Lectura 1 comentario bíblico adventista del séptimo día

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El idioma del Nuevo Testamento Fuente: Comentario Bíblico Adventista Tomo V El griego, idioma universal en el tiempo del Nuevo Testamento.- Por consenso casi unánime, se cree que los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos originalmente en griego. El griego era un idioma muy difundido en el Imperio Romano en los días de Cristo y los apóstoles. Se había extendido por todo el Medio Oriente hacia fines del siglo IV a. C. con la expansión del imperio de Alejandro. Todos sus sucesores fueron gobernantes griegos que fomentaron la difusión del idioma y la cultura de Grecia. El griego llegó a ser tan ampliamente conocido y se arraigó tan profundamente, que los romanos -que crearon su imperio en el siglo I a. C., desde el Atlántico hasta Persia- no pudieron suprimirlo. El latín predominó en el norte de Africa, España e Italia; pero no tuvo importancia en el mundo oriental. Aun en Italia, donde el latín era la lengua materna, la gente educada sobre todo hablaba griego, como su segundo idioma. Por ejemplo, la Epístola de Clemente, el documento cristiano más antiguo fuera del Nuevo Testamento, fue escrita en griego aunque se escribió en Roma. Entre los centenares de papiros descubiertos en las ruinas de la casa de un erudito de Herculano -ciudad destruida por la erupción del Vesubio en el año 79 d. C.- había menos de una docena de manuscritos en latín; todos los demás estaban en griego. Sin embargo, además del griego se usaban otros idiomas en diferentes partes del imperio. Por ejemplo, los judíos de Palestina hablaban arameo; los habitantes de Listra, "lengua licaónica" (Hech. 14: 1l) y, por supuesto, los habitantes de Roma hablaban latín. Esta multiplicidad de idiomas se refleja en la inscripción trilingüe colocada sobre la cruz del Calvario, escrita en (1) arameo (llamado hebreo en el Nuevo Testamento), el idioma del país, en (2) griego, el idioma difundido por todo el imperio y en (3) latín, el idioma oficial de la administración romana (Juan 19: 20). Una situación similar existió en la Palestina moderna durante el período del mandato británico, antes de la primera guerra judío-árabe de 1948, cuando, por ejemplo, los sellos de correos se imprimían en tres idiomas: hebreo, árabe e inglés. Más de un país del mundo tiene dos o más idiomas oficiales; los del Mediterráneo oriental no fueron, ni son, excepciones. El idioma griego común.- En fonética, gramática, sintaxis y vocabulario, el griego del Nuevo Testamento difiere del de las obras clásicas. En los siglos XVII y XVIII comenzó un arduo debate de erudición entre los que propugnaban varias explicaciones para este problema. 105 Los hebraístas atribuían estas diferencias a la influencia del hebreo, pues generalmente se creía que todos los autores del Nuevo Testamento habían sido judíos. Se afirmaba que aunque esos hombres podían escribir en griego, pensaban en hebreo, y por eso eran influidos por su lenguaje semítico. Por lo tanto, se clasificaban como hebraísmos todas las palabras y formas del Nuevo Testamento que no se encuentran en el griego clásico. Pero los puristas explicaban que, bajo la inspiración del Espíritu Santo, los autores del NT habían usado el griego más puro posible. Mientras sólo se conocieron las obras de los autores clásicos y el NT, no podía resolverse el problema mediante comparaciones con otras obras griegas. Hacia fines del siglo XIX comenzó una nueva era con el descubrimiento y la publicación de documentos no

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El idioma del Nuevo Testamento

Fuente: Comentario Bíblico Adventista Tomo V

El griego, idioma universal en el tiempo del Nuevo Testamento.-

Por consenso casi unánime, se cree que los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos originalmente en

griego. El griego era un idioma muy difundido en el Imperio Romano en los días de Cristo y los apóstoles. Se

había extendido por todo el Medio Oriente hacia fines del siglo IV a. C. con la expansión del imperio de

Alejandro. Todos sus sucesores fueron gobernantes griegos que fomentaron la difusión del idioma y la

cultura de Grecia. El griego llegó a ser tan ampliamente conocido y se arraigó tan profundamente, que los

romanos -que crearon su imperio en el siglo I a. C., desde el Atlántico hasta Persia- no pudieron suprimirlo. El

latín predominó en el norte de Africa, España e Italia; pero no tuvo importancia en el mundo oriental. Aun en

Italia, donde el latín era la lengua materna, la gente educada sobre todo hablaba griego, como su segundo

idioma. Por ejemplo, la Epístola de Clemente, el documento cristiano más antiguo fuera del Nuevo

Testamento, fue escrita en griego aunque se escribió en Roma. Entre los centenares de papiros descubiertos

en las ruinas de la casa de un erudito de Herculano -ciudad destruida por la erupción del Vesubio en el año

79 d. C.- había menos de una docena de manuscritos en latín; todos los demás estaban en griego.

Sin embargo, además del griego se usaban otros idiomas en diferentes partes del imperio. Por ejemplo, los

judíos de Palestina hablaban arameo; los habitantes de Listra, "lengua licaónica" (Hech. 14: 1l) y, por

supuesto, los habitantes de Roma hablaban latín. Esta multiplicidad de idiomas se refleja en la inscripción

trilingüe colocada sobre la cruz del Calvario, escrita en (1) arameo (llamado hebreo en el Nuevo

Testamento), el idioma del país, en (2) griego, el idioma difundido por todo el imperio y en (3) latín, el

idioma oficial de la administración romana (Juan 19: 20). Una situación similar existió en la Palestina

moderna durante el período del mandato británico, antes de la primera guerra judío-árabe de 1948, cuando,

por ejemplo, los sellos de correos se imprimían en tres idiomas: hebreo, árabe e inglés. Más de un país del

mundo tiene dos o más idiomas oficiales; los del Mediterráneo oriental no fueron, ni son, excepciones.

El idioma griego común.-

En fonética, gramática, sintaxis y vocabulario, el griego del Nuevo Testamento difiere del de las obras

clásicas. En los siglos XVII y XVIII comenzó un arduo debate de erudición entre los que propugnaban varias

explicaciones para este problema. 105 Los hebraístas atribuían estas diferencias a la influencia del hebreo,

pues generalmente se creía que todos los autores del Nuevo Testamento habían sido judíos. Se afirmaba que

aunque esos hombres podían escribir en griego, pensaban en hebreo, y por eso eran influidos por su

lenguaje semítico. Por lo tanto, se clasificaban como hebraísmos todas las palabras y formas del Nuevo

Testamento que no se encuentran en el griego clásico. Pero los puristas explicaban que, bajo la inspiración

del Espíritu Santo, los autores del NT habían usado el griego más puro posible. Mientras sólo se conocieron

las obras de los autores clásicos y el NT, no podía resolverse el problema mediante comparaciones con otras

obras griegas.

Hacia fines del siglo XIX comenzó una nueva era con el descubrimiento y la publicación de documentos no

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literarios, escritos mayormente en papiro pero también en alfarería (ostracones). Estos documentos eran

cartas y esquelas de gente común, anuncios públicos, facturas y recibos, contratos y licencias. El griego de

estos documentos es sorprendentemente parecido al del Nuevo Testamento.

El mérito de haber hecho este descubrimiento decisivo corresponde a Adolfo Deissmann, quien en los 40

años posteriores a 1895 demostró en numerosos artículos y libros que el lenguaje de los papiros y

ostracones es el mismo del Nuevo Testamento. Esto significa que los apóstoles escribían en el idioma del

pueblo, y no en el de los historiadores, comediógrafos y científicos, lenguaje que hubiera sido

completamente extraño para el pueblo común. La obra de Deissmann, Light FromtheAncient East, presenta

muchos ejemplos para demostrar este hecho. Porque era común entre los que hablaban el griego en el

Mediterráneo, este idioma del pueblo recibió el nombre de he koiné diálektos , o "koiné" en su forma

abreviada -"común"-, para distinguirlo de diversos dialectos griegos, como el ático, dórico, jónico o eólico. El

koiné es una mezcla de estos cuatro dialectos, pero depende más del ático que de los otros.

Un estudio del Nuevo Testamento revela que cuando el ático se transformó en koiné, abandonó algunas de

sus características peculiares. Por ejemplo, la forma tt del ático se volvió ss( thálatta , "mar, se convirtió en

thálassa ), y rr se transformó en rs ( árren , "varón", dio lugar a ársen ). Se extinguió la clásica forma verbal

dual, y el modo optativo (forma verbal que expresa deseo) así como el llamado "futuro ático", que rara vez

aparecen en koiné.

El dialecto koiné tomó algunas palabras y expresiones del Jónico y el dórico, y evolucionó creando otras

independientemente de cualquier dialecto griego. Entre estas últimas se encuentran los imperfectos éijamen

, "teníamos" y éijan, "tenían", del verbo éjo, "yo tengo", y el imperfecto élegan , "decían", de légo, "yo digo".

En koiné también se formaron muchas palabras nuevas uniendo sustantivos y verbos usados comúnmente

con preposiciones. El Nuevo Testamento revela que el idioma griego común también era rico en palabras de

origen extranjero. Del latín tomó centurio, "capitán", que aparece como kenturíon en el Nuevo Testamento,

y que a veces se usa en vez de la legítima palabra griega hekatontárjos. Kensos (del latín census ),

"impuesto", títlos (del latín titulus ), "título", también son palabras de origen extranjero que se hallan en el

Nuevo Testamento. Además del latín, otros idiomas prestaron palabras a los escritores del Nuevo

Testamento, como gáza , "tesoro", que viene del persa; kúminon, "comino", del malayo; bússos , "lino", del

fenicio; báïon, "rama de palmera", del egipcio; nárdos, "nardo", del sánscrito; y rhéde, "carruaje de cuatro

ruedas", del celta.

Recibieron un nuevo significado muchas palabras que son del griego clásico. Por ejemplo, laliá , que en la

literatura clásica significa "vano parloteo" , "locuacidad" , recibió la nueva definición de "dicho" , "lenguaje"

(Juan 4: 42; 8: 43); diamónion y 106 dáimon, el "dios" de los autores clásicos, llegó a significar "espíritu

malo"; y kóimsis, "sueño natural", se le dio la acepción de "muerte".

En el diccionario del koiné entraron algunas palabras procedentes de la administración civil y militar romana.

Entre ellas, rhabdóujos , literalmente "que lleva la vara", el lictor ("alguacil", cf. Hech. 16: 35), que llevaba las

insignias romanas ante los magistrados; y jilíarjos, el comandante de un millar de soldados, que era el

tribunusmilitum de la jerarquía militar romana.

Fuentes para el estudio del griego del Nuevo Testamento.-

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Aunque debe hacerse todavía un estudio mucho más amplio para poder comprender bien el griego koiné en

todos sus aspectos lingüísticos, los resultados de años de estudio han aclarado muchas dificultades. Los

siguientes elementos se destacan entre los que los eruditos han usado en estudios comparativos para

explicar el koiné.

Las obras helenísticas escritas en prosa, como las de Polibio (m. c. 120 a. C.), escritas antes de que el dialecto

ático experimentara un resurgimiento en los círculos literarios del mundo de habla griega, han ayudado a los

eruditos a comprender el koiné. Algunos escritores del período imperial -tales como Diodoro (m. c. 20 a. C.)

y Plutarco (m. c. 120 d. C.)- también escribieron en el idioma griego del pueblo común. Son valiosas

especialmente las obras de Filón (c. 20 a. C. - 50 d. C.), ya que, como Pablo, fue un judío que adquirió su

erudición fuera de Palestina y escribió en griego. La Carta apócrifa de Aristeas (de fecha incierta) y las obras

del historiador judío Josefo (m. c. 100 d. C.) también sirven para establecer comparaciones en los estudios

lingüísticos del koiné.

Además de las fuentes documentales literarias hay numerosos documentos oficiales preservados en piedra o

en papiro que tienen las características del lenguaje común, aunque -como ocurre en obras de esa

naturaleza- se emplean algunos términos legales estereotipados y expresiones de la misma naturaleza.

La traducción del Antiguo Testamento conocida como la LXX (ver t. I, p. 43) proporciona una de las

principales fuentes para entender el koiné. Como la LXX era una traducción y no una obra originalmente

escrita en griego, introdujo en el mundo de habla griega muchas expresiones y conceptos hebreos y

arameos. De ese modo proporcionó a la iglesia cristiana primitiva una terminología teológico en griego que

ya era familiar entre los judíos helenísticos, y así se convirtió en un medio en las manos de los apóstoles para

proclamar las enseñanzas de Cristo a los judíos de la dispersión, en palabras que ellos entendían en todas

partes. Además, desde Mesopotamia hasta Italia la LXX era la Biblia de millones de judíos. Por eso la mayor

parte de las citas del Antiguo Testamento que aparecen en el Nuevo son reproducidas de la LXX. Como

resultado de todos estos factores, el Antiguo Testamento en griego (koiné) ejerció una poderosa influencia

en la forma lingüística del Nuevo Testamento.

La literatura griega cristiana del siglo II también sirve como un material de comparación para comprender el

Nuevo Testamento en griego. Entre las obras de este período están los escritos de algunos de los primeros

padres de la iglesia, los evangelios apócrifos, los hechos de los apóstoles, también apócrifos, y las leyendas

acerca de mártires.

Sin embargo, la principal ayuda para comprender las expresiones del Nuevo Testamento ha sido

proporcionada por los escritos acerca de la vida cotidiana, encontrados en papiros y ostracones que se han

descubierto desde los comienzos de nuestro siglo. Estos documentos descubiertos por millares en los

basureros de las antiguas ciudades egipcias y como relleno en los vientres de los animales momificados que

se adoraban, proporcionan un cuadro acertado de la vida diaria y el lenguaje del pueblo común de Egipto en

los tiempos del mundo helenístico y romano. Se trata de decretos oficiales y reglamentos, peticiones de

particulares, quejas y pedidos, archivos de transacciones comerciales, licencias matrimoniales, certificados

de divorcio, testamentos y cartas de toda especie imaginable. Las cartas escritas en estilo natural y sin

artificios tienen un valor especial, pues dan a conocer una multitud de expresiones usadas en la vida

cotidiana de la antigüedad. Muchas de ellas fueron escritas por esposos a sus esposas, por hijos a sus padres,

por amigos, esclavos, soldados, oficiales y estudiantes.

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Es lamentable que estos documentos, que se han convertido en verdaderos tesoros para una mejor

comprensión del Nuevo Testamento, sólo se hayan conservado en el clima seco de Egipto. Si tuviéramos un

material semejante procedente de Asia Menor, Siria o Grecia, no hay duda de que proyectaría más luz sobre

el koiné, pues probablemente había diferencias dialectales en esos territorios.

Algunos rasgos peculiares del griego del Nuevo Testamento.-

No puede afirmarse que todas las expresiones y palabras del Nuevo Testamento hayan pertenecido al

idioma griego común. Algunas tienen una procedencia claramente hebrea o aramea, y otras son creaciones

nuevas que sólo se encuentran en la Biblia. Estas últimas palabras a veces son llamadas voces Biblicae,

"palabras bíblicas". A principios de nuestro siglo los eruditos las contaban por centenares, y con frecuencia

creían que eran creaciones del apóstol Pablo y de otros escritores bíblicos; pero como muchas han sido

descubiertas en papiros y en otros documentos antiguos, sólo hay en el Nuevo Testamento unas 50 de esas

palabras que todavía no se han hallado en escritos extrabíblicos. Algunos ejemplos de esas palabras son

antimisthía, "recompensa", y apokatalláss Ç "reconciliar", que tienen principalmente un significado religioso.

Algunas palabras presentan problemas de interpretación, aunque aparecen en fuentes no bíblicas. Por

ejemplo, la palabra allotriepískopos (1 Ped. 4: 15), que aunque se encuentra fuera de la Biblia, es de

significado tan oscuro que los traductores han sugerido los siguientes cinco significados: (1) "el que recibe u

oculta bienes robados" , (2) "un espía policial" , (3) "un informante" , (4) "el que se entromete en asuntos de

otros" , y (5) "un rebelde" . La palabra epióusios, traducida "cada día" en el Padrenuestro (Mat. 6: 11), se

halla en documentos extra bíblicos, pero su significado es aún incierto, hasta el punto de que los lexicógrafos

han propuesto cuatro interpretaciones diferentes: (1) "necesario para la vida", (2) "para este día", (3) "para

el día siguiente" y (4) "para el futuro".

Además de estas palabras, hay muchas otras en el Nuevo Testamento que no aparecen en forma idéntica en

obras no bíblicas, y que sin embargo pertenecen al koiné. Tales palabras son paroikía , "una permanencia",

que se encuentra fuera de la Biblia únicamente en la forma pároikos; anakainó Ç , "renuevo", usada por

Pablo en lugar de la forma más común anakainíz Ç y dolió Ç , "engaño", en vez de doló Ç.

Algunas palabras bien conocidas del koiné recibieron en el Nuevo Testamento un significado religioso

particular que no tenían en el lenguaje común. Por ejemplo, taázuma, "lo no leudado", se convirtió en un

término fijo para la fiesta judía de los panes sin levadura que seguía a la pascua; toanáth ' ma , "el don

consagrado", se convirtió en la cosa maldita; baptíz Ç, "zambullo" o "sumerjo", según el uso que le daban los

cristianos se aplicaba especialmente al rito del bautismo, y ha llegado al castellano como una palabra

prestada del griego; h ' kib Ç tós, "la caja", se usaba en el Nuevo Testamento para designar el arca de Noé y

el arca del testimonio; y h ' parask ' ué , "la preparación", llegó a ser el nombre del día que precede al

sábado, nuestro viernes.

Semitismos en el griego del Nuevo Testamento.-

Un hebraísmo es la traducción literal de una palabra o modismo hebreo. Una cantidad de tales expresiones

108 aparecen en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, prósoponlambánein es una traducción de la expresión

hebrea nasa' fanim, literalmente, "elevar el rostro", que llegó a significar "hacer acepción de personas",

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"discriminar". La expresión stómamájairas es la misma que la forma hebrea pi jéreb, literalmente, "boca de

la espada", que realmente significa "filo de la espada", o "espada afilada". El término géenna( "infierno de

fuego" , Mat. 5: 22) deriva del hebreo ge hinnom , "el valle de Hinnom", expresión que no podía entender un

griego que no estuviera familiarizado con la topografía de Jerusalén. Para los judíos de Palestina ese valle se

convirtió en un símbolo del lugar del castigo final para los impíos, y los escritores del Nuevo Testamento

usaron ese término con ese sentido (ver com. Mat. 5: 22).

El frecuente uso de huiós , "hijo", acompañado de un concepto abstracto en el genitivo, también tiene su

origen en hebreo y en arameo. Los escritores evangélicos usaron esta palabra con frecuencia al reproducir

las palabras de Jesús, quien sin duda hablaba en arameo. Estos escritores, al redactar los dichos de Jesús en

griego tan fielmente como les fue posible, usaron términos tales como "hijos de la resurrección" (Luc. 20:

36); " "hijos de la cámara nupcial ['los que están de bodas']" " (Mat. 9: 15); "hijos del trueno" (Mar. 3: 17);

"hijo de paz" (Luc. 10: 6); "hijos de luz" (Juan 12: 36), e "hijos de este siglo" " (Luc. 16: 8).

Se nota claramente la influencia de la LXX en estos semitismos, porque los autores del Nuevo Testamento al

escribir sobre temas espirituales inconscientemente se expresaban en el lenguaje del Antiguo Testamento

en griego, la Biblia de su tiempo. Algunas peculiaridades lingüísticas que no se encuentran en el griego

secular penetraron en esa forma en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, la palabra hebrea 'im es una

conjunción que generalmente significa "si"; pero a veces es una partícula que indica una pregunta, algo así

como un signo de interrogación. En otros casos - en juramentos o maldiciones- es una negación enfática que

corresponde con una expresión como "ciertamente no". Sin embargo, en la LXX se usa regularmente el

griego ei como equivalente del hebreo 'im , aunque ei normalmente sólo tiene el significado de "si" y nunca

esas otras acepciones. Las traducciones al español de Heb. 4: 3 ocultan esta construcción especial.

Algunas palabras griegas del Nuevo Testamento, no son más que transliteraciones de términos hebreos,

tales como "Aleluya ['alabad al Señor']" (Apoc. 19: 1); "amén ['sea así']" (Mat. 6: 13); "maná" , el pan del cielo

dado a los hijos de Israel en el desierto (Juan 6: 31); "Sabaoth ['huestes']" (Rom. 9: 29, VM); "hosana ['salva

ahora']" (Mat. 21: 9); y muchas otras. La forma en que estas palabras se han vuelto tan comunes en

castellano ilustra el proceso por el cual primero se popularizaron en griego.

En el Nuevo Testamento también hay unas pocas expresiones arameas, tales como "Abba ['padre']" (Mar.

14: 36); "Efata ['sé abierto']" (Mar. 7: 34); "Corbán ['una ofrenda dedicada']" (Mar. 7: 11); y "Maranatha ['el

Señor viene']" (1 Cor. 16: 22, RVA).

Diferencias literarias en los libros del Nuevo Testamento.-

Cualquiera que lea el griego bíblico puede reconocer diferencias en estilo literario dentro del Nuevo

Testamento. El que sabe poco griego, que lee sin dificultad lo que escribió Juan, quizá se desespere cuando

trate de leer la segunda Epístola de Pablo a los Corintios o la Epístola a los Hebreos.

Los autores del Nuevo Testamento pertenecían a diferentes estratos sociales y habían pasado por diversas

clases de instrucción y educación. Esas diferencias del ambiente de donde procedían se reflejan en su

lenguaje. Algunos usaban las formas más sencillas del griego familiar, mientras que otros procuraban

expresarse en forma literaria en su estilo y expresiones.

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El griego más sencillo del Nuevo Testamento es el del Apocalipsis, en tanto que 109 el más refinado y

elegante estilo se aprecia en la Epístola a los Hebreos. Los escritos de Lucas están muy cerca de esta epístola

por la excelencia de su estilo, y 13 cartas que llevan el nombre de Pablo quizá sigan a continuación.

El Evangelio de Marcos está en el extremo opuesto, o sea, escrito en un lenguaje muy sencillo. E autor se

preocupó más por el importante contenido de su estudio que por la forma literaria. De todos los autores del

Nuevo Testamento, Marcos es el que usa mayor cantidad de palabras extranjeras. Entre éstas hay términos

semíticos como rabbí, " "maestro" " (Mar. 9: 5); rabbouní, "maestro" (Mar. 10: 51); " Abba, "padre" " (Mar.

14: 36); "talita cumi" (Mar. 5: 41); "corbán" (Mar, 7: 11); " "Satanás" (Mar. 1: 13); "Boanerges" (Mar. 3: 17); y

palabras latinas empleadas como " tributo"," Gr. k'nsos, latín census (Mar. 12: 14); " "denarios"," Gr.

denárion, latín denarius (Mar. 6: 37); "centurión" , Gr. kenturiÇn, latín centurio (Mar. 15: 39); y el verbo "

"azotar" , Gr. fragellóÇ latín flagello (Mar. 15: 15). Un amante del griego culto no podría haberse sentido

satisfecho con las muchas palabras extranjeras del Evangelio de Marcos ni con su indudable uso monótono

de la conjunción kaí, "y".

En estos aspectos los autores de los otros Evangelios han proporcionado un texto mucho más fluido. Por

ejemplo, Mateo evitó krábbatos , "una camilla", "una cama" (palabra extranjera de dudoso origen, empleada

por Marcos), y en su lugar usó la palabra griega correcta: klín ' (compárese Mar. 2:4, 9 con Mat. 9: 2, 6). En

lugar de la expresión semítica "hijos de los hombres" (Mar. 3: 28), Mateo sencillamente habla de "

"hombres" al presentar la misma declaración de Jesús (Mat. 12: 31). En otras partes eludió así mismo otras

frases semíticas. En vez de usar monótonamente la conjunción kaí, "y", con frecuencia unió sus cláusulas por

medio de las partículas tóte, " "entonces" , y dé, "pero"," o recurrió al uso del participio (cf. Mar. 1: 41 con

Mat: 8: 3).

Lucas empleó un griego más elegante que el de Marcos y Mateo; casi no usó palabras de procedencia

extranjera. En vez de los vocablos latinos equivalentes a "impuesto", "capitán", "centavo", "azotar", empleó

términos griegos apropiados. La construcción de sus frases también muestra un uso más refinado de las

cláusulas griegas. Une las oraciones subordinadas con las principales mediante formas participiales o por

pronombres relativos. Lucas siempre define claramente el sujeto de la oración, pero Marcos usa con

frecuencia el pronombre "él" en forma ambigua. Lucas y Mateo narran ciertos relatos omitidos por Marcos,

en donde se advierte el uso de un griego más refinado en el primero que en el segundo. Lucas se expresa

mejor en griego en aquellas partes de Hechos donde informa como testigo presencial, que en su Evangelio y

en la primera parte de Hechos donde basa su narración en el testimonio escrito u oral de otros. La forma

como Lucas se expresa en griego revela que tuvo una instrucción muy buena; a veces se aproxima al estilo

clásico.

Pablo también demuestra en sus cartas que conocía el uso culto del griego, y sus expresiones y la elección de

palabras revelan a veces que estaba bien familiarizado con el ático clásico. Sus epístolas manifiestan

claramente su educación en la ciudad universitaria de Tarso, y que conocía bien los mejores escritos de su

tiempo. Las siguientes palabras literarias, tomadas del gran número de las que aparecen en sus epístolas,

demuestran esto, aunque su excelencia se pierda en la traducción: dípsos , " "sed" " (2 Cor. 11: 27);

egkratéuomai, " "ejercer dominio propio", "ser temperante" " (1 Cor. 7: 9; 9: 25) ; athanasía , "

"inmortalidad" (1 Cor. 15: 53-54; 1 Tim. 6: 16); eleuthería, "libertad" " (Gál. 2: 4, etc.); anakefalaió Ç "

"resumir" (Rom. 13: 9; Efe. l: 10); d Ç r ' ma , " "don" (Rom. 5: 16); politéu Ç, "comportarse" (Fil. 1: 27);

pleonékt ' s , " "avaro" " (1 Cor. 5: 10-11).

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A veces Pablo usa recursos literarios impresionantes para que sus palabras sean gratas al oído. La lectura en

griego de Rom. 12: 3 muestra cuán notablemente empleaba las palabras huperfronéin, fronéin y s Çfronéin .

La belleza literaria de este 110 versículo se pierde en la traducción, pues en la RVR estas tres palabras se han

traducido respectivamente como "tener más alto concepto de uno mismo", "deber tener" y "pensar de sí

con cordura". En otros pasajes Pablo también emplea la aliteración, o sea, el uso de palabras de sonido

semejante. En Fil. 3: 2-3 hay un juego de palabras donde los términos katatom ' y peritom ' revelan la

habilidad literaria de Pablo, y hallan un eco en la traducción castellana "cortamiento" (RVA) y "circuncisión".

Sin embargo, ninguna traducción puede exhibir adecuadamente el encanto literario de combinaciones como

fthónos y fónos, " "envidia" y "homicidio" (Rom. 1: 29), y asúnetos y asúnthetos, " "necios" y "desleales"

(Rom. 1: 31).

Desde el punto de vista del lenguaje, la Epístola a los Hebreos es la obra literaria magistral del Nuevo

Testamento, pues contiene una riqueza de bellas expresiones griegas dentro de un estilo que fluye

hermosamente. Su estructura sintáctica muestra un ritmo placentero, con juegos de palabras como los

siguientes :émathen y épathen "("aprendió", "padeció"," cap. 5: 8), y ménousan y méllousan "("permanente"

y "por venir", " cap. 13: 14), muy agradables al oído del que los lee en griego.

El estudio que acabamos de hacer muestra cuán abarcante es la investigación del idioma original del Nuevo

Testamento. Para entender plenamente el verdadero significado del mensaje divino es insuficiente un

conocimiento del griego clásico, pues los escritores de la Biblia no usaron ese lenguaje. Es necesario captar el

significado de las palabras del Nuevo Testamento según el lenguaje familiar del pueblo común del siglo I, ya

que los apóstoles escribieron para esa clase de gente.