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    Por qu ser que la gente quetoma yag ve ciudades y no sololos viajeros urbanos sino tambinlos indios de las selvas que jams

    pusieron los pies en una? Esto mepreguntaba una vez tras otra durante mirelectura de The Yage Letters Redux, deWilliam Burroughs y Allen Ginsberg. Pu-blicado por vez primera en ingls en 1963en un volumen delgado, negro, con unchamn ilustrando la cubierta, su rostrograbado en vibrantes trazos blancos, aca-ba de reeditarse al doble de su volumen,con magnficas notas y una exhaustivaintroduccin firmada por Oliver Harris,quien antes haba editado las cartas queBurroughs escribiera entre 1945 y 1959.

    La ciudad-montajeCon justa razn, en su introduccin a The

    Yage Letters Redux Harris llama la atencinsobre lo que Burroughs refiere, en doscartas a Allen Ginsberg, como la ciudad-montaje, cuya primera mencin apareceen una carta fechada el 28 de febrero de1953 en el Hotel Niza de Pasto, aludiendoa lo que l considera una experiencia frus-trada con yag en la regin del Putumayode Colombia, cerca del pueblo montaosode Mocoa.

    Esa noche escribe Burroughs tuveun sueo intenso, a colores, de una selvaverde y un atardecer escarlata. Tambinso con una ciudad-montaje que meera familiar pero que no pude identificar.Mezcla de Nueva York, ciudad de Mxico

    y Lima, que para entonces ni siquiera co-noca. Estaba parado en la esquina de unacalle ancha por donde pasaban coches, yhaba un parque vasto y abierto ms abajoen la distancia. No puedo decir que estossueos tuvieran alguna relacin con el

    yag. Se supone que al tomar yag se venciudades.

    Y se refiere al chamn como un viejofarsante y borracho, a quien vio por pri-mera vez cantando sobre un hombre conevidentes signos de malaria. Burroughspuede ciertamente ser un jodido, un realpedante. Por supuesto saba que era ma-laria. Por supuesto saba que el chamnera un borracho. Y por supuesto estabadispuesto a rebajar a los chamanes a la ca-

    tegora de roosos estafadores. Aunque encierta forma esto es un alivio en compara-cin con la deslumbrada exaltacin de hoy

    d l i i d i d d d

    Colombia, Estados Unidos y Europa valela pena destacar que los mismos lugare-os, indgenas entre ellos (especialmentechamanes), son con todo, y mucho antesque Burroughs, escpticos con respecto alos chamanes.

    Cuando se habla de magia, la fe y elescepticismo van atados. En el caso deBurroughs, el escepticismo lo aporta lmismo, y la fe la proveer el yag: cuandoel yag funciona puede realmente dartevuelta (no olvidar que el efecto del yag esnotoriamente variable). Luego de aquellaprimera experiencia frustrada, Burroughsqued muy impresionado con los poderesdel yag, poderes que nutrieron su escri-tura por el resto de su sorprendentementelarga vida.

    Ciertamente ya no habla de estafas lasegunda vez que ve una ciudad, comolo cuenta en una carta a Allen Ginsberg,fechada el 10 de julio de 1953. Esta vezel hombre est totalmente afectado. Hatomado yag ms o menos seis veces enlos pasados cuatro meses, y con audaciaincreble ha transportado un poco desdePucallpa a Lima, donde, al menos esto es

    lo que dice, se lo toma l solo. Lo que mesigue pareciendo difcil de creer, abundan-tes como son las historias sobre los peligrosd l l All Gi b

    es que debe siempre administrarse en ri-tuales estructurados sobre encantamientos

    y cantos a los espritus.Tal vez tomar yag estando solo le per-

    mita a Burroughs hacer de su propiochamn, por as decirlo, acomodando suindiferencia hacia el ritual en favor de unabordaje farmacolgico del alucingeno,abordaje que fomentaba el profesor deetnobotnica de Harvard Richard EvansSchultes, una especie de boy scoutmaduro,nexo entre Burroughs y el mundo del yagdel Putumayo. Schultes, figura clave parael gobierno de los Estados Unidos en labsqueda de caucho amaznico durantela Segunda Guerra Mundial, tena un in-ters por los alucingenos naturales queno parece independiente del gobiernonorteamericano detalle que Burroughsse pierde no obstante su recelo acerca delEstado y su propensin a controlar mentesa travs de las drogas.

    En una carta a Ginsberg desde Lima sepercibe un cambio importante en la voz

    y el tono de Burroughs si se les comparacon los de cartas anteriores. Esta parecefirmada por el mismsimo yag. El Yo se ha

    diluido en un movimiento transformadorprotoplsmico.

    Lo primero que se pi erde es el equilibrio.El ib d f i

    talismo. La sangre y la esencia de muchrazas te atraviesan negra, polinemongol, nmada del desierto, polgldel cercano este, india y pasan porcuerpo rostros todava no concebidos o cidos, combinaciones an no realizadas

    Es este viaje que ocurre dentro y ms del cuerpo que constituye la Ci udad-Mtaje (ahora con maysculas) donde todlos hombres posibles se dispersan en gran mercado silencioso.

    Todas las casas de la ciudad se juntan.

    sas de tierra con mongoles que parpaden umbrales humosos, casas de bambmadera de teca, casas de adobe, piedrladrillo, casas del Pacfico Sur y maorcasas sobre rboles y sobre barcos, casasmadera de cien pies de largo que albergtribus enteras, casas hechas de cartoviejos y chapa, donde los ancianos se sitan sobre alfombras podridas para habunos con otros mientras cocinan. Alcode quemar, gigantes estructuras de hieoxidado que se alzan sobre cinagabasurales a doscientos pies de altura, cpeligrosas divisiones construidas en plaformas de varios niveles y hamacas quebalancean sobre el vaco.

    La Ciudad-Montaje, un lugar dondepasado desconocido y el futuro emergese unen en un zumbido sordo. Entidalarvales esperando una forma de vida.

    Una ciudad indiaMi amigo Florencio, indio ingano qviva sobre el ro Caquet en las tierbajas putumayas de Colombia, me relen espaol una experiencia similar cla ciudad. Eran los comienzos de los aochenta; estbamos conversando en la cde un chamn cerca de Mocoa, un puebpequeo a los pies de unas altas pendites que conectan con la ciudad montade Pasto la ms importante del sur lombiano por un tortuoso caminozigzag que luego de una subida empinpasa por el valle Sibundoy, hogar de tanindgenas inganos y kamsas. Fue en valle donde se establecieron en 1901 frailes capuchinos de Igualada localidde las afueras de Barcelona, Espaa ptomar control de un enorme tramo Amazonas que hasta ese momento hatenido escaso contacto con la Iglesia.

    Florencio tendra unos sesenta y ciaos cuando hablamos. Alguien me dque muri algunos aos despus por exso de cocana. O, ms probable, de bazuun derivado de la cocana. Durante

    juventud, en 1932, haba transportado solina en piraguas desde Umbra a Pue

    Ass para abastecer al ejrcito colombiaen la guerra contra el Per. Era la primvez que soldados de una nacin-Estado

    b l P f d

    Las ciudades del yagMichael Taussig

    The Yage Letters Redux

    de William Burroughsy Allen Ginsberg

    City Lights Books, 2006, 180 pp.,US$ 13,95

    La imagen que lo une todo, la protoescena deElfestn desnudo. FOTO NICOLAS TIKHOMIROFF- MAGNUM

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    espaoles del siglo XVI en busca del mticoEl Dorado y quiz alguno que otro soldadoinca siglos antes de la Conquista. Floren-cio haba servido a los frailes capuchinoscomo sacristn en Puerto Limn, y toda suvida haba sido un vido bebedor del yag

    que le daban los chamanes.Alrededor de 1960 haba asistido a unchamn de Puerto Limn en la curacin deuna mujer que sufra de dolores de cabeza.Tomaron yag. Al tercer vaso Florencioempez a tener visiones. Vio ngeles ba-

    jando del cielo para poner cristales sobresu frente, que captaran la esencia de laenfermedad y le otorgaran as el poder decurar; sobre su pecho, para que fuera bue-no con las personas y no hiciera mal; en lasmanos y en la boca, para poder hablar concualquiera, para hablar con propiedad

    Y es esto lo que te revela el yag.Entonces los ngeles se esfumaron y en

    su lugar apareci otra visin o pinta,

    como l la llamaba. La habitacin se llende pjaros, muchos, pero esa visin tam-bin pas y le sigui lo que l llam otrotipo de cuadro.

    Y esto va formando una calle, una ciudad,no?, que cada vez se ve con ms claridad

    y que contiene una visin distinta en cadacuarto mientras las melodas emanan de losambientes ms tranquilos. As, quien primeroaparece es una persona del valle Sibundoy.Otros llegan cubiertos de esas plumas quellevan los chamanes que toman yag y as

    van formando una calle. Siguen apareciendo,algunos bailando a su propio ritmo, otros si-

    guen otra msica. Aqu, se cubren con di feren-tes plumajes, todos llenos de espejos gente,

    gente del yag, con collares de dientes detigre, y abanicos que curan, y todo cubierto de

    oro. Es hermoso. Y siguen llegando y llegando,siempre cantando. Entonces aparece un batalln del ejrcito.

    Qu lindo! Cmo me gusta! No estoy muyseguro de cmo visten los ricos, pero los sol-dados de este batalln van vestidos mejor quecualquiera! Llevan pantalones y botas hasta larodilla de oro puro. Todo es oro, todo. Llevanarmas y marchan. Y yo quiero levantarme

    para poder cantar con ellos, y bailar con ellos,yo tambin. Luego el chamn con la pinta[imagen], anticipa que intento ponerme de

    pie para unirme a ellos, para cantar y bailarcon ellos tal y como estamos viendo. Y luegol, quien da el yag es decir, el chamn losabe todo y se queda ah callado, sabiendo,

    no? Y as es como aquellos que saben curarson informados. Porque al presenciar esto, soncapaces de curar, o no? Y entonces le pasaneste cuadro a la persona enferma. Y la perso-na se cura! Y le dije al chamn que me estabacurando, le dije: Viendo esto, se aprende acurar?. S me respondi, al ver as, uno

    puede curar, no?.Florencio entr en una casa. Haba tres

    hombres de negro y detrs de ellos libroscon cruces que vomitaban oro. Una ca-tarata de oro. Cuando se le pregunt por

    1 William Burroughs. Naked Lunch,Ol i P 1959

    2Naked Lunch, p. 130.3Naked Lunch, p. 283.4 Gerard Reichel-Dolmatoff, Amazon

    Cosmos: The Sexual and Religious Symbolof the Tukano Indians, University of ChicP 1971 [1968] 45 52

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    qu estaba all, dijo que haba ido paraconocer, saber, ponerse al tanto. Pero sit ya sabes, le dijeron, y lo bendijeron y ledieron el poder de hacer buenas obras alregresar a su tierra.

    Es en esa ciudad, en la que cada cuarto

    contiene su propia pinta y su msica,donde aquellos seres parecidos a chama-nes con plumas y espejos, que l llama lagente del yag, se convierten en soldadosdanzantes; es en ese punto que l quierelevantarse y bailar junto a ellos. Entra enla visin, o al menos lo intenta. Y luego elchamn con el cuadro, percibe que estoyintentando ponerme de pie para unirmea ellos, para cantar y bailar con ellos tal ycomo estamos viendo Viendo esto soncapaces de curar, no?.

    Siento que al decirme esto l me est pa-sando la imagen, y que yo al repetirla se laestoy pasando a ustedes.

    New York CityEs la droga ms poderosa que he proba-do, Burroughs le escribi a Allen Gins-berg. Quiero decir, es la que ms alteralos sentidos. El yag fue la simiente de

    El festn desnudo1, dijo Allen Ginsberg en1975, sin duda una de las ms enrgicas

    y generosas invocaciones al modernismocomo montaje (al estilo Burroughs) algu-na vez realizada.

    Sucedi justo despus de que Burroughsvolviera de Sudamrica, durante su estadaen casa de Ginsberg en la calle 7 Este de laciudad de Nueva York. Mirando por la ven-tana trasera, que daba a la parte de atrs depatios y ventanas de otros departamentoscruzados por escaleras de incendios y ten-dederos de ropa, Burroughs vio de repenteaquellas increbles ciudades-montaje quehaba visto tomando yag, ciudades que loasaltan a uno desde todas las esquinas yalturas de su obra, como lo ejemplifica elttulo de uno de sus ltimos trabajos: Ciu-dades de la noche roja. Lo que es maravillosoes que Ginsberg abre las persianas justo enel momento en que se forma el cuadro: laciudad de Nueva York, el yag y la imagi-nacin desbordante de William SewardBurroughs, artista de la representacin.Lo actu todo dira Ginsberg, queera lo que sola hacer en sus nmeros.

    Ginsberg recuerda que fue all, en la calle7 Este, donde Burroughs tuvo una visinrepentina de las estructuras, la gran ciudadde las estructuras de hierro que cuelganalto en el aire con hamacas que se balan-cean y gente que trepa de un nivel a otro.Una sobrepoblada ciudad de armazones,donde la gente se almacena ganndose lavida; tal y como viven hoy en las megal-polis de calles cubiertas de basura; cuadrascon edificios arruinados; vagos reunidos enpandillas de motociclistas; ladrones, poli-cas, adictos y la CIA saliendo de zaguanes

    y chantajendose unos a otros.Mirando por la ventana, Burroughs (un

    famoso misgino) se convierte de repenteen uno de sus propios personajes, una viejadesagradable que se estira en su balcn

    para alcanzar la ropa lavada, y que luego

    pasa a ser un cadver desollado. Burrouse tir al suelo. A veces se caa al picontina Ginsberg, estaba tan posecon las payasadas de su imaginacin las imgenes le llegaban casi tan automticamente como en una pelcula.

    Dentro de la imagenEntrar en una imagen debe de ser unalas experiencias ms fascinantes en la vde una persona. Para Nietzsche, de estotrata justamente el momento dionisacpara Walter Benjamin es algo comparaal cine o a la concentracin con que milos nios las ilustraciones coloreadas delibros infantiles.

    Florencio nos cuenta que la imagenla que est entrando, transmitida pochamn, cura brujeras. Acaso ser etambin la intuicin que tuvo Burroutransmitirnos imgenes que puedan culos equivalentes modernos de la bruje

    tales como el control inconsciente ejercemos mediante nuestros hbmentales y los complots de los chismo

    y del Estado? Para lograrlo, Burrouhace uso intenso de asociaciones casuapero tambin se destaca en su escritursaturacin de color, empezando por particulares propiedades cromticas atribuye al yag, como cuando, en El fedesnudo, escribe en una serie de elipNotas de los efectos del yag: las imgecaen lenta y silenciosamente, como lospos de nieve Serenidad Se caen tolas defensas Todas las cosas son libresentrar o salir El miedo simplementetiene lugar Una hermosa sustancia afluye dentro de m2.

    Entre otras cosas ve un rostro azul, pared azul y plantas que germinan deunos genitales. No extraa que haya stido que el cuarto vibraba. En el apndfarmacolgico del libro, Burroughs asera: Los destellos azules en los ojos sonractersticos de la intoxicacin con yag

    A veces me pregunto si en sus viajes Sudamrica Burroughs no habr visitadlos indios desana, lejos del Putumayo,

    jando el Amazonas por el ro Vaupes, tade hecho como imaginariamente sola alfombra mgica que provee el yagEn las largas conversaciones que sostGerardo Reichel-Dolmatoff, antroplde Colombia, con el indgena Desana Atonio Guzmn, en su oficina universiten Bogot, encontr que l tambin temucho para decir sobre el azul4. SegGuzmn el azul es el color de la Va Lcsituado en el medio entre el amarillo s

    y el rojo terrestre, o sea entre lo masculy lo femenino, entre el semen y la vidaazul de los desana es esencialmente amvalente, dice Reichel. Es beneficioso si asocia con el sol, pero tambin destructen sus asociaciones con el vmito, la pufaccin y las heridas. El azul de la Va Lces lo que te espera si tomas alucingen

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    conecta, rompe, transforma. No extraapues que Burroughs sintiera una hermosasustancia azul fluyendo dentro de s.

    Pero si hay un color sagrado, preferiravolver al escarlata y verde del sueo queBurroughs tuvo la primera vez que tom

    yag, cuando vio lo que l llam la ciu-dad-montaje. Yo escogera no el azul sinoel verde, el verde de la envidia que da pie ala brujera y que es en s mismo el color del

    yag, aunque, para ser honestos, el yagcomo todo lo que es sagrado no es deningn color; es de ese negro del que ema-nan todos los colores. El yag es una plantatrepadora qu otra cosa poda esperar-se?. Se abre paso contorsionndose paraun lado y para otro en las profundidadesnegras y hmedas de la selva, donde se es-conde gracias a sus retortijones y a su coloroscuro moteado. En el ritual de preparar el

    yag para un chamn invariablementeun hombre, los indios aaden a la pastaobtenida lo que ellos creen que es el ele-mento femenino: las hojas de chagropan-ga, oscuras y apenas rayadas, con formade corazn. Sin estas ltimas no hay pintaposible como dicen los indgenas, yla pinta se refiere aqu al cuadro, a lo quenosotros llamamos alucinacin, unapalabra que resulta ms fcil de usar quede comprender. Pero all est, claro comoel agua: una pinta es lo que es crucial, y espintura, o sea color.

    En cuanto al rojo, se podra ver como unanuncio de muerte el que una mujer emba-razada o menstruando merodeara el lugardonde el yag es preparado (una arboledasemisecreta) o donde se bebe. No conozcoun tab ms fuerte que este en relacincon el yag, tanto que estoy forzado a pen-sar que el chamanismo y ser mujer son losdos polos de un mismo flujo de energa, yque en efecto ambos se suman para unamisma y nica cosa; uno es valorado comoel polo positivo, el otro es el negativo. Sinembargo, esta valoracin es falaz, porqueal chamanismo se le atribuyen tantas fuer-zas negativas y de riesgo, inclusive la pro-pia muerte, como a la menstruacin y alembarazo, que en s mismos pueden versecomo positivos si se piensa en el misteriode la creacin de la vida. As creo que tienesentido pensar el chamanismo segn lohe experimentado en persona como elequivalente masculino, por as decirlo, deaquellos poderes femeninos que en s mis-mos, por ende, pueden considerarse igualde chamnicos. (Cito un ejemplo: en unaoportunidad durante los aos setenta viven una casa junto al ro Guamuez con in-dgenas kofanes. Se deca que la suegra delchamn, viuda de un chamn ella misma,tena poderes chamnicos como prepararuna cerveza que atraa a los animales queseran sacrificados ella ya haba pasadopor la menopausia).

    Acaso algo de esto aparece en The YageLetters? Bueno: Burroughs se ve convertidoen una negra, y luego en un negro cogin-dose a una negra, y Allen Ginsberg se en-frenta con la muerte en el ojo de una vagina

    sagrada, todas imgenes muy fuertes porcierto. Pero la imagen que lo une todo, meparece, es la Ciudad-Montaje de la calle 7E l d El f d

    do y, ms an, de toda la obra de Burroughs.Lo que Burroughs hace, dijo Ginsberg, esver primero la ciudad de armazones y des-pus a esa mujer desagradable que recogela ropa que se transforma en cadver, anteel cual ella agita los brazos frenticamente.

    Al igual que Florencio, Burroughs entra enla imagen y se convierte en aquella viejadesagradable que sacude los brazos ante elcadver que se balancea en las escaleras deincendio que penden del cielo.

    El chamanismo, sostengo, es la otra carade la moneda de la menstruacin y del em-barazo. Lo masculino y lo femenino yacenen el centro del sistema que Burroughs, unhombre valiente y apasionado, hilaranteen sus referencias a la homosexualidadmasculina, no poda ver aunque estuviesetan cerca. Ni siquiera lo vislumbraba. Has-ta el momento en que mir por la ventanade la calle 7 Este aquella Ciudad-Montaje,hirviente masa de pecado incipiente, queapareca ante sus ojos justo cuando l sedesplomaba sobre el piso.

    La ciudad soada de colportageEl cuerpo (Burroughs) y la muerte (Gins-berg) se destacan en The Yage Letters.Doblegado por las nuseas en su primeraalucinacin real con yag, Burroughs selanza hacia la puerta, pero apenas si puedecaminar. No tiene coordinacin. Sus piesson como bloques de madera. Vomita conviolencia y luego se queda atontado, comoenvuelto en capas de algodn. Seres lar-vales me pasaban por delante de los ojosen una bruma azulada, y cada uno de ellossoltaba un graznido obsceno, burlnDebo haber vomitado seis veces. Estabaen cuatro patas, sacudindome por losespasmos de las nuseas. Escuchaba misarcadas y gemidos como si fueran los deotra persona.

    Allen Ginsberg pulsa otra cuerda, msprxima a la idea de inspiracin pro-fana que Walter Benjamin desarrollaen su ensayo sobre surrealismo de 1929,donde de hecho celebra las picaduras demosquitos y el vmito incontrolable queprovoca el yag. Aunque al principio seirrita, luego acepta que lo piquen, pues estole permite sentir que su cuerpo se expandeen el universo. Junto con los ladridos deperros y el croar de ranas, sus quejas pasana formar parte de la cancin del Gran Ser,que anuncia que tambin l tendr queconvertirse en mosquito cuando el mundose vomite a s mismo.

    Por otro lado, cuando Burroughs se sien-te amenazado se refugia en la pseudofar-macologa y toma barbitricos con nota-ble sangre fra, logrando soltarse mediantelo que l dio en llamar el mtodo del malcomportamiento, que es justamente loque le prescribe a Ginsberg para combatirsu terror a perder el alma y que no es otracosa que la Ciudad-Montaje. Un lugardonde el pasado desconocido y el futuroemergente se unen en un zumbido sordo.Entidades larvales esperando una formade vida.

    Comparemos con Walter Benjamin. Laverdadera imagen del pasado discurrevolando. nicamente podemos asir el pa-

    d i i

    damente justo en el instante en que puedeser reconocida y que nunca ms volvemosa ver. En Tesis de filosofa de la Historia,Walter Benjamin mantena la esperanzade una redencin de las injusticias delpasado mediante el recurso de penetrar en

    esa imagen fugaz. Esto es lo que Benjaminescribe a partir de lo que l llam el estadode emergencia y lo que yo, luego de misexperiencias con yag, llamo el espaciode la muerte, refirindome a la conquistaespaola con toda su violencia y sus bruje-ras entre espaoles, africanos e indgenasdel Nuevo Mundo.

    Es indudable que tanto Benjamin comoBurroughs escriben desde un estado deemergencia y sin embargo, por lo que yos, Burroughs jams ley ni una palabra deBenjamin. Es divertido imaginrselos con-versando, tal vez en una de las caminatascoloridas de Burroughs que arrancaban enel Hotel Beat de Pars. Aunque podramostambin denominarla caminata urbana,evocando as el tema central del pensa-miento de Benjamin en su madurez, lo quel llam colportage y que hace referenciaa la sntesis del montaje cinematogrfico,ese caminar por la ciudad hasta perderseen ella como unflaneur, todo bajo una per-cepcin maravillosamente alterada, comoocurre cuando se toma hachs, peyote yopio. Colportage es el principio operativode la Ciudad-Montaje.

    El ltimo trabajo de Benjamin, el manus-crito de mil doscientas pginas publicadoen ingls bajo el ttulo de The Paris Arcades,es precisamente ese colportage: una seriede fragmentos inconclusos, en su mayoracitas, sobre el Pars decimonnico comopaisaje soado del capitalismo y del cual elcapitalismo despertar autotransformado.El nuevo mtodo dialctico de hacer his-toria escribe Benjamin se revela comoel arte de experimentar el presente comoun mundo consciente, un mundo al que deverdad se refiere ese sueo que llamamospasado. Atravesando y llevando consigo loque ha sido recordar el sueo5.

    No puedo dejar de preguntarme si todaesta superposicin de cine, drogas y cami-natas por la ciudad este colportage esprecisamente lo que Burroughs sinti que

    era el mundo consciente, al que el pasase refiere como verdad, cuando mir poventana de la calle 7 Este. En ese instaconect la ciudad de Nueva York conselva de Colombia y Per, del mismo moen que Florencio se conect con la ciud

    de soldados-chamanes-danzantes. TanBurroughs como Florencio bregan prepresentar y fusionarse con lo que ven.zambullen dentro de la imagen que, codijo el chamn, es lo que cura las brujerimagen que experimentan como una visexttica concentrada en la ciudad. Porqqu es la ciudad? Al parecer, un espafantstico, como un bosque encantadoel que puede suceder cualquier cosa, y embargo un lugar al que la historia mudial le ha concedido la suficiente carideolgica y matices como para proveea uno de imgenes a lo largo de una v

    y ms an ciudad como en ciudadacivitas, ciudad de ciudades, es decir Romque estableci nuestras leyes y con ellacivilizacin. Palabra y categora que paa (invadida por Roma) us para sepaa los ciudadanos de los indios del NueMundo, lo racional de lo irracional, conderado ms animal que humano. Y mucantes que los espaoles, tambin el rey intena su ciudad en las tierras ms altas, dde donde sus hombres bajaban hasta selvas, sede del incesto, plumas brillantechamanes con drogas poderosas.

    Y esto parece ser razn suficiente pexplicar por qu, cuando se toma yagven tanto ciudades como jaguares, pueciudad se construye durante la conquidel Nuevo Mundo como una imagen qse ramifica. Para experimentar lo que Brroughs llama un viaje espacio-tiempola Ciudad-Montaje hay que desplazarsetiempo y espacio sobre la obra imaginatde la Conquista, del mismo modo en qBenjamin yuxtapone el sueo con el dpertar como una clave y una modalidpoco explorada dentro de la historia mderna. Y no pasemos por alto el hechoque exista la creencia de que los indde las selvas donde Burroughs tom yatambin tenan ciudades que eran gobnadas por El Dorado, el hombre doraquien fuera visto por ltima vez bailancon plumas y espejos en la ciudad sobla colina.5Walter Benjamin,The Arcades Project, p. 389.

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    Una estupenda noticia

    Abelardo Oquendo en La Repblicade Lima

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