Carlos Sabat Ercasty

Las Sombras Diáfanas

M O N T E V I D E O1 9 4 7

Las Sombras Diáfanas

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M O N T E V I D EO1 9 4 7

O B R A S P U B L I C A D A S

1917 -1920 —1921 -

1922 — 1 922 —

1 923 — 1925 1 929 — 1929 — 1 930 —

1 930 - 1 933 — 1 935 - 1937 —

1 938 — 1 938 — 1 939 — 1940 —1940 — .1940 -1941 — 1944 —1944 —1945 —1946 — 1 947 —

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Las Sombras Diáfanas

Pero si una vez gozara yo la santidad Que hay en mi corazón, la poesía,

Entonces, ¡bienvenida, oh paz del mundo de las[sombras!

Me sentiré contento, aunque los sones de mi lira .Yo me acompañen bajo tierra; viví Como viven los dioses, y eso me basta.

H ólderlin.

Cuando a veces me embriaga, sublime, el entusiasmo, y voy como una estrella, vibrante, en la armonía, sufro de pronto el hielo de mi propia ironía, y río de mí mismo con ácido sarcasmo.

Mi peclio es una guerra. Vuelo de uno a otro espasmo todo de la crueldad o todo en la alegría, con la llama sagrada o la blasfemia impía, o erguido en la potencia, o yerto en el marasmo.

Ni dogmas me dominan, ni dudas me doblegan, porque vivo en los dramas que afirman y que niegan en alternos poderes vitales y mortales.

Los opuestos me crean en ebrios torbellinos, y no tengo más ley que sus choques fatales. . .¡Oh, satánicas sombras entre incendios divinos!

Vuelvo a ti, vieja edad de Cíclopes y Atlantes, cuando el astro era Pan, enorme y prodigioso, cuando los Prometeos, del arcano celoso hurtaban, con la chispa, los poderes radiantes.

L X I I I

Cuando fueron violados los senos palpitantes de la Tierra, y hendidos por el hierro amoroso, cuando todas las voces del orbe melodioso se vertieron en verbos profundos y anhelantes.

Tú eras la poesía, grave Naturaleza,pues que fuiste naciendo de nuevo en la belleza,joven, cual tú lo eres, bebida por los hombres.

¡Ah, quisiera otra vez vivir la ingenua hora, abrir paso en mi sombra a una divina aurora, y recubrir el mundo con repentinos nombres!

i 10

L X I V

¡Aurora de la muerte, cuántas veces surgiste! Voy de una esfinge viva hasta una esfinge yerta, ya sobre las cenizas una luz me despierta cual un amanecer sobre una noche triste.

Hay algo cpie está en mí, oh anhelo que persiste!, un amor que se abraza a la muerte desierta, una roja simiente sobre la tierra abierta, una llama del pecho que se niega y resiste.

¡Ah, no podrán morir el volcán y el delirio,la rosa lacerante y el delicado lirio,esto que me enamora, me desgarra, me anuda!

¡Quedaré como un sello de brasas en la Tierra, como un inmenso tajo en una inmensa guerra, como una herida enorme en la nada desnuda!

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L X V

¿Cuál inmortalidad y qué resurrección1?¿Qué muerte es el morir y qué vida el nacer ? ¿Subo desde una roca inerte hasta mi ser, o el astro entero vive su inmortal creación?

¿Todo existe, vital, en fina gradación, o la piedra y el río no viven su poder?¿Hubo un llegar del alma y habrá un alto volver tras de la sangre mágica, tras su abolida acción?

¿Esta vida, que lleva mi cuerpo, al terminar se desvanece toda para después fluir, truncada de mí mismo, y renovar su luz?

¿ 0 mi existir es sólo un continuo crear, ascender, descender, sin jamás no vivir, y sólo vivos cambios habrá bajo la cruz?

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¡Horas en que se pierde el alma en soledades íntimas, estas llo ras!... No amarlas, imposible, por el amor que incendian en la emoción sensible para quebrar el ímpetu de inmensas tempestades.

¡Compréndelas! Comprende sus ebrias ansiedades, el huracán y el monte de muralla imbatible, el oleaje y la roca de potencia invencible, el horror y el sollozo de divinas piedades.

L X V I

¡No amarlas, imposible! Horas de heroico drama.t ►Se retuerce el silencio en la selva que brama de no saciado impulso y de rotos anhelos.

Los suaves no supieron jamás esta agonía, este dolor salvaje y esta extraña alegría negra, roja, titánica, bajo los puros cielos!

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L X Y I I

Potente y delicado sufrir, placer acaso, y más que angustia y goce de la tensión sensible, esto que nos desliza por la nada terrible de vaciar el abismo del humano fracaso.

Desandar la pendiente hasta el último paso, desandar la pupila, cegarla en lo invisible, desandar el contacto y hundirlo en lo inasible, y desandar los días hasta un mortal ocaso.

Desvivir lo vivido, desnudarnos las horas, desvanecer las noches, naufragar las auroras, revertir lo pensado, aniquilar la esencia.

Despojarnos la forma, el color, el sonido, sobrenadar el tiempo, bajar bajo el olvido, y acostar en las ruinas la espantosa conciencia.

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L X V I I I

Un hombre lia de llegar que'resplandezca, puro, Hombre-Dios que arrodille a la esfinge absoluta, cuyo pecho celeste será la clara gruta que contenga, hecho luz, nuestro silencio oscuro.

Yo vengo del pasado, yo adivino el futuro, tengo las claves místicas de la invisible ruta, ningún pavor me vence, ningún horror me inmuta,y abro con mi delirio el sobrehumano muro.

»

Es entonces que veo tus altos resplandores, fuego multiplicado de mis ebrios amores,Hombre-Dios que ahora estás en mi esperanza ardiente.

Este dolor que sufro tómalo en tu potencia,‘y víveme en tu llama y en tu divina ciencia, pues mi trágico anhelo fue crearte en mi frente!

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L X I X

Oh sacra Tierra-Madre, que ardiente de potencia, subes las creaciones sublimes de tu vuelo, sé que ocultas tus claves bajo el viviente velo que tejes, misteriosa, con la divina esencia!

Me identifico, a veces, con tu inmortal fluencia, y (estoy con tu armonía en las arpas del cielo, y hondo de amor, me quema la ebriedad de tu anhelo, cual si ardiera en las llamas de tu estelar conciencia.

Dios en tí se realiza y eres Dios en tu arcano. Más en tí me sumerjo y más me siento humano por tu raíz celeste, por tu signo fecundo.

Tú te ciñes a mí, yo me ciño a tu idea.Vivo en tu sexo cósmico y en la luz que nos crea, y sé que abrazo a Dios cuando a tí te circundo!

L X X

Ah, mi oído, ¿qué escuchas en la roca apoyado? ¡Nada en la Tierra es mudo, todo en la Tierra canta El monte es una boca, el mar, una garganta,

I un pecho es en la selva y en el río sagrado.

Hay momentos sinfónicos bajo el orbe extasiado, y terribles instantes en que el concierto espanta, la voz entera, a veces, del astro se levanta como un himno celeste, o un grito exasperado.

Ah, mi oído, en qué noches más arcanas viviste, qué sorbedor supremo del universo fuiste,'ya escuchando a tu astro, ya a los girantes cielos!

' Entonces ya era mi alma (‘1 centro de los mundos, la musical conciencia de los coros profundos que mueven en el cosmos los divinos anhelos!

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L X X I

Ah, qué visión lejana, qué terrible experiencia!... ¡Siento que de mi sangre me snbe a las pupilas, y veo enormes fuerzas en insondables filas penetrando en el caos la infinita conciencia.

Veo con mis abismos, palpo con mi inocencia, oh, percepción que a veces me curvas y aniquilas, o quemas en el cuerpo las inercias tranquilas para arrancar de adentro la sobrehumana ciencia!

Siento abrirse el espacio hendido por los mundos que van creando el ritmo de los vuelos fecundos mientras el pensamiento celeste los domina.

Arde el Sol mientras plasma su formidable esfera, crece el día, y la noche se hace en mi nervio, entera, y yo mismo atravieso la eternidad divina!

Estas horas del cielo y este reloj del mundo, las ruedas inmortales, la constelada esfera, el verano, el otoño, invierno y primavera en el astral zodíaco, sobre el cauce profundo. . . !

El enigma del orden crea el meditabundo silencio donde abismo, fatal, el alma entera! Mido los movimientos, cifro lo que antes era, y en el latido cósmico mi propio ritmo fundo.

L X X 1 1

Por infinita edad, cual agujas vivientes, los mundos me revelan extinguidos presentes y me dictan las horas de ¡no llegados días.

El tiempo está en sus números vivos }r luminosos, y en mí mismo que viajo sus cielos prodigiosos, atento a ese reloj de eternas armonías.

L X X I 1 I

Cual si a veces hendiera las esfinges calladas, entro al fuego primario tras perdidas edades, y vibrando mi esencia fugo las soledades presentes, y naufrago en rondas olvidadas.

Voy por antiguos mundos de fuerzas desmayadas, oh vastos muertos cósmicos de las eternidades!Y veo, con el signo de las identidades,las dormidas creaciones, las noches superadas.

¡Es la hermandad de origen, grandes astros abuelos! ¡Siento el ala infinita de las fuerzas creadoras, los abolidos seres, las distancias dormidas!

Y entonces, impulsado por vírgenes anhelos, voy hacia las estrellas aun sin orbe y sin horas, abro el tiempo, y transvivo las no alcanzadas vidas!

L X X I V

Pánico pulso, tiempo ardiente, purpúreo instante. Zumban las .combas gavias y el cordaje rechina.Vibran tensos los mástiles en la racha. Y divina de humano amor, la proa taja el oleaje atlante.

¡No dudes, alma mía! ¡A l timón! ¡Adelante!Hiende el mar. Abre el viento. La esperanza se inclina a tu sed. Aún es hora. Escucha la bocina del peñasco. Promueve la batalla anhelante.

¿Vencer? ¿M orir? ... El premio es el combate mismo. Llegues a la otra orilla o te sorba el abismo, tanto da. La victoria es la hija de la suerte.

Vn entera la vida en un acto supremo, ecorre el huracán del uno al otro extremo.

Y fírme como un astro, da tu luz a la muerte!

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L X X Y

¡Cómo será volver a tí, Naturaleza,deshacer este nudo en la vasta corriente,dar la carne a la roca, dar la sangre al torrente,y desunir los nervios en tu muda grandeza l

¿Mueves un pensamiento, vives una belleza donde no se aniquilen los vuelos de esta frente? ¿Transfundiré mi llama en tu llama vehemente? ¿Tu cuerpo no es divino en la vital pureza?

Rozo tu sexo vasto, oh materna, olí gloriosa, veo al Uno emanando tu forma fecundada, palpo el germen divino del Increado ardiente,

y siento la fusión, la unidad prodigiosaque está inmanente en mí, ya en mi vida plasmada,o ya en tu seno cósmico, como surco y simiente.

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L X X V I

A veces en la orilla del mar, mudo ’y perplejo veo en las horas vivas la terrible batalla, el arco del oleaje que en el peñón estalla, la juventud de un mundo arcanamente viejo.

Ante ese esfuerzo pánico mi alma vibra en su espejo para ser el océano, o la brusca muralla, el corazón de música su cauto inmenso calla, y en las cósmicas liras henchir sus grutas dejo.

h, qué profunda prueba,- qué ocultos heroísmos, .té deseos salvajes, qué embriaguez prodigiosa, lé semejanza trágica de mis propios abismos!

orno un eco de océano saltan mis huracanes, e rompen mis oleajes en la sombra imperiosa,

y mi otoño se espanta de sus ebrios titanes!

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L X X V11

Me recuerdo en el árbol que fui, en la montaña, en la hierba, en el ala de la paloma leve, en la llama del toro y en el nardo de nieve, en el ojo del buho y en la oscilante caña.

Me recuerdo en el viaje por la insondable entraña, creciendo de la esencia que las formas promueve, ya en los largos roquedos, ya en el insecto breve, ya en la isla que el mar innumerable baña.

Como por el contacto de mis brasas creadoras siento el impulso eterno, las tenaces auroras, y me veo a mí mismo desbordar las edades.

Me pliego en mis relieves, leo mis escrituras, oigo la sinfonía de mis propias honduras, y palpo el universo en mis profundidades.

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L X X V I I I

La selva, el río, el monté, el peñón y la ola, son frías soledades, profundas v calladas.Una nada infinita erguida de mil nadas, tal, la patria del hombre y su tristeza sola.

La indiferencia enorme que lo hiere y lo inmola le reserva el suplicio de las claves vedadas.Las esfinges herméticas, las tinieblas cerradas, tal, la esencia del viaje, la ley que no so viola.

Xace, sin ver la fuente. Muere, sin ver la ruta que seguirá en la muerte siniestra y absoluta. Ama, pero el amor su abismo no ilumina.

Odia por un instinto oscuro a su conciencia. Desaparece un día de la muda existencia, y la ceniza errante es su efímera ruina.

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L X X I X

A veces, por perderme, suspendo los sentidos, mutilados se apagan los ojos visionarios, extinguidos se asordan los sones solitarios, y el tacto se disuelve en los nervios dormidos.

Espanto los conceptos de sus internos pidos, recubro las pasiones con fúnebres sudarios, troncho en la sangre viva los instintos primarios, y todos los deseos fugan despavoridos.

Es cuando me desprendo de la noche ordenada, sin la idea y la imagen (pie fijan mi existencia, y sin la arquitectura creada por mí mismo.

No soy ya más el centro de la esfera sagrada... ¡Qué cambio de las cosas, qué perdida conciencia, qué modo verdadero de estar en el abismo!

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¿Por qué vemos la estrella? ¿Quién la alejó, visible? ¡Cuántas flotas de mundos en la brisa del cielo, velámenes de llama, mar de idea y de anhelo, inalcanzados viajes, remeros intangibles!

L X X X

¡Ah, i de ellas no fuese la presencia sensible, oh Tierra despojada, oh desgarrado vu elo !... ¡Ah, si de ellas pío fuera el intocado velo, y los incendios cósmicos en la sombra terrible!

Qué soledad entonces, suaves astros hermanos, rpie allá, donde va el alma por los pozos arcanos tejéis la red de música y luz a nuestra huida,

t nos atáis al éxtasis, oh magia trascendente,t vertéis en la boca de la herida caliente10 sé qué amor nocturno que hace inmensa la vida!

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MnmBmEvmk - i - . i —

L X X X I

Ay, de la ciencia triste, oh pozos insondables, tembladeral terrible de la noche sombría, pálido pensamiento, mortal melancolía, noche unida a la noche, esfinges inmutables.. . !

¿ En qué vaso de abismo mis labios insaciables no beben el pavor de la nada sombría ?¿Qué sueño no fué herido por la ansiedad impía de leer como dioses los signos inefables %

¿Es verdad la verdad? ¿Y soy quien soy, acaso? ¿Los ojos ven o crean? ¿Dónde apoyo mi paso? ¿Qué es un mundo en (i vuelo, fatal de las esferas

¿Cómo estoy en la vida? ¿Cómo seré la muerte? ¿Cómo impulsa el azar? ¿Quién irrumpe la suerte ¿Cómo sé que se sepan las cosas verdaderas?

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L X X X I I

Sé que me das tu imagen y te ocultas en ella, sé que estoy entre el sueño de tus arquitecturas, sé la unidad y sé la selva de criaturas, quién eres, quién no eres en la luz de la estrella,

Sé que por tu armonía la noche es alta y belfa, mas sólo he presentido tus hondas hermosuras.Sé que todas, las cosas por tí no son impuras, jé que en la Tierra vives más que yo mismo en ella.

sta enorme materia jamás fué una caída, ri ima separación, ni una sombra encendida oor oscuros deseos que chocan en tu llama.

a noche es como un templo de tu amor inefable, ú estás adentro de ella, y eres el Insondable ue desprende la ola de vida que te ama.

L X X X I I I

Oh, seráfico dardo en miel ungido, del arco del amor volado al cielo, con la ansiedad aznl de abrir el velo y traspasar el límite encendido!

¡Dardo vehemente, dulce y repetido! Toda mi luz y todo mi desvelo me lleva tu diamante, en mudo anhelo, para volver callado a mi sentido.

¿Por qué fuiste en mi pecho, vanamente'? ¿Por qué esta sed, y este dolor valiente? ¿Por qué la voluntad, y el arco triste?

¿Por qué me fuese dada esta conciencia? ¿Por qué impedir de nuevo la inocencia? ¿Y por qué no saber cómo se existe?

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L X X X I V

Acaso todo es frente, oh Natura pensante!Todo lo que yo pienso ya pensado parece, frente el mar, si en la ola la melodía crece, frente el ala del águila, en el espacio, errante.

Cuando la idea humana abre su flor vibrante, y tallada en el éter del alma, allí se mece, yo sé que en el recuerdo su gracia se estremece, y que en el Universo, ya existía, radiante.

Tierra y cielo son símbolos, claves, alegorías, formas de lo invisible, altas sabidurías, y mi mente es el eco de esas mentes profundas.

Sólo soy el lector de los signos arcanos.El alma es una luz que abre los cielos vanos y sorbe ,en pensamiento las esencias fecundas.

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L X X X V

En el cráter, y el mar, y el río, lo presiento.Está casi visible en 1.a ruda montaña.El toro lo trasunta y lo esboza la araña.Se estremece en la selva y lo trasmite el viento.

¿Ei •es tú, el Demiurgo, tallado en pensamiento, el oculto creador que me pulsa en la entraña, el que vibra en mis nervios y en mi sangre se baña, el que me estrecha, mágico de luz, en lo que siento?

Y si eres, quema el grito de tus revelaciones, di tu verbo inmortal adentro de las cosas, fluye de tus abismos, oh sostén de la Tierra,

y háblame en las cavernas y grutas del oído, aunque caiga deshecho en tu inmenso alarido, cuando, frente a la muerte, ruge tu voz de guerra.

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L X X X V I

se turbio dolor que ante la luz resiste, sensación que azota la carne hastiada y triste, idea que nos hunde su punta envenenada;

vasta negación y la sed aplastada, tensión anhelante que en el horror persiste, duda, en balanceado dilema, que subsiste

bre el bien, sobre el mal, a la inercia abrazada;

saciedad y el hambre ante el negro infinito, cansancio clamante y el resplandor maldito

d llagado deseo de brasas delirantes...

)e qué poder irrumpen i ¿Crecen de un ser potente, es que desde el instinto y el ansia trascendente enroscan a la vida sus reptiles triunfantes?

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L X X X V I I

Los astros son cabezas del Uno innumerable, las ideas del Ser en el Ser sumergidas, esferas del amor incendiadas de vidas, escalas ¡del deseo germinal e insondable.

Con el oído cósmico en la Tierra mudable escucho el crecimiento, las formas ya nacidas, las que aún van abriéndose, las que serán surgidas, las que ni se soñaron en el Alma inmutable.

Nunca otra sinfonía, nunca otro arrobamiento!... Oigo el fondo del fondo, que ya no es pensamiento, lo que no tiene imagen y traspasa la esencia,

y a la vez que me embriagan las reales creaciones, percibo, en el delirio de las revelaciones, el nacimiento eterno de la inmortal potencia.

L X X X Y1 1 1

"liando, a veces, oprimo con mis nervios calientes, ni propia vida cósmica, mi cuerpo y mi deseo,•orno si descendiese donde ya no me veo, n el Ser me perciben mis descensos videntes.

travieso Jos ciclos, los espacios ardientes, estoy, y en mis esencias me confirmo y me creo, en océanos diáfanos mi .propio amor sondeo, aún más allá del caos me alcanzo, inmensamente.

oy detrás de las órbitas, debajo de los mundos, :i planos del abismo cada vez más profundos, a no pulsados tiempos, preuniversal, divino,

as el velo insondable, tras la intención creadora, as el primer incendio de Ja primera aurora, sta el punto absoluto que subió mi destino.

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L X X X I X

Entro el dolor do un bien inalcanzado y puro, y entre el horror de un mal a la sangre adherido, me vierto en tí, olí ensueño irreal y enloquecido, en tí, por la evasión sobre este infierno obscuro.

¡Ámbito sin prisiones ni tenebroso muro! Esc sutil engaño que creas al sentido nos liberta y nos lanza fuera de lo vivido, sin el pasado fúnebre, sin el mortal futuro.

Eres sólo el presente de un interior arcano que juega con un tiempo sin tiempo, sobrehumano, ya en una eternidad de inasibles visiones,

música sin sonido y poema sin verso, verdad sin las ideas, vuelo sin universo, en yo no sé qué fugas por otras creaciones!

XC

Pradera, de la luz del sol vestida y en flores inasibles esmaltada, de ágiles vetas de cristal, labrada, viva esmeralda en esplendor de vida

pradera, de los astros encendida, sombra, de las estrellas adorada, en carbunclos herméticos tallada, mística noche al alma descendida;

pradera, del interno abismo mío, esjíejo de Ja Tierra y de los mundos donde la creación entra y subsiste,

cuán prodigioso el ser en que confío, estos extraños ámbitos profundos donde en irreal espacio todo existe!

37

X C I

Abres tu gracia pura, olí rosa enamorada, y tuya es un instante la divina belleza, la levedad sutil de la delicadeza en el ideal viviente y en la esencia labrada.

La sedienta pupila te contempla extasiada y sólo de mirarte, asciende en la pureza, vuela sobre los límites de la naturaleza y en tu espíritu sorbe la armonía sagrada.

En tu contorno efímero liay números sidéreos, tus pétalos ocultan el lenguaje inaudito, en tu polen de oro el amor se realiza,

por tu corola fluyen los acordes etéreos, y hasta la muerte , olí rosa, no extingue tu infinito, ese efluvio de Dios que en tu luz se desliza!

'X .

X C I I

Seas, oh alma, el ave intangida que vuela sobre los ornamentos, sobre las ilusiones, en un tiempo sin ritmo, sin sed, sin emociones, más allá de la última partícula que anhela.

Vence cuanto te anuda, vence cuanto te vela: la pasión de vehementes y pánicos ciclones, la rosa de los ojos, Ja prisión de los sones, el plumaje del tacto, la luz que te encarcela.

Hiende las cinco túnicas que los nervios tejieron, subyuga las heridas que las noches te abrieron, y desteje la trama de la Tierra encendida.

Fugándote del antro que se asombra en tí mismo, viola tus creaciones, atraviesa tu abismo, y dueña de tu esencia, torna, libre, a la vida.

I S H r a i O B n m H i

X C I I I

Antes fui la substancia V el telar, tan unidos, que nunca vi el trabajo ele la tela viviente, los hilos infinitos fiel pecho y ele la frente, grises de pensamiento, o rojos y encendidos.

Y era yo el tejedor ele los tiempos nacidos, ciego en la lanzadera que derrama el presente, inocente a la trama, y al engaño, inocente, dueño de los ensueños en el telar tejidos.

Y una vez quedé aislado frente a mi extraña esencia, de un lado los tapices, del otro la conciencia, ya rota la unidad donde fui niño y fuerte.

Desdoblado miraba la lanzadera ansiosa tramando en vanos hilos la vana y bella rosa, que a un mismo tiempo fluye en la vida y la muerte.

X C I V

¿Soy la gran soledad o soy la enorme entrega*?¿Soy el que está anudado al cuerpo de las cosas, o todo lo que abrazan mis potencias ansiosas es el sueño de un sueño que a otro sueño se pliega?

¿Es luz la luz que veo, o la luz nunca llega, y ine veo a mí mismo en sus formas gloriosas? ¿Cruzo por el océano las aguas prodigiosas, o soy el creador que las cree o las niega?

¿ Ésta, la melodía, onda de alma al oído, es música o fantasma del tierno nervio herido? ¡Dolor de soledades, esfinge delicada!...

3orqne el hombre se vierte sin saber si es posible evadir la ilusión, la Maya indiscernible, ui propio genio incierto entre el Todo y la Nada!

41

Voy vaciando los años, los minutos, los días, hui'to a la sombra mágica la irrupción de la aurora, desangro el mediodía en la potente hora, y extingo de las noches las vastas armonías.

Duermo en mí mismo el pulso, ciego las melodías, inclino el corazón y detengo su prora, aniquilo ¡en la frente la llama que aún la dora, del amor mato el águila, del odio, las jaurías.

X C V

Tomo los universos en la mente, y los hielo. La duración se vierte sin cambio y sin anhelo, en horas tan unidas en el naufragio inerte,

que en un oído último siento el tiempo sin mundos, el río siempre igual de los ciclos profundos de donde vino el Ser y a donde va su muerte!

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X C V I

Oh roca que suspiras a mi oído llantos de inercia, muerte que no es muerte, ¿es que ansias sufrir mi extraña suerte, mi frente oscura y mi silencio herido?

Diérate 'yo la vida (pie he vivido porque punce la paz que te hace fuerte, diérate el llanto mudo que se vierte por el amor del pecho enternecido.

Diérate el drama de mi pensamiento, el vivir y el morir, doble tormento, la fe imposible y la temblada duda.

¡Oh roca, y otra vez tú suspirases, y de nuevo ser roca reclamases, roca cerrada, inconmovible, ruda!

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. XCVÍI

Aun la liora no vino que cierre este misterio de mi ser en el Ser donde estoy sin saberme, y sin que a él mismo sepa para nunca perderme en los tembladerales de su callado imperio.

Ya la edad me ha vencido, ya me lie tornado serio, y amo las soledades y el ímpetu que duerme, y sufro el huracán de adentro, sin volverme hacia el mundo que tienta mi grave cautiverio.

Capto el color y el ritmo, Ja gracia y la presencia, el ala del instante y el regalo del mundo, la pulsación del cielo con su noche y su día,

y en tanto me detengo para sondear mi esencia, siento mi propia fuga por el río profundo, fatal, e inevitable, en la inmensa porfía.

44

X C V I I I

Air, cómo me he bañado en los azules suaves' y en los oros vibrantes de la aurora guerrera, en las llamas vivientes que urgió la primavera, en la luz de los montes y el fuego de las aves.

Cómo crucé el océano al igual de las naves, ebrio en la ola igual a mi fuerza primera, y cómo hendí en la noche la prohibida frontera para gozar los astros sobre las sombras graves.

Cómo abracé los árboles de savias luminosas, y bebí del racimo y sorbí de las rosas, y sumergí el deseo en el surco fecundo. . .

Ah, no parece un sueño, no parece un engaño!. . Algo que es verdadero me palpó en este baño cósmico, en este goce, en este amor del mundo!

45

X C I X

Después. . . cuando no sea.. . ah, qué serán las cosas! Después. . . Siento mi sueño, siento el polvo dormido, y siento la ceniza y no siento el sentido, la potencia del ser, las fuerzas misteriosas!

Siento el ya no sentir las noches prodigiosas, y una ausencia del mundo, y un pavor extinguido, y el desvanecimiento de todo lo ¡vivido, y un imposible anhelo de estrellas y de rosas!

No es la muerte siquiera, no es la muerte en su abismo, porque sólo es la muerte la que vivo en mí mismo hoy, que vivo, y no ya cuando mi ser no exista!

Después.. . cuando no sea. . . ah, qué extraño descenso, no ser en esta cosa que en mi ansiedad la pienso, y en aquel vivo cosmos que a mi muerte subsista!

C

Muero por un dolor irreprimible y vivo por un goce exasperado, muero por el sondeo apasionado y vivo por pavor del trance horrible.

Muero por el horror indefinible que roe la raíz del tiempo ansiado, vivo por el instante enamorado que miente la esperanza inextinguible.

Muero por lo que fui, que es ya una muerte, ¡sepulcros de mí mismo en la memoria!, y vivo por la espera enloquecida,

por las potencias que el deseo vierte vivas en las cenizas de mi historia, muerte inmortal que vuelve a ser la vida!

47

Vino el amor y levantó los vivos, llegó la muerte y acostó sus muertos, volvió el amor y renació sus huertos, tornó la muerte y los hurtó, cautivos

Amor urgió sus ímpetus altivos y creció con los muertos, ya despiertos, y la muerte, otra vez, nevó desiertos y sumergió los prados redivivos.

Veo, en tiempos enormes, el oleaje que alza la vida cósmica 'y salvaje en ebriedad de amor apasionada.

¡Formas del Ser, efímeras y ardientes, olas de los ^abismos trascendentes que van desde la vida hasta la nada!

C U

No sé cómo ;es que viajo, cuando entera el alma está en el alma sumergida, y qué ámbito infinito de la vida roza el sentido en su inmersión certera.

Labor de la recóndita cantera que cede al golpe de la sed herida, sombra que bebe luz jamás sabida y crece en una noche verdadera.

Voy por tinieblas, astros esmaltando, leyéndome silencios, y creando no sé qué realidad o qué miraje . . .

Cielo de adentro, igual al otro cielo, velo de enigma, igual al otro velo, viaje interior, igual al otro viaje.

49

C I I I

Río de vida y muerte, el agua leve, hoy presurosa y otras veces lenta, flexible en la montaña que alimenta tu flujo eterno ante mi tiempo breve.

Quiero este fuego deshacerlo en nieve y en ceniza esta sangre tan violenta, allí donde tu orilla se atormenta y tu cauce entre rocas se conmueve.

No ser, donde tu ser hierve anhelante, donde saltas en arco denodado, donde ruges en ebrio torbellino.

Y darte éste mi polvo anonadado para correr contigo al mar salado y vivir otra vez en tu destino!

C I V

¿Dónde subes, mi voz, cuando clamante la noche vibras y el silencio hieres?¿Te Cye esa misma noche donde mucres, o nadie escucha tu destino errante?

¿Brotas de un alma y vas a un seno amante? Pues no sé tu surgencia, ni quién eres, ni sé si vuelas viva en tus poderes, o muerta en el aliento sollozante.

Voz que emana de mí, claro sonido, tal vez no existes más que en el perdido azar indefinible de ser hombre.

¡Acaso eres mi sueño, y nunca existes, oh irreal torrente de mis sueños tristes, ni voz, ni signo, ni verdad, ni nombre!

c v

Yenda de muerte, suave a la mirada y tierna al resignado pensamiento, tenue a los labios, ya sin un lamento, y eterna al corazón vuelto a la nada.

Venda de muerte, dulce y delicada sobre este pecho de purpúreo aliento, sobre los nervios grises donde siento dormir la rosa triste y reclinada.

Venda (pie lias de venir, y estás tejida, desde (pie brota el gajo de la vida, con mano cierta en el telar de n ieve ...

Ah, cómo te presiento y te adivino, mientras las sordas ruecas del destino hilan el hilo del minuto leve.

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C V I

Nunca más alto amor que en el enigma humano,ternura del misterio fatal en que vivimos,no ver de qué raíces inmortales venimosfrente a frente, hombre a hombre, arcano con arcano.

Nunca como en la sombra me sentí tan hermano en ese afinamiento del horror que sufrimos, por lo que no sabemos cada vez que sentimos el pavor de este ser en este esfuerzo vano.

Amo a todos por honda, por terrible ignorancia. El corazón se estira en suprema distancia para que todo quepa en su esfinge angustiosa.

Amo por el dolor de la sed compartida, porque esa misma sed abrió 1.a misma herida, y todos los heridos crean la inmensa rosa!

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C Y I I

Arbol de luz, Amor, cuyos aúllelos sorben la savia cósmica en la estrella, cuya cúpula diáfana destella en alta vida 'y descendidos cielos.

Hiendan tus gajos los erguidos hielos y tus flores tapicen toda huella, la enorme sombra imperativa sella, y teje en el abismo ardientes velos.

Sea en la Tierra tu celeste fruto. Tu raíz no desmaye en las esencias. Concierta los oscuros desconciertos.

Danos el tacto ideal de lo absoluto, y en la mística unión de tus potencias hinche a los hombres turbios y desiertos!

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c V I I I

Si en íntimo naufragio, indefinidamente, hundo mis sensaciones adentro de mi vida, y el revertido impulso y la ola invertida retornan al origen de su arcana corriente,

no sé que rozamiento de ese bajar vidente recorre, en inmersión, la raíz escondida, y aun detrás de mis límites, con luz desconocida, alumbra una extensión no pensada en la frente.

Paso de la sustancia espiritual o densa donde mi ser profundo crea su sed inmensa, a otra cosa infinita que ya no es mi sustancia.

Y en tanto me percibo por adentro, en mí mismo, me siento prolongándome, por debajo, en abismo, y ardo cual un extremo de la abismal distancia.

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C I X

No sé qué sensaciones de infinitas edades siento fluir, oh Tierra, casi sordas y vanas, como antiguos mensajes de formas preliumanas, como memoria oculta de hundidas realidades.

Siento 1.a escala cósmica bajo estas ansiedades profundas, subsensibles, mágicas, subarcanas, de esfinges tan brumosas, de brumas tan lejanas, que son de otros abismos y otras eternidades.

Cada ciclo del Ser hunde un sopor inmenso, mas toda creación vuela desde ese olvido.La muerte sube en vida su nada que se invierte.

A veces me desgarro a mí mismo, y me pienso levantando descensos de los mundos que han sido, y así extirpo el engaño de la vida y la muerte.

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e x

He disuelto en la noche los lazos del sentido terrestre, cuando ansioso vertía mi deseo en la Unidad inmóvil, donde a veces me veo hasta que no me veo ni vital ni vivido.

Aniquilo en la sed el horror que he sufrido. Ya no soy ni en la idea dolorosa que creo. Duermo los huracanes donde relampagueo, y la vida transvive sobre el humano olvido.

¡No sé si estoy en Dios o si estoy en la nada! Sorda paz, sin azul, sin sombra ni mirada, vida sobre la vida, muerte bajo la m uerte!...

Mas de pronto, en la esencia hago estallar mi aurora, y quemo un alarido tempestuoso en la hora, y en la irrumpida Tierra todo el hombre se vierte!

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C X I

Conózcame a mí mismo y en mi raíz me vea.. El alma beba al alma y la frente a la frente, el fluir de la vida remonte su corriente, y el misterio al misterio, y la idea a la idea.

Naufrague en mi alegría cuando su llama sea, sumérjase el dolor en su temblada fuente, refléjese en la sangre la misma sangre ardiente, y el deseo se anude por ver cómo desea.

¿Y podré desdoblarme, ser abismo en abismo?¿Y aun habrá ese saber que se sabe a sí mismo? ¿Y aun el ojo es el ojo en su luz detenida?

¿Si me pienso, mi pulso no muere en pensamiento, y tan sólo se invierten, sobre mi extinguimiento, la conciencia sin Ser, y la idea sin vida?

C X I I

¿De qué temblor me subes, no vencido deseo, de qué cráter irrumpen tus calientes corceles, cómo crecen tus águilas impetuosas 'y fieles, quién hizo la ansiedad del pánico himeneo?

Eres como la fuerza de un mar que nunca veo cuyos oleajes llegan como rojos lebreles, cuyos leones urgen sus tempestades crueles y entre cuyos incendios mi propio abismo creo.

Siento la selva enorme de jaguares y pumas, siento los vastos mares de nerviosas espumas, siento las olas trágicas de la naturaleza.

Y levanto una espada de voluntad terrible, y al herirme con ella, vuelves, incontenible, y en esa guerra mágica me embriaga tu belleza.

No mármol, no marfil, no altivos oros, no zafiros de dulces cielos leves, busquen mis ansias a mis años breves, ni de la gloria los soberbios coros.

No cóndores, no templos, no tesoros, no montes de orgullosas y altas nieves, no a ti, victoria virgen, que promueves diestro cincel en águilas y en toros.

Quiero el sencillo bien que en paz se oculta, y la pobreza estoica que no insulta a la humilde pobreza sosegada.

Y quiero, sí, la cierta y 'escondida, delicada riqueza de la vida en la interior, espiritual morada.

C X I Y

¿Eres, otoño, edad, oh el sueño acaso de un tiempo gris y de un jardín desnudo, de un ruiseñor, bajo la hiedra, mudo, de un vino triste en un herido vaso*?

¿Eres, tras las victorias, el fracaso, el rendimiento suave que no eludo, el mirto muerto, el trabajado nudo que al fin se rompa en el postrero paso?

¿O eres el largo sueño que perduracambiante, es cierto, por la melodíaque en mudable emoción hoy se entristece?

¿O eres, otoño, soledad tan pura que el suspirar de tu melancolía, sobre sueño y verdad, más hondo crece?

cxv

Los que vienen a mí, mis sepultados, los días fuertes y las noches finas, a\es de mis distancias cristalinas en mis inmensos sueños desolados

Suben de mis silencios sosegados, del hastío brumoso de mis ruinas, de mis muertes humanas y divinas, de mis íntimos páramos viajados.

Los que vienen a mí, mis propios mundos, lo real y lo soñado en mis profundos interiores remotos y escondidos...,

ciudad no vista nunca, viva y yerta, amurallada, y sin ninguna puerta, destinada a morir con mis sentidos!

D is t r i bu i d o re s Exc lu s ivos

E d i t o r i a l “ I n d e p e n d e n c i a "Rondeau 1440 Montevideo