leyendas 4°

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El Minotauro (Leyenda Griega) Minos era hijo de Zeus y de Europa. Se convirtió en rey de Creta con ayuda de Poseidón, dios de los mares y éste le envió un espléndido toro para que lo sacrificara en su honor. Pero Minos sacrificó un animal menos impresionante, con lo que despertó la ira del dios. Para vengarse, Poseidón indujo a Pasifae, esposa de Minos, a enamorarse del animal. Para satisfacer su pasión, Pasifae pidió ayuda a Dédalo, un ingeniero ateniense alojado en la corte de Minos, quien construyó una vaca de madera hueca, de forma que Pasifae pudiera esconderse en su interior. Así consiguió aparearse con el toro y de esta unión antinatural nació el Minotauro, un ser monstruoso mitad hombre, mitad toro. La ira de Poseidón no tenía límites y continuó haciendo que el Minotauro se alimentara sólo de carne humana y conforme crecía era más y más salvaje. Minos ordenó a Dédalo que construyese un laberinto para alojar en él al monstruo, dejando prisioneros al constructor y a su hijo Ícaro Por aquel entonces, uno de los hijos de Minos, Androgeo se encontraba en Atenas participando en una competición olímpica de la que resultó ganador. Los atenienses le asesinaron y por ello el rey de Creta les declaró la guerra. Al mando de los atenienses se encontraba el rey Egeo. Minos atacó el territorio y, con la ayuda de la peste que asoló Atenas, salió vencedor. La victoria de Minos impuso varias condiciones y, se dice que, el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta. Una de las condiciones era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio al Minotauro. Existen dos versiones, en una el tributo era enviado anualmente y en otra alude a que la entrega se efectuaba cada nueve años. Fuese como fuese, los catorce jóvenes eran abandonados a su suerte dentro del laberinto donde acababan devorados por el monstruo. Años después, Teseo, hijo de Egeo (en otras fuentes de Poseidón), se dispuso a matar al Minotauro y así liberar su patria del impuesto. Egeo le dijo que si volvía con vida, cambiara las velas negras con que los barcos retornaban de la isla por otras para darle la noticia de su victoria. Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos y Teseo conoció entonces a Ariadna, una de las hijas del rey. Ariadna se enamoró de él y le rogó que se abstuviera de luchar contra el Minotauro pero Teseo la convenció de que él podría vencerle con su ayuda. Ariadna ideó un plan; le entregó una punta de hilo muy largo advirtiéndole que no lo soltara en ningún momento, para poder seguirlo de vuelta (hay versiones que apuntan a que también le dio una espada,

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El Minotauro(Leyenda Griega) Minos era hijo de Zeus y de Europa. Se convirti en rey de Creta con ayuda de Poseidn, dios de los mares y ste le envi un esplndido toro para que lo sacrificara en su honor. Pero Minos sacrific un animal menos impresionante, con lo que despert la ira del dios. Para vengarse, Poseidn indujo a Pasifae, esposa de Minos, a enamorarse del animal. Para satisfacer su pasin, Pasifae pidi ayuda a Ddalo, un ingeniero ateniense alojado en la corte de Minos, quien construy una vaca de madera hueca, de forma que Pasifae pudiera esconderse en su interior. As consigui aparearse con el toro y de esta unin antinatural naci el Minotauro, un ser monstruoso mitad hombre, mitad toro. La ira de Poseidn no tena lmites y continu haciendo que el Minotauro se alimentara slo de carne humana y conforme creca era ms y ms salvaje. Minos orden a Ddalo que construyese un laberinto para alojar en l al monstruo, dejando prisioneros al constructor y a su hijo caro Por aquel entonces, uno de los hijos de Minos, Androgeo se encontraba en Atenas participando en una competicin olmpica de la que result ganador. Los atenienses le asesinaron y por ello el rey de Creta les declar la guerra. Al mando de los atenienses se encontraba el rey Egeo. Minos atac el territorio y, con la ayuda de la peste que asol Atenas, sali vencedor. La victoria de Minos impuso varias condiciones y, se dice que, el orculo de Delfos fue quien aconsej a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta. Una de las condiciones era entregar a siete jvenes y siete doncellas como sacrificio al Minotauro. Existen dos versiones, en una el tributo era enviado anualmente y en otra alude a que la entrega se efectuaba cada nueve aos. Fuese como fuese, los catorce jvenes eran abandonados a su suerte dentro del laberinto donde acababan devorados por el monstruo. Aos despus, Teseo, hijo de Egeo (en otras fuentes de Poseidn), se dispuso a matar al Minotauro y as liberar su patria del impuesto. Egeo le dijo que si volva con vida, cambiara las velas negras con que los barcos retornaban de la isla por otras para darle la noticia de su victoria. Al llegar a Creta, los jvenes fueron presentados a Minos y Teseo conoci entonces a Ariadna, una de las hijas del rey. Ariadna se enamor de l y le rog que se abstuviera de luchar contra el Minotauro pero Teseo la convenci de que l podra vencerle con su ayuda. Ariadna ide un plan; le entreg una punta de hilo muy largo advirtindole que no lo soltara en ningn momento, para poder seguirlo de vuelta (hay versiones que apuntan a que tambin le dio una espada, mientras otras dicen que la espada la llevaba Teseo) El hroe y los dems jvenes entraron en el laberinto y horas despus se encontraron con el Minotauro. Tese luch contra l y lo derrot. Para salir del laberinto, sigui de vuelta el hilo de Ariadna y gui a los dems. Cuenta la leyenda que Ariadna y l partieron hacia Atenas, pero Teseo la abandon a su suerte en la isla de Naxos. Cuando el barco llegaba a Atenas, Teseo no record la promesa hecha a su padre de cambiar las velas, por lo que ste, creyendo muerto a su hijo se arroj al mar, dndole su nombre a partir de ese momento.

Faetn(Leyenda Griega)

Era hijo de Apolo y de Clmene, segn unas leyendas, de Helios (por su confusin con Apolo), segn otras, y de Eos y Cfalo, para otras versiones, aunque como se ver con la lectura del artculo esta ltima versin supone una excesiva modificacin del contenido por cuanto este perdera as su sentido. Se dice que era uno de los jvenes favoritos de Afrodita. Un da, Faetn tuvo una disputa muy grave con Epafo, hijo de Zeus y se trasladaron el uno al otro graves insultos. Epafo lleg a reprocharle que no era hijo de Apolo, dicindole: "tu origen no nos es desconocido. Tu frgil madre ha fingido unos amores divinos para legitimar mejor su desarreglada conducta". El contrariado Faetn acudi rpidamente a casa de su madre y le pidi consejo para perpetrar una venganza o hallar algn modo de recuperar el honor perdido. Clmene aconsej a su hijo que solicitara el permiso del Sol para conducir su carro aunque slo fuera por un da para as demostrar a todo el mundo la verdad de su nacimiento. Faetn solicit presto ayuda a su padre, quien, enternecido por lo ocurrido, le jur por la laguna Estigia (lo que converta el juramento en irrevocable) que no dejara ninguna de sus splicas sin desatender. Sin embargo, Apolo, al tiempo que deba ayudar a su hijo en la venganza de la afrenta ocurrida, tema horriblemente por lo peligroso de la peticin que le haba hecho. Intent disuadirle, pues, de tales requerimientos, pero, como no lo consigui, dispuso la preparacin de su carro dorado. Cuando Faetn haba montado, y antes de que emprendiera el vuelo, Apolo le aconsej que no subiera demasiado al cielo pero que tampoco estuviera muy cerca de la tierra, pues ambas cosas resultaran muy peligrosas. Sin embargo, Faetn no le hizo mucho caso, y, como adems, los veloces corceles blancos enganchados al carro no estaban acostumbrados al mando que ahora los llevaba, suban al cielo y bajaban a la tierra sin control. Adems, Faetn se asustaba de los signos del zodaco cada vez que surcaba la bveda celeste y eso le impeda serenarse. As, debido a sus imprudencias, tan pronto quemaban el cielo como evaporaban los ros. Y es que, fue por esta aventura de Faetn por la que, segn la mitologa, frica perdi toda su vegetacin y se convirti en desierto y el color de piel de sus habitantes se torn negro. Y tambin es este mito la justificacin a la creacin de la va Lctea a causa de los incendios en el cielo. La tierra gimi de desesperacin y pidi a Zeus que detuviera tal tormento. ste, mand la muerte a Faetn, que cay hecho un torbellino en el Erdano (el actual Ro Po, al norte de Italia). Ante el dolor de su muerte su amigo Cicno qued convertido en cisne. Sus hermanas, las Heladas, recogieron su cuerpo, le rindieron honores fnebres y lo enterraron. Sumidas en la tristeza sus lgrimas constituyeron el mbar que se encuentra an en ese ro y despus, fueron metamorfoseadas en lamos. Segn otra versin, Faetn fue educado como hijo del rey Mrope, con el que Clmene estaba casado, pero cuando se hizo ms mayor su madre le confes su verdadera paternidad y ste acudi a Apolo para comprobar si era verdad, lo que se demostr con el prstamo por parte de ste del carro del Sol. La moraleja de esta leyenda es que los padres deben aprender a no ser excesivamente permisivos con los caprichos de sus hijos, porque, como en este caso, podran procurarle la muerte.

caro y Ddalo(Mito Griego)

Ddalo, era, segn las tradiciones atenienses, hijo de Alcipe, que, a su vez, era hija de Crecops. La paternidad de Ddalo es ms confusa y se atribuye a Euplamo, Palaman o a Metin. Ddalo era un magnfico escultor y arquitecto, protagonizando por estas virtudes diferentes leyendas de importancia. Su sobrino Talos trabaj con l como discpulo suyo pero pronto result incluso ms inteligente que el propio Ddalo lo que demostr al inventar la sierra, una herramienta muy til para sus labores, inspirndose en los dientes de las serpientes. Ddalo tena mucha envidia de tal invento y lanz a su sobrino desde lo alto de la Acrpolis, provocndole la muerte. El tribunal del Aerpago le expuls de la ciudad y tuvo que marcharse a Creta. Segn otra versin, la salida de Ddalo estuvo motivada por otras razones mucho ms difusas, pero mat a un familiar, en este caso un primo, y, en cualquier caso, segn esta leyenda, ocurri siendo ms joven. Sea como fuere, el caso es que Ddalo encontr una gran acogida en el reino de Minos, que lo tom en su corte para desarrollar diferentes trabajos de importancia. Destac, por ejemplo, por la construccin de Talos, otro diferente, una enorme estatua de bronce, que sirvi de defensa militar de la ciudad. Ddalo termin encerrado en una isla y su huida es uno de los episodios ms famosos de la mitologa pero antes de llegar a tal situacin ocurrieron importantes sucesos, que varan sustancialmente segn las diferentes leyendas existentes.

Ddalo construy un enorme y complejo laberinto en la ciudad en el que fue encerrado el Minotauro, una horrible bestia. Estaba formado por multitud de pasillos de los que era imposible hallar la salida y que, como nicos signos distintivos, tena un tablado en la entrada para los coros de danzantes que participaban en las diferentes consagraciones al Minotauro. La salida slo era conocida por Ddalo y por Ariadna, hija de Minos, a quien el constructor se lo haba contado. Cuando el joven Teseo lleg a la ciudad para matar al Minotauro, Ariadna le ayud a salir del laberinto gracias a los conocimientos adquiridos de Ddalo. ste, en otras ocasiones, tambin construy una ternera, que, al parecer, sirvi para los divertimentos erticos de Pasifae, esposa de Minos. Fuera por esto ltimo o porque Ddalo hubiese permitido la victoria de Teseo sobre el Minotauro, el caso es que Minos decidi castigar a Ddalo por una de estas dos acciones y lo encerr en el laberinto junto con su hijo caro. Quedaron all presos durante mucho tiempo hasta que Ddalo pudo por fin hallar, gracias a su enorme inteligencia, una forma de liberarse de su cautiverio. Solicit a sus carceleros plumas y cera con la excusa de querer hacerle un regalo al soberano Minos y con todo ello cre unas alas para

l y para su hijo. Tras probarlas, comprob que servan sin problemas para volar y se las coloc a su hijo, advirtindole muy seriamente que no se acercase mucho al sol, porque la cera se fundira y caera muerto, pero tampoco al mar, porque la sal endurecera la cera y la hara demasiado pesada para sus pocas fuerzas. Emprendieron el vuelo, y se mantuvieron siempre en una posicin adecuada para sus necesidades, pero cuando caro se confi ms empez a subir en altura, admirado de todo cuanto le rodeaba, y se acerc tanto al sol que se desprendieron sus sujeciones, se derriti la cera y las plumas se separaron cayendo caro hacia el mar. Cuando Ddalo pudo apenar or sus gritos de espanto ya era tarde e caro haba muerto, dando nombre al mar Icario. Segn una leyenda el propio Heracles se encarg de darle sepultura en la isla Doliquea. Ddalo, por su parte, lleg a Cumas, Italia, sin problemas y all levant un templo en honor de Apolo. Desde all se fue a Sicilia, donde reinaba Ccalo, que le dio proteccin frente a Minos, que no luchaba ms que por apresar al fugitivo, si bien no tuvo suerte y hall la muerte en tal empresa. Junto a Ccalo, Ddalo sigui dedicndose a la construccin, hacindose cargo de un embalse en el ro Alabn, unos baos en Selinunte, una fortaleza en Agrigento, y una terraza para el templo de Afrodita en el monte rix. Ddalo en la tradicin posterior es considerado el inventor por antonomasia, el supremo creador de instrumentos. De hecho, vaci los ojos de las estatuillas por primera vez y separ sus piernas para dar sensacin de mayor movilidad. No est claro si fue un personaje histrico o un smbolo de las capacidades creadoras del hombre griego. La fbula de la muerte de caro pudo ser en una vertiente historicista, una alegora de una huida por mar en bajeles de vela, mtodo de navegacin ste creado por Ddalo, en la que el barco de caro habra terminado estrellado en unas rocas por su mala direccin.

Medusa.(mito griego)

En la era griega (Especialmente en el periodo del Olimpo), haba una mujer hermosa, cortejada por todos los hombres, deseada por los mas fuertes guerreros, y por supuesto, despertaba una inmensa lujuria en aquellos que lograba seducir. Medusa se llevaba bien con todos los dioses del Olimpo, entre ellos se encontraban Zeus, Poseidn, Hades, y Hermes, pero Medusa tena una cierta rivalidad don la Diosa de la Sabidura, Athenea, debido a que Athenea lograba observar las malas intenciones de Medusa, al igual que su malvola alma, aunque Medusa no supiera nada de esto. Un da, Athenea por "Accin del destino", decide enfrentar a Medusa, para acabar con su maldad, pero Athenea logro observar que la maldad de Medusa era tan grande, que no deba matarla, si no castigarla con una maldicin; Transformar su cabello en serpientes, los cuales al mirar a los ojos de cualquier individuo, los convertira en piedra instantneamente. Luego de esto, Athenea huye, y deja a Medusa en un estado de insomnio... Despus de un tiempo, Medusa comprende lo que Athenea le ha hecho, tambin comprende que ningn hombre se le volvera acercar, tambin comprende que ella tenia una maldicin, entonces, medusa decido cubrirse la cabeza con un pao, y taparse los ojos con lentes de sol. Como haba predicado Athenea, Medusa se vuelve mala y comienza a cazar a los integrantes del Olimpo de mas baja escala, hasta encontrarse con un Semi-Dios llamado Perseo (Hijo de Poseidn), Medusa intenta seducirlo con sus encantos para que Perseo habr los ojos y la mire, para esto, medusa le empieza a decir: "Vamos osito, brelos, dicen que esos ojos son mas azules que los profundos mares de Grecia, vamos, sabes que eres mio...", al escuchar esto, Perseo decide comenzar a abrir los ojos, y cuando est a punto de mirarla, Medusa es golpeada por una piedra en la espalda, Medusa voltea para ver quien ha sido el agresor, pero ya es muy tarde, Perseo toma su espada y le corta la cabeza a Medusa. Desde ese entonces, Perseo decide quedarse la cabeza de Medusa, para as convertir en piedra a sus enemigos ms fuertes...

Androcles y el len(leyenda romana)

Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un da y corri hacia la foresta. Y mientras caminaba sin rumbo lleg a donde yaca un len, que gimiendo le suplic: -Por favor te ruego que me ayudes, pues tropec con un espino y una pa se me enterr en la garra y me tiene sangrando y adolorido. Androcles lo examin y gentilmente extrajo la espina, lav y cur la herida. El len lo invit a su cueva donde comparta con l el alimento. Pero das despus, Androcles y el len fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones. Una vez en la arena, fue suelto un len, y ste empez a rugir y buscar el asalto a su vctima. Pero a medida que se le acerc reconoci a su benefactor y se lanz sobre l pero para lamerlo cariosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdon al esclavo y liber en la foresta al len.

Por qu no hay rboles?(Mito Inuit) En la mitologa inuit ningn chamn es tan conocido como Kiviok, que ofreca a los espritus su luz y calor, por lo cual fue dotado con poderes especiales. Con estos dones se convirti en el chamn ms poderoso y vivi muchas aventuras a medida que viajaba por la Tierra. Cierto da, en uno de sus viajes, Kiviok encontr un lago por casualidad y como la noche se acercaba, decidi levantar su campamento. Viendo como el hielo se formara sobre el agua, Kiviok decidi hacer un gran fuego, para lo cual sac su gran hacha y comenz a cortar rboles como combustible. Mientras Kiviok cortaba rbol tras rbol, una viruta de madera cay al agua y un pez naci. El pescado mirando Kiviok, se burl de l, pero Kiviok no le prestaba mucha atencin.Kiviok intentaba no hacer caso al pez, pero a medida que las virutas de madera caan en el agua, stas se convertan en pescados, y ms y ms peces se burlaban de l. Finalmente, los peces acabaron con la paciencia de Kiviok y este poderoso chamn enfureci y comenz a cortar todo. Tal cantidad de virutas y trozos saltaban por los aires que pareca de noche, an siendo de da de; cada viruta que caa en el lago, se converta en un pez. Cada rbol diferente, cortado por Kiviok, produjo un tipo de pez diferente, desde la trucha al salmn. Kiviok sigui cortando y cortando, hasta que finalmente disminuy su rabia, y alz la vista. Al mirar a su alrededor, Kiviok se dio cuenta de que ya no quedaba ningn rbol. En contra partida, los lagos y los mares estaban repletos de peces.

La leyenda del Pehun(leyenda mapuche) Cuenta la leyenda que desde siempre, Nguenechn hizo crecer al Pehun en grandes bosques. Al principio, los nativos, al considerarlo un rbol sagrado, lo veneraban y no coman piones. Rezaban a su sombra, ofrecindole regalos: carne, sangre, humo y hasta conversaban con l y le confesaban sus malas acciones. Los frutos los dejaban en el piso sin utilizarlo. Ocurri una vez que, durante varios aos en toda la comarca hubo gran escasez de alimentos y los nativos pasaban mucha hambre; moran, especialmente, nios y ancianos. Ante esta situacin los jvenes marchaban del lugar en busca de alimentos: bulbos de amancay, hierbas, bayas, races y carne de animales silvestres. Pero todos volvan con las manos vacas. Pareca que Dios no escuchaba el clamor de su pueblo y la gente segua muriendo de hambre. Pero Nguenechn no los abandon..., y sucedi que cuando uno de los jvenes regresaba al lugar, con aficin por no lograr sustento, encontr en su solitario camino un anciano de larga barba blanca que estaba esperndolo. -Qu buscas hijo? -le pregunt. -Alimento para mis hermanos de tribu que se mueren de hambre, y por desgracia no he encontrado nada. -Tantos piones que ves por el piso bajo los pehuenes!, No son comestibles?. -Los frutos del rbol sagrado son venenosos, abuelo -contest el joven. Y el anciano de barba blanca lo mir sonriente mientras le dijo con firmeza: -Hijo, de ahora en adelante los recibiris como un don de Nguenechn. Hervidlos para que se ablanden, o tostadlos al fuego y tendris un manjar delicioso. Haced buen acopio, guardadlos en silos subterrneos y tendris comida todo el invierno. Dicho esto, el anciano desapareci en la bruma. Y el joven, asombrado, sigui su consejo. Recogi en su manto gran cantidad de piones y los llev al cacique de la tribu explicndole lo sucedido. Enseguida se reunieron todos en asamblea, y el jefe cont lo acaecido, hablndoles as: Nguenechn baj a la tierra para ayudarnos. Seguiremos sus consejos y nos alimentaremos con el fruto del rbol sagrado, que slo a l pertenece. Enseguida comieron festejaron el acontecimiento escasez y todos los aos guardaban bajo tierra y en abundancia piones hervidos y tostados, y con una gran fiesta. Desde entonces desapareci la cosechaban grandes cantidades de piones que se mantenan frescos durante mucho tiempo.

Cada da, al amanecer, con un pin en la mano o una ramita de Pehun, los mapuche rezan mirando al cielo en rezo elevado a Nguenechn: "A ti de debemos nuestra vida, y te rogamos a ti, el grande, a ti nuestro padre, que no dejes morir a los pehuenes. Deben propagarse como se propagan nuestros descendientes, cuya vida te pertenece, como te pertenecen los rboles sagrados".

Cuando los moais caminaban(leyenda rapanui)

Miru A'Hotu y Tani Teako A'Hotu, de la tribu de los miru, haban aprendido de Have Hake cmo hacer los "moai". Muerto Have Hake se mantuvieron cuidadosos de no revelar el secreto. De tal modo que se constituyeron en los maestros de la cantera de Rano-raraku. El volcn abri sus entraas, y bajo el golpe febril de los escultores, fue entregando "moai" cada vez ms gigantescos que, caminando solos, iban a ubicarse en distintos lugares de la isla. Muchos "moai" salieron de ah. Al comps de los cantos, de ritmos autctonos, iban dibujando rostros sobre la roca griscea, mientras los maestros Miru A'Hotu y Tani Teako A'Hotu dirigan a los escultores. Primero la cabeza, luego el cuerpo, el fino tallado de las orejas y de las manos, hasta que por fin el ltimo golpe rompa la unin de la montaa, los moai, con sus rbitas secas, la nuca aplastada, con una mueca desdeosa en sus finos labios salientes y las manos cruzando la barriga, bajaban del volcn caminando, iban hacia los "ahu". Una tarde, mientras servan a los maestros la comida, uno de los ayudantes pregunt: -Miru A'Hotu, cmo se forma la cabeza de las estatuas Este sonri y dijo: -Es muy fcil; mira la tuya, entonces sabrs cmo la formamos. Luego, otro pregunt: -Tani Teako A'Hotu, cmo se forma el cuerpo de los "moai"? Y la respuesta fue la misma. Ute-uka y Manu-ataki, que haban formulado las preguntas, regresaron preocupados a sus "hare-paena". No lograban comprender las respuestas. Como la hora era avanzada y la brisa soplaba tibia, decidieron darse un bao. Una vez en el agua, se miraron sus cuerpos, sus sexos y sus cabezas. Vieron que tenan una notable semejanza como los "moai". A partir de ese momento comprendieron que para hacer buenos "moai" deberan tomar como modelo sus propias figuras. Ute-uka y Manu-ataki probaron esculpir una estatua, pero ella result muy fea. Los isleos al verla estallaron en risas y se burlaron de los escultores principiantes. Volvieron a esculpir otra, que result mejor, pero an con defectos, hasta que un tercer "moai", que llamaron Have, fue perfecto, como la obra de sus maestros. Llenos de alegra, Ute-uka y Manu-ataki ordenaron en voz alta: "Levntate y camina!". Y la estatua se incorpor y se fue caminando hacia Hotu-iti. Saltaron de regocijo: conocan el gran secreto, y para evitar competencias no buscaron ayudantes, sino que tomaron a una vieja para que los atendiera. Era una mujer vieja, fea, pero ignoraban que ella era bruja. En una ocasin que los escultores salieron a pescar, y estuvieron todo el da en la faena, no cogieron ni un solo pez. Al anochecer, Ute-uka, desganado por el caso, lanz al agua en un ltimo intento la red. Al recogerla la sinti pesada; llam a Matu-ataki, y con asombro vieron que en ella vena la fabulosa tortuga Urarapenui, muy buscada porque exista la creencia de que al comerla se adquira inteligencia extraordinaria, larga vida y mucha fuerza. Rpidamente la mataron y se la adjudicaron en partes iguales. De regreso, en la playa, prepararon un sabroso "umu", que se comieron sin dejar nada.

Al da siguiente, al amanecer, lleg la mujer que los atenda. Al ver la coraza de la tortuga, ansiosamente busc un trozo de carne, sin encontrar nada. Dominada por la clera, pregunt: -Dnde est mi parte? -No hay nada para ti- le respondieron Ute-uka y Manu-ataki. La vieja se llen de rencor, y sin decir nada se alej furiosa a refugiarse en una cueva. Al atardecer, mientras el viento mova ondulante al pastizal, vio venir, desde las faldas del volcn Rano-raraku, a algunos "moai". Indignada les sali al encuentro, y con voz terrible les grit: -Detenos, no caminis ms!. Y los "moai" quedaron paralizados. Entonces la bruja, volvindose hacia los "ahu", orden: -Caed de vuestras bases! Y los colosos, que permanecan arrogantes, inmviles sobre las plataformas, cayeron acompaados de un estruendo ensordecedor. La vieja, asustada de lo que haba pasado, quiso huir, pero en su intento fue aplastada por un enorme "moai". De los hombres no se supo nunca ms.

El CalafateVersin de Ana Mara Pavez y Constanza Recart

En lo que ahora es Magallanes y mucho tiempo antes de que aquellas tierras fueran colonizadas, vivan all dos grupos de aborgenes: los tehuelches y los onas. Al parecer, y de acuerdo con lo que dice la leyenda, los onas eran muy mirados en menos por los tehuelches, y si as no hubiera sido, nada hubiese sucedido. Resulta que el jefe del aikn tehuelche tena una hija bellsima, la cual era su orgullo y alegra. Esta jovencita llambase Calafate y tena unos maravillosos ojos dorados. Para mal de sus pecados sintindose en todo superiores a los onas, era costumbre tehuelche que, al cumplir la mayora de edad, algn joven ona fuese consagrado por el brujo del pueblo. El joven ona que lleg al aiken para serlo result ser tan guapo y tan garrido que Calafate, con solo verlo, se enamor locamente de el y l de ella. Este gran amor ech races en ambos: decidieron huir, sabiendo que sus dos tribus no aceptaran su unin. En un lugar lejano ambos levantaron su choza: pero alguien supo de los planes y sin perder un segundo le comunic al jefe y padre de Calafate. De acuerdo con su tradicin, la vida del joven ona era sagrada en las presentes circunstancias; por lo tanto el jefe intent convencer por otros medios a Calafate de apartarse del ona y olvidar a su bien amado. Todo fue en vano! Cmo su hija, siempre siempre dcil y respetuosa de su padre y de las leyes de su tribu, ahora se mostraba tan rebelde e indmita? Convencido de que aqullo era obra del Gualiche, la deidad maligna, hizo venir a la bruja de su tribu y le orden que impidiera la huida de los enamorados, hechizando a Calafate, pero que sus maravillosos ojos dorados siguieran mirando su aikn, fuese cual fuese el hechizo. Ni corta ni perezoza, la bruja la transform en un arbusto que, cada primavera, se cubre de flores doradas, las que parecan contemplar el paraje donde conoci a su amado. El joven ona la busc en vano por toda la regin, hasta morir de pena. La bruja, al darse cuenta del dao que haba causado, hizo que esas flores, al caer, se convirtieran en un dulce fruto de color prpura. Y ese fruto es el corazn de la hermosa tehuelche.

El pequeo zorro hambrientoVersin de Alicia Morel l

El pequeo Zorro de piel gris y rojiza haba salido de caza durante varias noches. Aunque viva junto a una laguna donde habitaban toda clase de aves acuticas que eran sus preferidas, le costaba mucho pillarlas. Ellas saban vigilar entre los totorales y el ms leve ruido las hacia volar a sitio seguro. Bastaba que una sola diera la alarma para que todas, patos, cisnes, y hasta las pequeas taguas que caminan sobre las hojas de los nenfares, buscaran refugio lejos del alcance del Zorro. Otras veces se paraban en un lugar rodeado de agua en el que flotaban plantas verdes y el Zorro, creyendo pisar firme, se daba unbuen bao, alertando con un ruido a los pjaros, que escapaban de sus vanos manoteos. Era una trampa muy desagradable, que a nuestro amigo le daba una rabia feroz. El aleteo de los pjaros al echarse a volar y hasta el roce de las caas le parecan risas y burlas por el bao imprevisto que se haba dado. El pobre tuvo que contentarse durante algunos das con cucarachos, ya que no tena otra cosa que mascar. -Qu puedo hacer para cazar un pato, aunque sea pequeo?. Se han puesto ms astutos que yo iba dicindose una noche que rondaba como de costumbre, por la laguna. De pronto una gran voz surgi de la orilla entre la maleza, y el Zorro dio un salto, pensando que alguien lo atacaba. Mir a su alrededor y no vio a nadie. Iba a continuar su vigilancia, cuando la voz lo asust de nuevo y esta vez de ms cerca. -Quin anda ah? pregunto tembloroso pensando que se tratara de una fiera desconocida e invisible. -Lo mismo te pregunto dijo la voz. -Yo soy un pequeo zorro hambriento-Ah, entonces eras t el que asust a los pjaros Bueno se han ido, no cazars ninguno esta noche continu la voz. Dime, Zorro Qu otra cosa comes?-Bueno, prefiero no decirlo porque me da vergenza murmur nuestro amigo acordndose de los cucarachos. -Tal vez te avergenza comer ranas indefensas o sapos? insisti la voz bajando de tono. -Puf! Cmo se te ocurre que yo pueda comer algo tan horrible y gelatinoso? Prefiero morirme de hambre-. Se hizo un silencio largo; el dueo de la voz pareca haberse convertido en un negro bostezo, que haca glu glu. -Qu pasa? Te has ido?- dijo el Zorro, desconcertado. -No, aqu estoy grit la voz ms cerca. Y de pronto el Zorro vio aparecer junto a sus patas un horrible y gelatinoso Sapo. Con su sonrisa ms hipcrita, o sea la ms dulce, el Zorro exclam: -Conque eras t! Qu estupenda voz tienes! Admirable para ser tan pequeo! Dnde la conseguiste?-. -El creador me la regal para compensar mis carencias-. -Perdname, soy un estpido murmuro el Zorro echndose al suelo. Los ojos de ambos quedaron a la misma altura. -Te perdono porque nunca te has comido una ranita ni a ninguno de mis parientes. Y tampoco sentirs tentacin de darme un mordisco concedi el sapo con dignidad. Al Zorro le pareci menos desagradable al mirarlo de ms cerca. Las chispas de oro de sus ojos demostraban sensibilidad. -Seamos amigos - propuso el peludo. -Me parece bien acept el Sapo a ti te gustan los patos, y los patos me comen a mi; somos parte de una cadena amistosa. -Cmo? los patos te devoran?-S, amigo Zorro, y de ese modo formo parte de tu alimentacin preferida sin que lo notes- exclam la voz cientfica. -Vaya, vaya -, coment simplemente el Zorro mirando al otro con detencin. -Tu presencia algo fragante espanta a mis enemigos y es por esto que me conviene tu cercana.- continu el Sapo. Creo que debera agradecerte que te gusten los patos y no yo-.

El Zorro es muy pequeo para tener semejante voz, en cambio, si yo pudiera aullar como l Una idea como relmpago lo dej patitieso: -Como no se me haba ocurrido exclam. -Qu cosa? pregunt el sapo desde su oscuridad. -Que si yo bueno, es una idea no ms, pero...-Pero qu?-Pienso que el creador fue un poco desproporcionado en tu caso y en el mo tambin -tante el Zorro. -Te quejas del creador? grit el Sapo escandalizado. Es una imprudencia-. -Lejos de m tal cosa...- contest el otro con una sonrisa compungida. -Fue solo una pequea observacin. Si yo tuviera tu voz, por ejemplo podra engaar a los patos; ellos se acercaran a m creyendo que soy inofensivo y apetitoso Sapo, y te imaginas? los podra cazar fcilmente!-Pero no es el caso y lo siento, Zorro, porque tengo algo de simpata por ti... y si hiciramos un pacto?-Qu clase de pacto? grit el otro con su fuerte voz. -Pues si me prestas tu voz por una noche, los patos se acercaran a m sin sospechar lo que les espera. Yo podra llenar mi panza y t te libraras de varios enemigos a la vez.El sapo guard silencio, meditando. -No es mala idea coment... pero tengo que pensarlo otro poco.Y como en ese momento empez a amanecer, dej para la noche siguiente tan grave decisin. El Sapo amaba su voz poderosa, aunque le trajera disgustos. Al fin y al cabo era un don de su creador. El Zorro se alej, esperanzado. Tambin ese da tuvo que mascar cucarachas, pero al esconderse en su madriguera pens con ilusin que dentro de pocas horas se dara un banquete. Dio una vuelta por las boscosas orillas llamando con dbil gimoteo a su verde amigo, en vano. Como si se lo hubiera llevado el viento dijo hablando para s. Y de pronto le vino una idea que le eriz los pelos: y si un pato lo haba devorado? Durante un buen rato, fue incapaz dar un paso, tal emocin le caus imaginar que el sapo poda no existir ya. y pensar que no haca muchas horas lo consideraba un animalucho del todo despreciable! Desesperado, continu la bsqueda y su esperanza iba enflaqueciendo a la par con su estmago insatisfecho. Vio aparecer en el cielo la primera estrella y junto con ese brillo, al otro lado en donde se hallaba, el Zorro escuch la poderosa voz de su amigo. Ech a correr como si la arena le quemara las patas y antes de que el sapo repitiera si nota, el Zorro se encontr a su lado. -Amigo! aull casi sin aliento -He sufrido un susto terrible por ti! -Yo estaba pensando si vendras contest el Sapo calmadamente. -Mi vida depende de la tuya contest el Zorro sin mucha cautela. -Ah s? comenz a croar con displicencia el verde cantor, hinchndose de vanidad. El Zorro comprendi que deba disimular su angustia porque la vanidad de los pequeos suele ser la perdicin de los grandes. -Es decir, llegu temprano y tem que algn pato tuviera en su estmago tu preciosa voz. -Bueno, casi, casi contest el Sapo,,, o casi siempre me salvo-. -Corriste peligro, entonces? -Cada da est lleno de sobresaltos para m. Aunque me confundo entre las hojas y no hago el menor ruido mientras duermo, los patos escarban por toda la orilla; desde que nos separamos, estuve casi masacrado varias veces. El Zorro palideci varias bajo sus pelos. -Amigo: es urgente que disminuya el nmero de patos en la laguna. Y yo soy el nico que puede hacerlo. Si me prestas tu voz por una noche con el hambre que tengo, me comer por lo menos una docena de los grandes, que son los que se reproducen. Qu decides, amigo, aceptas el pacto?-

-Lo he pensado entre sueos, y aunque me duele mucho desprenderme de mi voz por una noche, acepto, porque pasar varios das tranquilo-. -Oh, aceptas, bien dicho lo anim el Zorro. El momento del traspaso de la voz haba llegado. Cmo se lograra algo tan misterioso? -Abre el hocico orden el Sapo. El Zorro obedeci abriendo todo lo que pudo sus afiladas mandbulas. El Sapo se infl, lanzando una sola nota muy sonora que tembl en el aire como un globo de oro y se desliz luego por la garganta del hambriento atragantndolo. -Cul! hizo el Zorro y su propia voz lo asust. -Ya ests listo dijo el Sapo con un dbil murmullo. Y tambin extrao su voz y no pudo contener lgrimas de pena. -Me voy de cacera aull el Zorro con acento feroz. Pero slo el Sapo se dio cuenta del grito de guerra; los dems habitantes de la laguna slo escucharon el acostumbrado canto de un Sapo cualquiera. Con sus Cucu engaadores los patos lo dejaron aproximarse sin interrumpir sus sueos, donde slo se dibuja la imagen de un buen desayuno. Que banquetazo se dio entonces nuestro peludo amigo! Las aves cayeron en su mismo hocico y la orilla qued llena de coloridas plumas. El Sapo celebr con murmullos alentadores cada pato desplumado y al da siguiente descans tranquilo en medio de los despojos. Lo mismo hizo el Zorro, con su panza repleta, en su madriguera. Al anochecer volvi a la laguna para reanudar el rito de la caza. Se encontr por casualidad con el Sapo, que pareca esperarlo desde antes que brillaran las estrellas. -Hola, Qu tal? aull el Zorro sonoramente, lo que aumentaba su estatura. -Se cumpli el plazo y te ruego que me devuelvas mi voz, segn el pacto que hicimos. -Oh sonri el Zorro Cmo quieres vivir tranquilo, cuando quedantantos patos por cazar todava? Si me prestas tu voz por otra noche, nos beneficiaremos mutuamente. -Es cierto susurr el sapo... Echo de menos mi voz y me siento disminuido. Con ella casi alcanzaba las estrellas-. -Una noche ms no significa nada lo consol el Zorro. Y antes de que hubiera otra queja, parti a cazar Pasaron as muchas jornadas y cada anochecer el sapo, sorprendi al Zorro con un murmullo ms y ms desesperado. -Cumple el pacto, devulveme mi voz. El Zorro, que haba engordado y tena la piel reluciente, le daba una excusa tras otra, muy buenas razones para demorar el momento de devolver lo que no era suyo. Lleg a inventar que no saba cmo hacerlo. -Es algo mgico, un misterio para m el modo como me traspasaste la voz. -Slo tienes que abrir bien el hocico y desearlo de todo corazn gimi el sapo, esforzando su vocecita. Pero el Zorro no poda querer tal cosa y hacase el sordo. Hasta que una noche el Sapo no apareci. -Vaya, se habr conformado- pens, aliviado... Despus de todo, lo ms justo es que yo tenga la voz fuerte, y l, la dbil-. Sin embargo, como las noches siguientes el triste suplicante tampoco apareciera, el Zorro tuvo el pensamiento de que su amigo haba cado en el buche de algn pato. Tal vez, sin saber me he comido a mi mejor amigo pens con sincera pesadumbre... - Tal vez estaba en la panza del pato de anoche o del de anteanoche Pero calmando su remordimiento, caz ms que nunca y no slo por el hambre, sino con cierto espritu vengativo. Desde entonces el Zorro se sinti el verdadero dueo de su particular aullido, porque el Sapo formaba parte ya de su carne y de su sangre. Sin embargo, cuenta la leyenda que desde entonces los sapos guardan rencor a los zorros por haber robado la voz que les perteneca y valerse de ella para engaar a sus vctimas.

El Copihue(Leyenda Mapuche)

Cuenta una leyenda - uno de los tantos relatos mapuches sobre su origenque esta flor naci cuando los mocetones partan a la lucha y pasaban das, semanas y meses sin volver a las reducciones. En esta espera las jvenes indgenas trepaban a los rboles ms altos para alcanzar a divisar a los sobrevivientes de la refriega, descubriendo slo humo y muerte. Entonces, descendan llorando. Esas lgrimas se convirtieron en flor de sangre, para recordar a quienes haban luchado hasta morir. Por la manera en que se descuelga desde las alturas lo llaman tambin Largo Suspiro, pregn del dolor indgena. Otra leyenda cuenta que hace muchos aos, mapuches y pehuenches tenan una princesa llamada Hues y un prncipe cuyo nombre era Copih. Sus tribus estaban enemistadas y se combatan fieramente. Pero Copih y Hues se amaban y se encontraban en lugares secretos de la selva. Un da fueron sorprendidos por sus padres junto a una laguna. Nahuel, cuando vio a su hija abrazndose con el mozo pehuenche, arroj su lanza contra Copih y le atraves el corazn. El jefe Copiiel hizo lo mismo con la bella Hues. Ambos se hundieron en la laguna. Hubo mucho llanto en las dos tribus por la muerte de los jvenes. Transcurrido un ao, pehuenches y mapuches se reunieron para recordar a sus prncipes. Llegaron de noche y durmieron junto a la ribera. Con las primeras luces del da vieron que del fondo de la laguna surgan dos lanzas entrecruzadas. Una enredadera las enlazaba y de ella colgaban dos grandes flores de forma alargada: una roja como la sangre y la otra blanca como la nieve. Ante el prodigio ambas tribus se reconciliaron y acordaron llamar a la flor Copihue, la unin de Copih y de Hues. Desde 1977 el copihue rojo (Lapageria rosea) es nuestra flor nacional.