LAURA CATALINA REYES VARGAS
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PROGRAMAS DE CONSERVACIÓN DE FAUNA EN COLOMBIA: PERSPECTIVAS
EN EL PAÍS MEGADIVERSO
LAURA CATALINA REYES VARGAS
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS BOGOTÁ D.C.
2017
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“PROGRAMAS DE CONSERVACIÓN DE FAUNA EN COLOMBIA: PERSPECTIVAS
EN EL PAÍS MEGADIVERSO”
LAURA CATALINA REYES VARGAS
Monografía de grado
Presentada como requisito para optar al título de
Bióloga
Dirigida por:
Ph.D. Susana Josefina Caballero
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS BOGOTÁ D.C.
2017
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A mi mamá y papá, coequiperos de sueños
y luchas.
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Índice
Introducción ......................................................................................................................5
Capítulo I: Contexto internacional ....................................................................................7
Capítulo II: Ordenamiento ambiental en Colombia ..........................................................9
Capítulo III: Programas de conservación de fauna en Colombia ....................................11
3.1 Fauna silvestre ............................................................................................................. 11 3.1.1 Programa Nacional para la Conservación del Caimán Llanero ................................................ 12 3.1.2 Programa Nacional para la Conservación del Cóndor Andino ................................................. 13 3.1.3 Programa Nacional para la Conservación del género Tapirus .................................................. 14 3.1.4 Programa Nacional para la Conservación del Oso Andino....................................................... 15 3.1.5 Programa Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas y Continentales....................... 16
3.2 Recursos hidrobiológicos ............................................................................................. 16 3.2.1 Plan de Acción Nacional para la Conservación y Manejo de Tiburones, Rayas y Quimeras ..... 17 3.2.2 Programa Nacional de Manejo y Conservación de Manatíes ................................................... 18 3.2.3 Plan de Manejo para la Conservación de las Nutrias ............................................................... 19
3.3 Especies Migratorias ................................................................................................... 20 3.3.1 Plan Nacional de las Especies Migratorias .............................................................................. 21
Conclusiones ....................................................................................................................23
Bibliografía ......................................................................................................................25
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Introducción
La acelerada pérdida de biodiversidad actual puede conllevar consecuencias nefastas tanto
para las especies que colman los ecosistemas naturales como para la calidad de vida de la
humanidad. Desde el desvanecimiento de servicios ecosistémicos, el equilibrio ecológico o
productividad económica hasta el desequilibrio en las cadenas tróficas, el impacto que el
rápido cambio en el mundo natural puede tener es inmenso. (Cardinale et al., 2012) El
panorama global ha incrementado su interés por arraigar planes de acción que permitan
contener las potenciales adversidades que representa la destrucción ambiental. Uno de los
mecanismos más explorados para atajar la extinción masiva de especies y reducir los
causantes que desatan el cambio en patrones climáticos son los planes de conservación,
manejo y uso sostenible de toda clase de taxones representativos de la diversidad biológica.
A nivel mundial, Colombia encabeza listados de diversidad de especies que abarcan grupos
de organismos tales como aves, anfibios, palmas, mamíferos, entre otros. (Biodiversidad en
cifras, 2018) Diferentes especies encuentran en nuestro territorio su resguardo ante las
múltiples amenazas que hostigan su supervivencia. Sin embargo, el país ha limitado sus
esfuerzos de conservación de modo que no reflejan las necesidades que su vasto patrimonio
natural requiere. Así mismo, posee una destacable diversidad de ecosistemas (314) que dan
cuenta de su extraordinario potencial biológico. Estas características exigen estrategias de
conservación específicas consecuentes con su exuberancia natural y compromisos explícitos
que funcionen como planes de acción marco en toda la extensión del territorio. El país alberga
alrededor del 10% de la biodiversidad mundial (Colombia- Country Profile, 2017) lo cual
nos delega una enorme responsabilidad a nivel regional e internacional como bastión de la
biodiversidad y, por tanto, un elemento primordial en la apremiante agenda contra el cambio
climático.
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El presente documento tiene como objetivo hacer un recorrido a través de los programas de
manejo y conservación de fauna en Colombia y realizar un análisis de aquellos que se han
posicionado desde la institucionalidad como documentos guía para actuar frente a las
problemáticas latentes que enfrentan cientos de especies en el territorio colombiano. La
búsqueda de documentos se centró en el interés de encontrar protocolos validados por las
autoridades ambientales superiores, para este caso Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible y que además siguieran un plan de acción con cobertura en todo el territorio
nacional. Se excluyeron documentos de índole regional, o en otros términos, de
administración por parte de la autoridad ambiental local (e.g. Corporaciones Autónomas
Regionales) u organizaciones no gubernamentales en ecosistemas específicos.
La distribución del escrito busca desenvolver un hilo conductor que abarca aspectos
generales para culminar en casos particulares que son aquellos llamados a ser el punto de
comparación para evaluar la efectividad a gran escala de los esfuerzos por conservar la
diversidad biológica. En el primer capítulo se presenta una visión general de los esfuerzos
realizados por salvaguardar la biodiversidad desde una óptica internacional. En el segundo
capítulo se muestra un bosquejo general de la normativa que rige nuestro país en materia
ambiental y compromisos adquiridos de los cuales parten los esfuerzos institucionales tanto
mencionados en este documento como aplicados con perspectiva local que no fueron
incluidos en esta revisión. Por último, se enumeran nueve planes de manejo y conservación
enmarcados en tres categorías diferenciadas por normativas legales.
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Capítulo I: Contexto internacional
Numerosos acuerdos han sido impulsados y ratificados por una considerable cantidad de
países debido a la imperiosa necesidad para la agenda internacional que tiene la búsqueda de
herramientas que permitan mitigar y detener la destrucción ambiental. Durante la década de
los 80 los estudios se enfocaron en demostrar cómo la pérdida de ciertas formas de vida
podría influenciar la estructura y funcionamiento de ecosistemas completos en aspectos tales
como la productividad ecológica, el flujo de elementos en ciclos biogeoquímicos o la
ingeniería ecostémica. (Cardinale et al., 2012) A través de los años, el patrón universal ha
seguido la característica de clasificar las diferentes clases de organismos, ecosistemas o
amenazas para ahondar en acercamientos más específicos y responder mejor a sus
particularidades a través de convenios, convenciones o cumbres mundiales que buscan
consensuar propósitos comunes.
En 2018, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático en su reporte sobre el riesgo de
aumentar más grados centígrados alertó sobre la necesidad de implementar planes de acción
ambiciosos y robustos con el fin de no permitir que el globo aumente su temperatura en 2.0º
C. Allí realizaron un arduo paneo sobre las prácticas que están acelerando el cambio en las
temperaturas globales y generalizan los posibles estragos a los que podría estar enfrentándose
la humanidad si esta en conjunto no hace un cambio radical en sus paradigmas de consumo.
Recientemente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (2015)
trazaron las 17 metas globales a 2030 para mitigar el impacto ambiental, dignificar la vida
humana y potenciar la economía. Dentro de estos compromisos, tres están explícitamente
enfocados en fortalecer las acciones para mitigar y controlar el cambio climático: 13. Acción
por el clima, 14. Vida submarina y 15. Vida en la tierra. Adicionalmente, algunos más
implicitamente requieren tomar medidas que restinjan las emisiones de gases de efecto
invernadero y otras causas que potencial el calentamiento global y consecuencias adscritas a
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él como aquellos que proponen erigir ciudades y comunidades sostenibles o promover el uso
de energías no contaminantes.
Adelante en el siglo XX gracias a los avances en el análisis del mundo natural, los países
definieron nuevos rumbos con respecto a la preservación de los ecosistemas naturales. El
primer documento de esta naturaleza demarcado en la histora reciente fue la Convención
Internacional de Comercio Internacional de Especies Amenazadas – CITES cuyo objetivo
primordial es velar porque el comercio ionternacional no afecte la supervivencia de las
especies. (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna
y Flora Silvestres, 1973) Posteriormente en 1992, las partes se reunieron con en el marco de
la Convención de Diversidad Biológica (Convenio sobre la Diversidad Biológica [CBD],
(1992) en el cual se definió a la biodiversidad como “la variabilidad entre organismos vivos
de todas las fuentes, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y otros
ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte incluyendo la
diversidad dentro de las especies, entre las especies y de los ecosistemas”. Allí también se
establecieron las prioridades de los países garantes con respecto a ella a través de tres
objetivos: conservar la biodiversidad, usarla sosteniblemente y velar por la participación
equitativa de los beneficios derivados de su uso. La Convención fue ratificada por Colombia
a través de la Ley 165 de 1994 dos años después.
Por último, uno de los antecedentes más recientes de los esfuerzos globales por conservar y
preservar los recursos naturales se dio en el Acuerdo de París en donde los países firmantes
se comprometieron a no rebosar el límite de 2ºC, y a cumplir los 16 Objetivos del Milenio,
que incluyen retos que abarcan desde la lucha contra la pobreza extrema, mortalidad infantil,
enfermedades tropicales, cambio climático y pérdida de especies. (Franco, 2013; Kennel,
Briggs, y Victor, 2016)
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Capítulo II: Ordenamiento ambiental en Colombia
Colombia es pionera en formulación de legislación ambiental en el mundo. En 1974 se
expidió el Decreto 2811 (1974), por el cual se dicta el Código Nacional de los Recursos
Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente, convirtiéndose en el primer país
en expedir un código que regulara integralmente la gestión ambiental y el manejo de los
recursos naturales. (Carrizosa, 2014) Ese documento, tal como indica Rodríguez-Becerra
(2004) surgió como una respuesta a la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente
Humano que se llevó a cabo dos años antes de su redacción. Colombia ha ratificado mediante
su legislación interna varias de las convenciones más importantes que se han llevado a cabo
en el mundo. Nuestro país no ha sido reacio a participar, respaldar y realizar valiosos aportes
a la trascendental discusión, por el contrario, ha destacado en sus participaciones
internacionales que se mencionaron en el capítulo anterior.
Particularmente, en Colombia rigen una serie de leyes, decretos y resoluciones que ilustran
el organigrama general de nuestro ordenamiento ambiental. El Sistema Nacional Ambiental
– SINA “es el conjunto de instituciones, personas, orientaciones, normas, actividades,
recursos financieros, recursos técnicos y programas que permiten la puesta en marcha de los
principios generales ambientales establecidos en la normatividad ambiental del país”
(Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2010), siendo este el máximo órgano de
articulación ambiental en el país y en el que recaen cientos de responsabilidades individuales
y de articulación con otras entidades gubernamentales. Se estableció a través del la Ley 99
de 1993, que también dio paso a la delegación de responsabilidades ambientales tanto al
sector público como al sector privado, además de esclarecer los lineamientos de la política
ambiental colombiana en general.
El SINA cuenta con varios niveles organizacionales que buscan distribuir las funciones en el
correcto ejercicio de administrar el patrimonio natural del país. Por ello, integra una gran
variedad de instituciones en cuatro rangos. El primer rango y de mayor importancia abarca a
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la Agencia Nacional de Licencias Ambientales-ANLA, las Autoridades Ambientales
Regionales de Desarrollo Sostenible, los cuatro mayores Institutos de Investigación,
ASOCARS y el Sistema de Parques Nacionales Naturales acompañados de un consejo de
sabios que es designado periódica y coyunturalmente. En los niveles restantes se encuentran
aquellas instituciones de carácter tanto público como privado que sirvan como apoyo para la
investigación y planificación de los lineamientos ambientales del país tales como las
Universidades, los gremios de trabajadores, la Procuraduría General de la Nación, el Sistema
de Áreas Protegidas, el sector privado, las Alcaldías y Gobernaciones, la Fiscalía General de
la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Armada Nacional y la sociedad civil, entre otros.
(Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2010)
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Capítulo III: Programas de conservación de fauna en Colombia
Hasta la fecha se estima que el país cuenta con unas 62.829 especies (Biodiversidad en cifras,
2018), de las 8.7 millones de especies que se proyectan totales en el Planeta Tierra. (Mora,
Tittensor, Adl, Simpson y Worm, 2011) De este número, se presupone que al menos 1.302
especies tienen algún grado de amenaza y para las cuales muy pocas cuentan con un plan de
acción o estrategia de conservación establecido como política pública nacional. Muchos de
los documentos oficiales que brindan lineamientos de conservación, manejo y uso sostenible
que se están llevando a cabo en el país son formulados desde organizaciones y/o entidades
privadas que por su naturaleza jurídica limita el impacto de los proyectos. Esto debido a que
no tienen carácter vinculante a la luz de la legislación existente en materia ambiental, más
allá de las alianzas que se estrechan a nivel regional con instituciones que hacen parte del
SINA.
Con base en documentos oficiales con aplicabilidad a todo el territorio colombiano, a
continuación, se desarrollará un análisis de las principales cualidades de nueve programas y
planes de conservación de especies de diferentes categorías taxonómicas clasificadas en tres
grupos superiores. Allí se propone evaluar similitudes y diferencias entre las diferentes
clasificaciones e individualmente entre documentos. Algunas de los ítems evaluados son
número de especies, su presencia en categorías de amenaza estandarizadas por la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza-IUCN, su inclusión en convenciones
internacionales, distribución geográfica, metas, estrategias para la puesta en marcha del plan
de acción y métodos de evaluación.
3.1 Fauna silvestre
Según lo estipulado en el Decreto 2811 (1974), la fauna silvestre se define como el “conjunto
de especies animales que no han sido objeto de domesticación, mejoramiento genético, cría
y levante regular o que han regresado a su estado salvaje, excluidos los peces, y todas las
demás especies que tienen su ciclo total de vida dentro del medio acuático”. (Art. 249)
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3.1.1 Programa Nacional para la Conservación del Caimán Llanero
El caimán llanero o caimán del Orinoco: Crocodylus intermedius (Graves, 1819) está
distribuido en la cuenca del Río Orinoco en territorio colombiano y venezolano. Actualmente
se encuentra en la categoría de Peligro Crítico (CR) de la Lista Roja de Especies Amenazadas
de la IUCN y en el Apéndice I de CITES (Orinoco crocodile, 2018; Balaguera-Reina et al.,
2017) Estos animales pueden llegar a vivir unos 12 años en su hábitat natural, y de 7 a 8 en
cautiverio. Según los datos monitoreados por la IUCN, la tendencia de las poblaciones de
caimanes del Orinoco está en descenso. Su distribución está restringida a la región oriental
de Colombia y occidental de Venezuela en el rango de influencia de la cuenca del Río
Orinoco.
El Programa Nacional para la Conservación del Caimán Llanero (2002) se propuso en el año
1998 marcándose como objetivo general prevenir su extinción. Se rige por los criterios
estándares de la IUCN para especies del Orden Crocodylia, por tanto uno de los resultados
esperados es disminuir por lo menos un grado el nivel de amenaza (pasar de Peligro Crítico
a En Peligro). Este plantea una primera fase de 10 años en los cuales se llevarían a cabo
ciertas acciones concretas tales como: la recuperación de huevos y neonatos, la
implementación de 1.200 m2 de infraestructura para la recuperación de 2.500 individuos y
todas las acciones necesarias para la reintroducción y seguimiento de las poblaciones
recuperadas.
La estrecha relación del caimán del Orinoco con las comunidades que hacen uso de su piel
y otros elementos para desarrollar proyectos productivos se ha visto notablemente afectada
por el decrecimiento de sus poblaciones. La implementación del Programa se acompaña
fuertemente de divulgación y comunicación contínua con las comunidades quienes
desarrollan un papel muy importante en la efectividad del plan de acción. Este documento
tiene la singularidad de mostrar un presupuesto detallado de las necesidades económicas a
través de los años para alcanzar los objetivos trazados. Se estima que para un total de 3
años de uso del Programa en los territorios y con los protocolos sugeridos se necesitan casi
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600 mil dólares en total. A pesar de que no existen datos veraces sobre la estimación en
cuanto a pérdidas económicas por la regulación y prohibición local del uso de caimanes del
Orinoco por parte de las comunidades, los beneficios a largo plazo saltan a la vista.
3.1.2 Programa Nacional para la Conservación del Cóndor Andino El Cóndor Andino, Vultur gryphus (Linnaeus, 1758) es el Ave Nacional de Colombia y una
de las más representativas de Latinoamérica. Siendo una de las aves más grandes existentes,
el Cóndor de los Andes es capaz de levantar vuelo hasta los diez mil metros de altura. Está
catalogada como una especie Casi Amenazada (NT) con poblaciones que tienden a decrecer.
A pesar de tener capacidades de vuelo excepcionales, no es una cazadora nata dado su tamaño
limitante para alcanzar condiciones aerodinámicas óptimas.
El Programa Nacional para la Conservación del Cóndor Andino (Ministerio de Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial y Corporación Autónoma Regional de Boyacá, 2006) es un
documento de 32 páginas que propone un plan de acción que consta de diez años en los cuales
se busca recuperar y conservar la especie con miras a su uso sostenible posterior. El proceso
general consta de tres etapas a corto (3 años), mediano (6 años) y largo plazo (10 años). El
Cóndor Andino aparece listado en el Apéndice I de CITES y en el Apéndice II de la CMS.
En Colombia, las poblaciones de cóndores que una vez dominaron las cordilleras andinas
con más de 21 sitios aislados registrados con su presencia terminaron rezagadas a los
extremos sur y norte de estas. En el 2002, de acuerdo con el documento marco, se encontró
que el último relicto de cóndores se encontraba en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los esfuerzos de conservación propuestos por el Programa tienen en común con otros el
aprovechamiento del manejo y seguimiento en cautiverio para posterior reintroducción en su
medio natural. Adicionalmente, gracias a la cooperación internacional existente con otros
países de la región, el manejo ex situ de Colombia tiene excelente proyección. Así pues, se
manejan siete líneas estratégicas: evaluación y manejo de poblaciones naturales, evaluación
y seguimiento del proceso de repoblación, educación y participación comunitaria, manejo y
reproducción en cautiverio, rescate y rehabilitación, capacitación y entrenamiento y relación
con las comunidades indígenas. Dada la estrecha relación de comunidades ancestrales con la
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especie, el apoyarse en ellas para empoderar la vigilancia constante sobre las poblaciones
resulta ser beneficioso para cumplir los objetivos.
Por último, la financiación y distribución de tareas particulares se dividen entre el Ministerio
de Ambiente y Desarrollo Sostenible (actual) y la Asociación de Corporaciones Autónomas
Regionales – ASOCARS que a través de la conformación de grupos focales y generación de
alianzas institucionales busca aligerar las obligaciones económicas para cada institución y
potenciar el trabajo mancomunado. Adicionalmente, habla del importante rol del Sistema de
Parques Nacionales Naturales, zoológicos y Corporaciones Autónomas Regionales de las
localidades en cuestión.
3.1.3 Programa Nacional para la Conservación del género Tapirus El género Tapirus engloba a todas las especies comúnmente denominadas “dantas” o
“tapires”. El Programa Nacional para la Conservación del género Tapirus en Colombia
(Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y Universidad Nacional de
Colombia, 2005), busca “garantizar la conservación de las tres especies del género y sus
hábitats” además de “recuperar a las poblaciones que se encuentran en mayor riesgo” en un
periodo de cuatro, diez años y más de diez años según el objetivo a corto, mediano o largo
plazo que se trace respectivamente. En el documento se evalúan y tienen en cuenta a las tres
especies existentes en Colombia: Tapirus bairdii, T. pinchaque y T. terrestris.
A pesar de que este grupo de animales no era muy bien conocido a mediados del siglo XX,
se han logrado determinar las principales causas de amenaza. En primer lugar, la pérdida y
deterioro de hábitat es un riesgo latente para la supervivencia de las poblaciones. La cacería
para subsistencia, competencia con especies introducidas, deficiencia en el orden público
(conflicto armado interno), desarrollo de actividades de levantamiento de infraestructura,
catástrofes naturales y usos medicinales completan la lista.
Para enfrentar los riesgos, el Programa propone siete líneas de acción que van muy en
sintonía con los programas anteriormente analizados. La línea novedosa para este Programa
busca reducir los niveles de cacería a través de caracterizaciones, concertaciones de veda,
implementación de programas productivos alternativos e impulso a los incentivos de
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conservación. Esta línea presupone un amplio camino de investigación y concertación con
las comunidades, sin embargo, es una de las necesidades vitales para garantizar la obtención
de resultados ambiciosos teniendo en cuenta que Colombia es uno de los países con mayor
número de conflictos socioambientales del mundo. Las líneas de acción están
minuciosamente caracterizadas con respecto a sus metas, tiempo, acciones resultados
esperados, indicadores, responsables y recursos. En estos últimos a pesar de que se nombran
diferentes tipos de recursos necesarios para llevar a cabo la misión de la línea, no cuenta con
estimados económicos individuales ni globales.
3.1.4 Programa Nacional para la Conservación del Oso Andino El Oso Andino, Tremarctos ornatus (Cuvier, 1825), es uno de los mayores representantes de
los Andes latinoamericanos. Así mismo es, junto al jaguar, tal vez la especie con mayor
incidencia de conflictos socioambientales en Colombia. El oso es el único representante de
su categoría en Centro y Sudamérica. Se encuentra listado en la categoría Vulnerable (VU)
de la IUCN. Su distribución se extiende por la Cordillera de los Andes entre Colombia,
Ecuador, Perú y Bolivia mayoritariamente y está listado en el Apéndice I de CITES.
El Programa Nacional para la Conservación del Oso Andino (Ministerio de Ambiente, 2001)
nace de la evaluación previa de 1999 con el fin de esclarecer las tendencias poblacionales y
amenazas de la especie en Colombia y formular un programa que brinde directrices para su
conservación. Como menciona el documento, la investigación del oso se remonta al año 1985
con divergentes patrones de estudios de los que no se tiene un seguimiento audaz. El Oso
Andino enfrenta múltiples amenazas entre las que se pueden destacar el desplazamiento por
la ampliación de la frontera agropecuaria, los conflictos socioambientales que derivan en
retaliaciones personales, y cambio climático lo cual les empuja a colonizar más nichos en
búsqueda de su propia supervivencia.
El Programa plantea en primera instancia la necesidad de construir un plan de acción
minucioso que integre actores del SINA para proteger al dispersor de los páramos. Así
mismo, en la línea con los demás documentos, dictamina la necesidad de realizar acciones in
situ, ex situ y educación ambiental con un fuerte componente comunitario. No se presentan
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descripciones detalladas sobre el cronograma propuesto para alcanzar los objetivos ni
presupuestos estimados para su realización.
3.1.5 Programa Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas y Continentales Si bien las tortugas desarrollan etapas de sus ciclos de vida en cuerpos de agua, el Programa
Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas y Continentales del Ministerio de
Ambiente (2002) abarca las estrategias de conservación para el grupo como una entidad
común. Se abordan seis especies de tortugas marinas y 25 especies de tortugas continentales.
Dada la gran cantidad de especies, hay una amplia representación de diferentes categorías de
amenaza según los lineamientos de la IUCN. Las tortugas cuentan con una base destacable
en política de vinculancia internacional entre los demás grupos de organismos. La mayoría
de las especies están listadas tanto en CITES como en el CMS.
Colombia cuenta con 6 de las 7 especies de tortugas marinas del mundo, y una amplia
variedad de tortugas continentales que rebosan promedios internacionales. Sin embargo,
muchas son las amenazas que enfrentan debido a la caza, captura accidental pesquera,
degradación y fragmentación de los hábitats, y calentamiento global. El Programa busca
“garantizar la supervivencia de todas las especies de tortugas presentes en Colombia a través
de un trabajo coordinado interinstitucionalmente y con participación de las comunidades”.
Para ello emplea cinco líneas de acción implementadas individualmente para cada una de las
dos categorías que incluyen muchas estrategias anteriormente mencionadas para otros casos
con metas particulares, indicadores, actores y acciones propuestas minuciosamente. El
financiamiento, por su parte, se delega en las instituciones tanto públicas como privadas
participantes.
3.2 Recursos hidrobiológicos
Colombia es uno de los pocos países privilegiados de contar con dos océanos colindando sus
fronteras. Además, su compleja topografía hace de esta región sudamericana una de las más
biodiversas. En cuanto a fauna asociada a cuerpos de agua, marinos o dulceacuícolas,
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De acuerdo con el Decreto 2811 (1974), los recursos hidrobiológicos son el “conjunto de
organismos animales y vegetales cuyo ciclo de vida se cumple totalmente dentro del medio
acuático, y sus productos”. (Art. 271) El marco normativo colombiano enumera diversas
disposiciones para delimitar el aprovechamiento de especies designadas bajo esta categoría,
por lo cual varias instituciones ejercen competencias sobre ellas.
3.2.1 Plan de Acción Nacional para la Conservación y Manejo de Tiburones, Rayas y Quimeras
Los peces cartilaginosos agrupados en tiburones, rayas y quimeras son de gran importancia
para Colombia dada su diversidad de ecosistemas marinos y número de cuencas
dulceacuíferas distribuidas por todo el territorio continental del país. El Plan de Acción
Nacional para la Conservación y Manejo de Tiburones, Rayas y Quimeras en Colombia,
mejor conocido como PAN-Tiburones (Caldas et al., 2010), se desarrolla a partir de un
esfuerzo interinstitucional por estimar la diversidad de este grupo de organismos en el 2009
(Avances en el conocimiento de tiburones, rayas y quimeras de Colombia” de Puentes y
colaboradores citado en el documento referenciado). Después de compilar los grandes
volúmenes de información, el documento logró priorizar alrededor de 173 especies que tienen
diferentes categorías de amenaza dados los parámetros de la IUCN. En el PAN se tomaron
en cuenta aquellas especies con distribución tanto en los océanos Pacífico y Atlántico, mar
Caribe y aguas continentales.
Adicionalmente, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación-FAO adoptó el documento Plan de Acción Internacional de Tiburones, PAI-
Tiburones en 1999 lo que se convirtió en una base adicional del desarrollo del documento
para Colombia. Las especies priorizadas se nombraron en función a su riesgo por extinción
por pesca y antecedentes en normativas internacionales. El plan de acción buscó desarrollarse
en un periodo de 3 años para los objetivos a corto plazo, 4-5 años para el mediano plazo y 10
años para el largo plazo. Se definieron tres categorías de prioridad las cuales se asocian con
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los plazos anteriormente nombrados en el orden Muy Alta/Alta, Media y Baja,
respectivamente. En primer lugar, el documento busca realizar un diagnóstico del estado de
conocimiento general del grupo en cuestión para pasar por aspectos como el marco jurídicol
legal, las medidas de manejo y conservación propuestas, programas de educación y
divulgación, promoción de la gobernabilidad vigilancia y control y seguimiento de metas.
En general, el documento cuenta con una descripción detallada de las metas necesarias de
desarrollar para garantizar la conservación de tiburones, rayas y quimeras en Colombia
mezclándolo con acciones concretas aplicadas a la singularidad de cada comunidad humana
en el marco de su tipo de interacción con la fauna en cuestión. Invita a los sectores de toda
índole a participar en las reuniones y tareas particulares de cada línea y por último enmarca
la pertinencia del documento a la luz de la legislación internacional que cada vez más
propende por ampliar las medidas de protección a esta categoría que actualmente es una de
las más amenazadas del Planeta.
3.2.2 Programa Nacional de Manejo y Conservación de Manatíes Los manatíes del género Trichechus están representados por dos especies en Colombia: T.
manachus y T. inunguis. Cada especie tiene particularidades en cuanto a su genética de
poblaciones lo cual ha pemitido determinar diversos linajes para cada especie. El Programa
Nacional de Manejo y Conservación de Manatíes (Caicedo-Herrera, Trujillo, Rodríguez y
Rivera, 2004) es uno de los documentos más integrales de los evaluados. En este se realizó
un mapeo general de los estudios taxonómicos y genéticos para las diferentes cuencas en
donde existen poblaciones de alguna de las dos especies, una descripción del diagnóstico
general y un conteo de los ejemplos de mantenimiento de individuos en cautiverio en algunos
puntos del país con fines de conservación.
Los manatíes están considerados en estado Vulnerable (VU) y tienen una distribución ante
todo focalizada en la cuenca del Río Amazonas y la Costa Caribe. Están listados en el
Apéndice I de CITES. Algunas de las amenazas más llamativas son el enmallamiento
accidental con redes, la pesca con arpón o trampa y la colisión con botes. Además al
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desarrollar su ciclo de vida en el agua aspectos como las infecciones parasitarias, el cambio
climático y la contaminación desempeñan un rol destacado.
El Programa Nacional busca “garantizar su supervivencia implementando estrategias de
conservación, investigación, valoración, y manejo, a través de un trabajo coordinado
interinstitucionalmente y con participación activa de la comunidad, en las cuencas donde se
distribuye” complementándolo con apoyo en la restauración de sus hábitats y con miras a
estandarizar lineamientos normativos de política pública que permitan blindar los esfuerzos
realizados. El plan de acción se constituye de cuatro líneas entre las que se vuelve a hacer
énfasis en el monitoreo, crianza en cautiverio y reintroducción, educación ambiental y
participación de las comunidades. Adicionalmente, este documento deja sentadas las bases
de la priorización de actividades con base en las cuencas y su estado particular en relación
con la abundancia de manatíes. Allí responsabiliza más específicamente actores locales y
segmenta idealmente las tareas requeridas para completar el objetivo general.
3.2.3 Plan de Manejo para la Conservación de las Nutrias
El Plan de Manejo para la Conservación de las Nutrias (Lontra longicaudis y Pteronura
brasiliensis) en Colombia (Avella, Trujillo, Caicedo, Mosquera-Guerra y Botero-Botero,
2016) es el documento más reciente analizado. Por ello desde la diagramación hasta la
actualización de los datos es manifiesta. Las especies Lontra longicaudis y Pteronura
brasiliensis se encuentran listadas en el Apéndice I de CITES y son consideradas en las
categorías Casi Amenazado (NT) y En Peligro (EN) de la IUCN respectivamente. La
distribución de las especies presentes en Colombia abarcas casi todas las regiones
biogeográficas.
Adicional a la caracterización de las especies y la información detallada de sus patrones
ecológicos, el documento cuenta con un resumen de las especies que se pueden encontrar en
presencia de alguna de las especies de nutrias, un repaso por la percepción y
conceptualización de la especie a través de la visión de comunidades indígenas y rurales y
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una descripción de las características de los hábitats de la nutria incluyendo aspectos
hidrológicos, topográficos y geológicos. Algunas de las amenazas latentes para la
supervivendia de las nutrias en Colombia son la cacería, las repercusiones negativas de su
interacción con lugares con presencia de actividad pesquera y de producción acuícula y el
uso que algunas comunidades les confieren a partes de sus cuerpos. Además de los riesgos
que conllevan las consecuencias del cambio climático y la degradación del suelo que son
causas comunes de la vulnerabilidad de la mayoría de las especies nativas, en el documento
se aborda una problemática creciente en territorios remotos y suburbios de los departamentos
como lo es la contaminación del agua a causa de los residuos de la minería de oro.
Paralelamente infiere un posible escenario de amenazas potenciales de acuerdo a las
dinámicas de las áreas en las que habita tales como la reducción de su nicho teórico y
realizado y parasitosis como la brucelosis y la toxoplasmosis.
El plan de acción tiene 4 líneas de las que se destaca la visible intención de fortalecer las
instituciones para hacerlas más aptas de caras a los constantes retos de los territorios en
materia de conservación. Se complementa con el monitoreo y desarrollo de investigaciones
que exploren más aspectos de su fisiología, evolución, ecología, entre otras, el manejo
sostenible de las especies y la sensibilización ambiental con las comunidades. Cada línea
maneja actividades priorizadas y se da información concreta para cada uno del presupuesto
estimado que requiere; en total son necesarios alrededor de 2.380 millones de pesos.
3.3 Especies Migratorias
Las especies migratorias son “el conjunto de la población, o toda parte de ella
geográficamente aislada, de cualquier especie o grupo taxonómico inferior de animales
silvestres, de los que una parte importante franquea cíclicamente y de manera previsible, uno
o varios límites de jurisdicción nacional” (Convention on Migratory Species [UNEP/CMS],
1979) La migración por su parte es uno de los factores determinantes en el proceso de
microevolución. El flujo genético entre poblaciones permite aumentar la variabilidad de
formas existentes dentro de ellas (Lenormand, 2002), lo cual puede representar ventajas en
supervivencia.
21
Puesto que las especies migratorias rebosan las fronteras nacionales, los planes de
conservación de esta categoría debe mantener un panorama amplio que de paso a esfuerzos
mancomunados bien sea entre distintas regiones dentro de la extensión que ocupe en el país
o entre corredores internacionales comunes. Las estrategias deben presuponer las
características propias a la diversidad ecológica, patrones climáticos, temporalidad, fisiología
y demás singularidades inherentes a su aclimatación. Llevar a cabo un plan de acción que
abarque una categoría, que con base en la definición mencionada anteriormente, da pie a la
consideración de un amplio número de grupos taxonómicos es un reto mayor.
3.3.1 Plan Nacional de las Especies Migratorias
El Plan Nacional de las Especies Migratorias (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial y World Wildlife Foundation-WWF, 2009) es una directriz nacional que consta
de 214 páginas que contienen acciones para la conservación y manejo sostenible de la
biodiversidad migrante de Colombia. Este documento es el único analizado que hace un
recuento de una cantidad considerable de especies representadas en diversos taxones.
Alrededor de 549 especies son abordadas en total a partir del contexto particular de la
categoría en la que se posiciona cada una. Integralmente, el Plan se enfoca en ocho grupos
biológicos con representantes que caben dentro del concepto de especie migratoria:
mamíferos marinos, mamíferos dulceacuícolas, murciélagos, aves, tortugas marinas, peces
marinos, peces dulceacuícolas e insectos.
A pesar de que para la fecha de publicación del documento Colombia aún no ratificaba
internamente la Convención de Especies Migratorias, en este se abarcó un concepto más
amplio que el enunciado en el marco del acuerdo internacional. En el concepto de referencia
se excluyen aquellas especies que permanecen dentro de un solo país o no realizan
movimientos cíclicos (Naranjo, 2009), por tanto se estarían invisibilizando especies de gran
importancia nacional. Por ello, en el documento se realizó un recuento y evaluación más
exhaustiva de la biodiversidad que presenta migración de algún tipo en el país y se
propusieron metas para su conservación y manejo.
22
De los 8 grupos analizados los cuales tan sólo son un estimado de la variedad de especies que
pueden entrar en esta categoría, los dos con mayor representación fueron aves y peces de
agua dulce mientras que los grupos con menor número de especies en el compendio fueron
tortugas y mamíferos de agua dulce. Cabe destacar la aparición del grupo insectos dado que,
como se puede apreciar a lo largo de este documento, los planes de manejo y conservación
tienen un sesgo marcado que margina este tipo de taxones. Las especies aquí abordadas están
23
Conclusiones
La conservación de la biodiversidad es una urgencia que debe marcar transversalmente la
agenda internacional. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015) incluyen al menos tres
metas que explícitamente exhortan a los gobiernos a actuar frente al cambio climático y la
pérdida de biodiversidad. Estos retos sumados a las numerosas convenciones sobre cambio
climático y conservación de especies exigen compromisos férreos que mitiguen los efectos
adversos de la degradación ambiental y sus consecuencias previsibles en aspectos
fundamentales de las sociedades humanas y la economía mundial.
El esfuerzo por conservar las especies que habitan el territorio nacional debe ir más allá de
la estandarización de lineamientos que rijan exhaustivamente las áreas protegidas y
propender por conectar parches que no ostentan categorizaciones vinculantes en el marco
normativo colombiano. Uno de los alicientes para obtener resultados sostenidos y veraces
radica en la eficaz divulgación de los parámetros locales, regionales, nacionales y globales
que rigen los esfuerzos de conservación y preservación ambiental. A través de ciudadanías
informadas se puede estimular el sentido de pertenencia de los habitantes con respecto a sus
ecosistemas y su diversidad biológica. Paralelamente el diálogo entre la institucionalidad, las
organizaciones de la sociedad civil, la academia y la ciudadanía debe estrecharse con el fin
de propulsar los objetivos comunes. En el contexto de la implementación de los Acuerdos de
Paz, Colombia debe limitar el mínimo la exposición de los ecosistemas a la intervención
desenfrenada ya que las dinámicas ecológicas pueden estar a la orden de fenómenos como la
deforestación, la colonización turística o los vertimientos industriales, entre otros.
Los planes de conservación muestran un claro sesgo en grupos de organismos abordados.
Para lograr hacer frente a los enormes retos ambientales que debemos encarar es necesario
un conocimiento profundo de la biodiversidad y unificar criterios a tener en cuenta para
formular estrategias. Para muchos taxones la información suele ser insuficiente y esto se
extrapola a su ausencia en documentos de esta naturaleza. La deficiencia en los conteos
24
nacionales de biodiversidad sumado con la fragmentación de los planes de manejo que
muchas veces cercenan las interacciones ecológicas globales en los ecosistemas, nublan la
veracidad de los datos en los que debe reposar la justificación de todo método de restauración,
planificación, preservación o uso sostenible de biodiversidad. Por último, es necesario
realizar seguimientos y actualizaciones periódicas a los objetivos que se trazan en los planes
nacionales de conservación para evaluar deficiencias y vacíos de información para mantener
patrones de progreso y evitar, como es común en nuestro país, destruir la consecutividad de
las políticas públicas.
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