Las transformaciones económicas y sociales en el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX

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Unidad 3: Las transformaciones económicas y sociales en el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX Joana Sánchez Martínez 2º Bach C

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Joana Sánchez Martínez2º Bach C

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Las transformaciones económicas y sociales en el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.1 Transformaciones económicas,...............................................................3

1.1 Proceso de desamortización y cambios agrarios...............................3

1.2 Peculiaridades de la incorporación de España al proceso de industrialización.........................................................................................5

1.2.1 La industria textil........................................................................................................................5

1.2.2 La industria minera y siderúrgica................................................................................................5

1.2.3 Otras actividades industriales.....................................................................................................6

1.3 Modernización de las infraestructuras: el ferrocarril........................7

2 Transformaciones sociales y culturales...................................................7

2.1 Evolución demográfica......................................................................7

2.2 De la sociedad estamental a la sociedad de clases............................82.2.1 La clase alta.................................................................................................................................8

2.2.2 La clase media.............................................................................................................................8

2.2.3 La clase popular..........................................................................................................................9

2.2.4 Los marginados...........................................................................................................................9

2.3 La formación de la clase obrera.........................................................9

2.4 Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España...................92.4.1 Los primeros movimientos sociales..........................................................................................10

2.4.2 El movimiento obrero durante el Sexenio................................................................................10

2.4.3 La organización de los trabajadores en la Restauración...........................................................11

2.4.4 Movimiento obrero en el primer tercio del siglo XX.................................................................13

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Las transformaciones económicas y sociales en el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.

1 Transformaciones económicas, La economía española durante el siglo XIX tuvo dos etapas: de 1800 a 1840 estuvo estancada e incluso en recesión, iniciándose una lenta recuperación en 1840 que fue el preámbulo de la expansión que se dio en el siglo XX

En el siglo XIX la producción agraria aumentó debido al crecimiento vegetativo de la población, aunque con escasas innovaciones técnicas. La agricultura también se vio favorecida por el continuo proceso de desamortización que mejoró el cultivo de unas tierras y permitió el de otras. Durante el siglo XX hubo dos tipos de propietarios: los absentistas y los que buscaban la modernización.

Junto a la agricultura, en algunas zonas se implantó la industrialización, favorecida por la aparición del ferrocarril, a pesar de que el comercio no tuvo mucha demanda debido al escaso poder adquisitivo y las limitaciones del mercado. Durante el siglo XX la industrialización se diversificó, estando siempre implantado un fuerte proteccionismo.

1.1 Proceso de desamortización y cambios agrariosCon el fin de sanear la Hacienda Pública y recaudar fondos para financiar las guerras carlistas se llevó a cabo una reforma agraria que por ser realizada por los gobiernos liberales del siglo XIX es conocida como una “reforma agraria liberal”. Esta estaba basada en la abolición de la Mesta y los señoríos, la desvinculación de mayorazgos y, sobre todo, en desamortizaciones, que consistían un nacionalizar bienes de la Iglesia y los municipios para venderlos en pública subasta. Todo esto alteró la distribución de la propiedad, puso en circulación tierras y permitió mejorar la productividad de otras. En la legislación desamortizadora se pueden distinguir tres etapas:

Primera etapa: Empieza con la desamortización Godoy en 1798 y afecta a los bienes de la Iglesia. También se dan las llevadas a cabo por José I en 1809 que afectan al clero regular y a los aristócratas no partidarios de la invasión francesa y la de 1813 llevada a cabo por las Cortes de Cádiz que apenas se pudo poner en práctica hasta 1820, entendida siempre como reforma fiscal y no agraria.

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Segunda etapa: Comenzó con las desamortizaciones de Mendizábal en 1836-37 y normas posteriores, prolongándose hasta 1844 y afectó tanto a bienes del clero regular como del secular.

Tercera etapa: Tuvo lugar en 1855 con las desamortizaciones de Madoz que afectaron a bienes de la Iglesia, comunales y de municipios. Estas ventas se prolongaron hasta la Restauración, pero la mayor parte de dio entre 1855 y 1867.

Las consecuencias de estas medidas fueron:

El incremento del número de grandes terratenientes ya que los bienes se vendieron sin ningún criterio distributivo, solo con el fin de obtener ingresos de la forma más rápida. No se pretendió en ningún momento una reforma agraria ya que la estructura de la propiedad de la tierra no cambió, debido a que los compradores fueron miembros de la vieja aristocracia, burgueses adinerados, y altos miembros del ejército, la Iglesia y la administración.

La posibilidad de poner en cultivo gran cantidad de tierras abandonadas La pérdida de patrimonio inmobiliario, artístico e histórico por parte de la

Iglesia, de los bienes comunales o las tierras de baja renta de los campesinos y de la fuente de ingresos de los municipios que ya no pudieron privatizar los bienes propios, baldíos o comunales.

A pesar de que las desamortizaciones produjeron el paso de tierras de manos muertas a los propietarios particulares, y la supresión del diezmo eclesiástico y la Mesta, la mejora de las comunicaciones y el aumento demográfico, la producción agrícola creció de forma modesta hasta el último cuarto de siglo, momento en que la productividad aumentó, aunque la estructura productiva apenas se modificó y siguió basándose en la clásica triada mediterránea –trigo, olivo y vid -.

A finales de siglo una crisis agria obligó a tomar medidas proteccionistas en 1891 que no se abandonarían hasta el siglo XX con el fin de que la agricultura española - de baja productividad, arcaica, atrasada técnicamente,.. – no se hundiera.

Desde finales de siglo hasta 1931 la producción agraria aumentó progresivamente debido a la intensificación del uso del suelo, sobre todo en la producción cerealista. Esto supuso la ampliación de superficie cultivada, la eliminación del barbecho y un incremento de los rendimientos. También a la especialización de la producción por zonas y a cambios técnicos como la incipiente mecanización que sustituyó a la mano

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de obra perdida por el éxodo rural, los nuevos aparejos de labranza o los fertilizantes químicos. También se dio una diversificación de productos agrícolas.

1.2 Peculiaridades de la incorporación de España al proceso de industrialización

En el siglo XIX, a diferencia de otros países europeos como Gran Bretaña, España era un país eminentemente agrario teniendo solo algunos focos industriales en Catalunya y el País Vasco y en menor medida en zonas de Castilla, Andalucía, Asturias y el País Valencià.

1.2.1 La industria textilLa industria textil, sobretodo algodonera, junto a la siderúrgica iniciaron el proceso industrializador en España.

El sector algodonero tuvo su centro en Catalunya y su importancia se debe a la abundancia de mano de obra barata, la mecanización (las primeras maquinas aparecen ya a principios de siglo) y el proteccionismo que impidió la competencia inglesa.

De 1830 a 1855 tuvo una etapa de expansión que se vio frenada por la desviación del capital inversor y la guerra de secesión en EEUU, el mayor productor de algodón. A partir de 1868 tuvo un periodo de recuperación a causa del monopolio impuesto a Cuba y Puerto Rico, pero tras la pérdida de estas colonias en 1898 permanecerá estancada durante las primeras décadas del siglo XX, perdiendo importancia.

Junto a la industria algodonera también había una industria lanera que tradicionalmente se situó en Castilla y León, pero que cuando se mecanizó se trasladó a Tarrasa y Sabadell, una industria sedera en Valencia y Murcia que a finales de siglo también se trasladó a Catalunya y una industria linera en Galicia que no se supo adaptar y acabó por desaparecer.

1.2.2 La industria minera y siderúrgicaLa siderúrgica española estuvo unida a las materia primas que necesitaba por lo que la explotación minera la condicionó.

La explotación minera se redujo a los yacimientos cercanos a los puertos y a pesar de la riqueza de estos durante el siglo XIX la minería se vio estancada a causa de la ausencia de la demanda por el atraso económico, la falta de capital y tecnología para

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su explotación y las medidas del Estado que frenaban la inversión extranjera. Por eso hasta 1868, con la legislación librecambista, el sector no tuvo mucho dinamismo.

La legislación a partir de 1868 permitió la inversión extranjera y la venta de explotaciones a manos privadas, lo que causó el desarrollo minero español a partir de 1871. A fines de siglo, España era el principal exportador de hierro de Europa, mientras que su producción siderúrgica era la más baja. Este desnivel mostraba una economía estática, atrasada tecnológicamente y dependiente de los consumidores extranjeros de materias primas.

Aun así, a finales de siglo, la exportación minera sirvió para desarrollar la industria siderúrgica vasca. Aparecieron concentraciones empresariales y avances tecnológicos como el sistema Bessemer que permitieron el incremento de la producción, aunque alejado de otros países europeos. Ese atraso se explica por la libertad que estableció la ley de ferrocarriles de 1855, la poca demanda interna y la escasez de carbón, que se tenía que importar.

A principios de siglo XX se inició un periodo de declive a causa de los cambios tecnológicos y la aparición de nuevas fuentes de energía, así como, la caída de las exportaciones y la nacionalización del sector, reservando el mercado interior y la recuperación de las propiedades en manos extranjeras. Estas decisiones bloquearon la modernización del sector.

1.2.3 Otras actividades industrialesA finales del siglo XIX y principios del siglo XX se desarrollará la industria alimentaria (la harinera en Aragón, la de aceites, pasas, vinos y aguardientes en Andalucía, Catalunya y Valencia), la de corchos en Girona y la industria alcoholera. Junto a estas apareció la industria mecánica que tuvo poco peso y se dedicó a la fabricación de maquinaria textil y material ferroviario o para los astilleros que aparecieron a final de siglo.

También apareció la industria química que se dedicó sobre todo a la fabricación de fertilizantes químicos, la industria papelera, la de la construcción y la automovilística en Barcelona, de la que salieron los primeros automóviles españoles y motores para barcos y aviones. Durante el primer tercio del siglo XX también se desarrollan la industria eléctrica y la petrolífera.

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1.3 Modernización de las infraestructuras: el ferrocarril.La red viaria se empezó a desarrollar a partir de 1840, aunque la mayor parte era deficiente. El transporte marítimo también mejoró gracias a la mejora y ampliación de los puertos, el perfeccionamiento de la navegación a vela y, ya a finales de siglo, la introducción de la navegación a vapor. Pese a esto era necesario un medio de transporte rápido que unirse toda la península, no solo las costas, y que pudiera transportar un gran volumen de mercancías.

El primer ferrocarril que se inauguró en la península fue la línea Barcelona-Mataró en 1848, aunque en Cuba, en ese momento española, ya existía. A pesar de esto, el ferrocarril no despegó hasta el bienio progresista (54-55) con la ley de ferrocarriles de 1855, que facilitaba subvenciones y daba facilidades para construir e importar materia lo que animó a aristócratas y burgueses a invertir. Aunque la mayor parte del capital y tecnología fue extranjero, sobretodo francés.

La red viaria adoptó una forma radial con Madrid en el centro y se crearon unas veinte compañías ferroviarias, pero el trazado de esta generó problemas, como el ancho de vía distinto al europeo, y hubo provincias y regiones, como Galicia, que se quedaron desconectadas.

No obstante, este medio de transporte revolucionó las comunicaciones y el transporte de mercancías.

2 Transformaciones sociales y culturales Durante el siglo XIX se produjeron en España cambios sociales y demográficos que no maduraron hasta el siglo XX.

Se pasó a una sociedad de clases, donde dominaba el dinero, en la que gran parte de la población sufrió el despojo de la tierra o la explotación en la fábrica, lo que causó un gran descontento por parte de las clases populares que mostraron con protestas sociales.

2.1 Evolución demográfica.Durante la mayor parte del siglo XIX España, a excepción de Catalunya, continuó con un modelo demográfico típico del Antiguo Régimen: altas tasas de mortalidad (debido a las pésimas condiciones sanitarias, crisis alimentarias, elevada mortalidad infantil y epidemias) y altas tasas de natalidad (a causa de la ignorancia sobre los

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métodos anticonceptivos y la pobreza en el campo). Ambas tasas estaban muy por encima de la media europea occidental, aunque a finales de siglo empezaron a bajar.

A partir de 1900 se inició un tránsito hacia unos comportamientos demográficos modernos ya que descendió la mortalidad debido a que mejoraron las condiciones sanitarias e higiénicas y la dieta alimentaria y se terminaron las epidemias (la última fue de gripe en 1918); también lo hizo la tasa de natalidad.

La población se trasladó del centro de la península a la periferia, sobre todo al mediterráneo, aunque las ciudades continuaron siendo pequeñas. También, durante este periodo, muchas personas se exiliaron o emigraron a América Latina.

2.2 De la sociedad estamental a la sociedad de clases.La sociedad estamental dio paso a una sociedad de clases donde la jerarquía social giraba en torno a la riqueza. En la cima estaban las altas clases sociales formadas por la antigua nobleza y la nueva burguesía. Seguidas de las clases medias y una gran masa popular sin acceso a riquezas y los marginados.

2.2.1 La clase altaEstaba formada por la vieja aristocracia que salió bien parada de la revolución liberal ya que mantuvo su patrimonio intacto o lo aumentó con la compra de bienes desamortizados. A esta vieja nobleza se le sumo una nueva, estrechamente vinculada a la burguesía de los negocios. Esta burguesía tendía a imitar a la nobleza, aunque a diferencia de esta no vivía de rentas, e intentó acercársele mediante matrimonios. Había una burguesía de dedicada al comercio y la industria y otra dedicada a la inversión en agricultura, cultura, comercio y finanzas.

2.2.2 La clase mediaEste grupo tuvo mucha influencia y un gran compromiso político, ya que fue esencial en la construcción del Estado liberal y en la evolución política y socioeconómica.

Estaba dividido entre una clase media rural formada por labradores propietarios medianos y una urbana, más numerosa e influyente, compuesta por los trabajadores liberales, comerciantes, dueños de talleres, funcionarios, profesores, periodistas, clero, rentistas y estudiantes universitarios. Todos con un modesto nivel de rentas que les permitía vivir bien, pero sin excesos.

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2.2.3 La clase popularEra el grupo mayoritario y estaba formado por los que no pertenecían ni a las clases altas ni a las medias. El grupo más numeroso era el campesinado, sobretodo jornaleros. También las clases bajas urbanas, formadas por las personas dedicadas al sector servicios y artesanos. Estas junto a los inmigrantes procedentes del medio rural se proletarizaron durante la industrialización dando lugar a los obreros de la industria o proletariado.

2.2.4 Los marginadosA este grupo pertenecían los que no formaban parte del sistema productivo y vivían de la caridad o quedaban a su suerte y delinquían o mendigaban. Los marginados eran los mendigos (sobre todo mujeres, minusválidos, huérfanos u homosexuales), los vagabundos considerados enfermos, alcohólicos o gitanos, los presidiarios, los enfermos en hospitales, los expósitos, los hospicios y las prostitutas.

Este grupo fue atendido por la Iglesia, los municipios y particulares a través de la beneficencia en edificios habilitados con tal fin y utilizados por el Estado como soldados y en trabajos de obras publicas.

2.3 La formación de la clase obreraLa clase obrera o proletariado nace de forma paralela a la industria. Son aquellas personas que solo poseen su fuerza de trabajo y la alquilan por un salario. El proletariado urbano se compone por artesanos arruinados y campesinos pobres, que viven y trabajan en pésimas condiciones, como jornadas laborales de 10 y 15 horas diarias y ausencia de seguridad social o cobertura por desempleo.

También existe un proletariado agrario formado por arrendatarios y jornaleros sin tierras, que en este momento será más numeroso.

Este proletariado se organizará a partir de 1868 dando lugar al movimiento obrero.

2.4 Génesis y desarrollo del movimiento obrero en EspañaDurante la mayor parte del siglo XIX la clase obrera tuvo una actitud pasiva hasta 1868, cuando surgió una toma de conciencia que dio paso al movimiento organizado de las clases obreras. Antes de 1868 se habían producido acciones espontáneas y poco organizadas.

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El movimiento obrero pasó por dos etapas separadas por el Sexenio Democrático: la primera dura hasta 1868 y tiene escasa repercusión debido a la débil industrialización que había en España; la segunda etapa se produce a partir de este año, en el que se reconoce la libertad de asociación, aparecen en España los primeros núcleos de la I Internacional y una agitación social debida a la influencia del socialismo y el anarquismo.

2.4.1 Los primeros movimientos socialesHasta el último tercio del siglo XIX los movimientos obreros eran espontáneos y de ámbito local o regional. Las primeras asociaciones nacen en Barcelona, aunque en primer episodio de lucha se da en Alcoy en 1821 con la destrucción de máquinas de hilar. Tras este episodio, se dan otros episodios luditas en Barcelona, destacando el asalto a la fábrica textil de los hermanos Bonaplata. Derivada de ataques luditas nace la primera huelga de la historia de España en el verano de 1854.

En 1840 se forma en Barcelona la Asociación Mutua de Obreros de la Industria Algodonera, que reivindicaba el derecho de asociación, reconocido en la Constitución de 1869, junto a mejoras salariales y de las condiciones laborales.

En el mundo rural también se producen motines, habitualmente formados por jornaleros sin trabajo que asaltaban hornos u ocupan tierras. En las ciudades estos motines se veían reflejados con subidas del precio del pan. Estos motines se dieron por casi toda España, siendo el más importante de todos el de Loja, Granada, en 1861

En un principio los obreros se vieron apoyados por los partidos progresistas, los demócratas y, en mayor medida, por los republicanos. Pero a partir de 1868, tras ser reconocido el derecho de reunión y asociación y haber empezado a funcionar la I Internacional, abandonaron la política tradicional que consideraban instrumento de la burguesía y se decantaron por las ideas anarquistas y socialistas alejándose así del republicanismo.

2.4.2 El movimiento obrero durante el SexenioAunque al principio las ideas obreras estaban influenciadas por el socialismo utópico, partidario del mutualismo y cooperativismo, a partir de 1868 la tendencia bakuninista tuvo mayor aceptación entre los obreros españoles, al igual que, la AIT o I Internacional, formada por socialistas y anarquistas en 1864.

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El inicio de la influencia de la AIT se produce tras la revolución de septiembre de 1868 cuando un político italiano seguidor de Bakunin, Giuseppe Fanelli, lleva a cabo una visita de propaganda por Catalunya y Valencia. Tras su visita a Madrid se forman los primeros núcleos de la AIT en esta ciudad y en Barcelona.

Es por esto que el anarquismo se extiende con mayor fuerza y rapidez que el marxismo entre los obreros españoles, así como por su proximidad al republicanismo federal, ya que ambos defendían la soberanía nacional, el anticlericalismo, el ateísmo, el agnostismo y la fe en la ciencia y el progreso.

En junio de 1870 se produjo el primer congreso obrero español, en el cual se formó la Federación Regional Española dentro de la AIT, de tendencia bakuninista. Tras la división de la AIT entre marxistas (socialistas que creían en la lucha de clases, la revolución proletaria y la intervención mediante organizaciones y partidos obreros en la lucha política) y anarquistas (opositores al Estado que rechazaban la política, los partidos políticos y la participación en elecciones) los sindicalistas españoles se decantaron por la Internacional Antiautoritaria, formada por los anarquistas que habían abandonado la AIT, tras la expulsión de esta de Bakunin. La nueva internacional influyó en el cantonalismo de 1873. Dentro del anarquismo surgió una nueva corriente: el anarcosindicalismo. Tras la derrota del cantonalismo y la república en 1874 el anarquismo adoptó dos corrientes: una insurreccional y violenta partidaria del terrorismo y otra reformista. En la década de los ochenta volverán a unirse.

2.4.3 La organización de los trabajadores en la RestauraciónDurante esta etapa no solo se desarrolló el anarquismo, sino que también lo hicieron las organizaciones obreras socialistas. Al principio de la Restauración todas las asociaciones de trabajadores eran consideradas delictivas, pero a partir de 1887, con la Ley de Asociaciones que reconoció la libertad sindical, se permitió la legalización de UGT y el PSOE.

En 1872 se formó en Madrid un núcleo socialista que en 1879 dio origen al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado por Pablo Iglesias. De la misma forma y gracias a la Ley de Asociaciones, en 1888 aparece una organización sindical de orientación socialista, la Unión General de Trabajadores (UGT).

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La meta del PSOE era la transformación revolucionaria de la sociedad mediante la conquista del poder por parte de la clase trabajadora y la conversión de la propiedad privada en social, este planteamiento se oponía a los demás partidos y les alejó durante décadas de los republicanos.

El socialismo creció muy lentamente, por lo que a finales de siglo solo estaba implantado en Madrid, Vizcaya y Asturias.

Mientras tanto, el anarquismo se dividió en varias tendencias y dos ámbitos geográficos de expansión: Catalunya, por su vinculación con el republicanismo federal, y Andalucía, donde el campesinado siguió a un sector del anarquismo español con la acción directa propia. A finales del siglo XIX y principios del XX había al menos tres tendencias anarquistas en España:

La corriente anarcosindicalista se centraba en la instrucción, la libertad de asociación, o las formas y tácticas organizativas de la lucha obrera

La corriente anarquista “pura”, de orientación más ideológica, defendía la violencia terrorista. Partían del carácter espontaneo de una insurrección campesina y popular que destruyese el Estado y toda forma de poder.

La corriente anarco-comunista, inspirada en Kropotkin, uno de los líderes del anarquismo junto a Bakunin y Proudhon, se difundió a finales del siglo XIX. Era partidaria de la propiedad social de los medios de producción y el disfrute de los frutos del trabajo por igual, así como de la libertad, igualdad, libertad política y social de los productores.

Estas ideas anarquistas se difundieron en España mediante la prensa y los libros, así como los ateneos libertarios donde se discutía y se formaba al obrero. No fue hasta el primer tercio del siglo XX que tuvo lugar su gran difusión.

Durante esta etapa no solo aparecieron movimientos socialistas o anarquistas, sino que también aparecieron a partir de 1887 los Círculos Obreros Católicos, que pretendían hacer frente a las doctrinas revolucionarias y ateas y que partían de la base de que la desigualdad social era un hecho que no se podía eliminar. Este movimiento se vio canalizado por el Marqués de Comillas, aunque el fundador de los primeros sindicatos católicos fue el Padre Vicent.

Los movimientos obreros llevados a cabo durante la Restauración consiguieron entre 1900 y 1908 leyes que regularan el trabajo de mujeres y niños, los accidentes de

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trabajo, el descanso dominical, la creación del Instituto de Reformas Sociales y el Nacional de Previsión, y el derecho a la huelga.

2.4.4 Movimiento obrero en el primer tercio del siglo XXAunque el movimiento obrero durante las dos últimas décadas del siglo XIX adoptó una variada tipología , no fue hasta principios del siglo XX cuando surgieron de forma clara organizaciones bien diferenciadas de carácter obrerista en torno a las dos grandes ideologías: el socialismo y el anarquismo, siendo este último el de mayor relevancia.

Las tres corrientes anarquistas que aparecieron a finales del siglo pasado en España se mantenían, siendo los anarcosindicalistas los más importantes. Estos en 1907 formaron en Barcelona el sindicato Solidaridad Obrera, que durante la crisis económica de 1908-1909, en la que produjeron despidos y reducciones salariales, se planteó la posibilidad de una huelga general. Esta estalló tras el llamamiento a filas de reclutas para la guerra colonial en Marruecos. El resultado de esta huelga fue la Semana Trágica de Barcelona.

En 1910, durante un Congreso Nacional de Trabajadores en Barcelona convocado por Solidaridad Obrera, se acordó la formación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que llegaría a alcanzar una mayor relevancia que la UGT hasta la Guerra Civil. La CNT estaba compuesta por los sindicatos sin ideología y era partidario de la acción directa como arma revolucionaria y no de la huelga general.

Durante la década de 1910-1920 se sucedieron huelgas industriales en el norte y campesinas en Andalucía. En este ambiente llegó la noticia del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia en 1917, lo que causó la formación del PCE en 1921.

Entre 1917-1918 la actividad huelguística aumentó, Solidaridad Obrera fue prohibida, se cerraron centros obreros y detuvieron a dirigentes. En 1919 se produjo la más destacada de las huelgas en “La Canadiense”, que se extendió dando lugar a una huelga general en la industria y el campo catalanes. Tras semanas de lucha social tanto en Barcelona como en otras ciudades, el gobierno aprobó la jornada de 8 horas (en 1900 junto con la ley de accidentes laborales ya se había establecido la jornada de 10-12 horas) y formó comisiones mixtas de negociación. A pesar de estos logros, la detención de sindicalistas llevó a los anarquistas puros a responder al terrorismo “blanco” con acciones terroristas individuales.

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En Catalunya, donde la CNT tenía más influencia, se dio la mayor parte del movimiento obrero, ya que era la mayor región obrera de España. Esto causó temor a los burgueses catalanes. Hacía 1920 los patronos se organizaron por todo el país contra el socialismo y el sindicalismo revolucionario, iniciando el terrorismo “blanco” de los pistoleros de la patronal.

Este terrorismo y la lucha social se extendieron por toda España. La tensión se vio incrementada por el cierre patronal y la finalización de la negociación por parte del Estado y la posterior represión que ejerció hacia a la CNT. Todo esto se contrarrestó por parte de los anarquistas con terrorismo, muestra de ello el asesinado del primer ministro en Madrid a principios de 1921.

En este ambiente de represión y terrorismo, la instauración de la dictadura de Primo de Rivera en 1923 se vio facilitada.

Bibliografía

FERNÁNDEZ ROS y otros, Historia de España 2 bachillerato, Santillana, Madrid, 2009.

VILLARES y otros, Historia de España contemporánea, Santillana, Madrid, 2000.

http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_obrero_espa%C3%B1ol

http://apruebohistoria.blogspot.com/2010/02/tema-131.html