Leyendas Americanas - 24 - Sever

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LEYENDAS AMERICANAS EL ABRAZO DEL NEUQUÉN Y EL LIMAY Cuando el Paraíso parecía florecer sobre la tierra del pehuén, vivían dos jóvenes amigos, casi niños, llamados Neuquén y Limay. Les gustaba compartir las horas de caza y soñar con los misterios presentidos más allá de las montañas y valles de la tierra que conocían. Un día, mientras caminaban por el bosque de arrayanes, observaron a través de enredaderas, troncos y flores, a una jovencita mapuche. La niña murmuraba canciones, mientras peinaba largas trenzas renegridas. Comenzó desde entonces un tratar de acercarse y conocerse entre los tres, hecho de cantos, de silencios en medio de atardeceres y montañas, de charlas por los senderos. Y poco a poco los dos jóvenes amigos sintieron que una fuerza distinta, hasta entonces no conocida, invadía su amistad y comenzaba a separarlos, sin que ellos lo desearan. Cada uno comenzó a aislarse del otro, a mirar en soledad los espejos y círculos de los lagos y las puestas de sol. -¿Qué pasa entre Neuquén y Limay?- Era la pregunta obligada en la rueda de los mayores, acuclillados alrededor del fogón. Fue la Machi, con su sabiduría de vida y años, la que aconsejó la prueba del destino como remedio al distanciamiento entre los amigos. - Quiero una caracola que traiga el sonido del mar que no conozco- pidió Rahiué, que así se llamaba la jovencita mapuche de largas trenzas. La Machi consideró que el destino había hablado y encomendó la tarea a los dos jóvenes. Ambos partieron una madrugada, aún húmeda de rocío, con rubor en la copa de los árboles y el augurio de las buenas nuevas de los pájaros mañaneros. Quien primero trajese la caracola, recibiría el amor de la jovencita como recompensa. Para ayudarlos en la búsqueda, Nguenechen, el padre de los hijos de la tierra, convirtió a los jóvenes en ríos. Uno, el Neuquén, correría torrentoso desde la altura que lo vio nacer, al norte. Otro, el Limay, buscaría desde el Sur, llegar hasta el mar por caracolas. -¡Neuquén y Limay no volverán! ¡Neuquén y Limay ya te olvidaron! clamaba el viento, enamorado y celoso, al oído de Rahiué. La jovencita callaba y escuchaba. La mirada lejana. El cuerpo cobrizo cimbreante como junco, enflaqueciendo cada vez más. Hasta que un día, cuando las aguas no la reflejaban sino como una sombra de la hermosa muchachita que habían conocido Neuquén y Limay, Rahiué murmuró una ofrenda al Padre: -Padre Nguenechen, yo te ofrezco mi vida a cambio de que vivan mis amigos Neuquén y Limay. Padre, te la ofrezco, acéptala. Los espejos circulares del lago deshacían la pequeña figura. Rayos de sol tibio acunaban su ruego. El cuerpo moreno de Rahiué fue sumiéndose en la madre tierra poco a poco, hasta que una nueva planta, de hojas muy frescas y con una flor roja distinta, fue tímidamente haciéndose

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LEYENDAS AMERICANAS

EL ABRAZO DEL NEUQUÉN Y EL LIMAY

Cuando el Paraíso parecía florecer sobre la tierra del pehuén, vivían dos jóvenes amigos, casiniños, llamados Neuquén y Limay.Les gustaba compartir las horas de caza y soñar con los misterios presentidos más allá de lasmontañas y valles de la tierra que conocían.Un día, mientras caminaban por el bosque de arrayanes, observaron a través de enredaderas,troncos y flores, a una jovencita mapuche. La niña murmuraba canciones, mientras peinabalargas trenzas renegridas.Comenzó desde entonces un tratar de acercarse y conocerse entre los tres, hecho de cantos, desilencios en medio de atardeceres y montañas, de charlas por los senderos.Y poco a poco los dos jóvenes amigos sintieron que una fuerza distinta, hasta entonces noconocida, invadía su amistad y comenzaba a separarlos, sin que ellos lo desearan.Cada uno comenzó a aislarse del otro, a mirar en soledad los espejos y círculos de los lagos y laspuestas de sol.-¿Qué pasa entre Neuquén y Limay?- Era la pregunta obligada en la rueda de los mayores,acuclillados alrededor del fogón.Fue la Machi, con su sabiduría de vida y años, la que aconsejó la prueba del destino comoremedio al distanciamiento entre los amigos.- Quiero una caracola que traiga el sonido del mar que no conozco- pidió Rahiué, que así sellamaba la jovencita mapuche de largas trenzas.La Machi consideró que el destino había hablado y encomendó la tarea a los dos jóvenes. Ambospartieron una madrugada, aún húmeda de rocío, con rubor en la copa de los árboles y el auguriode las buenas nuevas de los pájaros mañaneros.Quien primero trajese la caracola, recibiría el amor de la jovencita como recompensa.Para ayudarlos en la búsqueda, Nguenechen, el padre de los hijos de la tierra, convirtió a losjóvenes en ríos. Uno, el Neuquén, correría torrentoso desde la altura que lo vio nacer, al norte.Otro, el Limay, buscaría desde el Sur, llegar hasta el mar por caracolas.-¡Neuquén y Limay no volverán! ¡Neuquén y Limay ya te olvidaron! –clamaba el viento,enamorado y celoso, al oído de Rahiué.La jovencita callaba y escuchaba. La mirada lejana. El cuerpo cobrizo cimbreante como junco,enflaqueciendo cada vez más. Hasta que un día, cuando las aguas no la reflejaban sino como unasombra de la hermosa muchachita que habían conocido Neuquén y Limay, Rahiué murmuró unaofrenda al Padre:-Padre Nguenechen, yo te ofrezco mi vida a cambio de que vivan mis amigos Neuquén y Limay.Padre, te la ofrezco, acéptala.Los espejos circulares del lago deshacían la pequeña figura. Rayos de sol tibio acunaban suruego. El cuerpo moreno de Rahiué fue sumiéndose en la madre tierra poco a poco, hasta queuna nueva planta, de hojas muy frescas y con una flor roja distinta, fue tímidamente haciéndose

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un lugar en la constante verdura del bosque.El Padre Nguenechen había escuchado.En el viento, testigo de todo el cambio, pudieron más los celos que sentía por Neuquén y Limay,que su amor por Rahiué.No lloró el regreso de Rahiué a la madre tierra. Arrasó el lugar con furia. Con rapidez resecó aúnmás el desierto y las bardas durante días y noches, para llevar la noticia a Neuquén y Limay.Quería ver el dolor que ella les causaría.Los jóvenes –quienes hasta entonces habían buscado llegar al mar cada uno por su lado- noresistieron el vacío que les dejaba Raihué. Se abrazaron. Fundieron su dolor y sus cuerpos. Losdos ríos, hermanos en el amor y el dolor, confluyeron para formar el río Negro. Unidos, avanzanhacia el mar en la búsqueda eterna de la belleza y la amistad.

LEYENDA DEL ATRAPASUEÑOS

Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en unamontaña alta y tuvo una visión. En esta visión Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduríaapareció en la forma de una araña. Iktomi le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderesespirituales de los Lakotas podían entender.

Mientras le hablaba Iktomi, la araña tomo un aro de sauce, el de mayor edad, también teniaplumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña.

Él habla con el anciano acerca de los círculos de la vida, de como empezamos la vida comobebes y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, finalmente nosotros vamos a laancianidad, donde nosotros debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes completando elcirculo.

Pero Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red, en cada tiempo de la vida hay muchasfuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras en las buenas fuerzas ellas te guiaran en ladirección correcta. Pero si tu escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en ladirección equivocada.

El continuo, ahí hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con laarmonía de la naturaleza.

También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas. Mientras la araña hablabacontinuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro.

Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano Lakota, la red y le dijo: ve la telaraña es uncirculo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tugente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones.

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Si tu crees en el gran espíritu, la telaraña atrapara tus buenas ideas y las malas se irán por elagujero. El anciano Lakota, le paso su visión a su gente y ahora los indios Siux usan elatrapasueños como la red de su vida.

Este se cuelga arriba de sus camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones. Lo bueno desus sueños es capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de sus sueños escapaa través del agujero en el centro de la red y no será más parte de ellos.

Ellos creen que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro.

Versión: Mirta Rodríguez

EL CALLEJÓN DEL DIABLO

Hasta hace algunos años existía, a corta distancia de lo que hoy es el centro de la ciudad, unaestrecha callejuela conocida con el nombre de Callejón del Diablo.

La citada vía, consistía en un pasadizo sombrío bordeado de árboles frondosos y atravesaba unparaje solitario en el que, a modo de vivienda, se descubría una casucha paupérrima habitada porun tísico.

Ya sea por el enfermo, por el nombre del callejón o quizá por su lobreguez, el hecho es que pocagente se aventuraba de día por esa ruta; y quien la utilizaba, procuraba salvar su recorridoapresuradamente. Naturalmente, de noche únicamente los temerarios se atrevían a cruzar la talcallejuela; teniendo para ello que valerse de todos sus sentidos, pues después del ocaso reinabaallí una profunda oscuridad.

En cierta ocasión, uno de aquellos bravos que son capaces de tragarse el propio diablo volvía acasa, luego de una sabrosa plática con sus compañeros de la ritual tertulia nocturna. Se internó enel callejón y, hallándose casi a mitad del camino, acertó a vislumbrar una figura que se apoyabaen el tronco de uno de los árboles mencionados. Tuvo un ligero sobresalto, pero inmediatamentese recuperó y mustió para sus adentros: -¿Con que forajidos a mí, eh? ¡Ahora verás!-. Yempuñando las manos, se dirigió resueltamente hace el sujeto. Ya se encontraba a unos metrosdel individuo cuando, de pronto, se iluminó la escena y surgió ante los ojos del valiente un serhorrendo que reía malignamente.

El noctámbulo sintió que la tierra se hundía bajo sus plantas; pero, acicateado por su instinto deconservación, en lugar de desmayarse se puso pies en polvorosa, logrando así evadirse de unasegura desgracia.

La noticia de que el callejón de marras se aparecía el demonio cundió entre la población y, aconsecuencia del incidente ocurrido al trasnochador de la historia, se propaló que otras personasya habían sido asustadas por el monstruoso espectro. Y, si regularmente el callejón era

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escasamente transitado en las noches, al comprobarse que Lucifer se había establecido en él, yanadie osaba ni por equivocación usar este camino después de ocultarse el sol.

Y, como sucede siempre que se trata de las calamidades públicas, alguien ducho en cuestionesdiabólicas aconsejó que, para evitar que el diablo comenzara a incursionar fuera de su reducto yse abatiese sobre la comunidad quién sabe con qué malditos fines, se depositaran diariamentebajo el árbol infernal algunas ofrendas, de preferencia joyas y monedas de oro. Y así se hizo.

Lo curioso del caso es que los supersticiosos que todas las mañanas iban a dejar obsequios aSatán, observaban que los del día anterior se habían esfumado, lo que les afirmaba en suconvicción de que el diablo se complacía con los regalos que el pueblo le brindaba.

Pero el misterio llegó a oídos de dos fornidos pescadores, que ya se las habían visto en suscorrerías marinas hasta con basiliscos, de manera que estaban curados de espanto. Y dialogaronasí los lobos de mar: -¿Qué te parece lo del diablo de San Martín?

-A mi me parece que hay gato encerrado, y que el diablo ése tiene costumbres de ratero. Y tengopara mí que, como buenos hijos de Dios, si hay algo que no debemos permitir es el robo a susovejas, aunque el ladrón sea el mismo Belcebú

-¿Crees que podamos hacer algo?-, preguntó el primero.

-Sospecho que sí-, contestó filosóficamente el interpelado.

Esa vez, al filo de la medianoche, dos siluetas penetraron resueltamente en el pavoroso callejón.Y, como es de rigor, el presunto diablo esperaba pacientemente apoyado en su árbol parainfundir el terror del más allá al desprevenido transeúnte que se arriesgase a ingresar en aquellosdominios del infierno.

Ya estaba el padre de las tinieblas listo para encender su cartucho de azufre y mostrarse a los quese aproximaban cuando súbitamente, a la luz de una antorcha nacida de la nada, vio emerger laimagen peluda, armada de negros cuernos y larga cola, del auténtico Satanás.

No se reponía todavía de la sorpresa cuando experimento en las posaderas la mordedura de unfuego que le quemaba las entrañas, y que no era más que un tizón al rojo vivo que diestramenteacababa de aplicarle en esa región uno de los pescadores; pues ya supondrá el lector que lospescadores eran los autores del contraataque diabluno.

Presa de un pánico indescriptible, el cavernícola sólo atinó a decir: -¡Jesús, el diablo quierellevarme!-; y, profiriendo aullidos demoníacos, emprendió velocísima carrera, comparados conla cual los récords olímpicos no son sino juegos de niños.

A la noche siguiente, los pescadores se apostaron en el callejón, y, aunque montaron guardiahasta el alba, el diablo no apareció por ningún lado.

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Sin embargo, al poco tiempo de la vergonzosa retirada del adversario, se averiguó que unprominente personaje de la localidad se debatía entre la vida y la muerte a causa de una extraña yrepentina enfermedad que, en forma de llagas, se le manifestó en los glúteos, aparentementeproducidas por quemaduras profundas.

El individuo sanó porque, según opinión del vulgo, se arrepintió de sus culpas y donó a unainstitución par pobres un lote de joyas, entre las cuales muchos creyeron reconocer las queofrecieron al diablo junto al árbol.

Así fue ahuyentado el Ángel Malo de su madriguera de San Martín. Y solamente quedó comorecuerdo de los sucesos acaecidos el sugestivo nombre de Callejón del Diablo con que se designódurante largos años al siniestro recoveco antes de que, con el avance de la urbanización,desapareciera definitivamente de la red de vías pintorescas de la ciudad.

LEYENDA DEL CERRO DE VILLA DEL DIQUE

Cuenta la leyenda que hace muchos años en un hermoso valle llamado Ctalamochita; existía unatribu de indios que enamorados del paisaje, decidieron dejar de ser nómades, para instalarsedefinitivamente en aquellas tierras fértiles cubiertas por el encanto de la naturaleza.

Entre el grupo de adolescentes se encontraba un indiecito al que llamaban Nazarí; era alto,robusto, de tez morena, sus ojos grandes enmarcaban una visual penetrante, avasalladora, era ungran observador. No existía ave sobre el cielo que no pudiera divisar ni animal en la tierra sindejar de rastrear, aún las tormentas más fuertes aprendió a detectar anunciando a su tribu lacercana tempestad.

Una noche, cuando Nazarí se encontraba apostado en su guardia vigilando sigilosamente a lospumas hambrientos que noche tras noche intentaban devorar a su gente, sintió a lo lejos una vossuave que lo llamaba por su nombre… Nazarí , Nazarí, ven a mí soy tu sueño y he venido aacunarte; Nazarí asombrado, sacudió su cuerpo y abriendo grande sus pupilas trató de no pensaren esa hermosa vos que por momentos lo apartaba de la realidad; en pocos minutos nuevamentela vos se apodero de el… Nazarí, Nazarí, ven a mi soy tu sueño y he venido a acunarte; sucuerpo relajado por completo se dejó arrastrar hacia los brazos cálidos del sueño, donde ya sinser dueño de si mismo penetro en la inconciencia mágica de la nada.

Amanecía en el valle, los primeros rayos de sol abrazaron el cuerpo cálido del indiecito Nazarí;sus parpados fueron abriéndose lentamente, el horror y la desolación se encontraban frente a él,los pumas habían logrado su propósito; cuerpos mutilados yacían por todas partes, el paisaje yano era el mismo y el aroma a flores silvestres se había convertido en un olor nauseabundo amigode la muerte.

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Nazarí sintió que el corazón era arrancado de su cuerpo y se sumergió en un profundo llanto quelo invadió de angustia y tristeza.

En ese preciso momento la tierra comenzó a temblar, desprendiéndose de la misma un sonidoaterrador, el fuego brotaba por cada uno de sus poros y de su garganta enrojecida emanaba unlíquido ardiente, destructivo; un humo negro se alzó por los aires abrazando y tragando hacia lainmensa profundidad al indiecito Nazarí.

Las nubes de fuego mezclado con cenizas fueron apartándose lentamente dando lugar a la luzdel sol a participar como testigo clave de la ausencia de Nazarí, ya que en su lugar se encontrabaerguido y desafiante un inmenso cerro al que hoy llamamos, el ¡Cerro de Villa del Dique!; aúnpor las noches, cuando los habitantes del pueblo se sumergen en un sueño profundo, el noduerme, es el gran protector de la villa, miles de batallas climáticas lleva ganadas, cicatricesprofundas entallan su cuerpo; la brisa del sueño lo sigue llamando,…Nazarí, Nazarí ven a mí quehe venido a acunarte, pero sus pupilas no se sierran ni lo harán jamás, porque es el granobservador, el gigante de Villa del Dique… ESE.BE.ELE.

EL COLIBRI

Painemilla y Painefilu, eran dos jóvenes y bellas hermanas que vivían en las proximidades dellago Paimún.

Un poderoso jefe Inca que se encontraba recorriendo la región, se enamoró de Painemilla.

Varios días duró la ceremonia de bodas luego de los cuales la pareja vivió feliz en un palacio depiedra. El tiempo pasaba y ambos se encontraban cada vez más enamorados.

Cuando Painemilla supo que esperaba un hijo, el Inca convocó a los sacerdotes para escuchar susprofecías. Vaticinaron mellizos. Que serían muy bellos. Que un hilo de oro adornaría suscabelleras desde el momento del nacimiento. Vaticinaron que algo quebraría la felicidad de lapareja.

Al acercarse el momento del nacimiento, el gran jefe tuvo que viajar al norte y pidió a su cuñadaPaineflú, que acompañara a Painemilla.

Cuando Paineflú y Painemilla volvieron a encontrarse, al ver a su hermana tan feliz, tanenamorada y tan mimada por su nueva familia, sentimientos de envidia se apoderaron dePaineflú. Cuando nacieron sus sobrinos, una nena y un varon, tan lindos, tan sanos, tan alegres ycon una hebra de oro adornando su cabeza, enloqueció. Encerró a los mellizos en un cofre y lotiró a las aguas del lago. Dijo a su hermana que sus hijos no eran humanos sino perros y leentregó un par de cachorros para criar y luego… se sumió en un profundo y oscuro silencio. Sellenó de miedos y empezó a temblar.

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Painemilla no hacía sino llorar. Al llegar su amado esposo y ver los perros que tenía por hijos, laconfinó a una cueva oscura. La desolación se apoderó de ambos.

Los mellizos en su cofre, navegaron por el lago y fueron hallados por un viejo mapuche quejunto a su esposa los cuidó. Los niños crecían felices y saludables aunque jamás comían.

Un día, el inca entristecido salió a pasear por la orilla del lago, pensaba en su amada Painemilla,en la forma en que su felicidad se había perdido, en lo solo que estaba, cuando de pronto, unasrisas infantiles llamaron su atención. Allí vio, un par de niños jugando, bellos como el trigo, conun hilo de oro en sus cabellos. Recordó la profecía y supo. Eran esos sus hijos. Los abrazó y losllevó a su hermosa casa de piedra. Buscó a Painemilla para reconstruir la felicidad perdida.

Paineflú había sido descubierta, sabía que le correspondía un cruel castigo por su traición.

El inca tomó entre sus manos una piedra mágica, la elevó al cielo y dijo: - Ayúdame señor ahacer justicia. Que todo tu calor traspase esta piedra y que en ella se ejecute el castigo a Paineflú.

La piedra se volvió transparente, se cargó de luz, se cargó de fuego, un rayo verde salió de lapiedra y buscó a Paineflú. Donde ella estaba sólo quedaron cenizas… cenizas y un pequeñopajarillo, era el pinshá o colibrí que según las tradiciones mapuches presagia la muerte, viveinquieto y triste, como Paineflú, no se posa en ramas ni toca el follaje, tiembla de miedo como siesperase el castigo.

LEYENDA MAPUCHE

EL DORADO

Conquistadores, exploradores y aventureros buscaron incansablemente El Dorado por todaSudamérica. En su afán por llegar a esa fabulosa ciudad pletórica de oro y plata realizaronesfuerzos tan colosales como vanos. Algunos descubrieron recovecos insospechados de unageografía formidable y bebieron un sorbo de gloria, a pesar del fracaso en sus expectativas. Otrosno hallaron más que penurias, muerte y olvido. Si bien su emplazamiento no correspondíaexactamente al territorio de la Argentina, su leyenda estuvo ampliamente difundida en estastierras, y no faltaron quienes la buscaron infructuosamente en el norte de nuestro país. BuscaronRiquezas y estaban llenos de ilusiones por el mundo nuevo que estaban por descubrir.

El sortilegio del oro y la presunción de que era fácil obtenerlo encandilaban a quienes oían lasnoticias que cruzaban del Nuevo al Viejo Mundo. Muchas se referían a hechos reales, como elsaqueo de los dos mayores imperios de la América precolombina: el azteca y el inca. Paramuchos, la verdadera emoción fue al conocerse el episodio en que el conquistador del Perú,Francisco Pizarro, exigió para liberar al rebelde Atahualpa su propia altura en oro dentro de unrecinto de seis metros de ancho por ocho de largo (Nueva 277). Realmente fueron muyambiciosos los comentarios que hablaban del oro. Pero desde antes circulaban alusiones a

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inmensas riquezas que se ocultaban en sitios extraordinarios esparcidos por doquier, se tejieronleyendas e historias que hablaban del fabuloso oro. ¿Eran espejismos, memorias de esplendoresextinguidos, eran historias inventadas? Hasta el día de hoy todavía son una incógnita.

Entre esas historias maravillosas entre la tradición y la fantasía, brillaba con singular fulgor la deun cacique tan rico que todos los días revestía su cuerpo con oro y después se bañaba en un lagopara quitárselo, no sabía que hacer con tanto oro... En realidad el relato correspondía a laceremonia de entronización de los jefes entre los indios chibchas, en el norte de Colombia. Paraque cada nuevo cacique se consagrara al Sol lo desnudaban, untaban su cuerpo con resina o barroy lo espolvoreaban de pies a cabeza con un fino polvillo de oro. Así engalanado, subía a unabalsa cargada de ofrendas preciosas que en el centro del lago Guatavita se arrojaban a las aguas,donde además se lavaba el cacique para entregar a los dioses el oro que lo cubría. El cacique erareverenciado como el Dios máximo para los aborígenes de la región.

Ese ritual había desaparecido antes de la llegada de los españoles y, transformado en leyenda,pasaba oralmente de generación en generación. Sin embargo, los conquistadores se negaron aadmitir que semejante prodigalidad fuera cosa del pasado. La codicia confirió a la sagaproporciones fabulosas, y desde 1530 se organizaron expediciones para buscar la ciudad delcacique dorado.

A pesar de los años transcurridos, los españoles pensaban que estas ceremonias todavía se hacíanen la América que estaban conquistando, por eso buscaban con mucha ambición el oro.

El nombre de El Dorado se atribuye a Sebastián Belalcázar, conquistador de Nicaragua yfundador de Quito, Guayaquil (en Ecuador), Popayán y Cali (en Colombia). Cambió su apellido,Moyano, para adoptar como tal el nombre de la villa de Extremadura donde había nacido. Lúcidoy sagaz (a pesar de que nunca aprendió a leer), a los doce años vino a probar fortuna en América,donde acumuló considerable prestigio.

Fascinado por las narraciones marchó hasta la meseta de Cundinamarca (Colombia), donde en1539 se encontró (en lo que parece ser un caso único en la historia) con otras dos expediciones:los hombres de Belalcázar, los de Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de Santa Fe de Bogotá)y los del alemán Nicolás de Federmann habían ido a parar al mismo sitio sin saber nada los unosde los otros. Cuentan que los primeros iban ataviados con finos trajes de Castilla, los segundoslucían ropajes indígenas y los terceros se cubrían con pieles de animales: todos se llevaron unasorpresa mayúscula.

En 1541, Gonzalo Pizarro, con cinco mil hombres, cuatro mil llamas, dos mil cerdos, novecientosperros y doscientos cincuenta caballos, partió desde Quito en pos de canela y oro. Desoyendo aquienes consideraban temeraria su decisión, Francisco de Orellana le dio alcance. Los agorerostenían razón: después de tropezar con unos pocos canelos inexplotables, ambos obcecadosdebieron acordar que Orellana se adelantase con los cincuenta y siete hombres que estaban encondiciones menos deplorables (más de la mitad había muerto y los demás, famélicos ydebilitados, no podían continuar). El curso del río Napo llevó a Orellana, no hasta la ansiada

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ayuda, sino hasta una corriente de agua tan grande que lo paralizó de estupor: había descubierto elrío más caudaloso del planeta, y lo bautizó río de las Amazonas. La majestuosidad del río loimpactó y se quedó un tiempo con sus hombres en esa región.

En 1560 se incorporó a la lista de ambiciosos el sanguinario Lope de Aguirre. Integraba las filasdel capitán Pedro de Ursúa, pero no vaciló en asesinarle para asumir el mando y proclamarse reyde la Amazonia. Era un hombre de pocos escrúpulos y sin límites en su conducta. Descubrió elCasiquiare (al sur de Venezuela) y se supone que navegó por el Orinoco en toda su extensiónantes de que sus compañeros juntaran coraje para matarlo, había sido tan sanguinario, que asíterminó sus días. (El directo alemán Wemer Herzog dio su propia versión de la aventura en supelícula Aguirre, la ira de Dios, protagonizad por Klaus Kinski.)

Mientras tanto, los intentos de encontrar oro en el fondo del Guatavita proseguían. Antonio deSepúlveda se propuso secar el lago en 1580 e hizo perforar una de sus paredes de roca, hasta queun derrumbe sepultó a sus esclavos indios junto con sus ilusiones de grandeza.

Por otra parte, se decía que también en la Guayana reinaba un cacique dorado. El lago dondesupuestamente se bañaba era tan enorme como inexistente... a pesar de que durante dos centuriasfiguró en los mapas. A sus orillas, decían, estaba la ciudad de Manoa, donde hasta las marmitaseran de oro. Atraído por estas noticias, en 1595 incursionó por la región Walter Raleigh, favoritode la reina Isabel 1 de Inglaterra. El fracaso de su misión y el feroz enfrentamiento ocasionadopor la intervención inglesa en dominios españoles desembocaron en su ejecución, en 1618. Fueuna muy mala experiencia , el haber ocupado los ingleses tierras conquistadas por los españoles.

Por otro lado Raleigh no encontró nada de lo que se había propuesto.

La búsqueda de El Dorado no terminó con la conquista. En este siglo aparecieron másaventureros que trataron de llegar a las tierras donde el reflejo del oro opacaba la luz del sol. Elúltimo fue el inglés Percy Fawcett; acompañado por su hijo, recorrió el Mato Grosso hasta que, envez de fortuna, encontró la muerte.

La leyenda del dorado continuó por mucho tiempo , y a muchos hombres de distintasgeneraciones, lo atrajo la idea de encontrar el metal maravilloso en grandes cantidades.

Antes, desde 1921, el piloto estadounidense James Ángel buscó oro en las tierras altas de laGuayana venezolana y aseguró haber visto la ciudad de El Dorado en uno de sus vuelos. En 1935descubrió la cascada más alta del mundo (el salto Ángel), de mil metros de altura.

Se tejieron muchas leyendas y se imaginaron de muchas formas la ciudad de El Dorado.

Hoy son historiadores, arqueólogos y antropólogos quienes tientan suerte. Se empeñan en hallaren esa leyenda significados que contribuyan a la comprensión del mundo indígena. Tratan deencontrar mensajes ocultos envueltos en la Leyenda.

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Una exquisita pieza de oro, que reproduce la escena del cacique en la balsa, es considerada pormuchos estudiosos prueba irrefutable de la existencia de El Dorado. Algunos sostienen que laleyenda encierra dos ideas simbólicas: un inmenso tesoro oculto (el conocimiento) y la fuente dela eterna juventud (la trascendencia). Se unen dos conceptos fundamentales de la vida de losindígenas, por un lado el conocimiento y por otro lado la trascendencia, que rea un valor tanimportante para ellos.

El oro, que para los europeos poseía un atractivo exclusivamente material, pudo haber tenido unprofundo sentido espiritual para los indígenas americanos. Se identificaba con el Sol y suresplandor, tenía carácter de sacrificio y ofrenda, era imagen de fecundidad, vitalidad y poder,también de fuerza y entereza. La plata representaba su opuesto complementario, la Luna.

En la década del 60, el Instituto Nacional de Cultura del Perú organizó una expedición paralocalizar El Dorado en la floresta del río Urubamba, de acuerdo con referencias obtenidas decrónicas como las de Felipe Huamán Poma de Ayala, que datan del 1600. Ante la falta decontacto con el grupo que se había internado en la selva se inició un rastreo infructuoso. Cuandoya no quedaban esperanzas, a un año de la partida, cerca de Cuzco apareció desfalleciente Núñezde Arco, el arqueólogo que la encabezaba. Después de una larga convalecencia, el investigadorsorprendió a todos diciendo que no recordaba nada de lo que había pasado, ni de los compañerosque lo habían acompañado.

Estas tierras australes de la América del Sur también fueron escenario de búsquedas impulsadaspor la ambición. Se suponía que en algún lugar del actual territorio argentino se escondía laCiudad de los Césares (Nueva 162).

Una crónica afirmaba que en ella el clima era tan sano que la gente era casi inmortal. Otra aludíaa la magnificencia de sus templos, su mobiliario de oro, sus enseres de plata. Un viajero describióun cerro de plata y otro de oro en las cercanías de la urbe. También se dijo que estaba junto a unalaguna donde abundaban las perlas, también habitaban los más maravillosos pájaros y plantassilvestres.

A principios del siglo dieciséis se la ubicaba en algún punto entre Córdoba, Santa Fe y Santiagodel Estero. Testimonios posteriores fueron corriéndola cada vez más hacia el sur, junto a los ríosColorado o Negro. Algunos la situaban en el centro de la Patagonia o en el lago Nahuel Huapi e,incluso, cerca del estrecho de Magallanes.

También cuando descubrieron las maravillas de Santa Cruz , la ubicaron allí.

El hechizo de la Ciudad de los Césares perduró hasta este siglo, cuando expedicionesarqueológicas trataron de encontrar sus ruinas en una amplia región desde La Pampa hasta SantaCruz.

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Todavía hay arquélogos e historiadores que buscan la Ciudad de los Césares.

La historia de la Conquista Americana nos sorprende día a día con historias por descubrir ,leyendas para comprender y una gran admiración por la cultura indígena.

Versión: Claudia Vidal – LEYENDA ARGENTINA

EL HORNERO

Frente a la entrada de su choza el indio transformaba elbarro en hermosas vasijas y pulidos platos. No en vano erael mejor alfarero de su pueblo.

Su alegría era grande, al día siguiente iba a casarse con lajoven más hermosa de la tribu, también alfarera.

Esa noche, como todas las noches previas a un matrimonio,se reunieron en consejo las familias de los novios con elcacique y el hechicero para la ceremonia de presagios.

El hechicero bailó, como siempre lo hacía, cantó… comosiempre lo hacía y luego… arrojó al fuego un puñado debayas como siempre. Y fue entonces… cuando sucedió lo

que nunca ocurría… el fuego se apagó, un viento muy fuerte tiñó con cenizas a los concurrentesy cuando todos miraban horrorizados lo ocurrido, el hechicero presagió grandes desgraciasderivadas de aquel matrimonio.

Bajo tal influencia el cacique prohibió su realización.

Los enamorados convinieron fugarse a la selva donde establecerían su hogar.

A la noche siguiente huyeron, pero los indios los persiguieron lanzando flechas con agudas y eenvenenadas puntas. Cuenta la vieja leyenda que cuando los jóvenes caían mortalmente heridos,un revuelo de plumas y trinos surgió en el lugar. Cuenta la vieja leyenda que ambos setransformaron en esas hermosas y simpáticas avecillas que empleando su habilidad para modelarhacen, cantando, su nido de barro.

Cuenta esa vieja leyenda que así nació el hornero, pájaro laborioso de los campos argentinos.

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EL MALLCU Y EL TIULA

(El Cóndor y el Zorro)

Leyenda Aymara DE ARGENTINA

En la tarde fresca y luminosa de las altas cumbres andinas se habían reunido un grupo deanimales a escuchar los relatos de las ascensiones diarias del Cóndor sobre las gigantescasmontañas de aquel lugar.

Sin embargo, el Zorro – parlanchín y jactancioso como él solo- lo desafió diciéndole que él eracapaz de hacerlo en menor tiempo que él.

El Cóndor, picado en su orgullo y su amor propio, le propuso ascender juntos el Illimani. ElZorro, sin parpadear, le aceptó la apuesta, seguro de armarle alguna treta que le permitieraevadirse del compromiso contraído en esa ocasión.

Pero no pudo consumar su plan, debido a la vigilancia del Cóndor, así que hubo de enfrentar eldesafío.

El primer día caminaron bien. El segundo llegaron al límite de las nieves perpetuas e hicieronnoche en dos grutas formadas por la nieve, una encima de la otra.

A cierta hora avanzada de la noche, el Cóndor lo llamó al zorro: - ¡Tiula, Tiula!-

Éste contestó con voz fuerte: -¡Mallcu, Mallcu!- (que es el nombre con que la gente de la CulturaAymara llama al Rey de las Aves, así como Tiula al Zorro)

Después de algunas horas vuelve a llamarlo y el Tiula le responde débilmente, temblando de frío.

A la tercera vez que invoca su nombre, el Tiula le contesta con voz trémula, casi inaudible.

Al despuntar el Sol por sobre las nevadas cimas del Illimani, mientras agita sus potentes yrenegridas alas, grita el Mallcu, alborozado, el nombre del Tiula.

Éste no contesta y sólo reina el silencio en el sitio que lo albergó. Brinca presuroso hacia la grutay lo halla helado por el frío implacable de la noche transcurrida, yerto y sin vida.

Con los ojos abiertos, fijos y vidriosos. El Mallcu coge el cadáver y lo conduce con sus vigorosasgarras hasta el círculo de animales que sirvieron de testigos. Arrojándolo al centro, sentencia alos presentes:

- Así termina el que, por fanfarrón y pedante, pretende realizar lo que está reservado paraotros que han nacido destinado para ello y que está fuera de sus aptitudes.-

(El Arte Folklórico de Bolivia de Rigoberto Paredes)

Adaptación de Liliana Pintos.

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EL PINGÜINO

Hace un par de años, realicé con unos amigos una excursión al Sur. Allí, encontramos un viejochamán que embrujó nuestras noches, contando viejas historias, ocurridas cuando el tiempoempezaba. Una de esas historias nos cuenta que el pingüino era una de las aves preferidas por losdioses que habitaban el sur de América. En ese entonces, el pingüino era distinto de cómo loconocemos ahora. Era un ave que surcaba los cielos alcanzando gran altura y velocidad. Sugracia y belleza hacían que los dioses detuvieran el tiempo para disfrutar de sus vuelos y suspiruetas. Su majestuosidad era indiscutible y todas las aves soñaban parecerse a él.

Pero los dioses, que ven más allá de lo que los humanos ven, comenzaron a observar que eninterior del pingüino, una sombra comenzaba a crecer, la majestuosidad del vuelo habíaconvertido al pingüino en un ser arrogante que despreciaba a quienes no tenían sus habilidades yen particular a los peces que le servían de alimento.

Pronto su desprecio se convirtió en maltrato con esos pequeños seres a los que consideraba seresmuy inferiores a él. Muchas veces, disfrutaba de zambullirse con fuerza en el mar para asustarloso arremetía a picotazos contra ellos, no para saciar su hambre, simplemente encontraba placer enmatarlos y verlos flotando inermes en el mar.

Y como dios, todo lo ve y lo sabe, decidió intervenir brindándole una enseñanza a nuestroamigo. Entonces, lo privó de aquello que tanto lo enorgullecía; le quitó la capacidad de volar. Yasí fue como sus potentes alas se acortaron, su cuerpo adquirió peso y debió olvidarse parasiempre del vuelo. Con mucha humildad tuvo que aprender a nadar como esos peces. , a los quesolía despreciar. Desde entonces, su vida cambió. Abandonó sus nidos en los árboles, comenzó abuscar cobijo en huecos subterráneos, y por si esto fuera poco, condenado a vivir en aguas casicongeladas.

Desde entonces, el pingüino se volvió mas reposado, junto a su compañera, que ahora elige paratoda la vida, aprendió a nadar con tanta gracia como si fuera un pez. Los hombres comenzaron allamarlo pájaro bobo, pero a él no le importa. Y según dice la leyenda se transformaron en unejemplo de fidelidad porque cuando uno de ellos muere, su pareja se interna en el mar y nuncamás regresa.

Adaptación: Mirta Rodríguez

LEYENDA ARGENTINA

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LA CASA DEL TRUENO

La historia que voy a contarles, ocurrió antes de la llegada de los conquistadores españoles alactual territorio de Veracruz, incluso, antes aún de que los Totonacas lo poblaran. Fue hacetanto... pero tanto tiempo... que ya ni siquiera los ancianos pueden recordarla.

Entre las ciudades de Totomoxtle y Coatzintlali, existe una caverna, a la que no se llega confacilidad y en la que antiguos hechiceros levantaron un templo dedicado al Dios del Trueno.

Cuando llegaba el tiempo de la siembra, siete augures caminaban por la noche a través de laselva. No importaba si el clima era benigno o no acompañaba, si estaban heridos o enfermos.Ellos, siete veces en la noche invocaban a los dioses, gritaban, entonaban cánticos a los cuatrovientos. Siete sacerdotes a los cuatro vientos era la clave, porque cuatro veces siete equivale a losveintiocho días que componen el ciclo lunar. Esos viejos sacerdotes, a veces maltrechos, hacíansonar el gran tambor del Trueno, lanzaban flechas encendidas al cielo y sacrificaban animales enla cueva para mantener despierto a su dios.

Esto no resulta extraño, ya que muchas culturas desarrollaban ritos similares, sin embargo, loextraño, es lo que sucedía después...

Cuando los sacerdotes terminaban con los cánticos, del cielo descendía la luz cegadora de losrelámpagos, una luz tan intensa que tanto los animales de la selva, como los peces del río,quedaban ciegos; luego, atronaban el espacio furiosos truenos que ensordecían a cuanto serviviente se encontraba en la zona, a excepción de los sacerdotes; y comenzaba a llover, llovía atorrentes y la tempestad rugía sobre la cueva durante muchos días y muchas noches y hasta losríos desbordaban cubriendo de agua y limo las riberas.

Cuanto mas invocaban los hechiceros, mayor era el ruido que producían las tormentas y cuantomás se golpeaban el gran tambor ceremonial, mayor era el ruido de los truenos, cuanta másflechas lanzaban al cielo, más intensos resultaban los relámpagos.

Y así sucedió por varios siglos... Hasta que un día, llegaron unos hombres, que venían más alládel Gran Mar de las Turquesas. Esos hombres, que trajeron consigo otras costumbres, eran seresfelices que habían vencido la adversidad del mar.

Los sacerdotes, de la Caverna del Trueno no estuvieron conformes con la llegada de estosextranjeros y se fueron a la cueva a producir truenos, relámpagos, rayos y lluvias y torrencialesaguaceros con el fin de amedrentarlos.

Y aunque no existen registros de lo sucedido, se sabe que llovió sin parar, durante varios días ysus noches. Y los ríos desbordaron, y el limo lo cubría todo... pero hubo alguien que intentandoguarecerse descubrió la caverna. Y encontró a los siete hechiceros... en plena invocación,clamando al malvado dios del Trueno.

Los extranjeros no eran amigos de la violencia, por eso, reunieron a los hombres sabios de supueblo para decidir qué hacer. Se dieron cuenta de que nada podría hacerse contra esas fuerzas a

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las que llamaron sencillamente naturales y que sería mejor rendirles culto y pleitesía, adorar aesos dioses y rogarles fueran magnánimos con ese pueblo que acababa de escapar de unmonstruoso desastre.

Acabaron con los siete hechiceros y en el mismo lugar en que se encontraba la Caverna del diosdel Trueno, los totonacas u hombres sonrientes que cruzaron el mar de las Turquesas, rindieronculto al dios del Trueno implorando trescientos sesenta y cinco días, tantos como escalonesconducen al fondo de la caverna, ofrendando flores y frutas y encendiendo inciensos ysahumerios. Sus cantos eran alabanzas que hacían dormir a los niños y brillar los ojos de lasmujeres enamoradas.

Y el dios del Trueno los escuchó y les pidió que destruyan la caverna y sobre ella construyan untemplo elevado, hoy conocido como Pirámide de Tajín, que en lengua Totonaca quiere decirlugar de las Tempestades.

LEYENDA TOTONACA –VERACRUZ

LA HUALA QUE GIME EN EL PAIMÚN

Cuentan las voces del antiguo Neuquén que una hermosa doncella mapuche llamada Hualaacostumbraba desde niña a ir con el cántaro por agua al lago. Sin que nadie lo hubiera advertido,el Trelque o genio del lugar, la acechaba desde algún tiempo, hasta que llegó el día en que laniña despertó a la nubilidad.

Los padres y las familias de las tribus de la comarca Milla Lelfún, donde se alzaban los toldos,comenzaban a darse cuenta de la nubilidad de la joven y se preparaban para celebrar el nuevoestado con el rito mapuche del Ulchatún. Sin embargo, no hubo tiempo de concretar la fiesta. Alir Huala como todos los días a llenar su cántaro en el lago, bruscamente onduló cerca de la orillauna garra, que, al asir a la joven fuertemente, la arrastró hacia lo más profundo de un remanso.

Los gritos angustiados de Huala llegaron casi desvanecidos a los toldos. Padres, hermanos yvecinos acudieron con palos para rescatarla. Pero ya las ondas concéntricas que se alejabanlentamente denunciaban que la joven mapuche había sido sumergida como tantas otras doncellaspor el llamado “cuero” del lago. No se podía hacer nada pues el dueño y señor del lugar erainvencible en su medio y jamás se tuvo noticias de que devolviera sus presas. En compensaciónlos padres y parientes recibieron una abundante provisión de peces que cubrió toda la orilla. Erael precio de la que desde ese momento iba a ser la elegida del “dueño del lago”.

El Trelque llevó a Huala a una gruta que se abría en las profundidades, bajo un escarpe de laribera. Allí le mostró los despojos de otras víctimas, que, en diferentes oportunidades, habíansido raptadas y decapitadas para echar a rodar sus cabezas desde las cumbres, en la forma debolas de fuego o meteoros, llamados cherufes por los mapuches. Horrorizada ante lo que leesperaba, la joven perdió el conocimiento. Al recobrarse, halló que Trelque se había

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transformado en un apuesto mancebo que le declaraba tiernamente su amor y le juraba no hacercon ella lo que con las otras doncellas, pues su belleza lo había cautivado en tal forma que queríahacerla su esposa para siempre.

Huala no cesaba de llorar y, en su dolor, le reclamaba humildemente su libertad diciéndole quelo único que anhelaba era seguir amando a sus padres, contemplar la ruca donde había nacido ylos territorios de la comarca donde sus ojos vieron los seres y las cosas que la llenaban defelicidad.

- Te complaceré, querida Huala, pero con una condición: nunca saldrás de este lago donde soyamo y señor.

El joven realizó un encantamiento y transformó a Huala en un ave semejante al pato, pero conlas alas y las patas mucho más cortas, para que no pudiera volar ni caminar, aunque sí nadar,tanto en la superficie como en las profundidades del lago.

- Harás tu nido entre las totoras y desde allí podrás contemplar el cielo, el bosque, el Lanín, lostoldos de Milla Lelfún y las gentes que se arrimarán a la costa - fue la sentencia del genio dellago.

Los paisanos cuentan que es por ello que la huala suele expresar su dolor al ver una figurahumana con un gemido angustioso, el mismo que emitió cuando fue apresada por el Trelque,Nunca se la ve nadar en el centro del lago porque tiene la esperanza de que, acercándose a laorilla, pueda, algún día, volver a ser libre. Como sólo su aspecto físico es lo que ha llegado acambiar el Trelque, la huala puede mirar, sentir y gemir como ser humano por la pérdida de sulibertad.

Versión de Lilí Muñoz

Ciudad de Neuquén, Neuquén, Patagonia - Argentina.

LA INQUIETANTE LEYENDA DE LA CALAVERA

Cuentan los ancianos que entre 1850 a 1860, hubo un sacerdotecuyo apellido era Higuera; que oficiaba en el convento de SanBernardino.

Se dice que éste párroco, tal vez no conforme con su elección,se dedicaba con frecuencia a la vida mundana, violando lossagrados principios del "Sacerdocio". Cuentan que en lasnoches acostumbraba recorrer varias calles visitando diferentesantros de vicio.

Este recorrido comenzaba en la calle de las Estacadas y

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continuaba por Becerra y Tanco. Seguía por la actual "Carretera Nacional" subiendo después porla calle de Santa Anna.

Cierta vez recibió la visita de algunos fieles que querían informarle de un extraño fenómeno, quelos tenía alarmados. Le contaron que por las noches, en las calles de Becerra y Tanco rondabacuesta arriba una calavera.

El párroco, intrigado por la noticia; les recomendó que no se asustaran, que él más tarde iría allugar de los hechos a comprobar la veracidad de los mismos.

Esa misma noche emprendió su recorrida habitual y al llegar a Tanco y Becerra, esperópacientemente. Pasado un buen rato, se hace presente la aparición.

El Padre Higuera, temeroso le dijo: - Espíritu, seas por el bien o seas por el mal, este no es tulugar. Dime ¿qué buscas en estas calles que son domino de Dios?

La calavera le contestó con las siguientes palabras: -Soy la calavera del Padre Higuera y andopurgando condena.

Después de esto, desapareció. El Padre Higuera asustado, abandonó por completo la vidamundana que llevaba y se recluyó en el convento.

Pero un día, salió del convento y montó un asno, sin rumbo fijo. Nunca más se supo de ellos,ambos desaparecieron sin dejar huella.

Versión: Prof. Mirta Rodriguez - LEYENDA MEXICANA

LA LLORONA

Cuatros sabios aguardaban expectantes. Sus ojitos vivaces, iban del cielo estrellado al quietoespejo de agua del lago Texcoco, confrontaban sus apreciaciones e intentaban determinar la horaexacta poniendo en juego sus amplios conocimientos de astronomía. La noche estaba en calma.

De pronto estalló el grito….

Un alarido lastimoso, hiriente, sobrecogedor. Un sonido agudo como escapado de la garganta deuna fiera en agonía. Y se fue extendiendo, sobre el agua, entre los montes y rodeando las alfardasy en los taludes de los templos. Brincó en el Gran Teocali dedicado al Dios Huitzilopochtli, ypareció quedar flotando en el maravilloso palacio del entonces Emperador Moctezuma.

-- Es Cihuacoatl! – sentenció el más viejo de los cuatro sacerdotes que aguardaban el portento.

-- La Diosa ha salido de las aguas y bajado de la montaña para prevenirnos nuevamente --,agregó el otro interrogador de las estrellas y la noche.

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Subieron al lugar más alto del templo y pudieron ver hacia el oriente una figura blanca, con unalarga cabellera que parecía llevar en la frente una corona de nacarados azahares, su cuerpo,parecía flotar cubierto por una delicada y vaporosa tela que jugueteaba con la brisa crepuscular.

Cuando el grito y sus ecos se perdieron a lo lejos, todo quedó en silencio y la imagen se escondióentre las sombras, los sacerdotes escucharon claramente el mensaje: “…Hijos míos… amadoshijos del Anáhuac, vuestra destrucción está próxima….”

Una sensación escalofriante quedó flotando en el ambiente. Y el silencio se tornó pavoroso.Cuánto tiempo duró… nadie supo decirlo.

Y luego, otra vez los lamentos, tan dolorosos y conmovedores, como la primera vez.

Los hechiceros, creyeron reconocer en la aparición fantasmal a la Diosa Cihuacoatl, protectoradel pueblo y revisando los viejos códices no dudaron en la intención que la aparición tenía.Debían ir a Tenochtitlán, y avisar al emperador.

Moctezuma, miraba con asombro los códices multicolores. Los sacerdotes, después de hacer unareverencia, interpretaron lo allí escrito y lo ocurrido.

- Señor, estos viejos códices anuales nos hablan del destino – dijeron-, de un destino del quetambién la Diosa Cihuacoatl nos ha advertido. Señor, los pronósticos no son buenos, hablan de ladestrucción de vuestro imperio. Los sabios más sabios, los que estuvieron antes han escrito quehombres extraños llegarán por el Oriente. Que sojuzgarán a tu pueblo y a ti. Que tú y los tuyospadecerán grandes penas y tu raza desaparecerá devorada. Será el fin del imperio y nuestrosdioses se humillarán ante otros dioses más poderosos.

- ¿Dioses más poderosos que los nuestros? – preguntó Moctezuma bajando la cabeza con temor yhumildad.

- Eso dicen los augurios de los sabios más sabios y los sacerdotes más sabios y más viejos quenosotros, señor. Por eso la Diosa Cihuacoatl vaga por el 18náhuac llorando y arrastrando penas,gritando para hacerse oír.

Entonces, Moctezuma guardó silencio y se quedó pensativo, hundido en su gran trono dealabastro y esmeraldas y los cuatro sacerdotes volvieron a doblar los códices y se retirarontambién en silencio, para ir a depositar de nuevo en los archivos imperiales, aquello que dejaronescrito los más sabios y más viejos.

Cuando llegaron los conquistadores españoles, según cuentan los cronistas de la época, unamujer vestida de blanco y con el pelo adornado con azahares nacarados y flotando en unavaporosa túnica blanca, aparecía por el Sudoeste de la Capital de la Nueva España y cruzabacalles y plazuelas como al impulso del viento, deteniéndose ante las cruces, templos ycementerios e imágenes iluminadas para lanzar un grito lastimero que hería el alma.

-----Aaaaaaaay mis hijos…....Aaaaaaay aaaaaaay!

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El lamento se repetía una y otra vez. Se detenía en la Plaza Mayor y mirando hacia la Catedralmusitaba una larga y doliente oración, para volver a elevarse, lanzar de nuevo su lamento ydesaparecer sobre el lago.

Jamás hubo un valiente que osara enfrentarla, detenerla y menos aún interrogarla. Todosacordaron que se trataba de un fantasma errabundo que penaba por un desdichado amor.

Los románticos dijeron que era una pobre mujer engañada, otros que una amante abandonadacon hijos, hubo que bordaron la consabida trama de un noble que engaña y que abandona a unahermosa mujer sin linaje.

Lo cierto es que desde entonces se la bautizó como “La llorona”, debido al desgarrador lamentoque lanzaba por las calles de la Capital. Durante muchos años, siglos, fue el más grande temorcallejero, la gente evitaba salir de su casa y recorrer en penumbras las callejuelas en nochesestrelladas.

Con el paso de los años, la leyenda se fue extendiendo gracias a testimonios de quienes jamásolvidaron su horrible visión.

“La llorona” fue rebautizada con otros nombres, según la región en donde se aseguraba que eravista. Su presencia se detectó en todo el territorio americano incluso se asegura que todavíaaparece fantasmal, enfundada en su traje vaporoso, lanzando al aire su espeluznante alarido,vadeando ríos, cruzando arroyos, subiendo colinas y vagando por cimas y montañas.

LEYENDA MEXICO - ARGENTINA

LA PROCESION DE LAS ANIMAS

A finales del Siglo XIX, muchas de las casas del barrio de San Telmo, en la Ciudad de BuenosAires, quedaron desabitadas a consecuencia de la epidemia de fiebre amarilla. En una tarde deinvierno como tantas, los pocos vecinos que quedaban en el barrio, se reunieron en la casa de losQuiroga para hacer la tertulia y festejar el cumpleaños de Enriqueta, la hija mayor del prestigiosocomeciante.

La tarde comenzó a hacerse noche y todo se cubrió de sombras, como era natural, los chicos dela casa fueron poco a poco entregándose al sueño. Remigio, el menor de los Quiroga, se quedóasomado a la ventana escudriñando la noche. De pronto, vio como de las casas abandonadas, unaa una se fueron abriendo las puertas y una fila de luces comenzó a deslizarse por la calle hacia elnorte.

El grito desgarrador de Remigio, llevó a todos junto a la ventana. El silencio se hizo oír y nadiepudo por un buen rato despegarse de allí.

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Blancas siluetas, sin rostro y con una potente luz por delante se dirigían en hileras de dos en dosrumbo a la Catedral.

Los más valientes o tal vez los más asustados, fueron los primeros en decir que eso que estabanviendo era La Procesión de las Ánimas. A los niños, nada más el nombre, empezó aestremecerlos.

Esa fue la primera vez que la vieron, pero no fue la última. La Procesión de las Ánimas, o laSanta Compaña, era como una procesión de almas en pena que vagaba por la ciudad durante lanoche. Portaban algo en sus manos: una luz, una vela, un candil, o incluso un hueso encendido.A veces lo hacían en silencio, otras tañendo pequeñas campanas. El olor a cera y un ligero vientoeran las señales de que estaba pasando la legión de espectros.

Los hombres dejaron de salir de sus casas por la noche, para no cruzarse en alguna encrucijadacon los difuntos. Los más valientes, los que no tenían miedo, se arriesgaban a quedar condenadosa vagar noche tras noche hasta el momento de su muerte o sorprender a algún otro incauto queles sirviera de guía.

Hace años que nadie encuentra a la Santa Compania en la Ciudad de Buenos Aires, dicen quetanta edificación no les gusta a los difuntos y por eso se fueron a vagar por el campo. Dicen quea veces van a parar a una casa y dicen también que el dueño que no les da la bienvenida yenciende una vela en su honor, no tardará en morir y será el encargado de llevar la cruz delgrupo.

LEYENDA ARGENTINA

LUCES INTERIORES

Cerca de los Yabebirí y Guñapirú, en lo más cerrado de la noche, suelen verse maravillosas yfantásticas procesiones luminosas.

Los lugareños acuden a contemplarlas y no es raro encontrar parejas de enamorados, absortaspor el espectáculo atribuido a la presencia de seres misteriosos capaces de transportarnos amundos de ensueño y fantasía. El espectáculo, por si mismo resulta maravilloso, pero la historiaque los lugareños tejen a su alrededor para darle explicación resulta mágica y encantadora.

El luminoso ejército de Isandú, es el responsable de este espectáculo maravilloso. Pero mejorpaso a contarles todo lo que al respecto me contaron.

Resulta que hace mucho, pero mucho tiempo, Isandú era un joven apuesto y gentil quedisfrutaba de la vida en esa región de frondosa vegetación y de fértiles tierras. Generoso decorazón y de comportamiento ejemplar, sumaba a su belleza un conjunto de virtudes que atraíana todas las mujeres del lugar. Casadas o doncellas irremediable y perdidamente se enamoraban

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de él. Con solo verlo, olvidaban la existencia de otros hombres ya que comenzaban aencontrarlos despreciables en comparación con aquel arquetipo de hermosura y honestidad.

Con el correr del tiempo, los otros hombres, desbordados por la olvido, se llenaron de furiahacia él y decidieron hacer algo que pusiera fin a su problema. Se reunieron y a pesar de quenada tenían para acusarlo, ya que no era delito ser virtuoso y no habían podido pese a susesfuerzos, torcer su camino; encontraron conveniente eliminarlo fuera como fuera. Había quedeshacerse de él a cualquier precio. Otra forma no había de recuperar la atención de las mujeresdel lugar.

Así fue como los "caria-í" (así se llamaba a los jóvenes del lugar), en un brutal ataque deenvidia, decidieron matarlo. Esperaron que se hiciera noche cerrada y aventurados detrás de losárboles del bosque, lo esperaron para atraparlo por la espalda. Isandú, indefenso recibióveintitrés puñaladas por las que escapó su sangre empapando la tierra. A punto estaba de exhalarsu último suspiro cuando las heridas comenzaron a irradiar tenues luces de colores. Los “cari-i”no daban crédito a lo que veían. Las luces se fueron tornando cada vez más brillantes y su cuerpocomenzó a desvanecerse. Poco a poco se fue transformando en un pequeño insecto que irradiabauna luz espectral.

Los asesinos, asustados ante el milagro, escaparon angustiados del lugar del crimen, sinembargo, cada noche y durante todas las noches de su vida, y aún después, aquel resplandor lesrecordó su siniestro accionar.

Desde entonces, grupos inmensos de isondúes pueblan de un fantástico resplandor, el bosquedurante las noches convirtiéndolo en un paraje encantado. Los espíritus nobles y generososdisfrutan de esta fiesta de luz. Los traicioneros y egoístas, solo pueden ver los fantasmas de supropia maldad.

Adaptación: Mirta Rodríguez LEYENDA GUARANI

TERMAS DE COPAHUE

Copahue, que significa azufre, era un temido cacique que dominaba algunas tribus del centro ysur Chile. Déspota y sanguinario no tenía piedad para sojuzgar a las tribus vecinas.

Tan crueles eran sus ataques que sus adversarios se aliaron con el objeto de terminar con supredominio y lo consiguieron luego de una feróz batalla en Llay-llay (palabra utilizada paraimitar el suave murmullo del agua o del viento).

El cuerpo del cruel cacique fue enterrado en la parte más alta de la zona. Y su hijo mayor, tomóel gobierno y para agrupar nuevamente a las tribus; inició el cruce de la cordillera. En la cumbrede una montaña encontró a una hermosa hechicera. Embelezado por la joven, se acercó con unpretexto pero la belleza de la joven hechizó al cacique dominando su voluntad.

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- ¿Este pecho fuerte y valeroso, por qué se siente débil en tu presencia? ¿Acaso tu amor loaprisiona? – preguntó el cacique.

- Vete – dijo la hechicera -, pero lleva este amuleto, aumentará tu valor. Cuando hayasganado la primera batalla contra los que ataquen tu toldería, vuelve a mí.

Copahue estableció su campamento al pie del cerro. Pronto fue atacado por gran número deenemigos, a los que derrotó. Lo primero que pensó fue en volver a buscar a su joven hechicera ydesoyendo los consejos que le daban los ancianos de la tribu, partió a su encuentro.

Al alejarse Copahue, muchos caciques dejaron de reconocerlo como jefe y menos aún a lahechicera a quien llamaban Pirepillán (nieve del diablo). Este fue el inicio de frecuentes luchasentre y festejos de victoria con brebajes preparados por Pirepillán.

Copahue, que era tanto o más cruel y feroz que su padre. Fue finalmente atacado y herido demuerte. Su amada fiel, acompañada por un indio llegó junto al cadáver de éste y juntos lollevaron a un claro en el bosque. Al amanecer llegó un grupo de de indios leales y creyendo quelo ocurrido, era culpa de los amuletos y hechizos de la joven, la condenaron a morir lanceada,colgada de un árbol.

La desdichada en su agonía llamaba a Copahue, mientras los indígenas cavaban una profundafosa para enterrarla viva. Al término de su tarea, un baño de agua hirviendo y un intenso aroma aazufre brotó entre los peñascos donde cavaban.

Los indios pensaron en una venganza de Copahue y desde entonces, no se atreven a cruzar poresos valles que llamaron Copahue, sin llevar consigo un "llanalhue", piedra verde, que comotodos saben ahuyenta los malos espíritus y se localiza en la montaña.

Versión: Mirta Rodríguez LEYENDA ARGENTINA

YAYAEL Y EL NACIMIENTO DE MAR

(origen Cuba)

Cuando el mundo era joven estaba poblado por los antiguos dioses, entre ellos estaba Yaya, queera el origen de la vida, el creador.

Yaya vivía con su esposa y su pequeño hijo Yayael, que era obediente y hacía todo lo que se lepedía. Pero Yayael fue creciendo y al llegar a la adolescencia a menudo no estaba de acuerdo conlo que su padre, el gran espíritu, le decía. Se convirtió en un insolente y egoísta que sólo queríahacer su voluntad y que enceguecido por hacer su voluntad, llegaba a faltarle el respeto a supadre.

Yaya acabó por enfurecerse: -Márchate de casa inmediatamente y no regreses hasta que pasencuatro lunas -le ordenó, afligido.

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Pasaron cuatro meses de su partida cuando, Yayael regresó a su hogar. La furia de Yaya no sehabía aplacado en este tiempo y, en un estallido de cólera, mató al revoltoso joven.

Arrepentido y lleno de remordimientos, recogió los huesos de su hijo y los metió dentro de unacalabaza hueca que colgó del techo de su cabaña.

El tiempo pasaba y Yaya no encontraba consuelo. Tuvo tantos deseos de ver de nuevo a su hijoque descolgó la calabaza en presencia de su esposa. Los huesos habían desaparecido y, en sulugar, había muchos peces multicolores de todos los tamaños. Les parecieron tan apetitosos yabundantes que decidieron comérselos. Pero no se acababan nunca: cuantos más comían, másaparecían.

Una noche, cerca de la cabaña de Yaya, se oyó un alarido seguido de otros tres. Itiba Cahubaba,la Madre Tierra, acababa de parir cuatro criaturas, cuatro gemelos sagrados.

El primero era de piel muy áspera, al que ella llamó Deminán Caracaracol. Era un niño curioso ytemerario, al que sus hermanos imitaban y seguían a todas partes. Como Deminán había oídohablar desde muy pequeño del misterioso Yaya, quiso conocer mejor su poderoso espíritu y encierta ocasión decidió seguirlo.

Deminán Caracaracol seguido de sus hermanos llegó a la cabaña, en la que se encontraba lacalabaza mágica. Al bajarla vieron que nadaban en ella peces de todas formas, tamaños ycolores. Por supuesto que no pudieron resistir la tentación y se los comieron. En eso estaban,cuando Deminán escuchó un ruido y presintiendo que Yaya se acercaba quiso acomodar lacalabaza en su lugar rápidamente; pero… como eran niños y estaban asustados, la calabaza se lescayó y se hizo añicos.

Un inmenso manantial de agua brotó de la calabaza rota y cubrió la Tierra de ríos y lagos, deocéanos y mares. En el agua dulce y en el agua salada nadaban peces de muy diferentes tamañosy colores; peces multicolores, como el arco iris. Y así fue como de los huesos de Yayael nació elmar.

Versión: Mirta Rodriguez

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LEYENDA DEL CÓNDOR Y LA CHOLITA

Hace mucho tiempo como usualmente comienzan los relatos, al igual que nuestra historia relatadel amor que sentía un enorme cóndor, que habitaba un cerro, cercano a un poblado en el quevivía una hermosa cholita, que era la única hija de una familia prospera, la misma se dirigía todaslas mañanas a pastear a sus ovejas. En estos tiempos los cóndores eran temidos porque solíanllevarse ovejas y personas.El cóndor pasaba siempre a medio día se quedaba flotando en el cielo, viendo a la cholita. Esedía decidió que la cholita sería para él. Al retornar a su casa, al ponerse el sol la cholita seencontró a un joven muy simpático que no vivía en el pueblo, el cual tenía un poncho obscuro yuna linda chalina blanca, quien le dijo que quería acompañarle. La cholita encantada con el jovenaceptó todas las tardes, encontrarse con él y su amor fue creciendo. Los padres de la cholita alver que siempre llegaba tarde, le preguntaron la causa. La cholita les contó del joven, pero nopudo decirles su nombre o algo sobre sus padres u origen. Ese día ella le cuestionó, por esto él ledijo que no se preocupara, que esa misma tarde hablaría con sus padres. La cholita contentaaceptó, lo que el joven decía.Al llegar a la casa los padres interrogaron al joven, el cual no responder causó la ira de ellos, nopodrán alejarla de mí, porque lleva a mis hijos. La madre furiosa le tiró encima una olla con aguahervida. Con gritos y un viento fuerte el joven desapareció en la noche. Con el temor al rapto, lacholita siempre salía acompañada de sus padres.

Al llegar el medio día almorzaron y se sintió un frío helado y una sombra grande en la pampa uncóndor enorme y gritando el nombre de la cholita, Felisa, Felisa, donde estás. Al verla el cóndortomó a la cholita y se la llevó, cuando se encontraban en la cima del cerro al llegar a su guaridanotó algo familiar en él, con la cabeza y el cuello pelados por el agua hervida y el collar deplumas blancas, era el joven enamorado.

El cóndor, le ofrecía carne a la cholita que no comía porque estaba cruda. El cóndor entonces alver las fogatas de los hombres y como cocinaban esperaba que se fueran y revolcaba la carne enlas cenizas, mientras la madre lloraba todos los días. Entonces se le acercó el leque leque, que esun ave muy lista con patitas largas y pequeñito, que al oír el problema de la señora decidióayudarla, pero antes le pidió un saco de maíz tostado y charqui en pago, una vez recibido, este sefue volando. Ese día el cóndor después de pelear con la cholita y ver a sus hijos que teníanplumas pero caditas humanas se fue volando y vio al leque leque en una piedra, llorandodesconsoladamente.- ¡Qué te pasa a ti!. ¿Porque lloras es que el fin del mundo está cerca?.- Las montañas se van a hundir, solo se va salvar quien se amarre a este enorme árbol. Le dijo elcóndor aterrado, luego le dijo que lo amarrara a el primero. El leque leque con pena y sin dejarde llorar lo amarró. Una vez amarrado el leque leque se fue volando a la cueva y bajó a la cholitay por esto el cóndor no tiene plumas en la cabeza y el cuello y tiene su chalinita blanca y el lequeleque solo sale de noche gritando leq leq leq leq burlándose del cóndor.

LEYENDA BOLIVIANA