Lección 8. MEDITACIÓN CONTEMPLATIVA. Nombre en Guevurá general

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LECCIÓN 8. SEGUNDA PARTE MEDITACIÓN EN GENERAL Y PRÁCTICA CON NOMBRES DE DIOS MEDITACIÓN CONTEMPLATIVA (HITBONENUT). Lo primero es distinguir entre concentración y meditación. Mediante la concentración se aísla un objeto de todos los estímulos circundantes de modo que constituya el único contenido de la conciencia. Este objeto puede ser algo del mundo externo – una flor, una piedra – o del mundo interno – una idea, una emoción, una cualidad, una virtud, un símbolo, una imagen divina, un Nombre de Dios, el propio sujeto de la conciencia, la nada –. Este proceso de concentración – aislamiento – se llama Hitbodedut. Una vez que la mente se halla enfocada plenamente en el objeto, se puede usar éste como una escalera para ascender primero a los niveles mentales intuitivos, que son supraformales, y después, desde esa nueva plataforma mental (Yetsirá superior/ Briá inferior) ascender a los niveles espirituales superiores. Para ello se deja que el objeto de concentración irradie espontáneamente los muchos contenidos a él referidos, que van progresivamente de lo particular a lo universal, hasta alcanzar la fuente de todo pensamiento (Jojmá). Ese proceso es lo que llamamos meditación Hagá. El hilo conductor es la Kavaná, la atención dirigida. La concentración es pues una condición necesaria pero no suficiente para la meditación. La concentración es contracción. Con ella se alcanza un estado de claridad de conciencia, vívida y luminosa. La meditación parte del objeto y lo amplía, expandiéndolo hacia los niveles superiores. Llega un punto en que el alma y el objeto se funden en lo universal y se produce una transferencia de energía, porque la meditación no es sólo un modo de adquirir conocimiento; es también una forma de llenarse de poder espiritual. Esta fase recibe el nombre de Siaj. Hasta ahora el meditador ha empujado con Kavaná. Ahora se abandona y recibe. El estado en el que el meditador se une con lo meditado por la asimilación a su ser de todos los contenidos que el objeto ha irradiado hasta lo trascendente, se llama Hitbonenut (contemplación). El conocedor y lo conocido se funden en Daát, el acto único de Conocimiento, en el que también están unidas las tres sefirot supremas, y mediante el

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LECCIÓN 8. SEGUNDA PARTEMEDITACIÓN EN GENERAL Y PRÁCTICA CON NOMBRES DE DIOS

MEDITACIÓN CONTEMPLATIVA (HITBONENUT).

Lo primero es distinguir entre concentración y meditación. Mediante la concentración se aísla un objeto de todos los estímulos circundantes de modo que constituya el único contenido de la conciencia. Este objeto puede ser algo del mundo externo – una flor, una piedra – o del mundo interno – una idea, una emoción, una cualidad, una virtud, un símbolo, una imagen divina, un Nombre de Dios, el propio sujeto de la conciencia, la nada –. Este proceso de concentración – aislamiento – se llama Hitbodedut.

Una vez que la mente se halla enfocada plenamente en el objeto, se puede usar éste como una escalera para ascender primero a los niveles mentales intuitivos, que son supraformales, y después, desde esa nueva plataforma mental (Yetsirá superior/ Briá inferior) ascender a los niveles espirituales superiores. Para ello se deja que el objeto de concentración irradie espontáneamente los muchos contenidos a él referidos, que van progresivamente de lo particular a lo universal, hasta alcanzar la fuente de todo pensamiento (Jojmá). Ese proceso es lo que llamamos meditación Hagá. El hilo conductor es la Kavaná, la atención dirigida.

La concentración es pues una condición necesaria pero no suficiente para la meditación. La concentración es contracción. Con ella se alcanza un estado de claridad de conciencia, vívida y luminosa. La meditación parte del objeto y lo amplía, expandiéndolo hacia los niveles superiores. Llega un punto en que el alma y el objeto se funden en lo universal y se produce una transferencia de energía, porque la meditación no es sólo un modo de adquirir conocimiento; es también una forma de llenarse de poder espiritual. Esta fase recibe el nombre de Siaj. Hasta ahora el meditador ha empujado con Kavaná. Ahora se abandona y recibe.

El estado en el que el meditador se une con lo meditado por la asimilación a su ser de todos los contenidos que el objeto ha irradiado hasta lo trascendente, se llama Hitbonenut (contemplación). El conocedor y lo conocido se funden en Daát, el acto único de Conocimiento, en el que también están unidas las tres sefirot supremas, y mediante el cual las luces de la Sabiduría y del Entendimiento se vierten en el alma.

Hay que distinguir también la meditación de la reflexión profunda. La reflexión intelectual, en tanto que discurso construido a partir de conceptos encadenados lógicamente, no trasciende a los niveles superiores. En efecto, como el significado de un concepto es otro concepto (y explicar algo consiste en sustituir un armazón conceptual por otro) la reflexión intelectual se mueve siempre en círculo. Salvo que se permita al concepto ir más allá de sus propios límites – lo que va contra la lógica aristotélica – éste no puede ganar en verticalidad, la dimensión de la conciencia pura.

La meditación contemplativa es, pues, una forma de autoeducación mental. Como todo proceso de este tipo es lento y sin resultados aparentes durante mucho tiempo. Su técnica, en esencia, consiste en mantener una “idea” en la mente y, sin perderla nunca de vista, seguir cadenas de contenidos mentales referidos a ella. De alguna manera se permite que la mente asocie con libertad, pero manteniendo una disciplina (sin tensión), de forma que todas las asociaciones remitan al objeto de meditación. Pero a diferencia de la reflexión en la que la mente es activa respecto del objeto, aquí se torna pasiva: Deja que el objeto – la idea, el símbolo, el contenido de conciencia – hable por sí mismo, o mejor dicho, permite que la Mente Universal hable a través de él. Por ello es tan necesaria la concentración, porque la meditación será más profunda cuanto más receptiva y libre de tensiones internas se halle la mente del sujeto.

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No importa si al principio sólo se obtiene cadenas asociativas que parecen diferenciarse en poco de las ideas que uno podría esperar tener normalmente. A pesar de ello, se debe seguir dando vueltas alrededor de la idea clave. Lentamente se irá horadando un pozo cada vez más profundo, hasta que la mente llega a traspasar los niveles del pensamiento concreto y alcanza los de la intuición supraformal, sintética e iluminadora. Ésta se presenta al principio en forma de chispazos de entendimiento o de realizaciones profundas que irán creciendo en nitidez. Se trata de abrir un canal de forma que la sabiduría y el entendimiento fluyan de forma espontánea a la mente que, gracias a la disciplina, se encuentra en un nivel capaz de tocar a la esencia de las cosas.

La forma concreta mediante la que se expresarán las realizaciones espirituales – conceptos, impresiones, imágenes visuales, etc. – dependerá del propio individuo y de los niveles inferiores de su mente. Una forma espiritual, si no adquiere una vestidura concreta – emoción, idea, imagen o combinaciones de todas – permanece inaprensible. Durante la meditación, el individuo acepta lo que le viene, pero después lo somete a un cierto análisis (no en el momento mismo de la meditación, pues eso le “sacaría” del estado meditativo) De ese modo aprende a hablar el lenguaje de los niveles superiores de su mente, estableciéndose una comunicación fructífera.

Sin embargo, el proceso no debe forzarse más allá de un punto que el propio sentido común es capaz de percibir1. Ni todo es igual de importante, ni las cosas revelan su sentido de inmediato. Es fundamental, por tanto, el llevar un diario personal en el que inmediatamente después se escriba todo lo relevante acaecido durante la meditación. Hay muchas cosas de naturaleza sutil que se olvidan enseguida, una vez que la mente consciente vuelve a asumir el control.

Nuestro objeto fundamental de meditación contemplativa va a ser las Sefirot del Árbol de la Vida que son, como sabemos, los arquetipos básicos del Espíritu. Se da por supuesto que antes hemos estudiado a fondo los significados y atribuciones de cada una de ellas. El proceso de alimentar la mente con información y experiencia es básico para tener puntos de apoyo sobre los que la mente abstracta pueda elaborar.

En la meditación no se trata de simplemente dar un repaso a las correspondencias, aunque esa podría ser una forma de empezar. Más bien hay que expandir cada una de las atribuciones, empezando por el mismo nombre de la sefirá, sus características y cualidades, y siempre teniendo en cuenta que el Nombre de Dios asociado a cada sefirá será el principal foco de meditación. También podría elegirse uno de estos aspectos cada día, con una meditación final global de consolidación. Por supuesto, esta segunda forma de trabajar es más concienzuda y lleva a la larga a mejores resultados.

Toda meditación, en cuanto supone una ascensión por los mundos, no puede consistir simplemente en un mero ejercicio intelectual. La mente formativa y sus contenidos se sitúan en Yetsirá, pero hay que esforzarse por alcanzar el dominio del ser, el mundo Briático de cualidades abstractas, y desde ahí, abrirse al influjo Atsilútico de la Luz pura. Por eso, ya sea mediante el procedimiento de hacerse Vd. mismo el protagonista de las situaciones que el ejercicio plantea – como en el ensueño creativo – ya por cualquier otro método de autoinducción del estado anímico adecuado, el resultado es que Vd. debe crear o recrear en Vd. mismo la cualidad sobre la que versa la meditación (Briá) Ésta debe terminar en alguna forma de contemplación, por lo que, como se ha dicho, el contemplador se une a lo contemplado (a su raíz divina) en una unidad de conciencia (Atsilut)

Así pues, vayan por donde vayan sus meditaciones sefiróticas, lo importante es que Vd. alcance y haga vivo en Vd. el espíritu o estado de ser que cada sefirá representa. Si, por

1 La discriminación, virtud de Maljút, juega aquí un papel básico.

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ejemplo, estemos meditando en Biná, no basta con que pensemos en todo lo que se nos ocurra sobre esta sefirá. Debemos vivirlo y serlo. Todas nuestras facultades internas estarán concentradas en la tarea de “ser” una actualización del Entendimiento. Por supuesto, ese estado se traducirá en una forma de pensar, sentir, imaginar y hasta de ponerse físicamente, pues el tono muscular de una situación guevúrica de alerta y autocontrol no es el mismo que el de emotividad y enamoramiento propio de Nétsaj.

Los Nombres de Dios son la llave última de los arquetipos sefiróticos. Lo primero que puede hacer es concentrarse en el Nombre, de modo que éste llene todo el campo de la mente, mientras que Vd. se esfuerza por ascender al máximo concepto espiritual de la sefirá del que es capaz. Manténgase en un estado de adoración y profunda reverencia ante la manifestación de la Presencia Divina representada por ese Nombre. Puede repetir internamente el Nombre a modo de mantra (¡en el contexto judío nunca se pronuncia en voz alta!) o visualizarlo en letras hebreas, siempre pulsando con una energía de fuego blanco irradiando luz blanca o del color de la sefirá correspondiente. Haga un acto de aspiración consciente y exprese su deseo de llegar a ser digna morada de la Presencia Divina.

En un segundo paso se empieza visualizando en el firmamento el Nombre Divino de la sefirá en letras (hebreas) de fuego blanco, emitiendo luz blanca (o todo del color atsilútico asociado a la sefirá.). Las letras deben llenar todo el campo de visión. Durante unos instantes Vd. se concentrará exclusivamente en ellas. La siguiente fase es de armonización y unificación con la Luz. Imagine que un rayo de Luz desciende desde el Nombre y penetra en Vd. por la zona de la coronilla (el centro microcósmico correspondiente a Kéter). Esta Luz recorre su cuerpo según el Rayo Relampagueante y las correspondencias sefiróticas internas2, hasta alcanzar el centro de Maljút bajo las plantas de los pies donde se estabiliza. Imagine todos sus centros psíquicos sefiróticos luminosos y vibrando en la frecuencia de la Luz Divina. Imagine todos sus órganos y partes del cuerpo bañados en esa Luz que le limpia por completo y elimina toda forma de negatividad. Deténgase en aquellas regiones aquejadas de algún tipo de dolencia y contemple cómo la Luz aporta curación, salud y vitalidad. Imagine que la Luz penetra hasta la médula de los huesos, fortaleciendo su sistema inmunológico. Perciba cómo a través de los miles de capilares y conductos microscópicos, la Luz alcanza a todas las células de su cuerpo, y en particular limpia, rectifica y activa las cadenas de ADN del núcleo celular. Puede ser todo lo detallado que desee o que la situación requiera (en el contexto de curación, por ejemplo)

Anhele adherirse fuertemente a Dios a través de su bendito Nombre y siéntase totalmente unificado con la Luz. Después, irrádiela a su entorno, para el beneficio de todos los seres o canalícela hacia una intención concreta (de tipo espiritual, dadora). Como dice Gikatila3:

“El que quiera satisfacer sus deseos con el uso de los Nombres de Dios debe primero estudiar con todas sus fuerzas la Torá, para poder captar el significado de cada uno de los Nombres de Dios que en ella se mencionan... Debe saber y entender que cada uno de estos Nombres es como una llave para todas sus necesidades, sean cuales sean.

“Cuando una persona contempla estos Nombres verá que toda la Torá y todos los mandamientos dependen de ellos. Si sabe el significado de todos los Nombres, entenderá la grandeza de Aquél que habló y trajo al ser al universo todo. Temerá a Dios, anhelando y consumiéndose por adherirse a Él, por su conocimiento de los Nombres. Estará entonces ceca de Dios y sus oraciones hallarán respuesta.

2 Ver más adelante Ejercicio V – 5, Tikún HaNéfesh.3 Shaaré Orá. Introducción. Citado también por Kaplan: Meditación y Cábala, pag 141.

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“Respecto a lo cual, está escrito: ‘Le elevaré, porque conoce mi Nombre’ (Sal 91:14) El versículo no dice: ‘Le contestaré’ sino ‘le elevaré’. No dice tampoco ‘porque pronunció mi Nombre’, sino ‘porque conoce mi Nombre’. Y esto es porque lo principal es el conocimiento.

“[Cuando alguien posee tal conocimiento] puede llamar y Dios le responde. Esto significa que si necesita algo y se concentra en el Nombre asociado con su necesidad, recibirá respuesta”.

Una forma de proceder es visualizando la intención acorde con la sefirá como ya realizada. En cualquier caso siempre hay que cumplir la fase de compartir la Luz como una forma de contribuir al Tikún Olam, el arreglo espiritual del mundo. Después hay que agradecer, despedir y volver.

Antes de abandonar por completo esta panorámica general vamos a incluir una larga cita del Zohar4 sobre los distintos tipos de meditación que nos permitirá comprobar cómo la Cabalá medieval – incluyendo la rama teosófica o especulativa – no carecía de un sistema completo, por más que en muy pocas ocasiones entrara explícitamente en detalles:

“4. Pero la petición que un hombre desea formular a su Señor puede de ordinario ser propuesta de nueve modos:

“5. (1) Por medio del alfabeto; o (2) conmemorando los atributos del santísimo y muy bendito Dios, clemente y compasivo, etc. (según el pasaje del Éxodo 34:6)5; o (3) mediante los venerables Nombres del santísimo y muy bendito Dios, a saber, Ehyé (para la Corona), Yah (respecto de la Sabiduría)... ; o (4) mediante las diez sefirot o numeraciones, que son: Maljút, el Reino; Yesod, el Fundamento;... ; o (5) por la conmemoración de los justos, tales como los patriarcas, los profetas y los reyes; o (6) mediante aquellos cánticos y salmos en los que se halla la verdadera cabalá; o (7), y por encima de todas las anteriores, sabiendo cómo declarar las conformaciones de su Señor, como es honorable hacerlo6; o (8) si se sabe cómo ascender desde lo que está abajo hasta lo que está arriba; o (9) sabiendo además cómo derivar el influjo desde lo supremo hacia abajo. Y en los nueve modos es necesaria una muy grande concentración de la atención; porque respecto del que no la ejerciera está escrito (I Sam 2:30): ‘Y los que me desprecian serán tenidos en poca estima’.

...“9. Pero si un hombre medita atentamente en las nueve divisiones de esas formas

como es dado hacerlo, ese hombre honra el Nombre de su Señor, el Santo Nombre. Y a él se aplica lo que está escrito (I Sam 2:30): ‘A los que me honran Yo honraré; y los que me desprecian serán tenidos en poca estima’. Le honraré en este mundo, preservándole y proporcionándole todo aquello de que ha menester, para que todas las naciones de la tierra puedan ver que el Nombre del Señor e invocado sobre él, y para que le teman. Y en el mundo futuro será digno de estar en el tabernáculo de los justos.”

Práctica con Nombres de Dios

4 Sifra Dzeniuta. Anotación al Cáp. III. Pág. 87 de Kabbalah Unveiled.5 Las trece midot.6 Meditación contemplativa sobre el propio ser de lo Divino.

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En el programa personal diario de meditaciones se puede seguir el orden judío o el orden hermético consagrado en los nombres occidentales de los días de la semana. El orden judío es: domingo/Jésed; lunes/Guevurá; etc. El sábado hacemos Dáat/Biná. El orden hermético es: domingo/sol-Tiféret; lunes/luna-Yesod; martes/marte-Gevurá; hasta sábado/saturno-Biná.

Por supuesto, se puede meditar en un Nombre siempre que la situación lo requiera, según la necesidad o inspiración personales o para ayudar a otras personas. Y puede hacerse durante un largo periodo de tiempo el mismo Nombre por razones de devekut, camino personal, como ofrenda, alabanza, o porque la intención buscada lo precise.

Sea un Nombre sefirótico, por ejemplo, Elohim Guibor, Nombre de Dios en Guevurá.

Además de por razones generales como las anteriormente expuestas, la aproximación a la Deidad bajo esta advocación sefirótica está especialmente indicada para aquellos que:

1. Tienen un Marte difícil o negativo en su carta natal (mal aspectado, en carencia, etc.)

2. Tienen bloqueos energéticos en forma de traumas, complejos, rigideces, etc.3. Quieren recuperar su poder personal que tienen cedido o proyectado.4. Pasan por situaciones difíciles que requieren coraje, determinación, etc.5. Atraviesan o son testigos de situaciones de opresión, injusticia, etc.

Acompañando a este trabajo deben desarrollarse una serie de actitudes tales como:

1. Establecer relaciones devocionales con Dios bajo la advocación de Guevurá (por ejemplo, rezar algunos salmos, como el 18 o el 118, haciendo las traducciones cognitivas correspondientes).

2. Practicar el auto examen, general o específico. Por ejemplo (general): “¿Qué tan impecable eres en tus acciones?...................... ¿Para qué consideras que has nacido? ……………… ¿Qué has hecho y estás haciendo para realizar tu propósito?......................... ¿Has vivido o vives tu propia vida, has sido o eres tú mismo?...................... ¿Qué has hecho y estás haciendo para ayudar a los demás?........................... ¿Qué predomina en ti, el deseo de recibir o el deseo de dar?.......................... ¿Buscas satisfacer la vanidad de tu ego o encontrar y expresar tu verdadero ser interno?............................................. ¿Te consideras una víctima o eres consciente de que eres el hacedor de tu vida, que tus experiencias son efectos de causas que tu mismo has puesto en juego?......................... ¿Cómo ves tu vida desde tu perspectiva actual?.................”

3. Tener la intención firme de desarrollar las cualidades guevúricas positivas, las virtudes del guerrero. Por ejemplo: Coraje, decisión, acción justa, disciplina, purificación, etc.

Práctica

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1. Fase de preparación. Imbuirse de las cualidades del Nombre y de la sefirá. Meditar en cada uno de sus elementos.

Para ayudarle a reproducir el estado interior adecuado a la sefirá Guevurá, en el ejemplo que vamos a tratar a continuación, pueden serle de utilidad las indicaciones siguientes:

“Perciba la necesidad del control y de la disciplina para conseguir cosas, como una ley de la economía del poder. Sienta la necesidad de superarse a sí mismo para alcanzar una perfección mayor. Sienta la necesidad del juicio y de la evaluación como parte de la dinámica cósmica. Valore la importancia de la resistencia y del rechazo de lo negativo en aras de la construcción anímica. Contemple la necesidad del esfuerzo y del mérito como la ley del desarrollo espiritual, asegurando la libertad de elección y dándonos las riendas de nuestro propio destino, a pesar de nuestros errores, en vez de ser meros autómatas.

Perciba la imparcialidad de la justicia universal: cómo toda acción tiene consecuencias inevitables y cómo Vd. mismo se ha labrado su situación actual. Aprendemos de nuestros errores. Valore la importancia del dolor y del fracaso en la pedagogía del alma.

Siéntase valiente y dispuesto a cumplir con su deber. Libérese de todo miedo, salvo el temor de Dios. Reconozca la existencia de un poder superior que la juzga, pero que le sustenta; que sólo busca su bien, un bien mayor que el que Vd. mismo puede reconocer. Acepte los dictados de ese Poder superior y póngase a su servicio. Siéntase un luchador por causas justas, defensor del débil y del oprimido. Comprenda que el mal que se permite es un mal que se extiende, y que es necesario, por tanto, oponerse a él.

Juzgue los actos a la luz de la verdad. No a las personas. Júzguese y vénzase a Vd. mismo.”

FICHA DE SIGNIFICADOS Y CORRESPONDENCIAS DE SEFIRAT GUEVURÁ (de Senderos en el Jardín de la conciencia)

Significado: Fuerza, Poder.

Otros nombres de la esfera: Din (Juicio). Pájad (Temor).

Conceptos clave: Esfera del Poder Divino en acción. Discriminación y limitación universales. Precisión. Ley de la limitación. La concentración y la resistencia son las leyes de la generación y uso consciente del poder. Emanación discontinua o Juicio de Dios. Verdad. Negación de la negación (Afirmación de Dios) Operación de la ley cósmica. Aseveración, juicio, aplicación de la justicia. Acción y reacción. Energía psíquica (líbido) negativa. “Deseo de recibir”. El deseo de recibir sólo para sí es la raíz de la fuerza oscura. Disciplina, lucha contra el deseo de recibir sólo para uno mismo. Experiencias difíciles que ponen a prueba nuestros límites. Pedagogía del sufrimiento.

Nombre de Dios: rwbg µyhla, Elohim Guibor, Dios de la Fuerza.Arcángel: Kamael, Destructor de Dios.Orden de Ángeles: Serafim, los Ardientes, serpientes de fuego.Esfera mundana: Maadim, Marte.

Colores en los cuatro Mundos:

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Divino (Emanaciones. Mundo espiritual): Naranja.Arcangélico (Creación. Mental): Rojo escarlata.Angélico (Formación, astral): Escarlata brillante.Mundano (Acción, físico/etérico): Rojo moteado de negro.

Símbolos: La espada, el pentagrama (control de los elementos por el espíritu), la rosa de cinco pétalos, el látigo (disciplina), la cadena.

Experiencia espiritual: Visión del poder, visión de la justicia, visión del mérito, rayo de la voluntad y el poder.

Ilusión: Invencibilidad.

Virtudes: Coraje, lealtad, impecabilidad, virtudes caballerescas, virtudes del guerrero.

Vicios: Crueldad, destructividad, odio, ira, resentimiento, venganza.

Imágenes arquetípicas: Un gran juez, un guerrero poderoso montado en su carro.

Inteligencia: El quinto sendero es llamado la Inteligencia Radical porque se asemeja a la Unidad, uniéndose con Biná, Entendimiento, que emana de las profundidades primordiales de Jojmá, Sabiduría.

2. Meditación propiamente dicha (se da a continuación en forma de pathworking o meditación guiada. Que cada cual haga sus adaptaciones):

En cualquier caso, hay que tener una conciencia clara de “estar” en esa esfera. Podemos empezar visualizándonos (imaginándonos, pensándonos) en Maljút y ascender por el pilar del medio (sendero Tav, Yesod, sendero Sámej) hasta Tiféret. Después tomar el sendero Lámed hasta las puertas de Guevurá. Hay ángeles Serafim que la guardan y nos preguntarán quiénes somos y nuestra intención. Respondemos con nuestras propias palabras y pronunciamos el Nombre de Dios Elohim Guibor y del Árcangel Kamael. En algún momento percibimos (sentimos) que las puertas se abren y podemos pasar. Cuando nuestra percepción interior se aclara...

“Vemos multitud de Ángeles que nos rodean y de Espíritus y de Santos, todos en alabanza de la Unidad Suprema.

Nos sentimos rodeados por los Santos Serafím, Ángeles de Fuego, ardientes de celo, y escuchamos la música de su alabanza: “KADOSH, KADOSH, KADOSH”, “Santo, Santo, Santo” es el Señor de los Ejércitos, llena está toda la Tierra de su Gloria, porque Todo es Uno. Santo en el espacio, en todas las dimensiones, Santo en el tiempo pasado, presente futuro. Santo en la Esfera de la mente. En su trascendencia absoluta, negando todo lo que no es Él. En su inmanencia perfecta, absolutamente presente en todo, llenando toda la Tierra de su Gloria. Y toda la Tierra resplandece con esta luz de la Presencia Divina. Y contemplamos el Rayo de la “BERAJÁ”, de la “Bendición Divina”, descendiendo sobre todos los mundos y dando a cada uno según su capacidad y su mérito.

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Y seguimos avanzando un poco en este espacio sagrado y vemos que tenemos delante una pared de fuego y que hemos de atravesar este muro de pura llama, y que cuando lo atravesamos… sentimos que este Fuego Espiritual nos purifica por dentro (si queremos purificar y trasmutar algo en concreto, representarlo en la mente y visualizar sobre él el Nombre Elohim Guibor, dejando que actúe), nos limpia, nos libera de nuestros velos de oscuridad y de ilusión y nos abre a la contemplación de nuestra verdad interior. Y en la luz de esta Esfera estamos dispuestos al juicio sobre nosotros mismos (hacer autoexamen)

En el centro de esta espacio sagrado de la esfera de Guevurá está el Heijal (Palacio/Templo) de Guevurá.

Posibilidad: (Observamos la arquitectura del templo. El suelo es de pura llama que nosotros, siendo ahora seres de luz, podemos pisar a salvo. La planta es pentagonal y hay dibujado en el suelo un pentagrama de luz. Hay cinco columnas de base roja moteada de negro, de fuste color escarlata brillante y lo mismo los capiteles de rojo escarlata retratando serpientes de fuego. La cúpula semiesférica es de color

naranja brillante, y en ella está escrito el nombre divino: Elohim Guibor, rwbg µyhla – alef, lamed, hei, yod, mem final (Elohim), guimel, bet, vav, resh (Guibor), el Dios de la Fuerza, del Poder, – en letras de fuego blanco, irradiando luz blanca. Adoramos a la Presencia Divina y absorbemos la luz del Nombre. En el centro del Templo hay un altar tallado en piedra de rubí. Sobre él una afilada espada de acero brillante, que despide fuego y rayos de luz y una llama naranja y roja que arde con todo el poder del fuego cósmico. Al otro lado del altar está el Arcángel Kamael. Con su estilo breve y cortante nos dice: Lo que es ganado es dado. Bienvenidos.

Nos indica que tomemos la espada y nos advierte que sólo la usemos cuando estemos completamente seguros de que es por una causa justa. La espada no entiende de preferencias personales, nos dice. Una vez puesta en juego actuará.

Pensamos nosotros: Si sólo supiéramos cuándo actuar y cuándo abstenernos de hacerlo, sin conocer el miedo, salvo el temor de Dios, que es el principio de la Sabiduría.

Contestamos a Kamael: ¡Así lo haremos por nuestro honor¡ Por un momento empuñamos la espada y sentimos la irrupción del poder dentro

de nosotros. Queremos canalizar este poder para el desarrollo en nosotros de una voluntad espiritual inquebrantable. Elevamos la espada en señal de dedicación a lo divino y sentimos cómo del Nombre Elohim Guibor parece que surgiera un rayo de luz que tocara la hoja de la espada.

La volvemos a dejar sobre el altar.)

Contemplamos ahora la llama que arde sobre el altar – pura cristalización de luz – que brilla con una luz rojo y naranja brillantes y cuya irradiación se extiende a todo el Templo.

Es el fuego que arde en el centro de la creación. Es el fuego de la Verdad absoluta. Y notamos que la luz de esta llama, su potente irradiación naranja, fulgurando de rojo, empieza a penetrar en nosotros a través de todos los poros de nuestra piel. Con cada inspiración penetra más y más; penetra en todos los rincones, en todas las células y va por nuestras cadenas de ADN y va por todo nuestro fluido nervioso, diseminada por toda la sangre que la lleva todos los rincones del cuerpo. En esta Luz nos sentimos completamente renovados, revitalizados, renacidos, limpios.

Ahora tenemos la oportunidad de limpiar todo nuestro KARMA. Limpiémonos del resultado negativo de nuestras acciones. Liberémonos con el Fuego de Guevurá,

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transmutemos en este fuego todas las energías, consumiendo la parte negativa, liberando la parte positiva y realizar esta alquimia interior (Como antes, si queremos trasmutar algo concreto, representarlo en la mente y visualizar sobre él el Nombre Elohim Guibor, dejando que actúe.)

Y contemplamos la llama de nuevo. Y nos concentramos en la punta que se expande y expande… y en ella se forma una esfera de color naranja en la que aparece dibujada las letras del Nombre ELOHIM GUIBOR, ardiendo con una vida interna que se manifiesta como fuego blanco. Las letras irradian mucha luz.

rwbg µyhla

Al contemplar la esfera vibramos repetidamente el Nombre de Dios en Guevurá. Vamos a vibrarlo (como mínimo) cinco veces y en cada vibración veremos como la esfera se va expandiendo, aumentando progresivamente de tamaño hasta llenar por completo el templo. Al mismo tiempo se va cargando de más y más luz, hasta que se transforma todo en luz, nos envuelve y nosotros nos identificamos con ella.

Vamos a vibrar cinco veces (o múltiplo de cinco):Hacemos una inspiración para empezar:

1- ELOHIM GUIBOR 2- ELOHIM GUIBOR 3- ELOHIM GUIBOR 4- ELOHIM GUIBOR5- ELOHIM GUIBOR

La Luz que despide nos rodea por completo y nos sentimos totalmente embebidos en su brillantez vital. Sentimos que la vamos absorbiendo en nosotros. Que la luz penetra en nuestro interior por todos los poros del cuerpo y en particular por las puertas de los centros psíquicos: Entra por nuestro Kéter mientras pronunciamos

internamente el Nombre ELOHIM GUIBOR, rwbg µyhla, (visualizamos el Nombre en letras de fuego blanco irradiando luz blanca en el centro del chakra de la corona), lo limpia por completo, lo hace vibrar, sentimos cómo se extiende su vibración por todo nuestro cuerpo, sentimos el centro saturado de un néctar blanco brillante, el néctar de la Presencia Divina, que nos sacia por completo y nos llena de poder. Sentimos cómo nuestra verdadera voluntad espiritual despierta y se hace viva, activa. Luego la luz desciende a nuestro hemisferio cerebral izquierdo y lo satura de la vibración del Nombre (en cada centro visualizar), limpiándolo por completo y llenándolo con el poder de la sabiduría; pasa al hemisferio derecho y lo satura de la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR, limpiándolo por completo y llenándolo con el poder del Entendimiento omniabarcante; va al centro de la frente, lo satura de la vibración del Nombre, limpiándolo por completo y llenándolo del poder del conocimiento intuitivo directo; desciende hasta el centro de la garganta, lo satura de la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR, sentimos cómo una oleada de luz se extiende por todo nuestro sistema energético, limpiándolo por completo y llenándolo

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con el poder del espíritu de la creación, el poder vibratorio de la palabra; la luz va al hombro izquierdo, donde se ubica el centro de Jésed, lo satura de la vibración del Nombre, limpiándolo por completo y llenándolo con la energía de la Gracia Divina; pasa y recorre todo el brazo izquierdo y llega hasta la punta de los dedos; luego va al al hombro derecho donde se ubica el centro de Guevurá, lo satura de la vibración del Nombre, limpiándolo por completo y llenándolo con la energía del Poder Divino; pasa y recorre todo el brazo derecho y llega hasta la punta de los dedos; y desciende al centro del corazón que se llena e irradia con su luz, inundándolo con la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR; sentimos cómo se extiende su vibración por toda la extensión de nuestra conciencia, nuestro ser esencial, unido a todos los seres; el centro tiferético queda saturado con el poder lumínico de la compasión y la empatía universales, en armonía con toda la creación; y desciende al centro del ombligo, lo satura de la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR, limpiándolo por completo e irradiando a todos los órganos del cuerpo, que quedan bañados de luz, de calidad de vida y energía; todo nuestro cuerpo vital se siente así reforzado y rejuvenecido. Y la luz va a la cadera izquierda, donde se ubica el centro de Nétsaj, lo satura de la vibración del Nombre, limpiándolo por completo y llenándolo con el poder energizante de la emoción positiva; y desciende hasta la planta del pie izquierdo y llega a la punta de los dedos; y va a la cadera derecha donde se ubica el centro de Hod, lo satura de la vibración del Nombre, limpiándolo por completo y llenándolo con el poder plasmante del pensamiento positivo; y desciende hasta la planta del pie derecho y llega hasta la punta de los dedos; y desciende después al centro de Yesod, en la raíz del órgano sexual, que se llena e irradia con su luz, inundándolo con la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR; sentimos cómo se extiende su vibración por toda la extensión de nuestra vitalidad y cómo queda saturado del poder de la Generación Divina; y de allí desciende hasta el centro de Maljút, en la base de la columna, en el perineo; que se llena e irradia con su luz, inundándolo con la vibración del Nombre ELOHIM GUIBOR y saturándolo con la energía del Shabat, el descanso divino en la conciencia de la Presencia constante de Dios en el mundo.

La luz entra así en todos nuestros canales, en nuestra linfa, en nuestra sangre, en nuestras células, en nuestros huesos. Somos un cuerpo de luz. Todo lo negativo, enfermedad, neurosis, debilidades, temores... es expulsado y percibimos cómo sale en forma de humo negro, que es trasmutado de inmediato. Nos contemplamos a nosotros mismos durante unos instantes como cuerpos de luz...

Contemplamos ahora cómo particularmente desde nuestro corazón la luz empieza a irradiar con más intensidad, si cabe. Enviemos esta luz a nuestro entorno para ayudar a nuestros semejantes, para confrontar y liberar toda situación de injusticia, de opresión, de violencia. Enviemos esta luz a nuestros seres queridos, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, a todos los seres de nuestra población y de esta Comunidad y de este país y de este continente y de esta Tierra. A todos los seres vivos que la pueblan, de todos los reinos y evoluciones. Enviemos esta luz a todos los seres sufrientes de todos los mundos y planos, a todos los seres de la rueda de la existencia contingente, llevándoles iluminación, paz, trasmutación...

Limpiemos y purifiquemos y empecemos un mundo nuevo, liberándonos de nuestras ataduras interiores, de nuestros apegos, de todo aquello que a nosotros impide la manifestación de nuestra luz interior...

A continuación contemplamos que la luz llena todo nuestro espacio de conciencia, de modo que nosotros somos uno con ella. Somos la luz del Nombre Elohim

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Guibor y no hay otra cosa. Pronunciamos el mantra: “ANÍ OR GUEVURÁ SHEJINÁ BELIMÁ. Yo soy la Luz de GUEVURÁ de la Presencia Divina Intangible (o de la Nada)”. Somos uno con la LUZ Divina. Estamos en Devekut, firmemente unidos a la Deidad única en su aspecto de Guevurá. Entramos en contemplación...

Nuevamente pronunciamos el Nombre Elohim Guibor. El Nombre y nuestra conciencia unida a él aumentan más y más de tamaño hasta ocuparlo todo, todo el universo, todos los planos, todos los mundos. Vemos como en la luz de la verdad desaparece toda forma de dualidad y fragmentación. Vemos como todo el universo se purifica y perfecciona en la luz de Elohim Guibor (Aní Or En Sof Elohim Guibor → Elohim Guibor Or En Sof Ain).

Esta Luz es infinita. Estamos en un océano infinito de luz. Después, esta luz se concentra en un punto de infinito y se disuelve en la Nada

(Ain), en el vacío de la plenitud Divina. Permanecemos en contemplación...

Y de este vacío, la esencia última de todo, emerge como una joya el punto de infinito que deviene en el océano de luz, resplandeciente, en el que todos los mundos han sido, son y serán, en su estado de superabundancia, gozo, plenitud y beneficencia perfectos...

Y tomamos conciencia de nosotros mismos en identificación con la luz...Y vemos cómo el Nombre aparece de nuevo en letras de fuego blanco en nuestro

centro del corazón...Y a continuación vemos la esfera de luz en la que está el Nombre de Dios de

nuevo sobre la llama sobre el altar. Vemos que va desdibujándose poco a poco hasta dejar simplemente la potente aura de luz que lo rodeaba. Y estamos plenamente de vuelta en el Templo de Guevurá, en el centro del pentagrama, frente al altar. Un olor a ascuas ardientes impregna el Templo. Todo el aire está cargado de un silencio expectante, percibido como pura alerta interior.

Agradecemos y adoramos a la Presencia Divina en el Nombre Elohim Guibor. (Nos despedimos de Kamael). Salimos del Templo.

Recorremos el camino seguido antes en sentido opuesto hasta alcanzar la puerta de la esfera de Guevurá. Está abierta, salimos. Nos despedimos de los ángeles que la guardan. Las puertas se cierran. Retornamos a Maljút por el camino de ida, a nuestro estado de conciencia habitual y salimos de la meditación.

Cerramos según hayamos abierto.