Letras 30 de mayo de 2015

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Letras SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 30 DEMAYO DE 2015 | DE CAMBIO [ Letras ] Larga vida a Janis Joplin PORCARMENORDÓÑEZ CARMENORDÓÑEZ CARMENORDÓÑEZ CARMENORDÓÑEZ CARMENORDÓÑEZ|PAG.6 Guarapeta ALASAZÓN. ALASAZÓN. ALASAZÓN. ALASAZÓN. ALASAZÓN.PORNETZAHUALCÓYOTL NETZAHUALCÓYOTL NETZAHUALCÓYOTL NETZAHUALCÓYOTL NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS | PAG. 7 De crímenes y años violentos CINE CINE CINE CINE CINE.PORFAUSTOPONCE FAUSTOPONCE FAUSTOPONCE FAUSTOPONCE FAUSTOPONCE|PAG.8 Günter Grass El polémico Nóbel POR NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA | PAG. 2 PORJOSÉEMILIOPACHECO JOSÉEMILIOPACHECO JOSÉEMILIOPACHECO JOSÉEMILIOPACHECO JOSÉEMILIOPACHECO|PAG.4 POR JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA | PAG. 5 Lo que hay que decir CREACIÓN. CREACIÓN. CREACIÓN. CREACIÓN. CREACIÓN.PORGÜNTERGRASS GÜNTERGRASS GÜNTERGRASS GÜNTERGRASS GÜNTERGRASS|PAG.3

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LetrasSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 30 DE MAYO DE 2015 |

D E C A M B I O[Letras]

Larga vida aJanis JoplinPOR CARMEN ORDÓÑEZ CARMEN ORDÓÑEZ CARMEN ORDÓÑEZ CARMEN ORDÓÑEZ CARMEN ORDÓÑEZ | PAG. 6

GuarapetaA LA SAZÓN.A LA SAZÓN.A LA SAZÓN.A LA SAZÓN.A LA SAZÓN. POR NETZAHUALCÓYOTLNETZAHUALCÓYOTLNETZAHUALCÓYOTLNETZAHUALCÓYOTLNETZAHUALCÓYOTLÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS ÁVALOS ROSAS | PAG. 7

De crímenesy años violentosCINECINECINECINECINE. POR FAUSTO PONCE FAUSTO PONCE FAUSTO PONCE FAUSTO PONCE FAUSTO PONCE | PAG. 8

Günter GrassEl polémico NóbelPOR NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA NIZA RIVERA | PAG. 2POR JOSÉ EMILIO PACHECOJOSÉ EMILIO PACHECOJOSÉ EMILIO PACHECOJOSÉ EMILIO PACHECOJOSÉ EMILIO PACHECO| PAG. 4POR JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA JESÚS ALDABI OLVERA | PAG. 5

Lo que hay que decirCREACIÓN.CREACIÓN.CREACIÓN.CREACIÓN.CREACIÓN. POR GÜNTER GRASS GÜNTER GRASS GÜNTER GRASS GÜNTER GRASS GÜNTER GRASS | PAG. 3

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2 2 2 2 2 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015

Gunter Grass (1927-2015)El polémico Nobel alemánPOR NIZA RIVERAPOR NIZA RIVERAPOR NIZA RIVERAPOR NIZA RIVERAPOR NIZA RIVERA

l Nobel de Literatura 1999, consideradouno de los escritores más representati-vos del siglo XX, el alemán GuntherGrass, falleció el lunes 13 de abril en unhospital de Lubek a los 87 años de edad,

según dio a conocer su editorial Steidl, al tiem-po que adelantó que su última novela está lista.

El último libro de Grass, anunció el editorGerhard Steidl, se titula Vonne Endlichkeit (enespañol algo así como “Desde una finitud”),aunque no dio fecha para la salida si bien ade-lantó que el 12 de junio se realizará una prime-ra lectura del volumen en la ciudad alemanade Göttingen.

Grass, autor de la célebre novela sobre laposguerra El tambor de hojalata (1959) –conla cual alcanzó el éxito y cuya primera partefue llevada al cine con extraordinaria fidelidaden 1978–, nació el 16 de octubre de 1927 enGdansk (ahora Polonia). A los once años formóparte de la llamada “juventud hitleriana” an-tes de ser enviado al frente, y posteriormentellevó una vida bohemia, concentrado en la es-cultura y la poesía.

Él mismo reveló en su libro autobiográficoPelando la cebolla (2006) su seducción por elnazismo al alistarse a los 17 años en las SS, lasFuerzas Especiales del régimen nazi.

Hacia el final de su vida, en 2012, provocóuna gran polémica por la publicación de supoema “Lo que hay que decir” (Was gesagtwerden muss), donde acusaba a Israel de ame-nazar la paz mundial con su potencial atómi-co, por lo cual el gobierno de ese país lo acusóde antisemita, recordando su filiación nazi ydeclarándolo persona non grata.

Como respuesta a las críticas que recibiópor su poema ese mismo año, señaló:

“Me he dado cuenta de que en un país demo-crático en el que impera la libertad de prensa,domina una cierta opinión de defender la mis-ma línea política y la negativa a abordar el con-tenido de las cuestiones que aquí planteo.”

En 2013, el escritor apoyó un manifiestoque 560 autores de 81 países publicaron endiciembre para condenar los programas masi-vos de espionaje revelados por Edward Snow-den, el exanalista de la Agencia Nacional deSeguridad estadunidense (NSA).

Entre los reconocimientos de Grass desta-can también el Premio Principie de Asturias(1999), así como el Georg Büchner, el más im-portante en lengua alemana. También obtuvoel doctorado honoris causa por las universi-dades de Kenyon College (Ohio, EU, 1965),Harvard (EU, 1976), Mickiewickz (Polonia,1990), Danzig (Polonia, 1993) y Lübek (2003).

Además de El tambor de hojalata, varioslibros suyos tuvieron reconocimiento mun-dial, como El gato y el ratón y Años de perro,editados en México por Joaquín Mortiz.

Fue autor de diversos textos políticos,como Alemania, una unificación insensata(1989), Discurso de la pérdida (1993), o Sinvoz (2000), en defensa de las etnias gitanaseuropeas roma y sinti. Entre sus poemariosdestacan Interrogado (1967), Recopilación depoemas (1971), el libro de sonetos Tierra denoviembre (1993), Antología poética (1994)

E

y Hallazgos para no lectores (1997).Durante la única que visita que hizo a Méxi-

co para asistir al Festival Internacional de Poe-sía en la ciudad de Morelia, Michoacán, orga-nizado en 1981 por el poeta Homero Aridjis,Grass leyó el poema “Macho”.

También incursionó en la dramaturgia conpiezas como Inundación (1956), Tío, tío (1958),Los malos cocineros (1961), Los plebeyosensayan la rebelión (1965) y Antes (1968).

El año pasado declaró que en la última etapade su vida no le tenía miedo a la muerte, perosí al dolor y a la posibilidad de sufrir demenciay convertirse en una carga para su familia.

La publicación alemana de corte indepen-diente Der Spiegel publicó en 1959, a propósi-to de El tambor de hojalata:

“Sin las intervenciones incesantes de Grassen el debate público, Alemania sería otra Ale-mania.”

El año pasadodeclaró queen la últimaetapa desu vida nole teníamiedo a lamuerte, perosí al dolor y ala posibilidadde sufrirdemencia yconvertirse enuna carga parasu familia.

El escritor alemán Gunther Grass.

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SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015 LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 33333

CREACIÓNCREACIÓNCREACIÓNCREACIÓNCREACIÓN

Lo que hay que decirGünter Grass

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,

sobre lo que es manifiesto y se utilizaba

en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,

solo acabamos como notas a pie de página.

Es el supuesto derecho a un ataque preventivo

el que podría exterminar al pueblo iraní,

subyugado y conducido al júbilo organizado

por un fanfarrón,

porque en su jurisdicción se sospecha

la fabricación de una bomba atómica.

Pero ¿por qué me prohíbo nombrar

a ese otro país en el que

desde hace años —aunque mantenido en secreto—

se dispone de un creciente potencial nuclear,

fuera de control, ya que

es inaccesible a toda inspección?

El silencio general sobre ese hecho,

al que se ha sometido mi propio silencio,

lo siento como gravosa mentira

y coacción que amenaza castigar

en cuanto no se respeta;

“antisemitismo” se llama la condena.

Ahora, sin embargo, porque mi país,

alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez

por crímenes muy propios

sin parangón alguno,

de nuevo y de forma rutinaria, aunque

enseguida calificada de reparación,

va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad

es dirigir ojivas aniquiladoras

hacia donde no se ha probado

la existencia de una sola bomba,

aunque se quiera aportar como prueba el temor...

digo lo que hay que decir.

¿Por qué he callado hasta ahora?

Porque creía que mi origen,

marcado por un estigma imborrable,

me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,

al país de Israel, al que estoy unido

y quiero seguir estándolo.

¿Por qué solo ahora lo digo,

envejecido y con mi última tinta:

Israel, potencia nuclear, pone en peligro

una paz mundial ya de por sí quebradiza?

Porque hay que decir

lo que mañana podría ser demasiado tarde,

y porque —suficientemente incriminados como alemanes—

podríamos ser cómplices de un crimen

que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa

no podría extinguirse

con ninguna de las excusas habituales.

Lo admito: no sigo callando

porque estoy harto

de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además

que muchos se liberen del silencio, exijan

al causante de ese peligro visible que renuncie

al uso de la fuerza e insistan también

en que los gobiernos de ambos países permitan

el control permanente y sin trabas

por una instancia internacional

del potencial nuclear israelí

y de las instalaciones nucleares iraníes.

Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,

más aún, a todos los seres humanos que en esa región

ocupada por la demencia

viven enemistados codo con codo,

odiándose mutuamente,

y en definitiva también ayudarnos.

Traducción de Miguel Sáenz. El texto original en alemán se publicóy en eldiario Süddeutsche Zeitung.

Lo que hay que decir” (Was gesagt werden muss

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4 4 4 4 4 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015

La célebre columna “Inventario” publicada enProceso el 13 de diciembre de 1999 fue dedicadapor el escritor José Emilio Pacheco –fallecidohace más de un año– al narrador alemán GüntherGrass, quien ese año obtuvo el Nobel de Literatu-ra. Con motivo de la muerte del autor de El tam-bor de hojalata, se reproduce ese texto. De la re-dacción de Apro.

ernando Savater ha hecho las cuentasclaras: si usted tiene 2000 pesos en mone-das y paga 1999 a otra persona le queda unpeso. El siglo XXI no comienza en el añocero sino en 2001. El principio de éste que

aún vivimos fue celebrado en 1901 y no en 1900.Sin embargo, no hay nada qué hacer ante la se-ducción y el peso de los tres ceros rotundos. Acep-temos aunque sea a regañadientes que el siglo XXse acabó y, en palabras de Víctor Hugo acerca delsuyo, “se hunde en la sombra eterna como los an-teriores”.

Lo que empezó con las guerras de los boxers (enChina) y de los boers (en Sudáfrica) termina con ladestrucción de Chechenia y la gran protesta en Se-attle contra la globalización depredadora. El nues-tro fue, a semejanza de sus antecesores, un siglo deguerra con algunos intermedios de paz. Como diceal final de Mi siglo la madre centenaria y resucitada,“me alegro del año 2000. Ya veremos qué pasa...Con tal de que no vuelva a haber guerra...”.

El silencio y el ruido

La literatura, por su parte, sobrevivió a todos losagoreros y aterradores que durante estos cien añosanunciaron su fin. El viernes Günter Grass recibióel Premio Nobel y el martes anterior leyó ante laAcademia Sueca su discurso silenciado por laprensa alemana. (Se puede consultar, traducidopor Miguel Sáenz, en www.elpaís.es)

A cuarenta años de El tambor de hojalata Grasscorona su trabajo narrativo con Mi siglo (Alfa-guara, traducción de Sáenz y Grita Löbsack). Elautor de novelas inmensas como El rodaballo, Laratesa, Malos presagios, Es cuento largo opta,para la reinvención imaginativa del siglo XX, porla flexibilidad del género cuento. En él cabe todo:la viñeta, el monólogo, la polifonía, los diálogos,las cartas. De Mi siglo están excluidos como ha-blantes los llamados “grandes”. Los verdaderosprotagonistas de la historia son quienes la sufreninescapablemente. Aquí “historia” podría ser de-finida como todo aquello que moldeará y destruirálas vidas privadas sin que nuestra voluntad tengacasi parte en ello.

Barcos, discos, zeppelines

Para empezar por “1900” Grass escoge la rebe-lión de los tatchuei, “los que luchan con las ma-nos”, es decir los boxers, los boxeadores. Hartode la explotación colonial y del opio que imponeInglaterra, un grupo se rebela en China y se adueñade Pekín. El káiser ve encarnado el “peligroamarillo” que denunció y se une a las otras gran-des potencias para sofocar el alzamiento. La or-den: no se deje a ningún prisionero.

El novecientos es también la época en que losdeportes se convierten en espectáculo. Se imponeel futbol como sustituto y preparación para laguerra. Será el campo de batalla de los nacionalis-mos, los himnos y las banderas, ficción tanto másabsurda cuanto que muchos de los jugadores entodos los equipos no nacieron en los países que sesuponen representan y defienden.

Los trasatlánticos, los dirigibles o zeppelines(por el nombre de su inventor) y los trenes eleva-dos encarnaron el progreso y fueron devoradospor él. El planeta se llenó de canotiers, sombre-ros de paja. En 1914 fueron cambiados en Ale-mania por el casco puntiagudo prusiano. A su vezlo sustituyó en 1916 el casco alemán que ahorallevan casi todos los ejércitos del mundo.

Conan Doyle se anticipó a denunciar la ame-naza que significaba para la hegemonía británicael desarrollo de los submarinos alemanes. Gra-cias a su relato de 1906, el imperio pudo prepa-rarse para no sucumbir bajo esa nueva arma en lapróxima guerra. Todo se movía entonces graciasa la hulla, el carbón mineral que no tardó en serreemplazado por el petróleo. Aquellas minas fue-ron uno de los principales escenarios de las huel-gas por las jornadas de ocho horas y la seguridadsocial que se desmanteló en la última década.

Los discos de goma-laca y el gramófono cam-biaron todo. Pronto las casas alemanas de pren-sado tuvieron sucursales en Barcelona y Calcuta.Empezó la universalización y la omnipresenciade la música. Mientras las fábricas Krupp produ-cían sus grandes cañones, Karl Liebknechtpredicaba contra el militarismo: “Quien tiene lajuventud tiene el ejército”. En los velódromosaparecieron estimulantes como la estrictina y lacafeína para aumentar la resistencia de los ciclis-tas. Ya en 1911 Alemania disponía de acorazadosmás rápidos y más ágiles que los ingleses y conmayor potencia de fuego.”

El triunfo de la muerte

Los cuatro años de Mi siglo que se refieren a laprimera Guerra Mundial Grass los resume en undiálogo imposible: Ernst Jünger y Erich MaríaRemarque se reúnen a hablar en los sesenta de loocurrido medio siglo atrás. Sin novedad en el fren-te fue la novela del horror en las trincheras, elasesinato por orden, el embrutecimiento que nocancela el miedo a la muerte; el libro del pacifi-cismo y la esperanza de que nunca más volvería a

El siglo de Günter GrassARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO :: POR JOSÉ EMILIO PACHECOPOR JOSÉ EMILIO PACHECOPOR JOSÉ EMILIO PACHECOPOR JOSÉ EMILIO PACHECOPOR JOSÉ EMILIO PACHECO

haber matanzas semejantes.Contra Remarque se levantó Jünger. En tor-

mentas de acero fue el canto de “la alegría objeti-va por el peligro, el impulso caballeresco de arros-trar el combate”, toda la retórica en fin con queHitler movilizó de nuevo a la juventud alemana.La clave de esta conversación, que jamás tuvo lu-gar y es el privilegio imaginativo del novelista,radica en el empleo de la ciencia y la tecnologíapara multiplicar los poderes de la muerte.

El mismo inventor de los fertilizantes que hanpermitido alimentar a la creciente humanidadpuso los gases al servicio de la destrucción. El gasde cloruro corroe y quema los pulmones que sonvomitados a pedazos. Le respondió el gas mostazacontra el que fueron inútiles las máscaras. Losingleses encontraron un depósito de este gas y loutilizaron contra los alemanes.

Unas de sus víctimas fue “el cabo más impor-tante de todos los tiempos”. En el hospital AdolfHitler decidió ser político. Sin los gases de las trin-cheras, aún más aterradores que los lanzallamasy las minas antipersonales, no hubieran existidoel Zylon B de las cámaras de exterminio ni el na-palm ni el agente naranja.

Larga noche de este siglo

Siguieron la epidemia de gripe de 1918 que exter-minó a tantas personas como la guerra, el brutalcastigo a Alemania, la inflación en que un dólarllegó a costar 20 mil millones de marcos, el de-sempleo, el ejemplo de Mussolini, el movimientopopular con fondos del gran capital. A juicio deIgnacio Silone, el fascismo es la contrarrevolucióncontra una revolución que no ocurrió nunca.

Entre el cine, los bailes norteamericanos, laradio de galena, el desempleo, el sistema Ford deechar a los obreros y contratar por poco tiempomano de obra no calificada, el modelo de la cadenade montaje que fue el principio operativo tomadode los mataderos de Chicago y empleado en lasfábricas de muerte en Auschwitz, Hitler llegó alpoder. Hubo trabajo en las grandes autopistas.

FGunther Grass.

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SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015 LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 55555

Hubo rearme que los aliados permitieron con lacerteza de que Alemania era un valladar contraStalin y la Unión Soviética.

Hubo el sueño de un reich, un reino, un impe-rio, que duraría mil años e iba a ser impuesto almundo entero. Hubo los grandes triunfos inicialesy después las retiradas (en el vocabulario de losinformes oficiales, “rectificaciones de frentes”).Y hubo “la noche de los cristales rotos”, la perse-cución, los campos que primero concentraron yluego asesinaron en masa. Las ciudades alemanasfueron reducidas a escombros por los bombar-deos. El sueño hitleriano terminó en las ruinas deBerlín, el suicidio en el búnker y luego la particiónde Alemania.

Auschwitz y después

En vez del diálogo entre Remarque y Jünger, Grasshabla de la Segunda Guerra Mundial en formaoblicua a través de la reunión en 1962 de antiguoscorresponsales de guerra. Si Hitler hubiera des-truido al ejército británico en Dunkerke, si la in-vasión a la URSS hubiera comenzado unas sema-nas antes, si hubiera estado lista la bomba atómicanazi... Las conversaciones prueban una sola cosa:En la historia no hay “sí hubiera”. Lo que pasó hapasado y ya nada puede modificarlo.

talismo alemán mediante la guerrilla urbana yson asesinados en la cárcel. Otros aman por so-bre todas las cosas a los automóviles, grandesprotagonistas de este siglo. Los gases del escapeoriginan la muerte de los bosques. El terror de laGuerra Fría, la destrucción nuclear, no sucede,pero las emanaciones de Chernóbyl contaminany envenenan los campos.

Metamorfosis del horror

El muro cae en 1989. El “socialismo real” se des-ploma. Y no sigue la libertad de la opresión poli-ciaca, el miedo a los gulags, el torpe y a la postreineficaz espionaje de la Stasi, la policía secreta,sino el horror económico, la entrada en la forta-leza europea de las víctimas del colonialismo, losataques a los inmigrantes, los cabezas rapadas,la miseria más grave que nunca y la riqueza infi-nita de unos cuantos que se llevan al mundo en-tre las patas de sus ganancias y preparan quiénsabe cuántas nuevas catástrofes. El terror se abre

paso de nuevo y ahora está en todas partes.Los Balcanes y Chechenia muestran que no

todas las guerras por venir serán fuegos artificia-les de CNN para consumo y diversión en la sala oel dormitorio. Así como existen los medios paraacabar con la miseria, hay también la forma decrear otra humanidad inhumana de clonados.Pero frente a Dolly y su descendencia, en los ca-minos devastados por la lluvia ácida y el efectode invernadero, Grass ve que todavía se ven re-baños de corderos reales conducidos por unaoveja real.

Mi siglo demuestra en los hechos narrativoslas palabras del discurso de Grass en Estocolmo:“En definitiva, la novela de todos nosotros debecontinuar. E incluso aunque un día no se escribao pueda escribirse o imprimirse ya, cuando no sedisponga ya de libros como medios de supervi-vencia, habrá narradores que nos hablarán al oído,devanando otra vez las viejas historias: en vozalta o baja, jadeante o demorada, a veces próxi-ma a la risa y a veces próxima al llanto”.

El mano a manoentre Grass y RulfoCRÓNICA :: JESÚS ALDABI OLVERACRÓNICA :: JESÚS ALDABI OLVERACRÓNICA :: JESÚS ALDABI OLVERACRÓNICA :: JESÚS ALDABI OLVERACRÓNICA :: JESÚS ALDABI OLVERA

l fallecido Nobel de Literatura alemán, Gün-ter Grass, tenía un especial aprecio y admi-ración por Juan Rulfo y su obra.En diversos libros y artículos de prensa exis-

ten anécdotas sobre comentarios elogiososque el autor de El tambor de hojalata hicieradel escritor más traducido de México.

Entre todas las anécdotas, destaca el “manoa mano” que Rulfo y Grass, tuvieron en 1982,a propósito del Festival Horizonte, celebradoen Berlín, y dedicado a América Latina.

Una crónica que aparece en el libro JuanRulfo: otras miradas, editado por la Funda-ción Juan Rulfo, da cuenta de la lectura con-junta “memorable por su intensidad” que losdos novelistas hicieron de manera alternadaen alemán y castellano de los cuentos “Luvina”,“Diles que no me maten” y “No oyes ladrar losperros” y tres cuentos de El llano en llamas.

Ante un público que abarrotó la Bibliotecadel Estado, Rulfo, quien contaba con 54 años,leyó de manera seca y con facetas de humor.Grass, nueve años menor, leyó con “dicciónemocionada” y con más “resonancia trágica”.

El punto cúspide de la sesión, de acuerdocon la crónica, fue la lectura del escritor ale-mán de “No oyes ladrar los perros”, que cortóel aliento a los asistentes.

El texto que aparece en Juan Rulfo: otrasmiradas, resalta que Grass haya abandonado“todo afán de notoriedad” y “preste su voz paradifundir ante el público alemán el mensajeinusual, dolorido y brutal de un maestro lati-noamericano en el arte de narrar”.

La nota Rulfo desde Alemania, publicadapor El Financiero en 2008, destaca una anéc-dota de Elena Poniatowska en la que el autorde Pedro Páramo pidió prestadas las antipa-rras de Grass para leer su discurso. Hechoaplaudido por los asistentes y destacado porla prensa.

En un perfil de Grass, escrito por OsvaldoBayer en 1999, titulado Perfil de un intelec-tual insobornable, alejado de la demagogia:Un celoso conservador de lo humano, se narra

cómo en esa ocasión Grass dijo a Rulfo:“Por usted aprendería español, para poder

leerlo en su original”.“Bueno, y por qué no aprende mexicano,

ya que está”, insinuó Rulfo.Grass y Rulfo se conocieron con anteriori-

dad precisamente en México.Guillermo Sheridan escribió para Letras

Libres en 2012 un texto titulado Juan Rulfoen el café. Ahí comenta de un encuentro en lalibrería El Ágora, que estaba en la avenidaInsurgentes, en el cual el alemán se precipitósobre Rulfo para lanzar frases, traducidas porla agregada cultural Eva María Schneider como“usted es mi maestro, Herr Rulfo, y vine aMéxico para conocerlo”.

Sheridan comenta que Rulfo examinabafijamente los bigotes de Grass y respondía:“Sankiu, sankiu...”

El Premio Nobel alemán fue también amigodel poeta Homero Aridjis, quien reveló en unaentrevista de este 14 de abril con El Especta-dor que Grass visitó en 1981 México a propó-sito del Festival Internacional de Poesía deMorelia, junto con otros escritores como elNobel sueco Thomas Tranströmer.

“Le entró pasión por un pescado endémico,el blanco de Pátzcuaro, que comía tres vecesal día; desayuno, comida y cena con apetitopantragruélico”, dijo Aridjis sobre Grass.

E

A partir de “1937”, cuando tenía diez años,Grass introduce entre sus narraciones algunasviñetas autobiográficas. Subraya así que no habladel mundo ni del siglo, tarea imposible, sino de suAlemania y de su propia vida. No hay concesiónalguna para nosotros los no enterados. Así, “1956”es otro encuentro ficticio ante la tumba de Kleistentre dos poetas que pronto van a morir y repre-sentan a las dos Alemanias. En ningún momentose dice que uno es Bertolt Brecht y el otro Gott-fried Benn. En cambio se identifica a los protago-nistas de la entrevista entre Paul Celan, el granpoeta del Holocausto, y Martín Heidegger, el granfilósofo que nunca supo deslindarse del nazismo.

La palabra violenta

Por su empleo magistral de la alusión y la elipsisel novelista logra comunicar la experiencia de loque fue vivir en Alemania y desde Alemania los54 años transcurridos a partir de Hiroshima yNagasaki. Los escombros, el hambre, el frío, lafundación de la otra Alemania, el triunfo de lospaíses derrotados en 1945 que se convierten engrandes potencias industriales y tecnológicas, larebelión de las piedras contra los tanques cuandonadie piensa que un día vencerán los que arroja-ban las piedras, el Volkswagen, los productosAdidas, la jaula de Eichmann en Jerusalén... Y enel vértigo de los hechos y las historias, Vietnam,la protesta contra la guerra, el 68, la invasión deChecoslovaquia, el placer de usar la palabra vio-lenta y los peligros de tener la razón o creer quese tiene la razón.

Es 1969. Hay una guardería para hijos de obre-ras controlada por la izquierda antiautoritaria.Una niñita ve por televisión la llegada a la luna yhace un dibujo infantil con la bandera de las barrasy estrellas. Los antiautoritarios exigen que seaborrada y la reemplace por una bandera roja.

El canciller Brandt se arrodilla en el sitio enque estuvo el gueto de Varsovia, arrasado por losnazis. Una muchacha no puede liberarse de la li-beración y de la inocente marihuana pasa a la he-roína y de la heroína a la muerte. Los miembrosde la Baaden-Meinhoff intentan derrocar al capi-

Los cuatro años de Mi sigloquese refieren a la primera GuerraMundial Grass los resumeen un diálogo imposible

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6 6 6 6 6 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015

anis el icono. La niña nacida en la Américaprofunda. La naturaleza desbordante. Lafeminista. La mujer inteligente, lectora em-pedernida y cantante de talento indiscuti-ble. La persona que, como sucedió a tantas

en los años sesenta, cayó en la heroína y el alco-hol. Una vida intensa zanjada a los 27 años. Unenorme pedazo de historia de la cultura estado-unidense. Todo eso fue la eterna Janis Joplin, a laque el realizador canadiense Jean-Marc Vallée vaa llevar al cine, en un biopic protagonizado porAmy Adams. ¿El título de la película? Get it whileyou can, en referencia al corte final de Pearl, elúltimo disco grabado por Janis, que se publicó atítulo póstumo.

El proyecto, que se lleva gestando desde 2010y tiene fecha de presentación en 2016, se perfilacomo un reto, no sólo por la amplia gama de mati-ces que presenta el personaje, sino por la ingentecantidad de material que los guionistas, Ron yTeresa Terry, deberán manejar para llegar a buenpuerto. Y es que hoy se pueden rescatar cerca de22 biografías escritas en inglés y 16 en otros idio-mas. La abundancia nos da una idea de la cantidadde personas cercanas a la artista –críticos musi-cales, colegas de banda y de carretera, amantes,amigos, su hermana y hasta un forense– que hanseguido exprimiendo el mito para hacer negocio.La sensación es la de una violación de la que todossomos cómplices.

En cuanto al material fílmico, sólo se ha roda-do una película de ficción, La rosa, donde BetteMidler hizo una interpretación magistral. Afortu-nadamente también existen numerosos documen-tales que nos muestran, a través de entrevistas,grabaciones en estudio y actuaciones en directo,un perfil bastante aproximado de la cantante ydel icono que ella misma creó. De todos ellos, yaunque la mayoría se sirvan de las mismas escenas,el más completo es Janis, the way she were, diri-gido por Howard Alk en 1974. Es remarcable que,de todas las secuencias que hoy podemos disfru-tar, no se puede extraer la imagen de una víctimao un alma atormentada. Al contrario, es difícilencontrar una Janis llorosa o desvaída; lo quepredomina es la fuerza vital, la intensidad y, esosí, una desnudez emocional casi obscena (decíaMick Jagger que “no hay mucha diferencia entrehacer strip tease y ser músico de rock and roll”).Incluso cuando Janis exhibe su natural tempera-mento melancólico, lo hace siempre con una son-risa y a veces con una carcajada más transgresoraque sarcástica.

América profunda

Para entender el fenómeno Janis es necesariosituarse en los años cincuenta y en la América pro-funda; en el Estado de Texas, concretamente enPort Arthur –uno de los vértices del triángulo deloro–, en la frontera con Luisiana, donde el petró-leo sustentaba el american way of life, el estilo devida americano, y donde la segregación era in-controvertible.

Ahí nació y creció Janis, que habría sido unaadorable maestra de escuela de no ser porque, alllegar la adolescencia y experimentar los cambiosinherentes a ella, empezó a ser víctima de lo quehoy conocemos como acoso escolar: eso que noscuentan en los telefilmes estadounidenses, dondeuna chica no es nadie si no forma parte del club deanimadoras.

En estos casos, una tiene dos opciones: pasar

Larga vida a Janis JoplinRESEÑA RESEÑA RESEÑA RESEÑA RESEÑA :: ELa fuerza vital, intensidad, alma y desnudez emocional de la emblemática cantante estadounidense regresan, esta vez al cine. Un ‘biopic’, que tiene comofecha de presentación 2016, repasa la vida melancólica y transgresora de una mujer clave en la historia del blues. POR CARMEN ORDÓÑEZPOR CARMEN ORDÓÑEZPOR CARMEN ORDÓÑEZPOR CARMEN ORDÓÑEZPOR CARMEN ORDÓÑEZ

J

desapercibida o plantarle cara al asunto. El pro-blema es que hay personas, como Janis, que nopueden ocultarse. Es su naturaleza. Son esa clasede gente que de manera accidental se encuentranen el ojo del huracán de cualquier incidente sinhaberlo provocado, pero que, una vez ahí, soncapaces de asumir los riesgos y llegar hasta el lí-mite de sus consecuencias, que ella misma definíacomo “los límites extremos de la probabilidad”.

Feminismo vital

Así que Janis se acostumbró a circular por su ciu-dad siendo señalada por todo el mundo, en lo quesupuso un entrenamiento para lo que vendría des-pués. Su negativa a mostrar la imagen que de ellareclamaba su entorno y su desaliño no exento decierta elegancia venían refrendados por la convic-ción de que la vestimenta, al fin y al cabo, solo esútil para cubrirse, y basta. Con ello, prefiguraba lademolición de la feminidad asociada a las chicasde peluquería y maquillaje, algo de lo que haríabandera después el movimiento feminista.

Janis, que exhibía un feminismo más vital queideológico, ya iba sin sujetador antes que otras loquemaran en público, pero tanto ella y sus cofra-des como sus predecesores ideológicos, los beat-niks, sentían una profunda aversión por los mo-vimientos. De hecho, no fueron conscientes desu propia influencia hasta que, en el verano de1967, las calles de San Francisco se llenaron dejóvenes que querían vivir como ellos.

Y no es que el ambiente de Haight-Ashburyfuera proclive al feminismo; de hecho, era bas-tante sexista. Incluso entre los miembros másprogresistas de la comunidad, las tareas comocoser, fregar o cuidar de la casa y de los niñoseran cosa de mujeres. La propia Janis, que siem-pre se sintió incapaz de manejar su propia vidadoméstica, pedía ayuda a las amigas para ello enlos periodos en que vivía sola.

Desde la aparición de la píldora anticoncepti-va y hasta el despegue del feminismo, las mujeres

estaban sexualmente disponibles, pero aún nohabían adquirido peso político como feministas.Así, en lugar de erradicar la desigualdad sexual,el amor libre sirvió solo para darle una falsapátina contracultural.

Soledad y adicciones

Es cierto que algunas mujeres han alimentadocon fervor el mito de la fragilidad de Janis; a lamayoría de los hombres, las chicas como ellasencillamente les dan miedo. Y una sensaciónsemejante –peligrosa, arriesgada, aterradora–es la que recuerdan de ella otras mujeres del rockcuando la veían actuar.

Y puestos a llegar a lugares comunes, vienesiendo ya hora de desmontar la idea de que Janisera lesbiana. Simplemente disfrutaba de una se-xualidad intensa que no necesitaba definir, sinoejercer con unos y otras. En cuanto a sus rela-ciones con los hombres, ella expresaba en públi-co y sin pudor que son “la zanahoria que le ponenal burro para que ande”. Su vida sentimental eratan desastrosa como cabía esperar de una mujerde su tiempo y con sus convicciones. Si las vidasfamiliar y profesional son difícilmente concilia-bles para las mujeres aún hoy, la posibilidad deque un hombre compartiera vida y carretera conuna estrella del rock era entonces bastante re-mota. Por eso probablemente no es de extrañarque Janis se planteara en alguna ocasión volveral redil de Port Arthur y dejar de ser ella misma.

En su ansiedad, Janis estaba tan enganchadaal escenario como a cualquier otra de las drogascomunes; necesitaba la conexión con el públicoconstantemente, como si tuviera en su alma unpozo, un enorme agujero, difícil de colmar: “Enel escenario hago el amor con 25 mil personas, ydespués me voy a la cama sola”, decía.

Parecer ser esta la raíz de muchas adicciones.Janis empezó a abusar de la heroína para com-pensar la bajada después del concierto. Cuandoquiso dejarlo, tuvo que equilibrar esa desintoxi-

Janis Joplin durante uno de sus conciertos.

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SÁBADO 30 DE MAYO DE 2015 LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 77777

GuarapetaA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

Y no me gusta el vino ni la cerveza ¡pero mehe puesto cada guarapeta que cállese la boca!Frase de la novela Los Hijos de Sánchez, deOscar Lewis

n Taretan, cerca de la población de Urua-pan, se encuentra un ingenio azucarero. Ellugar es boca de tierra caliente. De esosámbitos donde la pasión se siente y en oca-siones arrebata, donde abunda el agua, la

vegetación es exuberante y la plaza un remansode frescura; antesala de una serie de casonas deadobes y teja que guardan tradiciones añejas yregocijantes. En uno de esos recintos probé el sig-nificado de una de esas palabras que a veces unousa sin remojar en conciencia.

Al fondo de la finca, bajo un tejaban, residía unaparato de engranes, tornos y maderos oblongosapelado trapiche. Unos mozos lo hacían girar cualcarrusel de donde brotaba un líquido extraído detenaces varejones. Lo que se derramaba en unacubeta era el jugo de la caña.

—Fresco, ¿verdad, muchacho?, pero verás oraque te traigamos el que apartamos hace tres días.Nomás que has de guardar cordura, no vayas aga-rrar la guarapeta— me dijo amablemente el viejoanfitrión de la tertulia a la que nos había convida-do un bardo y campechano periodista.

“¿Guarapeta?, ¡claro!”, así decíamos en el Dis-trito Federal cuando algún bato se ponía muy lococon alcohol. Y mira donde vine a descubrir dondese exprimían tales palabrejas: en Taretan, en untrapiche, de donde vertía el jugo que se fermenta-ría para convertirse en el guarapo con el que losprimos, acá, se ponen las guarapetas.

Es como embriagarse, ahumarse, ponerse pedo,achisparse, mamarse, tajarse, empinar penca, in-toxicarse, coger curda, agarrar cogorza, colgarsede la botella, emborracharse, agarrar el cuete,soplarse, ajumarse, pillarse, alumbrarse, alcoho-lizarse, entromparse o… chingarse.

ELa advertencia fue única, acomedida y expedi-

ta, el anciano agregó que encontraría la bebidamuy fresca, dulce, suavecita y excitante.

—No se fie, joven, ni de mis sobrinas ni de estaembaucadora —insistió echándole una mirada re-criminatoria a la joven pelirroja de contundentespechos que ya me perfilaba gestos maliciosos mien-tras se echaba un trago largo y desvergonzado.

Pero nadie experimenta en cabeza ajena. Cuan-do menos lo pensé ya me había encaramado cincovasos del menjurje.

—¡Éjele! —Andaba muy animoso, bailandosonecitos abajeños y norteñas pegaditas con lamorra calentana. Apenas recuerdo que mis labiosprobaron el guarapo de sus labios antes de oír laúltima carcajada de la noche.

Al otro día, cuando el sol comenzó a chamuscardespojos de mi dignidad, no supe qué me dolíamás: la cabeza, los reclamos de don Gregorio o elcorazón. Olga, la muy bermeja, desde el portal dela cocina seguía deshaciéndose de risa, cómplicede sus primas.

LA NOTA, LA RECETA O EL REMEDIOLos primeros lugares de consumo mundial, notas,literatura, tratados, encuestas y estudios sobre elalcoholismo en México proceden en historia. LaBiblioteca Hispanoamericana Septentrional, deJosé Beristáin de Souza, incluye un listado debebidas cuyo consumo excesivo, durante elVirreinato, ameritaba juicio privativo.

He aquí nombres de las delicias de la época(el texto original incluye los ingredientes decada una): pulque, aguardiente, vinqui, charape,excomunión, coyote, mezcal, mantequilla,bingarrate, mezcaloca, charangua, chilocle,chamuco, chapalotle, guarapo, nochocle, obo,tepache, ostoche, cuachan, quebranta huesos,tejuino, yagardica, iliztli, chinguirito, resoli,tecolio, sendecho, timbirichi, zambudia, tecuin yguarape; sólo por citar algunas.

cación con la bebida: sólo entonces se dio cuen-ta de que era alcohólica.

La voz y el estilo

Janis era una mujer inteligente, lectora voraz,y con un talento indiscutible. Tal vez el talentose hace patente cuando el que lo posee se dacuenta de que no sabe o no puede hacer otracosa; y ella lo supo al instante. Si bien en susinicios se sentía cómoda en el folk, enseguidaempezó a imitar la voz de algunas vocalistasde blues, como Odetta, incorporando sus re-gistros vocales. En cualquier caso, siempresiguió siendo fiel a las raíces de la música po-pular de su tierra: sus mayores éxitos fueronversiones de clásicos americanos (“Summer-time”, de Gershwin; “Ball & chain”, de BigMama Thornton; “Piece of my heart”, de ErmaFranklin) cocinados con la misma receta, des-menuzando los temas para recomponerloshaciéndolos propios.

Su voz camaleónica era paradigma de supropia personalidad. No sólo utilizaba dosregistros perfectamente identificables, sinoque, en vivo, los acompañaba con la interpre-tación de la chica buena / chica mala que am-bos sugerían. En los directos puede observarsecómo se sirve a veces de un monólogo que lanzaal público para cambiar de uno a otro. Esto,además de una estrategia muy astuta, era frutode sus propias contradicciones vitales.

En directo, no se encuentran dos interpre-taciones iguales; en el estudio, la más recienteentrega discográfica, del año 2012 y que reco-ge las sesiones de grabación de Pearl, nosrevela en cada toma una versión distinta delmismo tema.

La carrera musical de Janis estuvo sometidaa altibajos, siendo su primer periodo, con laBig Brother & The Holding Co., el más auténti-co, y el último, con la Full Tilt Boggie, el máscomercial. En plena cresta de la ola, Janis quisodarse una fiesta privada, pero la heroína quele pasaron era demasiado pura. No fue unasobredosis: ese mismo fin de semana hubo almenos seis víctimas del mismo producto queella se inyectó. Y con este accidente, Janis pasóa engrosar la lista de cadáveres exquisitos conapenas 27 años.

Janis tendría hoy más de 70. En clave deficción, de haber seguido respirando el airecontaminado de Port Arthur, quizá ya habríamuerto de cáncer. Pero de seguir viva, quizála encontraríamos en la lista Falciani. ¡Cosasmás raras se han visto! Por eso, a pesar de loque nos hemos perdido de su voz y su talento,me quedo con el cadáver exquisito.

Janis Joplin

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Crímenes ocultos: cuando el paraísonos decepciona

Dirigida por Lisandro Alonso, Jauja (Argentina,Dinamarca-Francia-México-EU-Alemania-Brasil-Holanda, 2014) es una película soporífera, endonde lo único que vale la pena es la fotografíaque retrata hermosos paisajes situados en laPatagonia.

La película cuenta la historia de un ingenierodanés llamado Dinesen (Viggo Mortensen) que hasido reclutado por el gobierno argentino paraayudar a su milicia durante la guerra con los indí-genas de la región —una zona complicada que todolo devora— en el siglo XIX. La situación del pro-tagonista da un giro inesperado, no a causa de laguerra sino de la decisión de su hija adolescenteIngeborg (Viilbjørk Malling Agger), quien se es-capa con un soldado raso. Denisen emprende unabúsqueda frenética, en una zona más allá de la ci-vilización, que parece ser un lugar mítico, pero almismo tiempo de perdición.

Al parecer, Alonso es fanático de los silenciosy los tiempos muertos, que en ciertos momentosdeberían llevarnos… ¿a la reflexión? Claro, si enla película pasara algo relevante, seguramente losespacios en blanco de su cinta serían sumamenteenriquecedores. Pero la realidad es que en 80%de la cinta no pasa nada. Se entiende la desespe-ración del padre ante la pérdida de su hija en unparaje que parece devorarlo todo, pero tanta pau-sa, tanto silencio… nos hace perder interés en lospersonajes.

La cinta dura una hora 50… bueno, pues du-rante los primeros 40 uno quiere sacarse los ojos.La hermosa fotografía no es suficiente para man-tener nuestra atención, como tampoco lo son lasactuaciones de los histriones, que van careciendocada vez más de fuerza conforme pasa el tiempo ysus diálogos se pierden en la inmensidad de lanada.

Jauja, que por cierto representa un paraíso endonde los hombres pueden vivir sin trabajar, esuna cinta que disfraza el aburrimiento con pre-tensión e ínfulas de genialidad.

Jauja es sólo un enorme vacío.

“El año más violento”:entre la pasión, los sueñosy el crimen organizado

Dirigida por J. C. Chandor, El año más violento(A most violent year, EU-2015) es un filme estru-jante, donde un hombre honrado lucha por man-tener a flote su negocio en Nueva York, gobernadapor el crimen.

Abel Morales (Oscar Isaac), inmigrante puer-torriqueño que posee una empresa dedicada avender combustible para calefacción, comienzaen 1981 a padecer las consecuencias de la delin-cuencia organizada cuando sus camiones comien-zan a ser asaltados.

Al parecer su enemigo es muy fuerte, pues lapolicía está atada de manos. Pero no sólo eso: re-sulta que la justicia ha puesto los ojos en la pro-piedad de Abel, y no precisamente para atrapar alos malos, sino porque ya desde el pasado la em-presa presenta algunos problemas contables re-lacionados con evasión fiscal debida a su suegro.

Además, resulta que el sindicato al que perte-necen los conductores de los vehículos presionapara que éstos vayan armados, lo cual podría sermortal para la empresa.

Todo se complica cuando efectivamente uno

de ellos, Julian (Elyes Gabel), usa un arma paraevitar ser robado, hecho que se asienta en el re-porte policial…

Hasta cierto punto, la cinta provoca indigna-ción porque es capaz de reflejar la tremenda in-justicia que el empresario está viviendo: el siste-ma parece estar en su contra, no obstante la vo-luntad, perseverancia y astucia de Abel para man-tenerse a flote. Y más debido a que su mujer Ana(Jessica Chastain) entorpece sus acciones con al-gunas mañas que podrían meterlos en problemascon la ley.

La situación de Abel recuerda la inseguridad y

corrupción que se padece en varias ciudades denuestro país, toda proporción guardada, por su-puesto.

Lo negativo: conforme pasa el tiempo, la pelí-cula se va volviendo un poco lenta, los hechosdisminuyen en favor del diálogo, y por momen-tos se torna más pesada.

En el balance final, El año más violento es unacinta profunda e intensa, capaz de mover nues-tras emociones y hacernos reflexionar sobre laintegridad y la pasión que lleva al ser humano alcumplimiento de sus deseos, pero también dearrastrarlo a la ruina.

De crímenes y años violentosRESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS :: Cine y televisión. POR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCE

Escena de Jauja, con Viggo Mortensen y Viilbjørk Malling Agger.

Cartel promocional de El año más violento, de J. C. Chandor.