Lecturas de La Semana 2º Ciclo

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É rase una vez un anciano de ochenta y siete años que se llamaba Labon. Toda la vida había sido una persona tranquila y pacífica. Era muy pobre y muy feliz. Cuando Labon descubrió que tenía ratones en su casa no le importó mucho al principio. Pero los ratones se multiplicaron. Le empezaron a molestar. Continuaron mul- tiplicándose, hasta que finalmente llegó un momento en que no lo pudo soportar más. —Esto es demasiado, dijo. —Esto realmente está llegando demasiado lejos. Salió de casa cojeando hacia la tienda al final de la calle, donde compró algunas ratoneras, un pedazo de queso y algo de pegamento. Cuando llegó a casa puso el pegamento en la parte inferior de las ratoneras y las pegó al techo. Luego colocó los cebos de queso cui- dadosamente y las dejó preparadas para que se activaran. Aquella noche, cuando los ratones salieron de sus agujeros y vieron las ratoneras en el techo, pensaron que se trataba de una 57 Los ratones patas arriba Roald Dahl

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Transcript of Lecturas de La Semana 2º Ciclo

  • rase una vez un anciano de ochenta y siete aos que se llamabaLabon. Toda la vida haba sido una persona tranquila y pacfica. Eramuy pobre y muy feliz.

    Cuando Labon descubri que tena ratones en su casa no le import mucho alprincipio. Pero los ratones se multiplicaron.Le empezaron a molestar. Continuaron mul-tiplicndose, hasta que finalmente lleg unmomento en que no lo pudo soportar ms.

    Esto es demasiado, dijo. Esto realmenteest llegando demasiado lejos. Sali de casacojeando hacia la tienda al final de la calle,donde compr algunas ratoneras, un pedazode queso y algo de pegamento.

    Cuando lleg a casa puso el pegamento enla parte inferior de las ratoneras y las pegal techo. Luego coloc los cebos de queso cui-dadosamente y las dej preparadas para quese activaran.

    Aquella noche, cuando los ratones salieronde sus agujeros y vieron las ratoneras en eltecho, pensaron que se trataba de una

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    Los ratones patas arriba

    Roald Dahl

  • broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dndose codazos cariosos los unosa los otros y sealando hacia arriba con sus patas delanteras rindose a carca-jadas. Despus de todo, era bastante tonto, ratoneras en el techo.

    Cuando Labon baj a la maana siguiente y vio que no haba ningn ratn atra-pado en las ratoneras sonri pero no dijo nada.

    Cogi una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la peg patasarriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisiny la lmpara. Cogi todo lo que haba en el suelo y lo peg patas arriba en eltecho. Incluso puso una pequea alfombra ah arriba.

    La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todava esta-ban bromeando y rindose de lo que haban visto la noche anterior. Pero estavez, cuando miraron hacia el techo dejaron de rerse de repente.

    Por el amor de Dios! grit uno. Mirad ah arriba! Ah est el suelo!Santo cielo! grit otro. Debemos de estar de pie en el techo!Estoy empezando a sentirme un poco mareado, dijo otro.Toda la sangre se me est subiendo a la cabeza, dijo otro.Esto es terrible!, dijo un ratn anciano de bigotes largos. Esto es real-mente terrible! Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo ms tiempo!, grit unratn joven.Yo tambin!No lo puedo soportar!Socorro! Que alguien haga algo, rpido!

    Ahora se estaban poniendo histricos. Ya s lo que vamos a hacer, dijo el ratnanciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y as estaremos en la posicin adecuada.

    Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y despus de un largo periodode tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subial cerebro.

    Cuando Labon baj a la maana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones.Rpidamente los recogi y los meti en una cesta.

    Los ratones patas arriba

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  • As que lo que tenemos que recordar es lo siguiente: cuando parezca que elmundo est completamente patas arriba, asegrate de mantener los pies fir-mes en el suelo.

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  • Haba una vez una liebre que siempre estaba preocupada. Ay, Diosmo, se pasaba el da diciendo entre dientes, Dios mo, Dios mo.Su mayor preocupacin era que hubiera un terremoto. Porque sihubiera uno, se deca a s misma, qu sera de m?

    Una maana se senta especialmente preocupada por este asunto, cuando derepente una fruta enorme cay de un rbol cercano, BANG! e hizo que toda latierra temblara.

    La liebre dio un salto.Terremoto! grit.Y corri a travs de los campos para avisar a sus primos. Terremoto! Corred para salvaros!

    Todas las liebres abandonaron los campos y la siguieron enloquecidas.

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    La liebre anuncia el terremoto

    Rosalind Kervin

  • Corrieron a travs de los llanos, los bosques, cruzaron ros y colinas, avisandoa ms primos a su paso. Terremoto! Corred para salvaros!

    Todas las liebres abandonaron los ros y los llanos, las colinas y los bosques yla siguieron enloquecidas.

    Cuando llegaron a las montaas, diez mil liebres retumbaban como un truenoal subir las pendientes.

    La liebre anuncia el terremoto

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  • Pronto alcanzaron la cumbre ms alta. La primera liebre mir hacia atrs paraver si el terremoto se acercaba, pero lo nico que pudo ver fue una multitud deliebres corriendo.

    Entonces mir al frente pero lo nico que pudo ver era ms montaas y vallesy a lo lejos, en la distancia, el brillante mar azul.

    Mientras estaba all parada jadeando, apareci un len.Qu ocurre? pregunt. Terremoto, terremoto, farfullaban todas las liebres. Un terremoto? pregunt el len. Quin lo ha visto? Quin lo ha escuchado?Pregntale a ella, pregntale a ella, gritaban todas las liebres sealando a laprimera.

    El len se gir hacia la liebre.

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  • Seor, dijo la liebre tmidamente, yo estaba sentada tranquilamente en casacuando hubo un terrible estrpito, la tierra tembl y saba que tena que ser unterremoto, as que corr tan rpido como pude para avisar a los otros de que sal-varan sus vidas.

    El len mir a la liebre con sus ojos profundos y sabios. Hermano, seras lo suficientemente valiente como para mostrarme dndeocurri este horrible desastre?

    La liebre en realidad no se senta para nada valiente pero senta que poda con-fiar en el len.

    As que, con bastante timidez, llev al len de vuelta, bajando las montaas ylas colinas, cruzando los ros, llanos, bosques y campos hasta que por fin llega-ron a su casa.

    Aqu es donde lo escuch, seor.

    El len mir a su alrededor y en seguida vio la enorme fruta que haba cado delrbol haciendo tanto ruido.La cogi con su boca, se subi a una roca y la dej caer de nuevo al suelo.BANG!

    La liebre anuncia el terremoto

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  • La liebre dio un salto. Terremoto! Rpido, huye, ha ocurrido de nuevo!

    Pero de repente se dio cuenta de que el len se estaba riendo. Y entonces vio lafruta movindose ligeramente a sus pies. Vaya!, susurr, despus de todo no era en realidad un terremoto verdad? No, dijo el len, no lo era y no haba razn para asustarse. Qu liebre ms tonta he sido!

    El len sonri amablemente.No pasa nada, hermanita. Todos, incluso yo, aveces tenemos miedo de cosas que no podemos comprender.

    Y despus de esto regres con paso suave en busca de las diez mil liebres queestaban an esperando en lo alto de la montaa para decirles que podan vol-ver a casa sin peligro alguno.

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  • Halla vive en la isla de Hei-maey. Ella examina el cielocada da. Mientras lo ob-serva desde lo alto de un

    acantilado que da al mar, ve el primerfrailecillo de la temporada.

    Ella se dice a s misma lundi, que signi-fica frailecillo en islands.

    Pronto el cielo se llena de ellos, fraileci-llos por todas partes. Regresan de su in-vierno en el mar a la isla de Halla y a lasislas cercanas que estn deshabitadaspara poner huevos y criar a los polluelosde frailecillos. Estos payasos del mar regresan a las mismas madrigueras aotras ao. Es la nica ocasin en la que van a tierra.

    Halla y sus amigos suben a lo alto de los acantilados para ver los pjaros. Vena las parejas de frailecillos golpear sus picos el uno contra el otro. Cada parejaque ven cuidar pronto de un huevo en las grietas profundas del acantilado.

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    Todos los aos unos pjaros blancos y negros de pico naranja vi-sitan la isla islandesa de Heimaey. Estos pjaros se llaman frailecillos.Se les conoce como los payasos del mar debido a aus picos de colorvivo y a sus movimientos torpes. Los frailecillos son aves patosas enlos despegues y aterrizajes porque tienen cuerpos gruesos y alascortas.

    Las noches de losfrailecillosBruce McMillan

  • Cuando los frailecillos salen de los huevos, los padres traen pescadocasa paraalimentar a los po-lluelos. Cada po-lluelo se convertiren un joven fraileci-llo. Las noches delos frailecillos lle-garn cuando losfrailecillos vuelenpor primera vez.Aunque an faltan

    largas semanas para las noches de los frailecillos, Halla piensa en preparar al-gunas cajas de cartn.

    Durante todo el verano los frailecillos adultos pescan y cuidan de sus polluelos.En agosto las flores cubren las madrigueras. Con las flores ya florecidas, Hallasabe que su espera de las noches de los frailecillos ha terminado.

    Los polluelos escondidos se han convertido en jvenes frailecillos. Ya llega elmomento en que Halla y sus amigos saquen sus cajas y antorchas para las no-ches de los frailecillos. Desde esta noche y durante las prximas dos semanaslos frailecillos se marcharn a pasar el invierno en el mar.

    En la oscuridad de la noche los frailecillos abandonan sus madrigueras para le-vantar el vuelo por primera vez. Es un viaje corto en el que mueven las alasdesde los altos acantilados. La mayora de los pjaros aterrizan a salvo en elmar que est por debajo. Pero algunos se equivocan por las luces del pueblo,quizs piensan que las luces son rayos de luna que se reflejan en el agua. Cien-tos de frailecillos aterrizan enel pueblo cada noche. Comoson incapaces de despegardesde el terreno llano, corrende un lado para otro y tratande esconderse.

    Halla y sus amigos pasarntodas las noches buscandofrailecillos en apuros que nohan conseguido llegar al agua.

    Las noches de los frailecillos

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  • Pero los gatos y los perros delpueblo tambin estarn bus-cndolos. Incluso si los gatos ylos perros no los atrapan, losfrailecillos podran acabar atro-pellados por los coches o camio-nes. Los nios deben ser losprimeros en encontrar los frai-lecillos perdidos. A las diez, lascalles de Heimaey estn llenasde vida con nios que vagan deun lado para otro.

    Halla y sus amigos corren a rescatar a los frailecillos. Provistos de antorchas,deambulan por el pueblo, buscando lugares oscuros. Halla ve un frailecillo.Corre tras l, lo coge y lo pone a salvo en una caja de cartn.

    Durante dos semanas, todos los nios de Heimaey duermen hasta tarde parapoder salir por la noche. Rescatan a miles de frailecillos.

    Cada noche Halla y sus amigos llevan a los frailecillos rescatados a casa. Al dasiguiente, con las cajas llenas de frailecillos, Halla y sus amigos bajan a la playa.

    Es hora de liberar a los frailecillos. Halla primero suelta a uno. Lo sujeta paraque se acostumbre a batir sus alas. Despus, sujetando al frailecillo de formaacogedora en sus manos, lo eleva en el aire y lo lanza sobre el agua ms all delas olas. El frailecillo revolotea una corta distancia antes de aterrizar en el mara salvo.

    Da tras da los frailecillos de Halla se alejan chapoteando hasta que las nochesde los frailecillos se acaban por este ao. Mientras ve a las ltimas cras de frai-lecillos y a los frailecillos adultos marcharse a pasar su invierno en el mar, Hallase despide de ellos hasta la prxima primavera. Les desea un buen viajemientras dice Adis, adis.

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  • Sigue el sendero del ro Nord

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    En el estudio PIRLS 2001 este texto fue presentado en forma de folleto independiente.

  • LA LECTURA Educacin Primaria, 4 cursoPruebas de evaluacin de la comprensin lectora PIRLS 2001 y 2006

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    El sendero del ro Nord

    El sendero del ro Nord es llano y fcilpara el ciclista, con muchas cosas quever por el camino.

    Empieza en Altenburg, y sigue la ori-lla este del ro. Cruza el puente que hayen el muelle de Altenburg.

    La senda te lleva al parque del Vallede la ribera. Aproximadamente a dosmillas del comienzo se encuentra elcaf Puesta de sol. Para seguir, tienesque mantenerte en la orilla oeste (vermapa).

    Atraviesas entonces la reserva natu-ral de Las marismas.

    Puedes parar para a visitar el histricopuerto de Banheim, cogiendo el pe-queo ferry que cruza el ro Nord.

    Contina por el sendero y disfruta de lareserva natural - llena de aves - queest en el camino al hotel Ro.

    Un poco ms adelante se llega a Grn-dorf. Puedes seguir una tranquilasenda rural por los terrenos del castillode Grndorf. Vers parte de la granmanada de gamos, a menudo muycerca.

    As llegas al final del sendero.

    Altenburg

  • Se avecina mucha lluvia y tambin bastante viento dijo Marcos,mientras se asomaba desde la proa del barco, que suba y bajaba. Yome preguntaba si mi delfn vendra en un da tan tormentoso comoaquel, pero en el mar embravecido no se vea ninguna aleta. Enton-ces, sent la primera punzada de inquietud.

    Hemos llegado. Lanza el ancla grit Marcos. Me puse el traje debuceo y la botella de oxgeno, quetena aire para cuarenta y cinco mi-nutos, y me lanc al mar. Baj y baj,hasta que divis el fondo del ocano.Haban pasado casi treinta minutosy slo haba conseguido ver rocas yms rocas. Echaba de menos los cu-riosos ojos de Lolo, observndome.Justo cuando el indicador de reservade aire sealaba que era el momentode salir a la superficie, vi un brillo demetal. Eran varios eslabones de una

    cadena de oro! Tir de ella con suavidad y, centmetro a centmetro, medio metrode cadena fue saliendo de entre la arena. Entonces, se qued enganchada.

    Mi reserva de aire se estaba agotando. Tena que salir a la superficie inmedia-tamente. Intent una vez ms tirar de la cadena para soltarla, pero estaba fuer-temente sujeta.

    Cuando sal a la superficie, Marcos agitaba los brazos con desespera-cin. Antes de que pudiera contarle lo que haba encontrado, me dijo: Tenemos que levar el ancla! Han dado aviso de fuertes rfagas delluvia y viento. Hay que irse!

    Marcos, espera. He encontrado oro! Hay una cadena de oro con piedras pre-ciosas que debe de pesar ms de dos kilos, pero est enganchada. Quiero volvera bajar para cogerla. Debe de valer una fortuna!

    Ni hablar, dijo Marcos. Las olas llegarn a alcanzar ms de cuatro metros.Con oro o sin l, tenemos que levar el ancla y marcharnos.

    Delfn al rescate

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  • El cielo tena muy mal aspecto, haba relmpagos y los truenos sonaban entrelas olas.

    Tienes razn, Marcos, pero qu pasa con nuestro tesoro?, repliqu yo, enfa-dado. Me pondr otra botella de oxgeno y volver a zambullirme para soltar lacadena.

    El barco tiraba con fuerza de las cuerdas del ancla. El viento ruga y la lluvianos golpeaba en la cara.

    De acuerdo accedi Marcos, las cuer-das pueden sujetar el barco otros cinco mi-nutos, pero ni uno ms.

    Salt al agua y me sumerg hasta el fondo.All estaba. La cadena pareca una serpientede oro enrollada en su lecho marino. Me pusea excavar, cada vez ms. Pareca que no seacababa nunca. Era una carrera contra eltiempo. Tena que soltar la cadena y regre-sar. Mir mi reloj. Haban pasado cuatro mi-nutos. Quiz las inmensas olas ya hubieranarrastrado el barco.

    En aquel momento, mis dedos tocaron algodiferente: del extremo de la cadena colgabaun medalln con rubes incrustados. La ca-

    dena entera meda algo ms de un metro y tena diamantes cada cinco eslabo-nes; era increblemente hermosa. Mientras me la enrollaba en el brazoizquierdo, el corazn me golpeaba en el pecho a causa de la emocin. Probable-mente me encontraba cerca de otras piezas del tesoro, pero el tiempo se mehaba acabado. Tena que salir a la superficie.

    Cuando sal, las olas empezaron a sacudirme de un lado a otro. El barco habadesaparecido! Me hallaba perdido y solo en medio de un mar agitado por la tor-menta. Las nubes eran tan negras que pareca de noche. Un escalofro me re-corri el cuerpo. Llova tanto que no consegua saber en qu direccin estaba lacosta.

    Durante horas luch por mantenerme a flote, esforzndome por respirar mien-tras cada ola que pasaba me golpeaba el rostro. Solo, agotado y aterido de fro,me di cuenta de que aquel poda ser mi ltimo da en el mundo. Y eso, por qu?

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  • Por un ancla de oro que me arrastrara hasta el fondo.

    Estaba tan cansado que apenas poda moverme. La angustia me invada. Conla mano derecha toqu la cadena, que segua enrollada en mi brazo izquierdo.La desenroll, abr la mano y dej que la joya se deslizara lentamente hacia elfondo, de vuelta a su lecho marino, donde haba permanecido durante casi tres-cientos aos.

    Auxilio! grit en la oscuridad. Que alguien me ayude! chill, aun sa-biendo que nadie me oira.

    Plof! Plof! De repente, el agua estall a mi alrededor produciendo un fuerteBUM! Entonces, o el sonido ms placentero que jams podr escuchar. Era elsonido de un delfn.

    Eres t, Lolo? susurr. Me senta tan fatigado que apenas poda mover losbrazos, pero consegu agarrarme a su aleta dorsal con las dos manos. Lolo dejescapar un animado canturreo y empez a nadar despacio, arrastrndome porel agua durante horas.

    Yo pensaba: Quin se va a creer esto? Ni yo mismo me crea lo que estaba su-cediendo. Nos acercamos poco a poco a la costa hasta que pude or cmo rompanlas olas. Lolo me llev hasta la playa y dej caer las piernas. Toqu el suelo conlos pies. Estaba a salvo.

    Lolo flotaba cerca de m y susurraba su alegre canto de delfn. Le deba la vida,que de una manera absurda yo haba arriesgado por una cadena de oro. Se diola vuelta y nad mar adentro, zambullndose hasta que lo perd de vista. Gracias, Lolo. Gracias por salvarme le vida grit.

    Delfn al rescate

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    Adaptado de Dolphin Treasure, de Waybe Grpver, e ilustrado por Jim Fowler. Publicado por Harper Collins Publishers, New York1996. No se han escatimado esfuerzos para obtener el permiso de reproduccin.

  • Preguntas: Delfn al rescate*

    1. Cul es el propsito principal del primer prrafo?

    Indicar que Marcos saba gobernar el barco.

    Indicar que podra haber problemas ms adelante.

    Indicar que el tiempo estaba mejorando.

    Indicar que el buzo saba que haba un tesoro.

    2. Cmo empez la amistad entre el buzo que narra la historia y Lolo, eldelfn?

    El buzo arranc un anzuelo de la cola de Lolo.

    Lolo ayudaba al buzo a buscar tesoros.

    El buzo daba de comer a Lolo todos los das.

    Lolo liber al buzo de una red submarina.

    3. Busca la parte de la historia que tiene una nube gris como sta:Qu le caus al buzo la primera punzada de inquietud?

    Que el barco estaba a unos cinco kilmetros de la costa.

    Que Marcos se asomaba desde la proa.

    Que no haba ni rastro de Lolo.

    Que no le quedaba ms aire enla botella de oxgeno.

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    * Respuesta correcta

    * Este texto y sus preguntas slo fue utilizado en el estudio piloto y no se publicaron datos sobre niveles de comprensin niporcentajes de aciertos.