LEOPOLDO PANERO ANTES Y DESPUÉS DE LA ... LA CÁRCEL DE SAN MARCOS Esta entrevista que publica...

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PRIMERAS LETRAS Y EL BACHILLERATO Luis Alonso Luengo: Una escuela de señoras que se lla- maba las Paulinas. Las Paulinas eran unas respetables se- ñoras maestras que se llamaban doña Manuela y Silveria, que educaron en mi época. Habían enseñado las letras a mi abuela Maura, a mi madre y a mí, y allí nos fuimos a apren- der las letras, párvulos, Ricardo Gullón y yo. No me acuer- do si Leopoldo y Juan fueron a esta escuela. Después en los Hermanos tuvimos ya el primer encuentro infantil, las familias eran amigas, parientes, etc, hicimos el primer año de bachillerato, que era cuando se estaba desarrollando la primera Guerra Europea. Los Hermanos tenían primero y segundo de bachillerato, pero al año siguiente lo quitaron; fue la razón de dispersarnos en el segundo curso. En pri- mero estudiamos Ricardo, Juan Panero, Leopoldo, Dámaso Cansado, Eugenio Cansado, Ramón Saavedra, Pepe Muñiz y yo. Leopoldo y Juan vivían en el camino de la Estación, en la casa que es de La Sala… Esteban Carro Celada: Pues es interesante, no lo sabía. LAL: Y desde allí subían a la clase de los Hermanos de las Escuelas Cristianas… ECC: ¿Y nacerían allí? LAL: Eso no lo sé, porque desde allí don Moisés se fue a vivir a una casa alquilada a la Plaza de Santocildes, a la casa de Román Crespo, al piso primero… es la casa donde está Muebles Perandones, fue la segunda donde vivieron. Y estando allí fue cuando se murió don Leoncio Núñez y quedó de heredera, porque no tenía hijos, doña Máxima, y ya se fueron a vivir a esta casa de Leopoldo. Esto ya fue en una época más tardía. Entonces, como te digo, vivían en el camino de la Estación y subían a dar clases a los Hermanos. Yo del anecdotario de esa época no recuerdo mucho más que las grandes discusiones sobre germanófilos y francófilos: llevábamos la voz cantante Ricardo Gullón, como francófilo, y yo, como germanófilo, no sé por qué. Juan y Lepoldo siempre se metían a separarnos porque no eran ni una cosa ni otra. Un remoto recuerdo que tengo es que un día Ricardo, con quien he tenido y tengo una amistad entrañable, cogió un palillero con pluma de esos que se mojan, se lo tiré y se lo clavé en la pantorrilla, y empezó a dar gritos, gritos y gritos y no había manera de acercarse a él para arrancárselo, has- ta que por fin el hermano Ginés se lo arrancó. ECC: Ya que habla de Hermanos, ¿qué Hermanos eran los que tenían clase con usted? LAL: El hermano Ginés que tenía entonces unos 40 años, era el que daba clase de bachillerato, nos daba de todo. Los Hermanos tenían en la planta baja del edificio, donde está ahora la Casa Sacerdotal, las clases de primeras letras que eran tres. Maestro de la primera era el hermano An- drés, de la segunda el hermano Fidel y de la tercera no me acuerdo. Las clases de arriba eran dos, una de bachillerato que llevaba el hermano Ginés, y otra de contabilidad y escuela de comercio que era el hermano Alonso Rodríguez, el director, que ha muerto hace poco en Madrid con casi 100 años. Aquel verano los Hermanos visitaron a nuestros padres para decirles que suprimían el bachillerato. A mí me mandaron interno a León, a los Agustinos, a Ricardo lo mandaron a estudiar al Colegio de San Luis Gonzaga en Astorga, que estaba donde el fotógrafo Rodríguez, y fue cuando a Juan y a Leopoldo les mandaron internos a San Sebastián. ECC: ¿Y no está eso relacionado con que las hermanas, especialmente Odila, estaban estudiando en San Sebastián?... Por eso es por lo que los mandaron. EL GRUPO MESETA DE VALLADOLID LAL: Íbamos los veranos a Astorga. Terminamos el bachi- llerato y empezamos la época universitaria. Juan se enfocó por perito industrial, se fue a estudiar a Cataluña, y Leopoldo la carrera de derecho. Entonces nos fuimos a María Antonia Reinares LEOPOLDO PANERO ANTES Y DESPUÉS DE LA CÁRCEL DE SAN MARCOS Esta entrevista que publica ARGUTORIO es una conversación entre Esteban Carro Celada y Luis Alonso Luengo sobre la niñez y la juventud de Leopoldo Panero. Fue grabada en Madrid en el año 1973, por lo tanto, adentrarse en las páginas que siguen a continuación supone un doble viaje en el tiempo: a la primera mitad del siglo XX y a la Astorga de 1973, donde Alonso Luengo, en el afán de que se entendieran determinados lugares, describe rincones que hoy ya no existen. La entrevista ha sido transcrita por María Antonia Reinares.

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PRIMERAS LETRAS Y EL BACHILLERATO

Luis Alonso Luengo: Una escuela de señoras que se lla-maba las Paulinas. Las Paulinas eran unas respetables se-ñoras maestras que se llamaban doña Manuela y Silveria,que educaron en mi época. Habían enseñado las letras a miabuela Maura, a mi madre y a mí, y allí nos fuimos a apren-der las letras, párvulos, Ricardo Gullón y yo. No me acuer-do si Leopoldo y Juan fueron a esta escuela. Después enlos Hermanos tuvimos ya el primer encuentro infantil, lasfamilias eran amigas, parientes, etc, hicimos el primer añode bachillerato, que era cuando se estaba desarrollando laprimera Guerra Europea. Los Hermanos tenían primero ysegundo de bachillerato, pero al año siguiente lo quitaron;fue la razón de dispersarnos en el segundo curso. En pri-mero estudiamos Ricardo, Juan Panero, Leopoldo, DámasoCansado, Eugenio Cansado, Ramón Saavedra, Pepe Muñizy yo. Leopoldo y Juan vivían en el camino de la Estación,en la casa que es de La Sala…

Esteban Carro Celada: Pues es interesante, no lo sabía.

LAL: Y desde allí subían a la clase de los Hermanos de lasEscuelas Cristianas…

ECC: ¿Y nacerían allí?

LAL: Eso no lo sé, porque desde allí don Moisés se fue avivir a una casa alquilada a la Plaza de Santocildes, a lacasa de Román Crespo, al piso primero… es la casa dondeestá Muebles Perandones, fue la segunda donde vivieron.Y estando allí fue cuando se murió don Leoncio Núñez yquedó de heredera, porque no tenía hijos, doña Máxima, yya se fueron a vivir a esta casa de Leopoldo. Esto ya fue enuna época más tardía.Entonces, como te digo, vivían en el camino de la Estacióny subían a dar clases a los Hermanos. Yo del anecdotariode esa época no recuerdo mucho más que las grandesdiscusiones sobre germanófilos y francófilos: llevábamosla voz cantante Ricardo Gullón, como francófilo, y yo, como

germanófilo, no sé por qué. Juan y Lepoldo siempre semetían a separarnos porque no eran ni una cosa ni otra. Unremoto recuerdo que tengo es que un día Ricardo, conquien he tenido y tengo una amistad entrañable, cogió unpalillero con pluma de esos que se mojan, se lo tiré y se loclavé en la pantorrilla, y empezó a dar gritos, gritos y gritosy no había manera de acercarse a él para arrancárselo, has-ta que por fin el hermano Ginés se lo arrancó.

ECC: Ya que habla de Hermanos, ¿qué Hermanos eranlos que tenían clase con usted?

LAL: El hermano Ginés que tenía entonces unos 40 años,era el que daba clase de bachillerato, nos daba de todo.Los Hermanos tenían en la planta baja del edificio, dondeestá ahora la Casa Sacerdotal, las clases de primeras letrasque eran tres. Maestro de la primera era el hermano An-drés, de la segunda el hermano Fidel y de la tercera no meacuerdo. Las clases de arriba eran dos, una de bachilleratoque llevaba el hermano Ginés, y otra de contabilidad yescuela de comercio que era el hermano Alonso Rodríguez,el director, que ha muerto hace poco en Madrid con casi100 años. Aquel verano los Hermanos visitaron a nuestrospadres para decirles que suprimían el bachillerato. A mí memandaron interno a León, a los Agustinos, a Ricardo lomandaron a estudiar al Colegio de San Luis Gonzaga enAstorga, que estaba donde el fotógrafo Rodríguez, y fuecuando a Juan y a Leopoldo les mandaron internos a SanSebastián.

ECC: ¿Y no está eso relacionado con que las hermanas,especialmente Odila, estaban estudiando en SanSebastián?... Por eso es por lo que los mandaron.

EL GRUPO MESETA DE VALLADOLID

LAL: Íbamos los veranos a Astorga. Terminamos el bachi-llerato y empezamos la época universitaria. Juan se enfocópor perito industrial, se fue a estudiar a Cataluña, yLeopoldo la carrera de derecho. Entonces nos fuimos a

María Antonia Reinares

LEOPOLDO PANERO ANTES Y DESPUÉSDE LA CÁRCEL DE SAN MARCOS

Esta entrevista que publica ARGUTORIO es una conversación entre Esteban Carro Celada y Luis Alonso Luengosobre la niñez y la juventud de Leopoldo Panero. Fue grabada en Madrid en el año 1973, por lo tanto, adentrarse enlas páginas que siguen a continuación supone un doble viaje en el tiempo: a la primera mitad del siglo XX y a laAstorga de 1973, donde Alonso Luengo, en el afán de que se entendieran determinados lugares, describe rinconesque hoy ya no existen. La entrevista ha sido transcrita por María Antonia Reinares.

Valladolid, porque yo el primer año, claro, yo iba un añoadelante, nos llevaron a Valladolid, digo nos llevaron aPachín Roa, a Luis Crespo y a mí a una casa de patrona, enla Plaza de la Comedia. Al año siguiente fueron Paco yLeopoldo, y nos fue a llevar don Quirino, ¿usted no loconoce?

ECC: Hábleme de él porque como está en relación conLeopoldo…

LAL: Era un tipo con unas barbas de fraile. Yo le he descri-to alguna vez en alguna de esas croniquillas de fraile laico,fraile cazador o monje benedictino. Era un tipo muy nota-ble el abuelo materno de Leopoldo. Entonces don Quirinoy mi abuelo Luis nos llevaron a Valladolid. Paco y yo nosfuimos a casa de una patrona que nos costaba cinco pese-tas, en la calle de las Angustias, y a Leopoldo le llevaron ala calle Núñez de Arce, en la mismísima casa donde naciódon Gaspar Núñez de Arce, tenía una lápida con un jardíndelante, cerca de la catedral. Allí Leopoldo estuvo un año,y cuando íbamos a verlo le comíamos a la pobre patronacantidad de dulce de membrillo. A Leopoldo entonces letomaban mucho el pelo Luis Crespo, que era un chungóntremendo, Pachín Roa, Juanito Morros, que era un tío tur-bulento, porque Leopoldo era un goloso terrible. Me acuer-do que una vez hicieron una apuesta de quien comía más

pasteles, Leopoldo se comió docena y media de un tirón,Morros no se lo perdonaba, no lo olvidaba.En Valladolid se creó un movimiento literario que lideró larevista Meseta, de José María Luelmo, algunos han des-aparecido del panorama literario como Luciano de la Calza-da, un escritor extraordinario que luego se metió en políti-ca, en la JAP (Juventudes de Acción Popular). Luciano dela Calzada tuvo un premio que se abrió en aquel momento,por eso era la admiración nuestra, para premiar el trabajo,un ensayo relativamente largo, sobre la novela Sin nove-dad en el frente que fue el éxito editorial de aquel momen-to, y se lo dieron a Luciano de la Calzada, claro era unacosa deslumbrante. A raíz de ese premio se creó un grupoliterario al amparo de la Generación del 27, allí pontificabaa Jorge Guillén, por supuesto, era el momento de Lorca,Guillén, Alberti… En Valladolid había un grupo que fundóla revista Meseta, Luciano de la Calzada era el promotorprincipal, del Pino, José María Luelmo, paisano nuestroporque es oriundo de Villafranca del Bierzo, y FranciscoJavier Abril. Al año siguiente Leopoldo se fue a Madrid, enValladolid estuvo un año. Nosotros nos quedamos en Va-lladolid, Ricardo se fue a Madrid, y yo el movimiento enMadrid lo desconozco.

ECC: Ahora pase a los veranos.

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Esteban Carro Celada, a medidos de los años sesenta.Fotografía facilitada por su sobrino Eloy Rubio Carro.

Luis Alonso Luengo, a principios de los setenta.Fotografía cedida por su hijo Fernando Alonso García.

LAL: Ese momento coincidía con los veranos de Astorga.Último año del bachillerato y los primeros de la Universi-dad. Entonces usted tendrá claro que Leopoldo empezóen lo de la poesía un poco tardíamente en relación a Juan,y que empezó con prosa.Los veranos, aparte de los de la Saeta y Humo, que esosya los conoce usted, íbamos muchas veces a Castrillo deexcursiones… Un día íbamos Ricardo, Leopoldo, Juan, yoy había un quinto que posiblemente fuera Asines o Anto-nio Novo, y al llegar a la estación al ir a coger el tren nosencontramos con que Lorenzo Martínez Juárez venía deVilloria. Habíamos encargado la comida en el Hotel Moder-no y habían preparado para cinco señores, aparece Loren-zo y Ricardo, con lo tumultuoso que siempre ha sido, losaludó efusivamente y, total, que vino con nosotros. Que-damos allí y en el momento de comer, me acuerdo que en lamesa de billar porque la casa estaba con todas las de la ley,don Quirino era un hombre refinado que tenía desde unreloj de estos ingleses del siglo XIX, de poco antes de ladesamortización, comprado a los monjes de Sahagún (dedonde son oriundos los Torbado, don Juan Torbado, her-mano, era el arquitecto en León y sus barbas eranvalleinclanescas), hasta una sala de billar, pasando poruna capilla con tablas flamencas; lo tenía todo allí. Totalque empezamos a comer. Uno de los platos era escalopesgrandísimos empanados, pero claro eran cinco… Empeza-mos a beber y Lorenzo con una medio melopea treme-bunda, Juan empezó a beber y desapareció; no supimosdonde se metió. Al regresar a Astorga por la noche nosencontramos con que Juan se había marchado a Astorga yestaba bailando en el Casino tan tranquilamente. Pero mien-tras la desaparición de Juan, Lorenzo, que había bebidomás de la cuenta, empezó a ver visiones. En la casa deCastrillo había una puerta giratoria, como las de los cafésbohemios con cristales, y Lorenzo, que tenía un hermanoque se llamaba Frutos, de repente se levanta, mira los cris-tales y dice «Frutos» y le da un puñetazo al cristal. Seabrió una vena; el susto que nos dio. Leopoldo, Ricardo yyo estábamos aterrados porque se desangraba, y enton-ces con una bicicleta Leopoldo se fue al pueblo y encon-tró al practicante… Las aventuras que pasamos hasta lle-varlo a Astorga… Mi padre me dijo: «¡no volvéis aCastrillo!»

ECC: Algo me contó alguna vez de las escopetas deQuirino y cómo Leopoldo Panero intentó una vez ca-zar…

LAL: Era buen cazador. Era la época del Somatén, y donQuirino era el jefe del Somatén de aquella zona al objeto detener licencia de uso de armas, porque era buen cazador.Les enseñaba a cazar y tenía la escopeta en el salón…

ECC: Me gustaría que contara lo de la Guía Artística ySentimental de la Ciudad de Astorga.

LAL: En el verano del año 29, como habíamos tenido mu-chos líos con los dos periódicos, sobre todo con uno, nosdedicamos a otras cosas… José María Luengo nos impul-só al afán arqueológico por conocer Astorga. Él estaba de

secretario en la Comisión de Monumentos de León. Eseverano lo dedicamos a hacer la guía, recorrimos todos losmonumentos para hacerla, y estando en este menesternuestro afán era, sencillamente, con el Gómez Moreno enla mano, ver lo que Gómez Moreno había catalogado ofi-cialmente, pero lo que no había catalogado era nuestraobsesión, descubrir aspectos, detalles y sobre todo imá-genes que no había catalogado. Don Julián de DiegoAlcolea, cuando estuvo de obispo en Astorga, había reco-gido por la Diócesis una serie de objetos, entre ellos elarcón de Carrizo, que está en el museo, un tríptico flamen-co, seis o siete imágenes románicas y alguna otra cosamás, que las tenía en el Palacio de Astorga en una habita-ción cerrada. La finalidad del obispo Alcolea era para crearun museo diocesano.Marcha Alcolea y viene Antonio Senso Lázaro. Era unhombre, santo varón, muy buen administrador, pero le im-portaba un pito el arte, él lo que quería era vender el tesoroartístico que no estaba catalogado, que por lo tanto nofiguraba en ninguna parte ni tenía que seguir los trámitesoficiales, quería venderlo y ese dinero dedicarlo a reparariglesias. Había en Astorga un anticuario que vivía en elHotel Roma, que se dedicaba a recorrer la diócesis, descu-brir objetos y llevar noticia de ellos al Obispado. Entoncesnosotros descubrimos o intuimos que había cosas guar-dadas en el Palacio con esa finalidad que no estaban cata-logadas en el Gómez Moreno. Yo tengo una nota de laAcademia de la Historia de la Comisión de Monumentosde León y nos enteramos de eso.Nosotros teníamos un amigo que era pinche de cocina,mayordomo de su ilustrísima. Un día nos reunimos a me-rendar con él estando don Antonio Senso Lázaro fuera, ynos franqueó la puerta. Entramos allí y quedamos deslum-brados. A nuestra manera redactamos una nota detalladade lo que vimos y lo metimos en la guía aclarando «nocatalogado». La guía la publicaba Porfirio López, sufra-gando los gastos con la sastrería y la carnicería local, comodecía Gerardo Diego en un artículo muy gracioso sobreesto, que fue cuando publicó unos artículos en el ABCsobre la Escuela de Astorga. Entonces, a punto de salir, yya cuando habíamos corregido pruebas a nuestra manera,vuelve don Antonio y se entera que hemos estado allí, deque estamos publicando una guía, e inmediatamente rela-ciona una cosa con otra. Llama a nuestros padres y ense-guida nos llaman a mandamiento. Nosotros les dijimos loque había, y nos mandaron quitarlo de la guía, nosotrosnos resistimos como gato panza arriba, pero no fue posi-ble. Lo quitamos, aunque Porfirío López, el editor, nos de-cía que no, pero no nos quedamos a gusto. Cogimos laspruebas de imprenta y los tres nos fuimos a León a ver aJosé María Luengo que era secretario de la Comisión Pro-vincial de Monumentos de León; él sabía que había algo.La noticia saltó a la prensa nacional a través de la Acade-mia de la Historia.José María Luengo no se atrevía a llamar al Obispo porquehabía tenido un Cristo con él. José María Luengo era so-brino carnal de don Andrés Martínez de Salazar, el granpontificador de la paleografía-filológica gallega y tambiénde la arqueología. Era el padre de la madre de José MaríaLuengo, y el padre de Martínez Salazar, Martínez Beito, fue

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el jefe de los carlistas de Astorga, tuvo dos atentados porlos liberales, en la época de la reina gobernadora. La histo-ria pintoresca de la Astorga del XIX, de los carlistas y losno carlistas, la que mejor la sabe es José María Luengo,porque la oyó contar a su abuelo, a su padre y a su madre.

ECC: La intervención de Leopoldo en la guía, ¿cuál es?

LAL: El prólogo es de Ricardo; las murallas, el alcantarilla-do, parte de la catedral es mío. El retablo, el coro, el claus-tro, el palacio parte es de Ricardo y parte de Leopoldo.Leopoldo tenía un estilo retórico.

ECC: Saltamos a otros veranos. ¿Qué recuerdos tieneusted de los veranos de la época de la República, quéhicieron? Hemos llegado al 29.

LAL: Después hicimos muy poco. En el verano nos encon-trábamos siempre e hicimos varias excursiones. Me acuer-do una a Portugal a la que no pude ir, organizada por Aman-do Gullón, que era el jefe del grupo, era mayor.

PRIMEROS VIAJES

ECC: Hay una cosa muy curiosa de Leopoldo Panero, unpoema en el que habla de una ida al Lago de Sanabria,donde estuvo a punto de perecer y de ahogarse. Es unpoema muy bueno, inédito. Es como si fuera un hechofundamental en su vida. Y en esta época que es cuando yacoincide su encuentro con Neruda, con Vallejo y demás,¿tiene algún recuerdo?

LAL: Yo ya vivía en Madrid, tenía más relación con Ricar-do, con Juan. Luego ya yo me dediqué a preparar la judica-tura. Entonces Leopoldo y mi hermano se fueron a estu-diar juntos idiomas, primero francés en Tours. Después deacabar la carrera de Derecho empezó a preparar la carreradiplomática, Leopoldo no hizo oposiciones, luego ingresóen el cuerpo de Técnicos comerciales del Estado.

ECC: ¿Y la presencia de Leopoldo en Inglaterra? En elaño 40 y tantos estuvo, pero en el año 30 y tantos tam-bién.

LAL: Desde Tours fue con ánimo de preparar la carreradiplomática, y después Leopoldo se marchó a Inglaterra.

ECC: De esa época no hay recuerdos claros. ¿Y de Juanen esa época hay algún recuerdo?

LAL: Juan estaba estudiando perito industrial en la sec-ción electricidad.

ECC: De Ricardo lo único que tengo es un ensayo queera publicado en un libro que se titula La Invención del98 y habla de la Generación del 36. ¿La parte de «Lainvención de la poesía» no la ha encontrado?

LAL: Lo más trágico es que él me ha dicho que no la haencontrado tampoco. Era una parte, unos capítulos de una

conferencia en la Casa de León, pero eran unos capítulosde un libro sobre el descubrimiento de la poesía de ungrupo de jovenzuelos en una ciudad española en esa épo-ca, después de la Generación del 27, que pretendía quefuera reflejo de lo que había sucedido en una porción deciudades españolas, y que constituían en conjunto unaespecie de memorias.

LA GUERRA CIVIL

ECC: Tenemos que saltar a la época de la guerra...

LAL: Ese es un problema más peliagudo…

ECC: Pero hay que afrontarlo… Sí, ya sé que tiene unasegunda parte, en Tus momentos estelares, no sé si es enése o es en otro es cuando habla de lo de don Magín ydemás, el reencuentro después de salir…

LAL: Después Ricardo me ha aclarado algunas cosas queme han hecho dudar.

ECC: Es que Feli (Felicidad Blanc) me ha dicho que nose aclara esa situación, es decir que es muy oscuro, elmomento en que realmente Leopoldo comienza a ser unpoeta espiritualista.

LAL: Yo el momento lo vi como lo expliqué en León en elacto que hicimos a Leopoldo.

ECC: Sí, está publicado en Tierras de León.

LAL: Fue el acto que hicimos Dámaso Alonso, Luis Rosa-les, Victoriano Crémer y yo. Yo allí lo expliqué a mi manera,porque lo había visto así. Pero es que luego hablando conRicardo, yo no sé realmente si fue así o no…

ECC: ¿Y cuáles son las precisiones que hace Ricardo?

LAL: Cuando estalló la guerra Leopoldo y Juan estabanen Astorga, yo estaba de juez en Benavente. EntoncesJuan era alférez de complemento. Ya sabe usted cómo mu-rió Juan, yendo con otros alféreces de complemento deAstorga a León en la carretera, dio vuelta el automóvil y semató él, desgraciadamente. En ese momento estaban ya enBurgos Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, que eran ami-gos suyos, y en Burgos ya habían entroncado con DionisioRidruejo, con Pedro Laín que también andaba por ahí. Peroclaro, Leopoldo, aislado de todo esto en Astorga, lo pasómal, porque Leopoldo tenía fama en aquel momento deizquierdista, la tenía Juan, eso ya lo sabemos.

ECC: Juan se lanzó inmediatamente.

LAL: Como él era alférez de complemento y estaba enAstorga, inmediatamente se incorporó. Juan no tuvo nin-gún problema.

ECC: ¿Era alférez por la edad?

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LAL: Él había cumplido el servicio militar, pero inmediata-mente movilizaron a todos y Juan entró en la primera. Lasituación de Leopoldo fue distinta porque le detuvieron,lo llevaron a San Marcos.

ECC: Pero lo de Leopoldo sería algo más que la famapopular, es decir a lo mejor por algún artículo publicadoque le conectaran, que diría yo, con Neruda. Yo creo queel problema viene con Neruda y César Vallejo, porquedesde un punto de vista nacional era lo que más sonaba.

LAL: Desde un punto de vista nacional sí, pero hay quetener en cuenta lo que sucedió en nuestra guerra. En nues-tra guerra quedó aislada la zona roja de la zona nacional yla resonancia nacional que en aquel momento, Leopoldotodavía no tenía un nombre…, pudiera tener el hecho deque tenía amistad con Neruda y Vallejo. Yo no creo que enAstorga nadie lo supiera o poco menos que nadie. Yo sa-bía que tenía relación con ellos… Yo a Gerardo no lo cono-cí hasta después de la guerra, lo conocí en el año de libe-rarse Madrid, en el 39 o 40, me lo presentó Ricardo Gullón.Todos estos era una generación muy juvenil… Neruda real-mente pertenece a la Generación del 27. Yo creo que estoen Astorga no tuvo ninguna repercusión. Lo que pasa esque en Astorga había gente un poco atravesadilla y hayque colocarse en aquella situación.

ECC: Con el clericalismo de allí…

LAL: Y sobre todo los señoritos comunistas. De modoque los obreros detenidos en San Marcos y en cambio losseñoritos comunistas, no. ¿Quiénes son los señoritos co-munistas? Pues en Astorga el único que destacaba era…

ECC: Leopoldo…

LAL: ¿Quiénes eran los señoritos comunistas? Los quehabían intervenido allí, hay que ligar esto un poco conLeón. Esa intervención en el Ateneo Obrero Leonés y en larevista…

ECC: Pero resulta que en el mismo número de Lorenzohay un poema de Juan, que es por eso por lo que a mí meextraña…

LAL: Como era militar, alférez de complemento, quedó in-corporado automáticamente.

ECC: Y ya se liberó de las tonterías locales.

LAL: En cambio no le ocurrió a Leopoldo, y le pasó a Lo-renzo, que también estuvo detenido, y también a ÁngelJiménez, un hombre extraordinariamente dotado, novio deAsunción. Era hijo del médico forense de allí y tambiéncalificado como señorito comunista. Yo creo que fue lafobia.

ECC: Yo lo que quiero preguntarle es si Leopoldo, a par-te de lo que se pudiera decir por las calles, se habíasignificado de alguna manera a parte de las conversa-ciones de amigos o de algún mitin.

LAL: En actuaciones nada, aparte de lo que se decía en lasconversaciones corrientes. Yo estaba en Benavente y es-taba un poco apartado del ambiente de Astorga. Yo meenteré de todas estas cosas a posteriori, a mí me militariza-ron, me fui al frente. Leopoldo y Juan no tenían más queeso. Filiación política, yo creo que ninguna

ECC: Bueno sería el problema de los universitarios dehoy, que llegan a su pueblo y dicen cuatro cosas.

LAL: Hubo la cosa del 34 de Asturias, que fue un momentoen que la gente se había podido significar y definido, ynada. Les detuvieron en San Marcos, y ya sabemos lo quesignificaba. Doña Máxima viendo el peligro en que estabael hijo y el novio de la hija, y la relación con doña Carmeny parentesco, fue a Salamanca, la vio, expuso la situaciónde corazón a corazón. A Leopoldo le pusieron en libertad.En cambio a Ángel lo pasearon.

ECC: He visto entre los papeles de Leopoldo una tarjetapostal o una tarjeta de visita de él y de su mujer, quesospecho que será del año 42 ó 43. Hay una serie dedatos que son un poco sibilinos y creo que están relacio-nados con esto. Hay dos fechas, una la del 1 de noviem-bre de 1936, y después hay el título de un poema, y des-pués otra, ojo, 15 de noviembre de 1936. Yo creo que el

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Luis Alonso Luengo, a principios de los setenta.Dibujo cedido por su hijo Fernando Alonso García.

15 noviembre de 1936 viene a coincidir cuando pasea-ron a Ángel, o cuando posiblemente él creyera que…

LAL: Lo que hay que contar es que la despedida de Ángelcuando le llamaron allí en San Marcos fue… Ángel veíaque lo iban a matar…Fueron momentos terribles

ECC: ¿Y Lorenzo López Sancho también salió cuandoél? ¿O fue por otro camino?

LAL: Fue por otro camino

ECC: ¿Y el hecho de que se integrase tan pronto?, por-que resulta que al poco tiempo estaba ya en Salamancametido en propaganda y como si fuera un falangista más.Hay un cambio rotundo.

LAL: El cambio espiritual de Leopoldo es un misterio. Yolo ligaba un poco con esto de don Magín. Sé positivamen-te que después en Astorga hubo en la cosa del clero detodo.

ECC: En Astorga más bien contra…

LAL: En cambio hubo personas…

ECC: Sí, que le echaron una mano

LAL: Que hicieron muchísimo a favor de mucha gente.Uno fue don Lorenzo de la Sierra, otro don Pedro MartínezJuárez, que era diputado nacional por la CEDA. Tenía una

cierta preponderancia y consiguió salvar a mucha gente.Claro es que entonces los informes que emitía un párrocoeran decisivos. Hubo algunos que dijeron que en concien-cia no podían decir que tal… Por eso me ha hecho pensarlo que después yo conté en ese artículo. Yo creo que lo deLeopoldo vino por ahí. Leopoldo sufrió un shock espiri-tual tremendo dentro de San Marcos al ver morir a la gente,y le vino, él no había perdido la fe, estoy seguro de ello, élmenos que Juan, y ahí está su poesía.

ECC: Sí, a través de la muerte Juan tenía una creenciaen lo perdurado.

LAL: Era anticlerical, pero él tenía un trasfondo religiososobre todo de la….de la muerte. Ahora el trasfondo religio-so no era la idea de la muerte…

ECC: No, es mucho más positivo.

LAL: Es más positivo que la simple idea de la herida de lamuerte producido, probablemente, por ver morir a gente.Hay unos poemas de Leopoldo y de Juan dedicados aValdo Rico.

ECC: Sí, a un amigo de ellos, era asturiano.

LAL: Era un asturiano que fue a Astorga a cumplir el servi-cio militar. Era una persona muy inteligente, profundamen-te incrédulo y con una capacidad de proselitismo enorme.Influyó mucho en ellos sin darse ellos cuenta. Como fueuna influencia momentánea, cuando vino un shock fuertey desapareció ese poder hipnótico y momentáneo, estasmismas personas se fueron al otro lado.

ECC: Leopoldo llega a un misticismo especial, radical.

LAL: Sobre todo en mentes claras. Leopoldo no llegó aatacar lo contrario. Yo creo que el fenómeno que se produ-jo en Juan fue la idea de la muerte producida… ¿por qué?,por alguien. En Leopoldo influyó la idea de la muerte, aun-que en su poesía, en su idea religiosa, en su trasfondoreligioso, no trascienda a la muerte, pero, sin embargo, yocreo que la fuente primera de ello fue: primero, la muerte deJuan; segundo, su estancia en San Marcos y ver salir a lamuerte a amigos tan queridos como, sobre todo, ÁngelJiménez. Ahora en él se produjo un fenómeno de ir a la fe.

ECC: Sí, de proyección misticista.

LAL: Lo que no hay que negar en el fondo, a mi juicio, esla sinceridad.

ECC: Es que lo era. En algún momento…

LAL: Es que en Leopoldo había tres o cuatro Leopoldos. YDionisio Ridruejo me lo decía a mí, es que Leopoldo es unmozanco maragato, un burro integral, y yo le decía: puedeque tenga razón, aunque no en la manera de expresarlo, enel sentido de su sinceridad.

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Ricardo Gullón, Valentín García Yebra y Luis Alonso Luengo, hacia1990. Fotografía cedida por Fernando Alonso García.

ECC: Hay alguno de los poemas inéditos en los que vie-ne a decir en un coloquio directo con Dios: «y ahora teestoy diciendo palabras que algunos dirán que es retóri-ca, pero ahora que nadie nos oye más que tú y yo, tusabes la verdad que te digo». Cuando él se confiesa enalgo que no se ha publicado nunca…

LAL: La actitud de Neruda a él le dolió muchísimo por loque fuera.

ECC: Bueno eso fue posterior, porque él estaba sensibi-lizado con su viaje a Hispanoamérica.

LAL: Su «postura» religiosa es un misterio en él. Feli pro-bablemente tampoco lo sabe.

ECC: No, no, ella dice que tampoco lo sabe. Ahora, loque yo esperaba es que a lo mejor las hermanas pudieranarrojar alguna luz sobre eso. Feli, cuando habla deLeopoldo en este sentido y cuando se le pregunta porSan Marcos, asegura que le decía, «hombre, hay unospaisajes y unos ocasos extraordinarios», y esto fue lomás que le sacaba, no quería hablar del asunto. Ahora,posiblemente las hermanas, pienso yo, que a través de lamadre tengan alguna idea más clara.

LAL: Después de salir de San Marcos hubo gente quetodavía siguió insistiendo en ello. Entonces Leopoldo tuvoque andar una temporada escondido hasta que se incor-poró al frente.

ECC: ¿Y cómo entró después en Censura y en todos esospuestos oficiales?

LAL: Por Luis Rosales y Felipe Vivanco

ECC: Y éstas eran amistades anteriores, es decir, del Ma-drid de la República.

LAL: Claro, era anterior.

ESCRITORES EN ASTORGA

LAL: Después de morir Leopoldo, después de llevar elcadáver desde Castrillo a Astorga, a la mañana siguiente,uno de los primeros que llegó fue Luis Felipe Vivanco. A míme impresionó enormemente cuando yo llegué a casa deLeopoldo por la mañana. Luis Felipe Vivanco estaba sen-tado en la misma silla que cuando la muerte de Juan. Cuan-do Juan murió me fui a su casa inmediatamente y al primeroque me encontré fue a Felipe Vivanco, era muy impresiona-ble y además le quería mucho…

ECC: Podemos saltar a la relación de escritores que pa-saron por Astorga en los años cuarenta y tantos.

LAL: Estuvieron Luis Rosales, Luis Felipe, Escassi…Gerardo Diego tenía una casa en el sur de Francia, un paísque estaba en guerra. Tenía a su hija la mayor, Elenita, que

andaba enferma, y le animé a que viniera a Astorga… En-contró una casa alquilada, la de don Rodrigo María Gómez,y allí fue dos veranos. Gerardo tenía una gran amistad conLeopoldo.A raíz de la liberación había la tertulia diaria Musa Musaeen el Café Lyon, que está enfrente de Correos. Era unatertulia café en la que estaban Leopoldo, don ManuelMachado, era el picatoste máximo, don Luis Hoyos, quefue decano de la Facultad de Ciencias, alguna vez ibaEugenio D’Ors y José María Cossío, éstos eran de unageneración anterior, y luego iban Luis Rosales, Pepe SuárezCarreño, Dionisio Ridruejo, Gerardo Diego, Luis FelipeVivanco, José María Alonso Gamo, Federico Sopeña, queaún no era cura; iba también José Antonio Torreblanca,Primitivo de la Quintana, Ignacio Zuloaga, Antonio Díaz-Cañabate… Otros de los que iban de vez en cuando eran elcuñado de Quintana, Gabriel Morcillo, que era pintor deGranada, otro pintor, Camino, gran panderetólogo que hoytiene su estudio en el Casino de Madrid… A mí me llevóRicardo. Al día siguiente apareció Leopoldo también. Latertulia se recompuso, porque como en los sótanos delCafé Lyon se había reunido la tertulia La Ballena Alegrede José Antonio, de los intelectuales de Falange, allí fuedonde se compuso el himno de Falange. Es decir, ibanalgunos de los supervivientes de la tertulia de La BallenaAlegre. Yo recuerdo que casi siempre llegábamos de losprimeros Luis Felipe Vivanco, Alfonso Moreno y yo.Uno de los que iba era Eduardo Llosent y Marañón, direc-tor del Museo de Arte Moderno, que propuso llevar latertulia una vez al mes al museo que dirigía para hacerlecturas poéticas, y crearon Musa Musae. El ocio atento,escucha y habla. Se nombró presidente a don ManuelMachado, secretario a José María Cossío, y los dibujos delos carnés los hizo Fernando Escassi. La primera lecturafue una exposición de epitafios pintados de Eugenio D’Ors,la segunda fue la lectura de Sonetos a la Piedra, de DionisioRidruejo, antes de publicarlos. Recuerdo que el día queleyó los poemas Dionisio Ridruejo estaba yo junto a donJosé María Pemán, y recuerdo el asombro que le produjo aeste hombre la lectura. La tercera, Ángeles de Compostela,de Gerardo Diego.

ECC: También hizo una lectura Leopoldo Panero, tengoyo alguna referencia del ABC, debió de ser en el año 40ó 41.

LAL: Dio una lectura. De eso muy probablemente va ahaber referencia en Escorial. Otro momento memorable fuela despedida de soltero de Leopoldo. Recuerdo que está-bamos todos los de la tertulia y alguno más, éramos cercade cien personas. Fue una cena, terminamos al amanecer.Todos tuvimos que decir algo y el que actuó de maestro deceremonias fue Antonio Díaz-Cañabate. El primero quehabló fue don Manuel Machado, don Ignacio Zuloaga y elúltimo en hablar fue José María Cossío, en nombre de lossolterones. Caballero y Escassi hicieron conjuntamente uncuadro firmado por los dos. Hubo lectura de poemas deVivanco, Luis Rosales, Suárez Carreño… Recuerdogratamente lo que allí se habló y se derrocho de ingenio.

1er SEMESTRE 2011 ARGUTORIO nº 26/23