Lectio divina del Salmo dominical Domingo IV de Cuaresma Año A

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Lectio divina del Salmo dominical Domingo IV de Cuaresma Año A 1S 16,1b.6-7.10-13a: David es ungido rey de Israel. Sal 22,1-3a.3b-4.5.6: El Señor es mi pastor, nada me falta. Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz. Jn 9,1–41: Fue, se lavó y volvió con vista.

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Lectio divina del Salmo dominical Domingo IV de Cuaresma Año A. 1S 16,1b.6-7.10-13a: David es ungido rey de Israel. Sal 22,1-3a.3b-4.5.6: El Señor es mi pastor, nada me falta. Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz. Jn 9,1–41: Fue, se lavó y volvió con vista. - PowerPoint PPT Presentation

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Lectio divina del Salmo dominical

Domingo IV de Cuaresma

Año A1S 16,1b.6-7.10-13a: David es ungido rey de Israel.

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6: El Señor es mi pastor, nada me falta.Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.

Jn 9,1–41: Fue, se lavó y volvió con vista.

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El Señor es mi pastor, nada me falta.

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me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.  

El Señor es mi pastor, nada me falta:en verdes praderas me hace recostar;

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El Señor es mi pastor, nada me falta.

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Me guía por el sendero justo,por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,nada temo, porque tú vas conmigo:tu vara y tu cayado me sosiegan.

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El Señor es mi pastor, nada me falta.

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Preparas una mesa ante mi,enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,y mi copa rebosa.

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El Señor es mi pastor, nada me falta.

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Tu bondad y tu misericordia me

acompañantodos los días

de mi vida,y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

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El Señor es mi pastor, nada me falta.

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LectioAhora leemos el

salmo entero, despacio…

SALMO 22 (23)

1 [Salmo. De David.] El Señor es mi Pastor, nada me falta:2 en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas3 y repara mis fuerzas;me guía por el sendero justo,por el honor de su nombre.

4 Aunque camine por cañadas oscuras,nada temo, porque tú vas conmigo:tu vara y tu cayado me sosiegan.

5 Preparas una mesa ante mí,enfrente de mis enemigos;me unges la cabeza con perfume,y mi copa rebosa.

6 Tu bondad y tu misericordia me acompañantodos los días de mi vida,y habitaré en la casa del Señorpor años sin término.

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Un sentimiento de profunda confianza en Dios -expresado en un lenguaje de incomparable belleza poética- es la característica de este Salmo tantas veces orado y comentado.

• En la primera parte (vv. 1-4), el salmista se vale de la imagen del “pastor” para describir su experiencia de la protección divina. El Señor es el Pastor y él es la oveja que Dios cuida y guía con ternura.

• En la segunda parte (vv. 5-6), la imagen empleada es la del Anfitrión y Aliado. Los elementos simbólicos parecen entrecruzarse con la referencia a una situación concreta: el salmista, perseguido por sus enemigos (v. 5) se pone al amparo del Señor en el Templo (v. 6), y allí el Señor le brinda su hospitalidad, haciéndolo partícipe de su mesa (v. 5).

El nexo de unión de ambas imágenes lo podemos resumir en el v. 4b: “Tú vas conmigo.” (Versículo que nos sacude ya que el salmista que hasta ahora relataba su experiencia en tercera persona, de repente, consciente de la Presencia del Señor a su lado, comienza a dirigirse a Él en agradecida conversación). El salmista sabe que en el pasado de su Pueblo Dios lo liberó de Egipto, y lo guió por el desierto como a un rebaño hasta conducirlo a la tierra prometida donde Él ejerce como Anfitrión.

El Nuevo Testamento retoma la imagen del “pastor” para aplicarla a Cristo, el “Buen Pastor” que da la vida por sus ovejas (Jn. 10).

Lectio¿Qué dice el texto?

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Este salmo que –según los estudiosos- en su núcleo es davídico- nos lo ofrece la liturgia como respuesta confiada y admirada al contemplar la elección y unción de David como rey por parte del Señor. David, que era pastor, bien pudo exclamar esta oración ante el Señor. Sabía de lo que hablaba. Había vivido no sólo el mundo pastoril sino también las persecuciones y había tenido que buscar su apoyo y refugio en la morada del Señor. Realmente, para él el Señor fue Pastor y Anfitrión.

Con las “cañadas oscuras” de las que habla el salmo, y en las cuales la oveja se desorienta porque no ve, pero que camina segura porque la guía el pastor con el suave y acompasado toque de su cayado, quizá se hubiese identificado el ciego de nacimiento de que nos habla el Evangelio de hoy ya que Jesús se le reveló como la Luz del mundo que le devolvió la vista y le abrió a la luz de la Fe en Él. Sin embargo, no olvidemos que el capítulo 9 de Jn es una gran catequesis bautismal. La liturgia estos domingos no busca armonizar el salmo con el Evangelio.

Con todo, pidamos con este salmo por tantos catecúmenos que se preparan de forma más intensa estos días de Cuaresma para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana la noche santa, durante la solemne Vigilia Pascual.

Con la recepción del bautismo a todos se nos abre la vivencia mística de este salmo que es una parábola de nuestra vida sacramental: el Señor nos conduce a las fuentes tranquilas del Bautismo, repara nuestras fuerzas en la Confirmación, nos prepara la mesa y hace que rebose nuestra copa en la Eucaristía, unge con perfume a los que llama al Orden sacerdotal, nos guía y acompaña cuando atravesamos las cañadas oscuras de la muerte para hacernos habitar en la Casa del Señor por días sin término.

MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el

texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las

lecturas del domingo.

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Cuando camine por cañadas oscuras, guíame, Señor, con el rítmico toque de tu cayado. Que sepa reconocer su sonido en medio de mis afanes. Que tu vara desbroce los impedimentos que hacen que me desoriente o me quede bloqueado, sin caminar en pos de Ti. Que no olvide que en tu Morada siempre me esperas y me acoges y no sólo esto sino que Tú mismo me acompañas en el camino de la vida.

¡Gracias, Señor, porque tú vas conmigo!

Oratio¿Qué me hace decirle a Dios este

salmo?

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“A los que están siendo iluminados con la luz de la doctrina.

Tiempo de confesión es este. Confiesa tus obras, lo que has dicho y lo que has hecho, en la noche y por el día. Confiésalas en el tiempo oportuno y en el día de la salvación recibe el tesoro celestial. (…) Vas a dejar completamente las cosas mundanas; lo que abandonas es poca cosa, en cambio, lo que recibes del Señor es enorme. (…) Lucha por tu alma, sobre todo en estos días. Aliméntala con la lectura de la Palabra divina; el Señor dispuso para ti una mesa espiritual. Di también tú con el salmista: el Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar; hacia aguas tranquilas me guía; reconforta mi alma.” (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 1: Preparación al Bautismo, Ciudad Nueva, Biblioteca de patrística 67, Madrid 2006.)

ContemplatioMiro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son

maestros…

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Adora y confía mientras realizas tus tareas al suave toque de la moción del Espíritu.

Actio¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el

momento de la “obediencia de la Fe”…