Liahona Octubre 2001

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LIAHONA LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS OCTUBRE DE 2001

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Liahona Octubre 2001

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � OCTUBRE DE 2001

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS D ÍAS � OCTUBRE DE 2001

S E C C I Ó N G E N E R A L2 MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: DISTINTIVOS DE UN HOGAR FELIZ

PRESIDENTE THOMAS S. MONSON

25 MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: A SALVO AL CUMPLIR CON LOS CONVENIOS DIVINOS

26 LA OBRA MISIONAL Y LA EXPIACIÓN ÉLDER JEFFREY R. HOLLAND

44 VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS: SE VIVE LA AVENTURAUN TESORO DE AMOR ROMY BAZALAR COTERAALGO QUE NO ME ESPERABA WANG SHU-CHUAN“¡DENNOS UNA BENDICIÓN!” LESLY AUGUSTO TOBAR CORREA

48 CÓMO UTILIZAR LA REVISTA LIAHONA DE OCTUBRE DE 2001

S E C C I Ó N P A R A L O S J Ó V E N E S10 LOS PROFETAS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS HABLAN SOBRE LA OBRA MISIONAL

12 LA MISIÓN: UNA AVENTURA ESPIRITUAL ÉLDER DAVID B. HAIGHT

17 PREGUNTAS Y RESPUESTAS: ¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MIS AMIGOS A COMPRENDER POR QUÉ QUIERO IR A LA MISIÓN?

20 ES TU LLAMAMIENTO BARBARA JEAN JONES

24 PREPARACIÓN

33 PÓSTER: SÉ LO MEJOR QUE PUEDAS SER

34 EL PASO MÁS IMPORTANTE F. DAVID STANLEY

38 EN EL CCM MARVIN K. GARDNER

A M I G O S2 ENTRE AMIGOS: ÉLDER WAYNE M. HANCOCK

4 RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO: JESÚS REALIZA LA OBRA DE SU PADRE EN LA TIERRA; JESÚS ALIMENTA A 5.000 PERSONAS

8 ¡PUEDO SER MISIONERO YA! CORLISS CLAYTON

10 CANCIÓN: ELÍAS EL PROFETA Y SU VERDAD VANJA Y. WATKINS

12 TIEMPO PARA COMPARTIR: BENDICIONES PROMETIDAS DIANE S. NICHOLS

14 NO HAY TOROS EN LA ACEQUIA SHEILA R. Y FRANCIS M. WOODARD

EN LA CUBIERTAMisioneros en Barcelona, España.Fotografía por Jerry Garns. Cubierta posterior: Misioneros en Honduras.

CUBIERTA DE AMIGOSUna de las maneras de prepararse paraser misioneros es ahorrando dinero.Véase “¡Puedo ser misionero ya!”, página 8.

VÉASE LA PÁGINA 34

VÉASE LA PÁGINA 38

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COMENTARIOS

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LIAHONA, octubre de 2001Vol. 25, Número 10 21990-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quórum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: J. Kent Jolley, W. Rolfe Kerr, Stephen A. West

Administradores del Departamento de Cursos de Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción: Richard M. RomneyDirector de artes gráficas: Allan R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerEditor asociado: Roger TerryColaboradora de redacción: Jenifer GreenwoodEditora ayudante: Susan BarrettAyudante de publicaciones: Collette Nebeker Aune

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M. M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora principal: Sharri CookDiseñadores: Thomas S. Child, Randall J. PixtonGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Denise Kirby, Kelli Pratt, Rolland F. Sparks, Kari A. Todd, Claudia E. WarnerPreimpresión digital: Jeff Martin

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris T. Christensen

Coordinación de Liahona: Enrique Resek

Para saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del ba-rrio o de la rama.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse aLiahona, Floor 24, 50 East North Temple, Salt Lake City,UT 84150-3223, USA; o por correo electrónico a: [email protected]

Liahona (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán, armenio, búlgaro, cebuano, coreano, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés, francés,haitiano, hiligayanón, holandés, húngaro, iloko, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés, kiribati, letón, lituano, malgache, marshallés, mongol, noruego,polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tongano, ucraniano y vietna-mita. (La frecuencia de las publicaciones varía de acuerdocon el idioma.)

© 2001 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los dere-chos reservados. Impreso en los Estados Unidos deAmérica.

Para los lectores de México: Certificado de Licitud detítulo número 6988 y Licitud de contenido número5199, expedidos por la Comisión Calificadora dePublicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembrede 1993. “Liahona”© es nombre registrado en laDirección de Derechos de Autor con el número252093. Publicación registrada en la DirecciónGeneral de Correos número 100. Registro del S.P.M.0340294 características 218141210.

For readers in the United States and Canada:October 2001 Vol. 25 No. 10. LIAHONA (USPS 311-480) Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly byThe Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 EastNorth Temple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscriptionprice is $10.00 per year; Canada, $15.50 plus applicabletaxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, andat additional mailing offices. Sixty days’ notice required forchange of address. Include address label from a recent is-sue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions and queries to Salt LakeDistribution Center at the address below. Subscription helpline: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#1604821)

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

DISFRUTA DEL CONTENIDO MORAL DE LA

REVISTA LIAHONA

Hace algún tiempo que recibo la revistaLiahona (en italiano) de parte de unos ami-gos Santos de los Últimos Días. Disfrutomucho cuando la leo. Contiene hermososmensajes de buen fondo moral, especial-mente de valores familiares. Opino que losartículos son buenos para todos, sin impor-tar la religión a la que pertenezcamos.

Vincenzo Cerceo, amigo de la Iglesia de Trieste, Italia

DIOS HA TRAZADO EL DISEÑO

Al enfrentarnos a pruebas terribles, sólovale una cosa: Tener la fe, la voluntad y lafortaleza para seguir a Dios.

Job se sometió a Dios. En sus días deaflicción aprendió a conocerse a sí mismo ya Dios. El propósito de Dios era bendecirloal final. Dios sanó a Job, lo restituyó porcompleto y le restauró todo cuanto habíaperdido.

Dios trabaja como si nuestra vida fueraun bordado. Nosotros sólo vemos la partede atrás de la obra: los nudos y los hiloscortados. Él puede ver la obra completa. Élha trazado el diseño y ha incluido el hilonegro que embellece los vibrantes colores.

Guy A. Madec, Rama Evreux, Distrito Caen, Francia

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EJEMPLOS DE FE Y DEVOCIÓN

Por medio de la revista Liahona (en por-tugués), conocemos a los miembros de laIglesia en el mundo entero. A pesar de lasdiferencias académicas, sociales y cultura-les, podemos ver cómo el conocimiento y eltestimonio del Evangelio de Jesucristo haninfluido en su vida. Sus ejemplos de fe y de-voción son entonces una influencia positi-va para nosotros.

Leonilda Venturini, Barrio Matão, Estaca Castelo, Campinas, Brasil

UNA CONEXIÓN CON TODO LO QUE ES

BUENO

Cuando me bauticé en Córdoba,Argentina, en 1976, comencé a coleccio-nar ejemplares de la revista Liahona.Aunque la vida me ha llevado a diversoslugares, nunca he estado sin mis amadasrevistas. La revista Liahona contiene res-puestas, tal como las Escrituras. En las va-rias etapas de mi vida y en mis variosllamamientos y asignaciones, en esta revis-ta siempre he podido encontrar consuelo,guía, inspiración, apoyo para las lecciones,regalos para no miembros y compañía.Gracias por ser la conexión que tengo contodo lo que es bueno.

Luisa Cecilia Bonnet de Bamio, Barrio Nueva Segovia, Estaca Barquisimeto, Venezuela

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MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

DISTINTIVOS DE UNHOGAR FELIZ

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por el presidente Thomas S. MonsonPrimer Consejero de la Primera Presidencia

“La felicidad es el objeto y propósito de nuestra exis-tencia; y también será el fin de ella, si seguimos elcamino que nos conduce a la felicidad; y este ca-

mino es virtud, justicia, fidelidad, santidad y obedienciaa todos los mandamientos de Dios”1.

Esa descripción de una meta tan universal es del pro-feta José Smith. Venía al caso entonces y viene al casoahora. Cabe preguntarse por qué habiendo un senderotan bien delineado, hay tantas personas desdichadas.Con frecuencia, el enojo abunda más que las sonrisas y ladesesperación apaga la alegría. Vivimos a un nivel muyinferior al de nuestras posibilidades divinas. Algunos seconfunden con el materialismo, se enmarañan en el pe-cado y se pierden entre la muchedumbre del género hu-mano. Otros claman con las palabras de Felipe deantaño: “¿Cómo podré [hallar el camino], si alguno nome enseñare?”2.

La felicidad no consiste en la abundancia del lujo, elconcepto del mundo de “pasarlo bien”; ni debemos bus-carla en lugares lejanos y exóticos. La felicidad se en-cuentra en el hogar.

O C T U B R

Si en verdad nos esforzamos, nuestro hogar puede ser

un pedacito de cielo en la tierra.

Todos recordamos el hogar de nuestra infancia. Es in-teresante que nuestros pensamientos no reparen en si lacasa era grande o pequeña, en si el vecindario era ele-gante o pobre, sino que nos regocijamos con las vivenciasde lo que pasamos en familia. El hogar es el laboratoriode nuestra vida y lo que aprendamos en él determinaráen gran medida lo que hagamos cuando abandonemos eltecho paterno.

La señora Margaret Thatcher, que fue la primera mi-nistra de Gran Bretaña, expresó esta profunda filosofía:“La familia es el material con el que se edifica la socie-dad; es una guardería, una escuela, un hospital, un cen-tro recreativo, un lugar de refugio y de descanso; abarcatoda la sociedad; moldea nuestras creencias; es la prepa-ración para el resto de nuestra vida”3.

“El hogar es donde está el corazón”. “Hay que viviren una casa largo tiempo para hacer de ésta un hogar”4.“¡Hogar, dulce hogar!… Aunque sea humilde, no haycomo el hogar”5. Dejamos de pensar en tan agradablesrecuerdos, y meditamos en nuestros padres ya falleci-dos, en los hermanos ya grandes, en la infancia desapa-recida. Lenta pero ciertamente enfrentamos la certezade que somos responsables del hogar que edificamos;tenemos que edificarlo con prudencia puesto que la

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[Cuando] estemos conside-

rando cómo traer el cielo

más cerca de nuestro hogar,

podemos aprender del Señor. Él

es el Arquitecto Maestro, nos ha

enseñado cómo construir.

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eternidad no es un viaje corto.Habrá calma y viento, sol y sombra,alegría y dolor; pero si en verdadnos esforzamos, nuestro hogar pue-de ser un pedacito de cielo en la tie-rra. Lo que pensamos, lo quehacemos, la forma en que vivimos influye nosólo en el éxito de nuestra jornada terrenal, sino quetraza el camino a nuestras metas eternas.

En 1995, la Primera Presidencia y el Consejo de losDoce Apóstoles hizo pública una proclamación al mun-do concerniente a la familia. Esta proclamación decla-ra: “Hay más posibilidades de lograr la felicidad en lavida familiar cuando se basa en las enseñanzas delSeñor Jesucristo. Los matrimonios y las familias que lo-gran tener éxito se establecen y mantienen sobre losprincipios de la fe, la oración, el arrepentimiento, elperdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo ylas actividades recreativas edificantes”6.

Los hogares felices tienen variados aspectos. En al-gunos figuran familias grandes: el padre, la madre y loshijos que viven juntos con el espíritu de amor. Otrosconstan de sólo uno de los padres con uno o dos hijos,en tanto que otros tienen tan sólo un integrante. Sinembargo, hay ciertas características que definen un ho-gar feliz, sea cual fuere el número o la descripción delos miembros de la familia. Me refiero a ellas como a los“distintivos de un hogar feliz”, los cuales son:

1. La costumbre de orar.2. Una fuente de aprendizaje.3. Una tradición de amor.4. Un tesoro de testimonio.

LA COSTUMBRE DE ORAR

“La oración del alma es el medio de solaz”7. Tan uni-versal es su aplicación, tan provechoso su resultado,que la oración reúne los requisitos para ser el distinti-

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vo número uno de un hogar feliz. Al escuchar los

padres la oración de un hijo, ellos también se acercan aDios. Los pequeños, que hace tan poco tiempo han es-tado con el Padre Celestial, no tienen inhibiciones paraexpresarle sus sentimientos, sus deseos, su agradeci-miento.

La oración familiar es el freno número uno del pecadoy, por eso, es el más benéfico proveedor de alegría y feli-cidad. La vieja máxima sigue vigente: “La familia que oraunida, permanece unida”.

Nuestro profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, hadicho: “Afortunado es el niño o la niña, incluso los ado-lescentes, en cuyos hogares se practica la oración por lamañana y por la noche”8.

Echemos un vistazo a una típica familia Santo de losÚltimos Días que ofrece oraciones a Dios. El padre, la madre y cada uno de los hijos se arrodillan, inclinanla cabeza y cierran los ojos. Un dulce espíritu de amor, unidad y paz embarga el hogar. Cuando el padreescucha a su pequeño hijo orar que él haga lo correcto,¿creen ustedes que tal padre creerá que es difícil actuarde acuerdo con la oración de este preciado niño?Cuando la hija adolescente escucha a su madre rogar para que reciba inspiración para escoger a susamigos, que pueda prepararse para casarse en el tem-plo, ¿no creen ustedes que esta hija se esforzará por ac-tuar de acuerdo con esta humilde petición de su madrea quien tanto ama? Cuando el padre, la madre y cada uno de los niños oran fervientemente para quelos hijos de la familia vivan dignos de ser embajadores

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del Señor en el campo misional de la Iglesia, ¿no vemos

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cómo es que estos hijos crecen hasta convertirse en hombres con un fuerte deseo de servir como misioneros?

Cuando ofrezcamos nuestras oraciones familiares ypersonales, hagámoslo con fe y confianza en Él. Si algu-no de nosotros se ha demorado en seguir el consejo deorar siempre, no hay mejor momento para comenzar queahora. Quienes creen que la oración denota debilidad fí-sica, deben recordar que un hombre nunca es más altoque cuando está de rodillas.

Mi esposa Frances y yo llevamos 53 años casados.Nuestro casamiento se llevó a cabo en el Templo deSalt Lake. El oficiante, Benjamin Bowring, nos dijo:“Quisiera darles una fórmula infalible para que ningúndesacuerdo que surja entre ustedes dure más de un día. Todas las noches, arrodíllense al lado de la cama.Una noche, usted, hermano Monson, ofrezca la ora-ción en voz alta, de rodillas. La noche siguiente, usted,hermana Monson, ofrezca la oración en voz alta, de ro-dillas. Y yo les aseguro que cualquier malentendido quehaya surgido durante el día se desvanecerá al orar ustedes. Simplemente no podrán orar juntos sin experimentar los mejores sentimientos el uno haciael otro”.

Cuando fui llamado al Consejo de los Doce Apóstoles

hace 38 años, el presidente David O. McKay, noveno

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Presidente de la Iglesia, me preguntó sobre mi familia. Lehablé de nuestra fórmula de oración por la que nos guiá-bamos y afirmé su validez. Desde el asiento en que se en-contraba, sonriendo, me dijo: “Esa misma fórmulatambién ha sido una bendición para mi esposa y mi fami-lia durante todos los años de nuestro matrimonio”.

La oración es el pasaporte al poder espiritual.

UNA FUENTE DE APRENDIZAJE

El segundo distintivo de un hogar feliz se descubrecuando el hogar es una fuente de aprendizaje. Sea quenos estemos preparando para establecer nuestra propiafamilia o simplemente estemos considerando cómo traerel cielo más cerca de nuestro hogar actual, podemosaprender del Señor. Él es el Arquitecto Maestro y nos haenseñado cómo construir.

Cuando Jesús caminó por los polvorientos caminos depueblos y villas que ahora reverentemente llamamos“Tierra Santa”, y les enseñó a Sus discípulos junto a lahermosa Galilea, a menudo habló en parábolas, en unlenguaje que la gente podía comprender. Con frecuenciase refirió al desarrollo del hogar en relación con la vidade los oyentes.

Él declaró: “Toda… casa dividida contra sí misma, nopermanecerá”9. Más adelante advirtió: “He aquí, mi casa es

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una casa de orden, dice Dios el Señor, y no de confusión” .

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En una revelación dada pormedio del profeta José Smith enKirtland, Ohio, el 27 de diciembre de 1832, el Maestro aconsejó:“Organizaos; preparad todo lo quefuere necesario; y estableced unacasa, sí, una casa de oración, una casade ayuno, una casa de fe, una casa deinstrucción, una casa de gloria, unacasa de orden, una casa de Dios”11.

¿Dónde podríamos encontrar un mejor plano paraconstruir apropiada y sabiamente? Una casa como ésacumpliría con el código de construcción descrito enMateo, una casa “fundada sobre la roca”12, una casa ca-paz de soportar las lluvias de la adversidad, las inunda-ciones de la oposición y los vientos de la duda presentesen todas partes en este mundo de desafíos.

Habrá quienes pongan esto en duda, diciendo: “Peroesa revelación se dio para proveer guía para la construc-ción de un templo. ¿Es relevante hoy?”

Yo respondería: “Acaso el apóstol Pablo no declaró:‘¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu deDios mora en vosotros?’ ”13.

Que el Señor sea el guía de la familia —del hogar—que construyamos.

Parte esencial de nuestra fuente de aprendizaje son losbuenos libros.

¡Ah libros, libros, tesoros del saber!¡Con qué fuerza podéis el alma edificar!Vuestra lectura fuente es de gran placer.Libros amigos, os leyera siempre, sin cesar14.

La lectura es uno de los grandes placeres de la vida. Enesta era de la información en la que tanto de lo que en-contramos está abreviado, adaptado, cambiado y adulte-rado, es consolador y edificante alejarse a leer un buen

¿Son los ejemplo

dignos de imitarse

tal manera que nu

gan: “Quiero ser

o “Quiero ser co

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libro.

Los niños pequeños tam-bién disfrutan de la lectura de

los libros y les encanta que los pa-dres les lean.

El Señor nos ha exhortado:“Buscad palabras de sabiduría de losmejores libros; buscad conocimiento,tanto por el estudio como por la fe”15.

Los libros canónicos son esa fuen-te de aprendizaje tanto para nosotros como para nuestroshijos.

Hace algunos años, llevamos a nuestros nietos a un re-corrido por los talleres de la imprenta de la Iglesia. Allívimos la edición misional del Libro de Mormón que salíade las maquinarias impresa y encuadernada, lista para serleída. Les dije a mis nietos: “El técnico dice que puedentomar un ejemplar del Libro de Mormón, que lo escojany será de ustedes”.

Cada uno de ellos tomó un ejemplar y expresó su amorpor el Libro de Mormón.

En realidad no recuerdo nada más de aquel día, peronunca olvidaré las expresiones sinceras de amor por elLibro de Mormón procedentes del corazón de esos niños.

Los padres debemos tener presente que nuestra vidapodrá ser el libro de la biblioteca familiar más preciadopor nuestros hijos. ¿Son los ejemplos que damos dignosde imitarse? ¿Vivimos de tal manera que nuestros hijosdigan: “Quiero ser como papá” o “Quiero ser comomamá”? A diferencia de los libros que yacen en la bi-blioteca, los cuales están cerrados, nuestra vida no pue-de cerrarse. Padres, lo cierto es que somos un libroabierto.

UNA TRADICIÓN DE AMOR

El tercer distintivo de un hogar feliz es una tradiciónde amor.

Recuerdo que, de niño, me encantaba ir a casa de la

s que damos

? ¿Vivimos de

estros hijos di-

como papá”

mo mamá”?

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abuela que vivía en la Avenida Bueno, en Salt Lake City.

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La abuela se alegraba mucho al vernos, nos abrazaba, nossentaba en su regazo y nos leía.

Su hijo menor, mi tío Ray, y su esposa, han vivido en lacasa de la abuela desde que ella murió. En una de las visi-tas que le hice a mi tío el año pasado, justo antes de que élmuriera, me di cuenta de que el grifo de la acera de en-frente de la casa me pareció pequeño en comparación conel tamaño impresionante que recuerdo cuando me subíaen él hace tantos años. La entrada estaba igual, tranquilacomo siempre. En una de las paredes de la cocina cuelgaun cuadro bordado por mi tía con el pensamiento de prác-tica aplicación que dice: “Elige a quien amar, ama tu elec-ción”. Muy a menudo esto requerirá concesiones, perdón,tal vez pedir disculpas. Debemos estar totalmente dedica-dos al éxito de nuestro matrimonio.

Las que parecen pequeñas lecciones de amor no pasaninadvertidas para los niños que, en silencio, absorben losejemplos de sus padres. Mi propio padre, que era impre-sor gráfico, trabajó largas y duras horas prácticamentetodos los días de su vida, y no dudo de que le hubiera gus-tado quedarse en casa los domingos, pero se dedicaba avisitar a los familiares ancianos y a alegrarles la vida.

Uno de ellos era su tío que estaba inválido por la ar-tritis y en tal forma que no podía caminar ni cuidar de símismo. Los domingos por la tarde, mi padre me decía:

“Ven conmigo, Tommy; llevemos al tío Elías a dar un

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paseo”. Subíamos a su viejo Oldsmobile modelo 1928 ynos dirigíamos a casa del tío; una vez allí, yo esperaba enel coche mientras papá entraba en la casa. No tardaba ensalir llevando en sus brazos, como una muñeca de porce-lana, a su tullido tío. Entonces, yo abría la puerta y ob-servaba la ternura y el cariño con que mi papá sentaba altío Elías en el asiento delantero para que viera mejormientras yo me sentaba atrás.

El paseo era breve y la conversación limitada, pero,¡ah, qué tradición de amor! Mi padre nunca me leyó enla Biblia el relato del buen samaritano, sino que me llevócon él y el tío Elías en aquel viejo coche por el camino aJericó.

Si en nuestros hogares se observa esa tradición deamor, nunca recibiremos la reprimenda de Jacob que seencuentra en el Libro de Mormón: “Habéis quebrantadolos corazones de vuestras tiernas esposas y perdido laconfianza de vuestros hijos por causa de los malos ejem-plos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazonesascienden a Dios contra vosotros”16.

Ruego que nuestros hogares puedan reflejar una tradi-ción de amor.

UN TESORO DE TESTIMONIO

El cuarto distintivo de un hogar feliz es un tesoro de tes-

timonio. “La primera y principal oportunidad de enseñar

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en la Iglesia yace en el hogar”17, dijoel presidente David O. McKay. “Elverdadero hogar mormón es aquel enel que, si Cristo entrara, se sentiríacomplacido de quedarse y descan-sar”18.

¿Qué estamos haciendo para lo-grar que nuestros hogares se acomo-den a esa descripción? No basta queúnicamente los padres tengan un tes-timonio firme, puesto que los hijos no podrán dependerpara siempre de la convicción de los padres.

El amor por el Salvador, la reverencia por Su nombrey el sincero respeto de unos por otros constituirán el fér-til suelo para que crezca un testimonio.

El aprender del Evangelio, dar testimonio y guiar auna familia, no son tareas fáciles. La jornada de la vida secaracteriza por los obstáculos que encontramos en el ca-mino y la turbulencia de nuestros tiempos.

Hace unos años, cuando visitaba a los miembros y alos misioneros de Australia, fui testigo de un ejemplo su-blime de cómo un tesoro de testimonio puede bendecir ysantificar un hogar. El presidente de misión, Horace D.Ensign, y yo, volamos desde Sydney a la distante ciudadde Darwin donde yo había de proceder a la primera pala-da de la nueva capilla de esa ciudad. El avión hizo esca-la en un pueblo minero llamado Mount Isa. Al acceder alpequeño aeropuerto del lugar, una madre y sus dos hijosse acercaron a nosotros y ella nos dijo: “Soy JudithLouden; soy miembro de la Iglesia y éstos son mis dos hi-jos. Como supimos que ustedes vendrían en este vuelo,hemos venido a verlos durante su breve escala”. Nos ex-plicó que su marido no era miembro de la Iglesia y queella y sus hijos eran los únicos miembros de toda la re-gión. Charlamos y nos dimos nuestros testimonios.

Pasó el tiempo, y al prepararnos para subir de nuevo abordo, la hermana Louden se veía triste, tan sola. Nos

Abramos de par en

de nuestro corazón

miembro de la fa

bienvenido y

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dijo: “No se vayan todavía; he echado tanto de menos la

Iglesia”. De pronto, avisaron porel parlante que el avión saldría trein-ta minutos más tarde a causa de undesperfecto mecánico. La hermanaLouden susurró: “Mi oración ha sidocontestada”. Entonces nos preguntóqué podría hacer para interesar a sumarido en el Evangelio. Le aconseja-mos que lo hiciera participar en lalección semanal de la Primaria que

celebraban en su hogar y que fuera para él un testimonioviviente del Evangelio. Le dije que le enviaríamos unasubscripción a la revista para los niños y otras ayudas paraenseñar a la familia, y la instamos a que nunca se dierapor vencida con su esposo.

Partimos de Mount Isa, una ciudad a la que no hevuelto nunca más. Sin embargo, conservaré siempre en lamemoria el grato recuerdo de aquella encantadora madrey aquellos lindos niños que se despidieron de nosotroscon los ojos llenos de lágrimas y de gratitud.

Varios años después, mientras hablaba en una reu-nión de liderazgo del sacerdocio en Brisbane, Australia,y recalcaba la importancia de enseñar el Evangelio enel hogar, así como de vivir el Evangelio y de ser ejem-plos de la verdad, les conté a los varones allí reunidosel relato de la hermana Louden y el impacto que la fe yla determinación de ella me habían producido. Al ter-minar dije: “Supongo que nunca llegaré a saber si el es-poso de la hermana Louden se ha unido a la Iglesia,pero él no habrá podido encontrar un ejemplo mejor aseguir”.

Entonces, uno de los líderes alzó la mano y poniéndo-se de pie, dijo: “Hermano Monson, soy Richard Louden.La mujer que usted acaba de mencionar es mi esposa.Aquellos niños [se le quebró la voz] son nuestros hijos.Ahora somos una familia eterna, gracias, en parte, a lapaciencia y perseverancia de mi amada esposa. Todo es

par las puertas

para que cada

milia se sienta

“en casa”.

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obra de ella”. Nadie dijo palabra. Rompían el silencio

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sólo los sollozos de los presentes y las muchas lágrimas delos allí presentes.

Hermanos y hermanas, resolvamos, no importa cuálessean nuestras circunstancias, hacer de nuestra casa unhogar feliz.

Abramos de par en par las puertas de nuestro corazónpara que cada miembro de la familia se sienta bienveni-do y “en casa”. Abramos también las puertas del almamisma para que entre en ella nuestro amado Cristo.Recordemos Su promesa: “He aquí, yo estoy a la puerta yllamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él,y cenaré con él, y él conmigo”19.

Cuán bienvenido se sentirá Él, cuán feliz será nuestravida, cuando “los distintivos de un hogar feliz” lo reciban,a saber:

La costumbre de orar.Una fuente de aprendizaje.Una tradición de amor.Un tesoro de testimonio.Que nuestro Padre Celestial nos bendiga a todos en

nuestro esfuerzo por lograr un hogar feliz y una familiaeterna. �

NOTAS1. José Smith, Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312.2. Hechos 8:31.3. Nicholas Wood, “Thatcher Champions the Family”, London

Times, 26 de mayo de 1988.4. Edgar A. Guest, “Home”, en The Family Book of Best Loved

Poems, editado por David L. George (1952), págs. 151–152.5. John Howard Payne, “Mid Pleasures and Palaces”, Hymns,

1948, Nº 107.

O C T U B R

6. Liahona, octubre de 1998, pág. 24.7. James Montgomery, “La oración del alma es”, Himnos,

Nº 79.8. “The Environment of Our Homes,” Tambuli,

octubre-noviembre de 1985, pág. 5.9. Mateo 12:25.10. D. y C. 132:8.11. D. y C. 88:119.12. Mateo 7:25.13. 1 Corintios 3:16.14. Emilie Poulsson.15. D. y C. 88:118.16. Jacob 2:35.17. Priesthood Home Teaching Handbook, edición revisada,

1967, págs. ii–iii.18. En Conference Report, octubre de 1947, pág. 120;

o Gospel Ideals: Selections from the Discourses of David O. McKay,1953, pág. 169.

19. Apocalipsis 3:20.

IDEAS PARA LOS MAESTROS ORIENTADORES

1. Los distintivos de un hogar feliz se aplican a todaslas familias, grandes o pequeñas, y también a las familiasque sólo tienen una persona.

2. La oración es el pasaporte al poder espiritual.3. Los libros canónicos de la Iglesia son los “mejores li-

bros” en los que podemos buscar conocimiento.4. Cuidar a miembros de la familia es una tradición

que todos debemos tratar de lograr.5. El amor por el Salvador, la reverencia por Su nom-

bre y el respeto genuino y mutuo entre los miembros dela familia, provee un terreno fértil para que el testimonio

se desarrolle en el hogar.

E D E 2 0 0 1

9

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Los profetas de los últimos días hablansobre la obra misionalLos misioneros de los retratos y las fotos siguientes se convirtieron en presidentes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. A continuación figuran algunas de sus experiencias y testimonios en cuanto a la obra misional.

JOSÉ SMITH (1805–1844)Primer Presidente de la Iglesia

“Nuestros misioneros están yendo adiferentes naciones, y en Alemania,Palestina, los Países Bajos, Australia, lasIndias Orientales y otros lugares el estan-darte de la verdad se ha izado. Ninguna

mano impía puede detener el progreso de la obra: las per-secuciones se encarnizarán, el populacho podrá conspi-rar, los ejércitos podrán juntarse, y la calumnia podrádifamar; mas la verdad de Dios seguirá adelante valerosa,noble e independientemente, hasta que haya penetradoen todo continente, visitado toda región, abarcado todopaís y resonado en todo oído, hasta que se cumplan lospropósitos de Dios, y el gran Jehová diga que la obra estáconcluida” (véase “Nuestro Legado: Una breve historiade La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ÚltimosDías”, pág. 145).

JOSÉ

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entrar en esa casa sabía perfectamente por qué el Señorme había mandado ahí: en el lugar vivía un grupo de per-sonas que había estado orando fervientemente para en-contrar el orden religioso, tal como era en los tiemposantiguos. Estaban esperando el Evangelio tal como fuepredicado por Jesús y Sus apóstoles. Como consecuencia,en los primeros treinta días de estar allí bauticé a seis-cientas personas de ese grupo; en ocho meses de trabajoen esa parte del país, se convirtieron a la Iglesia 1.800personas. ¿Por qué? Porque había un grupo preparadopara recibir el Evangelio, y el Señor me mandó allí parahacer esa obra” (véase “El desarrollo de la espiritualidad”,Liahona, agosto de 1979, pág. 32).

WILFORD WOODRUFF (1807–1898)Cuarto Presidente de la Iglesia

Como misionero en Inglaterra,Wilford Woodruff fue bendecido por suobediencia. Él escribió: “Le pregunté alSeñor qué quería de mí, y sólo dijo: ‘Ve alsur’. Subí en una diligencia y viajé 129

kilómetros. La primera casa en la que me detuve fue la deJohn Benbow, en Herefordshire; media hora después de

GEORGE ALBERT SMITH (1870–1951)Octavo Presidente de la Iglesia

Mientras estaba en la misión en el surde los Estados Unidos, George AlbertSmith aprendió que el Señor realmenteprotege a quienes le sirven. Después depredicar el Evangelio en una zona rural,

el élder Smith y otros cinco misioneros despertaron a me-dianoche con los gritos de un populacho. La chusma ro-deó el edificio y comenzó a disparar hacia el interior. Elpresidente Smith escribió posteriormente: “Las astillasvolaban alrededor de nuestras cabezas en todas direccio-nes… No sentí absolutamente nada de terror. Sentí cal-ma mientas yacía en la cama, pasando por uno de los

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momentos más horribles de mi vida, pero me sentía se-guro de que mientras me mantuviera predicando la pala-bra de Dios y siguiendo Sus enseñanzas, el Señor meprotegería, y así lo hizo” (A Story to Tell, 1945, págs.155–156).

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omé asiento, me di cuenta de que no había mencionadoiquiera la Apostasía. Había hablado del profeta Josémith y testificado de su misión divina, y de la veracidadel Libro de Mormón”. Una vez terminada la reunión,uchas personas se acercaron a los misioneros, y dijeron:

“Esta noche hemos recibido la confirmación de que elmormonismo es verdadero y estamos dispuestos a consi-derar el bautismo”. El presidente Benson dijo: “Fue du-rante mi primera misión que descubrí la necesidadconstante de depender del Señor” (véase “Nuestra res-ponsabilidad de llevar el Evangelio a todo el mundo”,Liahona, julio de 1984, pág. 78).

DAVID O. MCKAY (1873–1970)Noveno Presidente de la Iglesia

David O. McKay recibió el testimoniode la veracidad del Evangelio mientrasestaba en su misión en Escocia. Asistió auna reunión del sacerdocio en la que “to-dos sintieron que el Espíritu del Señor se

derramaba con abundancia”. Más tarde recordó: “Nuncaantes había experimentado tal emoción. Fue una mani-festación por la que, cuando era joven y dudaba, habíaorado secretamente y con fervor en el cerro de una pra-dera. Fue la reafirmación de que la oración sincera reci-be su respuesta ‘en algún momento, en algún lugar’ ”. Fuedurante esta misma conferencia que el presidente de mi-sión del élder McKay le dijo: “Si se mantiene fiel, se sen-tará en los [consejos] que dirigen la Iglesia” (“TwoSignificant Statements”, Deseret News, 27 de octubre de1934, pág. 8).

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EZRA TAFT BENSON (1899–1994)Decimotercer Presidente de la Iglesia

La obra misional era difícil enInglaterra en la década de 1920. Por tanto, cuando el élder Ezra Taft Benson ysu compañero recibieron una invitaciónpara hablar en una reunión sacramental

a la que asistirían tanto miembros como no miembros,ayunaron y oraron. “La sala estaba llena”, señaló más tar-de el presidente Benson; “mi compañero iba preparadopara hablar sobre los primeros principios del Evangelio, yyo había estudiado mucho para hablar de la Apostasía. Sesentía un espíritu maravilloso en la reunión… Cuando �

GORDON B. HINCKLEY (1910–)Decimoquinto Presidente de la Iglesia

Durante la Gran Depresión de la dé-cada de 1930, cuando pocos jóvenes ibana la misión, Gordon B. Hinckley recibiósu llamamiento a Inglaterra. Poco des-pués de su llegada, se desanimó y sintió

ue estaba malgastando su tiempo y el dinero de su pa-re. Le escribió a su padre, quien respondió: “Sólo tengona sugerencia: olvídate de ti mismo y anda a trabajar”.l presidente Hinckley recuerda: “Me arrodillé y le hice

una promesa al Señor. Hice convenio con Él de que tra-taría de olvidarme de mí mismo y me perdería en Su ser-vicio. Ese día de julio de 1933 fue mi día decisivo. Unanueva luz entró en mi vida y un nuevo gozo vino a mi co-razón” (“Taking the Gospel to Britain: A Declaration ofVision, Faith, Courage, and Truth”, Ensign, julio de 1987,pág. 7).

Años más tarde dijo de su misión: “Qué profundamenteagradecido estoy… En el curso de esa experiencia, se grabóen mi alma la convicción y el conocimiento de que ésta esverdaderamente la obra verdadera y viviente de Dios, res-taurada por medio de un profeta para la bendición de todoslos que la acepten y vivan sus principios” (“The Questionof a Mission”, Ensign, mayo de 1986, pág. 40). �

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La misión es algo que siempre recordarán con cariño. Vale la pena cualquier sacrificio que sea necesario hacer.

El embarcarse en una misión, como muchos saben,

implica muchas de las mismas emociones que el

embarcarse en algunas aventuras fuertes: entusias-

mo, algo de ansiedad, y tal vez algo de temor. En la

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por el élder David B. Haightdel Quórum de los Doce Apóstoles

LA MISIÓN:UNA AVENTURA ESPIRITUAL

La meta máxima de la obra misional en la Iglesia esinvitar a todos los habitantes de la tierra a venir aCristo. Seis mil millones de personas de todo el

mundo esperan escuchar el mensaje del Evangelio res-taurado. Nosotros somos las personas bendecidas con elencargo y la responsabilidad de llevar esta invitación yeste mensaje.

Cada semana, el Departamento Misional de la Iglesiaen Salt Lake City recibe unas ochocientas recomenda-ciones para el servicio misional. Estas recomendacionesindican la fe y la obediencia de hombres y mujeres jóve-nes del mundo entero, en respuesta a la declaración deresponsabilidad del Señor.

No mucho después de que el presidente de estaca o demisión recomienda a un candidato para la misión, la tan es-perada carta —el llamamiento misional— llega por correo.

En el paquete se incluye una hoja que al principiopuede pasar desapercibida. Es un formulario, el formula-rio de Aceptación del Llamamiento Misional. Es una car-ta personal en la que el misionero, dirigiéndose a laPrimera Presidencia, acepta formalmente su llamamien-to. El formulario se compone de 15 líneas donde el mi-sionero expresa sus sentimientos en cuanto a la singularoportunidad de servir al Señor. Las cartas están, por logeneral, escritas a mano, son breves y directas. Aun así,estas palabras dicen mucho y revelan un profundo senti-do. Tras cada una de ellas hay una historia de fe.

“Mi Salvador me ha bendecido más de lo que jamás mehabría imaginado. Él dio Su vida por mí. Lo menos que pue-

do hacer es darle dos años de mi vida”.

L I A

Las cartas a menudo contienen expresiones de fe en elSalvador y de gratitud por Su sacrificio. El profeta JoséSmith escribió: “Es la fe, y sólo la fe, la causa impulsorade toda acción” (Lectures on Faith, 1985, págs. 1–2). Lafe, para que sea fe salvadora, debe centrarse en Cristo eimpulsarlo a uno a obedecerle y a seguir Su ejemplo. Alaceptar el llamado al servicio, el misionero expresa sufi-ciente fe para actuar basándose en sus propias creencias.Las bendiciones inevitablemente vendrán como produc-to de este servicio como tantos ex misioneros pueden tes-tificar. La fe en el Salvador se convierte en un ancla parael alma.

“No puedo expresar la felicidad y el gozo que siento alaceptar este llamamiento. Estoy listo y dispuesto a dedicar dosaños de mi vida a la predicación del Evangelio”.

Muchos misioneros declaran en las cartas de acepta-ción: “Acepto mi llamamiento con gratitud”. Pero mepregunto cuántos misioneros se dan cuenta de lo que sig-nifica la palabra aceptar. Significa recibir voluntariamen-te algo que se da u ofrece; responder favorablemente;considerar correcto o apropiado. También significa seraceptado en un grupo o comunidad. En el contexto delEvangelio, implica sumisión a la voluntad del Señor y la disposición de seguir al profeta, que extiende el

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obra misional, damos un paso hacia lo desconocido. F

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llamamiento. El “llamamiento” misional es el de servir alSeñor con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza.La “asignación” misional es la de servir en el campo asig-nado. La carta de aceptación es símbolo de la disposiciónde aceptar que tanto el llamamiento como la asignaciónmisional son la voluntad del Señor.

“Mi preparación para la misión ha sido una larga lucha.Después de decidir ir a la misión, me llevó casi un año y me-dio vencer problemas de conducta”.

Algunas cartas describen largos periodos de arrepenti-miento, como la experiencia de Alma, en que lo “agobiaba[el] tormento” y lo “atribulaba el recuerdo de [sus] muchospecados” (Alma 36:17). Felizmente también hablan de lo“intens[o]” y lo “dulce” del gozo que viene por medio delarrepentimiento y del perdón (véase Alma 36:21).

El Señor manda que Sus misioneros sean limpios:“Purificad vuestro corazón delante de mí, y entonces idpor todo el mundo y predicad mi evangelio a toda criatu-ra que no lo haya recibido” (D. y C. 112:28). El poder sa-grado disponible para “el que es ordenado por Dios yenviado” puede ejercerlo sólo quien es “purificado y lim-piado de todo pecado” (véase D. y C. 50:26–28).

La Primera Presidencia ha declarado: “El servicio mi-sional regular es un privilegio para aquellos que sean lla-mados por inspiración por el Presidente de la Iglesia, noun derecho. El servicio misional es literalmente servicio alSeñor y a Su Iglesia, y su objetivo principal no es el desa-rrollo personal del misionero en forma individual, auncuando el servir rectamente produce invariablemente eseresultado” (Carta, 12 de diciembre de 2000). Los líderesdel sacerdocio tienen pautas específicas para asegurarsede que los misioneros estén espiritual, física, emocional ymoralmente preparados para servir. Es un perjuicio para elSeñor, para la Iglesia y para los futuros misioneros exten-der un llamamiento a quien no cumple con los requisitos.

Apreciamos a los muchos jóvenes y señoritas que vivendignos del llamamiento misional. Estamos profundamente

L I A H O N A

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Mi propia fe se ve continuamente fortalecida por quie-

nes aceptan el llamamiento de servir a Dios, por quie-

nes permiten que su amor por el Señor supere sus

temores y por quienes se someten voluntariamente al

llamado de nuestro profeta viviente. FOTO

GRA

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POR

JED

A.

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Éstas son las palabras que algunos de losmisioneros que actualmente están en la

misión comparten respecto a su decisión deservir.

ÉLDER VÍCTOR MANUEL ESPINOZA SÁNCHEZ,

DE ABANCAY, PERÚ

“Antes de mi misión, me quedaba sólo un añopara terminar mis estudios de medicina en launiversidad. Cuando les dije a mis amigos queme iría por dos años, trataron de convencermede que no lo hiciera. Pero yo sabía en el corazónque era el momento de ir a la misión. Estoy agra-decido por haber tomado esa decisión, y sé queno estoy perdiendo el tiempo”.

HERMANA YI YI TAM, DE HONG KONG, CHINA

“Les dije a mis amigos de Hong Kong que unamisión significa tener que hablarles a otras per-sonas para que aprendan más en cuanto aJesucristo. Me preguntaron por qué necesitabansaber más sobre Jesucristo y les respondí: ‘PorqueÉl quiere que seamos felices, muy felices’ ”.

ÉLDER JUSTIN MICHAEL COLLINGS,

DE PROVO, UTAH, E.U.A.

“No dejo de sentirme sorprendido, fascinado,edificado e inspirado cuando aprendo sobre elprofeta José Smith, quien ha ‘hecho más por lasalvación del hombre en este mundo, que cual-quier otro que ha vivido en él, exceptuando sóloa Jesús’ (D. y C. 135:3). Éste es un osado testi-monio que damos sobre el hermano José, pero laobra del reino de Dios en los últimos días es unasunto de valentía. Podemos testificar que Jesúses el Hijo del Dios viviente y que José es Su pro-feta, sin tener que disculparnos ni justificar lasimpleza de nuestra creencia”.

agradecidos por quienes se arrepienten y participan deldulce gozo de la Expiación. Animamos a quienes no pue-den servir debido a motivos físicos, emocionales u otros,a que busquen modos diferentes de servir, como lo pue-dan sugerir los padres y líderes de la Iglesia.

“La decisión de ir a la misión no fue fácil. Mi pasión porel béisbol la hizo muy difícil”.

Numerosas cartas de aceptación denotan sacrificio. Eljoven a quien se cita anteriormente estaba bien encami-nado en su sueño de jugar béisbol en la universidad, paraluego, tal vez, disfrutar de una carrera en el béisbol pro-fesional. Después de pensar y orar al respecto, la respues-ta fue certera: debía servir al Señor. Una vez tomada ladecisión, las prioridades en su vida fueron claras.

El profeta José Smith declaró: “Es por medio del sacri-ficio de todo lo terrenal que los hombres realmente sabenque están haciendo las cosas que complacen a Dios”(Lectures on Faith, pág. 69). La idea de renunciar a algoque atesoramos puede ser difícil y hasta dolorosa. Pero elSeñor compensa generosamente cualquier sacrificio.

Los futuros misioneros hablan de dejar un preciadoautomóvil, la novia, la música, un trabajo lucrativo y mu-chas otras cosas; pero demasiados de ellos permiten queesos tesoros terrenales los cieguen ante las oportunidadesespirituales y los desvíen de su misión preordenada. Porotro lado, continuamente nos sentimos sorprendidos yllenos de satisfacción por quienes lo dejan todo por serviral Señor.

“Hace sólo dos años, no tenía ningún propósito en la vida.Al caminar por la calle temía que la gente me preguntaraquién era yo. Un día, dos misioneros me ayudaron a encon-trar el amor de Cristo. Encontraré gente que sienta lo mismoque yo sentía y les mostraré el propósito de la vida”.

Mormón escribió: “El amor perfecto desecha todo te-mor” (Moroni 8:16). Cuando los futuros misionerosaprenden sobre el propósito de la vida y el amor del Señor,cobran valor para actuar a pesar de los temores. Al ha-cerlo, aprenden que los temores eran sólo un espejismo, lacreación de su propia mente. El Señor, en repetidas opor-tunidades, asegura a los misioneros que Él les dará la for-taleza para tener éxito a pesar de los obstáculos. “El quetiemble bajo mi poder será fortalecido, y dará frutos de

alabanza y sabiduría” (D. y C. 52:17). El presidente

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HERMANA ERIKA V·IANSKÁ,

DE BRNO, REPÚBLICA CHECA

“Una de las cosas que nos impresionó a mispadres y a mí cuando estábamos escuchando lascharlas, fue la bondad de los misioneros con no-sotros y entre ellos mismos. Yo quería hacer lomismo por otras personas, para que fueran felicesy supieran que Dios nos ama a todos”.

ÉLDER CÉSAR ARTURO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ,

DE OBREGÓN, MÉXICO

“Dejé la universidad, el trabajo, los llama-mientos en la Iglesia, mi familia y giras artísticaspor Europa y Asia. Pero he podido sentir el cieloy a Dios más constantemente en el corazón”.

HERMANA AYAKO ONO, DE SAPPORO, JAPÓN

“Espero conmover el corazón de las personaspor medio del Evangelio. Me hace feliz que elSeñor me use como Su instrumento”.

ÉLDER KEITH J. SCHMIDT, DE SHERIDAN,

CALIFORNIA, E.U.A.

“Ningún otro miembro de mi familia pertene-ce a la Iglesia. Cuando les dije que iba a ir a lamisión, me dijeron que no permitirían que vivie-ra con ellos al volver a casa. Desde entonces, elcorazón se les ha ablandado y se han vuelto casiorgullosos de su hijo misionero.”

HERMANA ALEXANDRINA BADEA, DE BUCAREST,

RUMANIA

“Me encanta la obra misional. Siento en elcorazón el deseo de ayudar a otras personas a co-nocer el Evangelio de Jesucristo, porque esteEvangelio cambió mi vida y la de mi familia.Deseo ayudar a la gente a darse cuenta de quenuestro Padre Celestial nos ama a todos noso-tros, en todo el mundo”. �

Harold B. Lee (1899–1973) a menudo declaraba: “Aquien el Señor llama, el Señor prepara y capacita”.

Un joven le habló a su obispo en cuanto a su temor deno poder aprender las charlas y de no poder enseñar elEvangelio. Se percibía a sí mismo como un pobre repre-sentante del Señor. Moisés, Jeremías, Enoc y otros, te-nían sentimientos de ineptitud en cuanto a sullamamiento, pero el Señor les prometió que los fortale-cería y les diría lo que debían decir (véase Éxodo4:11–12; Jeremías 1:7–9; Moisés 6:32–34). Los misione-ros de hoy en día reciben la misma promesa si vencen sutemor y abren la boca. “Alzad vuestra voz a este pueblo;expresad los pensamientos que pondré en vuestro cora-zón, y no seréis confundidos delante de los hombres; por-que os será dado en la hora, sí, en el momento preciso, loque habéis de decir” (D. y C. 100:5–6).

El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) dijo:“Hay una aventura espiritual en el cumplimiento de la obramisional” (“‘It Becometh Every Man’”, Ensign, octubre de1977, pág. 7). El embarcarse en una misión, como muchossaben, implica muchas de las mismas emociones que el embarcarse en algunas aventuras fuertes: entusiasmo, algode ansiedad, y tal vez algo de temor. En la obra misional, da-mos un paso hacia lo desconocido. Tal vez vayamos a paí-ses extranjeros con una cultura diferente. Se requiere quevivamos continuamente con un compañero a quien no he-mos conocido antes. Y la esencia de la obra misional es co-nocer a nuevas personas y hablar con ellas, dándolestestimonio de cosas maravillosas que puede que considerenextrañas. Al proclamar nuestras creencias públicamente,nos arriesgamos al ridículo y al desprecio. Tal es la natura-leza de la aventura, y como con muchas otras aventuras,hablaremos con cariño sobre ella por el resto de la vida.

Las cartas de Aceptación del Llamamiento Misionalrevelan una abundancia de espiritualidad y de fe. Mipropia fe se ve continuamente fortalecida por quienesaceptan el llamamiento de servir a Dios, por quienespermiten que su amor por el Señor supere sus temores ypor quienes se someten voluntariamente al llamado denuestro profeta viviente. Siempre ruego que todo jovenque reúna los requisitos y que toda señorita que así lodesee pueda experimentar la maravillosa aventura de la

misión. �

L I A H O N A

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¿Cómo puedo ayudar a mis amigos a comprender por quéquiero ir a la misión?Estas respuestas se dan como ayuda y orientación para losmiembros de la Iglesia, y no como doctrina religiosa.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

LA RESPUESTA DE LIAHONA:

Como miembro de la Iglesia, pue-de que a veces encuentres difícil ex-plicarles a los demás por qué es quehaces ciertas cosas. A menudo, lagente percibe erróneamente losmandamientos del Señor como res-trictivos y duros. Por supuesto, noso-tros sabemos que la obediencia a losmandamientos trae felicidad, progre-so y protección.

El primer paso para explicarles lamisión a tus amigos es expresarles loimportante que es el Evangelio en tuvida. ¿Conoces los intereses o las ac-tividades a las que se dedican tusamigos? Tal vez sean excelentes estu-diantes, atletas o artistas. Explícalesque tal como ellos pasan tiempo es-tudiando, practicando o ensayando,tú dedicas tu tiempo a la Iglesia. Sifuera apropiado, comparte con ellostu testimonio. Diles que el ir a la mi-sión es una expresión de tu dedica-ción al Señor y a Su Evangelio, y detu deseo de ayudar a otros a conocer

la verdad.

Luego puedes explicarles queaunque los beneficios personales noson el motivo por el que vas a la mi-sión, éstos vienen como bendicióndel servicio. Los ex misioneros, porlo general, hablan de lo que hanaprendido, como la disciplina, eltrabajo arduo, el llevarse bien conlos demás, el manejo del dinero y laperseverancia. Diles a tus amigosque muchos misioneros tambiénaprenden otro idioma y viven enotro país. La mayoría de la gentepensará que ésta es una experienciaeducativa.

Gran parte de los ex misionerosexpresan entusiasmo por su misión yestán ansiosos por compartir sus ex-periencias. Puede que tus amigossientan curiosidad por saber cómo esla vida en la misión. Conocer a un exmisionero les ayudará a darse cuentade que la mayoría de los misionerosse sienten agradecidos por el sacrifi-cio que hicieron y las bendicionesque recibieron.

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Aprovecha estas oportunidades

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ara sentirte feliz y ser positivo l responder a las preguntas relacio-adas con el Evangelio. Demués-rales a los demás que eres feliz aloder ser misionero en el futuroiendo hoy mismo un buen miem-ro misionero.

AS RESPUESTAS DE LOS LECTORES:

Les digo a mis amigos que cono-í la Iglesia por medio de los misio-eros, que la obra misional es laanera en que la luz del Evangelio

el Señor se esparce entre la gente, que es una gran bendición partici-ar en esta obra de amor. Les digoue los amo a ellos y a todas las per-onas en el mundo entero, y queuiero que todos tengan la oportu-idad de recibir las bendiciones delvangelio. Les hablo del gozo increí-le que se recibe cuando se puedeyudar aunque sólo sea a una per-ona (véase D. y C. 18:15–16).rnis Kanlinsh,

ama Riga Central,

Distrito Riga, Latvia

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Arnis Kanlinsh

Tahia Mou-Fa

Chiang Ya-Lin

YekaterinaRodionova

Yuliia IhorivnaKosarets’ka

Élder CarlosEduardo Faria Boato

Una misión es una bendición paratoda persona que va a servir, porquenos ayuda a aprender más sobre elEvangelio. Pero la mayor bendiciónes ayudar a traer almas a Cristo.Tahia Mou-Fa,

Barrio Uturoa,

Estaca Raromatai, Tahití

Con la ayuda del Espíritu Santo,tu amor, tu fe y tu testimonio delEvangelio se reflejarán en tu rostro.Deja que aquellos a tu alrededor se-pan que la fuente de tu felicidad esel Evangelio, y que la razón por laque quieres ser misionero es enseñara los demás cómo alcanzar esa mis-ma felicidad.Chiang Ya-Lin,

Barrio Kaohsiung Seis,

Estaca Kaohsiung, Taiwán

Diles a tus amigos que todos so-mos hermanos y hermanas y que túvas a la misión porque quieres ayu-dar a las personas que no conocen elEvangelio. Ora para que nuestroPadre Celestial ayude a tus amigos acomprender.Yekaterina Rodionova,

Rama S. Petersburgo Tsentralny,

Distrito S. Petersburgo Norte, Rusia

La única manera de ayudar a mis amigos a comprender por quéquiero ir a la misión es demostrán-doles el cambio que se ha produci-do en mi vida desde que conocí elEvangelio.

Muchos misioneros me han

dicho que la misión trae muchas

L I A

bendiciones. Antes de que se fue-ran, nuestro Padre Celestial les ben-dijo mucho, y pensaron que con lamisión le estarían pagando esasbendiciones; pero al servir Él les diomuchas bendiciones más.Yuliia Ihorivna Kosarets’ka,

Rama Poltava Tsentralny,

Misión Ucrania Donetsk

Mi jefe, mis compañeros de escue-la, mis vecinos y mis familiares creí-an que era absurdo que yoabandonara mi trabajo, mis estudiosy mi familia para enseñar sobreJesucristo. Se preocuparon muchomás cuando supieron que no me pa-garían por hacerlo.

Le pedí ayuda al Señor. Comencéa preguntarle a la gente cuál era elpropósito de la vida, por qué estába-mos aquí y a dónde íbamos. Les di mitestimonio del plan de salvación. Lesexpliqué que muchos de los hijos deDios están esperando las respuestas aesas preguntas.Élder Carlos Eduardo Faria Boato,

Misión Brasil Maceió

Oré humildemente pidiéndole aDios que ablandara el corazón de misamigos y compartí con ellos mi testi-monio de la Iglesia, mis sentimientossobre el Libro de Mormón y mi grandeseo de participar en la obra delSeñor. Como resultado, algunos deellos comenzaron a investigar laIglesia.May J. Ticong,

Barrio Lanang,

Estaca Davao Buhangin, Filipinas

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May J. Ticong

Élder MarkAmiang

Élder RobertoPacheco

Élder HumbertoMartins de Araújo Jr.

Benjamin Mulambo Wa Mulambo

Hermana EvelínÁlvarez

En una fiesta de despedida com-partí mis razones para ir a la misión.Cuando terminé, mis amigos estabanllorando. Estoy seguro de que elEspíritu del Señor les conmovió elcorazón. En la actualidad, algunos deellos están en la misión y otros inves-tigan la Iglesia.Élder Mark Amiang,

Misión Nigeria Lagos

Mi amiga Eliana y yo teníamosnuestros estudios y nuestras carrerasplaneadas, pero al orar en cuanto a lamisión, recibí una respuesta afirmati-va. Le dije a Eliana lo que elEvangelio había hecho por mí. La in-fluencia del Espíritu Santo, queacompañó mi simple testimonio, laayudó a comprender.Hermana Evelín Álvarez,

Misión Perú Trujillo

Expliqué cómo el Evangelio deJesucristo había transformado mivida y cómo lo había conocido porintermedio de misioneros que lo ha-bían dejado todo atrás para compar-tir esas verdades. Les dije a misamigos que era mi turno compartir elgozo del Evangelio.Élder Roberto Pacheco,

Misión Perú Lima Central

Durante la escuela secundaria tuveoportunidades para explicar por quéplaneaba ir a la misión y la importan-cia de ésta en mi vida y en la vida dela gente que conocería. Incluso distri-buí folletos de la Iglesia entre mis

compañeros para que comprendieran

O C T U B R

la importancia de la obra misional.Élder Humberto Martins de Araújo Jr.,

Misión Brasil Curitiba

Ciertas cosas ayudaron a que misamigos llegaran a comprender la mi-sión: las oraciones, las Escrituras ylas experiencias que compartí conellos sobre los cambios que vi en lavida de los hijos de nuestro PadreCelestial.Benjamin Mulambo Wa Mulambo,

Barrio Binza,

Estaca Kinshasa,

República Democrática del Congo

Si nuestros lectores desean que estasección de PREGUNTAS Y RES-PUESTAS sea más útil, sírvanse con-testar la pregunta que aparece acontinuación. Envíen sus respuestas an-tes del 1º de diciembre de 2001 a:QUESTIONS AND ANSWERS12/01, Liahona, Floor 24, 50 EastNorth Temple Street, Salt Lake City,Utah 84150–3223, EUA, o a la dirección de correo electrónico [email protected]. Larespuesta que envíen puede estar escritaa máquina o con letra legible en su pro-pio idioma. A fin de que su respuesta setome en consideración, debe incluir sunombre completo, edad, dirección, ba-rrio y estaca (o rama y distrito). Si esposible, incluyan su fotografía; ésta nose devolverá. Se hará una selección re-presentativa de todas las respuestas. �

PREGUNTA: Me siento triste la mayorparte del tiempo, ¿qué puedo hacer para

sentirme feliz?

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Page 22: Liahona Octubre 2001

Desde tu primera conversación con tu obispo o presidente de rama hasta el momento en que te llegue ese emocionante sobre blanco, aquí te damos una idea de lo que sucede y cuándo.

Es tu

por Barbara Jean JonesILUSTRACIONES FOTOGRÁFICAS POR JED A. CLARK.

LLAMAMIENTO

Sin duda alguna, el recibir el llamamiento es uno delos pasos más emocionantes y angustiosos de lavida de un futuro misionero. Si te has preguntado

qué es lo que sucede con los papeles de recomendacióndel misionero durante esas pocas semanas de suspensodespués de que salen de las manos del presidente de es-taca o misión hasta que se convierten en un llamamien-to a la misión en el buzón, sigue leyendo. Aprenderásqué es lo que sucede a cada paso del camino y recibirásvaliosa información sobre cómo llenar tus papeles conéxito.

CÓMO LLENAR LOS PAPELES

Unos cuatro meses antes de que puedas irte a la mi-sión, fija una cita con tu obispo o presidente de rama paratener una entrevista personal y recibir los papeles de re-comendación del misionero. Esos papeles incluyen unalista de lo que tienes que hacer para llenarlos, el formu-lario de recomendación del misionero, el formulario paralos líderes del sacerdocio, los registros médicos y denta-les, y los formularios de seguro.

En el formulario de recomendación para el misionero,compartirás información concerniente a ti mismo.Hablarás de tu vida, tus deseos y habilidades de aprenderun idioma, tus estudios y de cómo financiarás tu misión.Para dar una idea completa y correcta de ti mismo, tú —no

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tu madre ni tu padre— debes llenar el formulario. Sé

totalmente abierto y sincero en cuanto a tus deseos y habilidades.

Junto con el formulario, incluye una fotografía tuya enque vistas y te presentes según las normas de la misión.Recuerda que, al leer la información que entregues, unmiembro del Quórum de los Doce Apóstoles mirará tufoto al procurar inspiración sobre el lugar donde debesser llamado. Esta foto también se le enviará a tu presi-dente de misión después de que seas asignado. La prime-ra impresión que des a tu presidente de misión es muyimportante.

Cuando comiences a llenar el papel de recomenda-ción, fija citas de inmediato con tu dentista y tus mé-dicos para las evaluaciones. El ver a estos profesionalesde la salud con tiempo puede salvarte de retrasar la mi-sión si hubiera problemas que resolver. La franca y cui-dadosa evaluación tuya y de tu médico en cuanto a tusalud son importantes en la consideración de tu asig-nación misional.

Cuando esos formularios estén completos y hayas re-suelto tus problemas de salud, entrevístate nuevamentecon tu obispo o presidente de rama. Si él considera queeres digno y estás listo, te referirá a tu presidente de es-taca o misión para una entrevista. Si en tu vida hubieraalguna transgresión que no haya sido resuelta adecuada-mente, no demores en buscar la ayuda de tus líderes del sa-

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cerdocio. Ningún futuro misionero debe suponer que

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puede hacer caso omi-so de una transgresiónque no se haya resuelto ysentirse en paz consigomismo. Si se demora laconfesión, el llamamientopuede posponerse o cancelar-se. El misionero puede ser en-viado a casa con el propósitode disponer del tiempo adecua-do para completar el proceso dearrepentimiento.

EL PROCESAMIENTO DE LOS

PAPELES

Después de que tus líderes del sa-cerdocio hayan confirmado que estáslisto en todo sentido para servir en lamisión, llenarán el formulario de comen-tarios y sugerencias para los líderes del sa-cerdocio y lo enviarán a la oficina del área. Lainformación contenida en los formularios se in-gresa en un disquete de computadora usando elprograma informático provisto por elDepartamento Misional. Este sistema electróni-co permite que el Departamento Misional pro-

cese unos 35.000 llamamientos al año.

El disco y los pape-les de la recomendación seenvían desde la oficina de área alDepartamento Misional, en Salt LakeCity, donde la información del disco se in-gresa al sistema del Departamento Misional. Si los for-mularios están incompletos o llegan más de 90 días antes

de la fecha en que estarás listo para comenzar tu mi-sión, puede que se devuelvan a tu presidente de área

con instrucciones de enviarlos nuevamente o solucio-nar cualquier problema existente.

Luego, un comité de médicos revisa tus registros mé-dicos y dentales para asegurarse de que estén completosy para verificar que estés física y emocionalmente pre-

parado para lidiar con los rigores de la misión regular.Después de que tus formularios de recomendación

hayan pasado por el proceso, estás listo para ser

asignado.
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Comienza con una entrevista personal con tu obispo o presidentede rama unos cuatro meses antesde que estés disponible para irte

a la misión.

Llena los formularios tú mismo. Séexacto y sincero, e incluye una fo-tografía tuya vestido y arregladode acuerdo con las normas misionales.

Fija una cita con tu médico y con tudentista lo antes posible para queno haya retrasos.

Entre dos y seis semanas después de que hayas

enviado tus papeles de la misión, tendrás la

emocionante y espiritual experiencia de abrir la

carta con tu llamamiento.

———— EL

LIBRODE

MORMÓN

———— OTRO TESTAMENTO

DE JESUCRISTO

LA ASIGNACIÓN DE TU LLAMAMIENTO

Todo misionero es llamado por Dios por medio delPresidente de la Iglesia. La asignación específica de la mi-sión la realizan miembros del Quórum de los DoceApóstoles, asignados y autorizados por el profeta para tal tarea.

Cada semana, dependiendo del número de misione-ros que necesitan asignación, de dos a cuatro miembrosdel Quórum de los Doce Apóstoles se reúnen en dife-rentes dependencias de las Oficinas Generales de laIglesia. Allí, después de arrodillarse en oración y de pe-dir la guía divina, cada uno de ellos se sienta enfrentede la computadora. En ese monitor, una a la vez, la fotode cada uno de los futuros misioneros y su informaciónpersonal aparece junto con la necesidad actual de lasmisiones de la Iglesia. Cada misionero es asignado per-sonalmente a una misión específica.

El élder Thomas S. Monson, mientras era miembro delQuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Esto sé: que la ins-piración divina está presente cuando se hacen esos sa-grados llamamientos” (“The Army of the Lord”, Ensign,mayo de 1979, pág. 36).

CUANDO RECIBES TU LLAMAMIENTO

Después de que te llaman y asignan, se te envía porcorreo la carta con el llamamiento y el paquete con in-formación sobre la misión. El proceso del llamamiento

toma entre dos y seis semanas, dependiendo de dónde

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vivas y de que hayas llenado adecuadamente los papelesantes de enviarlos.

Quienes hayan tenido la experiencia de abrir una car-ta con el llamamiento, saben lo emocionante y lo espiri-tual que ésta puede ser. Cuando Joel Hiller, deTaylorsville, Utah, vio el sobre blanco que su madre ha-bía dejado sobre la mesa de la cocina, le saltaba el cora-zón del pecho, y casi no podía esperar a que su familia ydos amigos cercanos se reunieran con él en su casa pocashoras más tarde.

Después de lo que parecieron ser las tres horas más lar-gas de su vida, se produjo una erupción de emoción cuan-do todos estaban juntos conversando, riéndose yespeculando. Súbitamente, una profunda calma espiritualembargó el cuarto cuando Joel abrió el sobre y comenzó aleer en voz alta las palabras del profeta: “Estimado élderHiller, usted ha sido llamado a servir como misionero dela Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.

Joel describe lo que experimentó mientras continuóleyendo la carta: “Me sentí honrado de ser llamado, y elEspíritu me testificó de inmediato que esto era lo correc-to y la misión adecuada para mí. Fue una experiencia

única”. �

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Una vez llenos los formularios, habla con tu obispo o presidentede rama para otra entrevista.

Si estás listo, tu obispo o presidente de rama te referirá al presidente de estaca o al presidente de misión para una entrevista.

Cuando tus líderes del sacerdocioconsideren que estás listo, envia-rán tu información alDepartamento Misional en SaltLake City por medio de tuPresidencia de Área.

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¿Cómo puedoprepararme para ser elmejor misionero quepuedo llegar a ser?

Preparación

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Aquí tienes consejos de misionerosque actualmente están en la misióny de otros lectores:• Ora todos los días. Pídele a nuestroPadre Celestial que te ayude a prepa-rarte.• El Señor necesita misioneros dig-nos. Vive los mandamientos todoslos días.• Asiste a seminario e instituto y ponatención.• Lee las Escrituras todos los días, es-pecialmente el Libro de Mormón.Aplica la promesa que se encuentraen Moroni 10:3–5.• Aprende a ser responsable, magni-ficando cualquier llamamiento oasignación que recibas (véase D. y C. 88:80). Por ejemplo, la orien-tación familiar es una excelente ma-nera de aprender a desarrollarrelaciones de confianza con otraspersonas.• Asiste al templo tan a menudocomo te sea posible.• Pasa el mayor tiempo posible contu familia; los vas a echar de menosmientras estés fuera de casa.Participa en las oraciones familiares,noches de hogar y otras actividadesfamiliares.• Durante las noches de hogar, par-ticipa enseñando a tu familia, usan-do las Escrituras y las charlas

•y•y•n•bb•Gt•r

misionales.

Asiste a la iglesia todos los domingos participa del espíritu que hay allí. Recibe tu bendición patriarcal. Sia la tienes, repásala con frecuencia. Practica conocer a nuevas perso-as y ser amistoso. La misión es rigurosa, por lo que esueno que te esfuerces por estar enuena condición física. Comienza a ahorrar ahora mismo.uarda dinero para la misión cuando

e sea posible. Trabaja con los misioneros regula-

es y con los líderes misionales del

barrio o la rama.

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• Ayuda a los misioneros regularescon sus charlas y observa cómo lasenseñan.• Practica enseñando las charlas atus amigos.• Asiste a los servicios bautismalesdel barrio o la rama.• Comparte tu testimonio cada vezque tengas la oportunidad.• Invita a amigos que no sean miem-bros de la Iglesia a reuniones o a ac-tividades.• Asiste a una clase de preparaciónmisional.

• Memoriza los Artículos de Fe. � IL

(La página 25 de Liahona continúa después de las secciones Noticias de la Iglesia y Amigos.)

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Señor. �

A SALVO AL CUMPLIR CON LOS CONVENIOS DIVINOS

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES

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Cuando hacemos y guardamosconvenios sagrados, se nos ben-dice con el poder para soportar

la adversidad, resistir la tentación ydisfrutar de la plenitud de las bendi-ciones del Evangelio. El élder Neal A.Maxwell, del Quórum de los DoceApóstoles, nos enseña: “Si guardamosnuestros convenios, éstos nos man-tendrán espiritualmente a salvo”(“ ‘Overcome… Even As I AlsoOvercame’ ”, Ensign, mayo de 1987,pág. 71)

¿QUÉ ES UN CONVENIO?

Un convenio es un acuerdo sagra-do y mutuo entre Dios y una personao grupo de personas. Dios fija las con-diciones de Sus convenios. Si nosotraslas obedecemos, recibimos las bendi-ciones que Él les promete a quienesguardan el convenio. En vínculo san-to con nosotras, Él nos promete: “Yo,el Señor, estoy obligado cuando hacéislo que os digo” (D. y C. 82:10).

Todos los mandamientos de nues-tro Padre Celestial se basan en con-venios. Los convenios se hacen pormedio de ordenanzas salvadorascomo el bautismo, la Santa Cena, ylas ordenanzas exaltadoras que se ad-ministran en el templo.

¿CUÁLES SON LAS BENDICIONES

DE CUMPLIR CON LOS

CONVENIOS?

Con cada convenio queguardamos se reciben ben-diciones específicas. Porejemplo, cuando toma-mos la Santa Cena

dignamente y renovamos nuestrosconvenios bautismales, se nos pro-mete que siempre tendremos elEspíritu del Señor con nosotros(véase D. y C. 20:77, 79). Quienesobedecen las condiciones del “nue-vo y sempiterno convenio” del matrimonio celestial, reciben lapromesa de que “los ángeles y losdioses que están allí les dejarán pa-sar a su exaltación y gloria en todaslas cosas” (D. y C. 132:19).

Cuando nos dedicamos a Diosobedeciendo convenios sagrados, somos bendecidas con poder protec-tor en contra del adversario.Especialmente en los momentos deprueba, los convenios pueden fortale-cernos. El élder Henry B. Eyring, delQuórum de los Doce Apóstoles, ex-plica: “Los resultados de cumplir connuestros convenios serán la compa-ñía del Espíritu Santo y un aumentodel poder de amar, hechos que suce-den debido al poder de la expiaciónde Jesucristo que nos cambia interior-mente… Un mayor poder espiritualviene a quienes aceptan los conve-nios y guardan los mandamientos”

(véase “Testigos de Dios”, Liahona,enero de 1997, pág. 36).

UNA CONEXIÓN PERSONAL

Una hermana que no podía asistira la iglesia debido a problemas gravesde salud, llegó a conocer lo dulce-mente personal que son los conveniosde Dios. Debido a esas circunstanciaspoco comunes, poseedores delSacerdocio Aarónico, bajo instruc-ción del obispo, iban a su casa a ad-ministrar la Santa Cena. Ella sabíaque irían, pero no sabía del derrama-miento del amor de Dios que sentiríacuando esos poseedores del sacerdo-cio se arrodillaran para bendecir elpan y el agua, sólo para ella. “Nuncaolvidaré la bandeja con un trozo depan y luego con un vasito de agua enella. Al participar de los emblemas sa-grados, sentí una conexión personalcon mi Salvador. En ese momentosupe que Su expiación era realmentepara mí; sentí Su misericordia y Suamor. En todo sentido me renové yme fortalecí para enfrentarme a esosdesafíos que eran tan sólo para mí”.

Completamente consciente de lasdebilidades humanas y desafíos perso-

nales, el Padre Celestial nos dio con-venios para asegurarnuestro paso firme poresta vida terrenal.Mientras más diligen-tes seamos en cumplircon nuestros conve-nios, más seguridad es-piritual encontraremosen la obediencia al

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La obra misional y la Expiación

por el élder Jeffrey R. Hollanddel Quórum de los Doce Apóstoles

El profeta José Smith declaró una vezque todas las cosas “que pertenecen anuestra religión son únicamente de-

pendencias” de la expiación de Jesucristo1.De manera similar y por las mismas razones,toda verdad que un misionero o un maestroenseña, es sólo una dependencia del mensa-je central de todos los tiempos: que Jesús es el Cristo, elSalvador y Redentor del mundo.

Nuestro mensaje básico es que con la ofrenda comple-ta de Su cuerpo, Su sangre y la angustia de Su espíritu,Cristo expió la transgresión inicial de Adán y Eva en elJardín de Edén y también los pecados de todas las demáspersonas que vivirían en este mundo desde Adán hasta elfinal de los tiempos.

Algunas de esas bendiciones son incondicionales, comoel don de la resurrección. Otras son muy condicionales, yrequieren que se guarden los mandamientos, se realicenordenanzas y se viva la vida de un discípulo de Cristo.

En ambos casos, el mensaje esencial del Evangelio esel que el mismo Maestro declara: “Yo soy el camino, y laverdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”2. Esasí como la expiación de Cristo, que hace posible el re-greso al Padre, es el hecho central, el fundamento crucialy la doctrina principal del gran y eterno plan de salvaciónque se nos ha llamado a enseñar.

REQUISITOS ESENCIALES PARA EL BAUTISMO

Tal vez haya unos cuantos misioneros, si es que hay al-

guno, que desconozcan lo importante de esta doctrina.

L I A

Pero me ha sorprendido el hecho de descu-brir que esto no es algo de lo que se hableespontáneamente en conversaciones sobrela obra misional.

Por ejemplo, en conferencias de zona leshe preguntado a los misioneros qué es loque quieren que los investigadores hagan

como resultado de oír las charlas.“¡Que se bauticen!”, es lo que exclaman al unísono.“Sí”, les digo, “pero, ¿qué tiene que preceder al bau-

tismo?”Ahí comienzan a tener más cuidado con sus respues-

tas. Ah, piensan. Ésta es una prueba. Es una prueba sobrela primera charla. “¡Leer el Libro de Mormón!”, exclamaalguien. “¡Orar!”, grita un élder. “¡Ir a la iglesia!”, decla-ra una de las hermanas. “¡Escuchar todas las charlas!”,dice alguien más.

“Bueno, casi han cubierto todas las metas de la prime-ra charla”, les digo, “pero, ¿qué más quieren que hagansus investigadores?”

“¡Que se bauticen!”, dice el coro por segunda vez.“Élderes y hermanas”, les suplico yo, “¡ya me dijeron

lo del bautismo, y todavía les pregunto lo mismo!”Bueno, ahora sí se sienten totalmente confundidos.

Debe tratarse de metas de las otras charlas, piensan.“¡Cumplir con la Palabra de Sabiduría!”, dice alguien.“¡Pagar los diezmos!”, dice alguien más. Y así seguimos.

Debo decirles que casi nunca los misioneros llegan adescribir las dos cosas fundamentales que queremos que

los investigadores hagan antes del bautismo: Tener fe en

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Page 29: Liahona Octubre 2001

Toda verdad que un

misionero o un maestro

enseña es sólo una de-

pendencia del mensaje

central de todos los

tiempos: que Jesús es

el Cristo.

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Page 30: Liahona Octubre 2001

el Señor Jesucristo y arrepentirse de sus pecados. Sin em-bargo, “creemos que los primeros principios y ordenanzasdel Evangelio son: primero, Fe en el Señor Jesucristo; se-gundo, Arrepentimiento; [luego] tercero, Bautismo porinmersión para la remisión de los pecados; cuarto,Imposición de manos para comunicar el don del EspírituSanto”3.

La vida de un nuevo converso debe edificarse sobre lafe en el Señor Jesucristo y en Su sacrificio redentor: unaconvicción de que Él realmente es el Hijo de Dios, quevive en este instante, que sólo Él tiene las llaves de nues-tra salvación y exaltación. A esa creencia debe seguirla elverdadero arrepentimiento, el arrepentimiento quemuestra nuestro deseo de ser limpios, renovados y sanos,arrepentimiento que nos permite reclamar todas las ben-diciones de la Expiación.

Luego viene el bautismo para la remisión de pecados.Sí, el bautismo también es para ser miembros de la

La única manera de lograr la salvación es pasar p

y caminar hacia el Calvario. El único camino a la ete

medio de Él: el Camino, la Verdad y la Vida.

Iglesia, pero no es eso lo que el profeta José Smith recal-có en ese Artículo de Fe. Él recalcó que el bautismo erapara la remisión de los pecados, enfocándonos a ustedesy a mí, al misionero y al investigador, nuevamente en laExpiación, en la salvación, en el don que Cristo nos hadado.

HACER QUE LA EXPIACIÓN SEA LA PARTE FUNDAMENTAL

DE LA OBRA MISIONAL

Permítanme sugerir algunas cosas que todos nosotrospodemos hacer para que tanto los miembros como los in-vestigadores tengan siempre muy presentes a Cristo y Suexpiación.

Estimulemos de toda manera posible una mayor espi-ritualidad durante las reuniones de la Iglesia, en especialdurante las reuniones sacramentales. Los investigadoresmerecen sentir en las reuniones sacramentales el mismoespíritu que sienten durante las visitas de los misioneros.

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Page 31: Liahona Octubre 2001

Un servicio bau-

tismal debe enfo-

Ayudemos a orientar a los investigadoresexplicándoles la ordenanza de la SantaCena de la que serán testigos. Los misione-ros podrían leerles a los investigadores lasoraciones sacramentales tal como se en-cuentran en las Escrituras, podrían compar-tir con ellos las palabras de su himnosacramental favorito o hacer muchas cosasque puedan ayudar a esos nuevos visitantes a tener unaexperiencia de aprendizaje poderosa cuando asistan auna reunión sacramental.

De la misma manera, hagamos todo lo posible paraque los servicios bautismales sean una experiencia espiri-tual y centrada en Cristo. El nuevo converso merece quela experiencia del bautismo sea sagrada, que esté cuida-dosamente planeada y que sea un momento de espiritua-lidad. Las oraciones, los himnos y ciertamente losdiscursos, todo debe enfocarse en el significado de la or-denanza y en la expiación de Cristo, que es lo que la haceeficaz. Misioneros, en su afán por registrar el bautismo nose olviden de lo que ese bautismo representa y lo quedebe significar en la vida del nuevo miembro.

Por medio de la experiencia de la enseñanza, los mi-sioneros deben testificar del Salvador y de Su don de sal-vación para nosotros. Es obvio que los misioneros debentestificar con regularidad sobre todos los principios queenseñen, pero es de especial importancia que den testi-monio de esta doctrina fundamental en el plan de nues-tro Padre Celestial.

Son varias las razones para testificar. Una de ellas esque el declarar la verdad hará eco, traerá un recuerdo alsubconsciente del investigador de que ha escuchado esaverdad antes; y, por supuesto, sabemos que así es. El tes-timonio del misionero evoca un gran legado de testimo-nio que se remonta a los concilios de los cielos antes dela creación del mundo. Allí, en otro lugar, estas mismaspersonas escucharon el bosquejo de ese mismo plan yoyeron en cuanto al papel que Jesucristo jugaría en susalvación.

La verdad es que los investigadores no sólo escuchannuestro testimonio de Cristo, sino también el eco de

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significad

ordenanza

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que es lo

hace ef

O C T U B R

otros testimonios anteriores, incluso su pro-pio testimonio del Salvador, porque ellos es-tuvieron entre los fieles que guardaron suprimer estado y que se ganaron el privilegiode un segundo estado. ¡Siempre debemos re-cordar que esos investigadores estuvieronentre los valientes que una vez vencieron aSatanás por medio del poder del testimonio

de Cristo!4

Y más aun, cuando ustedes dan testimonio de“Jesucristo, y a éste crucificado”5, para usar las palabrasde Pablo, invocan el poder de Dios el Padre y del EspírituSanto. El Salvador mismo enseñó:

“…quien en mí cree, también cree en el Padre; y elPadre le testificará a él [el investigador] de mí, porque lo vi-sitará [al investigador] con fuego y con el Espíritu Santo.

“Y así dará el Padre testimonio de mí, y el Espíritu Santole dará [al investigador] testimonio del Padre y de mí,porque el Padre, y yo, y el Espíritu Santo somos uno…

“…ésta es mi doctrina; y los que edifican sobre esto,edifican sobre mi roca, y las puertas del infierno no pre-valecerán en contra de ellos”6.

¿Por qué, entonces, debemos testificar frecuente y po-derosamente de Cristo? Porque al hacerlo invitamos elpoder divino del testimonio que dan Dios el Padre y elEspíritu Santo, y nuestro propio testimonio llega a formarparte de él, un testimonio que viene con alas de fuego alcorazón del investigador. Tal testimonio divino de Cristoes la roca sobre la que se debe establecer el fundamentode todo converso. Sólo este testimonio del Ungido, delVictorioso que expía, prevalecerá en contra de las puer-tas del infierno.

Estudien las Escrituras a conciencia y familiarícensecon los pasajes que enseñan y testifican de la misión re-dentora de Cristo. Nada les tocará el corazón ni les con-moverá el alma como las verdades de las que les heestado hablando.

En concreto, pediría a los misioneros regulares y a losmiembros misioneros que estudien y enseñen en cuantoa la expiación de Cristo basándose en el Libro deMormón. Digo eso con prejuicio personal, porque fue

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e Cristo,

que la

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El Libro de

Mormón fue la

primera —y es

durante mi misión que aprendí a amar elLibro de Mormón y la majestuosidad delHijo de Dios que en él se revela. En su en-foque sin paralelo en el Salvador del mundo,el Libro de Mormón es literalmente un nue-vo testamento u “otro testamento” deJesucristo, que le declara a todos que pormedio de la expiación del Hijo de Dios, “asícomo ha[n] caído pueda[n] ser redimido[s]; y tambiéntodo el género humano, sí, cuantos quieran”7.

TESTIMONIOS DE PROFETAS DEL LIBRO DE MORMÓN

Consideren lo que Nefi dijo al comienzo de su minis-terio:

“Y el mundo, a causa de su iniquidad, lo juzgará comocosa de ningún valor; por tanto, lo azotan, y él lo sopor-ta; lo hieren y él lo soporta. Sí, escupen sobre él, y él losoporta, por motivo de su amorosa bondad y su longani-midad para con los hijos de los hombres.

“Y el Dios de nuestros padres… sí, el Dios de Abraham,y de Isaac, y el Dios de Jacob se entrega a sí mismo comohombre… en manos de hombres inicuos para ser levanta-do, según las palabras de Zenoc, y para ser crucificado, se-gún las palabras de Neum, y para ser enterrado en unsepulcro, de acuerdo con las palabras de Zenós…

“Y todas estas cosas ciertamente deben venir, dice elprofeta Zenós. Y se henderán las rocas de la tierra; y acausa de los gemidos de la tierra, muchos de los reyes delas islas del mar se verán constreñidos a exclamar por elEspíritu de Dios: ¡El Dios de la naturaleza padece!”8.

O bien, estas palabras de Jacob, el extraordinario her-mano de Nefi, ¡que dio un sermón de dos días en cuantoa la Caída y la Expiación!

“¡Oh cuán grande es la bondad de nuestro Dios, queprepara un medio para que escapemos de las garras deeste terrible monstruo; sí, ese monstruo, muerte e infier-no, que llamo la muerte del cuerpo, y también la muertedel espíritu…

“Y viene al mundo para salvar a todos los hombres, siéstos escuchan su voz; porque he aquí, él sufre los dolo-

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res de todos los hombres, sí, los dolores de toda criatura

L I A

viviente, tanto hombres como mujeres y ni-ños, que pertenecen a la familia de Adán.

“Y sufre esto a fin de que la resurrecciónllegue a todos los hombres…

“Y él manda a todos los hombres que searrepientan y se bauticen en su nombre, te-niendo perfecta fe en el Santo de Israel, ono pueden ser salvos en el reino de Dios”9.

O, como último ejemplo, estas palabras del gran pa-triarca Lehi:

“Por tanto, la redención viene en el Santo Mesías…“He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacrificio por el

pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todoslos de corazón quebrantado y de espíritu contrito; y pornadie más se pueden satisfacer las demandas de la ley.

“Por lo tanto, cuán grande es la importancia de dar a co-nocer estas cosas a los habitantes de la tierra, para que se-pan que ninguna carne puede morar en la presencia deDios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gra-cia del Santo Mesías, quien da su vida, según la carne, yla vuelve a tomar por el poder del Espíritu, para efectuarla resurrección de los muertos, siendo el primero que hade resucitar.

“De manera que él es las primicias para Dios, pues élintercederá por todos los hijos de los hombres; y los quecrean en él serán salvos”10.

Obviamente, reconocerán que estos ejemplos son tes-timonios sacados de solamente las primeras páginas delLibro de Mormón. Tal vez sea suficiente para comunicar-les lo urgente e impresionante del tema que contiene eseregistro sagrado. El Libro de Mormón fue la primera —yes todavía la más grande— herramienta misional de estadispensación.

Les testifico que cambiaremos vidas, incluso la nues-tra, si enseñamos la Expiación por medio del Libro deMormón como también, por supuesto, por medio de to-das las otras Escrituras.

LA EXPIACIÓN Y EL MISIONERO

Cualquier persona que haga cualquier tipo de obra mi-

a la

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e esta

ción.

sional tendrá la oportunidad de preguntarse: ¿Por qué es

H O N A

30

Page 33: Liahona Octubre 2001

tan difícil? ¿Por qué no podemos tener éxito más rápido?¿Por qué no son más las personas que se unen a la Iglesia?¿Por qué no es el único riesgo que corren los misionerosel de contraer pulmonía por estar empapados todo el díay toda la noche en la pila bautismal?

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Lehi enseñó: “Por lo tanto,

dar a conocer estas cosas a lo

sepan que ninguna carne pue

sino por medio de los méritos

Mesías”.

He pensado mucho en eso. Propongo lo siguientecomo mi idea personal. Estoy convencido de que la obramisional no es fácil porque la salvación no es una expe-riencia barata. La salvación nunca fue fácil. Nosotros so-mos la Iglesia de Jesucristo, ésta es la verdad, y Él es

cuán grande es la importancia de

s habitantes de la tierra, para que

de morar en la presencia de Dios,

, y misericordia, y gracia del Santo

Page 34: Liahona Octubre 2001

De un discurso pronunciado en el Centro de Capacitación

Misional en Provo, Utah, el 20 de junio de 2000.

NOTAS1. Véase Enseñanzas del Profeta José Smith, compilación de

Joseph Fielding Smith, 1976, pág. 141.2. Juan 14:6.3. Artículos de Fe 1:4; cursiva agregada.4. Véase Apocalipsis 12:10–11.5. 1 Corintios 2:2.6. 3 Nefi 11:35–36, 39; cursiva agregada.7. Moisés 5:9.8. 1 Nefi 19:9–10, 12.9. 2 Nefi 9:10, 21–23.10. 2 Nefi 2:6–9; cursiva agregada.11. Véase Marcos 14:36.12. Véase Hechos 5:30.13. Véase Isaías 53; Mosíah 14.

Testifico que

cambiaremos

vidas,

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POR

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nuestro Gran y Eterno Líder. ¿Cómo pode-mos creer que podría ser fácil para nosotroscuando nunca fue fácil para Él? Opino quetanto los misioneros como los líderes de lamisión deben pasar, aunque sea unos mo-mentos, en Getsemaní. Tanto los misioneroscomo los líderes de la misión deben dar aun-que sea uno o dos pasos hacia la cima del Calvario.

Espero que no me malinterpreten. No estoy hablandode nada remotamente cercano a lo que Cristo experi-mentó. Eso sería presuntuoso y sacrílego. Pero es mi opi-nión que los misioneros y los investigadores, para llegar ala verdad, para llegar a la salvación, para conocer aunquesea de manera mínima este precio que se pagó, tenganque pagar una pequeña parte de ese mismo precio.

Es por ese motivo que creo que la obra misional nun-ca ha sido fácil, ni tampoco la conversión, ni la reten-ción, ni la fidelidad continua. Creo que vivir el Evangeliodebe requerir algo de esfuerzo, algo de lo más profundode nuestra alma.

Si Él pudo salir de noche, arrodillarse, postrarse, sangrarpor cada poro y exclamar: “Abba, Padre (Papá), si pudierapasar de mí esta copa, que pase”11, entonces no es de sor-prenderse que la salvación no sea cosa fácil para nosotros.Si se están preguntando si hay un modo más fácil, debenrecordar que no han sido los primeros en hacerse esa pre-gunta. Alguien de mucha más grandeza se preguntó hacemucho tiempo si no habría una manera más fácil.

Cuando les sea difícil, cuando sean rechazados, cuan-do les escupan y los echen, estarán en compañía de lamejor vida que haya conocido el mundo, la única vidapura y perfecta que se haya vivido jamás. Tienen motivopara sentirse honrados y agradecidos porque el HijoViviente del Dios Viviente lo sabe todo en cuanto a lastristezas y aflicciones de ustedes. La única manera de lo-grar la salvación es pasar por Getsemaní y caminar haciael Calvario. El único camino a la eternidad es por mediode Él: el Camino, la Verdad y la Vida.

Testifico que el Dios viviente es nuestro Padre Eternoy que Jesucristo es Su Hijo viviente Unigénito en la car-

nuestra, si

mos la Ex

por m

del Li

de Mor

ne. Les testifico que este Jesús, que fue muerto y colgado

L I A

en un madero12, vive. Todo el triunfo delEvangelio es que Él vive, y debido a que Élvive, viviremos nosotros también.

En ese primer domingo de Resurrec-ción, María Magdalena primero creyó haber visto a un jardinero. Y eso fue loque vio: el Jardinero que cultivó el Edén y

que soportó Getsemaní. El Jardinero que nos dio el árbol de la vida.

Declaro que Él es el Salvador del mundo. Sé que so-mos levantados a la vida porque Él fue levantado a lamuerte. Les doy testimonio de que Él fue herido pornuestras transgresiones y molido por nuestras iniquida-des, que Él fue varón de dolores, experimentado en que-branto porque tomó sobre sí las transgresiones de todosnosotros13.

Testifico que vino de Dios como un Dios para sanar alos quebrantados de corazón, para secar las lágrimas detodos los ojos, para proclamar libertad al cautivo y laapertura de la cárcel a los presos14. Les prometo que comoresultado de su fiel respuesta al llamado a proclamar elEvangelio, Él les sanará el corazón quebrantado, les seca-rá las lágrimas y los liberará a ustedes y a sus familias. Ésaes mi promesa misional para ustedes y el mensaje que tie-nen para el mundo. �

incluso la

enseña-

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14. Véase Isaías 61:1–3

H O N A

32

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SÉ LO MEJOR QUE PUEDAS SERSé agradecido, sé inteligente, sé limpio, sé verídico,

sé humilde, sé dedicado a la oración—Presidente Gordon B. Hinckley

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Ninguna preparaciónpara tu misión —o paratu vida— es más vital quela que tiene lugar en eltemplo.

El paso más imporpor F. David StanleyEx presidente del Templo de Bountiful, Utah y ex miembro del Segundo Quórum de los Setenta

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Era jueves, y como cientos deotros en la Iglesia, Jim y Alexesperaban ansiosamente que

llegara el correo. Habían entregadosus papeles de recomendación parala misión hacía semanas y hoy podíaser el día en que llegaran los llama-mientos.

Jim trabajaba en el supermercadode su vecindario y Alex para unconstructor. Ambos hicieron que susmadres les prometieran que si llegabaun sobre blanco grande de lasOficinas Generales de la Iglesia, nolo abrirían. Ambos tuvieron proble-mas para concentrarse en el trabajoese día. Jim casi guardó el jabón debaño con las verduras frescas, y Alexcortó excesivamente un par de vigas.

Llegaron los grandes sobres blan-cos, y ambos jóvenes corrieron a casaal final del día de trabajo. Con sus fa-milias a su alrededor, abrieron los tanesperados llamamientos. La sensaciónde expectación se vio reemplazadacon gozo y lágrimas de gratitud.Ambos jóvenes sintieron que el Señorhabía hablado y se encontraban listospara responder a Su llamado.

A medida que la emoción inicialse calmaba, comenzó la siguientefase de preparación. Ambas familias

hicieron listas detalladas: fijar el

último día de trabajo, comprar ropay equipaje, prepararse para la reu-nión sacramental, realizar una reu-nión familiar y, sí, ir al templo.Lamentablemente, sólo una de lasfamilias contempló la experienciadel templo como el suceso principalde la vida de su hijo, dándole la im-portancia merecida.

EL TEMPLO ES FUNDAMENTAL

Si el hecho de ir al templo ha deser la gran bendición que debe serpara tu misión y tu vida, entoncesdebe ser más que tan sólo otro pun-to de la lista de quehaceres antes de entrar al campo misional. El presidente Howard W. Hunter(1907–1995) dijo: “Ciertamente nohay trabajo igual al que se realiza enel templo” (“We Have a Work toDo”, Ensign, marzo de 1995, pág.65). También dijo: “Preparemos atodo futuro misionero para que asis-ta al templo dignamente, y conside-re esa experiencia como algo aúnmás sublime que el recibir el llama-miento misional” (“Un pueblo de-seoso de asistir al templo”, Liahona,mayo de 1995, pág. 6). El presidenteGordon B. Hinckley ha declarado:“[Los templos], y las ordenanzas queen ellos se efectúan, representan lomáximo de nuestra adoración”(“Misiones, templos y responsabili-dades”, Liahona, enero de 1996, pág.63). Sólo en el templo se dan las másaltas bendiciones de la vida a la per-

sona. Sólo en el templo se puede

L I A H O N A

34

llevar a cabo la plenitud del sacerdo-cio. La esencia de todo lo que hace-mos en la Iglesia se centra en eltemplo.

INVESTIDOS CON PODER

La investidura, que es un don de Dios, te da el derecho de estararmado “con poder de lo alto” (D. y C. 38:32), que es el poder deJesucristo. El plan de felicidad queenseñarás en el campo misional serepresenta en el templo de la mane-ra más sagrada y completa. Tú harásconvenio de no hablar fuera deltemplo sobre las ordenanzas sagra-das y los convenios que en él hagas;pero al ser obediente a los conve-nios del templo, te acompañarán alcampo misional bendiciones eter-nas que estarán contigo durantetoda tu vida.

PREPARACIÓN PARA EL TEMPLO

Una forma muy importante depreparación para el templo es estu-diar y buscar comprensión de lasdoctrinas del templo que se encuen-tran en las sagradas Escrituras.

Cuando contemples la profundi-dad de esas doctrinas, ora pidiendola capacidad de comprender el signi-ficado de los convenios eternos queharás en el templo. Ora pidiendo lacapacidad de escuchar espiritual-mente. Sería apropiado, si tuvierasun templo cerca, que participaras enbautismos por los muertos antes de

recibir tu investidura. I
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tante

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Recuerda que al entrar a ese sa-grado “monte del Señor” (véaseIsaías 2:3), tu dignidad personal es desuma importancia. Esencialmente, ladignidad para entrar al templo es dig-nidad para entrar al campo misional,y viceversa. No trates de escondertransgresiones ni pecados personales.Si lo haces, no te sentirás bien al ha-cer esos convenios sagrados. Comomisionero, progresarás o tropezarásdependiendo de tu dignidad.

Cuando tengas tu primera entre-vista para recibir la recomendaciónpara el templo, tu obispo o presiden-te de rama hablará contigo y te haráuna serie de preguntas. Puedes pe-dirle que te explique la intención yel significado de esas preguntas paradeterminar la dignidad aun antes detu entrevista formal.

Los barrios y las ramas —y las es-tacas y los distritos— tienen clasesde preparación para el templo paraquienes van a asistir por primera vez.Definitivamente, deberías aprove-char la oportunidad y asistir a ellas.

LA EXPERIENCIA DEL TEMPLO

¿Qué debes esperar cuando va-yas al templo por primera vez?Encontrarás un ambiente de paz,tranquilidad y reverencia como nohallarás en ninguna otra parte sobrela faz de la tierra. Los amigables yserviciales obreros del templo te re-cibirán y te guiarán en cada pasodel proceso. Además, se te permiti-rá tener contigo a un acompañante,que puede ser un familiar o un ami-

go cercano. Cuando sea posible, se

recomienda que sea el padre paralos varones y la madre para las señoritas.

Puedes contribuir a la reveren-cia del templo siendo reverente túmismo. La comunicación conotros debe ser con la “voz deltemplo”. Ya sabrás de qué se tratacuando entres en él.

Después de que los obrerosdel templo hayan verificado yprocesado tu recomendación,entrarás a los vestidores y te prepararás para las ordenanzasde lavamiento y unción (véaseD. y C. 124:39). Luego de esasordenanzas iniciatorias y sagra-das, uno de los miembros de lapresidencia del templo, la di-rectora de las obreras o una desus ayudantes, te dará instruc-ciones. Puedes esperar un am-biente de aprendizaje (véase D. y C. 109:8).

Inmediatamente después tedirigirán a una sala de orde-nanzas donde se te darán ins-trucciones sagradas y harásconvenios. Los convenios eter-nos que harás cambiarán tuvida para siempre. El profundosignificado de esas ordenanzas note sorprenderá si has estado estu-diando las Escrituras. Los conveniosson una continuación de lo que se es-pera de todo miembro que se ha bau-tizado y que ha recibido el don delEspíritu Santo. No obstante, el reci-bir esos convenios en el santo templopone sobre ti una obligación mayor,con la promesa de las más grandes

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Estos pasajes de las Escrituraste pueden ayudar a preparartecuando vayas al templo porprimera vez, y en ocasionessucesivas.

El poder de la divinidadD.y C. 84:20

Poder de lo altoD. y C. 95:8–9

Un lugar de instrucciónD. y C. 97:10–17

SacrificioD. y C. 109:5

Un lugar de santidadD. y C. 109:13

Recibir cuanto fuese nece-sario

D. y C. 109:15

La casa de DiosD. y C. 109:16

PurezaD. y C. 109:20

La aparición del Salvador enel Templo de Kirtland

D. y C. 110

Lavamientos y uncionesD. y C. 124:37–42

ConveniosD. y C. 132:7–14

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N.

bendiciones de la eternidad a cambiode tu fidelidad.

Parte del proceso incluye el com-promiso de llevar el gárment del san-to sacerdocio el resto de tu vida. Elgárment te ayudará a recordar el sig-nificado de los convenios sagradosque hagas y será una protección con-tra el mal.

Después de completar el procesode la investidura, entrarás al salóncelestial del templo y disfrutarás desu sagrada reverencia. Allí te reuni-rás con tus seres queridos que te ha-brán acompañado ese día. Éste es eltiempo y el lugar para tener conver-saciones sagradas, y reflexionar, me-ditar y adorar en silencio.

UNA SENSACIÓN DE FORTALEZA

Al ir al templo para recibir tu pro-pia investidura, obtienes fortaleza. Lasentirás de inmediato si te has prepa-rado para esa gran bendición. Esafortaleza puede mantenerse e incre-mentarse antes de tu misión y a lolargo de tu vida al asistir con regula-ridad. A medida que tomes sobre tiestos convenios significativos, co-menzará a desplegarse un significadomás profundo del plan de felicidad denuestro Padre Celestial. Como Almalo describe: “Vuestro entendimientoempieza a iluminarse y vuestra men-te comienza a ensancharse” (Alma32:34). Alma también nos dice:“Empieza a ser deliciosa para mí”(Alma 32:28).

Cuando comiences a estudiar, aaprender y a enseñar las charlas

misionales, de inmediato sentirás la

O C T U B R

armonía de los sagrados conveniosque habrás hecho en el templo.Esto aumentará aún más tu fe y tutestimonio. El poder que puedessentir al asistir regularmente altemplo se manifiesta en la forma deun testimonio más fuerte delSalvador y de Su sacrificio expiato-rio. Todos los convenios que harásen el templo se centran en nuestroPadre Celestial y en Su HijoJesucristo. La obediencia a esosconvenios te traerá bendiciones nosólo durante la misión, sino a lo lar-go de toda tu vida. Entra al templocon el humilde deseo de desarrollartu comprensión de la voluntad delPadre para contigo. Esta humildadte permitirá sentir el EspírituSanto, que incrementa tu deseo ytu compromiso de vivir una vidajusta. En los santos templos delSeñor todos nosotros podemos en-contrar las respuestas a los desafíosde la vida.

Las más grandes bendiciones de lavida, de la eternidad y de la plenituddel sacerdocio se pueden encontrarsólo en los templos del Señor. Al ha-cer de la experiencia del templo algomás que uno de los quehaceres de lalista, tu vida se verá llena de un po-der que no puede venir de ningúnotro modo. Serás un instrumentomás eficaz en las manos del Señorcuando realices Su obra. Y al traba-jar para traer a otros a Cristo, descu-brirás que te encuentras en uncamino que finalmente te llevará denuevo a la presencia del Padre y del

Hijo. �

E D E 2 0 0 1

37

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por Marvin K. Gardner

Ya sea que hayas sido

miembro de la Iglesia toda

tu vida o sólo durante

un año, el Centro de

Capacitación Misional

(CCM) puede ayudar a

prepararte para servir

una misión.

E N E L C C M

Nació en una pequeña casita deadobe con techo de paja en

Chojoló, una remota aldea en lasmontañas del sur de México.Cuando oyó a los misionerosa la edad de 15 años, alguientenía que traducirle sus pala-bras del español a su idiomanativo, el tzotzil. Estudió se-lecciones del Libro de Mormón entzotzil, se bautizó y trató de compar-tir el Evangelio con sus padres.Cuatro años más tarde se bautizaron.

Manuel Solís Ruiz prestó servicio

como maestro de la Primaria y como

L I A H O N A

38

secretario de rama. Cuando uno delos misioneros lo animó para que fue-ra a la misión, Manuel le explicó que

no podía ir. “Yo no hablo nicomprendo español; sólo tzot-zil”, dijo. “Y no tenemos dine-ro. De niño tuve que dejar laescuela y trabajar en el campopara mantener a mis padres

ya mayores. Ellos dependen comple-tamente de mí”.

Pero Manuel quería ir a la misióny se armó de valor para hablar con elpresidente de la misión. El presiden-

te reconoció la pureza de corazón de
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Manuel, y él y otros líderes locales hi-cieron posible que Manuel fuera a lamisión.

“¡Ahora estoy en el Centro deCapacitación Misional de la Ciudadde México!”, dice Manuel, de 21años de edad, que recibió el llama-miento de servir en la Misión MéxicoCiudad de México Sur. “Me dio tris-teza dejar a mi papá y mi mamá, peroellos estarán bien. El Señor me daconfianza y fortaleza. Estoy apren-diendo el Evangelio de Jesucristo yhe encontrado muchos amigos en el

CCM que me ayudan”.

El élder Solís está pasando poruna experiencia en el Centro deCapacitación Misional que afectaráel resto de su vida: una experienciaque le está ayudando a prepararsepara la misión y también para la vida. Los misioneros de los CCM detodo el mundo tienen experienciassimilares.

¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DEL CCM?

Todos los CCM tienen la mismadeclaración en cuanto a su propósito:

Bajo la influencia del Espíritu Santo

O C T U B R E D E 2 0 0 1

39

y en un ambiente de amor, confianza y

respeto, la capacitación en el CCMayuda a los misioneros a acercarse mása Dios y a desarrollar un poder de conversión más grande. En cada CCMtodo misionero:

• Aprenderá y valorará la doctrinadel Evangelio y desarrollará atributoscristianos.

• Aprenderá a enseñar con poderpor medio del Espíritu a fin de ayudar aotros a tener fe en Cristo, a arrepentir-se, a bautizarse, a recibir el EspírituSanto y a perseverar hasta el fin.

• Procurará el don de lenguas y llega-

rá a hablar el idioma oficial de su misión.
Page 42: Liahona Octubre 2001

En el proceso, aprenderás a ser Señor!”

Además de la abundante

alimentación espiritual, el CCM

proporciona alimentación equili-

brada. Extremo izquierdo: En el

CCM de Provo. Izquierda:

En el CCM de México.

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¿CUÁNTOS CCM HAY?

En el mundo, hay 15 Centros deCapacitación Misional: en Argentina,Brasil, Chile, Colombia, Corea, Es-paña, Filipinas, Guatemala, Inglaterra,Japón, México, Nueva Zelanda, Perú,República Dominicana y Provo, Utah.

¿A QUÉ CCM ME TOCARÁ ASISTIR?

Cuando recibas tu llamamiento sete dirá a qué CCM deberás ir. En lamayoría de los casos, recibirás capa-citación de maestros que hablen elidioma natal del país al que vayas, terelacionarás con misioneros nativos,enseñarás en equipo con misionerosque estén sirviendo en la zona, y ten-drás experiencias personales con lagente y la cultura locales. Muchos deustedes no tendrán que aprender unidioma extranjero y permaneceránen el CCM por aproximadamentetres semanas. Si tienes que aprenderotro idioma, deberás permanecer enel CCM unas ocho semanas.

No importa al CCM que vayas, detodos modos sentirás el Espíritucuando te relaciones con misionerosde otras partes. Por ejemplo, la hermana Ana Victoria Ordóñez

Requena es de Guatemala, está en elCCM de Argentina, tiene una com-pañera de Chile y se está preparandopara ir a la misión a Uruguay. “Pudesentir el Espíritu desde el momentoen que llegué”, dice. “Mi testimoniocrece constantemente”.

¿QUÉ HARÉ EN EL CCM?

Tendrás a otro misionero regularcomo compañero, un presidente delCCM y maestros que son ex misio-neros. Estudiarás la doctrina de la Iglesia; aprenderás a enseñar por el Espíritu, y especialmente acómo usar el Libro de Mormón yotras Escrituras al enseñar; apren-derás a presentar las charlas. De sernecesario, recibirás capacitación enotro idioma. Asistirás al templo.Durante los devocionales habráAutoridades Generales y de Áreaque te dirigirán la palabra, ya sea en vivo, vía satélite o en video.Aprenderás el comportamiento, lasreglas y la rutina del misionero re-gular. Tendrás tiempo para hacerejercicio, cantar en coros, comer,lavar la ropa y escribir cartas.

L I A H O N A

40

embajador del Señor Jesucristo.Podrás comenzar tu trabajo en elcampo misional con confianza y hu-mildad, con fe y convicción, y con unfundamento sólido de conocimientodel Evangelio, habilidades de ense-ñanza, destreza en el idioma y con-ciencia cultural.

¿QUÉ DICEN OTROS MISIONEROS

SOBRE EL CCM?

Aún no lo puede creer. El élderEdgar Eleuterio Quispe Pérez, deBolivia, está en el CCM de Perú:“¡Todavía no puedo creerlo: real-mente estoy en el CCM y llevo unaplaca de misionero!”

Como en casa. El Élder WilliamSamuel Lolani Meredith, de SamoaOccidental, está en el CCM de NuevaZelanda: “Al principio estaba nervioso,pero ahora me siento como en casa”.

Entre los Llamados a servir. El él-der Choi Byung-Yong, de Corea, estáen el CCM de Corea. “Me encantóver el video ‘Called to Serve’(Llamados a servir). ¡Me ayudó a dar-me cuenta de que yo era uno de lossesenta mil misioneros que sirven al

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Las horas de intenso estudio se ven combinadas con

oportunidades de ejercicio físico. Abajo: En el CCM

de República Dominicana. Derecha: En el CCM de

México.

¿ME CAERÁ BIEN MI COMPAÑERO?

Un amigo. El élder JosephThomas Miller, de Utah, E.U.A.,está en el CCM de España: “Nuncahabía estudiado español, pero micompañero lo había estudiado porseis años. Él me ha ayudado muchocon el idioma, el Evangelio y muchasotras cosas. Ha sido mucho más queun compañero; ha sido un amigo”.Su compañero, el élder SamuelDavid Norton, de Inglaterra, diceque el sentimiento es mutuo: “El él-der Miller es increíble. Las leccionesde humildad y de diligencia que heaprendido de él me han ayudadomuchísimo”.

Paciente conmigo. El élderEsteban José Ventura, de Uruguay,está en el CCM de Argentina: “Micompañero me ha ayudado a sabercómo demostrar amor por otras per-sonas. Él es paciente conmigo y meha ayudado a aprender las charlas”.

Piensa en otros primero. La her-mana Yulia Vladimirovna Mikhaleva,de Rusia, está en el CCM de Provo:

“No es fácil estar con la misma

persona las 24 horas del día. Estamosaprendiendo a pensar en otros prime-ro y después en nosotros”.

El idioma del Espíritu. LaHermana Kimberly MonikaJohnson, de Alemania, está en elCCM de Inglaterra: “Estoy agrade-cida por mi compañera, la hermanaIva Petkova, de Bulgaria. En nuestrogrupo de 12 hermanas se ven repre-sentadas ocho nacionalidades. Hellegado a amar a todas las hermanas.Aunque tuvimos la barrera del idio-ma, pudimos comunicarnos por me-dio del idioma universal delEspíritu. Me he sentido llena delEspíritu cada vez que las oigo oraren su idioma natal y cuando pronuncian oraciones sencillas eninglés”.

Estamos unidos en una solacausa. La hermana Jana Hedrlinova,de la República Checa, está en elCCM de Provo: “Aquí hay muchaspersonas de diferentes países y cul-turas, y podemos sentir fuertementeel Espíritu entre nosotros. Estamos

unidos en una sola causa”.

O C T U B R E D E 2 0 0 1

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¿PODRÉ LOGRARLO?

Difícil al principio. El élder JoséLuis Aguilar, de Perú, está en el CCMde Perú: “Las dos cosas que más megustan del CCM son la comida y elhermoso espíritu que se siente aquí.La parte más difícil es que es muy es-tricto. Siempre tenemos que estar atiempo, hay mucho que estudiar y noqueda mucho tiempo para descansar.Al principio fue difícil acostumbrarse,pero ahora está bien”.

Difícil levantarse temprano. Elélder Óscar Ignacio Pérez Aguilera,de Chile, está en el CCM de Perú:“Para mí ha sido difícil levantarme yacostarme temprano, pero sé que lasreglas son para ayudarnos a ser res-ponsables y a tener éxito”.

Dejar de echar de menos a la familia. El élder Cristhian RolandoEscalante Romero, de Ecuador, estáen el CCM de Guatemala: “Comoestoy tan lejos de casa, las cartas sedemoran mucho en llegar. Pero micompañero me fortalece estando ami lado. Mi presidente del CCM meaconseja como si yo fuera uno de sus nietos; lo amo de verdad. Y

Jesucristo me fortalece”.
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Mientras están en el CCM, los

misioneros tienen la oportuni-

dad de asistir al templo.

Izquierda: En el Templo de

Madrid, España.

FOTOGRAFÍA POR MARGARITA DÍAZ, JOHN LUKE, C. EUGENE HILL, BARBARA JEAN JONES, JANET THOMAS Y ROGER TERRY.

A mi lado. El élder Cory Lignell,de Utah, E.U.A., está en el CCM deRepública Dominicana: “Yo sé queDios está a mi lado y que mi familiaora por mí”.

El amor de Cristo. El élder JoséCarlos Pérez Zubieta, de Bolivia, estáen el CCM de Perú: “Quiero apren-der todos los hábitos y las reglas queme ayudarán a ser un misionero exi-toso. En el CCM siento el amor deCristo. Me siento cerca de Él”.

¿REALMENTE PUEDO APRENDER

OTRO IDIOMA Y OTRA CULTURA?

Como ningún otro centro deaprendizaje de idiomas en el mun-do. El élder Wojtek KrzysztofBaszczyk, de Polonia, está en el CCMde Provo: “No hay ningún otro cen-tro de aprendizaje de idiomas en elmundo en que la gente pueda apren-der otra lengua tan bien en tan pocotiempo. Creo que es porque se nosenseña bajo la influencia del EspírituSanto. Antes de venir aquí, estudiéinglés durante cinco años en la es-cuela, pero un élder brasileño que sesienta a mi lado nunca había estudia-

do inglés. ¡Ahora habla tan bien

como yo después de haber estado enel CCM sólo un mes!”

Sumérgete en la cultura. El élderDaniel Bokovoy, de California,E.U.A., está en el CCM de Brasil:“Uno de los factores más importantesen el aprendizaje de un nuevo idiomaes sumergirse en la cultura donde sehabla el idioma. Aquí tenemos mu-chas oportunidades de ir a la ciudady relacionarnos con la gente.También tenemos la oportunidad depredicar con los misioneros regulareslocales. Tenemos experiencias realesen la obra misional”.

¿CÓMO SON LAS CLASES Y LAS

REUNIONES?

Los maestros inspiran confianza.La hermana Lizbeth AdrianaMartínez Hernández, de México,está en el CCM de México: “Mis ma-estros me han dado la confianza deque si trabajo duro, podré lograr loque el Señor espera de mí”.

Comprensión de la Expiación. Lahermana Bayelita Carmen Ituza Casa,de Perú, está en el CCM de Perú: “Ennuestra clase se nos asignó que hicié-

ramos una lista de puntos importantes

L I A H O N A

42

que explicaran la Expiación, pero yonunca había comprendido laExpiación con claridad, por lo que nopude hacerlo; y no fui la única. El díaen que debimos entregar nuestras lis-tas, nuestros maestros nos ayudaron.Me pude dar cuenta de que nosotroséramos más importantes que la asig-nación. Estudiamos D. y C. 19:16–19y pude comprender el gran amor queJesucristo tiene por nosotros”.

Estar con nuestro presidente delCCM. El élder Tomomi Hara, deJapón, está en el CCM de Japón:“Una de las mayores bendiciones esla de estar con nuestro maravillosopresidente y con su esposa. Cuandoestoy con ellos, siento el Espíritu”.

Escuchar a las AutoridadesGenerales. El élder Ricardo AndrésIbáñez Fuentemavida, de Chile, estáen el CCM de Perú: “Cuando vi el vi-deo Testigos especiales de Cristo, mesentí especialmente conmovido por eltestimonio que el presidente GordonB. Hinckley dio en la ArboledaSagrada. Sentí gran gozo, y pude veramor y paz en sus ojos”.

La hermana Abigail Ray Babaga,

de Papua Nueva Guinea, está en el
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contraba hace dos meses, soy un que no puedo expresar”. �

México

Perú

Guatemala

Colombia

RepúblicaDominicana

Argentina

Brasil

NuevaZelanda

Corea Japón

Provo, Utah

Chile

Inglaterra

España

Filipinas

Los CCM que actualmente están en funciones en el mundo:

CCM de Nueva Zelanda: “Escuchéla transmisión de un discurso por elélder M. Russell Ballard, del Quórumde los Doce Apóstoles, y me sentí lle-na del Espíritu”.

El élder Benjamin F. Gardner, deArizona, E.U.A., está en el CCM deBrasil: “Vimos un video del élderJeffrey R. Holland, del Quórum delos Doce Apóstoles, en el que estabahablando en el CCM de Provo. Fueuna experiencia poderosa. Él diceque piensa en su misión casi cada díade su vida”.

¿QUÉ PASA SI NO HE IDO AL TEMPLO

TODAVÍA?

Preparación para el templo. Lahermana Carmen María RamosZúñiga, de Honduras, está en elCCM de Guatemala: “Nuestro pri-mer domingo aquí, ayunamos con elfin de prepararnos para asistir altemplo. Desde el momento en quedesperté esa mañana, sentí la pre-sencia del Espíritu. He sentido lafuerte impresión de que mi familia,quienes no son miembros, prontotendrá contacto con los misionerosy aceptará el Evangelio”.

En el templo. La hermanaSachiko Miyagawa, de Japón, está enel CCM de Japón: “Ir al templomientras se está en el CCM es unaexperiencia inolvidable. En el templosentí el deseo de ser más obediente yde acercarme más a Dios”.

Ayudar a otros a sentir gozo. Lahermana Lesly María GuzmánMaldonado, de Guatemala, está enel CCM de Guatemala: “Mientrasparticipaba en las ordenanzas deltemplo, sentí esperanza, seguridad,amor y gratitud. Me di cuenta decuánto significaría para mí lograr laexaltación con mi familia. Trabajarécon toda mi fuerza para ayudar aotras personas a sentir el mismogozo”.

¿REALMENTE CAMBIA LA VIDA

EL CCM?

Acabo de empezar. El élderNathan Craven, de Utah, E.U.A.,está en el CCM de España: “He esta-do en la Iglesia sólo un año y mediodespués de 10 años de inactividad yno sé nada del Evangelio. De modo que, comparado con dónde me en-

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43

gigante. Pero me doy cuenta de queacabo de empezar”.

Compartir el testimonio. El élderBrett Maxfield, de Idaho, E.U.A.,está en el CCM de RepúblicaDominicana: “Una noche, despuésde un devocional, mi distrito se fue auno de las habitaciones a compartirlo que habíamos aprendido y a darnuestro testimonio. Nunca antes enmi vida había sentido el Espíritu contanta fuerza”.

Crecimiento espiritual. El élderNigel Morriss, de Inglaterra, está en elCCM de Inglaterra: “Mi crecimientoespiritual aquí ha sido incalculable. Enun ambiente de amor, confianza y res-peto, me he acercado más a Dios enun modo difícil de imaginar. He llega-do a comprender que esta experienciaes sólo el comienzo de un viaje. Mi mi-sión es sólo el punto de partida para lo-grar mayor crecimiento y desarrollo”.

Sentir la Expiación. El élderEvanilda Gomes do Nascimento, deBrasil, está en el CCM de Brasil: “ ¡Eldesarrollo espiritual aquí es increíble!Antes aceptaba la Expiación. Ahorala siento en el corazón de un modo

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Se vive la aventuraVOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

El élder David B. Haight, del Quórum

de los Doce Apóstoles, ha escrito: “El

embarcarse en una misión, como mu-

chos saben, implica muchas de las mis-

mas emociones que el embarcarse

en algunas aventuras fuertes:

entusiasmo, algo de ansiedad, y

tal vez algo de temor. En la

obra misional, damos un paso

hacia lo desconocido” (véase la

L I A

rro los ojos, todavía puedo verlos Había llevado lá

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

página 15 de este ejemplar). ❦ Como

cualquier gran aventura, una misión requiere

preparación, práctica y ejecución. Requiere el

mejor esfuerzo que uno pueda hacer.

Pero pocas aventuras, como lo ilus-

tran las siguientes experiencias,

pueden producir cambios tan

tangibles en la vida como los

producidos por el servicio en la

misión.

VEJA

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ALL.

La hermana Compton sacó un

papel y unos lápices de cera y

me dijo en voz baja: “Dibujemos

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

Un tesoro de amorpor Romy Bazalar Cotera

Todavía recuerdo una tarde enespecial como si fuera ayer. Me

senté junto a una sonriente señoradurante una de las reuniones domi-nicales, que en ese entonces se lleva-ban a cabo tanto en la mañana comoen la tarde. Le tomé la mano paraasegurarme de que se quedaría con-migo. Pero yo tenía sólo seis años deedad y me sentía muy cansada.Comenzaron a cerrárseme los ojos, yaunque luché para mantenerme to-mada de esa mano amorosa, me que-dé dormida. Cuando desperté, esamano ya no estaba ahí. Comencé allorar y me sentí muy triste.

La hermana se llamaba AvonCompton. Ella y su esposo, Merlin,siempre sonreían, y reflejaban amoren el semblante. Hoy en día, si cie-

claramente en mi mente. A menudole hablo a mi clase de la Primaria encuanto a ellos. Su historia es la mejormanera que encuentro de enseñarleamor a mi clase de HLJ.

Habían venido a Perú desde supaís para estar con nosotros por untiempo. Ella no hablaba nuestro idio-ma muy bien, pero su esposo lo ha-blaba mejor que algunos de nosotros.Lo admirábamos y sabíamos que élamaba nuestro idioma y nuestra cul-tura.

No recuerdo exactamente cuándocomencé a amar a la hermanaCompton, pero creo que debe habersido ese primer domingo en laPrimaria. Nos enseñó la canción A laIglesia voy (Canta conmigo, B-52).

H O N A

44

minas, y a medida

que nos enseñaba las palabras, nosenseñó en cuanto al canto. Nos dijoque a nuestro Padre Celestial y aJesucristo les gustaba oír cómo losadorábamos por medio del canto.

En otra ocasión, nuevamente nossentamos juntas durante la reuniónsacramental. No podíamos decirnosmucho la una a la otra por la barreradel idioma, pero podíamos comuni-carnos. Durante la reunión sacó unpapel y unos lápices de cera. Creí queiba a escribir algo, pero me dijo envoz baja: “Dibujemos a mamá”.Dibujó un pequeño círculo. Luegoseñaló a los ojos de mi madre y medio el papel y los lápices. Yo com-prendí que quería que yo dibujara los

Oa mamá”.

Page 47: Liahona Octubre 2001
Page 48: Liahona Octubre 2001

ojos, y lo hice. Le devolví el lápiz decera y ella dibujó el cabello. Luego,yo dibujé el vestido y ella los brazos.Y así, ambas dibujamos a mi mamá.¡Me sentí tan feliz! Le mostré el di-bujo a mi mamá y le di un gran abra-zo a la hermana Compton.

Ella siempre tenía algo que com-partir con nosotros. A menudo eraun cuento infantil que había escritoella misma. Un día me habló sobreJesucristo. Luego coloreamos unosdibujos que había hecho de Jesús.

Llegó el día en que el hermano yla hermana Compton se tenían queir. Pregunté por qué. Mamá me dijoque tenían una familia que los echa-ba de menos y los necesitaba. Penséen mamá y en cómo yo no podría es-tar lejos de ella por mucho tiempo.Fue entonces que me di cuenta deque tenía que dejar que la hermanaCompton se fuera.

Han pasado muchos años desdeese entonces. Las cartas entre noso-tras nunca han cesado y nuestraamistad se ha vuelto aún más fuerte.Cuando pienso en la hermanaCompton, pienso en las palabras quenuestro Señor Jesucristo dejó conSus discípulos: “Este es mi manda-miento: Que os améis unos a otros,como yo os he amado” (Juan 15:12).

Recuerdo con cariño los días deverano cuando nosotros, los niños dela Primaria, jugábamos a la búsquedadel tesoro: un caramelo, una flor oun pequeño juguete que otro niñomayor hubiera escondido. ¡Qué feli-ces nos sentíamos cuando encontrá-bamos el tesoro! Desde entonces, heencontrado muchos hermosos y va-

liosos tesoros en mi vida. Pero uno de

los mayores tesoros siempre será elamor de dos miembros misionerosespeciales: mis amigos Avon yMerlin Compton.

Romy Bazalar Cotera es miembro del

Barrio Santa Cruz, Estaca Limatambo,

Lima, Perú.

Algo que no me esperabapor Wang Shu-chuan

Me uní a la Iglesia en Tainan,Taiwán, en octubre de 1991.

Dos años más tarde me mudé aTaibei por mi trabajo. Como sentía lanecesidad de ganar más conocimien-to del Evangelio, me inscribí en ins-tituto. Esa decisión me puso en elcamino de un suceso que no me esperaba.

Durante mi segundo año en instituto, estudiamos Doctrina yConvenios y aprendí mucho sobre eltemplo. Comencé a sentir un grandeseo de asistir al templo. Cuando lehablé a mi obispo en cuanto a ir, mesugirió maneras de prepararme. Enjunio de 1995 tuve una entrevistacon el presidente de estaca.

Mi presidente de estaca inicial-mente me dijo que era muy jovenpara hacer los convenios sagradosdel templo. Sus palabras me destro-zaron, porque me había esforzadomucho para prepararme y sabía enmi interior que estaba lista, por loque le rogué que reconsiderara su de-cisión, explicándole que mi obispome había enviado a hablar con él. Lepregunté si por lo menos podríamosconversar de la posibilidad. El dijo:

L I A H O N A

46

“Si insiste, hablaremos”.

Casi al final de la entrevista, mepreguntó: “¿Si el Señor le pidiera quefuera a la misión hoy, iría?”

Le respondí: “Creo que sí”.Recibí la recomendación para el

templo y la investidura el mismo día.También decidí aceptar el llamadode ir a la misión.

Mi decisión asombró a mi familia.Mi hermano mayor me advirtió que siyo iba a la misión, no planeara contac-to alguno con la familia en el futuro.

Pero tal como Nefi prometió, elSeñor preparó el camino para que yohiciera lo que Él pedía de mí (véase 1 Nefi 3:7). Salí para la MisiónTaiwán Taichung el mes de mayo de1996. Justo antes de irme, mi herma-no me abrazó y con lágrimas en losojos me dijo que se había opuesto aque yo fuera a la misión porque te-mía perderme. Durante la misión re-cibí el apoyo completo de mi familia.

La misión me cambió la vida.Llegué a comprender más claramen-te mi relación con mi PadreCelestial. Mi testimonio aumentó yel significado de la obra de traer al-mas a Jesucristo dejó una huella in-deleble en mi mente y en mi corazón.

Lo que es más preciado para mí,ahora que he terminado la misión, esla promesa que le hice a Dios de per-severar hasta el fin. Recuerdo las pa-labras de mi presidente de misióncuando se dirigió a un grupo de no-sotros que pronto sería relevado.Dijo que quería que nos mantuviéra-mos dignos para que pudiéramos es-tar todos juntos en el cielo algún día.He pensado en ese desafío a menu-do, especialmente en los momentos

de prueba.
Page 49: Liahona Octubre 2001

Mi compañero y yo nos sorprendi-

mos cuando unos niños salieron

corriendo de una casa pequeña y

humilde, gritando: “¡Una bendi-

ción! ¡Una bendición! ¡Dennos una

bendición!”

Me siento llena de gra-titud. Estoy agradecida por-que Dios me ha protegido y me hadado oportunidades de aprender.Muchas de esas experiencias vinieronde sorpresa y no me las esperaba, perotodas han hecho que vaya más allá delo que me ha sido cómodo, para asíconvertirme más en el tipo de siervadel Señor que tanto deseo ser.

Wang Shu-chuan es miembro del Barrio

Taibei 4, Estaca Taibei Central, Taiwán

“¡Dennos una bendición!”por Lesly Augusto Tobar Correa

Otavalo, una hermosa ciudad enel noreste de Ecuador, es aún

más hermosa en mi recuerdo por unaexperiencia que tuve allí mientrasservía en la Misión Ecuador Quito.Una tarde de septiembre de 1996, mi compañero y yo nos dirigíamos a una cita con un investigador.

Súbitamente, unos niños salieron

corriendo de una casa pequeña y hu-milde, gritando: “¡Una bendición!¡Una bendición! ¡Dennos una ben-dición!”.

Nos sorprendimos y no supimosqué pensar. Consideramos la posibili-dad de no hacerles caso y continuarcaminando, pero algo nos decía queaveriguáramos qué estaba sucedien-do. Temíamos que algo terrible hu-biera ocurrido.

Los niños entraron corriendo rá-pidamente en la casa. Nosotros losseguimos y encontramos a una seño-ra que se sorprendió tanto de vernosa nosotros como nosotros a ella. Leexplicamos lo que había sucedido, ysonriendo nos dijo: “Los niños esta-ban jugando”. Hablamos por unosminutos, anotamos su nombre comoreferencia y nos fuimos.

Dos días más tarde volvimos y

O C T U B R E D E 2 0 0 1

47

descubrimos que era miembro de laIglesia y que no había asistido a ellapor mucho tiempo. Nos dijo que ha-bía dejado de asistir más que nadaporque no tenía a nadie que la ani-mara. Los niños no eran miembrosde la Iglesia. Pudimos sentir que de-seaba que el Evangelio de Jesucristofuera parte de la vida de sus hijos.

Compartimos el mensaje delEvangelio con los niños y ellos sebautizaron dos semanas más tarde.En el servicio bautismal, uno de losniños comenzó a llorar de gozo.Decía que su madre había cambiadoy que él estaba contento de que elSeñor hubiera enviado a los misione-ros a su casa.

Los niños no tenían idea de quecuando, jugando, le pidieron alSeñor una bendición, Él se las daría,en abundancia. Hoy en día, la fami-lia continúa firme y fiel en la Iglesia.

Mucha gente en el mundo escomo esos niños. Sin saberlo, deseanuna bendición de nuestro PadreCelestial. Sólo necesitan pedirla, y Élresponderá. Porque como Él mismoha dicho: “Sois niños pequeños, y to-davía no habéis entendido cuángrandes bendiciones el Padre tieneen sus propias manos y ha preparadopara vosotros” (D. y C. 78:17). �

Lesly Augusto Tobar Correa es miembro

del Barrio El Porvenir, Estaca Milagro,

Ecuador.

Page 50: Liahona Octubre 2001

TEMAS DE ESTE NÚMEROAmistad...........................................17Amor...........................................2, 44Bendiciones ..................................A12Bendiciones patriarcales .................A2Centros de Capacitación

Misional ......................................38Convenios .................................25, 34Conversión................................26, 44Estudios.............................................2Enseñanza........................................48Estudio de las Escrituras....................2Expiación.........................................26Fe ..............................................12, 26Historia familiar ...........................A10Testamento ..............................A4, A6Jesucristo...........................26, A4, A6Libro de Mormón ............................26Maestras visitantes ..........................25Noche de hogar ...............................48Normas ...........................................33Obediencia ..........................A12, A14Obra misional ..............10, 12, 17, 20,

24, 26, 34, 38, 44, A2, A8Oración ....................................2, A14Orientación familiar ..........................9Perspectiva eterna...........................A2Preparación......17, 20, 24, 34, 38, A8Primaria........................................A12Profetas ............................10, 33, A12Relaciones familiares .........................2Relatos del NuevoSacrificio .........................................12Santa Cena......................................25Templos y obra en

el templo.......................34, 44, A10..

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Cómo utilizar la revista Liahona deoctubre de 2001

IDEAS PARA LAS LECCIONES

� “Distintivos de un hogar feliz”, pág. 2: Uno de los distintivos quemenciona el presidente Thomas S. Monson es “una fuente de aprendi-zaje”. Piense en los libros que hay en su hogar. ¿Cómo fomentan elaprendizaje y la fe?

� “La misión: Una aventura espiritual”, pág. 12: El élder David B.Haight explica que muchos misioneros sacrifican algo que aman para ira la misión. ¿En qué forma las bendiciones compensan con creces los sa-crificios?

� “La obra misional y la Expiación”, pág. 26: El élder Jeffrey R.Holland a veces les pregunta a los misioneros qué es lo que quieren quelos investigadores hagan como resultado de haber escuchado las char-las. Los misioneros, dice, casi nunca describen “las dos cosas funda-mentales que queremos que los investigadores hagan antes delbautismo”. ¿Cuáles son esas dos cosas y por qué son importantes, nosólo para los investigadores sino también para los misioneros y para losmiembros?

� “No hay toros en la acequia”, página A14: ¿Por qué es importanteseguir las instrucciones que nos dan nuestros padres, maestros y elSeñor?

Testimonio.........................................2

UNA INFLUENCIA POSITIVA

¿Quién ha tenido un impacto positivo en su vida? ALiahona le gustaría saber en cuanto a una persona que hayainfluido en usted y cómo lo hizo. Envíe sus ideas, relatos yexperiencias a Una influencia positiva, Liahona, Floor 24, 50East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3223,USA; o haga su envío por correo electrónico escribiendo [email protected]. Tenga a bien incluir sunombre completo, su dirección, número telefónico y el ba-rrio y la estaca (o bien, rama y distrito) al que pertenece.

FOTOGRAFÍA POR JERRY GARNS.

..

Page 51: Liahona Octubre 2001

AmigosPARA LOS NIÑOS DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � OCTUBRE DE 2001

Page 52: Liahona Octubre 2001

de una entrevista realizada por Kellene Ricks AdamsFOTOGRAFÍA DE FONDO POR JED A. CLARK.

ÉLDER WAYNE M. HANCOCKDE LOS SETENTA

ENTRE AMIGOS

Me encanta mi bendiciónpatriarcal. La llevo con-migo dondequiera que

voy y la leo a menudo usándola comoguía en mi vida. Puedes esperar con ilu-sión el momento de obtener la debidarecomendación de parte de tu obispo opresidente de rama y luego recibir tu ben-dición patriarcal.

Nuestra bendición patriarcal viene deun amoroso Padre Celestial por medio deun patriarca ordenado, y contiene consejoespecial y específico para cada uno de noso-tros. Sin embargo, no siempre comprende-mos las bendiciones cuando las recibimos. Aveces hacen falta años para que se cumplanalgunas partes de la bendición. Pero si las lee-mos, oramos en cuanto a ellas, y nos esforza-mos por seguir el consejo que nuestro PadreCelestial nos da en estas bendiciones sagradas,

A M

recibiremos ayuda y guía adicional.

Una frase de mi bendición patriarcal me emocionóde manera particular: “Serás llamado a predicar elEvangelio en el mundo”. Siempre deseé ir a la misión, ycuando escuché esa frase, sentí que tendría la oportuni-dad.

Cuando llegó el momento de ir a la misión, losEstados Unidos estaban en guerra y sólo a unos pocosjóvenes se les permitió ser misioneros. Se esperaba queel resto prestara servicio a su país en la guerra si eranreclutados.

En ese tiempo, tanto las Autoridades Generalescomo los líderes locales entrevistaban a todos los futu-ros misioneros. Yo pasé por el proceso de las entrevistas,y debido a esa frase en mi bendición patriarcal, creí queme llamarían a la misión. Quedé sumamente decepcio-nado cuando se me notificó que en vez de eso, deberíaservir a mi país.

A menudo pensé en esa frase de mi bendición pa-triarcal. Me preguntaba cuándo y cómo se me llamaría apredicar el Evangelio. Hoy en día, por supuesto, como

Autoridad General, predico el Evangelio por todo el

I G O S

2

Page 53: Liahona Octubre 2001

A los 6 años de

edad, con su

hermana Evelyn

Anne.

Más o menos a los

10 años, con su cor-

te de pelo favorito

de niño.

A los 18 años como

estudiante universita-

rio (izquierda) con su

primo Bevan B. Blake.

Con su esposa,

Connie, en una

reunión familiar.

El élder Hancock

en la actualidad.

mundo. Ahora puedo ver cómo se está cumpliendo esapromesa. Pero cuando era joven, a menudo me surgía lapregunta.

A veces, en la vida, nos preguntaremos cómo es queel Señor cumplirá Sus promesas. A veces es difícil verlas cosas desde Su perspectiva eterna, y comenzamos acuestionar por qué es que Él hace ciertas cosas y porqué es que ciertas cosas nos están sucediendo a noso-tros. Debemos recordar que nuestro Padre Celestial esperfecto y que tiene un gran amor por nosotros.Siempre debemos confiar en Él, y Él siempre nos guiaráhacia la felicidad.

Una de las formas en que nuestro Padre Celestial nosayuda a encontrar la felicidad es por medio de padres ylíderes de la Iglesia justos. Ellos ven las cosas de unmodo diferente a cómo las vemos nosotros, y debemosescucharles y obedecerles.

Una vez, un grupo de jóvenes fue a un lago. Llevaronun arco y diez flechas con ellos. Después de haber dis-parado las flechas y de que estas cayeran al lago sin ha-cer daño alguno, uno de los jóvenes decidió nadar hastael centro del lago a buscar la última flecha. Se lanzó alagua y se dirigió hacia el centro. La sacó y se dirigió devuelta hacia la orilla. Se encontraba extremadamentecansado. La ropa mojada le pesaba y lo hundía. Con laflecha en la mano, nadar era muy difícil. Comenzó a te-ner miedo de ahogarse y llamó a sus amigos con deses-peración pidiendo ayuda.

“Ponte de pie y camina hasta la orilla”, le gritaron. Él

no podía ver con claridad, pero sus amigos, que veían

O C T U B R

las cosas desde la orilla, sabían que estaba nadando enaguas poco profundas. Lo único que tenía que hacer eraponerse de pie y estaría a salvo.

Nuestros padres y líderes de la Iglesia a menudopueden ver lo que nosotros no podemos. Si les escu-chamos, su guía nos ayudará a alcanzar la orilla a sal-vo. Ser obedientes es crucial para nuestra seguridad yprotección.

El vivir de manera honesta también es importantepara nuestra vida. Una vez, cuando estaba a cargo deun inmenso proyecto en Italia, la gente con quien tra-bajaba me incitaba a hacer algo deshonesto. “Todos lohacen”, decían mis compañeros de trabajo. “Es la formaen que se hacen las cosas”. Tal vez lo que decían fueraverdad, pero yo rehusé hacer algo que sabía que era in-correcto. Juntos decidimos hacer lo correcto, y nuestroproyecto tuvo éxito.

En la vida, tendrás muchas oportunidades para hacertrampa, mentir o hacer algo que sepas que no debes ha-cer. Habrá ocasiones en que otras personas te animenpara que tomes decisiones incorrectas. Puede que parez-ca que todos están haciendo lo incorrecto y que tú eresel único que prefiere hacer lo bueno. Puede que te sien-tas tentado a seguir a los demás.

Recuerda que siempre, siempre serás bendecido porescoger el bien. Nuestro Padre Celestial conoce las deci-siones que tomas, y Él te fortalecerá y te apoyará duran-te los tiempos difíciles. Él te ama. Tus padres y tuslíderes de la Primaria te aman también. Ten fe en ellos y

sé obediente, y recibirás grandes bendiciones. �

E D E 2 0 0 1

3

Page 54: Liahona Octubre 2001

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Aunque era el día de reposo, Jesús le dijo al hombre:“Levántate, toma tu lecho, y andainmediato y anduvo.

Cerca del estanque, Jesús vio a un hombre que llevaba38 años inválido. El hombre le explicó que no podíaentrar al agua solo.

Juan 5:5–7

A M I G O S

4

JESÚS REALIZALA OBRA DE SUPADRE EN LATIERRA

En un día de fiesta de los judíos, el Salvador fue al es-tanque de Betesda, en Jerusalén. Las personas creíanque las aguas del estanque podían sanarlos de las en-fermedades o de otros problemas físicos.

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Page 55: Liahona Octubre 2001

Los judíos dijeron que era contrario a la ley hacer milagros en el día de reposo, y persiguieron a Jesús.Juan 5:10–16

Jesús respondió que estaba realizando la obra de Su Padre.Juan 5:17

O C T U B R E D E 2 0 0 1

5

Page 56: Liahona Octubre 2001

Después de enseñarles, era hora de comer, y la mayoríade la gente no tenía alimentos. Los discípulos de Jesúsquerían que la gente se fuera a las aldeas, donde po-drían comprar algo que comer.

Mateo 14:15; Marcos 6:36

A M I G O S

6

JESÚS ALIMENTA A 5.000 PERSONAS

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Algunos amigos de Juan el Bautista vinieron a ver aJesús y le dijeron que alguien había matado a Juan. Lo habían matado porque le había dicho al rey que se arrepintiera.

Mateo 14:1–

Cuando Jesús oyó esto, se apartó para estar solo.Muchas personas supieron que Él estaba allí y fueronal lugar esperando que Jesús les enseñara. Más de5.000 personas se juntaron para escucharlo.

Mateo 14:13; Marcos 6:44

Page 57: Liahona Octubre 2001

O C T U B R E D E 2 0 0 1

7

Pero el Salvador les dijo a los discípulos que fueran aver si alguien había llevado alimento. Encontraron aun niño que tenía cinco panes y dos peces pequeños.

Mateo 14:16–17; Marcos 6:37–38; Juan 6:9

Cuando los discípulos le dieron la comida a la gente, ¡hubo más que suficiente para todos!Mateo 14:20–21; Marcos 6:41–44

Jesús le dijo a la gente que se sentara. Luego, Él bendi-jo el pan y el pescado y partió el pescado y el pan enpedazos.

Mateo 14:18–19; Marcos 6:39–41

Page 58: Liahona Octubre 2001

¡PUEDO SER MISIONERO por Corliss Clayton

COMIENZO

Ahorrar dinero

Orar por los misioneros

Aprender a cocinar

Invitar a un amigo a la Primaria

Obedecer las reglas familiares

eglas familiares1. Tender la cama2. Lavarse los dientes

R

Page 59: Liahona Octubre 2001

META

INSTRUCCIONES

Estudiar las Escrituras

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N.

YA!

Al jugar a este juego aprenderás algunas cosasque puedes hacer para ser misionero ahora ypara prepararte para la misión cuando seasgrande.

1Abre la revista y ponla donde todos los ju-gadores puedan ver el tablero de juego.

2Pide a cada jugador que ponga un botón oalgún otro objeto pequeño donde dice

COMIENZO. Luego pide al primer jugador quehaga rodar el dado y que mueva su botón uotro objeto el número de espacios que diga eldado, en la dirección que indica la mano.

3Si el jugador cae en un espacio que le sirva para prepararse para la misión, debe

leer en cuanto a cómo prepararse para la mi-sión y luego hacer rodar el dado de nuevo. Siun jugador cae en un espacio con misioneros,debe pensar y decir otra actividad que lo ayuda-ría a prepararse para la misión, y luego hacerrodar el dado de nuevo.

4Recuerda, en la misión nunca debes ir aningún lado sin tu compañero, por lo que

quien termine el juego primero sigue tomandosu turno y ayuda a otro jugador a llegar a laMETA. El juego continúa hasta que todos losjugadores hayan terminado. �

O C T U B R E D E 2 0 0 1

9

Page 60: Liahona Octubre 2001

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Elías el Profeta y su verdad

= 80–88Con suavidad

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Se pueden hacer copias de esta canción para usarlas en la Iglesia o en el hogar, siempre que no sea con fines de lucro.

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ILUSTRADO POR RICHARD HULL.

Page 61: Liahona Octubre 2001

Letra y música: Vanja Y. Watkins, n. 1938. © 1983 IRI

Doctrina y Convenios 2:2Malaquías 4:5–6

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hi - jos a sus an - te - pa - sa - dos ha vuel - to ya.

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Page 62: Liahona Octubre 2001

“Yo, el Señor, estoy obligado cuando

hacéis lo que os digo; mas cuando no

hacéis lo que os digo, ninguna promesa

tenéis” (D. y C. 82:10).

BENDICIONES PROMETIDASTIEMPO PARA COMPARTIR

por Diane S. Nichols

LUST

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§Romero había estado esperan-do este día con mucho entu-siasmo. Él y su madre habían planeado ir al

parque, pero antes de que pudieran salir, a su madre lallamaron para que fuera a ayudar a una vecina enferma.La mamá de Romero prometió que irían al parque unavez que volviera si él hacía algunas tareas en la casamientras ella no estaba. Romero dijo que lo haría.

Después de que su madre se fue, Romero comenzó a hacer lo que se le había pedido. Luego llegó su amigoJosé. Romero recordó la promesa de su madre de queirían al parque si él era obediente, por lo que le dijo aJosé que no podía jugar porque tenía trabajo que ha-cer. La mamá de Romero se sintió feliz cuando vio quesu hijo había hecho lo que ella le había pedido. Ellaguardó su promesa y pasaron el resto de la tarde en el parque.

A veces, nuestro Padre Celestial nos pide que haga-mos ciertas cosas y nos promete bendecirnos si las hace-mos. Aunque no siempre recibimos las bendiciones deinmediato o en esta vida, las recibiremos si somos obedientes.

Una de las cosas que nuestro Padre Celestial nospide que hagamos es escuchar a los profetas y seguir susenseñanzas. Si hacemos lo que ellos nos piden, recibire-mos bendiciones.

En la conferencia general cada mes de abril y de oc-tubre, el profeta habla en nombre de nuestro PadreCelestial. Es importante escuchar y hacer lo que él nospide que hagamos. Nuestro profeta, el presidenteGordon B. Hinckley, nos ha pedido que seamos máscomo el Salvador al perdonar más a las demás personasy ser más considerados. Él nos ha pedido que seamosobedientes a nuestros padres y más amables con nuestra

A M

familia. Nos ha pedido que tengamos noches de hogar y

que oremos y le agradezcamos a nuestroPadre Celestial nuestras bendiciones. Nos ha enseñado que Dios responde a nuestras oraciones.

Si hacemos lo que el profeta nos pide, es-taremos haciendo lo que nuestro PadreCelestial desea que hagamos, y recibiremos

muchas bendiciones. Nuestro Padre Celestial siemprecumple Sus promesas.

InstruccionesAverigua qué es lo que el profeta y los apóstoles nos

han pedido que hagamos para fortalecer a nuestra fami-lia (véanse los ejemplares de enero y de julio de la revis-ta Liahona; véase también “Distintivos de un hogarfeliz”, páginas 2–9 de este número de la revista). Escribealgunas de esas cosas en las piedras grandes del caminode la página 13. Recorta la casa y el camino y pégalosen un papel grueso. Dobla las líneas de puntos y formala casa. Pega cada lengüeta a la orilla interior de la partecorrespondiente de la casa (véase la ilustración). Pega elcamino al pie de la casa para que lleve a la puerta.Cuando hagas algo de lo que está escrito en las piedras,colorea esa piedra.

Ideas para el Tiempo para compartir1. El presidente Hinckley nos ha pedido que guardemos el día

de reposo. Forme dos grupos. Pida a uno de los grupos que pienseen cosas que deben hacer los domingos. Pida al segundo grupo quepiense en cosas que hacen los sábados para prepararse para el do-mingo. Pida a los miembros de cada grupo que se turnen para ha-cer mímica de esas cosas mientras el otro grupo trata de adivinarlo que están haciendo. Recuérdeles que cuando hacemos lo correc-to el día de reposo, estamos guardando un mandamiento y nos sen-tiremos más cerca de nuestro Padre Celestial.

2. Junte 10 ó 15 palitos pequeños y escriba en una bolsa de pa-pel o en otro recipiente “Basura”. Pídale a uno de los niños quequiebre uno de los palitos. Explíqueles que usar “palabras ‘basura’”—palabras que no son apropiadas o que hieren a otras personas—

I G O S

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pueden hacer que nuestra familia se vuelva débil como un solo I

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palito. Debemos tirar esas palabras. Eche el palito quebrado a labolsa con la palabra “Basura”. Explíqueles que en vez de decir co-sas que debiliten a la familia, debemos usar palabras que la forta-lezcan. Pida a los niños que digan palabras que fortalezcan a lafamilia (por ejemplo: “gracias”, “por favor”, “lo hiciste muy bien”,“puedo ayudarte”). Pida a cada niño que diga una buena palabra

PEG

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Ilustración

O C T U B R

o frase, que ponga un palito en una pila para formar un montón.Amarre bien los palitos y pídale a uno de los niños que trate dequebrar el montón. Tal como el montón de palitos, la familia esmucho más fuerte cuando sus miembros se edifican los unos a losotros diciendo cosas amables. Canten una canción o himno sobrela familia. Anime a los niños a compartir esta actividad en la no-che de hogar. �

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NO HAY TOROSNO HAY TOROSSegún se le relató a Sheila R. y Francis M. Woodard

TT odos los años mis padres me llevaban a visitar ami tía Ruby y a mi tío George que vivían en unagranja. Me gustaba visitarlos porque había mucho

que ver y hacer. Yo jugaba en el establo, ayudaba a darlesde comer a los animales, andaba en el tractor y explora-ba en su gran cobertizo rojo.

Una vez, cuando tenía nue-ve años, estaba ayudando ami tío George a darles decomer a los animales en elestablo. “Qué callado estásesta mañana, Justin”, dijo.

“Pensaba en lo que mi maestra de la Primaria dijo lasemana pasada”, respondí.

“¿Qué dijo?”, me preguntó el tío George cuando letiraba paja a las vacas.

“Dijo que tomar decisiones correctas nos ayudará aguardar las promesas que le hicimos a nuestro PadreCelestial al bautizarnos. Pero es difícil tomar la decisióncorrecta todo el tiempo”.

El tío George asintió con la cabeza. “Es difícil tomardecisiones correctas siempre. Pero cuando vivimos lasnormas del Evangelio y seguimos el ‘sendero estrecho yangosto’ como nos dicen las Escrituras, el Señor nosayudará”.

Pensé en el “sendero estrecho y angosto” el resto dela mañana. Cuando terminamos de darles de comer alos animales, el tío George dijo: “Gracias por tu ayuda,

Justin. ¿Qué te gustaría hacer ahora?”.“Quisiera ir a casa de mi amigo Jeff, pero mamá o

papá son los que me llevan”.Echándose el sombrero para atrás, el tío George

dijo: “Ellos fueron al pueblo con Ruby. Yo tampo-co te puedo llevar porque tengo que arreglar el

tractor”.Me puso la mano en el hombro y me

llevó a una acequia o zanja grande que es-taba seca. “Si sigues su recorrido”, explicó,“te llevará directo a la casa de Jeff. ¿Puedes

hacerlo?”.

A M I G O S

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EN LA ACEQUIAEN LA ACEQUIA

Le dije que estaba seguro de que podía. Antes deirme me advirtió dos cosas. Uno, tenía que mantenermeen la acequia. Si me salía, podía salir herido o perderme.Dos, debía mantenerme caminando aún si me sentíacansado. Luego me prometió que si seguía sus instruc-ciones, no tendría problemas para llegar a la casa de miamigo.

Al principio estaba nervioso. La hierba a ambos ladosera tan alta, que no podía ver claramente. Pronto co-mencé a ver cosas interesantes a mi alrededor y no te-nía miedo de estar en la acequia. Encontré un pequeñocaracol y muchas plantas interesantes. Después, encon-tré una piedrecita y me la eché al bolsillo.

Al rato, ya no era tan interesante y sentía las piernascansadas. Mi fe en las palabras de tío George comen-zó a debilitarse. Tal vez ya había pasado la casa deJeff. Tal vez ni siquiera estaba yendo en la direccióncorrecta. Todavía podía escuchar claramenteen mi mente las advertenciasdel tío George, pero

cuidadosamente subí hasta la orilla de la acequia paraver sobre la hierba y descubrir dónde estaba.

Me sentí feliz de ver que lo único que me separabade la casa de Jeff era una cerca y una gran pradera. Sicaminaba por la pradera, llegaría. Al ver mi meta en ladistancia, me olvidé del consejo de mi tío.

Pasé por un agujero en la cerca y me dirigí hacia mimeta por la pradera. No pensaba más que en lo bienque lo pasaríamos Jeff y yo. No puse atención a lo queestaba sucediendo a mi alrededor hasta que oí un fuerte

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resoplido y el ruido de palos quebrándose. Me di vueltay vi un toro grande que embestía hacia mí desde la ori-lla de la pradera.

Ahora tenía otra meta: llegar a la cerca antes de queel toro me alcanzara. Yo sabía que la distancia más cortaentre dos puntos era una línea recta, por lo que corríderecho hacia el agujero por el que había pasado ante-riormente. Corrí tan rápido que pude sentir el aire silbaren mis oídos. Durante todo el tiempo oré en silenciopara que mi Padre Celestial me bendijera para corrermás rápido que el toro.

Me acercaba al agujero y el toro también. Estoy seguro de haber sentido su aliento caliente en mi cue-llo cuando me lancé por el agujero hacia el otro lado

de la cerca. El toro resopló muy fuerte, pasó lanariz por la cerca y se dio cuenta de que

no podía alcanzarme.No había perdido la vida. Mi Padre

Celestial había contestado mis oracio-nes y me sentía lleno de gratitud hacia Él.

Ahora, lo único que quería hacer era volver al“sendero estrecho y angosto” y seguir las instruccionesde mi tío. Yo sabía que no había toros en la acequia.Era un lugar seguro.

Aprendí que mi maestra de la Primaria y mi tíoGeorge tenían razón. Es seguro escoger el bien y seguirel sendero correcto. Me di cuenta de que nuestro PadreCelestial siempre me ayudará a mantenerme en el “sen-dero estrecho y angosto” si escucho y obedezco. �

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Matrimonios misioneros“Las formas en que pueden servir los matrimonios son prácticamente ilimitadas… Hay una oportunidad

de emplear casi cualquier destreza o talento con que el Señor los haya bendecido… Es apropiado para un ma-trimonio maduro o para una hermana mayor indicar a sus líderes del sacerdocio que están dispuestos a

servir en una misión y que están en condiciones de hacerlo. Les insto a que lo hagan”.—Élder Robert D. Hales, “Matrimonios misioneros: Una época para servir”, Liahona, julio de 2001, pág. 31.

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“Nuestros misioneros están yendo a diferentes naciones”,

declaró el profeta José Smith. “La verdad de Dios seguirá

adelante valerosa, noble e independientemente, hasta

que haya penetrado en todo continente, visitado

toda región, abarcado todo país y resonado en todo

oído, hasta que se cumplan los propósitos de Dios,

y el gran Jehová diga que la obra está concluida”.

Véase “Los profetas de los últimos días hablan

sobre la obra misional”, pág. 10, y otros artículos

sobre la obra misional en esta edición

especial de la revista Liahona.