y, convertido en pájaro de color canela-rojizo, voló hasta pararse en la rama

más alta de un aguaribay cercano.

Desde allí emitió su canto y buscó a su amada entre los árboles, pero no la encontró.

Poco después, otra avecilla igual se acercó y, entonando una canción de amor, con la

misma voz que la bella Ipona, formaron la primera pareja de horneros. Ya no se separarían

jamás.

Ambos construyeron una casita de barro, a puro pico y pata, para resguardarse de los

rayos, los vientos y las lluvias.

Por eso las parejitas de horneros, una vez que constituyen su hogar, no se separan

hasta la muerte y siempre cantan juntos.

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LLAA LLEEYYEENNDDAA DDEELL CCEEIIBBOO

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos

toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente

de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la

que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres

de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y

muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la

indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo,

hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva. El grito del

moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que

se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los

conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como

castigo la muerte en la hoguera.

La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas

hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza

inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo

en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un

hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba

en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

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LLAA CCAALLAAVVEERRAA

Esto fue hace mucho, mucho tiempo... allá por el 1875. Era en una Fonda sobre

Barranco de Albardón, lugar dónde se comía muy bien y se servía mucho vino, y algunos

terminaban borrachos. Además todos los sábados los

paisanos bailaban (cuecas, gatos, escondido, minué)

eso aliviaba las penas de la vida pobre.

Siempre a las 12 de la noche, en medio del baile

pasaba algo extraordinario… aparecía, de no se sabía

donde, una CALAVERA con trenzas.

¡OH… la calavera! ¡A cuidarse de no molestarla ni de tocarla! Puede ser como una

LUZ MALA o el mismo MANDINGA. Nunca molestaba a nadie y con el primer canto de

gallo se iba a un lugar feo, en las viñas silvestres, dónde crecen muchas plantas y árboles

apretados entre sí, en dirección al cerro, a esconderse.

No se sabía qué pasaría si se la molestaba, hasta que la hicieron embravecer.

¡Ya me tienes cansada calavera chúcara! ¡Me molesta verte cerca de mí! ¡Tomá, para

que aprendas a no molestar a las personas decentes! Le dijo una india dándole una

patada, sin saber que la calavera respondería mordiéndole la pierna.

¡AAAYYYY!!!! ¡Maldita calavera me las vas a pagar! Exclamó la india adolorida.

Los que estaban ahí decían ¡Ave María purísima la mordió! ¡Esto es cosa del

mandinga! ¡Yo me voy!

Al día siguiente se puso muy enferma, se le hinchó todo el cuerpo, como nunca nadie

había visto algo así, y a la noche siguiente murió, justo a la misma hora que la calavera la

había mordido.

Quizá la pobre india le pegó una patada a un diablo disfrazado de CALAVERA.

El cura de Albardón, al igual que todos, tuvo miedo y no quiso que la entierren en el

cementerio, por si hubiera quedado maldita por el demonio y la sepultaron en medio de un

campo abandonado.

Después nadie más quiso bailar en la Fonda, parece que sólo le gustaba mostrarse

allí, o que la patada de la india fue tan fuerte, que también mató a la calavera.

Nadie quería pasar cerca de dónde enterraron a la india, por las dudas porque ser

precavido es de inteligente, no de cobardes.

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LLAAGGUUNNEERRAA

Martina Chapanay nació en las cercanías de la laguna Guanacache. La madre fue

una cautiva blanca y su padre un indio llamado Juan Chapanay.

En ese tiempo, la laguna era rica en cantidad y calidad de peces, por eso la industria

pesquera era común en aquel lugar. Martina, montaraz y vivaracha, ayudaba con habilidad

a sus padres en esas tareas.

Un día decidió abandonar el hogar, para acompañar en sus correrías a un temible

bandolero; anduvo con él cometiendo atracos y pillerías en diferentes lugares.

Cuentan que manejaba el facón con destreza, cabalgaba y peleaba mejor que un

hombre.

No pasó mucho tiempo y “Lagunera” comprendió su error. Arrepentida, se alejó del

bandido y continuó sus andanzas protegiendo a los humildes, a las viudas y a los ancianos.

Reclamaba justicia, peleó por ella y castigó la traición. Sus últimos años los pasó en

Mogna. Estaba cansada y enferma.

Cierto día cruzó por ese lugar un sacerdote franciscano, ella le pidió que perdonara

sus faltas para aliviar su espíritu. Ya reconfortada y en señal de agradecimiento le obsequió

al religioso algún dinero, para que levantara un altar en su iglesia. Le imploró que

restituyera a la Virgen de Loreto las pertenencias que un día le había sustraído de su

capilla. Dejó también lo necesario, como retribución a la mujer que cuidó de su salud hasta

sus últimos momentos.

Así concluyó su existencia la caudilla sanjuanina.

Dicen que cuando una nena juega o actúa como un muchachito, las mamás suelen

llamarlas “Martina Chapanay”.

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LLeeyyeennddaass ZZoonnddiinnaass

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LLeeyyeennddaass IInnoollvviiddaabblleess

LLEEYYEENNDDAASS ZZOONNDDIINNAASS

EELL MMEETTEEOORRIITTOO DDEE LLAA LLAAGGUUNNAA

Cuenta mi abuelo que hace muchos años,

cuando iba en bicicleta, una noche desde la villa de

Zonda hacia el norte por calle Las Moras, cuando vio

que caía desde el cielo una bola de fuego y cayó en el

lugar donde está la laguna al costado de las calles

Las Moras. Muchos dicen que la laguna es un ojo de

mar, porque nunca le vieron el fondo.

LLOOSS DDUUEENNDDEECCIITTOOSS DDEE LLAA SSIIEESSTTAA

Una tarde de verano, en una finca donde mi abuelo vivía,

uno de los caballos que él tenía, venía del potrero con sus

clinas trenzadas (trenzas finitas).

Mi abuelo sabía por sus padres y abuelos que cuando

esto sucedía, era travesura de los duendecitos de la siesta.

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LLAA PPEERRIICCAANNAA ““LLAA SSIIEESSTTAA SSAANNJJUUAANNIINNAA””

Cuenta una leyenda que en la siesta de verano, aparecía una mujer tan rara y fea que

daba mucho miedo verla, le decían la “Pericana”. Vestía una remera y pollera larga, sucia,

sus manos tenían unos dedos y uñas largas y negras. Tenía el pelo largo hasta la cintura.

En su cabeza llevaba un gran sombrero negro, como el que usan las brujas en los cuentos

infantiles.

En esos tiempos los niños tenían que dormir la siesta porque sus padres los

asustaban con la Pericana, les decían que si no dormían la siesta ella se los llevaba.

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LLeeyyeennddaass IInnoollvviiddaabblleess

LLEEYYEENNDDAA DDEE LLAA VVIIRRGGEENN DDEE LLUUJJÁÁNN DDEE LLAASS SSIIEERRRRAASS

AAZZUULLEESS

Juan era un campesino del departamento de Zonda que hacía viajes a Chile a

lomo de mula.

Cuando venía de Chile hacia Zonda tuvo un

accidente, entonces le pidió a la virgen que lo sanara si

le cumplía el pedido. Él prometió traerla de Chile y

ponerla en la cima del cerro para que los fieles la

visitaran.

Cumplido esto la trajo a lomo de mula y la instaló

en el cerro azul, desde ese día suben miles de personas

a visitarla.

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LLeeyyeennddaass IInnoollvviiddaabblleess

LLeeyyeennddaass ffaannttaassiioossaass ddee llooss cchhiiccooss ddee 44ºº

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LLEEYYEENNDDAASS FFAANNTTAASSIIOOSSAASS DDEE LLOOSS

AALLUUMMNNOOSS DDEE 44TTOO GGRRAADDOO

LLAA LLEEYYEENNDDAA DDEE JJOOSSÉÉ

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, un niño llamado José iba en

bicicleta a comprar golosinas a un kiosco lejos de su casa.

En el camino, un árbol se movió de repente muy bruscamente y esto atrajo

poderosamente la atención del niño. José, impulsado por la curiosidad, subió al árbol para

averiguar lo que sucedía, no tardó en lograr su objetivo, ya que pudo divisar en un instante

a un enorme lobo de ojos rojos saltones.

Al ver esto, José, tuvo miedo e inmediatamente descendió del árbol sin pensarlo, pero

mientras lo hacia el lobo embravecido mordió su brazo.

De repente se hizo la noche y una luna grande iluminaba con mucha fuerza, parecía

que irradiaba un gran poder.

José admirado, contempló la luna tratando de olvidar por un momento el dolor que

sentía en su brazo.

Cuando José recapacitó, se dio cuenta, que no sólo había desaparecido su dolencia,

sino que al observar su cuerpo, descubrió que estaba transformándose en un LOBO.

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LLAA LLEEYYEENNDDAA DDEELL ÁÁGGUUIILLAA

Cuenta una leyenda que había un hombre llamado Johé que era muy feliz en el

campo. Él tenía varias plantaciones y frecuentemente iba a cosechar, cuando de repente,

fue a ver las plantaciones… estas ya no estaban. Luego entra a su casa sin aliento, y había

unos hombres peruanos que lo capturaron, y se lo llevaron a una casa abandonada.

Lo tuvieron sin comer, sin dormir y sin agua.

Pasaron días y esos días se convirtieron en meses, estaban junto a él, otros

prisioneros. Sufrió al no comer.

Al día siguiente vinieron los peruanos raptores, y mataron al otro prisionero, cuando

llevaron su cuerpo para tirarlo, Johé intentó escapar. Corría…corría rápidamente pero lo

vieron, entonces lo siguieron hasta atraparlo, lo encarcelaron y lo sentenciaron a muerte.

Aquella mañana en la que lo fueron a matar, Johé se convirtió en una hermosa águila

que desplegó sus alas y se echó a volar.

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EELL NNIIÑÑOO LLOOBBOO

Había una vez un niño que estaba perdido en el campo y para ocultarse se metió a

una cueva, en la que había una pareja de lobos.

Éstos lo empezaron a criar, le traían alimentos, le

enseñaron a comer y unos meses después el niño ya tenia

muchas cosas de lobo.

Hasta que un día vinieron dos cazadores, mataron a sus

papás lobos y el niño de tanta angustia se convirtió en lobo.

El lobo se enamoró de una loba y se casaron y tuvieron

cuatro lobitos a los que le pusieron de nombre: Pedro, Juan,

Raúl y Paola.

LLAA LLEEYYEENNDDAA DDEE LLOOSS PPÁÁJJAARROOSS

Cuenta la leyenda que en un país lejano vivía un niño que se llamaba Nacho, el cual

tenía una vecina que se llamaba Mariana. A Nacho le gustaba Mariana, así que un día

salieron a pasear y se encontraron a todos los amigos de Nacho. Ellos estaban muy

celosos de esa relación entonces decidieron terminar con la pareja y salieron en su

persecución.

Nacho y Mariana al enterarse, se escondieron en los árboles y todos sus amigos

llamaron a un mago para que lo separara.

Hasta que un día, el mago se encontró a Nacho y a

Mariana y enseguida los convirtió en dos pájaros.

Los amigos de Nacho, le preguntaron al mago, si

los logró separar, y el mago les dijo:

- No me gustó el mandamiento y los convertí

en pájaros para que no puedan perseguirlos más.

Es así que nacieron los pájaros y vivieron felices para siempre.

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EESSTTEEFFAANNÍÍ,, LLAA BBEELLLLAA MMAARRIIPPOOSSAA

Cuentan que hace mucho tiempo, vivía una niña llamada Estefaní.

Ella vivía junto con su abuela, hasta que un día llegó una malvada tía, llamada Esther.

La tía la quería tener de esclava a la pobre Estefaní, pero como ella se había

enamorado y había decidido casarse, Esther tenía miedo de que se fuera y que no volviera

más.

Es por ello que la tía para impedir que se fuera, la envenenó.

Estefaní al tomar de este veneno, por milagro se salvó, transformándose en una bella

y colorida mariposa.

LLAA FFAANNTTAASSÍÍAA DDEE JJUULLIIÁÁNN

Cuenta la leyenda que un chico que vivía en un castillo junto a sus padres, una tarde

se fue al bosque y se encontró con unos cazadores.

Los cazadores se lo llevaron a una cueva, donde también tenían capturada a su

novia, por orden de su padre, que se llamaba Antonela.

Julián y Antonela lograron escapar de la cueva. Los cazadores los persiguieron a

ambos, y pudieron llegar al castillo de Julián.

Allí lo mataron, mientras su novia lloraba su muerte, Julián se convirtió en duende. El

padre de Antonela la mandó a matar y ella se convirtió también en duende.

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LLeeyyeennddaass ppaarraa rreeddaaccttaarr

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LLEEYYEENNDDAASS PPAARRAA RREEDDAACCTTAARR

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Colaboraron en la confección de este libro, los siguientes alumnos

44°° ““AA””

Abrego, Juan Ignacio

Aciar, Carlos Rubén

Anes Caballero, Alba Mabel

Aracena Malla, Romina Andrea

Campillay Rodríguez, Sebastián Alejandro

Casivar Martínez, Juan Pablo

Castillo Rodas, Antonio Jesús

Castro Ibazeta, José Gabriel

Echegaray, Verónica Elzabeth

Elizondo Morlas, Mauro Sebastián

Espinosa González, Lucas Sebastián

Ferreyra, Axel Fernando

Godoy Flores, Jonatán Javier

Gómez Rodríguez, Ivo Josué

González Monla, Enzo Adrián

González, Roberto Agustín

Herrera Castro, Martín Adrián

Ibazeta, Mario Antonio

Mangaroni Broncano, Brenda Micaela

Monla, Jimena Milagros

Montenegro Flores, Graciela Katherina

Núñez, Santiago Andrés

Oviedo, Kevin Agustín

Palacio Garay, Franco David

Pérez, Diana Beatriz

Quiroga, Silvina Tamara

Robledo Lepez, Tamara Beatriz

Sánchez, Eric

Vega Díaz, Rodrigo Leonel

Villalobo, José Andrés

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44°° ““BB””

Atampiz, Fernando Luis

Albarracín, Cintia

Alegre, Anyelen Beatriz

Atencio Manrique, Javier Ezequiel

Barros Carbajal, Mauro Javier

Carbajal, Claudio Marcelo

Castro López, Bautista Martín

Castro, Braian Emanuel

Castro, Rocío Milagros

Fernández Godoy, Jorge Gabriel

Gil Ramirez, Facundo Ariel

Gómez Lescano, Leandro Gastón

Gómez, Priscila Gimena

González Carbajal, Esequiel Roberto

Gutiérrez, Camila Araceli

Guzmán Alaniz, María Guadalupe

Mallea García, Natalí Belén

Montaña Ramirez, Claudio Maximiliano

Morales Carmona, Pamela Nahir

Názara, Luciano Agustín

Ontivero Guevilao, Julio Andrés

Ontivero, Camila Betiana

Quiroga Aguilar, María Belén

Reinoso Venegas Candela Ayelén

Romero, Nahuel Moisés

Suarez Carbajal, Jesús Gabriel

Vergara Esquivel, Guadalupe Amparo

Villalobo, Joaquín Alexis

Zamora Cardozo, Mauricio Omar