LEYENDAS Y CUENTOS VERNÁCULOS DE LA TRADICIÓN ORAL ...
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LEYENDAS Y CUENTOS VERNÁCULOS DE LA TRADICIÓN ORAL
AFRODESCENDIENTES PACÍFICO
Versión primaria y Original
Compilación
FLOVER GUILLERMO GONZÁLEZ
JUSTO WALBERTO ORTIZ S.
Versión primaria y Original
LEYENDAS y cuentos VERNÁCULOS DE LA TRADICIÓN ORAL afro descendientes pacífico
Compilación
Flover Guillermo González
Justo Walberto Ortiz S.
Agradecimientos sinceros a los estudiantes de la Licenciatura (primera promoción de Etnoeducación de la UNAD, entre 2009 y 2010, el cátedra de Conocimiento étnico, que con mucha paciencia y tenacidad pudieron hacer las entrevistas a los informantes narradores orales. Quisimos darle la propiedad al texto transcribiendo tal como se lo contaron los informantes a los estudiantes, por tal motivo, el lector encontrará giros lingüísticos muy propios, de cómo estos adultos imprimen la fuerza de su cosmovisión cotidiana.
PRESENTACIÓN
La tradición oral afrocolombiana existe en la memoria de África, recreada en
nuestro suelo. Es por esto que se conserva el legado ancestral de valores que
aluden al ser individual y al ser colectivo.
Entre ellos se destacan el profundo amor por la palabra, es la creatividad y la
capacidad de innovación, donde hacen de estos relatos testimonios vivos de
creación y recreación cultural de los descendientes de la gente africana o de
la gente negra de nuestro país.
Pervive la fuerza de la palabra que la convierte en un vehículo de
comunicación sagrado, siempre ligada a la memoria ancestral y a la expresión
corporal, que acompaña siempre la enunciación de los relatos como orales.
Estos relatos, constituyen fuerzas moralizadoras y de conductas que los
mayores con sus fantasiosas imaginación dejan traslucir consejos para bien
de los menores y adolescentes, que comienzan a otear el futuro y no se dejen
tentar de las malas costumbres, ambiciones y egoísmos; para que sean
hombres de bien, amen a sus semejantes y a la propia naturaleza, en un
maremágnum undívago que navega entre la ficción y la realidad.
El reconocimiento a la diferencia cultural, a los saberes y el pensamiento
propio de los pueblos y comunidades étnicas nos permiten enriquecer los
procesos educativos que se implementan en las instituciones e identificar
elementos fundamentales para desarrollar proyectos y procesos
innovadores. La construcción de ideas novedosas a partir de las enseñanzas
que estos pueblos nos brindan, un valor agregado para reaprender,
reconstruirnos y transformar nuestra realidad por medio de la innovación y la
competitividad.
La compilación de los textos orales es un reflejo de lo que es un grupo
étnico "diferenciado", con sus rasgos propios de identidad, etnohistoria,
estructura de parentesco, modos y uso práctico de la ancestralidad, de lo
que se ha llamado: “legado de generación en generación”; también,
evidencian la apropiación de un territorio y, por supuesto, una cosmovisión,
espiritualidad y pensamiento propios que redefinen la complejidad del
mundo afro.
Una de las manifestaciones claras de identidad cultural de las comunidades
negras del Pacífico es su particular visión y concepción mágico-religiosa
atravesada por la simbología del lenguaje y la voz rítmica, acompasada del
narrador oral, presente en sus relaciones sociales, en sus relaciones con la
naturaleza, con el universo, con los espíritus y lo sobrenatural. Su visión
religiosa es la resultante de un proceso profundo de de-construcción de sus
paradigmas autóctonos de identidad como africanos y la recreación de una
nueva visión cultural que exigió la adaptación de otras costumbres, de otras
condiciones de vida, mediante procesos de sincretismo, reinterpretación y
transculturación.
Esta particular visión mágico-religiosa, hereda de la tradición africana
muchos aspectos referentes a la salud y la enfermedad y recoge los
conocimientos indígenas sobre el poder curativo de las plantas y los métodos
para combatir la enfermedad. Integra, además, el aporte cristiano con sus
santos y todo su imaginario, así como las prácticas mágicas de las brujas
castellanas en sus series de oraciones y conjuros, contribuyendo a la
ampliación del sistema simbólico curativo y del sistema simbólico general.
Encontramos así, en la curandería de los negros del Pacífico, una influencia
africana, indígena y también europea.
Los Autores
FABIÁN Y EL CONEJITO
Informante: Mari Francisca Arboleda (67 años)
Este era un hombre casado con su mujer, los que tuvieron tres hijos, el uno
Pedro, el otro Juan y el otro Fabián.
Fabián era el hermano menor y el más juicioso, dedicado a colaborar a sus
padres con el trabajo del campo, cuidaba las gallinas y ayudaba a la mamá en
la casa; además, le gustaba cantar y tocar guitarra; sus dos hermanos eran
holgazanes, no trabajaban pero les gustaba la parranda y los juegos. Entre
todos, Juan era el más haragán y mala clase, al menos Pedro trabajaba de vez
en cuando, también cuando podía obedecía.
El viejo tenía un camotal, al que no podía cosechar, porque un malvado
conejo se comía los camotes; cada que iba ya el conejo se había cebado. El
padre iba todas las noches a aguaitar al conejo, pero nunca podía; cuando se
disponía cazarlo, se quedaba dormido.
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Ya cansado de trasnochar, le dijo a su hijo mayor Pedro, que fuera a cuidar el
camotal: -Pídeme lo que quiera, le dijo.
Pedro respondió: -Para no dormirme, mientras lo vigilo, cómprame una
botella de aguardiente y una escopeta que yo te lo cojo.
El viejo le compró lo que había pedido; además, compró una hamaca.
Entonces, llegó la hora y Pedro se fue en la noche a cuidar el camotal, a las
siete de la noche, se metió al rancho y se puso a tomar aguardiente en su
escondijo, hasta quedarse dormido.
Al otro día dijo Juan: yo voy a agarrar a ese conejo, papa cómpreme un
machete, una escopeta, un naipe para no dormir, que yo soy el hijo que te
voy hacer feliz” y él le dijo: nada me haría más feliz que me cogieras ese
bendito conejo.
Llegó la noche, se fue Juan al rancho, encendió su lámpara y se puso a
organizar su naipe… jugó, jugó, jugó y el conejo no salió. Cuando él se había
quedado dormido el conejo vino y, si el día anterior había comido esa noche
fue que más comió.
Al día siguiente, el viejo por poco se infarta, lloró inconsolablemente, renegó
de haber tenido un hijo tan inservible; el viejo estaba desesperado y ya no
sabía qué hacer.
Mientras tanto Fabián estaba en su hamaca tocando su guitarra y cantando
como sabia escuchando los dolores de cabeza de su padre que le causaban
los hermanos. Esperó que su padre se calmara y se le acercó y le habló con
voz de esperanza y sabiduría.
-Padre, yo te voy a agarrar al conejo, consígueme un muñeco hecho con
leche de caucho que esté fresca, un pan y un pedazo de queso.
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El viejo, no de muy buena gana consiguió lo que le había pedido Fabián,
pensando: - este muchacho será que si agarra ese conejo, estas son cosas
para jugar, pero se las voy a comprar.
A las cinco de la tarde Fabián se fue al camotal y en todo el centro enterró el
muñeco hasta la mitad; bañó el cuerpo de leche de caucho y le puso en una
mano el pan y en la otra el queso. Lo dejó allí y se fue a dormir. Llegó más
temprano el conejo a comer, eran las 7 de la noche cuando Fabián dormía y
entre sueño escuchó una conversación que decía:
-Muchacho dame pan y queso que te voy a pegar una trompada.
Se asomó y era el conejo. Sacó la mano el muñeco y le dio en la cara al
conejo que volvió y le dijo “muchacho suéltame y dame pan y queso porque
te voy a pegar otra trompada”. Levantó la otra mano y quedó pegado y
empezó a gritarle: “dame pan y queso porque te voy a pegar un cabezazo”.
Mientras tanto, Fabián estaba escuchando todo lo que estaba pasando, al fin
el conejo quedó pegado de pie, mano y cabeza. Fabián ya tenía listo sus
bejucos fuertes para amarrarlo. Cuando Fabián se le acercó al conejo, el
conejo le habló: -Fabián, poneme mucha atención, yo no soy un conejo, soy
un ángel que mandó Dios para salvarte y ayudarte en todo peligro que te
encuentres. Mientras tanto me vas a amarrar con una guasca muy débil para
cuando tus hermanos me vayan a matar, yo pueda escapar.
Y así lo hizo. Al día siguiente, en la mañana, Fabián llegó a la casa con el
conejo, el papá muy feliz de ver que el menor pudo hacer lo que los dos
mayores no pudieron.
Refunfuñando el viejo decía: -Sinvergüenzas vayan a matar el conejo ya que
ustedes no pudieron agarrarlo. Y el menor sí, cuando ya lo iban a matar el
conejo se escapó; el viejo se alborotó y los echó de la casa. Fabián cuando
miró esto, se sintió culpable y agarró sus cosas y dijo: -Papá, mamá, écheme
la bendición que me voy con mis hermanos”.
El viejo muerto del dolor y la pena lo bendijo y Fabián se fue con su guitarra
gritando “¡hermano Pedro, hermano Juan, espérenme que hay (aquí) va su
hermano Fabián!”.
Cuando ellos escucharon eso gritos a mitad de camino, Juan que era el que
más lo odiaba dijo: “¿estás oyendo?, ese maldito si nos viene siguiendo, si
por su culpa nuestro padre nos echó de la casa. Espéremelo y lo matamos y
lo votamos por un abismo.
Pedro enceguecido por la rabia y los malos consejos de su hermano dijo: ¡sí!
Lo esperaron; cuando Juan ya lo iba a matar dijo Pedro: ¡hay no lo matemos!
votémoslo por ese abismo que él de allá se salve como pueda.
Agarraron y lo tiraron por el abismo y se fueron, cuando ya iba a caer al
fondo del abismo se acordó y dijo “Dios y el conejito”. Allí mismo apareció el
ángel y lo sacó al camino y salió corriendo de nuevo gritando: ¡Hermano
Pedro, Juan espérenme que ahí va su hermano Fabián.
Para no alargar tanto el cuento, eso se repitió tres veces, hasta que dijo
Pedro: llevémoslo… como nosotros vamos a trabajar en la finca del rey, lo
ponemos de cocinero.
Así lo hicieron. Al tiempo de estar trabajando en la finca del rey, salió un
boletín que la hija del rey estaba buscando esposo y que el que le tiraba una
manzana en la frente y le caía en la falda, se casaba con ella.
El ángel se le apareció en la noche a Fabián y le dijo que fuera a participar
del evento. Al otro día el ángel madrugó, lo bañó y lo vistió tan
resplandeciente como el sol y le dio un hermoso caballo, nunca visto en el
palacio del rey, y llegó al palacio. Todos se quedaron admirados y la princesa
quería bajarse de la silla para irlo a agarrar, de verlo tan hermoso. Todos
aterrados porque nunca habían visto a ese príncipe.
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-Ese parece ese diablo de Fabián: -dijo Juan.
Pedro dijo: ¡que va a ser ese sucio hediondo!
El joven le tiró la manzana a la reina y atinó y el rey le dijo, que se tenía que
casar con ella y todo quedó listo para el otro día la boda.
En la noche, empezaron a conversar los hermanos de ese extraño caballero
que había aparecido. Fabián, donde dormía, cantaba con su
guitarra:¡chirringui! ¡chirringui! Quizás seré yo la pulga y el piojo me pican a
yo!
-¡Cállate!, decían los hermano, qué vas hacer vos.
Al día siguiente se realizó el casorio en palacio. Cuando los hermanos vieron
que era Fabián se llenó de envidia, lo invitaron a una playa a caminar y lo
mataron y lo enterraron.
A los días salieron los boletines, se publicaron que había desaparecido el
príncipe.
Unos carboneros encontraron en mitad de la playa una mata de caña
frondosa. Dijo uno de ellos “vamos a cortar una caña”. Cuando ellos que iban
a cortar la caña, escucharon una voz que les dijo:
“¡Carbonero, carbonero! no me corten esas cañas, mis hermanos me han
matado por la flor de valenciana”.
Se asustaron mucho y fueron a contarle al rey, el rey hizo cavar donde estaba
la mata de caña y apareció el príncipe recién casado, brillante y reluciente,
como el sol la luna y las estrella.
El príncipe contó la historia, buscaron a los hermanos y el rey los hizo
descuartizar por siete caballos chúcaros, por traición a la corona.
El príncipe y la princesa vivieron felices, tuvieron hijos y contando, contando
se acabó mi cuento y el que no escupe se lo lleva el viento.
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LA PELEA DE JUAN CON EL DUENDE
Informante, María Críspula Angulo (76 años)
Hace un tiempo llegó de la vereda del Brazo de Mira don Lucas, haciendo un
comentario que el compadre Juan casi se muere porque se había ido al
monte y algunos vecinos, de la finca, que colindan con él, lo escuchaban
maldiciendo y renegando diciendo muy enojado: -voz no sos más hombre
que yo, -voz con migo no podés, y espumeaba tirando golpe que daba
miedo, hasta que por fin se desmayó. No fue cuento que al señor lo sacaron
del monte y lo llevaron a la casa y entre una cosa y otra el señor don Juan
volvió en sí, pero quedó muy enfermo, afortunadamente pudo hablar y el
comentario que él hizo es que estaba peleando con el diablo.
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POR NO LAVAR LOS PLATOS
Informante: Dallis Antonia (43 años)
Yo era una niña de aproximadamente seis años de edad y no me gustaba
lavar los platos, cuando mi mamá me mandaba lo hacía a regañadientes y
muy brava me decía: -Dallis Antonia, deja tu grosería, porque te va a salir el
diablo y yo le respondía: -¡Ve qué diablo!´´.
Mi amiguita de la infancia se llama Marina y cuando ella iba en las noches a buscarme, para jugar a la libertad, inmediatamente salía sin pedir permiso de mis padres. Luego nos encontrábamos con la gallada de los muchachos y las muchachas del barrio y empezábamos el juego. Corríamos por todas partes gritando de alegría con todos los juego que realizábamos, hasta que nos detenían los gritos de cada uno de nuestros padres diciéndonos ´-¡ya vengan a dormir, les va a salir el diablo!´´. Otros afirmaban: -Déjanos no más vecina que el descabezado es que nos va a salir, en son de burla. Nadie hacia caso, hasta que de pronto una de nosotros dijo: -¡ve vámonos oyó! y todo mundo salió corriendo cerrando la puerta de un sólo azotón. Hasta ahí para mí todo era rico.
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Pero una mañana cualquiera a eso de las ocho más o menos, mi mamá se fue
al mercado con mi hermanita más pequeña y mi papá se fue a trabajar,
quedando yo solita en la casa. Mi mamá mi había dejado dicho que lavara los
platos del desayuno, pero como siempre, refunfuñando me quedé sentada
en un banco de madera pensando y con la cara bien arrugada.
La puerta la habían dejado semiabierta, cuando yo levanto la mirada está un
hombre altísimo arrimado a la puerta, con unas manos bien grandes y de
paso bien reído; al ver esa cosa tan fea, salí gritando como loca, diciendo -
¡mami me lleva el diablo! y me le tiré a la primera persona adulta que
encontré, quien por cierto era mi tía Susana, a la que cariñosamente le
decíamos la Pepa.
Yo esperaba que ella me consolara pero lo primero que me dijo fue ¡tas bien,
eso he!, -por no lavar los platos y no hacerle caso a tu mamá, yo no le
respondía nada porque el susto no me dejaba y allí me quedé hasta que
llegó mi mamá; mi tía le contó. Nos fuimos a la casa y estando allá esperaba
que mi mamá me consolara pero no fue eso, sólo me dijo: -¡eso es pa que
hagas caso cuando tal hable y laves los platos!.
Y terminó diciéndome: -¿ahora si vas a lavar las platos sin ponerte brava?
Yo moví la cabeza en señal de aceptación de que no volvería a desobedecer,
no contestaba porque el susto todavía no me dejaba hablar.
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EL BAILE DEL TROMPO
Informante: Dally Antonia
Continuando con mis vivencias, puedo afirmar que, una noche siendo las
siete y media aproximadamente nos encontrábamos un grupo de muchachos
del barrio, frente a una casa grande y sola, hacían bastante bulla con el juego
del trompo. La competencia era entre los muchachos; nosotros, nos
dedicábamos hacer barra.
En este caso, el anfitrión era un muchacho llamado Felipe y debo reconocer
que yo era la que más bulla hacía, porque el trompo de él estaba cedita (lo
hacía bailar sobre tierra maravillosamente). Era tanta la emoción que
teníamos que no escuchábamos los gritos de mi tía, la mamá de Felipe.
Cuando de pronto la escuchamos desgañitándose: -Felipe, vení ve… ¡ve
Felipe de mierda que vengas ve carajo! y Felipe responde, pero sacudiéndose
el hombro:- ¡Espérese hombre que ya voy, eh! y continuaba jugando.
Este niño se olvidaba del llamado que le hacía la mamá y también nosotros,
no dejábamos de hacer bulla, no creíamos en fantasmas, pero en un
momento que hicimos silencio, cuando envolvíamos los trompos para poder
hacerlos bailar todos, sin dejar uno de los que estábamos allí, por fuera,
escuchamos, una voz roncona, como de muerto, que salió de la casa grande y
sola diciendo: -Felipe, ¡el trompo esta sedita! y todo mundo salió a correr,
tropezándonos una contra otros.
Claro que el más afectado fue Felipe porque él se enfermó y la dio un fuerte
malaire y mi tía segunda, la mamá lo curó con gallinazo, agua florida, chivo,
charuco (aguardiente de caña) y meao de niña, haciendo un caltao
(revuelto), le hizo unos sobijos y Felipe se alentó, y no volvió a desobedecer.
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EL DÍA DE LAS ÁNIMAS
Informante: Dally Antonia
Otro caso que viví, pero ya siendo joven porque tenía 19 años, fue que a eso
de las ocho de la noche, me tocó salir de mi casa a dejar una sombrilla que
me había prestado mi amiga Pastora, pues ese día había llovido sin parar y las
calles estaban todas inundadas. Para colmo no había energía y, sobre todo,
era el día de las ánimas, dos de noviembre.
Cuando iba para la casa de ella, no me dio nada de miedo, pues mi amiga no
vivía tan lejos, pero al regresar sí escuchaba que cuando caminaba:
¡chambum!, ¡chambum!, en el agua, atrás de mí también lo hacían. Aceleré
el paso y también lo hacían (seguían haciéndolo), hasta que ya también me
dio mucho miedo y salí corriendo chambuneando y la misma cosa sentía
chambuneando, hasta que llegué a mi casa y le conté a mi mama muy
asustada.
Y ella me dijo, que eran las ánimas que me venían acompañando en especial
la de mi padre y porque además era el día de ella.
Puedo afirmarles mi gente, que desde ese entonces para mí el día de las
ánimas es un día muy sagrado.
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EL DIABLO COCINÓ LA CHAUTIZA
Esta historia fue muy real, la vivió mi suegro y mi esposo que en paz
descanse, los dos.
Mi esposo me contó, que en la vereda del Brazo del Mira, que era donde
ellos vivían, cuando él era muy niño, un día cualquiera el papá don Isidro, mi
suegro, se fue a coger chautiza.
Desafortunadamente le agarró la tarde para salir a venderla a Tumaco y
estaba indeciso, sin saber qué hacer con la chautiza. De pronto, se decidió y
le pidió a su hijo Bolívar que lo acompañara a Tumaco a vender la chautiza, él
muy obediente le hizo caso y se embarcó en el potro (canoa pequeña).
A don Isidro le gustaba mucho maldecir y renegar… Y empezó a hacerlo
desde que arrancaron de la orilla del río. Cuando ya venían a cierta distancia,
contaba Bolívar, que él miró una canoa llena de diablitos pequeños y un
diablo grande y el papá hablaba, maldecía y renegaba porque le había
agarrado la tarde con la chautiza y el diablo grande también le respondía y
así se la pasaban un buen tiempo. Cuando Bolívar empezó a sentirse
fatigado, dejó de bogar un buen rato y mi suegro muy enojado, contaba que
él le gritaba: ‘’maricón de mierda, deja la pereza y boga rápido’’ y el niño
obedecía.
El caso fue que, la noche les llegó y a don Isidro más rabia le dio y empezó
otra vez a maldecir y a renegar y el señor diablo con sus diablitos volvieron a
responder, y se hizo otra vez la discusión.
Bolívar bogaba desesperado porque estaba muy asustado, y de milagro las
cosas se fueron calmando cuando ya estaban aquí, cerca al paso del
Bucanero, pero la sorpresa más grande que se llevó mi marido y que lo
marcó para siempre, fue que la chautiza que venía en la canoa estaba
totalmente sancochada, y de paso caliente, tanto que mi suegro aun
maldiciendo volteó la canoa con chautiza y todo.
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Luego descansaron un rato en el paso, hasta que llegaron a casa de su hijo el
mayor y le contaron lo sucedido.
Cuando digo que a Bolívar esto lo marcó, fue porque desde ese entonces no
volvió a comer chautiza.
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LA NIÑA ENTUNDADA
Informante: Leopoldina Prado (82 años)
Caso de la vida real (niña entundada, Armenia Estupiñán de 8 años)
En la vereda de San Luis Robles, un día se fue la abuela y la nieta a coger
cacao; cuando ellas terminaron de picar y desmotar (despepitar), eran las
cuatro de la tarde.
Entonces, le dije a mi nieta que cogiera su canasto que era pequeño y que
siguiera: yo ya la alcanzo. No demoré solo (unos segundos) en echarme el
canasto y caminar, mi mayor asombro fue que mientras más caminaba mi
nieta ya no la vía; creí que había llegado a la casa, pero fue que cuando
pregunté -¿dónde está Armenia?, la respuesta fue: ¿ella no andaba con
usted? me dijo la mamá.
Me asusté y me imaginé: se la llevó la tunda; reuní a la gente del pueblo, al
corregidor, al cura, los padrinos; se llevó agua bendita, perros, escopetas,
bombos y se empezó la búsqueda con mecheros, linternas porque ya era de
noche.
Se colocó como condición, hacer grupos y que el que primero la encontrara
hacía un tiro al aire como muestra o señal que se había encontrado, pero dio
la media noche y nada sucedía. Todas mis ganas de que ella apareciera se
agotaban. La buscamos por tres días sin descansar. En las noches nos
turnábamos, cuando salía unos al pueblo; otros se iban a las montañas;
buscamos por todos los alrededores y veredas vecinas como fue: Cacagual,
Piñal Dulce, Rosario, Las Varas. A los tres días ya no la buscamos más.
Quedé cansada, hasta agotada, con remordimiento. Lloraba todos los días,
pero mi Dios escuchó mis rezos, y vio como yo estaba; y a los ocho días un
señor del Piñal Salado, que era cazador, salió en un caballo a dar la noticia
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se había encontrado una muchacha en un monte llamado Rastrojo, y que le
había tocado sacarla como a vaca y amarrarla en un palo, porque estaba
brava y lo quería morder.
Se armó el pueblo y fue con el cazador a ese lugar y sí era, mi nieta, arisca,
desfigurada, toda raspada, picada de zancudo. No era el mismo rostro. Se
hizo un conjuro con el cura, para volverla a la normalidad.
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LOS BUGEOS
Informante: Benjamín Díaz (74 años), Vereda de Milagros
Cierto día, habían dos muchachitos: una muchacha y un muchacho, tenían
entre ocho y nueve años; parecido el muchacho como al cántaro (hermoso),
que tanto dio hasta que pasó lo que debió pasar. La peladita era quieta, pero
también necia.
En los días de la semana mayor, donde no se puede bañar, ni siquiera el
sobaco, mejor dicho bañar en ríos, mar o quebrada. Entonces le dijo la mamá
al muchachito:
- Hijo, andate a llenar unos viajecitos de agua. Porque, es que no tenemos ni
una solo gota.
-Allí están los calabazos. Pero muévete.
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El muchacho tenía que caminar un largo trecho, pasando por la pampa, la
cancha de jugar pelota, pasar por un puente de chonta resbalosa que tenía
unos puntales bien delgaditicos que parecían peor que canutos de guadua
con peste; porque cuando la guadua está con peste no desarrolla y se queda
delgaditica, así como cambatada.
El pelao mientras caminaba, refunfuñaba y renegaba. Porque no quería
llenar el agua, ya que a todos hacía falta en el rancho.
La muchacha por otro lao en el rancho ayudaba a su mamá con los oficios,
como cocinar, lavar los platos. Pero cuando no le daba la gana y le cogía la
pereza no hacía nada; mejor dicho, ella hacía lo que le daba en gana.
Bueno, pasaba y requetepasaba el tiempo y el pelao no llegaba con los cuatro
calabazos de agua y por cierto eran unos tremendos calabazos más pesado
que quién diré.
-¡uuff, mi mamá ni sabe lo que voy hacer, me voy a coger una papaya ¡Uuy
que rico!
El pelao se comió una papaya, bien dulce y madurita, de un palo que estaba
muy cerca de la quebrada, y se puso a jugar chapa cajón con una raíz de palo
que encontró, que con esa grabó el chapa cajón en el barro colorao, al filo
del agua.
Mientras tanto la peladita le decía a su mamá:
-Amita voy con éstos tres calabazos, un poco más pequeños, a la quebrada.
Le voy a decí a mi hermano que se venga con los que él llevó ¡voy rapidito!
oyó.
Pero, le dice a su Taita y también a su tatarabuela, que estaban en la boca de
la escalera del rancho; al bajar la peladita entablaron un diálogo):
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-verá que hoy no se puede bañar en la Peña, y decile a tu hermano lo mismo.
-Teresa, se vienen los dos ya mismito para acá.
-Yo no sé, porque es, que estos muchachos de hoy en día son así. -Hacen los
que se les viene en gana, no hacen caso, por aquí les entra y por aquí les sale,
lo que uno les dice, replicaba la abuela.
Y dicho y hecho, la muchachita se fue hacer lo mismo que su hermano a
coger guayabas, caimitos, zapotes, con su hermano más allasito de la peña.
Luego de comerse las frutas, se pusieron a jugar chapa cajón, muy repletos
de haberse comido su poco de frutas y cansados de jugar se tiraron a la
quebrada a nadar y se convirtieron en Bugeos. Estos son pescados grandes y
muy inmensos que viven en el mar. Porque por su tamaño tuvieron que irse a
las profundidades y jamás volvieron a casa, hasta el sol de hoy.
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EL PEREZOSO
Informante: Efrén Ávila (60 años).
Barrio, Las Tres Cruces, Tumaco
Había una vez un hombre que no le gustaba trabajar. Con el paso del tiempo
se casó, con una mujer, de la cual tuvo cuatro hijos, tres mujeres y un varón.
La esposa le obligaba a trabajar, pero él respondía diciendo:
-Cuando Dios quiere dar, a la casa llega
Cada vez que la señora le hacía esa pregunta. Él le respondía lo mismo.
Éste hombre solo lo que poseía era un burrito, pero dos ladrones se dieron
cuenta que el hombre tenía ese animal y que como ellos sabían que había
una bodega llena de plata, decidieron cierto día alquilársela, para realizar el
robo en dicha bodega.
Preguntando, llegaron a la casa del hombre que no le gustaba trabajar y se
encontraron con la mujer; porque él estaba durmiendo. Los ladrones le
propusieron que les alquilara el burro, para transportar una carga. En seguida
ella habla al marido y le cuenta lo que querían los dos señores, que estaban
en la puerta y él respondió lo que ella dijera, estaba bien. Ella les dio el sí y
llevaron el burro.
Los ladrones llegaron a la bodega, cargaron el burro y siguieron el camino.
Pero el camino que recorrían había un puente alto, que aquel que cayera
abajo del puente no podría tener vida jamás.
Uno de los ladrones, cuando iban en medio puente, decidió tirarlo al río al
compañero, para el quedarse solo con la fortuna, pero éste alcanzó
agarrarlo a él también y cayeron los dos al río, con lo que la corriente acabó
con ellos.
El burro al verse solo retornó a su casa con toda la fortuna.
Cuando llega a la casa, golpea varias veces la puerta con la trompa. La mujer
le dice al marido:
-Marido están golpeando la puerta.
-Vaya a ver a la puerta ¿quién es? -respondió él
-Vaya usted, que cuando Dios quiere dar, a la casa llega.
Al ver que el marido no hizo caso, abrió la puerta y ¿y cuál fue su sorpresa?
Que encontró al burro con toda la riqueza.
Al ver esto la mujer, insistió llamando al marido varias veces. De tanto
insistir, por fin se levantó y entre los dos descargaron al burro.
Al paso de varios días, se fueron a vivir a otro país; por fin le salió la palabra:
Cuando Dios quiere dar, a la casa llega.
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JUAN EL ADIVINADOR
Informante: Leonor Isabel Mosquera
Edad: (76 años), Vereda Ceibito.
Había una vez en un pueblo muy lejano, un hombre llamado Juan el
Adivinador, En el otro pueblo, vivía el rey al cual en esos días, le habían
robado un anillo; entonces, él buscaba a alguien que le adivinara ¿Quién lo
podría tener? La noticia se regó por todos los alrededores. Porque el rey a la
persona que adivinara, le daba la mitad de su fortuna. Salieron tantos
adivinadores y ninguno adivinaba, entonces dijo juan.
-Yo voy a ir adivinar, quién le robó el anillo al rey
Todos decían: él está loco, qué va adivinar, ese lo que se va hacer es hacerse
matar del rey.
Cuando se presentó en el palacio, todos se sorprendieron. Él dijo:
-Mi reverencia, vengo a decirle quién le robó su anillo.
El rey le contestó:
-Empieza ahora mismo
-Pero mi rey, yo necesito una casa aparte, para poder meditar
-Bueno, le contestó el rey, por eso no hay problema.
Al siguiente día, le envían el desayuno a Juan. Él preocupado porque no sabía
cómo adivinar, dice:
-Bendito sea mi Dios San Bruno, que de los tres y llevo uno.
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Como el criado era uno de los ladrones, se asustó y salió corriendo, al llegar a
la cocina, les dice a los otros amigos:
-Ya nos están descubriendo, porque Juan dijo que yo era uno.
Los otros le contestaron:
-Mentira, tú lo que tienes es miedo, en el almuerzo lo llevo yo.
Así fue, al entregar el almuerzo y terminar dice preocupado juan:
-Bendito sea a San Juan de Dios, que de los tres ya llevo dos.
El hombre, sale corriendo y les dice a los otros:
-Es verdad, ese hombre si sabe, dijo que ya lleva dos. -Contesta el otro:
-Ustedes son unos miedosos, yo llevo la merienda. Al llevarla, Juan come y
mirando (pensativo), que al otro día en la mañana debía decir quién fue, dice:
- Bendito sea San Andrés, que ahora sí los tengo a todos tres.
-Hay amigo por favor, no le vaya decir al rey. Porque nos mata. Juan
sorprendido le contesta
-Sí, yo sabía que ustedes son los del robo.
-Por favor no, nos deje mal
Bueno, hagamos un trato. ¿Cuál es el animal que más quiere el rey?
Él le contestó:
-El pavo
-¿quién le da de comer?
-Nosotros.
26
-Entonces vaya y le echan el anillo en la comida. Así lo hicieron.
Cuando el rey manda a llamar a Juan:
-Bueno dime Juan ¿quién se robó mi anillo?
-Mi rey, su anillo , no lo ha robado ninguno
-Cómo así
-Si mi rey, su animal que usted tanto quiere se lo tragó
El rey contesta:
-No puede ser
Para salir de la duda, mate el pavo. El rey lloró; pero le tocó hacerlo. Ahí
encontraron el anillo.
Bueno Juan adivinó; pero el rey no estaba convencido. Así que le dijo:
-Mira, mañana vamos a dar un paseo, el rey mandó a matar una puerca y la
hizo enterrar escondida; cuando salieron a caminar al campo, el rey le dice:
-Juan ¿que hay aquí?, Juan asustado dice:
-Aquí fue donde la puerquita torció el rabo
Cuando dice el rey, muy bien, saquen la puerca. Al llegar a la casa dice Juan:
-Dios mío me salvé por mis refranes.
Al otro día le dice el rey
-Juan ven ¿tú miras ese barco que viene a lo lejos?
-Sí mi buen rey
-¿Qué trae ese barco?
El asustado contesta -esas si son jeringas-
27
Cuando el barco llega, empiezan a saltar (descargar) puras jeringas.
-Bueno, Juan de verdad sí, eres adivinador. Felicitaciones, toma tu parte de
fortuna.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
28
LA NAVIDAD MÁS FELIZ
Informante: María Hinestroza. Edad: (80 años) piñal salado
Sucedió que celebraban la navidad y de pronto papá Noel llegó repartiendo
regalos a todos los niños, de dicho lugar. Pero hubo alguien que no alcanzó
regalos y su rostro se entristeció.
Al verlo triste papá Noel le preguntó
-¿por qué estás triste?
-Porque no hubo regalos para mí, en ésta navidad.
-No te preocupes, porque muy pronto tendrás muchos regalos para ti solito.
Un día como cualquier otro, el niño aún dormido y de pronto escuchó que
por la chimenea de la casa, salía un ruido, y éste crecía cada vez más con
mayor intensidad.
28
El niño al escuchar el ruido decidió ir a mirar que era lo que sucedía, se paró
frente a la chimenea, cuando de pronto cayó un saco, se acercó para
observar qué era lo que contenía el saco, lo abre y ¿qué pasa?. Está lleno de
regalos. En el mismo momento el niño se acuerda de la promesa que le hizo
papá Noel y sonrió.
Para éste niño, ésta fue la navidad más feliz, que ha podido pasar.
30
LA SUEGRA DEL TIO CONEJO
La suegra del tío conejo se murió en Jerusalén, él y la mujer vivían en
Colombia. Se fueron a dicha ciudad para trasladar a la suegra y el tío sapo
manejaba la funeraria.
Y él dice: mire señor, el traslado a Colombia vale $25.000.000 y aquí sólo se le
van 500.000 pesos.
¡No!- contestó tío conejo- yo me llevo mi suegra.
Y le dice la mujer: mire mi amor, si se va mucho enterrémosla a mi mamá
aquí, se va mucha plata.
Y dice tío conejo: ¡no, no, no! ¿Aquí no fue que murió el señor Jesucristo y
resucitó en tres días? Vea, yo no quiero correr ese riesgo.
31
LA LORA
Había una vez, unos militares y salían a correr y a contar 1, 2,3. Les decía la
lora: 4 con tu abuela.
Así lo hacía todos los días que salían trotar.
Bueno, cansados, uno de los militares la monta a la lora en un helicóptero
para otro (en varios) y la lora se iba desplumando; así hizo el militar hasta
que la lora se desplumó por completo y la lanzó (a tierra desde el
helicóptero).
Cayó y el perro estaba patas arriba con la boca abierta, y ella pensaba que se
estaba burlando de ella.
Se va donde el perro y se coloca en todo el frente y se coloca las manos en la
cintura y se da un movimiento sensual y le dice al perro:
-Y qué es que fue, y qué es que, fue acaso que no has mirado a una mujer
desnuda.
32
EL JARDIN ENCANTADO
En un lejano pueblo vivía un hombre casado con mujer, él tenía dos hijos, un
niño y una niña.
Un buen día, sus padres salieron al bosque, porque cerca del pueblo había
uno, quedándose solo en la casa los niños, empezaron a escuchar un ruido
detrás del jardín.
Ellos, muy asustados, salieron a mirar de dónde provenía dicho ruido,
quedando sorprendido cuando de una flor salía una luz que iluminaba todo el
jardín; la luz se apagó y quedó una estrella, ellos la tomaron y regresaron al
rancho.
Como sus padres se demoraban, ellos se quedaron dormidos y entraron a un
profundo sueño, en este sueño una señora les decía: en cada una de las
puntas de las estrellas escribieran un deseo y que este se vería realizado la
noche de la luna llena.
Ellos se despertaron asustados, porque un fuerte viento abrió una de las
ventanas de la casa, en ese mismo instante sus padres regresaron del
bosque; los niños les contaron a sus padres todo lo que les había pasado en
su ausencia. Pasaron los días y llegó la luna llena y todos los deseos que
pidieron los niños, se cumplieron.
Vivieron felices y la niña se casó con un príncipe que pasaba por allí, pues se
quedó hipnotizado al mirar aquella luna, nunca antes visto.
32
FIESTA DE LOS ANIMALES
Érase una vez en un lugar del bosque se reunieron los animales de todas las
especies y organizaron una fiesta. Departieron, tomaron trago; pero hacia la
media noche se acabó el licor; como todos los asistentes estaban contentos,
decidieron hacer una vaca, es decir, entre todos ponían para comprar el
trago.
-¿A quién mandamos- dijo tío conejo?
-Que vaya el burro- dijo tío tigre
No, que vaya la liebre porque ella es muy rápida; muchos de los asistentes no
estuvieron de acuerdo. Decidieron que fuera el perico, porque él anda de
palo en palo y llega más rápido con el trago.
Pasa la media noche, se preguntaron los asistentes a la fiesta ¿Qué pasó con
el trago que no llega? ¿Será que el hijo de puta se robó la plata? Desde que
se fue ¿hasta cuándo que no llega?
Y entonces, contesta el perico que encuentra (en ese momento) bajando la
escalera: “si van a estar hablando mierda para no ir a ninguna parte”.
33
JUAN RANCHERA
Priscola. Edad: 90 años. Barrio, Batallón
Este era un joven; al hombre lo llamaban Juan Ranchera, él cayó en la policía
y por todas partes lo llamaban Juan Ranchero.
Este policía trabajaba y trabajaba y no le subían el sueldo y se colocaba a
pensar: -“ Yo trabajo y trabajo y no me suben el sueldo”, hasta que se salió
de la policía y lo buscaban, lo buscaban porque era buen policía, pero no
volvió. Juan Ranchera se metió al monte y se encontró con otros amigos y les
contó que en la policía trabajaba y trabajaba y no le subían el sueldo.
Yo me llamo Fuerza en el Culo. Nos fuimos, camina, camina y pa’lla y
caminando se encontraron con otro llamado Fuerza en los Brazos.
Camina, camina, camina llegaron más pa’lla, se encontraron con una casa sin
puertas y se dijeron: - Y esta casa sin puerta por donde podemos subir.
Cuando les bajaron una escalera, el primero que subió fue Juan Ranchera,
rarán, rarán, rarán, subió a la casa, pero en esa casa no había nada, cuando
apareció una mesa con tres platos de comida.
-Como pa’que merendemos -decía Juan Ranchero a sus compañeros: -dejen
la cobardía y comamos.
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Cuando de pronto aparecieron tres cajas de cigarrillo y fósforos.
-Esto es para que nosotros fumemos- dijo Juan Ranchera. Cuando eran las
siete (de la noche) ya con ganas de dormir, aparecieron tres cuartos.
-Estos cuartos compañeros son para que durmamos- dijo Juan Ranchera.
Cuando a la hora de acostarse sintió que subían la escalera, cuando de
pronto a las 12 de la noche sintió que unas almas se lo querían llevar, la pena
(la condena) de esa cosa era que el que le aguantaba se salvaba.
La primera noche era de golpe, cuando ¡triau, triau! Amaneció y Juan
Ranchera resultó todo estropiao. La segunda noche era de mordedura y la
tercera de patadas y garrotazos, cuando se levantó a las nueve de la mañana
dijo Juan Ranchera: “¡Carajo si yo aguanté!”.
Como le contaron que sus tres compañeros habían muerto hace rato.
Porque a nosotros nos acompaña un jabalí cuando de pronto escuchó Juan
Ranchera una voz que le decía: - “como voz Juan Ranchera aguantaste todo
el tormento está más de cuenta tuya” (tienes un premio), cuando a buena
hora Ranchera a casarse.
Luego fue a buscar otros compañeros para que se casaran hasta que todo el
pueblo se pobló y vivieron felices y contando, contando se acabó mi cuento.
El que no me oyó se le quedó adentro y el que me está oyendo, que me eche
otro.
35
LOS TRES HERMANOS
Esta historia comienza con el relato de tres jóvenes sin trabajo.
Con el tiempo se fue el mayor, antes de salir le dijo: “papá y mamá échenme
la bendición”, y partió.
Más allá, se encontró con un anciano después de caminar y caminar. El
anciano le dijo al joven que quería que escogiera entre 10 pesos o un conejo,
y el joven contestó que los 10 pesos, ya que iban era en busca de trabajo.
Más allá después encontró una casa que le brindaron la merienda o comida,
al sentarse el joven a comer y él con tanta curiosidad, que miraba todo,
observó una cabeza humana colgada y el joven empezó a preguntar, tanto
fue lo que preguntó que a él también le cortaron la cabeza y la colgaron. Los
padres y los dos hermanos esperaron y esperaron al hermano y de ver que
no volvió se fue el segundo.
También se encontró con el anciano y le ofreció lo mismo y el segundo
hermano también pidió sus 10 pesos y cuando llegaron a la casa donde le
cortaron la cabeza empezó a preguntar, y por preguntar tanto, le hicieron lo
mismo que al otro hermano, cortándole la cabeza y colgándosela.
37
Pasó, pasó el tiempo y de ver que no regresó el hijo tercero les dijo: “Papá,
Mamá, como mis hermanos se fueron y no han regresado ahora me toca a
mí, échenme la bendición”
¡Bueno!, el papá y la mamá se la echaron y salió en busca de trabajo.
Después de tanto caminar, se encontró con el mismo anciano y le preguntó
lo mismo: hijo que quieres un buen consejo o 10 pesos, y el joven aceptó el
buen consejo.
Entonces el anciano le dijo al joven: “Cuando tu camines y camines
encontrarás una casa, en esa casa habrá muchas cosas desagradables, pero
nada de eso te extrañes, no preguntes por nada si te brindan comida come,
pero no preguntes, para que puedas continuar “. Y así lo hizo el joven.
Aunque le preguntaban que si no miraba algo raro o conocido, él contestaba:
“¡por algo será que lo tiene (tienen) ahí!”.
Que si no conocía las cabezas que estaban colgadas y el joven no contestó,
como lo había aconsejado. El que escucha consejo llega a viejo.
38
MARIA PELLEJITO
Había un rey y la reina que tenían un hijo. Había un pobre que tenía hijos
con su mujer, pero ellos eran pobrecitos. Llegó el rey y le dijo que se fueran a
vivir a la casa de él, en la casa de él tenía muchos tesoros, allí vivían las tres
muchachas con la mamá y el papá.
Un día estaba asomada la reina en el balcón y las muchachas sacaron tres
anillos.
El rey tenía un pejecito y llegó la una y le tiró con el anillo al pejecito y no le
pegó, le tiró la segunda tampoco le pegó, le tiró la última le pegó y lo mató.
Bajaron ellas donde estaba el pejecito muerto y el rey les dijo que no lo iba
a enterrar sino que se iba a sacarle el pellejo.
Se lo sacó y lo puso a secar y se hizo una copa, hizo un abrigo y se lo puso a la
reina al cuerpo, entonces, debido a este incidente a la reina le pusieron la
María Pellejito.
Salía, se bañaba y se iba. Pero el hijo del rey ya la había visto bañándose
desnuda y se enamoró de ella y el cayó enfermo; debido a esta circunstancia,
el hijo del rey le pidió al papá que se las llevara para allá. Entonces el papá le
dijo: ¿Quién?... esas pobres muertas de hambre no iban a ir a su casa.
Entonces príncipe le obligó al papá que se las llevara a la muchacha donde él
se encontraba enfermo.
Cuando él le dijo al papá, el padre las mandó a llamar, ellas no querían ir,
fueron las dos y la que tiró el anillo no fue.
39
Entonces él mandó un escolta y le dijo que palabra de rey no podía faltar, la
muchacha se sacó el pellejo se bañó y se fue donde el rey.
Cuando llegó a la casa del rey, le dijo que entrara donde estaba el hijo, que el
hijo era quien la necesitaba; entonces ella entró y le habló del viaje. Se sentó
y le imploró que le diera la mano para el matrimonio y María Pellejito dijo
que no, entonces el rey llamó al papá de ella y la hicieron casar e hicieron
una fiesta y se casaron, y las otras dos hermanas quedaron allí con el papá y
la mamá.
40
LOS DOS COMPADRES
Luz Atala Cortés de Preciado del barrio Herrera. Edad: 86 años
A ella se lo contó la abuelita Justina.
Había una vez dos compadres y los dos eran pobres y, también había el rey
de la ciudad. Y de los dos había uno más pobre que iba a pedirle labazas
donde el rey, el otro tenía más y lo criticaba a el que iba a pedir.
Un buen día, salió un anciano pidiendo caridad. Llegó a la casa del que tenía
más a pedir la caridad y el compadre le tiró los perros, lo mordieron, lo
dejaron chorriando sangre al pobre limosnero.
Así herido y ensangrentado se levantó y siguió pidiendo su caridad, llegó a la
casa del compadre más pobre y le pidió la caridad, le dijo el compadre pobre
que no tenía pero que no se fuera; llegó la mujer del pobre, mató una gallina
ponedora que tenían y le dieron de comer al limosnero.
Entonces, él limosnero les dijo que seguirían consiguiendo el pan de cada
día, y se acostaron todos a dormir tranquilo, pero la mujer del pobre estaba
despierta y escuchaba que caían unos bultos.
Al otro día que amanecieron, se levantaron y vieron los bultos de ropa,
comida, de todo. Cuando al otro día el compadre que tenía más fue a
visitarlo, fue una admiración para él. Entonces, él le dijo que era el
limosnero que le había mandado todas esas cosas.
41
Cogió el compadre y se puso a cocinarle al limosnero, tuvieron esperándolo
con la comida cosida y buena mesa tendida; a la media hora llegó el
limosnero, vuelta (otra vez) a pedir la caridad.
-Qué quiere usted, aquí estamos esperando al señor que nos trae la fortuna,
como le trajeron a mi compadre arréele los perros para que se vaya el
limosnero.
Cogió el limosnero y se fue, vino la noche, ellos se acostaron pero que el
limosnero no llegó, el compadre al ver que no regresó a donde él, lo fue a
verlo, lo que encontró donde era la casa, era laguna de animales.
41
EL SOMBRERO DE CONRADO
Contado Por: María Teodolinda Angulo “Mizacarrial Majestad”. (q.e.p.d.)
Falleció después de 11 años, el 28 de noviembre de 2015.
Edad: 93 años. Barrio, Los Libertadores
El rey era casado con su reina, no tenían hijos, tenían una sirvienta en
nombre llamada Carmen Días Van. Días vienen, días van, hasta que de
repente salió en embarazó la señora reina. El rey tenía un caballo, ese caballo
bailaba, conversaba, cantaba, mejor dicho, ¡qué no hacía!
Ese caballo era estima del señor rey, cuando llegó el tiempo del
alumbramiento, (de dar a luz) la señora parió una niña bien blanca, bien
bonita, bien rubia.
En otra parte de la que ellos vivían, vivía otro rey y ese rey le dio por salir a la
república donde vivía la niña; entonces, ese señor Conrrado que venía de
otra república llegó al palacio donde la señora había delumbrado (parido) y
tenía tres días de parida. Cuando él llegó y vio a la niña y se enamoró.
Estuvo varios días allí y luego siguió su carrera, cuando se iba le dijo a los
reyes, que quedaban, que estaba enamorado de esa niña que recién había
nacido, que él era soltero y ella iba a ser su esposa, que se la criaran y se la
educaran bien educada, que cuando ya se cumpliera el tiempo que ella fuera
señorita se la iban a mandar, que él la recibía y les pagaría toda la crianza, lo
que habían hecho por ella y que de palabra le dejaba a la niña el sombrero,
para cuando fuera el viaje, se lo entregaran y se lo pusieran en la cabeza y
con esas palabras se despedía.
43
La niña se fue criando como una espuma, en la educación la prepararon
como toda una princesa. Cuando se llegó el día de mandarla, la madre de la
niña fue a la pampa y cortó una bejuco, al cortar el bejuco se cortó tres dedos
de la mano, pero ella subió en secreto al palacio cogió una tira de lienzo y de
cada dedo empapó una gota de sangre y la dobló.
A Carmen la sirvienta le endonaron (endosaron) la niña para que la llevara; a
la princesa la arreglaron y la mandaron, pero al despedirse la madre de la
niña al llegar a los brazos de la princesa le puso las gotas de sangre en el
seno, sin que la niña se diera cuenta.
Luego embarcaron a la niña en el caballo llamado “Falada” y a Carmen otro
particular y echaron camino.
Pero hacía un sol bien pesado, entonces la niña le dijo a la muchacha: -¡Ay
Carmen! ¿Dónde me consigo un poquito de agua?
Entonces pararon los caballos y Carmen buscó agua y se la pasó, la niña tomó
el agua y siguieron. Luego llegaron al dormitorio (en un césped), descansaron
y al otro día la misma jornada, el sol que la perseguía, ya estaba venciendo el
camino cuando la niña pidió más agua.
Carmen le respondió: -Ve voz, qué es que habís creído, por qué no paras tu
caballo y buscas tu agua como yo la busco.
La niña así lo hizo, paró el caballo y bajó a tomar el agua; en la carretera
habían pozos y de esa tomaba, cuando la niña metió las manitos al agua para
traerlas a la boca una voz le dijo: - “Ay princesa si tu madre supiera se le
partiría el corazón y se moriría del dolor”.
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Ella no puso atención a lo que escuchaba, tomó el agua y siguieron. Al otro
día, camina y camina y el sol que no las dejaba, otra vez le dice a Carmen -
¿Por qué no me haces el favor de coger otro poquito de agua?.
-!vé!- le dijo Carmen- ¡ah¡ como yo tengo mis manos y mis pies así tienes tú,
bien puedes bajar y coger tu agua-
La niña hizo lo propio, largó el caballo y bajó a coger el agua, al coger el agua
otra vez le dijeron.
¡Ay princesa, si tu madre supiera se le partiría el corazón y se moriría del
dolor!
Pero ella no paraba bola y siguieron, cuando ya estaban cerca al palacio,
Conrado levantó a todo el palacio, buenos coches, buenas carrosas para
recibir a la princesa.
Él la iba a conocer por el sombrero. Cuando ya iban cerca al palacio le dice
Carmen a la princesa:
-“Bájate del Caballo que yo voy a montar ese y voz en el que yo voy, y te voy
a decir en secreto que no le vas a decir a nadie, que yo la princesa y vos sos la
sirvienta”.
Cambiaron de caballo y le hizo hacer juramento y siguieron, pero Carmen no
le quitó el sombrero, pero como él no las conocía y Carmen llevaba la corona,
entonces cuando llegaron al palacio todos creyeron que Carmen era la
princesa. Después Carmen dijo que mataran al caballo Falada porque la traía
martirizada y así fue, mataron al caballo y a la princesa la dejaron en la finca
cuidando los animales.
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Luego se hizo el casamiento y festejaron 15 días y 15 noches. Después de
tanta celebración no habían enterrado al caballo. A la muchacha que era la
princesa le dieron un muchacho para que la acompañara a trabajar en la
finca cuidando los animales, hasta ese tiempo el caballo no lo habían
enterrado.
La niña preguntó a un edecán del palacio que si ya habían enterrado al
caballo y él le dijo que no. Entonces la niña le dijo que cuando lo fueran a
enterrar le dejaran la cabeza, el edecán le preguntó que para qué y la niña le
dijo: para verla.
El edecán habló con el rey y el aceptó darle la cabeza del caballo a la reina, la
muchacha cogió la cabeza y se la llevó con los otros animales, cuando llegó a
medio camino buscó un árbol, lo amarró de lo alto y lo dejó allí guindado.
Al día siguiente, la niña fue a verlo y le dijo: ¡Oh Falada! ¿Qué haces tú ahí
colgado?
Y la cabeza le contestó: ¡oh princesa si tu madre supiera, se le partiría el
corazón y se moriría del dolor!
Y le dice ella: ¡oh bien! que venga un viento y eleve el sombrero de Conrado.
Y se vino un viento y se levantó el sombrero; mientras este se elevaba la niña
se peinaba y daba tres vueltas la cabellera que ella tenía, era todo de oro,
cuando ella dejaba de dar vueltas el viento paraba y el sombrero volvía a su
puesto.
La niña todos los días que pasaba saludaba al caballo y sucedía el mismo
fenómeno del viento, el compañero de ella estaba presente cuando sucedía
todo esto y aguantó, hasta que dijo que a esa muchacha no la iba a
acompañar más y que lo mejor sería decirle al señor majestad el rey, que
saque a esa muchacha.
El muchacho le dijo a un edecán del palacio y este informó al rey y él le dijo
que iba a ir para allá. Al día siguiente el rey Conrrado dijo: rato que no voy a
la finca y voy a darme un paseíto.
Y se fue él; iba llegando cuando encontró en medio camino a la muchacha;
se paró y se escondió; la muchacha estaba parada frente a la cabeza del
caballo cuando dijo: ¡oh Falada ¿Qué hacéis ahí colgado? Y él le contestó:
¡Oh princesa! si tu madre supiera, se le partiría el corazón y se moriría del
dolor. Y contesta ella: ¡oh! Qué bien venga un viento y eleve el sombrero de
Conrado.
Él, que estaba viendo y sintiendo todo viento, se incomodó y se quedó
contemplando la cabeza hasta que llegó el rey y le dijo ¿Por qué hablas con
esa cabeza que ya está muerta? Y hacía venir tanto viento.
Ella contestó que había jurado no decirle a nadie. Entonces Conrado le dijo
que en la iglesia había un Cristo grande y que se fuera a confesar allí; la niña
fue a la iglesia pero él se fue adelante y se puso detrás del Cristo para
escuchar la confesión de la niña, cuando éste escuchó todo lo que la niña
había dicho casi se mata y se fue al palacio y la señora le dijo que por qué se
había demorado tanto. Él no le contestó si no que se sentó en la mesa a
comer luego le dice Conrado a Carmen:
- Carmen a esas personas que quitan conveniencias ajenas, qué se les puede
hacer.
-Ay! -contesta Carmen- a esas personas que quitan conveniencias ajenas
esas, merecen ponerlas en cuatro caballos y que cada uno coja un cuarto.
-Eso mereces tú- contestó Conrado.
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Carmen pegó un salto que llegó al techo del palacio y enseguida enloqueció,
en el instante Conrado llamó a los edecanes y les dijo que hicieran lo que ella
había dicho y así fue. Luego el aceptó y buscó a la niña, él le pidió perdón se
casaron y fueron muy felices.
48
MI TIO TIGRE Y DOÑA GALLINA
Contado Por: María Teodolinda Angulo “Mizacarrial Majestad”. (q.e.p.d.)
Falleció después de 11 años, el 28 de noviembre de 2015.
Edad: 93 años. Barrio: Libertadores
Sucede que había una fiesta, cuando llegó la gallina sin ser invitada y se
metió a la fiesta a bailar, y mi tío tigre dijo, que se fuera que: “ella no era
invitada”.
Doña gallina dio la vuelta y se cagó.
-¡Ay tío tigre, esa sucia de la gallina se cagó!
La fueron a demandar mi tío tigre ante el Comisario, así que la demandaron
ante el Comisario y la gallina acudió a su demanda y dijo la gallina: Señor
comisario aquí estoy a su llamada.
-¿Por qué usted se fue a cagar a la fiesta de tío tigre?
-Vea señor Comisario, yo quiero que usted me desocupe rápido que yo soy
una mujer muy ocupada, mujer de oficio.
Cuando el comisario golpeó la mesa, dio vuelo la gallina y se subió al
escritorio y cuando ¡pruuu!… se cagó la gallina
-¡Vean! -dijo el comisario- vayan a traerme a esa sucia.
Corrió la perra, corrió a coger la gallina, cuando al que cogió fue al tío tigre y
grito: ¡suélteme que yo no soy!
Cantando, cantando, se acabó mi cuento y que no escupe se le queda dentro.
49
LA NIÑA ULEA
Informante: Ruth Andrades. Edad 60 años
A ella se lo contó, la mamá Colombia Andrade de 84 años
Había una vez una niña y un niño; ellos quedaron huérfanos muy pequeños
porque la mamá se murió y pasaban mucha hambre. La niña fue creciendo
hasta que aprendió a trabajar, y le dijo al hermano: “yo voy a buscar un
trabajo para podernos mantener”.
La niña se ha ido a buscar trabajo y encontró en casa de un rey, saludó la
niña: -“buenas tardes mi rey”.
-Buenas tardes buena niña-
-Mi rey, yo ando buscando trabajo si lo encuentro me quedo, si no lo
encuentro me voy.
-No- dijo el rey: porque estoy necesitando una trabajadora.
-Pero mi rey, voy a decirle a mi hermano que ya conseguí el trabajo.
Fue a traer sus cosas y se fue donde el rey, el rey tenía cinco hijas.
-¡Ay papi! dijo la una, yo esta noche tengo ganas de dormir con la niña Ulea.
-¡Ay niña!- le decían las hijas del rey.
Y el rey les ha dicho a las hijas que esa noche él iba a dormir con la niña Ulea,
y el rey esa noche abusó de la niña Ulea.
Al día siguiente la niña Ulea se fue a contarle a su hermano lo que había
sucedido.
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-¡No! - dijo el hermanito- tese tranquila que yo descuento todo lo que le hizo
a usted hermanita, búsqueme la mejor peluca que halla, los mejores aretes,
los mejores zapatos, el mejor vestido-
Y la niña Ulea le buscó todo.
La niña Ulea (era el hermano disfrazado) llegó donde el rey bien elegante y le
dijo a rey -“buenas tardes buen rey, no vengo a demorar, vengo a lo que si
busco encuentro y lo que no encuentro me voy, lo que yo necesito mi rey es
un trabajo.
-Sí, buena niña, haga de cuenta que esta es su casa.
Bueno, cuando se levantan a media noche las hijas del rey cada una le manda
carta al rey que quieren dormir una cada noche con la niña Ulea. A las cinco
hijas del rey las perjudicó la supuesta niña Ulea.
Llegó la mujer del rey a decirle que quería dormir con ella, con ésta sí que iba
a arrancar cacho y candela.
El día domingo le dijo el rey a la mujer que iba a llevar a la niña Ulea a
conocer el cepo, se fueron con el rey en el caballo, cuando llegaron le dijo a
la niña Ulea que entrara al cepo.
-Pero, mi rey usted tiene que indicarme como se entra y como se sale-
El rey le dijo -así se entra y así se sale. Cuando el rey entró, la niña Eulea le
cerró la puerta y le dejó el trasero parao del rey, la niña Ulea lo dejó
desmayado.
Tenía una puerca (un cerdo) grande y la niña Ulea iba para donde la puerca
también y la puerca dijo: voy a correr.
51
Dieron las cuatro, las cinco y las seis y la niña Ulea con el rey nada que
llegaban, como a las siete de la noche la niña Ulea lo trajo al rey desmayado,
de la latiguiza que le había dado.
Cuando lo trae desmayado estaban las hijas en el balcón, cuando las hijas
preguntan a la niña Ulea: ¿y mi papá?
Les contesta: el puta de mierda, no ven que si la puerca no corre, hasta la
puerca se la papea.
52
LA FUENTE FAUSTISMAL
Informante: Felisa Angulo
Edad 68 años. Barrio, Viento Libre
Sucede que un señor con la mujer tuvieron cinco hijos, pero ellos con ansias,
deseaban una hija mujer, la cual no llegaba.
Cuando que a través de los tiempos salía en embarazo y fue niña. Sucede que
la niña nació muriéndose y enseguida de ello mandaron a los hijos a una
fuente llamada bautismal para sacar de esa agua y bautizar a la niña. Pero
ellos de la alegría que sintieron con el nacimiento de la hermana, colocaron
envase en la piscina, pero en el forcejeo se ahogó (se les cayó al agua) el
balde.
Los pelaos por eso de demoraban en el agua, pero el papá dijo que si esos
malditos no regresaban con el agua se convirtieran en cuervo y, así sucedió.
Cuando oyó el zumbido del agua salieron a mirar y el padre vio como los hijos
salieron volando, luego que a los hijos les sucedió así, la niña se alentó.
53
EL HOMBRE DEL BOSQUE
En la vereda Pianulpí, cerca de Llorente, hace mucho tiempo en las
celebraciones de semana santa, un hombre se puso a tomar un Jueves Santo
y tomó tanto que se perdió en el bosque.
Cuando empezó a despertar de su borrachera sintió los pies pesados y los
brazos rígidos, cuando se dio cuenta que los pies se le convirtieron en raíces y
los brazos en ramas y no pudo moverse más.
Ahora lo miran en Semana Santa. Es un árbol viejo, sin hojas, como un árbol
fantasma, que trata de agarrar a la gente que no respetó la semana santa, o
los agarra para convertirlos en hombres árbol.
54
EL DESCABEZADO
Hace mucho tiempo en la vereda de Llorente andaba un señor descabezado,
que en las noches salía a asustar a las personas.
Una noche cualquiera, la señora Felipa salió a coger el carro a las 3: am y
cruzó la cancha, llegó hasta la vía principal, pero el carro ya había pasado. Al
regresarse a su casa, en el centro de la cancha siente unos pasos, la señora se
para pa’ mirar, quién va tras ella, es un señor y ella trata de mirarle la cara
con la lámpara, pero no le encuentra la cabeza, entonces ella comienza a
rezar:
-“Sale animal feroz que primero nació el Hijo de Dios que voz, en magnifica y
en grandeza”.
A partir de ese momento la señora cae inconsciente espumeando por boca y
nariz.
Los familiares se asoman a mirar y a buscar la señora y ven que sale
corriendo el descabezado.
Solo un evangélico vecino no se levantó a ayudar a la señora. El descabezado
se trepó por esa casa y no se volvió a ver. Desde ese momento todos los
evangélicos hacen culto en esa casa todos los días, a las tres de la
madrugada.
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LA MUJER DE BLANCO
La persona que me contó estas historias fue:
Segundo Gabriel Estupiñán .Edad 76 años, Barrio la cancha
En tiempos pasados en Llorente a un joven se le enfermó la mamá a media
noche. El joven fue a buscar remedio donde un vecino, el joven enciende la
vela para abrir la puerta, la mamá le dice que no salga pero él insiste que si
saldrá.
Al momento de abrir la puerta ve una señora de blanco, él grita: “mamá,
mamá, aquí hay una mujer que me mira”.
La mama le dice: -éntrese; pero. él no hace caso y ella se pone a rezar y la
mujer iba retrocediendo, mientras la mamá del muchacho rezaba; pero el
joven seguía a la mujer que se metió por detrás de una vivienda, y el joven
llegó por el remedio donde el vecino.
Les contó lo que sucedió y el vecino le dijo que esperara que amaneciera y no
saliera porque de pronto se le volvía a aparecer la mujer, pero el joven dijo
que le tenía que llevar el remedio a la mamá y no se encontró más a la mujer.
Y nunca nadie la volvió a ver, sólo ese joven.
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EL COMPADRE RICO Y EL COMPADRE POBRE
Segundo Gabriel Estupiñán
Edad 76 años .Barrio la cancha
En un pueblo muy lejano, vivía el compadre rico y el compadre pobre. El
compadre pobre tenía tres hijos y no sabía cómo mantenerlos porque no
tenía trabajo, siempre iba donde el compadre rico a pedirle de comer para él
y sus hijos.
El compadre rico aburrido de estarle dando comida y el compadre no
buscaba la manera de trabajar.
Dijo el compadre rico a su mujer: “Mujer invitemos a mi compadre a comer a
nuestra casa y después le damos látigo para ver si el compadre deja de
estarnos pidiendo comida, y se pone a trabajar”.
Días después, invitaron al compadre para desarrollar el plan.
-Buenos días compadre.
Lo atendieron muy bien, pero después de haber acabado de comer, le
cerraron puertas y ventanas para empezar a darle latigazos y le decían:
-compadre trabaje para que mantenga sus hijos.
Entonces, salió el pobre compadre de la casa corriendo y dando gritos de
auxilio, cuando llegó a su casa le dijo a su mujer:
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-Mira que el compadre rico y su mujer, me dieron látigo y me decían que
vaya a trabajar, mujer mátame esa única gallinita que me voy a buscar la
vida”.
La mujer le contestó: marido si te llevas la única gallina, qué comemos con
los hijos.
-Mujer me voy a buscar la vida- dijo el marido resuelto.
Le preparó la gallina y el pobre hombre se despidió de su mujer, de sus hijos
y se fue.
Camina y andar, camina y andar y andar, después de haber caminado tantas
horas, le tocó quedarse a pasar la noche en un árbol grande. Al rato escucha
un bullicio, eran unos ladrones que tenían cerca su guarida, cuando llegan a
una peña grande y dice el jefe de grupo: “ábrete tripulante” y esa peña
grande empezó a abrirse y entraron todas sus cosas y pareciera que se
escucha decir “ciérrate perejil”.
El hombre se quedó repasando esas palabras mágicas. A la mañana siguiente
muy temprano salieron esos hombres, el compadre pobre se bajó del árbol y
frente a la peña empezó a decir las palabras: “ábrete tripulante” y se abrió
aquella peña. Éste quedó sorprendido al ver tantas cosas como comida, oro,
dinero, ropa etcétera, y en la parte de atrás estaban animales.
Sin espera alguna, cargó una mulas de todo lo que había y regresó donde su
familia e hicieron una casa muy bonita con mucha comodidad.
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El compadre rico al verse sorprendido, fue a preguntarle de dónde sacó todo
eso que tiene y el compadre pobre le contó lo que sucedió. Él le respondió:
“llevas allá eso o si no te denuncio que eres un ladrón”.
Al llegar a dicho lugar, la ambición del compadre rico no le importó el peligro
que corría al quedarse en ese lugar y, el compadre pobre volvió donde su
familia.
El compadre rico al escuchar el bullicio de los ladrones se escondió en unos
bultos de arroz, cuando entraron en la guarida del jefe dijo: -“por aquí huele
a carne humana” y empezaron a buscarlo. Al encontrarlo lo mataron y lo
arrojaron a unos patos que se comieron el cuerpo del compadre rico.
El compadre pobre y su familia, terminaron siendo felices por toda la vida y
la comadre rica quedó viuda y sola.
Colorín colorado este cuento se ha terminado.
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EL CONEJO Y EL CAMOTE
Había una vez un señor llamado Tío Tadeo, dueño de un sembrado de
camote pero no sabía qué hacer con el conejo, que cada día comía más y más
camote.
Este señor tenía tres hijos: Pedro, Juan y Fabián.
Un día le dice al hijo mayor: “Pedro vaya y cuide el sembrado de camote para
que el conejo no se lo coma”. Este joven fue pero llevó una hamaca y se
colocó a dormir. El conejo comió y comió más que el día anterior. El padre
envió al otro día a Juan e hizo lo mismo que su hermano y el conejo se volvió
a comer el camote. El último hijo le decía a su padre: “Yo voy y atrapo el
conejo” y su papá le negaba lo que le pedía para su misión, pero a tanta
insistencia decidió permitir que fuera a cuidar el camotal.
Pero éste llevó brea, pan y queso y empezó a buscar el camino por donde
salía el conejo. Entonces hizo un muñeco de brea y en una mano le colocó
pan y en la otra queso.
El conejo que empezó a olfatear el pan y el queso le dice al muñeco:
“Chiquillito dame pan con queso o si no, te pego un puño” y al pegarle se
quedó pegado y el conejo le decía: “Chiquillito dame pan con queso y
soltadme mi mano o si no, te pego otro puño”, hasta que el conejo se quedó
pegado al muñeco.
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Entonces, Fabián salió y le dijo: -¡Te atrape!
-Por favor no me vayas a matar, si me dejas con vida solamente dices “Dios y
mi conejito” y yo te ayudare.
El joven le dice: -“tengo que llevarte donde mi padre, para que mire que te
atrapé”.
Entonces el conejito le dice: -“Me colocas una guasca para que cuando tu
papá me vaya a matar yo me arranque y pueda escapar”. Así quedaron con
el trato. El joven empezó a gritar ¡“lo atrapé, lo atrapé!”.
El papá al verlo les dijo a los otros hijos: “Se dan cuenta que su hermano
menor atrapó al conejo y ustedes no. Tráigalo para matar ese conejo, pero
antes deseo premiarte por haber atrapado el conejo”. Le regaló (a Fabián),
ganado, caballos, hectáreas de tierra, etcétera.
Y se fue a traer una baqueta caliente, pero el conejo al ver la baqueta da un
brinco y se arranca de la guasca y el conejo se escapó. Pedro y Juan deciden
abandonar la casa e ir a la ciudad. La mamá les prepara comida para el
camino y se van.
El hermano menor no desea quedarse solo y empieza a gritar: “Pedro
hermano, Juan Hermano, espérenme que va su hermano Fabián”.
Lo esperaron y le preguntaron ¿Por qué nos sigues? Con tanta rabia que
tenían lo amarraron a un árbol que tenía un nido de avispas, las alborotaron
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y salieron corriendo. Fabián dijo: -“Dios y mi conejito”, el conejo lo soltó y lo
limpio y siguió gritando, a sus hermanos, lo volvieron a amarrar en un
hormiguero y él decía -“Dios y mi conejito”, el conejo lo soltaba y lo limpiaba,
hasta que decidieron llevarlo. Llegaron a una casita en donde habitaba una
viejecita, ella les dice: -“sigan mis hijos” y les preparó comida y una piecita
para que duerman los tres, pero Pedro dice -“No. Fabián que duerma debajo
del fogón”.
Días después, Pedro sale al pueblo y en el parque se encuentran unos
jóvenes lanzando manzanas a una hermosa joven que era la hija del rey, a
quien le pegara en la frente se casara con ella. Todos intentaban y nadie le
pegaba incluyendo Pedro, cuando de repente sale un joven en un caballo y
agarra una manzana y le pega en la frente.
El Rey mandó a atrapar aquel joven, el cual no se dejó atrapar. Cuando volvió
Pedro a la casa, contó lo sucedido en el pueblo. Fabián con su guitarrita
decía -“¡chirrinqui, chirrinqui! quizás seré yo, la pulga y el piojo me matan a
yo”.
Pedro contesta: -“que vas hacer vos, todo pulguiento y piojoso”.
Esto sucedió dos veces, a la tercera vez Fabián le dice al conejo que le
buscara el caballo más fino del sector. Como el conejo le concedía todo,
entonces salió Fabián como un Príncipe al pueblo y tomó la manzana y por
tercera vez, le vuelve a pegar en la frente.
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Se hizo la fiesta de bodas, hubo comida, bebida para todos; Fabián era
dueño de medio reino.
Días después, los hermanos lo andaban buscando, el rey al verlos la manda a
llamar: “a quien buscan jóvenes”. Ellos tristes responden: -“a mi hermano
Fabián” y le muestran la guitarrita y los harapos viejos.
El rey agarra la guitarra y les canta la canción: ¡Chirrinqui, chirrinqui! quizás
seré yo la pulga y el piojo me matan a yo”.
Fabián perdonó a los hermanos y fueron felices.
EL TIGRE Y EL CONEJO
En un bosque muy lejano vivía Tío tigre y tío conejo, el tigre quería comerse
al conejo entonces le dijo: “tío conejo vamos a cazar animales”.
El conejo aceptó. Agarraron sus cosas y se fueron a cazar animales. Estando
en el lugar, el tigre intentaba comerse al conejo pero el conejo permanecía
alerta. El conejito todo asustado sale a correr del lugar y encuentra una mata
de uvillas y agarró muchas uvillas y ahora verá lo que le hago al tío tigre, se
dijo.
-Tío tigre ¿quiere comer uvilla?... mire como hago- El conejo en una mano
tenía las uvillas: “tío tigre yo coloco dos piedras y saco las bolas y golpeo con
la otra piedra y salen las uvillas”.
El tigre se colocó hacer lo que el conejito decía y saca los testículos y se los
golpeó tan fuerte con una piedra que se mató. El conejo lo pela al tío tigre lo
coloca al humo y después se lo lleva a la tía tigra.
-Tía tigra, tía tigra, mi tío tigre le manda esta carne porque él no pudo venir.
-Gracias tío conejo ya no teníamos comida.
La tía tigra preparó su tapao (plato típico del Pacífico sur colombiano), y
cuando estaba comiendo se atoró. “ve chiquillo anda a traerme agua del rio”;
el conejo estaba escondido cerca del camino, cuando mira al tigrecito le dice:
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“chiquillito come tu taita”. El chiquillito salió corriendo y gritaba: “mamá,
mamá, me están diciendo chiquillito come tu taita”.
Ella envió al otro tigrecito y volvió gritando igual, se enojó la tía tigra y fue
ella, el conejo cuando la miró le gritó: “Mujer come tu marido” y lo salió
correteando al conejo, y el conejito asustado se metió a una cueva y la tía
tigra lo agarró de la pata y el conejo le dijo: “hay mi tía tigra en vez de
agarrar mi pata agarró la raíz”. Ella suelta la patica del conejo y agarra la raíz
y entonces aparece el sapo.
-Tía tigra que hace ahí-
-Sapo, cuídame al conejo que no se vaya a salir.
-Sí tía tigra, contesta el sapo.
El conejo empezó a decirle: “tío sapo, déjame salir, que si no le lanzo la bola
de barro, sapo déjame salir que si no le lanzo la bola de barro” y le tapó los
ojos y el conejo se fue.
Cuando regresó la tía tigra, le pregunta al sapo ¿está el conejo en la cueva?
-Si tía tigra.
Empezó a cavar y no encontró nada, se enojó la tía tigra y lo agarró de la
patica al sapo y lo iba a tirar a una hoguera y el sapo le dice:
-Si me tira a la hoguera salgo brincando, brincando, pero si me tira al agua
me muero.
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La tía tigra lo tiró al agua y el sapito se hundió en el agua, la tía tigra dijo “lo
maté a ese sapo”, cuando sale el sapo le dijo “tía tigra aquí es donde vivo”,
Con rabia se metió al agua la tía tigra, cuando llegaba a un lado el sapo le
salía al otro, hasta que la tía tigra se ahogó y no pudo matar al sapo.
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JUAN RANCHERA
Priscola. Edad 90 años
Barrió Batallón
Este era un joven, al hombre lo llamaban Juan Ranchera, el cayó en la policía
y por todas partes llamaban a Juan Ranchero. Este policía trabajaba y
trabajaba y no le subían el sueldo y se colocaba a pensar: Yo trabajo y
trabajo y no me suben el sueldo hasta que se salió de la policía y lo buscaban,
lo buscaban porque era buen policía pero no volvió.
Juan Ranchera se metió al monte y se encontró con otros amigos y les contó
que en la policía trabajaba y trabajaba y no le subían el sueldo.
-Yo me llamo fuerza en el culo
Nos fuimos camina, camina, pa’llá y caminando se encontraron con otro
Fuerza en los Brazos, camina, camina, camina llegaron más pa´llá, se
encontraron con una casa sin puertas y se dijeron, esta casa sin puerta por
donde podemos subir.
Cuando les bajaron una escalera el primero que subió fue Juan Ranchera
rarán, rarán, rarán subió a la casa pero en esa casa no había nada, cuando
apareció una mesa con tres platos de comida, como pa´ que merendemos
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Juan Ranchero le decía a sus compañeros: “dejen la cobardía y comamos”,
cuando de pronto tres cajas de cigarrillo y fósforos, esto es para que nosotros
fumemos dijo Juan Ranchera.
Cuando eran las siete ya con ganas de dormir, aparecieron tres cuartos,
“estos cuartos compañeros son para que durmamos”, dijo Juan Ranchera.
Cuando a la hora de acostarse sintió que subían la escalera, cuando de
pronto a las doce de la noche sintió que unas almas se lo querían llevar, la
pena de esa cosa era que el que le aguantaba, se salvaba.
La primera noche era de golpe cuando ¡triau, triau! amaneció Juan Ranchera
todo estropiao, la segunda noche era de mordedura y la tercera de patadas y
garrotazos, cuando se levantó a las nueve de la mañana, dijo Juan Ranchera: -
-Carajo! Sí, yo aguanté.
Como le contaron que sus tres compañeros habían muerto hace rato.
Porque a nosotros nos acompaña un jabalí cuando de pronto escuchó Juan
Ranchera una voz que le decía: “como voz Juan Ranchera aguantaste todo el
tormento, esta más de cuenta tuya. Cuando ha buena hora Ranchera a
casarse.
Luego fue a buscar otros compañeros para que se casaran hasta que todo el
pueblo se pobló y vivieron felices.
Y contando, contando, se acabó mi cuento, el que no me oyó se le quede
adentro y el que me está oyendo que me eche otro.
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LOS TRES HERMANOS
Esta historia comienza con el relato de tres jóvenes sin trabajo.
Con el tiempo se fue el mayor. Antes de salir le dijo: “papá y mamá échenme
la bendición” y, partió.
Más allá se encontró con un anciano, después de caminar y caminar; el
anciano le dijo al joven, que quería que escogiera entre 10 pesos o un conejo
y el joven contestó que los 10 pesos, ya que iban era en busca de trabajo.
Más allá, después encontró una casa que le brindaron la merienda o comida,
al sentarse el joven a comer y él con tanta curiosidad que miraba todo,
observó una cabeza humana colgada y el joven empezó a preguntar, tanto
fue lo que preguntó, que a él también le cortaron la cabeza y la colgaron.
Los padres y los dos hermanos esperaron y esperaron al hermano y de ver
que no volvió se fue el segundo.
También se encontró con el anciano y le ofreció lo mismo y el segundo
hermano también pidió sus 10 pesos y cuando llegaron a la casa donde le
cortaron la cabeza, empezó a preguntar y por preguntar tanto le hicieron lo
mismo que al otro hermano, cortándole la cabeza y colgándosela.
Pasó, pasó el tiempo, y de ver que no regresó, el hijo tercero les dijo: “Papá,
Mamá, como mis hermanos se fueron y no han regresado ahora me toca a
mí, échenme la bendición”, Bueno el papá y la mamá se la echaron y salió en
busca de trabajo.
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Después de tanto caminar se encontró con el mismo anciano y le preguntó lo
mismo, “hijo que quieres un buen consejo o 10 pesos” y el joven aceptó el
buen consejo.
Entonces el anciano le dijo al joven: “cuando tu camines y camines
encontraras una casa, en esa casa habrá muchas cosas desagradables, pero
nada de eso te extrañes, no preguntes por nada, si te brindan comida come,
pero no preguntes para que puedas continuar”, y así lo hizo el joven.
Aunque le preguntaban que si no miraba algo raro o conocido él contestaba:
“por algo será que lo tiene ahí”. Que si no conocía las cabezas que estaban
colgadas y el joven contestó: “
TIO SAPO
Informante: Artemio Ávila
Edad: 65 Años. Barrio: Tres Cruces
Este era una vez, había una fiesta en el cielo; donde todos los animales del
bosque eran los invitados.
Entonces llegó el día de la fiesta, se alistaron tía zorra, los pájaros, el tío tigre,
tío conejo, tío sapo, en fin todos los animales del bosque.
Pero el sapo no tenía como subir, entonces se las ingenió, esperó que el
cuervo se descuidara para el meterse dentro de la guitarra y así él poder
subir al cielo.
En el descuido se metió el sapo dentro de la guitarra. El cuervo agarró su
guitarra y voló hacia el cielo.
El sapo iba calladito. En ese momento que iban en el aire, el cuervo sintió la
guitarra pesada pero no le paró importancia. Llegó al cielo donde estaba
prendida la fiesta y ya todos los animales estaban bailando.
El cuervo asentó la guitarra y el sapo aprovechó para salir. Cuando el sapo
miró que estaba en la fiesta y, lo mejor que era en el cielo, empezó a
tomarse la bebida y se emborrachó y empezó pelear y a dañar la fiesta. Y
todos los animales se sorprendieron cuando vieron al sapo que había subido.
¿Pero cómo subió? ¿Por dónde? Se preguntaban todos.
Cuando de pronto al ver la atarbancia (atrevimiento) del sapo se acabó la
fiesta y ya todos tenían que irse.
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Cada uno de los animales a como subieron así mismo bajaron, el sapo
aprovechó que el cuervo asentara la guitarra para el poder volverse a
meterse dentro de la guitarra y así fue, se metió.
Cuando el cuervo agarró la guitarra la sintió pesada
-¡Ajo! - dijo el cuervo - este astuto sapo se ha metido en mi guitarra.
Para que este malvado sapo se caiga, pensó, voltio la guitarra y el sapo sale
volando con los ojos brotados y cuando el miró que iba para abajo había unos
montones de piedras grandes, palos, y el sapo apenas miró todo eso dice:
“apártense palos y piedras que haya voy” y ¡prón! cayó el sapo encima de
todas esas piedras y palos.
Se golpeó todito el cuerpo, quedó aporreado y se le brotaron los ojos, por
eso es que el sapo quedó tucudo porque él era de la piel lisita pero por
picársela a vivo perdió y hasta hora y para toda su vida, quedó tucudo.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.
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MI TIO TIGRE Y MI TIA GALLINA
Contado por Ruth Andrade. Edad 60 años. A ella se lo contó la mamá de
Colombia Andrade de 84 años.
Sucede que había una fiesta, cuando llegó la gallina sin ser invitada y se
metió a la fiesta a bailar.
Y mi tío tigre le dijo que se fuera que ella no era invitada. Doña gallina dio la
vuelta y se cagó.
-Ay tío tigre esa sucia de la gallina se cagó.
La fueron a demandar mi tío tigre ante el Comisario, así que la demandaron
ante el comisario y la gallina acudió a su demanda, dijo a la gallina:
-Señor comisario aquí estoy a su llamada
- ¿Por qué usted se fue a cagar a la fiesta de tío tigre?
-Vea señor comisario yo quiero que usted me desocupe rápido que yo soy
una mujer muy ocupada, mujer de oficio.
Cuando el comisario golpeó la mesa dio vuelo la gallina y se subió al
escritorio y cuando ¡pruuu...! se cagó la gallina.
-¡Vean! -Dijo el comisario- vayan a traerme a esa sucia! A esa la mandó el tío
tigre.
Había una perra que corrió a coger la gallina, cuando al que cogió fue al tío
tigre y gritó ¡suélteme que yo no soy
Cantando, cantando, se acabó mi cuento y que no escupe se le queda dentro.
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LA NIÑA Y EL DIABLO
(Experiencia vivida)
Esta historia que voy a contar ocurrió en los años 80, en la comunidad de
Llanaje, perteneciente al Consejo Comunitario Acapa, cuando todavía la
palabra de nuestros mayores tenía mucho valor y respetada y sagrada.
Pero, todas estas creencias y otras cosas hoy por hoy han ido desapareciendo
con el paso del tiempo, en nuestras comunidades.
La historia de la niña Andrea fue tan real en esa época, que al contarla me
parece estar viviéndola.
Andrea era una niña muy linda. Tenía 14 años, estaba en todo el esplendor
de su juventud y próxima a cumplir sus quince primaveras, como dice la
canción. Pero como todos tenemos defectos y cometemos errores, Andrea
no era la excepción.
Ella vivía con su abuela y su hermana Úrsula. Como todos los días y, en
especial en el verano, había que madrugar en las horas de la mañana y a
veces en la madrugada, para poder llenar agua, ya que en la época de los
ardientes veranos ese líquido tan apetecido escaseaba en la comunidad.
Un día su abuela, doña Petronila, se sintió cansada, y le pidió el favor a sus
dos nietas que fueran a llenar el agua, porque ella no podía bajar las gradas
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de la loma, ya que casi desaparecían, como eran de barro fácilmente se
deslizaría y caería dentro de alguno de los pozos.
Úrsula, la hermana mayor muy obediente, agarró sus dos calabazos y sin
ningún gesto, fue a llenar el agua.
Andrea, que era todo lo contrario a Úrsula, sin pensar en lo que ocurriría
después, empezó a renegar y a decirle a doña Petronila que ella no iba a
llenar ninguna agua.
-¡Ay! no abuela, usted se ha vuelto muy mañosa, quiere que todo se lo
hagan. ¿Acaso usted no puede ir al pozo y llenar su agua?
-Andrea no seas tan grosera, ya verás que un día de estos te van asustar y
entones te vas a acordar de mí- le responde la abuela.
Andrea le dice: “Todo el tiempo está con lo mismo. ¡Te va asustar!, para
hacerme dar miedo, pero yo no le tengo miedo a nadar.
La abuela sonreía diciendo: “¡hay Andrea no hables así, tú apenas estás
empezando a vivir, yo ya soy muy vieja, cansona y mañosa, como me dices,
pero he vivido lo suficiente para decirte esas cosas, pero de todas maneras
que sea como tú dices, Andrea”.
Luego, Andrea pensando en lo que le había dicho la abuela, agarró los dos
calabozos y se dirigió al pozo a llenar el agua; cuando iba en la mitad del
camino empezó a caminar más despacio porque cada vez se alejaba más de
la casa y estaba muy sólido (solitario el camino); el pozo quedaba muy bien
retirado y había que caminar unos 10 minutos.
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De repente, cuando quiso regresar a la casa sintió un terrible viento que le
cubría todo el cuerpo y le decía “Andrea, Andrea”.
Cuando ella escuchó su nombre repetidas veces, empezó a gritar como loca:
abuela, abuela me lleva el diablo; abuela, abuela rézame el credo.
Doña Petronila al escuchar la voz desesperada de su nieta, salió corriendo a
socorrer a su nieta; cuando llega al lugar se encuentra con un tremendo
monstruo de cola y cachos a punto de llevarse a su nieta.
Andrea, seguía gritando desesperada: abuela, abuela, rézame el credo y le
contestaba la abuela –¡mijita lo estoy rezando!-.
Cuando de repente siente un alboroto entre los árboles y después de unos
minutos toda había terminado y la niña Andrea salió corriendo a los brazos
de su abuela diciendo: “yo pensé que el diablo me iba a llevar”.
La niña regresó a la casa con la abuela y nunca más volvió a portarse grosera,
luego le dijo Andrea a la abuela: “pensé que esas cosas no existían”.
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DÍA DE LAS ÁNIMAS
Autor: Eduarda Orobio. Edad: 86 años.
Barrio: Humberto Manzi.
Narrado por: Mariana de Jesús Andrade
Como bien sabemos y es una tradición que las ánimas tienen su día, ellas
andan de blanco, como en procesión y se caminan todo el pueblo.
En un pueblo cerca de Tumaco, llamado Salahonda, había una señora metida,
chismosa y bochinchera; no dormía en las noches por estar fiscalizando a la
gente del pueblo, quién entraba, quién salía. Ella sabía todo lo que pasaba en
el pueblo ya que no hacía más que estar pendiente de la gente.
Un día a las cinco de la mañana, sentada en la puerta de la casa, vio un grupo
de personas vestidas de blanco y cada una de ellas llevaba una vela en la
mano, una de ellas se salió de la fila y se acercó a la señora y le entregó una
vela para que se la guardara, entonces ella fue al armario y guardó la vela.
Cuando amaneció el día, la chismosa fue al armario a buscar la vela para
llevársela a quién se la había dado a guardar, entonces no era una vela sino
que era una canilla (hueso fémur) de muerto.
Ella se asustó demasiado, cayó enferma pero a nadie le decía lo que le había
pasado, al verse bien grave le contó al cura del pueblo lo que le había
pasado; entonces el cura de penitencia para que se alentara, le mandó a
pedir perdón a todo el pueblo y prometerles no meterse más en la vida
ajena.
La chismosa cumplió con la penitencia que el padre le había encomendado y
se alentó por completo.
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EL HOMBRE DE LA FÁBRICA
Autor: Leoncio Hurtado
Edad: 40 años. Barrio, El jardín Ciudadela.
Redactada por Mery Cristina Cortes.
Hace mucho tiempo, aproximadamente unos diez años, cerca al aeropuerto,
existió una fábrica de madera, llamada Maderas y Chapas de Nariño, el cual
(en la cual) se encontraban dos señores llamados Luis y Leoncio,
trasnochando, es decir, prestando vigilancia a ese lugar.
Esa noche, era la primera vez que ellos se quedaban allí. Siendo las siete de la
noche, escucharon un estruendo grande en donde se procesaba el triplex,
Uno de ellos dice: ¿voz escuchaste? Y el otro le contesta: sí, parece que se
cayeron unas láminas de eternit.
Los señores muy impresionados y llenos de coraje salieron a revisar qué era
lo que había pasado, pero cuando llegaron al lugar a una distancia de
cincuenta metros, buscaron, revisaron y todo estaba intacto, normal como si
no hubiese pasado nada.
Los dos hombres al ver que no había nada decidieron regresar a su puesto de
trabajo. Transcurrido algunas horas, aproximadamente dos de la mañana, se
escuchó el mismo estruendo pero más fuerte.
Ellos dijeron: qué vamos a ir a buscar, si ya fuimos y no encontramos nada,
entonces decidieron quedarse quietos, además la noche era tan oscura que
ni siquiera se podían ver las manos.
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Al llegar la madrugada, empezaron a escuchar otros ruidos más
escalofriantes, se oía que en la fábrica, todo se movía como si estuviesen
trabajando, como cualquier día de trabajo normal, y con todo ese estruendo
terminó la noche.
Pero les quedó la curiosidad de saber qué había sucedido antes, para que se
produjeran esos ruidos tan escalofriantes.
El señor Luis dijo que conoció a una persona que había trabajado
anteriormente ahí y le iba a preguntar por qué se daban estos
acontecimientos.
Al día siguiente se encontraron, uno de ellos le comenta al otro qué había
averiguado acerca de lo que había ocurrido el día anterior y, este le dijo que
hacía mucho tiempo un trabajador se había caído de uno de los techos de la
fábrica y había fallecido al instante, y por eso el misterio de los ruidos en las
noches.
EL HOMBRE QUE SE IBA A LLEVAR LA CUCURAGUA
Autor: Paulino Arboleda, edad: 65 años.
Lugar: Cacahual las Varas. Redactado por Susana Paola Hurtado.
El señor Paulino Arboleda, un campesino cazador de animales en la vereda
cacahual, un día 20 de julio, siendo las seis de la tarde, le dio por irse a cazar
al monte.
Se subió a un palo de guaba, se acomodó bien bonito con su escopeta y su
foco, a esperar que llegara la noche y algún animal para cazar.
Siendo las once de la noche empezó a sentir ruido, que lo silbaban ,le tiraban
palo, lo gritaron por el nombre que era la voz de la mamá, cuando la mamá
había sido mucho tiempo que estaba muerta, al escuchar tanta cosas y el
solo en ese monte, el miedo empezó apoderarse de él.
A las doce y media de la noche, escuchó un balido (ruido ensordecedor) y un
estruendo que venía a donde él estaba. A medida que el balido (ruido
ensordecedor) y el estruendo se acercaban hacia él, se empezó a mover los
arboles hasta la misma tierra, todo se movía; era horrible y tan fuerte todo
ese viento que se arrancó una rama grande del árbol de donde él estaba,
cuando él ve que era una cucuragua que se lo iba a comer.
Entonces le gritó en voz alta: “fuera animal feroz que primero nació Jesús que
voz¨, y ahí ella dio una tremenda vuelta que salió polvo de la tierra y se
movió tan fuerte el árbol como si fuera a caerse.
Ella se empezó a desaparecer pero con balidos y a lo lejos se escuchaban,
cuando dejó de escucharlos él se bajó del árbol, se puso la camisa al revés y
se fue para la casa y desde ese día nunca más volvió a cazar.
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LA VIUDA.
Autor: Wilson cortes. Edad 65 años
Historia Real redactada por Susana Paola Hurtado.
Hace aproximadamente diez años, sucedió un caso en la carretera Pasto-
Tumaco. El señor Wilson, que para ese entonces era conductor del hospital,
le dicen que tiene que llevar un enfermo urgente a Pasto.
El salió de Tumaco, aproximadamente a las seis de la tarde, minando
(calculando) el tiempo para estar de vuelta en la madrugada. Así fue, llegó a
Pasto a las once de la noche y no se quedó porque quería regresar a
Tumaco.
Faltando tres horas para llegar a Tumaco, en la mitad del trayecto en una
curva, donde todo era oscuro y sin casas, lo para una mujer muy bien vestida
con facciones hermosas, como si fuera de otro lugar. Él paró el carro y sin
mediar palabras ella se sube y se sienta al lado de él.
Al rato, después de haber recorrido varias cuadras, ella le pide un cigarrillo y
él le contesta que no fuma, no dijo más nada y siguieron su trayecto; él con el
rabito del ojo la miraba pero no le encontraba nada raro excepto su traje que
era negro y en la oscuridad se hacía invisible.
Como a las dos horas de ir viajando con la misteriosa mujer, en otra curva
oscura y desolada, ella le pide que la deje ahí, él paró el carro y ella se bajó y
no dijo nada.
Cuando él señor llegó a Tumaco y contó lo sucedido, le dijeron que era la
viuda que se le había montado en el carro, pero como él no la enamoró, por
eso no lo mató.
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EL SERRUCHADOR
(Historia Real)
Informante: Wilson Cortes. Edad 65años
Hace aproximadamente treinta años cuando existió la empresa de Texas, ahí
donde actualmente queda la bomba Biomax, existía la bodega del
combustible y el dormitorio de los trabajadores solteros o que vivían muy
lejos. En ese tiempo no había energía en Tumaco.
Entre ellos, estaba un señor llamado Wilson, al que le gustaba jugarles
bromas pesadas a sus compañeros tarde de la noche. Porque según contaban
que ahí en las noches salía un hombre serruchando. Este señor como no le
tenía miedo a nada ni a nadie, un día se queda el compadre solo durmiendo
en la bodega y el señor Wilson llega despacito sin que el compadre se dé
cuenta y agarra un serrucho y empieza a serruchar en la pared de atrás. El
compadre que estaba acostado empezó a gritar y del miedo que le dio se
orinó los pantalones.
Wilson al oír esto soltó la carcajada y el compadre lo descubrió, pero como
en ese tiempo el compadrazgo era respetado no le hizo nada y lo perdonó.
Ya pasado algún tiempo de lo sucedido, un día sábado al señor Wilson le
tocó quedarse solo en su cuarto, porque los demás se habían ido a visitar a
sus familias. Él dice que llegó, se quitó la ropa, se cambió, encendió una vela,
en ese tiempo las velas eran grandotas.
Cuando él se agacha agarrar la vianda para empezar a comer, escucha que
empiezan a serruchar, desde afuera, pero él sabe que está solo. Aunque no le
presta mucha atención el serruchador empezó más fuerte y más fuerte que
no tuvo sino de dejar las viandas ahí y acostarse suavecito sin que lo
sintieran y taparse los oídos, hasta que amaneciera.
Él dice que después de esta mala experiencia nunca más volvió a jugarles
bromas pesadas a sus amigos.
TEXTO POSTERIOR
Los textos orales contados por los informantes y que hemos
compilados, son en versión original, donde la voz, los estribillos y
onomatopeyas evidenciados en la escritura; denota la herencia de lo
mágico y ancestral. Estos textos son fuentes expresivas y de
comunicación directa, despojados de toda normatividad gramatical.
Reconocemos la paciencia y el tiempo que dedicaron tanto los
informantes como los estudiantes universitarios de la licenciatura de
Etnoeducación de la UNAD, quienes lograron constituir un corpus de
textos de la tradición oral que estaban en el anonimato del conocimiento
de la sabiduría popular.
Reconocer que la narración oral es la esencia de la cosmovisión de los
pueblos del Pacífico, es revitalizar la coexistencia histórica y cultural
fortificada por la herencia mágica y ancestral. La oralidad en los
afrodescendientes, desde siempre se convirtieron en fuentes
expresivas y forma de comunicación directa, materializadas en un
conjunto de manifestaciones culturales, de actos cotidianos, que hablan
de la vida y de la muerte, de espantos, visiones y aparecidos, de
traumas, desarraigos y angustias étnicas, como resistencias a preguntas
y dudas y como persistencias a respuestas sobre lo que les acontece día
a día y a su próximo devenir.
La producción oral popular recopilada aquí es una propuesta para seguir
ahondando la cosmovisión del afrodescendiente; no es documento que
debe quedar en los anales como objeto de la literatura oral simplemente
para repetir y reproducir la oralidad, sino que debe convertirse en textos
reflexivos para afianzar el reconocimiento de la existencia de un cúmulo
de sabiduría perpetuado a lo largo del tiempo, y que potencian los
principios de identidad del pueblo Afro., acumulado a través del tiempo".
Asimismo, ahora hacemos uso de la escritura para seguir archivar y
difundir globalizar la oralidad de los pueblos Afros del Pacífico con el
propósito de que no quede estancada ayude al desarrollo del hombre.
HOJA DE VIDA DE VIDA DE LOS COMPILADORES
JUSTO WALBERTO ORTIZ SEVILLANO
FORMACIÓN ACADËMICA
Estudio de la secundaria en el colegio Luis Irizar Salazar, en Barbacoas; la Normal Superior
la cursó en la Normal Nacional la Inmaculada de Barbacoas. Hizo estudios previos a la
carrera profesional en varias escuelas y en diferentes áreas del Conocimiento: inglés en la
National School y la Hemphill School, Redacción y Ortografía en la Escuela Sudamericana
de Argentina; periodismo en la Promotora Cultural de Bogotá. Realizó estudios
profesionales en el Tecnológico Universitario (CEIPA),Medellín, Certificado profesional en
Educación Preescolar en la Corporación Universitaria Antonio Nariño, Buga, Valle,
Graduado en Experto en comentario de Textos Literarios en el Centro de Estudios a
Distancia (CEVE) España; Graduado en Locución de radio y Televisión en el Instituto de
Artes y Ciencias Cinematográfica de los Angeles , U.S.A., Graduado como Locutor en
“Artes de las Comunicaciones (ARCO), de Bogotá; Diplomado en Investigación cualitativa
en la CINDE; Diplomado en Gestión Cultural en la Universidad de Nariño; Diplomado en
Docencia Universitaria en la ESAP; Diplomado en uso de Medios de Comunicación
en el aula; Licenciado en Lingüística y Literatura de la Universidad de la Sabana; Experto
en Comentario de Texto, de la CEVE, España. Magíster en Modelos de Enseñanza
Problémica, Universidad INCCA de Bogotá; Máster en Pedagogía Terapéutica, graduado en
el ITEAP, Málaga, España. Estudios de Maestría en Educación por la Newport University,
U.S.A. Doctor en Lingüística de la Universidad América Andragogy
University de Honolulú, título convalidado por el MEN, en el año 2015.
EXPERIENCIA PROFESIONAL
Ha ejercido la docencia durante 39 años en el área de Lengua Castellana y Lilteratura,
primero en la Institución Educativa San Juan Evangelista de San Juan de la Costa, I. E.
Santa Teresita, Los Amigos de la Ciencia, en Tumaco. Coordinador del CEID-TUMACO,
durante 3 años. Docente universitario en las áreas de Humanidades e investigación,
Lectura y Producción Textual durante más de 15 años en la Universidad Mariana, Nariño
en Pasto y Tumaco; Docente universitario en la Fundación del Área Andina en las área de
Humanidades y Comunicación, de Bogotá; Docente en el Marco Fidel Suárez de Medellín,
en lectoescritura e investigación; Docente en la Universidad del Pacífico en las área de
Lectoescritura y Comunicación; Docente-Tutor en la Universidad Nacional Abierta y a
Distancia (UNAD). Promotor de lectura y escritura por más de 23 años. Asesor de
proyectos educativos institucionales durante 7 años. Consultor del ICFES para elaboración
de prueba para Grupos Étnicos, Tutor del Programa para la Transformación de la
Calidad Educativa “Todos a Aprender”, 2012-2013, del MEN. Ha participado en
unos sinnúmeros de eventos de carácter educativos y pedagógicos como conferencista
nacional e internacional. Participó en el XVII Congreso Nacional de Lingüística y Literatura
en Pereira, 1998; I, II Congreso Nacional de Bibliotecología en Bogotá, 1990-91; VI
Congreso Nacional y II Encuentro Latinoamericano de Educación Preescolar en Cali, 1992;
I, II, III, IV, Simposio de Lectura en Pasto , 1991-91; I Congreso Mundial de Pedagogía en
Bogotá, 1991; I Congreso Nacional de Lectura en Bogotá, 1993; I Foro Nacional de
Lectura en Bogotá, 1991; I Encuentro de Innovaciones Educativas en Cali, 1992; I
Encuentro Nacional Educativas en Bogotá, 1993; I Simposio de Educación y Pedagogía
Contemporánea Tendencia y Reto en Bogotá, 1996; I Congreso Internacional de Proyecto
Educativo Institucional en Cali, 1997; Taller sobre Competencia en Pasto, 2001, entre
otros. Es miembro de la Red de Prelectura, de la Re de Maestro Escritores, de la
Asociación Europea de Profesores de Español, del Colegio Nacional de Periodista,
Fundador de la Corporación de Trabajadores de Medios de Comunicación de Tumaco
(CORDECOM). Coordinador del Nodo Pacífico de Lenguaje, 2010. Ponente estrategia de
lectura y escritura desde la perspectiva textual poétia y expositiva, en los Talleres
Latinoamericano de Lenguaje, Argentina, 2011 y Brasil, 2013; Colombia, 2015.
PUBLICACIONES
Ha publicado libros literarios y didácticos: Una temporada en la capital (texto poético); El
Diccionario tumaqueño (texto etnoeducativo); El parentesco de la glosa española y
Décima (texto científico-etnoeducativo): Comentario crítico de la glosa y la Décima (texto
científico-etnoeducativo, Tomo II; La metáfora; La utilización de la pregunta en el aula de
la clase; Homenaje a la fantasía y a la imaginación de “Gabo”; Interpretación y producción
textual; Lectura metodológica y crítica de los medios de comunicación en el aula; texto
literario, titulado: “Mini-relatos del Manglar”, 2015
MÉRITOS
Reconocimiento a los mejores escritores del Departamento de Nariño, por la Cámara De
Comercio, Banco de la República, Casa de la Cultura, 2009. Ha merecido premios a su
labor académica y a su labor de locutor y periodista: Premio Nacional a la Mejor Labor de
Promoción de Lectura, 1992; Premio a la Mejor asesoría , PEI, sobresaliente de Nariño,
1998; Premio al Mérito periodístico, otorgado por el CNP, 1994; Premio Mejor locutor,
por los Caminos de Colombia, Todelar, 1987; Premio por dos veces Revista Correo del Sur,
Conductor al Mejor Programa Radial, Social, “La Hora del Campesino” Radio Mira,
1988.1989.