Libre albedrío
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La Realidad y sus Mitos
Libre Albedrío
Décimo Mito
H.C. Elías
Libre Albedrío Décimo Mito de la Realidad
Extracto del libro “La Realidad y sus Mitos” ©H.C. Elías
Registro Indautor 03-2015-072909540400-1
“Libre Albedrío”
Décimo Mito de la Realidad
Un estudio desarrollado en la Universidad de Rochester, demuestra que la corteza
cerebral utiliza señales aparentemente caóticas o "ruidosas", para representar las
ambigüedades del mundo real, y que este ruido refuerza de modo notable la capacidad
de procesamiento del cerebro, permitiéndonos tomar decisiones en un mundo incierto.
La ciencia relacionada con el análisis y obtención de respuestas dentro de un abanico tan
caótico de posibilidades con diferente grado de probabilidad se denomina computación
Bayesiana.
Desde hace varios años, los científicos saben que en el ámbito conductual, nosotros nos
comportamos como "computadoras Bayesianas" muy buenas, lo que significa que somos
excelentes tomando unos pocos datos sobre probabilidades, sopesando su valor relativo,
y llegando rápidamente a una buena conclusión.
Sin embargo los científicos no habían sido capaces de explicar cómo nuestros cerebros
pueden llevar a cabo tales complejos cómputos Bayesianos tan fácilmente.
Ahora los nuevos resultados indican que el ruido neuronal es el equivalente de la
distribución óptima (distribuicón de Poison) necesaria para la computación Bayesiana.
La corteza cerebral parece haber sido "cableada" desde sus cimientos para efectuar
computación Bayesiana con la máxima eficacia posible. La incertidumbre del mundo real
es representada por este ruido, el cual está en un formato que reduce los recursos
necesarios para computarlo.
Dicho de otra forma, la corteza del cerebro usa señales aparentemente caóticas, o
"ruidosas", para representar las ambigüedades del mundo real, siendo justamente este
ruido el que incrementa de forma inusual el procesamiento del cerebro, permitiéndole
tomar decisiones en un mundo incierto.
De esta suerte la capacidad de tomar decisiones podría derivarse de las fluctuaciones
aleatorias del 'ruido de fondo' del cerebro.
Esto al menos es lo que sugiere un estudio reciente llevado a cabo en el Center for Mind
and Brain de la Universidad de California, Davis (EUA). En él, se demostró que se podían
predecir las decisiones que tomaría un individuo a partir de dicho “ruido de fondo”.
El estudio demuestra cómo estados arbitrarios del cerebro pueden influir en decisiones
aparentemente voluntarias.
Para alcanzar esta conclusión, Bengson y su equipo situaron a una serie de voluntarios
frente a una pantalla, y les pidieron que fijaran su atención en el centro de esta. Al mismo
tiempo, haciendo uso de la electroencefalografía o EEG (una técnica de exploración
neurofisiológica de la actividad bio-eléctrica cerebral), los científicos comenzaron a
registrar la actividad eléctrica de sus cerebros.
A los voluntarios se les pidió a continuación que tomaran la decisión de mirara hacia la
izquierda o hacia la derecha cuando apareciera un símbolo a modo de señal en pantalla; y
que después indicaran su decisión.
La señal para mirar hacia izquierda o hacia derecha aparecía a intervalos aleatorios, por lo
que los voluntarios no podían, ni consciente ni inconscientemente, prepararse para ella.
Se encontraban, por tanto, tomando decisiones en una situación de incertidumbre.
A pesar de eso, sus cerebros reflejaron patrones de actividad neuronal un segundo antes
de que los símbolos aparecieran en pantalla que sirvieron para predecir el resultado
probable de sus decisiones. Por tanto, el cerebro reflejaba lo que los participantes
decidirían, un segundo antes de que estos supieran siquiera que iban a tomar una
decisión.
Como parte del experimento se observó que "el estado de la parte derecha del cerebro,
antes de la presentación de la señal, determinaba si el voluntario miraría hacia la
izquierda o hacia la derecha".
De cualquier modo, el trabajo de Bengson y su equipo abre interesantes cuestiones: si
nuestro cerebro se prepara para actuar antes de que sepamos que vamos a actuar, ¿cómo
podemos tomar una decisión verdaderamente consciente? ¿Nuestras decisiones se
forman después de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan o, por
el contrario, se definen antes de que las evidencias hayan alcanzado la conciencia?
El estudio se basó en otros experimentos realizados durante la década de 1970, por el
neuro-científico californiano Benjamín Libet. A raíz de aquellos, Libet llegó a concluir que
la impresión subjetiva de la libertad de acción no es la causa de esta acción, sino su
consecuencia. En otras palabras, que el libre albedrío sería una de las ilusiones que el
cerebro es capaz de crear.
Lo más sorprendente de este descubrimiento de la neurología más profunda es que aun
en lo que concierne a las decisiones más cotidianas, como podría ser elegir entre tomar un
té o un café, la decisión podría ser tomada por el cerebro con mucha antelación. Sin ser en
sí un acto consciente.
Pareciera ser que el ruido neuronal representa la incertidumbre asociada a la “retro
causalidad”, donde es el futuro el que determina la acción en el presente.
Esto plantea la posibilidad de que el futuro no sea tan solo un atractor, sino que
condicione al cerebro para tomar decisiones garantizando la continuidad entre pasado,
presente y futuro, y así mantener la congruencia de la realidad relativa completa.
Desde la perspectiva de la neurociencia en unión con la incertidumbre cuántica, no resulta
aventurado asegurar que en cuanto a la toma de decisiones se refiere, ¡no existe tal cosa
como el libre albedrío! El comportamiento está condicionado desde el futuro.
Es importante notar que digo comportamiento y no comportamiento humano, esto lo
hago porque quizá las acciones de todo ser con cerebro se realicen bajo el mismo tipo de
condicionamiento.
En cierto sentido es como si el cerebro se comportara como una especie de “piloto
automático” colocando a la conciencia en actitud de simple espectador.
¡¿Se imaginan las implicaciones de esto?! en realidad no quiero ni pensarlo.
Así que antes de tomar este asunto del aparentemente inexistente libre albedrío
analicemos la situación más a fondo y lo más relajadamente posible.
Sigamos con la analogía del “piloto automático”. Todo piloto sabe que el piloto
automático no se programa así mismo, sino que requiere de la información sobre los
parámetros de la ruta. Información que se ingresa en la computadora y así queda
programada la ruta por la cual el “piloto automático” conduce al avión.
Recordemos el experimento de la cinta, en este la persona era capaz de modificar la
aleatoriedad de los eventos y con ello el pasado mediante el sentimiento, utilizando su
ADN como medio material para lograrlo.
Hasta aquí tenemos que el cerebro responde al determinismo “retro causal” o
incertidumbre llevándonos por una ruta predeterminada desde el futuro, pero parece ser
que son los sentimientos a través del ADN y no el cerebro aquello que modifica el futuro
desde el pasado, o dicho de otra manera, y retomando el ejemplo del piloto automático,
en tanto el cerebro actúa como el propio “piloto automático”, el ADN bajo la influencia
del sentimiento es el que determina los parámetros que definen cada ruta o línea de
tiempo congruente “futuro, presente, pasado”.
De esta forma es el sentimiento el que determina, bajo el esquema de “retro causa” las
decisiones que el cerebro realiza sin la participación consciente de la conciencia.
Ahora la pregunta es, ¿acaso el sentimiento responde de forma causal o determinista a
estímulos externos, o es producto del libre albedrío?
Hagamos un paréntesis para mencionar un experimento el cual consistió en colocar a
varios sujetos de prueba delante de una computadora en la que se presentaban una serie
de imágenes diseñadas para despertar en el sujeto de prueba emociones de amor o miedo
y por ende sus correspondientes sentimientos en una secuencia totalmente aleatoria, lo
que hacía imposible adivinar si la imagen siguiente iba a culminar en un sentimiento
agradable o desagradable. ¿Qué sucedió?, que instantes antes a que el sujeto viera la
imagen. es decir, la percibiera conscientemente, su corazón de alguna manera, percibía el
sentimiento asociado a la misma y enviaba la información al cerebro, y este a todo el
cuerpo lo que significa que es el corazón el que percibe a través de la intuición el mundo
exterior aún antes que el cerebro.
Es importante tomar en cuenta que el corazón posee tejido neuronal, por lo que, en cierto
sentido “piensa”. Es curioso porque la Biblia siempre usa la frase “los pensamiento del
corazón”.
Como este experimento también se realiza en base a eventos aleatorios, resulta que es la
intuición y no la razón la que determina, bajo el esquema de incertidumbre y por tanto de
“retro causa”, las decisiones y los sentimientos.
Hasta aquí pareciera ser que el asunto del libre albedrío se pone peor que antes, pues
ahora, no solo no existe en lo relativo a nuestras decisiones, sino tampoco en lo
concerniente a ¡nuestros sentimientos!
De esta forma los estímulos externos determinan lo que hemos de sentir, nuestros
sentimientos pre determinan nuestras decisiones y todo sin la aparente intervención
consciente de la conciencia. ¡Vaya problema!
Una cadena causa-efecto puede representarse por un esquema de estímulo respuesta,
ambas dentro del marco determinista. Esto significa que conociendo las condiciones
iniciales del sistema y la suma de fuerzas externas que actúan sobre él podremos
determinar de forma inequívoca su subsecuente comportamiento.
Apliquemos esto a un caso hipotético, supongamos que somos personas agresivas
(condiciones iniciales) y que constantemente nos están agrediendo (suma de fuerzas
externas), seguramente responderemos violentamente, ya que nuestras acciones
seguirán lo determinado en “retro causa” por los sentimientos de odio y venganza.
Pero ¿Y si por reflexión y mediante la participación consciente de la conciencia decidimos
ser compasivos con nuestros agresores generando desde el interior sentimientos de paz,
provenientes de la emoción amor?
Estaríamos modificando el pasado desde el presente, pero no bajo un esquema de causa y
efecto, sino por decisión propia o ¡LIBRE ALBEDRÍO!
De esta forma, la incertidumbre que nos envuelve desde el “exterior” condiciona
nuestros sentimientos y estos determinan nuestras decisiones para mantener la
congruencia temporal en esa realidad relativa, pero las decisiones que se generan en
nuestro “interior” y que rompen la cadena causal, son aquellas que conllevan lo que
llamamos libre albedrío y como se traducen en sentimiento, son también capaces de
modificar el pasado desde el futuro estableciendo un nuevo “rumbo”, bajo el cual
quedan determinadas nuestras decisiones.
Anteriormente vimos que por entrelazamiento cuántico no solo el pasado de una partícula
se modifica desde el futuro, sino que también quedan determinados diferentes estados
posibles como más probables de las partículas entrelazadas a ella.
Esto implica que cada vez que se produce en todo ser con corazón y cerebro un
sentimiento debido a estímulos externos percibidos mediante la intuición no solo se
modifica en “retro causa” su realidad relativa, sino también las historias posibles de las
partículas entrelazadas se reducen a un conjunto más probable, generando con esto un
comportamiento social donde las decisiones del grupo quedan pre determinadas.
Esto ocurre igualmente si el sentimiento es parte de una cadena de eventos
deterministas o si se genera por libre albedrío.
De esta forma, si somos capaces de usar nuestro libre albedrío para generar desde
nuestro interior sentimientos de paz, de armonía, de gozo, de felicidad, aún bajo la
influencia de un mundo cada vez más caótico, dominado por el miedo, la avaricia, la
soberbia, el deseo de poder, la desolación, etc. podremos “romper” esa cadena
determinista que condiciona nuestros sentimientos y decisiones, entonces por
entrelazamiento cuántico influiremos los sentimientos y decisiones de otras personas,
llevando a espectros más probables la “programación” de sus “computadoras de vuelo”
en tanto no sean capaces de ejercer su libre albedrío.
Es importante notar que la programación o pre determinación en cada realidad relativa
se da por entrelazamiento cuántico determinando una de la infinidad de historias
posibles de cada ser (con corazón y cerebro) como más probable. Esto implica que cada
realidad relativa tiene una programación diferente resultado, ya sea del propio ejercicio
del libre albedrío, o del entrelazamiento cuántico producto de los momentos de libre
albedrío de otros seres. Este estímulo proveniente, ya sea del interior o del exterior
provoca sentimientos que predeterminan las decisiones de todo ser por retro causalidad
o incertidumbre.
Quizá el siguiente esquema aclare un poco la situación:
Historia posible más probable Historia posible más probable determinada por el miedo determinada por el amor
por entrelazamiento por entrelazamiento
Decisiones y sentimientos pre establecidos dentro de
cada historia posible aunque no pertenezcan al grupo de las más probables
Cada flecha representa la influencia del ejercicio de libre albedrío de otro ser en el
espectro de historias posibles transformándolas en más probables de la conciencia
observada, aún antes de ser observada.
Cuando ejercemos el libre albedrío en el sentido que lo he definido, fijamos una nueva
programación para nosotros, ya sea en términos del amor o del miedo e
instantáneamente, por entrelazamiento cuántico, quedan determinados “los parámetros
de ruta” en alguna historia posible de otros seres restringiendo su espectro a un rango
más probable.
Historias posibles más probables observador Historias posibles otro ser
Nueva programación en
O otro ser por entrelazamiento cuántico
Estado inicial sentimientos y sentimientos y decisiones pre establecidas decisiones pre establecidas en las historias posibles que por entrelazamiento realidad relativa pasan a ser más probables
Nuevo estado en la realidad relativa producto del
Libre albedrío con nuevos sentimientos y decisiones pre establecidas
En esta figura las realidades relativas correspondientes a un estado inicial y uno posterior
del observador, aparecen rellenas de color verde y morado respectivamente dentro del
espectro de historias más probables (lado izquierdo). En el lado derecho las historias
posibles influidas por entrelazamiento debido al ejercicio del libre albedrío del
observador en otro ser aparecen de color morado desvanecido. Estas representan las
historias posibles más probables. Cuando la conciencia observe lo hará sobre una historia
dentro del grupo de las más probables de cada ser en octava dimensión convirtiéndola en
fragmentos de realidad relativa, cuya suma o “unión” configura SU realidad relativa.
Esto implica que la existencia de un ser se da en dos planos, la que es en sí misma
producto de la constante observación de la Conciencia Divina y la que se conforma por
fragmentos observados de historias probables de otros seres o realidades relativas
“engarzados”. Recordemos que cuando la conciencia observa trae a la existencia aquello
que observa a su realidad relativa.
Mientras la existencia que llamaremos trascendente es absoluta como lo es la Conciencia
Divina, la existencia inmanente está conformada por fragmentos de existencia de otros
seres, así que en este sentido, y dentro del dominio del mundo de la ilusión o existencia
inmanente existimos en un estado natural de yo soy TU “literalmente”.
Si este es nuestro estado natural, entonces el estado de confusión sustenta la falsa idea
de que yo soy YO, impidiéndonos reconocer nuestra verdadera naturaleza en cuanto a lo
que existencia se refiere.
El libre albedrío rompe la secuencia causal de los fragmentos de existencia o realidades
relativas de otros seres que conforman la parte inmanente de la propia existencia,
conformando una nueva existencia inmanente “engarzando” otros fragmentos de
realidades relativas, quedando predeterminadas las decisiones y sensaciones dentro de
esa nueva realidad en función del sentimiento.
Después de que el libre albedrío se ha ejercido por un sentimiento que emana del
interior, ni “sus” decisiones, ni “sus” sentimientos y ni siquiera su existencia inmanente
le pertenecen.
El ejercicio del libre albedrío surge del interior y representa un evanescente momento en
el que la existencia trascedente aflora en forma de sentimiento (pensamiento + emoción
amor o miedo).
En este punto considero interesante mencionar la posición dentro del Budismo respecto
al libre albedrío.
“Las enseñanzas de Buda sobre el Karma son interesantes porque establecen una
combinación de causalidad y libre albedrío. Si las cosas fuesen totalmente causadas no
habría manera para desarrollar una habilidad, nuestras acciones estarían plenamente
predeterminadas. Si no hubiese causalidad, todas las habilidades serían inútiles porque las
cosas estarían constantemente cambiando sin rima o razón entre ellas. Pero es
precisamente por la existencia de un elemento de causalidad y otro de libre albedrío, que
uno puede desarrollar habilidades en su vida. Te preguntas: ¿Qué se requiere para el
desarrollo de una habilidad? Ser sensible a tres cosas básicamente:
Ser sensible a las causas provenientes del pasado.
Ser sensible a lo que estás haciendo en el momento presente.
Ser sensible a los resultados de lo que estás haciendo en el momento presente.
Y es justamente esta sensibilidad la que une estas tres cosas.”
Analicemos un poco las palabras de Buda, lo primero que notamos es que aparecen tres
elementos importantes, causalidad, libre albedrío y sensibilidad.
La causalidad la relaciona a la pre determinación, el libro albedrío al desarrollo de una
habilidad y la sensibilidad a la congruencia en el tiempo lineal (pasado, presente, futuro).
Cada vez que la conciencia ejerce el libre albedrío a través del sentimiento queda
determinado un nuevo camino o historia más probable, y de inmediato se fijan o pre
determinan las decisiones y los sentimientos vinculados a esa historia, la cual, por
aportar el elemento causal provee la congruencia entre pasado, presente y futuro;
desde el futuro. Cuando la observa se transforma en su realidad relativa.
De esta forma cada vez que la conciencia ejerce el libre albedrío, cosa que realiza
conscientemente desarrolla una habilidad.
Creo que sobra hacer hincapié en la trascendental importancia sobre la manera en la que
ejercemos nuestro libre albedrío, ya que cada sensación consciente ligada al amor o al
miedo afecta historias posibles de cada ser en el universo.
Por último recordemos que ejercer libre albedrió equivale a romper la cadena causal
conscientemente, de esta forma la observación consciente a la que hice referencia cuando
hable de la fe de Di-s es justamente esta, el libre albedrío.
Sin embargo debemos tener cuidado porque el ejercicio del libre albedrío no implica
necesariamente que se realice bajo el auspicio de la emoción amor, dado que el libre
albedrío también se puede ejercer para generar sentimientos ligados al miedo, esto es,
sentir envida por los que te aman, traicionar a los que te ayudan, desear el mal a los que
te procuran, en franca oposición al ejercido a través del amor, como bendecir a los que te
hacen daño, desear el bien a los que te lastiman, amar a tu enemigo, etc.
En pocas palabras, se puede ejercer el libre albedrío tanto con base en la emoción amor,
como en la emoción miedo y por ello, así también la fe de Di-s.
Después de todo esto, resulta claro que la tan arraigada creencia en el mundo Cristiano
acerca del libre albedrío como algo que ayuda a decidir entre el bien y el mal, no es más
que otro mito de la realidad.
Con esto la cadena de conceptos asociados al término realidad queda conformada de la
siguiente manera:
Conciencia, existencia, observación, māyā, percepción sensorial, percepción
extrasensorial, creencias, perspectiva, MER-KA-BA, fe, vida, información, tiempo fractal,
resonancia mórfica, conservación de la continuidad temporal, libre albedrío.
Ingeniero Físico con especialidad en física cuántica por la Universidad
Iberoamericana (UIA). Creador de la Teosofía Cuántica. Ha realizado estudios
de Hebreo Bíblico en la Universidad de Jerusalén (en línea). Ha estudiado
Sagradas Escrituras, Evangelios Apócrifos, Kabbaláh, Geometría Sagrada,
antiguos manuscritos sumerios y egipcios, Decodificación Biológica de las
Enfermedades, entre otros más. En la actualidad cuenta con 64 publicaciones.