Lección 2

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Lección 2: Apóstoles Siempre me ha parecido algo increíble que, aunque el Señor escogió a doce apóstoles para que le ayudaran en la obra del ministerio, y que lo continuaran posteriormente a su muerte; y que aunque Pablo, que era un apóstol, declaró que la Iglesia debiera estar «edificad[a] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas» [...] hasta donde llega mi conocimiento, no existe el oficio de apóstol, y con seguridad tampoco el Consejo de los Doce Apóstoles en las otras iglesias cristianas. (Gordon B. Hinckley, «Testigos especiales de Cristo», Ensign, mayo de 1984, 49) Himno: «Mi Padre Celestial me ama», canción 16, Canciones para los niños de la Iglesia. Escritura: «Y como dije a mis apóstoles, así os digo a vosotros, porque sois mis apóstoles, sí, sumos sacerdotes de Dios: Vosotros sois los que mi Padre me ha dado; sois mis amigos». (DyC 84:63) Lección: Muestre a su familia una foto de cada miembro del Quórum de los Doce Apóstoles y de la Primera Presidencia, pero no les enseñe sus nombres. (Estas fotos se pueden encontrar en una Liahona reciente de mayo o de noviembre.) Permita que cada miembro de la familia vea a cuantos de estos hombres pueden nombrar. Explique que Jesús también llamó a Doce Apóstoles cuando estuvo en la tierra. Haga que su familia trate de nombrar a cuantos apóstoles originales de Jesús puedan. Pida a los miembros de su familia que lean Marcos 3:16-21 y encuentren los nombres de los Doce Apóstoles originales. Analicen las siguientes preguntas: Según Marcos 3:13-15, ¿qué pidió Jesús que hicieran estos hombres? Según la Guía para el estudio de las Escrituras («Apóstol», página 18), ¿cuál es la principal responsabilidad de un apóstol? ¿Cómo dan testimonio de que Jesús es el Cristo los apóstoles en la actualidad? ¿Qué mensajes recordáis de los apóstoles de la última conferencia general? Invite a los miembros de la familia a compartir sus sentimientos, testimonios o experiencias personales que hayan podido tener con la lección de hoy. (Dennis H. Leavitt and Richard O. Christensen, Scripture Study for Latter-day Saint Families: The New Testament, [Salt Lake City: Deseret Book, 2006], p. 59.) Refrigerio Caramelos de miel 2 tazas de miel 1 taza de azúcar 1 taza de nata Combinar los ingrediente en una cacerola. Remover a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva. Cocinar, removiendo lo menos posible, hasta que la mezcla se solidifique (260 grados). Quitar del fuego; verter en una sartén ligeramente engrasada con mantequilla. Doblar los bordes hacia dentro con una espátula para que no se endurezcan y el caramelo se enfríe mas rápidamente. Cuando esté lo suficientemente frío como para ser manejado, estire, usando solo la punta de los dedos engrasados, hasta que esté fino y esponjoso. Retorcer en forma de soga con el espesor deseado. Con tijeras cortar en piezas del tamaño deseado. (Winnifred C. Jardine, Mormon Country Cooking, [Salt Lake City: Bookcraft, 1980] p.301.) Lecciones fáciles para la Noche de Hogar

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Lección 2: ApóstolesSiempre me ha parecido algo increíble que, aunque el Señor escogió a doce apóstoles para que le ayudaran en la obra del ministerio, y que lo continuaran posteriormente a su muerte; y que aunque Pablo, que era un apóstol, declaró que la Iglesia debiera estar «edificad[a] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas» [...] hasta donde llega mi conocimiento, no existe el oficio de apóstol, y con seguridad tampoco el Consejo de los Doce Apóstoles en las otras iglesias cristianas. (Gordon B. Hinckley, «Testigos especiales de Cristo», Ensign, mayo de 1984, 49)

Himno: «Mi Padre Celestial me ama», canción 16, Canciones para los niños de la Iglesia.

Escritura: «Y como dije a mis apóstoles, así os digo a vosotros, porque sois mis apóstoles, sí, sumos sacerdotes de Dios: Vosotros sois los que mi Padre me ha dado; sois mis amigos». (DyC 84:63)

Lección: Muestre a su familia una foto de cada miembro del Quórum de los Doce Apóstoles y de la Primera Presidencia, pero no les enseñe sus nombres. (Estas fotos se pueden encontrar en una Liahona reciente de mayo o de noviembre.) Permita que cada miembro de la familia vea a cuantos de estos hombres pueden nombrar.

Explique que Jesús también llamó a Doce Apóstoles cuando estuvo en la tierra. Haga que su familia trate de nombrar a cuantos apóstoles originales de Jesús puedan. Pida a los miembros de su familia que lean Marcos 3:16-21 y encuentren los nombres de los Doce Apóstoles originales. Analicen las siguientes preguntas:

• Según Marcos 3:13-15, ¿qué pidió Jesús que hicieran estos hombres?

• Según la Guía para el estudio de las Escrituras («Apóstol», página 18), ¿cuál es la principal responsabilidad de un apóstol?

• ¿Cómo dan testimonio de que Jesús es el Cristo los apóstoles en la actualidad?

• ¿Qué mensajes recordáis de los apóstoles de la última conferencia general?

Invite a los miembros de la familia a compartir sus sentimientos, testimonios o experiencias personales que hayan podido tener con la lección de hoy. (Dennis H. Leavitt and Richard O. Christensen, Scripture Study for Latter-day Saint Families: The New Testament, [Salt Lake City: Deseret Book, 2006], p. 59.)

Refrigerio

Caramelos de miel

2 tazas de miel 1 taza de azúcar1 taza de nata

Combinar los ingrediente en una cacerola. Remover a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva. Cocinar, removiendo lo menos posible, hasta que la mezcla se solidifique (260 grados). Quitar del fuego; verter en una sartén ligeramente engrasada con mantequilla. Doblar los bordes hacia dentro con una espátula para que no se endurezcan y el caramelo se enfríe mas rápidamente. Cuando esté lo suficientemente frío como para ser manejado, estire, usando solo la punta de los dedos engrasados, hasta que esté fino y esponjoso. Retorcer en forma de soga con el espesor deseado. Con tijeras cortar en piezas del tamaño deseado.

(Winnifred C. Jardine, Mormon Country Cooking, [Salt Lake City: Bookcraft, 1980] p.301.)

Lecciones fáciles para la Noche de Hogar

Historia: Heber J. Grant

«Hace cuarenta años, durante esta conferencia de octubre [1922], me encontré con el difunto élder George Teasdale en la puerta sur del terreno del Tabernáculo. Nos dimos la mano y dijo: “Hermano Grant, me alegro de verte. Tú y yo vamos a ser...” y se detuvo repentinamente y su rostro se puso rojo. Pero el Señor me dio el resto de la frase. Cuatro veces en mi vida se me ha permitido leer los pensamientos de alguien. El resto de la frase del hermano Teasdale era: “sostenidos esta tarde como apóstoles del Señor Jesucristo para completar las vacantes del Quórum”. Y esto me atravesó como una descarga eléctrica.

Llegué a la reunión de la conferencia del domingo por la tarde, por esta frase parcial y el resto de ella que se me había dado, con la seguridad en mi corazón de que al hermano Teasdale y a mí nos sostendrían como apóstoles. Aquellos de vosotros que estuvieron en esa conferencia recordarán que se suspendió sin llenar esas vacantes. No creo que ningún otro hombre mortal suplicara jamás más humildemente a Dios durante los días posteriores que le perdonara por su egolatría por haber pensando que iba a ser elegido como apóstol. Como sabéis, durante la semana John Taylor recibió una revelación para llamar al hermano Teasdale y a mí a esas responsabilidades.

Nunca ha dejado de maravillarme que yo represento al Señor aquí en la tierra. Mi asociación desde la infancia con hombres notables y maravillosos que me han precedido, casi me ha abrumado pensar en estar a la misma altura que ellos.

He sentido mi propia incapacidad. De hecho, cuando se me llamó como uno de los apóstoles me levanté para decir que aquello estaba más allá de lo que yo fuera digno, y a medida que me estaba levantando me vino el pensamiento: “Sabes, como sabes que tú vives, que John Taylor es un profeta de Dios, y rechazar esta responsabilidad cuando él lo ha recibido por revelación es equivalente a repudiar al profeta”. Dije: “Aceptaré la responsabilidad y lo haré lo mejor posible”. Recuerdo que tomé mi asiento con dificultad sin desmayar.

[...]Pero desde ese día nunca me ha preocupado, ni de día ni de noche, la idea de que no fuera digno de ser un apóstol; y no he estado preocupado desde las últimas palabras que me habló Joseph F. Smith: “Que el Señor te bendiga, mi muchacho, que el Señor te bendiga; tienes una gran responsabilidad. Recuerda siempre que ésta es la obra del Señor y no la del hombre. El Señor es mayor que cualquier hombre. Él sabe quien quiere que dirija Su Iglesia y jamás se equivoca. Que el Señor te bendiga».

(Citado en Jack M. Lyon, Linda Ririe Gundry y Jay A. Parry, Best-Loved Stories of the LDS People, [Salt Lake City: Deseret Book, 1997], p. 258-262.)

Actividad: Todos juntos como familia, memoricen los nombres de la Primera Presidencia y de los Doce Apóstoles en orden. (Nota: Si lo quieren hacer con música, véase «LDS Apostle Song-April 2009» en You Tube.)