Leopoldo+Bartolome Sobre articulación social nuevamente

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    SOBRE ARTICULACIN SOCIAL, NUEVAMENTEHISTORIA Y PROYECCIONES DE UN CONCEPTO

    Leopoldo Jos Bartolom

    Universidad Nacional de Misiones

    No nos une el amorsino el espantoser por esoque la quiero tanto

    Jorge Luis Borges

    Introduccin: pequea historia inconclusa

    Me piden que trate de reconstruir la historia de un concepto que se caracteriza poruna peculiar ambigedad, lo que no sera raro en una ciencia que se caracteriza por el uso

    frecuente, y a veces hasta fructfero, de las ambigedades. Y esa ambigedad nace del

    hecho de constituir al mismo tiempo un notable fracaso y un llamativo xito. Hablo de un

    fracaso porque este concepto no ha tenido, dentro de mi conocimiento, continuidad y

    desarrollo dentro de la antropologa argentina y menos an en el plano internacional. Muy

    pocos autores lo han utilizado consistentemente bajo su denominacin de origen, aunque

    s muchos lo han aludido (y eludido) de manera indirecta o parafraseando su denotata, tal

    vez por temor a recibir el aborrecido mote de "estructural-funcionalista" con que nuestros

    colegas se han amenazado por largo tiempo. Por otro lado, el concepto en s mismo se

    muestra particularmente apto para denotar procesos que hoy en da estn en boga y sesitan en el centro de la reflexin antropolgica y de las ciencias sociales en general.

    Quizs ha llegado la hora de rescatarlo del olvido o de las sombras vergonzantes, en estos

    tiempos en que, como espero, la tan denostada "muerte de la antropologa" anunciada por

    Reynoso (1992), anuncie en realidad el crepsculo de la infeccin new age sufrida por

    nuestra disciplina.

    Hace poco ms de 22 aos (julio de 1974), en tiempos no muy propicios para la

    antropologa argentina, nuestra recordada Esther Hermitte, en ese entonces investigadora

    del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Torcuato Di Tella, impuls la

    realizacin de una primera reunin de quienes, an sin reconocerlo explcitamente, estbamos trabajando sobre procesos de articulacin social. Esa reunin, que se esperaba

    llevar a cabo en el local del CIS, tena, entre otras finalidades, la de explorar la posibilidad

    de constituir un Grupo de Trabajo permanente dentro del Consejo Latinoamericano de

    Ciencias Sociales (CLACSO). Consecuente con su poca, la reunin se concret en

    Ponencia preparada para la Reunin "De la Articulacin Social a la Globalizacin en la

    Antropologa Latinoamericana. Homenaje a Esther Hermitte." Centro de Antropologa Social del

    Instituto de Desarrollo Econmico y Social. Buenos Aires, 15 al 17 de agosto de 1996.

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    pgina 2Sobre Articulacin Social, Nuevamente

    medio de la crisis que caus en la sociedad argentina la muerte del General Pern, hecho

    queoblig a trasladar las sesiones al departamento de Esther y a arduas gestiones diarias

    para conseguir vituallas para los participantes, especialmente para los sorprendidos

    extranjeros. Participaron en la misma, adems de la Dra. Hermitte y del autor de esta

    lneas, Eduardo P. Archetti, Roberto Cardoso de Oliveira, Luis M. Gatti (tambin

    desgraciadamente ya fallecido), Sidney Greenflield, Beatriz Alassia, Carlos A. Herrn,

    Elmer Miller, Jos Pereira, Roberto Ringuelet, Kristi Arme Stlen, Amold Strickon,

    Hebe Vessuri y Scott Whiteford. Presentaron trabajos en ausencia Blanca Muratorio y

    Kenneth Ackerman. Constituye un enorme placer para m y un testimonio de la "dureza"

    de la especie antropolgica, el hecho de que muchos de los nombrados estn hoy

    presentes aqu.

    A pesar de las vicisitudes por las que tuvo que atravesar, esta primera reunin

    fue sumamente exitosa y productiva. Como resultado de la misma se constituy

    formalmente el Grupo de Trabajo sobre Procesos de Articulacin Social, el cual fue

    incorporado a CLACSO en noviembre de 1974. Asimismo, en 1977 la Editorial

    Amorrortu public un volumen compilado por Esther Hermitte y por quien escribe,

    conteniendo todos los trabajos presentados a esa reunin (Hermitte y Bartolom, 1977).

    Este libro, ejemplo de diversidad ideolgica y basado en trabajos de campo realizados o

    en curso en varios lugares de Amrica Latina, fue, sin embargo, hecho retirar de

    circulacin por las autoridades de la ltima dictadura militar argentina, y es,

    actualmente, difcil de hallar. Menciono este hecho, no por su excepcionalidad, sino

    porque demuestra que loque se pretenda erradicar no era cierto anlisis ideologizado o

    propagandstico, sino todoanlisis basado en el examen crtico de la realidad social.

    La segunda reunin del Grupo de Trabajo tuvo lugar en Quito, Ecuador, en

    noviembre de 1975. La misma se concret gracias al incesante esfuerzo de Esther

    Hermitte y al apoyo brindado por el -en ese entonces- Secretario General de CLACSO,

    elDr. Francisco Delich, y como sede anfitriona a la Pontificia Universidad Catlica de

    Quito, amable y surrealista institucin presidida en esos tiempos por un Jesuita-Zen, el

    Padre Vinicius Rueda, capaz de entrar en estados catalpticos para controlar crisis

    cardacas y resucitarse a continuacin. Con algunas ausencias, los participantes fuimos

    bsicamente los mismos, pero el tradicional faccionalismo latinoamericano sembr

    disidencias que, si bien estaban lejos de ser sustantivas, debilitaron al Grupo y causaron

    su extincin en corto plazo. Tanto es as, que el volumen que debera contener los trabajos

    presentados a esta segunda reunin nunca fue publicado. Si bien algunas de esas

    contribuciones fueron oportunamente publicadas individualmente, el trabajo grupal se vio

    interrumpido y, si no me equivoco, mi artculo sobre el concepto de articulacin social

    (Bartolom, 1980) fue de alguna manera el "canto del cisne" de estos intentos por dotar de

    generalidad y operatividad al concepto.

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    pgina 3Sobre Articulacin Social. Nuevamente

    Articulacin social: una aproximacin

    Los versos de Borges que encabezan esta ponencia, adems de constituir buena

    poesa, iluminan uno de los acuerdos subyacentes a las diversas posiciones a las que

    adheramos quienes tratamos de desarrollar el concepto de articulacin social, viz, el que

    la conectividad social no implicaba necesariamente homogeneizacin y que en seno del

    mismo antagonismo poda residir la conjuncin. En la "Introduccin" al volumen

    publicado por Amorrortu, se especifica que el foco estaba colocado sobre "los

    mecanismos conectivos que funcionan entre los distintos componentes de un sistema

    social y que canalizan la transmisin de la accin social y la circulacin de bienes y

    servicios", y que especficamente se procuraban analizar "procesos conectivos que no

    implicaban necesariamente una prdida de atributos diferenciales entre las unidades

    consideradas, es decir, procesos cuya resultante no fuese por fuerza la homogeneizacin"

    (Hermitte y Bartolom 1977: 10).

    Partiendo de una concepcin muy amplia de los procesos articulatorios, las

    contribuciones al volumen de referencia, procuraban identificarlos y caracterizarlos ya sea

    desde una perspectiva sistmica, i.e., enfatizando en las relaciones entre unidades y/o

    niveles, como de una centrada en los actores y sus marcos situacionales. Entre las

    primeras pueden ser incluidas las contribuciones de Archetti y Stlen, Miller, Hermitte

    y Herrn, Cardoso de Oliveira, Vessuri, Ackerman y Bartolom, mientras que en la

    segunda perspectiva se ubican los trabajos de Whiteford, Strickon, Muratorio y, aunque

    con ciertas peculiaridades, el de Greenfield.

    Los miembros del Grupo de Trabajo provenamos de horizontes terico-

    ideolgicos muy variados, que iban desde variedades del marxismo hasta enfoques

    interaccionistas y centrados en el actor, pasando por versiones heterodoxas del

    estructural-funcionalismo anglosajn. Empero, coincidamos en la incomodidad que nos

    producan los determinismos extremos y las perspectivas excesivamente estructuradas de

    la vida social. De todas maneras, y sta es una opinin puramente personal, supongo que

    podramos ser encasillables en una categora que fue muy popular en la jerga poltico-

    acadmica de los setenta: la de "cientificistas." Qu era un cientificista en el contexto de la

    poca? En trminos generales, era alguien que no crea en la primaca absoluta del

    voluntarismo poltico, que consideraba que los datos empricos deban validar o invalidar

    las teoras y no servir meramente como ilustraciones o ejemplos, y que pretenda aplicar al

    anlisis de la realidad las categoras y mtodos de alguna manera validados por la

    comunidad cientfica internacional. No pretendo que todos mis colegas concuerden con

    esta definicin ni menos an que se consideren incluidos en la misma, pero considero que

    la misma de alguna manera refleja el contexto en que surgi el concepto, y que contribuye

    a entender sus relativamente escasas repercusiones a pesar del xito inicial. A riesgo de

    caer en la fcil afirmacin de que los tiempos no estaban maduros, lo cierto es que la

    "marea" intelectual en la Argentina iba en otra direccin, como intentar mostrar ms

    adelante.

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    pgina 4Sobre Articulacin Social, Nuevamente

    Retornando al concepto de articulacin social propiamente dicho, en el artculo

    de mi autora al que ya he hecho referencia (Bartolom, 1980), y presentando mi propiopunto de vista antes que algn consenso grupal, se seala la necesidad de centrar el

    anlisis en el propio tejido conectivo de la sociedad antes que en sus unidades

    constituyentes (p. 276). Esta perspectiva remite necesariamente a una concepcin

    dinmica, procesual, de la vida social, ya que son los procesos los que hacen que unsistema social sea un todo diferente a la sumatoria de sus partes. Si bien en el citado

    artculo se intenta una tipificacin de los procesos de articulacin social, considero que su

    verdadera contribucin radica en la identificacin de la dinmica social antes que de la

    stasis como el factor que ontolgicamente "crea" lo social. Aunque en forma embrionaria

    y no suficientemente desarrollada, se postula que es el cambio, la inestabilidad y los

    flujos de intercambio, los que otorgan sistemicidad a los sistemas. En otras palabras, la

    conectividad no es simplemente la forma en que estn conectadas entre s las partes de un

    sistema, sino que construye y mantiene el sistema.

    Estas ideas estaban de alguna manera implcitas en mi artculo de 1980pero, por

    una razn u otra, no los desarroll en mis trabajos posteriores. Con la ventaja que dan

    ms de una dcada y media transcurridas, puedo acusarme de cierta cortedad de miras que

    no me permiti ver la real importancia del tema ms all del nivel de las proposiciones

    tericas de rango medio.1 En segundo lugar, mi insatisfaccin con las perspectivas

    excesivamente estructuradas del marxismo y del estructural-funcionalismo, no me haban

    llevado ms lejos que un fuerte inters en la teora de los sistemas. Careca, por lo tanto,

    de un marco referencial ms amplio que me permitiese reconocer la verdadera

    potencialidad del concepto de articulacin social. Ello result que el mismo permaneciese -

    -al menos en mis formulaciones- como un concepto operacional casi puramente

    descriptivo, generador de un continuum que tena un polo en la articulacin adaptativa y

    otro en la integracin, con un punto intermedio en lo que denomin "contradiccin

    dialctica". Mi artculo terminaba con una cita a Lewis Carroll que no puedo resistir la

    tentacin de reiterar aqu:

    "Gatito de Chesire...Me diras, por favor,cul es el camino que debo seguir desde aqu.?

    "Eso depende en gran medida deadndequieres llegar", contest el Gato."Mientras me lleve a alguna parte no importa"agreg Alicia como una explicacin."Oh, esoocurrir con seguridad", dijo el Gato,"siempre que camines lo suficiente. "

    La verdad, a pesar de la reconocida sabidura del Gato de Chesire, es que no

    basta slo con caminar. Es necesario tener alguna idea de adnde uno quiere llegar.

    Lo antedicho concierne a mis errores y/o fallos, pero cabe preguntarse por qu el

    concepto de articulacin social tampoco ocup un lugar central en las obras de los dems

    participantes del grupo. An en el caso de Roberto Cardoso de Oliveira, quien continu

    1

    D

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    pgina 5Sobre Articulacin Social, Nuevamentee hecho, mi preocupacin central en esos tiempos era con la inadecuacin que adverta entre

    conceptos tericos y datos empricos, y particularmente con la futilidad e ineficacia con que las

    proposiciones de rango medio procesaban "hacia arriba" los datos empricos.

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    pgina 6Sobre Articulacin Social, Nuevamente

    desarrollando sus ya clsicos estudios sobre relaciones intertnicas, no puede encontrarse

    una utilizacin sistemtica del concepto, o si la hay, el mismo ha sido resignificadonotablemente. Puede deberse a un error de apreciacin mo, pero tampoco encuentro una

    continuidad de uso en los trabajos de los dems participantes, salvo en trminos muy

    amplios e incluso referenciados en otras problemticas.

    Buscar las explicaciones en la casi asfixia sufrida por la antropologa de raz

    emprica durante la dictadura militar argentina es factible pero no suficiente, ya que

    tampoco existi una continuidad entre los participantes extranjeros o, para el caso, entre

    los argentinos que se vieron forzados al exilio. A pesar de la desconfianza que siento

    hacia las explicaciones abstractas y difusas, creo que fueron los "vientos" de las modas

    intelectuales los que se llevaron (o eclipsaron por un tiempo) las posibilidades ofrecidaspor este concepto. Estas dos ltimas dcadas han conocido sucesivamente el predominio

    de escuelas fuertemente estructurales, como el neomarxismo y el estructuralismo francs,

    para pasar luego al maelstrm epistemolgico que sufri la antropologa a partir de que

    los "interpretativistas" abrieron la Caja de Pandora de los irracionalismos. La antropologa

    se volvi literatura -mala literatura la mayora de las veces- y el "explicar" dej de

    existir como categora de anlisis. La problemtica en la que se inscriba el concepto de

    articulacin social pareci "disolverse en el aire" frente a los embates de los solipsismos

    postmodernistas y de los ejercicios de vacuidad del "desconstructivismo". Pero la cada

    del muro de Berln y el colapso de los estados basados en la utopa comunista, no slo no

    signific "el fin de la Historia" pregonado por Fukuyama en su tan comentado como pocoledo artculo, sino que dieron lugar a una catarata de eventos que pusieron finalmente en

    evidencia la risible capacidad explicativa (o interpretativa, si se prefiere) de las ciencias

    sociales postmodernas.

    No pretendo convertir esta ponencia en un ataque al postmodernismo, pero s

    resaltar el hecho de que son los complejos procesos sociales que marcan el fin de este

    milenio, en conjuncin con el agotamiento del carnaval new age en la antropologa, los

    que generan condiciones propicias para una recuperacin del concepto de articulacin

    social. Como sola cantar mi hija Paula en su niez, "...el Mundo te va a pisar." Durante

    mucho tiempo permanec intrigado por el estribillo de esa cancin aparentemente sinsentido, aunque ahora creo que se refera -tal vez sin ser consciente de ello- a que el

    mundo se encarga de despertar bruscamente a quienes se empean en negarlo.

    Articulacin social en el contradictorio mundo de la globalizacin

    En vez de una apoteosis de la stasis y de un complaciente "vale todo" del

    ultrarelativismo postmodernista, el mundo contemporneo se presenta como ms

    complejo y contradictorio que el viejo mundo bipolar, con sus muchachos buenos de

    sombrero blanco y sus muchachos malos de sombrero negro. La globalizacin capitalista

    triunfa a nivel mundial pero los estados capitalistas centrales tienen un dudoso control del

    proceso. Unidades estatales se desintegran en favor de reivindicaciones nacionalistas que

    implementan sutiles o brutales formas de genocidios en contra de los "otros". Detrs del

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    pgina 7Sobre Articulacin Social, Nuevamentebrillo y del colorido de las manifestaciones culturales "alternas'', acecha el sediento

    cuchillo del degollador de nios. El subcontinente europeo marcha hacia un estadosupranacional, pero a sus puertas renacen entidades nacionales medioevales. En un

    mundo conectado por Internet y crecientemente influido por la realidad virtual de la World

    Wide Web, explotan las ltimas bombas psicodlicas de Timothy O'Leary y los rebeldes

    mayas chiapanecos, en harapos y con computadoras, burlan el cerco del ejrcito

    mexicano. Como dice la vieja maldicin china: "Que te toque vivir en tiempos

    interesantes."

    En este nuevo contexto mundial, una de las tensiones principales parece darse

    entre las fuerzas de lo que se ha dado en llamar "globalizacin" y las de la

    "diferenciacin." Las primeras derivadas del predominio del capitalismo como formaeconmica dominante a nivel mundial y al gigantesco desarrollo de los medios de

    comunicacin masi vos, para quienes las fronteras nacionales resultan transparentes, y que

    transforman en universales elementos y smbolos culturales locales (e.g., los westerns, el

    rock, lo de ha dado en llamarse "cultura juvenil", an los cdigos estticos de los dibujos

    animados japoneses, etc.). Las segundas, derivadas de un conjunto de factores difciles

    de encuadrar en una categora singular, pero que de alguna manera reivindican la

    "diferencia" frente a las tendencias homogeneizantes de la globalizacin. Las diferencias

    reivindicadas pueden ser de naturaleza tnica, cultural, social, nacional, o ideolgica, y si

    bien pueden inscribirse dentro de horizontes de significacin no slo distintos sino

    inclusive contradictorios (hasta qu punto puede existir empata entre un nacionalista serbio, uno checheno, un tutsi o un hutu, un zapatista?) producen inclusive "extraos

    compaeros de cama." De hecho, las fuerzas de la globalizacin son tan poderosas que

    hasta posibilitan eventos como la reciente reunin de "contraculturales" y desviantes de

    diversas culturas y pases, que tuvo lugar en la selva Lacandona de Mxico, convocada

    por los zapatistas a travs de Internet.

    Pero detrs de la apariencia catica de esta realidad se comienzan a percibir

    ciertos patrones. La gran mayora de los movimientos "neonacionalistas" se dan en

    regiones que antes pertenecieron a entidades estatales polinacionales y muy centralizadas,

    viz, ex-Unin Sovitica y Europa del Este, ex-Yugoeslavia, etc. Por otra parte, tambinllama la atencin las trayectorias diferentes de los dos movimientos poltico-tnicos que

    ms impacto han tenido en Amrica Latina en los ltimos tiempos: Sendero Luminoso en

    Per, y el Movimiento Zapatista del sur de Mxico. El primero, partiendo de una

    ideologa internacionalista, como el Marxismo, asumi la etnicidad como lenguaje

    principal y paraguas ideolgico, y termin agostndose en ese mismo caldo, al haber

    ignorado la existencia del Per actual, que ms all de las races de buena parte de su

    poblacin, no es ni cultural ni socialmente el Tahuantisuyo. El movimiento zapatista,

    ms all del origen tnico y cultural de algunos de sus dirigentes, se nutre

    fundamentalmente de poblacin de lenguas mayas que trascendi los lmites estrechos de

    la etnicidad localizada2,

    y que asumi un lenguaje y una simbologa universalistas,

    2 La selva Lacandona constituye un rea receptora de inmigracin campesina perteneciente a

    diversosgrupos (Izotziles, Zetzales, etc.), quienes debieron mezclarse y asumir una identidad ms

    amplia que las

    que los

    referenciaba

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    habiendo conseguido insertarse exitosamente (hasta el presente) en la "arena" poltica

    mexicana y manipular eficientemente apoyos internacionales.

    Qu nos estn sugiriendo estos hechos? En mi opinin, nos sugieren que estos

    procesos aparentemente caticos responden a un "atractor extrao"3 que trasciende el

    planteo de alguna manera ingenuo de una confrontacin entre la homogeneizacin y la

    diferenciacin, de lo universal versus lo particular, de las estandarizadas hamburguesas de

    MacDonald versus las variadas cocinas tnicas. Considero que las posibles causas para

    estos fenmenos nos estn remitiendo a nuestra misma concepcin de la naturaleza de los

    sistemas sociales. Por demasiado tiempo hemos estado atrapados (y tambin

    entrampados) en modelos analgicos4 que insistan en desgajar lo social del resto del

    mundo natural, atrevindose hasta lo "orgnico" en el estructural-funcionalismo, limitndose a lo lingstico-semntico en el estructuralismo francs, a los esquemas

    literarios en los anlisis de "textos", para no mencionar a quienes rechazan la existencia de

    toda estructura o consistencia sistmica de lo social. Ninguno de esos modelos ni las

    proposiciones derivadas de los mismos, permiti predecir o tan siquiera explicar ex postfacto, por ejemplo, la implosin de la Unin Sovitica.

    Sin embargo, los fenmenos mencionados adquieren una dimensin y una

    signifacin diferentes si los vemos desde la perspectiva de procesos propios de la

    dinmica de los sistemas apartados del equilibrio.5 En tales sistemas, su estabilidad y

    capacidad de autopoiesis, -i.e., capacidad de copiar o reproducir su estructura (Cf., e.g.,Laszlo, 1988:38; Maturana y Varela, 1975) --, depende en gran medida de su capacidad

    de regular el flujo de energa (o informacin, que son formalmente equivalentes) a travs

    del mismo y con el "exterior". Cuanto ms complejo es un sistema, ms nodos de control

    requiere, y cuanto ms concentrados estn stos, resultan ms frgiles y ms susceptibles a

    las fluctuaciones: la sincronizacin de los pasos de hombres marchando puede derrumbar

    un puente, fluctuaciones que no son contenidas sino amplificadas por relativamente

    pequeas perturbaciones, pueden causar el colapso poltico y administrativo de una

    gigantesca estructura burocrtica centralizada, como lo era la Unin Sovitica. En ese

    caso, como en la ex-Yugoeslavia, las estructuras de control desaparecieron - sin que

    emergiesen otras equivalentes, con lo que las siempre latentes fuerzas faccionalescentrfugas reaparecieron exacerbadas, recurriendo a los elementos simblicos que

    estuviesen ms a mano. Algo similar ocurri en el caso de los movimientos "etnicistas"

    latinoamericanos, aunque en estos casos nos enfrentamos a estructuras de control

    3 Gary Taubes (1989:64, mi traduccin) sostiene que "(...) el caos posee su propio patrn, un

    peculiar tipo de orden. Este patrn es conocido corno (...) un atractor extrao, porque el sistema

    catico parece ser extraamente atrado hacia un comportamiento ideal. En el universo de los

    estados que un sistema catico puede concebiblernente llegar a ocupar -el espacio de los estados-

    el atractorextrao delinea aquellos estados que son realmente posibles, tal corno lo determinan las

    ecuacionesno-lineares que gobiernan el sistema".4

    Me refiero a las "metforas" o "imgenes" que subyacen a las distintas concepciones acerca de la naturaleza de lo social.5No es ste el lugar ni la oportunidad para desarrollar en pleno las irnplicancias para los procesos

    sociales que surgen del estudio de los sistemas termodinmicamente apartados del equilibrio, o

    "estructuras

    disipativas" como

    las denomina

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    pginaSobre Articulacin Social, NuevamentePrigogine (e.g., 1983). Remito, por lo tanto, a los trabajos de Laszlo (e.g., 1988) y, sobre todo, de

    Richard Adarns (1988).

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    pginaSobre Articulacin Social, Nuevamente'.

    ineficientes antes que colapsadas, y a la capacidad de los zapatistas para construir

    "vehculos organizacionales" (en el sentido que da Adams a este concepto) ms eficientes que los del aparato estatal mexicano.

    Y es aqu donde podemos encontrar un nuevo significado referencial para el

    concepto de articulacin social. Cuando analizamos su significado original mencionamos

    que la idea central era la de identificar y describir procesos conectivos en que las unidades

    y niveles conjugados estuviesen vinculados sin que se diese ningn proceso significativo

    de intercambio u homogeneizacin entre las mismas. Que an el odio y el antagonismo (el

    espanto, Borges dixit) podan cumplir funciones conectivas. Pero, sealbamos

    igualmente, que el concepto no iba ms all, al aparecer simplemente como un tipo

    especial de relacin. La utilizacin de un modelo termodinmico de sociedad6 nosposibilita concebir a los procesos de este tipo como resultado holstico de la totalidad de

    los mecanismos de control instituidos por una sociedad, sin que existan necesariamente

    rplicas fractales en las unidades o niveles articulados. Por eso el colapso de la totalidad o

    su funcionamiento ineficiente deriva en una redefinicin tambin total de la relacin. La

    autopoiesis, como la evolucin, trabaja a partir de informacin o de elementos que

    podramos denominar "de equivalencia difusa", i.e., que poseen el potencial para ocupar

    la funcin de otros, an sin ser idnticos. Cuando el elemento a reemplazar no tiene

    equivalentes endgenos por ser derivado de la totalidad, o porque esa totalidad no ha

    conseguido instalarlos como componentes societarios legtimos, la relacin sencillamente

    muda de naturaleza y de nivel.

    La relacin entre muchas unidades de componan los grandes sistemas estatales

    centralizados (como la ex-Unin Sovitica) eran de articulacin en la medida en que el

    peso de la totalidad y su legitimidad eran indiscutibles, pero el colapso de esos controles

    no encontr "equivalentes difusos" en ciertos niveles 'y/o unidades, y stas se

    fragmentaron en los segmentos mximos en los que fue posible encontrar esos

    equivalentes. En el caso de Sendero Luminoso la fluctuacin se encerr dentro de uno de

    los segmentos flojamente articulados de la sociedad nacional peruana, pero fracas en

    proponer vnculos capaces de modificar esa articulacin o destruirla. El movimiento

    zapatista, en cambio, ha tenido hasta el presente xito en proponer vnculos que tienen porlo menos la apariencia de responder a la sociedad como un todo, aunque apunten a

    destacar las reivindicaciones de uno de sus sectores.

    Al proponer la recuperacin del concepto de articulacin social dentro de un

    marco referencial en el que la homogeneizacin y la diferenciacin no se presentan como

    polos obligatorios para los procesos considerados, creo que se abren perspectivas ms

    amplias que las que ofrece el confinamiento de esos procesos a una disyuntiva entre

    factores que se presentan ms como "opciones" categricas que como verdaderos

    procesos sociales. Si algo nos ensean los desarrollos ocurridos en las ciencias (y no creo

    en la supuesta distincin entre ciencias "blandas" y "duras"), es que la realidad es siempre

    ms compleja que lo que parece serlo en un determinado estadio, pero que esa

    6La pr

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    complejidad no es infinita y que an en el caos reside el orden . Quizs orientndonos por

    ese princi pio podamos escapar del indeterminismo-determinista del Gato de Chesire.

    Dr. Leopoldo J. BartolomPosadas, agosto de 1996

    BIBLIOGRAFIA CITADA

    ADAMS, Richard N.1988 The Eight Day.Social Evolution as the Self-Organization of Energy. Austin:

    Uni versi ty of Texas Press.

    BARTOLOME, Leopoldo J.

    1980 Sobre el concepto de articulacin social. EnDesarrollo Econmico, vol. 20, N78: 275-286.

    HERMITTE, Esther y Leopoldo J. BARTOLOME (comps.)1977 Procesos de articulacin social. Buenos Aires: Amorrortu.

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