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    Las relacionesinternacionalesen el Siglo XXI [1]Por el Dr. Marcelo Tourio

    de Lic. Carlos A. Pereyra Mele

    Por el Dr. Marcelo Tourio, quien autorizo la publicacion del mismo en Dossier Geopolitico, de

    este profundo trabajo elavorado para la Maestria de RR. II. de la Universidad mexicana de Jalapa,

    Veracruz en el pasado mes de enero.

    http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/blog/wp-content/uploads/2013/03/muindo.jpghttp://www.dossiergeopolitico.com/#_ftn1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1http://www.dossiergeopolitico.com/2013/03/las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1.html?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=las-relaciones-internacionales-en-el-siglo-xxi-1
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    Introduccin

    Efectuar aunque mas no sea una prognosis aproximada de lo que habr de ser u ocurrir en este

    siglo que ya transitamos desde hace ms de una dcada, resulta tarea nada sencilla. Tal vez

    contribuya particularmente a tal dificultad el echar la vista atrs y advertir la cantidad de

    afirmaciones dogmticas arrojadas en el pasado inmediato por las jerarquas acadmicas,polticas, sociales, intelectuales, etc. y que resultaronpese a la autoridad cuasi sacerdotal con la

    que venan investidas- falsas u errneas y muy alejadas de la verdad objetiva que los hechos

    posteriormente desnudaron y exhibieron a la intemperie de la realidad.

    Quizs la mas voceada fue aquella que nos dijera -ad nauseam- que la cada del Muro de Berln y la

    implosin del mundo sovitico traera una situacin global de mayor estabilidad, la cual vendra

    montada, urbie et orbi, sobre el caballo alado de los derechos humanos y la democracia

    representativa. Pues bien, nada de ello sucedi. O al menos ocurri de manera muy distinta a

    como la planteaban los promocionados gures del Nuevo Orden Mundial (NOM). La

    desaparicin del mundo comunista como constelacin geopoltica y an como ecmene

    proveedor de paradigmas intelectuales, supuso una fragmentacin generalizada y una

    inestabilidad alucinantes. All estn la disgregacin de Yugoslaviaen las puertas mismas de la

    progresista Europa- o la destruccin de Irak, montada sobre la falsa premisa de las armas de

    destruccin masiva, o la devastadora destruccin del medio ambiente, para comprobarlo.

    Ms los falsos apotegmas no se agotan, por cierto, en los ejemplos referidos. Pareciera

    tratarse de una costumbre fallida, como si columbrar el provenir fuera ms un acertijo que una

    prudente reflexin sobre la Historia y los Pueblos. Con frecuencia omnipresente hemos odo

    aludir, desde la ctedra universitaria a los mass media pasando por la casi totalidad de las fuentes

    autorizadas, al concepto de globalizacin (en el sentido de expansin mundial del capitalismo)

    como un fenmeno novedoso, gestado, nacido y criado en el vientre de aquel final de la historia

    que planteaban los centros decisionales del poder mundial. Nada ms falso. O no encontramos

    fenmenos globalizadores con el descubrimiento de Amrica y su incorporacin al proceso

    productivo universal, o en la exasperacin expansiva de la Primera Revolucin Industrial o con la

    irrupcin del colonialismo en el siglo XIX? Cuando los profesores de derecho poltico aseveran que

    el estado nacional es un producto de la Revolucin Francesa, qu queda para Esparta o el

    formidable edificio imperial-estatal erigido por los Hausburgos desde Espaa? Por ltimo, y como

    colofn de los infinitos ejemplos de los conceptos que se afirman pero que no son, precisamos

    aquel que dice que el siglo XX ha sido el de la integracin. Pues bien, y la Anfictiona griega,

    varios siglos anteriores a Cristo? Y las Ligas comerciales del Bltico en el siglo XVII?

    No deberan sorprendernos en absoluto estas recurrencias o repeticiones de la historia. Desde

    Herclito con su devenir perpetuo a Nietszche con su eterno retorno, pasando por el corsi e ricorsi

    de Vico, comprobamos sin mayor esfuerzo que el hombre y los pueblos se reiteran en sus

    conductas. De all que propugnemos una absoluta prudencia intelectual como consecuencia de la

    provisoriedad conceptual con que deben aprehenderse los sucesos polticos y sociales hasta tanto

    los mismos no hayan sedimentado histricamente. Pretender congelar el movimiento histrico

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    con definiciones dogmticas solo puede conseguir cristalizar tericamente la consideracin

    intelectual de aquel, el cual seguir su rumbo por ms que se intente definirlo en las estrechas y

    rgidas mrgenes de una pretensa verdad cientfica.

    Los invito pues a munirnos del martillo nieztschiano para golpear con esa herramienta de

    sabidura los conceptos que habremos de considerar y conforme al sonido que los mismosemitan, nos aproximemossiempre movimiento, nunca dogma cristalizado- a la verdad que los

    mismos encierren. Pues de eso se trata, de llegar a la verdad desocultando lo oculto tal cual lo

    propugna el gigante de Friburgo[2]. Confo en que entre todos y en esta nueva singladura

    intelectual que emprendemos juntos, podamos conseguirlo.

    Realidad y Poder

    Considerar reflexivamente las relaciones internacionales por venir en este siglo XXI, ya transitada

    su primera dcada, es una labor fascinante a la vez que riesgosa. Seduce grandemente columbrar

    lo que pudiera advenir en los aos prximos y en cierto modo atemoriza lo que podamos

    descubrir de ello. Nunca ms cierto aquello de que vivimos peligrosamente en un orbe plagado ypreado de riesgos desafiantes, complejsimo lugar en dondelamentablemente por cierto- no

    reinan (ni gobiernan) los grandes valores del Humanismo sino los ms concretos, tangibles y

    expeditivos del poder y la decisin a l anejos.

    Entendemos al poder como la capacidad de imponer la voluntad propia a la ajena[3]

    independientemente de las formas que revista tal imposicin, la cual podr ser ora ms elegante,

    ora ms brutal, pero lo cierto es que la decisiones en las relaciones internacionales se adoptan

    mucho ms por la va de la imposicin[4]que por la del consenso. Siempre ha sido as y

    seguramente siempre lo sea.

    De all pues que propugnemos una aproximacin al fenmeno objeto de estudio desde la realidad,

    entendida esta tal cual acontecida y no como quisiramos que fuese conforme nuestras

    convicciones, intereses y/o deseos. Por cierto que esto no implica que dicha realidad

    necesariamente nos agrade o colme nuestras legtimas aspiraciones. Pero la realidad est all y es

    esa y no otra, aunque a veces pueda parecerlo. Constituye un peligroso mundo de riesgos,

    desafos y oportunidades. Un mundo en movimiento, altamente dinmico y en el cual hay

    demasiadas cosas por cambiar. Partamos de la realidad pues y no de las quimeras para

    comprenderlo y asirlo en su totalidad en nuestra propia mismidad. Recin entonces estaremos en

    condicionesintelectuales al menos- de propugnar los cambios que se requieren para mejorar

    esta, nuestra casa comn.

    El mundo hoy

    Comencemos metodolgicamente desde la realidad hoy imperante en nuestro planeta a los fines

    de centrar el objeto de estudio en su faceta presente, para a posteriori pensar la evolucin que

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    dichas situaciones iniciales podrn alcanzar en el futuro, futuro al cual habremos de considerar

    como presente an no devenido.

    As pues, transitamos una etapa del movimiento histrico caracterizada por una altsima tasa de

    acumulacin[5]en todos los aspectos centrales del devenir humano (econmico, cultural,

    educativo, tecnolgico, etc.). Ingentes recursos de todo tipo, progresiva y crecientemente se vanconcentrado en pocas manos, manos que no son meramente estaduales sino que an dentro

    mismo de estados poderosos (USA, China, Rusia, Francia, Gran Bretaa, Alemania y la UE en

    general), el fenmeno se replica con fruicin, arrojando a la miseria y a la desesperacin a

    millones y millones de familias, tornndose una quimera la sacrosanta igualdad declamada por

    el sistema dominante. Un 82 % de la riqueza mundial (o an ms conforme sean las estadsticas a

    considerar) se reparte entre el 15 % de la poblacin mundial, proceso que contina sin cesar en

    acumulacin ascendente. El 1% de la poblacin ms rica del planeta posee ms renta que el 25 %

    del total mundial poblacional ms pobre[6]. Se comprender que una situacin as es explosiva. Y

    las situaciones de tal factura suelen ser altamente inestables. Tal provisoriedad despliega grandes

    interrogantes a la vez que formidables oportunidades de movilidad histrica. Y a aquella vorazacumulacin, le responde dialcticamente y per speculum, una fragmentacin en las relaciones

    humanas omnicomprensivamene consideradas (familiares, poblacionales, estatales,

    internacionales, etc.).

    Se advertir ahora con mayor claridad si cabe, la falacia de los paradigmas a los cuales

    aludiramos supra y que han sido fulminados por la razn contundente de la realidad. La cada

    del muro no trajo los beneficios que la bendecida economa de mercado derramara en la

    venturosa globalizacin que se nos pronunciaba a machamartillo. Demostraciones claras de

    interesados flatus vocis que nosotros no debemos cometer el error de proferir.

    Este proceso de acumulacin que es objeto de nuestra consideracin y anatema, se asienta sobre

    un desarrollo tecnolgico alucinante que ha posibilitado este salto cuantitativo y cualitativo del

    capitalismo en una forma que no encuentra parangn con estadios anteriores del crecimiento

    capitalista. Ni las revoluciones Industriales ni el colonialismo ni las plusvalas generadas por el

    trfico de esclavos son comparables con la actual acumulacin capitalista, la cual se caracteriza

    por la cuasi total dominacin financiera del resto de las actividades econmicas. La irrupcin del

    dinero simblico, las transacciones inmediatas entre cualquier punto del orbe, el auge de

    mltiples instrumentos cambiarios, los procesos de fusiones y absorciones y la potenciacin del

    fenmeno de por s globalizador del capitalismo que supone el alucinante avance tecnolgico-

    comunicacional, dejaron en las manos del capitalismo en su versin financiera, la inmensa mayora

    de la renta mundial. Ford, Mitsubishi, Philips y la casi totalidad de las Grandes Corporaciones

    Transnacionales (GCT)[7]ya no son ms, en estricta puridad, mas que una extensin del capital de

    los grandes bancos, hoy indisputados dueos de la economa global y devenidos en megas-CT.

    Incluso el fenmeno de la acumulacin se replica intrafinancieramente. No otra situacin fue la

    reciente eliminacin de la banca Lehman Brothers, absorbida por su colega y competidora

    Goldman Sachs.

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    Dicho esto, no es ninguna casualidad que prcticamente la totalidad de los pueblos del planeta se

    encuentren sometidos a la servidumbre del inters del dinero, corporizada tal circunstancia en el

    problema de las deudas externas de dichos estados[8]. En determinadas regiones,

    particularmente Latinoamrica, dicha cuestin mantiene una dura vigencia expresada en las

    ingentes sumas multimillonarias que dichos pueblos deben remesar ao tras ao al sistema

    financiero transnacional, sustrayendo de tal manera enormes recursos que deberan serdestinados a la salud, educacin y bienestar de esos pueblos.

    Una de las consecuencias objetivas del proceso de acumulacin descripto es la destruccin

    sistemtica no solo de puestos de trabajo sino del mercado mismo; ello al aniquilar (reuniendo en

    manos escasas, recursos escasos) la capacidad de compra de millones de seres humanos,

    acentundose de tal forma el ethos financiero del capitalismo imperante[9]y devorndose a s

    mismo continuamente en una alocada fuga hacia adelante. Pero no nos engaemos con premisas

    que han demostrado su falsedad, como aquella del fin inminente del capitalismo (otra falacia

    ms que se agrega a las ya apuntadas supra). Nada de eso. El capitalismo es un conjunto

    vitalmente enfermo pero dotado con una impresionante capacidad para generar nuevos remediostransitorios que le permiten alargar su ciclo histrico y que le inyectan suplementos para

    continuar con vida. El narcotrfico es la ltima medicacin que ha descubierto para sostener

    aquella sistmica motilidad. El trasiego de la inmensa masa monetaria producto del infame

    negocio, es realizada (depositada, lavada, prestada e invertida) obviamente por los bancos.[10]

    A su vez, ingentes masas de drogo-dependientes suponen un efectivo mtodo de control socio-

    poltico a la par que vlvula de escape al caldero del hasto, el desempleo y la falta de

    oportunidades, sobre todo en los segmentos ms jvenes de las sociedades, blanco directo del

    narcotrfico por la etapa psico-biolgica por la que transitan, asociada al cambio y la rebelda

    generacional.[11]

    Planteada la magnitud de las GCT y la Finanza transnacional, parece oportuno interrogarnos

    respecto del rol del Estado-Nacin en este tiempo que transitamos. A finales del siglo pasado, no

    pocas voces aseguraban su desaparicin paulatina y su sustitucin por novedosas formas de

    gestin socio-econmicas; ello a grupas de una aparentemente indetenible economizacin de

    las relaciones internacionales globales. Los estados nacionales aparecan como vetustas

    estructuras que se erigan en anacrnicos obstculos a la unificacin mundial y a sus venturosas

    promesas de relaciones ms justas y bonanza econmica y social para todos. Hoy, una vez ms, la

    realidad se ha impuesto brutalmente a los hechiceros que pretendan domearla y los imperativos

    geopolticos y culturales han demostrado la imposibilidad de suprimir la existencia de los estados

    nacionales. Los procesos de integracin no han sido ms que una respuesta lgica al intento desubsumir dichos estados en una lgica globalizadora que persegua unificar el mercado mundial y

    hacer tabla rasa con las culturas nacionales[12]. Se trata en definitiva, de mecanismos de

    supervivencia ante la obliteracin ofrecida por el modelo propuesto. Una respuesta razonable a

    un desafo intolerable.

    Toda esta panoplia de hechos que pueblan un paisaje actual con actores internacionales

    relevantes, tales como las GCT-banca transnacional y los estados nacionales[13], se enmarcan en

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    una feroz disputa global por la energa, los recursos naturales y el control del conocimiento y de

    los mercados, confrontacin en la cual lo ms grave, seguramente todava est por llegar.

    Ahora bien cmo funciona este sistema de interactuacin GCT/estados nacionales? Aceptada

    por las mismas mega corporaciones y la banca mundial la absoluta imposibilidad de gestionar las

    vastsimas complejidades del mundo pos-bipolar sin la participacin de los estados y advertidosdel fuerte rechazo de las masas del orbe y de la oposicin de no pocas estructuras estatales a

    desaparecer en las marismas del NOM, el poder econmico global ha optado por incidir (y decidir)

    a travs de las potencias estatales. Se trata de una tarea de conjunto, que a veces se presenta de

    manera superpuesta y en otras ocasiones aparentemente divorciada pero que exhibe la actuacin

    de las grandes potencias como eficaces valedoras de las GCT, en un inestable equilibrio de

    imposicin/negociacin poblado de contradicciones. Para el caso de los estados de rango medio y

    de menor envergadura, en infinidad de oportunidades la relacin es generalmente de imposicin.

    Los operadores centrales de las GCT/Finanza global son los organismos internacionales de

    crdito (BM, FMI) y de los flujos comerciales (OMC) que actan como controladores de los

    estados nacionales de mediano e inferior rango. Paralelamente, la corrupcin institucionalizada sepresenta como eficaz herramienta para aceitar el sistema.[14]

    Denominaremos a la entente descripta (GCT/Finanza global/grandes estados nacionales) Sistema

    de Poder Mundial (SPM), erigido el mismo en oligarqua global de la sociedad internacional. Sus

    centros neurlgicos son Washington, Nueva York y Londres y en sustancial menor medida, Hong

    Kong y Shanghai.

    Crecimiento vegetativo y dinmica de acumulacin

    La explosin demogrfica torna cada da ms insoportable la acumulacin que describiramos

    supra. Casi siete mil millones de habitantes sometidos a una distribucin de la renta global tan

    desigual no pueden menos que generar una tensin que tarde o temprano estallar de manera

    incontenible. La destruccin a destajo de puestos laborales producto del trinomio ms

    gente/menos recursos/mejores tecnologas, y los torrentes migratorios disparados como

    consecuencia del desplazamiento de millones y millones de seres humanos que buscan un lugar en

    donde encontrar su sustento[15], elevan an ms la presin de por s exasperante. Smese el

    impacto ecolgico que brota de todo este desquicio global y el paisaje que asomar ante nuestros

    ojos se ver desolador. Nadie pone en duda la existencia de estos hechos, ni siquiera los epgonos

    del SPM.

    Ahora bien, existen remedios muy distintos para sanar la enfermedad. Uno, el ms razonable,

    justo y lgico sera sembrar las premisas de un nuevo orden ms justo, racional y equilibrado[16].

    El otro consiste en contener la ola vegetativa e impedir que devenga en tsunami de

    muchedumbres, sea como sea. Pues bien, este remedio maltusiano es por el cual se ha optado. De

    all las campaas de control poblacional que pueblan todos los planes de ayuda del Banco

    Mundial, FMI et alli mediante el empleo del aborto masivo y las promociones globales de hbitos y

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    conductas sexuales que reduzcan las tasas vegetativas. Como estos dos puntos no alcanzan en

    absoluto para alivianar la presin, quedan los terribles recursos del hambre[17], las guerras[18]y

    las enfermedades[19]. Y aunque sea muy duro debemos decirlo: somos muchos, demasiados seres

    humanos para el sistema econmico establecido; tal exceso poblacional conspira gravemente en

    contra de las bases mismas de sustentacin de dicho sistema. Destruir masa humana en forma

    cientfica y sustentable pareciera ser una de las soluciones. Un parte ms del proceso econmicode acumulacin en definitiva.

    El papel de las grandes potencias

    Retomemos la consideracin de uno de los actores esenciales de las relaciones internacionales, el

    Estado-Nacin. El mismo, sea operando como unidad o integrado en sinergias asociativas y/o

    confederales, ha retomado con fuerza el rol histrico-poltico que los escribas del NOM le haban

    restado. Los intereses de todo tipo que orbitan las relaciones internacionales convocan a los

    estados a disputarlos. Veamos pues la etiologa de dichas disputas.

    EE.UU. contina siendo la primera potencia militar, econmica y tecnolgica del orbe, situacin

    que conforme a la proyeccin de estadsticas y curvas de produccin, habr de dejar paso en el

    transcurso de las dos prximas dcadas a la Repblica Popular China como primera potencia

    econmica del mundo. Ms dudoso resulta asegurarlo en los planos militar y tecnolgico. Sea

    como fuere, aqu est el ncleo duro de las relaciones internacionales en este siglo XXI que

    discurre. Los dems estados, en su gran mayora, habrn de jugar sus piezas, pocas o muchas,

    buenas o no tanto, en esta nueva disputa bipolar que sin duda alguna ya est presente en supor

    ahora- versin soft.

    Analicemos, si bien someramente, las estructuras de las dos potencias para poder considerar

    mejor su proyeccin de poder externo. EE.UU. constituye un estado biocenico gil, con probada

    vocacin global, una cultura sencilla erigida a partir de un idioma de fcil accesibilidad convertido

    en lingua franca mundial y una poblacin que, superado con largura el sndrome Vietnam, confa

    en sus lites para la consecucin de sus objetivos nacionales. Posee el mayor poder destructivo

    del globo, domina sin competidores de fuste el espacio exterior y en su territorio se encuentra

    asentada la inmensa mayora de los centros decisorios del SPM. Mantiene asimismo una red de

    alianzas que se extiende a todos los extremos del planeta.

    China a su turno, posee la mayor masa demogrfica del planeta a partir de la cual genera inmensas

    plusvalas que sustentan el impresionante proceso de acumulacin interna que viene desplegando

    desde las reformas de Deng; emplea parte sustancial de dicha acumulacin para mejorar el nivel

    de vida de su poblacin y para desarrollar altas tecnologas; ello bajo la frrea conduccin de una

    estructura eficaz y centralizada; disfruta de una cultura milenaria y aunque el mandarn es el

    idioma hablado por mayor cantidad de gente en el mundo, carece de proyeccin externa. Su

    situacin geopoltica no goza de las ventajas biocenicas de los EE.UU., dado que disfruta de un

    acceso parcial a aguas abiertas en tanto que continentalmente se encuentra limitando con estados

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    y regiones que son objeto de presencia y aproximacin por parte de elementos exgenos a sus

    intereses nacionales. Esta posicin geopoltica es el taln de Aquiles de la Repblica Popular.[20]

    Beijing ha comenzado una acelerada insercin en frica, Amrica Latina y Asia.[21]Es a su vez, el

    primer tenedor de bonos de deuda norteamericana y emplea agresivamente la carta econmica

    para ganar espacios en el mundo. Conciente de su debilidad militar y tecnolgica relativa con los

    EE.UU. y de su compleja situacin geopoltica, es sabedor que no debe ni siquiera pensar en lasolucin armada de sus controversias.[22]

    Sin duda alguna, Washington sabe que es solo cuestin de tiempo que China lo supere

    econmicamente. En el mientras tanto, la Casa Blanca y los crculos de poder norteamericanos

    han venido sosteniendo una continuada poltica de cerco geopoltico respecto del espacio

    territorial chino a los fines de mejorar su capacidad negociadora y eventualmente disuasoria. En

    dicha frecuencia geoestratgica es que consideramos la presencia militar estadounidense en Irak y

    Afganistn; los acuerdos nucleares con la India; la intensificacin de sus acciones militares en

    Pakistn (un tradicional aliado de Beijing as como enemigo sempiterno de Nueva Delhi); la

    profundizacin de los vnculos con Kazajistn y Tadjikistn y otras repblicas ex soviticas y lasolidificacin de los vnculos con Japn y Corea del Sur. Las diferencias con el estado de Israel (hoy

    significativas, otrora impensables) por el drama palestino y el contencioso nuclear con Irn y el

    laissez faire acordado con las petromonarquas del Golfo en la situacin que aqueja a Siria, deben

    ser ledas en aquella dinmica de cerco.

    China, absolutamente conciente de la maniobra norteamericana y advertida del desafo que la

    misma le plantea, parece haber adoptado una inteligente poltica de contencin, particularmente

    desplegada a desarrollar an ms su economa, profundizando su relacin con frica[23]y

    Amrica Latina y continuando con el aumento del nivel de vida interno a la par que atesorando

    ms bonos del tesoro norteamericano cual eficaz mecanismo disuasorio ad intra de los EE.UU.[24]

    Ms que nadie se llame a engao: ambas potencias se encuentran trabadas en una lucha sutil y

    profunda por los recursos naturales del planeta y por la supremaca mundial. Para seres humanos

    como nosotros, situados[25]en un determinado espacio y en un determinado tiempo, se trata

    de saber, conocer y luego decidir a los fines de mejor aprovechar y/o ubicarse en el conflicto

    planteado. Y de generarintelectualmente en primera instancia- una matriz productora de poder

    que nos permita succionar poder desde una situacin exgena aunque conveniente para aquella

    mecnica por nosotros diseada. No haremos hechicera pseudo-cientfica ni recurriremos al

    horscopo para alumbrar el futuro, pero sin dudas que los niveles de conflictividad de las dos

    potencias irn in crescendo y seguramente adoptarn modalidades ms peligrosas que las vistas

    hasta la fecha. Somos testigos de un fascinante y harto complejo contencioso dentro mismo del

    SPM, el cual habr de proceder para controlar que aquel no se salga de cauce ya que son infinitos

    los negocios por hacer a caballo de las dos potencias.

    Qu podemos decir de Rusia y su enorme poder actual y potencial? Este actor de primera

    dimensin internacional persigue recuperar su otrora condicin de superpotencia luego del

    cataclismo sufrido por la implosin de la Unin Sovitica. Sus vastsimos recursos naturales,

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    situados en el mayor espacio territorial del planeta, su inmenso recurso militar-nuclear y la firme

    instalacin de una lite gubernativa dura a la vez que flexible, permiten avizorar una evolucin

    dirigida a restaurar, al menos en gran parte, aquel podero de antao, proceso que se encuentra

    en plena etapa de ejecucin. La Comunidad de Estados Independientes (CEI) que Mosc impulsara

    cual herramienta de reagrupamiento/federacin del mayor nmero de estados desprendidos tras

    la fragmentacin de la URSS, transita un complejo y difcil camino. La fractura con Ucraniaentidad vital para la sinergia intentada desde el Kremlin- parece ser irreversible, ms atrada

    aquella por la estela de los intereses geoestratgicos de la UE. que por la mal recordada gida

    moscovita. En este sentido, no han sido pocas (ni lo sern en el futuro, advertimos), las

    controversias de Mosc con la OTAN, que no abandona su voluntad de expandirse hacia el

    Este[26]y que en la intencin separatista de Georgia respecto de los territorios de Abjasia y en el

    pedido de ingreso de aquella a la OTAN, encontr su mximo nivel de ruptura. El inmediato

    frenazo militar de Mosc, marc la decisin rusa de impedir cualquier expansin ulterior de la

    OTAN hacia el mbito de su ecmene geopoltico, aunque su capacidad de proyectar poder

    externo se mantenga particularmente restringida[27]. No obstante ello, la OTAN persiste en

    desplegar su escudo antimisiles en Polonia y la Repblica Checa, dos estados ex-comunistasabsorbidos por la estructura UE-OTAN.[28]

    Estamos convencidos que todos los movimientos de Occidente estn dirigidos a presionar a Mosc

    a los fines de ofrecer a Rusia co-gestionar, aunque in minimun partibus, un orden mundial que

    soporte a China como socio en dicha estructura, pero que no signifique para Washington/Nueva

    York, la prdida del vrtice de ese proceso. Tal ingeniera global es difcil pero no imposible; ello

    atento a que los tres estados no cuestionan el nuevo orden poscomunista ni el SPM en su

    conjunto, vale decir la economa de mercado, el capitalismo global y el rol de la finanza

    transnacional en el gerenciamiento del mismo. Volveremos sobre estos puntos ms adelante.

    Debemos destacar que EE.UU., China y Rusia concentran en sus espacios territoriales y en su

    proyeccin econmica externa, la inmensa mayora de los recursos naturales del orbe, para lo cual

    tambin coincideny en manera alguna paradjicamente- como los tres estados con mayores

    presupuestos militares del mundo[29]. Su decisin de respaldar sus pretensiones con las

    herramientas que sean necesarias para ello (incluidas por cierto las blicas) se muestra as con la

    contundencia de los hechos incontrovertibles.

    China y Rusia, junto con la India y Brasil han conformado lo que denominan BRIC, que no

    constituye una estructura orgnica formal sino un sistema de intercambio de opiniones y

    potenciales sinergias de colaboracin, aunque estas relativas en grado sumo. Ms bien lo

    entendemos como una carta mutua de negociacin en la frecuencia de sus respectivos intereses

    globales. Baste con analizar las profundas diferencias geopolticas entre la India y China y entre

    sta y Rusia y se tomar una dimensin ms prxima del por qu de nuestro escepticismo de

    considerar al BRICal menos a la fecha- como algo ms que un acrnimo.

    La India y el Brasil constituyen otros ejemplos de estados con una enorme vocacin por consumar

    su proceso de expansin, previa solucincomo corresponde a una dinmica racional- de sus

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    profundas fracturas sociales internas. Ambos estadosanlogamente con lo que sucede desde

    hace tres dcadas en China- se encuentran en pleno proceso de invertir gigantescas masas de

    capital para proporcionar mejores niveles de educacin, trabajo y salud a sus poblaciones

    nacionales de manera tal de fortalecer sus proyectos de desarrollo[30].

    India, el segundo pas ms poblado del mundo con mil cien millones de habitantes, dotado de unacultura milenaria y con elevados niveles de crecimiento econmico y singularmente tecnolgico,

    mantiene una relacin estratgica especial con EE.UU.; ello como soporte a su gravsimo

    contencioso fronterizo con Pakistn por la zona de Cachemira a la vez que como una baza de

    complicado empleo a jugar por Washington en su tarea de aproximacin y cerco a China Popular.

    Y es que nada est decidido an en esta situacin altamente dinmica que es la disputa por el

    poder mundial. Todas las posibilidades estn abiertas. La lucha clsica entre los estados nacionales

    demuestra la vitalidad del rol histrico-poltico de los mismos, ms no puede ignorarse en estas

    disputas el absolutamente significativo rol del complejo financiero transnacional, a lo cual nos

    referiremos infra in extenso.

    Brasil, cuyo crecimiento econmico le permitir ser en las prximas dos dcadas, una de las cinco

    o seis primeras economas del orbe, posee una demostrada vocacin expansiva y una clase

    dominantela burguesa paulista- con una determina voluntad nacional, presta a explotar al

    mximo los enormes recursos naturales que dispone[31]. Ello no obstante, no creemos que pueda

    alcanzar niveles de proyeccin global; no al menos en esta centuria que trasegamos. Sus

    profundas divisiones sociales y sus limitaciones tecnolgicas[32]conspiran para la consecucin de

    dichos objetivos de mxima. Ahora bien, su preponderante rol en Amrica Latina habr de

    permitirle en los inmediatos aos venideros, consolidar un liderazgo que ya ejerce sutilmente y de

    hecho ante la continuada despotenciacin de la Argentina, sumida sta en un inslito proceso

    debilitante de su propia mismidad.

    Europa como problema

    Consideremos ahora esa fusin difusa que es Europa, ese pequeo apndice del Asia

    conforme Paul Valery[33], que tras haber desarrollado un singular modelo de integracin se

    encuentra hoy navegando en aguas turbulentas. Pero qu es Europa desde un punto de vista

    geopoltico y que rol le podemos prefigurar en este siglo XXI ya iniciado?

    En primer lugar debemos destacar que tanto la CEE como la posterior UE han seguido un

    parmetro principalmente econmico como paradigma de su dinmica integracionista. Tratndose

    de un espacio devastado durante la Segunda Guerra Mundial y a la postre objetivamente ocupadopor dos potencias extra-continentales, el experimento integrador (a partir esencialmente del

    acuerdo Francia-Alemania de mediados/finales de los 50) ha resultado altamente exitoso[34]a

    pesar del tembladeral por el cual hoy atraviesa. La arquitectura erigida por las burguesas

    industriales, inicialmente franco-alemanas, y a cuyo edificio se fue sumando paulatinamente el

    resto de la Europa continental ubicado en el Oeste geopoltico, permiti sacarla del marasmo en

    el cual se encontraba. Mientras el esfuerzo denodado de millones de europeos occidentales -Plan

    Marshall mediante- generaba desarrollo con el cual detener el por entonces temible rolo sovitico,

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    la OTAN proporcionaba el paraguas militar protector al fenmeno integrativo en proceso, el cual

    evolucion desde la CEE (con el crucial ingreso britnico en 1973) hasta las singulares estructuras

    de la UE que hoy conocemos, incorporando a varios estados otrora integrantes del Pacto de

    Varsovia y el COMECON tras el desplome sovitico (Polonia, Rumania, Repblica Checa,

    Eslovaquia, etc.). La unificacin alemana signific el cenit del proceso de integracin.

    Ms es en esta digresin en donde detectamos los dos inconvenientes centrales, diramos bsicos

    de Europa para considerarla un estado nico o una federacin de estados que le permita

    operar geopoltica e histricamente como una unidad plena, y que, en nuestra opinin,

    constituyen insolubles rmoras para la consecucin de dichos fines. Entendemos que Europa

    carece de dos elementos bsicos para actuar como un player internacional pleno en el juego

    estratgico mundial: no posee poltica exterior comn propia y no tiene brazo armado propio para

    sustentar tal poltica de proyeccin externa. Los rganos burocrticos pergeados para intentar

    dotarse de una conduccin estratgica en cuestiones no meramente econmicas (consejos de

    ministros, troika comunitaria, presidente de la UE, comisario de Asuntos Exteriores, etc.) no

    han podido lograr articular una poltica comn en hechos esenciales para los intereses estratgicosde una Europa nica. La UE no tiene una visin comn hacia aspectos vitales de la situacin

    internacional (Medio Oriente, frica, China, Rusia, Afganistn) ni la tuvo para situaciones

    gravsimas como la ocurrida con la espantosa guerra de la ex Yugoslavia, acaecida en el seno

    mismo del continente europeo y que no pudo ser detenida sin la participacin de EE.UU. a travs

    de la OTAN, brazo armado del conjunto atlntico yankee-europeo, no de Europa como estado

    orgnico. Resulta difcil si no imposible, hablar de un estado como unidad operativa y actuante

    en las relaciones internacionales, si no se posee poltica exterior propia y fuerza armada que la

    sustente. Nada de eso tiene hoy Europa[35]y nada permite prever que lo tendr en el futuro. Hoy,

    la UE transita horas delicadas, consecuencia de la excesiva financiarizacin de su economa; el

    tiempo dir si puede salir airosa del desafo de su perniciosa transnacionalizacin[36]econmica osi comenzar una paulatina disgregacin que no pocos factores de poder quisieran[37]. Por

    nuestra parte confiamos en que el euro se mantendr, la UE continuar su complicada marcha

    conviviendo con un segmento importante de su poblacin euroescptica y Berln profundizar

    su calidad de principal beneficiario del esquema alcanzado por la UE. No habr ni ejrcito

    europeo ni poltica exterior europea que merezca as ser llamada. Gran Bretaa y Francia

    mantendrn sus propias polticas exteriores y de empleo nuclear y Alemania continuar

    desnuclearizada, cual un coloso sin puos.

    Considerando a los estados europeos como unidades operativas externas en plenitud, no hay duda

    que tanto Gran Bretaa como Francia han devenido en dos actores de incidencia decreciente en laliza global. El Reino Unido, con su especial alianza con los EE.UU.[38], ha actuado como un

    constante controlador del proceso de construccin europea; una suerte de ejecutante

    anglosajn disonante de la sinfona constructiva de la Europa continental[39]. Su carcter insular,

    sus fuertes lazos econmicos y culturales con los estados independizados de su Imperio, el centro

    financiero del SPM en la city londinense, ms el eje Washington-Nueva York-Londres, explican el

    perfil ralentizador que el Reino Unido ha desplegado continuamente con la UE. Su rechazo al euro

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    as como a rubricar la Carta Social europea y su disposicin a ejercer, a veces en forma

    desembozada, una poltica exterior propia en sintona con Washington y en detrimento de una

    comn europea, son algunas de las muestras del euroescepticismo britnico siendo Gran

    Bretaa la responsable de la existencia de al menos dos Europas. Todas estas caractersticas as

    como la posesin de su armamento nuclear, no podran ser explicadas sin la particular relacin

    transatlntica que la une con su socio americano.

    Francia a su turno contina disociada entre su fidelidad atlntica y su atraccin continental, en una

    suerte de dislocacin de la praxis francesa. Disiente con Washington acremente en pblico ms

    generalmente en los hechos acta en forma coincidente[40]; compite por el liderazgo europeo con

    Alemania pero se contenta con manifestaciones polticas ante la evidente superioridad germana;

    interviene brutalmente en sus ex colonias africanas pero siempre declara hacerlo por los grandes

    ideales democrticos. Su actual intervencin en Mali, operando con la cobertura semntica de la

    guerra contra el terrorismo fundamentalista, no alcanza a ocultar una burda operacin por el

    control de los vastos recursos minerales de dicho pas a la par que una maniobra de contencin a

    la inaudita expansin china en el continente africano, en otra coincidencia ms con los EstadosUnidos. Idntica colusin atlntico-empresarial se produjo con motivo de la participacin gala en

    el derrocamiento de Gaddaffi en Libia, operacin efectuadaaqu ya no para enfrentar al

    terrorismo islamista sino en resguardo de los derechos humanos del pueblo libio- que supuso

    a la par que la expulsin de la presencia de Beijing en la zona (y de paso de la geopoltica

    berlusconiana[41]italiana), el reparto del excelente petrleo libio entre compaas americanas,

    inglesas y francesas. Business are business para el SPM.

    Cuando reiteradamente aludimos al armamento nuclear, lo hacemos en la conviccin que

    constituye una herramienta esencial para la elaboracin poltica estratgica de los Estados que

    persiguen una proyeccin global; Francia lo posee[42], Alemania no. Y mucho dudamos que pueda

    llegar a tenerlo, al menos en las prximas dcadas de este Siglo XXI.[43]

    Anlogamente que Brasil con el Mercosur, Alemania ha encontrado en las estructuras de la UE el

    mejor instrumento para acrecentar su elocuente podero econmico. Aunque pueda parecer

    paradjico, la actual crisis europea est siendo aprovechada por Berln para incrementar su

    capacidad decisoria econmica-poltica, consecuencia ello de la fortaleza industrial germana as

    como de la relativamente menor presencia financiera parsita en la economa alemana en

    comparacin con otros estados europeos[44]. El manejo de la poltica monetaria desde Frankfurt

    no es ms que la aceptacin de la Europa del euro del carcter directriz de Alemania, lo cual ha

    convertido a la Sra. Merkel en una suerte de moderna faraona a la cual, casi lastimosamente, los

    dirigentes europeos concurren al besamanos de la asistencia financiera cuando no del permiso

    imprescindible para adoptar decisiones en sus propios estados.

    Alemania, mutatis mutandi al Japn, a ms de cargar an con el estigma de la aplastante derrota

    en la Segunda Guerra Mundial, son vistos como estados particularmente complicados en orden a

    incorporarlos al sistema mundial de poder. La objetiva negativa del resto de sus competidores a

    que integren como miembros permanentes el Consejo de Seguridad, reforma de la Carta de la

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    ONU mediante, as como el tcito veto a que puedan dotarse de armamento nuclear, constituyen

    claras muestras de los importantes lmites que marcan el posible camino de dichas potencias a

    aspirar a mayores rangos de capacidad independiente de actuacin.

    El terrorismo y los derechos humanos como argumentos polticos multipropsitos

    Estamos por ante dos conceptos polismicos que requieren una esmerada consideracin a los

    fines de comprender qu intereses pueden acoplarse a ellos en la lucha por la supremaca global

    y/o en una determinada regin o circunstancia, mxime cuando son empleados (ms bien

    arrojados) de manera indiscriminada y continua.

    Sin pretender efectuar toda una exgesis semntica e histrica del trmino terrorista, diremos

    someramente que si bien durante el transcurso de la confrontacin bipolar Este-Oeste fue

    esgrimido con fruicin por el Oeste para desprestigiar las acciones llevados a cabo por expresiones

    polticas que representaban, en no pocos casos, a comunidades polticas legtimas en sus luchas de

    Liberacin Nacional (OLP, SWAPO, CNA de Nelson Mandela, etc.), a partir del colapso sovitico el

    polo triunfante (sorprendido por la celeridad de la cada de aquel) debi rpidamente crear unnuevo enemigo[45]: el terrorismo islmico. Para ello ech mano a la densa trama de intereses

    comunes entre el sistema capitalista triunfante y el Estado de Israel, al cual ha venido sosteniendo

    poltica, econmica y militarmente desde la creacin del mismo en el ao 1948.

    Poco tiempo despus de la implosin sovitica, EE.UU. y sus aliados procedieron a poner en caja al

    Irak de Saddam Hussein[46], quien cay en la celada que le fuera tendida en Kuwait. El monstruo

    del terror islmico fue empleado sin importar que el partido Baas del dictador iraqu representara

    una versin rabe laica, no confesional. La posterior invasin a Irak en 2003, se justific (a ms de

    la alegada posesin de armas de destruccin masiva) en el supuesto apoyo que Saddam le

    brindaba a los terroristas islmicos, situacin a la que nadie con una informacin mnima pudojams dar crdito alguno.

    Pero fue el ms que singular ataque a las Torres Gemelas en 2001[47]el que precipit la accin

    militar directa en contra de un enemigo difuso, inasible, elstico y precisamente por dichas

    caractersticas, de aplicacin tendenciosa a todo aquel que no encuadrara en los cnones dictados

    por el NOM y el SPM. Vino ipso facto la invasin a Afganistn[48]y la lucha contra el nuevo

    moloch, una fantasmagrica y nunca bien definida red terrorista islmica: Al Qaeda, que

    amenazaba el american way of life y que sera muy til como argumento para domear ad

    intram al propio pueblo norteamericano mediante la inoculacin del temor, de manera harto

    similar como cuando se levantaba cual un espantajo la amenaza comunista[49]. La irrupcin deAl Qaeda fue tan funcional a los intereses globales del mundo anglosajn que de no haber

    aparecido en escena, habra que haberla inventado. Todo aquel que osara levantarse contra el

    universo de intereses de Washington/Nueva York/Londres fue objeto de anatema terrorista.

    Volveremos sobre este tema al final de nuestro trabajo.

    Resulta hoy claro que la confrontacin Este-Oeste durante el transcurso del mundo bipolar, de

    alguna manera hibern diversos conflictos que aguardaban su instante histrico para emerger a la

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    superficie. Como queda dicho, casi contemporneamente a la cada del Muro, cual si fuerzas

    latentes hubiesen despertado, comenz a advertirse que la pregonada estabilidad que se

    anunciaba, no era tal. Chechenia, la regin Augur en China y otros puntos del globo fueron (y son)

    teatro de fuertes confrontaciones entre las autoridades gubernativas y la insurgencia armada. A

    estas ltimas, sin excepcin, les fue dispensado el mote de terroristas.

    Excede largamente a este trabajo ofrecer un completo estudio del fenmeno, pero concluiremos

    el acpite expresando que as como no negamos en absoluto la existencia de acciones y grupos

    que hacen del terror su forma de actuacin justificada en la disimilitud de fuerzas (y a los cuales

    resulta legtimo responderles), tampoco dudamos de la instrumentacin que en numerosas

    ocasiones se efecta de dichos actos violentos.

    A su turno, y en relacin con el concepto derechos humanos[50]tambin advertimos que puede

    ser considerado desde mltiples aristas, siendo algunas de ellas reveladoras del doble standard o

    rasero con el cual se comportan las grandes potencias. De manera anloga que con el terrorismo,

    afirmamos que han existido y existen mltiples hechos que expresan espantosas violaciones a los

    derechos fundamentales de la persona humana a todo lo largo y ancho del orbe; pero tambin

    manifestamos que en no pocas ocasiones el argumento de los derechos humanos es esgrimido

    con segundas non sanctas intenciones.

    Su puesta en escena (ms all de la famosa Declaracin Universal de Derechos Humanos de 194 ,

    fue dispuesta durante la Presidencia Carter[51]en 1977 y como herramienta estratgica poltica-

    psico-cultural en contra de la Unin Sovitica. Sus resultados fueron devastadores para sta,

    particularmente en el transcurso de la Presidencia Reagan. Los epgonos del mundo dominante

    advirtieron que lo que sirvi para despear a la URSS bien podra ser de utilidad para asfixiar a los

    hipotticos enemigos de los nuevos directores de la escena mundial. Los derechos humanos

    convertidos en una nueva suerte de religin, vendran a cumplir un papel preponderante en el

    nuevo orden que advena tras la cada del muro de Berln. Desde entonces las violaciones de los

    mismos han sido esgrimidas como excusa falsamente moral para esconder oscuras

    intenciones[52]. La existencia real de groseras violaciones a los derechos fundamentales en

    prcticamente todos los lugares del mundo, casi sin excepcin, no invalida para nada el argumento

    que estamos considerando. Fue as que todo aquel que tuviera una concepcin distinta a la de la

    weltauschang dominante, quedara expuesto al anatema de violador de los derechos

    humanos. El concepto pareca calzar como un guante en la oportuna mano del mundo islmico,

    convertido en el nuevo enemigo de EE.UU. y la civilizacin[53]. Incluso se realizaron

    conferencias internacionales[54]para determinar declogos de comportamientos humanos, fuera

    de los cuales, comenzara el amplio terreno de las violaciones a derechos fundamentales. Se ha

    buscado as, establecer parmetros homogneos y universales de las conductas humanas, lo cual

    podra llegar a constituir, vaya paradoja, una vulneracin al derecho humano a la diversidad. Tales

    intentos han naufragado en la multiplicidad de culturas (e intereses) imperantes.[55]

    El estado de Israel y el conflicto de Medio Oriente en el marco del mundo islmico

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    Consideramos ahora uno de los desafos ms graves y sugerentes que viene aquejando al mundo

    entero desde que la Asamblea General de Naciones Unidas[56]decidiera partir Palestina y crear

    Israel con la aquiescencia de todos los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. No habremos de

    efectuar una resea histrica sobre este conflicto sino que intentaremos aproximarnos al

    significado que detenta un estado particularmente singular ubicado en el punto nodal de una

    urdimbre de intereses geopolticos, estratgicos, econmicos y an religiosos de todo tipo.

    El estado de Israel constituye una presencia objetiva en el heartland del mundo rabe musulmn,

    operando cual punta de lanza atlntico-occidental de dicho espacio, labor estratgica para la cual

    es protegido principalmente por los Estados Unidos y su poderossima comunidad juda. Durante

    el transcurso de la confrontacin bipolar, Israel constituy un claro baluarte en defensa de los

    intereses globales del Oeste, desplegando un conjunto de actividades que fueron desde la

    contencin del terrorismo palestino hasta la provisin de armas e instructores para

    espantosos regmenes anticomunistas de Amrica Latina, frica y Asia.[57]Posteriormente,

    liberado el mundo de las cadenas del enfrentamiento Este-Oeste, la justicia de la causa palestina y

    el masivo apoyo mundial obtenido por sta, fueron arrinconando al estado de Israel en ellaberinto de perseguir una solucin militar a un problema poltico. Pese a la presin de la opinin

    pblica mundial, Israel ha continuado con su poltica de erigir el Eretz Israel (Gran Israel),

    haciendo de los Territorios Ocupados (T.O.) un inmenso solar en donde afincar colonias como

    metodologa de expansin territorial. Dichos colonos, provistos de una mesinica visin religiosa

    del Eretz Israel, constituyen el sector ms reluctante a dialogar en la bsqueda de la paz y son

    apoyados por los vastos recursos de todo tipo que se congregan en el poderoso lobby judo-

    americano American Israel Political Affairs Committee (AIPAC).[58]

    No obstante la existencia de estas posturas extremas, la idea de cambiar paz por territorios fue

    abrindose camino tanto en el interior del estado de Israel como en su importantsima dispora.

    Tal factibilidad de alcanzar un acuerdo ha generado consecuencias de amplsimo espectro en el

    seno de la comunidad juda mundial y por cierto en el estado de Israel mismo, dividiendo a aquella

    y a ste entre sectores afines a acordar con los palestinos en particular y el mundo rabe en

    general un modus vivendi pacfico promovido por la devolucin de los T.O. a sus legtimos dueos

    (con la aceptacin del status de Jerusaln propugnado por la ONU), y sectores que rechazan

    completamente tales propuestas, aduciendo motivos de origen mesinico-religioso para tan

    rotunda negativa. Se ha producido as una fractura transversal tanto en el interior del estado de

    Israel cuanto en la singular vastedad de la comunidad juda que habita en distintas y distantes

    regiones del orbe. Tal fractura ha alcanzado a los aparatos de seguridad israeles y an a sus

    Fuerzas Armadas[59], cual epifenmeno de la divisin estructural que carcome al estado de Israelmismo.[60]Tal circunstancia habr de tener enorme gravitacin en los prximos aos y dcadas

    del siglo que pisamos. Dichas consecuencias no habrn de limitarse solamente al espacio del

    Medio Oriente o al mundo islmico en general, sino que sus efectos se expandirn globalmente tal

    cual explicaremos mas adelante.

    Israel es hoy un estado rodeado de vecinos hostiles y en los cuales las cicatrices de las guerras

    trabadas con aquel, y por sobre todo, la ocupacin de Jerusaln y la Ribera occidental del Jordn,

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    le garantizan un odio profundo de las masas rabes y musulmanas (no slo de las palestinas),

    humilladas por la continua unilateralidad impuesta desde Tel Aviv. La denominada Primavera

    rabe, si bien abreva en las esperanzas defraudadas de millones de rabes, y no obstante sus

    dismiles expresiones, oculta sin duda un importante factor de resentimiento hacia el fracaso

    colectivo de la dirigencia rabe en su impotencia por poner coto al continuo uso de la fuerza de

    Israel contra el Pueblo palestino y dems rabes vecinos, libaneses principalmente. Y es que Israeles omnipresente en cualesquier anlisis que emprendamos en relacin con esta parte crucial del

    planeta y de la historia.

    Su taln de Aquiles lo constituyen la fractura producida en su seno, tal cual quedara expuesto

    supra, y el enorme desequilibrio demogrfico con respecto al universo hostil que le circunda (unos

    siete millones de judos rodeados por una muchedumbre de ms de cien millones de rabes),

    desbalance que tiende notablemente a incrementarse en el futuro inmediato atento a la

    exasperacin vegetativa de la poblacin rabe. Tan temible dato, incontrastable por lo dems, ha

    llevado a los importantes sectores de opinin y de poder en Israel (y fuera de l) que entienden la

    paz como nico escape al callejn sin salida en que se encuentra su estado, a comprometerse anms en la bsqueda de una paz real. Por el contrario, los sectores reactivos a renunciar al Eretz

    Israel afincan en la inocultable superioridad militar de Israel, su carta ms preciada y cuasi nico

    argumento para enfrentar el desafo. En tal sentido, el arsenal nuclear israel es la prima donna de

    tal posicin.[61]El inconveniente de tal postura es que la historia ha demostrado repetidamente

    que a posiciones rgidas suelen generalmente oponrseles conductas inflexibles.

    Las tecnologas duales[62]como matrices productoras de poder

    Una nueva piedra en el zapato israel es el desarrollo nuclear que la dirigencia iran ha iniciado a

    los fines de equilibrar el notorio desbalance estratgico que existe en la regin como consecuencia

    del podero militar del estado hebreo. En el corolario de una sideral inversin en tecnologas

    duales,[63]Tehern ha completado el manejo del ciclo de combustible nuclear siendo dicho

    programa advertido como una gravsima amenaza para Israel y sus aliados, principalmente EE.UU.

    y varios estados de la UE, particularmente Gran Bretaa.

    El libre desarrollo y posterior disposicin de tecnologas duales es una potestad que pone los pelos

    de punta a quienes pretenden continuar siendo los detentadores exclusivos de dicho oligopolio

    cientfico. De all las prohibiciones, trabas y controles de todo tipo que tales poseedores erigen

    para mantener en sus cofres blindados la disposicin de poder (o en otros trminos, la

    administracin de libertad) que tales conocimientos implican. En definitiva, lo que la Repblica

    Islmica de Irn persigue lograr con su carrera nuclear es algo que ya han alcanzado algunos de losestados que le niegan tal posibilidad (entre ellos el mismo Israel, EE.UU., Gran Bretaa y Francia):

    disuasin[64]o lo que es lo mismo, paridad estratgica en relacin con terceros para desenvolver

    con libertad su propia poltica exterior y resguardar de tal manera los intereses externos e internos

    que estima legtimos. Ningn estado poderoso que deba enfrentar un contencioso internacional,

    cualesquiera fuera ste, admitir la posibilidad que su contraparte goce de la libertad que otorga

    la disuasin, ya que de lo contrario deber negociar, no imponer. Se advierte claramente pues que

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    la disuasin es poder y que las tecnologas duales constituyen poderosos motores de ese proceso

    liberador. Es ni ms ni menos que lo hecho por India y replicado por Pakistn con motivo de su

    contencioso fronterizo por Cachemira. Es exactamente lo que persigue Corea del Norte con su

    notorio desarrollo nuclear y misilstico: negociar de igual a igual con USA (ms que con su par de

    Corea del Sur) su status poltico y su viabilidad econmica. En la actualidad, solo un puado de

    estados se ha animado a asumir el desafo de alcanzar los mximos niveles de disuasin. El tiempoinmediato dir si tales hechos son imitados por otros (Brasil, Turqua?).

    Hacia un cambio de paradigmas en el tablero estratgico mundial

    Los sectores duros del estado de Israel y del lobby sionista en EE.UU. apoyan la solucin militar

    contra Irn antes de que el mismo logre articular su primera ojiva atmica[65]. De proceder as,

    seguramente no alcance con un ataque convencional para eliminar el peligro que Israel arguye

    existe en su contra. Tal accin disparara una eclosin en todo el mundo, no solamente en el

    islmico, que pondra en serio entredicho el liderazgo norteamericano, con China y Rusia

    aguardando su oportunidad ante tamao dislate.

    Ahora bien estn dispuestos no solo los EE.UU. sino el SPM a mantener las insostenibles polticasexpansivas del Eretz Israel o por el contrario, presionarn para inclinar la balanza hacia el lado de

    quines aceptan la poltica de paz a cambio de territorios y recin despus vetar la proliferacin

    nuclear en la regin? Continuar Washington apoyando una poltica que solo ha servido para

    enajenarle la aceptacin de millones y millones de personas que para colmo habitan territorios

    repletos de petrleo? No parece infinitamente ms razonable para la prosecucin de los

    intereses globales de EE.UU. y sus aliados atlnticos, poner coto a visiones mesinicas y

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    ultrafundamentalistas de un problema solucionable? Menos creemos que el SPM soporte un

    conflicto armado de imprevisibles consecuencias en una zona de elevadsima densidad y que

    presenta soluciones razonables.

    Los fanticos del Eretz Israel, seguramente anonadados con su propio inmenso poder

    (principalmente de base financiera en Nueva York y Londres; ms el soporte del AIPAC y elargumento nuclear ya descripto), no advierten que en su confrontacin global con China, EE.UU.

    no puede continuar con la hemorragia de potenciales aliados que ya consideran a los crculos

    dominantes de USA como escandalosamente irracionales y peligrosos. Son fuerzas que no dudarn

    en ponerse del lado de China o Rusia ahora que a nadie se le ocurre en su sano juicio, por

    relacionarse o acordar con dichos estados, se vean afectados los derechos que las gentes del orbe

    entienden bsicos, tales los de propiedad privada o libre disposicin de los bienes propios. La

    conformacin del Eretz Israel ya es inviable. China constituye un desafo superior al convite de

    sostener lo insostenible.

    La sutil disminucin en la diatriba antiterrorista por parte de la Casa Blanca (en donde la

    muerte de Bin Laden aparece como muy oportuna)[66]; la inesperada y casi instantnea

    Primavera rabe[67]; el descabezamiento de las cpulas de los servicios de inteligencia y del

    Pentgono[68]paralelamente a la designacin de funcionarios de altsima jerarqua[69]con

    vocacin dialoguista a la par que refractarios al lobby del AIPAC y las maniobras de cerco

    geopoltico ya descriptas, avalan la presuncin de que nos encontremos por ante una

    aproximacin indirecta para confrontar con China y mantenerla contenida.

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    Dr. Marcelo Tourio

    Algunas reflexiones finales

    Con la provisoriedad que hemos propugnado al inicio de este trabajo y ante una situacin

    internacional tan altamente dinmica y cambiante amerita una reflexiva prudencia, diremos que

    en los prximos aos (pensar en trminos ms largos parece descabellado) asistiremos a una

    disputa cada vez mayor por el manejo y control de los recursos naturales (con el agua como un

    bien muy preciado), confrontacin en la cual los flujos energticos (gas y petrleo) habrn de

    descollar por su magnitud. La puja por las soberanas alimentarias continuar ocupando el mismo

    nivel de importancia que el factor energa y el control de las herramientas tecnolgicas ser tanto

    o ms rgido que hasta el presente.

    La estructura econmica continuar con la praxis que hemos descripto, mantenindose el SPM (a

    travs del FMI, BM, OMC y dems) en su rol de rbitro y promotor de plusvalas en el marco

    general de una agresiva lucha por los mercados. El proceso de acumulacin seguir impertrrito su

    camino. Solamente una situacin de extremada gravedad (la cual hasta resulta complicadoimaginar), podr modificar tal esquema. De all que la pobreza estructural, el hambre, las

    enfermedades, el desempleo y las migraciones, continuarn tambin su curso. Creo muy previsible

    en tal perspectiva, presenciar un crecimiento demogrfico sostenido y un mayor impacto en

    perjuicio del medio ambiente global. La violencia, ora desembozada, ora ms soterrada, sern los

    corolarios del diagrama. El narcotrfico continuar su marcha ascendente como aportante de

    flujos financieros al sistema a la vez que como metodologa de control poltico-social y los

    fundamentalismos religiosos sern vlvula de escape, a la vez que proveedores de argumentos de

    retaliacin al SPM imperante. En tal finalidad, es casi seguro que presenciaremos resonantes (e

    hiperpublicitados) actos terroristas as como imprevistas luchas en el interior de estados

    dscolos como la terrible guerra civil que sacude a Siria.

    Los estados nacionales continuarn siendo actores centrales en la arena mundial, particularmente

    las grandes potencias y las estructuras de integracin o asociativas o confederales. Las

    organizaciones internacionales continuarn participando en la administracin de una nueva

    multilateralidad digitada desde el SPM. La ONU aumentar sus actividades y continuar siendo

    caja de resonancias ambivalente de la realidad internacional; seguramente deber efectuar

    reformas que reflejen los profundos cambios producidos y a producirse[70]. La Corte Penal

    Internacional adquirir mayor protagonismo, probablemente al costo de transformarse

    definitivamente en un tribunal tnico[71], con una ley penal internacional aplicada

    implacablemente a individuos ubicados fuera del SPM.

    El dominio del espacio ultraterrestre seguir en manos de EE.UU., la potencia hegemnica

    tecnolgica, al menos, atento a las significativas inversiones efectuadas por otros estados, circa

    2030/40.

    La confrontacin USA-China, que es ya un dato central de la lucha por el poder mundial, habr de

    constituirse en un futuro inmediato, en el pivote central sobre el cual habrn de girar los sistemas

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    de alianzas de las relaciones internacionales. Existen argumentos tanto a favor de sostener la

    hiptesis que dicha confrontacin ser de maneras pacficas como en contra de la misma.

    Confiemos en que EE.UU. acepte el convite en paz. El SPM influir para ello; no le conviene en

    absoluto que su orden mundial se desmadre en una guerra termonuclear.

    Europa proseguir con su declinante estrella y perder protagonismo internacional a manos de laCuenca del Pacfico y el timonel asitico. Los cambios y transmutaciones culturales, no solamente

    econmicas, sern de enorme magnitud y de alcance global. Amrica Latina seguir al Brasil si

    quiere ser[72]. frica continuar como proveedor de materias primas esenciales y recursos de

    todo tipo, con muy pocas oportunidades de articular un proyecto comn, dividida y debilitada por

    sus desencuentros tnicos, religiosos y tribales.[73]

    Lo que suceda con y dentro mismo del estado de Israel y la poderosa comunidad financiera

    internacional a l vinculada, revestir una importancia fundamental no solo para el Medio Oriente

    sino para el resto del mundo. All se decidirn, en no mucho tiempo ms, cursos de accin de

    dimensiones globales.

    Queda pues planteado el tema y ofrecida la invitacin intelectual a pensar el mundo, nuestra

    casa comn, desde nuestro propio ser y nuestros propios intereses, en este joven y fascinante

    siglo que transitamos plagado de desafos, peligros y oportunidades. Espero haber podido

    contribuir a ello.

    Agradezco muy especialmente a la Directora del Mster, Profesora Dra. Milagros Otero Parga, la

    generosa ocasin que me brindara de compartir mis ideas y reflexiones con tan distinguidos

    colegas.-

    Citas:

    [1]Trabajo elaborado para el Mster en Relaciones Internacionales, Negociacin y Protocolo

    dictado en la Escuela Jacobea de Posgrado, Veracruz, Mxico, en conjunto con la Universidad de

    Santiago de Compostela, Espaa, enero de 2013.

    [2] Heidegger, Martin, Lgica-La pregunta por la Verdad, Alianza Editorial, Madrid, 2004.

    [3] Confrntese al respecto toda la obra de Carl Schmitt, particularmente Teologa Poltica y Teora

    de la Constitucin, como as tambin el original pensamiento de Donoso Corts o ms

    contemporneamente a Samuel Huntington. .

    [4] Advirtase sino la actuacin del Consejo de Seguridad de la ONU, el cual procede como rgano

    oligrquico de la Sociedad Internacional y en absoluto como un ente promotor de la paz y la

    seguridad internacionales tal cual le constrie la Carta de San Francisco. Es el caso tpico y

    paradigmtico del acuerdo de un puado de estados (y de intereses especficos) para cogestionar

    en comnen la medida que dichos intereses coincidan- sus decisiones, impuestas al resto de la

    comunidad internacional.

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    [5] Tomo este concepto del socilogo y economista egipcio Samir Amn, respecto de cuya obra

    recomiendo vivamente su atenta lectura y consideracin.

    [6]Ambas estadsticas de la UNESCO, 2009.

    [7]Ntese que empleamos el trmino transnacional en vez del ms comn multinacional

    atento a que ms que las mltiples filiales que posea una GCT en otros tantos estados, lo que le

    otorga su tono y densidad es precisamente el carcter transnacional del emporio, esto es, su

    calidad de estar ms all o por encima de las naciones o estados. General Dynamics o Unilever

    por citar algunas, invisten un poder muchsimo ms importante que la prctica totalidad de los

    estados en los cuales operan. Su capital es sustancialmente mayor que el PBI de los estados en los

    cuales se afincan. Ni hablar de los bancos. Tal el poder de las modernas GCT.

    [8]Estados Unidos de Amrica es el primer deudor del mundo. Si bien la composicin y origen de

    dicha deuda es distinta a la del otrora denominado Tercer Mundo, el dato sirve para tener una

    dimensin de la labilidad en la cual se halla asentado el sistema econmico mundial, leucmico

    por la supremaca de una economa especulativa por sobre la economa productiva.

    [9]Expresado terica y prcticamente en el denominado neoliberalismo.

    [10]Para un sistema que ha engendrado el colonialismo, el trfico de esclavos y la carrera de

    armamentos entre otros agrios frutos, no debera sorprendernos que acoja en sus brazos al

    comercio mundial de drogas prohibidas.

    [11]El narcotrfico se erige as en singular vector poltico de naturaleza binaria: generador de una

    inmensa masa dineraria sostenedora del sistema y valiossima fuente de control poltico en las

    franjas ms jvenes (y potencialmente ms peligrosas e inestables) de las sociedades.

    [12]No otra cosa constituyen la UE, el MERCOSUR, la CELAC o la CEI con Mosc como centro

    articulador.

    [13]Que tal como queda dicho, expresan su poder en no pocos casos mediante las sinergias

    confederales y estructuras regionales referidas supra.

    [14] De all que consideremos a la corrupcin estructural anidada en un estado ms como un

    fenmeno poltico que como uno delictivo. Para el caso, las similitudes (y complicidades) con el

    narcotrfico son evidentes.

    [15]La disputa por los puestos laborales, en ocasiones feroz ya que la escasez de aquellos sereplica en los estados a los cuales afluye la mano de obra desocupada, se expresa como reaccin y

    en no pocas ocasiones, mediante el intolerante rostro del racismo. Es una de las explicaciones al

    crecimiento y persistencia del Front National de la familia Le Pen en Francia.

    [16]Las sociedades con razonables standares de justicia social, educacin y salud, generan

    crecimientos vegetativos negativos. Tal parece la ms razonable metodologa para contener

    naturalmente la explosin demogrfica.

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    [17] Anualmente mueren por causa del hambre en el orbe unas 40 millones de personas,

    cantidad similar a la producida en la mayor conflagracin blica de la historia que dur casi seis

    aos (1939-1945).

    [18]La guerra de los Grandes Lagos en frica Central entre las etnias tutsis y hutus, acaecida en la

    ltima dcada del siglo pasado, produjo en tres aos unos cuatro millones de muertos, sin que talcatstrofe haya propiciado intervencin humanitaria alguna.

    [19] Anualmente mueren por malaria en el mundo unas tres millones de personas, enfermedad

    fcilmente evitable con sencillas campaas de salud de relativo bajo coste.

    [20] Con sus viejas disputas fronterizas con Rusia (ro Ussuri) y la India, su problema intestino con

    el Tibet, la presencia estadounidense en Afganistn, Pakistn y las islas Aleutianas, la rusa en las

    Kuriles as como con su flota del Pacifico en Vladivostok, el archipilago japons cual barrera hacia

    el Ocano Pacifico, Taiwn reclamada por Beijing pero protegida por USA, y Corea del Sur

    penetrando con su pennsula en el Mar Amarillo, se comprender que en cierta medida los chinos

    se sientan asfixiados geopolticamente. En tal frecuencia debe entenderse la botadura de suprimer portaaviones en el ao 2012 cual una modalidad efectiva de proyectar poder martimo.

    Como comparacin, USA detenta ms de veinte portaaviones nucleares que surcan todos los

    mares del globo.

    [21]La participacin china en explotaciones minerales y petroleras en frica alcanza ya

    dimensiones de gran magnitud. Por detrs del conflicto armado de Darfur, se encuentra una sorda

    disputa petrolera entre USA y China. En Turkmenistn, capitales chinos han construido el

    ferrocarril de alta velocidad que une los dos estados. Asimismo en Latinoamrica, China est

    adquiriendo gigantescas extensiones de tierras y capitales e ingenieros chinos habrn de aportar

    su dinero y tcnica para horadar Nicaragua y construir un nuevo canal interocenico, el cual estarfinalizado en los prximos 15 aos y superar con creces al Canal de Panam. Advirtase el desafo

    que tal ingenio supone para la hegemona norteamericana en su patio trasero.

    [22] Lo cual no ha impedido ciertas situaciones de tensin como las ocurridas con determinados

    vuelos de incursin estadounidenses sobre su espacio areo, las disputas insulares con el Japn, el

    status de Taiwn y Corea del Norte y el apoyo de Washington a la disidencia china.

    [23]La brutal actuacin de USA, UK y Francia en la cuestin Libia en el ao 2011 fue una

    demostracin, entre otras cosas, de la decisin de dichas potencias occidentales de frenar y

    advertir a Beijing respecto de su rol africano.

    [24]Parece razonable que Washington (y Nueva York) habrn de sentirse tentados a contenerse

    en relacin con los chinos si saben que su propia economa depende de que los bonistas

    orientales puedan dormir tranquilos. Cosas de la interdependencia econmica y de la

    arquitectura de la globalizacin financiera en curso.

    [25] Creemos con Heidegger que el hombre no es un sujeto arrojado al cosmos despojado de

    toda vinculacin con su mbito geogrfico, cultural e histrico. Por el contrario, entendemos que

    http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref17http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref17http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref17http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref18http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref18http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref19http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref19http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref20http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref20http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref21http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref21http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref22http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref22http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref23http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref23http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref24http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref24http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref24http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref23http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref22http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref21http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref20http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref19http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref18http://www.dossiergeopolitico.com/#_ftnref17
  • 7/29/2019 Las relaciones internacionales en el Siglo XXI.docx

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    el hombre se ubica, se sita en un lugar y en un tiempo concretos (dassein-ser ah). De all que

    carezca de sentido prctico hablar del hombre universal.

    [26] En una rediviva reedicin del principio Drang nach den Osten del general-filsofo Karl

    Haushofer.

    [27]Advirtase sino la escasa cantidad de bases y facilidades portuarias en el exterior que la flota

    sovitica posee en la actualidad comparada con el nmero que exhiba en la era sovitica. Hoy les

    queda la base de Tartus en Siria (al menos por ahora atento a la volatilidad de la situacin en ese

    pas) y muy pocos puntos de aprovisionamiento ms.

    [28] Sistema armamentstico que se pretende establecer en dichos estados con la excusa de la

    amenaza de vectores iranes, cuando en realidad de lo que trata la OTAN es tornar ineficaz la

    disuasin rusa de sus misiles de alcance intermedio dirigidos a Europa Occidental.

    [29] Segn un reciente estudio del Instituto para la Paz de Estocolmo, EE.UU. gasta anualmente

    700 mil millones de u$s, seguido por China con 170 mil millones y Rusia con 54 mil millones.Advirtanse las significativas diferencias. Brasil es el cuarto mayor presupuesto en la actualidad

    con 35 mil millones. Los gastos militares son esenciales para medir el grado de proyeccin de

    poder que un Estado se proponga efectuar en un futuro inmediato y la voluntad poltica dispuesta

    a tales fines. Los gastos en educacin y cultura (quede claro que entendemos a la tecnologa como

    un epifenmeno de la cultura de un conjunto humano especfico), tambin constituyen un reflejo

    de aquella voluntad colectiva de ser de un puebl