LE MONDE diplomatique - Edición Boliviana

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LE MONDE diplo matique Precio del ejemplar Bs.10 Edición boliviana Año 4, número 55 nueva época • Febrero 2013 Ecuador elige presidente Conversando con las FARC en Cuba ¿Qué hace Francia en Malí? 3 6 19 EE UU hA tRAnsFoRmAdo lA wEb En UnA “máQUinA dE vigilAnCiA” separata santa Cruz. nº6 Quién controla INTERNET ¿ ¿ wAshington implEmEntA UnA “globAlizACión UnilAtERAl”

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Correa y su “socialismo de buen vivir” - Ulcuango: “El desgaste de Correa es inexistente” - Conversando con las FARC en La Habana - Río de Janeiro se pone su uniforme olímpico - Se desacelera la economía chilena - Algunos apuntes sobre el debate del incremento salarial para el 2013 - Vivir para el carnaval - La mala elección - ¿Quién controla internet? - ¿Qué hace Francia en Malí? - Monarquías árabes: ¿el próximo punto de mira? - Cómo España se inclina ante Alemania - El Picasso que conocí - Obsesión por la velocidad

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LE MONDE

diplomatique

Precio del ejemplar Bs.10

Edición boliviana

Año 4, número 55 nueva época • Febrero 2013

Ecuador eligepresidente

Conversando con las FARC en Cuba

¿Qué hace Franciaen Malí?36 19

EE UU hA tRAnsFoRmAdo lA wEb En UnA “máQUinA dE vigilAnCiA”

separata santa Cruz. nº6

Quién controla Internet ¿ ¿

wAshington implEmEntA UnA “globAlizACión UnilAtERAl”

Correa y su “socialismo de buen vivir”por Juan Carlos Vásquez

Ulcuango: “El desgaste de Correa es inexistente”por Ricardo Bajo H.

Conversando con las FARC en La Habanapor Hernando Calvo Ospina

Río de Janeiro se pone su uniforme olímpicopor Jacques Denis

Se desacelera la economía chilenapor Hugo Fazio

sEpARAtA sAntA CRUz

Algunos apuntes sobre el debate del incremento salarial para el 2013por Mariano Teruggi

Vivir para el carnavalpor Edson Hurtado

La mala elecciónpor Serge Halimi

¿Quién controla internet?por Dan Schiller

¿Qué hace Francia en Malí?por Ignacio Ramonet

Monarquías árabes: ¿el próximo punto de mira?por Hicham Ben Abdallah El Alaqui

Cómo España se inclina ante Alemaniapor Joan E. Garcés

El Picasso que conocípor Ramón Chao

Obsesión por la velocidadpor Mona Chollet

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En esta edición

2 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

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di rec tor: Ricardo Bajo Herreras

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Editado por:Archipiélago ediciones

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diplomatiqueEdición boliviana

Calendario de fiestas nacionales

Del 1 al 28 de febrero

4 sri lanka Independencia

6 nueva Fiesta Nacional zelanda

7 granada Independencia

11 irán Fiesta Nacional

16 lituania Independencia

18 gambia Independencia

22 santa lucía Fiesta Nacional

23 Brunei Independencia

guyana Fiesta Nacional

24 Estonia Independencia

25 Kuwait Fiesta Nacional

27 República Independencia dominicana

los Cuadernos de Clacso

Los Cuadernos de Clacso volverán en la próxima edición del mes de marzo del Le Monde Diplomatique - Bolivia. Rogamos disculpas.

Cartas de los lectores

A partir del mes de marzo Le Monde Diplomatique - Bolivia recibirá y publi-cará en esta sección cartas de nues-tros lectores recepcionadas en nuestro e-mail: [email protected].

O a la casilla de correos 485, oficina central La Paz, Bolivia.

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 3

Las elecciones en Ecuador del próximo 17 de febrero vienen –si no hay sorpresas- con el nombre

del triunfador anticipado: Rafael Correa Delgado. Para nadie será novedad si el actual presidente –victorioso en dos elecciones anteriores, las de 2006 y la de 2009- sale reelecto nuevamente y mantiene su popularidad ante una mayoría de la población que lo apoya incondicionalmente, al haber cumplido con soluciones inmediatas a los secto-res más necesitados, realizando obras sociales que dieron respuesta a las exi-gencias del electorado, pese a los escán-dalos de corrupción, autoritarismo, descontento en los medios de comuni-cación… Incluso Correa ha tenido que soportar un largo enfrentamiento con su hermano Fabricio Correa al haberse descubierto negociados que éste realizó con el sector petrolero y adjudicaciones directas en proyectos viales.

Los logros obtenidos por el pre-sidente Rafael Correa junto al cam-bio de timón que dio a la política y la economía ecuatoriana le dan nueva-mente las posibilidades de poder salir triunfador de estas elecciones, lo que garantizaría un periodo de 10 años consecutivos desde 2007 para profun-dizar la “Revolución Ciudadana”.

La ausencia de una oposición fuerte -con una participación parlamentaria reducida- se visibiliza en unos partidos tradicionales que dejaron de existir.

El fenómeno Correa

Muy pocos recuerdan cuando Rafael Correa era un candidato desconoci-do en las elecciones de 2006, a pesar de haber sido ministro de Economía durante cuatro meses en el gobier-no de Alfredo Palacio (renunció al no estar de acuerdo con la firma del Tra-tado de Libre Comercio con EE UU). Correa era un economista nacido en Guayaquil con títulos académicos obtenidos en Bélgica (Universidad Católica de Lovaina) y Estados Unidos donde se doctoró en 2011 (Universi-dad de Illinois)

Entonces, funda el Movimiento Alianza País (Alianza Patria Altiva y Soberana) con un entorno intelectual de izquierdas; se postula a las eleccio-nes de 2006 en alianza con diferen-tes agrupaciones de izquierda como el Partido Socialista Frente Amplio, el Partido Comunista del Ecuador, el Movimiento Popular Democrático, el Movimiento indigenista Pachakutik y la Izquierda Democrática.

En la primera vuelta de las eleccio-nes presidenciales, celebrada el 15 de octubre de 2006, Correa consiguió quedar en segundo lugar detrás del empresario bananero Álvaro Noboa. Y gana en segunda vuelta en noviembre al obtener el 56,67 % de los votos, fren-te al 43,33 % conseguido por Noboa.

Tras convocar a una Asamblea Constituyente en 2007 y elaborar una nueva Constitución aprobada por el 82% del pueblo ecuatoriano, diferen-tes sectores de clases medias, algunos partidos de izquierda y el movimien-to indigenista Pachakutik acusan a Correa de continuista y se alejan del gobierno al no haber –supuestamen-te- realizado las reformas que se com-prometió en su programa de gobierno.

A pesar de todas las críticas de sec-tores de la derecha y de parte de la izquierda apoyados por una fuerte oposición mediática, las elecciones realizadas en 2009 vuelven a reflejar el apoyo del pueblo ecuatoriano, dán-dole a Correa un 51,99% de los votos seguido por el coronel ex golpista Lucio Gutiérrez con 28,24%; y Álvaro Noboa, con un 11,41%

Después de seis años de gobierno, el presidente, Rafael Correa se ha con-vertido en una figura política alabada y cuestionada (según algunos son-deos de opinión); una figura política, apoyada por sus programas sociales y criticada por los que lo tildan de con-centrador de poderes y poco toleran-te.Aún así, a seis años de gobierno, Correa posee un espectacular 80,5% de calificación positiva, según una encuesta realizada por la firma Perfi-les de Opinión.

Las obras viales, la reforma del sec-tor financiero, la revisión de los con-tratos petroleros (con mayor partici-pación estatal), el trabajo a favor de los pobres y los discapacitados, las mejo-ras en el sector de salud y educación junto a la defensa del medio ambiente (proyecto Yasuni IIT) son algunos de los aspectos más representativos que pesan en el electorado al momento de evaluar positivamente el trabajo reali-zado por Correa.

En el programa de gobierno 2013-2017 de Correa se pueden ver las “35 propuestas para el Socialismo del Buen Vivir”, cuyo lema principal es “gober-nar para profundizar el cambio”. Así, desde la presentación de ese extenso documento (139 páginas), se anuncia que “la Revolución Ciudadana prome-te profundizar y radicalizar su progra-ma: un canto a la justicia, a la digni-dad, a la soberanía, al socialismo y a la verdad”. De esta manera se retoma un ideario independentista con origen en Bolívar, Sucre, Manuela Saenz y Eloy Alfaro Delgado (a quien se cita en la introducción con su “Nada para noso-tros, todo para la patria, para el pue-blo que se ha hecho digno de ser libre”).

Una oposición débil y desunida

En las elecciones de este 17 de febre-ro (con segunda poco probable para el 7 de abril), Correa se enfrenta a siete candidatos. Ellos son el banque-ro Guillermo Lasso, el ya citado Álva-ro Noboa, el ex golpista Lucio Gutié-rrez, el izquierdista (ex presidente de la Asamblea Constituyente) Alberto Acosta junto a Mauricio Rodas, Nel-son Zavala y Norman Wray, todos ellos con porcentajes menores a 5%.

Con un Correa rodando el 60% en las encuestas (ninguna le da menos de un 50%), el segundo candidato favori-to es el banquero Guillermo Lasso por el movimiento político Creo (Crean-do Oportunidades) con un 20%. Tras 42 años trabajando en banca, es la apuesta de la derecha con un perfil de empresario exitoso, al estilo de Piñera.

Lasso declaró recientemente a EFE que el ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) cons-tituye un “imperio del tercer mundo”, tras lo cual afirmó que, en caso de

ganar, impulsará el ingreso de Ecuador a la Alianza del Pacífico. Luego asegu-ró que en materia comercial dará prio-ridad a la firma de acuerdos con EEUU y la Unión Europea. Similar postura tiene el ex presidente Lucio Gutiérrez, quien señaló al canal Ecuavisa que el ALBA es un “club ideológico” y “chis-toso”, calificando además a Correa de “títere” de Hugo Chávez.

El tercero en los sondeos es el íncli-to Alvaro Noboa, magnate bananero que ya perdió la disputa electoral en 2006 frente a Rafael Correa. Será la quinta vez que Noboa aspire a mudar-se al Palacio de Carondelet, la sede del ejecutivo. En tres elecciones pasó a la segunda vuelta en 1998, 2002 y 2006, derrotado en la segunda vuelta, por Jamil Mahuad, Gutiérrez y Correa, res-pectivamente.

El cuarto en las preferencias es Alberto Acosta, ex ministro de de Ener-gía y Minas y luego presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. Acérrimo crítico de Correa, postula por la Unidad Plurinacional de las Izquier-das, una colación de partidos políti-cos y movimientos sociales progresis-tas que no ha conseguido cautivar al electorado pues bordea el 5% en las encuestas. Su campaña ha pasado por reivindicar los valores y postulados de la Constitución de Montecristi, supues-tamente traicionada por Correa.

En definitiva, se dará una batalla crucial el 17 de febrero próximo en Ecuador. Se enfrentarán dos proyec-tos de país y de continente: uno de horizonte emancipatorio –representa-do en el ALBA, experiencia clave para entender el cambio político, económico y social ecuatoriano–, contra una hipo-tética nueva sumisión a los capitales norteamericanos y europeos, y un rea-lineamiento en el marco de la Alianza del Pacífico (como hemos visto con las declaraciones de Lasso y Gutiérrez). Un nuevo triunfo de Correa, con un pro-grama como el que se presenta, sería otro claro golpe a la política de EE UU en nuestro continente, tras la rotunda victoria de la Revolución Bolivariana y de Hugo Chávez en octubre pasado.n

*Economista boliviano residente en Ecuador.

© Le Monde diplomatique, Bolivia.

Ecuador elige presidente este 17 de febrero

Este 17 de febrero en Ecuador se enfrentan dos

proyectos de país y de continente. Correa apuesta

por profundizar la “Revolución Ciudadana”, por

un horizonte emancipatorio representado en el

ALBA. La derecha busca un realineamiento de

Ecuador en el marco de la Alianza del Pacífico. Un

nuevo triunfo de Correa (acumularía 10 años en

el poder) sería otro claro golpe a la política de EE

UU en nuestro continente, tras la rotunda victoria

de la Revolución Bolivariana y de Hugo Chávez en

octubre pasado.

por Juan Carlos vásquez *

Correa y su “socialismo de buen vivir”

4 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

La popularidad de Rafael Correa se mantiene tanto en la expec-tativa electoral –cara al 17 de

febrero- como en sus índices de popularidad muy por encima del 50%. ¿A qué se debe esta amplia con-fianza del pueblo ecuatoriano?Sencillo: cumplió lo que ofreció. Cuando el presidente Rafael Correa llegó al poder en 2007, su plan de gobierno giraba en torno a un objetivo fundamental: devolverle a la patria la dignidad y la soberanía que había per-dido producto de gobiernos que privi-legiaron los intereses particulares por sobre el bien común. A pesar de los ataques de las élites, otrora acostum-bradas a mover los hilos del poder, el pueblo no se engaña y ha reconocido en la figura de Rafael Correa el Presi-dente que tanto había esperado y que ha cumplido firmemente con las pro-puestas que le llevaron al poder; de ahí que a pesar del natural desgaste de un Presidente que lleva cinco años en el poder, el apoyo y la aprobación de la gestión del primer mandatario se mantiene en índices muy altos y ese aparente desgaste es inexistente.

El gobierno del presidente Rafael Correa ha logrado reducir la pobreza por ingresos en 12 puntos entre 2006 y 2012. Adicionalmente, por prime-ra vez en la historia del Ecuador, la pobreza extrema por ingresos llegó a un dígito (9%) en junio de 2012. De la misma manera, la desigualdad por

ingresos medida por el coeficiente de Gini ha caído 7 puntos desde el inicio del gobierno de la Revolución Ciuda-dana. Mientras que en 2006, el 10% más rico percibía 28 veces más ingre-sos que el 10% más pobre, en 2011 esta brecha se redujo en 10 veces. Estos logros han sido producto del cambio de prioridades de gobiernos ante-riores subordinados a los mandatos de los países del norte y que siempre privilegiaron al capital financiero por sobre el capital humano.

La derecha tiene como candidato a un banquero, entre otros. ¿El aná-lisis que se puede hacer de la opo-sición es similar a las oposiciones -fragmentadas y débiles- que tene-mos en otros países que afrontan procesos de cambio como Venezue-la, Nicaragua o Bolivia?Sin lugar a dudas. Al momento en el Ecuador no existe una oposición que brinde una alternativa a la Revolución Ciudadana que no sea volver a la dic-tadura del dinero y de los mercados, a la preponderancia del capital por sobre la gente, al temible neolibera-lismo y a la componenda política. Los tiempos han cambiado y gracias al gobierno del presidente Rafael Correa esos aciagos años de confiscación de depósitos, de entreguismo internacio-nal, de crisis financiera donde los más perjudicados no eran los banqueros sino sus cuenta ahorristas ya no volve-

rán. Por lo mismo, la derecha no tiene ni una cabeza visible ni un proyecto que pueda contrarrestar a lo actuado por el gobierno desde el 2007. Nues-tros países viven procesos democrá-ticos, incluyentes y participativos que nunca antes habían sido ni siquiera imaginables. El principal beneficiario es ahora el pueblo y no los banqueros, el poder es del pueblo, no de las élites, y la esperanza en ese Ecuador digno y soberano es la legítima bandera de lucha de nuestra Revolución.

¿Cuáles son los retos a cumplir por la Revolución Ciudadana en un posi-ble segundo mandato del presidente Correa?Bajo el lema “patria para siempre” que lleva la actual campaña electoral, se busca consolidar la revolución pacífi-ca que empezó hace cinco años. Ahora que la patria ya es de todos y de todas, queremos que los logros del gobier-no y los nuevos cimientos que hemos construido en la sociedad y en la con-ciencia colectiva sean irreversibles e indestructibles. Por esta razón, el nuevo período de gobierno velará por la consolidación y la radicalización de la Revolución Ciudadana. El programa de gobierno para el período 2013-2017 contempla diez revoluciones que se han ido construyendo desde el 2006. Para este nuevo período se han inclui-do tres nuevas revoluciones: la revolu-ción del conocimiento, la revolución urbana y la revolución cultural.

Al respecto, el Ecuador, como otros países del Sur también ha vivido atado a una forma de dependencia al cono-cimiento que proviene del Norte, sin opción de emancipación del pen-samiento. Es decir, se ha pasado del capitalismo industrial al capitalismo cognitivo. Por esta razón, nos hemos decidido a avanzar con la revolución del sistema educativo y científico, lo cual implica una revolución de las ideas. Esto lo lograremos fomentando el desarrollo de la industria local de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), mediante el uso del software libre, que puede conver-tirse en un motor importante de inno-vación para el país.

En segundo lugar, la revolución urbana busca el reordenamiento de un crecimiento poblacional y urba-no desordenado, sin planificación y sin regulación ni control; con caren-cias en las prestaciones de servicios básicos y con profundas asimetrías territoriales (barrios de extrema riqueza y barrios de extrema pobre-za). El reto es conseguir que la gente se adueñe de sus ciudades y haga de la urbe el escenario de encuentro de la vida colectiva en el marco del Buen Vivir. Esto se logrará combatiendo las invasiones de tierras y la creación de barriadas ilegales en zonas de ries-go o no habitables; garantizando el acceso al suelo urbano y a la vivien-da digna; creando espacio públicos equitativamente distribuidos e inclu-yentes como parques, centros comu-

nitarios, canchas deportivas y biblio-tecas; incrementando la inversión del gobierno central y de los gobiernos locales para la dotación de servicios de agua potable, alcantarillado, alum-brado público, recolección de dese-chos; y, construyendo un ambiente urbano libre de contaminación.

La batalla mediática es uno de los campos de lucha en Ecuador y Correa se ha caracterizado a nivel nacional e internacional por denunciar de frente los intereses y privilegios que defienden los grandes medios y sus latifundios mediáticos. Observando el apoyo popular que tiene Correa, ¿no había sido cierto que esos medios son tan poderosos ¿o sí?El poder del pueblo legitimado en su gobierno es invencible, inclusive fren-te al poder acumulado durante años por un sector de los medios de comu-nicación que igualmente privilegiaron los intereses de las élites económicas que los dirigían por sobre el elemental derecho de la ciudadanía a ser infor-mados con veracidad y objetividad. Por esta razón, el gobierno del Presidente Rafael Correa se decidió enfrentar a los monopolios mediáticos que negocia-ban con la información, convirtiendo a la libertad de expresión en libertad de empresa. Este fenómeno produjo la privatización de la opinión públi-ca y el uso del poder informativo para volverse actores políticos ilegítimos. Asimismo, con ello se hizo una práctica socialmente aceptada la creación de un grupo económico y usar los medios de comunicación no para informar sino para defender sus intereses.

Sin embargo, en un proceso abier-tamente democrático, mediante una Consulta Popular, se prohibió la oprobiosa relación entre la actividad mediática y otras actividades econó-micas, para que la comunicación y la información sean un derecho de la ciudadanía y sean ajenas a los intere-ses económicos. Igualmente, estamos democratizando la información, no solamente con la creación de medios públicos, sino de medios comunita-rios. Pero cuán difícil es la lucha fren-te a los intereses económicos encu-biertos de medios de comunicación, que hasta el momento no ha sido posible aprobar una Ley de Comuni-cación que, respondiendo al clamor ciudadano reflejado en las urnas, no sólo busca asegurar una verdadera libertad de expresión, sino que, entre otros beneficios, defiende los dere-chos laborales de los comunicadores, regula los contenidos que puedan ser discriminatorios o difamatorios, y sobre todo, impulsa la democrati-zación del espectro radioeléctrico y de las frecuencias, distribuyéndolas en proporciones iguales para el Esta-do, los medios privados y los medios comunitarios, iniciativa nunca antes promovida en el Ecuador. A esto se oponen ciertos medios de comunica-ción privados que se dicen defenso-res de la “libertad de expresión” pero que solamente defienden una suerte de falso corporativismo. No obstante, el pueblo no es tonto y ha sabido dis-tinguir entre la verdadera información y la campaña diaria de desprestigio al gobierno. Así, nos estamos con-vencidos de que cada vez son menos los ciudadanos que creen lo que esta prensa publica, demostrando a su vez que estos medios no son tan podero-sos como parecen.n

*Director de Le Monde diplomatique - Bolivia.

© Le Monde diplomatique, Bolivia.

El embajador ecuatoriano en La Paz, Ricardo

Ulcuango, habló con Le Monde Diplomatique-

Bolivia. Cree que Correa no ha sentido el desgaste

de 6 años en el poder. Y lo atribuye a la mejora de

los índices sociales y económicos de los sectores

más desfavorecidos. Nos habla de los retos de la

“Revolución Ciudadana” para la gestión 2013-2017.

Espera una victoria de Correa en primera vuelta.

por Ricardo bajo h.*

Ulcuango: “el desgaste de Correa es inexistente”

Entrevista con el embajador ecuatoriano en bolivia

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 5

6 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

Casi siempre fueron jóvenes mujeres las que hacían guar-dia ante la enrejada puerta de

ingreso, vestidas en uniforme verde olivo, aunque rara vez con arma al cinto. Durante los metros que reco-rría nuestro vehículo bordeando un pequeño lago se veían varias casas, casi todas de dos pisos y separadas por árboles y jardines. Rodeado de un alto muro, sin presencia notoria de centi-nelas, ni cercas eléctricas o cámaras de vigilancia, aparecía el complejo residencial El Lagito, en La Habana.

Aquí, el Estado cubano suele hos-pedar a personalidades del mundo. Desde noviembre pasado, en este sere-no entorno se llevan a cabo las nego-ciaciones de paz entre representantes del gobierno colombiano y delegados de las Fuerzas Armadas Revoluciona-rias de Colombia (FARC) (1).

Entre febrero y octubre de 2012, lle-garon allí 13 mujeres y 17 hombres: los representantes de las FARC. Vinieron para adelantar los diálogos de que esta organización está teniendo con el Gobierno colombiano. Su traslado desde diversas regiones de Colom-bia fue asegurado por representantes de la Cruz Roja Internacional y del Gobierno de Cuba.

El Laguito se convirtió en un obse-sión para muchos de los casi sesenta corresponsales extranjeros acredita-dos para dar seguimiento a las nego-ciaciones. Además de entrevistar a los guerrilleros, querían saber como vivían. Al no lograr el ingreso, empe-zaron a tejer historias sobre los pre-suntos lujos que los rodean. Y aunque las casas son modernas (se termina-ron de construir en los años 1950), la ostentación no es lo que resalta. Claro, para casi todos esos combatientes

resultaban palacios, pues sólo habían conocido humildes viviendas, además de selvas y montañas. “No fue fácil adaptarme a dormir encerrado en una habitación, sin los ruidos del campo. Nunca había tenido un colchón tan cómodo”, me dice Miguel Pascuas, uno de los campesinos fundadores de las FARC en 1964.

Mientras se fuma un cigarrillo y toma café, Ricardo Téllez, más conoci-do como el “canciller Rodrigo Granda” por su trabajo diplomático, me cuenta que, a diario, reciben correos pidiendo entrevistas: “ Poco a poco los iremos encontrando en algún hotel, o en sus oficinas “. La reticencia la tienen con los grandes medios de comunicación colombianos, porque tememos que sirva para hacer escándalo en contra nuestra”, me precisa Téllez, miembro del Secretariado de las FARC, la máxi-ma instancia de dirección de esa gue-rrillera. Marcos Calarcá, otro ducho en las relaciones internacionales, pone un ejemplo del comportamiento de la prensa colombiana. El 18 de octu-bre pasado, durante la inauguración oficial de los diálogos en Oslo, las dos principales cadenas informativas, Caracol y RCN, cortaron la transmi-sión cuando Iván Márquez, el segundo al mando en las FARC y jefe de la dele-gación guerrillera, empezaba su inter-vención. ”La mayoría de colombianos sólo pudo escuchar y ver el delega-do gubernamental, Humberto De La Calle Lombana”, dice Calarcá.

¿Por qué la lucha armada?

En uno de los almuerzos que los gue-rrilleros me invitaron a compartir, quise continuar con mis preguntas. Justo en ese momento llegaron dos

de los cocineros cubanos preguntan-do si era de nuestro agradado el plato. Y aquello se convirtió en una amena charla. Al hacérselo notar, un cocinero me dijo que era imposible aplicar las reglas de protocolo como se hace muy regularmente con otros visitantes, por-que “se comportan como si fuéramos su familia”. Al escuchar esto, pregun-to a los demás comensales sin no se reúnen con los enviados del gobierno por fuera de la mesa de negociaciones, aunque sea para hablar de fútbol.

El guerrillero que se había ofrecido a servir la carne de cerdo en salsa me responde que rara vez los ven a pesar de no pernoctar lejos. “Parece que no somos de su nivel por no poseer título universitario o fortuna. Son muy pre-potentes”. Lo que si es fácil de consta-tar que casi ningún medio de prensa extranjero se interesa por los repre-sentantes gubernamentales.

A finales de noviembre llegaron fuertes lluvias. El ciclón Sandy estaba pronto a pasar por la isla. Supe que los guerrilleros ofrecieron al gobierno cubano para participar en las labores de apoyo que sena necesarias; cuan-do los miembros de la otra delegación insistieron cerca de sus jefes para que les permitieran refugiarse en Bogotá.

Otra sesión de entrevistas. Mien-tras preparo mi material observo a los cinco guerrilleros que me acompañan. Se me ocurre decir que nunca he esta-do rodeado de tanto dinero. Me miran intrigados. Es que, por ellos, por los negociadores de la FARC, el gobierno colombiano y el de Estados Unidos ofrecen recompensas que van desde 500.000 mil a los 5 millones de dóla-res. Márquez, Téllez y Pascuas son los mas “cotizados, vivos o muertos. Pascuas que está mi lado bebiendo un

A principios de

septiembre pasado, el

presidente de Colombia

Juan Manuel Santos

anunció públicamente,

por sorpresa, que su

Gobierno iniciaría

negociaciones de paz

con los insurgentes de

las Fuerzas Armadas

Revolucionaria de

Colombia (FARC).

Primero en Oslo y luego

en La Habana, con el

apoyo de los Gobiernos

de Cuba y Noruega

como “garantes”; y

de los Gobiernos de

Venezuela y Chile,

como “acompañantes”.

Nuestro enviado

especial ha podido

reunirse, en La Habana,

con los principales

representantes de

las FARC. Estas son

las reflexiones de los

comandantes guerrilleros

a la hora de su cita con la

historia.

En febrero se abrió la cuarta etapa de negociación entre la guerrilla colombiana y el gobierno de santos

por hernando Calvo ospina, enviado especial*

Conversando con las FArC en La Habana

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 7

8 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

jugo, me dice: “imagínese para salir del país hacia Cuba y después a Oslo el gobierno le pidió a la Interpol retirar las órdenes de captura que tenemos varios de nosotros. Al volver de Oslo, dos días después, el gobierno colom-biano volvió a pedir nuestra captura: tan solo en Cuba y en Noruega no son efectivas.¿Tiene eso lógica?”.

Le pregunto a Calarcá si aceptaron las negociaciones por sentirse cerca de la derrota: “Nos han golpeado y hemos golpeado, pero, a pesar de los miles de millones que han invertido en el armamento y alta tecnología, seguimos con la presencia en casi todo el país. Por eso estamos dialogando y no claudicando”.

Sentados bajo un frondoso árbol, quiero seguir el tema con “Granda”. Lo cuestiono sobre la validez de la lucha armada, en una Latinoamérica donde han llegado al gobierno fuerzas de izquierda por la vía electoral. Aspira el cigarro y responde: “quién no conozca la historia del terrorismo en el Estado de Colombia no podrá entender su vigencia. Y nuestra lucha tendría vali-dez mientras la oligarquía continúe siendo violenta e intolerante como pocas han existido en el mundo, por que toda señal del inconformismo es reprimida. Históricamente, cada pro-yecto político o social que ha intenta-do disputar el poder ha sido masacra-do. Y todas las estructura del Estado sirven a ello”.

“Granda” pasa a contarme que fue el presidente Manuel Santos, recién elegido, quién aceptó la persistente propuesta de las FARC de buscar una solución política al conflicto.

Santos le envió el mensaje a la organización por medio de uno de sus principales dirigentes, Jorge Bri-ceño, más conocido como “Mono Jojoy”. Lo hizo a pesar de considerar a “Jojoy” como el “principal enemigo de Colombia”. Propuso un diálogo sin publicidad. La dirigencia guerrillera aceptó. “Estábamos en ello, cuando, el 22 de septiembre de 2010 , caye-ron sobre el campamento del Mono 30 toneladas de bombas y misiles de las cuales 7 dieron en el lugar donde “Jojoy” dormía. Fue la “operación Sodoma “. 20 días antes Briceño había expresado en una revista: la guerra “no se termina a tiros ni a bombas, ni a misilazos ni con aviones. Se termi-na con cabeza pensante, con política, resolviendo lo que necesita el pueblo”. Ante tal hecho Fidel Castro expresaría: “fue un burdo y bochornoso asesinato (…) esas acciones están lejos de llevar la paz con Colombia” (2).

Cuando se esperaba una fuerte reac-ción militar de la FARC, la dirección insurgente en un comunicado dijo: “no es por la vía de la exterminación del contrario que Colombia encontrará la paz y la reconciliación. (…) el único camino es la solución política y pacífica para el conflicto social y armado inter-no”. La dirigencia decidió continuar los diálogos secretos, pero el presidente Santos ordenó abatirlos sino se ren-dían. El 4 de noviembre de 2011, el jefe máximo de las FARC, Alfonso Cano, fue cercado por 800 soldados de las fuerzas especiales apoyados por aviones y heli-cópteros. Él estaba acompañado de 4 hombres y un perro.

“Su asesinato fue un golpe muy duro, pero decidimos seguir siendo consecuentes con nuestro pensamien-to: la bandera de la paz es nuestra. Y tampoco rompimos los encuentros con los enviados de Santos”, me pre-cisa “Rodrigo Granda”. Entonces el nuevo jefe de las FARC, Timoléon Jiménez, “Timochenko”, le envió una carta pública que terminaba dicien-do: “Así no es, Santos, así no es”. Como respuesta el presidente ordenó inten-sificar las operaciones militares.

A Pascuas le pregunto que estaba haciendo para enfrentar a la aviación y a la alta tecnología que poseen esas naves. Pues con ellas les habían pro-pinado fuertes golpes en los últimos años: “Estamos desarrollando nues-tra propia tecnología por eso ya les hemos tumbado o averiado muchos de sus helicópteros y aviones, aun-que tratan de ocultarlo”, me respon-de. Rubén Zamora, comandante del frente 33 de las FARC, uno de los más fuertes y ubicados en la frontera con Venezuela, me cuenta que ellos se ríen cuando leen o escuchan de las FARC sobre la compra de misiles a los talibanes en Afganistán: “¿Usted se puede imaginar a uno de nosotros haciendo ese tipo de negocios en ese país invadido? También piense lo que sentimos cuando interceptamos las comunicaciones de las naves, y escu-chamos que las órdenes de bombar-dear las dan en inglés. Por eso nues-tros rústicos “misiles” salen dispara-dos con más potencia”.

Zamora comanda en una de las regiones más militarizadas: “en algu-nas zonas existen un soldado por cada tres habitantes, sin contar con sus fuerzas paramilitares, por que la estra-tegia es acabar con la resistencia para entregar las inmensas reservas de car-bón y petróleo a las transnacionales”.

“Tecnología propia y de la mejor”, me dice otro día Viviana Hernández,

una mujer que tiene bajo su mando a una buena cantidad de combatientes. “En nuestros hospitales de campaña ya hemos hecho cirugías a corazón abierto”. Me quedo mirándola. Cómo me notaba incrédulo, pide que una joven me muestre las fotos y un video. “La mayoría de los médicos y enfer-meros que tenemos, han sido forma-dos por profesionales que prefirieron pones sus conocimientos a nuestro servicio”. Sandra Ramírez, la viuda del dirigente histórico Manuel Marulan-da “Tirofijo”, completa las palabras de Viviana y me cuenta que ella tubo que dejar los estudios de primaria por falta de dinero. Al ingresar a la guerri-lla se hizo enfermera, pero también se especializó con comunicaciones: “La oportunidad de superación es para hombres y mujeres por igual porque en las FARC se lucha por la igualdad de género y su bienestar”. Ellas me aseguran que, por lo menos, el 40% de combatientes son mujeres, por que el “respeto por la mujer y la posibilidad que avancemos como personas, com-batientes y profesionales es que es lo que ha hecho que tantas ingresen”. (3).

¿Y el narcoterrorismo?

Unas horas antes de que empeza-ran las negociaciones en la capital de Noruega, las Fuerzas Armadas de Colombia hicieron público un video musical. Este comienza con pala-bras de “Timochenko”. “Llegamos a la mesa del diálogo sin rencores ni arrogancias”. E inmediatamente se ve a varios jóvenes interpretando un rap sin portar armamento o traje camuflado. Este tuvo un gran impac-to; la prensa colombiana lo consideró como un manifiesto político, ya que la letra dice “Ay, me voy para La Haba-na, esta vez a conversar, el burgués que nos buscaba no nos pudo derro-tar; ay, me voy para La Habana, esta vez a conversar con aquel que me acusaba de mentir sobre la paz (…)Ay, me voy para La Habana, supieran con qué emoción, me voy a conversar la suerte de mi nación”.

Me encuentro al hombre que com-puso esa canción. Está acariciando las cuerdas de su guitarra. “Trabajar con la juventud en cuestiones cultu-rales me hace sentir muy joven”, dice Jaime Nevado, quién se acerca a los 70 años de edad y es el cantautor más destacado de las FARC. “Yo le canto a la vida, a la libertad, a la lucha revo-lucionaria, a lo que vive el pueblo”. Le pregunto si no cree que es contra-dictorio hablar de ello cuando están

catalogados de “narcoterroristas”. Y él con la calma de un poeta, me res-ponde: ”Odio a los narcoterroristas porque son los que torturan, bombar-dean, asesinan al pueblo, a los niños. Hemos cometido errores, pero terro-ristas no somos, menos narcos. Los narcoterroristas son los que nos quie-ren hacer aparecer como ellos”. Y sin más me pone a cantar.

“De la mesa de negociaciones no nos vamos a levantar. No seremos nosotros quienes rompamos los diá-logos”, me asegura el comandante Iván Márquez. Estamos sentados en el muro de un jardín, a la sombra de pal-meras y de un florido árbol. “Sabemos que se intentará provocarnos, agre-diéndonos, buscarán un pretexto o lo crearán, pero seguiremos insistiendo en la necesidad de la paz. Eso sí, la paz con justicia social para la mayoría de colombianos. Porque la paz no es solo el silencio de los fusiles”.

Tres días antes, Pascuas me había dicho: ”Conozco bien al enemigo y a su amo. Estados Unidos. Ellos sólo quieren nuestra rendición de rodillas, pero no la van a lograr. Estamos aquí para negociar otra Colombia, no para entregarnos ni vendernos”(4).

El 18 de noviembre de 2012, el Esta-do Mayor de las FARC ordenó a todas sus estructuras un cese de operaciones ofensivas hasta el 20 de enero de 2013. En el comunicado, le pedía al Gobier-no que hiciera lo mismo para que los colombianos pasaran una “Navidad en tregua”. Además de rechazar la petición, las autoridades ordenaron multiplicar las operaciones milita-res. Paralelamente, el delegado De La Calle Lombana seguía repitiendo: “Ni el modelo económico, ni la doctrina militar, ni la inversión extranjera están en discusión…”. La tregua terminó el 20 de enero y mientras la guerrilla y el gobierno de Santos siguen nego-ciando –ya van por la cuarta ronda de diálogos, en especial sobre el tema de acceso a la tierra y la reforma agraria-, los combates continúan en las selvas de Colombia.n

1 Léase Ignacio Ramonet, ¿Paz en Colombia ?, Le Monde diplo-

matique en español, diciembre de 2012.

2 Fidel Castro: “Piedad Córdoba y su lucha por la paz”, La

Habana, 30 de septiembre 2010.

3 Leer la entrevista completa con Sandra Ramírez:http://hcal-

vospina.free.fr/spip.php...

4 Leer la entrevista completa con Miguel Pascuas:http://hcal-

vospina.free.fr/spip.php...

*Enviado especial de Le Monde diplomatique a La Habana.

© Le Monde diplomatique, España.

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 9

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Principios de septiembre. Es la “Gran Misa” del Brasil cató-lico: cada tarde, el país vibra

con los enredos de “Avenida Brasil”, la telenovela que, desde hace seis meses, enfrenta a la morena Rita con su madrastra, la rubia Carminha. La primera creció en la zona periféri-ca popular de Río, abandonada por la otra que vendió la casa del padre, muerto sobre la Avenida Brasil, sím-bolo de ese país desigual. Detrás de esta intriga, de las más básicas, se trama en una historia muy diferente: “Es la preparación psicológica de una parte de la población, la clase media de los bellos barrios de la zona sur de Río, para el hecho de que pronto van a tener que mudarse a la zona Norte”, analiza Eduardo Granja Coutinho, profesor en Ciencias de la Comunica-ción de la universidad Federal de Río. Si esto es verdad, entonces un fenó-meno de la sociedad televisiva puede esconder otro, menos virtual: la explo-sión de precios que hace de Río un inmenso Monopoly. ¿ Una de las can-ciones –faro de la serie– no se llama acaso Meu Lugar, mi lugar?

Instalarse es el tema del momento en Río. En la playa, en el autobús, en las cenas, no se habla de otra cosa. Desde hace varios años, la fiebre espe-culativa hace subir los precios poco a poco y de paso, la presión sobre los cariocas (gentilicio de los habitantes de Río) que ahora destinan gran parte de su presupuesto a ello. Entre enero de 2008 y julio de 2012, Río sufrió un alza de los precios del 380% en la venta y un 108% en el alquiler. Algu-nos a quienes no le alcanza los medios piensan incluso en mudarse a barrios donde antes no se atrevían a poner los pies, esas favelas que las autoridades se propusieron “pacificar” metódica-mente. Y con firmeza ya que hay que preparar la Copa del Mundo de fút-bol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, los dos eventos que Río acogerá.

Vidigal es un morro muy conocido por todo carioca porque está situa-do frente al mar, en la continuidad de Leblon e Ipanema; el 13 de noviembre

de 2010, las Unidades de la Policía de Pacificación (UPP) tomaron posesión del lugar. Desde entonces, la situación ha cambiado. Hace un año los chicos andaban con pistolas de calibre grue-so; en la actualidad, uno se cruza todo el tiempo con policías sobre la Estra-da do Tamba, la arteria principal y la única vía de acceso a esta maraña de vericuetos asfaltados, de callecitas imbricadas. No es el único cambio visible: “La recogida de basura fun-ciona, la electricidad también, y hay incluso un cajero automático en tres lenguas… han vuelto los servicios públicos”, constata el capitán Favio, responsable de la UPP local. Y, de acuerdo con los carteles que anuncian demoliciones y trabajos también se anuncian otros cambios en esta fiebre de expansión inmobiliaria.

En la asociación de habitantes del barrio, la gente se alegra por esta vuel-ta al orden. Pero el presidente Sebas-tiao Alleluia señala otros peligros: “Hoy nos movemos en una nueva realidad, ya que nuestros terrenos son codiciados por los inversores; actual-mente la presión es inmobiliaria y la especulación, nuestra realidad. Pero esto no es sino el principio: desem-barcan brasileños y extranjeros, sobre todo impulsados por la crisis europea y atraídos por el potencial de nues-tros barrios. Un apartamento dúplex, situado en el bajo Vidigal que hace un año se estimaba en 50.000 reales (alrededor de 22.000 dólares) se vende hoy en ¡250.000 reales¡”. Una investiga-ción de la Fundación Getulio Vargas indicaque, desde el primera año de la pacificación, las subida de los alqui-leres fue de un 6.8% superior a la de otros barrios de Río.

Vidigal es el último lugar de moda, un poco como lo fue el morro Santa Teresa a principios de los años de LuLa (2003-2010), un barrio ocupado ahora por artistas llegados de todo el mundo, de quintas super protegidas, de “posusadas” ( casas de huéspedes parecidas a hoteles) calificadas como de calidad sostenible, y de restau-rantes modernos. Menos de un año

después de la pacificación, la favela en la que no era bueno transitar reci-be ahora a los hijos e hijas de buenas familias que vienen aquí a descarriar-se. Organizan, por ejemplo las noches “Luv”. El término (cercano a “love”, ”amor” en ingles) permite adivinar el programa de estas citas de clubbers noctámbulos: DJ hacen temblar el recintos en lugares contratados para la ocasión y todo el mundo se junta en la puerta. Nada que ver con los bailes funk de antes de la pacificación a los que la juventud dorada no se aven-turaba. Hoy es a la inversa: la entra-da de hasta 80 reales, alrededor de 45 dólares -oséa un séptimo del salario mínimo mensual- es prohibitiva para muchos bolsillos.

Guti Fraga, el director de tea-tro de la asociación Nos de Morro (literalmente,”nosotros del morro”) que en 1986 se estableció el mismo sobre esta colina para desarrollar ahí un proyecto de integración por medio de la cultura, conoció estos años en que cohabitaban el barrio, -que se reconocía por su servicio de vías públicas y sus viviendas legales, y que estaba autentificado como tal por la municipalidad-, y la favela zona fuera de catastro cuyas chapas rojas poco a poco despojaron del verde al morro. Al lado de Leblon, la favela Praia de Pinto fue incendiada en 1969 para expur-gar a lo cerca de 20.000 pobres que vivían ahí, reubicados en complejos de viviendas sociales como la siniestra Ciudade de Deus (ciudad de Dios).

En Vidigal, volvió la amenaza y su caballo de Troya se llama pacificación, y Fraga señala el restaurante francés que abrirá aquí próximamente :”¿Sera para gente de aquí?” El proyecto de hotel cinco estrellas, ¿recibirá a la gente del Nordeste (la región pobre de donde es originaria la mayoría de los habitante de Vidigal)? ¿Y el albergue de la juventud, situado en la cima y mantenido por un austríaco, “está des-tinado a la gente de Alemanao (la gran favela a mas de una hora de carretera)que quiere ir a la playa en fin de sema-na? Como lo confiesa un capitán de

policía, “Vidigal se ha convertido en una atracción turística donde los euro-peos vienen a tomar lindas fotos”. O a invertir para siempre en este terreno en el que la cotización está en alza…

“En Río, más de dos millones de personas viven en más de 900 favelas: todo esto constituye un buen nego-cio para la aventura, para el que tiene la capacidad de anticipar el camino estructural de una ciudad en plena mutación”, observa Luiz Cesar Qui-roz Riveiro, director del Instituto de Investigación y Amplificación Regio-nal (IPPUR), el observatorio se intere-só en los conflictos de la propiedad e inmuebles en Río, un caso de estudio para todo el país donde muchos, ricos o pobres están alojados sin base legal a merced de la expoliación (un rico se apodera de un terreno por la fuerza) o de invasiones ( un número de pobres invade un espacio).

“Brasil es la actual “bola da vez” (la pelota del partido). Toda esta especu-lación inmobiliaria que se desplazó por el mundo del sudeste asiático y España, se instala hoy aquí. La econo-mía – que parece estable comparada con la tempestad que atraviesan “el centro”- atrae mucho a los inverso-res ya que el sector inmobiliario sigue siendo barato. “A partir del 2005 se ins-tala este movimiento de fondo- pro-sigue Queiroz Riveiro - , apoyándose en el turismo y en la perspectiva de eventos como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. En un contexto como éste de especulación urbana-clásica, controlar el territorio es tam-bién garantizar el capital. Por eso, hay que regularizar y regular la ocupación de los suelos”.

¿La apuesta principal?: “permitir al mercado acceder a estas zonas infor-males y establecer así las bases jurídi-cas de la propiedad del inmueble”: o, para decirlo de otra manera, moderni-zar el país para permitir a los inverso-res expandirse mejor.

De este modo, para favorecer futuras transacciones, las autoridades instala-ron en estas favelas (que en el catastro ignoraba pura y simplemente desde

“Permita usted que ruja el espíritu animal del sector

privado”, aconsejaba recientemente el semanario

británico The Economist a la presidenta brasileña

Dilma Rousseff, enfrentada a una ralentización del

crecimiento en su país. En Río de Janeiro, el objetivo

es hacer desaparecer a las favelas. El bufido de los

inversores- especialmente del sector inmobiliario y

especulador – se ha visto estimulado por la preparación

de acontecimientos deportivos de ámbito mundial como

el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos.

por Jacques denis, enviado especial*

río de Janeiro se pone su uniforme olímpico

Represión y renovación urbana en las favelas de la “ciudad maravillosa”

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 11

una ley de 1937 -derogada en 1984 sin que la situación de los terrenos se acla-rará verdaderamente) un programa de regularización inmobiliaria.

El semanario Veja (1) con fecha de 4 de julio de 2012 se alegraba así de que “en una radio de 500 metros alrededor de la UPP de Vidigal, los precios hubie-ran aumentado en un 28 % más que en el resto de la ciudad”. A tal punto que, para los cariocas de la clase B, a pesar de que son acomodados (2), es cada vez maás difícil instalarse o, incluso permanecer ahí.

“Durante mucho tiempo las favelas fueron consideradas como áreas pro-visionales. Se admitía que desapare-cían con el desarrollo. Pero cómo este tardó en llegar, el gobierno decidió en algunos casos hacerlas desaparecer, en otros dejarlas surgir aquí o allí”. Ser-gio Magalhaes, director de Vivienda de la ciudad de Río entre 1993 y 2000 (actualmente presidente del Instituto de los Arquitectos) fue el creador del programa “Favela Bairro” que concer-nía a 155 favelas, citado con frecuencia a modo de ejemplo. “En 1993, tres o cuatro había crecido en estos terrenos: claramente la situación ya no era tran-sitoria. Era necesario reconocer este estado de hecho y de hacer de las fave-las, verdaderos barrios”.

Por último después de haber alenta-do el desplazamiento de la población a la periferia -entre 1962 y 1974, más de 140.000 habitantes fueron enviados a la periferia y 80 favelas derribadas en Río-, los poderes públicos enca-raron la construcción del futuro en el

lugar, teniendo en cuenta la historia y la opinión de los habitantes. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) consagró 600 millones de dólares al proyecto a los cuales se agregaron 250 millones del gobierno federal y una ayuda de la ciudad.

20 años después de la tentativa de reorganización, seguida de otros programas (como “Bairinho”, “Morar Legal” y también “Novas Alternati-vas”), algunas asociaciones y particu-lares iniciaron conversaciones para obtener títulos de propiedad oficial. Más de 200 habrían sido librados oficialmente mientras se esperaban los otros miles. Nadie sabe cuántos, puesto que nadie sabe cuanta gente vive allí ¿Veinte, cuarenta, sesen-ta mil habitantes? Todos hablan de cifras diferentes. Uno de ellos llama-do Roque, forma parte de ellos, desde 1976. Este nativo de Bahía se alegra por los intereses crecientes de los “gringos” (los extranjeros llegados del norte), fuente de ganancias: una veci-na multiplicó por 5 su inversión ini-cial. Por lo tanto, ni hablar de ceder su casa sencilla de dos habitaciones construida con sus manos en 1995. El septuagenario hace valer su derecho al suelo: quiere defender un senti-miento de pertenencia a una comuni-dad que no tiene precio.

“En esa época, yo tenía un recibo de parte de la Asociación de Habitantes, hoy, espero el último de la propiedad oficial. Eso dará un poco de dinero a mis hijos cuando yo muera, pero yo no quiero dejar mi barrio; es mi vida”.

Esta regularización es también sinónimo de integración ideológica de estas zonas parceladas, antes regi-das por otras leyes inmobiliarias que fueron establecidas por los propios habitantes.

El sociólogo Jailson de Souza e Silva, cabeza pensante del observa-torio de favelas, ve en ello “la base de una gentrificación”. “Muchos están tentados de vender bienes que tienen ahora un verdadero valor. Yo sosten-go que la última cosa que se debe dar a los habitantes de las favelas es un título de propiedad”. Para él, poseer un título oficial es acceder a la posi-bilidad de cederlo, y por lo tanto de hacerle, a su vez, el juego “del mer-cado”. “Eike Batista, el hombre más rico del Brasil que invirtió millones a título gratuito en el equipamiento de la UPP, es propietario de grandes grupos inmobiliarios. Batista tiene interés en financiar esta política, aca-parando una parte de estos territo-rios, cuyos dividendos obtendrá en un segundo tiempo”. Para de Souza e Silva, la solución está en otra parte, fuera de las lógicas especulativas…

No es el punto de vista del alcalde, Eduardo Paes, que fue reelegido en la primera vuelta, el 7 de octubre de 2012, con cerca del 65 % de los votos. Un pueblecito para este centrista que, además del apoyo del Partido de los Trabajadores, gracias a un balance favorable, obtuvo el voto de las fave-las: Paes seguirá siendo el alcalde de la pacificación y el artífice de las grandes obras urbanísticas.

Entre ellas, el ejemplar proyecto “Port Maravilha” que apunta a trans-formar todo el barrio portuario, no lejos del centro histórico; el objetivo: convertir este barrio durante mucho tiempo desaconsejado por la noche en una gigantesca zona comercial y turís-tica, con viviendas nuevas y talleres de artistas. Su próximo mandato termi-nará felizmente con los Juegos Olímpi-cos, que volverán a colocar en primer plano la antigua capital de Brasil, des-tronada por el dinamismo económico de Sao Paolo. Río de Janeiro -centro de servicios y principal polo naval, en particular por el petróleo- encarnaba más que otra ciudad la identidad bra-sileña a los ojos del mundo entero.

Una visión que confirma la clasifi-cación de Patrimonio de la Humani-dad de la UNESCO al distinguir a la ciudad “ciudad maravillosa” en julio de 2012. “Río va a convertirse en el escaparate comercial del marketing brasileño”, explica Queiroz Ribeiro. “Será la carta de presentación del país”. Desde el 2011, a la salida del aeropuerto, un gran muro antiruido permite esconder la miseria sobre la avenida Brasil.n 

1 Véase Carla Luciana Silva, “Veja´, revista importante en Bra-

sil”, Le Monde diplomatique en español, diciembre de 2012.

2 La estadística brasileña divide la sociedad en cinco clases: A

(cuyos ingresos superan los 30 salarios mínimos).B (de 15 a

30). C(de 6 a 15), D (de 2 a 6) y E (hasta dos salarios mínimos).

*Periodista.

© Le Monde diplomatique, Francia.

12 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

Paradojalmente los datos estadís-ticos lo confirmaron cuando el indicador mensual de octubre

de actividad económica (Imacec) del Banco Central informaba de un creci-miento en doce meses de un elevado 6,7% y en los diez primeros meses del año se registraba un incremento de 5,7% con relación a los mismos meses de 2011. Sin duda aumentos altos.

Rápidamente las manifestaciones de euforia se hicieron escuchar. “Con alborozo -editorializó El Mercurio- fue recibido por las autoridades de gobier-no el 6,7% de crecimiento (…). Los personeros oficiales -agregó- se han apresurado a destacar que la buena marcha de la economía no es fruto de la casualidad y que es prueba de que sí importa quién gobierne” (1). El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, también modificó su discurso hasta ese momento cauteloso. “(…) pode-mos -expresó textualmente- mirar con optimismo 2013. Esta economía va a seguir creciendo aunque permanez-can los problemas en el mundo, lo que debe ser motivo de orgullo. La base de este crecimiento -subrayó- está en la inversión y en el consumo, y por tanto en la confianza” (2).

Sin embargo, si se penetraba en la información se encontraba una reali-dad diferente. El Imacec desestacionali-zado, que excluye el efecto estacional y la variación en los días trabajados, mos-tró una disminución en octubre con relación a septiembre de 0,5%, mientras que el indicador de tendencia cíclica acumulada en doce meses era de 4,3%, descendiendo ininterrumpidamen-te desde marzo-abril de 2011 cuando alcanzó su punto más alto, 7,7%, Por tanto, la desaceleración no es ni mucho menor. “El dato más relevante para la política monetaria -afirmó Esteban Yadresic, economista jefe de Moneda Asset Management- es que la actividad

económica se ha desacelerado sustan-cialmente (…) el crecimiento anualiza-do y debidamente desestacionalizado de agosto-octubre, respecto al trimestre previo, fue de sólo 2,6% anual”.

Lo más probable es que no sea sólo un tema coyuntural, dado que la cri-sis en economías desarrolladas, que impacta internamente -como señaló el ex director de Presupuestos Mario Marcel-, “puede prolongarse por varios años, por lo que hay que ver que pasará en la economía chilena más allá de los resultados en 2012 y 2013. Tenemos que mirar nuestra capacidad para crecer, hasta donde la demanda interna pueda seguir tirando el carro de la economía chilena en un contexto deteriorado externo y sin empeorar la cuenta corriente”, cuyo déficit tiene un curso creciente.

Políticas anticíclicas

Ahora bien, la tardanza en mani-festarse la desaceleración no era demostración en lo fundamental de “sí importa quien gobierne” y de la “confianza”, sino en gran medida de hechos externos, en este caso favora-bles para la economía nacional, como lo constató el propio presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara. Los efectos de la crisis, expresó, “han sido acotados”, entre otras razones por-que socios comerciales “siguen con crecimiento importantes, en especial China” (3). El punto más bajo de la tendencia descendente de su econo-mía se produjo en el tercer trimestre, pero dando ya claras señales que este proceso se detenía, como consecuen-cia de políticas anticíclicas puestas en práctica tanto a nivel central como local. Los hechos vuelven a mostrar que la política acertada en momen-tos de reducción del crecimiento es impulsar acciones reactivadoras.

Otro factor favorable, en el contexto de la crisis, han sido las bajas tasas de interés predominantes en mercados de países desarrollados, por las políti-cas con propósitos anticíclicos de sus bancos centrales.

Lo que acontezca en China seguirá influyendo directamente sobre Chile, ya que repercute en la cotización del cobre y, como consecuencia de ello en los términos de intercambio, que al incidir en el Ingreso Nacional Bruto Disponible Real, que mide en último término la cuantía de recursos que quedan en el país, afecta positivamen-te en la demanda interna.

En Perú se dan igualmente situa-ciones muy parecidas a las regis-tradas en Chile, constituyendo otra demostración de los impactos en paí-ses de la región de fenómenos exter-nos. El crecimiento de su producto en el año a octubre fue superior al de Chile, 6,5%. Por tanto, el crecimiento del país, no es en consecuencia un hecho regional único, que en pala-bras de Felipe Larraín revelaría “la enorme resiliencia de la economía chilena frente a un escenario exter-no adverso” (4). Pues bien, ¿qué está aconteciendo en el vecino país? La Escuela de Economía y Negocios Gerens constató que las empresas peruanas igualmente están sintiendo los rigores de las caídas de las expor-taciones, consecuencia de las meno-res cotizaciones de los metales, parti-cularmente también del cobre.

De otra parte, en septiembre pasa-do la rentabilidad patrimonial anuali-zada de las 272 sociedades listadas en el mercado bursátil descendió en ocho puntos porcentuales, baja que se pro-dujo por quinto mes consecutivo. El nivel alcanzado no se registraba desde septiembre de 2009, es decir en un año de recesión en la economía mundial. Las empresas mineras tuvieron un

descenso, haciendo la misma compa-ración, de 16,5 puntos porcentuales y las no mineras su rentabilidad dismi-nuyó desde mediados de 2011 en 3,1 puntos porcentuales. “No es brusca la caída para ellas -manifestó el geren-te de Gerens, Rodrigo Prialé-, pero refleja las menores exportaciones y un tipo de cambio más bajo” (5). Efectos ambos también expresados en la eco-nomía nacional. Las similitudes en la desaceleración de ambas economías son muy grandes.

ipC a la baja

Poco después de informarse el Ima-cec de octubre, el INE entregó el IPC de noviembre, con una disminución de 0,5% en relación a septiembre y un aumento en doce meses de sólo 2,1%, colocándose por debajo de las estima-ciones precedentes. En ello influyeron factores de fondo y hechos transito-rios. Los temas centrales explicativos de la baja inflación están en la revalua-ción del peso, que reduce el costo en moneda nacional de las importacio-nes; los bajos niveles de inflación exter-na, incluso con reducciones en doce meses de algunos bienes fundamenta-les, como la gasolina que cayó 2,6%; y la propia desaceleración económica ya analizada. Subsistían, eso sí, incremen-tos fuertes y de elevado impacto social como los alimentos, que acumularon en cifras anualizadas un 6,8%.

La baja del IPC demuestra que las presiones inflacionarias temidas por el Banco Central son desmentidas de atenernos a los hechos. Poco antes de entregarse las cifras del índice de precios, Rodrigo Vergara consulta-do en entrevista de prensa por qué el instituto emisor mantenía inalte-rable desde enero su tasas de interés de política monetaria, en 5% nominal anual, sostuvo que para modificarla se enfrentan “dos fuerzas, una exter-na, que significa una contracción en la actividad (…) y una fuerza interna que crece muy por sobre lo esperado (…). Hoy no vemos que una fuerza predo-mine sobre la otra, por tanto no tene-mos sesgo en una ni en otra dirección” (02/12/12). Sin embargo, los hechos mostraban otra cosa. No sólo por el IPC de noviembre, sino también por las cifras de importaciones de ese mes inferiores a las de octubre e incluso a las del mismo mes en 2011. Ellas cons-tituyen una evidencia de lo que está ocurriendo en la demanda interna. En noviembre, las importaciones alcan-zaron a US$ 6.112 millones un 21% menos que en octubre y más signifi-cativo aún fueron un 4,7% menor que el mismo mes del año anterior (US$ 6.416 millones).n

1 El Mercurio, 09/12/12.

2 El Mercurio, 06/12/12.

3 El Mercurio, 02/12/12.

4 El Mercurio, 06/12/12.

5 Diario Financiero, 07/12/12.

*Economista, director del Centro de Estudios Nacionales de Desa-

rrollo Alternativo (Cenda), www.cendachile.cl.

© Le Monde diplomatique, edición chilena.

Como en el conocido

cuento del lobo, los

anuncios de que la

economía chilena

absolutamente abierta al

mundo tanto en el plano

comercial como en el

movimiento de capitales

debía desacelerarse

como consecuencia de

las repercusiones del

proceso global en esa

dirección, se cumplieron.

No estaba ni “blindada”

ni “desacoplada”.

por hugo Fazio*

Se desacelera la economía chilena

impacto de la crisis internacional

Cuando es demasiado tarde, porque les hemos dado la espalda a las mejores opcio-

nes, nos vemos obligados a elegir el mal menor. Nueve días después de los atentados del 11 de septiem-bre de 2001 el presidente George W. Bush amenazaba “urbi et orbi”: “O están con nosotros o están con los terroristas”. Siguieron dos guerras, la primera en Afganistán y la segunda, en Irak, con los resultados que cono-cemos. Una vez más en Malí, habría

que optar, urgente, entre los dos posiciones de una alternativa execra-ble. Porqué, ¿cómo resignarse a que bandas armadas portadoras de una ideología y prácticas oscurantistas puedan amenazar a poblaciones del Sur después de haber aterrorizado a las del Norte? Pero al mismo tiempo, ¿cómo ignorar que la invocación de móviles humanitarios y la propen-sión a criminalizar a los enemigos políticos –los talibanes afganos fue-ron asociados al tráfico de opio; las

FARC a la venta de cocaína o la toma de rehenes- sirven a menudo de pre-texto para operaciones militares occi-dentales que reavivan las sospechas de neocolonialismo y, en definitiva, terminan mal?

Veinte años meses después del ase-sinato de Osama Bin Laden, el cuerpo de Al Qaeda aún se mueve. Los taliba-nes, por su parte, se encuentran mejor que nunca. Tal y como lo señaló el ex primer ministro francés, Dominique de Villepin, “los centros neurálgicos del terrorismo –Afganistán, Irak, Mali y Libia- tienden a ampliarse y a estre-char los lazos unos con otros, unen sus fuerzas, conjugan algunas acciones. Cada intervención occidental parece hacerles el juego a los grupos yihadis-tas más radicales quienes conducen a sus adversarios a conflictos intermina-bles en los que terminan agotados.

Los arsenales libios alimentaron la guerra en Malí, el día de mañana esta puede equipar a los próximos frentes africanos con armas recuperadas y con ex combatientes.

Para justificar la intervención mili-tar de su país, Francois Hollande anunció que “Francia estará siempre presente cuando se trate de los dere-chos de una población, la de Malí, que quiere vivir libre y en demo-cracia”. Una hoja de ruta tan poco razonable que no puede sino chocar sobre el problema que no es tanto el de reconquistar el norte de Malí sino

de garantizar allí una seguridad dura-dera que tenga en cuenta las reivindi-caciones legítimas de los tuaregs.

Y esto, sólo para empezar… Y luego, en efecto, habrá que preocuparse por las alianzas militares tejidas en las sombras, por la disolución de las fronteras africanas. Habrá que reco-nocer que ésta fue (y sigue siendo) alentada por prescipciones neolibe-rales que arruinaron la confianza en los Estados, pauperizaron a sus agri-cultores y a sus soldados y alentaron la sobreexplotación de los recursos naturales y minerales del continente negro por empresas occidentales o chinas. Después habrá también que admitir que el tráfico transnacional de drogas, armas y rehenes existe sólo porque cuenta con proveedores y con consumidores no africanos. Por últi-mo habrá que conceder que la caída de la cotización mundial del algo-dón arruinó a los campesinos malíes y que la sequía del Sahel se acentúa con el calentamiento climático.

Muy parcial, este inventario de temas que en general no interesan a nadie, sugiere que la liberación de Malí por ejércitos extranjeros dejaría intactas las causas del próximo con-flicto. En este momento, podemos apostar, se nos obligará a elegir, des-pués de habernos explicado que ya no queda otra opción.n

*Director de Le Monde Diplomatique, Francia.

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 17

La mala elección

Editorial por serge halimi*

Francia, otra vez “obligada” a elegir el mal menor en malí

¿Cómo ignorar que la invocación de móviles

humanitarios y la propensión a criminalizar a los

enemigos políticos –los talibanes afganos fueron

asociados al tráfico de opio; las FARC a la venta de

cocaína o la toma de rehenes- sirven a menudo de

pretexto para operaciones militares occidentales

que reavivan las sospechas de neocolonialismo y,

en definitiva, terminan mal?

18 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

La geopolítica de Internet fue el tema de debate durante la pri-mera quincena de diciembre

en una conferencia internacional en Dubai convocada por la Unión Inter-nacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo afiliado a la ONU con 193 miembros nacionales. En estas reuniones, los estados (atestados por asesores de empresa) forjan acuer-dos que permiten las comunicacio-nes internacionales a través de cables y satélites. Estas reuniones, aunque aburridas y burocráticas, son cruciales debido a la enorme importancia de las redes en el funcionamiento de la eco-nomía política transnacional.

La Conferencia Mundial de Teleco-municaciones Internacionales (CMTI) de diciembre de 2012, en Dubai, pro-dujo una gran controversia: ¿Los miembros de la UIT deberían conferir a la agencia las responsabilidades de supervisión de Internet? ¿Responsa-bilidades que han ejercido durante décadas para forjar otras formas de comunicación internacional?

Estados Unidos dijo que no. Y su posición se impuso: el documento del nuevo tratado de la UIT no dio a la agencia un papel formal en lo que se ha dado en llamar la “gobernanza glo-bal Internet”. Sin embargo, la mayoría de los países votaron a favor de adjun-tar una resolución invitando a que los estados miembros expongan su posición respectiva relacionada con la técnica de Internet, el desarrollo y las

cuestiones de política pública dentro del mandato de la UIT en los diversos foros de la UIT.

Oposición tajante a la “supervisión global, incluso simbólica”, tal y como un escritor del periódico New York Times lo describió (1): EE UU se negó a firmar el tratado y se fue.

Lo mismo hicieron Francia, Alema-nia, Japón, India, Kenia, Colombia, Canadá, Gran Bretaña y otras nacio-nes. Sin embargo, más de dos tercios de los países asistentes -89 en total - aprobaron el documento. (Y algunas de las naciones que no firmaron el tra-tado podrán aceptarlo más adelante.)

Para entender lo que está en juego tenemos que volver nuestro camino a través de la “retórica niebla”. Duran-te los meses anteriores a la CMTI, la prensa euro-norteamericana pregonó las advertencias de que la cumbre de Dubai iba a ser un choque trascenden-tal entre defensores de una Internet abierta y aspirantes a usurpadores del gobierno, encabezados por estados autoritarios como Rusia, Irán y China. Los términos de referencia se fijaron con tal rigor que un ejecutivo de la empresa europea de telecomunicacio-nes llamó a la campaña como la “gue-rra de propaganda” (2).

La libertad de expresión no es un problema trivial. No importa dónde vivamos; hay motivos para preocu-parnos porque la apertura relativa de Internet está siendo usurpada, corroí-da o canalizada.

Esto no implica, necesariamente, a los ejércitos de los censores estata-les o “firewalls” (cortafuegos). Los EE UU, mediante la Agencia de Seguridad Nacional, por ejemplo, tamiza y con-trola las transmisiones electrónicas que transitan las redes de satélite y cable, a través de sus extensos “pues-tos de escucha” y su gigantesco nuevo centro de datos en Bluffdale (estado deUtah) (3). Y no olvidemos que el propio gobierno de los EE UU ha ido a por un verdadero defensor de la liber-tad de expresión - WikiLeaks .

Las compañías estadounidenses de Internet, como Facebook y Goo-gle, han transformado la web en una “máquina de vigilancia” para aspirar datos comercialmente rentables sobre el comportamiento de los usuarios.

intereses ocultos

Sin embargo, durante la década de 1970, la retórica del “libre flujo de información” funcionó por mucho tiempo como un principio central de la política exterior de EE UU.

Durante la época de la descolo-nización y la guerra fría, la doctrina que pretendía ser un faro de luz ilu-minando el camino del mundo hacia la emancipación del imperialismo y la represión estatal, hoy en día se ha convertido en una doctrina que refleja unos arraigados intereses económicos y estratégicos; escondiéndose detrás de un lenguaje atractivo sobre los derechos humanos universales.

“La libertad en Internet”, la “liber-tad de conectarse”, la “libertad net” … fueron términos que difundía la secre-taria de Estado Hillary Clinton, en reu-niones con ejecutivos de Google en el período previo a la CMTI. Son la ver-sión actual del antiguo “flujo libre”.

Pero al igual que antes, la “libertad en Internet” es una pista falsa. Calcu-ladamente manipuladora. El término viene a confiar un derecho humano fundamental en un par de poderosos actores sociales con intereses propios: son empresas y son estados.

Las deliberaciones de la CMTI fue-ron multifacéticas y abarcaron temas transversales. Uno de ellos fue la rela-ción de intercambio entre los servicios de Internet como Google y las empre-sas que transportan sus flujos de datos voluminosos; operadores de red y proveedores de Internet como Verizon Telecom, Deutsche o Libre.

Esta pelea dentro del negocio con-lleva implicaciones para una cuestión política más general e importante: ¿Quién debe pagar las modernizacio-nes continuas de la infraestructura de red de la que los aumentos recurren-tes y mejoras de servicio de Internet dependen? Un ataque audaz de Xavier Niel sobre los ingresos franceses de Google (cuando implementó un blo-queador de anuncios como confi-guración predeterminada de su red libre) colocó este tema en relieve ante el público. Sin embargo, los términos de intercambio en la industria global de Internet también son importan-tes. Pues, cualquier decreto general

de que los proveedores de contenido deben pagar por los operadores de redes (objetivo Niel, de forma similar a la de otras empresas de telecomuni-caciones) llevaría a graves consecuen-cias para las políticas de neutralidad de la red que ha sido tan vital para los usuarios de Internet.

Hasta ahora, este poder ha sido ejercido de manera desproporcionada por los EE UU (4). Durante la década de 1990, cuando Internet, centra-do en la web, irrumpió en la escena mundial, los EE.UU. hicieron inten-sos esfuerzos para institucionalizar su función directiva. Los nombres de dominio liderados por las punto.com y las direcciones numéricas web e identificadores de red, deben ser úni-cos para que el sistema funcione. Y la capacidad para asignarlos establece un punto desde el cual se puede tener poder institucional, proyectado a tra-vés de Internet extraterritorial.

La gestión de estos recursos críticos de Internet es ejercida por una agencia de EE UU llamada: Internet Assigned Numbers Authority (IANA), bajo con-trato del Departamento de Comercio de EE UU. La IANA funciona aparen-temente como una unidad indepen-diente y aparentemente más respon-sable, con sede en California, sin fines de lucro que la llamada Corporación de Internet para la Asignación de Nom-bres y Números de Internet (ICANN).

Las normas técnicas para Internet son desarrolladas por la Internet Engi-neering Task Force (IETF) y la Internet Architecture Board (IAB) englobadas dentro de otra corporación sin fines de lucro: la Internet Society. La composi-ción y el financiamiento de estas orga-nizaciones las hacen más sensibles a las “preferencias” de Estados Unidos que a la demanda de los usuarios (5).

Los principales sitios de Internet comerciales globales no son operados por los chinos o los rusos, y mucho menos por Kenia o México. Como todo el mundo sabe, los principales sitios son: Google, Facebook, Micro-soft, Apple y Amazon; son los que han creado los servicios punto.com utili-zados por personas de todo el mundo. Y un conjunto cada vez mayor de pro-yectos de mercantilización y cadenas corporativas de los productos básicos siguen basándose en los flujos trans-fronterizos de datos de Internet. La transición en curso de hoy para los servicios “cloud computing” ensancha aún más esta dependencia.

La estructura de control de Internet proporciona una base esencial para la supremacía de un EE UU corporativo y militar en el ciberespacio. Mientras que el gobierno de los EE UU ejerce un papel descomunal, otros estados tienen escasas oportunidades - indivi-dual o colectivamente - para regular el sistema. Mediante el establecimiento de diversas medidas técnicas y legales, por supuesto, podrán ejercer la sobe-ranía sobre sus Internets nacionales, pero incluso cuando intentan replan-tear estas jurisdicciones meramente nacionales, son atacados por los polí-ticos estadounidenses.

la red esconde intereses políticos­económicos y EE UU es el policía mundial

por dan schiller*

¿Quién controla internet?

Desde las relaciones comerciales entre los

servicios de Internet y las grandes redes de

telecomunicaciones a la supervisión de la red

informática mundial, los debates entre Estados

respecto de la “libertad” de la web y la tutela

de EE.UU. sobre su integración a la economía

capitalista transnacional están al rojo vivo. En la

Conferencia de Dubai de diciembre pasado, el

gran asunto fue la tutela estadounidense sobre la

red mundial. Y su derrota.

El año 2013 ha comenzado, en Francia y en la región del Sahel, al son de los cañones. El 11 de

enero, el presidente François Hollande, envió urgentemente a Malí un cuerpo expedicionario para detener un ofen-siva yihadista que amenazaba con abalanzarse sobre Bamako. De mane-ra simultánea, en Somalia, las fuerzas especiales francesas lanzaban una ope-ración para intentar rescatar a un agen-te secreto tomado como rehén desde

hacía tres años por las milicias isla-mistas shabab, que terminó en fiasco. Unos días más tarde, cerca de la ciudad argelina de In Amenas, en la frontera con Libia, un comando salafista ocupa-ba un complejo gasístico y ejecutaba a varias decenas de extranjeros antes de que Ejército argelino lo aniquilara.

De un extremo al otro, repentina-mente, el Sahara está ardiendo. ¿Cuá-les son las causas de tal situación? En primer lugar se halla la reivindicación

nacionalista tuareg. Los tuaregs, u “hombres azules”, no son ni árabes ni bereberes. Son los habitante históricos del Sahara, del que controlan, desde hace miles de años, las rutas carava-neras. Pero el reparto entre las poten-cias coloniales fragmentó su territorio a finales del siglo XIX. Y cuando las independencias, en los años 1960, los nuevos Estados saharauis les negaron el reconocimiento, aunque sólo fuera el de una autonomía territorial.

Razón por la cual, concretamen-te en el norte de Malí (denominado Azawad por los tuaregs) y en Níger, los dos países donde se sitúan las princi-pales comunidades tuaregs, aparecie-ron muy pronto movimientos armados de reivindicación nacional. Se pro-dujeron grandes rebeliones tuaregs en 1960-1962, después en 1990-1995, en 2006 y de nuevo en 2007. En cada ocasión, conducidas por los Ejércitos maliense y nigerino, las represiones fueron feroces. Huyendo de las masa-cres, numerosos combatientes tuaregs se enrolaron entonces, en Libia, en el seno de la Legión tuareg del coronel Muamar el Gadafi…

La segunda causa de la situación actual se encuentra en la guerra civil

argelina de principios de los años 1990. Tras la anulación de las elecciones de diciembre de 1991, virtualmente gana-das por los islamistas del Frente Islá-mico de Salvación (FIS), esta guerra vio enfrentarse a las Fuerzas Armadas argelinas contra los insurgentes del Grupo Islámico Armado (GIA). Una organización muy aguerrida en la que había numerosos combatientes que volvían de Afganistán –Ronald Rea-gan los calificó de “Freedom fighters”– donde, junto a los muyaidines, habían hecho la guerra a los soviéticos con el apoyo de Estados Unidos… El con-flicto argelino costó la vida a unas 100.000 personas. Terminó con la vic-toria de las autoridades argelinas y la rendición de las guerrillas islamistas. Sin embargo, una fracción disidente, el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), decidió pro-seguir la lucha armada. Acosado por las fuerzas argelinas, buscó entonces refugio en la inmensidad del Sahara, prestó lealtad a Osama Ben Laden y a Al Qaeda en 2007, y adquirió el nom-bre de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Sus principales acciones con-sisten, desde entonces, en secuestrar a extranjeros a cambio de importantes

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 19

Milton Mueller acertadamente cap-tura esta asimetría en la observación de que, tal como está actualmente constituida, Internet representa una política de EE UU de “globalización unilateral” (6).

Propiedad lógica

El ejercicio de esta función de gestión ha permitido que EE UU pueda incul-car propiedad de lógica en el corazón del sistema de desarrollo de Internet a través de la ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nom-bres y Números de Internet). Aun-que se trata de una compleja y semi-autónoma institución, el poder de la ICANN sobre el sistema de nombres de dominio se desplegó para conferir ventajas extraterritoriales a los titula-res de marcas corporativas y otros inte-reses de propiedad ante las protestas de las organizaciones no comerciales que, a pesar de estar representados en la ICANN, se encuentran incapaces de prevalecer sobre Coca-Cola, Procter & Gamble y otras grandes empresas.

La ICANN sigue utilizando su dere-cho contractual privado para llamar a unirse a sus normas a organizacio-nes lejanas que administran dominios genéricos y de código de país de nivel superior en todo el mundo. Los provee-dores nacionales de diversas aplicacio-nes de Internet controlan sus mercados internos en varios países, entre ellos Rusia, China y la República de Corea. Sin embargo, los servicios de Internet transnacionales - los puntos más renta-bles y estratégicos en este sistema extra-territorial - son ciudadelas construidas por EE UU con capital y poder estatal.

Casi desde el principio, otros paí-ses se han resistido a esta situación de subordinación, demostrando que EE UU no estaba ni está dispuesto a renunciar a su control; este control ha crecido así como la oposición a las normas estadounidenses. Esta pelea ayudó a realizar una serie de reunio-nes de alto nivel; entre ellas, la Cum-bre Mundial sobre la Sociedad de la Información, organizada por la UIT, celebrada en Ginebra y en Túnez entre 2003 y 2005.

Esta Cumbre Mundial fue un pre-cursor explícito de la polémica aconte-cida en la reunión de Dubai del pasa-do diciembre de 2012, en la que se estableció al menos un cupo para los “estados pequeños” (al lado de la de EEUU) para la gobernanza global de Internet. La ICANN y el Comité Asesor Gubernamental, a cargo de proveer entrada a la organización, otorgó a los gobiernos el mismo estatus formal que tienen las empresas y los grupos de la sociedad civil.

Mu c h o s e st a d o s e n re a l i d a d podrían haber estado contentos con este curioso arreglo, pero solamente por un hecho: el logro de cierto con-trol. No obstante, para todos la idea seguía siendo la misma: la estructura de abajo hacia arriba sobre la diver-sidad en Internet. La gobernanza glo-bal de Internet no es una sociedad igualitaria; ni siquiera es una empresa pluralista. Era evidente que el princi-pal interesado en mantener el “status quo” fue el poder ejecutivo de EE UU.

La desaparición del mundo unipo-lar -seguida por una depresión eco-nómica mundial de largo alcance- ha traído un muy acentuado y ampliado

conflicto interestatal sobre la econo-mía política del ciberespacio. Algu-nos gobiernos –al margen de Estados Unidos- han continuado buscando un punto de apoyo para intentar abrir la coordinación global de Internet y su gestión.

Durante 2010 y 2011 incluso se apeló directamente al Departamen-to de Comercio de EE UU, cuando comenzó un proceso para evaluar la renovación de contrato con la IANA (la Autoridad para la Asignación de Números en Internet) para la gestión de las direcciones de Internet. Extraor-dinariamente, varios países y una organización internacional (la UIT, Unión Internacional de Telecomuni-caciones) presentaron observaciones formales. El gobierno de Kenia pro-puso una “transición” de distancia de la gestión de las funciones de la IANA por el Departamento de Comercio de EE UU, para caminar hacia un gobier-no multilateral. El control de EE UU debe ser modificado para globalizar los arreglos y toda la superestructura institucional que se había construido en torno a los nombres y direcciones de Internet. India, México, Egipto y China presentaron sorprendentemen-te observaciones similares.

EE.UU. respondió hasta el cansancio con la retórica de la “libertad en Inter-net”, como un intento de repeler la cre-ciente amenaza a su control de gestión. No cabe duda de que se ha intensifi-cado la presión bilateral para inducir a algunos de los estados disidentes a que vuelvan al redil. Los efectos se hicieron evidentes en la Conferencia de Dubai cuando India y Kenia se unieron a los EE.UU. para rechazar el tratado.

¿Qué va a pasar ahora? Es cierto que las agencias del gobierno de EE UU y las unidades principales de capital de Internet, como Google, seguirán pro-yectando todo el poder a su alcance para fortalecer la Internet centrada en Estados Unidos; y para desacreditar a sus oponentes. El desafío político de EEUU es mantener este “unilateralis-mo global”. Sin embargo, la ruptura de este control es posible y acabar así con esa cuando certeza de permanencia. Un editorialista del periódico Wall Street Journal no dudó en llamar a la confe-rencia de Dubai como la “primera gran derrota del Estados Unidos digital” (7).n

1 Eric Pfanner, «Message, if murky, from US to the world », The

NewYork Times, 15 diciembre 2012.

2 Rachel Sanderson y DanielThomas, «US under fire after

telecoms treaty talks fail », Financial Times, Londres, 17

diciembre 2012.

3 James Bamford, «The NSA is building the country’s biggest

spy center », Wired, San Francisco, abril 2012.

4 Herbert I. Schiller, «Libre circulation de l’information et

domination mondiale », Le Monde diplomatique, Francia,

septiembre 1975.

5 DwayneWinseck, «Big new global threat to the Internet or

paper tiger : The ITU and global Internet regulation», 10

junio 2012, http://dwmw.wordpress.com

6 Harold Kwalwasser, « Internet governance », en Franklin D.

Kramer, Stuart H. Starr y LarryWentz (sous la dir. de), Cyber-

power and National Security, National Defense University

Press - Potomac Press, Washington-Dulles (Virginia), 2009.

7 Milton L. Mueller, Networks and States : The Global Politics

of Internet Governance, TheMIT Press, Cambridge (Massa-

chusetts), 2010.

*Dan Schiller es profesor de Comunicación en la Universidad

Urbana-Champaign (Illinois), autor de “Cómo pensar acerca de

la información”, Prensa de la Universidad de Illinois.

© Le Monde diplomatique, Francia .

por ignacio Ramonet *

¿Qué hace Francia en Malí?

los objetivos verdaderos de la ocupación francesa permanecen confusos

Los fines de la presencia militar de Francia en Mali

y el Sahel no son sólo acabar con “el terrorismo”

sino impedir el control duradero de Azawad por

organizaciones salafistas y una ofensiva sobre el norte

de Níger, donde se hallan las principales reservas

de uranio explotadas por la empresa gala Areva y de

las cuales depende todo el sistema nuclear civil de

Francia. El otro fin es simplemente sentirse otra vez

una potencia en sus viejas colonias africanas.

20 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

rescates. Su terreno de caza se sitúa en el Sahel, región árida y semidesér-tica que se extiende desde Senegal hasta Chad, pasando por Mauritania, Malí, Burkina Faso y Níger. De hecho, fue una katiba (brigada) del grupo Al Muwakaún Bidam (“los que firman con su sangre”), fundado por un ex-dirigente de AQMI, el argelino Mojtar Belmojtar, alias “el Tuerto”, quien atacó el complejo gasístico de In Ame-nas y asesinó a decenas de extranjeros.

Por último, la tercera causa es el ataque de las fuerzas de la OTAN con-tra Libia, en 2011, y el derrocamiento del coronel Gadafi. Para conseguir este objetivo, Francia y sus aliados (en concreto Qatar) no dudaron en armar a los movimientos islamistas hostiles a Gadafi. Movimientos que obtuvieron la victoria sobre el terreno. Con tres consecuencias: 1/ el desmo-ronamiento y la descomposición del Estado libio, que sigue siendo presa, hoy en día, de las luchas mortíferas entre provincias, milicias y clanes; 2/ la distribución del arsenal militar de Gadafi entre los movimientos yihadis-tas del conjunto del Sahel; 3/ la vuelta a Malí de una parte de la Legión tuareg sobrearmada y entrenada.

También hay que tener en cuenta el telón de fondo socioeconómico. Malí, al igual que los demás países del Sahel, figura entre los Estados más pobres del mundo. La mayoría de su pobla-ción vive de la agricultura. Durante estos últimos años, las reducciones de las ayudas al desarrollo decididas por los países ricos han afectado par-ticularmente al país. Su principal pro-ducción, el algodón, se derrumbó a causa de las políticas de dumping que practica el primer exportador mun-dial, Estados Unidos, así como por las sequías que sufre de manera regular el Sahel a causa del calentamiento glo-bal. Por otra parte, las políticas neoli-berales y las privatizaciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) han conducido a la reducción de los presupuestos sociales destina-dos a educación y sanidad. La pobreza y el malestar social se han agravado. Esto ha presionado particularmen-te a una parte de los jóvenes a buscar una vía de salvación en la emigra-ción, mientras que otros, ante tanta angustia social, son más sensibles a las llamadas de los salafistas que les ofrecen, sin mayor dificultad, armas, poder y dinero.

Este es el contexto que hallaron los tuaregs de la antigua Legión de Gada-fi a su retorno al norte de Malí prove-nientes de Libia. Por eso no tuvieron dificultades para reclutar. Y decidieron integrarse en el Movimiento Nacio-nal para la Liberación de Azawad (MNLA). De enero a abril de 2012, lan-zaron ataques contra las guarniciones malienses de las principales ciudades de la región (Tombuctú, Gao y Kidal). Mal equipado, el Ejército maliense se descompuso y se batió en retira-da. Humillados y exasperados por el abandono del Gobierno, un grupo de jóvenes oficiales dirigidos por el capi-tán Sanogo se sublevaron. Tomaron el poder en Bamako el 22 de marzo de 2012. Pero, boicoteados por los países vecinos y las grandes cancille-rías internacionales, estos golpistas se mostraron incapaces de enderezar la situación. De hecho, Malí, como Esta-do, se desmoronó.

Mientras tanto, en el norte de Malí, el MNLA proclamaba la “indepen-dencia” de Azawad y se aliaba con dos organizaciones islamistas radicales

–provenientes de AQMI– que preconi-zaban la instauración de la sharia: el grupo salafista Ançar Dine y el Movi-miento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO). Estas dos organizaciones –que disponen de muchos más medios financieros gra-cias a la ayuda que les aportaría Qatar (1), a los rescates pagados (entre otros por España) a cambio de rehenes occidentales y tráficos diversos (droga, contrabando)– terminaron por apar-tar a los tuaregs del MNLA.

Naciones Unidas condenó la sece-sión de Azawad, pero se movilizó con demasiada lentitud. Hubo que espe-rar al 20 de diciembre de 2012 para que, a petición de Francia, la ONU decidiera finalmente crear la Misión Internacional de Apoyo a Malí bajo Liderato Africano (AFISMA, por sus siglas en inglés), la cual se ha confia-do a los países de la Comunidad Eco-nómica de Estados de África del Oeste (CEDEAO, por sus siglas en francés), que deberá “reconstituir la capacidad de las Fuerzas Armadas malienses” para recuperar el control del norte de Malí. Francia aseguró que sostendría este proyecto, pero François Hollande se comprometió a no enviar tropas: “Soy terminante –declaró el presiden-te francés–, no tendremos tropas de tierra” (2). Por su parte, los represen-tantes de las fuerzas políticas, socia-les y religiosas de Malí, reunidos en Uagadugú (Burkina Faso) para enta-blar conversaciones sobre el futuro de su país, se opusieron a la intervención de fuerzas militares de la CEDEAO. De todas formas, una eventual reac-tivación de la reconquista militar del norte de Malí no estaba prevista antes de septiembre de 2013… Este dato no escapa a los salafistas de Ançar Dine. No sólo son, sobre el terreno, los más fuertes, sino que tienen ahora la cer-teza de que nadie los atacará en los próximos nueve meses. Así pues, deciden aprovechar la oportunidad. Y lanzan una operación de una teme-raria audacia. Varios miles de ellos, poderosamente armados, a bordo de unas 300 furgonetas pick-up, se aba-lanzan por sorpresa, el 9 de enero de 2013, sobre la ciudad de Konna, cerrojo estratégico en el camino hacia Bamako. Vencen al Ejército maliense,

que se bate en retirada dejándoles el campo libre hacia la ciudad de Mopti. Y, sobre todo, hacia el cuartel general de operaciones del Ejército de Malí que se halla instalado en el aeropuer-to de Sevaré, el único donde pueden aterrizar aviones de gran capacidad, indispensables para una eventual reconquista del norte.

Ahí es cuando Francia, sin esperar la llamada de auxilio del presidente interino maliense Dioncunda Traoré, decide intervenir. François Hollan-de ordena que las tropas de elite del Ejército francés situadas previamente en Níger intervengan inmediatamen-te. Transportadas en aviones Transall C-160 y apoyadas por helicópteros de combate, estas tropas atacan inme-diatamente a las columnas islamistas y detienen en seco su avance hacia Mopti y Bamako.

Así comienza la operación Serval, con la participación de unos 2.500 sol-dados franceses calurosamente aco-gidos por una gran parte de la pobla-ción maliense. El objetivo declarado de esta operación ha evolucionado a lo largo de los días. Antes de su puesta en marcha, François Hollande afirma-ba, tal y como vimos, que Francia no intervendría “en ningún caso” (3). Al haber intervenido finalmente desde el 11 de enero, el presidente minimizó el alcance de la operación explican-do que se trataba “esencialmente de bloquear la progresión hacia el sur de terroristas criminales” y, factor deter-minante, de “proteger a los aproxi-madamente 6.000 residentes france-ses en Malí”. Pero después, el 18 de enero, François Hollande reconoció una intención mucho más ambiciosa: darse “el tiempo necesario para que el terrorismo sea vencido en esta parte de África”. Por último, el 20 de enero, el ministro francés de Defensa admitió claramente: “El objetivo es la recon-quista total de Malí” (4).

En realidad, los verdaderos objeti-vos de Francia permanecen confusos. En efecto, París ha explicado que la operación Serval no hace sino respon-der a una llamada de ayuda por parte de Bamako. Pero, dado que el Gobier-no maliense procede de un golpe de Estado, su legitimidad para requerir ayuda es discutible (5).

El otro argumento es que los sala-fistas de Ançar Dine aplican la sharia en Tombuctú, destruyen monumentos antiguos y “cortan manos”. Y que eso es “intolerable”. Cierto. Pero, cuan-do los salafistas se comportan de ese modo simplemente obedecen a la doctrina wahabí que el “gran aliado de Occidente”, Arabia Saudí, difunde, con la ayuda de Qatar –país igualmen-te wahabí–, en el conjunto del mundo musulmán, y particularmente en el Sahel, a golpe de millones de euros... Sin embargo, Francia tiene las mejo-res relaciones del mundo con Arabia Saudí y Qatar, que incluso son sus alia-dos actualmente en Siria para apoyar a los insurgentes islamistas y salafistas…

París no dice palabra de otros dos argumentos que probablemente hayan contado a la hora de activar la operación Serval. Uno es económico y estratégico: el control duradero de Azawad por organizaciones salafistas habría entrañado, en mayor o menor plazo, una ofensiva sobre el norte de Níger, donde se hallan las principa-les reservas de uranio explotadas por la empresa gala Areva y de las cuales depende todo el sistema nuclear civil de Francia. París no puede permitirlo.

El otro es geopolítico: cuando, por primera vez en la historia, Alemania domina Europa y la dirige con mano de hierro, Francia, al exhibir su fuerza en Malí, quiere mostrar que continúa siendo, por su parte, la primera poten-cia militar europea. Y que hay que contar con ella.n

1 Léase el artículo “Notre ami’ du Qatar’ finance les islamistes

du Malí”, Le Canard enchaîné, París, 6 de junio de 2012. Léase

asimismo: Ségolène Allemandou, “Le Qatar a-t-il des intérêts

au Mali ?”, France 24, París, 21 de enero de 2013 www.france24.

com/ fr/20130121-qatar-nord-mali-groupes-islamistes

2 Entrevista con François Soudan, Jeune Afrique, París, 22

de octubre de 2012. http://www.jeuneafrique.com/Article/

JA2701p010-011.xml1/

3 Cf. France Info , 13 de noviembre de 2012. http://

www.franceinfo.fr/economie/les-principales-decla-

rations-de-la-conference-de-presse-de-francois-

hollande-801247-2012-11-13

4 Declaraciones de Jean-Yves Le Drian, 19 de enero de 2013, en

la emisión televisiva “C politique” de la cadena France 5.

5 Cf. Le Monde, París, 23 de enero de 2013.

* Ignacio Ramonet es director de Le Monde diplomatique,

España.

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 21

22| Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

La Primavera Árabe no es un acontecimiento, es un proceso. Para los países más comprome-

tidos en el camino de la emancipación política, la pregunta crucial es: ¿Puede institucionalizarse la democracia? Aun cuando los progresos siguen sien-do frágiles y las relaciones entre socie-dades y Estados sean conflictivas, la pregunta reclama un sí cauteloso. En algunos de los países implicados, asis-timos al establecimiento de institu-ciones democráticas. Respecto de si el proceso de reforma y mutación toda-vía puede extenderse a otros países de Oriente Próximo, esto dependerá de una larga serie de factores: tensiones religiosas, movilización política, capa-cidad de adaptación de los regímenes gobernantes y cuestiones geopolíticas.

Donde las perspectivas de futuro parecen más prometedoras es en el norte de África. La institucionalización de la democracia supone una con-vergencia de la vida política en torno a los tres ejes que sustentan el Estado de derecho, a saber: las elecciones, el Parlamento y la Constitución. Cuan-do estos ejes son sólidos y duraderos, los Gobiernos generalmente quedan protegidos de los grupos radicales, de las fuerzas reaccionarias y de un eventual retorno al autoritarismo del pasado. Las democracias que aprecian el respeto por el derecho y la equidad electoral reclaman la alternancia en el poder entre partidos rivales.

En Túnez, Libia y Egipto, este pro-ceso de institucionalización está en marcha, aunque sea un camino ines-table (1). Cada uno de estos tres países tuvo elecciones legislativas marcadas

por una competencia y un pluralis-mo inconcebibles durante el régimen anterior. En Túnez, la Asamblea cons-tituyente surgida de las urnas está terminando de redactar una constitu-ción. La crisis tiene dos dimensiones: la larga pasividad del nuevo Gobierno frente a la violencia salafista (que ter-minó después del ataque a la emba-jada estadounidense en Túnez) y la demora en la implementación de las reformas económicas, en particular en las zonas más desfavorecidas.

A pesar de estas tensiones, en oca-siones muy activas, y de los conflictos que imponen a los diversos intereses políticos, nadie, salvo una pequeña minoría, está cuestionando las reglas del juego democrático. No sucede lo mismo en Libia, donde el orden polí-tico nacido del derrumbe del régimen de Muamar Gadafi se debilitó por el poder de los grupos armados. (2)

En Egipto, el ganador de las elec-ciones presidenciales fue el candi-dato de los Hermanos musulmanes, Mohamed Morsi. Al asumir su cargo, el nuevo jefe de estado afirmó la auto-ridad del poder civil por sobre el ejer-cito, al ordenar el retiro del Mariscal Hussein Tantawi. Este primer paso hacia una redefinición de las relacio-nes de civiles y militares rompe con la larga historia pretoriana del aparato de Estado.

En estos regímenes de transición, la mayoría de los actores políticos –excepto, por supuesto, algunos gru-pos radicales, como los salafistas o nostálgicos de la autocracia del pasa-do- tomó nota de la nueva situación. La cual no necesariamente implica

que las democracias en vías de ins-titucionalización se vuelvan libera-les. Los demócratas de la Primavera Árabe no han abrazado la revolución para que sus sociedades se adecuen a los puntos de vista Occidentales (que, en el contexto árabe, incluye la igual-dad entre sexos, el levantamiento de la censura sobre las producciones “inmorales”, como la pornografía, la libertad de expresión y de blasfemia). El liberalismo político, como doctrina política, donde se sacraliza los dere-chos individuales, sólo puede surgir de una fase posterior de la consolida-ción democrática. Es poco probable que la etapa actual, marcada por el enfrentamiento entre laicos y funda-mentalistas religiosos, pueda culmi-nar en un marco normativo “a la Occi-dental” o incluso den un compromiso sobre los valores.

Las manifestaciones de ira provoca-das por una película estadounidense islamófoba ilustran la creciente nor-malización de los actores del islamis-mo. En efecto, el episodio obligó a las grandes formaciones fundamentalis-tas a distanciarse de modo muy claro de los grupos más radicales. Además, muchos líderes protestaron contra la película invocando argumentos de derecho común, como la difamación, en lugar de apelar a las prescripciones de la ley coránica –los Hudud– contra la blasfemia.

No es necesario plegarse a la ideo-logía liberal Occidental para construir democracia. España y Portugal no dis-ponían de este tipo de marco de pen-samiento cuando se democratizaron en la época de 1970, al igual que Amé-rica Latina en la década de 1980 quedó sumergida en que Samuel Huntington llamo “la tercera ola de democrati-zación “ (3). La lógica de la democra-cia consiste en aceptar los desacuer-dos que oponen a unos y otros en un marco constitucional basado en el pluralismo y la necesidad de rendir cuentas. La alternativa se resume en inestabilidad, conflicto y déficit.

Los jóvenes que participaron en las protestas árabes- en su mayoría urba-nos, miembros de las clases medias y decididamente laicos en el sentido de que no pertenecen a grupos islamis-tas- estaban a la vanguardia de la ola revolucionaria, hoy, sin embargo, esta juventud se ve marginada en Túnez, Libia y Egipto, y con ella su visión del futuro más secular y democrática, porque no ha logrado construir en frente político coherente cuando los regímenes autoritarios contra los que luchaban se derrumbaron. Mientras que los islamistas si que han sabido sacar ventaja del vacío que se produjo, movilizando sus tropas- con mayor o menos éxito en términos electorales-, los movimientos juveniles se llegaron a entrar en la arena de la política ins-titucional.

Esta ausencia ha mostrado tener grandes consecuencias. A privilegiar

Es la hora ideal para las transiciones democráticas de los reyes y jeques árabes

Mientras que en Túnez,

Egipto, Libia y Yemen

comienza una caótica

transición democrática,

los combates se

intensifican en Siria.

Menos relevantes, las

protestas se arraigan

contra las monarquías,

ya sea en Jordania,

Marruecos o los países

del Golfo. La Primavera

Árabe dejó tantos

vencedores como

perdedores. Entre

estos últimos, están los

movimientos juveniles,

las elites intelectuales

y paradójicamente las

monarquías árabes.

por hicham ben Abdallah El Alaqui*

Monarquías árabes: ¿el próximo punto de mira?

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 23

la calle como un espacio de expre-sión política y centrarse en la protesta directa y espontánea, en detrimento de los caminos más tibios y estructu-rados de la política electoral, los jóve-nes revolucionarios se privaron de todo poder y de toda representación en las nuevas instituciones democrá-ticas, como en los parlamentos y los consejos populares.

Como todos los grandes cataclis-mos históricos, la Primavera Árabe dejó tantos vencedores como perde-dores. Además de los movimientos juveniles, las elites intelectuales cla-ramente permanecen a la segunda categoría. Repitieron los errores de sus predecesores, al no poder unir sus ideologías académicas a las preocupa-ciones prácticas de la población.

El tercer grupo de perdedores está compuesto por las monarquías ára-bes. Esta afirmación puede parecer sorprendente en un primer momento a sabiendas de que la Primavera Árabe no destituyó a ninguna cabeza coro-nada. Según el paradigma de análisis comúnmente aceptado en Europa, esta situación puede ser explicada por dos factores. Por un lado, las dinastías gobernantes gozarían de una legiti-midad profundamente arraigada en el sustrato cultural árabe: los pueblos son quienes sostiene a sus reyes y en principio es por apego a una histo-ria gloriosa, forjada antes o duran-te las luchas anticoloniales. Por otro lado, estos regímenes cuasi absolutis-tas están en mejores condiciones de adaptarse a las situaciones de crisis, a causa de las herramientas institucio-nales extraordinariamente flexibles de que disponen para manipular a la opi-nión pública a su favor, más allá de la simple represión.

Sin ser del todo falsa, esta interpre-tación pasa por alto el hecho de que las monarquías árabes se están debilitan-do. Su base en menos sólida que hace una década. En Bahrein, por ejemplo, el levantamiento de un amplio sector de la población solo pudo ser conte-nido por la intervención combinada y sangrienta de las fuerzas armadas nacionales y de las tropas enviadas por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

En Marruecos también se han pro-ducido manifestaciones de gran mag-nitud; la promesa de una enmienda constitucional ha calmado momen-táneamente la cólera popular, pero la ausencia de reformas radicales preanuncia un mañana inquietante.

Al aceptar formar el gobierno sin una contrapartida real por parte del rey Mohamed VI, los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (TJD) corren el riesgo de perder su credibilidad, al igual que el resto de la clase política. A esto se suma que la división entre los habitantes de medios rurales y medios urbanos no es tan radical como en otro tiempo: el descontento se ha generalizado y las aspiraciones de cambio trascien-den las viejas divisiones entre clases y territorios.

En Arabia Saudí, también la dinas-tía gobernante domina con todo su peso en la sociedad.

Bendecida por los azares de la geo-logía, ha utilizado sus vastas riquezas para ahogar todo atisbo de oposición bajo un diluvio de petro-dólares y

programas de desarrollo, que ha per-mitido al régimen posponer indefini-damente las reformas estructurales necesarias. En el vecino emirato de Kuwait, que desde hace tiempo cuen-ta con una tímida experiencia parla-mentaria, se está observando el pro-ceso inverso. Las protestas contra la corrupción y la autoridad socavaron la autoridad de la familia Al-Sabah y la oposición boicoteó las elecciones de diciembre de 2012.

El conflicto entre la monarquía y la oposición ha alcanzado su punto de ebullición entorno a una lección fun-damental: o bien el Emir acepta nom-brar a un primer ministro que no sea de sangre real, o bien disuelve el Par-lamento e inicia un retorno al autori-tarismo que podría costarle muy caro.

En Jordania, la monarquía se ahoga en la convergencia de dos dinámi-cas complementarias. Los islamis-tas quieren preservar al rey, porque temen que el fin de la tutela hachemi-ta ofrezca una coartada a Israel para designar la orilla oriental del río Jor-dan como patria natural de todos los palestinos y así justificar la anexión completa de Cisjordania. No obstan-te, reclaman una monarquía consti-tucional y más libertades políticas. La dinastía hachemita se enfrenta a una exasperación creciente, atizada por el aumento del desempleo y los casos de corrupción.

Para las monarquías, entonces, es el momento de actuar y salir de estas redes de intereses inextricables, dado que las dinastías tuvieron cuidado de tejer conexiones con un amplio aba-nico de grupos sociales y políticos- empresarios, comerciantes, agricul-tores, tribus, ulemas- que les brindan su apoyo a cambios de ventajas y sub-sidios. Si se implementaran reformas drásticas que remplazaran el régimen absolutista por un sistema parlamen-tario, no solo se perjudicarían las familias reales, sino también sus clien-tes plebeyos.

Además, la historia de la región- ya sea poscolonial o pos Guerra Fría- demuestra que las monarquías son reacias a cambiar su poder ejecutivo por autoridad moral. Sin una repre-sión popular severa, los príncipes no tienen ningún interés en tomar la ini-ciativa para una reforma seria. Las monarquías árabes, durante mucho tiempo elogiadas por su moderación y su capacidad de adaptación, ahora corren el riesgo de arruinar una opor-tunidad única. Se niegan a poner en marcha la transición democrática, cuando el espíritu de preservación les ordena disponer de todos sus esfuer-zos para unir a sus sociedades frente a

la crisis y ahorrarles un futuro de con-flictos e inestabilidad.

La dimensión geopolítica de la Pri-mavera Árabe ha puesto de relieve una extraña paradoja. Recordemos cómo comenzó todo: la protesta, que sur-gió a escala local, resuena primero a nivel nacional como un llamamiento a la justicia, la dignidad y la resisten-cia contra la brutalidad y un régimen. En pocos meses, la Primavera Árabe se convierte en oleada regional, llevando más allá de las fronteras un “corpus” común de exigencias y valores esta propagación supera el “efecto Al Jazee-ra”, tantas veces invocado, y que no transmite solamente formas moder-nas de comunicación, sino también y sobre todo una concepción radical-mente nueva de militancia política. Amplificado por las redes sociales y los medios de comunicación tradicio-nales, el movimiento toma parte de su impulso del concepto de “unidad panárabe”, pero rechaza toda forma de coloración ideológica para fusio-nar mejor las frustraciones en contra del despotismo y reivindicar con una fuerza ensordecedora en derecho a la ciudadanía.

Hoy, ese impulso ha llegado a su tercera etapa, la de institucionaliza-ción. La Primavera Árabe ya no es sólo una exigencia nacional suprana-cional, sino que ha creado un espacio para confrontación internacional. El levantamiento en Bahrein inauguró este proceso en la Primavera del 2011, cuando, en nombre de la naturaleza confesional de la oposición domina-da por los chiíes, la monarquía suní reforzó su alianza con sus vecinos de la misma confesión, así como con las potencias occidentales, dentro de un frente estratégico liderado por Arabia Saudí, Estados Unidos y Turquía, sin contar la intervención más discreta de Israel. Los movimientos populares que luchan contra el rey de Bahrein han sido satanizados como secuaces del bloque chií “radical” encarnado por Irán, Siria y Hezbolá .La guerra civil siria aceleró este proceso pero según una dinámica inversa. Esta vez fue la oposición popular la que se vio asociada al campo “moderado” de las potencias suníes y sus aliados occi-dentales, mientras que el régimen autocrático de Bashar al-Asaad reforzó su alianza con el bloque chií.

Estas dimensiones confesiona-les y geopolíticas se han alimentado mutuamente. Arabia Saudí, Turquía, Estado Unidos e Israel comparten la misma preocupación por limitar la esfera de influencia de Irán, Siria, y Hezbolá. Estas rivalidades han trans-formado una división confesional de baja intensidad en una guerra abier-ta de consecuencias potencialmen-te exclusivas. Las caracterizaciones más maniqueas se erigen en verdades indiscutibles, pues los estados suníes- en particular las monarquías- se mues-tran en los medios de comunicación occidentales como refugios de mode-ración y estabilidad, mientras que los chiíes son descritos como extremistas y agitadores. Paralelamente, el conflic-to también sirve a algunos regímenes como coartada para mantener el pro-pio statu quo frente a las amenazas de agitación social.

Una vez proyectaba a la arena mun-dial, la Primavera Árabe no podía sino

volver como un boomerang a los paí-ses en vías de transición, de donde había partido. Irán, Siria y Hezbolá intentaron sumar a su causa a los nue-vos líderes de Túnez, Libia y Egipto, aunque la alianza suní pro-Occidente hacía lo mismo. Sin embargo, estas precisiones acumuladas solo tuvieron como efecto estimular a Túnez, Trípoli y El Cairo a adoptar una política exte-rior de estricta neutralidad y a acelerar el proceso de institucionalización en sus propios territorios. El fantasma de la inestabilidad regional los consolida en el interés de asegurar primero su propia estabilidad interna. La notable presencia de Morsi en la Cumbre de Países No Alineados en Teherán en agosto del 2012 es parte de este juego de equilibrios.

Los nuevos regímenes de Túnez, Libia y Egipto están intentando desa-rrollar una política de moderación, entre flexibilidad y pragmatismo, que tiene por objeto vital evitar los con-flictos confesionales, las interpreta-ciones religiosas y los alineamientos geopolíticos. Preocupados sobre todo por consolidar su propia estabilidad interna, consideran a ambas partes beligerantes de la sangrienta gue-rra civil siria como obstáculos para la construcción de un nuevo orden democrático.

Esta paradoja, según la cual un con-flicto internacional contribuye a la estabilización del proceso democrá-tico a nivel nacional, abre una nueva página en la historia moderna de Oriente Próximo. Hasta hace poco, un cara a cara sistémico oponía a Occi-dente y sus aliados árabes con coali-ciones ideológicas percibidas como subversivas y destructivas, como por ejemplo la amenaza comunista repre-sentada por la alianza Brejnev-Nasser o la revolución islámica del ayatolá Jomeini o el “eje del mal” encarnado por Osama Bin Laden. El actual rea-lineamiento regional quizá podría estar anunciando posiciones más matizadas. Incluso en el apogeo de la Primavera Árabe, ningún observador se habría atrevido a colocarle una eti-queta ideológica, a identificarla con un imperio, una super potencia o una organización radical. El movimiento obedeció a sus propias fuerzas antes de dejarse capturar en las redes de la geopolítica.

El choque confesional será deter-minante para el futuro. Por más que se lo alimente e instrumentalice desde el exterior, el enfrentamiento entre chiíes y suníes corren el riesgo de multipli-car las fracturas y oscurecer de modo duradero el horizonte de la Primavera Árabe.n

1 Philippe Pelletier, Le Japon, géographie, géopolitique et géo-

histoire, Sedes, 2007.

2 La isla fue ocupada por Japón al término de la guerra sino-

japonesa, en 1895.

3 Serita Kentarô, Nihon no ryôdo (el territorio japonés), Tokio,

Chûôkôronshinsha, 2002

4 Jean-Pierre Cabestan, La politique internationale de la

Chine, Presses de Sciences Po, 2010.

5 Philippe Pelletier, ibíd.

*Hicham Ben Abdallah El Alaqui es miembro del consejo consul-

tivo de Human Rights Watch, investigador en el Freeman Spogli

Institute for International Studies de la Universidad de Stanford

(California); es primo de Mohamed VI, rey de Marruecos.

© Le Monde diplomatique, Francia.

Arabia Saudí, Turquía,

Estado Unidos e Israel

comparten la misma

preocupación por limitar

la esfera de influencia de

Irán, Siria y Hezbolá.

24 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

Desde las elecciones de 1977, los partidos españoles con representación parlamenta-

ria se financian con subvenciones de los presupuestos públicos, con prés-tamos de entidades financieras pri-vadas cuyos intereses cautelan y con donaciones en gran medida opacas (las cuotas de los afiliados representan un porcentaje irrelevante de su presu-puesto). En el año 2006, los principa-les partidos recibieron 193,1 millones de euros en subvenciones públicas y reconocían acumular, con entida-des bancarias, deudas por un total de 155,8 millones.

Los favores gubernamentales a las entidades financieras exteriorizan la continuada dependencia de los prin-cipales grupos políticos. En paralelo, mientras los partidos mayoritarios bloquean, en el Congreso de los Dipu-tados, legislar que las formaciones políticas no puedan aceptar o recibir, directa o indirectamente, donaciones de empresas privadas o fundaciones que presten servicios o contraten con las administraciones públicas, los bancos condonan de manera opaca y sin explicación conocida présta-mos a los partidos después de que los gobiernos de Felipe González (PSOE) y José María Aznar (PP) privatizaran la totalidad de la banca de propie-dad pública, desguazando también al Estado de este neurálgico instrumento de defensa del interés colectivo.

El sistema establecido, a partir de 1977 en España, ha adoptado políti-cas propias del capitalismo financiero: privar al Estado de medios de produc-ción y cambio en áreas estratégicas, y de excedentes que le aporten recursos

para sostener inversiones productivas y redistributivas; desindustrialización y deslocalización industrial, explota-ción del “ejército laboral de reserva” local y planetario, debilitamiento de los sindicatos y de los partidos obre-ros; reducción de impuestos a las mayores empresas y fortunas indivi-duales, con la consiguiente reducción de ingresos del Estado compensada con endeudamiento; desregulación del movimiento de capitales; incre-mento de la concentración de los prin-cipales medios de producción, finan-cieros y de información, en empresas privadas que desestabilizan las estruc-turas políticas y/o socioeconómicas que no controlan.

Entre 2007 y 2012, los principales partidos políticos del postfranquismo han aceptado que el Estado asuma las consecuencias de las especulaciones de la banca privada (incluida la inmo-biliaria). Lo que ha disminuido los ingresos del Estado –que han pasado desde casi un 3% del PIB de superávit en 2007 a un 8,5% de déficit en 2011– y aumentado la tasa de desempleo desde el 8% de 2007 al 24,6% de mayo de 2012 (52,1% la juvenil). Lo que el capital financiero ha aprovechado, a su vez, para especular ampliando el diferencial de la prima de riesgo de la deuda pública española con la del bono alemán, en desmedro de España –debe pagar mayor interés para obte-ner nuevos préstamos– y provecho de Alemania. Los referidos partidos políticos lo han aceptado sin reservas, dando la espalda a las enseñanzas de la historia.

El patrón que emerge de la espe-culación articulada entre agencias de

calificación, capital financiero y medi-das sociales represivas es conocido: constreñir la autonomía general del Estado en todas sus estructuras (cen-tral, regional/autonómica y munici-pal), en particular en relación con el capital financiero; transferir a empre-sas privadas patrimonio y servicios públicos; restringir los derechos labo-rales y las prestaciones a los trabajado-res, y ciudadanos en general, en mate-ria de cultura, educación, salud públi-ca, pensiones, servicios sociales, etc.

Tal articulación es indisimulada: el lunes 5 de diciembre de 2011, cinco minutos después de que la canciller de Alemania y el presidente de Fran-cia anunciaran las medidas políticas y económicas que deseaban que acep-tara el Consejo Europeo convocado para el viernes 9 de diciembre de 2011, la agencia Standard & Poor’s publi-citaba que ponía bajo “observación negativa” a 15 Estados del euro para rebajarles la calificación según se por-taran ese viernes. El martes 6, con gran gozo, el ministro alemán de Hacienda declaraba: “Se trata de la mejor inci-tación posible para la cumbre de esta semana. No puedo imaginar nada más eficaz”. Al tiempo que el entonces pre-sidente del Gobierno español (José Luis Rodríguez Zapatero, del PSOE) y el presidente del Partido Popular (Mariano Rajoy) avanzaban su incon-dicional respaldo a lo que les pidieran Alemania y Francia.

El euro, como moneda, y el eurosis-tema no reposan en un poder político federal ni confederal. Las estructuras de la UE carecen de instrumentos jurí-dicos y políticos que la defiendan de la especulación cuando grupos finan-

cieros dirigidos por comités centrales privados y estructurados desplazan electrónicamente de un país a otro, sin barrera ni restricción alguna, masas de capitales superiores a las que dispo-nen los Estados.

El Banco Central Europeo (BCE) es una institución de la UE, pero sus decisiones no responden ante ningún organismo representativo de los pue-blos europeos, de sus Parlamentos o Gobiernos. En los hechos, en cada ocasión, el BCE ha actuado según inte-resaba a los principales organismos financieros privados, en desmedro de los ciudadanos y de los recursos públi-cos. Desde el 9 de diciembre de 2011, el BCE ha estado ofreciendo présta-mos en cuantía ilimitada (1,3 billones de euros hasta abril de 2012) al 1% de interés durante tres años a bancos privados, que los prestaban a España, Italia y otros Estados a un interés hasta un 700% más alto.

Los centros del capital financiero han hecho su lectura de este proceso y sus especulaciones medran, anti-cipando la explosión del sistema en torno del euro y la quiebra de algunos Estados. Han creado una dinámica que, en Alemania, algunos piensan que abre la oportunidad de modifi-car los tratados en orden a institucio-nalizar mayor subordinación de los pueblos, en los términos propuestos el 14 de noviembre de 2011 por la can-ciller Angela Merkel al congreso de su partido democristiano: una “nueva Europa” donde los Estados transferi-rían competencias presupuestarias y fiscales a la Zona Euro, un presidente permanente sería elegido por sufra-gio universal y en cuyo Banco Central

por Joan E. garcés*

Cómo españa se inclina ante Alemania

“soberanos” e intervenidos

El 14 de noviembre de 2011, la canciller de Alemania

Angela Merkel, en el congreso de su partido

democristiano, reclamó la creación de una “nueva

Europa” donde los Estados transferirían competencias

presupuestarias y fiscales a la Zona Euro, elegirían a

un presidente permanente por sufragio universal y en

cuyo Banco Central el voto, hasta ahora igual, sería

reemplazado por otro ponderado según el volumen

de la economía de cada Estado. Es decir, una UE

que, bajo la hegemonía de Alemania, país con mayor

población y recursos económicos, pudiese bloquear

la libertad de los ciudadanos de cambiar su sistema

socio-económico y/o político.

Nadie, en la clase política española, se ha opuesto a

que España sea absorbida en esa “nueva Europa” y

desposeída, también, de la decisión última en materia

de soberanía presupuestaria, fiscal y financiera.

Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 25

En 1951 tenía yo 16 años. Interno en un colegio de curas (el Após-tol Santiago de Madrid), practi-

caba la comunión diaria (obligatoria) y, con todos los alumnos del colegio, asistía de claque (llevados por fuerza) a los actos franquistas. Por ejemplo, a las manifestaciones pro-Gibraltar. Una vez me llevaron a una célebre confe-rencia de Salvador Dalí, titulada ‘Picas-so y yo’. Ante la presencia de un nutrido auditorio, Dalí se presentó en el teatro María Guerrero, el 11 de noviembre de aquel 1951. El organizador fue Manuel Fraga. El acto se enmarcaba dentro de la I Bienal Hispanoamericana de Arte. También asistió a ese acto el periodista Emilio Romero. En su libro Testigo de la Historia, cuenta: “Des-pués de haberse retrasado cuarenta y cinco minutos, Salvador Dalí salió al escenario. Las ovaciones y los silbi-dos se mezclaron de manera horríso-na. Dalí esperó el final de la tormenta con impavidez desafiadora. Cuando el público dio por terminado su caluroso recibimiento, se puso en pie como un autómata, puesto que el temporal lo había soportado sentado estoicamen-te. Sus primeras palabras fueron éstas: “Picasso es español; yo también. Picas-so es un genio; yo, también. Picasso tendrá unos 72 años; yo unos 48. Picas-so es conocido en todos los países del

mundo; yo también. Picasso es comu-nista; yo, tampoco”. Aquí empezaron las primeras ovaciones”.

Añade Romero que Dalí busca-ba los motivos del “comunismo” de Picasso, y los halló “en la devoción de éste por la miseria. Posiblemente, la representación más viva de la miseria es un dibujo del propio Picasso que se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña, en Barcelona. Es un hombre increíblemente harapiento, con res-tos de ropas que semejan una túnica corta, como si fuera un homenaje a la dignidad de la miseria”.

Por mi parte, recuerdo que Dalí contó la anécdota de aquel requeri-miento que se le hizo a Pica sso para ir a América, “a través de un puente de oro”. Y Picasso respondió que lo que a él le interesaba era la posibilidad de dormir debajo de ese puente. Recuer-do también que, el 2 de abril de 1964, Franco le concedió a Dalí la Gran Cruz de Isabel la Católica. Y cuando le sondearon para saber si la aceptaría, contestó: “¡Quiero dos!”. Los últimos meses de su vida transcurrirían en via-jar de su cama a un butacón y vicever-sa. Eso sí, con música: el himno nacio-nal de España.

A Picasso tuve la suerte de cono-cerle en 1962 en una exposición de la pintora austríaca Soshana Afroyim, en el castillo Grimaldi en Antibes (hoy museo Picasso). Le rodeaban Jac-queline, su esposa, el pintor Édouard Pignon y el poeta y también pintor André Verdet. Gran resistente anti-nazi, Verdet había sido internado en los campos de concentración de Aus-chwitz y de Buchenwald, debiendo su liberación, en 1945, a Picasso. Ese día, le hice una corta entrevista para Radio Francia Internacional, en la que el pintor malagueño me habló de sus

por Ramón Chao*

el Picasso que conocíEl periodista y literato gallego Ramón Chao, padre

del músico Manu Chao, es autor de varias novelas

inolvidables (El lago de Como, La pasión de

Carolina Otero, Las travesías de Luis Gontán). Fue

también, durante décadas, en París donde reside,

director de las emisiones en castellano y portugués

de Radio France Internationale. A lo largo de esas

experiencias conoció a numerosos creadores. En

una serie de textos cuya publicación iniciamos este

mes, Ramón Chao irá recordando para nuestros

lectores algunos de sus encuentros con genios de

las artes como Pablo Ruiz Picasso, del que nos

habla esta vez, Luis Buñuel, Alejo Carpentier, Jorge

Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Joan Miró, José

Bergamín, Juan Rulfo, Julio Cortázar, Carlos Velo,

Gabriel García Márquez, y un larguísimo etcétera.

Comunista hasta su muerte en 1973 resumía su credo en “paz y socialismo”

el voto, hasta ahora igual, sería reem-plazado por otro ponderado según el volumen de la economía de cada Estado. Es decir, una UE que bajo la hegemonía del país con más pobla-ción y recursos económicos bloquea la libertad de los ciudadanos de cam-biar su sistema socio-económico y/o político.

Nadie en el establishment postfran-quista se ha opuesto a que el Reino de España sea absorbido en esa “nueva Europa” y desposeído, también, de la decisión última en materia presupues-taria, fiscal y financiera. El propio Pre-sidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el 6 de junio de 2012 ofrecía por escri-to a los Presidentes de la Unión Euro-pea y del Consejo Europeo “mayor cesión de soberanía, en particular en los ámbitos fiscal y económico; crear una autoridad fiscal en Europa que oriente la política fiscal en la zona euro, armonice las políticas fiscales de los Estados Miembros, permita un control de las finanzas centralizado, ser gestora de su deuda; la supervisión comunitaria del sistema bancario y de un fondo de garantía de depósitos común; una ‘Unión fiscal y bancaria’”. Ello a pesar de las previsibles conse-cuencias socio-económicas negativas de enajenar los instrumentos financie-ros, fiscales y presupuestarios a orga-nismos sobre los que no existe control democrático, aumentando el desgua-ce de los instrumentos del Estado y la consiguiente legitimación de su des-integración territorial.

Tampoco se conoce de responsable alguno que, en España, haya propues-to alianzas –dentro y fuera de la UE–

en defensa de intereses específicos de los ciudadanos no subordinados necesariamente a los de Alemania y/o EEUU. Tras el pronunciamiento mili-tar contra la I República española en 1874, las políticas internas, la integri-dad territorial de la monarquía restau-rada quedaron en parte en manos de Alemania; también las de la dictadura fascista y la monarquía instauradas tras la intervención alemana contra la II República. La envergadura de la desconfianza en la capacidad de las estructuras político-económicas y sus dirigentes parecía llevar a la mayoría de españoles a aceptar, en diciembre de 2011, que su economía fuera direc-tamente dirigida desde fuera de Espa-ña, sin advertir que éste era uno de los fines del Gobierno alemán publicitado un mes antes, ni tampoco las conse-cuencias que de ello derivan.

Estos hechos reafirman la preca-riedad de los valores democráticos si no cuentan con voluntad y medios de defensa frente a quienes los conside-ran prescindibles, en particular ante recetas económicas ya experimenta-das antes: extraer la mayor ganancia posible de países a cuyo endeuda-miento han contribuido; “capitalizar” la deuda cuando no pueden pagar-la, es decir, que el capital recupere parte de sus créditos quedándose con empresas y otros bienes que previa-mente han depreciado. Pero se niegan a aceptar este criterio “de mercado” cuando son los Estados quienes com-pran sus propias deudas deprecia-das. La meta no es mantener o lograr mayor igualdad social, industrializa-ción o autonomía para decidir el pre-

sente y futuro de los ciudadanos, sino aplicar directrices del capital especu-lativo sobre el equilibrio fiscal –excep-to cuando los bancos privados piden financiarse con el déficit fiscal– como medio para privatizar empresas de servicios básicos, disminuir la parti-cipación de los asalariados y ciuda-danos en la renta nacional, reducir a su mínima expresión la capacidad del Estado para intervenir en el siste-ma económico y, en consecuencia, su capacidad de defender los intereses generales de su población.

Los pueblos iberoamericanos de uno y otro hemisferio ni se han resig-nado en otras coyunturas, ni se resig-narán a sufrir las perversas conse-cuencias del juego de las Potencias y del capital especulativo. En España, pondrán en cuestión los pilares de las estructuras socioeconómicas, políti-cas y concepciones geoestratégicas que se suceden sin solución desde 1939 hasta hoy, construirán otras en las que participen de forma acti-va los ciudadanos y los trabajadores, con mayor igualdad social, vigencia efectiva de los valores democráticos y ecológicos, inversiones productivas en innovación y formación, articula-das con la realidad internacional que se aleja de los supuestos de la Guerra Fría sobre los que se construyeron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), la Organización de Estados Americanos (OEA), la OTAN y la UE. Que no aceptarán, en suma, las seculares concepciones estraté-gicas teorizadas por el geopolítico británico Halford J. Mackinder (1861-1947) que, en 1997, el ex consejero de

Seguridad Nacional estadounidense Zbigniew Brzezinski actualizaba así: “En pocas palabras, la geoestrategia euroasiática de Estados Unidos debe incluir un control resuelto de los Esta-dos dinámicos desde el punto de vista geoestratégico [...] Para usar una ter-minología propia de la era más bru-tal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la geoestrate-gia imperial son los de impedir con-fabulaciones entre los vasallos y man-tener su dependencia en términos de seguridad, mantener a los tributarios obedientes y protegidos e impedir la unión de los bárbaros”.

Esos denominados “bárbaros” incluye a Rusia, la India y China, y en el altar de la preservación de tales imperativos los actuales discípulos de Mackinder sacrifican los intereses y derechos de “vasallos” y “tributarios” –entre los que sitúan a los iberoame-ricanos y a las instituciones demo-cráticas que les son disfuncionales. Constatar las manifestaciones de este proceso en la Europa de hoy día, como hace Jürgen Habermas, no basta. Concebir y crear medios legítimos de autodefensa requiere tomar conscien-cia de las causas de las interacciones, de sus medios, fines y consecuencias, humanas y ecológicas.n

*Doctor en Ciencias Políticas. Fue asesor político personal del

presidente chileno Salvador Allende. Premio Nobel Alterna-

tivo 1999. Autor de varios libros. Este texto es un extracto, sin

notas bibliográficas, del epílogo a la 4ª edición de su ensayo más

reciente: Soberanos e Intervenidos. Estrategias globales, ameri-

canos y españoles, Siglo XXI, Madrid, diciembre de 2012..

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26 | Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013

infantiles años gallegos, de su prime-ra exposición en la casa de un sastre y de la Escuela de Artes y Oficios donde había aprendido a dibujar, al carbon-cillo y a la plumilla, modelos encon-trados en las calles, especialmente bañistas de Riazor y estibadores del muelle de A Coruña, en cuyo Instituto su padre era profesor de dibujo.

También recordaba Picasso con nostalgia la “Torre de Caramelo”, nom-bre con que padre e hijo designaban a la Torre de Hércules. Conocida es la precocidad de Picasso: con cator-ce años, en 1895, pintó “La niña de los pies descalzos”, una de sus obras maestras que predice algunos de sus cuadros más famosos de los periodos rosa y azul. “Sí, me dijo con una son-risa irónica, a los 12 años sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una vida para aprender a pintar como un niño”.

Cuatro años después, el 19 de noviembre de 1966, volví a ver a Picas-so en la doble retrospectiva que de él se hizo en el Grand Palais y en el Petit Palais de París. ¡Qué alegría! ¡Me reco-noció! Nos saludamos en medio de la barahúnda, me preguntó si la Torre de Caramelo no se había caído pero no quiso que grabara la conversación. Acosado por decenas de periodistas, me dijo: “Si lo hago contigo, no paro”.

Yo siempre había oído hablar de Picasso. Sobre todo cuando llegué a Paris a finales de los años 1950. Por-que tuve la suerte de residir en el Colegio de España gracias a una “beca verbal” de Fraga Iribarne, como digo siempre. Allí vivían los más destaca-dos artistas españoles del momento: Joan Llorens Artigas, Antonio Saura, Eusebio Sempere, Chillida y Palazue-lo. Estos dos últimos intentaron, una vez, arrojar por la ventana a Xavier Valls (padre de Manuel Valls, el actual ministro del Interior de Francia) y Jordi, el yerno del escultor Gargallo, quienes, con ocasión de la Diada, se disponían a izar la bandera catalana. Al escultor Chillida le pesó toda la vida y se disculpaba: “Es que mi padre era Guardia civil y yo portero de la Real Sociedad…”Mi amigo el gran cera-mista Llorens Artigas moldeaba barro para que los pintores Chagall, Braque, Miró y Picasso estamparan dibujos en sus jarros. Por él logré descubrir a Picasso, tan opuesto a Dalí. Pronto vi que tenía una gran capacidad para captar movimientos y convertirlos en propios. Hoy no hay quien distinga un cuadro cubista de Braque o de Picas-so. Por eso, muchos ignoran quién fue el inventor del cubismo. “¿Braque?” – le preguntaron al malagueño: “Lo mandaron al servicio militar y que yo sepa no volvió”, contestó pérfidamente Picasso dando a entender que después de su época cubista, Braque nunca volvió a ser el creador que había sido.

Entonces ¿de dónde salió el cubis-mo? En 1907, un tal Pieret, amigo de Apollinaire, le preguntó a Marie Lau-rencin, pintora y amante del poeta: “Esta tarde voy al Louvre; ¿quieres que te traiga algo de allí?” Marie Laurencin pensó que se trataba de los grandes almacenes Le Louvre, y que le propo-nía comprarle algo. Poco después, el dicho Pieret volvió con dos cabecillas fenicias de piedra que había robado en el museo. Se las vendió a un Picas-so desorientado y en plena mutación artística, que no sabía cómo terminar su lienzo El burdel de Aviñón, también llamado Las señoritas de Avignó y más conocido por su título francés: Les Demoiselles d’Avignon.

En 1915, Apollinaire escribió a un amigo: “Traté de persuadir a Picas-

so para que devolviera las estatuas al Louvre. Me dijo que se habían roto, y parecía muy apenado. Le dije que el deterioro de las estatuas era un asun-to gravísimo. Aterrorizado, me confe-só que me había mentido: las tenía él, intactas. Le convencí para que las lle-vara al periódico Paris Jour bajo secre-to”. Las estatuillas volvieron al Louvre ¿pero quién las devolvió? Nunca se sabrá. Apollinaire asegura que Picas-so, de unos treinta años a la sazón, las llevó de forma anónima al diario Paris Jour. En las dos figuras centrales de Las señoritas de Avignó destacan dos orejas puntiagudas, calcadas de las estatuillas fenicias devueltas.

Hasta entonces, y durante años, Picasso manifestaba ideas progresis-tas que resumía en la expresión “Paz y Socialismo”. Luego efectuó una paula-tina politización debido al estallido de la Guerra Civil española en 1936 y por su relación con la artista Dora Maar. En esas estaba cuando el general carlis-ta Mola embistió contra Euskadi. Con cincuenta años, rico y famoso, Picasso presagiaba las tinieblas que se cernían sobre España. Y el lunes 26 de abril de 1937, día de mercado, los Henkel 51 y los Junker 52 de la Legión Cón-dor arrojaron sobre Guernica cerca de 50.000 kilos de bombas incendiarias y ocasionaron 1.654 muertos y 889 heri-dos. Desde entonces, Picasso acentuó su apoyo a la lucha contra el fascismo, facilitando la compra de armas para la II República, además de financiar comedores infantiles, tanto en Madrid como en Barcelona. Antes de la caída de Barcelona en enero de 1939, se organizó en el Ateneo de la capital catalana una conferencia dedicada al artista. La encargada de la misma fue la crítica de arte y diputada Margarita Nelken quien tituló su ponencia “La voz colectiva de Picasso”. A través del análisis de Guernica y de Sueño y Men-tira de Franco, trató de insuflar aliento a unas tropas republicanas ya exhaus-tas y conscientes de su fatal final. Pero la solidaridad del pintor malagueño con la República se mantuvo: junto al escritor Max Aub, el arquitecto José Luis Sert y Josep Romeu, Picasso acep-tó el encargo de una obra destinada al Pabellón español en la exposición Uni-versal de París.

Cuando los nazis ocuparon París en 1940, algunos oficiales de la Komman-dantour se presentaban en su taller. Él les regalaba tarjetas del Guernica: “Llé-vensela de recuerdo”. “¿Lo ha hecho usted?” preguntaban los oficiales: “¡No: lo han hecho ustedes!”. Y los otros se largaban con el rabo entre las piernas.

Me contaba Llorens Artigas que nada irritaba más a Picasso que la gente de cabeza cuadrada. Cierta vez fue a verle un ricachón alemán dis-puesto a comprarle un cuadro. Picasso le muestra diez o doce. No le parecie-ron rostros normales al cliente que no

llegó a serlo. “La gente no es así, con la boca aquí y la nariz allá”. El pin-tor le requirió una foto de su esposa: “¿Y usted la encuentra normal, así de pequeñita?”.

En septiembre de 1936, el artista malagueño también había mostrado su apoyo asumiendo el cargo de direc-tor del Museo del Prado, y de modo más directo y decisivo ayudando a artistas, intelectuales y familiares a salir de los campos de concentración que se crearon en Francia tras finali-zar la guerra española. Los pintores Luis Fernández (1900-1973), Manuel Ángeles Ortiz (1895-1984), Pedro Flo-res (1897-1967) y Antonio Rodríguez Luna (1910-1985) gozaron de su ayuda participando, entre otras cosas, en el Pabellón republicano de 1937 en París.

Picasso también rescató a sus sobri-nos, los pintores Xavier y Josep Vilató Ruiz, sacándolos del campo francés de Argelés-sur-Mer, del que habría de libe-rar también al escultor Baltasar Lobo, a Apel·les Fenosa, Antoni Clavé, Carles Fontseré, Miguel Prieto o al mismísi-mo Josep Renau, pintor, fotomontador y Director General de Bellas Artes. No sólo consiguió sacarles de aquel infier-no mediante sus contactos y gastando ingentes cantidades de dinero, sino que les hacía llegar una mensualidad para que pudiesen vivir dignamente hasta que se instalaran y consiguieran recursos. Casi todos ellos tenían mujer e hijos a los que mantener.

En el caso de los miembros del Con-sejo Editorial de la revista valenciana Hora de España y a la Junta de Cultu-ra Española, los ayudó a todos.Juan Larrea, autor de la primera publica-ción razonada dedicada íntegramen-te al Guernica, comentó en el primer número de la revista España Peregri-na, publicado en México en 1940 por los exiliados españoles: “Picasso será siempre para nosotros un símbolo pri-mordial en este filo en el que estamos. Su triunfo actual es considerado para nosotros como nuestro”.

Por meritos propios, Picasso se ganó este reconocimiento por parte de sus compatriotas porque su actividad pro-siguió durante los años de la primera posguerra: formó parte del Comité de Ayuda a los Intelectuales Españoles en Francia, organización a la que donó el 25 % de lo que sacaba de la venta de sus obras en Estados Unidos; par-ticipó en gran cantidad de muestras antifascistas, unas a favor de los niños españoles y otras para recaudar dinero y poder liberar a la gente de los cam-pos de concentración franceses. En los años 1940, colaboró financieramente con el hospital de guerrilleros espa-ñoles de Toulouse. El peregrinaje de su mítico lienzo con el fin de recaudar fondos para los refugiados españoles también contribuyó a que el Guernica y su autor se convirtieran en símbo-los del exilio español.

El 4 de octubre de 1944, menos de seis semanas después de la liberación de París –donde se había exiliado–, Pablo Picasso sorprendió al mundo con su anuncio de que se afiliaba al Partido Comunista francés. Paradóji-camente, Estados Unidos, el país que custodiaba al Guernica en el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York , le vetó la entrada a su autor. Y desde ese momento Picasso fue espiado por la CIA.

El escritor catalán Josep Plá, en sus Notas del crepúsculo, cuenta que poco después de terminar la Segunda Gue-rra Mundial, se hallaba en París cuan-do se topó con Picasso. Se conocían y mantuvieron una conversación. “Gano mucho dinero, soy multimillonario y al mismo tiempo me han hecho del partido comunista. Ha sido el escritor Aragon. No creo que un artista pueda pedir más”. En 1949, Aragon visitó a Picasso en su estudio y le solicitó un dibujo que pudiera servir como logo-tipo del Congreso Mundial por la Paz. Será la famosa Paloma de la Paz.

Una de las cosas que resultaba curiosa de la asociación entre Picas-so y los comunistas era que el partido adoptaba oficialmente la escuela de realismo social, en oposición al movi-miento moderno del cual el “decaden-te” Picasso era el mayor exponente. Pero su largo exilio de la España natal por su oposición al régimen del gene-ral Franco, combinado con las bru-tales experiencias de la vida durante la ocupación nazi de París, llevaron a que viera al comunismo como un ideal de paz y la llave para un mundo libre de fascismo.

Desde entonces, Picasso comenzó a presentarse por primera vez en con-ferencias públicas, realizando dona-ciones a causas varias, incluyendo el regalo de un millón de francos a los mineros de carbón franceses en huel-ga. Se unió a protestas contra la Gue-rra de Corea y contra la ejecución de Nikos Beloyannis, comunista griego y líder de la resistencia. Como presiden-te de Spanish Refugee Appeal, Picasso obtuvo el apoyo de los antifascistas Albert Einstein, Orson Welles, Yehudi Menuhín y otros. Recibió el Premio Stalin de la Paz y el Premio Mundial de la Paz, que compartió con el can-tante estadounidense Paul Robeson y el poeta chileno Pablo Neruda. Aun-que luego rechazó la Legión de Honor francesa. Los acontecimientos de 1956 en Hungría enfriaron la relación con el partido, pero Picasso, a pesar de sus crecientes reservas, nunca lo aban-donó y mantuvo su fidelidad hasta su muerte en 1973.

Lo volví a ver un poco antes. En Vallauris, donde tenía su taller de cerá-mica. Estaba cenando con su última esposa y unos amigos. Me reconoció y nos saludamos. Recuerdo que, mien-tras yo charlaba con él, se nos acercó el mesonero y, dirigiéndose a Picasso con cierta petulancia, le pidió: “Maes-tro, ¿podría hacerme un dibujo para tenerlo como recuerdo?” Ahí mismo, en el mantel de papel blanco, el genio improvisó, de un solo trazo, la silueta de un toro bravo enlazando a una sen-sual doncella. Quedamos todos embe-lesados de tanta facilidad y de tanta belleza. Luego rasgó con cuidado el papel y le tendió el dibujo al hombre, diciéndole: “Son veinte mil francos.” “¿Cómo? ¡Si lo ha hecho usted en dos minutos!” “Sí, le contestó Picasso, dos minutos... más setenta años”.n

*Es periodista y escritor.

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Le Monde diplomatique | el Dipló 55 | febrero 2013 | 27

Ala vez economista y novelista, el español Fernando Trías de Bes sabe que la gente tiene tan poco

tiempo para leer como el que él tiene para escribir. Así pues, hace unos años publicó un relato que tiene el buen gusto de ser a la vez breve y lleno de abreviaturas (1). Allí conocemos las tribulaciones de un personaje llama-do TC, por “tipo común”. Empleado en una multinacional, TC tiene allí una función crucial: es el encargado de esconder en los armarios las facturas de los proveedores, para que estos se vean obligados a enviarlas de nuevo. Esta tarea absorbente, así como el cré-dito contraído para comprar la vivien-da familiar, casi no le deja tiempo (T) para dedicarse a la pasión secreta que lo habita desde la infancia: el estudio de las hormigas de cabeza roja (Hrm Cab Rj).

Una vez, cuando para su gran pesar calculó que necesitaría treinta y cinco años para pagar su deuda y dedicarse por fin a sus amadas Hrm Cab Rj, TC decidió renunciar y probar suerte. Se le ocurrió, entonces, una idea genial: ven-dería todo lo que sus contemporáneos, como él, buscaban con más ardor: T. Empezó lanzando al mercado frascos de cinco minutos, que se agotan inme-diatamente. Sube la apuesta y ofrece cajas de dos horas... Su genio comercial deriva en cambios sociales y políticos que él no previó en absoluto.

La fábula de Trías de Bes tiene el mérito de ilustrar el mecanismo de la deuda como “robo de tiempo” (2) y, más en general, el estado de “hambru-na temporal” (3) que padecen las socie-dades occidentales modernas. ¿Podría ser que estas últimas, cegadas por el prestigio que confiere un ritmo de vida frenético, presas de cierta concepción de la actividad y el destino humanos, subestimen el bien esencial que es el tiempo, al punto de degradarlo desca-radamente? Sin embargo, detrás de lo que cada cual ve como un dato natural, o como las vicisitudes de su existencia individual, hay un “régimen de tiempo” que nada debe al azar, señala el soció-logo alemán Hartmut Rosa.

Aceleración

Rosa distingue tres formas de acelera-ción que últimamente se combinan: aceleración técnica (internet, trenes de alta velocidad, horno microondas), aceleración social (se cambia más a menudo de puesto de trabajo y de cónyuge, se reemplazan los objetos con mayor frecuencia) y aceleración del ritmo de vida (se duerme menos, se habla más rápido, se pasa menos tiempo con los seres queridos, todo se hace hablando por teléfono o mirando televisión). Es cierto que, por lógica, la aceleración técnica debería garantizar-nos a todos una cotidianeidad tranqui-la y relajada. Pero ocurre que, aunque reduce la duración de cada proceso, también multiplica su número. Es más rápido escribir un e-mail que una carta, pero uno escribe muchos e-mails más que las cartas que solía escribir; el auto puede ir más rápido, pero como tam-bién origina más viajes, no reduce el tiempo que uno dedica al transporte…

La explosión en el número de invitacio-nes y oportunidades –consumo, indus-tria del ocio, internet, televisión, etc.– también obliga a llevar a cabo interven-ciones permanentes y cronófagas.

La tesis de Rosa es que el fenómeno histórico de la aceleración al princi-pio estuvo apoyado por las sociedades occidentales, que lo pedían a gritos porque veían en él una promesa de progreso y autonomía. Pero ahora la aceleración se salta las instituciones y los marcos políticos gracias a los cua-les pudo desplegarse. Se convierte así en una “fuerza totalitaria interior a la sociedad moderna”, en el sentido de un principio abstracto y generalizado al que nadie puede escapar. En su vida diaria, el individuo tiene la impresión de que apenas “apaga incendios”, sin jamás ser capaz de tomar distancia y observar su propia vida. Las comuni-dades políticas, por su parte, pierden el control de su destino. Paradójicamen-te, esta loca carrera va acompañada de una sensación de inercia y fatalismo.

Aunque los ámbitos progresistas no siempre identifican claramente la cuestión del tiempo como el botín de una batalla estratégica, evidente-mente se ha convertido en un recur-so que se ha vuelto muy disputado y mal distribuido. En Francia, las leyes Aubry sobre la reducción del tiempo de trabajo, en 1999 y 2002, ofrecieron vacaciones adicionales a los gerentes, pero alteraron el ritmo de los trabaja-dores poco calificados, a quienes se impuso una flexibilidad mayor. Las agencias de “servicios para la perso-na” –una de las cuales se llama, sim-plemente, Tiempo para Mí– permiten que las clases adineradas se desen-tiendan del cuidado del hogar o de los niños, y proporcionan una mano de obra a menudo femenina, pobre y/o inmigrante para trabajos tan ingratos como mal pagados (4). El tiempo de estos “trabajadores manuales” recibe un maltrato soberano, al igual que el de los desempleados y los pobres, condenados a hacer colas en las ven-tanillas de la ayuda social (5): “Vuel-va mañana”. La misma desigualdad afecta al “derecho a la desconexión”: “Como es el jefe, el responsable de mantenimiento de la construcción está autorizado a desconectar el telé-fono cuando le viene bien –dice un empleado–. En cambio, las personas que están bajo sus órdenes, los obre-ros, reciben retos y gritos cuando apagan su celular” (6).

Mujeres

Las mujeres en general están someti-das a presiones especiales. En julio de 2012, el movimiento feminista belga Vida Femenina dedicó a este proble-ma su semana de estudio anual. Con el título “Recuperemos el poder sobre el tiempo” (www.viefeminine. be), la nota de intención señala que, además de asumir la mayor parte de las tareas domésticas, ellas desempeñan el papel de “amortizadoras de tiempo”, tanto en la empresa –donde suelen trabajar part time– como en el ámbito privado, donde llevan “la carga mental de orga-nizar los diversos momentos de la vida

familiar”. También son víctimas de “las mentalidades sexistas que todavía aso-cian la feminidad con la devoción por los demás”. Haciéndose eco de esto últi-mo, una enfermera dice: “Siempre que hago algo para mí, tengo la sensación de estar descuidando a alguien” (7).

Si bien durante las últimas déca-das el trabajo se ha intensificado y hoy tiende, para determinadas categorías de trabajadores, a invadir la esfera personal, su duración oficial se ha ido reduciendo desde el comienzo de la era moderna. Así pues, las personas tie-nen más tiempo libre, pero no por ello se ven menos arrastradas en el ritmo infernal de la vida colectiva (8). Ade-más, dice Rosa, a menudo dedican su tiempo de ocio a actividades que a sus propios ojos tienen poco valor, como ver la televisión: padecen una especie de inhibición para hacer lo que real-mente quieren hacer.

No hay nada sorprendente en ello, pues el problema del tiempo no es sólo cuantitativo –siempre nos hace falta–, sino también cualitativo: ya no sabemos habitarlo. La concepción que hoy tenemos del tiempo fue forjada por la ética capitalista, originalmen-te de inspiración protestante, pero ampliamente secularizada (9): es un recurso abstracto que hay que “apro-vechar del modo más intenso posible” (10). El historiador británico Edward P. Thompson relató la resistencia que opusieron las primeras generacio-nes de obreros cuando vieron que se les imponía un trabajo definido por el reloj, la sirena o la máquina para fichar, y no por la tarea que debían lle-var a cabo (11). Con esta regularidad se pierde la costumbre espontánea de alternar períodos de trabajo intenso y períodos de inactividad, costumbre que según Thompson corresponde al ritmo natural del ser humano.

La división estricta del tiempo regula la disciplina, en la fábrica pero también en la escuela, institución que apunta a domar precozmente la futura mano de obra: en 1775, en Manchester, el reve-rendo J. Clayton se preocupa al ver las calles invadidas por niños ociosos ves-tidos con harapos, que no sólo pierden su tiempo, sino que además adquieren el hábito de jugar”. La dimensión repre-siva de la empresa se hace evidente cuando el teólogo puritano Richard Baxter sugiere, antes de que se gene-ralizara el uso de los relojes de bolsillo, guiarse por el “reloj moral interno”. Más recientemente, en 2005, en Alemania, el ministro de Justicia democristiano de Hesse sugirió “monitorear a los desem-pleados” a través de “esposas electró-nicas” para enseñarles a “vivir a horas normales” (12)…

La lógica de la rentabilidad y la com-petitividad, propia de la actividad eco-nómica (“la competencia nunca duer-me”), se extiende a todos los ámbitos de la vida. El tiempo libre, más valioso en la medida en que se lo ha ganado, también debe administrarse de mane-ra eficaz. Pero esta renuencia a correr el riesgo de malgastarlo se paga muy caro: da lugar a una discapacidad que, por una vez, se comparte desde lo más alto hasta lo más bajo de la esca-la social. “En la misma medida que el

explotador, el explotado tiene pocas oportunidades de dedicarse sin reser-vas a los placeres de la pereza”, escribe Raoul Vaneigem. Ahora bien, “bajo la aparente languidez del sueño despierta una conciencia que el martilleo diario del trabajo excluye de su realidad ren-table” (13). Lo que hay que cuestionar, agrega, es la posibilidad de “apropiarse del mundo”, sin la cual este se vuelve “silencioso, frío, indiferente e incluso hostil”. Él habla de un “desastre de la resonancia en la modernidad tardía”. La investigadora Alice Médigue, por su parte, también apunta a un “fenómeno de desapropiación” que mantiene al sujeto contemporáneo en un estado de extrañeza frente al mundo y a su pro-pia existencia (14). Antes del reinado del reloj –que los campesinos cabilas de los años 50, según informa Pierre Bourdieu, llaman “molino del dia-blo”–, las maneras de medir el tiempo, naturalmente, conectaban a los seres humanos con su cuerpo y su entorno específico. Los monjes birmanos, dice Thompson, se levantaban a la hora en que “hay suficiente luz para ver las venas de la mano”. En Madagascar, un instante se medía según la vara de “la fritura de un saltamontes”…

Debido a que está profundamente arraigada en la historia de la moderni-dad, la crisis del tiempo no se conten-tará con soluciones superficiales. De allí la cautela con la que deben tenerse en cuenta iniciativas como Movimien-to Europeo Slow (“lento”): Slow Food para la gastronomía (15), Show Media para el periodismo, Cittaslow para la planificación urbana, etc. En Estados Unidos, el pensador Stewart Brand supervisa, en el desierto de Texas, la construcción de un “Reloj del Largo Ahora”, que debería funcionar duran-te diez mil años y así devolverle a la humanidad un sentido del largo plazo. Sin embargo, el proyecto pierde toda su poesía cuando uno se entera de que es financiado por Jeff Bezos, el funda-dor de Amazon: dudamos de que sus empleados, que deben correr todo el día en locales sobrecalefaccionados, encuentren la obra existencialmente reconfortante….n

1 Fernando Trías de Bes, El vendedor de tiempo, Empresa

Activa, Madrid, 2005.

2 Maurizio Lazzarato “La dette ou le vol du temps”, Le Monde

diplomatique, febrero de 2012.

3 Hartmut Rosa, Aliénation et accélération. Vers une théorie

critique de la modernité tardive, La Découverte, col. “Théorie

critique”, París, 2012.

4 Dossier “Mirage des services à la personne”, Le Monde diplo-

matique, septiembre de 2011.

5 Alice Médigue, Temps de vivre, lien social et vie locale. Des

alternatives pour une société à taille humaine, Yves Michel,

col. “Société civile”, Gap, 2012.

6 Citado en Francis Jaureguiberry, Les Branchés du portable.

Sociologie des usages, Presses universitaires de France, col.

“Sociologie d’aujourd’hui”, París, 2003.

7 Citado en Paul Bouffartigue, Temps de travail et temps de vie.

Les nouveaux visages de la disponibilité temporelle, Presses

universitaires de France, col. “Le travail humain”, 2012.

8 Serge Halimi, “Ya no hay tiempo”, Le Monde diplomatique,

octubre de 2012.

9 Ver “Aux sources morales de l’austérité”, Le Monde diploma-

tique, marzo de 2012.

10 Hartmut Rosa, Accélération. Une critique sociale du temps,

La Découverte, París, 2010.

11 Edward P. Thompson, Temps, discipline du travail et capita-

lisme industriel, La Fabrique, París, 2004.

12 Le Canard enchaîné, París, 4-5-05.

13 Raoul Vaneigem Eloge de la paresse affinée, Ed. Turbulentes,

www.infokiosques.net

14 Alice Médigue, Temps de vivre, lien social et vie locale, op. cit.

15 Carlo Petrini, “Por una gastronomía militante”, Le Monde

diplomatique, agosto de 2006.

*De la redacción de Le Monde diplomatique, Francia.

© Le Monde diplomatique, Francia.

por mona Chollet*

Obsesión por la velocidad

sorda lucha por el tiempo

RESULTADOS DE GESTIÓN 2012

bs. invertIdos el 2012

10.832 millones

PRESUPUESTO

EJECUTADO

88 %

Ministerio de Obras Públicas,Servicios y ViviendaEstado Plurinacional

de Bolivia

EJECUCIÓN

INGRESOSCONSULTA - TIPNIS

AEROPUERTOS

INSTALACIÓN

INVERSIÓN

POLIDEPORTIVOS

INVERSIÓN

INVERSIÓN

VIVIENDAS CONSTRUIDAS

$us 79

55

Bs77

Bs77 $us 41,8

millones

millones

millones millones

millones

millones

$us 98INVERSIÓN

Bs.163,4Bs. 807,1

millones

Bs.3.379

317

600

9.839Viceministerio de Telecomunicaciones

El Alto

Inversión total: $us 234,6 millones

INVERSIÓN

Quillacollo

comuinidadesaceptaron la construcción de la carretera

Ministerio de Obras Públicas, ServicIOs y Vivienda

269 radiobases de internet182 radiobases de telefonía339 municipios con cobertura de telefonía movil

antenas

telecentros

millones