"Las revoluciones conceptuales en la tecnología" de Hugo Padilla

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_ Hugo Padilla l. Introducción Las revoluciones conceptuales en la tecnología A panir del siglo XIX se ha hecho cada vez más patente la interacción entre el sistema general de la sociedad y el subsis- tema tecnológico. La sociedad impulsa o deprime el desarrollo de la tecnología mediante factores económicos, oriemaciones polí(icas, previsión de recursos humanos, expectativas de utili- dad, y aun las acrirudes conducruales de los individuos. A su vez, las producciones tecnológicas imroducen modalidades económicas, cambian los conceptos del comercio, crean nuevas clases de trabajo, remodelan las estructuras sociales y trastocan conductas y costumbres. El quehacer tecnológico es, por su- puesw, un quehacer social. Manifiesta, sin e mbargo, caracte- rísticas peculiares y distintivas. El concepto de subsiste ma apli- cado a la tecnología pretende apuntar, a un mismo tiempo, a lo específico y privativo de este quehacer, por una parte, y a 10 genérico del marco social en que se insena, por la otra. Es obvio que el subsistema tecnológico no es el único que afecta y se ve afectado por el sistema general de la sociedad. Mucho antes de la aparición de la tecnología, entendida en sentido estricto, diversas técnicas han interactuado de una ma- nera en relación al resro de los componentes socia- les. La recnología contemporánea, al igual que las técnicas tra- dicionales, conjuga un saber con un hacer. Con la orientación general de la récnica comparte sus propósitos prácticos, pero se distingue de ella en que el saber que emplea se enraíza en el saber de la ciencia, y no simplemente en ocurrencias ingenio- !\as, en hallazgos ocasionales o en conocimientos sancionados sólo por la experiencia común. A la intención meramente cog- 259

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Este ensayo del prof. Hugo Padilla apareció en el volumen colectivo La filosofía y las revoluciones científicas, en la col. Teoría y praxis, No. 47, 1977.

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Hugo Padilla

l. Introducción

Las revoluciones conceptuales en la tecnología

A panir del siglo XIX se ha hecho cada vez más patente la interacción entre el sistema general de la sociedad y el subsis­tema tecnológico. La sociedad impulsa o deprime el desarrollo de la tecnología mediante factores económicos, oriemaciones polí(icas, previsión de recursos humanos, expectativas de utili­dad, y aun las acrirudes conducruales de los individuos. A su vez, las producciones tecnológicas imroducen modalidades económicas, cambian los conceptos del comercio, crean nuevas clases de trabajo, remodelan las estructuras sociales y trastocan conductas y costumbres. El quehacer tecnológico es, por su­puesw, un quehacer social. Manifiesta, sin e mbargo, caracte­rísticas peculiares y distintivas. El concepto de subsistema apli­cado a la tecnología pretende apuntar, a un mismo tiempo, a lo específico y privativo de este quehacer, por una parte, y a 10 genérico del marco social en que se insena, por la otra.

Es obvio que el subsistema tecnológico no es el único que afecta y se ve afectado por el sistema general de la sociedad. Mucho antes de la aparición de la tecnología, entendida en sentido estricto, diversas técnicas han interactuado de una ma­nera sem~jante en relación al resro de los componentes socia­les. La recnología contemporánea, al igual que las técnicas tra­dicionales, conjuga un saber con un hacer. Con la orientación general de la récnica comparte sus propósitos prácticos, pero se distingue de ella en que el saber que emplea se enraíza en el saber de la ciencia, y no simplemente en ocurrencias ingenio­!\as, en hallazgos ocasionales o en co nocimientos sancionados sólo por la experiencia común. A la intención meramente cog-

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nOSCHIVd que caracteriza a la ciencia, la tecnología añade sus obj('livos urilit.ifios y, por lo tanco, también se distingue de 4quélla. La tecnología resuha , así, un punco de convt'rgencia enrrc: el conocimienro cientifico que puede implicjlr algún tipo Je pranica (pt'ro no utilitaria) y la prácrica utilitaria de la téc­nica que conJleva algún (ipo de conocimiento (pero no cientí­fico). En la tecnología se entrecruzan los antiguos propósitos de la r<'e niea con las moJernas posibilidades de la ciencia. La vieja acritud del homo ¡ab" y algunos logros de la intención del homo ((¡gi /ull s contlu)Jen en el tecnólogo contemporáneo. Deu­Jora por discinta veniente tanto de la ciencia moderna como Je la (ecnica tradicionaJ, la cecnología conremponinea se dis­cingue, aJ propio tiempo, de ambas.

Ciencia no es lo mIsmo que tecnolOgÍa. Pero no hay tecno­logía, entendida en sentido estricto, sin ciencia. Entre la cien­cia y la tecnología no hay una relación de identidad, sino una relación de condicionamiento. La ciencia es, para emplear una expresión de raigambre kantiana. la condición de posibilidad de la recnología. Para deStacar la relación indisoluble y derer­minante entre ciencia y tecnologÍa, es conveniente precisar al­gunos pUntos respecto a la primera

%. Investigación científica y ciencia

El quehacer cienrifico es. indudablemente. muy complejo. La realización de este quehacer incluye -entre Otros elementos imponanres- recursos, individuos, objetivos, procedimientos metooicos, técnicas e instrumenros. Su fin consiste, fundamen­ralmente. en caprar regularidades. formular hipÓresis y esta­blecer leyes y teorías. En suma, en producir conocimientos, si bien de una índole muy parricular. Es evidente que entre el conjunto que hemos JJamado de elementos, entre el conjun(Q de los tines. y entre los dos conjuntos, aparece un sinnúrnt:ro Je inrerrelaciones y rerroaJimentaciones, patentes en el análisis de cualquier siruacion concreta Aunque señalamos esto, no es nuestro prupósi[o Jetenernos en su examen.- .

En cambio, queremos descacar dos distintas denotaciones del concepto de ciencia. La primera se encuentra referida a la a([ividad ciencífica. el proceso mismo de la invesrigació n, es decir, a su aspecto operativo y dinámico que incluye los mu-

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chos condicionantes reales que esta actividad pudiera tener. La segunda se refiere a los produ([os de la investigac ión, al ren­dimiento conceptual dt' los procesos, esto es, a los resultados cognoscitivos, por mucho que dentro de una perspeniva histó­rica (oda conocimien(Q científico haya de considerarse como permanentemente corregible, perfenible y superable.

Se trara, en definitiva, de distinguir -admitiendo que uno sin el otro no existe- t:'l momento de la producción respecto del producro científico mismo. Para manrener diferenciados los dos aspenos, nos referimos al primero como investigación cienrifica y al segundo como ciencia.

Distinguiremos rambién dos tipos de ciencia: el de la básica y el de la aplicada. ambos diferentes de la recnología. Entre ambos ripos de ciencía se da una diferencia por el grado de especificidad. En la ciencia básica se expresan correlaciones vá­lidas. digámoslo así. para la roralidad de un universo de dis­curso. En la ciencia aplicada, más específica, se restringe la aplicabilidad de las correlaciones. Aclaremos esro.

La fórmula s = 1/2 a/:I. es una expresión que se encuentra en la mecánica clásica. En rigor, si la fórmula pertenece a la ciencia básica . deberíamos escribirla así: I(a,1) = 1/2 al'. para significar, con S(II ,I), que el espacio recorrido por un móvil en caída libre a parrir del reposo es una función de la aceleración y del riempo. Pero. ¿qué riempo y qué aceleración? Cual­quiera. En ejercicios de pizarrón se puede jugar, en principio, con un número irrestrino de valores para estas variables. To­dos los hechos y circunstancias referidos por la fórmula no sólo se consideran lógica. sino fisicamente posibles. Bajo los supuescos de la mecánica newtoniana, 9 050 metros será la dis· tancia que recorrerá un móvil en caída libre en 5 segundos, dentro de un campo gravitatorio que produzca una aceleración de 724 mlseg2 . Esre tipo de correlaciones, sin otras restriccio­nes para los valores que pueden romar las variables que las impuestas de manera general por la propia reoría, como es el caso de ( en la relatividad o de cierras valores discretos en la mecánica cuántica, es caracteríscico de la ciencia que denomi­narnos básica.

O[ra cosa sucede si la fórmula anterior se reescribe como 1(1) = 1/2 al '. Ahora el espacio recorrido por el móvil en caída libre a partir del reposo está representado sólo como una fun­ción del riempo. No ha desaparecido. por supuesro. la acelera-

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ción. Simplemente ha dejado de considerarse como variable para asumir d papel de parámetro. En rigor, tendríamos que agre"gar j(/) ::;: 1/201".1. , para o ::;: k. Cuando o ::;; 9.8 1 .. . mlseg".l. la fo rmula sólo es aplicable" a la circunstancia terresue, al nivel del mar, o a coda mra ci rcu nscancia semejame. l..a aplicabilidad de la fórmula se ha resuingido por la vía de los parámetros. Además. Darlt Que la ciencia sea efeecivamen(e aplicada, y no sólo aplicable, los valores de los parámetros no deben ser arbi­{rariamenre elegidos, sino que ahora deben rc:presemar la es­pecificación de datOs . Es(a clase de correlaciones, con la in(er­venció n de parámeuos, es caraecerlscica de la ciencia que de­nominamos aplicada. Cuando las correlaciones de la cie ncia apucada provienen por vía deduniva de leyes de ciencia básica y de daros, decimos que la ciencia aplicada correspondieme es una ciencia aplicada (eórica.

Existe o ero (ipo de ciencia aplicada: la denominamos cien­cia aplicada empírica. Pueden aparecer en ella correlaciones expresadas en fo rma macemá(ica, pero carecen éscas de un sus­traco del cuaJ se deriven por vía dcdueciva. Estas correlaciones prerenden caprar en efecro regularidades reales. Bajo una ad­vertencia de precaución y con limitaciones, admicen interpola­ciones y extrapolaciones legícimas. Sin embargo, en sencido es­[rieco, no constituyen leyes. Son, más bien, simples descrip­ciones de regularidades observadas. Por ejemplo. una ecuación sencilla, e - (p - 12)/(0.040 - 0.0644 pJ + 16 .95, corr~­laciana t:1 pc-stJ, e, en libras lle los produ((os wca les de la com­busrión por libra de carbón, con el porcentaje, p, de eo, en el gas de combustió n. En cama que ecuación, pero sólo en esm, se pact:'ce a la ecuación aoces mencionada que se deriva de la mecánica clásica. Se Jisringue de ella en que no puede dedu­cirse de o uas leyes de ciencia básica con la adición de dacos. Es sólo una expresió n ma(ematizada que describe el comporra­miento de los hechos observados. Desde el puntO de visra del ciclo de la investigación científica, estas correlaciones perrene­cen al nivel del procesamiento de los datos. En ausencia de leyes derivadas de o tras de más aJco nivel, sin embargo. son muy ú(iles en la decerminación de la conducca de fenómenos específicos. Puede n correlacio nar dos o más variabJe's y asu­mir, desde el puma de vis[a maremácico. formas lineales, loga­rítmicas, semilogarÍcmicas, rrigonomécricas. hiperbólicas, ete. Se consideran científicas en razó n de: a) su modo de obce n-

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ción, procesamiento y presentació n; b) su comprobación y y ..... -sibilidad de refutación, y c} su conexión, por la vía de los con­ceptos que en ellas in[ervienen, C02, por ejemplo, con aJguna porción de ciencia básica reórica. Úl especificidad de este tipo de correlaciones es eviden[e. Por ello, las consideramos como de ciencia aplicada, aunque de esra clase peculiar que denomi­narnos ciencia aplicada empírica.

Es muy probable que muchos desarrollos de la investiga­ción cienrífica, sobre tOOO de la aplicada, no hubieran tenido lugar de no ser por el propósito de conectar los resulrados obcenidos con proyeccos [ecnológicos concrems y con sus con­secuencias económicas o polícicas. Pero escos propÓsi[os, aun­que eventualmence existentes en los individuos que propician o parcicipan en los proyeccos, no están reflejados en los resul­radas mismos de la investigación. Ningún análisis de la ecua­ción empírica ances mencionada puede poner de manifiesto orra cosa que la correlación entre las dos variables que ahí aparecen. Por es[o, la ciencia aplicada, aún cuando presente un alto grado de especificidad, no es tecnología. En la tecnología ha de ser posible encon[rar~ en el enuamado de sus expresio­nes y de manera objetiva, la representación conceptual de su ¡mención utilicaria.

3. La investigación tecnológica y las teorías tecnológicas

En la tecnología rambién hay que distinguir el proceso de la investigación respecco de los resultados. Es[os últimos, por su parte, se pueden agrupar en varios momen[os, al menos en tres que se desracan por su importancia: a} el de la tecnología básica que concibe el producto (objeto o situación a elaborar), esrablece las especificaciones generales de diseño y las caracte­rísricas de funcionamiento; b} la tecnología de detalle y de ma­teriales, y c} la recnología de producción. Para que los resulta­dos de una invescigación puedan considerarse como máxima­mence [ecno lógicos es necesario que en los tces mamemos an­tes señalados se haya dado la intervención de la ciencia. En esco radica la conexión de la cecno logía con la ciencia y tam­bién la diferencia de la recnología con respecto a la técnica.

Los resultados del primer momento pueden implicar la uri­lización de mecánica clásica, electromagnetismo o termodiná-

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mica, por ejemplo. Los del segundo momento pueden requerir conocimiencos de resistencia o comporcamienco de materiales, posiblt:rnt:oct: en muchos casos Jel cipo de la ciencia aplicaJa empírica, digamos. sobre condunividad , aleaciones o respuesta a esfuerzos. En el rercero pueden inrervenir teorías de siste­mas, de procesos, de operaciones, teoría matemática de las co­las, ere., y la consideración de equipos y maquinaria produci­dos recnoJógicamence, a su vez, en un ciclo anterior. Para lle­gar a los resultados adecuados en cada uno de los mome ntos se requiere. evidentemence. de la invesrigación. Pero, por girar en torno a un fin de utilidad en este caso, y no simplemente apumar a la consecusión de conocimiemos -aunque esra no se excluye-. la investigación tecno lógica se distingue de la pro­piameme científica. l'\lo obstame, los rtJllltadoJ de la investiga. ció n t(:."cnologi c3 cu nstituyen efenivamenu: un ent ramaJo coherente de proposiciones, en donde cada una de ellas con­serva respecro a las restantes una relació n de antecedencia o consecuencia. Constituyen una teoria. En esta teoría distin· guimos Jos panes: 1) la referente a la concepció n, que com· prende los momentos a) y b), antes mencionados, y 2) la rela­tiva a la producció n. representada por el momenro c). que de· nominaremos teoría de la acción tecnológica. En este trabajo se enfocara el tipo de teoría tecnológica correspondiente a la primera parte. Por ello, el calificativo de conceprual, empleado en el árulo del trabajo. deberá entenderse tanto en relación con conceptos como con concepciones de objetos o situacio­nes objerivas de carácter tecnológico. Conceptos y concepcio­nes también aparecen en la segunda parre. Pero remüen. en este caso. a caracrerísticas del estraco de la producción. de la acción tecnológica. que por ahora no atenderemos con priori· dad .

No aludiremos en este trabajo el problema de las revolu­ciones en la tecno logía a partir de su indudable repercusión ~ impacr~ en la sociedad . La repercusió n de la tecno logía en la sociedad no es un problema tecnológico estricto. sino el pro­blema de una interrelació n. Constituye un tema eara el esrullio de una situación de interfase. El subsistema tec'no lógico .. lo hemos apuntaJo. presenta caracrerisricas propias. Mantiene. ciertamente, una relació n con el sistema general dentro del cuaJ se ubica. Pero , aun cuando en las siruaciones de hecho la vinculación es inmediata y efeCtiva, desde el punto de vista del

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análisis conviene separarlo. Esto se hace con el fin. por una parte, de posibilitar la captación de los rasgos privativos, dife­renciales y fundamentales de cada uno de ellos y, por la otra, de evitar la adjudicación errónea de propiedades entre el sis­tema. el subsistema y las relaciones entre ambos.

Nuestro inrerés se centrará, de esta manera, en 101 rtJulta· do, de las investigaciones tecnológicas (parte teórica), y no en los procesos mismos de la investigación. y dentro de la parte teórica, en aquélla que corresponde a la concepción, y no a la elaboración (acción tecnológica).

4. Teorías científicas y teorías tecnológicas

Como elementos de una teoría. las leyes científicas man· tienen entre sí relaciones de antecedencia O de consecuencia. Las teorías consticuyen, en esre sentido, conjuntos parcial· mente ordenados de leyes. Cuando una ley dentro de la teoría sólo es antecedente de, pero no consecuente de. decimos que dicha ley está en el nivel más alto dentro de la teoría. En el caso de que, a la vez, puede ser considerada como antecedente de y como consecuente de. su nivel es intermedio. y si sólo aparece como consecuente de. pero no como anrecedenre de, se ((ata de un teorema del más bajo nivel.

Las fórmulas de la ciencia aplicada empírica, por su propia naruraleza, no son derivables de leyes. Sin embargo, pueden integrarse en enccamados deductivos generando consecuen· cias. Dentro de estos entramados cabe hablar, por tanto, de ecuaciones empíricas del más altO nivel, de ecuaciones de nivel intermedio, y de teoremas de bajo nivel.

En los sistemas deductivos que denominaremos teorías tecnológicas, los teoremas propiamente tecnológicos se dedu­cen de conocimientos de ciencia básica y de ciencia aplicada, teórica o empírica. De esta manera, decimos que I es un teo­rema tecnológico. si

a) (B 11 Ah- /.

en donde B representa un conjunto de leyes de ciencia básica y A un conjunto de leyes de ciencia aplicada teórica o de ecua­ciones empíricas. Esta aproximación da cuenta de la indisolu·

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ble relació n eorre la ciencia y la tecnología. Pero evidente­mente no basta para cara([erizar Jo Que es un (eocema tecno­lógico dado que aún no se ve reflejada ahí la función de servi­cio, esto es, la designación de utilidad . Para ello, debemos agregar:

b ) I(B 11 A¡ 11 S1/- /,

trI donM S es una (o ndición (o un conjunto de condiciones) es­tipulable sobre alguna ley en B, alguna ecuación en A o sobre alguna expresión intermedia derivable de (B u AJ. La condi­ción se imroduce para determinar un componamienco deItable desde el punto de vis[a de un 11M con fines mili[arios.

Las funciones booleanas pueden ser eswdiadas con inren­ciones puramente cognoscidvas. Los resubados de eS(QS esru­dios amplían el co nocimiento matemático. Sin embargo, ram­bién se puede establecer (Shannon) un isomorfismo entre las funciones booleanas y los circuicos en serie-paralelo. Pero no rodas los circuitos de este tipo admiren un uso utilitario, aun cuando todos ellos puedan ser representados por funciones booleanas. El uso utilitario se refleja en las condiciones que se estipulan para ciertos valores de la función en relación a de­terminadas combinaciones de los valores de las variables que aparecen en ella. Cuando así acontece, la función booleana concreta que se obtiene incorpora las condiciones y, con ello, la designación de servicio.

Igualmente, la parábola puede ser objetO de un es[udio restringido al mero interés matemático. Su expresión matemá­tica aparece, pero condicionada ahora por ouos factores, en el análisis de cables que se encuentran suspendidos entre dos puntos y que soportan una carga uniformemente distribuida sobre la proyección horizontal de la curva funicular . Si el cable no soporta más carga que su propio peso, la curva expresa por medio de una ecuación especial, llamada catenaria, que ab­sorbe las condiciones del problema.

La ecuación:

t = d ,,' Ig r

(en donde d: longirud de un eje; ,': velocidad del móvil; g: valor de la aceleración de la gravedad, y r: radio de la curva

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por la qu~ transita el móvil) es un teorema típicamente tecn<. lógico. La ecuación determina el peralte para que en una curva de carretera no haya deslizamienco horizonral de un aummóvil o para que las pestañas de las ruedas de un ferrocarril en una curva no sufran una presión horizontal de los rieles. Para po­der enContrar esta ecuación, sin embargo, además de orras consideraciones en el emramado deductivo que la produce como teorema, habrá sido necesario postular Que:

R sen O - W ," Igr = 0,

(en donde R: reacción de la superficie de sustentación al peso; W , del móvi l; O: ángulo de elevación de 1 .. superficie de susten­tació n respecto a la horizontal; 11: velocidad del móvil; g: valor de la aceleración de la gravedad, y r: radio de la curva por la que transita e l móvil) . Y también habrá sido necesario intro­ducir, en el e ntramado deductivo previo, constantes de pro­porcionalidad, definiciones de velocidad angular y de veloci­dad lineal, consideraciones geométricas y trigonométricas, le­yes fundamentales de mecánica clásica, operaciones algebrái­cas, etc. la condición que introduce objetivamence el compor­tamiento deseable se incorpora al entramado, en esre caso, en el momento de la igualación a O en la expresión anterior y, así, la condición para un uso utilitario queda asimilada por el teo­rema tecnológico mismo.

En los teoremas tecnológicos se incorpora, objetivamente y con base en los resultados de la ciencia, el propósito de que algo suceda o de que algo no suceda. Pero no con el fin de ampliar el conocimiento (el conocimiento, aun cuando rela­tivo, se da por supuesto en el estrato científico que antecede en el entramado a la obtención del teorema tecnológico), sino con el prOpÓsito de hacer viable o de optimizar la práctica uti­litaria. La tecno logía, por su propia naturaleza, no es una ins­tancia de verificación de los conocimientos cienlÍficos. Forta­lece la verificación, pero no la realiza. Da por descontado que los conocimientos en los cuales se apoya son confiables: su­pone ya su verificación.

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5. Teorias lecnológicas parciales y leo rías lecnológicas compueslas

W conccpción -<011 base cn la ciencia- de los objetos teC­nológicos no resulta, gc::neralmeme, una cosa simple. La ausen­cia Je simpliciJaJ a1ud~ tamo a la noción Je complicación como a la de complejidaJ . Ahora únicamenre nos inreresa a[enJc:r a la naruraleza compleja de la concepción -teoría- de los objetos cccnológicos. Un objeco u:cnológico no se concibe, por lo regular, con base en un sólo ttorema cecnológico, sino con la intervención de un comple jo de teoremas, cada uno de los cuales es la consecuencia deduniva de lo que aquí hemos llamado una [eoria tecnológica. Esto significa que la concep­cicl n Jc un objero tecnológico es ta constituida por un comple­jo Jc [eorías parciales qut' llegan a conformar una teoria compUCsc.:l . N.llur.dmentc, no loJO conjunro Je teorias tecnoló­.';Jcas pJ.n:iales rinden lo que de nominamos una teoría tecno­lógica compuesta, ya que no todo conjunto de teorías parciales configura una concepció n coheren[e de un objeto. De esta manera, Ja concepció n de un objeto -o teoría tecnológica compues[a puede definirse con base en las teorías parciales y en una relación de coherencia entre ellas:

T , = di· ( {Tp ,j ,' )

En la expresión anterior, T (: teoria compuesta; Tp ,: teorías parciales, " que conforman la (eoría compuesta, y - : la relación de coherencia que opera sobre las teorías parciales.

De manera breve y aproxima(iva vamos a ejemplificar lo anterior. En el teorema del peral(e, señalado más arriba, la va­riable d representa la separación entre las vías. En la concep­ción del eje de las ruedas (teoría del eje) tendrá que tomarse en consideración esa misma variable (en el caso de los ferroca­rriles d~ vía ancha, su valor convencional es de 1.435 me ). La concepción de la suspensión (teoría de la suspensión) deberá ser cohereme, a su v~z, con las condicio nes de diseño del eje . La concepción de la plataforma deberá tener tambié n una rela­ció n de coherencia con el diseño de la susp-ensión, e tc¡ De esta suene, las concepciones parciales que verdaderameme ton­forman la (eoría de un objero (o de una si tu ación) requieren es[ar someridas a eSta relació n de coherencia entre ellas . Algu­nas fallas tecnológicas pueden no ser imputables a defectos en

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el manejo de las tt'o rías parciales o en el momenw de la pro­ducción, sino precisamence a la relación Je coherencia men-

cionada. Las reorías tecnológicas no se establecen para explicar el

comportamiento de obje(os o situaciones narurales, sino para concebir el funcionamiento de objetos o situaciones ardficia­les. Pero, estos objetos son, por regla general, compuestos y complejos. Consecue mememe, también lo son las teorias que

los conciben.

6. Equivalencia. cambio y progreso

Las nociones enunciadas en este parágrafo serán desar r(}­liadas en relación con la concepción de las parltI de un objeto compuesto, es dec ir, en relación con las teorías tecnológicas que hemos llamado parciales. Nos interesa llegar a posrular, finalmente, una noción de revolución que aüenda a las caracte­rísticas in(ernas de la tecnología, Y no al impacro de ésta en la sociedad. Los objetos tecnológicos compuestos no cambian, ni manifiestan progresos o revoluciones internas sino con refe­rencia a lo que acontezca en sus partes. Esto justifica el que remi tamos el esdarecimiemo de los conceptos mencionados al sUStrato mismo de los componentes que configuran el objeto.

Hemos se ñalado que la designación de servicio, estO es, la función de utilidad, se incorpora al emramado de una teoría tecnológica por la vía de las condiciones. Lo que se ha deno­minado (eorema tecnológico proviene, a la vez, de un con­junto de premisas científicas y de las condiciones que deter­minan la designación de servicio. Los teoremas, por su parte, son funciones que toman una serie de valores. Podemos esta­blecer lo siguiente:

Eqllit'almria abstrar/a tnlr, lto";as. Definición: Dos teorías [ecno­lógicas parciales. Tp l y Tplo se consideran como abstracramen(e equival~nt~s. Tp . = Tp " ssi:

al Dado d,, < Tp. y d,, < Tp" con Tp , 1- 1, Y Tp, f- 1" entonces d.1 = d ... y

b) 1" ·) = 1,1d,

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.. " JOII.J .. J ... J .... dcsign3liones de servicio en las rcspt:nivas ICo­

nas I' M CIJJt>S : l •• 1,: Ic?oremas tecnológicos de rivados de las ICO­

ri.lS. ) , ,It l. I ~ ll : cúnl ra .. lominlOs polrciaJes O l otaJ~ s dt· las funcio­lIe S 1 .. 1,.

Ejemplo: las teorias corrc:spo ndiemes a dos Jispositivos, uno co n funcionamiento digi lal )' o tro con funcionamiemo analógICo , so n equivalentes cuando ambas eSlán co ncebidas pard. realizar la misma designació n de servicio con resuhaJos que co ncuerdan .

W .lntt:rior noció n de equivalencia debe calificarse de abs­uact.:l c:n razó n de que no co nsidera índices taJes como capaci­daJ Jt: o perat" ió n, peso, consumo, e ne rgé tico. velocidad de operació n, potencia, e te., o índices derivados tales como capa­cidad Je operació n/peso, consumo energético/velociJad de operació n, po tencia/consumo energé tico , cee. Vamos a desig­nar es tOS ínJices derivado s. previsibles en las teorías parciales y que pt:rmilen comparaciones más co ncretas, con Jiferencia­les j :" XI. Establecemos, así:

Eqll,,~/wfl.J r/re/ita tulrt léoriaJ. Dcti nición: Dos tcorias It:"cnoló­gicas parciales son efecrivamente equivaJcntt:s, ssi :

.J I Sun abslraClamc:nle cqUlvalentes. )' b, DJ.Ju Tp, r- X, y Tp , .- .tl, entonces .\" = .\',

En conrrapoSlClon, la siguienre definició n permite distin­guir e l rc:ndimienro en relació n co n una misma designació n de servicio.

Eqllll almria 11 0 tlt{/;'·a rnlrt ItorfÍ,ll . Definición: Dos teorías u:c­no lógicas parciales, Tp., Tp lo son equivalemes no efeCtivamente. ssi :

al Son abstr3ccameme equivalentes. y b¡ DaJo Tp. 1- ,t, Y Tp l ..... .t , emonces ó t i > .t, Ó XI < XI

Ejtmplo: Dos concepciones distintas de los e lementos bies­tables de un dispositivo digital binario pueden ser equi.alentes no efecrivamente en relació n, digamos, con el índice derivado: consumo energético/velocidad de operación_ El consumo de e nergia de los relevadores es mucho más alto y su velocidad de

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I operació n mucho más baja que los diodos para una misn signación de servicio. Naturalmente, para que los índice~ conmensurables eocre sí desde un puntO de vista semáocit . análisis dimensional de x , . l/x, debe rendir una cancelación.

Conviene intentar ahora el desarrollo de una noción ade­cuada par1 el cambio recnológico. La noción de cambio es re­lacional. Algo que cambia lo hace con respecto a ... Por ello, la noción de cambio se establecerá también con referencia a parejas de teorías parciales.

Cambio /tOJo/óg;ro. Definición: Hay cambio en relación con dos reorías parciales. ssi:

a) Entre las dos teorías se puede establecer una relación de equivaJencia efectiva, o

b) entre las dos teorías se puede esrablecer una relación de equivalencia no efecriva.

La noción de cambio puede remitir a los conceptos de al­tcrnatividad. retroceso o progreso entre teorías. Como corola­rio de lo antcrior, establecemos las sigui:!ntcs definiciones:

Ttortas alltrnalil'as. Definición: Dos teorías (ecnológicas parcia­les, Tp " Tp l' se consideran alternativas, ssi :

a ) Caen bajo la definición de cambio tecnológic'o con equiva­lencia efectiva. o sea, con:

.t,/X, 1, consecuememe Olt' : *'/:t, 1.

Rtlr{)(tJO tmrt ItOrtas . Definición: La teoría tecnológica parcial, Tp" consciruye un reuoceso con respeClo a la teoría, Tp" ssi:

a) El par, Tp" Tp " cae bajo la definición de cambio tecnoló­gico con equivalencia no efectiva, y

b¡ :t,/:t, < 1.

Progrtso mlrt /tortas . Definición: La teoría tecnológica parcial, Tp •• constituye un progreso respecto a la teoría Tp" ssi:

al El par, Tp" Tp l. cae baio la definición de cambio tecnoló­gico con equivalencia no efectiva, y

b¡ x,!x, > 1.

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Un caso especial de progreso está representado por la apa­rición de [corías que no tienen an tecedente, es deci r, cuando no csd. dada ninguna o tra reoría distinta con la cual se pueda establecer. en sentido propio. una relación de equivalencia. De eSla mancra, la equivalencia de la nueva teo ría sólo puede es­tablecerse con respeCto a sí misma.

PrflK.n'So por apa,.,ción rk l/na ""tI'a ¡ tO rill . Definición: Una nueva (c:oria, sin amecedenres, sólo es equivalemc a si misma. Por lo r3mo, 1.1. cardi naJidaJ de la clase de equivalencia que genera es 1, o sea:

ITp,J; 1.

Para Tp. ~ x,. cualquier o tro XI correlacionable (Dma el va­lor o.

En eSte caso, Tp , cae bajo la defi nición de progreso, dado que:

~J:J': I = x /O = x .

Las nociones de progreso y retroceso, según las definicio­nes anteriores , son inrcrformulables porque no se han estable­cido en relación con una secuencia temporal de aparición. Es facil introducir la variable temporal paca subíndices m, 11 , de las teorías Tp" 1 P" con las co ndiciones temporales de aparición ni ;:= n -O la inversa 11 ~ m- o o para los mismos subíndices res­peno a X " x ,. Las nociones , tal como eStan expresadas, sim­plemente permiten es tablecer comparaciones con respecto a mdices de rendimiento imporcantes: los transistores, cuya teo­ría de base incide en eStratOs de la tisica del estado sólido, constiruyen un progreso respecto de los diodos, cuya teoría de base se ubica en la emisión de elenrones por un filame nto incandescente. En virtud de la inrerformulabilidad, la inversa también es válida: una concepción de diodos cons tiruye un re­troceso respeno a una concepción de transis[Qres. Antes ha­bíamos aludido, como ejemplo, a la equiparación de relevado­res con diodos. Vemos ahora, como era de esperarse, que se observa una propiedad transitiva. Si :

X, > ;" , y .t, > ,t~ , entonces x. > XI. , o también: .t, < .t , Y .t. < Xl, entonCes X, < Xk,

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esta úhima respecto a la noción de re troceso.

7, Revoluciones conceptuales en la tecnología

Las revoluciones en el campo de la tecnología -{) incluso de la técnica- generalmente han sido vi:itas bajo el concepco de potenciación. Este conceptO es socorrido cuando se alude al momento de la revolución ind ustrial. Con alguna variante en el enfoque se le sigue empleando en la actualidad . RespectO de la llamada revolución de las computadoras, el criterio de ramhio ¡ulldamenlal -o de revolución- se ha pretendido esta­blecer, y tratado de ampliar a otros campos, con base en la noción de ··un o rden de magnitud", lo cual implica la multipli­cación por un factOr de 10 (diez veces tanto) del valor de un índice dado. Así, en x. se reflejaría un cambio fundamental (revolución) respecm de *" ssi :

.t. = 10 .t.

Es te criterio intenta captar la noción de potenciación, aun­que sólo de una manera arbitrariamente convencional . ¿Por qué no multiplicar por 12, O por 9, O por 8 el índice de refe­rencia? La selección del facror no parece tener OtrO funda­mento que su fácil incorporación en un sistema con base de­cimal. En cambio, aquí proponemos un crite rio que, al mis mo tiempo que da cuenta de la noción intuitiva de potenciación, no está basada en decisiones convencionales. si no en el rendi­miento objetivo de las concepciones empleadas en el diseño de los objetos tecnológicos.

Vamos a inten[ar establecer la. noción de revolución con­ceprual en la tecnología con apoyo en las nociones previa­mente establecidas de cambio y de progreso. Decimos que hay:

R f l 'O/1It ión flJII(fPlllal rn la 1t00o/O¡Ja. si se: ( umplc la siguit:n tc: defini­ción: La leoría T , rcprcscma conn:ptualmcnte una revolución con rcspccrQ a la tcoría T" ssi :

a) T, representa un progreso con respecto a T" y si b) Para F(z) • T , y G(z') • T" con

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1,", F(z l = ¡\

;: ~.., y I,m GI,' = B z' _ b resuJra que blB 11 ,,/A > l . O sea que, con rcspecro a límires. p ..... .t, = a lA . y .t , = blB. resuha que . t,/x,> I.

A partir de la definición amerior pueden hacerse varias ol:r servaciones. En primer lugar, el concepm de revolución in­cluye la extensión del concepm de progreso, pero empieza a ser aplicable a partir Je un lími te, previsible al menos en priu­cipio. En segundo lugar, co n las mismas bases teóricas -cono­cimientos científicos- U[ilizadas en una concepción tecnológica se puede hablar de progreso, pero no de revo lució n, por Cuanto que los índices de un mejor aprovechamiento que se oblengan sin cambiar las bases, eSlarán lodos denlro del límile máximo posible . Finalmente, el concepto de revolució n opera en eSle caso bajo el supueslO de que para rebasar los límiles de rend imiento previsibles e n relació n con una designación de servicio, es necesario cambiar las bases teóricas (la inversa, por supuesto, no es válida: no basta con cambiar las bases teóricas para, neccsariameme, incrementar los índices más allá de un t¡mire dado). El rebasar el límire previsible de un índice revela que se ha operado un cambio revolucionario en la concepció n de un componenre en un objem tecnológico.

Vamos a ejemplificar lo anterior con algunos casos. La concepción de los momres Diesel representa una revo­

lución con respecto a la concepción de los motores tradiciona­les de combustió n interna, naturalmente en relación con cier­tOS índices, en razó n de que incorpora, dentro de sus bases teó ricas y en una aproximación ideal, el ciclo de Carnot. Sin eSla adición en las bases, la superación de los índices no hu­biera rebasado delerminados ¡¡miles.

El núcleo de hierro de un eleclCoimán tiene un índice de saturación que no es posible rebasar. Esta süuación impone un límite del (ipo aludido anteriormente. En cambio, si se aban­dona la idea de un núcleo de hierro y se recu rre a Otras posibi­lidades (plasma, por ejemplo), es faClible superar los ¡¡miles impu estos por la oua concepción.

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.

A través de una sección, di~amos, de 1 mm2 de un conduc­tor de cobre se puede hacer pasar una x corrieme como limite máximo. En un superconductor se puede hacer pasar a través de la misma sección una corrie nte cien veces mayor. Pero la teoría de los conductores comunes es muy dis tinta a la teoría de los superconductores. Con respecto a la primera, esta úl­tima representa una revolución conceptual en el sentido seña­lado en este [rabajo .

Apuntamos, para terminar, que las revoluciones que apare­cen en una teoría parcial generalmente inducen progresos o revoluciones en las teorías parciales vecinas. No intentaremos desarrollar por ahora la noción de vecindad entre teorias par­ciales, pero aJ e lamamos que esto puede hacerse precisando la relación de co herencia, mencionada ames. En cambio, vamos a ilustrar esto con un ejemplo. En las investigaciones y resul­fados obtenidos en relación con la amplificación de señales de muy alta frecuencia han aparecido concepciones de dispositi­vos cada vez más eficaces. Enlre ellos (ade más de la válvula cli",ón y de la válvula de ondas progresivas) eSlá el amplifica­dor paramétrico que se vale de un elemf:nto semiconductor. Una vez que se ha operado 1& revolució n en la teoría de este amplificador, ya no es posible seguir concibiendo las conexio­nes entre los componentes por medio de cables conductOres convencionales, pues éstos llegan a compon arse como peque­ñas amenas transmisoras. La concepción tradicional de las co­nexiones debe ser cambiada, en este caso, por una concepción de guias dt onda. Sucede, entonces, que la revolución en una teoría parcial obliga al progreso o, eventualmente, a la revolu­ción de la concepción de una teoría vecina. Es digno de aten­ción este fenómeno de propagació n, que por ahora sólo seña­larnos, y lo que pueda representar con respecto de una teoría compuesta.

(Fa(Jlllad dt FiloJofía y LtlraJ. U nil'trsidad Nacional Autónoma dt Mixiro)

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