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Un líder conforme

al corazón de

Dios.

Lección uno: RADIANTESRADIANTES

Liderazgo cristiano 1

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 01

INTRODUCCIÓN:

Un líder conforme al corazón de Dios debe ser radiante. El término radiante implica brillante, resplandeciente y luminoso. Radiante está identificado con la luz de Dios. La luz no proviene de nosotros sino de Dios y nosotros la reflejamos.

Cuando hablamos de un no estamos hablando, de una persona que genera luz, sino que la refleja. El mundo debe ver en nosotros

la luz de Cristo. La Biblia nos dice: «Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (Mateo 5:16).

Reflejar la luz de Cristo, es nuestra obligacion. La Biblia nos dice: «¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!¡La gloria del Señor

brilla sobre ti!» (Isaías 60:1).

cristiano radiante

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 02

Dios nos diseño para reflejar su luz.

Cuando el

pecado ocurrido en el Jardín del Edén nos cubrió

de lodo espiritual. A partir de ese momento la

suciedad del pecado nos impide reflejar la luz

que proviene de Dios. La Palabra es una lámpara

que emite la luz de Dios pero nosotros la

reflejamos. «El mandamiento es una lámpara,

la enseñanza es una luz y la disciplina

es el camino a la vida» (Prov. 6:23). Cuando decimos que la luz de los

justos debe ser brillante, estamos hablando de su reflexión. Debemos

mantenernos limpio del pecado. La luz de los justos brilla radiante, pero

los malvados son como lámpara apagada (Prov. 13:9).

Quiero usar el ejemplo del espejo para desarrollar el tema radiante.

Antes el pecado

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 03

Imagínate que eres un espejo que un artesano rescata del fondo de un rio cenagoso. Cubierto de

mugre, el espejo es incapaz de relejar ninguna luz.

Debido a la suciedad que has acumulado con el pasar del

tiempo, lo menos que parece es un espejo. Con mucha

paciencia el artesano comienza el proceso de

restauración.

Jesucristo nos limpia.Nosotros somos ese espejo que por culpa del pecado hemos quedado tan y tan sucio que ya no reflejamos luz. La Biblia nos dice: «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer

para que se cumpla su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Ánimo. Él que comenzó la buena obra en nosotros la completará. No hay duda el pecado nos separó de Dios, pero Él en su amor, hizo los arreglos para librarnos de las garras del pecado. ¡Por amor a la humanidad, Dios envió a su hijo,

para morir por nosotros! «Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).

Despues del pecado

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 04

La salvación ocurre a través de Jesucristo.

Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida

eterna por medio de nuestro Señor

En el caso del espejo la salvación ocurre cuando el artesano lo rescata del fondo del rio. El proceso comienza, al sacarlo del lodo, en donde te encontrabas. En el caso, de nosotros los seres humanos, el proceso comienza cuando Jesucristo nos salva del pecado. La salvación ocurre cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.

El pecado (violación de la voluntad de Dios) nos separó de Dios. A través de la desobediencia de un solo hombre (Adán) Dios mostró su justicia. A través de la obediencia de un solo hombre Dios mostró Su Misericordia y la abundancia de Su

Gracia. La Biblia nos dice: «Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.

.

En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión.

Jesucristo

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 05

Debido a la suciedad, el espejo ha perdido su propiedad de reflejar la luz. Quitar toda la mugre que le cubre, es una tarea ardua para el artesano, y dolorosa para el espejo.

Con mucha paciencia el artesano comienza el proceso de restauración. Al principio tiene que usar la fuerza para quitar la costra adherida y esto causa dolor. Luego con paciencia y ternura el artesano comienza a pulir la superficie del espejo. La restauración consiste, en que el espejo recupere su capacidad, de reflejar la luz.

El pecado aparto al hombre del camino que conduce a la vida abundante. No había esperanza para el hombre pues el pecado lo apartaba de Dios. ¡El es bueno

y justo! Dios hizo los arreglos enseñarnos el camino y motivarnos a mantenernos en sus sendas. La biblia nos dice: «Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a

los humildes, y les enseña su camino. Todas las sendas del Señor son amor y verdad

.para quienes cumplen los preceptos de su pacto» (Salmos

25:8-10)

SPLASh...SPLASh...

Jesucristo nos limpiaJesucristo nos limpia

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 06

Recuperar el brillo es un proceso.

¡Apenas esta empezando!

Jesucristo purificó a su iglesia, lavándola con agua mediante la palabra. Él nos salva, pero recobrar y mantener el brillo, proviene de la Palabra de Dios. La salvación es automática e inmediata pero el mantenernos limpio es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y determinación.

En el caso del espejo, luego de quitarle la suciedad, recupera en parte su propiedad de reflejar la luz. Desde la perspectiva del espejo, el trabajo ha sido completado. Desde la perspectiva del artesano, el trabajo, apenas está comenzando. Muchos cristianos se parecen al espejo, apenas comienzan a reflejar la luz de Cristo, piensan que el trabajo de restauración ha sido completado.

Jesucristo nos ayuda a recuperar el brillo de nuestro espejo pero el mantenimiento es tarea nuestra. La clave para reflejar la luz de Cristo con intensidad consiste en mantenernos alejados del pecado. La Biblia nos dice: «De la misma manera, también ustedes considérense muertos al

pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. 12

» (Romanos 6:11-12).

Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 07

¡La restauración comienza!

crece en el conocimiento de Dios

A pesar de las quejas y protestas del espejo, el artesano continúa, el proceso de limpieza. Muchos espejos apenas han recuperado un 10% de su capacidad de reflejar la luz, y piensan que ya no necesitan que el artesano continúe frotando su superficie. Es el artesano y no el espejo, el que sabe cuándo la tarea está completada.

Brillando a toda intensidad. Un cristiano que es una

que puede reflejar la luz de Cristo, a su máxima capacidad. Al igual que el espejo, el cristiano debe pasar por un proceso, para que pueda

reflejar la luz de Cristo en su máxima capacidad.

Una declaración digna de confianza. ¡Jesucristo vino al mundo a salvar a los pecadores! «Este mensaje es digno de

crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero» (1Timoteo

1:15).

persona restaurada

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 08

La salvación es automática pero el mantenernos limpio es un proceso. El crecer en el conocimiento de Dios nos permite reflejar la luz de Cristo. En la medida en que «maduramos en la fe» comenzamos a reflejar la luz de Cristo con mayor intensidad.

El artesano está relacionado con Dios. Nosotros somos ese espejo, que por culpa del pecado hemos quedado tan y tan sucios, que ya no reflejamos luz. ¡Jesucristo nos limpia! Es Él y no nosotros, quien comenzó la buena obra en nuestras vidas y la continuará perfeccionando hasta que tú quede completamente

La Biblia nos dice: «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Filipenses 2:13).

Un cristiano radiante, además de reflejar la luz de Cristo, da frutos que perduran. «No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure.

Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros» (Juan 15:16-17).

«LIMPIO».

Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 09

Mantenernos radiante, hasta el día en que Cristo, vuelva.

La mejor manera de mantenernos limpio es caminando cerca de Jesús

La Biblia nos dice: «Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús» (Filipenses 1:6),

En la medida que nos mantenemos limpios, reflejamos en toda su intensidad, la brillante luz de Cristo.

.

No basta con creer en Jesucristo, tenemos que esforzarnos por confiar en Él y obedecerle. Los que así lo hacen se transforman en cristianos RADIANTES.

Radiante están, los que a Dios, acuden. ¡Buenas noticias! Podemos buscar a Dios con la plena certeza que Él nos responderá.Los que se empeñan en buscar a

Dios jamas serán defraudados. ¡Ánimo! Hay esperanza para el que clama a Dios. «Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis

temores. Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza. Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas

sus angustias» (Salmos 34: 4-6).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 10

Si en verdad deseamos agradar a Dios, tenemos que ser, cristianos radiantes. Alcanzar este nivel, NO es un lujo, sino una necesidad.

Es importante creer en Jesucristo. en Él nos da acceso al regalo de la salvación. en Él sin dudar, nos permite activar, Su enorme poder. Las dudas desactivan la confianza y sin ella estamos en desventaja contra Satanás. La confianza en Dios es fuerza y protección. La Biblia nos dice: «El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias» (Salmos

28:7). La a Dios sin cuestionar nos permite disfrutar del poder de Dios. Nos conviene ser cristianos radiantes.

Jesucristo viene por una iglesia radiante. La Biblia nos dice: «para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante (gloriosa), sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable» (ver Efesios 5:26b-27). Ser un cristiano radiante requiere un compromiso de

vivir vidas dignas del Señor agradándole en TODO.

Un cristiano radiante además de creer en Dios, confía en Él y le obedece. Creer

Confiar

obediencia

Los que «Son» de Cristo alcanzan este nivel de vida.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 11

Tres requisitos que identifica a un creyente «radiante».

·Una iglesia radiante está

compuesta por creyentes que reflejan la luz de Cristo. Estamos hablando de personas que honran a Dios con su fe, su confianza en Él y su obediencia.

· Una iglesia radiante se compone de personas que «conocen» que Dios es bueno. Este «conocimiento» es necesario e indispensable, para confiar sin dudar y obedecer sin cuestionar. Entender a

plenitud de que «Dios es bueno» nos libra de la angustia y nos permite vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO.

· En la medida en que crecemos en el conocimiento de

Dios maduramos en la fe. Nuestra madurez se confirma en la medida en que confiamos en Dios y le obedecemos.

Uno:

Dos:

Tres:

Comprometido a creer, confiar y obedecer a Dios.

Conocer que Dios es bueno.

Vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 12

PRIMER PRINCIPIO: Tenemos la responsabilidad de crecer en el conocimiento de Dios.

La carrera de la fe tiene que ver con crecer en el conocimiento de Dios.

Crecer en el conocimiento de Dios nos permite alcanzar la madurez espiritual. Este crecimiento está relacionado con la carrera de la fe. Un evento espiritual, que tiene que ver con modificar, nuestras actitudes y conducta. En Cristo somos una nueva criatura. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).

Es importante «Ser» de Cristo. Lamentablemente muchos creyentes, aceptan el regalo de la salvación pero no están dispuesto a cambiar sus actitudes y conducta. Están en cristo pero no «Son» de Cristo. «Los que son de Cristo, crucifican su naturaleza pecaminosa, con sus paciones y deseos» (Gálatas 5:24).

La carrera de la fe comienza con Jesucristo. Lo primero que recibimos es el regalo de la salvación, lo segundo que recibimos es el «derecho» a activar Su «poder».

La Biblia nos dice: «Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos» (Oseas

6:6).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 13

Cambio de actitud y conducta. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios activamos el maravilloso poder de Dios. Acercarnos a la meta, en la carrera de la fe, produce un cambio en nuestras actitudes y conducta. Dejamos de buscar lo que agrada a la carne para buscar lo que agrada al espíritu de Dios.

Esto implica alcanzar nuevos niveles espirituales en nuestra relación con nuestro Creador.

Lamentablemente muchos cristianos, se conforman con tener el derecho de activar el gran poder de Dios, pero nunca lo activan. El activarlo requiere que dejemos de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo.

El final de la carrera se alcanza en el cielo. Hay un valioso premio para todos los que se acerquen a la meta. Nuestra meta está relacionado con nuestro propósito en la vida. El cual consiste de vencer el mal con el bien. La Biblia nos dice: «Al

pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien» (Proverbios 13:21). Hacer el bien nos conviene y es parte de nuestra identidad como creyente en Jesucristo. La Biblia nos dice: «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso

de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (Efesios 2:10).

Un cambio de actitud nos permite un cambio de altitud en nuestra relación con Dios.

No hacemos lo bueno para que la gente vea lo noble que somos, sino para activar, el glorioso poder de Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 14

SEGUNDO PRINCIPIO: La carrera de la fe.

Los que así lo hacen dejan de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo.

Transición de creyente a discípulo. La «carrera de la fe», no tiene que ver con religiosidad, sino con una relación personal con Jesucristo. Es un proceso de crecimiento espiritual. La carrera de la fe está asociada con nuestra madurez espiritual y está, con nuestra transición de creyente a discípulo. En la medida en que maduramos espiritualmente nos acercamos a la meta en la carrera de la fe.

El alimento sólido de la Palabra de Dios, le permite a un creyente maduro en la fe, diferenciar entre lo bueno y lo malo. La Biblia nos dice: «En cambio, el alimento

sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual»

(Hebreo 5:14). Los que alcanzan la madurez espiritual modifican sus actitudes y conducta. Es un proceso que demanda el «crucificar» nuestra

naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.

La madurez espiritual nos

permite seleccionar el

camino correcto.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 15

La madurez espiritual la podemos asociar con la carrera de la fe. La carrera de la fe, aunque se parece a los eventos en donde participan los atletas del mundo, es diferente. Esta carrera esta asociada con el crecimiento espiritual. Este crecimiento implica madurez espiritual. Los que alcanzan esta madurez logran vivir vidas dignas del Señor agradándole en TODO.

: Los atletas del mundo corren para llegar a la meta, mientras que los atletas del «reino de los cielos» corremos para acercarnos a ella. Pablo pudo decir; «prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Ver Filipenses 3:14).

La carrera de la fe no es de velocidad sino de resistencia. «Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero,

mientras que lo que no se ve es eterno» (2 Corintios 4:16-18).

Dios tiene reservado un valioso premio a todos los que se acercan a la meta. Entender lo valioso de ese premio nos permite

perseverar con paciencia en toda situación dando gracias con alegría a Padre. ¡Ánimo! El apreciar lo valioso del premio nos motiva a perseverar.

La meta

Velocidad:

El premio:

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 16

La meta en la carrera de la fe. Muchos se esfuerzan por alcanzar la meta y viven en angustia. La se alcanza plenamente cuando estemos en el cielo. Aquí en la tierra nos acercamos a ella pero llegamos a ella en el cielo. En la medida en que nos acerquemos a Dios, Él se acercará a nosotros (Santiago 4:8). Acercarnos a la meta, implica que nuestro yo disminuye y Cristo aumenta en nosotros. Pablo lo resume cuando nos dice: «Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte.» (Filipenses 3:10).

La meta de «ser perfecto», la usa Satanás para llenarnos de angustia cada vez que fallamos y caemos. En cambio, la meta de activar el majestuoso poder de Dios nos es beneficiosa. Cada vez que nos levantamos y continuamos hacia la meta, crecemos en el conocimiento de Dios. Este crecimiento nos brinda esperanza. La esperanza cancela la angustia.

Acercarnos a la meta implica confiar en Dios y obedecerle. En la medida en que nos acercamos a la meta, activamos el glorioso poder de Dios. Tener el derecho de activar el enorme poder de Dios y activarlo, son

dos cosas diferentes. El derecho de activarlo nos lo da Cristo pero el activarlo depende de nosotros. Es asunto de creer, confiar y obedecer a Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 17

TERCER PRINCIPIO: Conocer la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. La Biblia establece que las intenciones (voluntad) de Dios es buena, agradable y perfecta (ver Romanos 1:12b). Él desea lo mejor para nosotros. En cambio, Satanás desea destruirnos. Él no nos puede apartar de Dios, pero nos puede engañar para que NOSOTROS nos apartemos de nuestro Creador.

Constantemente, está malvada criatura está colocando bolas de humo a nuestro alrededor, para confundirnos y robarnos el gozo. Estas bolas de humos no nos dejan ver con claridad la meta y nos desaniman. Una de las bolas

de humo tiene que ver con alcanzar la «perfección». Luce una meta noble, pero la misma nos roba la paz y nos llena de angustia. La carrera de la fe no tiene que ver con «perfección» sino con activar el glorioso poder de Dios.

No te desanimes por los obstáculos que encuentres durante la carrera de la fe, los mismos te fortalecen, en la medida en que los superas y

continuas hacia la meta.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 18

Agradamos a Dios cuando combinamos fe y obras. «Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo» (Santiago 2:22). La realidad es que somos justificados por la fe y no por las obras que la ley exige pero las obras nos permite mostrar nuestro nivel de fe. La Biblia nos dice: «Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige» (Romanos 3:28). «Hemos sido creados en Jesús para buenas obras. Las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (Efesios 2:10). Concentrarnos en la fe e ignorar las buenas obras es tan malo como concentrarnos en las buenas obras e ignorar la fe. La Biblia nos dice: «Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras» (Santiago 2:18).

La fe define nuestra identidad como creyente. La misma esta asociada con vencer el mal con el bien.

Biblia establece: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado

para toda buena obra» (2 Timoteo 3:16-17).

Dios desea que estemos capacitado para toda buena obra. La

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 19

La fe es dada por Dios. Cada uno de nosotros recibimos, de parte de nuestro Creador, una medida de fe. Esta «porción de fe», es lo suficiente poderosa como para permitirnos, creer en Jesucristo. «Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado» (Romanos 12:3).

Fe vs. Obras. Las obras que agradan a Dios nos mantienen limpios. La realidad es que «Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad» (ver 1 Tes. 4:7). La santidad la podemos asociar con limpieza. «Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena» (2 Timoteo 2:21-22).

La fe proviene de Dios pero la decisión de confiar y obedecer proviene del hombre. La identidad de todo hijo de Dios, está relacionada, con poner en

práctica las buenas obras que Dios ha dispuesto de antemano (ver Efesios 2:10). La fe consiste en aceptar que somos hijo de la luz pero las obras nos permite reflejar la luz de Dios.El que las personas puedan ver

nuestras buenas obras y alabar al Padre implica ver nuestros frutos como hijos de luz. Los frutos de los hijos de la luz son bondad, justicia y verdad.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 20

La voluntad de Dios para con nosotros es buena, agradable y perfecta. El perseverar con paciencia es sinónimo de crecer en el conocimiento de Dios. Este crecimiento nos hace ver las pruebas como beneficiosas. La Biblia nos dice: «El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele» (1 Pedro 1:7).

Entender que Dios es bueno nos permite enfrentar las pruebas con optimismo. Nuestro Dios no va a permitir que enfrentemos ninguna prueba que Él no esté dispuesto a duplicar en una bendición (ver Job 42:10). Alégrense de verdad. La Biblia nos dice: «Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo» (1 Pedro 1:5). La

perseverancia combinada con la paciencia, es la «fuerza» que nos impulsa, a levantarnos cuando caemos.

Los que conocen que Dios es bueno, pueden perseverar con paciencia. Al enfrentar las pruebas, los que perseveran con paciencia, no se dejan dominar por el desánimo. Al contrario, manteniendo su mirada en Dios,

perseveran en vencer el mal con el bien.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 21

CUARTO PRINCIPIO: Conocer la diferencia de «Estar» en Cristo o «Ser» de Cristo.

Los que «Están» en Cristo pertenece al grupo de creyentes que se conforman con creer en Jesucristo. En sus inicios, los creyentes son más carnales, que espirituales.

¡Libres! Gracias a Jesucristo, los que «Estan» en Cristo son libres, de la esclavitud de su naturaleza pecaminosa. Muchos, aunque son libres de esta naturaleza, ella todavia le domina. En la medida en que un creyente «crece» en el conocimiento de Dios deja de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo. Este crecimiento está asociado con la madurez espiritual.

Los que «Son» en Cristo pertenece al grupo de discípulos. La meta de todo discípulo es ser más espiritual que carnal. En la medida en que el discípulo «crece» en el conocimiento de Dios deja de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo. La esperanza en los que «Son» de Cristo nos da acceso a la

protección que proviene de la integridad y la rectitud (honestidad). La Biblia nos dice: «Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza» (Salmos 25:21).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 22

La maravilla de la restauración. El pecado nos infectó y nuestra relación con Dios, quedó quebrada. Quitamos nuestra mirada de Dios, sustituimos Su voluntad por la nuestra. Siendo creados a imagen y semejanza de Dios lo negamos con nuestro comportamiento.

¿Cuán grande es Dios? Dios es tan grande, que no lo podemos ver, pero sus huellas están por todas partes. La Biblia nos dice: «Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa» (Romanos 1:20). No hay excusa, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó.

La creación nos revela a Dios. Contemplar el universo nos confronta con Su eterno poder. Sostener un bebe en nuestros brazos nos hace sensible a Su naturaleza

divina. Muchos, ignorando la evidencia de la creación, se empeñan en negarle. Ellos ni le adoran ni les dan gracia sino que inventan ideas necias sobre Dios. Como resultado de su necedad, Dios hizo que sus mentes, quedaran en oscuridad y confusión. La Biblia nos dice: «A pesar de haber conocido

a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón» (Romanos 1:21).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 23

Negar a Dios es de necios. La mayoría de la humanidad, tiene sus mentes, en oscuridad y confusión. Afirmando ser sabios, se comportan como necios, pues han sustituido a Dios por sus propios dioses. La Biblia nos dice: «Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles» (Romanos 1:22-23).

Los malos deseos del corazón. Tener la mente en oscuridad y confusión, no nos permite adorar a Dios, ni darle gracias. Los malos deseos de nuestro corazón mantienen cerrados nuestros ojos espirituales. El mejor antídoto contra los malos deseos del corazon es Jesucristo. Él nos restauró, ante Dios.

La restauración implica, volver a poner una cosa en el estado o circunstancia, en que se encontraba antes. Gracias a Jesucristo hemos recibido el perdón de

pecado y un lugar entre el Pueblo de Dios. Jesucristo le dijo a Pablo: «Te he enviado a los gentiles para que «les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe

en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados» (Hechos 26:18).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 24

Nuestra naturaleza pecaminosa se divide en tres grupos.

Primer grupo:

El segundo grupo:

El tercer grupo

Es el

S

más grande de los tres, está compuesto de los que son esclavos de la naturaleza pecaminosa. Ellos no conocen a Jesucristo.

e compone de los que Cristo ha liberalizado de su naturaleza pecaminosa. Son libres, pero por no estar dispuesto a someterse a Dios, su naturaleza pecaminosa les domina.

:Es el más pequeño de todos compone de los que «Son» de Cristo. Ellos se han liberalizado de su naturaleza pecaminosa. «Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos» (Gálatas 5:24).

El primer grupo y el segundo grupo, son víctima, de la naturaleza pecaminosa. Ellos han cambiado la verdad de Dios por las mentiras. A causa de su

terquedad, Dios los abandonó, a sus malos deseos. La Biblia nos dice: « Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los

unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es

bendito por siempre. Amén.» (Romanos 1:24-25).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 25

El peligro de ser abandonado a nuestros tontos razonamientos. Jesucristo nos restaura y nos libera de la esclavitud del pecado. Hay dos tipos de personas restauradas, las que se dejan dominar por el pecado y las que dominan el pecado.

Los que «Están» en Cristo se dejan dominar por el pecado.

Los que «Son» de Cristo han crucificado su naturaleza pecaminosa.

Los que no crucifican su naturaleza pecaminosa, corren el riesgo de que Dios los abandone, a sus tontos razonamientos. «Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el

conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad,

perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos,

calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos,

desleales, insensibles, despiadados» (Romanos 1:28-31).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 26

Advertencia de peligro.

La angustia cancela la paz y sin ella nadie puede ser feliz.

«Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad» (Romanos 1:18). La gran verdad, que abarca TODA la CREACIÓN, se resume en tres palabras: «Dios es bueno». La gente ha negado, injustamente, la verdad acerca de cómo es Dios. Han sustituido la afirmación por una pregunta.

La afirmación que «Dios es bueno» es fuente de paz y gozo. Paz, porque sabemos que la voluntad de Dios para nosotros es buena, agradable y perfecta.

Gozo, porque sabemos que en Su bondad su mayor anhelo es bendecirnos. Lamentablemente, muchos han sustituido la afirmación por una pregunta: ¿Será bueno Dios? Esta interrogante nos roba paz y nos crea angustia. El

no saber, cuál es la intención de Dios, produce angustia.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 27

De creyente a discípulo. Todo discípulo comienza como creyente, pero no todo creyente, llega a ser discípulo. En la medida en que crecemos, en el conocimiento de Dios, maduramos espiritualmente. En eso consiste la carrera de la fe, en crecer en el conocimiento de Dios. Este crecimiento nos permite madurar espiritualmente. En la tabla podemos apreciar, que al disminuir como creyente, aumentamos como discípulo. Es un proceso que requiere tiempo, demanda esfuerzo, exige paciencia y nos pide determinación.

En el inicio, todo creyente «Está» en Cristo. en Él, pero de Dios y le En la medida en que vamos

creciendo en el conocimiento de Dios dejamos de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo. En la medida en que disminuimos como creyente y

aumentamos como discípulo comenzamos a confiar en Dios y le obedecemos.

Creemosdesconfiamos desobedecemos.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 28

Cuidado con tu forma de vivir. Si perteneces a los que «Son» de Cristo, no puedes vivir como vive TODO el mundo. Pablo nos dice: «Así que les digo esto y les insisto en el Señor: no vivan más con pensamientos frívolos como los paganos» (Efesios 4:17). No vivas como los que no conocen a Dios, pues ellos viven de acuerdo a sus tontas ideas. Los que «Son» de Cristo someten sus pensamientos a Él. Crecer en el conocimiento de Dios nos es beneficioso, pues dicho conocimiento nos ayuda a llevar cautivo TODO pensamiento para que se someta a Cristo (ver 2 Corintios 10:5b). Someter nuestros pensamientos a Cristo, nos permite crucificar nuestra

naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.

Hay dos tipos de cristianos. Todo cristiano pasa por la etapa carnal. En la medida, en que

crece en el conocimiento de Dios, disminuye como carnal y aumenta como espiritual. El carnal pertenece a los que «Están en Cristo» y el espiritual pertenece a los que «Son de Cristo».

El cristiano carnal y el cristiano espiritual.

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Dos tipos de cristianos. Los que «Están en Cristo» y los que «Son de Cristo». La mayoría de los que «Están en Cristo» se conforman con creer en Jesucristo. Creer nos da acceso al regalo de la salvación pero el apoderarnos de las cosas hermosas que Dios nos tiene reservada, requiere confiar en Dios y obedecerle. Los que «Son de Cristo» además de creer en Jesucristo entran comprometido con confiar en Él y obedecerle. Los que «Están en Cristo» son los que obedecen a medias. Tanto la obediencia a medias como la desobediencia no agradan a Dios. Los que «Son de

Cristo» se someten a Dios.

Es necesario dejar de pensar como piensa el mundo y atrevernos a pensar como Dios. La Biblia establece: «No se amolden al mundo actual,

sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta» (Romanos 12:2).

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QUINTO PRINCIPIO:

nuestra identidad como cristiano

Hoy día la iglesia está más opaca que brillante. El problema es que la iglesia, formada por personas de todas las denominaciones, se divide en dos tipos de cristianos. Los que «Están» en Cristo y los que «Son» de Cristo. La diferencia esta en la palabra «someterse a Dios».

Someternos implica que además de creer en Jesucristo, estámos dispuestos a confiar en Él y le obedecemos. Estamos hablando de un cristiano que además de creer en Jesucristo, confía en Él sin dudar y le obedece sin cuestionar.

Esta victoria sobre el «mal» está relacionada con crecer en el conocimiento de Dios. Este crecimiento espiritual nos permite asumir

, la cual consiste en ser bueno. La Biblia nos confirma, «que somos creados en Jesús para buenas obras. Las cuales, Dios dispuso de antemano, a fin de que las pongamos en práctica» (ver

Efesios 2:10). ¡Recuerda!

Asumir nuestra identidad como CRISTIANO.

Su propósito en la vida, es vencer el mal, con el bien.

No nos acercamos a la meta para que nos llamen bueno sino para activar el glorioso poder de Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 31

Nuestra identidad como CRISTIANO:

Demanda algo más que creer en Jesucristo. Requiere de nuestra parte, confiar en Él sin dudar y obedecerle sin cuestionar.

Implica obediencia a Dios. En la medida que nos acercamos a Dios le obedecemos y en esa misma proporción nos alejamos de la desobediencia. El bien consiste en hacer la voluntad de Dios.

Requiere ser bueno. Dios nos creó en Jesucristo para buenas obras. Hacer el bien no es nuestra meta en la vida sino nuestra identidad. Nuestro proposito en la vida es vencer el mal con el bien.

Nos permite vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO. Los que alcanzan este nivel de vida pueden perseverar con paciencia en toda situación dando gracias con alegría a Dios (ver Colosenses 1:11b-12a).

Se relaciona con la nueva criatura. En Jesucristo somos una nueva criatura. «De modo que si alguno en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17

RVR60). El concepto de estar, en Cristo implica que hemos sido liberado, de la esclavitud del pecado. No basta con «Estar» en Cristo, la

meta es, «Ser» de Cristo.

está

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 32

Nuestra responsabilidad de mantenernos limpio. La Biblia nos dice: «Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena» (2Timoteo 2:21). La limpieza está asociada con la santidad, «Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad» (1 Tesalonicenses

4:7). El cristiano que «Está» en Cristo, no es esclavo del pecado, pero este le controla. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios y estemos dispuestos a someternos a Él, dejamos de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo.

Mantenernos limpios espiritualmente es un proceso. El cual requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y determinación. Muchos cristianos no están dispuesto a asumir su identidad y se conforman con ser una nueva criatura. Ser una nueva criatura es bueno pero asumir nuestra identidad como cristiano es mucho mejor y más excelente con resultados maravillosos.

Ser bueno es nuestra identidad como cristiano. ¡Dios nos creó en Jesucristo para buenas obras! Somos parte de un maravilloso plan que requiere de nosotros vencer el mal con el bien. Tarea que solicita de nuestra parte limpieza espiritual. Estamos hablando de dejar de «Estar» en Cristo, para

llegar a «Ser» de Cristo. La limpieza espiritual está relacionada con la madurez espiritual. Mantenernos limpio, hace de nosotros, cristianos radiantes.

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Dios es bueno. Él nos creó para buenas obras. Hacer el bien no es un accidente cósmico sino parte del maravilloso plan de Dios. Hacer el bien es nuestra identidad como cristiano. La Biblia nos revela que fuimos creados para buenas obras. Las cuales, Dios preparó de antemano, para que las realizáramos. Antes de crear al hombre, las buenas obras (cosas buenas) formaron parte del plan de Dios. Él las dispuso de antemano, para que nosotros los cristianos, las pongamos en práctica. La Biblia nos dice: «Fuimos creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (ver Efesios

2:10b). Estas buenas obras están relacionadas con cuatro verdades:

Identidad como cristiano es hacer el bien.

Nuestro propósito como cristiano es vencer el mal con el bien.

: Nuestra meta como cristiano es activar el glorioso poder de Dios.

: Tenemos el reto de vivir como hijos de luz.

Uno:

Dos:

Tres

Cuatro

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Identidad, propósito, meta y reto.

Es importante redefinir nuestra identidad como cristiano, propósito, meta y reto.

Cristianos radiantes. Muchos creyentes confunden la meta con su identidad y piensan que su meta en la vida es ser bueno. No hay nada malo pensar de esa manera pero nos limita. El ser bueno es un deseo noble que todos debemos aspirar, pero no tiene nada que ver, con acercarnos a la meta en la carrera de la fe. Lograr ser bueno, no es asunto de metas sino de asumir nuestra identidad como cristiano. ¡Dios nos creó para ser bueno! La meta está relacionada con el premio.

¡Propósito! Entender cuál es el propósito de acercarnos a la meta en la carrera de la fe nos anima a perseverar hasta alcanzarla. Es asunto de aprender a valorizar el premio. Acercarnos a la meta nos permite activar el glorioso poder de Dios. Hoy día

muchos creyentes confundidos por Satanás, ven el ser bueno como la principal meta, en la carrera de la fe. Muchos de ellos, influenciado por el mundo piensan que ser bueno es de tonto. La realidad es que ser buenos es de valientes. Si en verdad deseamos apoderarnos de todas las cosas

maravillosas que Dios nos ofrece debemos reenfocar nuestras prioridades espirituales.

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REENFOQUE DE NUESTRAS PRIORIDADES ESPIRITUALES

¿Cuál es la identidad del cristiano? Esta identidad está asociada con ser «cristianos radiantes». Llegar a este nivel, en nuestra relación con Dios, requiere crecer en el conocimiento de Dios. Este crecimiento nos ayuda a madurar en la fe. Esta madurez transforma a los que «Están» en Cristo en «Ser» de Cristo. Crecer en el conocimiento de Dios nos permite reflejar la luz de Cristo en nuestras vidas. Los que así lo hacen se transforman en cristiano «radiante». Nuestra identidad es ser bueno.

¿Cuál es nuestro propósito? Vencer el mal con el bien. Tenemos el compromiso de vencer las tinieblas con la luz de Cristo. Los que no se cansan de hacer el bien a

su tiempo recogerán sus bendiciones, frutos de su cosecha. La Biblia nos dice: «El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien,

porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a

todos, y en especial a los de la familia de la fe» (Gálatas 6:8-10).

Ser bueno.

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¿Cuál es la meta? La meta. en la carrera de la fe, consiste en activar el glorioso poder de Dios. Su poder no tiene límite. Experimentar el poder que se manifestó en la resurrección de Cristo tiene un precio. Requiere que dejemos de «Estar» en Cristo, para llegar a «Ser» de Cristo. Esto implica disminuir nuestro yo para que Cristo crezca en nosotros. El apóstol Pablo nos dice: «Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos» (Filipenses 3:10-11).

¿Cuál es el reto que tenemos como hijos de luz? A Dios se le conoce como el Padre de las luces. Nosotros los cristianos somos hijos de Luz. Los frutos de la luz son la bondad, la justicia y la verdad. La Biblia nos dice: «Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad» (Efesios 5.9).

La Biblia nos dice: «Y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad» (Efesios 4:24). Ser bondadoso está relacionado con nueva naturaleza, creada a imagen de Dios. ¡Dios es bueno! ¡Él es bondadoso! Nuestra

naturaleza como hijo de luz y nuestro ropaje de la nueva naturaleza requieren, justicia.

Asumir el reto, de comportarnos como hijo de luz, está asociado con ponernos el ropaje de la

nueva naturaleza.

Tanto la verdad como la santidad habitan en la luz de Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 37

La meta de ser bueno. Antes de que Jesucristo viniera a vivir a nuestro corazón éramos hechuras de Dios. ¡En el inicio nos hizo bueno! Dios hizo a todos nosotros (la humanidad completa) a su imagen y semejanza. La Biblia nos dice: «Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza» (Génesis 1:26a). El pecado nos separó de Dios.Él ara hacer lo bueno.

«Es Dios quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Dios nos capacita para ser cristianos radiantes. Estamos hablando de personas reconocidas por sus buenas obras y su esfuerzo por aprovechar toda oportunidad para hacer el bien. La Biblia nos dice: «Y que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad, lavar los pies de los creyentes, ayudar a los que sufren

» (1 Timoteo 5:8-10).

El pecado consiste en desobedecer a Dios. A causa del pecado, la relación del hombre con Dios, quedó rota. Lo ocurrido en la cruz del calvario restituye nuestra relación con Dios. Somos creados para buenas obras.

La Biblia nos capacita para toda buena obra. «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y

para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:16-17).

nos crea en Jesucristo p

y aprovechar toda oportunidad para hacer el bien

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 38

La voluntad que predomina. Todo recién convertido es un creyente. La salvación es automática pero el someter la carne, al dominio del espíritu, requiere tiempo. Es un proceso que además de tiempo exige esfuerzo, demanda paciencia y reclama determinación. En el inicio de nuestra aventura de fe, la carne nos inclina, a hacer nuestra voluntad y no la de Dios. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios, hay un cambio en nuestra manera de pensar, el hombre carnal comienza a ceder su lugar al hombre espiritual. En esta transición, dejamos de ser creyentes (Estar en Cristo) dominados por su naturaleza pecaminosa, a ser discípulos (Ser de Cristo) que dominan su naturaleza pecaminosa.

la voluntad que predomina en nuestro ser interior, nos permite identificar si somos creyentes o discípulo. Si nuestra inclinación, es satisfacer los

placeres de la carne, somos creyentes. En la medida en que crecemos, en el conocimiento de Dios, afectamos las inclinaciones de la carne. Dejamos de «Estar» en Cristo para «Ser» de Cristo. Crecer en el conocimiento de

Dios es sinónimo de madurar en la fe. Esta «madurez» nos inclina a obedecer a Dios. Cuando la voluntad que predomina, es la de Dios,

dejamos de ser creyentes para transformarnos en discípulos.

Identificar,

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 39

¿De quién es, la «voluntad, que predomina»? En todo ser humano hay dos voluntades en constante conflicto. Una nos inclina al bien y la otra al mal. La más que alimentemos será al final la que domine. También los cristianos, luchamos con dos voluntades, en constante conflicto. La más que alimenten será la que domine. La diferencia entre la humanidad que no conoce a Dios y los cristianos es la eternidad. La batalla del cristiano tiene que ver con la «voluntad».

El cristiano carnal tiene su prioridad en satisfacer su voluntad mientras que el cristiano espiritual tiene su

prioridad en satisfacer la voluntad de Dios. Lo que marca la diferencia, entre un creyente y un discípulo, no son los años que tengas en la iglesia sino tu compromiso con hacer la voluntad de Dios.

. Los que así lo hacen viven vidas dignas del Señor agradándole en TODO.

Si la voluntad que predomina es la de Dios dejamos de ser creyentes para transformarnos en discípulos

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 40

Vencer el mal con el bien. La razón de ser de todo cristiano es vencer el mal con el bien. No hay duda de que en el mundo existen personas diabólicamente malas pero también hay personas buenas. El concepto del mal y el bien puede variar entre cultura y generaciones. Hoy día vivimos en un mundo donde lo que ante era malo ahora parece bueno y lo que antes era bueno hoy es malo.

El problema que la humanidad enfrenta, es que ella no es quien determina lo que es bueno o malo, sino Dios. Lo básico del mal consiste en alejarnos de la

voluntad de Dios. El peligro de hacer nuestra voluntad es que esta nos aleja de la voluntad de Dios. El bien es lo opuesto del mal y consiste en acercarnos a la voluntad de Dios. La realidad es que hacer la voluntad de Dios nos acerca a Él. Hay poder en Dios. ¡Para Él no existen los imposibles! «Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios:

que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Juan 5:14).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 41

La obediencia a Dios nos es beneficiosa. Antes de conocer a Jesucristo, éramos esclavo, de nuestra naturaleza pecaminosa. No teníamos libertad de elección. Ahora en Cristo, el pecado continúa acechándonos, pero tenemos libertad de elección. Los que «Están» en Cristo, son libres de la esclavitud del pecado, pero está todavía les domina. Es por esta razón que se les hace muy difícil crucificar su naturaleza pecaminosa. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios, comenzamos a obedecer a Dios. Este crecimiento nos permite dominar nuestra naturaleza pecaminosa. Crecer en el conocimiento de Dios es sinónimo de acercarnos a la luz de Dios. La Biblia dice: «En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios» (Juan 3:21).

La obediencia a Dios nos da acceso a Su Poder. Gracias a Jesucristo, podemos crucificar nuestra naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Esta victoria espiritual nos permite comprender y entender que

. Este «conocimiento», nos permite obedecer a Dios, aun en contra de nuestra lógica. La obediencia a Dios trae bendición. La

Biblia nos dice: «Jotán llegó a ser poderoso porque se propuso obedecer al Señor su Dios» (2 Crónicas 27:6).

Dios es bueno

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 42

¡DIOS ES BUENO!

BUENO

Los que «Son» de Cristo, están convencidos, de que Dios es bueno. En su bondad, Dios no va a permitir que algo malo te ocurra, que él no esté dispuesto a duplicar en bendición. La Biblia nos dice: «Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job» (Job 42:10). Incluso Jesucristo reconoce que solo Dios es bueno cuando un líder religioso le dijo «Maestro bueno». La Biblia nos dice: «¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios» (Lucas 18: 19).

Dar gracias con alegria. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios descubrimos que nuestro

Dios y Creador es « ». Este «conocimiento» nos permite perseverar con paciencia en TODA situación, dando gracias con alegría al Padre» (ver Colosenses 1:11b-12a).

Estar convencido de que Dios es bueno nos permite perseverar aun en contra de

nuestra lógica.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 43

SEXTO PRINCIPIO: El mayor placer de Dios no es castigar, sino recompensar.

¡Él es bueno! Desconocer esta verdad nos causa angustia. La falta de conocimiento, sobre nuestro Creador, nos hace concentrarnos en el castigo y no en Su bendición. La realidad es que Dios, está más interesado en nuestros éxitos, que en nuestros fracaso. Desconocer esta verdad, fomenta la angustia en nuestra mente.

La angustia nos roba la paz y esclaviza. La Biblia nos dice: «La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz» (Romanos 8:6). Hacer el bien nos permite cancelar la angustia. «Hay gloria, honor y paz para todos los que hacen el bien, los judíos primeramente, y también los gentiles» (Romanos 2:10). Es importante conocer las bondades de Dios. Ellas se manifiestan a través de su justicia, misericordia y gracia. La angustia nos

hace percibir a Dios, como un juez «inflexible» más interesado en mostrar su justicia que revelar su amor. La realidad es TODO lo contrario. Dios en Su Amor, está más interesado en recompensarnos, que en castigarnos. Este conocimiento, relacionado con las intenciones de Dios, trae paz y nos

edifica. «Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación pues eso agrada a Dios» (ver Romanos 14:19).

Hacer lo que Dios ha declarado como bueno.

Castigo o recompensa.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 44

Hacer lo que Dios ha declarado como bueno.

Nuestro amoroso Padre celestial y Creador, desea nuestro bienestar. El tener acceso, a las cosas hermosas que Dios ha dispuesto para nosotros, tiene un orden espiritual. Ese orden consiste en buscar, en primer lugar, el reino de Dios y su justicia. A los que así lo hagan, el Creador de TODO lo que se ve y no se ve, se ha comprometido a darnos todo que necesitemos. La Biblia nos dice: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6:33).

Buscar la justicia de Dios nos conviene. Practicar la justicia de Dios

promete vida. La Biblia nos dice: «Vivirá por practicar la justicia, y Dios se olvidará de todos los pecados que ese malvado haya cometido» (Ezequiel 18:22). El mayor placer de Dios NO proviene de exhibir Su

Justicia, sino de Su Amor, al entregarnos su recompensa. La Biblia nos dice sobre Dios, que su mayor placer, es amar (ver Miqueas 7:18b).

El mayor placer de Dios, es

amar.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 45

Instrucciones para hacer lo bueno. Dios ha establecido lo que es bueno. Saber lo que es bueno y no hacerlo nos es perjudicial. La Biblia establece que si usted sabe hacer lo bueno y no lo hace, ya está pecando (ver Santiago 4:17). Lo «malo» está asociado con hacer nuestra voluntad y caminar alejados de Dios. Lo «bueno» está asociado con hacer la voluntad de Dios y caminar cerca de Él. Hacer lo bueno es más sencillo de lo que parece, La Biblia nos dice: « Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y

humillarte ante tu Dios» (Miqueas 6:8). Los tres requisitos para hacer lo bueno, según el criterio de Dios:

Practicar la justicia.

Amar la misericordia.

Humillarte ante Dios.

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!

Número uno:

Número dos:

Número tres:

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 46

Dios es bueno. No es lo mismo, que Dios es bueno, que que Dios es bueno. La mayoría de los creyentes que Dios es bueno. que Dios es bueno no cancela las dudas pero los que que Dios es bueno no tienen dudas. Las dudas nos producen angustia e intranquilidad. La Biblia nos dice: «¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré» (Salmos 43:5).

La duda desactiva la fe y sin ella es imposible agradar a Dios. «En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreo 11:6a). No basta con saber que Dios es bueno, tenemos que «conocer» que Él es bueno. Los que así lo hacen cancela las dudas y se apoderan de la paz de Dios. Conocer que Dios es bueno nos conviene y nos protégé de la angustia. Este conocimiento nos permite enfrentar las adversidades de la vida con gratitud y alegria. Dios en Su amor por nosotros no nos va a permitir enfrentar ninguna adversidad que Él no este dispuesto a duplicar en

bendición. Los que «conocen» que Dios es bueno no ponen su mirada en el problema, sino en su Dios el cual es más grande y poderoso, que cualquier problema que pueda enfrentar.

. La Biblia nos dice: «Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de

esperanza por el poder del Espíritu Santo» (Romanos 15:13).

saber conocersaben Saber

conocen

Conocer a Dios nos llena de esperanza

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 47

CRITERIOS PARA SER BUENO:Primer criterio: practicar la justicia. La justicia de Dios demanda hacer lo correcto, aunque tengamos que ir en contra de nuestro propio beneficio. Esta verdad limita a muchos creyentes. Tanto la maldad como hacer el bien tienen consecuencias generacionales.

Dios mantiene su amor por mil generaciones. En su justicia, perdona la iniquidad y

la rebelión, pero el pecado tiene consecuencias. Dios castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación. Nadie puede engañar a Dios. Dios es

justo. «El Señor me ha pagado conforme a mi justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos» (Salmos 18:20).

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 48

Segundo criterio: amar la misericordia. La palabra «Misericordia», se define como un sentimiento de piedad o de compasión. ¡La misericordia es parte de la naturaleza de nuestro Dios! Él es lento para la ira y grande en misericordia y verdad (fidelidad) (ver Éxodo 34:6b).

La Biblia nos dice: «Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello» (Mateo 23:23b).

Debemos ser misericordioso con el prójimos, para ser tratado entonces, con misericordia. La Biblia nos dice: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7 RVR 60).La misericordia se

opone al rencor, la venganza y el desprecio, entre otras actitudes y sentimientos. Jesús nos dijo: «Y si supieseis qué significa: Misericordia

quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes» (Mateo 12:7).

La misericordia, junto a la justicia y la fidelidad, forman parte de las tres cosas más importante de la ley de Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 49

La misericordia de Dios no tan solo te cubre a ti sino también a tus hijos. Es un pacto, a largo plazo, que Dios ha establecido, con aquellos que le temen (respetan). La Biblia nos dice: «De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen» (Lucas 1:50).

En su justicia: ¡Buenas noticias para el pecador! La misericordia nos da acceso al perdón de Dios. La Biblia nos lo confirma: «Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia» (Isaías 55:7).

El orgullo está relacionado con la satisfacción personal que se experimenta, por algo, o logro propio. Ejemplo: un trabajo bien realizado, metas alcanzadas o logros que se consideran valiosos. El orgullo en si mismo no es malo, Pablo se sintió orgulloso de los Tesalonicenses.

Ellos soportaron por Cristo toda clase de persecuciones y sufrimiento (ver 1

Tesalonicenses 1:4). El orgullo que aborrece Dios es aquel con que se intenta opacar Su gloria. «El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos» (Salmo 10:4). Dios aborrece el orgullo

contaminado con la arrogancia: «Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo (Dios) aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso» (ver Proverbios 8:13).

Tercer criterio: humillarnos ante Dios.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 45RESUMEN- RadianteLecc. 1: página 50

Resumen:Un líder conforme al Corazón de Dios debe ser radiante. Antes de ser limpiados por la sangre de Cristo estábamos sucios. Dios nos limpia pero nosotros nos mantenemos limpio. «Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena« (2Timoteo 2:11). En la medida en que nos mantenemos limpios reflejamos la luz de Cristo.

Jesucristo viene por una iglesia radiante. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios resplandecemos. Ser de Cristo implica crecer

en el conocimiento de Dios. Los que son de Cristo, crucifican su naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos» (Gálatas 5:24).

Conocer la diferencia de «Estar» en Cristo o «Ser» de Cristo nos permite vivir en integridad y rectitud. Alcanzar este nivel

de vida requiere tomar consciencia de nuestra identidad como cristiano, propósito, meta y retos.

Un líder conforme al corazón de Dios - RadianteLecc. 1: página 45RESUMEN- RadianteLecc. 1: página 51

Reenfoque de nuestras prioridades espirituales

1. ¿Cuál es la identidad del cristiano? Ser bueno. Llegar a este nivel, en nuestra relación con Dios, requiere crecemos en el conocimiento de Dios. Ser un cristiano «radiante» requiere asumir nuestra identidad espiritual de ser bueno.

2. ¿Cuál es nuestro propósito? Vencer el mal con el bien. Tenemos el compromiso de vencer las tinieblas con la luz de Cristo. Los que no se cansan de hacer el bien a su tiempo recogerán sus bendiciones, frutos de su cosecha.

3. ¿Cuál es la meta? La meta en la carrera de la fe tiene que ver con activar el glorioso poder de Dios. Su poder no tiene límite.

4. ¿Cuál es el reto que tenemos como hijos de luz? A Dios se le conoce como el Padre de las luces. Tenemos que dar frutos dignos de hijos de luz. Los frutos tiene que ver con bondad, justicia y verdad. Nuestra naturaleza como hijo de luz y nuestro ropaje de la nueva naturaleza requieren, justicia. Tanto la

verdad como la santidad tiene en común que agrada a Dios.